CARMEN CAYUELA
NECESIDADES EMOCIONALES LAS RAZONES ECONÓMICAS DEL CORAZÓN
Primera edición: septiembre de © Carmen Cayuela,
© Ediciones Carena,
Ediciones Carena c/ Alpens, - Barcelona T. www.edicionescarena.com info@edicionescarena.com Diseño de la colección: Silvio García-Aguirre www.cartonviejo.net Diseño de la cubierta: Rocío Morilla www.rociomo.com Maquetación: Natalia Caro Martínez DEPÓSITO LEGAL: B - ISBN: ---- Impreso en España - Printed in Spain Bajo las sanciones establecidas por las leyes, quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización por escrito de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento mecánico o electrónico, actual o futuro —incluyendo las fotocopias y la difusión a través de Internet—, y la distribución de ejemplares de esta edición mediante alquiler o préstamo público.
Dedicado a mis hijos, JesĂşs y Fernando, mis inversiones mĂĄs rentables.
"…había conseguido por fin una teoría sobre la que trabajar." CHARLES DARWIN, en su AUTOBIOGRAFÍA
MIS RAZONES DEL CORAZÓN Todo está recogido en una frase. Una frase que me ha acompañado buena parte de mi vida. “El corazón tiene razones que la razón ignora” – BLAISE PASCAL Porque ¿lo ignora por no saber o por no querer saber? Lo sé, no existen verdades absolutas. Para ser coherentes, puede que tampoco lo sea la frase que acabo de reproducir. Se podría complementar. … y la razón tiene argumentos que el corazón no comparte… Un desencuentro complejo de abordar. El texto que inicio con estas palabras pretende ser un ensayo que recoja las “verdades” propias y ajenas con las que me he encontrado. Unas “verdades” contrastadas en la práctica de los procesos de Coaching o en las mentorías y las evaluaciones de la labor de los coaches profesionales, aderezadas con los conocimientos que me he ido proporcionando en el transcurso de la vida para comprender, o al menos para dar mi sentido, a algo tan complejo como es el comportamiento humano. En el abordaje de este planteamiento del mundo emocional estarán presentes, entre otras, la biología, la neurociencia, la sociología, la filosofía o la psicología. Es, sin embargo, la economía en la que agrupo todas las disciplinas, ya que considero
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que somos seres de naturaleza económica como el resto del universo. Una economía definida como “gestión de recursos escasos para obtener el máximo beneficio”. De ahí que utilice conceptos y términos económicos, permitiéndome licencias que intento justificar, así como claves o analogías para mostrar esa posible correspondencia con el mundo emocional. El neuromanagement y la neuroeconomía han venido a explicar hoy, biológicamente, lo que la psicología industrial, la publicidad y el estudio de las motivaciones de compra ya sabían sobre el comportamiento humano desde el siglo pasado. Al menos vivencialmente. Y la humanidad, intuitivamente, desde siempre. Este enfoque intuitivo relaja mis exigencias de aplicar una rígida metodología cartesiana. Es el resultado de vivencias y observaciones complementadas con elementos asociativos o correlacionados. Con elementos de información, opinión y ficción, planteo un modelo explicativo en forma de hipótesis en esquema, que me ha servido para intentar comprender las razones de los mundos emocionales. Un modelo práctico de los fundamentos de nuestra forma de ser, pensar y actuar, basado en mis propias conclusiones, que he recogido bajo el concepto de IECOACHING® y someto a la consideración del lector. Intentaré compartir los argumentos que me llevaron a elegir mis creencias en la confianza de que puedan ser de tanta utilidad a profesionales y curiosos como lo han sido para mí y para las personas a las que he podido acompañar en sus decisiones de cambio. … pero el corazón tiene razones que la razón puede llegar a comprender.
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Espero que mis reflexiones puedan dar pistas sobre la posibilidad de que las razones del corazón, no todas políticamente correctas, sean comprendidas por la razón. Lo que no se reconoce no se puede afrontar. Sería una apertura a la posibilidad racional de que exista un verdadero diálogo interior.
NECESIDADES EMOCIONALES LAS RAZONES ECONÓMICAS DEL CORAZÓN
I
UNA NATURALEZA EMOCIONAL ECONÓMICA 1. Coste, valor y precio emocional. 2. Fiabilidad de la información. 3. Eficiencia energética: patrones de creencias. 4. Crisis: Desequilibrios energéticos.
La naturaleza es egoísta. Razonablemente egoísta. Inteligentemente egoísta. Ha de mirar por sí misma para sobrevivir. Una supervivencia que se tiene que mantener con unos recursos limitados que son, fundamentalmente, ENERGÍA. Energía es la capacidad que tienen algunos elementos de la naturaleza para producir cambios en sí mismos y en los otros. Somos productores y producto del esfuerzo, de la energía aplicada. Una energía que influye y nos influye; que otros pueden demandar y que sirve para ser intercambiada. Una energía que no crea o destruye naturaleza, sino que la transforma al ser consumida o utilizada. Y el impulsor de la energía, el motivador para producir los cambios, sería un patrón o instrucción de mejora. Una instrucción de gestionar los recursos con la máxima rentabilidad, instrucción que vendría incorporada al ser energético que somos, sea por azar o no. Esa rentabilidad nos equilibra, nos proporciona bienestar, nos hace sentirnos felices.
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En este intercambio para la búsqueda de bienestar puede que sorprenda la constatación y reconocimiento del egoísmo o la hipocresía, pero son fundamentales para la generosidad y, por tanto, para el intercambio y la supervivencia emocional. Empezaremos por plantear y aclarar el lenguaje económicoemocional que vamos a utilizar en este planteamiento.
1. Coste, valor y precio emocional La naturaleza trata de obtener el máximo beneficio con el mínimo coste energético. Un coste entendido como la cantidad de esfuerzo que hacemos para movilizar las diferentes energías. Es nuestro esfuerzo energético para conseguir un resultado. Este esfuerzo puede ser físico, intelectual o emocional. El esfuerzo emocional realizado para satisfacer nuestras necesidades emocionales sería el coste emocional. El valor emocional es el resultado de la cuantificación subjetiva de ese coste. Es una evaluación personal. Cada persona realiza sus propias valoraciones. No solo tiene en cuenta las energías físicas o intelectuales que pone en juego, sino que asocia el esfuerzo a las circunstancias en que se produce y las suma para calcular el valor emocional. Así, un mismo esfuerzo puede tener un mismo coste pero un valor muy diferente, para distintas personas. Solo el necio confunde valor y precio - ANTONIO MACHADO El precio emocional sería el valor que se acuerda para cada intercambio energético. Los agentes que lo realizan establecen el valor de su esfuerzo. El precio emocional sería el valor final acordado de intercambio. Los precios de intercambio deben lo-
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grar un equilibrio de valoración subjetiva, para cada uno de los individuos que intercambian. El precio pagado debe ser equivalente al precio de intercambio percibido. Si el precio emocional pagado es mayor que el valor atribuido al intercambio, se produce un desequilibrio emocional. Así, si una persona valora su aportación de energía por encima de la percepción de energía que recibe, se generará una percepción de pérdida propia y de deuda del otro. No obstante, de forma temporal y voluntaria, también puede admitirse un precio mayor pagado o menor cobrado cuando estamos realizando inversiones emocionales, como luego veremos. Algunos términos y conceptos económicos aplicables: Las P del Marketing Productor: Persona que elabora/modifica el producto. Somos el productor/modificador. Producto o servicio: Características del elemento que va a ser presentado en un mercado/entorno de intercambio. También somos el producto. Producción: Proceso de transformación del producto para adecuarlo al mercado. Precio: Valor acordado para el producto en el intercambio energético. Debería cubrir la cantidad de energía y el esfuerzo subjetivo aplicado para obtener el producto. Publicidad: Presentación que destaca los aspectos favorables del producto. Promoción y venta: Presenta al mercado/entorno un producto y contacta con el interesado final. También es el momento en que se produce el intercambio. Post-venta: Mantenimiento de la relación para futuros contactos e intercambios.
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Vemos que el valor es algo subjetivo, porque las energías intercambiadas no tienen la misma ponderación, el mismo peso, la misma importancia para todos. Creamos nuestra propia realidad.
2. Fiabilidad de la información ¿Qué es la realidad, lo real? ¿Podemos llegar a conocer la realidad, si es que existe? Percibimos la realidad a través de nuestros sentidos y nuestro cerebro. Entendemos por realidad aquello que, si experimentamos varios y no hay contradicción, damos por bueno. Algo que acordamos que existe porque al experimentarlo todos obtenemos similares resultados que podemos compartir. Sin embargo, nuestra apreciación de las cosas y la diferente interpretación de los hechos ponen permanentemente en entredicho esa realidad, en apariencia única. Las cosas no son lo que parecen. Las cosas son, sobre todo, lo que a nosotros nos parece que son. Y el responsable de esta apreciación es nuestro cerebro. Para ver cómo funciona utilizaré algunos casos conocidos de ilusiones ópticas y que podréis encontrar en el Anexo 1: ILUSIONES ÓPTICAS. La realidad es solo una ilusión, pero una ilusión muy persistente - ALBERT EINSTEIN El cerebro se rige por normas y reglas (leyes de continuidad, proximidad,…) que afectan a la posición, colores, formas, sonidos, sensaciones. No importa si es real o no. Muestra las cosas como deben ser, según la norma que tiene establecida o ha desarrollado.
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Lo importante es la percepción que tiene de las cosas. “Vemos” lo que percibimos. Y cada uno percibe cosas distintas ante una misma situación. La verdad absoluta no existe, por eso podemos ser felices y coherentes opinando cosas diferentes. Nuestras percepciones se rigen por reglas que están programadas en nuestro cerebro. Y he podido comprobar que estas (y otras) reglas que se dan en el mundo de la percepción sensorial también se pueden reconocer, reproducidas o imitadas, en el mundo emocional. Cabría suponer que la naturaleza, a través de la evolución, y en su intento de mejora, ha aprovechado estas normas que daban un buen resultado práctico para aplicarlas a otras funcionalidades. Es una forma de economizar recursos y aprovechar sinergias. La evolución habría reciclado y utilizado herramientas primitivas del mundo físico y las habría adaptado a una nueva aplicación: la del mundo emocional. Así, en el mundo emocional también: - Todo es relativo. - Nuestra percepción es subjetiva. - Los aprendizajes anteriores nos influyen. - Arriesgamos juicios. - Podemos elegir entre varias referencias para interpretar una situación. - El entorno cultural influye en nuestras opiniones. - Existen malentendidos y vemos en los demás intenciones. - Nos fiamos de intuiciones. - Rechazamos lo que no encaja en nuestros esquemas. Conclusión general: NO NOS PODEMOS FIAR DEL CEREBRO. Pero ¿por qué nos engaña? ¿Cuál es la causa de que no nos podamos fiar de él?
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Nuestro cerebro también busca su supervivencia emocional. Tiene 3 motivos económicos: - Dispone de recursos limitados - por lo que selecciona y filtra la información - ya que su objetivo es su supervivencia El cerebro dispone de unidades de captura de datos, centros de análisis de la información, circuitos y procesadores que se han formado a lo largo de millones de años, con los resultados que conocemos. Sin embargo, su capacidad es limitada y la información que le llega supera sus posibilidades de gestionarlo todo. La mayoría de los procesadores informáticos, hoy en día, sobrepasan muchas de sus capacidades. Por eso, para optimizar sus recursos y sacarles el mayor partido, la instrucción de máximo beneficio le ha hecho seleccionar y filtrar gran parte de esa información; y selecciona lo que le parece más importante. Una importancia subjetiva. Lo que él toma como referencia, a lo que presta atención o lo que desecha, obedece a un criterio: ante cualquier estímulo se activa y actúa para mantener su supervivencia. Y, siendo la instrucción primaria la mejora individual partiendo de unos recursos limitados, la supervivencia no se consigue al adaptarse al entorno, sino buscando y ayudando a crear un entorno al que poder adaptarse.
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3. Eficiencia energética: patrones de creencias ¿Para qué nos engaña? ¿Con qué fin? No es su intención engañar. Su objetivo es aplicar los menores recursos en cada actuación. Los necesarios para contar con un margen aceptable de seguridad. Los recursos son caros. Tienen un coste. Obtenerlos e invertirlos implica consumo de energía. Nos engaña para ahorrar una energía limitada que hay que reponer. El cerebro se inventa cosas, que no suceden necesariamente, porque unos pocos datos le bastan para analizar una situación. Acude a su archivo estadístico e identifica un patrón efectivo almacenado en la memoria, un patrón creado a partir de datos obtenidos en experiencias anteriores, y asocia la escasa información de que dispone sobre la situación a las experiencias anteriores, atribuyéndole las mismas características y los mismos resultados. Busca continuamente patrones en cualquier situación, y cuando ajusta una situación a un patrón se recompensa con una dosis de oxitocina y dopamina, dándonos una sensación de bienestar. Son los refuerzos de la naturaleza para que repitamos las conductas que protegen la supervivencia. Se crean rutinas, patrones, automatismos del cerebro que se instalan en los circuitos neuronales y el cerebelo. Es un protocolo automático con instrucciones de creencia reactiva. Estas rutinas y patrones le sirven para reaccionar con el menor coste ante nuevas situaciones. La mielina, que recubre el cableado de la fontanería neuronal, se ocupa de dar mayor relevancia a algunos circuitos, lo que contribuye a reforzarlos y a dificul-
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tar el construir nuevos circuitos de reacción, nuevos patrones. Estos patrones reactivos pueden ser: - eficientes: con una rentabilidad aceptable. - poco eficientes: con baja rentabilidad. Incluye lo que llamamos malos hábitos. Los patrones emocionales son modelos de interpretación de datos. Los llamaremos patrones de creencias porque son respuestas emocionales que se incorporan a las situaciones por asimilación a situaciones anteriores. Es lo que hay que creer porque lo hemos creído también en una situación similar y nos ha dado resultado. Al igual que ocurre en el mundo físico (ej: los reflejos) los patrones emocionales incluyen modelos de respuesta. Están insertados en el plan de fabricación de creencias de respuesta eficiente. Su mayor inconveniente es que una vez consolidados son difíciles de cambiar. Aunque todos los patrones fueron en su momento eficientes para alguna situación concreta, su permanencia puede producir un estancamiento, dificultar un posible progreso. Patrones que fueron eficientes pueden convertirse en poco eficientes con el cambio de circunstancias. Algunos patrones vienen incorporados de serie en el producto (preprogramación). Si lloras te alimentan, te atienden. Ayudan a construir los apegos, un pegamento emocional que nos vincula a otros seres y asegura la atención de las necesidades primarias. Sucesivas vivencias irán construyendo e incorporando los nuevos patrones (programación), a partir de los conceptos ya elaborados. Pero, como ocurre en economía, cuando los modelos no funcionan hay que revisarlos. En el caso biológico, ya podemos recurrir a la ingeniería genética para que se modifiquen las generaciones siguientes. En el emocional, la transformación personal y el legado a otras generaciones es particular, aunque podría convertirse en cultural
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(genética social) a través de su incorporación a un sistema que promueva la educación emocional.
4. Crisis: Desequilibrios energéticos ¿Qué es para mi cerebro la supervivencia? Supervivencia es equilibrio. El cerebro se esmera en mantener un equilibrio energético (homeostasis). Todo lo que le desequilibra se convierte en un conflicto que pone en peligro esa supervivencia. Podríamos pensar que una vez conseguido el equilibrio se estabiliza, pero como debe seguir atendiendo a sus necesidades físicas, emocionales e intelectuales, y eso le hace consumir energía, se desequilibra continuamente. Debe mantener permanentemente un equilibrio dinámico. El cerebro ante cualquier estímulo se activa atendiendo a su supervivencia… Supervivencia = equilibrio energético … mientras atiende a sus necesidades… que lo desequilibran. Conflicto = desequilibrio energético Para proteger esa supervivencia no solo reacciona ante los conflictos, sino que se anticipa a los posibles casos que le puedan desestabilizar en cada situación. Ese estrés, que es el miedo a no contar con herramientas de respuesta, le produce un desequilibrio interno, un desequilibrio emocional. Es, entonces, cuando el mundo emocional empieza a tomar decisiones por su cuenta, para “sobrevivir”, basándose en sus patrones de creencia. La mayoría de las veces parece que a cualquier precio.
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Luego nos encontraremos con problemas derivados de unas decisiones emocionales que posiblemente no habríamos tomado si solo hubiéramos manejado los datos racionalmente. Y las acciones para restablecer el equilibrio producen un gasto emocional, un consumo energético… que luego hay que reponer. Es un ciclo recurrente. Esta creación de patrones de acción y anticipación, a partir de sus experiencias, llevan a un aprendizaje que se archiva en el cerebro en forma de estadísticas y a una previsión de acontecimientos que el cerebro calcula en forma de probabilidades.