I Mayo en Memphis: luz que llega y se aposenta en el día, con su beso sin mentiras. Llegando, aposentándose en la paz de esta luz tan mía, tan reconocible. Lo percibes todo: la yerba, la blanca flor del magnolio –el pájaro escondido– son partes de la totalidad. Mayo, luz, Memphis. Verde la luz del día, luz aquí, instalada: ella, en el verdor, para siempre.
Jaime María Ferrán
II Sobre la arquitectura bien ordenada –sobre las puertas, las columnas y balaustradas– un pájaro canta. Observa el mundo y sabe que allí hay vecinos. Canta como si todo fuese nuevo, como si hubiese nacido hoy un niño, o como si una flor que antes no existía, hubiese brotado. Deja, amigo, que su canto te entre y sea parte de tu existir en este recinto, en esta comunidad. Un pájaro canta, y al rato dos, tres, cuatro, y oyes la canción invadiendo el patio quieto en donde antes solo había silencio.
Media luna sobre Memphis
III El cielo claro, hace apenas algunas horas, se oscurece con ceniza. Lejos se oye que algo se mueve. A punto de estallar, el cielo va a desprender su carga de agua y entonces explota como un cañón: ¡truenos lejanos convierten el cielo en un volcán! Cae la lluvia con furia inesperada: pétalos destruidos, calles, ríos, jardines, mares. A punto de caer el cielo, ¡miedo a perderlo todo! Tanta destrucción: pozo, vértigo, abismo. Entonces, algo cambia, una mano amiga, y miras de repente solo caer la lluvia, sin entender, viendo la lluvia convertirse en hilo, el hilo en gotas, hasta que, lejos, ves el cielo abrirse
Jaime María Ferrán
con un soplo de paz, y el momento que llega: resplandeciente luz. IV La palabra que asciende, y se retuerce con brío, como todo lo que es impulso, como música, la palabra que quiere ser firme y reveladora. La que viene de un país desconocido, la que es migratoria, pero se aposenta como la amistad. Palabra, verso, conciencia y consonancia. Con ella, trabajando día a día, con el sudor y la insatisfacción. Con ella, afirmando la esperanza en el cielo, en las alturas. Ella, que va de boca a boca, anunciando la llegada de lo que menos esperabas, ella misma, su voz, su tono, la palabra salvadora.