PRIMERA PARTE
LA PSICOLOGÍA DE LA CURACIÓN
1 EL PODER CURATIVO DE LA MENTE
La Naturaleza de la Mente
P
uesto que la curación proviene esencialmente de nuestra mente, no de nuestro cuerpo, es importante entender la naturaleza de la misma. La naturaleza intrínseca de la mente es pura en el sentido que no está contaminada por los problemas propios de la mente, por pensamientos e ilusiones. Todas las lacras de nuestra mente: nuestro egoísmo, ignorancia, ira, ataduras, complejos de culpa y otros pensamientos que nos perturban son temporales, no permanentes. Y puesto que la causa de nuestro sufrimiento, nuestros pensamientos negativos y nuestras ilusiones son temporales, nuestro sufrimiento es también temporal. Asimismo, la mente está desprovista de existencia real, de propia existencia. Esta cualidad de la mente, conocida como la naturaleza de Buda, nos ofrece la posibilidad de liberarnos completamente de todo sufrimiento, incluyendo las enfermedades, y de las causas del sufrimiento y alcanzar toda la felicidad que deseemos, incluyendo la felicidad sin par de la Iluminación. Puesto que la mente tiene todo este potencial, no necesitamos sentirnos deprimidos ni desesperados. No tenemos que sufrir nuestros problemas eternamente. Poseemos una gran libertad para desarrollar nuestra mente de la forma que deseemos. Se trata simplemente de encontrar el modo correcto de usar el potencial de nuestra mente. La mente y el cuerpo son dos fenómenos distintos. La mente se define como aquello que es claro y percibe los objetos. Al igual que los reflejos que aparecen en un espejo, los objetos se muestran claramente reflejados en la mente, y ésta es capaz reconocerlos. Mientras que el cuerpo es algo material, la mente no tiene sustancia, ni color ni forma. Mientras que el cuerpo se desintegra después de la muerte, la mente continúa de una vida a otra. No resulta extraño que en Oriente y Occidente puedan recordar vidas pasadas y ver vidas futuras, no solamente las suyas propias sino las de otros.
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Algunos han nacido con esta capacidad; otros la desarrollan por medio de la meditación. Algunas personas pueden recordar vidas de hace cientos o incluso miles de años atrás. Cuando el Lama Yeshe, que fue mi guía durante muchos años, visitó las pirámides en Egipto, recordó que había vivido allí en otra vida. Aunque hay mucha gente que no cree en vidas pasadas o futuras, nadie ha podido probar realmente que no existan. Por otro lado, muchas personas se han dado cuenta de que las vidas pasadas existen porque las recuerdan muy claramente, del mismo modo que recordamos lo que hemos hecho el día anterior. Comprenden la verdad de la reencarnación porque tienen la capacidad mental de ver vidas pasadas y futuras. El conocimiento de la naturaleza de la mente es más importante, y también más vasto que el conocimiento de la naturaleza de fenómenos externos. Y a no ser que comprendamos la naturaleza de la mente, no podremos entender correctamente la verdadera naturaleza de otros fenómenos. Incluso en términos mundanos, solamente comprendiendo la mente podremos definir la naturaleza de los fenómenos externos. Hablando en términos generales, el desarrollo del conocimiento de nuestra mente es la solución práctica a nuestros problemas. Primero tenemos que identificar la raíz de nuestros problemas, y solamente entonces tendremos la posibilidad de solucionarlos y asegurarnos que nunca los volveremos a sufrir. También tenemos que reconocer el ámbito total de nuestros problemas, ya que, si solamente vemos una parte de ellos, nuestro concepto de liberación se verá limitado.
Curar la mente La curación de nuestra mente es algo crucial, porque de otro modo, nuestros problemas, que parece no tener principio, se convierten en ilimitados. Podemos usar medicinas u otros medios externos para curar una enfermedad en particular, pero esa enfermedad no desaparecerá hasta que no curemos nuestra mente. Si no hacemos nada para curar nuestra mente, siempre existirá el peligro de que volvamos a crear la causa de la enfermedad, repitiendo las acciones que nos provocaron el malestar físico. Entonces sufriremos la misma enfermedad en vidas futuras, o incluso en esta vida. La curación de una enfermedad con la ayuda de medios externos no es la mejor solución, porque la causa de la enfermedad no es externa. Bacterias, virus, espíritus, etc.. pueden representar las causas externas de una enfermedad pero la enfermedad en sí misma no tiene una causa externa. Sin embargo en Occidente, se cree que la enfermedad únicamente viene causada por causas externas. Sin embargo, la causa de la enfermedad no es externa; se encuentra en la mente; o podríamos decir, es la mente. La enfermedad viene causada por nuestro egoísmo, ignorancia, ira, apegos, y otras ilusiones y
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también por las acciones negativas motivadas por estos pensamientos negativos. Nuestros pensamientos y acciones negativos dejan huella en nuestra mente, que más tarde se manifiestan como enfermedades u otros problemas. Esas huellas también permiten que los pensamientos perturbadores y acciones negativas aparezcan una y otra vez. El origen de una señal física se encuentra en una causa física, pero esa causa física tiene su origen en una causa interna, las huellas que dejan en la mente las acciones y pensamientos negativos. Para entender la enfermedad en su totalidad, tenemos que entender su causa interna, que es la causa actual de enfermedad y que crea asimismo las condiciones físicas para ella. Mientras ignoremos esta causa interna, no encontraremos una verdadera cura para la enfermedad. Una vez reconozcamos este hecho, automáticamente comprenderemos que la curación de la enfermedad tiene que provenir de la mente. Lo que he estado describiendo no solamente concuerda con las enseñanzas budistas sino con nuestra experiencia en la vida. La investigación también ha demostrado que la salud tiene mucho que ver con la actitud de una persona en su vida diaria, y con su habilidad de poder mantener una mente positiva. En el libro Uncommon Wisdom, por ejemplo, Fritjof Capra entrevistó a famosos doctores y psicólogos sobre las causas del cáncer. Como resultado de su investigación llegaron a la conclusión que el origen del cáncer se halla en actitudes negativas y que puede ser curado generando actitudes positivas3. Este punto de vista científico es similar a la filosofía de Buda. Un problema es algo creado por la mente. Si la causa de un problema existe en nuestra mente, el problema se manifestará tarde o temprano a no ser que purifiquemos esa causa. Si la causa interna de un problema persiste, las condiciones externas para ese problema persistirán también, ya que serán creadas por la causa interna. En otras palabras, los obstáculos externos provienen de obstáculos internos. Incluso la manifestación exterior de un problema viene creada por nuestra mente. Los aspectos externos de un problema derivan de causas internas en nuestra mente; y al no existir una causa interna, aún cuando los factores externos se manifiesten, no podrán convertirse en aspectos del problema. Sin el obstáculo interno, no hay obstáculo externo. Tomemos el ejemplo del cáncer de piel. Comúnmente se cree que el cáncer de piel viene provocado por una exposición prolongada al sol. No obstante, si la luz solar es la causa principal del cáncer de piel, cualquiera que tome el sol debería desarrollarlo. El hecho de que no toda la gente que toma el sol desarrolla un cáncer de piel prueba que la luz solar no es la causa principal. La exposición a la luz solar es una condición para un cáncer de piel, pero no su causa principal. La causa principal de un cáncer de piel es interna, no externa. La causa principal reside en la mente. Para la gente que tiene en su mente la causa para desarrollar cáncer de piel, la exposición al sol se convierte en una condición para que lo desarrolle. Sin embargo, para aquellos que no tienen la causa interna, la exposición a la luz solar no se convertirá en un cáncer de piel.
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Como ya he dicho, la raíz de nuestros problemas se halla en nuestra mente. Es nuestra forma incorrecta de pensar. Tenemos que ejercitar formas correctas de pensar, que nos proporcionen felicidad y así evitar las formas de pensamiento erróneas, que conllevan sufrimiento. Dependiendo de nuestra forma de pensar, tendremos problemas en nuestra vida; o no. En otras palabras, la felicidad y el sufrimiento provienen de nuestra propia mente. Nuestra mente crea nuestra vida.
La meditación es la medicina Si bien para curar una enfermedad física podemos tomar medicinas, para curar la causa de la enfermedad, y para asegurarnos de que nunca volveremos a experimentarla, se requiere una medicina interior. ¿Cuál es esta medicina interna? La meditación. La meditación consiste en usar nuestra propia mente, nuestras propias actitudes positivas, para curarnos. Y no deberíamos limitar la noción de curarnos a la de simplemente recuperarnos de una enfermedad en particular, sino expandirla para incluir la curación de todos los problemas y de sus causas. Puesto que la enfermedad y todos nuestros problemas vienen originados por las huellas negativas grabadas en nuestra mente, nuestra propia curación también tiene que provenir de la mente. La “meditación” es simplemente una etiqueta para describir lo que hacemos con nuestra mente, y es el mejor tratamiento porque no tiene efectos secundarios. Puesto que la felicidad y el sufrimiento provienen de nuestra propia mente, la meditación es la clave esencial para la curación. Es el único modo de detener la causa del sufrimiento y de crear la causa de la felicidad. No lo podemos conseguir a través de medios externos; tenemos que conseguirlo a través de nuestra mente. Únicamente con medicina o una simple visualización se puede curar una enfermedad en particular, pero no es suficiente para sanar la mente. La única forma de curar la enfermedad y sus causas se halla en la meditación. Mediante la meditación, nuestras propias actitudes positivas se convierten en la medicina interna que sana nuestra mente y elimina la causa de todos nuestros problemas. Una buena curación requiere el desarrollo de las cualidades positivas de nuestra mente. Ciertos pensamientos son pacíficos y curativos; otros son perturbadores y dañinos. La enfermedad y todos los demás problemas de nuestra vida provienen de estas mentes enfermas. Una mente enferma se refleja en cualquier acción mental que nos perturba y nos hace infelices, y un cuerpo enfermo proviene de una mente enferma. La meditación no solamente cura la enfermedad, sino que proporciona paz a nuestra mente. Es la propia naturaleza de los pensamientos positivos lo que nos permite sentirnos relajados y en paz. Los mejores pensamientos positivos para la curación son la
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compasión y el amor al prójimo. El amor al prójimo consiste en desear que los demás consigan la felicidad y las causas de la felicidad; un gran amor al prójimo consiste en tomar sobre uno mismo la responsabilidad de llevar felicidad a los otros. La compasión es el deseo de que los demás queden liberados del sufrimiento y de sus causas; una gran compasión es tomar la responsabilidad de liberar a los demás del sufrimiento y de sus causas. Generar estas actitudes positivas también puede curar las enfermedades. La compasión es la mejor cura. La cura más poderosa proviene al desarrollar compasión hacia todos los seres vivos, sin perjuicio de raza, nacionalidad, creencia religiosa o la relación que tengan con nosotros. Necesitamos sentir compasión hacia todos los seres vivos, ya que todos desean la felicidad y huyen del sufrimiento. Necesitamos desarrollar no solamente la compasión, el deseo de liberar a todos los seres del sufrimiento, sino también una gran compasión, que significa tomar sobre uno mismo la responsabilidad de llevarlo a cabo. Esta actitud es la que conduce a una curación profunda y poderosa. La naturaleza de los pensamientos bondadosos y compasivos es en sí misma pacífica y saludable, bastante diferente a la naturaleza de los pensamientos basados en la ignorancia, la ira, la pasión, el orgullo o los celos. Cuando una persona es compasiva siente preocupación genuina hacia los demás y evita que cualquier ser sufra, la naturaleza esencial de su mente será pacífica. Por otro lado, una mente que se basa en la voluntad y el deseo de dañar a los demás, no es una mente tranquila, es como tener una espina muy afilada en nuestro corazón. Los apegos llevan aparejados su propio sufrimiento, son limitados, comprimidos y muy dolorosos cuando tenemos que separarnos del objeto de nuestro deseo. Los apegos también obstaculizan nuestra mente, creando una barrera entre nosotros y la realidad. Cuando nos sentimos apegados a una persona en particular, o incluso a un animal, no podemos ver la realidad del sufrimiento de ese ser o sentir compasión en nuestro corazón, porque ese apego obstaculiza nuestra mente. Incluso cuando les ayudamos, siempre tenemos la esperanza de obtener algo a cambio. Nuestra ayuda no se ofrece simplemente porque estén enfermos o en peligro, sino con la expectativa de que nos recompensarán de alguna manera en el futuro. Cuando nuestra mente se ve invadida por los apegos, nos es difícil sentir compasión. Si analizamos este hecho, podremos comprobar que cuando sentimos un fuerte apego, sólo nos preocupamos de aquellos que queremos. Nuestro objetivo principal es nuestra propia felicidad. Ayudamos a los demás porque queremos algo a cambio. Nuestra mente se halla oscurecida y aturdida. No podemos comprender que la persona hacia la cual sentimos un fuerte apego es tan importante como nosotros; no podemos sentir ese apego y ofrecerles una ayuda sincera al mismo tiempo. Si sanamos nuestra mente con la ayuda de una gran compasión, podremos solucionar todos nuestros problemas y los de los demás. El pensamiento positivo de la compa-
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sión no solamente nos ayudará a recuperarnos de enfermedades sino que nos traerá paz, felicidad y satisfacción. Nos permitirá disfrutar de la vida. También traerá paz y felicidad a nuestra familia y amigos y a todas las personas a nuestro alrededor. Se sentirán felices porque no tendremos ningún pensamiento negativo hacia ellos, hacia las personas –e incluso los animales– con las que tratamos. Si experimentamos amor y compasión hacia los demás, nuestra mayor preocupación será siempre no hacerles daño, y esto ya representa una curación por sí misma. Una persona compasiva es la mejor sanadora, no sólo de sus propias enfermedades y de otros problemas, sino también de los problemas y enfermedades de los demás. Una persona con amor y compasión cura a los demás con su mera existencia.
Curación definitiva Cada vez que meditamos sobre la compasión para todos los seres vivos, acumulamos un mérito infinito, la causa de toda la felicidad y éxito, cada vez que practicamos meditación para beneficio de todos los seres, estamos llevando a cabo la curación definitiva. Cuando desarrollamos nuestra compasión también desarrollamos sabiduría, especialmente la sabiduría que percibe la vacuidad, la naturaleza absoluta del yo, de la mente y de los demás fenómenos. Esta sabiduría despeja gradualmente las nubes de obstáculos que entorpecen la mente de manera temporal convirtiéndola en algo tan puro como un nítido cielo azul inundado con la luz del sol. Esta sabiduría purifica la mente. Libera la mente de la ignorancia, de la ira, de los apegos, y de todos aquellos pensamientos perturbadores, desde su raíz hasta las huellas que deja marcadas. Esta sabiduría purifica todos esos obstáculos, incluso los más sutiles. Al desarrollar completamente la compasión y la sabiduría, la mente se libera de todos los obstáculos, tanto los más obvios como los más sutiles. En ese momento, la mente es omnisciente, o completamente consciente. Una mente omnisciente puede percibir directamente todo el pasado, el presente y el futuro, puede percibir las mentes de todos los seres vivos y llegar a conocer los caminos que los liberarán de sus problemas, trayéndoles la felicidad, incluso la felicidad suprema de la Iluminación total. En este momento, nuestro conocimiento es muy limitado. Incluso para conocer el estado de nuestra propia salud tenemos que confiar en los doctores, máquinas, análisis de sangre, etc. Incluso estando en un hospital, no podemos entender los problemas de los otros seres, sus causas y las soluciones a estos. Nuestra comprensión es muy limitada, así como nuestra habilidad para ayudar a los demás. Nuestra habilidad para percibir el futuro es también muy limitada. No podemos predecir lo que va a suceder el próximo año, el próximo mes, la próxima semana o incluso mañana, y mucho menos lo que sucederá en la próxima vida.
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El poder de nuestro cuerpo, de nuestra palabra y de nuestra mente se ve muy limitado debido a nuestros obstáculos mentales. Sin embargo, cuando liberemos a nuestra mente de todos esos obstáculos tan obvios y de aquellos tan sutiles, nuestro poder no tendrá límites. No solamente podremos percibir directamente todo el pasado, el presente y el futuro, sino que la mente imperará en todas partes. Nuestra mente podrá moverse hacia cualquier objeto en el que pensemos, sin oponer resistencia alguna. Una vez que nuestra mente se vea totalmente iluminada, superados todos los obstáculos, nos liberaremos por completo de las lacras de la mente y el cuerpo. En ese momento nada nos limitará. Es la libertad absoluta. Cuando sale el sol, se refleja naturalmente en todas partes. Se refleja en cada parte oculta de agua en la tierra, en cada océano, corriente, lago, e incluso gota. De modo similar, puesto que todos los obstáculos quedan eliminados, la mente omnisciente puede permanecer en todas partes. Cuando un ser vivo llega a madurar, su mente omnisciente puede manifestarse de la forma que más le convenga. Si tiene una mente pura, se manifiesta en una forma pura; si tienen una mente impura, se manifiesta de manera impura. Porque la mente omnisciente percibe toda la existencia en todo momento, puede guiar a ese ser hacia la felicidad, incluso hacia la felicidad sin par de la completa Iluminación. Este es el significado de la perfecta energía. En todo caso, el conocimiento y la energía por sí mismos no bastan. Se necesita la compasión. Aún cuando una mente omnisciente lo percibe todo, la mayor fuente de ayuda para los seres vivos es la compasión. Por ejemplo, incluso alguien que sea un erudito, no necesariamente usará su conocimiento para ayudar a los demás. El conocimiento y la energía pueden incluso convertirse en obstáculos para ayudar a los demás si la persona carece de compasión; aún cuando sepan como ayudar y tengan el poder de hacerlo, existe la posibilidad de que no puedan ayudarte incluso cuando se lo pidas. Una persona compasiva, por otro lado, siempre te ayudará cuando se lo pidas. Es la compasión lo que nos ayuda a perfeccionar nuestra sabiduría y nuestra energía. La compasión nos mueve a desarrollar nuestra mente en beneficio de los demás. Necesitamos generar compasión y perfeccionarla, desarrollar compasión hacia todos los seres vivos, para poder aumentar todas nuestras cualidades positivas. Por medio de una compasión, un conocimiento y una energía perfectos, podemos realmente ayudar a los demás. Esta transformación de la mente representa la curación definitiva. Quizá yo sea el único que diga esto, pero la curación real tiene que provenir de ti, de tu propia mente. La curación se origina a través de tu meditación, a través de tu pensamiento positivo, lo que significa básicamente, que proviene a través de tu propia sabiduría y compasión. La meditación en la vacuidad, el amor incondicional y la compasión acabarán con nuestra necesidad de curación. A través de esta curación definitiva ya no tendrás que sufrir la enfermedad de nuevo.
Lama Zopa Rimpoché es el director espiritual de la Fundación para Preservar la Tradición Mahayana, FPMT, con centros budistas, monasterios y proyectos relacionados. Es autor de Transformar Problemas en Felicidad, La Puerta de la Satisfacción y co autor con Lama Yeshe de La Energía de la Sabiduría.
Este es, sin duda, un libro increíble. De sus páginas emana una sabiduría tan relajante, tanta luz curativa que manifiesta la presencia, las palabras, y las enseñanzas de uno de los grandes lamas actuales. Este es un libro que se concentra en la base de la curación espiritual para todos aquellos que sufren; un libro que dirige la atención a esa sabiduría especial que causa una curación permanente; un libro para los enfermos, los infelices y los vulnerados. Lililian Too, en el prólogo Experimentamos la enfermedad a un nivel físico, pero para poder curarnos debemos comprender como se produce la verdadera sanación: en nuestro corazón y en nuestra mente. En Curación Definitiva; el poder de la compasión, el renombrado maestro de meditación Lama Zopa Rimpoché nos ayuda a reconocer las raíces de la enfermedad y nos ofrece las herramientas para crear nuestra felicidad futura. Además de aportar relatos de quienes se han recuperado de la enfermedad por medio de la meditación, Rimpoché explora el papel central del karma y el hábito mental de “poner nombres” en la producción de las enfermedades, y como la meditación y otras técnicas para desarrollar la compasión y la cognición profunda pueden eliminar las causas reales de todas las dolencias. “Un libro excelente para los que sufren una enfermedad o cuidan a enfermos. Lama Zopa Rimpoché nos ofrece métodos para transformar el compadecerse de sí mismo y el enfado para hacer frente creativamente a la adversidad y dar sentido a nuestra vida, sin importar el estado de salud en el que nos encontremos. Este libro nos desafía a abrir nuestros corazones con compasión y sabiduría” Thubten Chodron autora de Corazón abierto, mente lúcida.
ISBN: 978-84-96478-38-1