CARMEN ALCALDE
EL GRITO Y LA MORDAZA LA DESGRACIA DE SER PERIODISTA
ILUSTRACIÓN DE PORTADA: ANNA GRIMAL
Primera edición: febrero de © Carmen Alcalde,
© Ediciones Carena,
Ediciones Carena c/ Alpens, - Barcelona T. www.edicionescarena.com info@edicionescarena.com Diseño de la colección: Silvio García-Aguirre www.cartonviejo.net Diseño de la cubierta: Rocío Morilla www.rociomo.com Ilustración de portada: Anna Grimal Maquetación: Zaira Escamilla De la entrevista a la autora: reporterojesus.com DEPÓSITO LEGAL: B - ISBN ---- Impreso en España - Printed in Spain Bajo las sanciones establecidas por las leyes, quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización por escrito de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento mecánico o electrónico, actual o futuro —incluyendo las fotocopias y la difusión a través de Internet—, y la distribución de ejemplares de esta edición mediante alquiler o préstamo público.
E
s difícil hablar de Carmen Alcalde, sobre todo porque en su cuerpo delicado, casi como una nota de música, se esconde una porción de la historia contemporánea de nuestro país, y no solo sobre la vindicación feminista, aunque reconozco que es la que mejor le articula. Ella pertenece a ese tipo de mujeres cuya lucidez sobrecoge y que el tiempo no consigue erosionar su tono musical. Es una lucidez mantenida y sobrevivida a pesar de las ausencias, a pesar del contrapunto y a pesar de la sinrazón colectiva y corporativa de un colectivo —el periodista— que no quiso acoger una manera de mirar justa y profundamente reivindicativa. Es cierto que sus rasgos están ahora dulcificados, puedo verlo cuando comparto instantes con ella. Pero su pensamiento sigue siendo incisivo y vivo. Su decir en El grito y la mordaza es directo, claro, penetrante, casi tanto como sus pausas y sus risas cuando habla de su trayectoria, tanto profesional como de experiencia vital. Carmen Alcalde es cauta, y ya no dice más de lo que debe. Por eso, no deja de sorprenderme la insobornabilidad que todavía transmiten sus gestos y miradas. Su aliento dulce me recuerda desde algún lugar de profunda concordia y admiración, que siempre se ha atrevido a cambiar la indolencia por la magnanimidad, la insolencia por la generosidad y la ausencia por la memoria. Elena Morilla, editora
I ENTREVISTA A LA AUTORA Jesús Martínez Le arrastraron por la AP-7 de Jerusalén, y se magulló las rodillas con los adoquines desgastados por las carretas romanas que distribuían el mijo en la población local. Se torció el tobillo izquierdo, y el tobillo derecho le dolía horrores, a causa de una patada malintencionada del más malvado de los centuriones con tricornios de charol y capas tenebrosas. Le empujaron a mala leche, le hicieron la zancadilla, le hicieron perder el equilibrio para que el madero le contusionara las cervicales y que su cuello se replegara como el acordeón de los gitanos rumanos del metro. Habida cuenta de que ese Jesús era negro, díscolo y buen samaritano, la guardia represora más ganas le tenía. Cuando a Jesucristo le remacharon los clavos oxidados, largos como la punta de lanza de la Torre de la Libertad neoyorquina, y le izaron en la Cruz, en cuyo palo vertical dos enamorados habían grabado sus nombres en el centro de un corazón flechado, el Jesús Negro, apaleado, esclavo en las caballerizas de los senadores victorianos, se tragó la baba sanguinolenta de color ketchup de las vísceras que le salían por la boca. Ni los cuervos se atrevieron a sacarle los ojos. Temían algo que enlazaba con el postulado de su fe de una manera sinóptica. Los cuervos evitaron picotearle porque veían en Él los elementos contra los que luchó Felipe II. En el hombro, el Jesús Negro se había tatuado al Che. Siendo agnóstica, Jesucristo es el hombre que más admira Carmen Alcalde (Girona, 1936), reportera de descabellados
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sucesos sociales y virtuosa en la facultad de enojar a los poderes, de cualquier tipo y de cualquier condición, pero siempre unidos en el interés compartido de su permanencia. Carmen Alcalde ha publicado en Ediciones Carena Vete y ama, la novela de una mujer que disfruta de su feminidad como de un antojo de frambuesas, sin ceder al pecado capital ni a la cartilla de la catequesis: «…[mujeres que] triunfaron en diversas organizaciones a cambio de convertir en tragedia su vida íntima asumiendo la consigna tradicional de mostrarse fieles con todos menos consigo mismas». Piwi es un gitano de L’Hospitalet, familiar demasiado cercano de Benito, el colega del Casco con quien he pasado la edad de la inconsciencia y a quien podría poner mi vida en sus manos antes de irme de vacaciones a Lisboa. Piwi rasgaba la guitarra porque no tenía suficientes tablas para tocarla como es debido. Entre dos aguas, de Paco de Lucía, le entusiasmaba tanto que con esa partitura y con una jarra de cerveza se tiraba las horas muertas en La Oveja Negra. Tuvo un sueño, que yo no sé si fue pesadilla: «Se me ha aparecido Jesucristo en bata». Me acuerdo de Piwi y de la resurrección y de la salvación del tercer día cuando una mañana de diciembre, tres días antes del día de Navidad, y antes de las tres, Carmen Alcalde se me presenta en bata, en el pasillo de su casa, un número impar de la avenida de Mistral de Barcelona. Carmen Alcalde necesita cinco minutos para florecer, y le sobran cuatro minutos. Dorada como las murenas que caen en las redes de los marineros asaz fornidos, convicta de los hados de la coherencia y de la honestidad (que, en este caso, sí es sinónimo de honradez), y de una palidez descolorida que se debe más al motivo de sus actos bienintencionados pero adversos que a una anemia galopante en la transfusión de sus ideas. «Sóc coherent i compromesa, i els compromisos m’han fet patir.»
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Su despacho, tan bien amueblado como su azotea de mimosas, deviene un apósito de su personalidad, y los detalles deslizan en chorreras como las de los jamones de Trévelez: la fotografía de un vietcong herido de muerte, con la autenticidad de Federico Borrell en Muerte de un miliciano, la instantánea de Capa que refleja los horrores de la guerra incivil; un calendario con las últimas horas del 2009 en el cuadrilátero del mes yaciente; un venerable crucifijo de madera, que por el lugar que ocupa y el candor que transmite recuerda a los que se colocaban en la cabecera de la cama de nuestros abuelos; un cáliz de plata en el que el vino se ha transformado en un manojo de cigarrillos Pall Mall, y una biblioteca de petitorias y requisiciones, pequeñita y deslumbrante, a pesar de la nota marginal que la acompaña en su desasimiento («m’he desfet de molts llibres abans que m’enterrin»). La aznaridad, de Manuel Vázquez Montalbán; Cuentos completos, de Mariano José de Larra, y Del sentimiento trágico de la vida, de Miguel de Unamuno. Biografías de Édith Piaf y Simone de Beauvoir. «Una de las mejores formas de recrear el pensamiento de un hombre: reconstruir su biblioteca», dejó escrito Marguerite Yourcenar en Memorias de Adriano, o Adriano en las memorias de su postrera secretaria. En lo que nos concierne, el hombre de Marguerite es una mujer. Me hace pasar a su remanso de paz, en el que queda el tablero de ajedrez como el paisaje de la única batalla que en la actualidad sostiene, olvidada por molesta y repudiada por su ministerio. («Ara la premsa és insuportable, ha perdut la força, i és tremendament partidista, i l’ofici de periodista s’ha perdut amb Google: copiar i no trepitjar el carrer. Els periodistes no tenen ni veu ni vot.») «M’han deixat de trucar per ser un incordi. Els meus reportatges sempre han estat agressius. He denunciat allò que
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he considerat injust», se defiende con la naturalidad de Letizia antes de que cambiara el micro por la sortija montada en oro blanco de las princesas. Así es, y la lástima es que su ejemplo de arquera parta no cunda. El 10 de abril de 1965 sacó a la calle el primer número de Presència, la revista insignia del reporterismo hecho en Catalunya: «Volíem un nom que no s’hagués de traduir, que fos català i castellà alhora». La redacción se instaló en el número 433 de la avenida José Antonio (hoy Gran Via de les Corts Catalanes). Valía 8 pesetas. Hasta los anuncios rebosaban vitalidad: «Cuando se hace una pausa, Coca-Cola refresca mejor». Llegó a ejercer la dirección durante tres años, con la inestimable asunción de los colaboradores de entonces, que cobraban con la recompensa de la consagración: Maria Castanyer, con sus crónicas desplumadas («El lunfardo, el xarnego, el rosal bacavá i altres formes dialectals catalanes»); Maria Aurèlia Capmany, con sus juicios de contrapeso, los hermanos Moix (Ana María y Terenci)… «Manel Bonmatí, el propietari, un periodista que havia treballat als diaris de la República, se la va vendre al Bisbat, i ens va deixar en l’estacada, amb una mà al davant i l’altra al darrera, amb un munt de segrestos, multes i processos derivats de la llei de premsa de Fraga Iribarne. L’últim número que vam treure abans del traspàs el vam fer amb la portada de color roig, en senyal de protesta», dice, y chupa el cigarro y se traga el humo sin atragantarse, con la vista puesta en el primer tomo encuadernado de su obra completa, extensa y tocapelotas como la de Blasco Ibáñez en su momento, aun siendo abrumadoramente distinta. «A la censura l’intentàvem enganyar com podíem. Enviàvem les galerades sense els títols ni les fotos, fins que vam colar aquest editorial: “Johnson, criminal de guerra”. La policia es va presentar a la impremta i va parar les màquines. Anys molt bons però amb molts sustos.»
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De hecho, las sanciones las guarda como un tesoro fenicio en el galpón de su arqueta, en la que descansan sin haber sido pagadas las 75 multas que ha enlomado como un dossier. En Cuadernos para el diálogo escribió un reportaje con la comidilla de los reformatorios, la palabra desechada de los diccionarios, y le pasó tres cuartos de lo mismo: «El número també va ser segrestat i em van caure tres mesos d’arrest». En Destino, en una sección que abrió para recibir las bofetadas de la sociedad de abolengo, publicó el reportaje de la lucha de clases en la Maternitat: cómo las mujeres ricas dejaban a sus hijos al cuidado de las mujeres pobres que no preguntaban porque callaban lo que sabían: «La societat es va quedar estorada pel tractament que rebien les dones treballadores…». Luego, maldita ya y maldecida, pasó de curro en curro, con la cola de caballo de su arrojo recogida en un moño, para solo escribir «floretes»: Actual, Sábado gráfico, Triunfo, Diari de Barcelona, Hoja del Lunes… En El Triangle sufrió mobbing, cuando este anglicismo aún no se había importado. Comadrona de El Periódico de Catalunya, recibió la ayuda de dos mañosos braceros con el miedo de los primerizos, Antonio Asensio y Eliseo Bayo. «En tots aquests treballs vaig cobrar menys per fer el mateix treball que un home…», suelta indiscretamente, mientras teclea con esmero un mail en el ordenador portátil con ratón inalámbrico. La inferioridad del sexo, sin compartirla, la había asumido antes de que le abriera los ojos el comentario machista de un Santiago Carrillo que se había quitado la máscara y la peluca: «Vam anar 40 periodistes a un congrés del PC que es celebrava a París. Jo era l’única dona. Em vaig queixar, i el Carrillo em va murmurar: “De eso te ocupas tú”». Quizá él decía esas verdades cuando no le oía Pasionaria, a quien Carmen conoció y a quien retrató en La mujer en la guerra civil: «Una
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dona molt sosa, manipulada, encara que una dona del poble amb una veu impressionant, i espontània, inflamada». Como no podía ser de otra manera, rompió con la dirección soviética del PSUC —en el que militó— por discrepancias que otros se encargaron de acallar con el lazo de los «asuntos internos»: «Vaig intercedir per un company que va enxampar la policia i que van torturar als soterranis de Via Laietana. Va cantar, i per això el van donar de baixa del partit. Jo els vaig criticar la seva invulnerabilitat quan dormien cada dia als millors i més luxosos hotels». En Vindicación Feminista, mano a mano con Lidia Falcón, recuperó la línea de Ellen Key, Maria Deraismes yMartha Carey, las sufragistas que se preocupaban por los más pobres, siendo las mujeres las más débiles en el columbario de la pobreza. ¿Para qué? «Ahora la mujer se ha vuelto imbécil.» La explicación la prorratea con el análisis de gerencia de las centrales bancarias: «La dona ha involucionat, i la societat necessita un revulsiu perquè es doni compte de la situació real de la dona. Tu coneixes un home que vagi a fer feines? Per no parlar de la violència masclista. Dona que es separa, dona degollada [se pasa el filo de la mano por la yugular]. No t’ofenguis, però jo crec que és un problema bioquímic de distorsió de ‘la raça home’. La compulsió-impulsió de la prostitució dels homes jo no la puc comprendre. Hi ha quelcom malaltís en el component masculí. Quin cervell de dona inventa Guantánamo?». De ahí que su sueño irrealizable, aunque ella no lo sepa, sea el de la castración mental de la violencia gratuita. Carmen.—Un somni no complert? Que s’investigui a fons la testosterona dels homes. Reportero.—Ho veuràs? Carmen.—És la meva lluita.
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No tiene hijos. ¿Le hubiera gustado? Le hubiera gustado. Pero si no, razones tuvo. En el fondo, aún le persiguen las ménades de su madre, Josefina, una mujer deliciosa, afectuosa, equidistante, a quien no conoció y cuyo rastro ha ido olisqueando en los recuerdos de los demás y en todos los rincones de las proscripciones. «En el fons, és heretat de la meva mare. En tot allò que he escrit està la meva mare.» Un año después de haberla parido, en 1937, falleció («pobre dona, parir quatre fills i morir-se»). La persiana, medio echada. La luz entorpece. De pequeña se ponía el despertador a las cinco de la madrugada y se iba al comedor y se aflojaba las poesías y los pensamientos. «Volia fugir de Girona, una ciutat pobre i trista i intel·lectualment morta.» En el despacho de Carmen Alcalde (en su dirección de correo electrónico escribe Karmen, con ka de kilo), los papeles que salen de la impresora llenan la papelera, señal inequívoca de que escribe por necesidad (ahora la ocupa un relato sin título sobre la eutanasia). El abrecartas permanece sellado en el vaso mirriano de los lápices. Busca a su madre en los objetos. Un teclado Casio con los peldaños de sus notas blanquinegras toma en la esquina la temperatura de la música amable. «Sé que ma mare va ser una pianista exquisita.» Jesús Martínez, reportero
II DIJO EL POETA Salvador Espriu se detuvo en su tiempo para acusar recibo de mi primer libro de poemas, No huirás (1949), que fue escrito desde la soledad de mi estancia en Madrid para licenciarme en periodismo. 1949
Li escric en la llengua que vostè parla, lamentant de passada que no l’escrigui. Espero que aquesta carta la trobarà a París disposada a viure amb tota intensitat l’experiència i l’aventura de la gran capital. He llegit amb el més gran deteniment i amb el més desvetllat interès el seu llibre No huirás, un magnífic primer llibre de poemes, un recull que fa molt respecte. M’agrada la seva forma despullada —o, millor, descarnada— i la seva valentia a frec del impudor, un impudor molt femení, que ens deixa sempre, a nosaltres els homes, una mica parats. En aquest sentit, no s’està sovint de res i aconsegueix, gràcies a aquesta arriscada audàcia, els millors moments de l’obra, el poema IV, per exemple, que és un poema quasi perfecte. En general, m’agraden més les composicions curtes, fins i tot les epigramàtiques, que les llargues, i molt més les amatòries —que són per fortuna, una majoria— que les filosòfic-socialreligioses. M’atreviria a indicar-li que prescindís en endavant dels adverbis en «ment», fàcils i antipoètics, que vetllés l’exactitud i propietat de la puntuació i que s’esforcés a buscar una mica més de música, o millor, de ritme a la seva poesia. El
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ritme és essencial, encara que és un element molt misteriós i, en el seu sentit més profund, dificilíssim d’assimilar. Tant com les veritables i última sinceritat, que els joves tenen tendència a confondre amb la desvergonyiment i amb el tremendisme. Rebi la meva felicitació i el meu agraïment pel seu regal i les seves paraules. Endevino que vostè és molt intel·ligent i té una gran ambició. Li desitjo que aquesta es realitzi i que esdevingui una gran escriptora, i que es faci el mínim mal possible al llarg de la seva vida, la qual cosa pot obtenir si sap equilibrar el seu talent amb la seva passió. I no m’agafi bola per aquesta carta, i pensi que no és per defugir el camí de l’esclerosi i del temps.1 1949. Le escribo en la lengua que usted habla, lamentando de paso que no la escriba. Espero que esta carta la encuentre en París, dispuesta a vivir con toda la intensidad la experiencia y la aventura de la gran capital. He leído con mucho detenimiento y con el más desvelado interés su libro: No huirás, un magnífico primer libro de poemas, un recopilatorio que da mucho respeto. Me gusta su forma desnuda —o, mejor dicho, descarnada— y su valentía cercana al impudor, un impudor muy femenino, que nos deja siempre, a nosotros los hombres, un poco parados, sorprendidos. En este sentido, muy a menudo, no se está usted de nada, consiguiendo, gracias a esta arriesgada audacia, los mejores momentos de la obra, el poema IV por ejemplo, que es un poema casi perfecto. En general, me gustan más las composiciones cortas, incluso las epigramáticas, que no las largas, y mucho más las amatorias —que son, por fortuna, una mayoría— que las filosófico-social-religiosas. Me atrevería a indicarle que prescindiese en adelante de los adverbios en «mente», fáciles y antipoéticos, que velase la exactitud y propiedad de la puntuación y que se esforzase en buscar un poco más de música, o mejor aún, de ritmo a su poesía. El ritmo es esencial, aunque es un elemento muy misterioso y, en su sentido más profundo, dificilísimo de asimilar. Tanto como la verdadera y última sinceridad, que los jóvenes tienden a confundir con la desvergüenza y el tremendismo. Reciba mi felicitación y mi agradecimiento por su regalo y sus palabras. 1
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Carta 1
Li acuso rebut de la seva última carta, i permeti que la feliciti per ella, perquè la he trobat molt i molt ben escrita i intel·ligent. No fa falta dir que em pot tornar a escriure sempre que vulgui, en la llengua que més li plagui, sense cap preocupació. Aprofiti l’estada a París, tal com ja ho fa, segons veig, i allunyis de «polítiques» i de gent exaltada. La intel·ligència és irònica i freda i les rebel·lies, ni que siguin còsmiques, no condueixen a res.2 Carta 2 Que tingui un bon Nadal, encara que sembla que Jesús de Nazaret va néixer a finals de setembre o començament Intuyo que es usted muy inteligente y que alberga una gran ambición. Le deseo que esta se realice y que se convierta en una gran escritora, y que se haga el mínimo de daño posible a lo largo de su vida, la cual cosa podrá conseguir si sabe equilibrar su talento con su pasión. Y no me coja bola por esta carta, y no piense que es para escapar del camino de la esclerosis y del tiempo. 2 1959. Acuso recibo de su última carta y permita que la felicite por ella, porque me ha parecido muy y muy bien escrita e inteligente. No hace falta decir que me puede volver a escribir siempre que lo desee, en la lengua que más le plazca, sin ninguna preocupación. Aproveche la estancia en París, tal como ya lo hace, según veo, y aléjese de «políticas» y de la gente exaltada. La inteligencia es irónica y fría, y las rebeldías, ni que sean cósmicas, no conducen a nada.
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d’octubre (fet acceptat pels erudits catòlics més savis). Que li provi també l’any vinent i mani sempre el seu afm. Espriu.3 1960
Li agraeixo molt la seva carta del trenta de maig passat, i estic content que el meu llibre li hagi desvetllat algun ressò i li hagi semblat que tenia algun interès. L’he escrit perquè pugui, potser, servir a algú d’alguna cosa, com vostè sap, i m’agrada que una escriptora del seu talent i la seva sensibilitat no l’hagi trobat del tot inútil. Li desitjo molt d’èxit en els seus exàmens i en les seves realitzacions literàries, per aconseguir les quals es mereixerà sempre, n’estic segur, les millors quantitats de la seva personalitat notabilíssima i la seva tant remarcable sinceritat. En aquesta confiada espera, queda de vostè agraït, afm. Espriu.4 1959. Que tenga una buena Navidad, aunque parece que Jesús de Nazaret nació a finales de septiembre o a inicios de octubre (hecho aceptado por los más sabios eruditos católicos). Le deseo un buen año nuevo y quedo a su disposición para lo que pueda precisar. Su afm. Espriu. 4 1960 Le agradezco mucho su carta del treinta de mayo pasado, y me alegra saber que mi libro le haya desvelado alguna cosa y le haya suscitado algún interés. Lo he escrito para que, quizás, pueda servir de algo a alguien, como usted sabe, y me alegra que una escritora de su talento y de su sensibilidad no lo haya encontrado del todo inútil. Le deseo mucho éxito en sus exámenes y en sus realizaciones literarias venideras, que siempre merecerán, de ello estoy seguro, las mejores cantidades de su notabilísima personalidad y de su tan remarcable sinceridad. En esta confiada espera, le muestro mi agradecimiento, afm. Espriu. 3
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* Li agraeixo molt la seva cordial i sincera carta, i la tramitació del seu nou llibre de poemes, d’un títol i d’un contingut tant valents. L’he llegit de seguida, amb un gran interès, i he procurat endinsar-me en la seva singular emoció i entendre el dramàtic secret d’aquesta força que la porta a expressar-se amb una tant absoluta, directa i, a la vegada, austera nuesa verbal. M’agradaria poder ajudar-la, de veritat, més enllà dels convencionalismes de la cortesia. No crec que corri el perill de l’esterilitat poètica, ni que caigui mai en el pecat mortal de escriure per escriure. No crec tampoc —i penso que vostè ho sap molt bé— que aconsegueixi mai alliberar-se de sí mateixa. Ni, per altra banda, ho voldria, estic segur. Però la vehemència de la seva veu continua corrent en el risc de no arribar a la plena formulació lírica de la seva íntima lluita, tant interessant en el doble aspecte humà i literari, per un excessiu desdeny de la forma i per lliurar-se a un ritme —o a un tempo— massa accelerat. Provi de preparar una mica al lector, abans de tirar-li l’impacte de l’expressió contundent. Malícia de l’ofici? Potser sí. En tot cas, recordi que arrosseguem, pel cap baix, quasi tres mil anys de xauxineig de cuina, sense comptar amb els xupxup dels focs anteriors, i que, per molta terrissa que vulguem ara trencar (i em fa l’efecte que els problemes estrictament esteticistes —i redemptoristes— de les novíssimes escoles a vostè l’han de deixar, per sort, bastant freda i tranquil·la), hi ha un receptari essencial que, d’una manera o una altra, és necessari sempre tenir present. Això és el que em succeeix dins de la meva real, positiva, immensa ignorància. Em puc equivocar, clar, i de quina manera!, però la seva exemplar honestedat mereix el meu
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respecte i el tribut de la meva més estricta bona fe. Mani sempre al seu agraït i devot afm. Espriu.5
1960 Le agradezco mucho su cordial y sincera carta y el envío de su nuevo libro de poemas, con un título y de un contenido tan valientes. Lo he leído enseguida, con un gran interés, y he procurado adentrarme en su singular emoción y entender el dramático secreto de esta fuerza que la lleva a expresarse con tan absoluta, directa y, a la vez, austera desnudez verbal. Me gustaría poder ayudarla, de verdad, más allá de los convencionalismos de la cortesía. No creo que corra el peligro de la esterilidad poética, ni que caiga nunca en el pecado mortal de escribir por escribir. No creo tampoco —y pienso que usted lo sabe muy bien— que consiga nunca liberarse de sí misma. Algo que, por otro lado, no querría, estoy seguro. Pero la vehemencia de su voz sigue corriendo el riesgo de no llegar a la plena formulación lírica de su íntima lucha, tan interesante en el doble aspecto humano y literario, por un excesivo desdén de la forma y por entregarse a un ritmo —o a un tempo— demasiado acelerado. Intente preparar un poco al lector antes de lanzarle el impacto de la expresión contundente. ¿Malicia del oficio? Quizás sí. En todo caso, recuerde que arrastramos, como mínimo, casi tres mil años de chisporroteo de cocina, sin contar con los chup chup de los fuegos anteriores, y que, por muchos platos que queramos ahora romper (y me da la sensación de que los problemas estrictamente esteticistas —y redentoristas— de las novísimas escuelas, a usted le han de dejar, por suerte, bastante fría y tranquila), hay un recetario esencial que, de una manera u otra, es necesario tenerlo siempre en cuenta. Eso es lo que me ocurre, dentro de mi real, positiva e inmensa ignorancia. Me puedo equivocar, claro, y ¡de qué manera!, pero mi ejemplar honestidad merece mi respeto y el tributo de mi más estricta buena fe. Siempre a su servicio, su agradecido y devoto afm. Espriu. 5
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Li retorno la còpia dels seus poemes, amb els comentaris que veurà. Perdoni, però he de ser a la força breu. Molt content de les notícies sobre la revista i vingui a veure’m sempre que vulgui, amb breu avís, però amb molt de gust li presentaré el seu llibre català. No puc presentar llibres castellans, perquè tots som presoners de les nostres actituds. Estic segur de que es farà càrrec. Moltes gràcies per tot. Sempre seu, afm. Espriu.6 1965
Avui he rebut la seva carta datada el vint-i-set de març amb la qual acompanyava les cinc famoses preguntes. És senzillament fantàstic. Vam quedar que el divendres passat em trucaria per telèfon. Com que ja estem en la nit de dilluns i encara no m’ha dit res, li envio per correu certificat les proves que em va deixar, corregides. Seria necessari que les tornes a mirar, perquè han quedat força potineres. El més important a tenir en compte és el següent: 1- No es pot dir «Baix el punt de vista», sinó «Sota el punt de vista». Això és fonamental. 2- No es pot dir «Qui és el país», sinó «Quin és el país». Això també és essencial. 3- «Vernàcula» no és català. La paraula, encara que odiosa, és «Vernacle». 4- «Les 1961. Le devuelvo la copia de sus poemas, con los comentarios que verá. Perdone, pero he de ser breve a la fuerza. Estoy muy contento de las noticias sobre la revista, y véngame a ver siempre que quiera, con breve aviso, pero con mucho gusto le presentaré su libro en catalán. No puedo presentar libros castellanos, porque todos son prisioneros de nuestras actitudes. Estoy seguro de que lo entenderá. Muchas gracias por todo. Siempre suyo, afm. Espriu. 6
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grans cultures ens ignoren». No sé el que vaig escriure, però si vaig entendre «Les altres» va ser un error material, perquè així la cosa queda sense punta ni intenció. 5- En català és «Acontentar», i no «Contentar». Si ho vaig escriure així, que no ho escric, em vaig despistar d’una manera lamentable. 6«Si vostè s’havia de formular». El condicional construït amb imperfecte d’indicatiu és una forma catalana molt elegant i castissa. 6 Bis- En lloc de J. V. Foix, he posat Carles Riba, perquè seria altament imperdonable. Si l’altre nom cap, però, posi «Carles Riba i J. V. Foix». 7- «Flacio» no vol dir res. He suposat que el model era «Floració». 8- «Dominen les llengües castellana i catalana». Res més per avui. Disposi del seu afm. Espriu.7
1965. Hoy he recibido su carta del veintisiete de marzo, en la cual planteaba las cinco famosas preguntas. Es sencillamente fantástico. Quedamos que el viernes pasado me llamaría por teléfono. Como que ya estamos en la noche del lunes y aún no me ha dicho nada, le envío por correo certificado las pruebas que me dejó, corregidas. Sería preciso que las mirara de nuevo, porque han quedado bastante desatinadas. Lo más importante a tener en cuenta es lo siguiente: 1- No se puede decir «Baix el punt de vista», sino «Sota el punt de vista». Esto es fundamental. 2- No se puede decir «Qui és el país», sino «Quin és el país». Esto también es esencial. 3- «Vernàcula» no es catalán. La palabra, aunque sea odiosa, es «Vernacle». 4«Les grans cultures ens ignoren». No sé lo que escribí, pero si entendí «Les altres» fue un error material, porque así la cosa queda sin punta y sin intención. 5- En catalán es «Acontentar», y no «Contentar». Si lo escribí así, que no lo escribo, me despisté de manera lamentable. 6- «Si vostè s’havia de formular». El condicional construido con imperfecto de indicativo es una forma catalana muy elegante 7
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Com ja li he dit aquest matí per telèfon, estimada i admirada amiga, el seu llibre, més o menys autobiogràfic, Cartes a Lilith, m’ha agradat i m’ha interessat molt. M’ha agradat, de primera, per la forma. Sense ser un estilista, vostè domina un instrument magnífic, un castellà net, clar, simple, precís, elegant, al servei d’una intel·ligència desvetllada, lúcida. Es val de les misterioses i a la vegada rigoroses lleis del ritme i de l’harmonia. Arribarà molt lluny, però es para sempre just a temps: de res, massa. No es passi mai a una altra expressió i dinàmica, no s’arrisqui a perdre d’avançada fites i guanys durament i legítimament conquerits. El seu món és bastant coherent, dominat i establert perquè la temptin falsos vols i enganyosos cants de sirenes. M’ha agradat després, i primordialment, per la seva valentia civilitzada que, per tant, no exclou una sabia cautela. Dins sento el seu to apassionat, i la seva tristesa s’amaga en una matisada ironia, que per desgràcia ha tingut que pagar a un preu caríssim. Però —com es sol vulgarment recordar— res no es regala, res no es dóna de franc a la persona humana, en el seu breu camí que potser no és més que una il·lusió perpetua. No és res probable que sigui, com cau de sobte una pluja benèfica, cap mutació que ens aprofiti i ens canviï. M’ha interessat en tercer lloc, el que explica, no tant sols com ho explica. y castiza. 6 Bis- En lugar de J. V. Foix, he puesto Carles Riba, porque sería altamente imperdonable. Si hay espacio para el otro nombre, ponga «Carles Riba y J. V. Foix». 7- «Flacio» no significa nada. He supuesto que el modelo era «Floració». 8- «Dominen les llengües castellana i catalana». Nada más por hoy. Disponga de su afm. Espriu.
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Carmen Alcalde
Ambients i experiències alienes a mi, sovint increïbles si l’accent no fos sempre tan vertader, tant sincer. Lilith? No l’originari dimoni babilònic de la tempesta ni les avares e imprecises al·lusions bíbliques, clar, sinó les riques però ambigües —complexíssimes— implicacions de la fosca tradició rabino-cabalística. Em temo que vostè no s’ha de lliurar, al llarg de la seva sincera vida, dels seus turments, qui sap si en el fons dels fons dialectes, però els disciplinarà a voluntat i els mantindrà a ratlla amb la força, l’energia i l’exercici del seu gran talent literari —no pretenc la flatter—, des del suport d’una exquisida sensibilitat a carn viva i d’una evident qualitat humana, ben discernible, distingida. Improviso per escrit. Continuaré divagant de paraula, quan tingui la sort de veure-la. Mentrestant rebi el respecte, l’estima, l’aplaudiment i les més cordials salutacions del seu afm. Salvador Espriu.8 1979 Apreciada y admirada amiga, como ya le he dicho esta mañana por teléfono, su libro, más o menos autobiográfico, Cartas a Lilith, me ha gustado y me ha interesado mucho. Me ha gustado, primero, por la forma. Sin ser una estilista, usted domina un instrumento magnífico, un castellano limpio, claro, simple, preciso, elegante, al servicio de una inteligencia desvelada, lúcida. Se vale de las misteriosas y a la vez rigurosas leyes del ritmo y de la armonía. Llegará muy lejos, pero se detiene siempre a tiempo: de nada, demasiado. No se pase nunca a otra expresión y dinámica, no se arriesgue a perder meta y logros duramente y legítimamente conquistados. Su mundo es bastante coherente, dominado y establecido para que la tienten falsos vuelos y engañosos cantos de sirenas. Me ha gustado también, y primordialmente, por su valentía civilizada, que no excluye por ello una sabia cautela. Percibo su tono apasionado, y que por su tristeza escondida en una muy matizada ironía, ha tenido que pagar un precio 8
El grito y la mordaza.
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* Si em vol veure, amb entrevista o sense, estimada i admirada amiga, estic a la seva disposició. Prengui, però, truc telefònic. Sempre molt cordialment el seu afm. Espriu.9 * carísimo, por desgracia. Pero —como se suele vulgarmente recordar— nada se regala, nada se da gratis, al ser humano en su breve camino, que quizá no es más que una ilusión perpetua. No es nada probable que sea una mutación que nos cambie y de la que podamos obtener ventaja, como si cayera de repente una lluvia benéfica. Me ha interesado, en tercer lugar, lo que cuenta, y no únicamente el cómo lo cuenta. Aparecen ambientes y experiencias alienas a mí, a menudo increíbles si el acento no fuera siempre tan verdadero, tan sincero. ¿Lilith? No el originario demonio babilónico de la tempestad, ni las avaras e imprecisas alusiones bíblicas, claro; sino las ricas pero ambiguas —complejísimas— implicaciones de la oscura tradición rabino-cabalística. Me temo que usted no se liberará, a lo largo de su sincera vida, de sus tormentos, quien sabe si en el fondo de los fondos dialectos, pero los disciplinará a voluntad y los mantendrá a raya con la fuerza, la energía y el ejercicio de su gran talento literario —no pretendo la flatter— , desde el soporte de una exquisita sensibilidad a carne viva y de una evidente calidad humana, bien discernible, distinguida. Improviso por escrito. Continuaré divagando de palabra, cuando tenga la suerte de verla. Entre tanto, reciba el respeto, la estima, el aplauso y los más cordiales saludos de su afm. Espriu. 9 1979 Si me quiere ver, con entrevista o sin, estimada y admirada amiga, estoy a su disposición. Tome, pero, cita telefónica. Siempre muy cordialmente su afm. Espriu.
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Carmen Alcalde
Suposo que no està malalta, sinó enfeinada. La recordo amb l’amistat de sempre.10 1980
Lamento vivament, molt admirada i estimada amiga, els seus gravíssims i emotius problemes familiars. Li agraeixo molt la seva carta i tot el que em diu, però li prego que se senti sempre còmode amb el nostre tracte. No està ni estarà mai obligada a res respecte a mi i pot comptar a tota hora amb la meva comprensió, la meva simpatia i la meva amistat. Molt cordialment, el seu afm. Espriu.11 *
1979 Supongo que no está enferma, sino atareada. Le recuerdo con la amistad de siempre. 11 1980 Lamento vivamente, muy admirada y querida amiga, sus gravísimos y emotivos problemas familiares. Le agradezco mucho su carta y todo lo que me dice, pero le ruego que se sienta siempre cómoda con nuestro trato. No está ni estará nunca obligada a nada respecto a mí y puede contar en cualquier instante con mi comprensión, mi simpatía y mi amistad. Muy cordialmente, su afm. Espriu. 10
El grito y la mordaza.
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Si està malalta o molt enfeinada —i aquesta pot ser la pitjor malaltia—, sàpiga que la recordo i intento així acompanyarla. Ara, però, no se senti pressionada a contestar-me, que no fa falta.12
1980 Si está enferma o muy atareada —y esta puede ser la peor enfermedad—, sepa que la recuerdo y así intento acompañarla. No se sienta presionada a contestarme, pues, por lo que le digo, no hace falta. 12