I. Cómo liberarse de las cuatro ataduras
Introducción Los grandes sabios, como Santideva, explicaban siempre la gran importancia de generar una buena motivación. Esto no sólo es importante a nivel espiritual sino que también lo es para lograr cualquier cosa en la vida; es decir, dependiendo de la motivación o intención que tengamos al emprender cualquier actividad, ésta será positiva o negativa. El camino espiritual, o práctica del darma, es el camino que conduce a evitar el sufrimiento y obtener la felicidad que se desea. Desear la felicidad y evitar el sufrimiento es algo común a todos los seres; por eso, al leer este libro, ojalá lo hagamos con un interés o motivación altruista, ojalá surja en nosotros el deseo de desarrollar completamente el amor, la compasión y la sabiduría de un Buda para poder ser de utilidad a todos los seres. Así estaríamos en armonía con la meta del Gran Vehículo (Mahayana) al que pertenecen estas enseñanzas. Como estas enseñanzas o consejos de Manyusri son muy profundas, espero que el que las utilice vaya más allá del terreno intelectual y sepa dar los pasos necesarios para desarrollar el conocimiento que es fruto de escuchar las enseñanzas, y profundizar en ellas a través de la meditación analítica y de la meditación concentrativa, y que eso sea de gran beneficio.
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Procedencia de las enseñanzas Estas enseñanzas dadas por Manyusri nos llegan a través de un maestro llamado el Gran Sakya. Cuando éste tenía 12 años estaba ya en contacto con uno de sus maestros, Bari Lotsawa, quien le aconsejó desarrollar la sabiduría para practicar el darma. Así, Bari Lotsawa le dio a Sakya Chempo la iniciación y transmisión completa de Manyusri y de su mantra “OM AH RA PA TSA NA DHI”. En realidad, Manyusri es la sabiduría de todos los budas que se manifiesta en el aspecto de la deidad para ayudar a los seres. Bari Lotsawa llevó con él a su discípulo Sakya para meditar, le ayudó a eliminar obstáculos y, al cabo de seis meses de práctica, Sakya Chempo tuvo una visión directa de Manyusri, en la que Manyusri le daba una enseñanza y esta enseñanza la explicó en cuatro puntos: En el primer punto le dijo que, si se tiene apego hacia esta vida, es que no se está practicando el darma o no se es una persona religiosa. En el segundo le dijo que, si se tiene apego a los tres mundos (samsara), es que no se está desarrollando renuncia. En el tercero le dijo que, si uno se aferra al propio beneficio, sin abandonar el egoísmo, es que no se está desarrollando la bodichita. En el cuarto punto le dijo que, si surge el aferramiento a la autoexistencia, es que no hay visión correcta. Estas enseñanzas de Manyusri contienen la esencia de todas las enseñanzas impartidas por Buda. Siguiéndolas, uno puede cortar las ataduras de la existencia condicionada, liberarse de ella y alcanzar la budeidad. Todas las enseñanzas que dio Buda son para poner en práctica, por eso ésta se explica como una meditación, con todos los pasos necesarios para lograr la meta. La práctica se explica en base a tres puntos, que son: primero, la preparación, es decir, la base que uno ha de tener para prac-
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ticar. En segundo lugar, la práctica en sí (es decir, cómo meditar en esas cuatro enseñanzas dadas por Manyusri) y, en el tercer punto, se explica cómo se debe concluir la práctica. Preparación El primer punto es la base o preparación necesaria para practicar o meditar. Se refiere a las prácticas de buscar refugio y protección en Buda, darma y sanga, y generar la motivación de la bodichita; ésta es la base imprescindible para meditar en las cuatro enseñanzas dadas por Manyusri. En estas enseñanzas se está hablando de un refugio o protección dentro de la práctica mahayana. Por eso es tan importante generar la motivación de bodichita y practicar impulsados por el deseo de llegar a estar cualificados para ayudar a todos los seres. El refugio es una práctica muy importante porque, de hecho, es como la puerta de entrada al budismo, la base imprescindible para poder empezar y desarrollar cualquier práctica. Es muy importante conocer cuáles son esos objetos en los que uno busca refugio o protección. El primero de ellos es Buda. ¿Quién es Buda? ¿Qué es ser Buda? Buda es aquel que, habiendo eliminado todas las faltas, ha desarrollado todas las cualidades. Buda es aquel que posee una mente totalmente omnisciente y conoce todos los fenómenos como si los tuviera en la palma de la mano, es decir, sin importar la distancia, el tiempo o cualquier otro tipo de interferencia. Buda conoce todos los fenómenos sin ningún obstáculo. Nosotros, por ejemplo, si tenemos una pared delante no sabemos qué hay detrás de la pared, o no sabemos qué hay a nuestra espalda, pero no sucede así en relación a la mente búdica, pues es una mente completamente omnisciente y conoce todos los fenómenos independientemente de dónde sucedan o en qué momento, es decir, que no tiene ningún tipo de limitación. De alguna manera, estamos siempre frente a la mente búdica. Los budas conocen en todo momento cómo actuamos, qué hacemos. A veces, hay personas que actúan de una manera delante de
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los demás y de otra por detrás, pero esto no tiene sentido porque, en realidad, la mente omnisciente, los budas, perciben en todo momento todos los fenómenos, todo lo que sucede. También es importante saber que Buda, o los budas, no siempre lo han sido, sino que antes de ser budas han sido seres corrientes como nosotros, y lo que les ha llevado a conseguir esa meta, esa realización, ha sido su esfuerzo y, sobre todo, el deseo de poder llegar a beneficiar a todos los seres. Empujados por ese deseo, esforzándose a cada instante, han llegado a alcanzar el estado de la budeidad. Alcanzar esta realización implica la eliminación de todos los oscurecimientos, obstáculos y errores, y el desarrollo de todas las cualidades. Como el propósito que empuja a ese ser que alcanza la budeidad es poder ayudar a los seres, el paso siguiente es ayudarlos realmente transmitiendo el darma. Y éste es el segundo objeto de refugio. El darma son los consejos o enseñanzas de Buda que guían hacia la felicidad a los seres que los ponen en práctica. Así es como un ser, que antes era como nosotros, a través de la práctica, y eliminando todos sus oscurecimientos, se convierte en un objeto de refugio que sirve de protección para los demás seres y que nos muestra, a través de sus enseñanzas y sus consejos, qué es lo que se debe hacer en todo momento si queremos evitar el sufrimiento y conseguir la felicidad. Además, Buda muestra esas enseñanzas basándose en su propia experiencia, pero nos dice que somos nosotros mismos los que debemos analizarlas e investigarlas y, si a través de la lógica y la investigación vemos que son realmente correctas, entonces debemos aplicarlas, ponerlas en práctica, que es lo que nos protege realmente del sufrimiento. Buda siempre dijo que no se debe creer en algo por el hecho de ser Buda o el maestro quien lo explica, es decir, no se debe tener una fe ciega, sino que se han de investigar las cosas por uno mismo, se han de analizar las enseñanzas como si se tratara de comprar oro puro. Si uno fuera a comprar oro, primero se aseguraría bien de que fuese oro puro, y no una mezcla o cualquier otra cosa. El darma son todos los consejos dados por Buda. El darma es
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la noble verdad de la cesación del sufrimiento y la noble verdad del camino que lleva a conseguir la cesación del sufrimiento. El tercer objeto de refugio es la sanga, que son todos aquellos seres, Arias Bodisatvas, que han realizado los aspectos de la verdad de la cesación y la verdad del camino que lleva a esa cesación y que tienen capacidad para ayudarnos a seguir el camino, o los consejos dados por Buda, sin error. Por tanto, los tres objetos de refugio en el budismo son: Buda, el darma y la sanga. Pero cuando se habla de refugio real, siempre se refiere al darma. El darma es el refugio real porque su aplicación es lo que nos protege de las experiencias de sufrimiento. Se dice esto porque los consejos o enseñanzas dadas por Buda son los que, al ponerlos en práctica, nos sirven para eliminar las actitudes mentales negativas o engaños, pues cada actitud mental equivocada tiene su antídoto correspondiente para poder eliminarla. Aplicar el darma es eliminar todos esos engaños, que es como nos protegemos realmente de tener que experimentar los resultados de sufrimiento que se producirían en caso de dejarnos arrastrar por las actitudes mentales negativas. Hay muchísimos engaños además del apego, el odio o la ignorancia, pero podemos nombrar éstos como los principales. Si tomamos como ejemplo el odio o enfado, el antídoto para eliminarlo es el desarrollo de la tolerancia o paciencia. Si uno se esfuerza en desarrollar el antídoto de la tolerancia, que es no dejarse llevar por el enfado, se elimina ese engaño y de esa manera uno se protege de tener que experimentar sufrimiento, porque, si uno no aplicase ese antídoto y se dejase arrastrar por el odio, obtendría unos resultados no deseados. Hay que entender bien qué es la tolerancia o paciencia, porque a veces se puede malinterpretar, quizá porque son palabras que se utilizan con un sentido inadecuado en algunas ocasiones. Hay quien piensa que tolerancia o paciencia es meramente aguantar algunas situaciones y quedarse impasible frente a determinadas agresiones y, en realidad, eso no es tolerancia. Tolerancia o paciencia es no dejarse arrastrar por el odio o enfado, es decir, proteger la mente para que no pueda surgir esa actitud negativa; y, si empieza a surgir, frenarla inmediatamente, no dejar-
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se arrastrar por ella. Esto es la tolerancia, y con ella la mente es verdaderamente capaz de permanecer tranquila, en paz, ante cualquier tipo de situación, sin alterarse. No es el mero hecho de aguantar sin buscar soluciones a un problema sino lo contrario, ya que resulta más fácil buscar soluciones cuando la mente está tranquila. Cada actitud mental equivocada, o engaño, tiene su antídoto correspondiente, es decir, igual que el odio o enfado tiene el antídoto de la tolerancia, también los otros engaños (el apego, la ignorancia, los celos, el orgullo, etc.) tienen sus antídotos y, aplicándolos, realmente se pueden eliminar. Pero para integrar en nuestra vida diaria el darma enseñado por Buda, necesitamos de la ayuda de alguien con experiencia, y éste es el papel de la sanga, o seres Arias. Se puede decir que las actitudes mentales negativas son como una especie de enfermedad que padecemos desde tiempo sin principio. Para poder eliminar esta enfermedad necesitamos estos tres objetos de refugio: Buda, darma y sanga. - Buda es aquel que nos muestra el camino basándose en su propia experiencia. - El darma son sus consejos o enseñanzas, que nosotros necesitamos aplicar. - La sanga son los seres Arias cualificados que nos ayudan a seguir esos consejos correctamente. Podemos comparar esta enfermedad de las actitudes mentales negativas con una enfermedad común. Cuando una persona está muy grave necesita tres cosas: un médico experto que sepa diagnosticar la enfermedad que tiene y aconseje lo que se debe hacer; necesita también las medicinas que le prescriba; y además necesitará enfermeros que le cuiden y que le ayuden a seguir los consejos dados por el médico. Si en una enfermedad común se necesitan estas tres cosas, cuánto más cuando se trata de liberarse de una enfermedad que no es nada simple sino que es algo que llevamos arrastrando desde tiempo sin principio: los engaños o actitudes mentales negativas. En este caso todavía es mucho más importante buscar refugio en Buda, que es como el médico, el que tiene experiencia
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y sabe cuál es la enfermedad que padecemos, “los engaños”. Necesitamos el darma, las diferentes medicinas o enseñanzas que nos da, es decir, los antídotos a esos engaños; y necesitamos también de la sanga para poder tomar las medicinas o aplicar los antídotos de un modo adecuado. Por tanto, el motivo por el que debemos buscar refugio en Buda, darma y sanga es porque tenemos miedo del sufrimiento y deseamos liberarnos de él. Ésta es una de las razones que nos ha de empujar a buscar esa protección, pero hay también otras, pues es necesario que tengamos confianza o fe en estos tres objetos de refugio pensando que realmente tienen capacidad para ayudarnos a salir de esta situación; sin fe no tendría sentido buscar protección. Pero esa confianza no debe estar basada en una fe ciega, sino en conocer las cualidades, o las características, de esos tres objetos tan valiosos. También, puesto que ésta es una práctica mahayana, deberíamos buscar refugio motivados por el deseo de poder contribuir a que los demás seres se liberen del sufrimiento. Ya se ha dicho que el refugio y la bodichita son la base o preparación necesaria para practicar estas cuatro enseñanzas dadas por Manyusri. Estos son los pasos a seguir para buscar refugio: partiendo del deseo de liberarse del sufrimiento y de la fe o confianza en Buda, darma y sanga, y para contribuir a liberar a todos los seres del sufrimiento, se visualiza en el espacio frente a nosotros a estos objetos de refugio: Buda en el centro, el darma a la derecha, en el aspecto de textos, y alrededor está la sanga. También se debe pensar o visualizar que todos los demás seres están a nuestro alrededor y buscan esta ayuda o protección al mismo tiempo que nosotros. Lo importante es buscar el refugio de corazón; pero, además, de un modo más formal, hacemos la siguiente oración: Yo y todos los seres tomamos refugio en Buda, el darma y la sanga. Que por los méritos virtuosos que acumule con la práctica de la generosidad y las demás perfecciones, pueda alcanzar la iluminación para el beneficio de todos los seres.
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Mientras se hace la oración, normalmente se debe pensar que desde estos tres objetos de refugio, Buda, darma y sanga, vienen luz y néctar hacia nosotros y hacia los demás seres que nos rodean en aspecto humano, y ese néctar y luz entran en todos nosotros, eliminando completamente cualquier obstáculo, cualquier enfermedad física o mental, y purificando cualquier tendencia o aspecto negativo. Es como si, al tomar refugio, eliminásemos todo lo negativo y esa luz y néctar nos llenasen de bendiciones, quedando, al mismo tiempo, bajo la completa protección de Buda, darma y sanga. Tomar refugio con el deseo de poder ayudar a los demás seres a liberarse del sufrimiento se convierte en un método muy eficaz que nos ayuda, no sólo a purificar enormemente, sino también a incrementar muchísimo nuestra energía positiva. En general, sólo el deseo de ayudar a un ser ya se considera algo muy positivo; pero el deseo de ayudar a todos los seres es algo increíble y por eso se obtienen estos resultados tan beneficiosos. Siempre que hacemos o pensamos algo negativo, va dirigido contra seres normales o contra seres superiores, como los budas y bodisatvas. Al hacer la práctica de refugio y generar la motivación de la bodichita, purificamos cualquiera de estos tipos de acciones negativas. La bodichita es el deseo de alcanzar el estado de la budeidad para estar capacitado y poder beneficiar a todos los seres sin ningún tipo de limitación. Hay que desarrollar este deseo hasta que surja sin esfuerzo, espontáneamente, en nuestra mente. En la oración de refugio se dedica cualquier energía positiva, cualquier mérito que se haya podido acumular a través de la práctica de la generosidad y de las demás perfecciones, para que sea la causa de alcanzar la budeidad para beneficiar a todos los seres, con lo cual queda incluida también la bodichita dentro de la oración de refugio. Todo esto no es una simple explicación de la práctica de refugio y bodichita para ser escuchada o leída sin más, sino que es la preparación que hemos de tener para meditar en estas enseñanzas de Manyusri.
Lama Lobsang Tsultrim nació en Kham (Tibet) en 1931. A los trece años fue a estudiar al monasterio de Nang-Sang, donde se ordenó monje. A los diecinueve años, viajó a Lhasa para continuar sus estudios y prácticas de meditación en el monasterio de Sera. En 1959 se exilió a la India. Tras permanecer diez años en el campamento de Buxa, regresó al monasterio de Sera, reconstruido en el sur de la India, donde obtuvo el grado de Gueshe Larampa. En 1981 llegó a España y desde entonces ha impartido enseñanzas en numerosas ciudades, donde muchos estudiantes han podido escuchar sus excelentes consejos. Actualmente reside en Barcelona, en su propia gompa.
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Mientras estamos apegados a las cosas de esta vida, a los intereses mundanos, no ponemos las causas para obtener una felicidad estable; es como si pretendiésemos calmar la sed bebiendo el agua de un espejismo. Sin embargo, si no hay apego, nos sentimos contentos ante cualquier situación, nuestra felicidad no se altera”. “El odio o el enfado son los mayores obstáculos para ser felices. Nos impiden estar en paz y convivir en armonía con los demás. Bajo su influencia, la mente está alterada e infeliz y no puede actuar correctamente. Para eliminarlos debemos desarrollar la tolerancia y la paciencia. Si lo conseguimos, obtendremos todos los logros de nuestras prácticas”.
ISBN: 84-86615-73-9
9 788486 615734