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LUIS MARÍA LLENA LEÓN

TODOS LOS VESTIDOS DE LA DESNUDEZ


Primera edición: marzo de 2019 © Luis María Llena León, 2019 © Ediciones Carena, 2019

Ediciones Carena c/Alpens, 31-33 08014 Barcelona T. 934 310 283 www.edicionescarena.com info@edicionescarena.com Diseño de la colección: Sandra Jiménez Castillo Marina Delgado Torres Diseño de la cubierta y maquetación: Adrián Vico Imagen de portada: pxhere.com Corrección y coordinación: Jesús Martínez www.reporterojesus.com Depósito legal: B 5928-2019 ISBN 978-84-17852-00-9 Bajo las sanciones establecidas por las leyes, quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización por escrito de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento mecánico o electrónico, actual o futuro —incluyendo las fotocopias y la difusión a través de Internet—, y la distribución de ejemplares de esta edición mediante alquiler o préstamo público.


A Aquel que me sostiene. A ti, lector, pues solo cuando alguien lo lee y cada vez que alguien lo lee un poema se completa.



PRÓLOGO

Pedí a un amigo que me prologara estas páginas y se negó argumentando que un prólogo puede matar un libro. Si así ocurriera, me dijo, él cobraría fama de asesino y, en cambio, si desempeñara bien su labor de partero, la fama no lo alcanzaría, tan solo sería mía, por ser yo quien alumbró los versos. No sé si tiene razón, ni si es preciso que un libro tenga prólogo, ni si es un amigo. «No sé» es el mejor prólogo y resumen de este libro, en contra de lo que pudiera parecer a primera vista. Y, no obstante, una intuición recorre todos estos versos: que cuanto conocemos, cuanto percibimos por los sentidos, solo es una mínima parte de la realidad. Hay algo más. Mucho más.



AGRADECIMIENTOS

Siempre tuve complejo de que mi poesía era

pobre, que no merecía ser publicada. Este complejo aumentaba cuando leía poemas de algunos amigos, ricos en metáforas e imágenes. Pero un día, un prólogo de Jorge Luis Borges me consoló. En él distinguía lo que podría llamarse poesía verbal de la poesía intelectual. Decía: Admirable ejemplo de una poesía puramente verbal es la siguiente estrofa de Jaimes Freyre. Peregrina paloma imaginaria que enardeces los últimos amores; alma de luz, de música y de flores, peregrina paloma imaginaria. No quiere decir nada y a la manera de la música dice todo. Ejemplo de poesía intelectual es aquella silva de Luis de León, que Poe sabía de memoria: Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanza, de recelo.


Luis María Llena León

No hay una sola imagen. No hay una sola hermosa palabra, con la excepción dudosa de testigo, que no sea una abstracción. Estas páginas buscan, no sin incertidumbre, una vía media. Jorge Luis Borges. Prólogo a La cifra, de 1981

Evidentemente, no pretendo compararme con el gran poeta argentino, eso sería ridículo. Pero ese texto me hizo ver que mis versos pueden tener algún lugar entre la poesía, a pesar de no incluir complejas metáforas. En Borges descubrí, también, el llamado soneto inglés, presente en la segunda parte de Todos los vestidos de la desnudez. A él debo también mi atrevimiento con el verso alejandrino. Por estos motivos sumados al placer de leerlo, le estoy agradecido.

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PRIMERA PARTE



i. La vida que viven los inertes Es de noche todavía, pero una cierta luz en las ventanas deja ya ver los muebles del salón. Los miro como si hubieran de cobrar vida al instante. La penumbra es misterio al que hoy asisto con la conciencia inerme y somnolienta. Polca duerme en el sofá y parece el menos vivo de este puñado de seres que viste el escenario de mi casa y que sorprendí a hurtadillas robándole a la noche su secreto de cuento, este viejo arcano de la vida que viven los inertes cuando los vivos dormimos. Callo. No enciendo la luz, no quiero armar mi conciencia ni deshacer el orto de este encanto. Es mi casa, es el salón, pero hoy es otro lugar habitado de misterio.


Luis MarĂ­a Llena LeĂłn

ii. Todos los vestidos de la desnudez La tarde sabe a hĂşmedo y un dulce olor hace del aire un pastel para los sentidos. El silencio crepita a media tarde; no es solo ausencia de sonido, se oye, como una voz elocuente en su novedad. Todo habla de ti y, no obstante, todo resulta diferente a cada instante. TĂş eres a un tiempo todos los vestidos de la desnudez.

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