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Malosetti Costa, Laura Entresiglos : el impulso cosmopolita en Rosario / Laura Malosetti Costa ; María de la Paz López Carvajal ; Pablo Montini. - 1a ed. - Rosario : Ediciones Castagnino/macro, 2013. E-Book. ISBN 978-987-29180-3-3 1. Arte. 2. Museos. I. López Carvajal, María de la Paz II. Montini, Pablo III. Título CDD 708
equipo editorial Curaduría e investigación Laura Malosetti Costa, María de la Paz López Carvajal y Pablo Montini Fotografías Archivo Museo Castagnino+macro Archivo Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc Lucía Bartolini Coordinación editorial y diseño Georgina Ricci
museo castagnino+macro Directora Marcela Römer Sub-directora Alejandra Ramos Coordinación Melania Toia Florencia Lucchesi Coordinación curatorial Nancy Rojas
Entresiglos El impulso cosmopolita en Rosario
Entresiglos El impulso cosmopolita en Rosario Laura Malosetti Costa María de la Paz López Carvajal Pablo Montini
El coleccionismo de arte europeo del siglo XIX, el establecimiento de fotógrafos, ecenógrafos, dibujantes, decoradores, tallistas y otras artes y oficios llegados con la inmigración a la ciudad, han sido cuestiones poco abordadas en relación con la emergencia de un arte nuevo –moderno y autónomo– en Rosario en la década de 1920. Según la tradición de los relatos modernistas, ésta se habría construido en franca oposición a una cultura burguesa, mercantil y cosmopolita que se había instalado en la “Cartago argentina” a partir de la llegada de inmigrantes y del enriquecimiento económico de la burguesía local desde fines del siglo XIX. Hoy es posible tomar cierta distancia para proponer otra mirada sobre la historia cultural de la ciudad invirtiendo los términos de esa ecuación: no habría sido posible la emergencia de un impulso potente y vanguardista en la segunda y tercera décadas del siglo XX sin
aquel sustrato previo de burgueses coleccionistas, inmigrantes amateurs y artistas europeos que trabajaron como decoradores, marmoleros, vitralistas o escenógrafos y también como maestros. En esta exposición proponemos atender a ese momento previo a la emergencia de un arte rosarino, exhibiendo parte de aquellas colecciones de arte europeo y argentino del siglo XIX junto a obras de los artistas europeos activos en Rosario. Al cruzar unas fronteras que parecían inamovibles, es posible imaginar diálogos insospechados, descubrir sincronías y proponer una nueva reflexión acerca de las relaciones de los artistas rosarinos con las tradiciones del arte aun antes del casi siempre ineludible e iniciático viaje a Europa. Tal vez los “primeros modernos” rosarinos fueron aquellos inmigrantes que trajeron consigo –o compraron en Europa una vez ricos y viajeros– fragmentos y recuerdos de su cultura de origen.
Pero también fue decisiva la relación con Buenos Aires y su escena artística y cultural de entresiglos. Buenos Aires se volvió un centro de cultura moderna y cosmopolita “a la europea” para el resto de las pujantes ciudades que fueron creciendo en el territorio argentino, Rosario fue una de las más veloces y competitivas.
I. La Exposición Provincial del Rosario de Santa Fe: un espacio para las artes
Las exposiciones industriales, universales, nacionales y regionales se desarrollaron ampliamente en los países europeos y americanos as lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. En Argentina las ferias se convirtieron en nuevos ámbitos de circulación de las producciones artísticas, tomando como modelo a las exposiciones universales europeas donde se articulaban junto al arte las nociones de raza, nación y progreso. Estos espacios fueron reproducidos en menor escala en el interior del país tal como sucedió en 1888 con la Exposición Provincial del Rosario organizada por el Club Industrial y el Estado provincial con el fin de seleccionar los productos que serían remitidos a la Exposición Universal de París de 1889. En este certamen se incluyó una sección dedicada a las Bellas Artes dividida por disciplinas: pintura y dibujo, escultura y grabados y metales, mostrándose como el punto de partida para la
conformación de un campo artístico local, que hasta ese momento sólo se encontraba ocupado por los artistas extranjeros encargados de la decoración de las nuevas residencias que se construían en la ciudad y de la dirección de las academias de arte, no había público, ni críticos profesionales, ni revistas especializadas, ni museos, ni lugares específicos de exposición y comercialización de obras de arte. La inclusión de la “fotografía artística”, representada por los fotógrafos profesionales propietarios de las primeras casas de fotografía de Rosario y Santa Fe, dentro del sector de grabados reveló el exitoso desarrollo que logró esta práctica a lo largo de la década de 1880 en toda la provincia, convirtiéndose en uno de los primeros ritos sociales de la modernidad. La fotografía fue la disciplina más premiada dentro de la sección de Bellas Artes favoreciendo el advenimiento de la práctica amateur que comenzó a generalizarse a partir de 1890.
Pero ¿qué objeto y qué méritos tienen entonces las obras presentadas?, se nos preguntará. La contestación es fácil: sirven de jalones para que los críticos futuros tengan puntos de comparación; sirven de estímulo para producir y mejorar, sirven de educación artística en forma instintiva para el pueblo; sirven, en fin, para demostrar que todos no trabajamos aquí “pro pane lucrando”, puesto que el arte nace floreciente como nacen con pequeñas alitas las aves destinadas a enseñorearse del espacio. Ya sentimos el aleteo de ensayo de las Bellas Artes santafesinas, gritemos ¡eureka! [Anónimo], La Capital. Rosario, lunes 19 de noviembre de 1888.
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Fotografía Privilegiada de Ricardo Brio Acto de inauguración de la Exposición Provincial del Rosario, Noviembre de 1888 Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
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Ferrazzini Hnos. Vista de la Exposición del Rosario de Santa Fe, 1888 Litografía Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
Anónimo Ceres, 1888 Madera tallada Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
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Pedro Blanqué (España, 1840 – Rosario, Argentina, 1828) José Gálvez, 1887 Óleo/tela Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
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Francisco D. Ortega Coronel Néstor Fernández, 1889 Óleo sobre tela Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
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Salvador Zaino (Pópoli, Italia, 1858 – Rosario, Argentina, 1942) Vista del Parque Belgrano, 1890 Óleo sobre cartón 19 x 23 cm Donación Aldo Lázzari, 1980
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Salvador Zaino (Pópoli, Italia, 1858 – Rosario, Argentina, 1942) Barrancas frente al río, 1890 Óleo sobre cartón 19 x 23 cm Donación Aldo Lázzari, 1980
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II. El primer pensamiento museológico: Antonio F. Caferatta Antonio F. Cafferata (18751932) perteneció al grupo de personalidades que llevó a cabo en Rosario la progresiva institucionalización del campo intelectual. Su figura era reconocida como fundadora e impulsora de las primeras iniciativas museísticas de la ciudad. Miembro de una familia ilustre, su padre había sido gobernador de la provincia de Santa Fe y su madre descendía de los fundadores de Córdoba, de quienes heredó una colección formada por objetos artísticos e históricos, documentos, medallas y fotografías, que fue acrecentando a lo largo de su vida. El interés demostrado por la recolección de objetos del pasado, le brindó la posibilidad de ser investido como el primer coleccionista rosarino. A diferencia de otros coleccionistas contemporáneos su colección tenía la particularidad de constituir
una agrupación heterogénea de objetos donde lo homogéneo era su valor histórico. La importancia de la variedad de piezas históricas comprendidas en su colección, le otorgó sentido a su protagonismo en diversos proyectos museísticos, fue el primero en proyectar un museo sanmartiniano en el Convento de San Lorenzo. Además de su destacada actuación en la esfera del derecho y en la actividad política, fue socio de El Círculo y miembro de la Comisión Municipal de Bellas Artes, autonominándose en 1929 director del Museo Municipal de Bellas Artes. En 1920 apenas inaugurado el museo donó una colección de 120 medallas conmemorativas francesas, con la intención de formar una sección numismática como “materia especial de las bellas artes” y poner en valor el arte del “grabado francés” del siglo XIX.
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Otras obras exhibidas Joseph L. Hart (Bélgica, 1810 – 1860) Pierre Paul Rubens. Fetes bisseculares celebrees en l´honeur du Rubens Amberes, 1840 Bronce
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Jules Clement Chaplan (Paris, 1839 – 1909) Gloria te recta ducir astra via Paris, s/f Bronce
Maximilien Bourgeois (Paris, 1839 – 1904) Artibus Patrie Paris, s/f Bronce
Emile Soldi (Paris, 1846 – Roma, 1906) Invention de la Photographie. Nicephore. Niepce. Daguerre. Paris, 1889 Bronce
J. B. Dupuis (Blois, 1849 – Paris, 1899) Le posterité couronne le genie des arts Paris, 1880 Bronce
Oscar Roty (Paris, 1846 – 1911) Art Aplique a l´industrie Paris, ca. 1880 Bronce
Jean Lagrange (Lyon 1839 – Paris, 1908) Alegoría de las Bellas Artes Francia, s/f Bronce
Alphee Dubois (Paris 1831 – 1905) Deo crescat et patrie. Eugene Imperatrice Napóleon III Emperor Roma, 1860 Bronce
Emile Vernier (Paris, 1852 – 1927) Ce moment eleve a la glorie de Gambette par le France Republicaine Paris, 1888 Bronce
Eugene Andre Oudine (Paris, 1810 – 1877) Jonction de deux mers. Canal de Suez Paris, 1864 Bronce
Jean Lagrange (Lyon, 1839 – Paris, 1908) Academie Nationale de Musique. Opera de Paris Paris, 1875 Bronce
Henri Dubois (Roma, 1859 – Paris, 1943) Exposition Universelle Internationelle de 1889 Paris, 1889 Bronce
Alphee Dubois (Paris 1831 – 1905) Institutions Napoliennes. Code Civil Universite 1769 Paris, 1869 Bronce
Jules Chaplain (Paris, 1839 – 1909) Exposition Universelle Internationelle de 1878 Paris 1878 Bronce
Alphee Dubois (Paris 1831 – 1905) Proclamation de la Republique Paris, 1870 Bronce Alphee Dubois (Paris 1831 – 1905) Eugene Andre Ondine. Paris, 1810-1887 Exposition Universelle Paris 1878 Paris, 1878 Bronce J. B. Dupuis (Blois, 1849 – Paris, 1899) Expisition Universelle 1889 Paris, 1889 Bronce
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III. Mujeres
En las décadas de entresiglos las figuras femeninas se multiplicaron en las artes plásticas como nunca antes. Los nuevos lugares que comenzaban a ocupar las mujeres en la sociedad sumaron nuevos estereotipos, deseos y temores a los ya sacralizados por el arte de Occidente. A las santas, diosas, ninfas, hechiceras y sirenas vinieron a sumarse las parisinas modernas en sus toilettes, las “buenas y malas” madres, trabajadoras y campesinas dolientes, prostitutas y bailarinas de cabaret, las femmes fatalesó Hemos puesto en diálogo grandes obras simbolistas destinadas a ser exhibidas en el Salón, figuras a contraluz y desnudos suavemente eróticos orientados al gusto y el consumo burgués, junto con algunas toilettes modernas pintadas por artistas argentinos en Europa.
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M. Schouberger Busto de mujer Óleo sobre tela, 19 x 16 Donación Carlés, 1925
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Joaquin Sorolla y Bastida (Valencia, 1863 – Madrid, 1923) Figura de mujer Óleo sobre tela, 41 x 33 cm Donación Rubén y Juan Vila Ortiz, 1940
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Decoroso Bonifanti (Chiavari, Italia,1860 – 1941) Interior Óleo sobre tela, 60 x 40 cm Donación Salón Leonardo, 1932
Vincenzo Irolli (Nápoles, 1860 – 1949) La cuna vacía Óleo, 129 x 227 cm Donación familia Jacuzzi, 1974
La referencia mas antigua al tema de la culla vuota tal vez sea la pintura Maria Antonieta con sus hijos, pintada por Elisabeth Vigée Le Brun
sus últimos años. La pintura, muy probablemente conocida por Irolli y tal vez inspiradora de la que nos ocupa, se encuentra en el Museo
en 1787, en la que se evoca con una cuna vacía a Marie Sophie, muerta de tuberculosis al año de edad. El tema de la muerte de los niños –antes reservado a representaciones de reyes y miembros de la nobleza– y en particular esta manera de invocarlo, fue retomado como tema social en clave de melodrama por la pintura realista y naturalista de la segunda mitad de siglo XIX en toda Europa. Cabe mencionar en este sentido la pintura La culla vuota (1881) de Giovanni Segantini (1858-1899), una escena tenebrosa de inspiración naturalista y ambiente de miseria, que en cierto modo preanuncia las obras de inspiración simbolista de
de Piacenza y fue expuesta en la Academia de Brera en 1883. La culla vuota de Irolli aparece como un drama de inspiración romántica ubicada en un ambiente refinado, sin la carga social y política que se desplegó en la pintura naturalista. Francesco Irolli inició sus estudios en la academia de Bellas Artes de Nápoles en 1877, donde fue discípulo de Gioacchino Toma (1836-1891), maestro del verismo italiano. Mas tarde, su obra se inspiró en la de Doménico Morelli y Francesco Michetti y con una intensa paleta de color pintó imágenes napolitanas, paisajes, mujeres y niños y escenas de la vida cotidiana
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Leo Putz (Merano, Italia –antes Alemania–, 1869 – 1940) Von tod zum Leben (Registrada como Die Sterbende Mutter), 1897 Óleo sobre tela, 211 x 188 cm Donación Osvaldo Lauersdorf, 1937
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En 1937 y coincidiendo con la apertura del Museo Municipal de Bellas Artes “Juan B. Castagnino” el escultor Osvaldo Lauersdorf –miembro de la Dirección Municipal de Cultura de Rosario– donó la tela registrada como Die sterbende mutter (La madre moribunda) firmada por Leo Putz. Actualmente nuestra pintura ha sido identificada con la que el artista denominó Von tod zum Leben (De la vida a la muerte) que fuera exhibida con éxito en la Secesión de Munich de 1897. La fecha de ejecución de la obra
coincide con su etapa simbolista y con su activa participación en la revista Jugend, inspiradora del movimiento modernista jugendstil. Putz recrea una atmósfera trágica y perturbadora, en la que abundan arabescos y decoraciones típicas del modernismo, especialmente en el movimiento de los paños, en la decoración del piso y en la monumental cama con esfinges. Leo Putz se formó en Paris junto a Adolphe Bouguereau y Benjamin Constant y luego en Munich junto al pintor alemán Paul Hoecker, co-fundador de la Secesión.
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Ignacio Pinazo Camerlench (Valencia, 1849 – Godella, 1916) Sin título, c. 1877-1878 Óleo sobre tela, 47 x 36 cm Donación María Antonia Astengo, 2009.
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Ignace Henri Fantin Latour (Grenoble, 1836 – Buré, 1904) La toilette Óleo sobre tela, 66 x 82 cm Donación Celia Astengo, 1981
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Schiaffino, Eduardo (Buenos Aires, 1858 – 1935) Desnudo, 1888 Óleo sobre tela, 50 x 58 cm Compra del museo, 1942
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Eduardo Sívori (Buenos Aires, 1847 – 1918) La mujer y el espejo, 1889 Óleo sobre tela, 56 x 39,5 cm Compra del museo, 1942.
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Baron P. de Turgy Figura, 1898 Óleo sobre cartón, 11 x 24 cm Donación Carlés, 1925.
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Antoine-Auguste-Ernest Hébert (Grenoble, 1817 – La Tronche, Isère, 1908) Une porteuse d’eau de Cervara Acuarela, 31 x 26 cm Donación María Antonia Astengo 2009
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Pasquale Celommi (Montepagano, 1851 – Roseto degli Abruzzi, 1928) La pescadora Óleo sobre tela, 49 x 35 cm Donación Celia Astengo, 1981
Otras obras exhibidas José Bouchet (Pontevedra, 1853 – Buenos Aires, 1919) Sin título (registrada como De Buenos Aires a Ramos Mejía) Óleo sobre cartón, 9 x 14 cm Donación Nicolás Amuchástegui, 1942 Eugene Assezat de Bouteyre (Clermont-Ferrand, 1864 – 1942) Figura a contraluz, 1888 Óleo sobre tela, 45 x 55 cm Donación Carlés, 1925
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IV. Colección Lisandro de la Torre
Lisandro de la Torre (1868-1939) fue el político rosarino de mayor trascendencia en el ámbito nacional:
frente al avance del totalitarismo. Había estudiado derecho en la Universidad de Buenos Aires con
joven revolucionario radical en 1890, organizador político de la Liga del Sur en 1908 y del Partido Demócrata Progresista en 1914 y crítico implacable del fraudulento régimen oligárquico de la década de 1930. De extracción conservadora, fue presidente de la Sociedad Rural de Rosario y miembro activo del Jockey Club, su filosofía política estuvo asentada en el liberalismo, polemizó con las autoridades eclesiásticas, se opuso a la represión del comunismo y defendió los valores republicanos
una tesis sobre la autonomía de los gobiernos municipales. Con una vida austera, gustaba de la vida rural y practicaba esgrima con notable destreza, descubrió en Buenos Aires la literatura francesa, el teatro, el arte y la música. En su modesto departamento porteño (Esmeralda 22) supo alojar, representando sus aficiones e intereses espirituales, un variado conjunto de obras de arte que incluía pinturas, grabados, esculturas y reproducciones.
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Otras obras exhibidas
Pelaez Paisaje con árboles y arroyuelo Óleo sobre tabla, 71,5 x 53 cm Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” Autor sin identificar Mosquetero Grabado, 71,5 x 59,5 cm. Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
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Moreno de Cabrera Paisaje con árboles y caballos Óleo sobre tela, 84,5 x 67,5 cm Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” Carlos de la Torre (Buenos Aires, 1856 – 1932) Carruaje tirado por siete con caballos Grabado/facsímile, 57,5 x 64 cm Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” Daniel Maclise (Cork, 1806 – Londres, 1870) The death of Nelson. The battle of Trafalgar from the original wall painting in the Palace of Westminster Grabado Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
Ferdinand-Jean Luigini (1870 – 1843) Caballos acarreando barco Grabado coloreado, 72,5 x 99,5 cm Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” Eduardo Sivori (Buenos Aires, 1847 – 1918) Paisaje, 1908 Óleo sobre tela, 154 x 223 cm Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” Autor sin identificar Paisaje Grabado, 54 x 68 cm Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc” Autor sin identificar Campesina Óleo sobre tabla, 40,5 x 35 cm Colección Museo Histórico Provincial “Dr. Julio Marc”
V. Colección Carlés I Carlos Carlés, Director General de Correos y Telégrafos 1891-98 Mónica Farkas
Cuando en 1891, el Dr Carlos Carlés fue designado como Director General de Correos y Telégrafos expresó el carácter estratégico del cargo que estaba asumiendo: Afrontaré con ánimo imparcial y sereno la agitación de las pasiones políticas que palpitan en todo el territorio de la República, a fin de garantizar a todos el goce de los beneficios de las comunicaciones postales y telegráficas. Los Códigos Postal y Telegráfico, redactados y puestos en vigencia durante su gestión, en 1893, unificaron la legislación postal y telegráfica y fueron premiados en la Exposición Postal y Filatélica Universal de Milán en 1894. Como
una marca del carácter moderno y dinámico que quería asumir la Administración de Correos, esos volúmenes llevaban intercalado un número considerable de páginas en blanco con el título “Anótense las observaciones que la práctica sugiera”. La moderna y eficiente organización de la institución postal configuraba un claro indicador de progreso tanto para el imaginario nacional como internacional. Valores Postales Argentinos, también publicado durante la gestión de Carlés, reunió informes, proyectos de reglamentación de impresiones y emisiones y muestras de cada una de las especies postales
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–sellos, fajas, cartas postales, tarjetas con y sin contestación paga– que evidencian el rol de estas imágenes y representaciones en la reforma postal a la que se aspiraba. Ésta requería no solamente criterios estables expresados en la jurisprudencia sino un conjunto de dispositivos que garantizara la capacitación y la implementación en todo el territorio con protocolos que evitaran el fraude y la falsificación. Con ese mismo objetivo fundó en 1892 la Escuela Nacional de Ingenieros de Correos y Telégrafos; se adquirió un tesoro para resguardar los valores postales; se inutilizaron las planchas de valores en desuso y se estableció que fuera el
cuyo grabado fue realizado por el suizo Godofredo Nuesch. Se pusieron además en circulación los nuevos sellos postales de Rivadavia, Belgrano y San Martín conformando así el panteón de grandes hombres de la nación que debían figurar en las imágenes de los sellos postales. Se agregaron a las tarjetas y tarjetascartas postales vistas fotográficas de diversos monumentos y lugares de la República Argentina provistas por la Sociedad Fotográfica Argentina “para dar a conocer en el exterior el grado de adelanto y civilización que denotan”. La destitución, en 1892, de Pedro Codoni, jefe del distrito telegráfico primero, dio origen a una huelga de telegrafistas que llevó a endurecer
Banco Nación el encargado de la recaudación diaria de la renta producida por el correo. Como parte de los artefactos que constituirían el imaginario visual del siglo XIX, durante su gestión se realizó una emisión especial conmemorativa del IV Centenario del Descubrimiento de América
las medidas de control hacia los empleados de la administración. El poeta Ruben Darío cuenta en sus Memorias que fue contratado por Carlés como su secretario particular: “Cuando no contestaba yo cartas, escribía versos o artículos” Carlés renunció a su cargo en 1898.
Objetos y obras expuestos Diploma dedicado al Dr. Carlos Carlés durante la celebración del banquete ofrecido por su retiro de la Dirección de Correos y Telégrafos de la República Argentina. Octubre de 1898. Colección Carlés, Archivo Museo Castagnino+macro Publicaciones realizadas durante la administración de Carlos Carlés: Código Postal y Telegráfico Vol. I, II, III. Valores Postales Argentinos vol II Cartas Postales con fototipias de la colección de la Sociedad Fotográfica Argentina, emitidas por el correo en 1897. (Colección Particular.) Premio otorgado al Dr. Carlos Carlés en la Exposición Postal y Filatélica Internacional, Milán, 1894 por las publicaciones de la Dirección de Correos y Telégrafos de la República Argentina. Colección Carlés, Archivo Museo Castagnino+Macro Certificados, cartas y otros documentos recibidos por el Dr. Carlos Carlés a vuelta de correo del envío de las publicaciones de la Dirección de Correos y Telégrafos de la República Argentina. Colección Carlés, Archivo Museo Castagnino+Macro
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Nicolás Gulli (Palmi, 1866 – Buenos Aires, 1955) Busto del Dr. Carlos Carlés Mármol, 78 x 52 x 43 Donación Carlés, 1925
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Nicolás Gulli comenzó sus estudios en la Escuela de Arte de Reggio Calabria y se especializó en escultura en la Academia de Bellas Artes de Nápoles como discípulo
Estímulo de Bellas Artes, por el que recibió críticas favorables. Frecuentó El Ateneo y en las primeras décadas del siglo XX ya era considerado uno de los más destacados escultores
de Achille D´Orsi (1845-1929) En 1901 llegó a Buenos Aires y tras concretar algunos encargos recibidos por argentinos conocidos en su país natal, en 1903 presentó el busto realizado en mármol del Dr. Carlos Carlés en la Exposición de Bellas Artes organizada por la Sociedad
activos en el país, con importantes encargos oficiales y privados. En 1904, fue convocado por el arquitecto francés Augusto Plou para realizar las decoraciones del Teatro Colón de nuestra ciudad junto al pintor Nazareno Orlandi.
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Edoardo (Federico) de Martino (Meta, 1838 – Londres, 1912) Paisaje holandés [Título original Happy New Year] Tinta sobre cartón, 8,8 x 11,3 cm Legado Carlés, 1925 La Uruguay en el Antártico, c.1908 Tinta sobre cartón, 13,9 x 18,3 cm Legado Carlés, 1925 Windsor Park – [The Emperor shooting], 1907 Tinta sobre cartón, 13,2 x 9 cm Legado Carlés, 1925 Barco de Guerra “Gladiador” [MMS Gladiator – Yarmouth] [titulo original The King & Queen MNS Gladiator], 1908 Tinta sobre cartón, 10 x 15,5 cm Legado Carlés, 1925 The Ophir - Indian Ocean, c. 1901 Lápiz sobre cartón, 7,9 x 12,2 cm Legado Carlés, 1925
Edoardo de Martino (Meta, Italia, 1838 – Londres, Inglaterra, 1912) se formó como marino en el Colegio Naval de Nápoles, pero su interés por el arte lo llevó a tomar clases de pintura en el Instituto Napolitano de Bellas Artes y a frecuentar los estudios de los pintores Giacinto Gigante y Domenico Morelli. En 1866 llegó al Río de la Plata y al año siguiente renunció a la Marina para dedicarse al arte. Tomó clases con Juan Manuel Blanes y documentó hechos de la historia naval rioplatense y los sucesos de la Guerra con el Paraguay a pedido de la armada brasileña. Su habilidad como artista, sus conocimientos como hombre de mar y sus prerrogativas sociales,
contribuyeron a que en 1894 fuese nombrado Marine Painter in Ordinary to Her Majesty Queen Victoria, siempre destacándose como cronista visual de batallas navales. A esta etapa corresponden una decena de bocetos realizados en alta mar sobre cartones de menúes y programas de conciertos ofrecidos a bordo de barcos de la armada británica que integraron la colección de Carlos Carlés legada al antiguo Museo Municipal de Bellas Artes en 1925. Su relación con el ambiente cultural porteño fue fecunda, y sus pinturas, percibidas no pocas veces como crónicas históricas, gozaron de un éxito de mercado y crítica poco común en la época.
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Colección Carlés II Colección Carlos Carlés (1866-1925)
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Entre 1897 y 1898 Carlés recibió casi trescientas obras (pinturas, dibujos y grabados) en pequeño formato dedicadas a él por un amplísimo rango de artistas contemporáneos –casi todos expositores en el Salón de Paris. ¿Cómo logró reunir una colección tan vasta en poco mas de un año? La carta enviada a Giuseppe Pellizza y las respuestas que encontramos adosadas a muchos otros cuadros nos hacen suponer que todos aquellos artistas recibieron cartas similares, acompañadas por las prestigiosas publicaciones que les enviaba el Director de Correos de la Argentina. Tal vez con la esperanza de ver sus obras reproducidas en estampillas o postales, el grado de respuesta que obtuvo parece haber sido muy alto.
En 1898 Carlés renunció al Correo para asumir como Diputado Nacional por la Provincia de Santa Fe. Legó toda su colección al Museo Municipal de Bellas Artes de Rosario, su ciudad natal, con cargo de exhibición permanente en una sala que llevaría su nombre. La colección fue inmediatamente inventariada y clasificada por Alfredo Guido, Rubén Vila Ortiz, Fermín Lejarza y Manuel Musto. Nunca se exhibió completa.
Objetos y obras expuestos
Vitrinas: Certificados, cartas y otros documentos recibidos por el Dr. Carlos Carlés a vuelta de correo del envío de las publicaciones de la Dirección de Correos y Telégrafos de la República Argentina. Colección Carlés, Archivo Museo Castagnino+Macro
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Giuseppe Pellizza de Volpedo (1868 – 1907) Cabeza de anciano, 1889 Óleo sobre tela, 33 x 49 cm Donación Carlés, 1925
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En 1897, Carlos Carlés envió publicaciones de la Dirección General de Correos y Telégrafos al pintor Giuseppe Pellizza. En la carta que acompañó el envío manifestaba “su ardiente deseo de poseer un boceto firmado por una personalidad como la del Sr. Pellizza, que goza de fama mundial, para enriquecer la biblioteca de esa dirección”. A vuelta de correo, Cabeza de anciano fue enviada por Pellizza a Buenos Aires el 17 de agosto de 1898 junto a dos publicaciones referidas a su obra y una carta, en la que
explica que la pintura fue realizada en la época en que concurría a la Academia Carrara de Bérgamo. Allí había asistido durante dos años al curso del retratista Cesare Tallone (1853-1919), donde había adquirido su característica concepción verista de la figura humana. Al iniciar el siglo, pintó su obra de gran formato Il Quarto Stato (1898-1901- Museo del Novecento, Milan, Italia), inicialmente titulada Il cammino dei lavoratori, que se convertiría en un ícono de la pintura italiana de la época.
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Baldomero Galofre y Giménez (1849 – 1902) Paisaje con figuras, 1898 óleo sobre tabla, 32 x 18 cm Donación Carlés, 1925
Baldomero Galofre adhirió al realismo costumbrista. Hacia 1890 gestó un ambicioso proyecto que llamó España Pintoresca, publicado por La Ilustración Artística en el que aspiraba a plasmar la riqueza y diversidad de las costumbres típicas y tradiciones de las regiones españolas documentándose con infinidad de estudios y bocetos que recopilaba durante sus viajes por el país. El sitio representado en la pintura es Castillo de Aro, pueblo
un proyecto de ley referido a la propiedad artística y literaria que gestiona Carlés y agradece el interés demostrado por su obra España. También comenta la próxima visita de una persona que trasladaría un cuadro suyo con el fin de exhibirlo en las ciudades americanas. Curiosamente en noviembre de ese mismo año Baldomero Galofre integró una exposición de arte español en el salón Witcomb organizada por el
de la zona de Cataluña donde se conservan los restos del castillo de Benedormiens, documentado desde el siglo XI y construido para preservar el ataque de los musulmanes. Galofre y Carlos Carlés intercambiaron correspondencia entre 1897 y 1898. En la carta que se exhibe el artista elogia
marchand José Artal. Las muestras se sucedieron en 1899, 1900 y 1901, y en 1902, la galería montó una exposición homenaje del artista catalán en el marco de la difusión y valorización del arte hispano que cobraría mayor ímpetu en las primeras décadas del siglo XX.
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Fattori, Giovanni (Livorno, 1825 – Florencia, 1908) Figura ecuestre Acuarela, 30 x 23 cm Donación Carlés, 1925
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Consagrado en la Italia de fin de siglo, Giovanni Fattori frecuentó en la década del 50 el grupo de los macchiaioli, artistas cuya renovación de técnica y temas adquirió un importante significado en la etapa ochocentista. Figura ecuestre es un estudio preparatorio para la pintura Campo romano (hacia 1896) que se halla en el Museo Fattori de Livorno. La acuarela representa un butteri, cuidador de caballos propio de la campiña italiana que
cabalga el maremmano en su típica silla de montar, la bardella. La vida en la Maremma constituyó un motivo esencial en la obra de Fattori desde la década del 80, interpretó sus paisajes y su luz con una técnica en la que supera la macchia sintetizando las formas y reduciendo la paleta, características que junto al compromiso con los temas de la realidad humana y social de su época definen su pintura hacia el fin del siglo.
VI. Retratos
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Después del invento y la popularización de la fotografía, el retrato al óleo vio opacada una de sus principales funciones (la de reproducer con fidelidad las facciones del retratado) pero adquirió renovadas dimensiones como objeto simbólico: fue un signo de prestigio y de poder hacerse retratar al óleo por un artista de renombre para las clases adineradas. Y siguió siendo una práctica
de homenaje a funcionarios, autoridades políticas y filántropos. Pero además el autorretrato y los retratos de colegas y camaradas artistas fueron un territorio de experimentación y afirmación de valores plásticos compartidos tanto como de lazos solidarios en el terreno del arte.
Otras obras exhibidas
Antonio Císeri (Ronco sopra Ascora, 1821 – Florencia, 1891) Retrato de hombre Óleo sobre tela, 74,3 x 57,3 cm Ingreso desconocido Eduardo Sívori (Buenos Aires, 1847 – 1918) Autorretrato Óleo sobre tela, 42 x 55 cm Donación Domingo E. Minetti, 1962 Dante Veratti (italiano, activo en Rosario 1919 – 1924) Dr. Fernando Alonso Óleo sobre tela, 79 x 55 cm Donacion Alcira Alonso Argumedo y Sebastian Alonso, 1989
Antonio María Esquivel (Sevilla, 1806 – Madrid, 1857) Busto de mujer, 1837 Óleo sobre tela, 54 x 44 cm Donación Américo Cánepa, 1920 Dario Gobbi (Fiesole, 1893 – Nervi, 1979) Virginia Ortiz de Grognet, 1912 Óleo sobre tela, 160 x 96 cm Donación Gloria Vaquié de Goytía,1993 Francisco Cafferata (Buenos Aires, 1861 – 1890) Mulato, 1883 Bronce, 37 x 25 x 24 cm Ingreso desconocido, 1920
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Augusto Ballerini (Buenos Aires, 1857 – 1897) Retrato de Lucio Correa Morales, 1878 Óleo sobre tela, 65 x 54 cm Donación Francisco de Aparicio, 1931
71 Fechado en Florencia en 1878, el Retrato de Lucio Correa Morales fue realizado por Augusto Ballerini cuando perfeccionaba sus estudios artísticos en Italia gracias a una beca concedida por el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Allí asistió al Instituto Real de Bellas Artes y al taller del pintor Cesare Maccari (1840-1919). Florencia era uno de los destinos mas ansiados por los artistas argentinos de su generación, y allí coincidió con otros becarios con quienes compartió los fecundos años de formación en talleres de maestros consagrados en la academia, salones
y exposiciones internacionales. Lucio Correa Morales y Francisco Cafferata (Retrato del escultor Cafferata, óleo, 38 x 29 cm, colección MNBA) posaron para él en el mismo año de 1878 mientras todos residían en la ciudad italiana. Durante sus años en Europa, envió numerosas obras que tuvieron gran aceptación entre el público de Buenos Aires. Fue un activo representante de la cultura porteña, participó de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, de El Ateneo e integró junto a De la Cárcova y Della Valle el grupo fundador de La Colmena
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Eduardo Schiaffino (Buenos Aires, 1858 – 1935) Cabeza (en registro como Cabeza Medroza), c. 1890 Óleo sobre tela, 46 x 38 cm Compra, 1939
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José Bouchet (Pontevedra, 1853 – Buenos Aires, 1919) Retrato de Nicolás Amuchástegui Óleo sobre tela, 72 x 55 cm Donación Amuchástegui, 1942
VII. Bodegones
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Naturalezas muertas, bodegones, frutas y flores, un género inicialmente vinculado a la reflexión sobre la fugacidad de la vida (vanitas) fue muy frecuentado en las academias en los siglos XVIII y XIX como género “menor”. Sujeto de los más tempranos ejercicios académicos de copia del natural, ornamento habitual de los comedores y salas burguesas, la naturalea muerta fue en el siglo XIX un género asociado al mundo femenino. Creció mucho el número de mujeres que estudiaban en los talleres y se dedicaban al arte y hubo géneros considerados adecuados para las “señoritas”. El bodegón en primer lugar. Por otra parte, y justamente por ser vista como una pintura “sin tema”, un mero ejercicio de pericia del pintor, la naturaleza muerta fue un territorio privilegiado para la experimentación por parte de las tempranas vanguardias del siglo XX.
Otras obras exhibidas
Philippe Rousseau (Paris, 1816 – 1887) Nature morte Óleo sobre tela, 100 x 73 cm Donación Héctor Astengo, 1981 Euphemie Muraton (Beaugency, 1840 – 1914) Frutas Óleo sobre tablam, 48 x 34 cm Donación Carlés, 1925 Lía Correa Morales (Buenos Aires, 1893 – 1975) Naturaleza muerta Óleo sobre tela Domingo Fontana (Capologo – Rosario) Naturaleza muerta Óleo sobre seda, 74,5 x 50 cm Donación Querubina y Domingo Fontana, 2000 Reneé Bais Sin título Óleo sobre madera, 70,5 x 59 cm Donación Maria Antonia Astengo, 2009
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Antoine Vollon (Lyon, 1833 – Paris, 1900) Nature morte Óleo sobre tela, 105 x 72 cm Donación Celia Astengo, 1981
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A fines de siglo XIX, los pintores Antoine Vollon y Philippe Rousseau continuaron con los fundamentos del naturalismo en la pintura de naturalezas muertas, género de tradición en el arte francés desde el siglo XVIII que había perdido jerarquía en los inicios del siglo por el auge de la pintura de historia alentada desde la Academia.
Antoine Vollon había comenzado su carrera como grabador y esmaltador y luego derivó en la pintura, participando del Salón de Paris desde 1864. Fiel intérprete de la realidad, acentúa con logrados efectos de luz y transparencias la minuciosidad de la representación de los objetos, hecho que le valió el apodo de “el Chardin de su tiempo”.
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Ernesto De la Cárcova (Buenos Aires, 1867 – 1927) Naturaleza muerta Óleo sobre tela, 56 x 62 cm Donación Domingo Minetti, 1956
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Ignace Henri Fantin Latour (Grenoble, 1836 – Buré, 1904) Fleurs roses Óleo sobre tela, 34 x 42 cm Donación de Héctor Astengo, 1981
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VIII. Paisajes
Las ideas de cambio y de progreso encarnadas en la vida de la ciudad, así como la contemplación bucólica o la evocación nostálgica de una pastoral campestre como
en el coleccionismo de paisajes europeos de pequeño y mediano formato. Los artistas de Barbizon fueron sin duda los preferidos por coleccionistas que gustaban de
contrapartida, son tópicos que persisten desde la antigüedad, en palabras tanto como en imágenes. En la segunda mitad del siglo XIX, cuando se definían fronteras y se buscó fijar identidades nacionales, regionales, urbanas, (tanto en América como en Europa) el género del paisaje sumó nuevas dimensiones y significados a sus ya tradicionales valores. En la Argentina, al tiempo que las discusiones entre pintores y poetas acerca de la existencia y las características de un “paisaje nacional” alcanzaban los diarios, hubo un sostenido y fuerte interés
las novedades moderadas que aquellos artistas habían introducido en el género aunque algunos llegaron a audacias mayores. Dialogan esas obras europeas con algunos paisajes de artistas argentinos formados en Europa: una calle de París de Schiaffino, y algunas pampas, arboledas y nocturnos locales (Sívori, Malharro, Silva) en los que se alcanza a percibir un eco de aquellas discusiones acerca de la posible índole nacional de algún paisaje.
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Guillaume Eugene Florian Maillaud conocido como Fernand Maillaud (Mouhet, Indre, 1862 – Paris, 1948) Foire de la St. Martin Issoudun Berry, 1906 Óleo sobre tela, 157 x 195 cm Donación Augusto Floindrois, 1922
Exhibida en el Salón de París de 1906, Foire de la St. Martin á Issoudun fue donada al Museo Municipal de Bellas Artes en 1922 por Augusto Floindrois. El Album Biográfico de Rosario de 1916 lo calificaba como “una de las personalidades mas espectables del Rosario, siendo el verdadero prototipo del `gran señor´ francés”. Había llegado a la ciudad como director y representante legal de la empresa francesa Hersent et fils que desde 1902 explotaba el puerto local y se destacó por ser un afamado coleccionista de arte francés y promotor de la construcción del campo artístico local, presidiendo la Alianza Francesa e integrando la asociación El Círculo. Expuso obras de su colección en el Primer Salón de Bellas Artes de 1913 celebrado en la Biblioteca Argentina, integró la Comisión
Municipal de Bellas Artes, participó como jurado de admisión del I Salón de Otoño de 1917 y fue un miembro activo de la fundación del Museo Municipal de Bellas Artes en 1920. La pintura corresponde a la etapa naturalista de Maillaud, uno de los más destacados integrantes de la Escuela de Crozant formado en la Escuela de Bellas Artes de Paris. Mientras vivió en el pueblo de Issoudun junto a su mujer Fernande Sevry, enseñaron las técnicas de interpretación de pinturas en bordados y tapicerías y dedicó su obra al mundo rural y sus costumbres, siendo los mercados y las ferias imágenes recurrentes. Expuso en el Salón de Paris desde 1896, y también lo hizo en el de Artes Decorativas y en el Salón de Independientes.
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Camille Pissarro (Saint Thomas, Islas Vírgenes,1830 – París, 1903) La gardeuse de vaches, Saint Charles, Egarny o Prairie a Saint Charles, 1889 Óleo sobre tela, 81,5 x 65 cm Donación María Antonia Astengo, 2009
Nuestra pintura integró una de las colecciones privadas más significativas de la ciudad, formada por telas de escuela francesa de siglo XIX adquiridas en Paris durante la tercera y cuarta década del siglo XX. De acuerdo a la voluntad de María Antonia Astengo de Barrutia, la obra ingresó al Museo Castagnino+macro luego de su muerte en 2008. La gardeuse de vaches fue expuesta por primera vez en la muestra Camille Pisarro, oeuvres recentes, que se llevó a cabo en la galería Boussod & Valadon de Theo Van Gogh entre el 25 de febrero y el 15 de marzo de 1890 en Paris. Fue la primera exhibición realizada después de seis años, ya que durante esta etapa, el tiempo y el detalle que le exigían la preparación y desarrollo de cada pintura le habían obligado a disminuir considerablemente su producción. Allí fue vendida por 1200 francos. Mas tarde, apareció en una venta en la Galería Drouot (Paris, 1929) y en febrero y marzo de 1930, participó
en la Exposition Centennaire de la Naissance de Camille Pisarro en el Museé de l´Orangerie de Tuilleries que conmemoraba los 100 años del nacimiento del artista. En octubre de ese año fue comprada por Enrique Astengo en la galería Allard de Paris y traída a Rosario. Si bien Pisarro desarrolló su obra en el marco de los planteos impresionistas, hacia 1884 y cada vez más interesado en los efectos ópticos, adhirió a las teorías divisionistas. La gardeuse de vaches (1889), también catalogada como La prairie de Saint Charles o La gardeuse de vaches, Saint Charles, Eragny, corresponde al período en el que el artista comenzaba su retorno al impresionismo, agotado por la minuciosidad que la técnica divisionista le requería. Sus temas fueron las vistas de Eragny (donde vivió más de 20 años) y las figuras femeninas dedicadas a sus tareas, las imágenes más personales y fecundas utilizadas por el artista.
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Alfred Sisley (Paris, 1839 – Moret sur Loing, 1899) Village de Saint Mammès,c. 1898 Pastel sobre tela, 41 x 30 cm Donación Carlés, 1925
89 El pastel Village de Saint Mammès fue enviado por Alfred Sisley a Carlos Carlés probablemente en respuesta a una carta despachada por éste desde Buenos Aires en 1897, cuando ocupaba el cargo de Director de Correos y Telégrafos de la República Argentina. Miembro activo del grupo Impresionista, Sisley se había instalado en Moret sur Loing definitivamente en 1889. Saint Mammès, un pueblo en la confluencia de los ríos Sena y Loing fue uno de sus lugares que eligió con frecuencia para pintar, que lo proveyó de temas y vistas que hacia la década del 90 representó con
menos efectos de luz atmosférica, pero con mayor poder de síntesis, destacando los contornos de las figuras y los planos de color. En esta etapa sus pinturas resultan de la experiencia directa, capturando la actividad del pueblo desde diferentes puntos de vista. La obra lleva adherida en el reverso una esquela de Sisley, en la que se lee: “Le envío un pastel que representa una vista del pais en el que vivo, el pueblo de St Mammès sobre el Sena, cerca de Fontainebleau. Espero que llegue en buenas condiciones. Con la expresión de mis mejores sentimientos. A. Sisley”
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Charles Daubigny (Paris, 1817 – 1878) Crepúsculo Óleo sobre madera, 19,5 x 26,5 cm Donación Celia Astengo, 1891
Otras obras exhibidas
Eugene Boudin (Honfleur, 1824 – Deauville, 1898) Un Mariage breton (Rue de Capuchines), 1876 Óleo sobre tela, 31 x 46 cm Donación María Antonia Astengo, 2009
Jules Dupre (Nantes, 1811 – Isle-Adam, Val d’Oise, 1889) Paysage avec trois vaches au bord de la mer Óleo sobre tela, 33.5 x 24 cm Donación María Antonia Astengo, 2009
Paul-Désiré Trouillebert (Paris, 1829 – 1900) Sin titulo Óleo sobre tabla, 24 x 30 cm Donación María Antonia Astengo, 2009
Willem Roelofs (Amsterdam, 1822 – Berchen, Amberes, 1897) Paisaje Óleo sobre tela, 95 x 76 cm Donación María Antonia Astengo, 2009
Jules Dupre (Nantes, 1811 – Isle-Adam, Val d’Oise, Francia, 1889) El bañado Óleo sobre tabla, 25 x 30 cm Donación María Antonia Astengo, 2009
Jean Francois Raffaelli (Paris, 1850 – 1924) Eglise de St. Germain L´Auxerrois Óleo sobre tela, 80 x 64 cm Donación Celia Astengo, 1981
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Eduardo Sívori (Buenos Aires, 1847 – 1918) Arco iris Óleo sobre tela, 90 x 99 cm Compra de la Comisión Municipal de Bellas Artes, 1929
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Martín Malharro (Azul, Buenos Aires, 1865 – Buenos Aires, 1911) En plena naturaleza, c. 1911 Óleo sobre tela, 70 x 100 cm Compra, 1941
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Ramón Silva (Buenos Aires, 1890 – 1919) Palermo, 1918 Óleo sobre tela, 85 x 60 cm Donación Dirección Municipal de Cultura, 1939
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Martín Malharro (Azul, Buenos Aires, 1865 – Buenos Aires, 1911) Nocturno, 1909 Óleo sobre tela, 38,11 x 54,8 cm Donación Juan B. Castagnino, 1925
Marinas
Obras exhibidas Antonio Alice (Buenos Aires, 1886 – 1943) Boulogne sur mer, 1914 Óleo sobre tela, 37 x 44 cm Donación Rubén Vila Ortiz, 1940
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Eduardo Sívori (Buenos Aires, 1847 – 1918) Marina gris Óleo sobre tela, 25 x 40 cm Donación Dirección Municipal de Cultura, 1939 Robert Mols (Amberes, 1848 – 1903) Canal Óleo sobre tela, 45 x 76 cm Donación Celia Astengo, 1981 Amavide (¿?) Marina, 1899 Óleo sobre tabla, 15,8 x 22 cm Donación Carlés, 1925
Albert Charles Lebourg (Montfort-sur-Risle, Eure, 1849 – Rouen, 1928) La Seine au Port de Courbevois Óleo sobre tela, 30 x 40 cm Donación Héctor Astengo, 1981 Adolphe-Félix Cals (París, 1810 – Honfleur, 1880) Puerto Óleo sobre tela, 47 x 27 cm Donación Celia Astengo, 1981 Eugene Boudin (Honfleur, 1824 – Deauville, 1898) Paisaje de puerto, 1896 Óleo sobre tabla, 25 x 35 cm Firma en ángulo inferior izquierdo Donación María Antonia Astengo, 2009
Vistas urbanas Paris
Obras exhibidas H. Renoir Sin título Pastel, 43,5 x 58, 4 cm Donación María Antonia Astengo, 2009 Carlo Brancaccio (Nápoles, 1861-1920) Una avenida Óleo sobre tela, 17 x 11 cm Donación Carlés, 1925 Eugene Galien Laloue (Paris, 1854 – 1941) Le board au Gynvase Témpera, 32 x 19 cm Donación Carlés, 1925 Eduardo De Martino (1838 – 1912) Marina, 1898 Óleo sobre tela, 30 x 40 cm Donación Carlés, 1925
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Eduardo Schiaffino (Buenos Aires, 1858 – 1935) Boulevard de Paris, 1888 Pastel sobre tela, 47 x 28 cm Compra de la Comisión Municipal de Bellas Artes, 1930.
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Schiaffino pintó Boulevard de Paris en el momento en que la capital francesa atraía artistas del mundo a sus talleres y era concebida como centro del arte internacional. El ambiente cosmopolita que se respiraba en los cursos, la efervescencia de las discusiones sobre el rumbo que tomaba el arte en el fin del siglo, el acceso a publicaciones y sobre todo la visita a innumerables exposiciones componían una atmósfera incomparable para quienes aspiraban convertirse o legitimarse como artistas. Schiaffino había llegado a la capital francesa en 1885. Allí fue discípulo de Raphael Collin –en la Academia
Libre de Colarossi– y de Puvis de Chavannes. En esta etapa también colaboró como corresponsal extranjero para El Diario y Sud América, donde publicaba crónicas del escenario artístico parisino. En 1889 logró exponer en el Salón de Paris el cuadro La toilette que fue premiado con una medalla de bronce. En la Exposición Universal de Paris de ese mismo año expuso la tela El Reposo, hoy colección del MNBA. A su regreso a Buenos Aires, su producción fue escasa. Se dedicó a la crítica y a otras actividades relacionadas con el arte. En 1895 fundó el Museo Nacional de Bellas Artes que dirigió hasta 1910.
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IX. Colección Enrique Astengo
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Enrique J. Astengo (1867-1939) fue el arquetipo del self made man que amasó una considerable fortuna gracias a las oportunidades brindadas por el desarrollo del modelo agroexportador en la región. Tallista de oficio, se radicó en Rosario a fines del siglo XIX destacándose rápidamente dentro del mercado inmobiliario como rematador. Sus primeras ganancias fueron reinvertidas en la creación de establecimientos agropecuarios que sobresalieron por la cría de ganado vacuno de raza. También ocupó el directorio de las instituciones bancarias y comerciales más importantes de la ciudad. Su espíritu emprendedor lo llevó a aprovechar los adoquines de granito que servían de lastre en las embarcaciones que llegaban desde Europa al puerto de Rosario para crear una empresa de pavimentos y afirmados que contó con más de 2.000 obreros.
Una vez consolidada su posición económica se distinguió no sólo por sus actividades filantrópicas sino por apoyar las actividades teatrales de la ciudad al construir el Teatro Odeón (hoy Auditorio Fundación Astengo) y ser propietario del Teatro Colón. Su vivienda, un petit hôtel (Córdoba 1860) edificado en 1906, bajo las líneas del neobarroco francés y decorado con la pintura mural de Salvador Zaino, despuntó en la transformación que hizo la alta burguesía rosarina de sus espacios residenciales a comienzo del siglo XX y que la obligó a insertarse de manera directa en el mercado de bienes artísticos. En los viajes a Europa, en las galerías porteñas, en anticuarios y remates, Astengo formó una valiosa colección de pintura y de arte decorativo europeo bajo mirada atenta de lo que sucedía en París, combinado el arte pompier de sus salones
oficiales con el realismo de la escuela de Barbizon sin descartar obra del movimiento impresionista. Se exhiben muebles que formaron parte de la Donación de Celia y Héctor Astengo.
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Constant Troyon (Sevres, 1810 – Paris, 1865) Vaca perseguida por un can Óleo sobre lienzo, 118 x 82 cm Donación Celia Astengo, 1981
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La tela registrada en el museo como Vaca perseguida por un can fue comprada en la Galería Georges Petit de Paris por Enrique Astengo el 7 de mayo de 1927 e integraba el conjunto de firmas de la escuela francesa de 1830 que se destacaba en su colección. Nuestra pintura revela características de la etapa de producción artística de Troyon posterior a 1847, año en el que viajó a los Países Bajos, estudió la obra de los maestros Potter, Van de Velde y
Cuyp y afirmó la idea de introducir los animales de campo como tema. Bueyes, corderos, vacas, caballos, perros, etc, se adaptan de manera monumental a los paisajes y son interpretados con agudo realismo, destacándose el detalle minucioso de las texturas de los pelajes. Entre los maestros de la Escuela de Barbizon, Constant Troyon ha sido considerado el pintor animalista por antonomasia, género que había iniciado con éxito en el Salón de 1849
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Joaquin Sorolla y Bastida (Valencia, 1863 – Madrid, 1923) Muchacha recostada en el césped Óleo sobre tela, 20 x 27 cm Donación de Celia Astengo, 1981
Otras obras exhibidas Louis-Eugene-Gabriel Isabey (Paris, 1803 – Monevrain, Seine-et-Marne, 1886) Dames aux perroquets Óleo sobre tela, 40 x 29 cm Donación Celia Astengo, 1981 Sin título Óleo sobre tela, 81 x 56 cm Donación Maria Antonia Astengo, 2009 La vie au château, 1852 Óleo sobre tela, 45 x 32 cm Donación Héctor Astengo, 1981 Charles Emile Jacque (Paris, 1813 – 1894) Interieur de Bergerie Óleo sobre tabla, 87 x 53 cm Donación Héctor Astengo, 1981 Salvador Sánchez Barbudo (Jerez de la Frontera, 1857 – Roma, 1921) Escena de Hamlet, 1913 Óleo sobre tela, 75, 6 x 103,8 cm Donación Héctor Astengo, 1981 Narcisse Virgile Díaz de la Peña (Bordeaux, 1807 – Menton, ProvenceAlpes-Côte d’Azur, 1876) Le parroquet vert Óleo sobre tabla, 17,5 x 23,5 cm Donación María Antonia Astengo, 2009 Narcisse Virgile Díaz de la Peña Peña (Bordeaux, 1807 – Menton, ProvenceAlpes-Côte d’Azur, 1876) Enfants turcs jouant aux boules, 1851 Óleo sobre tela, 24 x 35 cm Donación María Antonia Astengo, 2009
Atribuido a Eugenio Lucas (Alcalá de Henares, 1817 – Madrid, 1870) (Donado como Francisco de Goya y Lucientes) Boceto Óleo sobre cartón, 0,28 x 0,19 Legado Dr. Héctor Astengo, 1981 Frederick Arthur Bridgman (1847 – 1928) Sin título Óleo sobre tela, 65 x 90 cm Donación Maria Antonia Astengo de Barrutia, 2009 Gustav Herting (Escuela Alemana, activo entre 1854 y 1867) Paisaje Óleo sobre lienzo, 31 x 43 cm Donación Celia Astengo, 1981
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Ediciones Castagnino+macro Rosario, octubre de 2013
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