El amor tambiĂŠn es una ciencia
El amor tambiĂŠn es una ciencia J.J.Junieles
2011
JUNIELES ACOSTA, John Jairo, 1a. ed. El amor también es una ciencia. Cartagena de Indias (Colombia), Ediciones Pluma de Mompox S.A.- 2011 186 p.; 14 x 21,5 cms. ISBN de la colección: 978-958-8375-16-8 ISBN: 978-958-8375-16-8 I. El amor también es una ciencia I. Título CDD 800/808543
El amor también es una ciencia J. J. Junieles © 2011 J. J. Junieles © 2011 Ediciones Pluma de Mompox S.A. Centro, Matuna, Edificio García Of. 302, Tel. 5-664 7042 57-313-535 6577 www.plumademompox.com info@plumademompox.com Cartagena de Indias - Colombia
Primera edición en la colección VOCES DEL FUEGO: abril de 2011 ISBN de la colección: 978-958-8375-16-8 ISBN de la obra: 978-958-8375-16-8 Director Editorial Carlos Alfonso Melo Fajardo Director de Contenido John Jairo Junieles Acosta Asistente de Contenido Jesús Esquivia Noth Diseño de la colección Carlos Alfonso Melo Fajardo Fotografías Portada: Jean Paul Zapata, Dynamo Inc. E-mail: contactosacro@hotmail.com Autor: Impreso por ELB S. en C. Impreso en Colombia - Printed in Colombia Queda hecho el depósito de Ley. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico de grabación o de copia, sin el permiso de los propietarios del Copyright. 2011
Dios no hizo un solo acto sin una causa, ni un coraz贸n sin un prop贸sito, nuestra deducci贸n es prematura, nuestras premisas las culpables.
Emily Dickinson
Ă?ndice
[ 10 ]
El amor tambiĂŠn es una ciencia
J.J.Junieles
[ 11 ]
[ 12 ]
El amor tambiĂŠn es una ciencia
J.J.Junieles
[ 13 ]
La novela latinoamericana contemporánea según 18 autores Entrevistas de Paz Balmaceda Prólogo de Lolita Bosch
[ 14 ]
El amor también es una ciencia
PRÓLOGO PARA UNA LECTURA Lolita Bosch La verdadera autora de este libro, Paz Balmaceda. Porque este es su trabajo. Yo no me contagié de su entusiasmo más allá de la idea hasta que he visto el libro acabado. Paz, en cambio, ha hecho este trabajo de forma metódica, hermética, responsable y minuciosa. Y ha logrado adentrarse en la panorámica actual de la narrativa contemporánea latinoamericana con una curiosidad impresionante que permite encontrar un hilo común entre las voces de estos 18 autores. Una mirada que no es muy común porque el esfuerzo que exige es inmenso y hay que dedicarle mucho, mucho tiempo. Aunque parezca imposible, vivimos muy desconectados. Y esta no es una conclusión. Sino un inicio. Porque éste es un proyecto que empezó antes de la inmersión de Paz. Cuando en el año 2009 publiqué un artículo en el suplemento Babelia, del periódico español El País, diciendo que: Acabo de terminar un libro que me ha gustado mucho: El origen de la tristeza, de Pablo Ramos. Una novela triste y entrañable que Alfaguara publicó en Argentina en 2004 y que he conseguido, tras rastrear en internet, a través de una librería de segunda mano de San Francisco, Estados Unidos. Y la novela más el envío me ha salido por unos 40 euros. Algo similar me ha sucedido este verano con varios autores que he querido leer y no he podido encontrar en Barcelona. Ni en librerías ni en bibliotecas públicas ni en centros de estudios. No están la novedosa voz de Inés Bortagaray (Uruguay); la narrativa certera de Fernanda García Lao (Argentina); el todavía desconocido Felipe Polleri (Uruguay), cuyo libro sigo esperando y que está por llegar en estos días; Slavko Zupcic (Venezuela), con quien me ocurre lo mismo que con Polleri; Claudia Apablaza (Chile), cuyo libro ni siquiera he encontrado en internet; el galardonado Arturo Arias (Guatemala), la desconcertante y compleja Jacinta Escudos (El Salvador) o incluso la célebremente galardonada Diamela Eltit (Chile) o las novelas del envolvente escritor Javier Vásconez
J.J.Junieles
[ 15 ]
(Ecuador.) Por citar a diez entre los más de cien autores en lengua castellana que me he propuesto leer este verano. Y lo he hecho porque me harté. Me explico. Recientemente circuló una encuesta en el facebook donde alguien preguntaba cuál considerábamos que era la mejor literatura de este último siglo. La curiosidad del encuestador era consecuencia de las declaraciones de un jurado del Premio Nóbel que aseguró que no se hacía buena literatura en Estados Unidos y la inmediata respuesta de Philip Roth, quien dijo, categóricamente, que la mejor literatura del siglo XX era estadounidense. Y muchos de mis amigos en facebook dijeron que sí. Que Philip Roth tenía razón. A lo que yo contesté con otra pregunta. No ya en el facebook sino con una voluntad más exhaustiva y una curiosidad esencial: de lenguaje. Pedí a amigos escritores, editores, libreros y buenos lectores, de este lado del Atlántico y del otro, quiénes consideraban ellos que eran los quince mejores escritores vivos de América Latina, más allá de acuerdos comunes como Fernando Del Paso o Gabriel García Márquez. Y la respuesta fue desconcertante. Porque fuera de algunos buenísimos buscadores de libros y de un grupo de lectores curiosos y sagaces, me di de bruces contra un mundo muy pequeño. Buenos lectores de otras tradiciones que desconocían por completo la literatura que se hacía en castellano. Prejuicios contra una supuesta tendencia común. Vislumbres narrativos que no superaban los horizontes nacionales. O el tajante filtro de las editoriales españolas con el cual, en muchas ocasiones, delimitamos nuestra curiosidad por leer, saber y espejearnos con autores que escriben en nuestra misma lengua. Y más allá de consideraciones sociales o geográficas, me entristecí. Porque me pareció pobrísimo ir perdiendo la necesaria tradición de leer en nuestro idioma. Y porque me pareció inculto dar por hecho una literatura en lengua castellana que en realidad desconocemos. Es difícil rastrearla más allá de lo que cada uno de nosotros encuentra en su propio país. Más allá del esfuerzo global de ciertas editoriales, independientes y no. Y más allá de las limitadas recomendaciones que atendemos. Pero esto no debería detenernos. Porque podría suceder que nos perdamos un mundo entero por descubrir y en el que zambullirnos. Buenos lectores que debemos tratar de poner en comunicación y necesidades urgentes de mercado que nos permitan encontrarnos.
[ 16 ]
El amor también es una ciencia
En definitiva: reconocernos. El artículo se titulaba NOS LEO, y era una crítica y un llamado a la curiosidad lectora con el que recibí una respuesta inesperada y muy agradable. Había muchos otros lectores como yo, como nosotros, que estaban dispuestos a usar su vocación lectora para averiguar qué se estaba haciendo con nuestra lengua común. No por una cuestión geográfica, nacionalista u orgullosa, que también las hay, sino por ver qué era capaz de hacer la lengua castellana cuando se exponía al mundo de la escritura. Literariamente, hasta dónde la estábamos halando. Violentando, hubiera dicho Theodor W. Adorno. Es decir: evitando que logre ser impune. Y ésa es una de las más altas cimas de la curiosidad lectora. Por eso me alegró y me activó ver el entusiasmo de Paz. Del que finalmente me he contagiado leyendo este libro. Cuento esto porque el germen de este libro es una amistad. Y creo que es un origen especial y distinto al criterio con el que se suelen trabajar las antologías y los ensayos. Este libro que se me ocurrió a mí se lo pedí a Paz porque había pasado horas con ella y sus amigos, compartíamos preocupaciones e intereses y supe, sin dudarlo en ningún momento, que éste es un libro de los lectores. Y que Paz iba a asumir este proyecto de este modo. Y así fue. Algunos miembros del Colectivo FU nos habíamos dedicado previamente a hacer una selección de autores para un encuentro que se celebraría en diversos puntos de Catalunya del 18 al 24 de octubre de 2010 con el nombre de FET A AMÈRICA. Habíamos leído, discutido, seleccionado y descartado a novelistas americanos que escribieran en lengua española. Y lo hicimos con voluntad de precisión durante un año. Buscábamos autores que tuvieran una propuesta muy personal y que lograran, entre todos, dialogar sobre la novela contemporánea que se escribe en nuestra lengua en América Latina. Esta fue nuestra selección y ésta nuestra propuesta a Paz: que adelantara las conversaciones que los autores finalmente iban a mantener en Catalunya durante el encuentro. Pero que creara un libro en sí mismo, independiente del encuentro –si es que acaso eso era posible. Y para Paz lo fue. Porque supo darle la vuelta al proyecto y convertirlo en un fin en sí mismo. Poner a dialogar a tres generaciones de escritores originarios de 14 países que no se conocen entre ellos. No era tarea fácil. Y Paz sabía la enorme responsabilidad que suponía asumir un riesgo como éste. Pero vio en esta selección de conversaciones también una oportunidad. Una manera de crear
J.J.Junieles
[ 17 ]
perspectiva y punto de vista para observar el hecho literario. Un recorrido fascinante y único que logra hacer conversar a América sobre un hecho común, unas raíces comunes, una vocación común. Aunque no quiero hablar del contenido de este libro, pues considero que esto corresponde a los autores y al punto de vista desde el que Paz ha querido enfrentarse a este trabajo inmenso. Sólo quiero agradecerle la entrega, la sagacidad y la responsabilidad. E invitarlos a todos ustedes a hacer con ella, con nosotros, este recorrido insólito y necesario. Esta conversación tan poco frecuente entre generaciones y países. Este esfuerzo inmenso y esta amistad. Sean todos bienvenidos. LOLITA BOSCH Barcelona, septiembre de 2010.
[ 18 ]
El amor también es una ciencia
NOTA A LA EDICIÓN Por Paz Balmaceda Las conversaciones reunidas en este libro fueron realizadas en el marco del festival de novela latinoamericana Fet a América, realizado en octubre de 2010, en Barcelona. Se llevaron a cabo entre marzo y agosto del mismo año. Las parejas de escritores fueron seleccionadas por el Colectivo Fu, y siguen el mismo orden del festival. La idea inicial fue preparar o anticipar discusiones que habrían de darse en el encuentro de Barcelona, pero en diversas ocasiones decidí no limitarme al temas asignado a las respectivas mesas (que en este libro dan título a cada entrevista) para sacar provecho de los giros inesperados de estos intercambios y discutir también otro tipo de asuntos, buscando, en cada entrevista, un punto de confluencia capaz de articular conversaciones entre escritores por demás tan disímiles. Después de discutir largamente la mejor manera de hacerla a distancia –este libro traza conversaciones entre escritores de todas las latitudes del continente–, opté por un blog de acceso privado, en el que fui proponiendo temas o preguntas, mientras que los escritores respondían o comentaban las respuestas del otro. La única excepción fue la entrevista entre Israel Centeno y Luis Humberto Crosthwaite, hecha vía chat. Algunas entrevistas consistieron en lo fundamental en responder mis preguntas; en otras, los autores conversaron entre sí a partir de temas que fui proponiendo. La extensión y el número de intervenciones no estuvo regida por ningún esquema establecido con anterioridad, y dependió de la manera en que cada uno de los autores abordó su participación en este proyecto; en otras ocasiones, como es natural en todo intercambio, el ritmo estuvo pautado por la comodidad o las afinidades súbitas. Me pareció interesante aprovechar la ocasión de un festival de novela latinoamericana en Barcelona para conversar y discutir algunos temas que yo, personalmente, desde la lectura y la edición, he reconocido en la novela en castellano actual, como por ejemplo el contraste entre los usos locales del idioma versus la ya discutida «traducibilidad» que impone la industria editorial española.