El Emperador de Absurdia

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URDIA DE ABS rtuna ADOR Fo R s E e P n M io EL E de Edic om n ió c a u c rt li o na.c Una pub www.edicionesf na u rt o dicionesf k.com/e ortuna.com o o b e c a www.f icionesf info@ed presente edición la re b 17 so ht © 20 Copyrig artínez Valero M n: Jaime ió c c u d Tra rdia r of Absu e Empero hildren’s h T l: a nC rigin Título o 06 by Macmilla ivision d 20 ,ad e n sh la li il b m u c Ma First p t of Pan ternational Ltd n imprin In Books, a lan Publishers il of Macm right ons copy illustrati dell 2006 d n a t x e T Rid © Chris

Primera edic Cualquie ión. Reservados r fo tod comunic rma de reprodu os los derechos. cción, dis ación pú blica o tr tribución puede se ansfo , r re salvo exc alizada con la a rmación de esta utorizac obra solo epción p ión rev (Centro Español ista por la ley. D de sus titulares, d ir e Derech fotocopia íjase a C os EDRO r (www.co o escanear algún Reprográficos) si nlicencia fragmen to de est necesita .com; 91 a 702 19 70 / 93 obra 272 04 47) ISBN: 9 78-84-9 4502 Materias IBIC: Y 7-6-7 FU-Y Depósito legal: BI- BC 1/2017



El Emperador de Absurdia estaba teniendo un sueĂąo maravilloso.


De pronto lo despertaron los gorjeos de los peces celestes, mientras mordisqueaban los paraguรกrboles. Saliรณ disparado

de la

cama...


...y aterrizรณ en los brazos del

Monstruo del Ropero.

El Monstruo del Ropero ayudรณ al Emperador a vestirse con... un gorro con borlas, una chaqueta arrugada y unos calcetines tintineantes.


«¿Sabes dónde está mi

bufanda achuchable?», preguntó el Emperador.

El Monstruo del Ropero negó con su cabezota peluda.

«Qué raro, ayer la tenía», dijo el Emperador, y salió a la caza de la bufanda...


...que le llevó un buen rato.

«¡Qué rabia!», dijo el Emperador, sentado a los pies de un árbol picudo. «No encuentro mi bufanda achuchable por ninguna parte».

En ese momento, se oyó un graznido sonoro y punzante que procedía de la punta del árbol.


El Emperador trepó al árbol picudo

encontró un nido puntiagu

do

.

..

y allí estaba su bufanda achuchable.

El Emperador de Absurdia se puso la bufanda y se dirigió a su trona.


Le sirvieron el desayuno.


Y despuĂŠs la cena,

seguida del almuerzo ...


...que eclosionó... y se marchó

volando.

«¡Qué emocionante!», exclamó el Emperador.


El Emperador de Absurdia mandรณ que le trajeran su

butaca triciclo

y saliรณ a la caza del

dragรณn ...


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