REVISTA DE ARTE Y CULTURA PATAGÓNICA
Distribución Gratuita
www.revistahuellasur.cl
NÚMERO 6 - REGIÓN DE AYSÉN - 2017
ESPECIAL
R3LATOS LOCAL3S
ARTESANÍA Canoeros de Barro
EMPRENDIMIENTO La Rayuela de Puerto Aysén
LITERATURA Literatura chilena en el Quirófano
EDUCACIÓN De educación y arte, una apuesta en Coyhaique.
Editorial Estimados Lectores: Los saludamos en esta primavera del 2017 con nuestro 6º número de Revista HuellaSur. En esta entrega podrán conocer diferentes acciones gestadas por artesanos, educadores y artistas locales, que ejercen fuerza y construyen propuesta local con su trabajo constante e innovador, dentro y fuera de Aysén. Que se nutren de las historias cercanas, de las materias primas que ofrece la naturaleza y los conocimientos de sus habitantes. Menesteres que progresivamente se instalan en la historia del Arte Regional, en este escenario cultural que leuda y se desarrolla cada día más desde la calidad de sus oficios, su profesionalización y principalmente, su pasión, el motor más profundo de la creatividad. Este número inaugura además una nueva sección en formato inserto, que hemos llamado RELATOS LOCALES, donde daremos el espacio que merecen aquellas historias que manifiestan el lenguaje y la experiencia cotidiana de quienes las vivencian y comparten por todos los caminos de un territorio diverso como Aysén. Historias relatadas por personas que habitaron o habitan el territorio aysenino y registradas por otros pobladores y habitantes del espacio austral, en conversaciones que buscan recrear los imaginarios históricos y culturales del Áysen. Habitarán estos Relatos Locales, testimonios que interpelarán e invitarán a “las nuevas generaciones” a mirarse hacia dentro, para acercarse a nuestro ayer temprano, abandonar la distancia y lejanía con la tierra y la comunidad, provocada por la inmersión en la tecnología, su inmediatez, por el desaforado consumo y el enraizado individualismo que se apropia de las multitudes. ¡Qué transformaciones mayúsculas habría si existiese un real interés por conocer y reconstruir el presente a través del conocimiento de las generaciones que nos están dejando! ¡Qué gesto más humano el de transferir el conocimiento, y qué fácil extraviarlo entre tanto ruido! RELATOS LOCALES, es un trabajo que surge gracias al apoyo del Fondo de Medios de Comunicación año 2017, y que espera mantenerse como una sección regular de nuestra revista, con la colaboración de sus actores principales, mujeres y hombres del pasado y presente, quienes conservan la memoria oral y quienes la registran.
ESPECIAL
Esta publicación se distribuye gratuitamente en la ciudad de Coyhaique y toda la Región de Aysén.
R3LATOS LOCAL3S
CO - PRODUCEN PROYECTO FINANCIADO POR EL FONDO DE MEDIOS DE COMUNICAIONES SOCIAL 2017
DIRECTOR: Miguel Muñoz Pérez EDITOR: Mauricio Osorio Pefaur DIRECTOR DE ARTE: David Mansilla Gallardo OFICINA: 21 de Mayo Nº1197, Coyhaique EQUIPO: Carolina Huentelicán Cuyul, David Mansilla Gallardo, Alejandra Muñoz Sandoval, Miguel Muñoz Pérez, Sandra Muñoz Neira, Mauricio Osorio Pefaur, Julián Vásquez Villarroel, Juan Carlos Zúñiga Andrades. COLABORAN EN ESTA EDICIÓN: Carol Epuyao y Oscar Salas de Taller Aukartesanía, Manuel Jofré, Ingrid Santamaría, Sandra Maldonado y Felipe Sánchez de Rayuela Café con Libros. IMAGEN DE PORTADA: “Mujer cestera”, escultura del Taller Aukartesanía. Tiraje: 1.000 Huellas.
ARTESANÍA
Canoeros
de Barro Por Mauricio Osorio Pefaur
E
l segundo piso del Centro Cultural Coyhaique, tiene un espacio indefinido, antes de acceder al pasillo de salas artísticas. Es un vacío que oficia de antesala, descanso, entrepiso, no sé realmente cómo definirlo. Pero cada cierto tiempo aquel vacío recibe arte, y se transforma, se torna estación llena de sentidos, se vuelve vital para quien lo camina. Estas semanas estamos ante uno de esos momentos, instantes diríamos, pues las semanas pasarán rápido y las piezas que allí se exponen viajarán a Puerto Cisnes (8 al 11 de noviembre), y luego a Chile Chico (22 al 24 de noviembre). Se trata de la exposición “Canoeros de Barro. Cerámica antropomorfa inspirada en el pueblo Kawésqar”, notable trabajo de Artesanias Aukartesania. 6 escenas, como ellos las denominan en el cuidado tríptico que informa sobre el proyecto, mezclas emocionantes de agua, tierra y fuego. Las escenas nos ofrecen un recorrido en el tiempo y en el modo de vida canoero, el de los cazadores recolectores marítimos que habitaron, siguiendo la inspiración de los creadores, entre el golfo de Penas (o más al norte tal vez?) y el estrecho de Magallanes (o más allá incluso?).
Así, podemos conocer a la pareja primigenia navegando el tiempo en su canoa; la representación de la maternidad, en las figurillas de dos mujeres, una encinta y la otra con su wawa a la espalda; un rito iniciático, a cargo de tres hombres, uno de ellos portando la máscara del espíritu Yincihaua, lo que puede resultar confuso, ya que este espíritu pertenece al repertorio ritual del pueblo selknam, el oficio de la cestería, representado por una mujer que da los toques finales a un cesto; una pareja junto a un lobo marino, a punto de iniciar el desposte del animal; y cerrando el conjunto, la escena de la vergüenza: una familia posando su tristeza ante una cámara fotográfica sin fotógrafo y por lo mismo, donde cada uno de nosotros se transforma en el manipulador de ella. Las piezas cerámicas están facturadas con materia prima local (arcilla del Puente La Cruz y de Villa Ortega, arena del río Simpson) y un cuidado que se percibe de inmediato. Si usted busca cierta perfección del arte cerámico, no será aquí donde lo encuentre, el cuidado del que hablo se relaciona con el conjunto de cada pieza y con las piezas entre sí. Los artesanos se ocuparon de elaborar una gran escena que deciden presentárnosla separada en varias distintas, pero que si las reuniéramos, podríamos ver un campamento traspasando el tiempo hacia uno u otro momento de la historia.
La expresión de los rostros es otro gran acierto de las manos y la emoción de los creadores: en la cestera distinguimos la tranquilidad de la faena tejedora, la mujer sentada sobre la tierra, acaricia el cesto que fabrica; y en contraste, podemos apreciar el sufrimiento de la familia que es fotografiada, el sufrimiento se nos instala y no entendemos cómo hoy, a pesar de ello, seguimos apretando el obturador frente a otros pueblos que sufren, para el sólo placer del instante turístico. Y aún hay otros detalles que hacen de esta exposición un acontecimiento de luz en el trabajo alfarero de Aysén: los cuerpos en general están desprovistos de “vestimenta” como la entendemos en nuestra cultura, están desnudos muchos de ellos. Sin embargo, algunos exhiben collares, otros taparrabos, otros tan solo la “grasa de lobo” para protegerse del frío, y que aquí se logra simbolizar por medio de la técnica del ahumado de las piezas. La desnudez de estos cuerpos nos interpela en nuestras capas de vestimenta bajo las que lo escondemos todo. Canoeros de Barro, hasta el 27 de octubre en Centro Cultural Coyhaique. Puerto Cisnes, 8 al 11 de noviembre. Chile Chico, 22 al 24 de noviembre. Vayan a disfrutar esta excelente exposición.
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Mujeres rurales vidas y oficios que embellecen las tierras de Aysén
ESPECIAL
R3LATOS LOCAL3S
Maestra tejedora ELISA ESPAÑA ANTIÑANCO
(Arroyo el Gato, comuna de Coyhaique)
PROYECTO FINANCIADO POR EL FONDO DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL 2017
Elisa España Antiñanco falleció en Febrero de 2017. Artesana textil, matriarca del tejido a telar de Arroyo el Gato. Desde su telar Quelgo, surgieron por décadas tejidos de todo tipo, con los que logró criar a sus hijos y sostener su casa, con el apoyo de su esposo. Fue la primera artesana reconocida con el premio del día nacional del artesano en 2004. Sus conocimientos los traspasó a su familia, primero a sus propios hijos y luego a sus nueras, nietos, nietas y a todo quien quiso aprender de ella el bello arte del textil chilote. Compartimos con ustedes extractos de una entrevista que le hiciera el antropólogo social Mauricio Osorio en enero de 1996 en su casa de siempre, frente al camino público que cruza Arroyo el Gato. ¿Hace cuánto usted se dedica al tejido? Hace 48 años. De Chiloé vengo yo trabajando, de muy niña. Una empieza con los hilos, después con el telar que las mismas mayores le enseñan a trabajar y de ahí va tomando una decisión. Después cuando ya es madre de familia, uno dice bueno, ¿por qué no hago esto?, no importa que no me quede bien, voy a hacer la tentativa de hacer algo. Mi esposo trabajó allá muy cerca de Ñirehuao, entonces yo tuve muy buen éxito en cuanto a los trabajos porque había mucho personal, entonces yo hacía bufandas, hacía el calcetín de lana, hacía el gorro, la chomba, la frazada de lana, el poncho que lo utiliza el campesino que anda a caballo, las prevenciones, la maleta que la utilizan los obreros de a caballo, es muy útil y así me fue gustando cosa por cosa, tenía todo su salida, se vendía. Bueno, un algo para los hijos, yo fui madre de familia como ya digo. Ahí en Ñirehuao yo estuve en los Centros de Madre, para la época de Pinochet estuve, con eso empecé. Ya, de 30, 40 piezas de trabajo yo con toda mi comitiva, todas mis socias, me apreciaron mucho, me querían y yo les decía que hagamos esta cosa, con esto vamos a salir adelante y qué pasaba: que nos juntábamos entre cuatro Centros de Madre, íbamos a Ñirehuao, ahí se organizaba, se formaba en la misma escuela, casi la mayoría de las autoridades llegaban a enterarse de los trabajos que hacían las señoras, señoritas y todas las que estábamos trabajando en conjunto. Como digo, trabajé cuatro años en ese Centro de Madres. ¿Qué productos hacían ahí; hacían telar por ejemplo? Mire, cada cual trabajaba en su hogar. Entonces, después cuando ya había bastante trabajo, un año, no un año no, mucho menos, pero todos los años se hacía una exposición artesanal, en Ñirehuao. Y después, el que podía, cuando ya fuimos conociendo más y teníamos más formas de ir a Coyhaique, íbamos a Coyhaique con toda nuestra artesanía, cada cual por su grupo y mostrábamos todo, todo excelente.
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Después me retiré de ahí y empecé con FUNDA. En FUNDA se trabajaba el mismo material. Demostré bastante trabajo, fino, ordinario y trabajé bastante como le digo, toda mi vida he trabajado...después estuve, di fin en PRODEMU, ahí estuve dos años y ahí ya terminé con mi actividad, pero no di por terminado mi trabajo, seguí trabajando.
¿Cómo distribuye por ejemplo su tiempo, cuántas horas le dedica al día al trabajo en tejido?
¿Y en esta actividad con estos organismos, usted era monitora?
Y piensa usted, valora la gente el trabajo que usted hace?
Forma de monitora, yo les enseñaba y yo les guiaba, les decía, por qué no hacemos este trabajo, este va a tener un buen éxito. Entonces estamos listos, usted haga esto y usted tal cosa. A medida que yo las conocía yo les decía mira tú porque no haces esto? Mira, te queda bien, te queda bonito. Yo guiaba y ellas todas, uh!, muy complacidas, entonces sobre ese sistema tuvimos nuestra labor que desempeñaba cada cual.
- Sí, lo valoran mucho, mucho me han valorizado el trabajo, me lo han llevado para varias partes y me encargan por qué no me hace esto, por qué no me hace esto otro, y yo sé señoras conocidas que trabajan en esto, pero no sé por qué les gusta.
¿Usted aprendió en su familia? Mi mamá, las tías todas tejían, entonces uno de su misma experiencia, el mismo trabajo le va enseñando y le va tomando más interés en cuanto al trabajo, bueno voy a hacer esto porque me pagaron, gané plata, uno le dice que gana plata aunque no sea tanto pero de todas maneras es algo que entra en el hogar, para algo hace falta.
En la mañana puede ser una hora, en la tarde puede ser dos horas y media. Pero no seguido, porque vengo a tomar un mate, vengo a limpiar alguna cosa, en fin tanta cosita que uno se dedica dentro del hogar.
¿La gente de aquí del sector le encarga mantas? Sí, y otra cosa que mis hijos como le digo tengo cinco hijos y a todos ellos yo les trabajo, yo les hago no tan valorizados como otros, pero de todas maneras igual, porque ellos tienen que tener dos, tres, una más grande, una más chica, la otra más delgada, la otra más gruesa, todas esas cosas y a pedido.
Tejedora en Quelgo PAMELA VEGA IGOR
(Arroyo el Gato)
Pamela Vega Igor aprendió de su suegra Elisa España a tejer en telar quelgo o botado como también se le conoce. Y su facilidad para aprender, sumado a su entusiasmo por el oficio textil, la convirtió rápidamente en su ayudante. Hoy en día Pamela teje en su casa, vende sus productos a vecinos y pobladores de otras zonas rurales y a turistas que visitan Arroyo el Gato. También participa de ferias y ha realizado charlas y talleres con estudiantes de escuelas dentro de la comuna de Coyhaique. El extracto que se presenta, forma parte de una entrevista realizada por la investigadora Alejandra Muñoz, en el marco del proyecto FNDR 2% Cultura “Cultores Tradicionales. Encuentros con el Patrimonio Vivo de Aysén, ejecutado por la Agrupación amigos del Bibliobús, el Libro, la Cultura y la Ecología, durante 2016.
¿Cómo recuerda los primeros años de aprendizaje en el tejido a telar? “Bueno yo me casé muy joven a los 15 años y me fui a vivir al Gato, a la casa de mi suegra… bueno, con la familia de mi esposo, yo no sabía hacer nada… no sabía tejer, mi suegra me enseñó a tejer, al principio me quedaban feas las cosas, desparejas, pero ella me decía que estaba bien nomás, y me iba enseñando, incluso me compraba las cosas que yo hacía… me las pagaba… para entusiasmarme en el tejido, mi suegra me enseñó a trabajar la lana desde recibido el vellón en adelante, al principio lo encontraba difícil… se me hacía largo el proceso, bueno después aprendí, el tejido me ha servido para muchas cosas, siempre ha sido una entrada de dinero, he podido tener mi plata propia… además de estar ocupada, siempre activa… me hace sentir bien, yo creo que eso era lo que quería ella …” ¿Qué es lo que reconoce como tradicional a esta actividad? La transmisión del conocimiento que viene de parte de las mujeres de una a otra generación, aunque también hay hombres que tejen. El uso que se le daba a las prendas en el campo estaba relacionado con la forma de vida que se llevaba, no había tantas posibilidades de comprar, era todo más caro, se tenían muchos hijos, etc. ¿Qué lo distingue, lo hace diferente de otras expresiones o de expresiones de otros lugares? Hay diferentes tipos de telar, y algunos son característicos por ejemplo de la usanza chilota, como el telar botado, el grosor de los tejidos o los tipos de prenda también tienen que ver con el lugar donde se realizan, el tipo de lana que se usa, dependerá de lo que la zona provea naturalmente, aunque también puede trabajarse con lana introducida, como está sucediendo en esta región con la lana de alpaca, por ejemplo. Usted ha hecho exposiciones y charlas sobre su oficio, ¿Qué es lo que enseña en esas actividades? Todas las etapas del trabajo de la lana, el lavado, el hilado, la tintura, el tejido a telar, los diferentes tipos de telar y de tejidos. El hilado con huso o con rueca , las hebras que determinan el grosor final de la lana hilada. El armado de un telar y las diferentes prendas que se pueden hacer según el tipo de telar, mantas, frazadas, ponchos, peleras etc. Explicar la característica del tejido en cada una. Los tipos de tejido y el proceso que demandan en tiempo. Porqué se tejía tanto antes y ahora el interés que hay por el tejido. También muestro las herramientas que se usan en el tejido como el huso, la rueca, el telar, el tonón, las herramientas que se usaban para escarmenar y las máquinas más modernas que ahora hay para la misma función; también las materias primas: tipos de lana, fibras. Todo esto se puede trasladar a una presentación, se pueden mostrar imágenes de distintas prendas, a medio hacer o completamente hechas. Yo creo que es importante que las personas manipulen estos materiales, los conozcan y sientan, porque hay distintos tipos de lana y distintos tipos de hilos que se pueden hacer; también es importante que reconozcan la lana natural de la que es procesada o artificial, ya que ambas se usan en tejido hoy en día. Y por último es necesario siempre que se reconozca a las personas que tejen y a las maestras como mi suegra, porque eso hace ver la importancia de esta actividad en nuestra región. HuellaSur 5
Alfarera y ceramista MARFA ÁGUILA LEVICÁN
(Puerto Ibáñez, comuna de Río Ibáñez) Existe una relación de profunda amistad con Marfa Águila y su familia. Quizás por eso nunca habíamos pensado en hacer una entrevista formal con ella. La ocasión se dio en el marco del proyecto Fondart “Creando en la Tradición” y fuimos a visitarla en agosto de 2004. En la entrevista participó también su marido, Joel Vargas. En esos años toda la familia estaba involucrada en el trabajo alfarero, los hijos, Bernardo y Elvira, ayudaban cuando el estudio se los permitía. Marfa y Joel están orgullosos de haber podido sostener a su familia con el oficio alfarero, ya que dieron educación a sus hijos y hoy continúan trabajando y participando en diversas ferias de artesanía tanto en Aysén como en otras regiones del país. Marfa y Joel trabajan hoy en su taller “Las Manos”, ubicado en su vivienda y participan en diversas ferias de la localidad, Coyhaique y el país. Yo soy nacida y criada aquí en Río Ibáñez, en Levicán, cerca de Levicán, en el campo, ahí nací yo. Me vine a los siete años acá a Puerto Ibañez y me quede acá y no volví más allá. Estoy trabajando más menos del año ‘77 en greda... ¿Qué edad tenía en esa fecha? Tenía 13 años cuando empecé a trabajar en un taller que hizo el padre Antonio [Ronchi] frente a la plaza, empezamos a trabajar porque el curita nos cambiaba los trabajos por víveres que él traía, que conseguía por ahí. Después nos consiguieron el plan mínimo y todo eso y empezamos a trabajar por el mínimo, teníamos que producir una cantidad de cacharros para que nos paguen mensual... eran como doscientos pesos el primer sueldo que ganábamos. Yo entré el ‘77 al taller, y el ‘78 ya empezó, ya estuvo don Pedro Isla acá ese año trabajando. Vino a hacer un curso él, lo trajo una institución, no me acuerdo su nombre. Él fue el que diseñó los cacharros, los nombres, todo eso, todos los diseños de los cacharros tradicionales los hizo él. Y antes, de que él llegara, ¿qué tipos de cacharros hacían? Nosotros hacíamos cualquier cosa, lo que se nos ocurría de repente. Hacíamos fuentes, así en placa sobre greda amasá, hacíamos platos, asaderas, ollas, de todo, pajaritos, animales, lo que a nosotros se nos ocurría hacer. ¿Con quién vivía cuando empezó a trabajar en artesanía? Yo vivía con una abuela que tuve, porque yo me críe sin mamá, me crié por ahí de casa en casa… Como en cinco partes estuve viviendo en el periodo de la escuela... La abuela que le digo, ella no era familia mía, era conocida, porque en el campo donde vivíamos eran de unos vecinos.
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Y yo llegué a los diez años donde ella ahí y estuve hasta los doce años en el colegio y salí de la escuela porque no tuve plata para seguir estudiando y ahí me puse a trabajar, como no tenía plata para comprarme lo necesario para estudiar, opté por trabajar y ahí empecé a trabajar en greda y viví con ella ahí hasta los veinte años, hasta que me casé estuve con ella.
en total éramos como sesenta personas que trabajábamos en ese taller. Entonces yo ahí me inicié como artesana. En esos años, bueno uno era chica de edad, nosotros jugábamos me acuerdo, porque habíamos hartos más o menos de la misma edad, habían señoras de más edad igual, que algunas se enojaban con nosotros porque nos reíamos o tomábamos todo así a la chacota.
¿Y por qué eligió la greda?, porque me imagino que había otras opciones también, trabajar en algún en almacén en alguna otra cosa...
¿Y quienes eran ese grupo de artesanas jóvenes?
Porque me gustaba más trabajar afuera en el campo, en la tierra, y ya de ahí me fui por novedad, porque fue una novedad cuando el curita trajo el primer curso de greda, toda la gente estaba admirada, y por curiosidad igual fui a aprender y me gustó y seguí en eso... Yo igual conocía un poco el trabajo en greda, porque hice adobe con mi abuelo en el campo, porque él hizo adobe para construir una casa y a caballo pisábamos el barro ahí y le ayudábamos a dar vuelta, porque él lo hacía en unos moldes y nosotros lo ayudábamos a dar vuelta igual, porque se hace un montón de barro, y le echan paja y después con un caballo lo pisábamos o a pata pelada igual nos metíamos a pisar. Y ya él con una pala lo iba echando a un recipiente que es especial y de ahí lo iba dando vuelta... Las primeras casas de Ibáñez se hicieron todas de adobe. Igual yo hice otros cursos de artesanía: de curtiembre, talabartería, de diseño, curtido de cuero de liebre, de tejidos, todas esas cosas hice de los talleres que vinieron, pero siempre me quedé con la greda. Usted menciona un taller en el que trabajó ¿cómo se llamaba? Taller Nuestra Señora del Trabajo. El padre Antonio hizo de todo para terminar ese taller, consiguió por todas partes apoyo para el taller. Y ahí en el taller habían distintos grupos: de curtiembre, de textil, de cerámica. Y
Estaba la Eva Carrillo, la Leticia Velásquez, la Silvia Rosas, eran un poco mayor pero eran como niñas, estaba la Alicia Obando igual, esa era un poco mayor pero no mucho, como tres o cuatro años mayor que yo. Y así habían hartas. ¿Pero usted después siguió trabajando independiente? Sí, porque hubo un tiempo que nos fuimos al campo y dejé el taller. Eso fue el año ‘84 más o menos que me fui al campo, hasta como el ‘90 estuvimos en el campo. Y esos años no hice cacharro. Pero de ahí volvimos acá, y empecé hacer pero ¡ya se me había olvidado un poco!, así que tuve que empezar de nuevo otra vez y ahí hacía cacharros, pero poquitos poh, hacía diez, veinte en el mes. Esa era la cantidad que hacíamos más o menos, porque no se vendía tanto tampoco. Y después seguí trabajando yo, porque igual me gusta hacer este trabajo. Y cada año se va vendiendo más, se va produciendo más, y ahora como estoy con mi familia trabajando igual. Estamos los cuatro involucrados, mientras estén los chicos aquí.
Maestra alfarera y ceramista ALBERTINA CHACANO GONZÁLEZ
(Puerto Ibáñez)
Albertina Chacano es una de las alfareras y ceramistas más destacadas de Puerto Ibáñez. Creativa, innovadora, trabajadora. Formó parte del grupo que inauguró el taller de oficios impulsado por Antonio Ronchi, y cuando llegó Pedro Isla Maldonado a capacitar al grupo de artesanas, se convirtió en una de sus talleristas más destacadas. Su trayectoria y sus creaciones han sido reconocidas en la región y también en otras zonas del país. Hoy en día trabaja en su taller “Creaciones ARTEMANO”, ubicado en su casa de Puerto Ibáñez. El extracto que a continuación presentamos, forma parte de una entrevista realizada por Mauricio Osorio en 2004, para el proyecto Fondart “Creando en la Tradición”. Señora Albertina, ¿cuándo se inicia usted en el tema de la artesanía? Como el año 74’. Primeramente fue en un taller que se estaba haciendo, no estaba terminado nada, ayudamos a construirlo… Llegó el Padre Antonio con esa iniciativa, salimos a buscar greda con él, y después cuando ya conocimos un poco la greda, buscaron un profesor que nos venga a hacer cursos, Pedro Isla, entonces con él empezamos lo mismo, fuimos a buscar greda en grupo, y llevábamos por kilo, cada persona llevaba un kilo, y después don Pedro Isla nos enseñó a hacer los cacharros. Formarlo, y si lo hacíamos mal lo hacía desarmar, teníamos un tarro donde él echaba a remojar, y nosotras le rogábamos que los deje ¡si nosotras lo encontrábamos bonito!, y él no, hasta que lo hacíamos bien, y llegábamos a hacerlo bien, y él siempre nos contaba: yo las quiero ver que aprendan bien a hacer estas cosas, después van a salir, van a llegar los vehículos afuera de su casa a pedirles miles de trabajos. Yo no lo creía, me reía, pero… Me podría contar a qué se dedicaba su papá? Mi papá se dedicaba a hacer ladrillos, sí, trabajaba haciendo ladrillo con gente, y nosotros ahí cargábamos las carretillas y hacíamos cositas como estas, y las quemábamos al mismo tiempo con los ladrillos. Yo tenía como 8 años, hacíamos teteritas, jarritos, ollitas, ahí era barro no más, no era greda y siempre me gustó, yo hice curtido y tejido también, pero me quedo con la greda, sí, tengo lanas, hilos, pero prefiero la greda.
¿Su papá de dónde venía? Venía de Valdivia, llegamos el ‘46 a Puerto Ibáñez. Él era el único que sabía de ladrillos, y le enseñó a otras personas también, a las que trabajaban con él… Eso ya se perdió, antes se hacían las casas con puros ladrillos. Mi papá se llamaba Carlos Chacano Medina. Mi mamá hilaba, ella tenía raíces de antepasados, se llamaba Emelina González Bascuñan, y venía con mi papá de Valdivia…pero al final mi papá sí que tiene la sangre indígena, por los Chacano y yo digo que eso, también llevo la sangre, por eso me gusta la greda, hacer figuras, yo sin cacharros no viviría. Además de Pedro Isla ustedes se capacitaron con otro artesano, Bernardo Kelly, ¿en qué año fue ese curso? El año ‘87 parece que fue, tenemos los certificados de esos cursos, bueno nos enseñó el vaciado, que nosotras no sabíamos, sí, aprendimos a hacer esos trabajos que no sabíamos. Su idea era que sacáramos harta producción para vender afuera, pero el cacharro salía muy delgado, muy débil, entonces creo que no le dio resultado, porque la gente quiere más calidad. ¿Y cómo se inició el trabajo en Cerámica aquí en Puerto Ibáñez?, que no es un trabajo tradicional entiendo… Ahora va a ser tradicional, porque la greda es de aquí y entonces se empezó a hacer aquí, por esos cursos que se hicieron igual, vino la señorita Carolina Jaramillo, ella vino a hacer el curso por Sercotec, éramos 12 y quedamos dos, las más cargantes, yo y la Marfa. Ahora hay otra persona que está intentando, Gladys Alarcón.
Señora Albertina, usted también ha hecho algunos trabajos de capacitación últimamente a otras personas. ¿Me podría contar un poco de qué se trataron y dónde fueron? Ah, ya. Fui a hacer capacitación a Villa Castillo, a enseñarles a las señoras a esmaltar. Primero fui a hacerle los moldes, después fui a hacerle la capacitación de esmalte, entonces ahí aprendieron un poco, no mucho. No alcancé porque la capacitación fue muy corta, entonces con las señoras demoramos cuatro meses en hacer estas cosas y ellas en un día qué van a aprender, nada. En Cerro Castillo empezaron a hacer una artesanía que se parece algo a la de Ibáñez, pero en el ahumado no, ellas ahúman su artesanía. Y después fui a Chile Chico también, a hacer molde de la Martineta, porque ese es el producto de allá. Capacité a 6 personas, algunas sabían hacer la Martineta y otras aprendieron ahí. ¿Me podría contar un poco de su vida en Puerto Ibáñez? Bueno yo llegué muy chica, de dos años, estudiamos, había algunas casitas… estaban los Orellana, la mamá de Checho Calderón, en la calle central, los Uribe, Flores. Mi papá se instaló en calle Lautaro y la familia se dedicó a la siembra. Sembrábamos de todo, papas, para consumo y venta, y luego el ‘51 nos fuimos por las estancias a Argentina, siembra a medias y después de dos años volvimos a Ibáñez otra vez, y ahí entré a la escuela hasta 6º básico, hice talleres pero no me los reconocieron, pero estudié hasta octavo. Y después en los talleres siempre seguía en clases. Antes de que se iniciará el trabajo artesanal con el Padre Antonio Ronchi, ¿se hacía artesanía en Ibáñez? Solamente tejían pero para su gente, todas las señoras antiguas tejían, todas hilaban pero no vendían. La señora Lucy Álvarez, la mamá de ella igual, que se llamaba Milagros Rogel y mi abuela que se tejía unos hermosos chamantos, para mujer, ella se llamaba Rosa Medina. Ellos llegaron primero, mandaron a buscar a mi papá en Valdivia, pero llegaron primero, mi abuelo era Jesús Chacano y mi abuela Rosa Medina Barros, de los de Balmaceda. La madre de Arturo Barros era hermana de mi abuela. Ellos llegaron el ‘35 de Valdivia, mi papá allá trabajaba en los Ferrocarriles.
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LITERATURA
LITERATURA CHILENA EN EL QUIRÓFANO: RUPTURA Y CONTINUIDADES Manuel Jofré, ExProfesor Titular y de Excelencia, Universidad de Chile
L
a literatura nunca se muestra aisladamente. Se mezcla con la historia, con la política, con el testimonio, con la cultura, con los géneros, con la vida. Nuestras literaturas son interculturales, es decir, combinan tradiciones, nacionalidades, géneros, formatos, migraciones, fronteras, ideologías.
de nuestra palabra. Isla o montaña, océano o bruma, páramo o selva, palabra o silencio, vida o muerte, esto es, finalmente, lo nuestro. Como no es posible referirse a todos los géneros literarios, a continuación este trabajo se centra en la poesía, aludiendo a sus grandes estructuras.
Un argumento central que articula esta presentación, es que la literatura propiamente nacional y republicana puede leerse provechosamente como un discurso antitético y plural tensionado por varias dimensiones. Habría siempre un primer (dis)curso aparentemente neutral, oficial, conformista y exitista, donde todo se marcha hacia el progreso y se ha hecho todo bien. Una versión conservadora de la realidad. El discurso del canon. De los gobiernos, de los poderes, de la institucionalidad. De la cultura. Pero luego habría un segundo tipo de discurso, inconformista, crítico, comparativo, que procede a la descripción de una realidad rechazada, degradada, oprobiosa, para América Latina, Chile y sus sociedades. Este discurso ya sería una subversión con respecto a la versión primera. La literatura, la filosofía, el arte serían parte de este segundo orden. Este sería una primera versión del contracanon, que busca mejorar el sistema. Pero la situación es más compleja, porque habría luego una tercera dimensión. Un discurso más subversivo, menos canonizado, más crítico y centrífugo, utópico, que presenta lo idealizado, lo buscado, la realidad aspirada, la realización de algo, en América Latina, en Chile, en su sociedad y su literatura. Con ello se conformaría completamente la subversión del contracanon, que busca cambiar el sistema. El discurso literario es también parte de este sistema. La literatura chilena es vista aquí como un sistema que aparentemente consolida identidad pero que también critica a la ideología. La literatura es un sistema macrodiscursivo, poligenérico, multifuncional. Sirve a diferentes objetivos y está hecha de múltiples circuitos. Esta área del conocimiento humano, parte de la historia de la conciencia, es compleja, inestable, y está en desarrollo constante, siendo un aporte de lo humano (latino)americano y chileno, a una cultura mundial. Vidas literarias y escrituras alternativas, itinerarios intelectuales, y en consecuencia, también derogadores del orden, exploradores de los macrodiscursos, constructores de imaginarios, benevolentes del saber, estos, que son nuestros escritores, hablan de nosotros y con nosotros, en medio de esta farragosa experiencia chilena y latinoamericana, corrupta y numinosa, contradictoria y erguida, fehaciente y abierta, sufriente y voluminosa. Escrituras y transgresiones de lo nuestro, objetos de deseo y fascinación por el embate contra nuestra propia forma de ser. En suma, versiones y subversiones, cánones y contracánones. De ello quiere hablar este texto, HuellaSur 8
como lo prueban los casos de Efraín Barquero, Antonio Skármeta, Gonzalo Millán, José Donoso, por dar algunos nombres. Un mecanismo fue ignorar al escritor que regresaba del exilio y otro mecanismo fue ignorar a los escritores que habían permanecido, formándose, en el país. Eran dos lógicas. En el país estaban Nicanor Parra, José Luis Cuevas, Jonás (Jorge Gómez Rogers, ya fallecido), José Luis Martínez, Raúl Zurita, Adolfo Couve, y tantos otros. Son más de 25 años del proceso de reinstitucionalización chileno y estas heridas no se cierran. Además, se ha argumentado, que dentro de Chile había, como ahora, varios circuitos literarios superpuestos funcionando precariamente: el de las regiones, el circuito local-popular, el universitario. Es lamentable la carencia de información y la insistencia direccional de muchos escritores chilenos. La diáspora fue integrada por escritores de muy diferente tipo. Al regresar a Chile pudieron publicar, en los intersticios de la cultura, que es donde pasan las cosas en Chile. Obviamente, no hay una pretensión de totalidad sino que más bien el esbozo de una problemática poco tratada.
IDEAS GUÍA PARA UN TERRITORIO INTANGIBLE: CHILE
Los que estaban fuera de Chile, por razones culturales, políticas, económicas y vitales debían absorber una nueva cultura, una nueva lengua, un nuevo trabajo. Para los escritores en ciernes era un problema mayor que para los escritores ya mayores. El exilio no era fácil. El exilio dorado fue una imagen creada por el régimen militar, tal vez refrendada por una media docena de casos. Pruebe usted mismo, hablando en sueco, inglés, alemán, ante otros, tratando de decir exactamente lo que usted piensa.
En estas escrituras de la poesía en el exilio hay un cambio de paradigma ya certificado y cristalizado, que es la sensibilidad postmoderna en pleno apogeo, de la cual se perciben incluso diferentes direcciones: minimalistas, grotescas, paródicas, soft porno, contextuales, psico-digitales, neobarrocas. Lo mismo sucede en la poesía en el interior del país. El tema del sujeto poético sigue siendo central. Desintegrado y marginal pero aún existente; degradado y autoirónico pero clarividente a la vez; desgastado y congestionado pero crítico. Es al mismo tiempo castigado y exacerbado en sus cualidades. Los poemas siguen siendo escenas que se desarrollan, historias que se narran, experiencias con carácter y proyección, reflexiones que reproducen al sujeto, el asedio feroz a un mundo incoherente, caótico, inhumano, mercantil y despiadado. El poema emerge como una estructura minimalista monotonal o como una arquitectónica cósmica politonal. El poeta impregna con su tono al hablante y marca al mundo con su mirada. En la poesía, ha avanzado el realismo grotesco en detrimento del realismo clásico. La línea recta y la claridad han dado paso en la poesía chilena al claroscuro, a las líneas curvas, a las organizaciones laberínticas. Los poemas acumulan diversos temas de una estrofa a otra. Ningún poema mantiene una sola línea argumentativa. El poema es un objeto polimodal, de múltiples pistas, de diferentes voces, poliestilístico.
La lógica del interior (insilio) y del exilio comenzó en 1973 y aún no concluye. Aún permanecen escritores chilenos viviendo fuera de Chile. Es el caso de Ariel Dofman, Waldo Rojas, Hernán Lavín Cerda, Isabel Allende, entre otros. El regreso a Chile también fue particularmente complejo,
Muchos poemas siguen hablando del misterio de la poesía misma. Se convierten en texto sobre texto, discurso sobre discurso. Palabra sobre palabra. El sujeto poético habla sobre la composición del poema, sobre los interlocutores, sobre la palabra poética, sobre
POESÍA CHILENA DEL EXILIO: MARGINAL Y MARGINADA UN DESAFÍO En Chile, no se entiende lo que fue el exilio. Tal vez porque acabó gradualmente, tal vez porque nunca ha acabado. El exilio partió al país en dos; el interior mismo estaba ya seccionado en dos partes. Un grupo dominante de militares, políticos, empresarios, represores, figuras públicas y los que eran perseguidos, torturados, dinamitados, degollados, destripados o asesinados sin aire mediante una bolsa plástica del Unimarc.
el poema y su significación, sobre el quehacer poético, sobre la función del poema, sobre el sentido de la poesía como creación. El poema sigue siendo una confesión aunque a veces no se sepa a quién se habla. Hay una auto-definición de la voz del poeta en los poemas mismos. El cronotopo autobiográfico tiene una gran vigencia y extensión. Acumula otros cronotopos. Centra lo experiencial y organiza las vivencias. El mal, lo apocalíptico, lo destructivo, la pulsión de muerte, han aumentado su presencia en la poesía chilena. Lo ilegal, la transgresión, lo perverso, han tomado una parte mayor de la escena. Una nueva moralidad se construye en esta poesía, en momentos en los que las axiologías tradicionales se desmoronan y las verdades absolutas caen por el suelo. Se multiplican los objetos de deseo. Lo unívoco retrocede y lo polisémico gana terreno. Hay otro poema debajo del poema. El poema menta por lo menos dos o más historias. Los estratos discursivos parecen multiplicarse. El poeta hace una alianza con las múltiples interpretaciones de lo real. El deseo es incontrolable, el poema da placer y el lector lo saborea. Lo antipoético goza de buena salud. Ochenta años después de la revolución antipoética conversacional y coloquial parriana, esta línea sigue enriqueciéndose con lo postmoderno. Parra descubrió lo antipoético antes que la antimateria fuese descubierta y eso cambió el paradigma. Lo postmoderno es en Chile el segundo momento de lo antipoético. Todos los poetas hacen antipoesía, aún sin saberlo. Los resabios del simbolismo son menores, pero aún permanecen. La poesía chilena es el reino de la heterogeneidad. Lo pluriforme, lo multimorfogénico, son características globales del discurso poético chileno. Todas las literaturas y todos los discursos son heterogéneos, pero esto hay que probarlo fehacientemente. Los poemas pueden ser dísticos o largos episodios. Diversos discursos emergen contantemente de estas palabras. Lo heteromorfo se manifiesta en todos los casos. No hay una estructura prefijada, no hay un modelo único del poema en verso libre. Por ser algo evidente, se ha olvidado constatar que la hibridación es el fundamento de nuestra poesía y de nuestra cultura. La sintaxis combinatoria alcanza su más alta ejecución en la poesía chilena. Combinado nacional, pluriformidad, morfosintaxis de la mejor calidad, en alianza con lo léxico, pujando por conformar un mundo. Uno verdadero.
un sueño irrealizado, como una imposición a lo real, como un universo alternativo o como una fantasía de futuro. O como una conformación intangible que pervivirá, con suerte, más allá del concreto presente o del futuro inmediato. Pero lo central sigue siendo que la poesía chilena continúa siendo marginal y marginada. Se venden pocos libros de poesía, las ediciones son pequeñas, y hay escasa difusión. No se sabe lo que se publica. El sistema poético chileno es complejo y tiende a no admitir a muchos sujetos. Los lanzamientos reúnen pocas personas y hay pocas revistas que incluyan poesía. Los propios poetas se leen poco entre sí. Sin embargo, todos se creen poetas, basta con que hayan pasado por un taller de poesía y tengan 30 páginas de poemas, los suficientes para una plaquette. El asunto es claramente problemático. Aquí sí que luchan cánones contra cánones (sin decir nada de las enemistades constantes, las ofensas gratuitas y las zancadillas regulares). Cada uno para su santo. Todos trabajan por ser conocidos como poetas y no por cambiar el sistema poético chileno. Por estas y otras razones, la poesía chilena sigue siendo marginal y marginada, porque los editores quieren sacarle dinero a los poetas jóvenes o mayores que quieren publicar y que saben que van a imprimir libros que luego no se van a vender.
de los estudiantes en la vida política. Sólo hay un autor con un discurso americanista, lo nacional aparece escasamente y es lo personal lo que prima. Para concluir, hay que decir que las referencias intertextuales son escasas, y que claramente hay una re-orientación de lo poético, que aún no se sabe qué destino tiene. Este es un documento del presente para el futuro. Una marca que enmarca lo que puede ser, o lo que podría llegar a ser.
PRIMERAS CONCLUSIONES: CANON Y CONTRACANON VERSIONES Y SUBVERSIONES DE LO NUESTRO Finalmente, queda claro cómo, por su parte, los sistemas chilenos abordados desbordan hasta el presente mismo su productividad. La articulación entre el pasado y el presente es muy compleja porque hay rescate, memoria y continuidad, pero al mismo tiempo, hay ruptura, subversión, contracanon. Como sugerimos, esta indagación no puede sino unir el pasado con el presente, conectando, señalando las diversas dimensiones de lo nuestro y enriquece nuestra cultura y nuestra historia mediante la comprensión detallada de una de nuestras artes, la literatura.
Ni los estudiosos de la poesía conocen a la poesía chilena (debe de haber dos o tres) y los antologadores suelen trabajar con un corpus escuálido y no hay reseñas o comentaristas apropiados. La poesía de regiones o de fuera de Chile es aún más desconocida.
La tarea es pensar la literatura chilena aislada del resto de América Latina pero en contexto; pero sabemos tan poco de las otras literaturas además. Hay otras literaturas más desarrolladas en la práctica y en la interacción con la teoría en América Latina.
Así las canonizaciones son lentas, el contracanon en poesía demora décadas y décadas, las versiones no se convierten en subversiones, los análisis escasean y todos se sienten ignorados y no reconocidos. Por eso, la poesía chilena sigue siendo marginal y marginada.
Se notan poco los cambios y los avances de nuestra literatura chilena. Pensamos que la poesía está más adelantada que la narrativa, pues las series literarias tienen diferente dinamicidad.
USO CONSTANTE DE LA IRONÍA EN DIVERSOS NIVELES En todos estos discursos, el punto de partida es siempre la existencia cotidiana. Conjuntamente, hay una ausencia total de lo sobrenatural y si llegar a estar, mínimamente, está ironizado totalmente. Esto va en consonancia con la utilización de símbolos de la sociedad consumista y de la vida cotidiana.
Un encuentro casual, un sueño apenas recordado, una idea de futuro, una relectura del pasado, una emoción precisa, un fervor pasajero, son parte de la composición de un poema. Como también pueden no llegar a serlo.
Otras constataciones con respecto a estos discursos poéticos es el uso de diversas formas de numeración y organización sucesiva del discurso poético, la presencia de hablantes que simulan y se disfrazan, la alta figuración del clima onírico y la incisiva recurrencia a un lenguaje desesperado, agnóstico, visceral, angustiado.
Un poema es tanto una sociografía de un momento histórico como un fragmento íntimo de una psiquis humana. Puede ser leído como
Destaca la ausencia total del tema del amor, la poca presencia de la muerte, la carencia de asuntos societales vitales, como es la presencia
Pero además hay una gran fragmentación entre los diversos sistemas: la poesía metropolitana, la poesía universitaria, la poesía juvenil, la poesía del exilio, la poesía de las regiones, la poesía popular, la poesía de mujeres, la poesía de editoriales independientes. Además de la coexistencia de cinco promociones simultáneas cada quince años, hay poetas más jóvenes y poetas más viejos que antes; generaciones de neorrealistas, como Parra; irrealistas, neobarrocos, infrarrealistas, crack, digitales, virtuales, mileniales. En resumen, hay una coexistencia de paradigmas; una gran vitalidad pero pocos espacios de expansión; una constante lucha contra formas de pasado. Nuevos contenidos en viejas formas. Sin teoría ni historia no hay poesía. Lo más álgido es la lucha entre el poeta y la poesía: ¿qué es lo más importante?
HuellaSur 9
LUGARES
Café con letras o letras con café
Por: Ingrid Santamaría
así, la Rayuela de Puerto Aysén
Y así comenzamos este nuevo encuentro entre tu lectura y mis letras. Con Cortázar y su Rayuela, que ha encontrado un espacio dentro de las calles de Puerto Aysén, para trasmutar entre libros y café con todo el amor por la lectura. “Rayuela-Café con Libros” enuncia el letrero en la puerta, y cuando pasas de la fría caricia de la lluvia de Aysén, a ese universo de libros bien acondicionados esperando ser leídos, el olor a café recién preparado, (la otra vez tenían café de Costa Rica, me hizo recordar mi Centroamérica querida), y el calor que no solo se percibe en la temperatura ambiente, sino en la atención de sus propietarios, Felipe y Sandra, sabes que estás en casa lista para leer un buen libro.
“Música, melancólico alimento para los que vivimos de amor.” Julio Cortázar-Rayuela
Cortázar te recibe con su mirada de gran cronopio. Acaricia a Teodoro, aquel felino que le concedió el don de la compañía y la lealtad. Ambos te dan la bienvenida, desde un cuadro colgado en el fondo, cual si fuera una ventana por la que él te observa. El olor a café seduce en el espacio. La banda sonora: un jazz de Miles Davis; comienza la discusión interna entre pasar a la barra por un Mocaccino, o comenzar la aventura literaria. Gana la segunda. Apuntas con el dedo la línea de libros. Comienzas a pasar por cada título, cada autor. Te atrapa uno en especial. Lo sacas con confianza, lees la contraportada, abres el libro, lees el prólogo y es posible que comiences a leer más allá. Después de una breve lectura, cierras el libro y continúas el ritual. El olor a café sigue seduciendo. Un ritual que permaneció en pausa por cuarenta años, tiempo en que Puerto Aysén no contó con una librería. Cuentan que alguna vez existió una, pero de eso ya solo el recuerdo queda. Así nació la idea de brindar a la comunidad un espacio ameno, cultural, especial. Roberto Bolaño, Jorge Luis Borges, Virgina Wolf, Elvira Hernández, Humberto Eco, convergen junto a escritores nacionales y regionales como: Carina Decker, Mauricio Osorio, Ivonne Coñuecar, Eleodoro Sanhueza, Mauricio Tapia, entre otros, que comparten entre sí, este afán por las letras. Un 13 de octubre, día en que Bob Dylan recibe el nobel de literatura, Puerto Aysén se hace de la primera librería después de tantos años sin contar con una. Un sueño que nació justamente de la necesidad de encontrarse un lugar que dotara de esa satisfacción literaria, pero que además fuera un punto de encuentro para actividades culturales, que han sido realizadas en dicho espacio. Lecturas de autores regionales, presentaciones de libros, juegos vespertinos de ajedrez, conversaciones, lectura, música y café. Petunia “interrumpe” la lectura. Se acaricia en mis piernas para llamar la atención, después de algunos intentos fallidos maúlla, maúlla, me mira y se va. Sigo leyendo. Esta vez, otro título me ha provocado la nostalgia de mi Centroamérica, y más aún de mi país, El Salvador. “Carta a Roque Dalton” de Isidora Aguirre, me devuelve una porción de mi historia HuellaSur 10
de aquel poeta revolucionario que aún esperamos encontrar. La noche se acerca. La lluvia comenzó a ceder, por lo menos para mí. Me despido de Felipe, Sandra y de Petunia, que ha corrido a la ventana ignorando mi cariño, cosa de felinos. Cruzo nuevamente a la fría caricia de la lluvia, bajo por la rampa de acceso que ya dice mucho de lo inclusivo del espacio, me voy con olor a café en la chaqueta, me voy para volver, como dijo Cortázar: “Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”. Puedes visitar la librería Rayuela en Carrera 510, Puerto Aysén.
Felipe Sánchez y Sandra Maldonado, fundadores de la Librería-Café, Rayuela en Puerto Aysén.
Compañía y café. Al fondo el retrato de Cortázar de la artista aysenina, Ximena Castillo.
Estudiante de Valle Simpson comparte el taller de Acordeón durante el programa 2016.
EDUCACIÓN
De educación y arte, una apuesta en Coyhaique
Estudiantes de la Escuela Amengual participan del taller de audiovisuales, 2016, que fusionó contenido del área de lenguaje.
Por: HuellaSur
La pedagogía artística es una de las apuestas de enseñanza a nivel mundial. Países como Finlandia, España, Alemania, Cuba, entre otros, están muy encaminados en esta metodología, para apoyar el crecimiento educacional de las niñas, niños y jóvenes. Chile no es la excepción; profesionales de las áreas artísticas han comenzado a desarrollar de manera personal la sinergia entre educación y arte. Y en Coyhaique también está ocurriendo, la pedagogía artística está presente y crece hacia toda la región.
Pero ¿qué es la pedagogía artística? Clases de un arte en general, es la respuesta común, y si algo de cierto hay, lo que se podría agregar a esta definición es que el arte como tal viene siendo una herramienta más de aprendizaje para el estudiante. Además de potenciar la habilidad artística del alumno, también se le entrega otro tipo de información curricular, como por ejemplo combinar cuenta cuentos con matemáticas. Desde septiembre de 2015, nace en Coyhaique el Centro de Formación e Investigación Artística, AKAINIK. Como su nombre lo indica, la fusión entre formación e investigación artística, es la visión de este espacio, invitar a la comunidad artística y no artística, a crear, desde la realidad regional, un compromiso con miras a la educación. Por ello, AKAINIK ha logrado llegar a las escuelas municipales de la región, gracias al Programa de Educación Artística del MINEDUC, proyecto que ha ganado en sus tres años de convocatoria nacional. Tres años en los que el equipo integrado por artistas nacionales y extranjeros, ha reforzado la metodología de entrelazar lo artístico con lo curricular. “Un desafío”, como lo enuncia Leila Nates, cuenta cuentista colombiana que ha participado del proyecto, y que además lleva años en la región trabajando desde su área con niñas y niños en diferentes centros educativos.
“La educación no puede partir de algo intelectual o praxis; para mí fue sorprendente llegar a una escuela y decirles a las niñas y niños: ‘vamos a sentarnos en el suelo’. Fue muy difícil, se sorprendieron de lo que íbamos a hacer, cuando debería de ser algo tan normal para un niño sentarse en el suelo”. La apuesta es muy grande, y el equipo interesado también. Antonietta Inostroza, directora de AKAINIK y actriz de profesión, inició éste centro con la convicción de que la educación debería tener la oportunidad de cambiar, y qué mejor que con el arte, que ya en sí es un potenciador de la sensibilidad en el ser humano. El interés de Inostroza por la pedagogía artística, parte de su experiencia en pedagogía teatral, que consiste en ocupar el ejercicio propiamente del teatro, para entregar información de cualquier tema que se defina. En sí, no es formar actrices y actores sino enseñar cualquier tema que se necesite explicar, desde lo artístico, desde la experimentación. “AKAINIK está en este minuto en un momento de investigación. A través del programa de educación artística, se está echando a andar una propuesta metodológica, que une las artes con la educación, pero también se está mirando hacia qué áreas se quiere extender y el tiempo que necesitamos para ello, y digo necesitamos porque hay más gente interesada en esto”.
Artistas, profesores, estudiantes, padres de familia, comunidad en general. Actores importantes que se suman al interés por acceder a metodologías que han sido exitosas en países con niveles de educación más sensibles, que ha sido posible desarrollar, por la convicción de que los procesos, aunque a largo plazo, generan grandes frutos. Yael Rozas, artista visual, también se ha sumado al trabajo realizado por AKAINIK. Desde sus propuestas artísticas, ha sido testigo de los éxitos logrados y de los desafíos por ir superando. Ella comenta que es importante que las y los profesores se sumen al método, que observen a sus estudiantes, que se integren a las actividades, sobre todo cuando tienen un valor positivo para la educación en general. Una apuesta que sigue vigente, los proyectos de AKAINIK a futuro integran a más artistas interesados no solo en la fusión educaciónarte, sino en la metodología, investigación y experimentación utilizando la realidad regional. El centro busca ser justamente eso, un eje en donde se pueda aportar desde la experiencia una retroalimentación a la comunidad, una amalgama que permita no solo intervenir en la educación, que ya en sí es un elemento importante de la sociedad, si no que impacte desde otras aristas como lo social, la conciencia de género, entre otras temáticas, siempre desde lo artístico, desde la sensibilidad que todas y todos tenemos como seres humanos. HuellaSur 311 HuellaSur 11
Servicios de Producción y Edición para toda la Región de Aysén y el país. www.nirenegro.cl
Tel. 672210938 - 971091650 - 971091657 21 de Mayo 1197, Coyhaique, Patagonia, Chile