Pedro Oeyen - Historia de mi familia - Antepasados paternos - "Oeyen - De Wulf" - Tomo I

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Dirección y Coordinación de la Investigación P EDRO O EYEN

Texto P EDRO O EYEN

Dirección de Arte y Diseño Gráfico X AVIER V ERSTRAETEN

Colaboración (Ilustración de la Sobrecubierta y Página 3) T INA B UGAN

Digitalización de Imágenes P EDRO O EYEN

Impresión L ATINGRÁFICA

P UBLICADO

POR

E DICIONES V ERSTRAETEN , B UENOS A IRES

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Hecho en depósito que marca la ley 11.723 Se imprimieron 120 ejemplares Argentina, Noviembre de 2019 Primera edición


AGRADECIMIENTOS

Doy gracias a Dios que me dio la vida en el seno de una familia y depositó en mi corazón el deseo de investigar para conocer mejor sus raíces. Doy gracias a mis padres que pusieron todos sus esfuerzos en construir una gran familia y brindaron su amor a cada uno de sus miembros. Además, mi madre despertó en mí el interés por los antepasados conservando cartas, fotos y datos innumerables en su memoria prodigiosa. Aunque a mi padre la historia de los antepasados no le interesaba mayormente, me ayudó mucho traduciendo infinidad de documentos del flamenco al francés. Agradezco a mi tía abuela Bertha De Wulf, a quien llamábamos Tatá, todos los relatos y recuerdos de su familia, que me transmitió con amor. Mi tía y madrina Régine Oeyen – Lankens me regaló el magnífico cuadro de la “Tante Mathilde” y me dejó fotocopiar parte de las viejas cartas que conservaba. A ella también le agradezco. Estoy sinceramente agradecido a mis hermanos y sobrinos que me alentaron en la tarea y aportaron comentarios y elementos que la enriquecieron. No puedo dejar de agradecer a todos los parientes que viven en Bélgica, que me recibieron, alojaron, aportaron fotos y documentos, e incluso fueron a buscarlos a los archivos oficiales. En los diferentes capítulos iré mencionando a los que me ayudaron, pero se destacan mis tíos Paul y André Glorie, mi tía Ghislaine Boucquillon – Glorie, “Petit” León De Wulf y Maï Prudhomme - Vandermersch. Un gracias grande y muy especial a Joseph Mennens que me inició en la ciencia genealógica, aportó una cantidad impresionante de documentación que había reunido y me orientó con sus consejos oportunos. Agradezco a mis amigos, obispos, sacerdotes y laicos que me comprendieron y apoyaron en mis búsquedas y trabajos. Culminando este camino que abarcó 40 años de mi vida, he encontrado en Xavier Verstraeten un editor excepcional, que puso toda su capacidad al servicio de esta obra. Mi sincero agradecimiento. Gracias a estos y otros incontables aportes, hoy entrego este libro a mi familia y a todos los que se interesen en esta historia. Agradezco desde ya los comentarios que me hagan llegar.

Pedro Oeyen


ÍNDICE

1.

Los apellidos

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P RIMERA 2.

3.

PARTE :

O EYEN

El apellido Oeyen Apéndice: A. El dios vikingo Odin B. Algunos documentos antiguos en los que figuran Oeyen C. Los dueños del castillo de Oeÿen Prehistoria familiar Oeyen I. La ascendencia Oeyen II. Las esposas de Oeyen y su acendencia

Apéndice: A. Los datos genealógicos existentes de la ascendencia Oeyen

4. 5.

B. La ascendencia de las esposas de los Oeyen Nuestros bisabuelos Joseph Oeyen y María Christina Mertens (4ª generación) Los antepasados de María Christina Mertens

Apéndice: A. Ascendientes paternos de María Christina Mertens

6. 7.

8. 9.

B. Ascendientes maternos de María Christina Mertens Nuestro abuelo Alberto Oeyen (3ª generación) Los hermanos de nuestro abuelo Oeyen I. Joseph Alphonse II. María Clementina III. Ludovicus Gustavus IV. Ernest V. Henri VI. Angelina María Leonia Los hermanos de nuestro padre: el tío León Los hermanos de nuestro padre: la tía Régine

14 18 19 20 22 23 26 28 30 32 38 42 42 44 52 52 53 55 56 59 59 60 70

Apéndice:

10.

Descendientes de Régine Oeyen y Hugo Lankens Los hermanos de nuestro padre: el tío Juan

79 80

Apéndice:

11.

Descendientes de Elsa Linder y Juan Joaquín Scharf Los primos Oeyen de nuestro padre I. Descendientes de Joseph Alphonse Oeyen: María, Clemence y Bertha. II. Descendientes de Ernest Oeyen y Stephanie Bollens: Simone y Ernest (Totó)

89 90 90 94

Apéndice: A. B. C. D. E.

Descendientes de Clemence Oeyen y Henri Joseph Mennens Descendientes de Bertha Oeyen y Georges Faniel Descendientes de Simone Oeyen y Jules Stappers Descendientes de Ernest (Totó) Oeyen y Elizabeth Colen Descendientes de Elodie Lahou – Joseph Claes

89 99 99 100 101


S EGUNDA

PARTE :

D E W ULF

12. Prehistoria De Wulf

13.

14.

15. 16.

17.

18. 19. 20.

21

Presentación. Etimología y origen Los antepasados de nuestros tatarabuelos Eugene De Wulf y Henriette Veys Apéndice: A. Datos genealógicos existentes de los antepasados De Wulf B. Las esposas de De Wulf y sus antepasados Nuestros tatarabuelos Eugene De Wulf y Henriette Veys Apéndice: Descendientes del primer matrimonio de Eugene De Wulf con Anna Versavel Prehistoria De Stoop Etimología y origen Los antepasados de nuestra bisabuela Elisa De Stoop Apéndice: A. Antepasados paternos de nuestra bisabuela Elisa De Stoop B. Antepasados de las esposas de los De Stoop Nuestros bisabuelos León De Wulf y Elisa De Stoop Los hermanos de nuestro bisabuelo León De Wulf I. Edmond II. Fréderic III. Mathilde Apéndice: A. Descendientes de Fréderic De Wulf y Marie Veys B. Descendietes de Mathilde De Wulf y Edgard Muylle Los hijos de nuestros bisabuelos León de Wulf y Elisa De Stoop I. Marthe II. Georges III. Jeanne IV. Louisa V. Bertha VI. Julia VII. Madeleine IX. León VIII. Joseph X. Maurice Nuestra abuela Madeleine De Wulf - Oeyen Nuestra tía abuela Bertha De Wulf (Tatá) Los primos De Wulf de nuestro padre I. Georgette De Wulf II. Marie Louise (Maï) Prud’homme III. “Petit” León De Wulf IV. Françoise De Wulf Apéndice: A. Descendientes de Maï Prud’homme y Michel Vandermersch B. Descendientes de León De Wulf y Thérèse De Cock C. Descendientes de Françoise De Wulf y Vincent Vandermeersch Biografía del autor

104 104 106 110 110 112

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PRÓLOGO

Hace muchos años leí “Raíces”1, que relata cómo un afroamericano descendiente de esclavos buscó sus orígenes hasta llegar a una lejana aldea de Gambia, África, en la que la tradición oral conservaba el recuerdo de uno de sus miembros, Kunta Kinte, que había sido raptado cuando había ido al bosque a cortar un tronco con el que quería hacer un tambor. La historia me emocionó y me pregunté de dónde provenían mis antepasados más lejanos. Sabía que mis padres eran belgas y había emigrado en 1939. Por lo tanto, lo más probable era que el más antiguo hubiera sido algún Asterix. Pero no avancé en ningún sentido para investigarlo. En 1979 fui a Lima, Perú, donde estaba un pariente lejano, que era sacerdote dominico. Pregunté por él en el convento de Santo Domingo y resultó que residía allí. Me recibió muy amablemente, pero no logramos establecer cómo era nuestro parentesco, sólo sabíamos que nuestras madres era primas lejanas, tenían la misma edad, vivían en Brujas y eran amigas. Al volver le pregunté a mi madre cómo era el vínculo. Me empezó a dar nombres y tuve que ponerlos por escrito y comenzar a hacer esquemas para no perderme. Este fue el comienzo de un interés que fue creciendo a lo largo de 20 años y me llevó a viajar varias veces a Bélgica, tomar contacto con todos los parientes que pude encontrar, reuniendo así la información y documentación posible. Luego uno de ellos me introdujo en el estudio sistemático de la genealogía y la consulta de los archivos oficiales en Bélgica, Francia y los mormones. A esto se agregaron los miles de cartas, fotos y documentos que mis padres conservaban en su casa y me dieron antes de morir (los que estaban en flamenco fueron traducidos por mi padre). La cantidad de material reunido es enorme y pensé que lo mejor, para que no se perdiera el fruto de esta investigación, era sintetizarlo y publicarlo para que toda mi numerosa familia pudiera acceder a él con mayor facilidad2. Así nació la idea de hacer esta serie de libros. Conocer la historia familiar nos ayuda a conocernos y reconocer los influjos recibidos. Ya Napoleón decía que la educación de un niño debía comenzar 200 años de su nacimiento. Luego algunos estudiaron cómo la cultura, el idioma, las costumbres, los valores de un grupo 1

Haley, Alex, Raíces, historia de una familia americana, Emecé editores, Buenos Aires, 1978, 594 págs. 2 Anteriormente publiqué dos tomos con sistema de fotocopiado para uso de mis padres, hermanos y tíos: Oeyen – Glorie: 500 años de historia de una familia (25 ejemplares, 1987, 177 págs.), con documentación variada, y Nuestros antepasados Oeyen – Glorie (14 ejemplares, 1994, 353 págs.), con las actas de nacimiento, matrimonio y defunción, y su traducción, pero eran ediciones muy limitadas. Luego conseguí más datos.

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humano configuran las características de un pueblo, raza o nación y de qué modo esto se conserva, transmite, condiciona y afecta a los individuos, aún a los que emigran y dejan su lugar de origen. Hay bibliografía al respecto, yo he leído “Los contrabandistas de la memoria”3. Otros han buceado tratando de descubrir de qué modo las historias, conflictos y dramas vividos por familiares, aún de los ascendientes indirectos, se transmiten inconscientemente a lo largo de generaciones y generan condicionamientos, mandatos e incluso traumas difíciles de entender. Genéricamente esto ha dado origen a lo que se llama análisis transgeneracional y diversas escuelas lo llevan adelante. Recomiendo la lectura de “¡Ay, mis ancestros!”4. Por eso incluyo también datos y anécdotas de los parientes que conforman las ramas colaterales, porque el punto de partida de cualquier terapia consiste siempre en saber de dónde viene esto que me pasa. Espero que estas páginas puedan ser útiles, especialmente para los que viven lejos de Europa, tanto para satisfacer la curiosidad natural de conocer el origen de nuestra familia, como para resolver traumas o superar condicionamientos negativos, si los hubiera.

Albert Uderzo y René Goscinny, geniales creadores de Asterix y sus amigos, nos invitan a leer la historia de una familia belga y de sus antepasados.

3

Hassoun, Jacques, Los contrabandistas de la memoria, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1996, 190 págs. 4 Ancelin Schützenberger, Anne, ¡Ay, mis ancestros!, ed. Taurus, Buenos Aires, 2008, 303 págs.

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1 LOS

APELLIDOS

En la antigüedad los apellidos no existían en ningún pueblo ni cultura. Si miramos en la Biblia vemos que a cada uno se lo llamaba sólo por su nombre. A veces, se añadía el del padre, un apodo, el oficio, el lugar de donde provenía u otra característica que ayudara a identificarlo. Así en el Nuevo Testamento encontramos a Santiago y Juan “hijos de Zebedeo” apodados “Bonaerges” (hijos del trueno), a Santiago “hijo de Alfeo”; a Simón de sobrenombre “Pedro”, a Simón “el Cananeo” o “el Zelote”, a Tomás “el Mellizo”, a Judas “Iscariote”, a María “Magdalena”, Alejandro “el Herrero”, Simón “el Mago” (ver Mc 3, 13-19; Lc 6, 12-16; Jn 20, 18 y 24; 2 Tim 4, 12; Hech 8, 9-24), etc. En ningún caso se trataba de apellidos porque no se transmitían de padres a hijos, ni identificaban a una familia. Ignoro cómo se gestaron los apellidos en oriente, pero en occidente nacieron entre los siglos XII y XVI. Inicialmente los nobles de alto rango (reyes, príncipes, duques, etc.) añadieron a sus nombres el del territorio sobre el cual reinaban o tenían poder: Luis de Francia, Francisco de Borgoña, etc. Omitían señalar que el primero era “rey” y el segundo “duque”, porque esto era público, notorio y de algún modo quedaba resumido en el “de” escrito con minúscula. A partir de allí con el tiempo, en todos los idiomas, llevar en el apellido un “de” con minúscula fue sinónimo de pertenecer a una familia noble (en flamenco “van”, en alemán “von”, etc.). Posteriormente todos los nobles, aún los de la baja nobleza como los “caballeros” y “señores”, añadieron a sus nombres el del territorio, propiedad o castillo que tenían, siempre con el “de” delante. Esto se transformó en apellido familiar pues se heredaba y transmitía de padres a hijos junto con la propiedad. A partir de mediados de la Edad Media, los que pertenecían a las corporaciones de los distintos oficios comenzaron también a usar apellidos que se transmitían de padres a hijos, como signo de importancia. Inicialmente lo hicieron los “burgueses” (miembros de los consejos de las ciudades libres). Poco a poco, entre los siglos XIII y XVI, la costumbre se fue extendiendo y generalizando de modo que a fines de la Edad Media o principios del Renacimiento todos tenían apellido, salvo los esclavos (estos lo adquirieron recién en el siglo XIX, a menudo tomando el de sus dueños). Muchos transformaron el nombre de sus padres en apellido. Ya sea sin modificaciones (Martín, Juan, Alfonsín = Alfonsito, etc.), otros le añadieron una “z”5 (Ruiz o López). Pero la mayoría le agregó la partícula “ez” al final (Martínez, Rodríguez). Esto ocurrió en todos los idiomas. En flamenco, a veces se transmitió el nombre del padre o de la madre sin ningún añadido, pero en muchos casos se le agregaba la partícula “sen” o “sens” o simplemente una “s” al final, que en ciertos casos se transformó en “x”. En nuestra familia, encontramos Martens, Mertens o Maertens (hijo de Martín), Willems o Willemsens (hijo de Guillermo), etc. Otros tomaron el de su oficio o asumieron el apodo que tenían: Sastre, Carpintero, Bello... En nuestra familia: De Coster (el sacristán) y De Jaeger (el cazador). De Wulf (el lobo) y De Vos (el zorro) podrían señalar al que los cazaba, como también un apodo puesto al que tenía las características de ese animal. O se identificaron por alguna característica del lugar en el que vivían (Puente, Laguna); en flamenco Van der Mersch (De la Laguna), Van den Bosch (Del Bosque), etc. O bien el nombre de la ciudad o pueblo donde vivían: Madrid, Roma. No faltaron tampoco los que asumieron como apellido alguna característica física (Blanco, Moreno, Calvo, Delgado) o alguna circunstancia de su vida, (Expósito = niño que ha sido abandonado; Guerra, porque nació en ella). Un caso especial son los apellidos traducidos. Se trata de familias que emigraron o fueron dominadas

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La “z” final se transformó a veces a “s” en Galicia, Portugal (Suares) y entre judíos sefardíes (Simón Peres).


por naciones que hablaban otro idioma. En esos casos, para evitar problemas, a veces tradujeron o simplificaron su apellido. Cerca de Bariloche hay un cerro que se llama “Padre Laguna” en honor de un misionero jesuita que evangelizó a los mapuches en el siglo XVII, pero en realidad este hombre era un flamenco llamado Van der Mersch, que tradujo su apellido. Más difícil es el caso de los que provienen de países exóticos y que al llegar a la Argentina les cambiaron el apellido. Así en Salta había un “turco” que tenía un almacén de ramos generales y se llamaba “Juan Moreira”. A esto hay que agregar los que modifican su apellido por ser grotesco u ofensivo; a veces no lo son en el país de origen y se llevan una sorpresa al emigrar (Concha por Conca o Cuenca, Elano por Olano o Elcano). Algunos quisieron “ennoblecer” su apellido (la nobleza ha ejercido un atractivo irresistible para muchos). Aunque su origen era de lo más plebeyo, lo escribían de modo que parecieran nobles: añadiendo delante un “de” o usando una minúscula cuando correspondía una mayúscula. Así entre las primas de mi padre, del lado materno, hay una que se casó con un Vandermersch y otra con un van der Meersch y, aunque se demostró que tenían un origen común, el segundo consideraba su apellido mucho más importante que el primero. Por todo esto, al estudiar la génesis de un apellido, es importante conocer su significado y de dónde proviene. En todos los idiomas hay publicaciones que se especializan en su etimología. Como explicaré oportunamente, yo he consultado algunas en relación con la familia. También es necesario recordar que los apellidos se formaron mucho antes de que la mayor parte de la gente supiera leer o escribir y no había documentos de identidad. Por lo tanto, los apellidos se transmitían oralmente y fueron sufriendo modificaciones según la forma de pronunciarlos propios de cada región o pueblo. Hay casos en que resulta muy difícil saber cuál es el origen. Esto da pie a diferentes posibilidades: ¿Será extranjero? ¿Habrá sufrido grandes modificaciones? ¿De dónde proviene? Lo anterior nos ayuda a ubicarnos genéricamente en la problemática, luego hay que trabajar sobre el apellido que se quiere investigar. El primer paso es siempre recabar la mayor información y documentación posible en la familia. Estampitas, cartas, fotocopias de documentos, relatos familiares, recuerdos de la gente mayor, forman un conjunto de elementos que ayudará luego en una investigación sistemática y darán elementos con los que se podrán reconstruir la vida y acontecimientos vividos por los antepasados. Conocer los datos de la historia del lugar en que vivieron ayudará a ubicarlos en su época y comprender en parte diferentes circunstancias de sus vidas. Luego hay que tomar contacto con las fuentes documentales y cotejar la información reunida. En esa búsqueda se pueden incluir todo tipo de elementos: fotos, documentos comerciales y hay que averiguar los lugares donde estudiaron, su paso por milicia, los barcos en los que viajaron, qué lugar ocuparon en la sociedad, consultar los diarios de la época, etc. Pero genealógicamente tienen especial importancia los datos de nacimiento, casamiento y defunción. Para un estudio serio, sólo valen las copias de las actas originales que se encuentran en los Registros Civiles. Pero éstos sólo comenzaron a existir en Europa a partir de la Revolución Francesa (en Argentina recién a fines del siglo XIX). Antes (a partir de fines del siglo XVI) sólo existían los registros eclesiásticos. Los Registros Civiles en general están en buen estado, pero los antiguos registros eclesiásticos muchas veces han sufrido pérdidas y deterioros a causa de guerras, incendios, inundaciones, robos, humedad, ataque de insectos, etc. Se pueden consultar en los Archivos oficiales, donde hay microfilms de casi todos los registros existentes. Los mormones han hecho ese trabajo en todo el mundo y han brindado copias a dichos archivos, que actualmente se pueden consultar en Internet6. También en los centros genealógicos que establecieron se pueden conseguir copias de esos microfilms. Si se quieren buscar datos anteriores a 1575, hay que acudir a elementos dispersos: escrituras, sucesiones, impuestos, documentación municipal, censos civiles y eclesiásticos, registros judiciales, etc. Esto es muy difícil de encontrar y de consultar. Normalmente sólo los especialistas tienen acceso a estos documentos, pero luego sus estudios son publicados por las sociedades genealógicas de todo el mundo. Gracias a ellas se consiguen datos que de otro modo sería casi imposible obtener.

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www.familysearch.com

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PRIMERA PARTE

OEYEN


2 EL

APELLIDO

OEYEN

ETIMOLOGÍA: La mayoría de los especialistas coincide en que proviene del nombre de un lugar en el que se veneraban antiguos dioses paganos7. Algunos opinan que se trata de la diosa germana Oda8 u Odien (sobre la que no encontré mayor información) y otros, que estaban dedicados al dios vikingo Odín (ver Apéndice). Afirman que a veces en los antiguos dialectos de origen germano la “y” reemplazó la “d” y se transformó en Oyien u Oyen. Pero que nadie se ilusione: no somos descendientes de los antiguos dioses nórdicos, sino que nuestros antepasados provenían de lugares donde antiguamente se los veneraba. Al formarse los apellidos, algunos antepasados lo habrían asumido porque vivían cerca de ellos. Los pueblos bárbaros del norte de Europa no construían templos, sino que honraban a las divinidades bajo el árbol más grande del bosque, algún promontorio, cerro, lugar donde creían que se habían manifestado por medio de un rayo o dándoles la victoria en un combate. Esos sitios eran conocidos por el nombre del dios al que se veneraba. Al ser civilizada y cristianizada Europa, los cultos paganos fueron erradicados, pero subsistieron algunos nombres en los lugares donde habían estado9. En casos como el nuestro, a veces se los modificaba levemente para que no se los relacionara con ellos. ORTOGRAFÍA: La forma de escribir el apellido fue variando con el paso del tiempo y de acuerdo a los lugares. La más antigua parece haber sido “Oyen” y se pronunciaba acentuando la letra inicial (óien). Al escribirlo en una época en que no se usaban los acentos ortográficos, duplicaron la vocal inicial o bien le agregaron una “e” como una forma de señalar el acento. Así comenzó a aparecer como “Ooyen” y “Oeyen”. Luego, para señalar que la “y” debía pronunciarse como “i”, no como “ye”, a veces le agregaron una diéresis (¨) o un acento circunflejo (^); así se encuentran documentos en los que se lo escribe como Oÿen, Ooÿen, Oeÿen o con diéresis. En el neerlandés actual transformaron las “ÿ” e “y” en “ij”, por lo cual hay lugares que se denominan Oijen, Ooijen y Oeijen. UBICACIÓN GEOGRÁFICA: Encontramos diversos sitios que llevan este nombre, a veces transformado en nombres compuestos, quizás existan otros que desconozco. Existen en el Limburgo belga y en el holandés cerca de una autopista. Hay un lugar denominado Oeyen en la localidad de Peer y otro Oeyenboss (bosque de Oeyen); en Alemania cerca de Herford existe Bad Oeynhausen que fue sede de los nobles von Oeyen y un puente “de Oeyen”; también los hay en Noruega. En los actuales territorios de Holanda, sobre el Mosa (Maas) se encuentra la ciudad

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Oda fue también nombre de mujer (ver más adelante Oda van Byland, en el pergamino del castillo de Oeÿen) y que por tanto nuestro apellido podría también ser en algún caso “matronímico”, es decir derivado del nombre de la madre. Pero, como se encuentra en diversos lugares, esto no puede aplicarse a todos. 8 Dr. Frans Debrabandere, Verklarend woordenboek van de Familiennamen in Belgie en Noord-Frankrijk [Diccionario etimológico de los apellidos de Bégica y del Norte de Francia], t 2, ed. Gementecrediet, Bruselas, 1993, pp 1067-1068 (varios elementos de este capítulo han sido tomados de este autor). 9 En algunas excavaciones aparecieron restos de estos cultos. Así en Mortsel, un suburbio de Amberes, se encontró una imagen al hacer la estación del tren, a la que se le dio el nombre de Oude God (Dios viejo o antiguo).

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de Venlo y en sus inmediaciones encontramos los pueblos de Oijen (8 kms. al SO) y otro Ooijen (al Norte), cerca de este último hay un castillo llamado “de Oeÿen10”. El castillo de Oeÿen es en realidad sólo una casa un poco más grande que las demás, con un foso que la rodea, que fue transformada en restaurante, en el que nuestro hermano Christian estuvo el 2 de noviembre de 2003, y actualmente es sede de un camping. Un genealogista alemán le entregó una fotocopia de un antiguo pergamino en el que consta el nombre y el escudo de las familias nobles que lo ocuparon entre los años 1396 y 1673 (ver Apéndice). Más allá de la sucesión de las familias en el dominio del castillo, que no nos interesa mayormente, lo importante de este documento es que confirma que: 1. En 1396 existía un feudo, es decir un territorio que rodeaba el castillo sobre el cual ejercían dominio los “señores” (de la baja nobleza). Esto implicaba, entre otras cosas, que debían brindar protección a los que lo habitaban y podían cobrarles impuestos. 2. Este feudo no era muy importante, ya que en dos ocasiones quienes lo poseían renunciaron a él al recibir otro mejor. 3. El nombre Oeÿen correspondía a ese territorio y no era el apellido de las familias que ocupaban el castillo. A uno se lo llamaba “van Oeÿen”, lo significa que se lo concía como el “señor del feudo de Oeÿen”, pero luego esto no pasó a los herederos; por lo tanto no era propiamente un apellido, ni un título de nobleza. 4. El nombre se escribió de diversas maneras a lo largo de los siglos: Oeÿen, Oÿen, Oeyen y corresponde al pueblo actual de Ooijen. EL APELLIDO: Los apellidos Oyen y Oeyen se encuentran en Alemania11, Holanda y Bélgica. También existen en otros países, como Francia, pero probablemente se trate de migraciones posteriores. Nos interesa especialmente saber cómo surgieron en Bélgica, de donde proviene nuestra familia. Como dije, surgieron en las zonas donde existían lugares con ese nombre. Por eso, es muy probable que el nuestro sea un apellido “toponímico”, es decir provenga de esos pueblos o sitios. Al ser varios ubicados en lugares diferentes, es muy probable que existan distintas ramas independientes, que nunca tuvieron relación, ni vínculos de parentesco entre sí. Los datos que tenemos hasta ahora indican que aparecen por primera vez en algunos documentos en el siglo XIV. De todas estas personas no existen mayores detalles, por lo que es imposible encontrar conexión entre ellos y/o con nuestra familia. También figuran como parte de apellidos compuestos, que claramente se diferencian del nuestro, por eso no profundicé la investigación sobre ellos, pero esto indica que el uso de este nombre estaba relativamente extendido y no se trataba de casos excepcionales (ver Apéndice). ALGUNOS DATOS HISTÓRICOS SOBRE NUESTRO PAÍS DE ORIGEN: Julio César (100 a.C. – 44 a.C.) en su libro “La guerra de las Galias” habla de “los belgas” y los define como un pueblo muy valiente. En esta afirmación se basa la historieta Asterix. Se ubica en Europa en la frontera entre los pueblos francos y los germanos. A lo largo de los siglos estuvo bajo el dominio de todas las naciones de la región: Francia, Alemania, Austria, España y Holanda. Inició su vida como reino independiente en 1830, separándose de esta última.

10 En las inmediaciones hay otro pueblo llamado Broekhuizen, nombre que guarda relación directa con el apellido de los primeros dueños del castillo. 11 Según Christian, el 13-8-2002 en el Índice telefónico de toda Alemania figuraban sólo cuatro Oeyen. Unos años antes a Pablo le habían comentado que había una familia Oeyen cerca de Stuttgart.

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Conviven en ella dos grupos culturalmente distintos, uno de origen germano y otro francés. El primero habla flamenco, es decir neerlandés, el mismo idioma que Holanda, con pequeñas variantes como las que existen entre las distintas naciones de habla hispana. El segundo habla francés o un dialecto de este idioma llamado walón, que está en vías de extinción. Hay también una pequeña minoría alemana, además de algunos extranjeros. El 60% de los habitantes hablan flamenco, el 35% francés, el 1% alemán y el 4% restante son extranjeros. Por más de un siglo los francófonos dominaron el país, impusieron su lengua y ocuparon los cargos más importantes, considerando a los flamencos como gente bruta y sin educación. En el siglo XX se generó la reacción de estos últimos, que siendo la mayoría, terminaron imponiéndose. Hoy en día el país está profundamente dividido en dos regiones autónomas y con rencores que no se han curado, lo que genera innumerables problemas. POBLACIÓN: Bélgica tiene una superficie de 30.528 kilómetros

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cuadrados12 donde viven once millones de personas. De acuerdo al Registro Nacional de las Personas Físicas, en 1987 había allí 187.000 apellidos diferentes, aunque muchos son simples variantes ortográficas de una misma raíz (por ejemplo, De Smet, De Smed, De Smedt, Desmet, Desmed, Desmedt, Smet, Smed, Smedt, Smets, etc.). De ellos 15.330 tenían más de 100 miembros. Para asegurar que un apellido no desaparezca en pocas generaciones, la cantidad mínima es cuarenta. Las distintas formas de escribir nuestro apellido fueron desapareciendo o están en vías de extinción y sólo subsisten Oyen y Oeyen. En su origen se utilizaban indistintamente, de modo que una misma persona podía aparecer a veces con el primero y otras con el segundo. Pero en la actualidad son dos ramas familiares diferentes. Oeyen en 1987 correspondía a 994 personas, concentradas casi todas en las provincias de Amberes (540) y Limburgo (250), a las que les siguen el Brabante Flamenco (77) y Bruselas (66). Flandes Oriental (24), Lieja (12), Luxemburgo (9)13, Flandes Occidental (8), Brabante Walón y Hainaut (4), Namur (0). Esto significa que el 94% vivía en la región de habla flamenca y sólo el 6% en las provincias francófonas. Oyen correspondía a 628 individuos, concentradas principalmente en las provincias de Limburgo (377) y Amberes (125), a las que les siguen el Brabante Flamenco (67). Lieja (22), Flandes Oriental (19), Bruselas (10), Brabante Walón y Namur (3), Hainaut (2), Flandes Occidental y Luxemburgo (0). O sea que, igual que en el caso anterior, el 94% se ubicaba en la región flamenca y sólo el 6% en la que habla francés14. Esto confirma que ambos apellidos son flamencos15. Los genealogistas afirman que la concentración de un apellido en determinada región, a menudo, señala que se originó allí. Por lo tanto, el nuestro provendría probablemente de las provincias de Amberes y Limburgo. Y precisamente muy cerca del límite entre ambas se encuentran los pueblos Balen y Olmen, donde vivían nuestros antepasados en el siglo XVI, los más lejanos que hemos encontrado. LA NOBLEZA: Pertenecer a ella siempre ha significado prestigio y poder, especialmente en Europa en los siglos pasados. La gran mayoría de los que se dedican a la genealogía buscan con desesperación algún

Escudo nobiliario de los (van/von) Oeyen.

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Apenas un poco más que la provincia argentina de Misiones, que tiene 29.801 kilómetros cuadrados. 13 Ernest (Totó) Oeyen, primo de nuestro padre y originario de Amberes, vivía allí con su familia. 14 Herbillon, Jules y Germain, Jean, Dictionnaire des noms de famille en Belgique Romane et dans les régions limitrophes (Flandre, France du Nord, Luxembourg)[Diccionario de los apellidos de Bélgica francófona y de las regiones limítrofes (Flandes, el Norte de Francia y Luxemburgo)], t 2, ed. Crédit Communal, Bruselas, 1996, pp. 888-893 y 1079-1081. Nuestro apellido está muy lejos de ser el más frecuente, ya que sólo en las provincias flamencas hay 29.021 Peeters (33.170 en todo el país), le sigue Janssens con 27.369 y Maes con 21.625. En la región flamenca hay 97 apellidos con más de 4.000 individuos. Pero si sumamos las variantes, las cifras cambian; por ejemplo, las cinco principales de los De Smet suman 42.870 personas. 15 A menudo me preguntaron si nuestro apellido era vasco, ya que suena parecido a otros que terminan en “oyen”: Yrigoyen, Orcoyen, Etchegoyen, etc. Esto carece de todo fundamento, máxime cuando se considera que la pronunciación flamenca es absolutamente diferente de la española y la vasca.

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dato que los vincule a esta casta privilegiada. No es mi caso, ya que esto nunca me importó, ni me pareció significativo. Para aquellos que les interese, señalo que en los elencos nobiliarios figura sólo un Oeyen, que agregó en el apellido la preposición “van”. Es necesario aclarar que no tiene absolutamente ninguna vinculación con nuestra familia. Se trata de Wilhem van Oeyen, que fue burgomaestre de Venlo (Holanda) entre los años 1579 y 1586. Ignoro la razón por la que se lo distinguió como “caballero”, uno de los títulos de la baja nobleza. Sus descendientes se establecieron en Alemania, inicialmente en Baja Renania, cambiando el “van” por “von” y luego se instalaron también en otros lugares del país. Entre ellos encontramos a varios religiosos y sacerdotes; por ejemplo, una priora en un convento cerca de Bonn, María Gudula von Oeyen (murió el 7-8-1703 a los 53 años); un prior en Venlo, Peter Arnold von Oeyen (en 1783); dos canónigos, Oswald Theodor von Oeyen y Peter Antonius Josephus Benedictus von Oeyen (murió 9-8-1826, a los 75 años), unos militares y otros que ocuparon cargos públicos. En el siglo XIX algunos emigraron a los Estados Unidos de Norteamérica. Luego esta rama se extinguió. En los libros de heráldica figura el escudo de su familia, que se compone de un fondo plateado sobre el que se destacan en el centro una flor de lis roja rodeada por cinco pequeños cuadrados del mismo color, dos arriba, dos a los costados y uno abajo16. A veces le agregan como adorno superior una flor de lis roja acompañada por dos alas desplegadas, del mismo color, con la punta hacia arriba. Sólo hay otra familia noble que tiene el apellido en su variante más antigua, los Oyen de Fürstenstein, de la que no tengo ningún dato. ALGUNOS QUE SE DESTACARON: No existen grandes héroes nacionales, ni personas de renombre internacional que lleven este apellido (a empeñarse, que el sitio está vacante). Sin embargo, podemos mencionar algunos casos especiales. Así, por ejemplo, sabemos que existe un pintor llamado Jean Baptiste Oeyen porque uno de sus cuadros, representando la Rue Charles Buls en Bruselas, en 2002 fue reproducido en tarjetas navideñas por la Federación belga de lucha contra el cáncer. Actualmente gracias a Internet con solo escribir el apellido es posible encontrar datos de diversos Oeyen, algunos de nuestra familia y otros ajenos a ella, que son mencionados allí. Así por ejemplo, podemos tomar contacto con una poetisa llamada Edith Oeyen (http://www.edithoeyen.be). El elenco está abierto para que puedan incorporarse otros integrantes.

APÉNDICE A. EL DIOS VIKINGO ODIN Odin (furor) era considerado el rey de los dioses en la mitología nórdica. Dios de la guerra, muerte, sabiduría, poesía y magia. Hijo del dios Bor y de la gigante Bestla, tenía dos hermanos: Vili y Vé. Estaba casado con tres mujeres, cada una simbolizaba una parte de la tierra: Frigg equivalía a la cultivada y con ella tuvo a Balder, Hoder y Hermod. Jörd era la deshabitada y con ella tuvo a Thor y Meili. Ring era la invernal y helada, con ella tuvo a Vali. 16

Cuando en 1992 Katty Oeyen cumplió 15 años en Asunción (Paraguay), Andrés hizo imprimir en las invitaciones este escudo, pero con un fondo dorado, los cuadrados y la flor de lis con rayas en blanco y rojo. Aunque no tenía derecho a hacerlo, sin duda logró impactar a los amigos y Papi estaba encantado. ¡Pequeñas vanidades!

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Pero no podemos olvidar que en esta mitología escandinava, que es especialmente compleja, era también el padre de los primeros humanos: Ask y Embla. Su morada en Asgard era Valaskjalf, donde reinaba en su trono desde el que podía observar los nueve mundos. Cuando no estaba allí, sus hermanos Vili o Vé ocupaban su lugar. También habitaba en el Walhalla, la residencia de los guerreros valientes muertos en combate y siempre recompensaba a los combatientes intrépidos. Por eso, se dice que encarnaba el espíritu de superación personal. Era considerado el dios más sabio de todos, aunque para lograrlo tuvo que pasar por unos ritos iniciáticos terribles. Por ejemplo, sacrificar su ojo derecho para beber del pozo de Mimir y acceder así a la sabiduría universal. Gracias a ello era el dios del conocimiento pasado (por el agua que bebió del pozo de Mimir), presente (gracias a los dos cuervos que lo asistían en el trono) y futuro (debido al don de ver el destino de los hombres, que le enseñó la diosa Freyia). Además, al beber el hidromiel de la poesía, se convirtió en el inspirador de los poetas. Probablemente su culto fue introducido por invasiones vikingas que ingresaron por el Mosa y el Rhin y se establecieron en sus orillas. Luego se extendió, ya que era un poderoso dios polirrubro y todo-terreno al que se podía acudir por múltiples causas. B. ALGUNOS DOCUMENTOS ANTIGUOS EN LOS QUE FIGURAN LOS OEYEN Se trata de escrituras, testamentos, procesos judiciales, contratos, inscripciones en registros comerciales o municipales, etc. Suelen contener sólo nombres y apellidos, sin indicaciones sobre la edad, nombre de sus padres, si estaban casados y con quién, ni otros datos personales. A veces podría hacer referencia al lugar en que vivía un individuo. Así en Amberes en 1398 está la mención de Zeger van Oeyen y en Courtrai en 1419 un Pietre van der Oeyen, que también aparece como Pietre vander Hoeye. Pero en otros son claramente apellidos: en Amberes en 1328 hay un Willem Oden; en Tornhout en 1368 se menciona a un Oeden, que luego aparece como Oeyen; en Wevelgem en 1398 estaba Willem Oye; en Amberes en 1406 vivía Jan Oeyen y en Genk en 1458 se menciona a un Wouter Oden, que en 1473 figura como Wouter Oyen. En antiguas escrituras de Amberes, Peter Oeyen en 1469 vende la sucesión sobre la casa denominada Den Gulden Cop (La cabeza de oro) y Willem Oeyen en 1516, 1517 y 1522 compra diversas cantidades de centeno. Estos datos provienen de las provincias de Amberes y Limburgo, salvo los casos de Courtrai y Wevelgem que están en Flandes Occidental (West Vlaanderen). Hay casos en los que se omitió la última letra y aparece como Oye, Ooye u Oeye17, en otros lo encontramos escrito con una “H” inicial: Hoeyen, Hoyen, Hooijen, etc. y también existen con una “B”: Boeyen. Pero no sabemos si se tratan de variantes del mismo apellido o si provienen de raíces etimológicas distintas. También figuran como parte de apellidos compuestos: van (von) Oeyen (Ooyen, Ooijen, Oyen, etc.), van Noeyen, van Oeyenbrugge [del puente de Oeyen] (Oyenbrugge, Oijenbrugge, Hoeyenbrugge, etc.), Verroeyen (Veroyen, Verhoeyen, Verhoeije, etc.), van Vergoeyendonck y otros.

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También existen Oien o sin la última letra, como Oei u Ooi, pero no es seguro que provengan de Oeyen, Ooyen u Oyen, ya que podrían ser una derivación de ooi = oveja y señalar un lugar donde se las guardaba o a aquel que las cuidaba.

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C. LOS DUEÑOS DEL CASTILLO DE OEYEN El castillo de Oeÿen. Un genealogista alemán le entregó una fotocopia de un antiguo pergamino a nuestro hermano Christian. En él consta el nombre y el escudo de las familias nobles que lo ocuparon entre los años 1396 y 1673. Tiene un encabezamiento, que dice: “De qué manera el castillo de Oeÿen pasó de los nobles van Broeckhuÿsen a los nobles von Louwerman e Ingenhaeff”. Luego va describiendo en franjas como a lo largo de las generaciones pasa de mano en mano18. [1ª línea] Zeger van Broeckhuÿsen, señor en Oeÿen, año 1396. [2ª línea] Zeger van Broeckhuÿsen recibe en 1433 Oÿen como feudo, estaba casado con Oda van Byland, que queda viuda en 1456. [Hermano del anterior] Mathias van Broeckhuÿsen recibe en 1456 Oeyen como feudo. [Saltea algunas generaciones]. [3ª línea, descendiente de Mathias] Martin von Broeckhuÿsen, llamado van Oeÿen, señor en 1533. [4ª línea, repite] Martin van Broeckhuÿsen, llamado van Oeÿen, recibe en 1544 Angerade como feudo [y le pasa el de Oeÿen a su hermano], estaba casado con Elisabeth van Dript de de Stege. [Hermano del anterior] Johan van Broeckhuÿsen, fallece en 1561, estaba casado con Aleydis Spee. Esta última familia fue elevada en 1739 al rango de condes [Grafen, Graf Spee]. [5ª línea, hijo del anterior] Wilhelm van Broeckhuÿsen, entre 1562-1581 fue señor de Oeyen, estaba casado con Gertrudis van Bengel. [Hermano del anterior, recibe el feudo de él] Jacob van Broeckhuÿsen, casado con Leyffart van Asselt van der Acoulen, recibe en 1571 Angerade como feudo [y pasa el de Oeyen a su hijo]. [La 6ª línea está dividida en dos, el primero es] Martin van Broeckhuÿsen [hijo del anterior], señor en Oeÿen, lo recibe en 1601, fallece en 1628, estaba casado con Catharina Quadt van Wickerath. [La 7ª línea está dividida en dos, el primero es] Johan von Louwerman fallecido en 1602, señor en Oeyen, casado con Anna Gertrudis van Broeckhuÿsen [sin descendencia]. [Hermanos de la anterior y juntos a ella] Wilhelm muere en 1637 y Johan van Broeckhuÿsen en 1632 [solteros y sin descendencia]. [Al no tener descendientes de esta generación y haber muerto los tíos y primos hermanos, el feudo pasó a un primo segundo llamado Johan van Bocholtz]. [6ª línea, la segunda mitad señala de dónde proviene el vínculo con Johan van Bocholtz] Gerard van Eijll van Gersteren casado con Elisabeth van Broeckhuÿsen [hermana de Martin y tía de los anteriores]. [7ª línea, segunda mitad, primer cuarto] Johan van Eÿll [hijo del anterior y primo hermano de los van Broeckhuÿsen] casado con Elisabeth van Eÿll te Gersteren van Bocholtz, fallece el 10 de marzo de 1623 y ella el 7 de julio de 1608. [8ª línea, hijos del anterior] Arnold van Bocholtz [soltero, muere sin descendencia], Elisabeta y Margaretha van Bocholtz [al ser mujeres, no casarse ni tener hijos, no heredaron el feudo, que quedó en poder de su hermano], Johan van Bocholtz muere el 16 de diciembre de 1673, estaba casado con Johanna Ingenhaeff, viuda de Hardentadt. [Esta última se quedó con el feudo Oeÿen ya que no había tenido hijos con su marido]. [7ª línea, último cuarto, indican quiénes eran los padres de Johanna Ingenhaeff] Jacob Ingenhaeff te Cassel casado con Johanna van Uerdingen.

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El pergamino original, hecho después de 1739, tenía los escudos en colores; estaba en poder de una señora alemana que murió y lo heredó una sobrina que vive en Francia. A Christian le entregaron una fotocopia en blanco y negro. Él hizo la traducción y yo agregué los comentarios entre corchetes.

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3 PREHISTORIA

Pila bautismal de Balen, en cobre, hecha en 1549 por Nicolaas Coopmans. En ella fueron bautizados nuestros antepasados.

FAMILIAR

OEYEN

Todos los recuerdos y fotos de los Oeyen comienzan a partir de mi bisabuelo Joseph, casado con María Christina Mertens. Los datos anteriores provienen de las búsquedas realizadas en los Archivos Provinciales de Beveren Waes por nuestro primo Joseph Mennens, que yo completé después en ese mismo lugar y en los mormones de Buenos Aires. Son datos seguros y tengo fotocopias de las actas que los certifican, pero en la mayor parte de los casos sólo tenemos sus nombres y fechas en que nacieron, se casaron y murieron. Carecemos de otros elementos que nos ayuden a conocerlos más, por eso no podemos hablar de historia, sino más bien de prehistoria familiar. Nuestras investigaciones genealógicas nos llevaron a determinar que los más antiguos antecedentes nuestra rama de los Oeyen provienen de un pueblo de la provincia de Amberes, llamado Balen y de otro pequeño pueblo vecino, ubicado a 5 kilómetros, denominado Olmen. Ambas eran comunas rurales, cercanas al límite con la provincia de Limburgo. En mi visita a Bélgica en 1990 estuvimos en Balen con Joseph Mennens y pudimos comprobar que el apellido sigue existiendo: vimos tumbas recientes y noticias en los periódicos de un accidente automovilístico en que había muerto un Oeyen. También estuvimos en Olmen, donde el párroco nos confirmó que varios vecinos llevaban nuestro apellido, incluso el último alcalde local (antes de que este pueblo fuera anexado a Balen), que aún vivía. Sacamos fotos de las iglesias y de la pila bautismal en la que fueron bautizados nuestros antepasados. En la actualidad la pequeña ciudad del Balen es la capital de la comuna del mismo nombre, que incluye al pueblo de Olmen, antes cabecera de una comuna independiente. Sigue siendo una zona mayormente rural. La extensión de su territorio es de 72,88 kilómetros cuadrados (casi como los partidos de San Isidro y San Fernando, que juntos tienen 71 km2). Es casi rectangular, de unos ocho kilómetros por nueve y en 2011 tenía una población total de 21.305 habitantes, la mayor parte de los cuales vivía en los sectores urbanos. En la época en que vivían nuestros antepasados, la población era menos numerosa y casi todos vivían en las zonas rurales. Por los datos que surgen de las actas sabemos que todos nuestros antepasados y sus hermanos desde la séptima generación en adelante son señalados como “hombres y mujeres de campo”, “campesinos” y en las últimas como “granjeros”. Aunque en las generaciones anteriores no se señala su condición u oficio, seguramente también lo eran.

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Siempre vivieron en la cercanía de estos pueblos, en diversos sectores rurales. Aunque quizás entre 1796 y 1803, en la época de la Revolución Francesa, por unos pocos años vivieron en otro lugar, no determinado, pues fue período de gran convulsión social, política y de persecución religiosa. No sabemos cuál de estas causas pueden haber provocado esa migración, pero luego volvieron al sitio de donde habían partido. En Bélgica no existen grandes extensiones. Desde cualquier lugar se divisan los pueblos vecinos. El territorio desde siempre estuvo muy fraccionado. En la época de nuestros antepasados, los campesinos vivían en el campo cultivando sus granjas. En ellas había unos pocos animales: caballos, vacas y a veces ovejas, aves de corral (gallinas, pavos, patos) y conejos. En un sector cultivaban verduras y tenían algunos frutales, el resto lo sembraban. En esa región en general cultivaban trigo. Siempre estaban cerca de un pueblo al que iban periódicamente en carro para llevar sus productos, comprar lo que necesitaban, ir a la iglesia y participar en los festejos locales. En esa zona no existen otras religiones o cultos fuera de la Iglesia Católica y en los Registros Parroquiales encontramos asentados sus bautismos, casamientos y defunciones, prueba de que practicaban su religión. Los granjeros solían ser dueños de sus campos y no eran gente pobre, aunque toda la familia trabajaba de sol a sol. Sólo a veces contaban con algún peón, que también vivía allí con su familia y trabajaban para ellos. El hecho de ser enterrados con exequias o misa solemne indica que al menos algunos de nuestros antepasados tenían una posición acomodada, ya que se trataba de los servicios funerarios más caros. Desde fines del siglo XVIII, en que las actas comenzaron a ser firmadas por los padres, padrinos y testigos, tenemos las firmas de todos nuestros antepasados varones y también de las mujeres desde la 6ª generación. Esto indica que eran gente instruida. No existían en la época en esa región escuelas públicas, ni religiosas, ni privadas. Los párrocos y sus vicarios se encargaban de enseñar a leer y contar cuando iban al catecismo, que duraba hasta la adolescencia. Después trabajaban todo el día en la granja y algunos terminaban por olvidarse de lo aprendido, como nuestra tatarabuela Marie Helene Willekens, que firmó el acta de su matrimonio pero en la de su hijo Joseph declara que “no sabe escribir” y también el hermano mayor de nuestro bisabuelo, que no firmó “a causa de su ignorancia”. A continuación señalo la sucesión genealógica de nuestros antepasados, dejando para el Apéndice una información más amplia y detallada. I. LA ASCENDENCIA OEYEN

Iglesia de Balen, construída entre 1444 y 1508, su torre se acabó en 1526.

A fines del siglo XVI había en Balen varias familias Oeyen. Por las fechas de los nacimientos y la repetición de los nombres pienso que eran al menos 3 o 4 y quizá algunas más, pues encontramos una docena o más de adultos que se casaron o tuvieron hijos y llevaban este apellido. Muy probablemente eran todos parientes

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entre sí y provenían de una misma raíz, que aún no pudimos identificar. Algunos aparecen con diferentes cónyuges, podría tratarse de distintas personas o de segundas y terceras uniones. En Balen constan los bautismos desde 1587, los matrimonios desde 1590 y las defunciones desde 1620. En las actas más antiguas de matrimonio no constan los nombres de los padres de los contrayentes ni su edad y en las de difuntos sólo aparecen los nombres, sin otros datos. Por eso, en las generaciones más antiguas en ciertos casos aparecen dudas y presento las variantes posibles. Recién hacia 1790 los padres, padrinos, contrayentes y testigos comenzaron a firmar las actas. Según lo establecido por los genealogistas, la numeración de las generaciones es ascendente. Así la primera corresponde a los doce hijos de nuestros padres, Alberto Oeyen e Yvonne Glorie; la segunda a estos; la tercera a nuestros abuelos y así sucesivamente19. Los genealogistas recomiendan completar todos los datos de sus antepasados hasta la 7ª generación. En este caso, me remonté once generaciones y encontré al más antiguo de nuestros antepasados con nuestro apellido. He respetado los nombres en latín, tal como figuran en los Registros Parroquiales, pero en el Registro Civil, después de la Revolución Francesa a partir de fines del siglo XVIII, están en francés o flamenco: 11ª generación: Andreas (Andrés) (1575-1635), se casó con Anna Maes (1580-1620) y tuvieron 8 hijos en Balen, nuestro antepasado es el cuarto. 10ª generación: Joannes (Juan) (1609-1656), se casó con Anna Ooms (1613-1665). Tuvieron 8 hijos en Balen, nuestro antepasado es el quinto. 9ª generación: Joannes (1644-1721), fue sepultado con exequias. Se casó tres veces, después de la muerte de su primera esposa se mudó a Olmen y se casó con María Smeyers (1658-1695), tuvieron allí 4 hijos, nuestro antepasado es el primero. 8ª generación: Georgius (Jorge) (1683-1759), fue sepultado con exequias. Se casó tres veces, la segunda con Elisabetha (Isabel) Giels (1687-1730), que fue sepultada con exequias. Tuvieron 9 hijos en Olmen, nuestro antepasado es el quinto. 7ª generación: Jacobus (Santiago) (1717-1781). Se casó con Anna Elisabetha Claes (1718-1781). Eran “hombre de campo” y “mujer de campo” y fueron “sepultados en el cementerio, habiéndose celebrado previamente una misa con diácono y subdiácono y un responso por los difuntos”. Se establecieron en Balen y tuvieron 9 hijos, nuestro antepasado es el sexto. 19

El genealogista español Jerónimo de Sosa elaboró en 1676 un método, que fue perfeccionado en 1898 por el Dr. Stephane Kekule von Stradonitz y es llamado “Método Kekule”. En él hay que consignar las fechas y lugares de nacimiento, casamiento y defunción de cada antepasado. Se le otorga a cada individuo un número: 1 para uno mismo, 2 para el padre, 3 para la madre, 4 el abuelo paterno, 5 la abuela paterna, 6 el abuelo materno y así sucesivamente. Con cual en las 7 generaciones que es recomendable conocer, se llegan a127 personas, pero si seguimos ascendiendo llegamos a cifras astronómicas ya que cada generación duplica la anterior.

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6ª generación: Andreas (1756-1835), murió en Cristo en su propia casa y fue enterrado en el cementerio de la iglesia. Se casó dos veces, la segunda con Anna Christina Daems (1757-1826). Ambos firmaban y eran granjeros. Es posible que en la época de la Revolución Francesa, entre 1796 y 1803 hayan residido en otro pueblo donde nacieron algunos de sus hijos. Conocemos cuatro, nuestro antepasado es el segundo y nació en Balen. 5ª generación (nuestros tatarabuelos): Joannes Baptista (1796-1857) se casó con Marie Helene Willekens (1807-1887). Ambos eran granjeros y cuando se casaron sabían firmar, pero luego ella lo olvidó. De este matrimonio nacieron 6 hijos en Balen, nuestro bisabuelo Joseph fue el segundo. No consta en los documentos encontrados, pero presumiblemente iban a misa los domingos, porque lo contrario era muy mal visto, ya que en esa época más del 90% de la población lo hacía. Aunque esto no fue obstáculo para que uno tuviera un hijo natural, casándose posteriormente con la madre de la criatura (8ª generación). En la novena generación se señala que el marido, y en la octava marido y mujer fueron sepultados “con exequias”. En la séptima, que fueron sepultados en el cementerio de Balen, “habiéndose celebrado previamente una misa con diácono y subdiácono y un responso por los difuntos” y que una de las hermanas del esposo era beguina 20 en Diest. Y en la sexta, aunque se trata de un acta del Registro Civil, se indica que él “murió en Cristo en su propia casa y fue enterrado en el cementerio de la iglesia”. Podemos deducir que, al menos en estos casos, no solo era practicantes sino además, piadosos. Tomando en cuenta nuestra ascendencia directa de la 5ª a la 11ª generación, a los que agregué nuestros abuelos y bisabuelos, podemos establecer la edad en que murieron (en tres casos se trata de una fecha estimativa), cuántos años estuvieron casados y cuántos hijos tuvieron.

Iglesia de Olmen, la torre es del siglo XV, el templo del XVI y XVII.

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Beguinas: Eran mujeres consagradas, que tenían cosas en común, como la oración y reuniones. Pero vivían individualmente, cada una en una pequeña casa dentro de un gran predio común. El voto de pobreza era atenuado, pues podían tener algunos bienes propios e incluso alguna persona a su servicio (ver Apéndice).

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ALGUNOS

DATOS ESTADÍSTICOS

Varones

Edad Mujeres

Edad

Años de casados

Hijos

Andreas (est.) Joannes Joannes Georgius Jacobus Andreas Joannes Bapt. Joseph Albert Promedio:

60 47 76 75 64 78 61 75 79 68

40 (est.) 52 37 43 (est.) 63 69 80 55 69 56

20 (est.) 22 13 22 36 34 24 32 42 25

8 8 4 9 9 4 6 7 4 6.5

Anna Maes Anna Ooms María Smeyers Elisabetha Giels Anna E. Claes Anna C. Daems M.Helene Willekens M.Christina Mertens Madeleine De Wulf

Muchos de los antepasados enviudaron siendo jóvenes y se casaron dos o tres veces. Esto provocaba que a veces había diferencias notables en las edades de los contrayentes: por ejemplo, Joannes Oeyen tenía 14 años más que María Smeyers. En estos matrimonios, es claro que a partir de mediados del siglo XVIII aumenta la cantidad de años de matrimonio, por eso el promedio es relativamente alto para una época en la que muchos no llegaban a celebrar las bodas de plata y casi ninguno llegaba a las de oro. Lo normal era tener muchos hijos, que en un caso llegan a 17, fruto de dos matrimonios. La mortandad infantil era elevada y pocos llegaban a la edad adulta. No he investigado cual ha sido la descendencia de los hermanos que dio origen a ramas colaterales, de las que somos parientes muy lejanos. No hemos encontrado ninguna indicación de que alguno haya sido militar, funcionario público u ocupado un cargo político. Por lo visto esto no figuraba entre los objetivos familiares. Tampoco encontramos vocaciones sacerdotales o religiosas, salvo el caso de la beguina. Cada tanto alguna persona con apellido Oeyen se contacta con nosotros para ver si somos parientes. Para que esto sea posible, sus antepasados deberían ser de la comuna de Balen. Cementerio parroquial de Balen, donde fueron sepultados nuestros antepasados. Hay tumbas recientes con lápidas que llevan el apellido Oeyen y otros emparentados con ellos: Claes, Maes, etc.

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II. LAS ESPOSAS DE LOS OEYEN Y SU ASCENDENCIA La mitad de los genes vienen de las madres, a menudo de ellas se recibe gran parte de la educación, fe, valores, cultura. Por eso, al estudiar nuestra ascendencia es indispensable conocer también la de las mujeres que se casaron con los Oeyen, aunque la información obtenida sea menos completa sobre todo en la cantidad de hijos que han tenido. Ellas, así como sus padres y antepasados, eran casi todos de Balen u Olmen, con algunas excepciones. En la séptima generación, ignoramos el lugar en que nació Joannes Baptista Daems, que fue probablemente en algún pueblo cercano y Maria Catharina Willekens era de


Bel a 9 km de Balen. En la octava generación, Elisabetha Giels era de Meerhout, ubicado a 6 km de Olmen y Waltherus Praets murió en Mol, que está a 3 km de Balen. En todos los casos en que consta la profesión señalan que eran agricultores o granjeros, excepto en el caso de Henricus Willekens, que era molinero y su hijo Cosme Willekens, que lo fue durante un tiempo, pero luego fue a trabajar al campo. En las actas en las que aparecen las firmas, consta siempre que los varones y las mujeres sabían firmar, excepto en 1802 en el caso de Anna Maria Willekens. Varios de ellos fueron sepultados con exequias o “como se acostumbra hacer en el Iglesia”, tal como ya vimos anteriormente. Además el matrimonio de Andreas Willekens y María Catharina Willekens fue celebrado ante dos sacerdotes apellidados como los novios, que evidentemente eran parientes; lo cual indicaría que esta familia era no sólo católica practicante, sino también probablemente devota. Esto demuestra que el estilo de vida de esta parte de nuestra ascendencia era similar a lo dicho de los Oeyen. La información detallada está en el Apéndice, pero podemos sacar algunas conclusiones globales.

ALGUNOS

DATOS ESTADÍSTICOS

Tomando en cuenta nuestra ascendencia directa de la 6ª a la 8ª generación podemos establecer la edad en que murieron y cuántos años estuvieron casados; por falta de datos, no incluyo la cantidad de hijos.

Varones

Edad Mujeres

Edad

Años de casados

8ª. Waltherus Claes Joannes Lodewyckx Joannes Bta. Willekens Sebastianus Willekens Walterus Praets 7ª. Henricus Willekens Andreas Willekens Joannes Bta. Daems 6ª. Cosme Willekens Promedio:

79 54 56 68 ¿? 57 72 70 76 66.5

50 68 49 70 86 86 74 67 87 71

18 26 26 15 ¿? 35

Margaretha Willekens Gertrudis Binnemans Elisabetha Slegers Catharina Wetbergs Elizabetha Tielens Maria Praets M. Catharina Willekens Catharina Lodewyckx Anna Maria Willekens

19 38 45 28

Vemos que el promedio de vida de los varones es igual a los que llevaban el apellido Oeyen. Pero en cambio, el de las mujeres es muy superior y en consecuencia también mayor la vida matrimonial. Esta longevidad se debe, en parte, a que tomamos los datos de la 6ª a la 8ª generación y no de las anteriores. Es llamativa la cantidad de Willekens en nuestra ascendencia. Sabemos que algunos eran primos entre sí y tuvieron que pedir autorización al obispo para casarse, en otros casos no consta el parentesco, quizás haya sido más lejano. Esto refleja que el ambiente en el que se movían era muy restringido por lo que los parientes terminaban casándose entre ellos.

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No hemos estudiado con detenimiento cuántos se volvieron a casar después de enviudar. Tenemos certeza de un caso y sospechamos que fueron más, especialmente si eran jóvenes. A veces hay una gran diferencia de edad entre los contrayentes, lo que indicaría probablemente que hubo un matrimonio anterior. Los casos más notables fueron el de Andreas Willekens, que tenía 63 años cuando se casó con Maria Catharina Willekens, de 32 y el de Sebastianus Willekens, que tenía 52 años cuando se casó con Catharina Wetbergs, de 27.

APÉNDICE A continuación, para aquellos que quieran profundizar en nuestra genealogía, agrego los principales datos que hasta el momento pude conseguir. Para simplificarlos, he utilizado los signos comunes entre los genealogistas: º id. c. x + ant. post.

nacimiento ídem, igual al lugar anterior fecha aproximada matrimonio (se duplica o triplica en la 2ª o 3º unión) defunción anterior a posterior a

A. LOS DATOS GENEALÓGICOS EXISTENTES DE LA ASCENDENCIA OEYEN 11ª generación: Andreas Oeyen (quizás hijo de Joannes) (ºc.1575 + Balen el 11-10-1635) x id. c.1600 Anna Maes (ºc.1580 + c.1620). Vivían allí y tuvieron 8 hijos: 1. Maria (ºBalen 21-12-1601 + id. 8-10-1633 ó 1-1-1641) x id. 30-6-1628 Paulus Toelen. 2. Elizabeth (ºBalen 1-2-1604 + id. 5-12-1630 ó 24-12-1642) x id. 21-1-1630 Nicolaus Tys. 3. Catharina (ºBalen c.1606 + ¿?) x id. 20-11-1633 Cornelius Keenens. Se casó el mismo día que su hermano Joannes. 4. Joannes (nuestro antepasado, ver 10ª generación). 5. Anna (ºBalen 15-10-1611 + id. 14-7-1647 ó 7-2-1656) x id. 29-1-1634 Adrianus Dirix ó id. 28-10-1636 Guilielmus Huysmus. 6. Andreas (ºBalen 13-2-1614 + id. 1-10-1636), soltero. 7. Petrus (ºBalen 8-3-1617 + id. 7-2-1620 ó 16-7-1624). 8. Digna (ºBalen 8-9-1619 + id. 23-9-1626 ó 4-1629). 10ª generación: Joannes Oeyen (ºBalen 14-2-1609 + id. 8-2-1656) x id. 20-11-1633 Anna Ooms (º id. 19-4-1613 + id. 5-3-1665), hija de Bartholomeus y Catharina Dries. Tuvieron 8 hijos: 1. Maria (ºBalen 8-12-1634 + id. 8-10-1635). 2. Andreas (ºBalen 17-12-1636 + id. 17-1-1639). 3. Catharina (ºBalen 29-12-1639 + id. 3-5-1646). 4. Arnoldus (ºBalen 6-6-1643 + ¿?). 5. Joannes (nuestro antepasado, ver 9ª generación). 6. Anna (ºBalen 25-6-1647 + id. el 7-2-1656). 7. Andreas (ºBalen 6-3-1650 + id. 19-12-1651). 8. Andreas (ºBalen 5-4-1655 + ¿?).

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9ª generación: Joannes Oeyen (ºBalen 27-8-1644 + Olmen 17-1-1721 y fue sepultado con exequias) x Balen 6-7-1664 Catharina Goossen (º¿? + id. 24-6-1681). Tuvieron 5 hijos: 1. Petrus (ºBalen 5-4-1665 + id. 3-7-1681). 2. Catharina (ºBalen 4-6-1667 + id. 16-1-1720 ó 2-6-1743) x id. 3-2-1693 Petrus Van Ghesel. 3. Guillelmus (ºBalen 25-3-1672 + id. 23-7-1681, 15-2-1692 ó 30-10-1702). 4. Maria (ºBalen 1-1-1675 + Olmen 6-2-1694). 5. Paulus (ºBalen 29-11-1677 + ¿?). Después de enviudar, se mudó y a los 37 años, xx Olmen el 28-6-1682 María Smeyers (º id. 20-8-1658 + id. 12-7-1695), hija de Symon y Hadwigis Moons. Tuvieron 4 hijos: 6. Georgius (nuestro antepasado, ver 8ª generación). 7. Anna Maria (ºOlmen 21-10-1686 + id. 12-2-1689). 8. Helena (ºOlmen 17-8-1689 + id. 8-2-1727) x id. 3-2-1723 Jan Peten. 9. Aldegondis (ºOlmen 12-12-1692 + id. 27-11-1753, 27-12-1763 ó 11-9-1767) x id. 24-11-1722 Jan Cruysberghs. Luego, a los 51 años, unos siete meses después de la muerte de su segunda esposa, xxx id. 5-2-1696 Elizabeth Gebourts (º ¿? + id. 7-1-1707). No tuvieron hijos de esta unión. 8ª generación: Georgius Oeyen (ºOlmen 9-11-1683 + id. 27-5-1759 y fue sepultado con exequias) x id. 20-9-1706 Christina Vanstrael (º¿? + id. 29-6-1707, a poco de casarse). No tuvieron hijos. xx id. 6-11-1707 Elisabetha Giels (ºMeerhout c. 1687 + id. el 20-7-1730 y fue sepultada con exequias). Tuvieron 9 hijos: 1. Dymphna (ºOlmen 29-9-1708 + id. 16-8-1722). 2. Anna Catharina (ºOlmen 15-4-1710 + id. 11-3-1717). 3. Maria (ºOlmen 8-2-1712 + id. 31-8-1765) x Olmen 15-11-1735 Joannes Wayts, xx id. 8-10-1754 Laurentius Coomans. 4. Petrus (ºOlmen 26-1-1714 + id. 3-11-1763) x id. 3-3-1749 Elisabeth Hanackers, tuvieron 6 hijos. 5. Jacobus (nuestro antepasado, ver 7ª generación). 6. Elisabetha (ºOlmen 24-3-1719 + id. 20-10-1730). 7. Gregorius (ºOlmen 2-9-1721 + ¿?). 8. Petronella (º no figura en Olmen + id. 2-2-1725). 9. Maria Theresia (ºOlmen 13-1-1729 + id. 22-9-1734). Después de enviudar, tuvo un hijo natural con Anna Maria Claes (ºHeusden + ¿?), luego se casó con ella, xxx Olmen 3-12-1732 y tuvo otros 7 hijos: 10. Henricus (ilegítimo) (ºOlmen 16-9-1732 + id. 8-10-1732). 11. Christianus Andreas (ºOlmen 30-11-1733 + ¿?). 12. Hieronymus (ºOlmen 10-6-1735 + ¿?). 13. Anna Catharina (ºOlmen 7-4-1737 + id. 8-11-1781) x id. 23-6-1771 Mathias Daems, tuvieron 4 hijos. 14. Joannes Baptista (ºOlmen 12-6-1740 + id. 19-6-1740). 15. Henricus (ºOlmen 6-6-1741 + id. 19-11-1742). 16. Maria Theresia (ºOlmen 10-5-1743 + id. 24-2-1749). 17. Joannes Baptista (ºOlmen 12-11-1745 + id. 14-7-1756). Séptima generación: Jacobus Oeyen (ºOlmen 11-1-1717 + Balen 27-10-1781) x id. 2-6-1745 Anna Elisabetha Claes (º id 13-10-1718 + id. 26-11-1781). Eran “hombre de campo” y “mujer de campo” y fueron “sepultados en el cementerio, habiéndose celebrado previamente una misa con diácono y subdiácono y un responso por los difuntos”. Al casarse, se establecieron allí. Tuvieron 9 hijos:

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1. Anna Maria (ºBalen 7-6-1746 + id. 9-9-1786). 2. Catharina (ºBalen 28-2-1748 + 1-12-1762). 3. Guillelmus (ºBalen 22-6-1750 + id. 7-6-1752). 4. Anna (ºBalen 25-3-1752 + ¿?). 5. Joannes Baptista (ºBalen 7-8-1754 + id. 13-11-1781), soltero. 6. Andreas (nuestro antepasado, ver 6ª generación). 7. Catharina Marghareta (ºBalen 27-4-1759 + ¿?). Fue beguina en Diest. 8. Henricus (ºBalen 10-4-1761 + id. 17-7-1839) x Anna Jacoba De Vos. 9. Maria Elisabetha (ºBalen 11-1-1764 + ¿?). Sexta generación: Andreas Oeyen (ºBalen 17-10-1756 + id. 24-3-1835). Murió en Cristo en su casa y fue enterrado en el cementerio de la iglesia, x id. 22-11-1785 (con dispensa del 4° grado de consanguinidad) Elizabeth Mathys (º id. c. 1758 + 16-10-1791). Tuvieron 2 hijos: 1. Anna Maria (ºBalen 16-8-1786 + id. 9-9-1786). 2. Catharina (ºBalen 6-9-1788 + ¿?). xx Olmen 17-4-1792 Anna Christina Daems (º id. 11-1-1757 + Balen 23-5-1826). Ambos firmaban y eran granjeros, vivían en Balen en el sector de Houlst. Es posible que en la época de la Revolución Francesa, entre 1796 y 1803, hayan residido en otro pueblo donde nacieron algunos hijos. Sabemos que tuvieron al menos cuatro: 3. Henricus (ºBalen 29-12-1792 + ¿?). 4. Joannes Baptista (nuestro tatarabuelo, ver 5ª generación). 5. Waltherus (º ¿? c. 1802 + ¿?). Era campesino, vivía en Balen y sabía firmar. 6. Jean Francois (ºBalen 7-7-1803 + ¿?). Quinta generación: Joannes Baptista Oeyen (ºBalen 27-4-1796 + id. 2-2-1857) x id. 25-6-1832 Marie Helene Willekens (º id. 2-7-1807 + id. 30-11-1887). Ambos eran granjeros y sabían firmar cuando se casaron, pero luego ella lo olvidó y decía que no sabía escribir. Tuvieron 6 hijos: 1. Petrus Andreas (ºBalen 23-8-1833 + ¿?) x Maria Theresia Smeyers. Era granjero, en el casamiento de su hermano, no firmó “a causa de su ignorancia” y vivía en Balen. 2. Joseph (nuestro bisabuelo, ver capítulo siguiente). 3. Jean Francois (ºBalen 10-3-1838 + ¿?). 4. Ludovicus (ºBalen 28-3-1842 + ¿?). Vivía en Amberes, era panadero y sabía firmar. 5. Petrus Joannes (ºBalen 27-12-1843 + ¿?) x Maria Catharina Daems. Era granjero, sabía firmar y vivía en Balen. 6. Maria Theresia (ºBalen el 4-8-1846 + ¿?). No sabemos cuándo y dónde murieron algunos hermanos de nuestros antepasados. Es posible que se hayan casado en pueblos vecinos, donde después fijaron su residencia. Puede ser que alguno haya muerto en alguna guerra mientras cumplía con el servicio militar, pero no hay constancia de esto. B. LA ASCENDENCIA DE LAS ESPOSAS DE LOS OEYEN De las generaciones anteriores sólo tenemos algunos datos dispersos e incompletos, que no incluimos en este cuadro: Octava generación Waltherus Claes, hijo de Joannes y Anna Schildermans, (ºBalen 28-10-1681 + id. 20-11-1760) x id. 8-2-1714 Margaretha Willekens (º id. 26-1-1682 + id. 11-6-1732), hija de Joannes y Helena Goosen. Fueron los padres de Anna Elizabeth, que se casó con Jacobus Oeyen.

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Joannes Lodewyckx, hijo de Theodorus y María Vanden Peerle, (ºOlmen 6-4-1685 + id. 27-2-1739 ó 23-4-1742, fue sepultado con exequias) x id. 12-6-1712 Gertrudis Binnemans (º id. 20-2-1690 + id. 9-10-1759, fue sepultada con exequias), era hija de Hieronimus y Elizabeth Augustyns. Fueron los padres de Catharina, que se casó con Joannes Baptista Daems. Joannes Baptista Willekens, hijo de Joannes y de Catharina Swinnen, (ºBalen 1-8-1703 + id. 12-3-1760 ó 30-11-1763) x id. 10-2-1734 Elisabetha Slegers (º id. 13-6-1710 + id. 9-1-1760, fue enterrada en la iglesia), era hija de Henricus y María Van Hemel. Fueron los padres de Henricus, que se casó con María Praets. Waltherus Praets (º ¿? -no fue en Balen- + Mol, antes que su esposa), no conocemos sus padres, era campesino x Balen 27-10-1729 con Elizabetha Tielens (º id. 22-2-1700 + id. 15-9-1786, fue sepultada en el cementerio “como se acostumbra en la iglesia”), era campesina, hija de Thomas y de Catharina Berenaerts. Vivían en Balen. Fueron los padres de María, que se casó con Henricus Willekens. Sebastianus Willekens, hijo de Andreas y de Dimpha Meynen, (ºBalen 10-11-1655 + id. 8-1-1724, fue sepultado en la iglesia) x id. 10-5-1708 Catharina Wetbergs (º id. 18-11-1680 + id. 29-10-1750), era hija de Andreas y de Maria Kemps. Fueron los padres de Andreas, que se casó con María Catharina Willekens. Después ella xx id. 27-5-1724 Joannes Baptista Kemps, de quien era primo. Séptima generación Henricus Willekens (ºBalen 10-1-1735 + id. 24-12-1791, “fue sepultado en el cementerio como lo hace la Iglesia”), era molinero, x id. 2-12-1756 María Praets (º id.17-2-1730 + id. 26-5-1816), era agricultora. Tuvieron al menos dos hijos: Cosme (que se casó con Anna María Willekens) y Jacobus, que vivía en Balen, sabía firmar y era agricultor. Andreas Willekens (ºBalen 20-12-1711 + id. 27-3-1784 y fue sepultado en el cementerio “como se acostumbra en la Iglesia”), era hombre de campo, x Bel 10-9-1764 María Catharina Willekens (º id. 21-1-1736 + Balen 21-11-1810), era hija de Petrus y de Gertrudis Mangelschots. El contrayente era primo hermano del padre de la contrayente, se casaron con dispensa del Obispo ante el revendo señor Franciscus Willekens, párroco de Haes y el reverendo señor Petrus Willekens. Tuvieron al menos tres hijos en Balen: Pierre, que era agricultor, sabía firmar y vivía en Balen; Anna María (que se casó con Cosme Willekens) y otra hija, cuyo nombre desconocemos, que estaba casada con Joseph Geerts, quien era calderero, sabía firmar y vivía allí. Joannes Baptista Daems, no conocemos el nombre de sus padres, (º ¿? -no fue en Balen ni en Olmen- c. 1717 + id. 22-12-1787, fue sepultado con exequias) x id. 11-2-1749 Catharina Lodewyckx (º id. 23-3-1721 + id. 13-2-1788, fue sepultada con exequias). Tuvieron 5 hijos en Olmen: Jan Baptist, Maria Elizabeth, Aldegondis, Anna Christina (que se casó con Andreas Oeyen) y Maria Catharina. Sexta generación Cosme Willekens (ºBalen 30-10-1771 + id. 11-1-1848), fue molinero como su padre luego agricultor y sabía firmar, x id. 22-8-1802 Anna Maria Willekens (º id. 1-10-1772 + id. 21-10-1859), que no sabía firmar. Vivían en el sector de Ongelbergh, Balen, y tuvieron al menos 4 hijos, que vivían en Balen y sabían firmar: Joannes Lambertus, era campesino; Petrus Andreas, era molinero; Marie Héléne (nuestra tatarabuela, que se casó con Joannes Baptista Oeyen) y Petrus Jacobus, que era granjero.

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4 JOSEPH

Joseph Oeyen y María Christina Mertens hacia 1880.

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NUESTROS BISABUELOS OEYEN Y MARÍA CHRISTINA MERTENS (4ª GENERACIÓN)

Con ellos comienza propiamente la historia familiar, ya que llegaron hasta nosotros recuerdos, fotos y algunos documentos, además de los que pudimos obtener en los Archivos oficiales. Sus personalidades y modo de encarar la vida marcaron profundamente a sus descendientes por varias generaciones. Como vimos, todos los antepasados de Joseph Oeyen tanto por línea paterna como materna por muchas generaciones eran de las comunas de Balen y Olmen o de pueblos vecinos, en la provincia flamenca de Amberes, Bélgica. Eran agricultores o granjeros, excepto uno que era molinero. Él nació en Balen, el 17 de setiembre de 1835, cinco años después de que Bélgica se declarara país independiente separándose de Holanda. Era el segundo hijo del matrimonio de Joannes Baptista Oeyen, que tenía 39 años y de Marie Héléne Willekens, de 28. Pocos meses antes había muerto su abuelo Andreas. Su padre sabía leer y escribir, pero su madre, que en su juventud supo hacerlo, por falta de uso, lo fue olvidando y cuando él se casó ni siquiera sabía firmar. Su infancia y adolescencia las pasó allí. Como no había ninguna escuela pública, privada o religiosa, aprendió a leer, escribir y hacer cuentas mientras estudiaba el catecismo en la parroquia del pueblo, a la que acudía a veces a caballo o en carro y otras a pie.


En su adolescencia y juventud dejó todo estudio y se dedicó a las tareas propias del campo, colaborando en la granja familiar, en la que no contaban con personal que los ayudara. El trabajo rural era muy duro, había que comenzar antes del amanecer y trabajar todo el día hasta el anochecer. Salvo el arado, casi todos los demás instrumentos de labranza se utilizaban manualmente. También había que cuidar los caballos, algunas vacas u ovejas, conejos, aves de corral (gallinas, pavos, patos, gansos) y la huerta. No existía la electricidad y las casas se iluminaban con velas o faroles de kerosén. La única calefacción provenía de una salamandra y de la cocina a leña. No se habían inventado la radio, la televisión, ni las computadoras. Se acostaban casi enseguida después de cenar y se levantaban muy temprano, antes del alba. Cuando cumplió 20 años fue sorteado para cumplir el servicio militar obligatorio y le tocó hacerlo en el Ejército. El certificado que le dieron cuando se casó explica qué pasó: El vicegobernador de la provincia de Amberes declara que Oeyen Joseph, fue inscripto para la leva de la milicia de 1855 en la comuna de Balen y le tocó en el sorteo el Nº 5, que lo obligaba al servicio y fue incorporado como recluta el 29 de mayo de 1856 en el 6º Regimiento de Infantería. Fue dado de baja por carecer de la altura necesaria. Este documento certifica que tenía menos de 1,60 m, pero no indica cuál era su verdadera altura. La memoria familiar lo recuerda como “petiso y colérico”. Toda la vida se peinó con un jopo para aparentar que era un poco más alto. Unos meses más tarde, el 2 de febrero de 1857 a las 20 h, moría su padre, en su casa, a los 60 años de edad. Al quedar viuda, su madre que tenía 49; no se volvió a casar y se hizo cargo de la granja con la ayuda de sus hijos. Petrus Andreas, el mayor, tenía 23 años; le seguía Joseph con 21, Ludovicus (Luis) con casi 15 y Petrus Joannes con 13. Habían tenido otros dos hijos, de los que sólo tenemos la fecha de

Al fondo, el río Escalda; en primer plano la Plaza Mayor de Amberes, antiguas casas de las corporaciones medievales y el Palacio Municipal. Al casarse nuestros bisabuelos Joseph Oeyen y María Christina Mertens celebraron allí el civil.

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Estampa mortuoria del bisabuelo Joseph Oeyen, 1911.

nacimiento, pero carecemos de cualquier otro dato y no sabemos si en esa época vivían: Jean François que estaría por cumplir 19 y María Theresia, que tendría 10 años. Bélgica atravesaba un tiempo de paz y comenzaba a surgir la revolución industrial. Con ella nació la idea del “progreso”, es decir, que ya no bastaba con mantener la posición económica, social y cultural de las generaciones anteriores, sino que había que aspirar a mejorar. La granja familiar aseguraba una vida sin grandes privaciones, pero allí era imposible progresar. Tampoco parecía realizable en los pueblos cercanos. Nuestro bisabuelo decidió dejar la región donde sus antepasados habían vivido durante siglos y establecerse en la ciudad de Amberes, capital de la provincia, cuyo puerto la había convertido en uno de los mayores centros comerciales e industriales del país. Convenció a su hermano Ludovicus y juntos partieron. En Balen quedaron su madre y sus hermanos, el mayor de tal modo se dedicó a las tareas agrícolas que siendo adulto ni siquiera sabía firmar. Al instalarse, Joseph y Ludovicus tuvieron que aprender un oficio, ya que lo que hacían en la granja no servía para ganarse la vida en la ciudad. No había escuelas, ni academias que lo enseñaran. El único

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modo era trabajar como aprendiz junto a alguien con experiencia. El objetivo que se habían propuesto era progresar económicamente, por lo tanto debían encontrar el oficio que les garantizara la posibilidad de independizarse y ganar dinero. Trabajaron en una panadería hasta que se consideraron capaces de desenvolverse solos. Fueron varios años de dura labor, pero la granja los había preparado para ello. Se trabajaba los siete días de la semana y todos los meses del año, no había feriados, días de descanso, ni vacaciones. Cada panadero elaboraba la mercadería que vendía. Por la tarde preparaban las diferentes masas y las dejaban en reposo. Se levantaban a tres de la mañana, encendían el horno a leña, fraccionaban las masas, facturas y diferentes tipos de pan para cocerlos en bandejas. Terminada la cocción atendían a los clientes hasta el mediodía. En cuanto pudieron, armaron el propio negocio con sus ahorros y parte de la herencia paterna que les correspondía. Ya como panadero, nuestro bisabuelo se casó en Amberes el 2 de mayo de 1865, a los 29 años de edad, con María Cristina Mertens, que tenía 23; había nacido el 2 de julio de 1841 en Loenhout, provincia de Amberes, era hija de Adrianus, agricultor, domiciliado allí (donde fue alcalde) y de Maria Van Elsacker, ya difunta. Como veremos, su familia de origen era de mejor condición social, económica y cultural. Su firma lo denota, a diferencia de la de Joseph que tenía trazos gruesos y toscos. Ella residía en Amberes desde hacía poco tiempo. Su padre no estuvo en el casamiento, pero envió su consentimiento. Esto no era habitual. ¿Estaba impedido de viajar por algún motivo? ¿Había algún conflicto entre ellos? ¿La diferencia social entre su familia y la del novio eran demasiado grandes? No encontramos hasta ahora ningún elemento para aclarar las dudas. Estuvieron presentes la madre del contrayente y fue testigo del civil su hermano Ludovicus, que ya tenía 23 años y era también panadero. No sabemos si los demás hermanos viajaron para la ocasión, pero es probable que lo hayan hecho, a menos que debieran quedarse para atender la granja. En los años anteriores el contacto con la familia había sido muy esporádico. No existía el teléfono, ni ninguno de los medios de comunicación actuales, salvo el correo. Pero su madre y hermano mayor no sabían leer ni escribir, él mismo lo hacía con dificultad, así que el único modo de comunicarse era personalmente o por medio de algún viajero ocasional. No existían los autos, micros y camiones, únicamente había carros y carruajes. Los caminos sólo en parte estaban consolidados, los viajes era largos y costosos. Por esa época comenzó a tenderse la red de ferrocarriles, que simplificó mucho la cosa. Pero trabajaban los 365 días del año, así que en la práctica sólo se veían en los casamientos y entierros, que siempre fueron motivos de reuniones familiares. Fueron también testigos del civil Carolus Vanderhouderaa, panadero de 35 años, Augustus Mertens, empleado, de 33 y Joannes Baptista Bervoets, panadero de 23, los cuatro domiciliados en Amberes. El acta no indica si Augustus Mertens tenía algún parentesco con la contrayente, pero los otros dos eran o habían sido probablemente compañeros de trabajo del novio y quizás el mayor le había enseñado el oficio.

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De este matrimonio nacieron 7 hijos en Amberes: 1. Joseph Alphonse. Nació el 4 de mayo de 1868 y murió el 1º de diciembre de 1950. 2. Maria Clementina. Nació el 19 de mayo de 1870 y murió el 29 de noviembre de 1940. 3. Ludovicus Gustavus. Nació el 22 de febrero de 1872 y murió el 21 de octubre de 1941. 4. Ernest. Nació el 2 de agosto de 1878 y murió el 1º de abril de 1935. 5. Albertus Leo Víctor (nuestro abuelo). Nació el 3 de julio de 1881 y murió el 5 de noviembre de 1960. 6. Henri (mellizo). Nació el 3 de julio de 1881 y murió el 11 de octubre de 1897. 7. Angelina María Leonia. Nació el 3 de noviembre de 1883 y murió el 9 de marzo de 1885. La menor murió en su infancia y el mellizo de nuestro abuelo a los 16 años. Los demás llegaron a la adultez. De ellos hablaremos en detalle en otros capítulos. Aunque su instrucción en la infancia había sido muy elemental, nuestro bisabuelo hacía muy bien las cuentas, tenía mente comercial y buen ojo para los negocios. En cuanto tuvieron panadería propia, ideó un método para conseguir clientes: ofrecía llevarles a sus casas las facturas y el pan recién horneado. Hoy lo llamaríamos un delivery, pero otros panaderos no lo hacían y comenzó a aumentar su clientela. Aplicó lo que había visto en la granja familiar. Para bajar costos y reducir el personal a lo indispensable, hizo que su mujer y sus hijos colaboraran, de acuerdo a su edad y posibilidades. Así nuestro abuelo contaba que en su infancia, de madrugada él y sus hermanos repartían pan por las casas, antes de ir a la escuela. Al mismo tiempo, muy probablemente por influencia de su mujer, quiso que sus hijos tuvieran una instrucción mayor a la que él había tenido. Por eso, los envió a la escuela. Luego quiso que todos completaran el secundario, los varones como pupilos en el colegio de los jesuitas de Amberes, uno de los mejores de la ciudad. Pero consideró que eso era suficiente para desenvolverse en la vida y que no eran necesarios los estudios universitarios para hacer negocios. Este criterio perduró en la familia por un par de generaciones. Comenzaba la era industrial y se inventaban máquinas de todo tipo. Cuando aparecieron las primeras para mezclar y amasar, pronto las adquirió, con lo cual redujo la cantidad de ayudantes y aumentó la cantidad de pan, bizcochos, tortas y facturas que elaboraba cada día. Eso le permitió obtener mayores ganancias. En cuanto completó el equipamiento de su panadería, comenzó a ahorrar. Pensó que era necesario invertir ese dinero en algo diferente a lo relacionado con su oficio. Recordando su vida de granjero, decía: “No hay que poner todos los huevos en la misma canasta”, frase que se hizo célebre en la familia y aún perdura después de un siglo y medio. En Bélgica los terrenos en los cuales se puede edificar están claramente determinados y diferenciados de los rurales para impedir que las zonas urbanas crezcan demasiado e invadan el campo. Hay pueblos

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en los que una vereda está edificada y en frente hay cultivos o animales. En esa época la ciudad de Amberes tenía unos 150.000 habitantes. Se habilitaron las tierras de un sector rural para que pudiera ampliarse hacia el sur. El valor de las mismas subió, pero no mucho porque por varios años nadie edificó allí. Joseph intuyó que algún día eso cambiaría y esos terrenos multiplicarían su valor. Invirtió allí todos sus ahorros y lo siguió haciendo en los años siguientes. Sus parientes y compañeros de trabajo se reían de él, decían que esos campos eran buenos para vacas y que él los estaba pagando como si estuvieran en la ciudad; que los vendiera y recuperara al menos parte del dinero invertido. No le importó la crítica y se empecinó en su idea. Entre tanto, su madre había muerto en Balen el 30 de noviembre de 1887 a los 80 años de edad. También su esposa María Christina Mertens, que murió de tifus en Amberes, el 14 de abril de 1897 a los 55 años. Él tenía 62 años cuando enviudó y no se volvió a casar. Los hijos mayores ya habían terminado sus estudios y trabajaban. Los menores, que eran nuestro abuelo y su hermano mellizo, tenían 16 años y estaban como internos en el colegio secundario. Pero el 11 de octubre de ese mismo año Henri también murió de tifus. Joseph siguió como panadero unos años más (según nuestro padre, llegó a ser el más importante de la ciudad), hasta que con el tiempo se demostró que su inversión en tierras había sido acertada. El sector se llamó Antwerpen Zuid, comenzó a poblarse y el valor de los terrenos subió enormemente. Ganó mucha plata y en sus últimos años vivía de sus rentas Había logrado el objetivo de su vida, el “progreso” se había hecho realidad. Él y sus hijos ya no eran campesinos analfabetos, como su madre y su hermano mayor, ni simples panaderos como su hermano Ludovicus y sus hijos, sino que pertenecían a una clase media acomodada. Este cambio económico y social afectó su relación con el resto de la familia. En Bélgica la sociedad está muy estratificada de acuerdo a niveles socio económicos, de modo que hay poca comunicación entre personas y grupos de distinto nivel, aunque pertenezcan a la misma familia. Es así que nuestro abuelo recordaba haber ido alguna vez a Balen en su infancia, pero luego perdió todo contacto con sus tíos y primos que vivían allí. En la edad adulta ya casi no tenía contacto con sus primos de Amberes, con los que había compartido su niñez en la panadería de su padre. Por su parte, nuestro padre sabía que en Amberes vivían primos, pero no recordaba haberlos conocido personalmente. Nuestro bisabuelo Joseph Oeyen murió en Amberes el 24 de marzo de 1911 a la edad de 75 años. Sus cuatro hijos varones estaban casados, sólo quedaba soltera su hija María Clementina, que se había quedado junto a él y lo cuidó en su vejez. Todos vivían en los alrededores de Amberes. Su progreso económico y social quedó como modelo de éxito en el inconciente colectivo familiar y en función del mismo se juzgaban a las personas. El dinero pasó a ser algo muy importante y fue fuente de conflictos, celos y enfrentamientos entre sus descendientes.

Tumba de los bisabuelos en Borgerhout (Amberes).

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5 LOS

ANTEPASADOS DE MARÍA CHRISTINA MERTENS

Izquierda

Iglesia de Loenhout. Derecha

Iglesia de Meer.

Mertens, Maertens o Martens, son apellidos patronímicos frecuentes en Bélgica, significan “hijo de Martín” y equivalen en castellano a Martínez. Entre los ascendientes a nuestra bisabuela figuran dos ramas con el mismo apellido que no tenían ninguna relación entre sí. Ella murió cuando nuestro abuelo Alberto León Víctor Oeyen era un adolescente y son muy pocos los recuerdos que llegaron hasta nosotros: sólo algunas fotos y casi nada más. Parece que no tenían mucho contacto con el resto la familia Mertens, ya que sólo nos llegó la mención de un pariente que era jesuita en Brujas y fue confesor de nuestra madre en su juventud. Con respecto a sus antepasados, sólo conocemos lo que hemos podido encontrar en los Archivos oficiales. Por eso, como en el caso de su esposo, no podemos hablar de una historia con respecto a ellos, sino de una prehistoria. Tenemos la documentación completa hasta la 7ª generación y parte de la 8ª; pero hay dos ramas, Van Elsacker y Mertens, que han sido investigadas por otros descendientes y que nos permiten llegar más lejos. Casi todos nacieron, se casaron y murieron en la Provincia de Amberes, Bélgica. Los antepasados paternos de nuestra bisabuela eran casi todos de Meer, pequeña localidad rural ubicada a 33 km al norte de la ciudad de Amberes, próxima a la frontera con Holanda. Estuve allí con Joseph Mennens en 1990, vi la iglesia y el pueblo. La excepción son dos de sus tatarabuelas, en la primera mitad del siglo XVIII (8ª generación), Anna Haest que nació y se casó en Zundert (a 6 km de Meer, donde vivió después) y Cornelia Herrijgers que nació y se casó en Rijsbergen (a 10 km de Meer, donde también vivió después). Estos dos pequeños pueblos rurales hoy en día están en territorio holandés, ambos a menos de 3 kilómetros de la frontera belga, pero en esa época no existían las naciones ni las fronteras actuales y eran parte del territorio flamenco.

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Y también el padre de nuestra bisabuela, nuestro tatarabuelo Adrien Mertens, que se casó y vivió en Loenhout, de donde era su mujer, allí nacieron sus hijos, pero ya siendo viudo murió en casa de su hermano Louis Norbert, en Jodoigne (Brabant) en 1875. Eran todos de una zona rural similar a la de Balen y Olmen, varios de ellos fueron granjeros. Pero la condición social, cultural y económica era superior a la de los Oeyen. Sin duda en la zona existía una escuela a la que todos iban, pues no hemos detectado entre los antepasados y sus hijos ningún caso en el que fueran analfabetos o no supieran firmar. Varios fueron empleados o secretarios de la comuna. Su madre era quiosquera, su tío Louis Norbert trabajaba por su cuenta, su abuelo Joannes Petrus Mertens fue panadero, su tío abuelo Guillaume Loostermans ayudante de panadería y el tío de éste, Segebertus Michielsen (8ª generación), era dueño de un bar. Algunos ocuparon un lugar destacado en su comunidad. El padre de María Christina, Adrien Mertens, fue alcalde de Loenhout, así como lo fue su abuelo Joannes Petrus Mertens en Meer y su bisabuelo Adrianus Loostermans, también en este último pueblo. Al abuelo de este último, también llamado Adrianus Loostermans, en una de las actas en latín se lo llama “dominus”, es decir, “señor”. Esto mismo lo encontramos también en otros casos, que señalaremos. No se trata de un título nobiliario (en francés “seigneur”), ya que en este caso se indicaría cuál era su señorío. Sino de un signo de respeto y consideración hacia alguien importante en la comunidad, en francés equivale “monsieur”. Quizá haya sido alcalde o tuvo una función que le mereciera este trato. Los antepasados maternos de nuestra bisabuela se dividen en dos grupos en cuanto al lugar de origen. En primer lugar, los Van Elsacker que son todos de Loenhout. Esta es una pequeña localidad rural ubicada a 8,5 km de Meer y a 25 km al norte de la ciudad de Amberes. Estuve allí en 1990 con Joseph Mennens, vi la iglesia, la sede municipal y el pueblo. En ella, aunque algunos de sus miembros eran agricultores, la familia Van Elsacker tuvo un nivel social, cultural y económico destacado. Todos sabían firmar. Ya en la 10ª generación comprobamos que uno de nuestros antepasados, Michiel Joannes y su mujer, Anna Jordaens, fueron enterrados con exequias y que ella era hija del “Maestro” Pedro. En la 8ª, Joannes Matteus fue secretario en la comuna y a su esposa, Magdalena Tappers, se la llama “señora”. En la 7ª a Franciscus Bernardus y a su esposa, Joanna Theresia Hermans se los llama “señor y “señora” y fueron enterrados en la iglesia, ella con exequias. Al padre de ella también lo llamaban “señor”. En la 6ª, Franciscus Joannes, el padre de nuestra tatarabuela era fabricante de cerveza. Esta era una industria muy difundida en Bélgica, había fábricas artesanales en todos los pueblos y veremos cómo este oficio estuvo presente también en otras ramas de la familia. Sus dueños pertenecían a una clase media acomodada.

Iglesia de Ekeren.

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Lápida en la iglesia de Ekeren, dice: “Sepultura de Joannes Jacobus Mertens, escribano aquí durante 26 años, murió el 1º de octubre de 1796 a los 61 años, de su esposa Petronella Sol, muerta el … y de sus hijos. Que descansen en paz”.

En segundo lugar, los Mertens21. Éstos no son los mismos que los padres de María Christina, sino que pertenecen a una rama diferente sin ningún vínculo con la otra. Todos provienen de la ciudad de Amberes o de las localidades suburbanas (Schoten, Ekeren, Oosterweel, Wilmarsdonck, Merksem, Hove). La excepción es Joannes Sol, tatarabuelo de nuestra bisabuela (8ª generación), que en la primera mitad del siglo XVIII nació a 60 km al NE de esta ciudad, en Reusel, Holanda, pueblo rural ubicado a sólo a 3 km de la actual frontera belga, pero luego se casó en Amberes y vivió en las localidades suburbanas señaladas. Entre ellos no hemos encontrado ningún granjero o agricultor. Todos sabían firmar y escribir, seguramente fueron a alguna escuela. Los más destacados fueron Hyacinthus Mertens (8ª generación) y su hijo Joannes Jacobus. Ambos tuvieron el título nobiliario de “échevin”, es decir, auxiliar o ayudante del “señor” de Oosterweel. Ambos fueron sepultados en el interior de la iglesia parroquial. Los títulos nobiliarios tenían distintas categorías, éste era de las inferiores y personal, pues no ennoblecía a la familia sino al individuo. No sabemos si el primero lo recibió por alguna acción destacada o si lo heredó de algún pariente cercano. Por tenerlo gozaba de ciertos privilegios, como el de usar un escudo o blasón. El suyo tenía fondo plateado, con tres bandas rojas en diagonal. En el extremo superior izquierdo había un cuadrado dorado, con una rosa con adornos dorados en su centro. Cuando moría el que lo poseía, el título era heredado por el mayor de los descendientes varones vivos. Por lo cual, cuando murió Hyacinthus lo recibió su hijo Guilielmus y al morir éste, su hermano Joannes Jacobus Mertens, abuelo de nuestra tatarabuela (7ª generación). Éste, además, fue escribano en Ekeren durante 26 años y en esa iglesia hay una gran lápida de mármol negro con letras de mármol blancas sobre su tumba, signo claro de distinción. Su esposa, Petronella Sol, al morir era “propietaria”, es decir vivía de sus rentas. La madre de ésta, Joanna Peeters, fue enterrada en la iglesia. En cada pueblo o localidad de cierta importancia había sólo un escribano, que pasaba a ser un personaje destacado en la comunidad. En Bélgica, además de las funciones que tienen en Argentina, los escribanos se encargan también de las sucesiones no contenciosas, es decir, en las que los herederos se ponen de acuerdo. No conocemos en detalle los trabajos u oficios que desempeñaron los demás miembros de esta rama, pero sin duda estaban relacionados con la ciudad y su puerto. Uno sus hijos, Pierre François Joseph, fue “escribiente”, o sea auxiliar de escribanía y su hermana Cornelie Jacqueline, se casó con el alcalde de Stabroek. Si consideramos la edad en la que murieron y cuántos años de matrimonio tuvieron, logramos el siguiente cuadro. Al comienzo de cada línea señalamos la generación a la que pertenecen, pero por falta de información no incluimos la cantidad de hijos.

ALGUNOS

DATOS ESTADÍSTICOS

21 Esta genealogía fue estudiada por un pariente lejano, Joseph Mertens-Snyers, que me envió un artículo aparecido en L’intermediaire des généalogistes, Nº 188, marzo de 1977.

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Varones

Edad Mujeres

Edad Años de casados Margriete Nouts ¿? ¿? Anna ¿? ¿? Anna Jordaens 80 35 Joanna Verhoeven 87 16 Catharina Van Gils ¿? ¿? Anna Catharina Haest ¿? 23 Cornelia Herrijgers ¿? 42 Lucía Willemsens ¿? ¿? Joanna Peeters 34 6 Catharina Brosens 81 40 Joanna C. Michielsen 48 20 Joanna T. Hermans 37 20 Petronella Sol 65 25 Anna M. Loostermans 53 33 Joanna C. Mertens 39 14 María Van Elsacker 56 22 M. Christina Mertens 55 32

13ª. Cornelis Van Elsacker 11ª. Jan Van Elsacker 10ª. Michiel J. Van Elsacker Henricus Mertens 9ª. Michiel Van Elsacker 8ª. Balthazar Loostermans Franciscus Michielsen Hyacinthus Mertens Joannes Sol 7ª. Cornelius Mertens Adrianus Loostermans Franciscus B. V.Elsacker Joannes J. Mertens 6ª. Joannes P. Mertens Franciscus J. V. Elsacker 5ª. Adrien Mertens 4ª. Joseph Oeyen

77 59 60 40 59 ¿? ¿? 50 75 71 66 70 60 68 72 67 75

Promedio:

64.5

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En los promedios estamos más cerca de los que encontramos en los antepasados Oeyen, que los que vimos en los ascendientes de sus esposas. En varios casos sabemos que al enviudar se volvieron a casar. Es probable que existan otros que desconocemos. También encontramos dos casos de mellizos: Joanna Catharina Michielsen y su hermano Cornelius; Christian y Marie Mertens, quizás haya otros. Con respecto a la vida religiosa de los ascendientes de nuestra bisabuela es poco lo que sabemos. Sin duda eran católicos, ya que todos fueron bautizados, se casaron por Iglesia y fueron enterrados en los cementerios parroquiales, tal como dan testimonio las actas respectivas. Esto se reafirma en el caso de Mathias Mertens y Antonia Claessens, que eran primos y tuvieron que pedir una dispensa a la Santa Sede para poder casarse. En algunos casos fueron enterrados dentro del templo parroquial y/o con exequias, lo que podría indicar no solo una condición social y económica destacada sino también una mayor vida de fe. En un caso, el de Joanna Verhoeven (10ª generación), se nos dice que “fue sepultada en Dios”, quizás como signo de una mayor vida piadosa.

APÉNDICE Presento un resumen detallado de los datos que pueden interesar a los que quieran tener más información. Tengo también datos incompletos o inseguros, que no agrego para no complicar el esquema. Los signos son los mismos que ya expliqué.

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A. ASCENDIENTES PATERNOS DE MARÍA CHRISTINA MERTENS 8ª generación: Balthazar Loostermans (hijo de Adrianus, a quien se lo llamaba “señor”) (ºMeer + id. 31-3-1749). Era viudo de Catharina Van Halen, con quien había tenido al menos un hijo, xx Zundert (actualmente Holanda) 5-11-1725 Anna Catharina Haest, (º id. + Meer el 28-3-1763) (hija de Adriaen). Son los padres de Adrianus (7ª generación). Franciscus Michielsen (hijo de Joannes) (ºMeer + id. 27-1-1789) x Rijsbergen (actualmente Holanda) 1-5-1742 Cornelia Herrijgers (ºid. + Meer el 1-12-1784) (hija de Wilhelmus) Son los padres de Joanna Catharina (7ª generación), Cornelius (mellizo) y Segebertus, dueño de un bar. 7ª generación: Cornelius Mertens (hijo de Joannes Christianus y de Anna María Clerckx) (ºMeer 13-7-1738 + id. 31-8-1809) x id. 16-1-1769 Catharina Brosens (º id. 9-12-1734 + id. 8-2-1816) (hija de Petrus y de Petronella Hendrickx). Tuvieron al menos dos hijos en Meer: Adrianus, que era agricultor y sabía firmar y Joannes Petrus (6ª generación). Adrianus Loostermans (ºMeer 23-6-1747 + id. 5-3-1814), fue alcalde allí y sabía firmar, x id. 30-6-1775 Joanna Catharina Michielsen (º id. 24-5-1747 + id. 1-6-1795). Tuvieron al menos dos hijos en Meer: Guillaume, vivía en Braschaat, era ayudante de panadería, sabía firmar y Anna María (6ª generación). 6ª generación: Joannes Petrus Mertens (ºMeer 12-2-1777 + id. 26-7-1845). Era granjero y luego panadero, fue ayudante y luego alcalde en esa comuna, x id. 12-11-1803 Anna María Loostermans (º id. 14-2-1783 + id. 7-12-1836). Ambos sabían firmar. Tuvieron al menos 5 hijos en Meer. Que sabían firmar: Cornelius, secretario de la comuna; Adrien (5ª generación); Franciscus, granjero; Franciscus Joannes, granjero; Louis Norbert, que vivía en Jodoigne (Brabante) y trabajaba por cuenta propia. 5ª generación: Adrien Mertens (ºMeer 7-3-1808 + en casa de su hermano Louis Norbert, en Jodoigne [Brabant] 21-2-1875), x Loenhout 10-2-1836 Marie Van Elsacker (ºid. 25-3-1802 + id. 12-7-1858), era quiosquera (hija de Franciscus Joannes y de Joanna Cornelia Mertens). Fueron nuestros tatarabuelos, ambos sabían firmar. Tuvieron 4 hijos en Loenhout: Franciscus Joannes, Coleta Francisca, María Catharina y María Christina (nuestra bisabuela, 4ª generación). Él fue eximido del servicio militar por sacar número bajo en el sorteo (el 14). En el certificado constan sus datos fisonómicos: medía 1,80 m, tenía rostro, frente y mentón redondos, nariz normal, boca mediana, ojos marrones, pelo y cejas negras. Era agricultor, pero durante algunos años fue secretario de la comuna de Loenhout y luego alcalde de la misma. B. ASCENDIENTES MATERNOS DE MARÍA CHRISTINA MERTENS 13ª generación: Cornelis Van Elsacker (hijo de Michiel y de María Van der Buyten) (ºLoenhout c.1500 + id. c. 1577 x Margriete Nouts (º¿? + id. c. 1554) (hija de Peter), xx Cathelyne Neysers, xxx Johanna Luypus (viuda de Cornelis Lenaerts), no tuvo hijos con las dos últimas. En su primer matrimonio tuvo 6 hijos en Loenhout: Cornelis, Peter, Henrick, Michiel (12ª generación), María y Elisabeth. 12ª generación: Michiel Van Elsacker (ºLoenhout c. 1525 + ¿?) x María Maes (º¿? + ¿?), xx María Vermeseren (º¿? + ¿?). Entre ambos matrimonios tuvo cinco hijos en Loenhout, pero no sabemos cuáles son de cada uno: Jan (11ª generación), Magriet, Cornelis, Peter y Michiel. 11ª generación: Jan Van Elsacker (º Loenhout c. 1551 + id. c. 1610) x Anna (º¿? + ¿?). Son los padres de Margareta y Michiel Joannes (10ª generación). 10ª generación: Michiel Joannes Van Elsacker (ºLoenhout c. 1585 + id. 23-4-1645 y fue enterrado

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con exequias) x id. 29-6-1610 con Anna Jordaens (º¿? c. 1587 + id. 29-4-1667 y fue enterrada con exequias), (hija del Maestro Pedro). Son los padres de Michiel (9ª generación). Henricus Mertens (hijo de Mateus y de Catharina Vergouts) (ºSchoten 12-6-1633 + Merksem 3-10-1673) x Schoten 27-5-1657 Joanna Verhoeven (º id. 17-8-1633 + Merksem el 31-8-1720, “fue sepultada en Dios”) (hija de Christian y Maria Fayens). Tuvieron 5 hijos en Schoten: Mathias (9ª generación), Walter, Jossé, Christian y Marie (mellizos). Al enviudar ella xx Petrus Franssen. 9ª generación: Michiel Van Elsacker (ºLoenhout 21-3-1630 + id. 6-5-1689) x Catharina Van Gils (º¿? + ¿?) (hija de Franciscus). Son los padres de Joannes Matteus (8ª generación). Mathias Mertens (ºSchoten 10-3-1658 + ¿?) x id. 16-10-1681 Antonia Claessens (º id. 2-7-1656 + ¿?) (hija de Henricus y de Anna Feyens). Los contrayentes eran primos y obtuvieron una dispensa de la Santa Sede para poder casarse. Tuvieron 8 hijos en Schoten: Henri, Anne Josine, Walther, Catherine, Jeanne, Jacques, Hyacinthus (8ª generación) y Martin. 8ª generación: Joannes Matteus Van Elsacker (ºLoenhout 18-4-1669 + ¿? antes que su esposa), fue secretario en la comuna x Amberes 29-7-1714 Magdalena Tappers (º id. + Loenhout 14-10-1760), se la llamaba “señora”. Son los padres de Franciscus Bernardus (7ª generación). Hyacinthus Mertens (ºSchoten 24-4-1692 + Oosterweel 17-4-1742, fue enterrado en la iglesia) x Joanna María Verbiest (º¿? + id. 27-12-1728), tuvieron 3 hijos: Mathieu, Jean-Baptiste y Jeanne Cornelie. xx Wilmarsdonk 16-6-1729 Lucía Willemssens (ºEkeren 5-5-1707 + ¿?) (hija de Guilielmus y de Lucía Kenis). Fueron los padres de María Theresia, Guilielmus y Joannes Jacobus (7ª generación). Después del segundo casamiento recibió el título nobiliario de “échevin”, es decir, auxiliar o ayudante del “señor” de Austruweel (Oosterweel). Cuando murió, lo recibió su hijo Guilielmus y al morir éste, su hermano Joannes Jacobus. Joannes Sol (ºReusel -actualmente Holanda- c. 1720 + Ekeren el 8-1-1795) x Amberes 11-5-1750 Joanna Peeters (ºHove 19-2-1722 + Merksem 12-10-1756, fue sepultada en la iglesia) (hija de Joannes y de María Van Daepel). Son los padres de Petronella (7ª generación). xx Cornelia Driedonck. 7ª generación: Franciscus Bernardus Van Elsacker (ºLoenhout 22-8-1720 + id. 26-8-1720) x Amberes 22-11-1750 Joanna Theresia Hermans (º id. 15-3-1733 + Loenhout 18-6-1770) (hija del “señor” Petrus Franciscus y de Theresia Van den Berghen). Se los llamaba “señor” y “señora”; fueron sepultados en la iglesia, ella con exequias. Son los padres de Franciscus Joannes (6ª generación). Joannes Jacobus Mertens (ºOosterweel 10-6-1736 + Ekeren el 1-10-1796), al morir su hermano Guilielmus, heredó el título de “echevin del señor de Austruweel”, fue escribano en Ekeren durante 26 años y dentro de esa iglesia hay una lápida sobre su tumba, x Merksem 28-12-1771 Petronella Sol (º id. 2-8-1753 + Ekeren el 6-1-1819, en su acta de defunción se dice que era “propietaria”). De esta unión nacieron 11 hijos en Ekeren: Joanna Cornelia (6ª generación); Jean Joseph, que heredó el título nobiliario de su padre, luego lo pasó a sus hijos y se casó en Stabroek con Catharina Hermans, tuvieron 10 hijos y murió en Ekeren; Cornelie Jacqueline, se casó en Ekeren con Pierre Jean Hermans alcalde de Stabroek, que murió allí; Guillaume, que murió en Ekeren a los 6 años; Joseph Jean Jacques, que murió en Ekeren al año de nacer; Isabelle Marie Petronille, que murió soltera a los 83 años; Pierre François, que murió al mes de nacer; Pierre François Joseph, que era escribiente y se casó en Grobbendonck con Anne Caroline Braeckmans, con quien tuvo 5 hijos; Joseph Jean François, que murió a los 6 meses; Marie Madeleine, que murió soltera a los 82 años; Colette Jeanne Françoise, que murió soltera a los 62 años. 6ª generación: Franciscus Joannes Van Elsacker (ºLoenhout 15-7-1765 + id. 30-7-1837), era allí fabricante de cerveza, x Ekeren 22-9-1797 Joanna Cornelia Mertens (º id. 21-1-1773 + Loenhout 18-4-1812). Ambos sabían firmar. Son los padres de: Marie Van Elsacker (5ª generación, nuestra tatarabuela) y Petrus Joannes, que vivía en Westwezel, era granjero y sabía firmar.

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6 NUESTRO ABUELO ALBERTO OEYEN (3ª GENERACIÓN)

El abuelo Alberto Oeyen (el más bajo) y su hermano Henri, hacia 1893.

El abuelo Alberto Oeyen, hacia 1898.

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Junto a Henri, su hermano mellizo, nació en Amberes el 3 de julio de 1881 y recibió los nombres de Albertus Leo Víctor. Su infancia fue similar a la de sus hermanos mayores: ayudó desde pequeño en el reparto en la panadería de su padre, lo hacía al alba, antes de ir a la escuela. Luego fue al colegio secundario de los jesuitas. Cuando sólo tenía 16 años murió su madre y seis meses más tarde su hermano mellizo. Ambos hechos en lugar de aplastarlo, lo impulsaron a fortalecer su carácter y puso todo su empeño por salir adelante en la vida. De alguna manera, era el más parecido a su padre, tanto en lo físico como en su carácter. En su cédula argentina aparecen sus características personales: medía 1,66 m, tenía cutis blanco, cabello castaño, nariz de dorso y base rectos, boca y orejas medianas. Aunque un poco más alto que su padre, era el más bajo de sus hermanos, esto le molestaba y solía añadir un centímetro o dos en el taco de sus zapatos. Era un hombre enérgico, bastante colérico y dominador. Terminados sus estudios secundarios, ingresó al mundo de la talla y venta de diamantes, pero al cabo de un tiempo desistió pues era muy difícil progresar en ese ambiente exclusivo y muy selectivo, controlado mayoritariamente por judíos. Optó por volcarse a la industria y comercio maderero, donde ya su hermano Ernesto estaba progresando aceleradamente. Ambos habían heredado de su padre un gran sentido comercial. Aunque nuestro abuelo no asumía tantos riesgos, pronto logró introducirse en el ambiente y hacer buenos negocios, que se extendieron por toda Europa. A veces se asociaban y en otros casos actuaban en forma independiente. Así fue que cuando consideró que contaba con una posición económica sólida, pensó en formar una familia. No sabemos porqué, conocía a la familia De Wulf, de Brujas y hacia allí dirigió su mirada para elegir la mujer con la que quería casarse. Vale la pena destacar un hecho que muestra las costumbres de la época y que hoy parece absolutamente insólito: para poder salir con una chica y comenzar un noviazgo debía pedir autorización al padre de ella. Sin ese permiso, la relación era imposible. No era exactamente ‘pedir la mano’, cosa que debía hacerse poco antes del casamiento, sino un paso inicial anterior. Nuestro abuelo fue a Brujas y habló con León De Wulf expresándole su deseo de comenzar un noviazgo con su hija Bertha. Pero éste le dijo que era mejor que lo hiciera con otra de sus hijas: Magdalena, cuyos nombres completos eran Madeleine Marie Virginie Ghislaine, que acababa de romper su noviazgo y necesitaba consuelo. ¡Y el abuelo aceptó la indicación! Hoy es casi imposible entender esto, que implicaba no sólo una


falta de respeto por los sentimientos de nuestro abuelo e invasión de sus opciones personales, sino también por los de sus propias hijas. Además, esto implicaba postergar a Bertha que tenía dos años más que su hermana y era notoriamente menos bonita (de hecho, quedó soltera toda su vida). El noviazgo siguió su curso con el estilo de esa época, en la cual los novios nunca podían estar a solas, y fijaron fecha de casamiento. El 1º de abril de 1907 firmaron el contrato matrimonial ante el escribano Jean De Vestele, de Brujas. En él se establecía la separación de bienes, de acuerdo a lo que permitía la ley civil belga; de modo que cada uno administraría sus propios bienes, sin ponerlos en común y sin asumir el uno las deudas del otro durante el tiempo de su unión, pero compartiendo los gastos del hogar. Se casaron en Brujas el 11 de abril de 1907. Él tenía 25 años, ella un año y medio más, pues había nacido allí el 19 de febrero de 1880 y ya había cumplido 27. Nuestro bisabuelo Joseph Oeyen le regaló a la novia un valioso collar de perlas, cumpliendo la promesa que había hecho a sus hijos varones, que se lo daría a la más bonita de sus nueras. De este matrimonio nacieron cuatro hijos en Amberes. Dejaré a nuestro padre para otra oportunidad y hablaré de sus hermanos más adelante: + Sabemos que antes del primero perdió el embarazo de unos mellizos, que no llegaron a nacer. 1. Alberto José León Gerardo (nuestro padre), nació el 9 de noviembre de 1908. 2. León José Clemente Gerardo, nació el 1º de noviembre de 1909 3. Régine María Josefa Berta Ernestina, nació el 26 de septiembre de 1911. 4. Juan José Reginaldo León Mauricio Francisco, nació el 3 de diciembre de 1919. Ambos eran católicos practicantes: el abuelo al estilo de su época iba a misa los domingos, confesaba y comulgaba en Pascua, cumplía con el ayuno y la abstinencia, hacía algunas donaciones a obras de bien; pero en su actividad comercial se movía con criterios propios porque ‘los negocios son los negocios’. La abuela era mucho más piadosa: rezaba el rosario y otras oraciones todos los días, tenía devoción a varios santos, participaba en peregrinaciones, etc. No eran un matrimonio muy armónico: cuando él decidió irse de Europa y establecerse en Argentina, ella tardó un año y medio en viajar. Él era un hombre de negocios, en ellos centraba toda su atención y esfuerzo. A ella le interesaba la figuración y la vida social. Era muy celosa y le hacía escenas periódicamente. Desde hace siglos, en Bélgica existe una profunda división entre los flamencos y los francófonos. En la época en que se casaron, sólo los que hablaban francés ocupaban cargos relevantes en la sociedad, considerando a los otros como gente inculta y primitiva. Nuestro abuelo provenía de una familia en la que se hablaba en flamenco (neerlandés), la abuela de una de habla francesa, aunque eran flamencos. Sus hijos fueron bilingües.

Los abuelos Alberto Oeyen y Madeleine De Wulf, 1907.

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La abuela siempre sintió que su familia pertenecía a un rango superior a la de su marido. Se lo hacía notar, se llevaba mal con las cuñadas y destacaba que su padre era un personaje importante en Brujas, mientras que Joseph Oeyen era sólo un panadero enriquecido. De los hijos se ocupaban las niñeras y su hermana Bertha (a la que todos llamaban “Tatá”, apócope de “Tante Bertha”), que fue a vivir con ellos. ¡Extraña e insólita situación: quien había sido elegida inicialmente como candidata al noviazgo con nuestro abuelo, terminó criando los hijos que él había tenido con su hermana! Personalmente creo que Tatá hubiera sido una esposa más adecuada para el abuelo y se hubieran llevado mejor. Volveré sobre estos temas en la rama De Wulf. Cuando nuestro abuelo ya tenía dos hijos, el 24 de marzo de 1911, a los 75 años murió su padre Joseph Oeyen. Los bienes que heredó se agregaron a los que había obtenido por sus propios medios. Ese capital le permitió aumentar sus negocios y adquirir una posición económica muy holgada. Seis meses más tarde nacía Regina, su única hija mujer. El 28 de julio de 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial e inmediatamente Alemania invadió Bélgica para atacar a Francia por ese flanco. Nuestro padre en sus memorias lo relata:

Los abuelos con sus hijos Alberto, León y Régine, hacia 1916.

En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, que trajo como consecuencia que abandonáramos la ciudad de Amberes, demasiado amenazada por las tropas alemanas, para refugiarnos en Brujas, donde vivían mis abuelos maternos. Allí contraje una enfermedad infantil, que me bloqueó en Brujas. Por su parte, mis padres ante el avance de las fuerzas alemanas, huyeron a Holanda y yo me quedé solo, con el abuelo y la tía Bertha en Brujas. Pasé ahí más o menos seis meses y después, con mi tía, pasé a Holanda. Cruzamos la frontera sin dificultad y llegamos a La Haya donde estaban mis padres. Ellos estaban en una casa y yo fui con la tía Bertha a una granja donde me quedé por más o menos medio año más. Después nos fuimos de esta granja y me reuní con mis padres. Quedamos en Holanda más o menos dos años y después volvimos a Bélgica donde ya mi padre había vuelto. La vida en Bélgica ocupada por los alemanes era una vida en la que había dificultades en conseguir comida y cosas por el estilo. Aparte de esto, todo era normal. La guerra terminó oficialmente el 11 de noviembre de 1918 dejando un saldo de más de ocho millones de muertos y hubo que encarar en todos los aspectos la reconstrucción de los países y zonas afectadas. Una de sus consecuencias fue una extraordinaria explosión demográfica en gran parte de Europa. Nuestros abuelos colaboraron dando a luz en 1919 a Juan, su cuarto hijo. A nuestro abuelo le llevó unos años volver a poner en marcha sus empresas y reconstruir su patrimonio. Hizo varios negocios con su hermano Ernest y otros con diversos socios, siempre en el ámbito de la industria y el comercio de la madera. Después de la Primera Guerra Mundial, a consecuencia de las

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nuevas fronteras que se establecieron en los países europeos, una zona de Ucrania que antes pertenecía a Rusia se anexó a Polonia. En ese territorio había un gran bosque de robles, que originalmente había sido una reserva del zar. El gobierno polaco hizo una licitación internacional por la que autorizaba la tala de los árboles más grandes, dejando los más chicos para que siguieran creciendo. El abuelo se presentó en conjunto con un socio alemán y la ganó. Pusieron un aserradero en Werba (se pronuncia ‘Verba’), cerca de Dubno, y comenzaron la explotación. En 1926 murió el socio y nuestro abuelo decidió que nuestro padre debía ir allí. En sus memorias lo relata de esta manera: Cuando terminé el seminario menor [= al secundario], mi padre me anunció que su socio (el señor Potempa) acababa de morir. Cada uno tenía 50% del capital. Este socio era un industrial alemán, poseedor de una fábrica de enchapados de madera en Koningsberg. El “Tartak Werba” (significa “Aserradero Werba”) tenía una extensión de cuatro hectáreas, a 50 metros de la estación y a ocho kilómetros del bosque que explotábamos. De allí se traían los troncos de árboles, en carros en verano y la mayor parte, en invierno, en trineos. La tala de los árboles y su transporte ocupaba de 100 a 500 hombres, pagados por metro cúbico cortado o transportado. Después en el aserradero se cargaban los troncos de los árboles de primera calidad para hacer enchapados de madera en Koningsberg. Las partes que tenían defectos eran cortadas en tablas, después también las ramas gruesas, con las que se hacía en Werba parquet o la parte superior de mesas. Esta mercadería era vendida por mi padre en Bélgica, Francia o Inglaterra. El “Tartak Werba” empleaba un centenar de obreros, incluyendo los que cargaban la mercadería en los vagones, que llegaban por un ramal ferroviario hasta el terreno reservado para este fin. En las cuatro hectáreas de terreno había también una casa de seis habitaciones para el director y para mí, hangares, una

El abuelo en el aserradero de Werba, Polonia, en 1934.

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galería de secado artificial de la madera y la fábrica de la parte superior de mesas, en la que trabajaban un centenar de mujeres. Mi padre había comprado la parte de su socio y se había fusionado con una firma de la concurrencia. Habían fundado una sociedad llamada “Siparbois”, en la que él era el administrador delegado. Nuestro padre trabajó allí hasta 1933, con una interrupción de un año y medio para hacer el servicio militar. Regresó a Bélgica para casarse y con ánimo de establecerse allí. Pero, poco después, a pedido del abuelo, volvieron a Werba. Unos meses más tarde, desde allí le anunciaron que nuestra madre estaba embarazada y que regresaban a Bélgica. También le pidieron que fuera el padrino de ese primer hijo. El abuelo les contestó el 9 de septiembre de 1933:

El abuelo con su primer nieto y ahijado, nuestro hermano Christian, 1934.

Queridos hijos: Hemos recibido bien la linda carta de Yvonne, en la que nos participan el gran acontecimiento que se prepara. Es con alegría que nos enteramos de esta buena noticia y deseamos la bienvenida, desde ya, a nuestro primer nieto/a. Esperamos que la querida Yvonne no sufra demasiado por su estado y les recomendamos sobre todo ser prudentes durante el viaje de regreso. Más bien, quédense un día más en camino, pero sean prudentes. Evidentemente es con alegría que acepto el honor y gozo de ser padrino de este pequeño precursor de una nueva generación. Hasta pronto mis queridos hijos. Y entre tanto reciban mis mejores besos, que compartirán en partes iguales. Vuestro padre. Alberto Oeyen. Un par de años más tarde, ante las amenazas de una nueva Guerra Mundial, el abuelo decidió dejar Europa. Así lo relata nuestro padre en sus memorias: En 1935, Hitler, el Führer alemán, recuperó militarmente las riberas del Rhin. Era una región fronteriza entre Alemania por un lado, y por el otro Francia y Bélgica, que según el Tratado de Paz de 1919 debía permanecer desmilitarizada. Mi Padre nos reunió a todos y dijo: “Esto significa la guerra a corto plazo. En 1914-18 por poco me muero y perdí casi todo lo que tenía. Yo me voy del país para siempre. Aquí hubo cinco guerras en 125 años. No se construye una familia para que cada 25 años sea diezmada. ¿Quién me acompaña?”. “¿Para ir adónde?”, dijeron los hijos. “Allí donde la próxima guerra no nos pueda alcanzar directamente; a los países neutrales, para establecernos allí”. Propusimos Brasil (país demasiado caluroso), Chile (descartado por los terremotos), etc. Y finalmente la elección se detuvo sobre Argentina. En 1936, mi Padre envió a su hombre de confianza y asociado, Friedmanis, un judío lituano, a la Argentina para juzgar su situación. Éste declaró que este país era un paraíso terrenal, y

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efectivamente había en ese momento un período de gran bienestar en Argentina. En 1937, mi Padre partió con Juan para establecerse allí, dejándome la liquidación de sus negocios. En 1938, mi Madre y León partieron cada uno por separado. Y en 1939, el 4 de mayo, me embarcaba con Yvonne y los cinco hijos que teníamos sobre el “Mar del Plata”, un barco para pasajeros y mercaderías. Venían con nosotros Hugo, Regina y Tatá (mi tía, hermana de mi madre), que había decidido acompañarnos porque amaba mucho a nuestros hijos. El abuelo a lo largo de dos años había liquidado sus empresas, en la medida de lo posible, deshizo sus sociedades y dejó un remanente a cargo de nuestro padre. Emigró con un importante capital, con el que había adquirido maderas que envió a Montevideo y Buenos Aires. En un altillo en la casa de mi padre encontré varios documentos y unas 250 cartas que intercambiaron durante casi dos años. En un libro titulado “Viaje a la Argentina, la tierra prometida” he transcrito las partes más interesantes. Invito a leer este material que relata las dificultades que esto implicó y la descripción que de lo que era nuestro país en 1937-39. A causa de la guerra, no pudo cobrar parte del dinero que le debían o que quedó invertido en Europa. En particular, lo que correspondía a Werba, que había sido vendido a un judío llamado Luis Thorn y aún debía pagarle muchas de las cuotas pactadas. No sabemos si sobrevivió a las persecuciones nazis y a la guerra, pero esa región fue recuperada por los rusos comunistas, que estatizaron todas las empresas privadas y anularon los contratos firmados por particulares entre sí o con el estado polaco. Ya en Argentina a partir de octubre de 1937 y con 55 años de edad, después de algunos desaciertos iniciales, logró construir una sólida posición en el ámbito maderero; él mismo afirmó estar entre los cinco más importantes de Buenos Aires. A pesar de que su esposa no se sentía a gusto, decidió quedarse definitivamente en Argentina y nunca más volvió a Europa, ni siquiera para visitar a parientes o amigos. En cambio, ella volvió en 1946 para ver a su familia y conocidos, así como para tratar de recuperar parte de sus bienes y los de su marido, que habían quedado en Bélgica. Aunque no obtuvo grandes resultados en lo económico, después de estar allí cuatro meses regresó a Buenos Aires. Ella murió en Buenos Aires el 12 de agosto de 1949, a los 69 años y sus hijos le reclamaron a él la parte de herencia que les correspondía. Les entregó diversos bienes, con lo cual disminuyó su capital. Entre otras cosas, un campo que había comprado en Telén cerca de la Estación Victorica, en el norte de la Provincia de La Pampa, que sus hijos vendieron. Después de la muerte de la abuela, Regina se ocupó de su padre, quien sentía un afecto especial por ella. Incluso lo llevó a su casa para cuidarlo en algunos períodos en que estuvo enfermo. Las relaciones con nuestro padre se habían enfriado notablemente desde hacía unos años, cuando ante un nuevo embarazo de nuestra madre, el abuelo le dijo que estaba matando a su mujer al tener

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tantos hijos y que todos iban a ser pobres. Él le contestó que eso no era de su incumbencia, ya que ese tema sólo lo hablaba con su esposa y no admitía que nadie se metiera. El conflicto aumentó cuando, un tiempo después, el abuelo le sugirió que cediera alguno de sus hijos a Régine, que no tenía ninguno. Esto fue rechazado de plano por nuestros padres diciendo que los hijos no se regalan a nadie. A partir de ese momento, los abuelos venían muy poco a nuestra casa y nosotros íbamos a la de ellos sólo para saludarlos en Navidad.

El abuelo Alberto Oeyen, hacia 1957.

En 1945, Perón fue elegido presidente y con él comenzaron una serie de reformas sociales y económicas que se profundizaron en los años siguientes. Los sindicatos cobraron fuerza y poder, comenzó a existir una industria nacional y se dejaron de importar muchos elementos, aumentaron los impuestos y la moneda argentina comenzó a perder valor. Mucho se ha escrito sobre esa época, que tuvo aspectos positivos y negativos, parece inútil repetirlo. Estos cambios afectaron también los negocios de nuestro abuelo. Según su hijo Juan, el gobierno peronista arruinó a su padre. No creo que esto haya sido totalmente cierto. Sin negar que haya influido negativamente y que el abuelo por su edad no tuvo capacidad para adaptarse y reaccionar, hay otros factores determinantes. Sus socios no siempre fueron un ejemplo de honradez. Cuando sus hijos se lo objetaban, él decía que prefería un socio inteligente a un socio honrado. Debido a esto algunas de sus sociedades terminaron mal. Así Salomón Friedmanis, el primero en Argentina, lo estafó y chantajeó, por lo cual nuestro abuelo perdió gran parte del capital que tenía al llegar a nuestro país. Nuestro padre y su hermano Juan compusieron unos versos satíricos al respecto: Pour épuiser la France entière, les rois avaient des financiers. Et Salomon, lui á mon père qui paie ses créanciers! Mais ce qu’on ne dit guère c’est qu’en dépit des tribunaux, Salomon s’arrange pour plaire en exploitant les nationaux. Ce n’était pas la peine, vraiment, de changer pour cela de continent.

Para agotar toda Francia, los reyes tenían financistas. Y Salomón, ¡él tiene a mi padre que paga a sus acreedores! Pero lo que no se dice nunca es que a pesar de los tribunales Salomón se las arregla para agradar explotando a los de esta nación. ¡No valía la pena, realmente, cambiar de continente para esto!

Hacia 1956 tuvo un ACV (accidente cerebro vascular) por el cual pasó por una reeducación motriz, volvió a aprender a escribir, a hablar de corrido, etc. Su recuperación fue muy rápida, al punto que al cabo de unos meses retomó su actividad comercial. Parecía que todo era normal hasta que dos o tres años más tarde tuvo un nuevo ACV, del que no se recuperó: ya no hablaba, se comunicaba por señas y tenía todo el lado derecho de su cuerpo paralizado. Sus hijos se hicieron cargo de sus negocios. Cuando fueron a la oficina descubrieron asombrados que no había constancia, ni documentación de ninguna operación realizada en los últimos años. Las anotaciones en los libros de contabilidad, llevadas personalmente con

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prolijidad minuciosa antes del primer ACV, habían sido reemplazadas por dibujos de barquitos, flores y garabatos. No existían contratos, notas de pedidos, de entregas, ni facturas. Sólo papeles sin valor, con cuentas, dibujos y anotaciones indescifrables. Como desde hacía mucho que ninguno de sus hijos trabajaba con él, había tenido otros socios en diversas oportunidades, pero aparentemente en esos años había estado solo. No hubo forma de saber qué había pasado con su capital, ni dónde estaba. Cuando lo interrogaban, respondía por señas que tenía mucha plata y se enojaba cuando le preguntaban dónde estaba o le explicaban que no quedaba casi nada, salvo los bienes inmobiliarios. Nuestro padre decía que uno o varios socios desconocidos, proveedores y clientes, se habían aprovechado de él, lo habían estafado y esquilmado en el último período de su actividad comercial, en la que sus hijos no se habían dado cuenta de su incapacidad para los negocios y él no había pedido ayuda. No pudieron recuperar nada, ni resolver los interrogantes. Un tercer ACV lo llevó a la tumba en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1960 a los 79 años de edad después de varios días de agonía. Recuerdo que lo velaron en su departamento y que nos quedamos con Bernardo, los dos solos, allí toda la noche, pues sus hijos estaban agotados por haberlo cuidado en su larga agonía. Lo sepultaron en la bóveda familiar del cementerio de Olivos.

Estampa mortuoria del abuelo (la foto es de 1925, ignoro porqué pusieron una de cuando era joven).

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7 LOS

HERMANOS DE NUESTRO ABUELO O EYEN

Como vimos, nuestros bisabuelos Joseph Oeyen y María Christina Mertens tuvieron siete hijos, entre ellos nuestro abuelo. Todos los que llegaron a edad adulta fueron más altos que Joseph gracias al aporte genético de Adrien Mertens, el padre de ella, que medía 1,80 m. Sus hijos eran primos de nuestro padre (de ellos hablaré más adelante). I. JOSEPH ALPHONSE (José Alfonso) Fue el mayor y lo llamaban Alphonse. Nació en Amberes el 4 de mayo de 1868, tres años después de que sus padres se casaran. De niño ayudaba en la panadería paterna mientras hacía la escuela primaria. Luego fue enviado al colegio de los jesuitas de esa ciudad, donde cursó el secundario como alumno pupilo y sólo volvía los domingos a su casa. Al concluirlo, su padre le instó a que, además de colaborar en la panadería, comenzara a moverse en el mundo de los negocios, para independizarse económicamente y formar un capital que le permitiera ganarse la vida y formar una familia. Tuvo varios intentos sin mayor éxito, de ellos no quedaron rastros que nos permitan identificarlos. Se casó a los 30 años, el 11 de abril de 1899, dos años después de la muerte de su madre, con Jeanne Leeraerts, que sólo tenía 18 y había nacido en Borgerhout el 22 de octubre de 1880. Tuvieron 2 hijas, María (a la que llamaban Mit) y Clemence (Mence). Pero después de 5 años de matrimonio, a raíz de una epidemia de tifus, Jeanne Leeraerts murió en Borgerhout el 19 de junio de 1904 a los 23 años. El esposo quedó viudo a los 36 años y las chicas huérfanas cuando sólo tenían dos y cuatro años. Desconsolado, él iba todas las semanas al cementerio para llevarle flores a su esposa. Con el tiempo vio a una mujer que también hacía lo mismo ante la tumba de su marido, llamado Joseph Claes, también muerto en la epidemia de tifus de 1899. Comenzaron a hablar, se llamaba Elodie Lahou, había nacido en Haelen el 6 de mayo de 1863, tenía 5 años más que él y dos hijos: Elodie y Joseph, con unos 10 años más que las suyas. Con el tiempo decidieron casarse y lo hicieron en Amberes el 30 de abril de 1907, él tenía 39 años y ella 44. Un año más tarde, nacía una hija, a la que llamaron Bertha. Alphonse Oeyen y su primera esposa, Jeanne Leraerts, hacia 1904.

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Esto, que era algo muy normal, pasó a ser fuente de problemas con la familia de su primera esposa. Los Leeraerts consideraron que esta nueva unión era una ofensa a memoria de la difunta. Para mostrar su desagrado sacaron el cajón de Jeanne de la bóveda de los Oeyen y lo llevaron a la suya. Cuando Alphonse se dio cuenta, les hizo juicio para que devolvieran el cadáver, alegando que como esposo tenía mayores derechos


que los padres y hermanos. El juez falló a su favor, ordenando la restitución y traslado del cajón, cosa que se hizo inmediatamente. Pero los Leeraerts no se dieron por vencidos. Fueron de noche y nuevamente lo llevaron a su bóveda. Ante lo cual, el marido acudió a la policía, quien conminó la devolución que el juez había ordenado, amenazándolos con penas de prisión si repetían el hecho. Ellos obedecieron, pero es comprensible que la relación entre ambas familias quedara afectada.

Herenthals, 1907, de izquierda a derecha: dos desconocidas, Clemence Oeyen, María (Mit) Oeyen, Clemence (Mence) Oeyen, Clodilde Op de Beek (novia de Gustave Oeyen) y nuestro bisabuelo Joseph Oeyen.

Después de la muerte de su padre en 1911, con la herencia y sus ahorros, Alphonse compró un hotel en Amberes, que administró por el resto de su vida. Se lo recuerda como un hombre amable y sociable, que le gustaba quedarse charlando con sus clientes en el bar del hotel. Murió a los 82 años en Mortsel el 1º de diciembre de 1950, unos meses después que su segunda esposa, Elodie Lahou, que había fallecido en Amberes el 6 de abril de 1950 a los 87 años de edad. II. MARIA CLEMENTINA Se la conocía como Clemence. Nació en Amberes el 19 de mayo de 1870 y permaneció soltera. Fue a la escuela primaria y secundaria, luego se quedó con sus padres. Cuando murió su madre, ella ya tenía 27 años y se hizo cargo de la casa. Luego, ante la muerte de su cuñada Jeanne Leeraerts, fue a ayudar

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a su hermano Alphonse hasta que éste se volvió a casar. Volvió a lo de su padre y lo acompañó hasta su muerte. Después se compró un departamento en Amberes, donde vivía sola aunque veía con frecuencia a sus hermanos y familiares. Cuando nuestro abuelo vino a la Argentina, dos veces por año indicaba a nuestro padre que le pagara 2.000 Fr. como ‘intereses’ y añadía que si necesitaba más, se lo diera; quizás por un dinero que ella le había prestado o como un modo encubierto de ayudarla. Un año antes de morir, el 28 de enero de 1940, les escribía a Hugo y Regina Oeyen-Lankens:

De izquierda a derecha: Clemence Oeyen, Ernest Oeyen, Stephanie Bollens, el abuelo Bollens, nuestro bisabuelo Joseph Oeyen, Gustave Oeyen, la pequeña Gilberte Oeyen y la abuela Bollens, hacia 1908.

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Muchísimas gracias por sus buenos deseos de año nuevo. Les deseo también todo lo mejor. Como no tenía la dirección de ustedes, aproveché a enviar saludos y deseos de felicidad a toda la familia cuando les escribí a sus padres para año nuevo. Espero que estén bien y a gusto en el nuevo y hermoso país. La tía Elodie sufre bastante de asma este invierno, desde hace unos días se queda en su cuarto y Clemence [Oeyen]-Mennens está en cama desde hace más de tres semanas, nuevamente sufre del corazón y casi no puede respirar. Tenemos un invierno muy crudo, desde mediados de diciembre día por medio todo se congela y hace una decena de días que las calles están cubiertas de nieve. Ya que no conozco la dirección de Alberto e Yvone, ¿podría pedirles que les agradezcan mucho la linda carta de año nuevo? Y decirles que me alegro mucho de saber que estén todos bien


y acostumbrados a su nueva vida. Muchos saludos a sus padres y a toda la familia, esperando, queridos Hugo y Regina, recibir pronto noticias de ustedes, los abrazo con todo cariño. Tante Clémence. Murió en Amberes el 29 de noviembre de 1940 a los 70 años de edad, a consecuencia de las privaciones padecidas por la población civil durante la Segunda Guerra Mundial, en la que Bélgica fue ocupada por los alemanes. Faltaban todo tipo de cosas, pero especialmente alimentos, insumos para la calefacción, remedios y una adecuada atención médica. III. LUDOVICUS GUSTAVUS (Luis Gustavo) Se lo conocía como Gustave, nació en Amberes el 22 de febrero de 1872, ayudó de chico en la panadería de su padre, fue a la escuela y estuvo pupilo en el colegio de los jesuitas como sus hermanos. Aunque su padre trató de empujarlo hacia el mundo de los negocios, esto no le interesaba. Le apasionaba la fotografía a la que dedicaba todo el tiempo que podía. Era un arte nuevo, que evolucionaba constantemente. Tenía un laboratorio para revelar los negativos y todo tipo de máquinas. Fue él quien tomó todas las fotos de infancia de nuestro padre, hermanos y primos. Era un hombre al que le gustaba vivir bien y tranquilo, diríamos “un bon vivant”. Como necesitaba ganarse la vida, eligió un trabajo que no le exigía mucho, le daba un ingreso seguro y le dejaba bastante tiempo libre. Tenía facilidad para los números y eligió ser cobrador de impuestos, empleo que ejerció toda su vida. A los 38 años, el 26 de abril de 1910 se casó con María Clotildis Op De Beeck, que tenía 45 años y había nacido en Herenthals el 8 de abril de 1865. Pertenecía a una familia de la baja nobleza flamenca, emparentada con el cardenal Van Roey, arzobispo de Malinas-Bruselas. No tuvieron hijos. Mantuvieron contacto por correo con nuestra familia después de que emigráramos a Argentina. Así en enero de 1940 les escribían a Hugo y Regina Oeyen-Lankens: Les agradecemos vivamente sus buenos saludos y les deseamos lo mejor de todo corazón. Sobre todo les deseamos buena salud, una agradable estadía en su nuevo lugar de residencia y éxito en todos sus emprendimientos. Esperamos que ya estén completamente aclimatados y que Hugo haya encontrado en qué ocuparse. En cuanto a nosotros, estamos bien, a pesar del crudo invierno con el que somos gratificados (10º a 15º bajo cero). Vivimos nuestra vida de todos los días sin tener que sufrir demasiado en estos tiempos tormentosos. De la familia sólo sé que han sido movilizados Jacques Massa, el esposo de Mit, y Víctor Cornille, de Bruselas. Todavía tenemos buenas esperanzas de librarnos de la guerra y que el nuevo año nos traiga tiempos mejores y más calmos. [La guerra llegó a Bélgica el 10 de mayo de 1940]. Esperando recibir pronto buenas noticias de ustedes, les enviamos

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nuestros besos más afectuosos con los mejores deseos. Gustave. Clotilde. Él sufrió por muchos años de una hernia inguinal y usaba un braguero anatómico especial porque no quería operarse, pero a veces ésta se estrangulaba y necesitaba internarse para solucionar el problema. A comienzos de la Segunda Guerra Mundial había bajado mucho de peso por los racionamientos alimentarios que impusieron los alemanes durante la ocupación y tuvo una crisis. El médico insistió en operarlo y él accedió. Estaban en pleno conflicto bélico, no había insumos y el profesional que intervino era médico militar. Se le declaró una infección, no había antibióticos y murió a consecuencia de ello, a los 69 años, en Amberes el 21 de octubre de 1941. Su esposa murió hacia 1948 en esa misma ciudad. IV. ERNEST (Ernesto) Nació en Amberes el 2 de agosto de 1878. De chico ayudó en la panadería de su padre y fue al colegio como sus hermanos. Después de terminar sus estudios secundarios, se dedicó a hacer negocios en el rubro maderero, en importación y exportación. Cuando su hermano Alberto (nuestro abuelo) dejó la talla de diamantes, lo inició en este oficio. A veces trabajaban asociados y otras en forma independiente. Era un “hombre de mundo”, que aprovechaba las amistades hechas en el colegio de los jesuitas para hacer sus negocios y le encantaba el trato social. Escaló rápidamente y gracias a su habilidad comercial consiguió una buena posición en la sociedad de Amberes, gozando del respeto y la consideración general. Pero, para lograr mayores ganancias, a veces asumía grandes riesgos. En estos casos nuestro abuelo, que era más cauto, no participaba del negocio. Siempre le fue bien y no tenía inconvenientes. Esto aumentaba su confianza y se arriesgaba cada día más, hasta que un día se produjo el desastre cuando compró gran cantidad de madera en Córcega a buen precio, utilizando casi todo su capital. Nuestro abuelo no quiso participar porque desconfiaba de los vendedores. La mercadería debía ser enviada por vía marítima hasta un puerto del continente europeo. No quiso pagar un seguro por la carga y el transporte, porque eran muy caros y estimaba que no era necesario. Sin embargo, el barco se hundió a raíz de una tormenta y se perdió todo lo que llevaba. No se pudo recuperar nada de lo invertido. Decidió doblar la apuesta y consiguió préstamos para adquirir una nueva partida de madera en el mismo lugar. Tampoco sacó seguros, diciendo que era imposible que volviera a ocurrir lo mismo. Nuevamente el barco naufragó sin que se pudiera salvar nada. Siempre se sospechó que los vendedores lo habían estafado enviando a pique dos viejos navíos podridos, quedándose con la madera que habrían descargado en algún lugar oculto. Pero no se pudo probar. A consecuencia de esto, su empresa fue a la quiebra y perdió todo lo que tenía: su capital, su trabajo y su prestigio social. En Bélgica en esa época toda quiebra era deshonrosa, no había forma de volver a

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comenzar un negocio y nadie quería tratar con el culpable. La angustia fue tan grande que poco después murió, en Amberes 1º de abril de 1935 a los 56 años, probablemente por algún problema cardíaco. El juicio por la quiebra se prolongó por varios años, aún después de su muerte, como le contaba nuestro padre a nuestro abuelo el 18 de febrero de 1938: Lantsoght te envía una carta personal en la que explica que los hijos Van Caille retomaron su negocio y que lo echaron ‘después de 40 años de vida honorable y llevada adelante con un cierto éxito’. Todavía no sabe qué hacer, pero de todos modos quiere comenzar a reunir el dinero del que pueda disponer. Te pregunta con muchas flores y retórica si cobrará algo de lo que le debe la sucesión del tío Ernesto. Contesté con una notita contándole de tu ausencia y que te enviaría su pregunta. Nuestro abuelo contestaba el 26 de febrero de 1938: A Lantsocht, lo más simple es responderle que para conocer detalles debe dirigirse al abogado … de la rue Ommeganck (no me acuerdo exactamente el nombre y la dirección. Si hace falta, preguntale a la tía Niní. Él se hizo cargo de la sucesión del tío Ernesto). Se había casado el 14 de septiembre de 1904 con Stephanie Bollens (le decían Niní), nacida en Borgerhout el 19 de enero de 1875 e hija de un carnicero mayorista. Tuvieron 5 hijos, pero las tres mayores murieron en su infancia. Dejó a su esposa viuda y sin recursos. Su hijo menor (al que llamaban Totó) tenía sólo 15 años y vivía con ella. Su hija Simone ya estaba casada y tenía cuatro hijos, pero el marido, Jules Stappers, era un empleado que vivía de su sueldo, por lo cual no podía mantener a su suegra y a su cuñado. Nuestro abuelo, conmovido y compadecido por la situación, no se hizo cargo de las deudas de su hermano, pero se comprometió a ayudar a la viuda y a sus hijos. Así lo hizo siempre, aunque nuestra abuela y su cuñada se llevaban mal. Para no humillarla, le entregaba periódicamente dinero como ‘intereses’ de un supuesto préstamo. Así lo comprobamos en las cartas que le escribía a nuestro padre desde Argentina, indicándole que le entregara 5.000 Fr. dos veces por año. Además, al emigrar a la Argentina, les ofreció a Totó, Simone y Jules que vinieran para iniciarlos en los negocios en nuestro país. Lo curioso de esto es que cuando Teresita visitó a los hijos de Totó, en enero de 2007, le contaron que creían que nuestra familia era multimillonaria. ¡Que los platos, cubiertos y hasta las canillas de nuestra casa eran de oro macizo! E incluso Betty, la viuda, le dijo que antes de partir para Argentina, ¡nuestro abuelo había robado todo el dinero de Ernest! La fantasía es más fuerte que la realidad y la memoria a veces es injusta e ingrata. Como muestra de la relación que había entre ellos, veamos la carta que nuestro abuelo le enviaba el 18 de marzo de 1938, seis meses después de llegar a Argentina:

Stephanie Bollens en 1904.

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Muy querida Stephanie: RecibĂ­ bien tu carta. En primer lugar, en lo que hace a TotĂł, me alegro mucho de saber que fue aceptado en Gevaert. Si el trabajo que hace allĂ­ ahora no es interesante, le aconsejo sin embargo tener paciencia y en todo caso, no dejarlo sin haber conseguido otro mejor.

Estampa mortuoria de Ernest Oeyen.

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Además, que no se haga ilusiones, porque en otro lado tampoco conseguirá inicialmente el puesto de jefe de oficina. Comenzando de abajo y trabajando en forma regular y asidua puede llegar a algo. En cuanto a su servicio militar, no estoy muy al tanto. Por este asunto, creo que sería más útil que te dirigieras a Alberto o a Hugo, que están mejor informados. Creo que Jules también puede informarte. De todos modos, pienso que debe pedir una prórroga por el mayor tiempo posible. Me parece que esto no puede ser una traba para viajar al exterior. Si quiere absolutamente expatriarse y estás de acuerdo, con gusto me haré cargo de él aquí, del mismo modo que de Jules y Simone. Pero, como escribí en una carta anterior, es necesario que tengan un poco de paciencia; por el momento estoy demasiado ocupado organizando mis propios negocios. Me da realmente mucha pena saber que en lo de Simone las cosas no andan mejor. Y el accidente de Jules no ayuda para llevar un poco de felicidad y bienestar a ese hogar. Por suerte, el accidente no tendrá consecuencias graves y sólo le dejará una pequeña cicatriz. Que Totó quiera dedicarse a la política es ciertamente un grave error a su edad y en su situación. ¿Cuándo este muchacho llegará a ser un poco más cuerdo? Estoy feliz de saber que Clemence anda bien y te ruego que le digas de mi parte que le deseo que siga bien. Agradecele también la cartita amable que me envió. En cuanto a vos, Steph[anie], deseo que tengas mucho coraje y confianza en tiempos mejores. Aquí Juan y yo andamos bien, y en cuanto a los negocios, como ya dije, nos arreglamos. Por supuesto, que si puedo serte útil en cualquier cosa, no dudes en acudir a mí. Y si vos o Clem[ence] tienen necesidad de dinero, diríjanse de mi parte a Alberto, que les dará lo necesario. Totó, su hermana y su cuñado nunca vinieron a la Argentina. Su madre, Stephanie Bollens, murió a los 90 años en Berchem el 19 de febrero de 1965. V. HENRI (Enrique) Era el hermano mellizo de nuestro abuelo. Nacieron en Amberes el 3 de julio de 1881 y seis meses después que su madre, cuando tenía 16 años, murió allí de tifus el 11 de octubre de 1897. He conseguido una foto suya, en la que está junto a su hermano, que es más bajo que él. VI. ANGELINA MARIA LEONIA Nació en Amberes el 3 de noviembre de 1883 y vivió poco más de un año. Murió en esa misma ciudad el 9 de marzo de 1885. No se ha conservado ningún recuerdo de ella.

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8 LOS

El tío León y nuestro padre (el más bajo) con el perro de Gustave Oeyen, hacia 1914.

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HERMANOS DE NUESTRO PADRE : EL TÍO L EÓN

Tuvimos bastante contacto con los hermanos de nuestro padre, especialmente mis hermanos mayores, porque toda la familia paterna emigró a la Argentina. Por lo tanto, ocupan un lugar importante en nuestra historia. Voy a dedicarles un capítulo a cada uno de ellos. León José Clemente Gerardo Oeyen nació en Amberes el 1º de noviembre de 1909, poco menos de un año después de nuestro padre, con una malformación cardíaca congénita, a la que calificaron con “corazón invertido”. Los médicos explicaron a sus padres que no llegaría a viejo, pues moriría joven y que esto afectaría su personalidad, que no sería “normal”. Hoy diríamos que iba a ser un border, es decir alguien que en algunas ocasiones razonaba bien y en otras tenía actitudes irracionales. Ambas cosas se cumplieron. Pero seguramente si hubiera llevado una vida más ordenada y no hubiera fumado tanto, habría vivido más tiempo. Y si lo hubieran educado de otro modo, quizás sus problemas de conducta no habrían sido tan importantes, pero en esa época la sicología y la siquiatría no habían logrado los avances actuales. Fue un chico difícil, desobediente, irresponsable, mal estudiante y con tendencias cleptómanas, por las que le robaba plata a toda la familia. En su adolescencia comenzó a aficionarse al juego y pronto se transformó en un jugador compulsivo (ludópata). Las niñeras y Tatá, no podían con él. Su madre lo protegía, pagaba sus deudas y lo sermoneaba. Su padre le daba unas palizas tremendas y lo insultaba de todos los modos posibles. Pero no conseguían corregirlo. Lo pusieron pupilo en colegios religiosos. Pasó por varios, sin que pudieran corregirlo. Era mal alumno, así por ejemplo, en 1927, en el Pensionado San Vicente de Paul de Malinas, a cargo de los Hermanos de Ntra. Sra. de la Misericordia, en el 2º trimestre de 3er. año tuvo un promedio general de 3,66. Como no pudo terminar el colegio secundario, los profesores recomendaron que fuera a una escuela de artes y oficios. A los 19 años, lo enviaron a la región de las Ardenas, la zona montañosa de Bélgica,


a lo de un sacerdote que tenía un taller donde varios jóvenes con problemas adquirían conocimientos que les permitieran ejercer un trabajo. Su madre le escribía periódicamente sermoneándolo, él conservó toda su vida varias de estas cartas; transcribo una de ellas, del 15 de abril de 1929: Querido León: Acabo de recibir tu carta, que me disgusta un poco mucho. Has recibido innumerables favores que no merecías de ningún modo. Tu bicicleta puesta a nuevo, unas vacaciones ideales adecuadas a tu gusto, zapatillas, liquidé tus deudas, excursiones sin fin, golosinas, etc. ¿¿Qué más podría yo imaginar?? Estuve aquí enferma a consecuencia de todas las molestias que tuve con vos. Regina tuvo que pasar sus vacaciones cuidándome. Juan jugó con sus soldaditos. Bebeer [Alberto, nuestro padre] trabaja duro en Werba con una temperatura de 28º bajo cero y un metro de nieve. Sólo vos, a costa de los otros, tuviste vacaciones interesantes y cuidadas. ¡¡¡¡Y te atrevés a hacer reclamos!!!! ¡Es el colmo! Recordaré esta injusticia. De una vez por todas, no me vengas a cantar que te prometí el 29 de febrero a las 10,30 horas, etc. Basta de macanas. No te hice ninguna promesa, sino sólo simples proyectos, que podían variar mucho. En cuanto a la tía Bertha, ella no abandona ni de día, ni de noche a su padre enfermo. La tía Julia dirige las oficinas del Molino de día y reemplaza a la tía Bertha por tres horas en la noche. Como ves, cada una de ellas es útil allí donde Dios la ha colocado. Sabés muy bien que sólo podés escribir a tus padres. Adjunto una carta de Regina. Espero de tu parte una mejor disposición de corazón y también un inmenso reconocimiento por todo lo que siempre hemos hecho por vos. Tu madre. Madeleine.

El tío León Oeyen, hacia 1927.

En el taller le enseñaron cerrajería, porque eso le interesaba. Cuando egresó, no había cerradura que no pudiera abrir y se convirtió en un peligro para todos los parientes, ya que cuando iba a sus casas siempre les robaba. ¡A quién se le ocurre enseñar cerrajería a un joven con tendencias cleptómanas! Desde chico siempre fue más alto que su hermano mayor y al llegar a la juventud era el más alto de toda la familia. Con 1,98 m, en todas las fotos grupales aparece su cabeza por encima de las demás. Pesaba 110 kilos, pero no se notaba. Al volver a la casa de sus padres, trataron de que comenzara a trabajar, pero no duraba en ningún puesto. Su madre creyó que era mejor que trabajara por su cuenta y le dio dinero para que instalara un negocio de venta de carbón, que se utilizaba mucho en la calefacción. Así fundó ‘Charbonex’ (apócope de ‘Carbón excelente’), ¡que fue un excelente desastre! Cobraba por anticipado los pedidos, se gastaba lo recibido jugando a las cartas o con mujeres y luego no entregaba los pedidos o pedía plata prestada para cumplir con los clientes. Entre sus múltiples proezas se destaca que, como lo vendía por

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su peso y para ganar más, lo regaba, con lo cual pesaba más. Pero luego, al ser puesto en los depósitos y sótanos, el agua se desprendía y provocaba inundaciones. Su madre o su padre terminaban por pagar los platos rotos y sacarlo de apuros, llenándolo de recriminaciones e insultos. Sentía terror hacia su padre y mientras él vivió en Europa sus desastres fueron ocasionales y más o menos manejables. Cuando su padre partió, en un comienzo se llevó bien con su madre, iba a pasear con ella manejando el coche. Luego el desorden fue total. Aparecieron historias que había logrado tapar y otras nuevas hazañas de todo tipo. Nuestro padre las describía minuciosamente en sus cartas a nuestro abuelo. Así, por ejemplo, el 12 de noviembre de 1937: León hizo de las suyas, robando esta vez 7 cubiertos de plata en la casa. Nuestra madre estaba convencida que era su sirvienta y después de violentas discusiones quería hacerla arrestar. Felizmente tuvo la idea de llamarme por teléfono. Fui y, después de 10 minutos de mentiras, León confesó. Vendió los cubiertos en total por 140 francos, cuando nuestra madre afirma que valen 250 Fr. cada uno. Hizo esto porque malgastó el dinero del carbón con mujeres. Reconoce 5.000 Fr. de deudas, dos de las cuales consisten en dinero que cobró a los clientes, a los que no entregó el carbón convenido. Hay también dos tipos que le hicieron juicio y fue condenado a pagar por carbón no entregado. Le pegué un buen reto, pero en la práctica no veo lo que debo hacer: ¿Hay que pagar sus deudas o dejar que la cosa siga? No tiene nada que puedan embargarle, pero temo que la retención de fondos seguida por no entrega de la mercadería, pueda llevarlo a que lo condenen por estafa. Evidentemente él llora, habla de enrolarse en la legión extranjera de Franco [en el norte de África] y otras macanas fantasiosas que no cambian nada a la situación. Habla también de partir para reunirse contigo ‘para acabar con esto’, en tercera clase de un barco. Evidentemente no tiene ni para pagar el pasaje. El 20 de noviembre nuestro abuelo contestaba con dos cartas a nuestro padre. La primera, para ser mostrada a León y a su madre, decía: Lo que debía pasar, pasó y los que se asombran de esto son ingenuos. Es inútil gastar muchas palabras al respecto. En cuanto a intervenir en las deudas de León, yo lo consideraría una gran debilidad de mi parte. Se le avisó suficientemente. Aún más, creo que sería brindarle un muy mal servicio porque en cuanto se pague esto, volvería a empezar en grande. Si no le hubieran permitido a León instalarse como comerciante, nadie le habría dado los créditos ni el dinero que le dieron. Me acuerdo perfectamente de haber prevenido a León y a su madre. Para mí hay una sola solución y es que su madre pague las deudas de León, con la condición de que deje inmediatamente cualquier negocio. A lo sumo podrá hacer algún asunto pequeño como intermediario, pero en ningún caso por su cuenta. León es un muchacho que debe ser conducido con mano firme, para su mayor bien. En la segunda, sólo para nuestro padre, añadía: Incluyo una carta que mostrarás a León. Me parece que no queda otra que pagar sus deudas, sin embargo es necesario que él no sepa que yo las pago, porque ciertamente volverá a comenzar en grande. En cambio, si cree que es su madre quien las paga, quizás lo pensará dos veces antes de volver a hacerlo, pues sabe perfectamente que su madre no pagará una segunda vez. Además, su madre tendrá más influencia sobre él si sabe que es ella la que intervino porque yo me negué a hacerlo.

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De todos modos debe cesar inmediatamente cualquier negocio y si alguien le presta dinero, será por su cuenta asumir los costos. Debes cuidar que se le dé la baja a su firma en el Registro de Comercio y que su cuenta de cheques sea liquidada. Nuestro padre le informaba el 4 de mayo de 1938: León sigue haciendo de las suyas. Como te escribí en mi carta del 22 de abril [no tenemos esa parte de la carta], ese día se había llevado un carro por delante con el auto. No hay heridos, fuera de unas contusiones, pero hay 6.000 Fr. de gastos en nuestro auto. El carro se las arregla sin grandes destrozos. León tiene 100% de culpa. Por lo demás, sale todas las noches de juerga. Se pelea constantemente con nuestra madre, quien declaró que ella ya no quiere que se quede en su casa y que debe irse inmediatamente para la Argentina. Le dije que primero había que escribirte, que es lo que estoy haciendo con la presente. El cerdo, pues hay que llamarlo por su nombre, dice que le has dicho que en América debería cambiar de vida, ¡¡¡¡¡que por lo tanto aprovecha ahora todo lo que puede!!!!! Aquí es una molestia, pero me pregunto qué harás allá con él. Nuestro padre se reía del accidente con un poema que encontré en su escritorio, en el que tomaba la melodía y el estilo de una canción de la época, Tout va très bien, madame la marquise22 (“Todo va muy bien, señora marquesa”), en la que con buenos modales se pretendía disimular desastres: Entretien téléphonique Anvers-Buenos Aires

Conversación telefónica Amberes-Bs.As.

Allo, allo, Léon, quelle nouvelle? Ou mon auto est elle garée? Salaud voyou, ton père t’appelle, espèce d’idiot, vas-tu parler?

Hola, hola, León, ¿qué novedades hay? ¿Dónde está guardado mi auto? Atorrante sinvergüenza, tu padre te llama, pedazo de imbécil, ¿vas a hablar?

Tout va très bien, mon très cher père, tout va très bien, tout va très bien. Pourtant j’ai eu une petite affaire, mais à part ça tout va très bien. Un incident, une bêtise, une éraflure a ton pare brise. Mais à part ça, mon très cher père, Mais à part ça tout va très bien.

Todo va muy bien, mi muy querido padre, todo va muy bien, todo va muy bien. Sin embargo, tuve un pequeño asunto, pero aparte de eso, todo va muy bien. Un detalle, una tontería, un rayón en tu parabrisas. Pero aparte de eso, mi muy querido padre, pero, aparte de eso, todo va muy bien.

Voyou, crétin, mon beau pare brise! Comment cela s’est t’il passé? Ma belle auto, ou l’as-tu mise? Réponds moi donc sans renifler.

Atorrante, cretino, ¡mi lindo parabrisas! ¿Cómo pasó eso? Mi lindo auto, ¿dónde lo metiste? Respóndeme, por lo tanto, sin resoplar.

Eh bien voila, mon bien cher père, tout va très bien, tout va très bien. Je te dirai, mais il ne faut pas t’en faire,

Y bueno, he aquí, mi muy querido padre, todo va muy bien, todo va muy bien. Te diré, pero no te aflijas,

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El texto y la melodía se pueden encontrar en Internet.

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c’était vraiment, vraiment charmant.

es sólo una pequeñez, casi nada: Se rompió contra mi cráneo, los frenos fueron insuficientes. La costanera estaba muy plana, calculé mal mi impulso. Pero aparte de eso, créeme mi muy querido padre, era realmente, realmente hermoso.

Allo, Léon, ne fais pas l’imbécile, comment cela s’est t’il passé? Dans une voiture aussi fragile, comment, salaud, t’est tu risqué?

Hola, León, no te hagas el imbécil, ¿Cómo pasó eso? En un coche tan frágil, sinvergüenza, ¿cómo te arriesgaste?

Voyons, il ne faut pas t’en faire, cet accident peut s’arranger. Avec 1.000 francs, crois-moi mon père, trois poteaux peuvent se payer. N’écoutez pas les calomnies de mère, avec ça tout est réglé.

Veamos, no te aflijas, este accidente puede arreglarse. Con 1.000 francos, créeme padre, tres postes pueden pagarse. No escuches las calumnias de mi madre, con esto todo está arreglado.

Voyons, Léon, qu’est ce que tu chantes? Ces 3 poteaux, ou vas-tu les chercher? Réponds moi donc, séance tenante, ou bien je m’en vais te gifler.

Veamos, León, ¿qué es lo que dices? Esos 3 postes, ¿dónde los encontraste? Respondeme, por lo tanto, enseguida, o bien yo voy a abofetearte.

encore un tout, tout petit rien: Il s’est brisé contre mon crane, les freins étant insuffisants. La digue étant tout a fait plaine, j’ai mal calculé mon élan. Mais à part ça, crois moi mon bien cher père,

La canción seguía describiendo paso a paso los daños y los costos, pero no tengo el texto completo. Sin embargo, estos versos y las cartas anteriores nos hacen ver cómo lo trataban. Nuestro abuelo quería que se quedara en Bélgica el mayor tiempo posible, tal como le decía a nuestro padre el 20 de mayo de 1938: Me decís que tu madre espera con impaciencia una palabra de mi parte para embarcar a León. Debo decirte que nunca tomé en serio sus propuestas y me extraña que ella y León, que parecían entenderse tan bien cuando me fui, después de 6 meses no se soportan más. De todos modos te ruego que le digas a tu madre que esto es imposible por el momento. Tengo mis negocios aquí. Es inútil decirte que tuve que combatir muchas dificultades. Felizmente por ese lado estamos en el buen camino. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En estas condiciones, comprenderás que no puedo hacerme cargo de León. Si no tuviera nada que hacer, diría en seguida: ‘De acuerdo, que venga’. Yo sabría cómo domarlo. Que me dejen solo de 3 a 6 meses con León y conocerás otro León. En fin, para resumir, que tu madre tenga un poco de habilidad y trate de entenderse con él. Pero ni nuestra abuela, ni nuestro padre pudieron con él. Llegó un momento en que la situación fue incontrolable, cada día aparecía un nuevo problema. Entre otros, cuando vendió por su cuenta, en beneficio propio y sin autorización, todos los muebles del departamento de Tatá. Por lo tanto, resolvieron enviarlo a Buenos Aires. Lo embarcaron en Roterdam, Holanda, el 22 de julio de 1938 en el carguero ‘Alcyone’, de una compañía holandesa, que sólo

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hacía escala en Montevideo, para que no se bajara antes. Llegó a Buenos Aires el 16 de agosto. En los primeros tiempos vivió y trabajó con su padre, que decía: “No dispongo de un inútil, ni de un as, sino de un muchacho correcto”. Después de un tiempo, el abuelo resolvió que la vida de campo le caería bien. Compró una granja en Moreno, Provincia de Buenos Aires, una zona que aún era rural en esa época. Allí fueron a verlo varias veces con parte de la familia, incluyendo a mis hermanos mayores. Hay fotos de ellos y del tío Juan andando a caballo en ese campo. Al cabo de un tiempo, se repitieron los problemas que había tenido en Bélgica con “Charbonex”. Por ejemplo, tenía entre otras cosas una incubadora a kerosene. Ponía en ella huevos a incubar y se iba al casino de Mar del Plata, donde perdía todo su dinero. Se escapaba por la ventana del hotel sin pagar; luego les llegaban las cuentas y quejas al abuelo. Al volver comprobaba que el mechero se había apagado después de ahumar todos los huevos y que por lo tanto, estos ya no servían ni para hacer pollos, ni para consumir. Sin embargo, los lavaba y vendía como buenos, con los consiguientes reclamos, etc. A veces cortaba el alambrado y dejaba que sus cerdos comieran en el maizal del vecino porque había gastado la plata del alimento en el juego. Dicen que, por eso, un día se batió a duelo y sufrió una herida en el pulmón; no pude comprobarlo. Para ayudarlo contrataron a un matrimonio y para controlarlo nuestra abuela fue varias veces para hacerle compañía, así por ejemplo, el 11 de agosto de 1943, desde Moreno le escribía a su hija Régine: Todo anda muy bien. Por el momento mis piernas están muy bien, pero sé perfectamente que siempre hay recaídas. Todavía estamos solos. La mucama de la que me habías anunciado la visita por una notita, no vino. El tiempo es detestable: lluvia, humedad y promesas de lluvia. ¡Qué pesadilla! Podrías pedir una mucama en la Sociedad Filantrópica Belga, Leandro Alem 68, abierto de 2 a 4, teléfono 50-2425. La señorita Pareirq, que yo conocía, murió; pero hay otra belga como secretaria. Sería bueno que telefonearas cuanto antes, o bien que vayas si ella conoce a alguien. Que sea una mucama de la ciudad, lo mejor sería que fuese belga u holandesa, también sería bueno un buen campesino [en flamenco: “boer”] que conozca el oficio, que dormiría afuera, en la piecita. Si vienes, traeme mi pequeño abrigo negro. Me es imposible ir personalmente a buscar una mucama visto las distancias, el idioma, etc. Además aquí sólo se necesita algo provisorio. La pierna de León anda mal, es horrible verla. Hoy a mediodía sufría mucho, pude verlo. Él la curó bien y anda un poco mejor. Pero, ¡qué llaga fea! Es el trabajo que hizo en los campos húmedos para el corral de los chanchitos [en flamenco: “cochonekens”], que la puso tan fea. Saludos a todos y muchos besos. Tu madre, M.O. ¿Fanny no conoce a nadie? León pide ¼ de manteca si vienes y yo quisiera 1 paquete grande maicena y uno chico de tapioca. Notemos que nuestra abuela nunca quiso hablar castellano, lo que la aislaba del resto de la gente y le hacía buscar algo absurdo: una mucama “de ciudad, belga u holandesa” para ir a trabajar en una granja. El tío León tenía várices y muy mala circulación en las piernas, por lo que tuvo muchas veces heridas y problemas en ellas. Finalmente resolvieron vender la granja y León se casó en Buenos Aires a los 35 años, el 10 de febrero de 1945 con Stella Elba Genovese, viuda que no tenía hijos y tampoco los tuvo en esta unión. Nuestra madre escribía a sus padres al día siguiente:

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León Oeyen se casó ayer con Stella Genovese, arquitecta. Es una persona muy bien, una viuda de 35 años. León realmente tiene suerte. Ella trabajaba profesionalmente en el Ministerio de Guerra (hoy, de Defensa) y en algunas obras particulares, traducía libros del francés al castellano, dibujaba para la revista ‘Hobby’ e ilustró unos poemas de Alfonsina Storni. El 10 de marzo de 1947, desde San Antonio de Padua, donde vivían, Stella le enviaba a nuestra abuela una carta escrita a máquina en perfecto francés:

El tío León, hacia 1938.

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Querida madre: Quiero escribirle para que pueda pensar tranquilamente en lo que deseo decirle y después, obrar en justicia. Como le decía en nuestra última entrevista, trabajando León en la calle, como lo hace desde que estamos casados, cubre difícilmente sus gastos de alimentación y apenas de alguna ropa. Y para eso debe ocuparse en trabajos que ni siquiera puede mencionar cuando se le pregunta respecto a sus actividades. Al principio de nuestro matrimonio, su padre nos dijo a León y a mí que si nos ocupábamos de la venta de Moreno, podríamos invertir ese dinero en lo que quisiéramos y que el beneficio sería para nosotros, mientras que el capital seguiría siendo suyo. Cuando Moreno se vendió, en lugar de mantener su promesa, su padre prefirió dar a León una mensualidad de $ 150 m/n. Yo sé que León les ha pedido muchas veces a usted y a su padre que le den una posición económica como lo hicieron con sus otros hijos. Y que, según lo que León me dijo, en el momento de vuestra partida para Europa [en 1946], usted le prometió que a su regreso le daría una posición similar a la de Juan. Ahora que usted volvió quisiera saber qué piensa hacer por su hijo, porque aún soy joven y si mi marido no me puede ayudar en mi trabajo porque no tiene los conocimientos necesarios y no puede tener hacia mí la menor pequeña atención, como llevarme al teatro o a un concierto porque sus ingresos no se lo permiten, yo no puedo conformarme con esta situación. Usted, que como buena madre tuvo la prudencia de buscar informaciones con respecto a mí antes de nuestro casamiento, habrá seguramente tomado a su cargo un mínimo de obligaciones que su hijo debería tener hacia mí. Si la posición económica que usted les creó a sus otros hijos y la ayuda que aún les concede a diario les permite mantener a su mujer y tener tantos hijos como quieran, quiero recordarle que León no puede ni siquiera participar en mis distracciones, ya que la incertidumbre del mañana no se lo permite. Por otra parte, usted me pregunta por qué no visitamos más seguido a la familia. Pero, ¿cómo?, y qué lugar podríamos ocupar en una familia donde todos sus otros hijos han recibido posiciones y capitales que les permiten exponer el lujo, mientras que León no lo recibió.


Creo que sería justo y equitativo y que León demostró suficientemente sus méritos, como para que usted le de la administración de un garaje, cine, mercado o cualquier otra ocupación similar que sea del agrado de usted. Le ruego, por favor, una respuesta concreta a esta carta a fin de poder resolver la situación y la abrazo muy afectuosamente. Su hija. Stella. Aunque la carta está escrita y firmada por ella, por su estilo pareciera que fue León quien la escribió, dictó o inspiró. Contiene gruesos errores con respecto a lo que los abuelos dieron a los otros hijos y pretende negar que ellos habían adquirido sus bienes con trabajo y esfuerzo. Al mismo tiempo, ignora cuánto habían hecho sus padres por él. Estas eran actitudes muy propias de él en relación a su madre: desde chico no reconocía sus errores, siempre pedía más cosas y envidiaba lo que los demás tenían. Más allá de estas consideraciones, la carta logró su objetivo y la abuela le compró un garaje, para que lo administrara, en la esquina de Córdoba y Gascón, Buenos Aires. Tenía un sector con cocheras cubiertas que alquilaba, un surtidor con el que despachaba nafta y un taller, donde trabajaban algunos mecánicos. Aunque no supo llevar adelante la administración del garaje y al cabo de un tiempo tuvo que liquidarlo para pagar las deudas contraídas, entre otros con YPF, en este período acrecentó su pasión por los autos y la velocidad. Se hizo miembro de la Asociación Argentina de Volantes y participó como acompañante en algunas carreras de Turismo de Carretera. Su matrimonio tuvo muchas crisis y finalmente ella lo abandonó en 1949. Stella nunca se integró plenamente a nuestra familia y de ella no se guarda un buen recuerdo. Se decía que se había casado con León por interés. Pero es difícil creer esto, ya que era una profesional que ganaba bien su vida y era dueña de varias propiedades, en cambio él no tenía nada. Me parece que de alguna manera lo quería, al menos en los primeros tiempos, ya que de otro modo no se explica que haya convivido cuatro años con un personaje tan especial. Y es indudable que el período en que estuvieron casados fue para León uno de los más estables en su vida adulta. Creo que también él la quería, aún cuando no pudo superar su adicción al juego, que le hacía perder cuanto dinero tenía en el bolsillo en los hipódromos, casinos, juegos de cartas o de dados. Esta fue una de las razones que provocaron la separación, como ella misma afirmó al presentarse en la sucesión:

El tío León socio del ACA, hacia 1947.

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Mi esposo era una persona muy particular, jugador, nada afecto al trabajo, no tenía oficio ni profesión. Precisamente nuestras divergencias provenían siempre y únicamente de su conducta indisciplinada, de sus gastos y de su incapacidad para mantener el hogar. Ese mismo año, el 12 de agosto de 1949, murió nuestra abuela y con ella perdió a quien siempre lo había protegido a pesar de todos sus enojos y peleas. León se quedó así muy solo, sin madre, ni esposa. Su padre ya no lo toleraba, su hermano Juan nunca quiso ayudarlo y su hermana Régine no quería ni verlo por su casa. Fueron nuestros padres quienes de alguna manera se hicieron cargo de él. Nuestro padre administraba la herencia que había recibido de la abuela, entregándole una mensualidad, y nuestra madre lo recibía en casa cada vez que se enfermaba. Antes de esto, él venía cada tanto y era muy cariñoso con nosotros, los chicos. Cuando tenía plata siempre nos traía varios kilos de helado y golosinas, o bien nos llevaba a dar una vuelta en su auto, para gran alegría nuestra ya que esto no lo recibíamos de nuestros padres. Nos llamaba la atención que sus dedos y uñas estuvieran siempre marrones, manchados con nicotina, que fumara sin parar un cigarrillo tras otro y que tuviera un tic nervioso al respirar, pero no teníamos edad suficiente para darnos cuenta cuánto afectaba esto a su salud. En la década de 1950 estuvo varias veces enfermo. En una oportunidad sufrió una hemorragia estando en un bar porque las várices de sus piernas se abrieron. Un mozo vio el charco de sangre y llamó a la ambulancia. Pudieron salvarle la vida y pasó la convalecencia en nuestra casa, cuando vivíamos en San Andrés. La convivencia no fue fácil porque no respetaba las normas que nuestros padres le imponían. Por ejemplo, como nos enseñaba a jugar a las cartas, le habían prohibido que fuera por plata. Él decía que cumplía con esto y que jugábamos por porotos, pero en secreto nos decía que cada poroto equivalía a unos centavos, que así era más divertido jugar. Estas cosas, así como el desorden en su vida y el abandono en sus efectos personales, indignaban a nuestra madre que afirmaba que él era un mal ejemplo para nosotros. Al cabo de un tiempo le dijeron que se fuera a vivir a unas cuadras de distancia, en una casa vieja que nuestro padre había comprado para reciclar, en la calle Congreso, de San Andrés. Lo íbamos a ver o nos visitaba, hasta que terminó su recuperación. Tuvo otros problemas de salud, el más grave en 1959 cuando estuvo internado un tiempo en el hospital Alemán. Volvió a pasar algunos períodos cortos en nuestra casa, también cuando nos mudamos a Martínez. En sus últimos años, su salud y estado general fueron decayendo cada día. A veces cuando llegaba parecía un vagabundo: sucio en su persona y en su ropa, con un eterno piloto raído, respirando con dificultad porque se le acumulaba agua en los pulmones, arrastrando sus pies; parecía derrotado por la vida. El 20 de octubre de 1958, Stella Genovese obtuvo el divorcio civil en México, pues esto no existía en Argentina. León, a quien esta noticia afectó mucho, decía que cuando se hacía eso, era para volver a casarse y que debía tener un nuevo marido, con el que se habría casado en el exterior. Pero fue imposible confirmar esta presunción. El 20 de junio de 1961, a los 51 años de edad, murió en Buenos Aires, siete meses después de su padre. Hacía tiempo que no vivía en su casa, sino en una pensión en Belgrano, en la calle Freyre 1735, pieza Nº 6, donde fue encontrado en la cama sin vida por la dueña del establecimiento. Llamó a la Policía y se dio intervención a un juzgado, que ordenó hacer la autopsia. El informe, que figura en la partida de defunción, dice: “Edema agudo de pulmón; dilatación aguda del corazón”. El juez ordenó archivar la causa, por ser una muerte natural, y entregar el cuerpo y sus pertenencias a la familia. Fue enterrado en la bóveda en la que reposaban sus padres, en el cementerio de Olivos, Provincia de Buenos Aires.

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Poco después fuimos con mi madre y algunos hermanos para limpiar y ordenar la casa que tenía en San Antonio de Padua, en la esquina de Belgrano y Godoy Cruz. Nunca en mi vida vi tal estado de abandono. Era evidente que desde hacía muchos meses, quizás años, nadie entraba allí. En medio de la cocina había un enorme hormiguero, que se extendía hacia el pequeño patio posterior pasando debajo de una de las paredes exteriores, provocando una enorme rajadura, había tejas rotas, filtraciones, etc. La ropa sucia, enmohecida, mezclada con diarios viejos estaba tirada por el piso y comida por las ratas, había platos sin lavar, ollas oxidadas con restos de comida, ropa totalmente apolillada cayéndose en pedazos en el ropero, etc. Nada de lo que había allí tenía valor ni servía, sólo se pudieron rescatar algunos recuerdos, papeles personales y fotos viejas23. Sus hermanos iniciaron la sucesión. Después de tres años y medio, cumplidos todos los trámites, el juez los declaró únicos herederos. Pusieron en venta la casa y apareció un comprador. Firmaron el boleto, él pago, la ocupó y refaccionó. Un año después de terminada la sucesión, a 5 años después de la muerte de León, el abogado de Stella Genovese se presentó en el juzgado reclamando que se anulara la declaración anterior, pues era la única heredera por tratarse de un bien ganancial. Declaró que habían comprado el terreno el 23 de mayo de 1945, tres meses después de casarse y que ella había hecho los planos para construirla, comenzando a habitarla en 1946. Que además, la mitad de la casa le correspondía por derecho propio, que esa parte no entraba en la sucesión y que los hermanos de León habían usurpado sus derechos al venderla. Ellos alegaron que se trataba de un bien propio de León, comprado y edificado con dinero que sus padres le habían dado, pero esto no estaba suficientemente documentado. Añadieron que ella se había divorciado sin reclamar esta casa, pero ese divorcio se había hecho en México y no tenía valor legal en Argentina. Se inició una discusión legal en la que Stella aumentó sus reclamos, incluyendo la parte de la herencia de los abuelos que le había correspondido a León. El comprador de la casa exigía que se firmara la escritura o se lo indemnizara. A cada paso, el asunto se complicaba más. Finalmente, ante la amenaza de que iniciaría una acción penal, el 27 de julio de 1967 llegaron a un acuerdo judicial por el que le entregaron dos millones de pesos. Esto equivalía al valor de la casa y a todo lo que le había correspondido a León como herencia de sus padres y quizás un poco más. En el juzgado se firmó la escritura y el asunto acabó. Obviamente, a raíz de esto, el amor de la familia hacia Stella nunca se logró y las críticas o comentarios negativos se multiplicaron. Después de la sucesión perdimos todo contacto con ella. No sabemos si se volvió a casar, ni cuándo y dónde murió. Toda la historia de León es triste. Él fue la primera víctima de sus desórdenes, pero también afectó a cuantos lo rodeaban. Lo que queda como interrogante es hasta qué punto era responsable de todo ello o si fue totalmente inimputable. Aunque este tipo de historias a menudo se callan, disimulan u ocultan, he querido relatarla en detalle porque en una familia hay de todo, no sólo éxitos y triunfos, sino también dolores, fracasos y hechos que a veces llegan a lo delictivo. Sólo conociéndolos se puede evitar que influyan negativamente en el inconsciente colectivo familiar, generando traumas, mandatos, condicionamientos o patologías.

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Acumular basura y cosas inservible es típico del síndrome de Diógenes.

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9 LOS

Aviso del nacimiento de Régine, que se enviaba a parientes y conocidos.

La tía Régine Oeyen, 1922.

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HERMANOS DE NUESTRO PADRE : LA TÍA R ÉGINE

Régine María Josefa Berta Ernestina Oeyen, a la que todos llamaban Régine o tante Gine, nació en Amberes el 26 de septiembre de 1911. Fue la única hija mujer y su padre sentía predilección por ella. Cuando tenía menos de tres años comenzó la Primera Guerra Mundial. Con sus padres, hermanos y Tatá se refugiaron en La Haya, Holanda, por unos dos años. Luego regresaron a Bélgica y su infancia y adolescencia se desarrollaron sin mayores problemas, siendo criada por niñeras y Tatá como sus hermanos. Era muy miope, pero por coquetería no quería usar anteojos. Hizo el secundario como pupila en el colegio de las Damas de San Andrés en Bruselas. En los últimos años tuvo por compañera a Yvonne Glorie, que venía del colegio que esas mismas religiosas tenían en Brujas. Se hicieron amigas porque sus abuelos maternos vivían en esa ciudad y ella había ido muchas veces a visitarlos o pasar las vacaciones en su casa. En junio de 1929 su madre y su tía Tatá fueron a Roma para asistir a la beatificación de Don Bosco, del que eran devotas. Régine invitó a Yvonne a pasar unos días con ella en su casa. Nuestro padre, que había pasado dos años en Polonia, cumplía el servicio militar obligatorio en Bélgica. Tuvo franco y fue a su casa. Así se conocieron nuestros padres. Él quedó flechado, unos meses más tarde se ponían de novios y en 1933 se casaban. A su vez Régine conoció a Hugo Lankens, que era mayor que ella, pues había nacido en Amberes el 23 de noviembre de 1902. Era hijo único de madre viuda, había heredado el oficio y el negocio de su padre joyero y relojero. Se casaron en esa ciudad el 27 de enero de 1934, ella con 22 años y él con 31. Ese día nuestro abuelo pronunció un extenso y emocionado discurso, del que extraigo algunos párrafos: Mi querida pequeña Régine: En este bello día en que nos vas a dejar, no puedo sino recordar por un instante el día en que naciste. Fue para nosotros un día de alegría y gozo. ¡Estábamos tan contentos, tan felices de tener una hijita, que con su dulzura y ternura iba a llenar de encanto nuestro hogar! Aún veo tu primera sonrisa, tu primera pequeña caricia.


A medida que crecías en edad, crecieron también tu afecto y tu amor por nosotros. Regine, de vos sólo hemos conocido alegría y satisfacción. Por eso, con el corazón estrujado te vemos partir. Nos abandonas para seguir el impulso de tu corazón y ser dichosa. Por eso, simultáneamente también estamos felices y es con alegría que abrimos nuestros corazones al nuevo hijo que nos entregas. Mi querido Hugo: Te confiamos nuestra hija, no con la esperanza de que la harás feliz, sino con la convicción plena y entera de que sabrás hacerla feliz, como ella lo hará contigo. Hugo, la naturaleza te ha dado todas las cualidades necesarias para ser un buen jefe de familia. Posees el gusto por el trabajo, la perseverancia, la tenacidad, el humor estable, el coraje y la fuerza calma del que permanece inquebrantable en medio de las tormentas de la vida y marcha con paso firme hacia la meta que se ha asignado Junto a Régine harán frente a las dificultades que vendrán y tomados de la mano irán por la vida con esa fuerza invencible que da el amor. Queridos hijos, quiéranse bien, permanezcan hasta el fin de la carrera unidos como lo están ahora. Un hogar donde reina el amor es una fuente de Juvencia24 inagotable.

Casamiento de la tía Régine con Hugo Lankens, 1934. Junto a los novios, nuestros abuelos y atrás la madre de Hugo. Tatá junto la abuela y el tío Juan al lado del abuelo. El tío León sobresale por ser mucho más alto. Nuestros padres están en el extremo izquierdo. El resto no está identificado.

Se instalaron en Amberes en la casa contigua a la joyería, en la rue de la Giroflée. No era un negocio muy floreciente, pues casi la mitad

24 Fuente de Juvencia: Legendaria fuente que devuelve la salud y asegura la juventud eterna al que beba del agua o se bañe en ella.

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de su stock estaba pasado de moda. Siguiendo una costumbre de épocas pasadas, que ya se estaba perdiendo, su padre le dio una dote, que le garantizaba un ingreso periódico y estabilizaba la economía del hogar. Al año siguiente del casamiento, nuestro abuelo planteaba a sus hijos el proyecto de emigrar para evitar las consecuencias de una nueva guerra mundial, que veía próxima. La idea fue aceptada más por ella que por su marido, que no quería irse, entre otras cosas por cuidar a su madre anciana. Además no le entusiasmaba la idea de dejar su negocio, sus vínculos y su país. Pero la propuesta de su suegro era aún bastante indefinida y faltaba mucho para que pudiera concretarse. Apostó al futuro, pensando que podría pilotear la situación y quedarse. Sin embargo, al cabo de dos años nuestro abuelo se establecía en Buenos Aires y desde allí urgía al resto de familia a que viajaran. El 24 de noviembre de 1937, nuestro padre le respondía:

La tía Régine, 1934

Hugo y Régine parecen dispuestos a reunirse con ustedes, sobre todo ella, que (sea dicho entre nosotros) está harta de correr la coneja. Él en el fondo quisiera continuar vegetando, sin animarse a asumir ‘el riesgo’ de emigrar. En resumen, ella me decía confidencialmente: ‘Creo que Hugo les escribirá uno de estos días para preguntarles cuándo estarán en condiciones de viajar. Estamos viendo cómo podemos liquidar nuestros muebles y todo lo que tenemos actualmente aquí y pensamos que partiremos antes que ustedes’. Fui dos o tres veces para empujar la carreta y creo que finalmente lograremos llevarla. Aquí hay otro asunto: Régine me preguntó si habías dejado instrucciones acerca de su dote. Le respondí que no, pero que si tenía necesidad de dinero se lo daría y te escribiría. ‘No, no hay apuro’, respondió. Pero por confidencias de Tatá, creo poder decir que hay algún apuro. Parece que tuvo que prestarle dinero y que ella le habría dicho que desde hacía bastante tiempo no le pagabas su dote. ¿Querés ocuparte de esto o preferís que me haga cargo? El abuelo mandó que entregara a Régine lo que reclamaba y poco más adelante, el 8 de junio de 1938, nuestro padre informaba: La señora Lankens, como sabes, tenía una enfermedad cardíaca. Se descompuso hace 8 días y el médico le dijo entonces a Hugo que ya no debía soñar con llevarla a América. Él dijo entonces que esperaría la muerte de su madre para reunirse con ustedes, en lugar de irse para año nuevo, como pensaba inicialmente. Esto me lo dijo Tatá, que lo sabía por Régine. Pero tuvo el lunes una crisis y le dieron la extremaunción. El martes tuvo una segunda crisis y murió anoche hacia las 3 de la mañana. El sábado será enterrada. Hugo lloraba un poco, pero tanto él como Régine decía que al fin de cuentas es mejor para todos. Evidentemente en las circunstancias actuales no pude hablar del asunto Argentina, pero pienso que ahora todo será rápido, ya que por ese lado el principal obstáculo fue suprimido.

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Después de unos meses, decidió partir porque la situación internacional se complicaba cada día más y la guerra parecía inminente. Vendió su casa y negocio, liquidó sus existencias, parte de ellas al costo y se embarcaron en el puerto de Amberes junto con nuestros padres y Tatá, el 4 de mayo de 1939 en el vapor “Mar del Plata” para llegar a Buenos Aires el 27 de mayo. Durante el viaje, Régine ayudó a cuidar los chicos de modo que no se cayeran al mar o se metieran donde no debían. Al llegar a destino se alojaron unos días en casa de los abuelos y luego por un tiempo se instalaron en una casa en Belgrano, en la calle Virrey del Pino al 3800, después compraron en el mismo barrio la casa de 3 de febrero 2240. Nuestros padres vivían en Martínez con sus hijos y Tatá. Al poco tiempo, nuestra madre quedó embarazada y al cabo de unos meses comenzó a sentirse mal. El médico dijo que necesitaba descanso y un cambio de aire, recomendó que se fuera a La Cumbre, en Córdoba. Con su auto, el tío Juan la llevó con Christian, que tenía 5 años y se quedó con ella. Al cabo de unas semanas, nuestra madre, que casi muere por septicemia, perdió el embarazo. Permaneció unos días más para reponerse. Nuestro padre fue a verla y regresó con Christian. Tatá había quedado con las más chicas. Régine se hizo cargo de los otros. Desde La Cumbre, ya estando sola, nuestra madre le escribía el 23 de noviembre de 1939:

Izquierda

Casa de la rue de la Giroflée (hoy Goudbloem), Nº 15. En la planta baja los Lankens tenían la joyeríarelojería, en el primer piso vivía la madre y en el segundo, Hugo y Régine. Derecha

El tío Hugo, 1934.

Mi muy querida Tante Gine: Recibí bien tu carta, me dio mucho placer leerla y saber que mis tres mayores andan bien y se portan bien en tu casa. Alberto me daba bastante seguido noticias de ellos. ¿Recibiste las dos cartas que te envié desde que estoy aquí? Estoy mucho mejor ahora y pienso volver pronto a Buenos Aires, a más tardar en los primeros días de diciembre. ¡Qué aventura este viaje a La Cumbre, creo que lo recordaré por mucho tiempo! Agradezco al cielo de todo corazón que todo terminó bien, es lo esencial. Espero que no te canses demasiado con los tres pibes. Querida, pensá también un poco en vos y cuidate mucho. Aquí en general el tiempo es muy bueno, pero por la mañana y por la noche está fresco. Y también hace frío en ciertos días. Hoy hemos tenido un verdadero día de invierno. Salí a tomar un poco de aire esta mañana, pero envuelta en mi tapado de pieles con una gruesa echarpe sobre la cabeza. ¡Estoy segura que en Buenos Aires ya no hacen falta tapados de pieles! Te dejo, querida Régine, abrazándote de todo corazón. Muchos saludos a Hugo. Yvonne.

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El 1º de septiembre de 1939 Alemania invadió Polonia y 48 horas después Francia e Inglaterra le declaraban la guerra, comenzaba así lo que todos temían. Bélgica se declaró neutral, pero no le sirvió de nada. En la frontera con Alemania, Francia había construido un conjunto de fortalezas llamadas ‘la línea Marginot’ para impedir que la invadieran. Pero esas defensas no se continuaban en la frontera con Bélgica, que era un país amigo. Por eso, Hitler envió a sus tropas a invadirla pasando por territorio belga. En previsión de esto, el ejército belga había movilizado de 600 a 650.000 hombres, casi el 20% de la población masculina, para impedir el avance alemán. No sirvió de nada porque la superioridad del ejército y del armamento enemigo aniquiló toda resistencia. El ataque comenzó el 10 de mayo de 1940 y el 28 el rey Leopoldo III se rindió incondicionalmente. El combate dejó 6.000 muertos (entre ellos un primo hermano de nuestra madre) y 15.850 heridos. La mayoría de los sobrevivientes fueron tomados prisioneros. En noviembre de 1940 el rey Leopoldo visitó a Hitler en Berghof y logró que una parte de ellos fuera liberada (entre ellos Paul Glorie, hermano de nuestra madre). A otros los llevaron a campos de concentración, donde una parte murió por las privaciones sufridas (como un primo hermano de nuestra abuela Magdalena De Wulf – Oeyen) y otra fue liberada sólo al cabo de 5 años, al terminar la guerra. Superado el obstáculo belga, el avance alemán en territorio francés continuó incontenible hasta entrar triunfantes 17 días después en París, el 14 de junio de 1940. Parte de los ejércitos belga y francés escaparon con un puente naval que se estableció entre Dunkerque y la costa inglesa. Atravesaron el Canal de la Mancha un total de 112.500 soldados. En el Reino Unido formaron gobiernos en el exilio, se unieron a los aliados, reorganizaron las tropas, llamando a todos los soldados y reservistas que pudieron. Así, por ejemplo, desde Argentina partieron 63 belgas, tres de ellos murieron durante la guerra. El tío Hugo fue convocado y partió a Inglaterra para cumplir con su deber. El 1º de diciembre de 1941, la tía Régine le escribía a una conocida que vivía en París, aludiendo a él como si fuera una mujer para burlar la censura (no lo logró, ya que la carta le fue devuelta porque entendieron que en este párrafo u otros había mensajes codificados): Estoy sola en Buenos Aires en este momento, ya que mi querida compañera me dejó para hacer un viaje muy largo. Me escribe periódicamente y me transmite muchas noticias. Tengo la esperanza de que pueda verla regresar pronto y retomar nuestra vida en común. Entre tanto es un consuelo poder intercambiar correspondencia fácilmente. Hugo estuvo allí la mayor parte de la guerra, sólo al final fue trasladado a Francia y Bélgica, en total fueron cuatro años sin poder volver. Como tenía más de 40 años y era sólo oficial de reserva, siempre estuvo en tareas administrativas, nunca en el frente de combate. Sin embargo, lo ascendieron a capitán y al volver lo condecoraron como caballero de la Orden de Leopoldo, oficial de la Orden de la Corona, con medalla al mérito por la guerra de 1940-45. A lo largo de esos años, su comunicación con la familia en Argentina no siempre fue fácil. El único medio posible era el correo, que demoraba meses en llegar y debía pasar por la censura. No podía indicar dónde estaba, lo que hacía, ni dar ninguna noticia sobre la guerra. A veces enviaba simplemente una tarjeta postal con un saludo, como si fuera un simple turista y eso servía para saber que estaba bien. También escribía cartas breves a su mujer, sobrinos y familiares, sólo con noticias personales. Yo he visto en lo de la tía Regina

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algunas a las que la censura había cortado partes, otras llegaban enteras. A modo de ejemplo, trascribo la que envió en castellano desde algún lugar de Gran Bretaña el 25 de noviembre de 1942: Mi querida Rose Marie: Fue verdaderamente una muy linda sorpresa recibir tu carta del mes de agosto, al mismo tiempo que la de Christian. Te lo agradezco de todo corazón. Me alegro de saber que vas a hacer tu Primera Comunión y espero que ese día te quede como uno de esos más lindos recuerdos de la vida. Te felicito por ser siempre primera de tu clase y espero que sigas así en los próximos grados. Como mando además una carta a Christian, espero que también la leas. A ti también te deseo una feliz Navidad y Año Nuevo con la esperanza de que el año venidero termine la guerra. Te mando a ti y a tus hermanas muchos gordos besos. Tío Hugo. En Bélgica, ocupada por los alemanes, la población sufrió restricciones en su libertad de movimientos, el correo fue censurado e incluso interrumpido en algunas épocas, faltaron comida, remedios, calefacción, ropa, etc. Fueron requisados bienes, objetos de arte y metales. Los judíos, muy numerosos en Amberes, fueron llevados a campos de concentración y exterminados. También allí fueron remitidos quienes eran denunciados como miembros de la Resistencia, como le pasó a Paul Glorie, hermano de nuestra madre. Los partidarios más radicalizados de la corriente que quería la independencia de la región flamenca, colaboraron con los alemanes y denunciaron a los opositores. Después de la guerra, algunos fueron condenados a muerte y otros emigraron a varios países, entre ellos a Argentina. La mayor parte de Bélgica fue liberada por los aliados entre septiembre y octubre de 1944, el resto en 1945. Durante el conflicto se destruyó el 8% del producto interno y murieron 88.000 belgas (el 1,05% de la población). A ellos deben agregarse todos los civiles que fallecieron por falta de remedios, atención médica o por las privaciones y angustias sufridas, como nuestros tíos abuelos Gustave, Clemence Oeyen y tantos otros. Sin embargo, sufrieron menos que en otros lugares, ya que el total de los muertos de la Segunda Guerra Mundial se calcula entre 50 y 70 millones y hubo países como Alemania que debieron ser casi íntegramente reconstruidos. El conflicto terminó definitivamente el 2 de septiembre de 1945, exactamente seis años después de su comienzo. Inmediatamente el tío Hugo se embarcó en el mismo buque en el que antes de la guerra había viajado nuestra abuela. Nuestro hermano Bernardo, que tenía 10 años, le escribía el 26 de septiembre de 1945, relatando la llegada: Querido tío Hugo: Desde lejos decía mamá: ‘Ahí está. Solo, al lado de la escalera del barco’. Tía Régine no te veía. Entonces mi mamá le mostró y te vio. Mientras esperábamos el barco, tía Régine fue a hablar por teléfono y le dijo a Italia [la mucama] que no prepare comida antes de la una. Nosotros decíamos: ‘¿Cuándo llegará el Groix?’. Y cuando llegó, empezamos a saltar y agitar banderitas. ¡Qué lindo y qué grande es el Groix! Te mando gordos besos. [Firmado] Bernardo Oeyen, Pedrito Oeyen [la letra es de Bernardo, yo tenía 3 años y no sabía firmar, pero él firmó por mí.], Bertha De Wulf, Yvonne Oeyen. La tía Régine y el tío Hugo vivían en Belgrano. Como no tenían hijos, muchas veces alguno de nosotros iba a pasar un tiempo a su casa. Esto era de gran ayuda para nuestra

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madre que, al tener tantos hijos, tenía mucho trabajo. Al mismo tiempo para la tía era una ocupación y una compañía, sobre todo durante la guerra cuando su esposo estaba en Inglaterra. A lo largo de la década de 1940 siguieron con esta costumbre y todos los mayores fuimos a veces allí. Especialmente Francine, Beatriz y Bernardo, que estuvieron durante períodos prolongados y las chicas fueron a un colegio de religiosas en la calle Kramer, cerca de su casa. También llevaban a algunos cuando se iban de vacaciones, inicialmente a playas del Uruguay, luego a Pinamar donde construyeron un chalet cuando recién comenzaba a conocerse esa playa. Desde allí enviábamos tarjetas o cartas a nuestra casa. Así en marzo de 1948 llevaron a Francine (que tenía 10 años) y Beatriz (con 9 años) a Atlántida, Uruguay y escribían a nuestros padres, que habían ido por unos días con los tres hijos mayores a Miramar: 8 de marzo de 1948. Queridos Yvonne y Alberto: Hemos tenido buen viaje y estamos muy contentos en Atlántida. El chalet es muy agradable, sobre el médano, frente al mar. Hay bosques de pinos donde hacemos lindos paseos. Las chicas tienen muy buen aspecto, comen bien y son como siempre muy buenas. Francine tiene como siempre su chichón, pero nunca más le dolió. Las chicas les escriben extensamente. Espero que hayan tenido buenas vacaciones en Miramar y tengo curiosidad por tener noticias con respecto a Bernardo y a mi pequeño ahijado [Pedro], que van a comenzar el año escolar. Les digo: ‘Ánimo, comiencen bien. Un buen comienzo siempre es muy importante’. A todos los demás queridos: Un buen fin de vacaciones y muchos besos. Escríbannos y dennos muchos detalles de cada uno de ustedes. Dígannos también cómo va mi padre. Hay un teléfono en el chalet vecino, es el número 71 de Atlántida. Cariñosos besos de nosotros cuatro. Régine. Hugo. Queridos mamá y papá: Tomamos todos los días un baño. La arena es muy linda. Hicimos un pozo en el que no me veían más. Recogimos muchas almejas y las comeremos hoy. Dormimos en el mismo cuarto que Anita. Un solo día no pudimos bañarnos. Del comedor vemos el mar. El viaje fue muy largo. Nos levantamos a las 4 y media de la mañana y el barco salió a las 8; llegamos a Colonia a las 10 y media. Con el auto fuimos a un restaurante y allí comimos. ¿Cómo les fue en Miramar? ¿Fueron en tren o en ómnibus? Muchos besos. Escríbanos pronto. Francine Estampa mortuoria del tío Hugo Lankens.

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17 de marzo de 1948. Queridos papá y mamá: Recibí la carta y estoy muy contenta. Cuando vuelva estaré como Pereira [un negro]. Estoy contenta que se divirtieron en Miramar. Fuimos a Punta del Este, el viaje era bastante largo. Pasamos por Piriápolis. En Punta del Este fuimos a un restaurante, donde comimos. Después fuimos a la playa. Volvimos a la noche bastante tarde.


Ayer fuimos a pescar cangrejos, sacamos muchos. Los sacamos con la ‘grifa’ [rastrillo] y los pusimos en el balde y los comimos. Eran muy ricos. Hoy por primera vez pescamos peces y esta noche los vamos a comer. Estarán muy ricos. Muchos gordos besos. Beatrice. El tío Hugo era un hombre meticuloso, casi maniático del orden y a veces se ponía muy tenso, sobre todo cuando manejaba o lo contradecían. A menudo tenía grandes discusiones a los gritos y se enojaba, especialmente con su mujer, por cosas sin mayor importancia. La tía Régine era mucho más tranquila, pero con un carácter firme y sabía muy bien lo que quería. Aunque trataba de tranquilizarlo, no cedía fácilmente ante sus gritos. Sin embargo, nos gustaba ir a su casa o de vacaciones con ellos. Nos querían y los queríamos, eran cariñosos con nosotros. Ser tratado casi como hijo único cuando uno tiene muchos hermanos, era muy lindo. Nos divertíamos con juguetes distintos a los nuestros y como en esa época nuestros padres pocas veces veraneaban afuera, conocer otros lugares era fascinante. Pero esto se cortó debido a una propuesta que el abuelo le hizo a nuestro padre. Le dijo que, ya que tenían muchos hijos, Régine ninguno y los chicos estaban a gusto con ella, por qué no le cedían algunos. La respuesta fue instantánea y rotunda: ‘Los hijos no se regalan’. Desde entonces, sólo fuimos a veces de visita por períodos breves, salvo en la epidemia de polio en 1956 en que fuimos por unos meses a su casa en Pinamar. Con el tiempo, ya siendo más grandes, volvieron a fortalecerse los vínculos con ellos, especialmente con los mayores. Beatriz y Francine fueron las que siempre estuvieron más cerca de la tía Régine. Entre tanto los tíos habían adoptado a las mellizas Beatriz y María Inés (Minou), nacidas en Buenos Aires el 5 de junio de 1950, a las que criaron con todo amor. Así pudieron realizar su proyecto de familia. Al volver de la guerra, el tío Hugo trabajó en la Misión Económica Belga, luego ingresó en el Banco Ítalo Belga, que luego se llamó BEAL, en que fue ascendiendo hasta llegar a ser gerente de sucursales en el momento de su muerte. La tía Régine nunca trabajó, pero tenía buen ojo para invertir el dinero y supo hacerlo bien a lo largo de toda su vida. En esto claramente había heredado los genes de los Oeyen. Pero también le agradaba la vida social, como a su madre y entre otras cosas, asistía a las recepciones de la Embajada de Bélgica en Buenos Aires. A los dos les gustaba viajar. Fueron muchas veces a Europa, a distintos países y lugares, aprovechando para visitar la familia. Además, ella les escribía a los diferentes parientes y así se mantuvieron vivos los vínculos. Al quedarse viuda, viajó acompañada por sus hijas, una vez fue a Tierra Santa y en el último viaje a Europa fue con nuestra hermana Beatriz. El 12 de agosto de 1949 murió nuestra abuela Madeleine De Wulf – Oeyen. A partir de ese momento la tía Régine se ocupó mucho más de su padre: lo visitaba, lo invitaba a su casa los fines de semana,

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Izquierda

Invitación al festejo de los 100 años de la tía Régine. Derecha

La tía Régine, en 1983.

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en vacaciones y muy especialmente cuando estaba enfermo. El abuelo siempre había tenido debilidad por ella y allí se sentía cómodo. Además, en sus últimos tiempos, después del segundo ACV y hasta su muerte el 5 de noviembre de 1960, era indispensable asistirlo y ayudarlo en todo. Esta preferencia del abuelo provocaba los celos de nuestro padre y del tío Juan, que los descargaban en versos satíricos y comentarios mordaces. Después de la sucesión del abuelo, decían que él la había favorecido. No se pelearon y se veían cada tanto, pero no se llevaban bien. Unos años más tarde, operaron al tío Hugo de la próstata. La operación aparentemente salió bien y le dieron el alta. Pero a poco de llegar a su casa en Belgrano, murió a los 65 años, el 20 de septiembre de 1968, por un infarto fulminante provocado por un coágulo que había quedado en el torrente sanguíneo. El tío Hugo fue siempre católico práctico, de ir a misa todos los domingos. Pero la tía Régine, siguiendo el ejemplo de su madre, era mucho más piadosa y participaba en distintas obras de Iglesia y de caridad. Esto se acrecentó a partir del momento en que quedó viuda. Así, por ejemplo, semanalmente se reunía con amigas a tejer ropa para los niños pobres. Para no aislarse, además, todas las semanas se juntaba con amigas para jugar al bridge. Este juego de cartas requiere concentración, memoria y agilidad mental, que mantuvo hasta el fin de su larga vida. Unos años después de la muerte del tío Hugo, vendió la casa de 3 de febrero 2240 y compró un piso en el edificio ubicado en Juramento 1889, también en Belgrano. En sus últimos años lo vendió y alquiló un departamento en Acassuso para estar más cerca de sus hijas, y que ellas pudieran ayudarla y acompañarla más fácilmente. Tuvo una vida extraordinariamente prolongada, en general con buena salud, salvo una osteoporosis muy avanzada, por la cual sus huesos eran tan frágiles que se rompían con facilidad, a veces con sólo darse vuelta en la cama. Al ver que se acercaba a los 100 años, se propuso superar esa marca y así vencer el record establecido en la familia por su prima hermana Bertha Oeyen – Faniel. En el último año tuvo múltiples internaciones en sanatorios por problemas cardíacos y respiratorios, pero su voluntad fue más


fuerte que sus males y pudo festejar con toda la familia sus 100 años. Celebré la misa en la Catedral de San Isidro y después hubo una fiesta en la casa de Minou y Rolo, donde pasaron un video en el que recorrieron toda su vida. Estaba feliz. Murió dos meses y dos días después de ese memorable aniversario, en un sanatorio en Buenos Aires el 28 de noviembre de 2011. Fue enterrada en la bóveda familiar de Olivos, donde ya reposaban su marido, padres, hermanos y parientes.

APÉNDICE DESCENDIENTES DE RÉGINE OEYEN Y HUGO LANKENS A. Beatriz Lankens Oeyen, nació en Buenos Aires el 5-6-1950, es profesora de francés y se casó allí el 27-12-1974 con Pedro Lett-Brown, bancario, nacido también allí el 23-7-1949, ambos están jubilados. Tuvieron allí tres hijos: I. Marina Lett-Brown, nació el 29-9-1976, se casó el 17-5-2003 en Florida, Pcia. Bs.As., con Martín Lanús, nacido en Bs. As. el 22-10-1976 y tuvieron 3 hijos: 1. Juan Ignacio Lanús Lett Brown nació en Santiago, Chile, el 22-6-2005. 2. Pilar Lanús Lett Brown nació en Buenos Aires el 9-9-2007. 3. Sofía Lanús Lett Brown nació en Buenos Aires el 5-4-2011. II. Patricio Lett-Brown, nació el 5-9-1977, se casó en Corrientes (Capital) el 15-10-2005 con María Florencia Buompadre Del Buono, nacida allí el 5-5-1978, y tuvieron 2 hijos: 1. Santiago Lett-Brown, nació en Buenos Aires el 13-102004. 2. Vicente Lett-Brown, nació Buenos Aires el 26-12-2006. III. Esteban Lett-Brown, nació el 29-10-1982, se casó con María Alejandra Marchelli, nacida en Gral. Villegas (Pcia. Bs. As.) el 8-3-1982 y tuvieron 2 hijos: 1. Agustín Pedro Lett-Brown nació en Buenos Aires el 14-10-2014. 2. Delfina Lett-Brown nació en Buenos Aires el 21-10-2017. B. María Inés Lankens Oeyen (Minou), nació en Buenos Aires el 5-6-1950, es asistente social, se casó en Beccar el 17-4-1993 con Alberto Rodolfo González Stanley (Rolo), nacido en Buenos Aires el 18-6-1950, y adoptaron dos hijos: I. Sebastián María González Lankens, nacido en Chajarí (Entre Ríos) el 16-4-1997, es chofer de un transporte escolar en San Isidro. II. Micaela María González Lankens, nacida en Chajarí (Entre Ríos) el 24-1-2000, estudia veterinaria.

Oración compuesta por la tía Régine al cumplir 100 años.

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10 LOS

H ERMANOS DEL NUESTRO PADRE: EL TÍO JUAN

Juan José Reginaldo León Mauricio Francisco Oeyen nació en Amberes el 3 de diciembre de 1919. Fue uno de los tantos que nacieron poco después de que terminara la Primera Guerra Mundial. Su madre tenía casi 40 y lo separaban más de 8 años de su hermana Régine. Fue lo se suele llamar ‘el hijo de la vejez’. El resultado de esto es que su madre lo mimó, consintió y sobreprotegió en todas las formas posibles. Esto marcó para siempre su personalidad, haciendo de él una persona egoísta, egocéntrica, caprichosa, amante de la buena vida y de todo lo que le producía placer, muy poco apegado al estudio, al trabajo y al esfuerzo. Cuando tenía 17 años su padre se lo llevó consigo a Buenos Aires y lo puso a trabajar con él. Cuatro meses después, el 12 de febrero de 1938, Juan le escribía a nuestro padre: Volviendo de viaje, me apuré a leer todas tus cartas. No te escribí por la razón siguiente: ¡Estoy demasiado ocupado! Por extraño que esto te parezca, en estos últimos tiempos estoy muy, muy ocupado. Las ventas, las entregas, las facturas y no sé cuántas cosas, ocupan todo mi tiempo o casi. El poco tiempo que me queda lo utilizo en buscar muy activamente un auto. Porque si ya no gozo del ‘dolce farniente’, que hacía mi felicidad en Amberes, gozo por el contrario de remuneraciones extremadamente interesantes. Y aprendí, no sin alegría, que mi tiempo es dinero (principio esencialmente americano). Visité la provincia de Buenos Aires casi por completo. Tomé unas 20 fotos que envío a Amberes por correo común. Visité (pueden mirar en el mapa, si tienen uno) Chascomús, Dolores, Mar del Plata, Necochea, Tres Arroyos, Bahía Blanca, Pringles, Olavarría, Azul y Tandil. En total casi 2.000 kilómetros. O sea, ¡un paseo! [Habituado a las distancias muy cortas de Bélgica, esto le parecía algo descomunal]. El tío Juan en 1926. Desde que era chico siempre quiso actuar en el teatro.

A su vez nuestro padre le decía a nuestro abuelo el 20 de mayo: “Estoy feliz de saber que Juan está trabajando en serio”. El abuelo contestaba el 27 de mayo: Sabés en qué condiciones me embarqué con Juan. Era en ese momento un muchacho difícil, imposible, perezoso, pretencioso, en pocas palabras una podredumbre. Hoy es otra persona, ya no es tan perezoso, ni tiene esa tonta pretensión. No quiero decir que sea un hombre perfecto y ejemplar, pero está en la buena vía para lograrlo. Se ha puesto más amable y

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también cambió mucho físicamente: se ha convertido en un hombre y cuando vengas, no lo reconocerás. Felizmente por este lado estamos en el buen camino. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En esos primeros tiempos, en que ellos dos estaban en Argentina mientras el resto de la familia seguía en Bélgica, Juan escribió a menudo dando consejos sobre qué traer desde Europa, los costos de las cosas, cómo veía el país y las posibilidades comerciales. A veces también escribía sobre temas más personales, como cuando reclamó ser padrino de Beatriz (la Nº 5), que nacería a fin de ese año. El 27 de julio de 1938, nuestro padre le decía: Es con gusto que Yvonne y yo te pedimos que seas padrino de nuestro Nº 5. Pero al respecto debo plantearte una pregunta: Nuestra madre me informó que te habías afiliado a la masonería, etc. ¿¿¿Es verdad, Juan??? Comprendés bien que para nosotros, católicos, el bautismo es un sacramento y no una broma. Si realmente tus sentimientos hacia la religión son los que habrías expresado a nuestra madre, es obvio que yo no podría prestarme a una comedia, y así sería si tomaras el compromiso de velar por la fe de un niño cuando estás ligado a los enemigos de esta religión y que estarías excomulgado por dicha afiliación. De todos modos me cuesta creer que esta historia sea verdadera y supongo que se trata en este caso de una exageración de nuestra madre, o de mandadas de parte tuyas fuera de lugar. De todos modos cuento con tu lealtad para aclarar este tema. El 3 de agosto él contestaba: He recibido bien tu carta, que me dio mucha alegría. Tal como comprendiste bien, todas esas historias de anticlericalismo,

El tío Juan con su padre, embarcados para venir a la Argentina, 1937.

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masonería y no sé qué más, son todas mentiras. Nunca le escribí a mi madre nada al respecto. Otra cosa es ser un santo digno de ser canonizado, eso tampoco lo soy, ni deseo serlo. Aprovecharé la ocasión para decir también, que tampoco soy un animal farisaico al estilo de los ‘Crisantemos’ [amigas de su madre], hacia las que mi respeto y admiración están muy mitigadas. Por lo tanto, acepto con placer tu amable propuesta y estaré muy orgulloso de ser el padrino de tu Nº 5. En cuanto a escribir, estoy en lo mismo que vos y siempre postergo para mañana mi correspondencia… Las tarjetas postales son más fáciles, porque uno las escribe más rápido, en dos minutos están hechas. ¡¡¡Pero una carta!!! Sobre todo cuando uno sabe que toda la ‘sagrada familia’ [los que estaban en Bélgica] la estudia y que cada palabra es filtrada. Por favor, enviame regularmente las revistas “Pourquoi pas” y “Le Pays reel”. Estoy en conflicto con el diario “La libre Belgique”, porque apoya la ley Vandervelde y contiene un montón de otras estupideces. Los diarios ‘flamingantes’25 son también mucho menos interesantes. Esta carta nos sirve para considerar varios aspectos de su persona. Su religiosidad fue evolucionando. En la época en que la escribió aun iba a misa, al menos a veces, con su padre y escribía a Tatá acerca de la cantidad de iglesias que había en Buenos Aires, sus características y los coros que cantaban en ellas. Sin embargo, era muy crítico del pietismo de su madre. Posteriormente dejó la práctica religiosa, se declaraba librepensador, su vida sexual y ética comercial estaban muy alejadas de lo que pedía la Iglesia. En la década de 1960, estando ya casado y siendo yo seminarista, hablé con él al respecto y me dijo: ‘He leído mucho, no sólo sobre la fe católica sino también sobre otras religiones. Conozco todos los argumentos que podrías darme. Algunas cosas me parecen admirables, pero no despiertan la fe en mí; en otros temas discrepo y no me parece que valga la pena discutir, porque eso no conduce a nada. Me encantaría creer, pero no creo’. Sin embargo, la tía Régine contaba que años más tarde, cuando estuvo gravemente enfermo en Bélgica, ella lo visitó y le dejó un rosario. En la siguiente visita, él dijo que lo había rezado. Sin duda, no es que se había convertido, pero en la necesidad más de uno recupera algo de la fe recibida en la infancia. Después de curarse, nunca más habló del tema. El asunto del padrinazgo de Beatriz terminó mal porque los Glorie pidieron que ese cargo se lo dieran a Jacques, el hermano menor de nuestra madre. Para no agravar las tensiones existentes con ellos por la decisión de irse a vivir a Argentina, nuestro padre le pidió a Juan que renunciara a su pretensión. Él se enojó mucho, se ofendió, reclamó su derecho, etc. Finalmente no pudo serlo porque no estaba presente en el bautismo, ni había enviado la documentación que exigían en la iglesia. Jacques Glorie fue padrino y a Juan esto le dolió. Quizás por este motivo, o simplemente porque le daba pereza, ya no escribió largas cartas a nuestro padre, sino sólo simples tarjetas postales con un saludo cuando viajaba a algún lado. El vínculo entre nuestro padre y él nunca se rompió. Pensaban y vivían respondiendo a valores diferentes, se peleaban, discutían sobre distintos temas, pero al rato el

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Escritos en flamenco y que promovían que se hablara sólo este idioma en la región y se separaran de la parte francófona.

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enojo había pasado. En el fondo eran muy distintos, pero se querían y entendían en muchos aspectos, cosa que no pasaba con los otros hermanos. Como muestra, trascribo parte de la carta que nuestro padre envió casi 20 años más tarde, a raíz del acuerdo firmado con Stella Genovese. Juan no quería cederle toda la herencia de León y tuvieron una fuerte discusión. El 11 de agosto de 1967 le escribió a Mar del Plata, donde vivía: Permitime, mi querido Juan, decirte que a pesar de todo lo que tuvo tu actitud de insultante e injusta hacia mí en nuestra última entrevista, te perdono todo y no quiero volver a pensar en ello. Ya no haremos negocios juntos, tal como dijiste. Las sucesiones estarán acabadas y en lo que respecta a suscribir hipotecas, puedo perfectamente arreglarme con personas ajenas en las mismas condiciones que las tuyas, si tuviera necesidad. Sin embargo, seguimos siendo hermanos, hecho que no debemos olvidar, ni vos, ni yo, por los pocos años que nos queden por vivir. El hecho de que debamos devolver más o menos lo que hemos recibido por la sucesión de León, es una pérdida material, dolorosa quizás para tu corazón tan apegado al becerro de oro [alusión al que adoraron los israelitas en el desierto en época de Moisés], pero esa pérdida es insignificante en relación a tu fortuna y a la mía. En todo caso, no justifica que por esto quedemos peleados. Como te dije más arriba, olvido por lo tanto lo que fue ofensivo en nuestra entrevista y te invito a que por tu parte hagas lo mismo. Venime a ver la próxima vez que vengas a Buenos Aires y examinaremos juntos este asunto con calma y veremos si nos conviene iniciar un nuevo juicio. Venime a ver y podés estar seguro de encontrar en mí la mejor disposición. Tu hermano. Alberto. Cuando llegó a la Argentina, aunque estaba en otro continente, su corazón y su pensamiento estaban puestos en su país de origen y no quería desengancharse de allá, ni echar raíces en el nuevo suelo. Después de la guerra, viajó muchas veces, unas pocas a EEUU y las demás a Europa. Finalmente regresó allí definitivamente en 1973. En política era partidario del derechista Degrelle. Nuestro hermano Christian aporta: Léon Degrelle (1906-1994) era líder de un partido llamado rexista. Era de tipo fascista: rex es en latín el que rige (de ahí la palabra rey en lengua actual), dux el que conduce (duce = Mussolini), igual que Führer en alemán (el conductor, Hitler). El tío Juan (y también el tío León) simpatizaba con ese partido y salió alguna vez a la calle a manifestar por ellos contra la izquierda. Degrelle colaboró con los nazis y organizó un batallón de walones para luchar en Rusia. Al fin de la guerra se escapó a España donde vivía bajo otro nombre. En Bélgica se le quitó la nacionalidad y fue condenado a muerte en ausencia; sus escritos fueron prohibidos y una ley especial prohibió traer sus restos al país después de su muerte. En cambio, nuestro padre lamentaba en sus cartas los progresos de los rexistas y se alegraba de que hubieran perdido votos en las últimas elecciones a raíz de los excesos de Hitler. A diferencia de su padre que tenía socios judíos (así como nuestro padre, que además entendía y hablaba algo de idish por haber estado en contacto con ellos en Polonia), el tío Juan tenía actitudes discriminatorias con respecto a ellos y a todos los que no era europeos. Sentía un particular rechazo hacia los criollos, a los que llamaba ‘indígenas’ y ‘macacos sudamericanos’.

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El tío Juan en Piriápolis, 1940.

Después de que toda la familia se reuniera en Argentina y estallara la guerra, ya con 21 años, Juan fue convocado por el ejército belga para que fuera como Hugo a Inglaterra y se incorporara a las tropas para reconquistar Europa y liberarla de la dominación nazi. Fue a la embajada a preguntar cómo podía eximirse de esto y le explicaron que el único modo era que el médico certificara que no era apto para el servicio. Fue a ver a un amigo suyo, quien le dijo que le iba a hacer un electrocardiograma, pero que inmediatamente antes subiera y bajara corriendo las escaleras varias veces. Juan era alto, medía cerca de 1,80 m, y a esa edad ya pesaba unos 100 kilos (más adelante llegó a pesar más de 160), lo cual aumentó el esfuerzo exigido a su corazón. El electro fue un desastre y no tuvo que ir a combatir.

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Como vimos, su amor al trabajo estaba muy ligado al dinero. Pero cuando su madre se estableció en Buenos Aires pudo encontrar un modo más fácil de tener plata sin tanto esfuerzo. Vivía a costillas de ella y dejó de trabajar con su padre. Así pudo dedicarse a lo que le gustaba. Era un hombre muy inteligente y sensible, apasionado por la literatura, el teatro y el cine. Lector incansable, acudía no sólo a los clásicos sino también a los autores modernos, recitaba de memoria poesías y diálogos de obras célebres, sobre todo en francés. También escribía poesía, a veces con nuestro padre, generalmente de tipo satírico (su hermana Régine era una de sus víctimas preferidas). Liberado de la carga laboral, se dedicó al teatro. Actuó en diversas obras y compañías, pero no tuvo mucho éxito y terminó cansándose del esfuerzo que esto le exigía. Entonces invirtió su dinero en el cine ‘Estrella’, ubicado en Cabildo 3948, con su amigo Pierre Vignau. Con membrete de ese cine, le escribía a Régine que estaba en el balneario Atlántida de Uruguay, el 16 de marzo de 1948: Como te prometí escribir, lo hago aunque aquí haya poco que contar. Sin noticias, buenas noticias. Por lo tanto, pienso que estarás contenta. Nuestros padres están en Mar del Plata desde el viernes. Nuestra madre dice que quiere comprar un chalet, pero no le creo mucho. Fueron en micro y volverán probablemente lunes o martes. Sé que nuestro padre te escribió, porque me preguntó cuánto había que poner en estampillas para Uruguay. ¿Y ustedes como andan? ¿Las mocosas [‘les crottes’, es decir, Francine y Beatriz] se divierten? ¿Y Hugo? Sin duda, te quejás de no tener noticias mías, ¡¡¡pero vos no fuiste capaz siquiera de enviarme una postal con ‘saludos salados’!!! Espero recibir pronto noticias tuyas, y entre tanto te abrazo, así como a todos los pequeños de la familia. Saludos de corazón. Tu hermano. Juan.

El tío Juan, hacia 1945 (el original está deteriorado).

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Nuestro abuelo, la tía Régine y el tío Juan, hacia 1948.

En agosto del año siguiente moría su madre. Como el cine no daba suficientes ganancias, se retiró de la sociedad y con el fruto de la herencia se asoció al Hotel Crillon, que tenía su sede en Buenos Aires y sucursales en Córdoba y otros lugares. Siempre le gustaron los autos y a los suyos solía ponerles nombres. Aprovechando su conocimiento en la materia, después de unos años cambió nuevamente de actividad y se asoció en una agencia de compra y venta de coches. Allí incursionó en un ámbito nuevo, concediendo préstamos a los que los adquirían. El Estado los había oficializado y creado un registro donde se inscribían dichos préstamos. Eran una especie de hipoteca (llamada ‘prenda’) por la cual no podían vender la unidad sin saldar la deuda, que se garantizaba además con un seguro. El interés, las cuotas y los plazos se establecían por acuerdo de partes. Muy pronto ésta pasó a ser su actividad principal, que le rindió pingües ganancias. Nuestro hermano Bernardo trabajó para él algún tiempo ayudándolo en esta tarea, cuando Juan vivía en Vicente López. Cuando éramos chicos Juan venía a casa y era cariñoso con nosotros, compraba helados y nos llevaba a dar una vuelta en su coche. Una vez incluso vino a visitarnos y pasar unos días con nosotros en San Bernardo, con su auto al que llamaba ‘Iphigénie’26. Ya de grandes, casi todos los hermanos lo hemos visitado en su casa. Era una persona agradable, con una cultura vastísima, que podía hablar de cualquier tema. Como era muy exigente en lo referente al menú, siempre se comía muy bien, había buen vino y excelente cognac. Nunca faltaba esta bebida, que le encantaba y tomaba abundantemente sin que jamás se lo viera borracho, pues tenía gran capacidad para mantenerse sobrio. Sin embargo, era necesario aceptar su personalidad egoísta, al punto de no ser capaz de llevar a nadie de vuelta a su casa o de noche acercarnos a la estación con su coche, ni siquiera a mis hermanas embarazadas. Y también había que soportar a sus amados collies, que llenaban la casa de olor a perro, cuyos pelos estaban por todos lados y se pegaban a la ropa si uno se sentaba en un sillón. A lo largo del tiempo tuvo diversas parejas, de variada duración, sin tener hijos con ninguna. Sin embargo, nunca había llegado a oficializar la relación, ni presentar la mujer a la familia, hasta que conoció a Elsa Linder, nacida en Buenos Aires el 3 de mayo de 1926, viuda de Juan Joaquín Scharf, que tenía dos hijos, Gerardo (Guert) de 11 años y Úrsula (Uschi) de nueve.

26 Personaje principal de una tragedia escrita por Eurípides, llevada al teatro por Racine y transformada en ópera por Gluck.

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Se casaron en Martínez el 24 de octubre de 1960, él tenía 40 años, ella 34 y no tuvieron hijos de este matrimonio. Vivieron unos años en Vicente López, en una casa que compró en la calle Roca 849. Luego se mudaron a Mar del Plata y compraron otra ubicada en Garay 1092. Uschi se llevaba mal con Juan, no lo soportaba. Por eso, la pusieron pupila en un colegio de monjas alemanas en Florencio Varela. Gerardo trataba de ganarse su afecto atendiendo sus caprichos. Por ejemplo, iba temprano a comprarle el diario y volaba en bicicleta cuando él se levantaba, para comprarle pancitos calientes, recién horneados, para su desayuno. En marzo de 1973 concluyó en Argentina el ciclo de un gobierno militar iniciado en 1966 con las presidencias de Onganía, Levingston y Lanusse. La fórmula Cámpora – Solano Lima, armada por Perón, obtuvo el 49,6% de los votos y los peronistas asumieron el poder.

El tío Juan, lector incansable, comprando libros de segunda mano en un mercado de pulgas, hacia 1953.

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Juan, que odiaba a Perón y a todo lo que tuviera relación con él, echándole la culpa de todos los males del país y diciendo que había destruido la fortuna de su padre, resolvió abandonar la Argentina y establecerse en Bélgica. Allí lo vio nuestra madre en 1975. Aún estaba con Elsa, que siempre había soportado sus caprichos; pero posteriormente no quiso quedarse porque sus hijos no querían emigrar. Se separaron de hecho, sin hacerlo legalmente. Ella se quedó en la casa con los chicos, él se llevó la plata, las cosas que le interesaban y alquiló un departamento en Bruselas. Nunca volvió a la Argentina, ni siquiera para el casamiento de Gerardo. Estando allí, a veces visitaba a los parientes de Bélgica, tanto paternos como maternos, en particular a Simone Oeyen y Jules Stappers, que fueron los que más lo ayudaron y acompañaron. Por varios años, ella iba todas las semanas a arreglar su departamento. Decía que no estaba sucio, pero era impresionante su desorden: pilas de diarios, libros y ceniceros junto a su cama, etc. Se llevaba bien con (petit) León De Wulf, en cambio, otros lo consideraban un “pesado”, que cuando los visitaba se quedaba por horas y nunca le llegaba el momento de irse. Después de un tiempo, conoció a una mujer llamada Claire, con la que formó pareja, pero viviendo cada uno en su propia casa. Ella de algún modo cuidaba de él. En sus viajes a Europa, Juan había detectado las características de cada restaurante que visitaba, conocía los lugares donde se comía mejor en todos los pueblos y ciudades, sus platos típicos, vinos, licores, postres y exquisiteces. Junto con la literatura, comer bien era su pasión. Cuando emigró, esto se convirtió en una fuente de ingresos. Comenzó a trabajar para una agencia de viajes que publicaba catálogos y guías de turismo. Recorría los lugares conocidos y buscaba nuevos, consiguiendo avisos para estas publicaciones, en las que aparecían sus recomendaciones de ir a tal o cual lugar para degustar alguna especialidad. No era un gran ingreso, pero le permitía viajar, alojarse y comer a su gusto. Lo completaba con algunos negocios financieros en la Bolsa y con los Bancos. Estando en Europa, fue varias veces a París y a España para ver a Beatriz y a Alemania para ver a Christian. En sus viajes, a veces enviaba alguna tarjeta postal. Como la que escribió con Regine a nuestros padres desde Francia el 1º de octubre de 1979 en la que estaba impresa la letra de la canción ‘Qu’elle est belle ma Normandie’ (¡Qué linda es mi Normandía!) que habla del viajero que recorrió el mundo pero al final vuelve a su lugar de origen. El estribillo es ‘J’irai revoir ma Normandie, c’est le pays qui m’a donné le jour’ (Volveré a ver mi Normandía, es el país que me dio la vida). Él escribió: “He vuelto a mi Europa, es el país que me dio la vida”. Sin duda, esta frase reflejaba su pensamiento. En una oportunidad estuvo internado en un sanatorio durante un tiempo por una fuerte pleuresía. Estuvo muy grave, tuvieron que operarlo y ponerle drenajes para que eliminara el líquido que se le acumulaba. Elsa viajó para estar con él, también Régine lo visitó. Luego se repuso y siguió su vida normal. En marzo de 1981 sufrió un grave accidente, ya que su auto fue atropellado por un tranvía en Bruselas. Estos vehículos circulan a toda velocidad por ciertos bulevares, no hay barreras sino sólo una señal luminosa y sonora, tipo semáforo con campanilla, que advierte su presencia a los que van a cruzar las vías. Era de noche y había niebla, hacía frío, él tenía las ventanillas cerradas, volvía de jugar a las cartas con amigos y tomar abundante cognac. No vio ni oyó la señal y fue embestido por el tranvía. Lo sacaron moribundo de entre los hierros retorcidos y lo llevaron a un sanatorio donde estuvo en coma en terapia intensiva por más de un mes.

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Luego los médicos dijeron que no había ninguna posibilidad de recuperación, que sólo vivía por estar conectado a varias máquinas, que además a lo largo del mes había crecido mucho un tumor canceroso en su garganta. Aconsejaron no prolongar inútilmente la agonía y desconectarlo. Los parientes de Bélgica aceptaron la indicación. Así murió en Bruselas a los 61 años el 24 de abril de 1981. Fue enterrado en Brujas. Estuvieron presentes Christian y Ursina, Simone y Jules Stappers, Berta Oeyen-Faniel, Georgette y León De Wulf, Yetta Goethals-Glorie y Claire. En su caja fuerte sólo encontraron algunos papeles, unas acciones y un poco de dinero. Siempre quedó la duda de si Claire, que tenía acceso a la caja, había retirado lo que era valioso antes de su muerte o si realmente él había gastado todos sus bienes en sus últimos años de vida. Aunque legalmente Elsa era aún su esposa, sólo le quedó la casa de Mar del Plata. Sus hijos siempre dijeron que Juan se había apropiado del dinero que ellos habían heredado de su padre (el primer marido de su madre) y nunca lo había devuelto. Un par de años más tarde, ella enfermó de cáncer y murió a los 56 años en Mar del Plata el 11 de octubre de 1983.

APÉNDICE DESCENDIENTES DE ELSA LINDER Y JUAN JOAQUÍN SCHARF 1. Gerardo Scharf nació en Buenos Aires el 23 de junio de 1949 y se casó allí el 28 de julio de 1979 con Luisa Bassani (Cuca), que también nació allí el 13 de octubre de 1949. Aunque él había estudiado agronomía, puso una ferretería en Mar del Plata, hoy en día ya se jubiló. Estando en Alemania por la sucesión de Uschi, Cuca tuvo un ACV en abril de 2019, la operaron 4 veces, estuvo dos meses en coma y la trasladaron a Mar del Plata, donde murió el 14 de junio de 2019. Tuvieron 3 hijos: I. Federico, nació en Buenos Aires el 20 de febrero de 1982. Vive en Mar del Plata y sigue con la ferretería que era de su padre. Vivió un tiempo en pareja con una chica y tuvieron un hijo (Ignacio Gerardo, que nació allí el 18-6-2007). Luego ella murió, él sigue soltero y cuida de su hijo. II. Guillermo, nació en Mar del Plata el 29 de octubre de 1984. Es guía y rescatista de alta montaña en el Aconcagua. Vive en Mendoza, está en pareja con Gisela Baleztena y tuvieron un hijo (Nicolás Agustín, nació allí el 14-12-2017). III. Mariana nació en Mar del Plata el 1º de febrero de 1991. Soltera, estudió en la UADE de Pinamar y es licenciada en hotelería. 2. Úrsula Scharf nació en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1951. Trabajaba en Lufthansa y se radicó en Alemania. Vivió varios años en Frankfurt, luego se casó y se radicó en Königstein, donde murió de cáncer el 8 de septiembre de 2017. Estuvo casada muchos años, pero no tuvieron hijos; él tenía un hijo de un matrimonio anterior.

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11 LOS PRIMOS OEYEN DE NUESTRO PADRE

Los primos Oeyen: León, Clemence (Mence), Bertha, Regine, María (Mit) y nuestro padre Alberto, hacia 1914.

En su infancia y juventud tenían contacto entre ellos, con nuestro padre y sus hermanos, se reunían a veces y han quedado fotos de esos encuentros. Esto perduró hasta que emigramos a Argentina. Ya instalados, nuestro abuelo escribía a sus hermanos y la tía Régine a sus primas, a las que visitaba cuando iba a Bélgica. También el tío Juan los visitaba, pero nunca les escribía. Nuestro padre tampoco les escribía, ni volvió nunca a su país natal, pero nuestra madre contestaba a los que enviaban participaciones. Los que viajaban les comentaban a veces las noticias. Al ir a Bélgica, algunos de mis hermanos y sobrinos tomaron contacto con parte de la familia y yo los visité varias veces a partir de 1986.

I. DESCENCIENTES DE JOSEPH ALPHONSE OEYEN A. En su primer matrimonio con Jeanne Leeraerts tuvo dos hijas: 1. María (Mit) Oeyen, nació en Amberes el 15 de febrero de 1900 y murió en Mortsel el 14 de enero de 1967. Se casó en Amberes en 1929 con Jacques Massa, que nació allí el 18 de marzo de 1905 y murió allí el 23 de febrero de 1965, era hotelero como su suegro. No tuvieron hijos.

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2. Clemence (Mence) Oeyen, nació en Borgerhout, el 8 de agosto de 1901 y murió en Mortsel el 9 de junio de 1954. Se casó el 22 de agosto de 1922 con Henri Joseph Mennens, nacido en Rekem el 14 de enero de 1895, que murió en Mortsel el 8 de julio de 1970 y era cortador de diamantes. Tuvieron 7 hijos, de ellos y sus descendientes informo en el Apéndice. El oficio de cortador de diamantes se enseña y transmite de padres a hijos. No existen escuelas, ni ningún tipo de instituto que lo haga, porque el valor de un diamante depende de su corte y un error hace perder mucho dinero. La mayor parte de las personas dedicadas a esa industria en Amberes son judíos, una de las pocas excepciones fue Henri Mennens. Al cortador se le entregan diamantes en bruto, tal como son extraídos de las rocas, sin forma y llenos de imperfecciones. Él debe extraer de cada pieza las partes que no tienen fallas y tallarlas del modo más adecuado, la más valiosa es el brillante con un corte que se mantiene igual desde hace siglos. Las partes con imperfecciones, mal talladas e incluso el polvo que se desprende al cortarlos se aprovecha, nada se pierde, pero se venden como “diamantes industriales” a un valor muy inferior a los que sirven para hacer joyas. Él inició en la profesión a su hijo Joseph y éste a su hijo Erwin. De este modo el taller y la clientela siguieron pasando de mano en mano a lo largo de las generaciones.

Despedida de María Oeyen y Jacques Massa, que iniciaban su viaje de bodas, 1929: (niños) No identificada, Marcelle Mennens y Joseph Mennens. Primera fila: Bertha Oeyen, Clemence Oeyen, María Oeyen-Massa, Jacques Massa, Elodie Lahou-Oeyen y no identificada. Segunda fila: No identificada, Gustave Oeyen, Elodie Claes-Cornille, no identificada, Louis Cornille, Clemence OeyenMennens, Victor Cornille, no identificada, Alphonse Oeyen, Georges Faniel, Joseph Claes y los 3 últimos no están identificados.

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Taller de los Mennens para cortar y pulir diamantes.

Pedro Oeyen, Joseph Mennens, Eliane Goelen-Mennens, Sandra Van Gineken-Mennens y Erwin Mennens, 1990.

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Cuando comencé a reunir datos sobre la familia, en 1979, le pedí a la tía Régine que obtuviera toda la información posible con motivo de su viaje a Bélgica y así lo hizo. Para mi sorpresa, me dijo además que Joseph Mennens, el segundo de los hijos, se había dedicado a investigar la genealogía Oeyen y me enviaba un resumen de lo que tenía. Le escribí varias veces en los años siguientes solicitando más información. Nunca obtuve respuesta. Pero no estaba dispuesto a dejarlo pasar. Con motivo de mi viaje a Europa en 1986, estando en casa del tío André Glorie, lo llamé por teléfono y me invitó a su casa. Resultó ser que con su esposa eran personas extremadamente amables, pero que no respondían cartas y menos en francés, ya que hablaban habitualmente flamenco. Entendían el francés porque lo habían estudiado en el colegio, pero les costaba hablarlo y no lo escribían. Sin embargo Kristiaan, el mayor de sus hijos estudiaba castellano y se ofreció a contestar las cartas en nombre de ellos, además Luc hablaba corrientemente francés y colaboraba en las conversaciones. Superada esta barrera idiomática, mantuve contacto con ellos por muchos años y me alojé en su casa en Mortsel en 1987, 1990, 1994 y 1995. Él obtuvo para mí una cantidad de actas e informaciones no sólo de los Oeyen sino de todas las ramas de la familia, me introdujo en el estudio sistemático de la genealogía, me llevó a los Archivos Provinciales de Beverem Waes y enseñándome a buscar en ellos los datos necesarios, me llevó a conocer los pueblos de donde eran nuestros antepasados: Balen, Olmen, Loenhout, Meer, etc. Conocí el taller en el que cortaban y pulían los diamantes, me explicaron cómo funcionaban las máquinas y detalles de esa industria. Los invité a visitar Argentina, Kristiaan y su primera esposa Anne De Cat vinieron en octubre de 1990 y se alojaron en lo de nuestros padres en La Lucila y en el departamento de Belgrano de la tía Regine. Yo estuve presente en el segundo casamiento civil de Kristiaan y bauticé a los mellizos Mathijs y Thomas el 4 de junio de 1994, etc. Es decir, se generó un vínculo con esa rama de la familia. Es enorme el agradecimiento


que siento por ellos, pues sin su ayuda nunca hubiera podido avanzar en esta ciencia. Habían comenzado a interesarse en el tema a raíz de un accidente automovilístico, que tuvieron cuando sus hijos eran chicos. Los más afectados fueron Luc, que tuvo fractura de cráneo y su esposa, con múltiples fracturas y la cara destrozada. El chico después de una peligrosa operación, se recuperó bien, aunque le quedó una gran cicatriz en la frente. Pero Eliane tuvo que ser operada muchas veces, estuvo largo tiempo internada y en una oportunidad fue violada por un médico y un enfermero. La cara, que al principio era una masa informe fue poco a poco restaurada, aunque conservó cicatrices para toda la vida. El trauma físico y moral fue tan grande que no quería salir de su casa y lloraba todo el día. Tratando de ayudarla, buscaron algo que la ocupara y la reinsertara en el mundo. Así surgió el estudio de la genealogía familiar. Los Archivos son lugares poco iluminados donde cada uno se concentra en su pantalla, en la que va proyectando las imágenes del microfilm que analiza. Nadie mira quién está a su lado, con lo cual su cara herida no llamaba la atención. Por otro lado, cualquier investigación requiere máxima atención para buscar los elementos que interesan. Gracias a esto, poco a poco fue dejando atrás sus traumas y comenzó a vivir más normalmente, aunque siguió siendo una persona retraída, que salía poco de su casa. Lamenté mucho su muerte, a raíz de un cáncer de esófago, quizás consecuencia de todo lo padecido. Joseph quedó muy solo y decía que yo le hacía compañía cuando me alojaba en su casa, por eso insistía en que fuera allí. Como sus hermanos se habían peleado con Joseph a raíz de la sucesión de sus padres y no tenían contacto con ellos, no pude actualizar los datos que Bertha me había brindado. Después de mi último viaje en 1995 mantuvimos algún contacto epistolar, que se fue espaciando porque no contestaban o demoraban mucho tiempo en hacerlo. De este modo me enteré de la muerte de Joseph y de los divorcios de Kristiaan y Erwin, así como de algunas alternativas de sus vidas. Hace un tiempo que no tengo noticias de ellos. B. Del segundo matrimonio de Alphonse con Elodie Lahou sólo nació una hija: Elodie Lahou había tenido dos hijos en su primer matrimonio con Joseph Claes, que si bien no pertenecen a la familia Oeyen, se criaron junto a las hijas de Alphonse y siempre mantuvieron vínculos con ellos, especialmente con Bertha, ya que eran medio hermanos. Sus datos y los de sus descendientes se encuentran en el Apéndice. 3. Bertha Oeyen, nació en Amberes el 7 de abril de 1908 y se casó allí el 21 de abril de 1931 con Georges Faniel, viajante de comercio, nacido en Flemalle Haute el 9 de febrero de 1902 y que murió en Amberes el 21 de enero de 1951. Tuvieron dos hijos, de ellos y de sus descendientes informo en el Apéndice.

Arriba

Ann Verlinden (del 1er matr.), Marie Josée Van den LangenberghMennens con Thomas Mennens, Eva Verlinden (id.) y Kristiaan Mennens con Matthijs Mennens, 1994. Abajo

Bertha Oeyen, hacia 1927.

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Simone Oeyen-Stappers, Bertha Oeyen-Faniel y Jules Stappers, 1987.

La conocí en casa de Joseph Mennens en 1986 y la volví a ver allí en los viajes siguientes. Era de baja estatura, vivaz, movediza, amable y servicial. Hablaba bien en francés, así que no tuve dificultad en comunicarme con ella. Me consiguió los datos de su familia, de los Cornille y de los demás Mennens. El 2 de abril de 1998 escribía a nuestros padres: Felicito de todo corazón a Yvonne y Alberto con ocasión de sus 65 años de matrimonio, rodeados de su grande y hermosa familia. Les agradezco la amable invitación. Como dentro de pocos días cumpliré 90 años, ya no me atrevo a hacer un viaje tan grande. Por mi parte tengo también ya 4 bisnietos y pronto llegará un quinto. Por intermedio de Régine tengo algunas noticias de la familia de Argentina. Que tengan una linda fiesta y aún muchos años juntos y con buena salud. Los abrazo. Bertha. Nuestro padre decía que en su infancia ella tenía una salud muy frágil y todos pensaban que no iba a vivir mucho, pero murió en Berchem el 24 de marzo de 2008, 14 días antes de cumplir 100 años, superando por más de tres meses a Jules Stappers, el marido de su prima Simone. Fue la más longeva de la familia hasta que la tía Régine estableció una nueva marca. En sus últimos años estaba en un geriátrico y aunque le escribí, así como a su hija Claudine a la que había visto una vez, no obtuve respuestas. Con lo cual perdí contacto con esa parte de la familia. Simone Oeyen, su Primera comunión, hacia 1920.

II. DESCENDIENTES DE ERNEST OEYEN Y STEPHANIE BOLLENS Tuvieron 5 hijos, pero sólo los dos últimos llegaron a la edad adulta:

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Familia de Jules Stappers y Simone Oeyen (en el centro). De pie: André Gibon, Ives, Brigite, Aline Delogne, Marc Vanderheyde, Michel Luyten y Alexa Borstlap-Stappers. Abajo: Bruno, Monique y Marie Thérèse, hacia 1983.

1. Elisa Oeyen nació en Ekeren el 1º de septiembre de 1905 y murió el mismo día. 2. Yvonne Oeyen nació en Ekeren 13 de febrero de 1907 y murió en Blankenberge el 30 de mayo de 1909. 3. Gilberte Oeyen nació en Ekeren el 11 de agosto de 1908 y murió en Amberes el 18 de abril de 1912. 4. Simone Oeyen nació en Amberes el 25 de octubre de 1909 y murió a los 81 años en Berchem el 25 de diciembre de 1990, se casó el 22 de septiembre de 1930 con Jules Stappers, que nació en Amberes el 15 de abril de 1903 y murió allí el 13 de diciembre de 2002. Fueron un matrimonio muy religioso y piadoso. Nuestros padres y abuelos estaban en contacto con ellos y esto se mantuvo a lo largo de los años. Se escribían para contar las novedades: nacimientos, casamientos, defunciones, etc. Además la tía Régine, los tíos Hugo y Juan los visitaban cuando iban a Bélgica. Al partir para la Argentina en 1939, nuestro padre por indicación del abuelo, le ofreció a Jules hacerse cargo de su empresa maderera llamada ‘Luxeco’, ya sea como gerente a sueldo o también como accionista. No era un hombre de negocios, sino un prolijo empleado bancario. No quiso arriesgarse y la propuesta no se concretó. Se conserva la carta que escribió el 25 de marzo: En nuestra conversación de ayer me esforcé por decirte que no puedo tomar una decisión, ni en un sentido ni en otro, antes de haber tomado conocimiento de los datos contables, estableciendo claramente el aporte de fondos, haber social, fondos disponibles, deudas, créditos, marcha del negocio, etc. Sólo podría

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hacerlo en caso en que me sea entregada la situación completa y detallada del activo y del pasivo de Luxeco. Haría entonces el examen a fondo de la situación, teniendo como continuación natural la verificación en el lugar y la evaluación de las existencias, inmuebles e instalaciones. Reconocerás que es la más elemental prudencia. Juzgo asimismo esta verificación igualmente necesaria en el caso en que no comprometa ningún capital, lo cual es mi intención, al menos al principio. No me basta que un negocio sea solamente viable, pues no deseo largar la presa por la sombra. Te ruego que me digas con toda franqueza tu idea, así como yo lo hice con la mía. Agradeciéndote de haber pensado eventualmente en mí, recibe, mi querido Alberto, mi completa y buena amistad. Jules.

Totó Oeyen, su Primera Comunión, hacia 1930.

Simone, como hermana mayor, siempre protegió y ayudó a Totó. También cuidó del tío Juan cuando éste regresó a Bélgica: todas las semanas iba a Bruselas para limpiar y ordenar su departamento. En especial estuvo a su lado cuando se enfermó y luego cuando tuvo el accidente que lo llevó a la muerte. Los conocí a los dos en casa de Joseph Mennens en 1986 y los volví a ver en los viajes siguientes. Eran personas muy amables y agradables. Hablaban corrientemente en francés por lo que la comunicación fue fácil. Me brindaron datos de sus descendientes y con Jules mantuvimos correspondencia por varios años. En especial, los volví a ver el 22 de septiembre de 1990 y estuve con toda la familia, con motivo de sus bodas de diamante, los 60 años de casados, en las que celebré la misa y luego fui al festejo. Simone tenía un cáncer avanzado, estaba muy delgada, todos sabían que le quedaba poco tiempo de vida y así fue, ya que murió tres meses después. Jules se mantuvo lúcido y activo, al punto de viajar a Zimbawe, en África, cuando tenía 91 años, para asistir al casamiento de uno de sus nietos. Murió cuatro meses antes de cumplir 100 años, el más longevo de la familia hasta que luego fue superado por Bertha Oeyen. Tuvieron seis hijos. Presento en el Apéndice sus datos y los de sus descendientes. 5. Ernest Oeyen (al que llamaban Totó) nació en Amberes el 1º de noviembre de 1919 y murió a los 78 años en Huy el 20 de septiembre de 1998, se casó en Amberes el 21 de noviembre de 1945 con Elizabeth (Betty) Colen, que nació en Wimbledon el 6 de septiembre de 1917 y murió en ... Totó, como otros de la familia (el tío Juan Oeyen, León De Wulf, el tío Jacques Glorie) y tantos más, nació después de que terminara la Primera Guerra Mundial (1914-18). Durante el conflicto hubo en general baja natalidad dado que los maridos estaban en el frente de combate, presos o exilados. En otros casos, las privaciones que todos sufrían desaconsejaban procrear. Pero, inmediatamente después, hubo en Europa una especie de explosión demográfica, quizás para compensar los millones de muertos de esos años terribles. Cuando nació, su madre tenía casi 45 años. Él tenía diez años

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Familia de Totó Oeyen. Sentada: Betty Colen, su esposa. De pie: Stephanie, Gabrielle Pick, Philippe, Hughes, Jean Marc Valençon, Severine Oeyen-Valençon, Godelive Deschamps (pareja de Bernard), Bernard, Monique Dumon, Charly, Martine, Totó, Etienne Oeyen y Betty Burgartz (su pareja), hacia 1997.

menos que su hermana y por ser el varón que perpetuaría el apellido paterno, fue siempre el preferido y mimado. Al quedar huérfano de padre a los 15 años, esto se incrementó. Nuestro abuelo revivió su propia experiencia de perder a su madre a los 16 años y cuando resolvió emigrar a la Argentina quiso llevarlo consigo, ya que tenía la misma edad de su hijo Juan. Pero la madre no quiso, dijo que era muy joven, que más adelante podría hacerlo. Luego comenzó la Segunda Guerra Mundial y fue imposible viajar. El 28 de marzo de 1944, su madre le escribía a nuestro abuelo por medio de la Cruz Roja, pues no había otro modo de comunicarse en esa época: Aquí todos estamos bien de salud, esperamos que ustedes también. Repito que Totó está de novio con una chica de buena familia. Ya comienzan a hablar de casamiento para fin del verano. Muchos besos. Stephanie. Los abuelos contestaban el 6 de julio de ese año: Felices de enterarnos del noviazgo de Totó, formulamos los mejores votos de felicidad. Aquí toda la familia igualmente bien de salud. Esperamos con impaciencia el fin de la guerra. Muchos besos. Alberto. Madeleine. Poco después de que ésta terminara, se casó y archivaron el proyecto de viajar a la Argentina. Tuvieron 4 hijos, nietos y bisnietos, de los que informo en el Apéndice. No era una persona que tratara de mantener los vínculos familiares, ya que no escribía, ni contestaba las cartas. La tía Régine y el tío Juan lo vieron pocas veces, pero tenían noticias de él a través de su hermana. Era jugador compulsivo (ludópata), capaz de cobrar el sueldo,

Ernest (Totó) Oeyen, hacia 1997.

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perderlo esa misma tarde y llegar a su casa sin un centavo. A causa de esto, fue empleado en distintas empresas y siempre terminaba perdiendo su trabajo, no tenía casa propia, tuvo que mudarse a menudo. Innumerables veces su hermana Simone cubrió sus deudas de juego. Al morir, dejó a su mujer en absoluta indigencia y sus hijos tuvieron que hacerse cargo de ella. Yo lo conocí y fui a su casa en 1986. Como él y su mujer hablaban francés pudimos comunicarnos bien. En esa época vivía en Neufchateau, me alojó y llevó al día siguiente a conocer la zona de las Ardenas, llegando hasta la abadía de Orval, en Francia. Fue amable conmigo, pero distante. Aunque a veces le escribí, nunca respondió. Volví a verlo en las bodas de diamante de los Stappers y luego nunca más. El contacto con sus descendientes, a quienes vi en esas ocasiones, se restableció cuando su nieto Cedric vino a la Argentina. Luego algunos de mis hermanos y sobrinos conocieron su familia. Así las dos únicas ramas que descienden de nuestro bisabuelo Joseph Oeyen y llevan el mismo apellido, volvieron a conectarse.

APÉNDICE Para no sobreabundar en detalles, en la segunda generación simplifiqué el esquema indicando sólo el año de nacimiento y defunción eliminando los lugares (salvo mención contraria, fue siempre en Bélgica), así como los datos de los casamientos. Y en la tercera sólo dejé los nombres. Los puedo brindar a quienes les interese. A. DESCENDIENTES DE CLEMENCE OEYEN Y HENRI JOSEPH MENNENS 1. Marcelle (ºAmberes 7-7-1923). Permaneció soltera. 2. Joseph (ºAmberes 19-12-1925 + Mortsel 11-7-2007), heredó la profesión de cortador de diamantes y el negocio de su padre, x Eliane Goelen (ºBorgerhout 19-5-1930 + Edegem 7-7-1992). Tuvieron 3 hijos: I. Kristiaan (º1953), es abogado y fue fiscal en los tribunales de Turnhout, x Anne De Cat (su profesora de castellano), no tuvieron hijos y se divorciaron. xx Jossée Van den Langenbergh (también divorciada, que tenía dos hijas de su primer matrimonio: Eva y Ann Verlinden). Tuvieron 3 hijos: los mellizos Matthijs y Thomas, y Eline. Luego se divorciaron. II. Luc (º1955), trabaja en la biblioteca municipal de Mortsel, x Godelieve Verhaert. Tuvieron una hija: Caroline. III. Erwin (º1958), heredó la profesión y el negocio de su padre, x Sandra Van Ginneken. Tuvieron cuatro hijos: Frederic, Christophe, Alexander e Isabelle. Luego se divorciaron y hace un tiempo que él comenzó a usar una silla de ruedas. 3. Robert (ºMortsel 17-9-1930 + Amberes 24-7-1932). 4. León (ºMortsel 22-7-1931 + Lier 10-10-1986) x Hortense Geertsen (º1º-8-1933). Tuvieron 2 hijos: I. Rudi (º1961) x Nicole Verbeeck (º1965). II. Hilde (º1964) x Stefaan Hinderyckx (º1965). 5. María (ºMortsel 17-11-1933) x Herman Van Hertbruggen (ºBerchem 24-6-1932). Tuvieron 4 hijos: I. Dirik (º1959) x Heidi Van Gogh (º1962). Tuvieron dos hijas: Anneleen y Charlotte. II. Els (º1960) x Emil Vissers (º1961). Tuvieron una hija: Liesie. III. Veerle (º1963) x Edie Bellemans (º1966), tuvieron 3 hijos: Heidi, Michiel y Maarten. IV. Bart (º1966). 6. Elizabeth (ºMortsel 31-1-1935) x Carlo Simons (ºMortsel 6-11-1939). Tuvieron 3 hijos:

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I.

Ann (º1964) x Stefan Hanser (º1965) y tuvieron dos hijos: Joke y Robin. El marido y los hijos nacieron en Alemania II. Grete (º1966) x Rudi Veelaert (º1964). III. Wim (º1971). 7. Walter (ºMortsel 15-12-1936) x Gertrudis Van den Cruysse (ºAmberes 2-9-1937). Tuvieron 3 hijos: I. Ian (º1960) x Leen Bellekens (º1962) y tuvieron tres hijos: Henrieke, Jolien y Kaat. II. Peter (º1963) x Ann Aelbrecht (º1962) y tuvieron un hijo: Riet. III. Kathy (º1967) x Eric Van Hinderdael (º1965) y tuvieron una hija: Lise. B. DESCENDIENTES DE BERTHA OEYEN Y GEORGES FANIEL 1. Pierre (ºAmberes 5-9- 1934) x Bernadette Dieltiëns (ºAmberes 22-4-1934). Tuvieron dos hijos, luego se divorciaron: I. Jean Philippe (º1963) x Martine Scheyvaerts. Tuvieron dos hijas: Julie y Claire. Luego se divorciaron y él se casó con Griet Dekocker. II. Alain (º1967) x Karen Vande Walle. 2. Claudine (ºAmberes 6-6-1938) x Paul Jans (ºAmberes 17-7-1934). Tuvieron 3 hijos: I. Benoit (º1965) x Isabelle Heymans. II. Stephane (º1969) x Magali Segers. III. Isabelle (º1971) x Joachim Dumortier. En la participación mortuoria de Bertha Oeyen – Faniel aparecen los nombres de 14 bisnietos: Julie, Claire, Colette, Axel, Gilles, Marie, Audrey, Céline, Laure, Alizée, Antoine, Apolline, Babette y Matisse; pero como no figuran los apellidos, no sabemos de quiénes son hijos, salvo las dos primeras. C. DESCENDIENTES DE SIMONE OEYEN Y JULES STAPPERS 1. Yves (ºAmberes 8-7-1931) x Aline Delogne (ºAmberes 19-6-1936 + Bruselas 31-5-1984). Es ingeniero agrónomo y trabajó un tiempo en África en la recuperación de terrenos que habían sido arrasados al extraer diamantes. Tuvieron 3 hijos: I. Stephane (º1967), nació en Banghi, África Ecuatorial Francesa. II. Philippe (º1969) x Bárbara Cornelis (º1969). Tuvieron dos hijos: Robin y Britt. III. Tatiana (º1970). Es lesbiana y está unida a Liesbet Dekeyser. 2. Guy (ºAmberes 23-3-1933 + Gante 7-11-1962) era ingeniero agrónomo, trabajaba en el Congo Belga y volvió a Bélgica para casarse. En medio de los preparativos, por una mala maniobra, su auto cayó en un canal y murió ahogado. La angustia que sufrió su padre fue tan grande que se le cayeron todos los pelos, incluso las cejas, nunca más volvieron a crecer, quedando totalmente calvo. 3. Monique (melliza) (ºAmberes 19-6-1934) x Marc Vanderheyde (ºGante 18-8-1934) y tuvieron tres hijos. Luego se divorciaron, ella se unió con Jean Gente, con quien no tuvo hijos. I. Isabelle (º1961) x Alain Schotte (º1966). Tuvieron 3 hijos: Nicolas, Caroline y Alexis. II. Vinciane (º1963). III. Frederic (º1965) x Nadine Grell y tuvieron 3 hijos: Thierry, Jeremy y Dimitri. 4. Marie Thérèse (melliza) (ºAmberes 19-6-1934) x André Gibon (ºKessel Lo 13-3-1930), era oficial de marina y trabajó en la Compañía Marítima Belga; en una ocasión estuvo en

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Buenos Aires y visitó a nuestros padres cuando vivían en Martínez. Tuvieron tres hijos: I. Dominique (º1958) x Thaïs Ide (º1961). Es ingeniero y trabajó unos años en una plataforma petrolera en Singapur. Tuvieron 3 hijos: Thaïs (nació en Singapur), Alexandre y Hélène. II. Catherine (º1960) x Karel Van Campenhout (º1957). Tuvieron 2 hijas: Astrid y Sophie. III. Olivier (º1963) x Ann Proot y tuvieron 2 hijos: Marco y Eline. 5. Brigitte (ºAmberes 17-7-1938) x Michel Luyten (ºAmberes12-11-1937. Tuvieron 4 hijos: I. Francis (º1962 + id. 1962). II. Didier (º1965) x Sonia Deary (ella nació y se casaron en Zimbawe). Tuvieron 2 hijos: Timoty y Max. III. Marianne (º1966) x Nicolas Stasse y tuvieron 3 hijos: Anthony, Magali y Julie. IV. Dimitri (º1970) x Sophie Laduron y tuvieron un hijo: Felix. 6. Bruno (ºAmberes 24-3-1942 + Edegem 17-1-2019), era comerciante x Alexa Borstlap (ºMalinas 16-12-1945). Tuvieron 3 hijos: I. Pascale (º1964). II. Christophe (º1966) x Ilse Hardy y tuvieron una hija: Camille. III. Patrick (º1968) x Pascale De Coninck y tuvieron un hijo: Yannick. D. DESCENDIENTES DE TOTÓ OEYEN Y BETTY COLEN Estampa mortuoria de Guy Stappers, 1962. Dice: “Recuérdenme sin tristeza”.

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1. Etienne (ºWilrijk 11-9-1946) x 26-7-1969 Françoise Delmotte (ºHargimont 24-7-1944), tuvieron un hijo. Luego se divorciaron, él se unió a Betty Burgartz y no tuvieron hijos. I. Bernard (º1971), se unió (sin casarse) a Godelieve Dechamps (º1970). Tuvieron un hijo: Pol. 2. Philippe (ºWilrijk 29-5-1949) x 16-5-1970 Gabrielle Pick (ºLieja 24-1-1949). Tuvieron dos hijas: I. Severine (º1970) x Jean Marc Valençon, tuvieron 3 hijos: Justine, Maxime y otro. II. Stephanie (º1975). 3. Charly (ºAmberes 20-12-1951) x Salzburgo (Austria) 6-4-1974 Monique Dumont (ºRocourt 13-9-1952). Tienen en Libramont un restorán. Mariana y Katty los visitaron en enero de 2007 y también Teresita. Reunieron a todos sus hijos y estaba también la madre. Tuvieron 5 hijos: I. Guy (º1975) x …. Tuvieron 3 hijos: Louise, Arthur y otro. II. Sebastien (º1976 + 1976). III. Cedric (º1978). Estuvo en Argentina del 22 de agosto al 12 de septiembre de 1999 y se alojó en la casa de Andrés y Cristina. En 2002 se licenció en comercio exterior y su tesis fue sobre la importación de dulce de leche en Bélgica. IV. Hughes (º1982), quiso venir a la Argentina en 2001 para estudiar el castellano, pero el viaje no se concretó. Tiene un emprendimiento hotelero 5 estrellas en Manoir de Surville, Normandía, Francia, a unos 100 km de París, x 3-12-2011 Camile Roussel y tuvieron 4 hijas. V. Julie (º1984) x … y tienen 2 hijos. 4. Martine (ºLieja 17-9-1953).


Monique Dumont y su esposo Charly Oeyen, con sus hijos Julie, Cedric, Hughes y Guy, 1999.

E. DESCENDIENTES DE ELODIE LAHOU Y JOSEPH CLAES Aunque no son parientes nuestros, los agrego por el vínculo que tenían con Bertha Oeyen, ya que ella era también hija de Elodie Lahou, y porque mantuvieron además contacto con el resto de la familia. Tuvieron dos hijos: 1. Elodie (ºAmberes 11-7-1890 + Schaerbeek 17-1-1962) x Louis Cornille (ºTournhout 2-6-1882 + Schaerbeek 27-2-1957). Tuvieron un hijo: I. Victor Cornille (º1913 + 1958) x Alice Van Mol (º1919). Tuvieron 2 hijos: a. Marc Cornille (º1942) x Michelle Tilman (º1945). Tuvieron 4 hijos: Claire, Erik y los mellizos Patrice y Alice. b. Luc Cornille (º1946) x Rita Van Geit (º1948). Tuvieron 3 hijos: David, Stehanie y Cedric. 2. Joseph (ºBruselas 8-8-1893 + id. 18-9-1981) era escribano, x Josephe Hebbelinck (ºBrujas 29-5-1901 + Deurne 1º-1-1990). No tuvieron hijos.

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SEGUNDA PARTE

DE WULF


12 PREHISTORIA DE WULF

PRESENTACIÓN Este es el apellido de nuestra abuela paterna, Madeleine De Wulf – Oeyen, que vino a la Argentina; los mayores la conocimos y murió en 1949. También vino su hermana Bertha, a la que llamábamos Tatá, que vivía con nosotros, sobrevivió a su hermana casi 20 años y murió en 1968, es sobre todo a través de ella que tenemos muchos datos de su familia, en especial de sus padres, hermanos y sobrinos, ya que con estos últimos mantenía contacto epistolar. También nuestro padre y su hermana Régine a veces nos contaban cosas. Y varios de los mayores, al viajar a Bélgica tomamos contacto con distintos miembros de las generaciones actuales de esta rama de nuestra familia. La mayor parte de los datos anteriores a nuestros tatarabuelos provienen de las búsquedas genealógicas que realicé en los Archivos Provinciales de Brujas, con la ayuda de algunos parientes, en particular Philippe De Wulf, hijo de “petit” León, que me entregó varias fotocopias que había conseguido por su cuenta. Como en el caso de los Oeyen, en 1987 publiqué los datos que tenía en el libro “Oeyen-Glorie. 500 años de historia de una familia”. En 1994 traduje las actas, de las que entregué copia a los hermanos en el libro “Nuestros antepasados Oeyen-Glorie” y Tina Bugan dibujó el árbol genealógico con esos datos. Luego seguí buscando y encontré elementos nuevos. Presento en estas páginas el resultado de mis investigaciones para que la memoria de nuestros antepasados no se pierda. ETIMOLOGÍA Y ORIGEN “De Wulf” en neerlandés y flamenco significa “el lobo”, por lo tanto lo más probable es que el apellido tenga su origen en un apodo, ya sea de una persona tuviera las características de este animal o bien se dedicara a cazarlo. En Ypres se encontró una casa llamada “del lobo”, de donde podría haber surgido el apellido de sus habitantes. En Brujas el centro comercial llamado Alberthal, en 1409 se llamaba De Wulf y tenía en el frente la imagen de un lobo27. Se lo encuentra en toda Bélgica y también en Holanda. Es muy

27 Ballegeer, Johan, Gids voor oud Brugge, [Guía del viejo Brujas], p. 83. Frans Debrabandere, Verklarend…, op. cit. p. 1519.

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probable que no tenga un único origen, sino que haya surgido por distintos motivos en varios lugares y épocas. Por eso, no tiene sentido intentar hacer un esquema genealógico de todos los que llevan este apellido. En los diccionarios etimológicos, encontramos gente que tiene este apodo o nombre ya en la Edad Media, que se transformaría luego en apellido. Por ejemplo, en Ypres: Lotinus Lupus en1268 (lupus, en latín = lobo), Bedda Wulf (1281), Jan de Wulf (1326). En Kortrijk: Wouter de Wulf, su hermano Loonkin y su hijo Gillis Wulfs (1382), de allí Willems Wulfs (1393), etc. Afirman que también en algún caso podría tratarse de un patronímico que derivara del nombre alemán Wolf, pero esto parece menos probable. En los elencos de escudos heráldicos encontramos uno asignado a una rama de los (de) Wulf en Flandes, sobre la que no tengo ninguna información, pero que no tiene nada que ver con nuestros antepasados. Se destacan en él tres patitos y tres conchillas de vieiras (moluscos

Palacio Municipal de Brujas, joya de la arquitectura gótica medieval. Celebraron allí el casamiento civil nuestros padres y todos los antepasados De Wulf, desde la sexta generación (1798) hasta nuestros abuelos Alberto Oeyen - Madeleine De Wulf.

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bivalvos, que llevaban quienes hacían el camino a Santiago de Compostela y que hoy en día es símbolo de la empresa Shell). Algunos De Wulf son conocidos por haber ocupado un cargo relevante, como Roger De Wulf, de Vilvoorde, que fue ministro y un tal Basile De Wulf, nacido en Roeselare el 22-4-1898, abogado y escritor, que pertenece a una de las más antiguas casa de caballeros de Flandes (quizás a ellos corresponde el escudo mencionado), ya que sus antepasados tuvieron un papel importante en la historia de la región. Uno de ellos, Chrétien De Wulf, apodado “lupus”, fue filósofo, etnógrafo y muy apreciado especialista en heráldica. Hasta ahora no hemos encontrado que ninguno de ellos pertenezca a nuestra ascendencia. LOS ANTEPASADOS DE NUESTROS TATARABUELOS EUGENE DE WULF Y HENRIETTE VEYS En esta rama la historia comienza con nuestros tatarabuelos Eugene Félix De Wulf y Henriette Marie Caroline Veys y sigue con nuestros bisabuelos Leon Charles Henri De Wulf y Elisa Sabine Louisa De Stoop; de ellos hablaré más adelante, aquí presento los datos anteriores. A diferencia de la ascendencia Oeyen, en la que llegamos a la 11ª generación, las investigaciones sobre los De Wulf me llevaron a poder encontrar todas las actas de nuestros antepasados sólo hasta la 7ª generación inclusive, lo que nos permite además conocer los nombres de sus padres; presento el detalle en el Apéndice. Tengo, además, algunos datos sueltos. Esto implica que, mientras que la información de los Oeyen comienza hacia 1575, la ascendencia De Wulf abarca una época más reciente y comienza recién hacia 1730, un siglo y medio después. En ese período ocurrieron grandes conflictos y cambios en Flandes: la Revolución Francesa, el imperio napoleónico, el nacimiento de Holanda y luego de Bélgica, la revolución industrial. En general tenemos pocos datos que nos ayuden a saber cómo influyeron estos hechos en la familia, pero sabemos que afectan siempre más a los que viven en las ciudades y pueblos que a los que residen en el campo (como era el caso de los Oeyen). Los antepasados de esta rama vivían en diversos pueblos y ciudades de la Provincia de Flandes Occidental (salvo los De Zutter que eran de Aalter en la provincia vecina de Flandes Oriental) y todos terminaron estableciéndose en la ciudad de Brujas, la capital. Los apellidos de las esposas y sus antepasados son casi todos de origen flamenco (salvo Cannieres, que es francés) y subsisten en Flandes. La Provincia de Flandes Occidental está ubicada en el extremo Oeste del territorio belga y linda por el Norte con el Mar del Norte, por el Oeste con Francia, por el Sur con Francia y la provincia belga de Hainaut, por el Este con Holanda y la provincia belga de Flandes Oriental. Comprende un territorio de 3.125 Km2, que se compone de una

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llanura surcada por numerosos ríos, arroyos y canales. Administrativamente está hoy en día dividida en 64 municipios, pero antiguamente cada pueblo era una comuna independiente. En el año 2017 tenía una población de 1.187.000 personas, con una densidad de 376 habitantes por kilómetro cuadrado. Entre los antepasados paternos de nuestra abuela Madeleine De Wulf tenemos los datos de nueve matrimonios, aunque nos falta la fecha de defunción de una de las esposas: ALGUNOS DATOS ESTADÍTICOS

Edad

Edad Años de Hijos casados

Josephus De Wulf

64

M. Anna Van Hollebeke 62

35

7

Charles F. De Wulf

70

Isabella F. De Zutter

59

38

5

Eugene F. De Wulf

52

Henriette M. C. Veys

77

17

4+7

León C. H. De Wulf

82

Elisa S. L. De Stoop

74

47

10

Joannes F. De Zutter

48

Catharina Leunis

xx

23

xx

Petrus J. De Zutter

78

Catharina T. De Zutter 78

53

5

Franciscus J. Parydaen 74

Phillippina Van Cuÿl

87

15

xx

Joannes B. Veys

43

Jacoba F. Cannieres

85

12

xx

Joannes J. Veys

58

Carolina Parydaen

74

26

3+1

Promedio:

63

74.5 29.5

Tal como vimos en casos anteriores, el promedio edad que alcanzaron las mujeres supera ampliamente el de los varones. De los que tenemos datos completos, sabemos que tuvieron muchos hijos, pero en otros casos hay datos incompletos o carecemos de información. El promedio de años de casados es un poco superior al que encontramos entre los Oeyen. Casi todos tenían entre 20 y 30 años al casarse, salvo Joannes Veys con 32 y Jacoba Cannieres con 33; además de Eugene De Wulf, que al hacerlo por 2ª vez tenía 35 y Henriette Veys 34. Dos de ellas sólo tenían 18 años: Catharina De Zutter y su hija Isabella De Zutter. En general no había mucha diferencia de edad entre ellos, a los sumo 3 o 4 años, los más notables son Charles De Wulf que con 30 años se casó con Isabella De Zutter que tenía 18 y Franciscus Parydaen, que tenía 58 al hacerlo con Phillippina Van Cuÿl, de 23. Encontramos sólo un caso en que un viudo se volvió a casar y tuvo hijos en ambos matrimonios (Eugene De Wulf). Quizás también Franciscus Parydaen que tenía 58 años al casarse haya sido viudo, pero carecemos de datos al respecto. En cambio, sabemos que su hija Carolina Parydaen sólo tenía 8 años cuando murió su padre y a los 28 años

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tuvo un hijo siendo soltera, que fue reconocido cinco años y medio después, cuando se casó. Varias quedaron viudas y no se volvieron a casar, aunque algunas eran jóvenes: Phillippina Van Cuÿl (38 años), Jacoba Cannieres (39 años), Henriette Veys (52 años). Sólo en dos casos se señala la causa de su muerte: María Anna Van Hollebeke, de disentería y Elisa De Stoop, de cáncer. No tenemos otros datos sobre la salud. Los oficios nos muestran que en su mayoría los antepasados de esta rama pertenecían a la clase media baja. Los De Wulf fueron panaderos y maestros panaderos por varias generaciones hasta que construyeron el molino harinero del que hablaremos más adelante. Joannes B. De Zutter era comerciante, Joannes F. De Zutter vendedor de frutas y Bartholomeus Van Cuÿl fabricante de velas. En su vejez varios vivían de sus rentas, fruto de su trabajo o de alguna herencia recibida: Charles De Wulf, Joannes F. de Zutter, Petrus J. De Zutter y Franciscus Parydaen, condición que heredaron algunas de sus esposas: Isabella De Zutter, Henriette Veys, Catharina De Zutter y Phillippina Van Cuÿl. Hay dos excepciones. El primero porque tenía una posición más destacada: Joannes Baptista Veys era escribano y hombre de negocios en Courtrai, ciudad importante, murió cuando sólo tenía 43 años; signo de su rango es que fue enterrado en el cementerio de la iglesia de St. Martin con un servicio fúnebre especial de nueve lecturas. En el segundo caso se trata de su hijo y en especial de su nuera, que descendieron en la escala social: Joannes Jacobus Veys era un simple empleado administrativo del Tribunal de Comercio de Brujas y murió a los 58 años. Su esposa Carolina Parydaen, que había tenido un hijo siendo soltera y que hasta ese momento era ama de casa, no se volvió a casar y tuvo que emplearse a los 60 años de edad como conserje de la casa comunal, tarea que cumplió durante 13 años, hasta poco antes morir. No conocemos la causa de este abrupto descenso económico social, aunque quizás tuvo influencia la Revolución Francesa, que ocurrió poco después de la muerte del escribano y alteró la estructura de la sociedad. Sus hijos mejoraron la posición social anterior a la muerte de su padre: Edmond Veys fue abogado y llegó a ser jefe de la delegación civil en la administración provincial; Alexandre Veys fue empleado municipal y llegó a ser jefe de división en la administración de la ciudad de Brujas. Ignoramos el motivo por el que, a pesar de ello, la madre siguió trabajando como conserje, al menos hasta que Henriette su casó con nuestro tatarabuelo Eugene De Wulf, maestro panadero. Tenemos algunos datos sobre las profesiones de los hermanos de nuestros antepasados y constatamos que también pertenecían a la clase media baja, pero una de las hermanas se casó con el escribano de un pueblo, Torhout y tuvieron un hijo que llegó a ser alcalde. En las actas más antiguas sólo firmaba el párroco, pero hacia

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fines del siglo XVIII comenzaron a hacerlo también los contrayentes, padres y testigos. Esto nos permite conocer quiénes sabían escribir y los que eran analfabetos. En esta rama no encontramos ningún caso que no supieran firmar. Con respecto a su vida religiosa, sabemos que eran todos católicos, se casaban por Iglesia, bautizaban a sus hijos y eran enterrados en los cementerios parroquiales. Uno de los hermanos, Louis De Wulf (1809-59), fue sacerdote y párroco de la iglesia de San Juan en Ypres. En varios casos se señala que tuvieron entierros solemnes, aunque esto puede ser sólo un signo del nivel socio económico. En general no consta su nivel de adhesión a la fe, pero en Flandes la gran mayoría de la población católica era practicante. Los pocos que no lo eran aducían motivos ideológicos o políticos y no gozaban de buena fama.

Aviso mortuorio de una hermana de nuestro tatarabuelo (en documentos antiguos, el apellido figura a veces unido en una sola palabra). En tamaño afiche se colocaba en carteleras públicas, en calles y templos, notificando a los vecinos para que acudieran al responso y entierro. Era una época de anticlericalismo en la que los hombres no iban a la iglesia; por eso, se invitaba sólo a las mujeres a una misa.

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APÉNDICE A. DATOS GENEALÓGICOS EXISTENTES DE LOS ANTEPASADOS DE WULF Séptima generación El antepasado más antiguo del que tenemos datos exactos es Josephus De Wulf (ºStaden 11-11-1730 + Brujas 28-7-1794) (hijo de Josephus y Maria De Wulf), era panadero y fue sepultado con misa simple en el cementerio de la parroquia de Santa Ana, x Loppem 19-9-1759 Maria Anna Van Hollebeke (ºLoppem 2-12-1731 + Torhout 3-9-1794) (hija de Carolus y Jacoba Denys), al quedar viuda fue a vivir a casa de su hija Joanna Theresia y murió de disentería. Tuvieron 7 hijos en Torhout: 1. Petrus (º26-10-1760 + 15-1-1838 probablemente en Brujas). 2. Josephus (º8-7-1762). 3. Joannes Baptista (º23-5-1764). 4. Joanna Theresia (º24-1-1766 + Torhout 1-2-1838) x id. Dieryckx, escribano allí. En 1795 tuvieron al menos un hijo, Jean, que fue allí Alcalde y escribano. 5. Carolus Franciscus (nuestro antepasado, ver 6ª generación). 6. Francisca (º26-3-1771) quizá se casó con un D'Hont. 7. Franciscus Josephus (º6-2-1773). Sexta generación Carolus Franciscus De Wulf (ºTorhout 20-7-1768 + Brujas 19-5-1838), era panadero, sabía firmar y al morir vivía de sus rentas, x id. 20-11-1798 Isabella Francisca De Zutter (º id. 21-12-1777 + id. 24-8-1836) (hija de Petrus Jacobus y de Catharina Theresia De Zutter), que sabía firmar y al morir vivía de sus rentas. Tuvieron en Brujas al menos 6 hijos: 1. Isabelle (º 24-3-1801 + Brujas 12-2-1860), soltera. 2. XX (no sé su nombre), (º1802 + Brujas 13-7-1857), fue allí auxiliar del Juez de Paz. 3. Louis (º 1809 + Ypres 29-12-1859), sacerdote, fue allí párroco de San Juan. 4. Melanie (º ¿? + Brujas) murió soltera después de Isabel. 5. Eugene Félix (nuestro tatarabuelo, ver más adelante). 6. Marie (º ¿? + Menen 15-5-1849, probablemente). B. LAS ESPOSAS DE LOS DE WULF Y SUS ANTEPASADOS Octava generación Joannes Balthazar De Zutter era comerciante y se había casado con Joanna Schallens. Desconocemos el nombre sus padres, cuándo y dónde nacieron y se casaron, pero ambos murieron en Aalter. Él debía ser hermano o primo de Joannes Franciscus, ya que su hijo se casó con la hija de ellos con dispensa por consanguinidad en 4° grado. Tuvieron al menos 8 hijos en Aalter: 1. Anna Maria (º 29-5-1740). 2. Petrus Jacobus Emanuel (º 19-5-1742 + probablemente antes del 14-4-1749). 3. Guillielmus Cerfredus (º 12-1-1747). 4. Martinus Benedictus (º 11-3-1748). 5. Petrus Jacobus (nuestro antepasado, ver más adelante). 6. Ludovicus Franciscus (º 12-1-1752). 7. Maria Jacoba (º 1-4-1754). Madrina de su sobrina Maria Joanna De Zutter el 13-1-1780. 8. Joanna Catharina (º 28-10-1762). Madrina de su sobrina Rosalía Joanna De Zutter el 25-1-1783.

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Joannes Franciscus De Zutter (ºOostkamp c.1723 + Brujas 5-1-1771), era vendedor de frutas y al morir vivía de sus rentas x id. 8-12-1747 Catharina Leunis (º id. c.1723 + id. después que su marido). Era hermano o primo de Joannes Balthazar, ya que su hija se casó con el hijo de estos con dispensa por consanguinidad en 4° grado. Tuvieron al menos dos hijos: 1. Albertus (º c. 1755). En 1798 era comerciante y vivía en Brujas. 2. Catharina Theresia (nuestra antepasada, ver más adelante). Séptima generación Petrus Jacobus De Zutter (ºAalter 14-4-1749 + Brujas 26-3-1827), sabía firmar y al morir vivía de sus rentas, x id. 11-1-1774 con su prima Catharina Teresia De Zutter (º id. 16-21755 + id. 14-1-1833), que al morir vivía de sus rentas. Tuvieron al menos 5 hijas en Brujas. Se da un hecho curioso, son antepasados nuestros por partida doble, ya que dos de ellas se casaron con antepasados nuestros. 1. Joanna Catharina (º 26-9-1776). 2. Coleta Jacoba (º 21-12-1777) (melliza). 3. Isabella Francisca (melliza) (una de nuestras antepasadas, ver rama De Wulf). 4. Maria Joanna (º 12-1-1780). 5. Rosalia Joanna (otra de nuestras antepasadas, ver rama De Stoop). Joannes Baptista Veys (ºDeerlijk 30-3-1741 + Courtrai 14-2-1784) (hijo de Joannes y de Maria Anna Callewaert) era escribano allí y hombre de negocios, fue enterrado en el cementerio de la iglesia San Martín, después del servicio fúnebre de 9 lecturas, x id. 18-21772 Jacoba Francisca Cannieres (ºDamme 21-9-1744 + Courtrai 1°-12-1829) (hija de Bernardus y de Anna Theresia de Krÿgher), que al enviudar no se volvió a casar. Sólo conocemos un hijo: 1. Joannes Jacobus (nuestro antepasado, ver 6ª generación). Franciscus Jacobus Parydaen (ºBrujas 17-9-1711 + id. 8-5-1785) (hijo de Joannes y Maria Catharina Willekare), al morir vivía de sus rentas y fue sepultado en el cementerio de la iglesia de la Santa Cruz, x id. 25-5-1770 Phillippina Isabella Maria Van Cuÿl (ºid. 25-3-1747 + id. 14-2-1834) (hija de Bartholomeus, fabricante de velas, e Isabella Van Overbeke), al enviudar no se volvió a casar, al morir vivía de sus rentas y sabía firmar. Sólo conocemos una hija: 1. Carolina Maria Gislena (nuestra antepasada, ver 6ª generación). Sexta generación Joannes Jacobus Veys (ºCourtrai 31-1-1779 + Brujas 14-12-1837), era actuario del Tribunal de Comercio en Brujas, x id. 22-4-1811 Carolina Maria Gislena Parydaen (º id. 16-5-1777 + id. 6-6-1851), era ama de casa y sabía firmar; al quedar viuda fue conserje de la casa comunal, pero ya no trabajaba al morir. Tuvo un hijo siendo soltera y en este matrimonio al menos otros tres en Brujas: 1. Hipolite Denis Adolphe Parydaen Veys (º 10-10-1805), nació cinco años y medio antes del casamiento de sus padres, pero fue reconocido. 2. Edmond (ºc. 1812). En 1851 era doctor en derecho, jefe de delegación en la direción provincial y vivía en Brujas. 3. Henriette Marie Caroline (nuestra tatarabuela). 4. Alexandre (ºc. 1817). En 1851 era jefe de división en la administración de la ciudad de Brujas y allí vivía.

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13 NUESTROS TATARABUELOS EUGENE DE WULF Y HENRIETTE VEYS

Estampa mortuoria de nuestra tatarabuela Henriette Veys – De Wulf.

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Eugene Felix De Wulf nació en Brujas el 1º de junio de 1814 y sabía firmar. Cuando tenía 23 años murió su padre y él se hizo cargo de la panadería, llegando a ser maestro panadero. Tres años antes, el 11 de mayo de 1835, se había casado allí con Anna Cornelia Versavel, nacida allí el 30 de mayo de 1809. Tuvieron 7 hijos y ella murió allí a los 36 años, el 23 de abril de 1846. El mayor tenía 10 años y el menor sólo 14 meses. Cuatro años después, él se volvió a casar allí, el 19 de abril de 1850, con Henriette Marie Caroline Veys, que había nacido allí el 28 de agosto de 1814, era ama de casa y sabía firmar. Con ella tuvo otros 4 hijos, entre ellos nuestro bisabuelo. Después del nacimiento de la menor, ya con 46 años de edad y 11 hijos, en 1860 resolvió vender el negocio donde elaboraba y vendía pan, dejar la profesión que había ejercido hasta ese momento heredándola de su padre y de su abuelo, para construir un molino harinero junto al Minnewater (Lago de amor), fuera del centro de la ciudad de Brujas. Era el comienzo de la revolución industrial y se transformaban las formas tradicionales de hacer cosas. Así fue que no construyó un clásico molino de viento con grandes aspas, como los que había en toda la región, sino uno industrial con máquinas a vapor, capaz de elaborar una mayor cantidad de harina en menos tiempo. Esta empresa influyó decisivamente en la vida de sus descendientes por varias generaciones. Su objetivo estaba relacionado con la mentalidad de “progreso”, característica en esa época. No sólo buscaba una mejoría técnica en las condiciones de trabajo, sino también un crecimiento económico y social. En coherencia con esto, impulsó a algunos de sus hijos a que cursaran carreras universitarias. Sin embargo, no llegó a ver el fruto del cambio pues murió en Brujas pocos años después, el 13 de enero de 1867, a los 52 años de edad, dejando a su segunda esposa viuda con 52 años de edad y cuatro hijos propios, el mayor con 15 años y la menor con sólo ocho. A su cargo también estaban otros cuatro del primer matrimonio de su marido. Los tres mayores ya se habían casado (después de hacerlo, Charles había muerto desde hacía un año). Ella había visto cómo su madre al quedar viuda tuvo que trabajar por muchos años como conserje en la casa comunal para mantener su familia. Resolvió que debía procurar que no le pasara lo mismo. Ignoramos de qué modo había influido en su marido cuando se subió a la ola del progreso tecnológico, económico y social, pero al quedar viuda continuó y perfeccionó lo que él había comenzado. Su accionar fue fundamental para el futuro de la familia. Así fue que decidió hacerse cargo personalmente de la conducción del molino harinero. Lo hizo por más de 20 años con gran eficacia,


haciéndolo crecer. En el acta de matrimonio de su hijo mayor, en 1873, se la califica de “industrial”, algo absolutamente inusual, pues las mujeres en esa época no tenían cargos directivos en las empresas. Fue “feminista” antes de que este término existiera y en su mejor sentido. Nunca salió a la calle a reclamar sus derechos con pancartas, ni confrontó con los varones, sino que logró hacerse valer por sus propios méritos ocupando un lugar destacado en la sociedad. Era una mujer autoritaria y de fuerte personalidad, sin embargo nuestra tía abuela Tatá, que la conoció en su infancia, hablaba de ella con cariñosa admiración y conservó siempre su estampa mortuoria en el libro de oraciones. Logró que todos los hijos propios, así como los del primer matrimonio de su marido, se casaran (Melanie con un empleado, Anna con un pintor de cuadros y negociante, Matilde con Edgard Muylle) y tuvieran un oficio que les permitiera ganarse bien la vida (Louis fue panadero, Victor y Alphonse entraron en el Ejército). Algunos completaron sus estudios universitarios y fueron profesionales (Paul, abogado y Fréderic, médico). De este modo, mientras algunos se mantenían en posición similar a las generaciones anteriores, otra parte de la familia ascendió en la escala social, pasando de la clase media baja a la clase media acomodada (en francés decían que ya no eran petits bourgeois, sino bons bourgeois). Pero excluyó del molino harinero a los hijos del primer matrimonio de su marido y preparó a sus dos hijos mayores (León y Edmond) para que más delante asumieran la dirección, cosa que hicieron progresivamente al llegar a la adultez. Al morir en Brujas a los 77 años, el 8 de diciembre de 1891, vivía de sus rentas. Este modo de actuar con respecto a la empresa familiar y las diferencias socioeconómicas que se produjeron, generaron envidias y celos entre los hijos de ambos matrimonios. Se distanciaron entre sí y en general tenían poco o ningún trato entre ellos, a pesar de que varios siguieron viviendo en Brujas. Luego se agregaron opciones políticas que acentuaron la distancia, pues algunos adhirieron a los partidos que querían la autonomía de la región flamenca y otros, como nuestro bisabuelo, no estaban de acuerdo con esto. Así, por ejemplo, en la primera opción estaban Honoré De Wulf y luego su yerno Arthur Louwagie, que habían pintado en el mostrador de su farmacia la frase: “El flamenco en Flandes”. Nuestra madre en su infancia a veces concurría allí a comprar remedios. Cuando quise reconstruir la genealogía De Wulf logré tomar contacto con algunos descendientes que me brindaron datos, aunque incompletos. En el Apéndice presento los del primer matrimonio (los del segundo figuran más adelante). Entre ellos aparecen varios profesionales, lo que demuestra que en general se estabilizaron como pertenecientes a la clase media acomodada. Uno de los más destacados fue el arquitecto Charles De Wulf (1865-1904), que restauró muchos edificios antiguos en Brujas28. Hubo también algunos sacerdotes, lo que confirma que al menos

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En la farmacia de Honoré De Wulf elaboraban un jarabe con hierbas importadas de Argentina, que decían abría el apetito, vigorizaba y era bueno para la salud.

En el anverso de la publicidad, mostraba supuestamente cómo trasladaban el correo en nuestro país. Evidentemente el dibujante no lo conocía, ni sabía cómo se vestían sus habitantes.

Ballegeer, Johan, Gids voor oud Brugge, op. cit., lo menciona en 10 páginas diferentes.

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parte de la familia era católica practicante. Otros estuvieron unos años en el Congo Belga (hoy República Democrática del Congo) donde nacieron parte de sus hijos y uno murió a bordo del barco que lo traía de vuelta para asistir al casamiento de su hija. La Primera Guerra Mundial (1914/18) causó varias muertes en la familia. Algunos casos son llamativos, como los dos hijos mayores de Melanie De Wulf – Dubaert, que murieron a causa de una bomba que cayó sobre la casa; también entre los hijos de Emile De Wulf: uno murió en el frente de combate y el otro fue encontrado muerto en la garita en la que montaba guardia durante su servicio militar, sin que nunca se aclarara la causa. En la Segunda Guerra Mundial, Arthur Desopper, yerno de Elise De Wulf - Wauters, murió a consecuencia de los sufrimientos padecidos en el campo de concentración de Buchenwald, en Alemania. No deja de ser patético el caso de Louise Mottin, hija de María de Wulf, que fue embaucada por un pillo especializado en estafar jóvenes casamenteras y le quitó su fortuna. Resulta llamativo que una de las nietas de Marguerite De Wulf se casara con un ruandés. El apellido De Wulf subsistió hasta nuestros días sólo en algunos descendientes de Louis, Paul y nuestro bisabuelo. Desapareció de las otras las ramas, en las que la información es más incompleta.

APÉNDICE DESCENDIENTES DEL PRIMER MATRIMONIO DE EUGENE DE WULF CON ANNA VERSAVEL Tuvieron siete hijos: 1. Charles (ºBrujas 5-3-1836 + Courtrai 19-12-1865), murió a los 29 años, x id. 15-1-1862 Camille Thevenet (ºid. 8-8-1839), tuvieron una hija: Alice (ºOstende 2-12-1862).

Anna Dubaert, que murió junto a su hermano/a el 15 de mayo de 1918, al caer una bomba sobre su casa.

2. Paul (ºBrujas 20-6-1837), abogado, x 25-4-1862 Leonie Huyghe (ºOstende 17-6-1838). Tuvieron 2 hijos: I. Maria (ºBrujas + id. ant. 1922), x Camile Mottin (ºBruselas 22-12-1851 + Brujas 16-2-1922), era director del Registro de la Propiedad y recibió varias condecoraciones. Tuvieron una hija: Louise (º y + Brujas), quedó soltera después de que un estafador especialista en jóvenes casamenteras le robara todos sus bienes. II. Charles Henri Louis Jules (ºBrujas 25-1-1865 + id. 8-1-1904), vivía allí, era arquitecto y restauró muchos edificios antiguos, x Leonie Eeckman (ºc. 1865 + id. 21-10-1951). Tuvieron un hijo: Emile (ºBrujas 26-9-1894 + Erps-Kwerps 12-4-1980), era ingeniero y Director de Vialidad Provincial, x 10-9-1921 con su prima Yvonne De Wulf (hija de Fréderic y de Marie Veys) y tuvieron 6 hijos (ver más adelante). 3. Louis (ºBrujas c. 1838), era panadero y se casó con Sidonie Demuenynck (ºOstende), hermana de su cuñada. Tuvieron 4 hijos:

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Maurice De Wulf cazó un leopardo en el Congo en 1937; en el fondo se ven los ayudantes congoleños armados con rifles y descalzos.

I. Emile (ºBrujas 29-8-1865 + Uccle 1-3-1926), era director de La Washington SA, recibió varias condecoraciones, x Bertha Segaert y tuvieron 4 hijos: a. Eugene, murió en el frente de combate en la Primera Guerra Mundial (1914/18). b. Otro (no sé su nombre), cumpliendo su servicio militar, fue encontrado muerto en la garita en la que montaba guardia. Nunca se supo qué pasó. c. Lydie (ºBlankenberge 6-10-1892 + Bruselas 4-2-1948), x Emile Meert (+ post. 1948). Tuvieron 3 hijos: Eugene, Lucien y Fernand, que se casaron, tuvieron hijos y nietos. d. Marguerite (ºc. 1893 + Uccle 22-5-1989), x Fernand Rigot (+ Anderlecht 22-7-1981). Tuvieron 3 hijos: Ginette, Emile (era juez, estuvo en el Congo Belga y terminó su carrera en Tournai) y Jean, que se casaron y tuvieron hijos, una nieta es reportera, otra (hija de Ginette) se casó con un ruandés (Harune Kazubwenge). II. Elise x Wauters y tuvieron una hija: a. Bertha Wauters x Arthur Desopper (+ Lovaina 12-6-1945), que murió a consecuencia de los sufrimientos padecidos en el campo de concentración de Buchenwald, Alemania. Tuvieron dos hijos: Frank y Eline. III. Marguerite, soltera. IV. Jerome (+ 23-4-1950) x Marie Detrez y tuvieron 3 hijos: a. George x Schindler (suiza) y tuvieron 4 hijos: Paul (es diplomático, se casó y tuvo dos hijos, uno es médico), Huguette, Rosy y Jean-Jean. b. Maurice (ºBlankenberge 22-4-1900 + 1-2-1938) murió a bordo del buque “Leopoldville”, volviendo del Congo. Se había casado y tuvo 2 hijos: Jacqueline (que se casó) y Claude (trabajó en los ferrocarriles de Bukavu (Kivu, hoy República Democrática del Congo), x Elizabeth Joubert (descendiente de un comandante de la Guardia Pontificia). Tuvieron 5 hijos, no tengo sus nombres. c. Lisette x Gerard De Vos. Ttuvieron 3 hijos: Jean Jacques, “Zonzon” (mujer) y Guy. 115


Honoré De Wulf, con su mujer y sus dos hijas en 1899.

4. Melanie (ºBrujas 20-11-1839 + post 1913) x id. 12-2-1873 Pierre François Dubaert (ºHoucke 27-12-1840 + Brujas 20-10-1913), era allí jefe de oficina de la Caja de Beneficencia, recibió la cruz “Pro Ecclesia et Pontifice”. Tuvieron 3 hijos, los dos mayores murieron en la Primera Guerra Mundial a causa de una bomba que cayó sobre su casa: Anna (ºBrujas 23-1-1878 + id. 15-5-1918), otro del que ignoro su nombre (ºBrujas + id. 15-5-1918) y Maria (ºBrujas + id. soltera en 1939). 5. Anne (ºBrujas 22-11-1841) x id. 28-4-1870 Louis Lammens (º id. 8-2-1837), pintor de cuadros y negociante. Tuvieron 3 hijos en Brujas: Leopold (se casó y tuvo 2 hijos: un varón que fue abogado y Mariette x Proot), Maurice (sacerdote) y Joseph (sacerdote + Etterbeek). 6. Victor (ºBrujas 5-1-1843 + Torhout), al morir su padre era sargento del Regimiento de Granaderos en Lovaina, luego fue destilador, x Ostende con Rosalie Bogaert (+ Torhout). No tuvieron hijos. 7. Alphonse Jean (Brujas 19-2-1845 + Torhout el 4-11-1878), fue suboficial de infantería, luego regente del castillo de Wijnendaele, x Ostende 19-1-1869 Sidonie Demuenynck (º id) y tuvieron 3 hijos:

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nuel

I. Honoré (ºBrujas 25-11-1870 + id. 28-6-1954), era farmacéutico x id. Louisa van Marcke de Lummen (º id. 11-6-1867 + id. 12-3-1926). Tuvieron 2 hijas: a. Marcelle (ºBrujas 10-11-1896 + id. post. 1988), x 30-7-1919 Arthur Louwagie (ºKoolkerke 12-9-1888 + Brujas 25-7-1988), farmacéutico y heredó el negocio de su suegro, murió 48 días antes de cumplir 100 años. Tuvieron 3 hijos: 1. Joseph (ºBrujas 12-5-1920 + id. 1-4-1979), médico, x 1945 Christiane Simon (ºOstende el 4-8-1924) y tuvieron 4 hijos: Christian, Chantal, Thierry y Francis, los tres primeros en el Congo, se casaron y tuvieron hijos; el último quedó soltero. 2. André Alphonse (ºBrujas 1-8-1921 + Uccle 5-6-1990), fue funcionario de la Policía de Seguridad y luego estuvo en el Congo hasta 1962. A su regreso participó en organizaciones euro africanas y escribió sobre temas a fines en varias publicaciones. Se casó siendo mayor con Janine Janssens y no tuvieron hijos. Tomé contacto con él y me brindó mucha información sobre la familia. 3. Monique (ºBrujas 8-10-1928) x 14-3-1951 EmmaDe Beir (ºKnokke 29-6-1912). Tuvieron un hijo: Philippe (ºCongo), instructor de esquí y mecánico dental en Andorra. b. Laure (ºBrujas 3-9-1898 + id. 6-8-1909). II. André (ºBrujas + id. ant. 1877). III. André Pierre (ºBrujas 00-2-1877 + id. 2-11-1897).

Alphonse De Wulf en 1877.

Honoré De Wulf y su familia en 1948. De pie: una hermana de Christiane Simon, Joseph Louwagie, Monique Louwagie, Arthur Louwagie y otra hermana de Christiane. Sentados: Honoré De Wulf, la madre de Christiane, Christiane Simon – Louwagie con hijita Chantal, Marcelle De Wulf – Louwagie y otra hermana de Christiane con Christan Louwagie en sus rodillas.

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14 PREHISTORIA

DE

STOOP

ETIMOLOGÍA Y ORIGEN: Es un apellido de origen flamenco que proviene de un apodo, ya que se le decía de stoop a un barril. Se le ponía por sobrenombre tanto al que lo fabricaba, como al que tomaba mucho vino, cerveza o era muy gordo. Ignoramos a cual de estos motivos obedece que los antepasados de esta rama lo heredaran. No es un apellido muy común, pero se lo encuentra ocasionalmente con pequeñas variantes desde fines de la Edad Media en toda la región de habla flamenca. Así por ejemplo en Ypres, Jacquemes Stoop (1306), en Moeskroen, Maes Stoep (1398), en Amberes se menciona una zona que era de Wouter Yden Stoeps (1402), etc.29 LOS ANTEPASADOS DE NUESTRA BISABUELA ELISA DE STOOP Casi todos los datos que tenemos de esta rama los consiguió Miguel Vandermersch, esposo de Maïe Prudhomme, prima hermana de nuestro padre. Él dejó por escrito sus investigaciones en dos elencos genealógicos que tengo en mi poder. Algunos datos difieren de uno a otro elenco, por eso los revisé personalmente en el Archivo Provincial de Brujas y agregué otros nuevos, sobre todo en lo que se refire a los ascendientes de sus esposas. Los presento en detalle en el Apéndice de este capítulo, omitiendo las ramas colaterales, que él investigó ampliamente y que no interesan en este trabajo. Del mismo modo que los De Wulf, casi todos vivían en diversos pueblos y ciudades de la Provincia de Flandes Occidental (salvo los De Zutter que eran de Aalter en Flandes Oriental) y todos terminaron estableciéndose en la ciudad de Brujas, su capital. Los apellidos de las esposas y sus antepasados son casi todos de origen flamenco (salvo Platteau y Solonié, que son franceses) y subsisten en Flandes. La excepción fue Jean Baptiste Maurel, la gota de sangre francesa en nuestra genealogía (el 3,5%). Había nacido el 23 de abril de 1784 en el sector Cordier, Fours, distrito de Barcelonnette, departamento de los Alpes de la Haute Provence, Francia. Sus padres eran granjeros y se llamaban Pierre Jacques Maurel y Marie Léautaud (ella es el único caso de la 7ª generación en que no conocemos los nombres y apellidos de sus padres). Fours era un pueblo rural muy pequeño, a 36,5 kms de la frontera italiana a mitad de camino entre Marsella y Turín, en una zona montañosa, ubicado a 1.180 metros sobre el nivel del mar, cerca del valle del río Ubaye. Su jurisdicción, que comprendía varios caseríos, contaba en total con 612 habitantes en 1793. Allí había una escuela para varones, pero no para mujeres (recién la hubo en 1882). La gente vivía de la cría de ovejas; la lana y la producción de sus viñedos se comercializaba en Marsella (nuestra abuela decía que allí vivían unos parientes Maurel, que tenían una fábrica de jabones, con los que nunca habían podido establecer contacto). La zona se fue despoblando a fines del siglo XIX y en el siglo XX, de tal modo que en 1968 sólo quedaban 38 habitantes, por lo que actualmente está unido al pueblo vecino y se llama Uvernet-Fours. Cerca de allí, en Pra-Loup, se construyó un centro de deportes de invierno. 29

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Frans Debrabandere, Verklarend…, op. cit. 1334-5.


Los Maurel vivían en el sector Cordier, poco poblado, en el que había una capilla (en las actas siempre se la menciona como “sucursal"), Sainte Anne, que dependía de la Parroquia de St. Jean Baptiste, de Fours. En ella en un año (de mayo 1795 a mayo 1796) se consignaron sólo 3 muertes y a veces pasaban varios meses entre un nacimiento y otro (por ejemplo, entre el 15-5-1794 y el 5-2-1795 no hubo bautismos). He conseguido varias actas. Los apellidos comunes en la región eran unos pocos y estaban emparentados entre sí. En varios casos las firmas muestran que sus habitantes apenas sabían escribir. No sabemos cómo, ni por qué, nuestro antepasado dejó ese lugar y la vida campesina para estudiar. Se estableció en Brujas a partir del 30 de enero de 1808, con 23 años de edad. Fue durante el período en que el imperio napoleónico dominó en Flandes y suponemos que fue enviado allí como funcionario francés. El 26 de julio de 1815, un mes después de la caída definitiva de Napoleón, se naturalizó ciudadano del Reino Unido de los Países Bajos, creado poco antes. Y al independizarse Bélgica, asumió la ciudadanía belga el 23 de agosto de 1831. Cuando se casó, el 28 de mayo de 1817, era agrimensor del catastro provincial y se domiciliaba en Brujas; luego fue cobrador de impuestos directos en Leffinge, donde se estableció el 8 de mayo de 1823 y finalmente lo fue en Rumbeke, donde murió el 4 de octubre de 1843. Nuestra abuela se enorguellecía de tener un bisabuelo francés. Creo que si hubiera sabido que el padre de este antepasado era granjero y que su esposa era probablemente analfabeta, no se hubiera sentido muy feliz. ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS Entre los antepasados maternos de nuestra abuela Madeleine De Wulf tenemos los datos de diez matrimonios, aunque algunos son incompletos:

Edad Joannes B. De Stoop Joannes De Stoop Petrus J. De Stoop Ludovicus J. De Stoop Louis J. C. De Stoop Petrus M. Bouckaert Joannes C. Wÿs Pierre J. Maurel Petrus J. De Zutter Jean B. Maurel

xx 82 58 54 35 50 47 80 78 59

Promedio:

60

Petronilla Bouckaert Catharina Loncke Isabella Bouckaert Josepha C. Wÿs Clementia J. Maurel Isabella C. Platteau M. Francisca Denys Marie Léautaud Catharina De Zutter Rosalia J. De Zutter

Edad

Años de casados Hijos

75 93 74 43 61 43 75 45 78 77

47 56 24 18 6 xx 19 xx 53 26

66,5

31

10 8 5+1 5+1 3 xx xx xx 5 2

Tal como vimos en casos anteriores, el promedio edad que alcanzaron las mujeres supera el de los varones, aunque no tan ampliamente como en los De Wulf. De los que tenemos datos completos, sabemos que tuvieron muchos hijos salvo los que enviudaron prematuramente, pero en otros casos nos falta información. El promedio de años de casados es mayor que el de los De Wulf y sus esposas. Casi todos tenían entre 20 y 30 años al casarse, salvo Jean B. Maurel con 33, Rosalia J. De Zutter con 34 y Petrus J. De Stoop, que tenía 33 al hacerlo por segunda vez. Catharina De Zutter sólo tenía dieciocho.

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En general no había mucha diferencia de edad entre ellos, a los sumo 3 o 4 años; la más grande fue de Joannes C. Wÿs que con 27 años se casó con Maria Francisca Denys que tenía 32. Encontramos tres casos de viudos que se volvieron a casar, dos tuvieron hijos en ambos matrimonios (Petrus J. De Stoop y Josepha C. Wÿs), del otro (Petrus M. Bouckaert) no sabemos si los tuvo en el primero. No estamos seguros si Josepha C. Wÿs, al casarse nuevamente, estaba embarazada de su primer marido o del segundo (faltaban sólo 45 días para que su hijo naciera), pero lo inscribieron como de este último. Se registra también el caso de Mathilde Louise De Stoop, una de las hijas de Ludovicus Joseph, que tuvo un hijo siendo soltera y nunca se casó; su hermano la pintó en un cuadro que heredé de la tía Régine y aún conservo. El hijo fue entregado al cuidado de una familia campesina que lo crió y murió a los 10 años en casa de una parienta. Varios quedaron viudos y no se volvieron a casar, aunque una era joven: Clementia Maurel (29 años), Ludovicus J. De Stoop (49 años), Maria Francisca Denys (51 años), Isabella Bouckaert (54 años). El caso más curioso es el de Clementia Maurel, que con 22 años quiso casarse con Louis Jean Charles De Stoop, que tenía 29. Su madre, Rosalia Joanna De Zutter viuda de Jean Baptiste Maurel, se opuso. Aunque era mayor de edad, la legislación belga establecía que los contrayentes debían contar con el consentimiento de los padres; en caso de que estos se opusieran, había que “intimarlos respetuosamente” por medio de un oficial de justicia. En este caso, se negó reiteradamente y se casaron en contra de la voluntad de la madre. Ignoramos los motivos que la llevaron a esta actitud; sólo podemos formularnos algunas preguntas. El padre había muerto siete meses y medio antes, ¿consideraba impropio que se casara mientras estaban aún de duelo? ¿No quería que la dejaran sola? El acta de matrimonio consigna que la contrayente vivía en Brujas y Rumbeke, esto es llamativo pues no era común tener doble domicilio, ¿estaría conviviendo con su novio y esto provocaba el disgusto de su madre? No sabemos exactamente la fecha de nacimiento de la primera hija de este matrimonio, ¿estaría embarazada? Ambos eran de similar condición socio-económica, ¿habría algún motivo político o religioso, cuestiones personales u otras? No conocemos las respuestas correctas. Los oficios de las generaciones más antiguas nos muestran a algunos granjeros (Petrus Denys [8ª], Pierre Jacques Maurel [7ª] y en su juventud también Petrus Joseph De Stoop [7ª]), pero luego la mayoría de los integrantes de esta rama pertenecieron a la clase media baja propia de los pueblos y ciudades. Los De Stoop fueron fabricantes de aceite y molineros por varias generaciones y alguno además comerciante, también lo fue Joannes B. De Zutter; Joannes Wÿs y su padre eran sastres, Petrus Bouckaert carpintero y Joannes F. De Zutter vendedor de frutas. Tres ingresaron en la administración pública con diversas tareas y cargos: Petrus J. y Ludovicus J. De Stoop fueron escribientes luego secretarios comunales y comisarios, el primero fue además martillero; Jean B. Maurel fue agrimensor y luego cobrador de impuestos. En el siglo XVIII Joannes De Stoop fue por unos años Alcalde de Ledegem, cargo que no era rentado.

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Con respecto a las mujeres, casi todas eran amas de casa. Sólo en el caso de Isabella Bouckaert, constatamos que al casarse era “trabajadora”, pero no aclaran la tarea que realizaba. Como en la región la industria del lino contrataba personal femenino, suponemos que trabajaba en ella. Sólo en tres casos se indica que al morir vivían de sus rentas (Petrus De Zutter, Rosalia De Zutter y Clementia Maurel), es decir que los demás trabajaron hasta el último de sus días. Esta última estaba casada con nuestro tatarabuelo Louis Jean Charles De Stoop, que era secretario comunal y comisario en Rumbeke, y falleció a los 35 años de edad a causa de una epidemia que diezmó su familia. No sabemos exactamente cuántos, ni quiénes murieron, pero el resultado fue que la viuda heredó una importante cantidad de dinero, que le permitió vivir de sus rentas, cambió su condición social y la hizo acceder a ella y a sus hijas a la clase media acomodada (bonne bourgeoisie). Respecto a los hermanos de nuestros antepasados y sus descendientes, vemos que tuvieron trabajos y posiciones sociales similares a ellos. Los De Stoop: Joannes Joseph (nacido en 1742) era granjero, Petrus Joannes (que se casó en 1794) fabricante de cerveza, Gregorius Franciscus (nacido en 1792) zapatero y Henri Julien (nacido en 1827) pintor de cuadros. Louis Wÿs era destilador y Jean Baptiste Maurel (h) fue empleado público: escribiente, concejal y luego cobrador de impuestos. La excepción fue Joannes Jacobus De Stoop, primo de Joannes De Stoop nuestro antepasado (8ª generación). Era abogado en Brujas y el 30-3-1782 se le otorgó el título nobiliario de “escudero”. Se casó con Anna Theresia Ludgarda Willems, hija del “señor y maestro” Cornelius Willems, consejero en Brujas. Tuvieron 9 hijos e hijas, varias de ellas a su vez se casaron con nobles, así como sus descendientes. Son la rama ennoblecida de la familia, que rápidamente perdió contacto con los parientes plebeyos. A partir de fines del siglo XVIII siempre figuran las firmas de nuestros antepasados y de sus hijos, salvo en el caso de Isabella Bouckaert, que en su acta de matrimonio en 1781 se señala que no sabía firmar. Probablemente Maria Leautaud tampoco sabía hacerlo, ya que no encontramos su firma y en Fours no había escuelas para mujeres.

Autoretrato al lápiz de Henri Julien De Stoop.

Con respecto a su vida religiosa, sabemos que todos eran católicos, se casaban por Iglesia, bautizaban a sus hijos y eran enterrados en los cementerios parroquiales. Sólo en un caso (Petrus Bouckaert, en 1769) se indica que recibió la extremaunción antes de morir, pero la mayor parte de las actas de defunción provienen de los Registros Civiles, que no consignaban estas cosas. Como ya dijimos, en general no consta su nivel de adhesión a la fe, pero en Flandes la gran mayoría de la población católica era practicante. Hubo algunas vocaciones sacerdotales y religiosas. El hijo de uno de nuestros antepasados, Gustave Bernard De Stoop (1818-59), fue fraile capuchino en Brujas y se llamaba Fray Bernard. Hubo además otro capuchino, Henricus De Stoop, primo del anterior, llamado Fray Bernardinus (1815-1875); su retrato pintado al óleo por Henri Julien De Stoop está actualmente en mi poder. Nuestra abuela, Madeleine De Wulf aseguraba que había sido superior y que

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peregrinó dos veces a Roma para informar al Papa temas de su jurisdicción. En la misma rama hubo otros religiosos y religiosas. En las generaciones anteriores encontramos a Antonius De Stoop (1706-1767), que fue abad en Tronchiennes y su hermano Guilielmus De Stoop (1710-1762), que fue sacerdote y canónigo en Zonnebeke; ambos eran primos de nuestro antepasado Joannes De Stoop (8ª generación). También los hubo en las ramas colaterales. Aunque ninguno de mis hermanos, ni yo tampoco, tuvimos contacto personal con los De Stoop, nuestro padre y nuestra tía abuela Tatá nos transmitieron algunos datos, anécdotas y unos pocos objetos: cuadros y dibujos de Henri Julien De Stoop, así como un juego de copas de cristal del “primo Pascal”. No pude identificar con exactitud quién era este primo, pero contaban que era un solterón estrambótico a quien, entre otras cosas, le gustaba vestirse con una mortaja mortuoria y tenderse dentro del

Estampa mortuoria de fray Bernardinus, el capuchino del cuadro.

“El capuchino” (fray Bernardinus, Henricus De Stoop), cuadro al óleo que heredé de nuestro padre, hecho en 1850 por Henri Julien De Stoop.

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cajón entonando cantos fúnebres para asustar a su familia. También dicen que en una oportunidad en que dos vecinas charlaban ante su ventana, salió a la vereda, les ofreció unas sillas para que se sentaran y estuvieran más cómodas; evidentemente ellas se fueron corriendo, espantadas por su actitud. Los artistas: Henri Julien De Stoop (1827-64), hermano de nuestro tatarabuelo Louis Jean Charles De Stoop, había realizado estudios de bellas artes en la Academia de Amberes y obtuvo el primer premio en pintura en la Exposición de Roma. Murió prematuramente a los 37 años. Su nombre y su participación mortuoria figuran en Internet y se menciona la venta de uno de sus cuadros. Tengo en mi poder dos de ellos: “El capuchino”, hecho en 1850 (retrato al óleo de su primo Henricus De Stoop, Fray Bernardinus), “Tante Mathilde” (retrato al óleo de su hermana Mathilde Louise, que fue madre soltera), varias anotaciones y dibujos al lápiz (entre ellos el de Jean Baptiste Maurel, padrino de nuestra tía abuela Tatá). Otras obras quedaron también en manos de la familia, aunque no sé quien las tiene: un “Autorretrato” (que tenía Georgette De Wulf y probablemente pasó a alguno de los Vandermeersch), un dibujo al lápiz de su hermano Gustave Bernard (1818-59), también capuchino, que estaba en la casa de Maïe Prud’homme (quedó en poder de uno de sus hijos, los Vandermersch) y algunos dibujos que tenía la tía Regina (no sé si sus hijas los guardaron). René De Pauw (1887-1946), hijo de Emma De Stoop y Charles Louis De Pauw, sobrino de nuestra bisabuela Elisa De Stoop, fue otro artista de esta rama. Tuvo mayor renombre que su antepasado, entre sus obras está un gran mural que adorna la estación de trenes de Brujas. En la familia sólo se conserva un retrato al óleo de nuestra tía Regine Oeyen-Lankens en su juventud. No le gustaba hacer retratos, pero ante la insistencia de nuestra abuela Madeleine De Wulf, que era su prima, accedió a pintarlo en un estilo diferente a la demás obras. Su padre era escribano, fue síndico del colegio de escribanos, échevin de la comuna de Pitem, miembro y presidente de varias instituciones piadosas o caritativas de la Iglesia. Lo envió en su juventud a estudiar filosofía y letras a Lovaina (aunque quizás haya sido escribanía). Los que lo conocieron en esa época dicen que le gustaba más la farra que los libros y que estudiaba muy poco. Luego abandonó esta carrera y estudió pintura en la Academia de Artes de Brujas. Como muchos de los artistas de su tiempo, siempre fue bohemio y vividor, le dio muchos dolores de cabeza a su madre; especialmente cuando se juntó y vivió en concubinato con una de sus modelos, con la que tuvo una hija. Como la situación era pública, contraria a la mentalidad de sus parientes y escandalosa para la mayor parte de ellos, provocó el rechazo de toda la familia, que no conservó recuerdos de él, ni de su obra. Sólo he podido encontrar una carta escrita con letra caligráfica, cuando tenía casi 11 años, en la que felicita a nuestros bisabuelos León De Wulf y Elisa De Stoop con motivo de sus bodas de plata matrimoniales y unos versos acaramelados que escribió cuando tenía 16 años, con motivo de las bodas de plata de sus padres.

“Tante Mathilde” (Mathilde Louise De Stoop), cuadro al óleo hecho por su hermano Henri Julien; me lo regaló nuestra tía Régine Oeyen Lankens.

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Hay cuadros suyos en museos de Amberes, Brujas y Ostende. Su nombre y su biografía aparecen en Internet, junto a varias subastas de sus cuadros. Tatá guardó un recorte del diario La libre Belgique del 24 de enero de 1959, en el que se comenta una exposición retrospectiva de 18 cuadros suyos en Jette; en sus párrafos principales dice: Los flamencos lo proclaman como uno de sus grandes artistas contemporáneos. Es un poderoso y magnífico intérprete de la vida de los hombres de mar. Sus caricaturas crueles del tiempo de la ocupación alemana en 1914-18, aparecidas posteriormente en litografías, ya le valieron la estima de sus pares. Después, instalado en Bruselas, orientó su trabajo hacia la pintura propiamente dicha: interiores holandeses, interiores de iglesias, posteriormente naturalezas muertas. Era bueno, pero lejos aún de la fuerza plástica que daría tiempo después a sus pescadores. Los pintó en su vida familiar o en pleno trabajo a bordo de sus chalupas, en las que los acompañaba para captar en vivo la ruda y terrible batalla con los elementos. Fue en ese momento en que se convirtió realmente en un gran pintor, deformando un poco la imagen para ampliar la fuerza de su idea y golpear la imaginación. Pero sin los excesos obsesivos de ciertos expresionistas, que sólo vieron la “fórmula” plástica deformante olvidando demasiado la humana y gran realidad, ya suficientemente dramática en la simple pero grandiosa eficacia de semejantes espectáculos. René De Pauw, al pintar “Madre e hijo”, Volkstoneel (teatro popular) o los pescadores en sus horas de descanso en un despacho de bebidas, habló realmente el lenguaje de esos rudos hombres de mar, dándoles una “presencia” increíblemente verídica y magníficamente humana. Son los grandes y eternos temas donde el interés sensible puede traducirse en todos los idiomas y para todas las razas de la tierra. Cada uno reencuentra su hermano o su madre. El que sufre y el que ríe esperando el trabajo terrible del día siguiente, o aquella cuya mirada de amor nos acompaña a lo largo de los días. Hay en esto un lirismo que se aproxima al de un Permeke en sus mejores obras y que nos interesa a todos, cualquiera sea nuestro grado de sensibilidad. Su paleta es en definitiva muy reducida, pero está aprovechada al máximo. En un especie de claroscuro con un marrón dominante, con blancos quebrados y uno que otro toque de verde oscuro o de rojo envejecido, consigue gracias esta sobriedad dar una gran fuerza a su lenguaje expresivo, que vence cualquier debilidad anecdótica de la historia relatada. Porque aunque sea invisible, es en definitiva la historia del mar la que nos cuenta en esos rostros rudos que fueron labrados por el sol y el aire libre, como también a través de la gran fuerza tranquila de sus brazos y hombros enormes. Se siente correr la marejada y el viento del mar abierto. René De Pauw era un grande y bello artista.

APÉNDICE Para no sobreabundar en datos, sólo señalo los más destacados. A. ANTEPASADOS PATERNOS DE NUESTRA BISABUELA ELISA DE STOOP Décima generación: Franciscus De Stoop (ºOoigem + id. 14-2-1716), es el más antiguo que se pudo identificar, x Joanna Laridon (º id.). Tuvieron allí 9 hijos, Joannes Baptista, nuestro antepasado es el cuarto. Mencionemos además a: + Franciscus (1674 - 1739) x Maria Van Severen (+ 1711), tuvieron 4 hijos, xx Maria Catharina Dufour (+ 1755), con quien tuvo 7 hijos más. Entre los del primer

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matrimonio destacamos a: Antonius (1706 - 1767), que fue abad en Tronchiennes y Guilielmus (º1710 - 1762), sacerdote y canónigo en Zonnebeke. + Adrianus (1682 - 1736), auxiliar de escribanía en Hulste. + Antonius (1685 - 1744) x Maria Catharina De Jans (+ 1741). Tuvieron 8 hijos, destacamos a: Joannes Jacobus (º1727), abogado en Brujas, el 30-3-1782 se le otorgó el título nobiliario de “escudero” x Anna Theresia Ludgarda Willems (+ 1781) (hija del “señor y maestro” Cornelio, consejero en Brujas). Tuvieron 9 hijos, varios se casaron con nobles, así como sus descendientes. Novena generación: Joannes Baptista De Stoop (ºOoigem 13-1-1677) x Anzegem 27-111706 Petronilla Bouckaert (ºc. 1679 + id. 16-4-1754) (no conocemos los nombres de sus padres), fue sepultada en el cementerio. Tuvieron allí 10 hijos, Joannes, nuestro antepasado fue el quinto. Octava generación: Joannes De Stoop (ºAnzegem 9-10-1713 + Ledegem 13-2-1796), era fabricante de aceite en Anzegem y luego molinero en Ledegem, donde en 1774 y por unos años fue Alcalde, lo sepultaron en el cementerio de esa parroquia, x Lendelede 7-5-1740 Catharina Loncke (º id. 17-9-1712) (hija de Judocus y de Anna Bossuyt), aún vivía en 1805, tenía más de 93 años y residía en Brujas, no sabemos cuándo ni dónde murió. Tuvieron 8 hijos, Petrus Joseph, nuestro antepasado fue el cuarto. Señalemos también al menor: + Ludovicus Joseph (+1815) x Barbara Theresia Boutten (+ 1794), con quien tuvo 5 hijos; xx Isabella Constantia Verhaeghe (+ 1843), con quien tuvo otros 10 hijos. El menor, Henricus (1815 - 1875), nació tres meses antes de la muerte de su padre, entró en los capuchinos, hizo su profesión religiosa en 1835 recibiendo el nombre de Fray Bernardinus, en el convento de Ntra. Sra. de las Nieves, Brujas; su primo Henri Julien pintó su retrato, que tengo en mi poder. Séptima generación: Petrus Joseph De Stoop (ºLendelede 3-12-1747 + Brujas 25-11-1805), al casarse era granjero en Ledegem y sabía firmar, luego fue fabricante de aceite y comerciante en Brujas x Regina Bonduel (+ c. 1780) y tuvieron un hijo, xx Zonnebeke 24-4-1781 Isabella Theresia Constantia Bouckaert (ºYpres c. 1751 + Rumbeke 17-7-1825) (hija de Petrus Martinus y de Isabella Clara Platteau), al casarse era “trabajadora” y no sabía firmar. Tuvieron 5 hijos, Ludovicus Joseph nuestro antepasado fue el tercero del segundo matrimonio. Petrus Joannes, hijo del primero, fue fabricante de cerveza en Brujas y Gregorius Franciscus (º1792), el menor, era zapatero allí y sabía firmar. Sexta generación: Ludovicus Joseph De Stoop (ºBrujas 20-3-1784 + Rumbeke 12-3-1838), en 1805 era escribiente, en 1815 martillero en Brujas, luego fue comisario de policía y secretario comunal en Rumbeke, x Brujas 1º-2-1815 Josepha Coleta Wÿs (º id. 5-4-1790 + Rumbeke 28-7-1833) (hija de Joannes Carolus y de Maria Francisca Denys), viuda de Jacobus Leonardus Gerbo, con quien había tenido una hija y sabía firmar. En el segundo matrimonio, tuvieron 5 hijos: Louis Jean Charles, nuestro tatarabuelo era el mayor, además: 2. Gustave Bernard (1818 - 1859) fue fraile capuchino. 3. Mathilde Louise (1822 - 1890) soltera y tuvo un hijo: Jean Edouard Cyrille (1843 - 1853). 4. Henri Julien (1827 - 1864), soltero y pintor de cuadros. 5. Euphrasie. Quinta generación: Louis Jean Charles De Stoop (ºBrujas 17-3-1815 + Rumbeke 3-8-1850), nuestro tatarabuelo, nació 45 días después del casamiento de sus padres), fue escribiente en Brujas; a partir de 1838, continuó la tarea de su padre como secretario comunal y desde 1848 también como comisario de policía en Rumbeke, x id. 23-5-1844 Clementia Josepha Maurel (ºBrujas 19-7-1821 + id. 4-5-1882) (hija de Jean Baptiste y de Rosalia Joanna De Zutter,

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quien se negó a dar su consentimiento para el casamiento, ignoramos los motivos), sabía firmar, y al quedar viuda volvió a Brujas, donde vivía de sus rentas. Tuvieron 3 hijas en Rumbeke: 1. Emma Elise Clémence (c.1845 - c.1928) x Charles Louis De Pauw (1845 - 1905), era escribano. Tuvieron 2 hijos: Marie Anne (º ¿? + a los 5 años) y René De Pauw (1887 - 1946), fue un pintor de renombre y tuvo una hija natural con una de sus modelos, con la que convivía. 2. Elisa Sabine Louise (nuestra bisabuela, ver más adelante). 3. Mathilde Adolphine Sabine (1848 - 1863). B. ANTEPASADOS DE LAS ESPOSAS DE LOS DE STOOP Octava generación: Petrus Martinus Bouckaert (ºPassendale c. 1719 + Zonnebeke 12-5-1769) (hijo de Petrus y de Maria Francisca Soloniée), era carpintero, “murió en el Señor después de haber recibido sólo la extrema unción” y fue “colocado en tierra en la parte de atrás del nuevo coro de la iglesia”, x Maria Theresia De Graeve y xx Isabella Clara Platteau (ºZonnebeke 19-4-1727 + Passendale 1770). No sabemos si tuvo hijos de su primer matrimonio. En el segundo tuvieron al menos a Isabella Theresia Constantia (nuestra antepasada, ver más arriba). Séptima generación Joannes Carolus Wÿs (ºBrujas 23-5-1757 + id. 7-2-1804) (hijo de Matheus y Anna Maria de Smedt), era sastre como su padre y sabía firmar, x Brujas 5-4-1785 Maria Francisca Denys (º id. 7-3-1752 + Rumbeke 26-4-1827) (hija de Petrus [agricultor] y de Petronilla Strubbe), sabía firmar y al morir vivía de sus rentas. Tuvieron al menos 2 hijos en Brujas: Ludovicus (º c. 1786), destilador, que sabía firmar y vivía en Brujas; y Josepha Coleta (nuestra antepasada, ver más arriba).

Estampa mortuoria de Jean Baptiste Maurel, el padrino de Tatá (Bertha De Wulf).

Petrus Jacobus De Zutter (ºAalter 14-4-1749 + Brujas 26-3-1827) (hijo de Joannes y Joanna Schallens), sabía firmar, al morir vivía de sus rentas, x id. 11-1-1774 con su prima Catharina Theresia De Zutter (º id. 16-2-1755 + id. 14-1-1833) (hija de Joannes Franciscus y Catharina Leunis), al morir vivía de sus rentas. Tuvieron al menos 5 hijas en Brujas. Se da un hecho curioso: dos de ellas se casaron con antepasados nuestros, por lo cual lo son por partida doble. 1. Joanna Catharina (º1776). 2. Coleta Jacoba (º1777) (melliza). 3. Isabella Francisca (melliza) (nuestra antepasada, ver De Wulf). 4. Maria Joanna (º1780). 5. Rosalia Joanna (otra de nuestras antepasadas, ver más abajo). Pierre Jacques Maurel (ºFours, cantón de Barcellonnete, departamento de los Alpes Bajos, Francia, c. 1737 + id. 20-4-1817) (hijo de Louis y Rose Bellon), era granjero en la zona de Cordier, x Marie Léautaud (º id. c. 1750 + íd. 27-10-1795) (no conocemos el nombre de sus padres). Tuvieron allí al menos 3 hijos: Jean Baptiste (nuestro antepasado, ver más abajo); Jean François (º1789) y Pierre Louis (º1794).

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Jean Baptiste Maurel, retrato al lápiz hecho en 1861 por Henri Julien De Stoop. Lo heredé de nuestro padre.

Sexta generación: Jean Baptiste Maurel (ºFours, departamento de Basses Alpes, Francia, 23-4-1784 + Rumbeke 4-10-1843) fue agrimensor en Brujas, luego cobrador de impuestos directos en Leffinge y Rumbeke, x Brujas 28-5-1817 Rosalia Joanna De Zutter (ºBrujas 24-1-1783 + id. 13-12-1859), sabía firmar y al morir vivía de sus rentas. Tuvieron por lo menos 2 hijos: 1. Clementia Josepha (nuestra tatarabuela, ver más arriba). 2. Jean Baptiste (1823 - 1885), fue concejal y escribiente en Rumbeke, luego cobrador de impuestos en varios pueblos y ciudades, en 1873 lo era en Brujas; se quedó soltero. Fue padrino de bautismo de Bertha De Wulf, quien lo llamaba Peetje (padrinito). Se conserva el dibujo de su cara hecho al lápiz por Henri Julien De Stoop.

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15 LEON

Izquierda

Nuestro bisabuelo León De Wulf con la toga propia del Presidente del Tribunal de Faltas de Brujas, hacia 1890. Derecha

Nuestro bisabuelo León de Wulf, con el uniforme de “évechin” de Brujas, hacia 1910.

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NUESTROS BISABUELOS DE WULF Y ELISA DE STOOP

Léon Charles Henri De Wulf nació en Brujas el 10 de febrero de 1851, fue el hijo mayor del segundo matrimonio de su padre, que murió cuando él estaba próximo a cumplir 16 años. Su madre se hizo cargo de la empresa familiar, el Molino De Wulf, y lo fue preparando para poder dirigirlo junto a su hermano Edmond, casi tres años menor que él. Esto no impidió que al mismo tiempo él aprendiera a tocar el violín. Ninguno de los dos hizo estudios universitarios, sino que después de terminar el secundario comenzaron a trabajar. A Edmond le interesaba más la parte técnica y se preparó para estar todo el día controlando y dirigiendo las tareas de molienda. A León le gustaba más el contacto con la gente, las relaciones públicas, sociales y se ocupaba de la parte comercial, de los proveedores y clientes, etc. Se conectó con la Cámara del Comercio de Brujas, donde al cabo de un tiempo lo nombraron vicepresidente y luego presidente del Tribunal de Faltas. A partir de allí, se vinculó con el mundo de la política a través


del Partido Católico y logró que lo nombraran échevin de la ciudad (concejal con funciones ejecutivas), a cargo de la Secretaría de Obras Públicas. Brujas es una ciudad muy antigua, capital de la Provincia de Flandes Occidental, en el extremo NO del territorio belga cerca de la frontera con Francia, ubicada a unos 90 km de Bruselas, la capital del país. Su casco histórico fue declarado patrimonio de humanidad por la UNESCO en el año 2000. Aunque en gran parte reconstruido, es uno de los atractivos turísticos más grandes de Europa. En el año 2002 se la declaró Capital Europea de la Cultura, junto con Salamanca. Su nombre en castellano se presta a confusión y sugiere que estaba asociada a la brujería. Pero no es así. En flamenco se llama Brugge, que significa “puentes” y efectivamente está llena de ellos porque está surcada por innumerable canales, a tal punto que a menudo se la ha llamado “la Venecia del Norte”. Antiguamente estaba conectada de modo natural al Mar del Norte por medio de un canal navegable, pero hacia el año 1050 la sedimentación marina fue cerrando la salida. Por fortuna, en el año 1134 una importante tormenta abrió nuevamente el canal. Esto permitió un gran crecimiento económico de la ciudad, asociado a la industria textil y al comercio de lana. Se construyeron las murallas bajo el patrocinio de los Condes de Flandes. Entró en la Liga Hanseática, federación de comercio establecida entre ciudades de los Países Bajos, Alemania y Escandinavia; lo que le trajo mayores beneficios y así se convirtió en la Edad Media en una de las ciudades más ricas de Europa. A pesar de que era una ciudad autónoma, los Condes se instalaron en ella y creció su importancia política. A principios del siglo XIV, Francia anexó el territorio de Flandes, lo que dio origen a levantamientos y batallas, la más significativa es la llamada “de las espuelas de oro”, el 11 de julio de 1302. Ese día sigue siendo una de las fiestas nacionales belgas. En el siglo XV, Felipe III “el Bueno”, Duque de Borgoña, la eligió como uno de sus lugares de residencia, lo que le dio un gran crecimiento cultural, que se vio luego incrementado con la presencia en el exilio de los reyes Ricardo III y Eduardo IV de Inglaterra. Pero en el siglo XVI los sedimentos cerraron de nuevo el canal de acceso al mar, por lo cual el poder económico de la ciudad sufrió un sensible revés y con ello su importancia política y cultural, lo que la llevó a quedar detenida en el tiempo. Si bien esto le significó un grave perjuicio, al mismo tiempo la libró de ser escenario de batallas y le permitió conservarse en buen estado a lo largo de los siglos siguientes. A comienzos del siglo XX la ciudad, que ya tenía unos 50.000 habitantes (hoy tiene 117.000), decidió recuperar su salida al mar para lograr un mayor desarrollo comercial. En 1901 incorporaron al municipio la zona costera, donde en 1907 construyeron el puerto de Zeebrugge, que significa: “Brujas al mar”. Nuestro bisabuelo, que estaba consustanciado con este proyecto, como “échevin” a cargo de las Obras Públicas construyó un canal de 13 km de extensión, para unir la ciudad con el puerto. Por esto, le otorgaron las condecoraciones de la Orden de la Corona y del Rey

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Leopoldo, ambas en el grado de comendador, luego le otorgaron también otras: oficial de la orden de Leopoldo II, Cruz cívica 1914-18 de 1ª clase del Rey Alberto, medalla conmemorativa del centenario y cruz Pro-Ecclesia et Pontífice. Actualmente el puerto de Zeebrugge es el tercero en importancia del país (después de Amberes y Ostende), de allí sale un ferry que va a Inglaterra y se despachan anualmente 40 millones de toneladas de mercancías. Está conectado con el país y Europa por autopistas y el ferrocarril. El canal nunca tuvo la importancia comercial y el movimiento naviero que habían soñado, aunque por él circulan barcazas que llevan contenedores.

Casa construída hacia 1905 como si fuera medieval por nuestro bisabuelo León De Wulf junto al Minnewater (Lac d’amour = Lago de amor), en Brujas. Parecía un castillo y mantenía el estilo del centro histórico de la ciudad, por lo que la gente creía que era muy antigua. En verano, sus hijos, hijas y nietos andaban en bote por el lago.

Por otra parte, la empresa familiar fue creciendo en importancia, especialmente después de construir la nueva planta en las afueras de la ciudad, como veremos al hablar de Edmond. Esto hizo que ambos hermanos tuvieran una posición económica holgada. Al mismo tiempo, al lograr nuestro bisabuelo cargos relevantes en la Cámara de Comercio y en el gobierno de la ciudad de Brujas, se elevó su condición social y se incorporó a la clase dirigente o alta burguesía. El ideal de progreso social y económico soñado por su padre, se hizo realidad en él, en un grado superior al imaginado. Como un signo de este crecimiento, aunque era bilingüe, eligió educar a su familia en francés como primer idioma, ya que el flamenco era hablado principalmente por el pueblo sencillo. Además, construyó una casa importante, en el estilo neogótico imperante en la ciudad, cerca de la fábrica construida por su padre, en Minnewater N° 4. Esto le permitía con mayor facilidad mantenerse en contacto con el Molino y con su hermano Edmond. Mientras se ocupaba de política y sus funciones públicas le llevaban gran parte de su tiempo, la empresa familiar estuvo casi enteramente en manos de Edmond. Él sólo iba cuando podía, para resolver asuntos pendientes o fijar pautas generales de tipo comercial. Cuando la fábrica tuvo que ser trasladada, la casa siguió siendo no sólo el lugar de encuentro familiar, sino también la sede de las reuniones anuales de los accionistas. La fecha elegida era siempre el martes después de Pascua para aprobar la memoria, el balance y elegir las autoridades de la sociedad. Hoy en día esa casa ya no pertenece a la familia De Wulf, sino que fue vendida y transformada en restaurante, que varios de mis hermanos visitaron. Cuando sus hijos fueron creciendo, designó a León, uno de los menores, para que se encargara de la empresa. Luego, ante la muerte de este hijo y de su hermano Maurice, abandonó la función pública, volvió a ocuparse del Molino y con el acuerdo de Edmond, resolvieron transformar la empresa en una sociedad anónima, dándoles acciones a todos los hijos. Eligieron y capacitaron a Joseph para que ocupara el lugar del hermano difunto y a Julia para que se encargara de la administración contable. Se había casado a los 22 años en Brujas el 22 de abril de 1873 con Elisa Sabine Louise De Stoop, que tenía cuatro años y medio más que él, pues había nacido en Rumbeke el 4 de octubre de 1846. Eran primos segundos entre sí, ya que sus abuelas Isabella Francisca y Rosalía

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Nuestra bisabuela Elisa De Stoop – De Wulf, hacia 1890.

Joanna De Zutter eran hermanas. Tuvieron 10 hijos en 12 años de matrimonio, de los que hablaremos más adelante. Como hemos visto, los antepasados de ambos no tenían una posición social y económica similar a la que ellos habían obtenido. Sólo por mencionar algunas cosas, recordemos que el padre de nuestro bisabuelo había sido panadero, la abuela materna conserje del edificio municipal, el padre de ella (que había nacido 45 días después del casamiento de sus padres) había sido empleado municipal y sus bisabuelos granjeros. Sin embargo, educaron a sus hijos como si siempre hubieran pertenecido a la clase dirigente, es decir, a la “alta burguesía”. Lo que implicaba un claro menosprecio a los sectores de menor nivel, por sentirse superiores a ellos y tener la convicción de que sólo podían tratarse

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Nuestra bisabuela Elisa De Stoop – De Wulf con su nieto “petit” León, en 1919.

con aquellos que pertenecían al mismo grupo. Como un signo de distinción, ni los esposos, ni los hijos, ni los hermanos se tuteaban entre sí, sino que se trataban de “usted” (al traducir sus cartas, omití esto, ya que hoy en día suena como algo absurdo y artificial). Una de las consecuencias fue que tres de las hijas permanecieron solteras toda su vida, porque no encontraron candidatos acordes con sus exigencias. Las otras dos se casaron, entre ellas nuestra abuela, a quien, como veremos, esta mentalidad le trajo problemas en su matrimonio porque creía ser de nivel superior a su marido. Salvo León que se formó en el Molino como industrial, a sus hijos varones los impulsaron para que hicieran estudios universitarios y adquirieran puestos acordes a su condición. Completaron estos estudios, se recibieron y se casaron, pero los dos menores murieron poco después. Ambos esposos era católicos practicantes, obviamente con las características que tenía la práctica religiosa en esa época, que consistía en cumplir los preceptos de la Iglesia: ir a misa los domingos, cumplir con el ayuno y la abstinencia en los días prescritos, confesar y comulgar una vez al año, etc. Hoy en día lo vemos como algo muy formal en la

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vida de fe, pero en esa época era lo normal. Las mujeres añadían además numerosas prácticas devocionales y piadosas. Los que tenían posibilidades económicas, debían además sostener obras de caridad o eclesiales. Nuestro bisabuelo era “protector” y colaboraba con la iglesia del Béguinage, una antigua orden religiosa femenina belga. Además era presidente de la Asociación de Exalumnos del Instituto San Francisco Javier. Como veremos, alguno de sus hijos se rebeló contra este estilo de catolicismo, pero otros lo asumieron con convicción. Nuestra bisabuela murió de cáncer a los 73 años, en Brujas el 1° de junio de 1920, con más de 47 años de vida matrimonial. La tristeza y el dolor que sufrió el año anterior por la muerte de sus dos hijos menores, Maurice y León, se relacionan con su muerte. Si no causaron el tumor, sin duda, deben haber potenciado su virulencia. Nuestro bisabuelo vivió varios años más y llegó a conocer al mayor de sus bisnietos, algo extraordinario en esa época, pero sufrió problemas cardíacos y circulatorios durante algún tiempo. Nuestro padre lo recordaba en sus últimos años como un anciano que caminaba con mucha dificultad sólo unos pasos de la cama al sillón, porque se quedaba sin aliento debido a una angina de pecho.

Foto de la familia De Wulf, hacia 1902. De pie: Charles Henri De Wulf, Edgard Muylle, nuestro bisabuelo León De Wulf, Marie Muylle, Edmond De Wulf, Fréderic De Wulf, Louisa De Wulf, Honoré De Wulf, Bertha De Wulf y Louis De Pauw. Sentados: Jeanne De Wulf, Louisa Deleplancke - De Wulf, Leonie Eeckman – De Wulf, nuestra bisabuela Elisa De Stoop – De Wulf, Mathilde De Wulf – Muylle y Emma De Stoop – De Pauw.

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Pero aún intervenía en el manejo económico de la sociedad familiar, conservando su plena lucidez hasta el fin. Es así que su yerno, Alexandre Prud’homme, le escribía el 21-10-1931, siete meses antes de su muerte: Querido papá: Joseph acaba de hacernos llegar los cheques para Jeanne y Louisa. Le agradecemos de todo corazón por esta generosidad propia de reyes y deseamos que, bajo la gestión diligente de Joseph, la sociedad vaya de progreso en progreso. Que tenga buena salud, querido papá, y hasta pronto. Mientras tanto lo abrazamos afectuosamente, así como a Bertha y Julia. Alexandre Murió en su casa el 22 de junio de 1932. Pocos días más tarde publicaban esta nota necrológica en un diario en francés (quizás La libre Belgique, pero no es seguro), en la que se describen interesantes características de su personalidad:

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Partticipación mortuoria de nuestro bisabuelo. Se enviaba a familiares y conocidos para que acudieran al responso y al entierro, que se hacían varios días después de su muerte. Son muy útiles para los genealogistas por la cantidad de datos que contienen y los nombres de los hijos, nietos, bisnietos y parientes cercanos. En este caso figuran nuestros abuelos y tíos, así como nuestro padre.

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El lunes pasado, con la concurrencia de mucha gente, fue celebrado en la Iglesia de Notre Dame [Nuestra Señora] el funeral del Sr. León De Wulf, antiguo “échevin”, antiguo presidente del Tribunal de Comercio y presidente honorario de los exalumnos javerianos. Con el Sr. León de Wulf desaparece una personalidad característica de Brujas. Mezclado desde joven en el mundo de los negocios, estando él mismo al frente de una importante industria, se ocupó desde el principio en el asunto del puerto marítimo y cuando las circunstancias lo llevaron a formar parte del Concejo Comunal y luego del Colegio de los Secretarios Ejecutivos [Échevins], puso todo su entusiasmo en trabajar con todas sus fuerzas para el desarrollo y prosperidad del comercio y de la industria locales. El Sr. De Wulf era leal, jovial y generoso por naturaleza y contaba con muchos amigos, de tal modo que fue en todos los ambientes un hombre popular y simpático. En los momentos críticos, como por ejemplo durante la guerra, contagiaba a los demás su optimismo, de modo que pudieran acomodarse a las circunstancias. Hombre con sentido común y realista, tenía la capacidad de dar su opinión y aún a veces sus consejos severos, de manera moderada o cubriéndolos con expresiones pintorescas y sabrosas que desarmaban el mal humor. Tanto en la ciudad, como en el Tribunal de Comercio y en los otros lugares en que lo llevaron sus funciones, lo consideraron como un excelente colega. Muchos lamentaron cuando se retiró de la función pública, hace unos doce años. El Sr. De Wulf vivió sus últimos años en un tranquilo retiro en el Minnewater, rodeado del cariño de sus hijos, esperando la muerte con la serenidad del cristiano que cumplió bien su deber hacia Dios y hacia los hombres. Murió serenamente a los 81 años. El venerable difunto era comendador de la Orden de Leopold, oficial de la Orden de Leopold II, etc.


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16 LOS

HERMANOS DE NUESTRO BISABUELO - L EON DE W ULF

En su segundo matrimonio, con Henriette Marie Caroline Veys, Eugene Felix De Wulf tuvo cuatro hijos. El mayor era nuestro bisabuelo, los otros fueron:

En la papelería de la empresa familiar incluyeron en el membrete la foto del nuevo edificio del molino harinero.

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1. Edmond, le seguía. Nació en Brujas el 22 de diciembre de 1853 y murió allí a los 71 años, el 17 de junio de 1925. Se casó con Louise Deleplancke, que había nacido en Gante el 23 de julio de 1861 y murió en Brujas el 21 de febrero de 1929. No tuvieron hijos. Su madre lo preparó junto con nuestro bisabuelo para que dirigieran la empresa familiar fundada por su padre, que a lo largo de las generaciones llamaron Le moulin (El molino). Edmond le dedicó su vida. Aunque no hizo estudios universitarios, era el que se encargaba específicamente de toda la parte técnica y cuando nuestro bisabuelo comenzó a dedicarse a la política, asumió también lo comercial. En 1913 el gobierno comunal, con un plan destinado a embellecer la ciudad, los obligó a tirar abajo el edificio industrial ubicado en el Minnewater y levantar uno nuevo alejado de la zona histórica. Lo edificaron en la esquina de Kolenkaai y N. Gombertstraat (Muelle del carbón y la calle N. Gombert), en el Barrio Stuben, en ese entonces poco poblado. Fue además la ocasión para construir un moderno complejo industrial de cinco pisos, que lograron inaugurar y poner en pleno funcionamiento ese año, unos meses antes de que lo hiciera su vecino e inmediato competidor, los Nieuwe Molens (Nuevos Molinos). El trigo llegaba en contenedores, transportados en carros tirados por caballos. Luego lograron que el ferrocarril construyera un ramal hasta la fábrica. El primer paso era aspirarlo con mangas que lo llevaban al lugar donde lo limpiaban, lavándolo y secándolo. Luego era molido y pasaba por tamices que separaban la harina del resto. Esto último se usaba como alimento para el ganado y la harina era embolsada.


En 1920 transformaron la empresa familiar en sociedad anónima Bloemmolens De Wulf SA (Molinos de harina de trigo De Wulf SA), con un capital inicial de 850.000 francos belgas, divididos en 1.700 acciones, distribuidas en la familia. La producción se medía por la cantidad de bolsas de 100 kilos elaborados, que llegó a ser de 550 diarias. Por ese entonces, los hijos de nuestro bisabuelo habían comenzado a incorporarse a la sociedad, de modo que él y su hermano se fueron retirando progresivamente. Como Edmond y su mujer no tuvieron hijos, después de sus muertes las acciones que poseían pasaron a los sobrinos. 2. Fréderic era el tercero. Nació en Brujas el 18 de noviembre de 1854, era médico y murió allí a los 76 años el 23 de febrero de 1931. Se casó en 1883 a los 29 años con Marie Veys, nacida en Vlamertinge el 22 de junio de 1856 y que murió el 18 de febrero de 1899 en Langemark, donde vivían; tuvieron cuatro hijas (ver el Apéndice). En 1902 a los 47 años se casó por segunda vez, con Christine Vens, nacida en Bruselas y que murió en Brujas en febrero de 1931, casi al mismo tiempo que él, con quien no tuvo hijos. La segunda de sus hijas, Germaine, murió cuando tenía nueve meses. Al ver que tenía difteria, enfermedad para la que no existía vacuna ni tratamiento, sacó de la casa a toda la familia para que no se contagiaran y quedó solo con ella hasta su muerte. No poder salvar la vida de su hija lo afectó muy profundamente. Las demás hijas se casaron, la mayor y la menor tuvieron varios hijos con numerosa descendencia, la otra no. Entre ellos hay muchos profesionales, signo de que pertenecían a la clase media acomodada; también un sacerdote y alguna religiosa, reflejo de la fe de estas familias. Entre los de la mayor encontramos a Albert y Antoine Vincke, que vivían en Brujas y eran amigos de los hermanos de nuestra madre, aunque no existía ningún parentesco entre ellos. Por motivos de trabajo o por casarse con extranjeros, algunos se establecieron o vivieron por un tiempo en otros países, incluso a veces tan lejanos como Bangladesh y Martinica. Pero el caso más llamativo es el de Anne F. De Wulf, nacida en Bélgica en 1957, que se enamoró de Jaime Bejarano, un estudiante boliviano cinco años menor que ella; se casó con él y fueron a vivir a Cochabamba (Bolivia), donde tuvieron al menos dos hijos. La hija menor, Yvonne, se casó con Emile De Wulf, nieto de uno de los medio hermanos de su padre. Fue un casamiento entre parientes de diferentes generaciones, que hizo que el apellido se perpetuara. Nuestra tía abuela, Tatá, la apreciaba mucho, se escribían cada tanto y a menudo hablaba de uno de sus hijos, Jean, que era sacerdote. Cuando estuve en Bélgica en 1986 tomé contacto con él y su hermana Annie. Estuve en casa de ella y salimos a comer, eran personas muy agradables, que me brindaron numerosos datos.

Estampa morturia de Germaine De Wulf, que murió a los 9 meses de edad.

3. Mathilde Louise Marie era la menor. Nació en Brujas el 17 de octubre de 1858 y murió allí a los 67 años de edad, el 11 de marzo de 1926. Se casó a los 25 años, el 10 de octubre de 1883, con Edgard Muylle, nacido en Roeselare el 1º de diciembre de 1857 y que vivió hasta los 83,

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muriendo 15 años después de ella, en Brujas el 6 de julio de 1941. Tuvieron 13 hijos. A pesar de mis intentos no pude tomar contacto personal con ninguno de sus descendientes, aunque alguno me respondió por correo. Reconstruí esta rama a partir de las participaciones y estampas que Tatá y nuestra madre habían conservado; su maravillosa memoria, con el aporte de algunos más que agregaron elementos, me ayudaron pero los datos son incompletos. Sin embargo, hay cosas que merecen destacarse. Su esposo, Edgard Muylle, era una persona profundamente creyente, miembro del Consejo de Asuntos Económicos y de todas las asociaciones piadosas de su parroquia, de las que también participaba ella.

Mathilde De Wulf, hacia 1875.

Quizás por esto, en su familia hay más vocaciones sacerdotales y religiosas que en otras ramas. Entre sus hijos, Jean era sacerdote y murió siendo párroco de San José en Ostende, Maria y Elizabeth (que murió de tuberculosis a los 23 años) fueron religiosas dedicadas a la educación. En la generación siguiente, encontramos otro sacerdote, Guy. Seis de sus hijos se casaron, cinco tuvieron abundante descendencia. Pero cuatro de las hijas permanecieron solteras: Anna, Paula, Agnes y Thérése. Sin duda varios factores se unieron para que esto ocurriera. Por una parte, al ascender en la escala social, exigían que los candidatos tuvieran una situación igual o superior a la de ellos; por otro lado, el romanticismo propio de la época hacía que las chicas soñaran con un “príncipe azul” imposible de conseguir. Además, se consideraba normal que alguna de las hijas quedara soltera para cuidar a los padres en su vejez. El nivel socioeconómico de sus hijos fue similar al de los descendientes de las otras ramas. Encontramos entre ellos numerosos profesionales (en especial, varios escribanos). Fuera del caso de Joseph, que estuvo unos años en el Congo Belga (hoy República Democrática del Congo), ignoro si en las generaciones siguientes algún descendiente emigró a otros países. Las guerras afectaron profundamente a esta familia, que demostró un gran patriotismo. Jean era sacerdote, doctor en filosofía tomista y durante la Primera Guerra Mundial fue preso político, pues los alemanes lo encarcelaron por “su inquebrantable fidelidad al Rey y a la Patria”. Después le dieron una condecoración, la Cruz Cívica de 1ª clase. Merece destacarse el caso de la hija mayor, Maria que fue religiosa de las Dames de St. André, con el nombre de Marie de Loyola. Era directora y profesora del colegio en Brujas al que fue nuestra madre, que la apreciaba mucho, se escribían de vez en cuando y cuando viajó a Bélgica en 1958, estuvo con ella pocos meses antes de que se muriera. Christian también la conoció. Durante la Primera Guerra Mundial había instalado en el altillo del Colegio un emisor de radio clandestino, con el cual periódicamente avisaba a las tropas aliadas los movimientos del frente alemán. Hizo esto bastante tiempo pero la descubrieron hacia el final de los combates. Fue deportada a Siegburg (Alemania), pueblo donde vive nuestro hermano Christian. La alojaron en una prisión

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Mathilde De Wulf – Muylle con sus dos hijas mayores: Marie y Anna, hacia 1892.

que aún existe, pero transformada en reformatorio juvenil. Cuentan que observó buena conducta en la cárcel y como sabía tocar el piano, le dejaban utilizar el armonio de la Capilla cuando había misa. Todo anduvo bien hasta que el 21 de julio, fiesta nacional belga, tocó como canto de entrada el himno, La Brabançonne. Desde ese día, ya no pudo usar ese instrumento. Tres hijos participaron en la Primera Guerra Mundial, dos de ellos (Joseph y Pierre) volvieron luego a su casa. Pero el otro (Edgard), murió en el frente de combate, en Dixmuide. Estaba sentado sobre un

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Izquierda

Estampa mortuoria de Edgard Muylle. Derecha

Estampa mortuoria del padre Jean Muylle, preso político de los alemanes en la Primera Guerra Mundial.

cajón de municiones mientras manejaba una ametralladora. El disparo de un cañón enemigo impactó en el improvisado asiento, que estalló matándolo en el acto30. Pero en especial merece destacarse el caso de otro de sus hijos, Joseph, que nació en Brujas el 22 de julio de 1886, fue abogado y su primer destino fue el Congo Belga. Allí lo sorprendió la Primera Guerra Mundial y se enroló en las tropas coloniales de África del Este. En 1917 volvió a Bélgica para reemplazar a su hermano, que había muerto en el frente. Terminado el conflicto, retomó su profesión de abogado en Brujas. Al estallar la Segunda Guerra Mundial lo enrolaron nuevamente como capitán-comandante de reserva. El 25 de mayo de 1940 los alemanes lo tomaron prisionero, pero pudo fugarse el 1º de junio, en la víspera de su trasladado a Leipzig. Volvió a su actividad como abogado, pero colaboraba con grupos de la resistencia. El 14 de octubre de 1942 fue arrestado por la Gestapo y estuvo 13 meses como “detenido-desaparecido” en la cárcel de Lieja, sin que nadie supiera de él. El 28 de noviembre de 1943 fue transferido a un campo de concentración en Vught (Holanda), luego el 5 de septiembre 30 Toda la Primera Guerra Mundial está muy bien descrita en: Lyr, René, Nos héros morts pour la patrie [Nuestros héroes, que murieron por la patria], ed. Van der Elst, Bruselas, 1920. En la 2ª parte tiene la lista de los caídos con sus fotos, Edgard Muylle, del 4º Regimiento de Infantería, figura en la pág. 21.

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de 1944 trasladado al de Saxenhausen-Oranienburg (Berlín, Alemania) y por fin el 8 de febrero de 1945 al de Mauthausen (Austria), uno de los peores, donde murió el 19 de marzo de 1945, ¡49 días antes de la rendición incondiconal del Alto Mando Alemán y que la guerra terminara en Europa! Tanto en vida, como después de su muerte, le otorgaron muchas condecoraciones y medallas. Poco antes de su último traslado, el 5 de febrero de 1945, logró enviar una carta a su mujer, Marie Antoinette Schramme (Nette). Trascribieron algunos párrafos en su estampa mortuoria, con un añadido final: “Después de Vught, pasé cinco meses en SaxenhausenOranienburg. Jean obtuvo para mí un trabajo liviano en sus servicios. Jacques, que es enfermero, me cuidó con cariño, te encomiendo a ambos. Mañana o pasado seré trasladado. En esta época del año los traslados son duros, tanto más porque el corazón ya no está sólidamente enganchado. Se habla de las montañas de Artzberg, cerca de la frontera suiza. Me entrego a la Providencia. Que se cumpla la santa voluntad de Dios. Dirás a mis amigos y camaradas de guerra que estoy feliz porque el sacrificio no ha sido en vano, ya que Bélgica es libre.” [La mayor parte había sido liberada cuatro meses antes].

Izquierda

Edgard Muylle, murió en el frente de combate durante la Primera Guerra Mundial Derecha

Estampa mortuoria de Joseph Muylle. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo preso dos años y medio en campos de concentración alemanes. Murió en el de Mauthausen 49 días antes del fin de la guerra en Europa

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“Pedirás al buen Dios que perdone mis faltas, tal como se lo pido todos los días. Tuve la alegría de confesarme y me atrevo a esperar que, en su infinita misericordia, Dios me dé un lugar entre sus elegidos. No pasó ningún día en que no haya rezado por vos. Te pido perdón por las penas que te hice sufrir y te agradezco de todo corazón las alegrías que me diste. Hubiera querido ardientemente decírtelo de viva voz, hubiera querido tanto vivir cerca tuyo, amándote algunos años más, pero ‘que se haga la santa voluntad de Dios’. Adiós, mi pequeña Nette muy querida. Nunca te amé tanto como ahora. Que Dios te cuide, te bendiga y nos dé la felicidad de volvernos a encontrar allá arriba, en el cielo.” Y dejando en Oranienburg a Jean y Jacques, sus grandes amigos, partió hacia Mauthausen (Austria), cuyo sobrenombre era ‘el campo de la noche y la niebla’, donde murió una tarde, teniendo a su lado a un antiguo criminal reincidente, un Buen Ladrón que se había encariñado de él en el campo de Vught (Holanda) y que lo vio morir. En vano buscó un recuerdo para traer. Todo había sido llevado por los verdugos, hasta sus trapos de presidiario, antes de que su cuerpo se pusiera rígido. Después de una larga subida al Calvario, el sacrificio se había consumado y su cuerpo, incinerado, hizo subir al cielo el incienso del holocausto.

APÉNDICE A. DESCENDIENTES DE FRÉDERIC DE WULF Y MARIE VEYS Estampa mortuoria de Fréderic De Wulf.

Tuvieron cuatro hijas en Langemark: 1. Marthe (º 24-4-1884 + Brujas 6-10-1957) x 11-5-1911 Daniel Tyberghein (ºYpres 8-5-1885 + Brujas 30-5-1957). Tuvieron 8 hijos: I. Marie Thérése (ºYpres 1912 + Brujas 1979) x 1938 Albert Vincke (ºid. 1911). Tuvieron 4 hijas: a. Bernadette (ºBrujas 1939) x Michel Parmentier, licenciado en economía. Tuvieron 4 hijos, el segundo se llama Dimitri. b. Anne (ºBrujas 1940) x Laurent Clarisse (ºIsegem). Tuvieron 4 hijos. c. Brigitte (ºBrujas 1942) x Marc Van Eslande (ºGante). Tuvieron 3 hijos. d. Marie Claire (ºBrujas 1945) x Philippe De Haene. Tuvieron 3 hijos. II. Cecile (ºYpres 1913) x Albert Jacques (ºBertrix + 1971) [él tenía una hija de un matrimonio anterior: Anne] y tuvieron 2 hijas: Suzanne y Bernadette. III. Elizabeth (ºParis Plage [F], 1915) x 1954 Abel Speileux [él ya tenía 4 hijos: Thérése, Monique, Maurice y Philippe] y tuvieron una hija: Martine, que se casó y tuvo 3 hijos. IV. Genevieve (ºBernay Poitier 1918) x 1941 Antoine Vincke (ºBrujas) y tuvieron 4 hijos:

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a. Monique (ºBrujas 1942) x Georges Michel y tuvieron 2 hijos, la mayor es Valerie. b. Christian (ºBrujas 1944) x Christianne… (ºBertrix), tuvieron 2 hijos, el mayor es Xavier. c. Paul (ºBrujas 1945) x Georgette… d. Pierre (ºAlost 1950) x Pierrette... V. Marthe (ºBrujas 1920 + Tournai 1974) x 1943 Gerard Moulaert (ºBrujas 1918 + Lovaina 1963), médico, tuvieron 5 hijos: a. Genevieve (º1945) x Edouard Torfs (º 1945 + Moulenbel St. Jean 1972) y tuvieron 2 hijos: Emmanuel y Sabine. b. Philippe (+ Martinica 1971) x Thérése Ducarme. c. Françoise x Michel Staud y tuvieron un hijo: Vincent. d. Michel x Catharine... e. Vincent x Catherine Leclercq y tuvieron 2 hijos: el mayor es Jean Charles. VI. Suzanne (ºBrujas 1922), religiosa en las Damas de San Andrés, con el nombre de Marie Françoise. VII. Alfred (ºBrujas 1924), ingeniero, x 1952 Ghislaine Amand y tuvieron 5 hijos: Jean [x Jacqueline… y tuvieron 4 hijos, el mayor es Jean Sebastien], Philippe [x Frederique D’Allemagne y tuvieron 4 hijos], Benoit, Isabelle y Joelle. VIII.Jean (ºBrujas), médico, x Elizabeth Billiet y tuvieron 3 hijos: Katheen, Emmanuel y Sylvie Anne [que se casó y tiene un hijo]. 2. Germaine (º00-1-1888 + Langemark 27-10-1888). 3. Mariette (º17-6-1890 + Uccle 19-3-1964) x 11-9-1919 Joseph Vandermersch (ºBrujas 13-5-1890 + Uccle 27-1-1965), era el hermano mayor de Marie Louise y Michel (de los que hablaremos más adelante), fue juez y luego presidente de la Cámara de Casación. No tuvieron hijos. 4. Yvonne (º26-8-1893 + Woluwé St. Pierre 3-9-1970) x 10-9-1921 con su primo Emile De Wulf (ºBrujas 26-9-1894 + Erps Kerps 12-4-1980) [hijo de Charles y Leonie Eeckman], ingeniero y Director de Vialidad Provincial. Tuvieron 6 hijos: I. Annie (ºCourtrai 1923) permaneció soltera. Estuve con ella y su hermano sacerdote, que me brindaron muchos datos. II. Charles (ºCourtrai 1924), ingeniero, x 1949 Marie Anne Heymans (ºAnderlech 1930). Tuvieron 6 hijos: a. Jean Pierre (ºSchaabeek 1950) x Catherine Wittouk. Tuvieron 4 hijos: Agnes, Sabine, Arrianne y Benjamin. b. Philippe (ºDilbek 1951) x Bernadette Simon. Tuvieron 3 hijos: Axel, Stephan y Benoit. c. Michel (ºAnderlech 1953) x Michele Mouraux. Tuvieron 2 hijos: Mathieu y Virginie. d. Ettiene (ºAnderlech 1955) x Marie Noelle Arets (ºLieja). Tuvieron un hijo: Emile. e. Myriam (ºAnderlech 1956) x Robert Devillet (ºHaby). Tuvieron 2 hijas: Fabienne y Lucille. f. Anne Thérése (º1958) x Charles Verwaest. III. Paul (ºCourtrai 1926), ingeniero, x 1954 Anne Gilbert (ºBrenaire L’Alleud 1929). Tuvieron 5 hijos: a. Catherine (ºBrujas 1955) x Stephen Laming (ºZurich [Suiza]

Estampa mortuoria de Mathilde De Wulf.

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1956). Tuvieron 2 hijas: Mary (ºLieja) y Charlotte (ºDacca [Bangladesh]). b. Anne F. (ºOttignies 1957) x Jaime Bejarano (ºÁnimas [Bolivia] 1962). Tuvieron 2 hijos en Cochabamba [Bolivia]: Paulina y otro. c. Jean Louis (ºOttignies 1958) x Claire Pivont (ºCharlesroi 1959). Tuvieron una hija: Julie. d. Vincent (ºOttignies 1961). e. Charles (ºOttignies 1964). IV. Thérése (ºCourtrai 1927), médica, x 1959 Jean Jacques Mennig (ºSchaarbeek 1928), ingeniero y doctor en ciencias geológicas. Tuvieron 5 hijos: François (ºBrujas), Damien (ºUccle), Javier (ºGranada [España]), Dennis (ºMadrid) y Lorenzo (ºMadrid). V. Jacqueline (ºBrujas 1930) x 1959 Albert Bataille (ºQuievrain 1927 + Lovaina 1976), ingeniero químico para industrias agrícolas. Tuvieron 2 hijos: Catherine y Gautier. VI. Jean (ºBrujas 1932), sacerdote, ordenado en 1957, fue canónigo y Vicario Episcopal de la Administración de la Arquidiócesis de Malinas-Bruselas. Estuve con él y su hermana Annie, me brindaron mucha información.

B. DESCENDIENTES DE MATHILDE DE WULF Y EDGARD MUYLLE Tuvieron trece hijos en Brujas (en algunos casos el orden no es seguro): 1. Marie (º23-8-1884 + Brujas 21-3-1959), religiosa de las Dames de St. André, con el nombre de Marie de Loyola. Estampa mortuoria de María Muylle, que fue religiosa con el nombre de Marie de Loyola. Fue profesora y directora del colegio al que fue nuestra madre, quien la quería mucho.

2. Joseph (º22-7-1886 + Mauthausen [Austria] 19-3-1945), abogado y oficial de reserva, fue tomado prisionero por los alemanes, nuevamente detenido en 1942, estuvo dos años y medio en campos de concentración y allí murió, x Marie Antoinette Schramme (+ post. 1956), no tuvieron hijos. 3. Anna (+ ant. 1956), soltera. 4. Paula (+ post. 1956), soltera. 5. Jean (º5-10-1890 + Ostende 22-12-1954), sacerdote, prisionero en la Primera Guerra Mundial, párroco allí. 6. Henriette (+ ant. 1948) x Héctor Coppin (+ post. 1956). Tuvieron 6 hijos: I. Marie Elizabeth x Douglas Edmonds y tuvieron 2 hijos. II. Thérése x Henri Van Windekens y tuvieron 2 hijos. III. Roland, se casó dos veces, en la primera tuvo 2 hijos. IV. Monique (+ Erps Kwerps 1986) x Albert Symons y tuvieron 2 hijos. V. Thierry, se casó. VI. Jean.

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7. Godelieve (+ post. 1956) x Daniel Martens (ºGante), escribano, tuvieron 7 hijos en Gante: I. Genevieve (ºc. 1923) x Joseph Verstraete, medico, tuvieron 5 hijos: Danielle (x Stephane De Hepere y tuvieron 3 hijos: Marie, Bernard y Laurent), Benedict (x Thérese Debouche y tuvieron 2 hijos: Maude y Antoine), Dominique (x William Van Cutsem y tuvieron 1 hija: Joelle), Olivier (x Françoise Boom y tuvieron 3 hijos: Renaud, Pierre y Jean Benoit) y Alexis. II. Thérése (+ Gante), soltera. III Jacqueline x Jean Cnops, ingeniero y tuvieron un hijo: Jean Daniel. IV. Françoise x Edgard Van Hove, escribano y tuvieron 4 hijos: Baudouin, Eric (x Lut Van Holme y tuvieron 2 hijos: Simon y Barbara), Renaud (x Helene Coene y tuvieron una hija: Lucie) y Pierre. V. Laurette x Vincent Gaeremijnck y tuvieron 3 hijos: Alain (x y tuvo 2 hijos: Mathieu y Magalí), Thierry (x Françoise Lanoo y tuvieron 3 hijas: Celine, Dorothée y Barbara) y Sabine (x Christophe Blondeau y tuvieron 3 hijos: Nicolas, Marie y François). VI. Sabine x André Moens y tuvieron un hijo: Fréderic. VII. Xavier se casó y tuvieron 5 hijos: Sophie, Axelle, Daniel, Yves y Pierre. 8. Edgard (º27-5-1896 + Dixmuide 9-7-1917), murió en el frente de combate en la Primera Guerra Mundial. 9. Agnes (+ Knokke post. 1956), soltera. 10. Pierre (+ post 1957), escribano, nuestro padre lo consultó por la venta de unos bienes antes de emigrar, x Yvonne Sorel (ºc.1899 + Ostende 4-1-1956). Tuvieron 5 hijos en Bruselas: I. Edgard, escribano, x Francine Hanssens. Tuvieron un hijo: Pierre. II. Yves, escribano, x Marthe Jonckheere. Tuvieron 9 hijos, entre ellos: Colette, Martine, Philippe, Baudouin, Claudine, Françoise. IV. Guy, sacerdote. V. Michele x Herman Van Droogenbroeck, médico y no tuvieron hijos. VI. Jacqueline x Louis Maselis y tuvieron 2 hijos: Yves y Dominique.

La familia en Argentina mantenía contacto con la que estaba en Bélgica, especialmente Tatá con la suya, y recibían las participaciones de compromisos y casamientos, así como de la ordenación sacerdotal de Jean De Wulf.

11. Ignace (ºc. 1900), escribano en Middelkerke x Thérése Lauwers. Ambos murieron después de 1956. Tuvieron 5 hijos allí: Ignace (escribano x Renilde De Meester), Anne, Christiane, Giselle (x Jean Marie Halewyck y tuvieron un hijo) y Francine. 12. Elizabet (ºc. 1902 + Brujas c. 1925), religiosa de las Dames de St. André y murió de tuberculosis. 13. Thérése (+ Brujas c. 1926), soltera.

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17 LOS HIJOS DE NUESTROS BISABUELOS LEÓN DE WULF Y ELISA DE STOOP En sus primeros doce años de vida matrimonial tuvieron 10 hijos. I. Marthe fue la mayor, nació en Brujas en 1874 y murió allí seis semanas después. No conocemos la causa, pero en esa época no existían antibióticos, ni vacunas, ni nociones muy claras de asepsia, por eso era frecuente la muerte de recién nacidos y niños de baja edad.

Georges De Wulf en 1910.

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II. Georges nació en Brujas el 10 de julio de 1875, estudió ingeniería en Lovaina y se recibió en el año 1900. Siendo el mayor de los varones, hubiera sido lógico que se dedicara a la industria de la molienda para hacerse cargo de la conducción de la empresa familiar. Nunca me dijeron por qué no lo hizo, pero sospecho que por su carácter independiente no quiso trabajar bajo la autoridad patriarcal de su padre. Se especializó en ferrocarriles. Inicialmente fue contratado en las fábricas de Marcinelle y Couillet, que lo enviaron a Estados Unidos para capacitarse y luego lo nombraron jefe del servicio en Couillet, cerca de Charleroi. En esa época se casó con Victorine Dupuis (nacida en Rixensart hacia 1873), con quien tuvo una hija, Georgette De Wulf, que nació en Couillet el 28 de mayo de 1908, de la que hablaremos más adelante. Su esposa murió allí a los 42 años de edad, hacia mediados de 1915. Aunque tenía personal de servicio y una institutriz para su hija, le pidió a su hermana Bertha que lo ayudara a criarla. Tatá se hizo cargo de la casa y vivió con ellos unos años, hasta que él se unió a Monique Maupás, divorciada que tenía un hijo del primer matrimonio (Philippe). Para una persona profundamente piadosa como era Tatá, esto era algo absolutamente inaceptable, un mal ejemplo para Georgette. La discusión y el conflicto no duraron mucho, porque Georges, que rechazaba las formas religiosas heredadas de su familia, simplemente agradeció los servicios de su hermana y la envió de vuelta a su casa. Al enterarse de la novedad, sus padres pusieron el grito en el cielo y le dijeron que no se atreviera a llevar a esa mujer a la casa paterna, ni a ninguna reunión familiar. Esto no lo hizo cambiar de opinión. Sin embargo, al cabo de un tiempo se separaron sin haber tenido hijos; ella se volvió a casar con otro, para luego volver a divorciarse. Él no se volvió a casar y envió a su hija a un pensionado para cursar el secundario, cosa bastante frecuente en la época. En 1925 asumió la dirección de los Talleres Metalúrgicos de Estrasburgo (Francia), recientemente adquiridos por los ferrocarriles belgas, para pasar en 1933 a los de Nivelles como ingeniero en jefe. Era un hombre absolutamente entregado a su trabajo. Se especializó en la fabricación de locomotoras y lo enviaron en comisión a otros países,


en particular a Inglaterra y Letonia. Por sus servicios a la patria en estas funciones, lo condecoraron con la Orden del Rey Leopoldo en el grado de caballero. En 1937, con 62 años de edad, lo contrataron como consejero técnico del gobierno de Irán, que en esa época era gobernado por una antigua monarquía pro-occidental, que trataba de modernizar el país y que fue derrocada en 1979 al establecerse la actual República Islámica. Se estableció en Teherán, siendo designado Director de las industrias del acero y cobre, encargado de construir y equipar fábricas para luego dirigirlas. A su cargo estuvo el diseño y construcción de una red de ferrocarriles en ese país y la conexión con los países de la región por medio de la línea transcaspiana. Entre otras cosas fabricó una locomotora mucho más poderosa que las existentes, capaz de subir cuestas empinadas llevando un tren cargado. Ganaba un gran sueldo, pero sólo podía enviar una parte al exterior, el resto debía gastarlo en Irán. Entonces, adquirió un magnífico palacete para vivir en él. Cuentan las malas lenguas que también tenía allí un harén a su servicio, pero esto no lo pude comprobar. Estando allí, el 1-4-1939 le escribía a Tatá, que estaba por partir hacia la Argentina: Acabo de firmar un nuevo contrato por tres años. Estoy muy bien y peso 87 kilos, cuando hace un año y medio había bajado a 74. Tengo muchísimo trabajo, pero todo anda bien y voy a terminar el gran proyecto que me fue confiado. Entonces volveré a Europa. Tengo una casa linda y grande, con mucho personal, única condición que puse para quedarme aquí. No soy creyente en el sentido habitual de la palabra, pero me gusta hacer el bien por el bien mismo, porque esto me causa satisfacción. Me parece que aquí hice buena obra, ya que contribuyo al desarrollo de todo un pueblo. Me gusta mi tarea y amo mi trabajo. Esperemos que nos veamos aún y que un día volvamos a vernos en Pascua alrededor de una gran mesa, renovando la tradición instaurada por nuestro querido papá.

Georges De Wulf, hacia 1940.

El comienzo de la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de continuar la obra comenzada en Irán, lo impulsaron a postergar su proyecto de volver a Bélgica. Renovó una vez más su contrato, pero el 23-10-1943 escribía nuevamente a Tatá desde Jerusalén, donde se habían establecido eminentes médicos judíos llegados de Berlín y Viena, de donde habían huido para librarse de las persecuciones de los nazis: Querida hermana, te escribo en la víspera de una nueva operación, que es grave. Yo no lo creía, pero mi enfermedad es grave. Tengo cáncer en el recto. Por lo tanto prolongarán mi vida, salvo que haya un accidente. La técnica operatoria es actualmente maravillosa y me va a operar un profesor de la Universidad de Viena. ¡Estoy resignado! Aparentemente yo podría aún trabajar, aunque tendré algunas molestias. No sufro y además soy corajudo. La destrucción del mundo por este miserable canalla de Hitler

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y su innoble pandilla causó la desgracia de todo el mundo. Creo que vamos hacia el fin de este drama y que de una buena vez los alemanes serán castigados de manera ejemplar por sus crímenes y reducidos a la impotencia. Recibí una carta breve de Georgette diciendo que todo andaba bien. Esto me consuela, pero, ¿qué puede ella escribir bajo la bota de esos asesinos? Pensá en mí, querida hermana. Como siempre me predijiste, he vuelto a las ideas y a la fe de mi infancia. Ya sé que esto te hará llorar [de alegría]. ¿Nos volveremos a ver? Lo quisiera ardientemente. ¡Quisiera volver a ver a mi querida hija! Temo que sólo nos quede la esperanza del más allá, en lo cual encuentro consuelo. Mis mejores saludos para Alberto y Madeleine, para sus hijos y nietos. Por lo demás, ¡estamos en manos de Dios! Te escribiré. Georges Repuesto de la operación pudo regresar a Teherán, pero año más tarde se agravó su estado y volvió a Jerusalén para hacerse tratar. Desde allí le escribía a su hija el 6-2-1945: Mi querida hija, pienso en vos. ¡Me gustaría tanto terminar mi vida cerca tuyo!, ¡pero siendo útil! Quisiera que el fin de mi vida sea la coronación de la actividad que siempre tuve.

Las mellizas Louisa y Jeanne De Wulf, hacia 1895.

No pudo viajar y permaneció internado allí hasta su muerte a los 69 años de edad, el 23 de mayo de 1945. En los meses anteriores fue asistido espiritualmente por un monje benedictino belga, Bertuin Defrenne, que residía en el Monasterio San Benito del Monte de los Olivos. El 12-12-1945 le escribió a Tatá para contarle detalles, que la hacían llorar de emoción y alegría cada vez que los leía, al ver que sus ruegos por la conversión de su hermano habían sido escuchados: En marzo de este año me hicieron saber que me quería ver un belga enfermo, internado en el Hospital judío Hadassah. Ese mismo día había recibido la santa comunión y el sacerdote que se la había dado me hacía saber que haría bien en darle la extremaunción, ya que se estaba muriendo. Fui esa misma noche a dicho Hospital y encontré que mi enfermo no estaba moribundo, sino lleno de vida. Hablando con él me di cuenta en seguida que tenía mucho miedo a la extremaunción porque, como muchos católicos, estaba erróneamente convencido que esa era una señal fatal en lugar de considerarla como un remedio para el alma y para el cuerpo, como es en realidad y expresamente lo dicen las oraciones del ritual que se rezan al administrarla. Por lo tanto no le hablé de extremaunción y como

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su hermano pensaba así de buena fe, no había ninguna falta en ello. Estaba resignado y entregado a la voluntad de Dios y puedo asegurarle que sus sentimientos cristianos eran sinceros. Se confesó varias veces. Sufría con resignación. Estaba en una sala con otros cinco enfermos y uno de ellos, sin duda totalmente loco, gritaba de un modo muy desagradable. El vicecónsul y yo queríamos hacerlo transportar al Hospital Francés, donde hubiera tenido un cuarto sólo para él y religiosas para cuidarlo, pero por desgracia no había lugar y tuvo que quedarse allí donde estaba. En determinado momento estaba peor y yo le di una vez más la santa comunión. Después había habido una mejoría y el médico dejó entrever la posibilidad de llevarlo a Bélgica en avión. Pero era sólo un respiro y el 23 de mayo el Sr. Vicecónsul me fue a buscar para que lo asistiera en sus últimos momentos. Fui entonces, aún respiraba y tuve el tiempo suficiente para darle una vez más la absolución. Creo que aún tenía conocimiento, porque cuando le dije: “Soy el P. Bertuin, voy a darle una vez más la absolución”, me pareció que en su ojo hubo un destello de conocimiento. Salí para decirle al cónsul que entrara, pero un momento más tarde, volvió y me dijo: “Se acabó” y efectivamente su hermano había exhalado su último suspiro. Le cerré los ojos y me arrodillé para rezar. Al día siguiente fue enterrado en el cementerio latino católico. Habíamos llegado a ser buenos amigos y lo quería mucho. Leía buenos libros y yo le pasaba otros y también una Biblia, porque me había pedido un libro sobre los evangelios y no encontrando nada mejor, le llevé el texto en sí mismo. Se quejaba a veces de no tener las fuerzas necesarias para rezar y yo le decía que ofreciera a Dios sus sufrimientos y su incapacidad, que eran la mejor oración que podía hacer en este momento. Y, como le dije, aceptaba la muerte y se sometía a la voluntad del buen Dios. Estoy convencido que su querido hermano murió como un cristiano y que el buen Dios tuvo misericordia de él.

Jeanne De Wulf – Prud’homme con su hija Maï, en 1910. El original está deteriorado.

Su hija me dijo que cuando fue a Jerusalén, el gobierno israelí la trató con una deferencia especial por tener a su padre sepultado en esa ciudad santa. III. Jeanne Marie Emma Frédérique nació en Brujas el 22 de septiembre de 1876. Era melliza de Louisa, pero tenía un carácter mucho más fuerte. Se casó allí el 1º de mayo de 1909 con Alexandre Joseph Prud'homme, nacido en St. Niklaas Waas el 10 de febrero de 1873, que era administrador, luego llegó a ser presidente interino, de la empresa naviera belga Armement Deppe SA, con sede en Amberes, que cubría las rutas marítimas hacia Centro y Sudamérica. Se establecieron en esa ciudad y tuvieron tres hijos; los dos últimos vivieron unas pocas horas, sólo sobrevivió la mayor, de la que hablaremos más adelante:

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A. Marie Louise (Maïe) nació el 15-5-1910. B. Jean nació y murió al día siguiente en agosto de 1911. C. Marie Jeanne nació el 12-10-1914 y murió allí 48 horas después. Durante la Segunda Guerra Mundial, los constantes bombardeos sobre esa ciudad, las sirenas y la necesidad de dormir en refugios antiaéreos construidos en los sótanos de las casas, terminaron por provocarle tal estado de angustia que le afectó el corazón y murió allí a los 66 años, el 29 de abril de 1943. Su hermana describía la muerte en una tarjeta enviada el 11 de mayo a nuestra abuela y a Tatá:

Jeanne De Wulf – Prud’homme, hacia 1940.

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Mis muy queridas hermanas: Les escribo con el corazón desconsolado: ¡Nuestra pobre y querida hermana Jeanne partió para un mundo mejor! Ella murió en forma casi súbita por una afección cardíaca (angina de pecho) el 29 de abril. Se sentía mal desde hacía unos días, quejándose de grandes dolores, que se extendían desde la zona del pecho hasta todo el brazo izquierdo. Pero como era muy corajuda y exigente consigo misma, seguía trabajando, descansando de tanto en tanto en una reposera. El médico le había prescrito reposo. El miércoles 28 parecía estar mucho mejor y estaba muy contenta. El jueves por la mañana se levantó, se aseó y desayunó con nosotros sentándose a la mesa. A las 11 h volvieron los dolores y fueron creciendo. Alexandre llamó por teléfono al médico, que no llegaba y hacia las 2 PM tuvo un síncope y en diez minutos nuestra querida Jeanne estaba muerta. La mucama fue corriendo a buscar al sacerdote, que le dio la extremaunción. Sólo estábamos Alexandre y yo junto a ella. Maï y Michel, Julia y Joseph llegaron al día siguiente. El servicio fúnebre tuvo lugar el 3 de mayo en la iglesia del Santo Rosario. Fue inhumada provisoriamente en Schonselhof, pero el mes próximo la llevaremos a Brujas para que descanse junto a sus seres queridos. Ustedes comprenderán cuál es nuestra desolación y el vacío espantoso que dejó aquí. Maï también sufrió terriblemente por no haberla vuelto a ver viva antes de su partida para la eternidad. ¡Era tan buena! Tenía un corazón de oro, una entrega y abnegación inigualables, olvidándose siempre de si misma para pensar sólo en los demás. Lo que la mató fue la pena de estar casi separada de sus nietos. No lograba acostumbrarse a esta situación. Es una víctima indirecta de esta triste guerra.


La prueba que padecemos es terrible, nos sentimos muy solos aquí y como Maï insiste mucho, me parece que Alexandre y yo iremos a vivir a Brujas para estar más cerca de Maï y de los chicos, pero esto no se puede hacer en unos días. Necesitamos tiempo. ¿Puedo pedirles que avisen a Georges de la muerte de Jeanne? Guardo para ustedes las participaciones y recuerdos mortuorios de nuestra querida difunta y en cuanto las circunstancias lo permitan, se los haré llegar. Recen por ella para que Dios le conceda la paz eterna y recen por nosotros para que nos conceda la resignación ante su santa voluntad en esta gran prueba. Las abrazo con todo cariño. Louisa. Esta pequeña tarjeta mortuoria (de 12,4 x 7,8 cms, con bordes negros, así como los del sobre), escrita de ambos lados con letra diminuta, nos revela varias cosas. En primer lugar, que claramente tenía un infarto, no guardó el reposo prescrito por el médico y esto le provocó la muerte. Esto denota una absoluta ignorancia de lo relacionado con la medicina y la salud, que la llevó a la imprudencia y estupidez de alardear de corajuda, prosiguiendo con las tareas hogareñas en lugar de quedarse quieta. En segundo término, nos muestra la situación en la que vivían durante la guerra bajo la ocupación alemana. No podían trasladarse libremente de un lugar a otro, sino que debían pedir permisos y salvoconductos, justificar el viaje y pasar por diversos controles. Esto impedía que Jeanne pudiera ver a su hija y nietos, así como que ésta y sus hermanos tardaran un día en llegar de Brujas a Amberes para el velorio, cuando sólo se necesitaba una hora de viaje en tren. No sabemos si realmente fueron a vivir a Brujas. Pero si lo hicieron fue por un tiempo breve, ya que nueve meses más tarde Louisa murió en Amberes. Esta tarjeta llegó a manos de las destinatarias el 2 de noviembre, casi 6 meses después de haber sido despachada, luego de pasar por la censura alemana, que abrió la carta, le puso un número adentro y en el sobre (2372/1), la cerró y selló con la esvástica. Luego fue nuevamente abierta por la censura aliada, que le puso otro número en el sobre (709820/1) y la volvió a cerrar con un adhesivo impreso con la leyenda: Opened by examiner. Además marcaron rayas a ambos lados de la tarjeta, hechas con un pincel con agua. Debido a estos controles y a la dificultad en comunicarse con el mundo exterior es que les solicita que comuniquen la muerte a Georges, que estaba en Irán y luego en Jerusalén. Posteriormente, no sabemos cuándo, le hizo llegar a Tatá la estampa mortuoria y un cuadernillo con 12 fotos de la ceremonia funeraria. Su marido siguió al frente de la empresa, e incluso ayudó a nuestra abuela y a Tatá cuando volvieron a Bélgica en 1946. Murió en Amberes a los 82 años, el 15 de agosto de 1955. Su desempeño en esta sociedad al servicio de su país le valió varias condecoraciones: caballero de la Orden de la Corona y de la Orden del Rey Leopoldo II, palmas de oro de la Orden de la Corona y condecoración Industrial de 1ª Clase.

Estampa mortuoria de Alexandre Prud’homme.

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IV. Louisa nació en Brujas el 22 de septiembre de 1876, era melliza de Jeanne, pero más tímida y siempre dependió mucho de ella. Incluso no pudieron separarse cuando su hermana se casó y fue a vivir con ellos, en la misma casa. Murió en Amberes el 5 de febrero de 1944, unos nueve meses después que su hermana, a los 67 años de edad, en la casa del viudo, donde se había quedado. Tenía cáncer de mama, del que la habían operado dos veces, sacándole un pecho. Sin duda la muerte de su melliza la afectó mucho y aceleró su muerte, a lo que se añadieron las penurias provocadas por la guerra: falta de alimentos y medicamentos, insuficiente atención médica, temor a los bombardeos, etc. V. Bertha Marie Mathilde Julie nació en Brujas el 20 de diciembre de 1877 y murió el 22 de agosto de 1968 en Martínez, Argentina. Era nuestra tía abuela, la llamábamos Tatá. Le dedico más adelante un capítulo específico, por la importancia que tuvo en nuestra familia. Louisa De Wulf, hacia 1925.

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VI. Julia nació en Brujas el 6 de marzo de 1879, catorce meses después de Tatá. Siempre fueron muy amigas. Como ambas quedaron solteras, se mantuvieron unidas y la correspondencia entre ellas era frecuente. Lamentablemente la mayor parte de esas cartas se perdieron. Era una mujer de carácter decidido, hábil para los negocios, que siempre integró el directorio del Molino De Wulf, la empresa familiar. Por muchos años fue todos los días a sus oficinas, pues tenía a su cargo la gestión administrativa y comercial, mientras que su hermano Joseph y luego su sobrino León se ocupaban de la parte técnica. Al hablar de ellos comentaré los progresos logrados en ese período, en los que ella tuvo mucho que ver. Era la que repartía las ganancias entre los accionistas y por eso le envió varias veces dinero a Tatá, a nuestro padre y demás familiares que vivían en Argentina. Vivía con sus padres en el Minnewater y cuando él ya no pudo ir a la fábrica, lo mantenía al tanto de la marcha del Molino, al mismo tiempo que lo cuidaba. Después de su muerte, se mudó cerca de la casa de su hermano Joseph y de “petit” León porque estaba muy unida a ellos. Además se mantenía en contacto con el resto de la familia. Pero en 1959 sus sobrinas Françoise, Georgette y Maï, descontentas por las pérdidas que había tenido el Molino en los dos años anteriores bajo su conducción y la de “petit” León, sin decirles nada vendieron sus acciones a la competencia. Para Julia esto fue una ofensa y una traición imperdonables y se distanció de ellas. Su casa quedaba cerca de la de los Glorie y era amiga de nuestra abuela materna. Cuando


nuestros padres partieron para la Argentina, se veían e intercambiaban noticias. Tenía algunos problemas de salud y cuando Tatá regresó a Bélgica, los comentaba en sus cartas: 29-8-1946: Me parece que los ojos de Julia se están curando. Aún no terminó, llevará tiempo y todavía sufre mucho. Está en tratamiento con un especialista de los ojos y con otro especialista del corazón. De esto último, el doctor dice que está mucho mejor. 3-11-1946: Aquí la tía Julia tuvo que hacerse radiografías y el especialista detectó cálculos en la vesícula biliar. Antes había tenido una crisis muy dolorosa. Mañana se internará en la Clínica de las Hermanas Negras, estará en observación por tres días y luego por tres semanas deberá seguir un régimen severo, que el doctor le impuso para extraerle los cálculos sin operarla. Luego se curó y siguió llevando una vida normal. Era la madrina de nuestra hermana Beatriz, razón por la cual escribía de vez en cuando a nuestra madre para tener noticias de su ahijada y de la familia, pidiendo o agradeciendo fotos, expresando el deseo que tenía de verla (lo que se concretó recién en 1960) y a veces enviando regalos para su ahijada. Conservamos varias de estas cartas, como por ejemplo, la del 31-12-1947, cuando nuestra madre pensaba viajar a Bélgica con algunos de sus hijos, proyecto que luego se frustró: Muy querida Yvonne: Recibí con mucha alegría tu linda carta y agradezco de corazón tus buenos deseos. Te presento, así como a Alberto y a los queridos hijos, mis mejores votos de felicidad, salud y prosperidad para el año 1948. Que este año les dé una paz duradera. Me da una gran alegría la idea de volver a verte, así como a Rose Marie y al pequeño Andrés. ¡Qué pena la gran distancia que nos separa y que por eso Alberto y los queridos chicos no puedan venir a Bélgica! Habría tenido el gran placer de conocer a mi querida ahijada y a todos tus hijos. Christian, Rose Marie y Francine obtuvieron muy buenos resultados en sus estudios. Los felicito muy sinceramente. Pienso que mi querida ahijada y los otros chicos también lo lograrán. Tus hijos son una fuente de alegría para vos y Alberto; no hay nada más agradable en la vida que una grande y bella familia. Aquí toda la familia está con perfecta salud. Marianne [la hija mayor de “petit” León], que tendrá 5 años en el mes de abril,

Arriba

Julia De Wulf, hacia 1900. Ella y varios de sus hermanos tenían estrabismo (eran bizcos) o tenían problemas con la vista. Página 152 (Abajo)

De pie: León De Wulf y su esposa Marie Louise Vandermersh. Sentados: Joseph De Wulf y su hermana Julia, en el balneario de Heyst en 1918. Vale la pena observar cómo se vestían para ir a la playa.

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se alegra al saber que conocerá a su prima mayor, Rose Marie. Su muñeca preferida se llama Rose Marie. Hasta pronto, querida Yvonne, esperando la gran alegría de volver a verte, te abrazo con mucho cariño, así como a Alberto y a los queridos chicos, especialmente a mi querida Beatriz. Tante Julia. Escribió a nuestra madre con motivo de los nacimientos o casamientos de los hijos y cuando murieron nuestros abuelos. También a nuestro padre el 30-6-1961: Querido Alberto: Me enteré con mucha tristeza de la muerte de tu hermano León. Te presento, así como a Régine y Juan, mis sinceras condolencias. Esta muerte tan súbita me golpeó tanto que me llevó a reflexionar que a mi edad no son necesarias muchas cosas para morir. Tante Julia. En realidad, aunque ya tenía 82 años, estaba en muy buen estado de salud e intervenía en la liquidación del Molino. En esta misma carta le anunciaba a nuestro padre el envío de dinero para él, Tatá y Beatriz. Sin embargo, esta profecía se hizo realidad dos años más tarde. Después de hacer compras en el supermercado y empujando su changuito, cruzaba una avenida cercana a su casa y la atropelló un auto. Ella decía que no tenía porqué mirar antes de cruzar, que los automovilistas debían evitar llevarse por delante a los peatones. Por lo visto, se equivocó. El accidente ocurrió el 29-6-1963 y quedó malherida. La llevaron al hospital, donde estuvo internada casi tres semanas y finalmente murió el 16 de julio de 1963 a los 84 años. Su muerte afectó mucho a Tatá, pues era la última hermana que le quedaba y a la que estaba más unida. Durante su internación, su mucama Gabrielle (que estaba con ella en el momento del accidente pero no sufrió ni un rasguño porque ya había llegado a la vereda) la cuidó siempre, “petit” León y su esposa la visitaban todos los días y Françoise, que vivía cerca de Gante (a media hora de Brujas si viajaba en tren), fue dos veces a verla. En cambio, Maï se fue de vacaciones sin siquiera pasar a saludarla y a Georgette no le avisaron, porque Julia dijo que “no era necesario”. Tampoco estas dos últimas estuvieron en el velorio, ni en el entierro (parece que Georgette estaba en España). Julia siempre había tenido preferencias por su sobrino “petit” León y en su testamento, redactado el 1-7-1961, después de la disolución del Molino, lo constituyó heredero universal. Pero mandó deducir una suma fija para otros sobrinos: para nuestro padre, la tía Regina y el tío Juan 300.000 francos belgas a cada uno y 500.000 para Françoise De Wulf “en recuerdo de mi lamentado hermano Joseph”. A nuestra hermana Beatriz le dejó algunas joyas: un broche con diamantes, un reloj en oro, 2 colgantes y 2 anillos. Además, estableció que se rezaran 90 misas gregorianas a su intención, 30 de ellas debían ser dichas por nuestro hermano Christian.

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Antes de morir, indicó verbalmente a “petit” León que le dieran una gratificación a su mucama Gabrielle, cosa que él hizo. Claramente marcó su enojo con sus sobrinas Georgette y Maï, que no recibieron nada y ni siquiera las mencionó. A su sobrina Françoise le dejó dinero por ser la hija de Joseph, porque de otro modo no le hubiera dado nada.

Izquierda

León De Wulf en 1918. Derecha

Marie Louise Vandermersch, hacia 1911.

VII. Madeleine Marie Virginie Ghislaine. Nació en Brujas el 19 de febrero de 1880 y murió en Buenos Aires, Argentina, el 12 de agosto de 1949. Es nuestra abuela y le dedico un capítulo específico. IX. León Marie Edgard Clément. Aunque era menor que su hermano Joseph, presento su biografía antes para facilitar la comprensión de la historia familiar. Nació en Brujas el 8 de septiembre de 1884, cursó el secundario como su padre con los jesuitas, en el Instituto San Francisco Javier, de esa ciudad. En esa época, los industriales en general no estudiaban en la universidad, sino que aprendían la profesión en las fábricas. Como su padre había determinado que lo sucediera en la conducción del Molino familiar, comenzó inmediatamente a trabajar allí. Era un hombre capaz y fue asumiendo poco a poco mayores responsabilidades en la empresa, hasta ser Director. A fines del siglo XIX y principios del XX en las clases altas de la sociedad nació el interés por los deportes y practicarlos era un signo de distinción. Aún no movían multitudes, ni interesaban al común de la gente, que decía que no tenía tiempo porque había que trabajar para vivir. Él los aprendió en el colegio, después siguió en Círculo Deportivo de su ciudad natal, para luego dedicar parte de su tiempo para entrenar a los más jóvenes.

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A los 33 años se casó en Brujas el 13 de julio de 1918 con Marie Louise Vandermersch (hermana de Joseph y Michel, hija del jefe de división de la Administración provincial), que tenía 10 años menos que él, pues había nacido allí el 19 de julio de 1894. Muy pronto ella quedó embarazada, parecía que el futuro y la vida les sonreían. Sin embargo hacia fin de año los conmovió la noticia de la muerte de su hermano Maurice, en el Congo Belga a causa de la “gripe española”. Pocos meses más tarde también él se contagiaba y moría en Brujas el 6 de marzo de 1919, a los 34 años de edad, sin llegar a ver a su hijo. La “gripe española” fue una pandemia que se extendió por todo el planeta, contagiándose un tercio de la población mundial. Su índice de mortandad oscilaba entre el 10 y 20% de los infectados, e incluía una alta mortalidad infantil. Murieron de entre 50 y 100 millones de personas entre 1918 y1920, es decir entre el 3 y el 6% de los habitantes del planeta. Sólo en China se calcula que murieron 30 millones de personas, en África subsahariana unos dos millones, en Francia e Italia 400.000 en cada uno, etc. A diferencia de otras gripes que afectan principalmente a los niños y ancianos, muchas de sus víctimas fueron jóvenes y adultos saludables, e incluso se transmitió a animales domésticos, como perros y gatos. Es conocida como “española” porque ese país no participaba de la contienda mundial y como la prensa no sufría la censura que existía en otros países, dio gran difusión al tema mientras que se ocultaba o se disimulaba en los otros. La enfermedad se observó por primera vez en EEUU, en Fort Ripley, el 4-3-1918. El virus sufrió una mutación y entró a Europa por el Puerto de Brest, donde desembarcaban las tropas americanas que participaban en la guerra. Allí la primera víctima confirmada se observó el 22-8-1918 y luego se expandió por Europa, Asia y África. Si bien la guerra no causó la gripe, la cercanía de los cuarteles con las ciudades y los movimientos masivos de tropas ayudaron a su expansión. Los rigores que sufrió la población civil durante el conflicto: la mala alimentación, poca calefacción, falta de remedios, deficiente atención sanitaria y estrés, disminuyeron sus defensas y aumentaron la virulencia del mal. En su entierro, la oración fúnebre pronunciada por un compañero de colegio en el estilo pomposo de la época, nos ayuda a conocer en parte la personalidad de nuestro tío abuelo: Todos te lloramos, querido León, porque eras el amigo por excelencia. La sociedad misma puede y debe llorarte porque pierde uno de sus apoyos inteligentes, que son tan necesarios. Por tu extrema modestia no te gustaba brillar, no ambicionabas honores, querías ser uno de esos pioneros oscuros de los que hay por desgracia demasiado pocos en la generación actual; eras un maestro de energía como he conocido pocos, tenías carácter por diez, corazón para todo el mundo. “Mens sana in corpore sano”, un espíritu sano en un cuerpo sano. Personificabas mejor que nadie este proverbio latino. Mejor aún, tenías un espíritu de oro en un cuerpo de acero. Querido León, merecías más que esta corta vida, pero no se discuten las decisiones divinas. En el nombre de los exalumnos del Instituto San Francisco Javier, en nombre del Círculo Deportivo de Brujas que tanto amaste y que gracias a tu indomable coraje llevaste por toda Europa a los más brillantes triunfos, en nombre de tus compañeros que lloran junto a esta tumba, a quienes tus recursos inagotables de entrenador de hombres los hicieron valientes soldados que demostraron que sabían sacrificarse por un ideal, así como lo hacían en una competencia deportiva… En fin, en nombre de todos los que te conocieron y amaron, te digo adiós. Y te hago una promesa de cristiano. No, mi querido León, no desapareciste para

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siempre, porque tu vida ha dejado rastros imborrables: rastros de inteligencia, de voluntad, de bondad. No te olvidaremos en nuestro recuerdo, ni en nuestras oraciones. ¡¡Adiós, mi querido y valiente León, adiós!! Tatá a su vez le escribía el 16-3-1919 sus propias impresiones y emociones a su hermana Madeleine, nuestra abuela: Sin duda Alberto te habrá contado los detalles de la ceremonia que se hizo por nuestro pobre y lamentado hermano. Había tal cantidad de gente que nos costaba entrar en la iglesia. En una palabra, toda la ciudad sintió una inmensa compasión por el duro golpe que acabamos nuevamente de recibir. La herida [por la muerte de Maurice] está aún sangrando mucho y he aquí un terrible segundo golpe que hiere sobre el primero. ¡Pobre León, aún tan joven! Con cuánta aprehensión vio la muerte alzarse delante de él. No quería morir, todo le sonreía. Su vida feliz, llena de afecto y amor hacia su joven esposa que tenía cualidades destacadas, hacía que sólo tuviera el deseo de hacer feliz a su mujer y fundar un hogar ideal. Porque tenía el ideal en el fondo de sí mismo. Era modesto y simple, sin atarse de ninguna manera a la vanagloria de este mundo, compartía una felicidad muy sentida con la mujer que tenía su misma concepción de la vida. Iba a llegar un pequeño ser para consolidar esta unión y he aquí que la muerte implacable vino a apoderarse de él en el momento en que la vida sólo le reservaba alegría y felicidad. ¡Qué impiadoso destino! Pero también, ¡cómo el buen Dios tendrá en cuenta su sacrificio! Era demasiado perfecto para este mundo. Dios lo habrá querido en su Paraíso. ¡Levantemos los corazones! No lo busquemos más aquí abajo, sino que nuestros pensamientos se eleven incesantemente hacia el cielo. Es allí que nos esperan los dos y que vean los esfuerzos que hacemos para que puedan entrar cuanto antes en la felicidad eterna. Rezá, querida hermana, y hacé rezar a tus queridos hijos. Encomendalos a tu pequeña Regine angelical, la oración de un ángel no encuentra resistencias en el cielo. Encomendalos a tus queridos pequeños varones y fortalecidos por todas nuestras oraciones unidas, que sus almas descansen cuanto antes en paz. Bertha. Cincuenta días después de su muerte, nació el hijo que esperaban. Le pusieron el mismo nombre que su padre y su abuelo, pero para diferenciarlo, desde que nació lo apodaron petit, es decir, “pequeño”. A pesar de que en la adultez medía cerca de 1,90 m, en la familia siguieron llamándolo siempre de este modo. “Petit” León nació en Brujas el 24 de abril de 1919, de él hablaremos más adelante. Quince meses después de la muerte de su marido, pasado el tiempo de riguroso duelo que establecían las costumbres de la época, la viuda se casó en segundas nupcias con su cuñado. VIII. Joseph nació en Brujas el 28 de abril de 1882 y, aunque tenía dos años más que León, lo presento después porque él continuó en muchos aspectos lo que había hecho su hermano menor. Estudió en la Universidad de Lovaina y se recibió como ingeniero civil, que lo habilitaba para construir edificios, puentes, diques, caminos, etc. Fue “prisionero político” en la Primera Guerra Mundial, recluido en una prisión en Siegburg, Alemania. Él también contrajo la “gripe española” como sus hermanos, pero pudo recuperarse sin consecuencias. Al morir León en marzo de 1919, dejó la ingeniería civil para hacerse cargo de la

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Joseph De Wulf, hacia 1903.

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conducción técnica del Molino De Wulf, guiado por su tío Edmond. Al año siguiente, con 38 años, el 15 de agosto de 1920, se casó en Brujas con Marie Louise Vandermersch, que tenía 26 y era viuda de su hermano. Asumió como propio al hijo que ella había tenido. El 2 de diciembre de 1921 nació en Brujas, una hija de esta unión, a la que le dieron el nombre de Françoise Paul Elisa Louisa, de ella hablaremos más adelante. Tanto asumir el Molino, como casarse con la viuda no fueron simples decisiones personales, no caben dudas de que existió un fuerte mandato paterno y familiar. Pero él lo aceptó como algo natural. Después de las muertes de su tío y de su padre, se convirtió en la cabeza visible del clan De Wulf. Con la ayuda de su hermana Julia, que atendía la parte administrativa y comercial, dirigió la empresa familiar por 25 años. Bajo su conducción creció hasta alcanzar un tamaño mediano, con una producción diaria de 700 bolsas de harina de 100 kilos (entretanto su competidor directo, el Nieuwe Molens, llegaba a las 1.000 y el grupo más grande de esa época a las 5.000). La planta contaba con 30 operarios por turno, que estaban divididos en tres equipos: uno de recepción, otro de molienda y otro de embalaje. Había tres turnos, de modo que trabajaban las 24 horas. Antes de la guerra, se utilizaba en gran medida trigo americano o canadiense. Durante la Segunda Guerra Mundial debido a la ocupación alemana, la empresa siguió trabajando, pero su producción estaba limitada y controlada. En ese período, muchas otras fueron destruidas. Cuando terminó, vino un período de florecimiento para esa industria y todos producían a pleno. Pero en 1949 se produjo una crisis como consecuencia del exceso de producción y los precios se desmoronaron. La asociación profesional que los agrupaba pidió que se tomaran medidas; una ley prohibió la construcción de nuevos molinos y puso límites a la producción de los existentes. Se estableció una caja profesional que paró muchas fábricas pagando una indemnización a sus propietarios. La de los De Wulf sólo trabajaba tres días por semana. Superada la crisis, vino una nueva etapa de prosperidad, que tuvo su apogeo en 1954-55. En la empresa familiar, se construyeron nuevos silos en 1952, hicieron reservas financieras y dieron buenos dividendos a los accionistas. Joseph de Wulf murió en Brujas a los 75 años, el 6 de diciembre de 1957, cuando ya había dejado la dirección de la empresa en manos de “petit” León. Tatá siempre manifestó una gran admiración hacia él tanto por


Izquierda

Marie Louise Vandermersch – De Wulf, hacia 1945. Derecha

Joseph de Wulf hacia 1947. haberse casado con la viuda de su hermano, como por la forma en que condujo la empresa durante tantos años. Lo consideraba un hombre grande y honesto, confiaba en él y lloró su muerte. En cambio, nuestro padre decía que en los negocios era un “vivo” que se aprovechaba de la confianza de sus hermanas. Creo que fundamentaba su juicio en el manejo que hizo con el valor de las acciones cuando ellas dijeron que emigrarían a la Argentina. Pero quizás también haya sido porque no se llevaba bien con los De Wulf, sólo valoraba y quería a Tatá. Vivían cerca de los Glorie, los conocían, nuestra abuela tenía contacto con Marie Louise Vandermersch y nuestra madre la apreciaba. El afecto era mutuo, como podemos ver en la carta que le escribió en octubre de 1948, a raíz de la muerte de nuestro abuelo materno. En esa época, nuestra madre y Rose Marie se estaban recuperando de una hepatitis: Quiero decirte, mi querida Yvonne, cuánto estoy unida de corazón contigo en estos momentos tan penosos que atravesás. Estando lejos de los tuyos, en estos días sufrís aún más que los demás. No sabría cómo consolarte, sólo puedo rezar por tu querido papá y también por vos, para que el buen Dios te dé fuerza y coraje para soportar esta terrible prueba. Espero, mi querida Yvonne, que estés totalmente repuesta, así como la encantadora Rose Marie y que toda la familia menuda goce de buena salud. Todo mi afecto a todos. Reciban vos y Alberto una vez más mis sinceras condolencias. Los abrazo de todo corazón. ML De Wulf. Ella murió en Brujas a los 64 años, el 10 de septiembre de 1958,

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nueve meses después de su marido. En esos días nuestra madre estaba en Bélgica, por primera vez desde su partida en 1939, y asistió al velorio. Le llamó la atención que “petit” León y Françoise, ambos hijos de la difunta, recibieran las condolencias en habitaciones separadas porque estaban peleados entre sí. Sin duda, se preanunciaba la ruptura de la sociedad familiar del Molino, que se produjo al año siguiente. X. Maurice Marie Louis Georges era el menor de los hermanos, nació en Brujas el 24 de marzo de 1886 y fue médico. Se casó allí el 17 de febrero de 1914 con Denise De Rauw, también nacida allí. Cinco meses más tarde, el 29 de julio, comenzaba la Primera Guerra Mundial y a los pocos días, el 4 de agosto, Alemania invadía Bélgica. Inmediatamente él fue convocado y se incorporó al Ejército como médico militar. Desolada, la joven esposa les escribía desde Brujas, el 8-8-1914, a nuestros abuelos Alberto Oeyen y Madeleine De Wulf: Maurice De Wulf con su esposa Denise De Rauw en 1914. El original está deteriorado.

Queridos hermano y hermana: Gracias por la tan cariñosa carta de ustedes, así como por sus simpáticas palabras de consuelo. Perdónenme por no haber contestado antes, pero me faltó coraje. Maurice partió el sábado para Termonde y volvió por la noche, pues había un error en la convocatoria. Salió el martes a las 3 h de la mañana hacia Cumptick, cerca de Tirlemont. Nuestra separación fue dolorosa; es necesario haber vivido esos momentos para comprenderlos. Heme aquí, por lo tanto, separada de mi querido marido. Desde su partida, sólo recibí dos cartas, lo que me hace suponer que está en plena actividad y se entrega plenamente para ayudar a los infortunados que se sacrifican por nuestra libertad. Cerré mi casa y volví a lo de mis padres; dedico mi tempo a rezar y a pensar en él. Estamos viviendo un período terrible, esperemos que la victoria llegue pronto. Hace apenas diez días que me despedía de ustedes, bajo el encanto de una jornada pasada agradablemente en familia, de la que guardo un buen recuerdo y siento la obligación de agradecerles de todo corazón la cálida recepción. Abracen muy fuerte a los chicos de parte mía y reciban, queridos hermano y hermana, todo mi afecto. Denise. A pesar de lo que ella y muchos más creían, la guerra no fue corta, sino que duró más de cuatro años, provocando la muerte de nueve millones de combatientes, además de innumerables víctimas civiles. Casi un año después de haber sido enrolado, el 15 de julio de 1915, Maurice y su mujer fueron enviados al Congo Belga.

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Entre 1874 y 1877 el explorador británico Henry Morton Stanley recorrió en África todo el curso del río Congo, desde su nacimiento en los Grandes Lagos hasta su desembocadura en el Océano Atlántico. Contratado por el rey Leopoldo II de Bélgica, logró que reyes nativos y jefes tribales aceptaran cederle su territorio a cambio de promesas de protección y civilización. Estas cesiones se hicieron a veces por transacciones libres, pero a menudo Stanley usó amenazas y aún la fuerza de las armas para lograrlas. En 1885 la Conferencia de Berlín reconoció que ese territorio, al que llamó Estado Libre del Congo, era propiedad personal del rey de Bélgica. Tenía una estrecha franja costera de 40 km en la desembocadura del río sobre el Golfo de Guinea y se abría a un vasto territorio en el corazón de África, con una superficie total de 2.344.858 kilómetros cuadrados (comparándolo, es un poco menor que la Argentina continental, que tiene 2.791.810 km2). Por algo más de 20 años ese territorio fue salvajemente explotado por todo tipo de aventureros, esclavizando, torturando y matando a los africanos para extraer sus recursos naturales, sobre todo caucho y marfil. Si bien se hicieron algunos caminos y varias congregaciones masculinas y femeninas de misioneros se introdujeron en la región para defender un poco a los nativos, fue mucho más el daño que se hizo que lo positivo. Poco a poco el mundo fue conociendo las atrocidades que se cometían y en 1908 la presión internacional obligó a Leopoldo II a ceder el territorio a Bélgica, con lo cual pasó a llamarse Congo Belga. Al comenzar la Primera Guerra Mundial fueron anexados dos pequeños territorios conquistados a los alemanes como represalia por haberlos invadido en Europa: Ruanda (26.338 km2) y Burundi (27.830 km2), en la zona de los Grandes Lagos. El Congo Belga con el tiempo llegó a ser considerado una colonia ejemplar, cambiando radicalmente la situación anterior. Lograron la paz interior, se construyeron caminos, vías férreas, puertos, aeropuertos, plantaciones, áreas agrícolas, ganaderas e industriales, hospitales, tribunales, escuelas, colegios (donde se enseñaban también los idiomas nativos, cosa que no ocurría en otras colonias) y una universidad en la capital. Organizaron las fuerzas armadas y policiales; se explotaron minas, en especial de diamantes y uranio (logró ser uno de los principales productores en el mundo), etc. Pero el gran defecto que tuvo es que fue un régimen paternalista,

Maurice De Wulf con uniforme, en 1915.

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absolutamente dependiente de Bélgica, donde iban a parar las ganancias. No formaron futuros dirigentes, no se estructuró el país pensando que un día sería independiente. Como fruto de las presiones internacionales, que después de la Segunda Guerra Mundial y con el nacimiento de las Naciones Unidas propiciaron la descolonización en todo el mundo, en 1960 se le concedió repentinamente la independencia sin haber preparado la transición. Esto dio origen a guerras civiles, tribales, revoluciones y todo tipo de conflictos por muchos años. Cambió de nombre, se llamó Zaire, Congo y actualmente República Democrática del Congo. Hoy tiene una población de 82.243.000 habitantes, que viven en el territorio original conquistado por Stanley (sin Ruanda y Burundi, que son independientes). Es el 11º país del mundo en superficie (la Argentina es el 8º) y el 16º en población. Cuando Maurice llegó, la transformación de la región recién comenzaba, era un lugar ideal para quien tuviera sed de aventuras o de servicio. Iba como médico militar para asistir a sus compatriotas residentes en esa colonia. Era un destino más tranquilo que Europa, ya que la guerra no llegaba allí. Por más de tres años estuvo en distintos lugares, a veces muy remotos, de ese extenso territorio. No sólo atendía a los militares y a los belgas, sino también a la población africana que acudía a él con sus dolencias. Tuvieron una hija, Paule, que murió unos nueve meses después de nacer, a fines de 1916 o enero de 1917, en Kambove, como explicaba Tatá en una carta a nuestra abuela, el 30-1-1917: Acabo de enterarme que Maurice y Denise han perdido a su pequeña Paule. La prueba les llega en lo más profundo de sus sentimientos, su dolor es terrible. En un momento pensaron volver [a Bélgica] con el pequeño cuerpo de su pobre hijita, pero el primo Joseph [Muylle], que retomó las funciones que tenía al comienzo de la guerra, logró hacerlos cambiar de opinión. ¡Cómo compadezco a los pobres padres! No tenían dificultades en conseguir comida, pero en cambio faltaban medicinas e instrumental médico. Además, estaban muy aislados, pocas noticias llegaban y la comunicación con Bélgica parcialmente ocupada por las tropas alemanas era muy dificultosa. Esto se puede ver en una de las últimas cartas, que escribió a Joseph Muylle, diez días antes de su muerte: Sankishia, 23 de octubre de 1918. Querido Joseph: Te presento mis muy sinceras condolencias. Me afectó muy profundamente la muerte de Edgard, que murió como un bravo oficial al servicio de la Patria. Francamente no hay muerte más bella, ni más meritoria. ¿Sabés que hace cerca de un año que no recibo noticias tuyas? Tu última carta me anunciaba la condena de Marie [de Loyola, su hermana, religiosa de St. André]. Respondí enseguida y no sé si mi carta te llegó. Sólo supe hace un mes por W. Roelman que en ese momento estabas en el 4º de Infantería. Pedí tu dirección y aún la esperaba cuando me llegó tu carta. Espero que puedas obtener la liberación de tu querida hermana. No te desesperes. Ya que su estado de salud no permite que esté en una cárcel, ella será probablemente enviada a Suiza para restablecerse y allí se repondrá rápidamente. Estoy muy asombrado de que Joseph [De Wulf] esté preso. Realmente los alemanotes no saben distinguir entre la gente honrada y la deshonesta. Espero que

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dentro de poco tiempo tengan que arrepentirse de todo el mal que nos hicieron. León se habrá casado con Marie Louise Vandermersch, te agradezco tus buenos deseos de felicidad. Creo como vos que él hizo una buena elección y que su mujer es tan buena como hermosa. Le escribí enseguida a Honoré [De Wulf] para que tranquilice a mis padres. Te ruego, si tenés la oportunidad, que agradezcas al Sr. Standaert el interés que tuvo a bien prestar a mi caso. Yo mismo le escribo hoy. Cuando le escribí, se trataba nada menos de que querían enviarme nuevamente a Sandoa. Denise, que después estuvo muy enferma, seguramente habría muerto. Es inútil decirte, querido Joseph, que no sueño ni un minuto en prologar esto. El día en que me llegó tu carta, recibí al mismo tiempo la notificación de que podía irme y volver a Europa. Espero volver al Ejército para terminar la campaña. Pero te aseguro que después me gustaría volver al Congo. La carrera en las colonias es hermosa y, a mi juicio, vale por muchas carreras en Europa. Por lo tanto, no renunciaría al Estado, sino que pediría que me pongan en disponibilidad por motivos personales hasta el fin de la guerra. Trataré de entrar en la Artillería o en el 4º de Infantería, donde conservé algunos contactos. Te escribiré en el momento de mi partida, es decir, espero que sea dentro de una o dos semanas. Estoy muy contento de saber cómo está la familia de Langemark [allí estaba Frederic De Wulf, su tío], encontraré ciertamente la oportunidad de verlos cuando pase y, si es posible, Denise quedará con ellos. Hasta luego, mi querido Joseph. Denise y yo te damos un fuerte apretón de manos y esperamos volver a verte muy pronto. Cordialmente, tu primo Dr. M. De Wulf. Estaba a punto de regresar a Bélgica, lleno de proyectos y se contagió la “gripe española” que comenzaba a hacer estragos en África. Murió a los 32 años en Kambove, Katanga (Congo Belga) el 3 de noviembre de 1918 y fue enterrado allí. Siendo el menor de sus hermanos, fue el primero en morir, el más joven de todos. La Guerra terminó ocho días después, el 11 de noviembre de 1918. Tatá siempre conservó un cuadro con fotos de su entierro, en las que el cajón aparecía rodeado por soldados congoleños, con uniformes de pantalón corto y camisa de mangas cortas. Recién el 25 de noviembre su muerte fue comunicada a la familia en Bélgica y la carta que había escrito tardó tres meses en llegar a manos del destinatario. El 26-1-1919 Tatá le escribía a nuestra abuela Madeleine De Wulf, transcribiéndola: Mi muy querida hermana: Te envío la copia textual de una carta que nuestro pobre Maurice escribió a Joseph Muylle diez días antes de su muerte… Podés ver cómo en esta carta estaba lleno de coraje y debe ser una satisfacción para nosotras tres saber que estaba plenamente a gusto en las colonias. Será esta atroz gripe que lo habrá fulminado en el momento de volver. Seguimos esperando aún a Denise, creo que tendrá que sortear dificultades. Ya conocemos las formalidades con las que uno tropieza a veces. Mil besos para vos y Alberto. Bertha Luego de varios meses, Denise regresó a Bélgica, fue a vivir a casa de sus padres en Brujas. Después se volvió a casar y murió en Bruselas, donde vivía. Ignoro cualquier otro dato porque Tatá no quería hablar de ella, decía que era una mala mujer que había hecho sufrir a su hermano y lo había engañado. Nunca pude encontrar una confirmación a esta acusación, ni saber si se refería a algo que habría pasado en el Congo o en Bélgica, provocando su traslado a África.

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18 NUESTRA ABUELA MADELEINE DE WULF-OEYEN

Nuestra abuela Madeleine De Wulf en 1907.

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Madeleine [Magdalena] Marie Virginie Ghislaine nació en Brujas el 19 de febrero de 1880. Era la séptima hija de nuestros bisabuelos, la más bonita, alta, delgada, con ojos azules, rostro ovalado, lindo cabello y se vestía con buen gusto. Hasta el fin de su vida, aún teniendo varios kilos de más, siguió siendo una hermosa mujer. Pero su carácter y personalidad eran complejos. En su juventud tuvo numerosos pretendientes, e incluso llegó a iniciar un noviazgo, que después de un tiempo se rompió. Vale la pena destacar un hecho que muestra las costumbres de la época y que hoy parece absolutamente insólito: para poder salir con una chica y comenzar a conocerla, se debía pedir autorización al padre. Sin ese permiso la relación era imposible. No era exactamente ‘pedir la mano’, cosa que debía hacerse poco antes del casamiento, sino un paso inicial anterior. En este caso, nuestro abuelo Alberto Oeyen fue a Brujas y habló con nuestro bisabuelo León De Wulf expresándole su deseo de comenzar a salir con su hija Bertha, es decir, Tatá. Pero éste le dijo que era mejor que lo hiciera con otra de sus hijas: Madeleine, que acababa de romper su noviazgo y necesitaba consuelo. ¡Y el abuelo aceptó la indicación! Hoy es casi imposible entender esto, que implicaba no sólo una falta de respeto por los sentimientos del pretendiente e invasión de sus opciones personales, sino también hacia sus propias hijas. Además, esto implicaba postergar a Bertha que tenía dos años más que su hermana y era notoriamente menos bonita. El noviazgo siguió su curso con el estilo de esa época, en la cual los novios nunca podían estar a solas, y fijaron fecha de casamiento. El 1º de abril de 1907 firmaron el contrato matrimonial ante el escribano Jean De Vestele, de Brujas. En él establecían la separación de bienes, de acuerdo a lo que permitía la ley civil belga. De modo que cada uno administraría sus propios bienes, sin ponerlos en común y sin asumir el uno las deudas del otro durante el tiempo de su unión, pero compartiendo los gastos del hogar.


Nuestro bisabuelo Joseph Oeyen le regaló a la novia un valioso collar de perlas, cumpliendo la promesa que había hecho a sus hijos varones: dárselo a la más bonita de sus nueras. Se casaron en Brujas el 11 de abril de 1907. Él tenía 25 años, ella un año y medio más, pues ya había cumplido 27. Esta diferencia de edad le molestaba mucho a ella, por lo cual a menudo decía que tenía menos años. En cambio, a él le molestaba la diferencia de estatura, ya que era más bajo. Por eso ponía dentro de sus zapatos plantillas especiales, que le añadían un centímetro o dos y le pedía a ella que, cuando estaban juntos, no usara tacos altos. Pero estas no eran las únicas diferencias. Nuestro abuelo provenía de una familia en la que se hablaba el flamenco (neerlandés), la abuela de una de habla francesa, aunque eran flamencos. Ambos era católicos practicantes: el abuelo al estilo de su época iba a misa los domingos, confesaba y comulgaba en Pascua, cumplía con el ayuno, la abstinencia y hacía algunas donaciones a obras de bien; pero en su actividad comercial se movía con criterios propios porque ‘los negocios son los negocios’. La abuela era mucho más piadosa: rezaba el rosario y otras oraciones todos los días, tenía devoción a varios santos, participaba en peregrinaciones, etc. No eran un matrimonio armónico. Él era un hombre de negocios, en ellos centraba toda su atención y esfuerzo. A ella le interesaba la figuración y la vida social. Era muy celosa y periódicamente le hacía escenas. Ella tenía la convicción de pertenecer a la clase dirigente por herencia familiar. Se creía socialmente superior a su marido, cuyo padre era panadero y la abuela una granjera analfabeta. Como hemos visto, en realidad la diferencia no era tanta. Por el lado materno, los Mertens eran similares a los De Stoop, con la única diferencia que estos se habían enriquecido por las herencias recibidas. Por el lado paterno, la diferencia era mayor, pues los antepasados Oeyen eran granjeros y los De Wulf, pequeños comerciantes o gente que tenía un oficio. Sin embargo, si nos remontamos algunas generaciones, también encontraremos granjeros en la ascendencia de ella. Además, Joseph Oeyen, padre del contrayente era panadero, igual que el abuelo De Wulf y no olvidemos que su bisabuela era conserje en el edificio municipal. Quizás nuestra abuela ignoraba los verdaderos orígenes de su familia o bien prefería borrarlos de su memoria. Lo cierto es que se consideraba socialmente superior a su marido. Nuestro padre decía: “Creía haber nacido de la nalga de Júpiter”. El desprecio se extendía hacia sus cuñadas, por ejemplo a Stephanie Bollens, mujer de Ernest Oeyen, le decía: “Cuando uno se enriqueció haciendo salchichas, no es nada en realidad”. En verdad, no había hecho salchichas, sino que el padre era carnicero mayorista.

Nuestros abuelos Alberto Oeyen y Madeleine en viaje de bodas, 1907.

De este matrimonio nacieron 4 hijos en Amberes (ver descendencia Oeyen). Sabemos que antes del nacimiento del primero, perdió un embarazo de 2 mellizos, que no llegaron a nacer. 1. Alberto José León Gerardo (nuestro padre) nació el 9 de noviembre de 1908. 2. León José Clemente Gerardo nació el 1º de noviembre de 1909.

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Izquierda

Libreta de matrimonio civil de nuestros abuelos. Derecha

Hijos de Madeleine y Alberto. En la libreta de matrimonio civil anotaban también el lugar en el que los bautizaban.

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3. Régine María Josefa Berta Ernestina nació el 26 de septiembre de 1911. 4. Juan José Reginaldo León Mauricio Francisco nació el 3 de diciembre de 1919. Los tres primeros nacieron con pocos años de diferencia. La abuela consideraba que ya había cumplido con Dios, la patria y la familia con haber llevado adelante los embarazos y los partos. Decía que una mujer de su nivel social no debía estar metida entre pañales, mamaderas, ni nada por el estilo. Volvió a desarrollar su vida social en plenitud. De los hijos se ocupaban las niñeras y su hermana Bertha (Tatá), que fue a vivir con ellos y que gracias a Dios les brindó amor maternal. Extraña e insólita situación: ¡quien había sido elegida inicialmente como candidata al noviazgo con el abuelo Alberto, terminó criando los hijos que él había tenido con su hermana! Las cosas siguieron así hasta que en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y huyeron a Holanda, que no fue invadida por los alemanes. Allí no contaba con la misma ayuda y tuvo que hacerse cargo de sus hijos, especialmente al comienzo en que Tatá quedó en Bélgica con nuestro padre enfermo y también a partir de agosto de 1915, cuando ella volvió a Bélgica para criar a Georgette que había quedado huérfana.


En las cartas de esa época continuamente se quejaba por todo el trabajo que tenía en su casa y con los hijos. En lugar de aprovechar la situación y generar un mejor vínculo, sólo se lamentaba y les hacía notar cuánto se sacrificaba por ellos. Tatá trataba de animarla y ayudarla por medio de sus cartas, en las que le daba consejos, como por ejemplo: 29-6-1916. La mayor alegría que podrías darme sería que dijeras que te ocupás bien de los queridos chicos, que cuidás mucho de su alimentación, que velás para que todos coman bien, cada uno de acuerdo a su pequeño estómago. Pero al tener varios chicos, uno soportará mejor un régimen, mientras que para otro habrá que añadir algún pequeño cambio. No digo hacer un plato diferente para cada uno, lejos de eso, pero al menos variar mucho. [Agrega algunas recetas]. 26-11-1916. Acabo de recibir bien tu carta. Lo único que quiero saber es que todos estén bien y sobre todo que los chicos estén cuidados y no les falte nada. No me imagino las dificultades que pudiste tener, porque ignoro de qué naturaleza son. En todo caso, tené paciencia y coraje. Lo principal es que todos salgamos adelante sin que los chicos sufran. Esto basta. ¡Qué importan la casa o los muebles! La vida es lo primero. 17-3-1917. Digo a menudo que lo único bueno en la vida son los chicos. Son la meta en todo momento. Son los únicos pequeños seres que nos llenan el corazón, sediento de ternura y cariño. ¡Y cuánto uno es recompensado o pagado cuando te devuelven afecto por afecto! Bertha. La actitud de nuestra abuela no cambió, si bien no desatendía sus deberes, atendiendo la casa y los chicos, lo hacía a desgano. Les enseñó a leer, los alimentó y cuidó para que no se enfermaran, pero no les brindó amor. Eso provocó que se llevara mal toda la vida con nuestro padre y que no entendiera el trastorno de conducta de León, ni supiera cómo manejarlo. Hacia 1918, unos meses antes de que se terminara la guerra, Tatá dejaba la casa de Georges en Couillet, regresaba a Amberes para ayudarla y hacerse cargo de los chicos. Todo parecía volver a la normalidad y estos comenzaron a ir al colegio durante todo el día, de lunes a sábado. Luego, a medida que llegaban al secundario eran enviados como pupilos a diferentes colegios. Nuestro padre resumía este período de su vida en sus memorias: Al principio yo no había estudiado nada todavía y mi madre dijo que ella iba a enseñarme. Y me enseñó efectivamente los primeros elementos. Después fui mandado a los jesuitas en Amberes donde hice tres años: dos años de primaria y un año de secundario. Yo me entendía mal con mi madre y por esta razón decidieron alejarme de casa para evitar choques continuos. Me pusieron como interno en el Seminario de Basse Wavre.

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Estimo que el sistema de internado es injusto para los chicos. Se les priva de la vida en familia. Empecé en el Seminario y pedí varias veces a mis padres poder volver a casa y ser alumno externo. Claro, se negaron y me dijeron que mis estudios iban bien. Les propuse hacerlos mal, pero sin resultado. Así que quedé hasta 5º año, o sea cinco años en el Seminario. Cuando los tres mayores fueron colocados en internados, la presencia de Tatá en casa de nuestra abuela ya no era necesaria. Volvió a Brujas, pero no perdió contacto porque pasaba las vacaciones con ellos, como explica nuestro padre: Teníamos algo menos de dos meses de vacaciones en total. Y estos dos meses, cada año, iba con la tía Bertha y mi abuelo materno. Hacíamos una excursión o cosa por el estilo en Alsacia o Lorena.

Nuestra abuela Madeleine, hacia 1930.

Todo esto nos demuestra que nuestra abuela no tenía apego por sus tres hijos mayores y que Tatá hizo las veces de madre para ellos. Pero a fines de 1919 nació Juan, el cuarto de sus hijos. Fue en el marco de la explosión demográfica que hubo en Europa después de la Primera Guerra Mundial y de la epidemia de gripe española, que en conjunto habían provocado millones de muertes. Ella estaba por cumplir 40 años, por lo cual este hijo fue considerado y tratado como un hijo único, pues era “el hijo de la vejez”. Con él su actitud fue de un extremo al otro, del desinterés que había sentido por los mayores pasó a la sobreprotección del menor. Se encargó de cuidarlo y mimarlo en exceso, consintiendo todos sus gustos, tanto en su infancia como en su adolescencia y juventud. Esto marcó para siempre su personalidad, haciendo de él una persona egoísta, egocéntrica, caprichosa, amante de la buena vida y de todo lo que le producía placer, muy poco apegado al estudio, al trabajo y al esfuerzo. Nuestro abuelo desde Buenos Aires, lo comentaba el 27-5-1938: Sabés en qué condiciones me embarqué con Juan. Era en ese momento un muchacho difícil, imposible, perezoso, pretencioso, en pocas palabras una podredumbre. Mientras se dedicaba a Juan, sus otros hijos fueron creciendo y encaminándose en la vida. Nuestro padre a los 18 años, al terminar el secundario en Basse Wavre, fue enviado a Polonia a trabajar como vicegerente del aserradero que tenía su padre en Werba. Regine completó su secundario en Bruselas, donde tuvo por compañera a nuestra madre. Volvió a su casa para ayudar a su madre y fue restableciendo con ella un vínculo normal, superando en buena parte los rechazos de su infancia y adolescencia. Pero León seguía siendo un problema. De chico, las niñeras y Tatá no podían con él. Su padre le daba unas palizas tremendas y lo insultaba de todos los modos posibles. Pero no conseguían corregirlo. Lo pusieron pupilo en colegios religiosos. Pasó por varios, sin que pudieran corregirlo. Era mal alumno. Pero, como ocurre muchas veces cuando algún hijo tiene dificultades, a medida que iba creciendo,

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su madre fue asumiendo más su función materna: lo protegía, pagaba sus deudas y lo sermoneaba, sin ningún resultado. Como no pudo terminar el colegio secundario, los profesores recomendaron que fuera a una escuela de artes y oficios. A los 19 años, lo enviaron a la región de las Ardenas, la zona montañosa de Bélgica, a lo de un sacerdote que tenía un taller donde varios jóvenes con problemas adquirían conocimientos que les permitieran ejercer un trabajo. Estando allí le escribía periódicamente, él conservó toda su vida varias de estas cartas. Tal como lo hizo siempre, uno de sus argumentos favoritos era victimizarse reclamando que reconocieran todos los sacrificios que hacía. Y cuando quería darse un gusto, agregaba que también ella “aunque fuera por una vez”, podía hacer algo para sí misma: 5-3-1929. Mi querido hijo: Habría querido escribirte antes, pero como estuve un poco enferma, no pude hacerlo. Mi salud está realmente deteriorada por todas las dificultades padecidas en noviembre y diciembre últimos [no sabemos a qué se refiere]. Es así que por consejo de mi médico, voy a tomarme algunos días de relax, con un viaje de descanso muy necesario y también me parece que ampliamente merecido después de 22 años de dedicación y de cuidados incesantes entregados a un hogar con sujetos definitivamente tan poco hechos para comprenderlo, apreciarlo o agradecerlo. Si arreglo mis cosas, iré a verte después de Pascua. Pero te digo esto sin compromisos, ni promesas. En cuanto a tu nerviosismo, dominalo. Ya hiciste sufrir demasiado a los demás. Yo conozco esto de sobra. Te abrazo de corazón. Tu madre que te amó demasiado. Madeleine. [Una crisis cardíaca de su padre la obligó a postergar esas vacaciones, pero en mayo-junio se fue con Tatá a Roma 15 días para asistir a la beatificación de Don Bosco].

Nuestra abuela en un festejo familiar, hacia 1924. Juan está en sus rodillas; Régine, de pie en el extremo derecho y León sobresale junto a ella. Nuestro padre no aparece porque estaba en el Seminario.

26-7-1929. Juan es el 12º de su clase. Régine pasó con excelentes notas su curso de enfermería y con buenas notas las demás materias. Está muy bien. He aquí una chica que hace lo que puede para consolar a su madre. No diría lo mismo de Juan, pues el resultado no es suficiente, él puede más. Te envié una frazada gris y las revistas del auto club. Pero te ruego que no me pidas nada más, es mi último envío. Espero que en tu viaje no abuses de mi bondad con tus extravagancias, sino que sepas mostrarte digno de mis favores, que merecés tan poco… Aparte de estos sinsabores, su principal interés siempre fue la vida social. Tenía un grupo de amigas que pertenecían a familias

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importantes de Brujas y Amberes, con las que se reunía periódicamente a tomar el té con abundantes tortas y masas riquísimas. Con ellas a veces también participaba de alguna actividad caritativa o piadosa. Se llamaban a sí mismas “Los crisantemos”. Aunque para ella eran lo mejor de la sociedad, sus hijos decían que se dedicaban a criticar a todo el mundo y Juan expresaba su opinión el 3-8-1938: Aprovecharé la ocasión para decir también que no soy un animal farisaico al estilo de los ‘Crisantemos’, hacia las que mi respeto y admiración están muy mitigadas. (114) Casa en Kontich que habitaron los abuelos con sus hijos entre 1920 y 1923. Ya no existe.

Además le encantaba ir a los casamientos, bautismos, velorios y cuanta reunión hubiera en la familia o en su ambiente social, para lucir sus vestidos y galas. La preparación de cada una de estas reuniones le llevaba tiempo y esfuerzo. Esto la entusiasmaba, aunque, según su estilo habitual, lo hacía quejándose, como en su carta a su hijo León en diciembre de 1929: [Explicaba que había tenido mucho trabajo en su casa porque la nueva mucama era lenta y no tenía experiencia, luego agregaba:] Para colmo, los Stappers festejaron el domingo el compromiso de su hijo Jules con Simone Oeyen. Asistí con tu padre. Pero esto me había ocasionado dos semanas de corridas, que consumieron todos los minutos de mi escaso tiempo libre, por la cuestión del vestido y del arreglo personal, que debían estar bien por tu padre.

Casa de Roode straat (rue Rouge, calle Roja), nº 27, Amberes. Último domicilio de los abuelos antes de emigrar a la Argentina en 1939. El frente no cambió.

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Se mudaron muchas veces de casa, aunque siempre permanecieron en Amberes y sus alrededores. Ignoro cuáles fueron los motivos reales, aunque quizás haya sido reflejo de su interés por figurar socialmente. Cuando nuestro padre nació vivían en una casa alquilada en la rue de Bom Nº 32, ese mismo año se mudaron a otra que compraron en la rue des Architectes (calle de los Arquitectos) Nº 2, ambas en la ciudad. De 1914 a 1916, por la guerra, vivieron en La Haya, Holanda, luego se establecieron en la rue du Chène (calle del Roble) en Reet y después en una mansión llamada “Les Eglantiers” (rosales silvestres, tipo rosa mosqueta), en Kontich, ambas en las afueras. Volvieron a Amberes en 1923 y compraron casa en Av. d’Italie Nº 24, donde vivieron 10 años. En 1933 la vendieron y compraron en la rue Rouge (calle Roja) Nº 27, de donde partieron para la Argentina. También la administración de sus bienes le llevaba parte de su tiempo. Con el dinero que heredó, compró una casa en la costa, en Duinbergen, y acciones que cotizaban en la Bolsa de Valores, además de las del Molino familiar. En todo esto, escuchaba los consejos de los De Wulf, pero no los de su marido. Cuatro acontecimientos importantes marcaron la primera mitad de la década de 1930: El 11-4-1932 celebraron sus bodas de plata


matrimoniales, privadamente por el estado de salud de su padre, que murió poco después (22-6-1932). Se casaron nuestros padres (20-5-1933) y Régine con Hugo Lankens (27-1-1934). Juan a pesar de ser muy inteligente, cursaba sin pena ni gloria el secundario, no se destacaba, pero tampoco generaba problemas. Quien seguía dándolos era León. Al volver a la casa de sus padres, trataron de que comenzara a trabajar, pero no duraba en ningún puesto. En contra de la opinión de su esposo, su madre creyó que era mejor que trabajara por su cuenta y le dio dinero para que instalara un negocio para vender carbón, que se utilizaba mucho en la calefacción. Así fundó ‘Charbonex’ (apócope de ‘Carbón excelente’), ¡que fue un excelente desastre! Cobraba por anticipado los pedidos, gastaba lo recibido jugando a las cartas o con mujeres y luego no entregaba los pedidos o pedía plata prestada para cumplir con los clientes. Su madre o su padre terminaban por pagar los platos rotos y sacarlo de apuros, llenándolo de recriminaciones e insultos. Sentía terror hacia su padre y mientras él vivió en Europa sus desastres fueron ocasionales y más o menos manejables. Pero en 1935 nuestro abuelo planteó a la familia su decisión de irse por temor a una nueva guerra, que él consideraba inevitable e inminente. Varios lo apoyaron, entre ellos nuestro padre, quien explica en sus memorias la actitud de otros:

Los abuelos en casa de nuestros padres en Vriesdonck con Christian, Rose Marie y Bernardo, en 1936.

Por su parte, mi madre no quería de ningún modo dejar su país, su familia, sus amigas, etc. Hugo y Régine preferían también quedarse en Bélgica, pero acompañarían si los demás partían. Cuando mi padre decidió irse y establecerse en Argentina, mi madre tardó un año y medio en decidirse a viajar para reunirse con él. El abuelo, con 57 años de edad, partió del puerto de Amberes el 31 de agosto de 1937, llevando consigo a Juan, que tenía 18 y había terminado el secundario. Nuestro padre quedaba en Bélgica para liquidar las empresas y convencer a los demás de que partieran. Se estableció entre ellos una frecuente correspondencia, que se conserva casi íntegramente. Son unas 250 cartas y documentos. Cien son de nuestro abuelo, 117 de nuestro padre y 13 de Juan, a las que se agregan algunas de otros miembros de la familia. Hay en ellas muchísimos datos comerciales, pero también referencias a las dificultades que tuvieron en convencer a

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los miembros de la familia y liquidar sus bienes. He transcrito las partes principales en el libro “Viaje a la Argentina, la tierra prometida”. León había quedado al cuidado de su madre. En un comienzo se llevó bien con ella, luego el desorden fue total. Aparecieron historias que había logrado tapar y otras nuevas hazañas de todo tipo: estafas, robos y descontrol total, como ya detallé en el capítulo dedicado a él. Nuestro abuelo quería que se quedase en Bélgica el mayor tiempo posible. Pero ni nuestra abuela, ni nuestro padre pudieron con él. Llegó un momento en que la situación fue incontrolable, cada día aparecía un nuevo problema y su madre incluso quiso internarlo en un manicomio. Finalmente lo embarcaron con destino a Buenos Aires el 22 de julio de 1938. Ella, por su parte, por más de un año le dio largas al asunto. A veces decía que estaba decidida a partir, pero no daba los pasos necesarios, en otras ocasiones parecía que no quería viajar. No tenemos cartas de ella en este período, sino sólo el intercambio entre nuestro abuelo y nuestro padre. Todo este juego caprichoso y errático tenía harto a nuestro padre que no sabía qué argumentos utilizar para movilizarla. En cambio, era aparentemente soportado con tranquilidad por nuestro abuelo, que decía el 3-9-1938: Decile a tu madre que, en lo que me concierne, puede venir mañana si quiere, pero que le conviene venir con Régine. [León añadía a continuación:] Que no crea que se las podrá arreglar con el francés (aún en la Farmacia Francesa no hablan ni una palabra de francés). Aquí sólo se habla español, los otros idiomas sólo se utilizan para los negocios y muy poco. Quien la convenció finalmente fue su director espiritual, el P. Bannens, superior salesiano en Bruselas. Ella siempre tuvo admiración y devoción por Don Bosco, viajó a Roma para presenciar su beatificación y colaboraba económicamente con las obras de los salesianos. Este hombre supo tocar la fibra más profunda de su personalidad. Le dijo que como esposa cristiana no debía abandonar a su marido, sino seguirlo donde él estableciera su domicilio. Si no lo hacía por gusto, al menos debía hacerlo para cumplir con su deber, aunque esto le implicara sacrificios. Al llamarla a sacrificarse, ella se sintió comprendida. Estaba convencida que su vida era un constante sacrificio por su familia y así lo había repetido infinidad de veces. Se sacrificaría una vez más por cumplir con su deber. Comenzó a pregonar esto y todas sus amigas la alababan por su maravilloso espíritu de renuncia y entrega, lo que la llenaba de satisfacción. En unos meses vendió el chalet de Duinbergen, la casa de Amberes con los muebles y todo lo que no quería llevarse (tenemos la lista con el valor de cada objeto), así como algunas acciones que cotizaban en la Bolsa (quedándose con otras, que dejó a su hermano Joseph). Nuestro abuelo y nuestro padre le aconsejaban que también vendiera sus acciones del Molino familiar, pero los De Wulf le aconsejaron lo contrario y les hizo caso. Cuando estaba preparando su partida, surgió un inconveniente inesperado: cambiaron las leyes de inmigración y para cada uno era necesario un permiso especial de la Oficina de Migraciones argentina, denominado “llamada”. Ella y todos los que habían quedado en Bélgica tuvieron que hacer trámites en la embajada. Mientras, como la situación internacional se complicaba cada vez más y temía que la guerra comenzara, su marido en Buenos Aires coimeaba a un diputado y aceitaba a todos los funcionarios necesarios para acelerar al máximo la expedición de la bendita autorización. Entretanto ella, después de vender su casa, el 15-11-38 se instaló en el Hotel Carlton,

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por supuesto el más importante de la ciudad, donde recibía a sus amigas y organizaba su despedida. Por fin el papel llegó y se ultimaron los detalles para la partida. Fue un momento fundamental en su vida y han quedado muchos testimonios. Nuestro padre le escribía a nuestro abuelo: 15-2-1939. Nuestra madre partirá no con el ‘Belle Isle’ (que estará en reparaciones), sino por el ‘Groix’, que saldrá de Amberes el 28 del corriente, o sea dentro de 13 días. Está endiabladamente pesada y difícil. Me parece que un mes de soledad frente al mar, le hará mucho bien. 2-3-1939. Nuestra madre se embarcó el martes pasado a bordo del buque “Groix”, de los Cargueros Reunidos, que llegará el 27 [de marzo] a Buenos Aires, salvo imprevistos. La partida se efectuó sin inconvenientes y nuestra madre se fue con buen ánimo. Partida muy ruidosa. Había en el muelle 30 personas para ella, diez ramos de flores, telegramas, etc., precedidos por un almuerzo de despedida en lo de Régine. La familia De Wulf estaba presente en pleno, además de Hugo, Regine y yo. Hubo bastante animación, bebimos abundantemente, bromeamos y después todo anduvo sobre ruedas. Koopal estaba en el muelle con un ramo de flores (emotivo) y también Simon Smits en persona [agente de aduanas con quien trabajaban]. En fin, nuestra madre estaba muy satisfecha. Más adelante nuestra abuela leyó estas cartas (quizás Juan se las dio cuando la llevó allí) y para hacerle ver que se había enterado de sus comentarios, reescribió la despedida en tono de broma, en una nota dirigida a nuestro padre con membrete del Bristol Hotel, de Córdoba: Partida. La Sra. Oeyen, nacida como Madeleine De Wulf, esposa legítima de Alberto Oeyen, se embarcó hoy en Amberes con destino a América del Sur a bordo del buque ‘Groix’, de los Cargueros Reunidos. Las despedidas fueron emocionantes. Toda la familia De Wulf (hasta el grado más lejano), en total 30 personas, se reunieron en lo de Régine para el almuerzo, un gran almuerzo; bebimos mucho, bromeamos y todo anduvo sobre ruedas (aún ella misma). Después fuimos al muelle con bombos y platillos (las 30 personas, Hugo, Régine y yo), después venía un coche con flores, después los Crisantemos [sus amigas]. En el muelle Don Guillermo [Willy Koopal] con un enorme ramo de flores, muy emocionante; y Simon Smits en persona. Únicamente la familia Oeyen no estaba, ni había sido invitada [nuestro padre estaba, pero no el resto porque estaban enfermos; lo remarca como un desaire, signo de la eterna pica que había entre ellos]. Llegaron numerosos telegramas, uno de ellos desde Roma: ‘Roma, 27. Nos obispo y apóstol, arzobispo y cardenal (casi Papa) ofrecemos a la Sra. Oeyen-De Wulf nuestra bendición más plenaria. S. Van Roey (arzobispo de Malinas)’. [Aunque era pariente lejano de su cuñada Clotilde Op de Beek, es improbable que lo haya enviado. Fantasea imaginando este telegrama, como un signo de la importancia de su persona]. Otro: ‘Bruselas, 27. Buen viaje y viento de c… [cola]. Sin firma’. [Textualmente en flamenco: ‘viento en el culo’, frase muy grosera. Quizás se refería a alguien que se alegraba de su partida]. ‘Bruselas, 27. Gracias por sus donaciones. Rogamos al Señor para que le dé una larga vida. Celebraremos 50 misas por sus intenciones. Le deseamos buen viaje y

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pronto retorno. La obra de don Bosco’. [Quizás sea real, ya que la abuela y Tatá eran colaboradoras]. ‘Brujas, 27. Ruego al Señor para que te dé una larga vida, alegría en la tierra y gozo en el cielo. Madre Marie de Loyola – Marie Muylle’. [Puede ser auténtico, ya que era prima de nuestra abuela]. Después la fanfarria entonó el Rerum Novarum [‘De las cosas nuevas’, nombre de una célebre encíclica de León XIII] y de golpe, llevada por una grúa, de un salto (verdaderamente celestial) subió al barco. [Quizás sea un dato más del marco grandioso en el que coloca su partida: carruajes, flores, fanfarria, telegrama del cardenal, etc.; o bien una alusión a que iba a estar en contacto con ‘el cielo y el océano’ por un mes]. Llegará a Buenos Aires (salvo contratiempos) el 27 de marzo de 1939. Por supuesto, si no pierde el barco en alguna de sus escalas. Hugo y Régine, sus hermanas Tatá, Julia, Jeanne y Alexandre, así como sus amigas, le escribieron, pero salvo algún detalle, no hay nada especial que deba ser destacado. Sólo grandes declaraciones de amistad eterna, alabanzas por su coraje y fortaleza al embarcarse, descripción de lo emocionante que fue su partida, que esperaban volver a verla, rezaban por ella, etc. Por ejemplo, la Sra. L. Duquenne, una integrante de los ‘Crisantemos’, el 2-3-1939, decía: Querida amiga: Usted ha sido valiente hasta el final y Régine acaba de contarnos por teléfono que ¡¡el barco demoró una hora en ponerse en marcha!!... Aproveche bien el viaje, sobre todo para descansar la pierna enferma y escríbanos pronto. El 8-3-1939, unos días después de que se embarcara, le escribía el P. Ph. Bannens, su director espiritual. Sabiendo cuánto le costaba, la alentaba. También tiene algunos párrafos con apreciaciones sobre la familia, que merecen transcribirse: Muy querida y devota cooperadora: Dios sabe cuánto he pensado en usted y cuánto he lamentado esta partida tan necesaria. Mi gran inquietud, mi gran preocupación es su salud, su coraje y su energía moral, porque todo esto será necesario en este largo viaje y ante las nuevas perspectivas que aparecen en el horizonte. Lo que me consoló es su gran espíritu de fe, su confianza en el Sagrado Corazón, su optimismo acostumbrado a las pruebas y a los sacudones morales desde hace tantos años. Reconozco que la tristeza causada por su partida, me dio al principio un poco de angustia, pero luego he vuelto a confiar firmemente en la bondad paterna del buen Dios, que nunca le faltará. Por lo tanto, le repito de todo corazón, querida señora, tenga coraje y confianza en el Señor, que es testigo de tanto heroísmo por parte suya y no puede dejarse vencer en generosidad. Mi mayor deseo es que usted sea feliz allá y que lleve su cruz con tanto coraje como lo ha hecho anteriormente. Me pregunta usted cuáles son mis impresiones con ocasión de su partida, cuya lentitud fue realmente exagerada. Estoy feliz de su pedido y le hablaré francamente. Era la primera vez que tenía la ocasión en encontrarme con sus hijos y su familia. Todos me hicieron la mejor impresión. Su [hijo] Alberto me pareció un muchacho muy transparente, dotado de mucho sentido común y cuya compañía debe ser agradable. Más de una vez le vi enjugar sus lágrimas. Felizmente, se consolaba él, es sólo por tres meses y entonces nos

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volveremos a ver todos definitivamente. El juicio de usted sobre él es igual al mío. Su madre puede estar orgullosa de él. En cuanto a su hija Régine, me conmovieron sus abundantes lágrimas; en algunos momentos estaba realmente sofocada. Me pareció una buena hija, que quiere mucho a su madre. Esto me alegró mucho porque constaté el dulce testimonio de sus hijos que la aman más de lo que yo suponía. Estoy realmente contento por usted y no me explico algunas actitudes que ellos tuvieron anteriormente. [Sin duda, ella le había hablado siempre mal de ellos]. En cuanto a su yerno [Hugo] me pareció muy compuesto en su modo de ser, demostrando mayor indiferencia, pero escondiendo un alma bella. Ciertamente no tiene un aspecto tan distinguido como Alberto, pero me parece que es un hombre serio. Admitió ante mí que le cuesta un poco dejar Bélgica, pero agregó que haría todo lo posible por adaptarse a la nueva vida. En cuanto a su hermano Joseph es del tipo del deber ante todo. Lo he visto más de una vez enjugar una lágrima; debe querer mucho a su hermana Madeleine, pero le parece aún más importante que ella cumpla su deber. Espera volver a verla un día y tiene la convicción de que usted será más feliz allá. Me queda aún por hablar de su hermana [Tatá]. Es una persona distinguida, quizás menos expansiva, pero que dejaba entrever un gran afecto por su querida Madeleine. En cuanto a los demás miembros de su familia presentes en su partida, me impresionaron muy favorablemente. A pesar de los buenos deseos, el comienzo del viaje fue difícil, aunque parece que luego mejoró, de acuerdo a lo que dicen estas cartas: [De nuestro padre a nuestro abuelo] 15-3-39. Nuestra madre comenzó su viaje en muy malas condiciones. Estuvo descompuesta, mareada y vomitando desde Amberes hasta Casablanca inclusive. Es así que sus cartas son un largo lamento al respecto [no las tenemos]. Salvo imprevistos, llegará a Río el 24 del corriente y le escribiré. Entre tanto está en el Atlántico y por lo tanto no podemos tener noticias suyas. Sin embargo, supongo que el tiempo habrá mejorado a partir de Casablanca, al entrar en zonas cálidas. [De nuestro padre a su madre] 15-3-1939. Hemos recibido bien tus diferentes cartas, que nos interesaron mucho. Realmente no tuviste suerte con el comienzo de tu viaje. Pero esperamos que para la gran travesía el tiempo haya sido mejor y que hayas podido gozar un poco de la vida a bordo, que me parece debe tener también su encanto. Todos reunidos te deseamos un feliz arribo a Buenos Aires y una agradable travesía hasta allá. Esperando volver a verte, te enviamos un avión lleno de besos”. [De nuestro padre a nuestros abuelos] 12-4-1939. Hemos recibido la carta de nuestra madre [no la tenemos] anunciando su llegada y nos alegramos de conocer esta buena noticia. Merece destacarse el modo en que embaló sus pertenencias y las consecuencias que se siguieron de esto: [De nuestro padre a nuestro abuelo] 2-3-39. Como regalo de despedida, nuestra

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madre me dejó para que pague la factura de la caja de mudanza. Smits acaba de presentar la dolorosa, que pagué bajo reserva de que sea aprobada, ¡nada menos que por 3.700 Fr.! Creo que ella hizo en esto una monumental macana, pero no quiso escuchar objeciones. [Tenemos el original de esta factura, que especifica que la caja pesaba 2.400 kg. y contenía efectos personales muy frágiles]. Como la caja es de más de 2 m3, paga 30 Fr. más de flete por cada m3 que si se tratara de bultos pequeños. Además fueron necesarios documentos (factura consular, control de contenidos, etc.), cuyo costo de fue de unos 450 Fr. Después el transporte al muelle y embarcarla, que costaron 250 Fr. Por fin (y esto lo pagó ella misma), la caja en sí misma costó la módica suma de 750 Fr. Todo esto porque ella se imagina que en Buenos Aires bastará con decir que es una mudanza para que la aduana no cobre nada, lo que creo que debe ser totalmente falso. Traté de disuadirla, Smits también, pero no hubo nada que hacer. Para que todo sea más fácil, esta caja mide de 8 m3 [2 x 2 x 2 m]. La documentación sale con el próximo barco de la Royal Mail. [De nuestro padre a su madre] 15-3-1939. Recibí de Van Mol un pequeño recuerdo de tu partida: “27/2. De la rue de la Giroflée al hangar 13, 1 ½ hs. a 20 Fr. son 30 Fr.”. Supongo que estás de acuerdo y debito de nuestro padre este monto, así como la cuenta de Smits. [De nuestro abuelo a nuestro padre] 15-4-1939. Tu madre trajo como regalo de bienvenida una caja por la que hubo que pagar $50.000 de derechos aduaneros. ¡¡Podés comunicar la buena noticia a Smits!! De todos modos, traé todo lo que quieras, pero como equipaje y sobre todo ¡¡nada con factura, ni reconocimiento consular!! ¡¡Cuidado!! [Nuestro padre le contestaba] 21-4-1939. Recibo en este instante tu carta del 15 del corriente. Con respecto a la caja de nuestra madre, Smits habría podido quizás enviarla al diablo en lugar de aceptar sus fantasías. Pero de todos modos, nuestra madre no puede poner este asunto sobre las espaldas de Smits, ni de ninguno de nosotros. Creo que ella había conocido un capitán retirado, de Brujas, que le había dado este magnífico dato. Después por más que insistí, así como Smits, ella se mantuvo en su postura. Agregaría que, aunque me parecía que era más caro bajo todo concepto, estaba lejos de prever que la caja costaría eso. [De nuestro abuelo a nuestro padre]. 26-4-1939. Como ya lo dije muchas veces, las valijas y los baúles son abiertos en la Aduana, pero son muy amplios en lo que concierne a su contenido. Hablando prácticamente, ni Juan, ni yo, ni León, ni la Sra. de Friedmanis, ni aún tu madre, hemos tenido dificultades por los baúles y las valijas, ni hemos pagado un centavo por su contenido. En lo que concierne a las cajas, ya es más difícil: todo debe ser abierto y hay que sacar todo para que se vea que no hay contrabando. Por lo tanto, la consigna para ustedes es: metan en sus baúles y valijas todo lo que puede ser nuevo o tener valor. Por ejemplo, platería, cristales, estaños, porcelanas, etc. y en las cajas todo lo que no lo tiene, por ejemplo, zapatos viejos, ropa usada, cosas de la casa, etc. Sobre todo, a ningún precio, grandes cajas (como la de tu madre), ni facturas consulares, ni envío como mercadería, en una palabra nada de reconocimientos. La caja de tu madre me dio muchísimo trabajo y en este momento aún no salió de la Aduana. Nos hemos dirigido a la Administración Central de la Aduana y al Cónsul de Bélgica para explicar que ese equipaje había sido enviado por error como

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mercadería. Espero que finalmente los gastos para sacarlos de la Aduana se reduzcan a unos 10.000 francos belgas. Una vez en Buenos Aires, nuestra abuela debía preparar la llegada del resto de la familia, que se embarcó dos meses después. En lugar de reservar cuartos en un hotel, los recibió en su departamento. El momento fue tan impactante que nuestros padres lo describen en sus memorias: [De nuestra madre] Cuando llegamos a Buenos Aires, nos alojamos en el departamento de mis suegros. Evidentemente éramos muchos. Porque éramos nosotros, cinco chicos, además de Hugo, Régine y Tatá. Alberto y Hugo debían dormir sobre la alfombra en el comedor, ¡lo cual no era muy cómodo! ¡Sobre todo porque el barco era muy cómodo! A Tatá le habían dado una cama. Yo también estaba en con tres chicos en la misma cama. Y Beatriz estaba en una caja que mi suegra había arreglado como cuna. [De nuestro padre] A mi madre le había parecido divertido decir que le faltaba un dormitorio y que por consiguiente, Régine dormiría con Yvonne y que tenía como cuna para la pequeña Beatriz un cajón de frutas. Hugo y yo podíamos dormir en el comedor sobre la alfombra con una almohada para nuestras cabezas. Había dormido mal más de una vez en mi vida, pero esto fue un récord. Quienes pongan esto en duda, sólo tienen que acostarse alguna vez sobre una alfombra con una almohada para sus cabezas. No sé si dormirán, pero de todos modos yo no pude pegar un ojo en toda la noche. En pocos días la vida se organizó de mejor manera y cada uno tuvo su casa. La relación con nuestros padres y sus hijos volvió a la normalidad, al menos por un tiempo y en esa época, los abuelos iban con cierta frecuencia a Martínez, los fines de semana. Para Navidad o Año Nuevo íbamos a visitarlos a su departamento o nos encontrábamos con ellos en la casa de los tíos Régine y Hugo, en Belgrano. Pero, más adelante, una de las veces en que nuestra madre quedó embarazada, el abuelo le dijo a nuestro padre: “Sos un inconsciente, vas a terminar matando a tu esposa y, además, con tantos hijos, todos serán simples obreros”. Él le respondió que eso era de exclusiva incumbencia suya y de su esposa, que el abuelo no se metiera. Él se ofendió y desde entonces vino con mucha menor frecuencia. La relación se hizo más distante. Los abuelos siempre tuvieron buena relación con Régine y Hugo. Y la acompañaron mucho en los cuatro años en que él fue convocado como oficial de reserva a prestar servicio durante la Segunda Guerra Mundial, que había comenzado el 2 de septiembre de 1939. Con respecto a Juan, su amor al trabajo, adquirido en el tiempo que estuvo solo con su padre, estaba muy ligado al dinero que ganaba, que le permitía darse los gustos y a los 18 años comprarse un auto. Pero cuando su madre se estableció en Buenos Aires pudo encontrar un modo más fácil de tenerlo sin tanto esfuerzo; vivía a sus costillas y dejó de trabajar con su padre. Así pudo dedicarse a lo que le gustaba: el teatro, el cine y sus amigos. Y como compensación, la llevó en su auto a Córdoba y Mar del Plata. Pero el país no le gustaba a ella y no volvió a viajar al interior, ni siquiera para acompañar a su esposo, que se iba de vacaciones con Régine y Hugo; salvo en una oportunidad, en marzo de 1948, en que viajó con él a Mar del Plata para ver un chalet, que no compraron. Diferente fue la situación con León, que mientras estaba bajo el control de su padre se había portado razonablemente bien. Después de un tiempo, resolvió que la vida de campo le caería bien. Su padre compró una granja en Moreno, Provincia de Buenos Aires, una zona que aún era rural. Allí fueron a verlo varias veces con parte de la familia, incluyendo a mis

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hermanos mayores. Hay fotos de ellos y del tío Juan andando a caballo en ese campo. Pero al cabo de un tiempo, se repitieron los problemas que había tenido en Bélgica con “Charbonex”: estafas, desatención de la granja, escapadas para ir al casino, etc. Para ayudarlo y controlarlo nuestra abuela fue a veces a hacerle compañía y desde allí le escribía a su esposo y su hija Regine (tenemos 5 cartas). En agosto de 1943, decía:

La abuela en Martínez con Christian, Rose Marie, Bernardo, Francine, Beatriz y Pedro en sus brazos, en 1942.

El martes tuve un viaje horrible. Después de esperar una hora [que la fueran a buscar con un carro a la estación], tuve que hacer el camino a pie, lo que demandó otra hora, saludando a cada instante, en medio de un barro indescriptible. Mis zapatos pesaban enormemente, agrandados por masas de barro. En resumen, dos horas bajo la lluvia torrencial. Fue necesario que tuviera mucho coraje para no volverme. Estamos aquí muy inmovilizados por este tiempo, sin carro. En estos días de grandes lluvias disminuyó la producción de huevos. Adjunto la cuenta de los huevos. ¿Hay noticias interesantes de la guerra? ¡Qué lástima que Tatá no pueda venir un día! Espero ver pronto a alguno de los míos. Mil besos a todos. Madeleine Oeyen. Podemos imaginar el fastidio de nuestra abuela, que había dejado de ser una dama de la sociedad en Bélgica para convertirse en granjera, chapaleando barro, cuidando gallinas y cerdos. Finalmente resolvieron vender la granja. León se casó en Buenos Aires a los 35 años, el 10 de febrero de 1945 con Stella Genovese. Su madre pensó que con esto recuperaba su libertad, pero como nunca quiso aprender a hablar castellano y no conocía a casi nadie en Buenos Aires, no tenía nada para hacer. Poco después terminaba la Segunda Guerra Mundial y comenzaba la lenta y difícil reconstrucción en Europa. Al año siguiente, el 113-1946, su hermano Joseph, en su calidad de administrador y director, le escribía una carta con membrete de los Bloemmolens De Wulf: Mi querida Madeleine: Sería absolutamente necesario que volvieras por cierto tiempo a Bélgica para poder arreglar con vos algunos asuntos relacionados con nuestra sociedad (levantar la indivisión de una parte de las acciones, modificar el estatuto, etc.). Tu presencia sería también necesaria para defender ciertos bienes que dejaste en Bélgica. Esperando tener el placer de volverte a ver, te abrazo muy afectuosamente. Joseph. En Bélgica habían quedado bienes propios y otros de la familia, que quería recuperar. En las mismas condiciones estaba Tatá y resolvieron hacer el viaje juntas. Partieron de Buenos Aires el 12 de julio de

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1946. De este viaje sólo tenemos de ella unos breves saludos que añadía al pie de las cartas de Tatá, que comentaré en el próximo capítulo. Pero no cabe ninguna duda que para ella era muy importante reencontrarse con sus hermanos Joseph y Julia (los únicos que aún vivían), con los demás parientes, sus amigas de los “Crisantemos”, conocidos y amistades varias. Pensó en volver triunfante para vivir como antes por unos meses, pero nada fue igual. Varias amigas habían muerto, otras estaban enfermas, se habían exiliado o perdido familiares y bienes, todas estaban más viejas y padecían las privaciones de la post guerra. En los reencuentros ya no brillaban los antiguos chismes jugosos, sino que eran un largo lamento. Ella ya no era la figura estelar, ni un modelo de sacrificio, porque otras habían padecido mucho más. No fue lo soñado. Sin contar el tiempo que perdió haciendo trámites y gestiones por sus bienes. Esto duró casi cuatro meses, la ida y el regreso le llevaron otro tanto; llegararon el 11 de febrero de 1947. Su vuelta a la vida de Buenos Aires no fue muy feliz. Nada había cambiado, salvo que al mes siguiente, el 10-3-1947, León por medio de su esposa le reclamaba ayuda para instalar un garaje. Con tal de que ese matrimonio no se quebrara y él no volviera a estar solo, accedió, como ya vimos. No sirvió de nada porque dos años más tarde Stella Genovese lo abandonaba y el garaje iba a la quiebra. Nuestra abuela nunca practicó ningún deporte, ni hizo gimnasia; llevó una vida muy sedentaria y comió todo lo que le gustaba, sin hacer ningún tipo de régimen. A los 69 años, en agosto de 1949, se enfermó y la internaron en el Hospital Alemán, de Buenos Aires. El diagnóstico fue terminante: tenía diabetes, problemas renales, circulatorios y cardíacos, comienzos de arterioesclerosis, etc. En una palabra todo su organismo estaba deteriorado y no había modo de curarla, porque si arreglaban una cosa, se desarreglaba otra. Creo que, además, había perdido todo interés por la vida. Como tantos que emigran en circunstancias críticas, añoraba e idealizaba su país de origen y nunca se incorporó realmente al que la había recibido. Nuestro padre lo comenta en sus memorias: El 12 de agosto de 1949 murió mi madre. En 1939, ella finalmente había seguido a su esposo a Argentina. Pero no le gustaba América del Sur y no quiso nunca aprender el castellano. Es evidente que sin sus amigas de los “Crisantemos” y sin su querida familia (los De Wulf), no sabiendo hablar castellano, ni queriendo hacerlo, se había aburrido espantosamente los últimos once años de su vida. Pero no podíamos hacer nada: ¡¡No se puede cambiar de clima, idioma y costumbres sin poner un poco de buena voluntad!!

Nuestra abuela, con Tatá y otros pasajeros, a bordo del buque que los llevaría de vuelta a Bélgica, en 1946.

La sepultaron provisoriamente en el cementerio de la Chacarita, luego nuestro abuelo compró una parcela en Olivos, edificó la bóveda familiar y se hizo el traslado el 22-3-1954. Sus hijos reclamaron la parte de herencia que les correspondía. Nuestro abuelo les entregó diversos bienes, entre otras cosas, un campo que había comprado en el norte de la Provincia de La Pampa, en Telén cerca de la Estación Victorica, que ellos vendieron.

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19 NUESTRA TÍA ABUELA BERTHA DE WULF (TATÁ)

Tatá con sus sobrinos Alberto, León y Régine Oeyen, hacia 1914.

Bertha Marie Mathilde Julie, la quinta hija de nuestros bisabuelos, nació en Brujas el 20 de diciembre de 1877. La cédula de identidad y el pasaporte nos dan sus datos: medía 1,57 de altura, tenía rostro oval, cutis blanco, ojos marrones, cabello castaño, nariz de dorso recto y base irregular, boca y orejas medianas. Todos la llamaban Tatá. Nos unen a ella lazos muy profundos, por eso le dedico un capítulo especial. Permaneció soltera toda su vida. En su juventud, el romanticismo reinante le había hecho soñar con amores imposibles. Ella decía que había tenido pretendientes, pero los había rechazado por estar enamorada de un capitán del ejército, encandilada por su hermoso uniforme, pero él no le había correspondido. No sabemos si esto es verdad o una fábula que inventó más adelante. Como ya expliqué, lo que sabemos es que nuestro abuelo Alberto Oeyen pidió permiso para iniciar un conocimiento mutuo, previo noviazgo formal, y que el padre de ella derivó el pedido hacia nuestra abuela Madeleine, que acababa de romper un noviazgo y estaba muy triste. No sólo fue algo injusto, ya que Tatá era mayor que su hermana y menos agraciada, sino que fue un atropello a los sentimientos y deseos de nuestro abuelo. Esto hoy en día es incomprensible, pero era habitual en esa época en que la autoridad paterna era absoluta. Yo estoy convencido que si los hubieran dejado casarse, habría sido un buen matrimonio y se hubieran llevado bien. Nuestra abuela tuvo tres hijos en tres años y le pidió ayuda a Tatá para criarlos. Esto era normal, ya que a menudo las que quedaban solteras cuidaban a sus padres ancianos o colaboraban con sus hermanas casadas. Lo curioso es que en este caso esto se produjo a pesar de la situación anterior y terminaron viviendo en la misma casa ella y nuestro abuelo, sin que nunca pasara nada inconveniente entre ellos. Nuestra abuela se ocupaba más de la vida social que de sus hijos, que quedaban a cargo de las niñeras. Con la incorporación de Tatá al grupo familiar, los chicos encontraron en ella una clara referencia materna y ella los quiso como si fueran sus propios hijos, ocupándose de ellos en todo. Como ejemplo, veamos el relato que hizo nuestro padre en sus memorias: En 1914 [el 29 de julio] estalló la Primera Guerra Mundial, que trajo como consecuencia que abandonaramos la ciudad de Amberes, demasiado amenazada por las tropas alemanas, para refugiarnos en Brujas, donde vivían mis abuelos maternos. Allí me contagié una enfermedad infantil, que me impidió irme. Por su parte mis padres, ante el avance de las fuerzas alemanas, huyeron a Holanda [que no fue ocupada] y yo me quedé

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solo, con mi abuelo y la tía Bertha en Brujas. Estuve allí más o menos seis meses y después con la tía pasé a Holanda. Cruzamos la frontera sin dificultad y llegamos a La Haya donde estaban mis padres. Estaban en una casa y yo fui con la tía Bertha a una granja donde me quedé por más o menos medio año más. Era una vida campesina. Eran protestantes, tenían un horario muy estricto de oraciones y teníamos que callarnos, porque el dueño de casa decía que oraba por toda la familia, que aún los más chiquitos tenían que callarse ante la Palabra de Dios. Aparte de esto, tuve la vida normal de un chico de cinco años. Después salimos de esa granja y me reuní con mis padres. Es curioso ver que quien se queda a cuidar al chico enfermo no es la madre, sino Tatá. Y que una vez llegados a Holanda, ella y el chico son alojados lejos de sus padres. La definitiva reunión de nuestro padre con ellos se dio por una circunstancia fortuita, por la que Tatá tuvo que volver a Bélgica. Hacia mediados de 1915 murió Victorine Dupuis, la esposa de su hermano Georges, quien pidió que fuera a ayudarlo para criar a su hija Georgette, que tenía 7 años. Ignoro cómo hizo este pedido, pero sospecho que hubo mucha presión paterna para que ella aceptara. Se había creado un vínculo muy fuerte entre ella y los chicos, por lo cual le costó mucho dejarlos para ir a cuidar a una sobrina con la que no había tenido mayor contacto, ya que vivía en otra ciudad. Sin embargo, aceptó y volvió a Bélgica ocupada por los alemanes. Pero su corazón estaba desgarrado, como lo señaló en sus primeras cartas: 24-8-1915. Muy queridos Alberto y Madeleine: Llegué bien a Amberes cerca de las 7 de la tarde. Pensé mucho en ustedes y en los chicos muy queridos. Verdaderamente me atormenta pensar en ellos. ¿Cómo andan? ¿Y mi querida pequeña Ginette [Régine]? ¡Qué vacío hay alrededor mío! Abrácenlos muy fuerte de parte mía. Esta mañana fui a la casa de ustedes. Todo está en perfecto orden. Les enviaré la ropa que me pidieron. Vi a Alphonse [Oeyen] y Elodie [su esposa], y esta tarde vendrá Clémence [Oeyen]. Todos están en perfecto estado de salud. Mañana o pasado parto para Couillet. Hasta luego, queridos Alberto y Madeleine, así como a los queridos chicos. Escribime cómo anda tu salud, querida Madeleine. Los abrazo a todos de todo corazón. Un amistoso saludo al señor y a la señora [donde se alojaban]. Su hermana que los quiere mucho. Bertha. 27-8-1915. Muy querida Madeleine: Ya estoy instalada en Couillet. En Amberes tuve bastante trabajo, lo que impidió pensar y estar triste. Pero ahora que estoy sola, ¡cómo siento el vacío y el aislamiento! ¡Qué dura es la separación de los queridos chicos! ¡Cuánto me faltan, mi querida Madeleine! Pienso en ellos continuamente. ¿Podré alguna vez acostumbrarme? Los retratos de mi muy querida pequeña Régine están expuestos

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en mi cuarto y cuando lloro demasiado, me parece que me infunden coraje. Es mi lugar predilecto, junto a mis retratos y recuerdos más queridos. Y ustedes, mis queridos hermano y hermana a los que me siento muy unida, ¿cómo andan? Escribime seguido, mi querida Madeleine, hablame de ustedes dos, de Beber [Alberto], de Lolo [León], de mi querida pequeña ahijada [Régine]. A cada hora voy al buzón para mirar. Las noticias de ustedes me reconfortarán un poco y me ayudarán a dominar mi tristeza, que parece desesperación. Para terminar, mi querida Madeleine, te abrazo con todo el cariño de mi corazón. Bertha. 28-8-1915. ¿Cómo andan ustedes y cómo andan los queridos chicos? Pienso en ellos constantemente y hay un gran vacío alrededor mío. Georges y Georgette están bien, la pequeña ignora aún la pérdida de su madre. Ella habla mucho de Beber, de Lolo y de Régine, y esto me alegra. Tengo la ilusión de estar junto a ellos… La guerra impedía las comunicaciones normales, ya que todas las cartas eran revisadas por la censura alemana, por lo cual la correspondencia tardaba mucho en llegar. Esto la desesperaba porque no recibía noticias de los chicos. Escribía casi todos los días reclamando entre lágrimas que le contestaran. Tenemos siete cartas que envió (probablemente otras se perdieron), antes de recibir respuesta, que llegó el 12 de septiembre, casi tres semanas después de su partida, trayéndole algo de paz y tranquilidad. Sin embargo seguía angustiada al no poder estar con ellos: 17-9-1915. ¿Cómo andan los chicos muy queridos? Siempre pienso mucho en ellos y quisiera tanto que esta triste guerra terminara para ir a verlos y abrazarlos... ¡Qué feliz era junto a mis queridos mocosos, que consideraba como míos! ¡Y qué cruel es la separación! Esto me da mucha pena. Por eso, querida Madeleine, en cuanto tengas un poco de tiempo hablame de ellos, decime qué hacen, qué les interesa, si van mucho al mar. Pronto podré enviarles un libro o dos para enseñarles a leer a los niños y una pequeña gramática con las enseñanzas básicas, que les interesarán. Y si puedo conseguir el libro de lectura “Pequeñas historias para los que comienzan”, también lo agregaré… A pesar de sus deseos, la guerra con su carga de muertes, sufrimientos y opresión, se prolongó tres años más y no pudo viajar a Holanda para verlos. Pero la vida siguió su curso y las cosas se fueron organizando. Georges tenía una buena posición económica y contaba con personal de servicio e incluso con una institutriz que se ocupaba de Georgette. Tatá tenía que hacer de ama de casa, supervisando al personal. No era algo que le costara, pues tenía todas las condiciones para eso: le gustaba cocinar y tenía cuadernos con gran cantidad de recetas, la limpieza de la casa no tenía secretos para ella y atesoraba fórmulas para quitar todo tipo de manchas, tejía mucho y muy bien, hacía puntillas al crochet, sabía coser, etc. Le gustaban todos los chicos y se llevaba bien con ellos. Se fue acostumbrando al lugar y generando un vínculo profundo con Georgette, que se prolongó a lo largo de toda su vida. Sin embargo, no se olvidaba de los que había criado anteriormente y escribía a menudo a nuestra abuela pidiendo noticias, incluso le enviaba a veces recetas para que hiciera los platos que más les gustaban, le daba consejos sobre cómo vestirlos, cuidarlos y educarlos, porque los conocía mejor que la propia madre. Así, cuando ya vivían en Amberes, pero los chicos no iban aún a la escuela, sino que nuestra abuela les enseñaba en su casa, le escribía el 29-11-1916:

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Te escribo con respecto a Beber. Me decís que ya no escribe nada. Así es, Madeleine, la enseñanza en casa tiene ese aspecto defectuoso porque los chicos carecen de estimulo. En clase, todo les habla de estudio y ven cerca de ellos a sus compañeritos, que predican con el ejemplo. La fuerza del ejemplo es muy poderosa en un niño. El estudio es árido a la edad de Beber [tenía 8 años] y es posible que la tarea les sea facilitada por pequeños medios que uno no tiene en casa. En primer lugar, en clase la maestra sólo tiene eso en la cabeza. ¡Y cuánta paciencia puede tener! En cambio, la madre de familia, con todas sus ocupaciones, preocupaciones y cosas de su casa en la cabeza, ¿cómo quieres que tenga las cualidades, que son sin embargo necesarias, para hacer que los niños trabajen? El resultado es que a los chicos no les gusta lo que se les enseña. Es lo que comprobamos en Georgette, que tiene sin embargo una maestra en casa y a quien yo llevo con suavidad para conservar una atmósfera de tranquilidad y dulzura. Porque forzar a un chico es provocar la rebeldía en él. Sin embargo, después de la guerra estamos de acuerdo con que vaya a la escuela. No importa si ahora perdemos algunos meses. Sería una gran torpeza que ahora fuera a cosechar enfermedades cuando hacemos lo imposible para que esté bien de salud. Y además, no son los chicos que siendo jóvenes son más brillantes, los mejores más adelante. [Comenzó a ir al colegio de las religiosas de Notre Dame en abril del año siguiente, después de Pascua, aunque la guerra no había terminado]. Tené paciencia con el chico, querida hermana, y obtendrás buenos resultados. Abrazalos mucho de parte mía. Bertha. En total se han conservado 46 cartas de esa época y sabemos que otras se perdieron o no llegaron nunca a destino. Hacia mediados de 1916, nuestra abuela con sus hijos regresaron a Bélgica y se establecieron en la rue du Chêne, en Reeth, cerca de Amberes (el abuelo había vuelto unos meses antes). A partir de ese momento la correspondencia se hizo más fluida y fácil, les envió a veces tejidos, útiles escolares o libros. Incluso Tatá se reencontró con ellos algunas veces, después de extrañarlos tanto. Pudo ir sola a Reeth en el mes de junio de ese año y con Georgette en febrero de 1917. Por fin, en las vacaciones de julio-agosto de 1917, los chicos fueron unos días a Couillet. Cuando ya se acercaba el fin de la guerra, Georges se unió a una mujer divorciada, Monique Maupás, que tenía un hijo, Philippe. La convivencia con Tata fue imposible, ya que no toleraba la situación, que le parecía absolutamente escandalosa. Ella adhería a los postulados de la Iglesia, que enseñaba a sus fieles que no debían tener trato con los divorciados. Georges le agradeció los servicios prestados y la envió de vuelta a Amberes. Tatá fue profundamente religiosa a lo largo de toda su vida, con el estilo propio de la época: no faltaba nunca a misa los domingos y también iba a menudo en semana, confesaba y comulgaba, rezaba el rosario todos los días, junto a una cantidad de oraciones. En sus últimos años de vida, sólo leía libros piadosos. Tenía particular devoción al Sagrado Corazón de Jesús, a San José, al Cura de Ars y Don Bosco. Viajó a Roma en 1929 con nuestra abuela para asistir a la beatificación de este último y estuvo en la audiencia concedida por el Papa a los peregrinos. Siempre guardó el vestido negro hecho para esa ocasión y la foto en la que, arrodillada a sus pies, besaba el anillo de Pío XI. Dejando Couillet, volvió a casa de nuestros abuelos en Amberes para ayudarlos en la crianza de sus hijos. En los años siguientes, a medida que los chicos crecían, fueron enviados pupilos a colegios, con lo cual su presencia allí ya no era tan indispensable. Volvió a Brujas a la casa paterna y los chicos solían ir de vacaciones con ella, no con su madre.

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Acompañó a su padre en la vejez y enfermedad. Así lo señalaba nuestra abuela al relatar una de las crisis de su padre, el 15-4-1929, en una carta dirigida a su hijo León: En cuanto a la tía Bertha, ella no abandona ni de día, ni de noche a su padre enfermo. La tía Julia dirige las oficinas del Molino de día y reemplaza a la tía Berta por tres horas en la noche. Como ves, cada una de ellas es útil allí donde Dios la ha colocado. Como su padre estaba muy enfermo, nuestros abuelos decidieron festejar sus bodas de plata privadamente. Tatá se unió a ellos escribiéndoles una carta:

Tatá en 1924.

10-4-1932. Queridos Alberto y Madeleine: El 11 de abril festejarán sus 25 años de matrimonio. Quiero unir mi voz a la de todos sus queridos hijos que festejarán en la intimidad este feliz jubileo. ¿Qué podría desearles que les guste a los dos? La vida no pasa sin disgustos, ustedes han recibido su parte. Pero al lado de las penas están las alegrías. Este año tuvieron los compromisos de dos de sus hijos, ustedes han aplaudido sus elecciones juiciosas, que ofrecen seguramente garantías de felicidad para el futuro. Deberán seguir cuidando de ellos, aún después de casados, los padres son muy importantes. Aún les queda una gran tarea a cumplir: dirigir a León en la vía que le permita aprovechar al máximo las capacidades de las que está dotado, para que tenga una vida buena y tranquila. Es muy difícil, pero con la ayuda de Dios, espero que lo logren. Aún les queda por educar a Juan. Es un chico inteligente, al que hay que conducir bien, pero encontrará su camino. Sobre todo les deseo éxito en sus negocios. Que el Cielo me oiga, desaparezca esta terrible crisis y tiempos mejores aparezcan en el horizonte. Vivan los dos en unión y afecto de uno hacia el otro, acordándose de que la perfección no es de este mundo. Ámense porque el amor embellece todo y hace de nuestra vida un sueño de felicidad. En la primera oportunidad que tenga, espero poder entregarles un pequeño regalo que les agrade. Que Régine me diga lo que les puede gustar. Hasta luego, queridos hermano y hermana, reciban ustedes y todos sus hijos mis más cariñosos besos. Los quiero mucho. Bertha. PS: Que sea por muchos años más, hip, hip, hurra. Después de la muerte de su padre, en 1933, regresó a Amberes, compró un departamento en la calle Kets Nº 21 y se instaló allí. Algunas veces fue en peregrinación a Lourdes, Francia, como voluntaria acompañando a los enfermos que iban en trenes especialmente fletados. Su permanente actitud de servicio no le hacía perder la posición social heredada, ya que compartía el grupo de amigas de nuestra abuela, que se jactaban de pertenecer a la clase dirigente. Pero esto no le interesaba mayormente, ya que estaba siempre pendiente de la familia.

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Con lo que recibió en herencia compró tres casitas para alquilar en Wommelgem (en las afueras de Amberes) y acciones de grandes empresas. No era mujer de asumir riesgos financieros, prefería inversiones seguras aunque los réditos fueran menores. Siempre tuvo predilección por nuestro padre. Lo manifestó muchas veces, por ejemplo, el 7-10-1915 cuando le insistía a nuestra abuela que era necesario enseñarle a leer: ¡Qué lástima que un chico tan inteligente se atrase! Pero yo persisto en la idea de que una vez que sepa leer y se disipe la primera aridez, se interesará mucho más. Haría falta que alguna persona muy preparada se encargue particularmente de él y que no lo trate con dureza por eso, que no lo hagan sufrir hiriendo sus sentimientos más delicados. Siento compasión por este pequeño niño, rezo especialmente por él. Creo que puedo decir que no hay corazón más interesado por él que el mío. Temo que se desmoralice. Es inteligente, comprende todo y lo toma a pecho fácilmente. Abrácenlo mucho de parte mía, así como a Lolo y a mi querida pequeña Régine. Estaré feliz cuando pueda volver a verlos. Cuando él preparaba su casamiento, le propuso comprar el terreno vecino en Vriesdonck y edificar allí una casa gemela pegada a la suya.

Nuestra madre con Tatá y los abuelos Oeyen-De Wulf. Sobre las rodillas: Bernardo, Rose Marie y Christian en Vriesdonck, 1937.

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Si se cumplían sus deseos y tenían muchos hijos, se la compraría y uniría las dos. Entre tanto, podía alquilarla y le daría una renta normal. Tatá aceptó esta propuesta, puso la propiedad a nombre de nuestro padre y además el 6-11-1934 firmó un documento por el cual, si llegaba a morir, se la donaba definitivamente. En 1936 aceptó ir a vivir con ellos para ayudarle a nuestra madre en la crianza de sus hijos. Aunque tenía 58 años, edad más propia para ser abuela que madre, le seguía gustando estar con chicos y brindarles todo su afecto. Nuestra madre en sus memorias decía: Tatá me ayudó mucho, porque sin ella no sé lo que habría sido de mí. Era muy difícil hacerlo todo totalmente sola. Entonces ella estaba siempre allí para dar una mano, para quedarse con los chicos, etc. Todo iba bien en el plano familiar, pero en Europa el riesgo de que se declarara una nueva guerra era cada día mayor. Nuestro abuelo decidió emigrar y nuestros padres se unieron a él, así como León, Juan, Régine y Hugo. Nuestra madre en sus memorias, comentaba: De pie: Tatá, el tío Hugo Lankens, nuestra madre, semiocultos Bernardo con Beatriz, y Christian. Sentados: Francine, Pedro, la tía Régine con Miguel sobre las rodillas, y Rose Marie, en Martínez, 1947.

Cuando nos vinimos a la Argentina, Tatá estaba muy triste de quedarse sola en Bélgica y de no estar más con Alberto, Régine y los chiquitos. Le dijimos: "¿Por qué no venís con nosotros?". Y la trajimos. Ella viajó con nosotros. Fue un poco difícil porque tenía 60 años. Y para entrar en Argentina no se podían tener 60 años, había que entrar antes. Ella tuvo que certificar que tenía suficiente dinero y que no recurriría aquí al Estado. Esto estaba bien, porque tenía dinero, así que no hubo problemas. El dinero provino de la venta de su departamento, la casa de Vriesdonck, una de las casitas y una fracción del terreno de Wommelgem, así como parte de sus acciones. Como muchos preveían el comienzo inminente de la guerra, la situación de la Bolsa de Valores era muy mala. En su familia le aconsejaron guardar las acciones más seguras, así como las del Molino De Wulf y dejarlas en Bélgica en manos de su hermano Joseph. Fue un error que le hizo perder mucha plata: el 9-5-1949 le comentaba a su hermana Julia que lo que en 1937 le había costado más de 60.000 francos belgas, en ese momento sólo valían 27.000 francos devaluados. En 1950 repartió algunas acciones del Molino y todas las demás entre los cuatro sobrinos que no habían emigrado. En realidad, los De Wulf no querían que nuestra abuela y Tatá se instalaran en Argentina.

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Les parecía un disparate y siempre pusieron trabas al proyecto. Excepto su hermano Georges, que el 1-3-1939 le escribía desde Teherán (Persia, hoy Irán): Recibí bien tu carta y respondo tardíamente. Quizás ya hayas partido, entonces te será reenviada. Estaremos todos muy lejos los unos de los otros. Te deseo buen viaje, querida Bertha. Eres la abnegación personificada. Me parece que estás apegada a los chicos de Alberto y que encuentras tu alegría en cuidarlos. Es muy bello y ciertamente si tuviera tu creencia, [diría que] merecerías la mejor recompensa. Espero que seas también feliz allá y si por casualidad no encuentras lo que esperas, el mundo es chico, estarás pronto de vuelta en Bélgica y podremos volver a vernos. Llegados a la Argentina, se fue a vivir con nuestros padres para ayudarlos a criar a sus hijos. Pero mantenía contacto con el resto de los que estaban en Argentina, viéndolos periódicamente o escribiéndoles cuando se iban de vacaciones (tenemos varias de esas cartas). El tema recurrente era contarles cómo estabamos nosotros de salud y cómo nos iba en el colegio. Tenía la intención de quedarse para siempre en este país. Por lo cual trató de aprender el castellano con la ayuda del método “Linguaphone” y conversaba con el personal de servicio de la casa y la gente del barrio en los comercios y la iglesia. Aunque siempre lo habló mal, españolizando palabras francesas, lo entendía y lograba comunicarse. Era una persona alegre, positiva, trabajadora y voluntariosa. Cuando era joven tocaba el piano, tenía buena voz y le gustaba cantar. Ella nos enseñó varias canciones en francés. Como era el idioma que hablaba con mayor facilidad, todos lo utilizábamos, lo que nos hizo bilingües casi sin darnos cuenta. Y nos brindó su afecto personalizado, se interesaba por cada uno en particular. Tenemos mucho que agradecerle. Instaló entre nosotros ciertas tradiciones religiosas que le llegaban al alma: nos regalaba huevitos de Pascua, pero los escondía en diversos lugares de la casa y del jardín, organizando una gran búsqueda del tesoro para encontrarlos; el día del Sagrado Corazón preparaba una merienda especial, adornaba la mesa con los mejores manteles y vajilla, para darnos un riquísimo chocolate con pebetes; en Nochebuena cantaba villancicos en francés junto al pesebre, etc. A los 69 años, terminada la guerra, resolvieron con nuestra abuela ir de visita a Bélgica para firmar el nuevo estatuto del Molino De Wulf. Allí aún quedaban en vida dos hermanos: Julia y Joseph, pues Jeanne, Louisa y Georges habían muerto durante su ausencia. Salieron de Buenos Aires el 12-7-1946 en el barco “Mercator”, cuyas escalas para cargar y descargar mercaderías eran prolongadas, llegando a Amberes el 15-8-1946, después de 33 días de viaje. Llevaban varias cajas con alimentos porque en el período de postguerra faltaban muchas cosas en Europa. A poco de llegar, Tatá escribió a nuestros padres:

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Domingo 18-8-1946. Estamos en Brujas desde el jueves pasado (día de la Asunción). No habíamos podido avisar a la familia porque no sabíamos con exactitud la fecha en que el “Mercator” llegaría a Amberes. Hemos contratado un auto grande y el chofer se encargó de sacar las cosas de la aduana, dándole 50 francos [belgas] al aduanero. Pusimos nuestras cajas con alimentos y todo nuestro equipaje en el auto y salimos hacia Brujas. La tía Julia estaba muy feliz de vernos. La encontré muy cambiada. Sufre aún de los ojos y el corazón anda mejor, pero no está totalmente repuesta. Envió la mucama a lo de Joseph, que acudió enseguida con Marie Louise, Thérèse y [petit] León. Encontré a mi querido hermano un poco envejecido, pero en buen estado, lo mismo que Marie Louise. [Petit] León mejoró mucho, cambió para bien y su mujercita, Thérèse, es encantadora, una rubiecita que espera familia para fines de septiembre. Tienen dos encantadores hijos, Marianne y León, forman una linda pequeña familia. La Sra. Glorie se enteró de que estábamos, vino y nos invitó a ir por la tarde. Fuimos las tres a su casa y los encontré a los dos en buen estado. Quizás la señora envejeció un poco más que su marido. Me contaron que [durante la guerra] no les faltó nada, pero que tuvieron muchas cosas destruidas. Estaban muy felices de tener noticias frescas. Conté en detalle las cosas lindas de los chicos y están muy contentos de saber que ustedes están bien y son felices. La lana blanca y los guantes forrados para los padres Glorie han sido bienvenidos. Paul llegó y ya tiene muy buen aspecto, le entregué la muestra de Alberto y le pregunté por las estampillas. Tiene una muy linda colección que vi y me ayudará a conseguir lo que me hace falta. Me inspira confianza porque conoce bien los diferentes valores. Los volveré a ver seguido. Aún no compré los cortes [de tela], pero lo haré. Fernand y Georgette vinieron al día siguiente. Los dos están muy bien. Llegaban de Ardenas y se iban por quince días a la costa. Joseph me ayuda en todo. Mis casitas de [Wommelgem, cerca de] Amberes pueden ser vendidas y el dinero no quedaría congelado, puede gastarse, por supuesto que en el país. Acabo de llegar de lo de [la agencia de viajes] Cook para informarme sobre un barco para regresar. Enviarán los datos a Bruselas. Si no encontramos nada mejor, por ahora conservamos el lugar a bordo del “Anvers”, carguero de Deppe, para fines de noviembre. La semana que viene iré a lo de Alexandre [Prud’homme] a La Panne. Hasta luego, mis queridos sobrinos, muchos besos para los dos. Mis queridos chicos, mil besos de todos para todos. La tía Julia les envía un camión de besos. Bertha A lo largo de los tres meses y medio en que estuvieron en Bélgica visitaron a todos los parientes y conocidos. Además, trataron de recuperar todo lo que pudieran del dinero que había dejado la familia al emigrar a Argentina, tanto en propiedades, como en negocios y acciones. Les correspondían los intereses devengados por el Molino De Wulf a lo largo de siete años. Además, los alquileres de las casitas que Tatá tenía en Wommelgem. Estando allí, las vendió porque los gastos de mantenimiento se habían comido buena parte de la renta. También había muerto Willy Koopal, el socio de nuestro abuelo, reconociendo que tenía una deuda con él y esto constaba en su sucesión. Había muerto Louise De Wulf, hermana de ambas, diciendo en su testamento que dejaba parte de la herencia a sus sobrinos que estaban en Argentina. Los abuelos Glorie, Paul y la tía Julia también querían enviar dinero.

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Los trámites correspondientes les llevaron mucho tiempo y esfuerzo, aunque contaban con la ayuda de la familia. Pero existía una gran dificultad, porque en el período de postguerra estaba prohibido sacar capitales de Bélgica. Esto fue lo que más tiempo les llevó porque procuraron lograr los permisos correspondientes ante las autoridades fiscales y bancarias, que a cada paso les ponían nuevas trabas. Pensaron comprar estampillas o diamantes. Pero pudieron enviar algo por medio del Banco y el resto lo llevó consigo, escondiéndolo en su bolso de viaje. Escribía seguido a nuestros padres contándoles a quiénes había visitado y los trámites que hacía. También preguntaba cómo andaban los chicos y les escribía a cada uno en particular, incluso a mí, que sólo tenía 4 años y no sabía leer ni escribir, y no dejaba de enviar besos y saludos para Miguel, que era muy chico, pues había nacido en el mes de enero de ese año. Se conservan 23 cartas de ese período. Julienne Willems y nuestros abuelos Glorie escribieron contando su visita. Así, por ejemplo, nuestra abuela Glorie escribió una carta detallando el encuentro, pero ésta se perdió. En la siguiente, del 3-10-1946, decía: Toda la carta [anterior] se refería a Mére [la abuela De Wulf-Oeyen] y Tatá, que están maravillosamente bien. Tatá está más joven ahora que cuando se fue a la Argentina. Estábamos muy felices de verlas y por supuesto hablamos todo el tiempo de ustedes y de los chicos. Tatá se deshace en elogios sobre lo bien que se llevan y la linda familia que tienen, se diría que los hijos de ustedes son suyos. Realmente los quiere mucho. Pasaron la tarde aquí, Papá y yo fuimos después una tarde a lo de Julia De Wulf y la semana que viene vuelven aquí. Además de vez en cuando vemos un momentito a Tatá. Al cabo de su estadía, partieron el 8-12-1946 en el “Anvers”, un buque de la compañía Armement Deppe, que era administrada por su cuñado Alexandre Prud’homme. Pero la travesía prevista en 28 días, se prologó mucho más, además tuvo una caída y se lastimó una pierna. El barco quedó detenido varias semanas en Río de Janeiro por una huelga de obreros portuarios, como explicaba a nuestros padres el 15-1-1947: ¡Qué triste contratiempo, esperar aquí en Río, tan cerca de nuestro destino y durante semanas! Tenemos prisa por llegar. En fin, ya que esto ocurrió, es necesario tener paciencia. No tenemos motivo de queja, porque en el barco todos son muy amables. A bordo nos llevamos todos muy bien [había una docena de pasajeros]. Pero he aquí, mis queridos hijos, que en este momento el viaje se hace demasiado largo. El comandante y el personal de a bordo están hartos, ¡y nosotros también! Creemos que para fines de la semana próxima atracaríamos en el muelle. Y si los changadores negros quieren trabajar más de cuatro días, estaríamos liberados de nuestras 3.500 toneladas de cemento y demás mercaderías. Después tendremos cinco días de navegación a Buenos Aires, iremos directamente y no nos detendremos en Montevideo. Le agradezco mucho a Alberto su buena propuesta. Mi bolso de viaje muy valioso no es muy grande, tendré una valija en mi mano y mi cartera. Espero que pasemos la aduana enseguida. De todos modos trataré de guardar conmigo mi bolso de viaje y mi cartera, el resto puede pasar por la aduana con tranquilidad. Es muy amable que Alberto y los chicos me vayan a buscar cuando llegue el barco, les agradeceré haciendo una linda fiestita cuando llegue a Martínez. Finalmente llegaron a destino el 11-2-1947. ¡Tras 65 días de viaje, casi lo mismo que las carabelas de Colón! Y el abuelo Héctor Glorie comentaba el 25-2-1947:

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Esperamos que la tía Bertha esté completamente repuesta de su caída en el barco. Lamentamos mucho su partida, porque durante su estadía en Bélgica pasamos realmente jornadas muy agradables en su compañía. En fin, sin embargo, para ustedes es mejor verla allí porque, por el cariño que siente por ustedes y los chicos, es para todos una segunda mamá. Dos años más tarde, el 27-2-1949, escribiendo a Régine y Hugo que estaban de visita en Bélgica, reflexionaba sobre su propio viaje:

Tatá con Pedro, Andrés, Christian y Miguel en San Andrés, 1948.

Les deseo que tengan una buena estadía en tierra belga. Volviendo al país donde uno vivió tanto tiempo, se siente una gran emoción, porque en todo corazón bien nacido, la patria es querida. La Argentina es un país muy lindo, pero será siempre mi segunda patria. Unos pocos meses después de su regreso nos mudábamos a San Andrés, donde la integración en el barrio fue mucho más rápida y sencilla porque la gente era más abierta. Tanto en Martínez como allí, nunca tuvo un cuarto propio, sino que dormía con las chicas. A los 76 años, en abril de 1954, se fue a vivir sola; nuestra madre lo relata de este modo:

Rose Marie Oeyen – Bugan, nuestra madre, nuestro padre, Pedro y Beatriz, con Tatá que tiene a Cecilia Bugan en sus brazos el día de su bautismo, 1960.

Mientras vivíamos aún en San Andrés, Tatá alquiló un departamento en [la calle] Moldes [Nº 1865], en Belgrano. Porque mi suegro y Regina pensaban que era demasiado cansador para ella estar con tantos chicos. Sobre todo porque llegaron un día en que Alberto y yo habíamos salido y Tatá se había quedado [sola] en casa con los chicos. La tía Régine vivía a unas 15 cuadras e iba periódicamente a verla, también los chicos la visitábamos, pasando en vacaciones a veces varios días en su casa. Pero no tenía amigas, ni vínculos con nadie. Iba a misa, hacía las compras, cocinaba y limpiaba su departamento, el resto del tiempo leía, rezaba o tejía. Esa soledad la llevó a comer poco y, aunque siempre fue delgada, perdió mucho peso. Nuestra madre prosigue relatando: Después de que ella vivió seis años en Moldes [en realidad fueron siete y medio], estaba muy sola allí y [pensamos que] sería mucho mejor que vuelva con nosotros, a Martínez. Se lo propusimos. Viviría en las piezas que había en el fondo. No debería ocuparse de los chicos, pero tendría su compañía. Tendría el jardín, con sol, etc. Entonces volvió porque ya no le gustaba estar en Belgrano. Estaba bastante lejos de lo de Régine y estaba sola mucho, mucho tiempo. Parecía que no era prudente que a su edad estuviera tan sola porque podía tener un accidente. En realidad, una vez se cayó de las escaleras y quedó en muy mal estado. Beatriz fue a vivir un mes con ella. Pero se repuso de todo eso y después vino a vivir con nosotros [se mudó en septiembre de 1961]. Le gustaba

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mucho porque tenía el jardín, el sol, los chicos que estaban allí. Se interesaba mucho por los noviazgos de los chicos, sus amigos... Era su vida. Siempre le gustaron mucho los chicos. Viviendo ya en Martínez, en enero de 1964 se cayó y se rompió la cabeza del fémur. Tenía 86 años y en esa época no era común que esto se operara en gente mayor. No existían las prótesis que se usan actualmente, sino sólo clavos y planchetas con tornillos para unir las partes quebradas y esperar que el hueso se soldara, pero decían que a esa edad ya no se soldarían. Nuestros padres consultaron a uno de los mejores traumatólogos, el Dr. Mejía, que había operado a nuestro hermano Pablo. Les dijo que si no se hacía la cirugía, ella no podría salir de su cama o silla de ruedas, viviría un tiempo con fuertes dolores y luego moriría por una gangrena. Resolvieron operarla. Todo salió bien, su fémur se soldó y volvió a caminar normalmente, porque puso toda su enorme fuerza de voluntad para hacer la rehabilitación. Al año siguiente, vino a visitarla su sobrina Georgette, fue la única integrante de la familia De Wulf que vino a la Argentina. Con ella salía a caminar por Martínez. A Tatá le encantaba estar presente en los festejos familiares. Estuvo en los casamientos de Rosa y Tono, Francine y Pablo, Bernardo y Estela. También en mi ordenación sacerdotal. Nuestra madre lo relata así:

Primera Comunión de Teresita, Martínez en 1961. Primera fila: Úrsula Scharf, Teresita, Pablo y Alberto. Segunda fila: la tía Régine con Mano Bugan en brazos, Tatá, nuestra madre, Myriam con Cecilia Bugan en brazos, Andrés, Gerardo Scharf (medio tapado) y Francine. Atrás: Rose Marie junto a Antonio Bugan, el tío Juan junto a su esposa Elsa Linder, nuestro padre, el tío Hugo Lankens y Pablo Zizzi.

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Tatá vivía todavía cuando Pedro fue ordenado [el 7 de diciembre de 1966]. Era para ella verdaderamente una felicidad muy grande. Porque siempre tuvo debilidad por Pedro y le parecía que había que cuidarlo bien. Siempre decía que era débil, pequeño y que había que cuidarlo mucho. Cuando supo que iba hacerse sacerdote y luego fue ordenado, estaba realmente muy contenta. Con más de 90 años de edad, en marzo de 1968, en el casamiento de Bernardo y Estela, todavía estaba bien de salud, luego comenzó a declinar. No tuvo una enfermedad específica, simplemente se fue apagando lentamente en dos o tres meses, como una vela que se ha consumido. No tenía sentido internarla o someterla a tratamientos invasivos para prolongar unos días su agonía. Murió serenamente en su cama en Martínez el 22 de agosto de 1968, ocho días antes de que nuestros padres se mudaran a La Lucila y fue sepultada en el cementerio de Olivos, en la bóveda familiar. Cuando llegó a la Argentina, se dio cuenta de que no conocía la realidad económica del país como para poder invertir su dinero adecuadamente. Distribuyó una parte entre los distintos sobrinos, pero consideró que quien más ayuda necesitaba era nuestro padre. Siempre le tuvo un afecto especial, vivía con él y como tenía tantos hijos, decía que merecía su apoyo. Por eso, le entregó la mayor parte de su capital, a cambio de que él pagara mensualmente los intereses para que ella cubriera sus gastos y tuviera la posibilidad ayudar a alguno. Así, por ejemplo, colaboró siempre para pagar los estudios de los que iban al Marín. Reescribió muchas veces su testamento, modificando aspectos, pero en el último con validez legal, estableció: No teniendo ascendientes ni descendientes directos que estén en vida, puedo disponer libremente de mis bienes. Siempre he considerado que las herencias son fuente de peleas entre los herederos y por esto he usado, tanto como fue posible, a lo largo de mi vida de las sumas de las que he dispuesto para ayudar a aquellos que lo necesitaban. A fin de suprimir cualquier litigio, declaro por la presente que lego a mi sobrino Alberto José León Gerardo Oeyen, con quien he vivido desde 1936 y cuyos hijos quiero mucho, la totalidad de mis bienes. Queda a su cargo velar por mi funeral. La presente anula todas las disposiciones anteriores. Me encomiendo a las oraciones de todos mis sobrinos. Hecho en Martínez, el nueve de septiembre de mil novecientos sesenta y uno. B. De Wulf. En realidad, siempre hablaba de lo que iba a hacer con su testamento y de cómo quería ayudarnos a cada uno de nosotros dejándonos dinero y cosas. Pero cuando alguno se portaba mal, le decía: “Te voy a borrar de mi testamento”.

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Tatá anciana en el jardín de Martínez, donde le gustaba estar al sol, hacia 1966.

Por eso, éste lo hizo para cubrir las formalidades legales y que ninguno de sus sobrinos pudiera reclamar nada. Sin embargo, seis meses antes había redactado otro en el que expresaba sus deseos más profundos y lo entregó a nuestro padre, quien respetó esta voluntad: Este es mi testamento. No teniendo ni ascendientes, ni descendientes directos, puedo disponer libremente de mis bienes. Deseo que estos sean repartidos de la siguiente manera: Declaro que todo mi haber está colocado en lo de mi sobrino Alberto José Oeyen, a quien le doy la suma de cien mil pesos. Le doy a mi sobrina nieta Beatriz, que ya fue priorizada por su madrina, la suma de treinta mil pesos. El resto de todos mis bienes, deducidos todos los gastos que ocasionara mi enfermedad y mi funeral, serán divididos en doce partes iguales. De las cuales, once partes serán distribuidas entre mis sobrinos nietos Christian, Rose Marie, Bernardo, Francine, Pedro, Miguel, Andrés, Myriam (o María), Alberto, Pablo y Teresita Oeyen. La duodécima parte será dividida en tres partes y dada como suplemento a mi sobrino nieto Christian Oeyen, que es sacerdote, a mi sobrino nieto Pedro Oeyen, que es seminarista y a mi sobrino nieto Bernardo, que es mi ahijado. Estas sumas serán entregadas a mis sobrinos nietos y nietas que sean mayores dentro de los doce meses siguientes a mi muerte. Los menores, las recibirán al llegar a la mayoría de edad. Adjunto a la presente, una lista de pequeños recuerdos que deben ser repartidos entre mis sobrinos nietos y nietas [esto se perdió]. Desearía que digan misas gregorianas para el descanso de mi alma y me encomiendo a las buenas oraciones de los míos. Martínez, el cinco de abril de mil novecientos sesenta y uno. B. De Wulf.

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20 LOS

PRIMOS D E W ULF DE NUESTRO PADRE

Los hermanos de nuestra abuela tuvieron en total siete hijos, pero tres murieron a poco de nacer y sólo cuatro llegaron a la edad adulta. A estos cuatro se refiere este capítulo. 1. Georgette Maud Henriette De Wulf, que nació en Couillet el 28 de mayo de 1908, hija de Georges de Wulf y Victorine Dupuis. Quedó huérfana de madre a los 7 años de edad. Tatá se hizo cargo de la casa y ayudó a criarla por unos años. A los 9 años comenzó a ir al Colegio de las Religiosas de Notre Dame como medio pupila, desde las 8 hasta las 18 horas. Cuando su padre se unió a Monique Maupás, ella la crió por un tiempo. Hasta que se separaron y su padre la envió pupila a un internado, como era habitual en esa época. A los 26 años de edad, el 15 de enero de 1935, se casó con Fernand Antoine Emile Wolff van den Brussche, que tenía unos 40 y había nacido en Bruselas hacia 1895. Al respecto su padre le escribía a Tatá desde Teherán el 1-4-1939: Georgette me escribió que estuvo muy enferma. Estoy un poco preocupado, no me parece que sea muy fuerte. Parece que sigue muy unida a Fernand. Tanto mejor. Pude conocerlo mejor la última vez que estuve en Bélgica. Es trabajador y serio. Es una gran lástima que no pueda hacerlo entrar en mi trabajo, pero le falta preparación. En fin, espero también dejarles una pequeña fortuna. Georgette De Wulf en 1925.

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No tuvieron hijos y al cabo de unos años se separaron. Cuando la visité, me contó que él, que tenía vínculos familiares con la baja nobleza, en realidad era vago y jugador. Tuvo que divorciarse porque dilapidaba la fortuna de ella. Sin embargo, se hizo cargo de él cuando se enfermó y lo cuidó hasta su muerte, en Bruselas el 10 de noviembre de 1984, a los 89 años. Su padre efectivamente le había dejado una pequeña fortuna, que ella administró del mejor modo que pudo y le permitió vivir sin trabajar. Residió unos años en Zurich, Suiza, luego volvió a Bélgica. Compró en Bruselas unos departamentos que alquilaba y también un


bungalow en la costa de Tarragona, España, que alquilaba y donde iba a veces de vacaciones. Cuando estaba por nacer nuestro hermano Andrés, le ofrecieron ser la madrina. Ella contestó el 3-8-1947 desde Bruselas: Querida Yvonne: Recibí bien tu amable carta con las simpáticas fotos de tus hijos. Es una linda familia. Sin duda me gustaría ser madrina, es muy amable haber pensado en mí. Pero me parece que la Argentina está muy lejos y que es muy triste ser madrina sin jamás ver, ni estar cerca del ahijado. Por otra parte, en mi opinión, para el ahijado oír hablar de una remota madrina de la cual no conoce nada, salvo que vive en la otra punta del mundo, puede hacerle lamentar un día no tener una madrina presente, aunque no sea de la familia. Por lo tanto, creo hacer bien al renunciar, al mismo tiempo que te agradezco haberte dirigido a mí. La tía Bertha me habló de los chicos, que ella quiere mucho, y del clima más benigno que el nuestro, aunque este año no nos podemos quejar porque tuvimos sol sin parar acompañado de mucho calor. ¡Un poco demasiado! A pesar de ello, creo que más de la mitad de los belgas se fue al extranjero; todo el mundo quiere viajar, es una verdadera manía. Espero que todos gocen de buena salud, así como la tía Bertha, y les envío un cariñoso saludo, así como a Alberto. Mil buenos deseos y besos para la tía Bertha. Georgette. Con Tatá conservaron un buen vínculo mutuo a lo largo de toda su vida y se escribían de vez en cuando. Le regaló acciones, igual que a los otros sobrinos de Bélgica, que ella agradeció desde Zurich, Suiza, el 5-7-1950: Muy querida tía Bertha: Sigo estando en Suiza y recibí una carta del tío Joseph anunciándome que me regalás 10 acciones del Molino, además de la cuarta parte de lo producido por la venta de otras acciones. Muchas gracias de todo corazón, querida tía Bertha. Es muy hermoso que hagas esto en vida y me pregunto porqué hiciste esto ahora, espero que no sea nada relacionado con tu salud que te llevó a tomar esta decisión. Me parece que sos una mujer fuerte y sólida, fuera del cansancio que uno experimenta cuando envejece, y que vivirás aún muchos años rodeada del afecto y la ternura de los que criaste para su mayor bien. Con la plata que tengo, compré además otras 15 acciones del Molino, me parece que dan buenos dividendos… Aquí estamos bien tranquilos y los suizos trabajan como locos desde las 7,30 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Tanto los hombres como las mujeres, ya que todos trabajan y lamento no saber hacer nada. A veces me dan ganas de aprender inglés. Me parece que podría trabajar en una agencia de turismo, porque me las arreglo bien y no necesito agencias para viajar… ¿Cómo anda Régine? Decile que aquí hay negocios espléndidos, como no los hay ni en París, ni en Bruselas. Todas las vidrieras

Estampa de la Primera Comunión y Confirmación, que Georgette De Wulf envió a su prima y amiga Régine Oeyen.

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están armadas por especialistas y son realmente una obra de arte. Y hay encantadoras blusitas, estoy segura que la tentarían mucho. Me gustaría mucho, si tuvieras unos minutos, que me escribieras unas líneas para decirme cómo andás y si te cansás menos, ya que creo que para vos es imposible quedarte quieta. Hace bien descansar un poco después de las comidas en un sillón o en una reposera. Hasta luego, mi querida tía, y mil veces gracias. Te abrazo muy fuerte y afectuosamente. Georgette. Es interesante observar cómo se preocupaba por la salud de Tatá. Como veremos esto la diferencia de sus primos, que sólo agradecieron el regalo. Además, ella fue la única integrante de la familia De Wulf que viajó en barco a la Argentina (era el modo normal). El motivo principal fue volver a verla. Antes de llegar, le envió una tarjeta el 25-1-1965, desde Río, Brasil: Muy querida tía: Llegaré a Buenos Aires el 28 a las 8 h de la mañana, creo que Régine irá a buscarme. Estoy muy feliz. El viaje fue maravilloso. Me alegro también de ver a Alberto, Yvonne y los chicos que no conozco. Muchos besos. Georgette. Se alojó en lo de la tía Régine y estuvo varias veces en casa de nuestros padres en Martínez y veía a Tatá, que vivía allí. Ella le regaló buena parte de sus joyas, antes de que partiera, lo que indignó a mis hermanas que aseguraban que se las había prometido a ellas. Decían que Georgette había venido para llevarse esas joyas (que no eran tantas, ni tan valiosas). Francamente no lo creo, ella no necesitaba eso porque tenía dinero más que suficiente. En cambio, me parece que Tatá (que a veces cambiaba de opinión sobre a quién dejarle cosas el día en que muriera) se las regaló por el cariño que sentía hacia ella, tal como anteriormente le había dado acciones y otras cosas. Cuando llegó a Bélgica volvió a escribirle, el 12-8-1965: Muy querida Tatá: Rápidamente un pequeño saludo. Espero que estés bien y también que te cuides mucho. Pienso a menudo en vos y al placer que tuve de verte y de pasear contigo. Envié el paquete a Christian. Pronto el inquilino de la planta baja se va a mudar, no renové el contrato y estoy muy contenta. Estoy nuevamente llena de entusiasmo y ando muy bien. Te abrazo muy, muy fuerte. Georgette. Mantuvo contacto con varios miembros de nuestra familia. Los más frecuentes fueron con la tía Régine, pero también con el tío Juan (estuvo en su entierro), visitó a Christian en Alemania, a Beatriz en París, etc. Yo la vi en 1986 y aunque dicen que siempre fue medio despistada, era evidente que ya comenzaba a declinar: se olvidaba cosas, su departamento estaba muy desordenado, manejando era un peligro, etc. Me comentaron que en los años siguientes esto se acentuó aún más. Tuvo un conflicto en 1959 con su tía Julia De Wulf y su primo “petit” León por la disolución del Molino y luego se distanció de ellos, pero fuera de esto, estaba relacionada con los otros primos de Bélgica. En particular con los Vandermeersch, que en sus últimos tiempos se ocuparon de ella, ya que en 1990 tuvo una caída en su departamento y sufrió unas fracturas. Tuvo que ser hospitalizada y luego alojada en una residencia para ancianos en Uccle, donde murió el 1º de marzo de 1994 a los 85 años de edad. Antes de morir había vendido todas sus propiedades inmobiliarias, de modo que los bienes consistían en dinero y acciones guardadas en el Banco, además de las joyas y los objetos que había en su departamento (una parte había sido robada por alguien que entró mientras ella estaba internada).

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No dejó ningún testamento, aunque se encontraron varios borradores designando heredero universal a Patrick Vandermeersch, el hijo mayor de Françoise De Wulf y Vincent Vandermeersch, su ahijado, que era sacerdote y su apoderado. Como no estaban fechados ni firmados, no tenían valor legal. Por lo tanto, una vez excluidos los gastos de internación, sepelio, notariales e impuestos (que fueron altos ya que no tenía herederos en línea directa), después de tasar los objetos valiosos y vender las acciones, todo se repartió entre sus primos o los hijos de estos. Se hicieron cinco partes: una para nuestro padre, otra para la tía Régine, otra para Françoise De Wulf, otra para los hijos de (petit) León De Wulf y otra para los de Maï . La mayor parte de los objetos y joyas se repartieron entre los que vivían en Bélgica, yo viajé a Europa en junio de 1994, traje unos dibujos de Henri De Stoop y algunas chucherías que entregué a nuestro padre y a la tía Régine. Además, ellos dos recibieron U$ 15.427,64 cada uno. Para los parientes, en especial los que estaban en Argentina, fue un regalo inesperado. 2. Marie Louise Prud’homme (a la que siempre llamaron Maï), nació en Amberes el 15 de mayo de 1910, era hija de Jeanne De Wulf y Alexandre Joseph Prud'homme. Junto a Georgette De Wulf, nuestro padre, el tío León y Régine formaban un grupo de cinco primos que tenían casi la misma edad. En su infancia y adolescencia se encontraron muchas veces en reuniones familiares. Se casó el 7 de mayo de 1930 con Michel Vandermersch, nacido en Brujas el 6 de abril de 1902; era el hermano menor de Joseph y de Marie Louise (que se había casado con León y luego con Joseph De Wulf, tíos de Maï). Se establecieron en Brujas y él murió allí el 26 de abril de 1976, a los 74 años de edad después de casi 46 años de vida matrimonial. Tuvieron 4 hijos. El mayor, Jean, fue el primer bisnieto del patriarca de la familia, León De Wulf, quien llegó a sacarse fotos con él en sus brazos. Todos hicieron carreras universitarias, se casaron y tuvieron descendencia. Algunos nietos nacieron en otros países, incluso en regiones remotas como Indonesia, donde los padres estaban trabajando (ver Apéndice). Michel era abogado, pero su pasión era la investigación genealógica. Siempre que podía recorría los pueblos y ciudades de su país buscando datos en los archivos de parroquias y municipios. Dedicó muchos años de su vida a rastrear los orígenes de su apellido, que es muy común en Flandes (y de paso, también otros, como De Stoop). Pudo establecer que todos los Vandermersch estaban emparentados, aún cuando a veces existían variantes en la forma de escribirlo. Dejó el resumen de sus estudios en varios tomos de hojas mecanografiadas y encuadernadas, que los estudiosos de la genealogía iban a consultar. Su amor al tema le venía de su madre, que toda la vida había coleccionado estampas mortuorias, pegándolas en enormes álbumes, de los que tenía todo un armario lleno. Había reunido miles, entre otras una del siglo XVIII, la más antigua de la que se tenía noticia en Bélgica. También estos tomos eran fuentes maravillosas de información para los genealogistas. Tatá le regaló diez acciones del Molino y la cuarta parte de las demás acciones que había dejado en Bélgica (lo mismo que a los demás sobrinos que estaban allí). Ella le escribió agradeciendo, el 1º-6-1950: Querida tía Bertha: Tendría que haberle escrito desde hace varios días pero mis jornadas están bien llenas, pues aunque mis varones ya están grandes, de todos modos aún me dan trabajo. Gracias, querida tía Bertha, por el hermoso gesto que tuviste hacia tus sobrinos. Michel se une a mí para agradecerlo de todo corazón. Espero que todos ustedes gocen de buena salud y sobre todo la simpática familia

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De pie: nuestro bisabuelo León De Wulf y Maï Prud’homme Vandermersch; sentada, Jeanne De Wulf - Prud’homme con su nieto Jean Vandermersch en su falda, en 1931. Esta foto fue famosa en la familia, porque era algo extraordinario que cuatro generaciones estuvieran juntas.

de Alberto e Yvonne. De acuerdo a las fotos y a la película que vi, son chicos muy buenos. En mi casa, los varones ya son casi hombres. ¡Sólo Dios sabe cuánto tiempo los tendremos aún con nosotros! Me digo siempre que uno no los cría para sí mismo. Sin duda, no sabés que Jean De Wulf (el menor de Yvonne y Emile) entra al Seminario. Querida tía Bertha, transmití nuestro mejor saludo a Régine y Hugo, así como a Yvonne y a Alberto. Recibí, tía Bertha, con mi mayor agradecimiento, todo mi cariño. Maï. En 1959 Maï tuvo un conflicto con su tía Julia De Wulf y su primo “petit” León al vender sus acciones, provocando la disolución

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del Molino. Luego estaba distanciada de ellos, pero fuera de esto, siempre mantuvo contacto con el resto de la familia. La tía Régine la visitaba siempre que iba a Bélgica, también el tío Juan, algunos de mis hermanos la conocieron y yo la visité en 198687. Era una persona muy amable y agradable, que vivía sola en su casa, ubicada a una cuadra de la Parroquia de Cristo Rey, donde se habían casado nuestros padres, y era amiga del cura. Le pedí que me presentara y así él me abrió la iglesia y pude celebrar misa allí, de lo que me alegré mucho. Además de darme los datos de su familia y documentación de los Maurel, me facilitó los esquemas genealógicos de los De Stoop hechos por su marido y me permitió revisar la colección de estampas de su suegra. Estuve varias horas haciéndolo, pero eran tantas, que sólo vi una pequeña parte de ellas. Volví a verla en 1990, había tenido un ACV (accidente cerebro vascular), caminaba con andador y vivía con una persona que la ayudaba. Cuando su estado empeoró, el menor de sus hijos que era médico en Courtrai, la llevó allí, donde murió a los 82 años el 18 de septiembre de 1992. Después sus hijos vendieron la colección de estampas a una sociedad genealógica por U$ 10.000; estaban muy contentos del monto obtenido, que a mí me pareció escaso, pero no lo dije. 3. León De Wulf (“petit” León), nació en Brujas el 24 de abril de 1919, hijo de Léon De Wulf y Marie Louise Vandermersch (en su primer matrimono). Le pusieron el mismo nombre que su padre y su abuelo, pero para diferenciarlo, lo apodaron “petit”, es decir, “pequeño”. A pesar de que siendo adulto medía cerca de 1,90 m, en la familia siguieron llamándolo siempre de este modo. Su padre murió 50 días antes de que él naciera, y esto suscitó la compasión y la ternura en el corazón de todos. Lo sobreprotegieron, malcriaron y consintieron siempre. Su madre se casó en segundas nupcias Joseph De Wulf, por eso era medio hermano de Françoise De Wulf por parte de madre. Se dio el caso curioso de que heredó 8 veces, ya que distintos miembros de la familia lo incluyeron en sus testamentos asignándole una parte o la totalidad de sus bienes: sus padres, su padre adoptivo, sus abuelos paternos, sus padrinos y la tía Julia, que siempre lo favoreció más que a los demás sobrinos. Igual que a los otros sobrinos de Bélgica, Tatá le regaló diez acciones del Molino y la cuarta parte de las demás acciones que había dejado allí, que él agradeció el 5-6-1950, en una carta que parecía escrita por un chico, con su habitual letra infantil: Querida tía Bertha: Te agradezco de todo corazón el regalo que acabas de hacerme llegar. Estoy muy emocionado y agradezco tu generosidad hacia mí. Espero que estés bien, así como toda la familia de Argentina. Aquí Thérèse y yo estamos bien y nuestros cinco chicos también. Tengo el placer de anunciarte que esperamos nuestro Nº 6 para principios de diciembre. Estamos muy contentos por esto. Nuestra casa es demasiado chica. Buscamos una linda casa con calefacción y sobre todo con jardín.

Estampa mortuoria de Michel Vandermersch.

Maï Prud’homme – Vandermersch en su casa, en 1987.

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Querida tía Bertha, espero tener el placer de volverte a ver en nuestra querida Bélgica. Te renuevo mi más sincero agradecimiento y te ruego recibas los saludos de Thérèse y los míos. Un beso grandote de los chicos. León De Wulf

“Petit” León De Wulf, hacia 1930.

El modo en que lo criaron hizo de él un ser pagado de sí mismo, caprichoso, impredecible, poco afecto al trabajo, con reacciones y razonamientos infantiles. Los que lo conocían decían que era un tipo “raro”. Su media hermana Françoise, terminó distanciada de él, así como sus primas Maï y Georgette. Como muestra de su modo de ser, mencionemos su relación con el fútbol. Era hincha fanático del club Brujas, asistía a todos los partidos y lo apoyaba económicamente, así como a la selección belga. En 1970 se jugó el mundial en México y Bélgica se clasificó después de 16 años de no lograrlo. Él, que ya tenía 51 años, decidió viajar para alentarlos. Pero al llegar a destino no estuvo conforme con el hotel que le habían reservado, ni con las entradas que le daban para los estadios y volvió a su casa sin presenciar ni un solo partido. A partir de ese día nunca más fue a la cancha y ya no contribuyó con el club, ni con la selección. Su tío Joseph De Wulf, al casarse con su madre viuda, lo asumió como si fuera su propio hijo y él lo trataba como si fuera su padre adoptivo. Terminado el secundario, estudió en la Escuela Superior de la Industria Molinera y a partir de 1942 comenzó a trabajar en el establecimiento familiar junto a Joseph. Al morir éste en 1957, asumió la conducción del Molino De Wulf con la ayuda de la tía Julia. Ese año la empresa tuvo pérdidas por 1.800.000 francos belgas y por otros 600.000 al año siguiente. En esa época la industria molinera pasaba por una nueva crisis, similar a la que habían tenido años atrás. Él decía que los molinos medianos, como el de su familia, eran los más perjudicados, porque no

El 1º de abril de 1989, un periódico de Brujas publicó un extenso artículo sobre la historia del Molino De Wulf, que incluía esta foto de “Petit” León delante del edificio en desuso de la empresa familiar.

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tenían la agilidad de los más pequeños para adaptarse rápidamente a las circunstancias, ni suficientes armas para defenderse ante la presión de las grandes empresas. Pero otros parientes accionistas no estaban de acuerdo, creían que las pérdidas eran ocasionadas por su ineptitud y exigían cambios. En abril de 1959, siete meses después de la muerte de su madre, su media hermana Françoise, junto a sus primas Georgette y Maï al ver que sus quejas no era escuchadas, vendieron sus acciones al vecino, los Nieuwe Molens, sin avisarles a él ni a la tía Julia. Así el principal competidor pasó a ser socio mayoritario en la empresa. Él siguió en sus funciones como director hasta 1961, pero las actividades del Molino habían quedado reducidas a limpiar el trigo, que luego se molía en lo del vecino. Entonces vendió sus acciones, abandonó la firma y a partir de ese momento vivió de sus rentas. También vendieron sus acciones Julia, Tatá y los demás accionistas. Los Bloemmolens De Wulf SA cambiaron de nombre por el de Brucoma nv. De este modo, la empresa que durante más de un siglo había estado en el centro de la vida familiar, dejó de existir. Un ciclo había terminado. El final de esta historia confirma lo que decía Martín Fierro, que nuestro padre menciona en su testamento y fue recitado por el papa Francisco en la Asamblea de las Naciones Unidas en septiembre de 2015, (aunque el gaucho no hablaba de los primos, sino de los hermanos):

“Petit” Leon con su esposa Thérèse De Cock, en su casa en 1987.

Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean los devoran los de ajuera. En 1989 la ciudad de Brujas estudiaba la posibilidad de refaccionar el edificio del Molino De Wulf, que estaba fuera de uso, y acondicionar las antiguas máquinas a vapor que funcionaron allí, transformándolo en una especie de museo de la industria molinera local. Ignoro si este proyecto se concretó. Se había casado el 6 de junio de 1942, a los 23 años, con Thérèse De Cock, que tenía 19 y había nacido en Ypres el 16 de septiembre de 1922, quien era pariente lejana de los Glorie. Tuvieron 8 hijos en Brujas (ver Apéndice). Cuando los tíos Juan, Régine y Hugo viajaban a Europa los iban a ver. También algunos de mis hermanos los visitaron. Yo los conocí en 1986 y me alojé un par de días en su casa en 1990. Me recibieron y atendieron bien y me brindaron muchos datos. Ella era una persona agradable, pero estaba muy excedida de peso y no se cuidaba, esto le trajo luego problemas de salud. Él tenía sus rarezas, pero conmigo fue muy amable y me consiguió algunas actas. Tenía artrosis de cadera y le habían recomendado que anduviera en bicicleta. Todos los días salía a las rutas y decía que de acuerdo a su cuentakilómetros, ya había dado la vuelta al mundo e iba por más. Más adelante, tuvo que ser operado dos veces de su cadera. Conocí también a casi todos sus hijos y algunos nietos. Philippe estaba interesado en la genealogía y había comenzado a reunir algunas actas de sus antepasados, de las que me facilitó copia y yo le dí los datos que tenía. Michélle buscó algunas actas para mí en los Archivos de la ciudad de Brujas y durante algunos años me escribió contándome las noticias familiares.

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“Petit” León murió inesperadamente a los 74 años en Reims (Francia) el 8 de septiembre de 1993, habiendo cumplido 51 años de casados, y su esposa a los 85 años en Brujas 9 de enero de 2008, después de perder casi totalmente la vista por la diabetes y pasar sus últimos días en una residencia para ancianos.

Françoise De Wulf hacia 1936.

Françoise De Wulf con su marido Vincent Vandermeersch, hacia 1946.

4. Françoise Paul Elisa Louisa De Wulf, nació en Brujas el 2 de diciembre de 1921, era hija de Joseph De Wulf y del segundo matrimonio de Marie Louise Vandermersch. Era media hermana de “petit” León por parte de madre. Se casó allí a los 24 años, el 26 de febrero de 1946, con Vincent María Lodewijk Jooris Clara Vandermeersch (con doble “e” final, no era pariente de los anteriores), de 25 años, nacido allí el 21 de enero de 1921. Tuvieron 7 hijos en Brujas (con la primera letra de sus nombres se forma el anagrama del primero, ver Apéndice). Tatá le regaló acciones como a los demás sobrinos de Bélgica, las agradeció el 4-6-1950: Muy querida tía Bertha: Volviendo de la costa, me enteré por papá que habías tenido la amabilidad de regalarme 10 acciones del Molino y la cuarta parte de las demás acciones que habías dejado en Bélgica. Te agradezco de todo corazón que hayas pensado en mí y estoy muy agradecida por tu gesto generoso hacia mí. Esto nos vendrá muy bien, ya que nuestra pequeña familia va a agrandarse una vez más en el mes de noviembre. Estoy un poco asustada porque pronto estaré al frente de una familia numerosa. Mis tres hijos se portan maravillosamente. Patrick está por 15 días en Bruselas en casa de mi cuñado, así que puedo descansar un poco y aprovechar para dedicarme a la costura. ¿Cómo anda la familia menuda de Alberto? Jacques Cauwe tuvo la amabilidad de prestarnos su película y así hemos conocido a todos nuestros pequeños primos de Argentina, que nos han parecido todos muy lindos chicos. Nos asombró cuánto Pedrito se parece a Alberto. Mis mejores saludos para Régine y Hugo. A menudo me propongo escribirles, pero no tengo tiempo. Patrick se acuerda muy bien de la prima Régine. En cuanto a mi Alain, está fascinado con el primo Juan. Ahora es necesario que te deje, mi querida tía Bertha. Vincent se une a mí para expresarte nuestro más afectuoso agradecimiento y los cinco te abrazamos de todo corazón. Françoise Ya expliqué cómo en 1959 ella, junto a sus primas Georgette y Maï, vendieron a la competencia todas las acciones que tenían del Molino porque estaban descontentas por las pérdidas,

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que atribuían a una deficiente conducción gerencial. Y cómo esto provocó su distanciamiento de la tía Julia y de “petit” León, así como la disolución de la sociedad familiar. Ignoro quién tomó la iniciativa en esa venta, pero sospecho que fue Françoise, que se llevaba mal con su medio hermano. Su esposo, Vincent Vandermeersch (a veces escribía su apellido como van der Meersch), era abogado, ocupó diferentes cargos en la Justicia, llegó a ser Procurador General de la Corte del Trabajo y al jubilarse lo nombraron Primer Abogado General Honorario. Por su desempeño le otorgaron varias condecoraciones: comendador de la Orden de Léopold, gran oficial de la Orden de la Corona y Cruz Cívica de Primera Clase. Antes de casarse había sido voluntario en la Segunda Guerra Mundial y luego le dieron dos medallas conmemorativas. Nuestro bisabuelo León De Wulf procuraba destacarse y pertenecer a la clase dirigente participando en política. Él no podía hacerlo por actuar en la Justicia, pero participó en instituciones que dan prestigio social: fue miembro del Comité Olímpico e Interfederal de Bélgica, Presidente Honorario de la Asociación Belga de Hockey y del Club de Hockey de Brujas, también allí copresidente del Club de Leones. Varios me dijeron que por todo esto se creía superior a los demás y los miraba “por arriba del hombro”. Cuando los conocí en 1986, fui a su casa en Drongen (en francés: Tronchiennes), donde se habían mudado desde hacía unos años, me trataron muy bien y no tuve esa impresión. Luego les escribí y me contestaron, enviando datos de su familia. Volví a tomar contacto a raíz de la muerte de Georgette De Wulf, ya que Vincent se ocupó de la sucesión. Intercambiamos varias cartas, mi padre y la tía Régine me dieron un poder para representarlos y en 1994 volví a verlos, así como a algunos de sus hijos. Todos fueron muy amables, sin que hubiera ningún tipo de dificultad en el trato, ni en la resolución del asunto. La última carta que tengo de ellos es la que escribieron a nuestros padres el 4-4-1998:

Françoise De Wulf con su marido Vincent Vandermeersch en su casa, en 1990.

Muy queridos Albert e Yvonne: Los felicitamos de todo corazón con ocasión de sus 65 años de matrimonio. Nos hubiera gustado hacerlo de viva voz, pero comprenderán que tememos hacer ese largo viaje. Estaremos de corazón con ustedes el 12 de abril. Uno nunca sabe si uno de nuestros nietos, que viajan mucho por sus estudios, quizás pase por Buenos Aires. Queremos creer que toda la gran familia de ustedes anda muy bien. Aquí todo anda bien, pero sólo hemos podido festejar nuestros 50 años de matrimonio. ¿Cómo anda Régine? Denle muchos saludos de nuestra parte. Los abrazo. Françoise. Vincent. Ella murió en Drongen a los 87 años, el 15 de octubre de 2009 y él también allí a los 88 años, cuatro días después, el 19 de octubre de 2009; ignoro a qué se debió la inmediatez de ambas muertes. Habían cumplido 63 años de matrimonio.

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APÉNDICE A. DESCENDIENTES DE MAÏ PRUD’HOMME Y MICHEL VANDERMERSCH Marie Louise (Maï) Prud’homme (ºAmberes 15-5-1910 + Courtrai 18-9-1992) x 7-5-1930 Michel Vandermersch (ºBrujas 6-4-1902 + id. 26-4-1976). Tuvieron 4 hijos en Brujas: 1. Jean Marie Paul Alexandre (º19-6-1931), licenciado en economía, x Brujas 25-4-1958 Thérèse Maria Cesar Malvina Casteleyn (º id. 22-3-1931). Tuvieron 3 hijos, los dos primeros en Malang [Indonesia], la otra en Brujas: Philip (º1959), Ann (º1960 x Michel Ralet y tuvieron un hijo: Christophe) y Patricia (º1962). 2. Paul Marie Alexandre (º13-10-1932 + 4-1-2009), médico, x Brujas 30-5-1959 Edith Evrard (ºid. 9-3-1937). Tuvieron 4 hijos, el primero en Eindhoven [Holanda], los otros en Brujas y luego se divorciaron: Frederik (º1960), Michel (º1962), Caroline (º1964) y Sophie (º1965). 3. Maurice Louis Joseph Marie (º29-6-1936) x 16-2-1963 Christiane Bultynck (ºGante 9-2-1940). Tuvieron un hijo en Bruselas y luego se divorciaron: Jean Louis (º1968). 4. Christian León Antoine Jean Marie (º17-8-1944), médico, x 19-12-1969 Hilda Margarita Rolande Weyne (ºLichtervelde 3-12-1944), licenciada en educación física y kinesióloga. Tuvieron 3 hijas, las dos primeras en Brujas, la otra en Courtrai: Valerie (º1971), Sophie (º1974) y Celine (º1976).

B. DESCENDIENTES DE LEÓN DE WULF Y THÉRÈSE DE COCK León De Wulf (“petit” León) (ºBrujas 24-4-1919 + Reims [Francia] 8-9-1993) x 6-6-1942 Thérèse De Cock (ºYpres 16-9-1922 + Brujas 9-1-2008). Tuvieron 8 hijos en Brujas: 1. Marianne Rose Ghislaine Thérèse Rita (º22-4-1943), azafata y soltera. 2. León Joseph Marie Ernest Ghislain (º4-3-1945), oficial del ejército, x Christianne Van Koningslo (ºEsen), no tuvieron hijos y se divorciaron; xx 00-12-1980 Marina Vermeersch (ºVeurne 1-6-1946 + Everberg 23-6-1988), xxx Brigitta Josephina Lazou (ºBissegem 12-2-1945), comerciante, no tuvieron hijos. Su segunda esposa tenía un hijo de una unión anterior, que fue adoptado por él y tuvieron 2 hijas, la primera antes de casarse: John (ºGante 1969, adoptado), Anne (ºBruselas 1980) y Sophie (ºNeheim-Hustem [Alemania] 1982). 3. Leopold Jozef Jacques Marie Ghislain (º10-10-1946), oficial del ejército, x 1972 Vera Van Loy (ºBrujas), no tuvieron hijos y se divorciaron; xx Isolde Germana María Verraes (ºCoutrai 20-5-1953), empleada y tuvieron 3 hijos, el segundo en Brujas: Cedric (º1982), Alexander (º1988) y Nathalie (º1990). 4. Michéle Marie Jeanne Antoinette Ghislaine (º6-5-1948), soltera. Aunque tiene un leve retraso madurativo y es un poco infantil, habla algo de castellano por haber estado un tiempo en España como niñera.

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5. Philippe Henri Marie Ghislain (º16-10-1949), oficial de gendarmería, x 4-4-1972 Rita Van Dale (ºBrujas 26-1-1949). Tuvieron 2 hijos en Brujas: Isabelle (º1973) y Thomas (º1974). 6. Brigitte Marie Antoinette Jeanne Ghislaine (º25-11-1950), azafata y soltera. 7. Bernadette Maria Anne Paule Ghislaine (º6-4-1955), empleada, x 00-6-1982 Martin De Smedt, divorciado. Tuvieron un hijo en Brujas y luego se divorciaron: Sebastien (º1983). 8. Mathieu Joseph Marie León Ghislain (º5-3-1956), jurista en seguros, x 00-9-1985 Lucie Auguste Raphaëlle Francisca Diana Depuyt (ºVarsenare 19-8-1961), secretaria de médicos. Tuvieron una hija: Valentine (º1988).

C. DESCENDIENTES DE FRANÇOISE DE WULF Y VINCENT VANDERMEERSCH Françoise Paul Elisa Louisa De Wulf (ºBrujas 2-12-1921 + Drongen 15-10-2009) x Brujas 26-2-1946 Vincent María Lodewijk Jooris Clara Vandermeersch (º Brujas 21-1-1921 + Drongen el 19-10-2009). Tuvieron 7 hijos en Brujas (con la primera letra de sus nombres se forma el anagrama del primero): 1. Patrick (º2 -12 1946), sacerdote. 2. Alain (º17-11-1947), ingeniero, x 15-5-1971 Claire Van Durme (ºGante 14-10-1951). Tuvieron 3 hijos en Gante: Eric (º1973 x Julie… y tuvieron 3 hijos: Laurent, Maud y Alexis), David (º1975 x Maiya…) y Hubert (º1978). 3. Thierry (º5-7-1949), jurista y director de una mutual, x 3-3-1973 Catherine Kluyskens (ºGante 10-7-1950), con la que tuvo 3 hijas en Gante. Luego se divorció; xx 30-9-1989 Marie Anne Cornand (ºEeklo 27-5-1954), jurista, con la que no tuvo hijos. Del primer matrimonio: Stephanie (º1974 x Vincent Deckers, tuvieron 3 hijos: Céline, Amelie y Quentin), Savina (º1975) y Delphine (º1979 x Christian Milin y tuvieron una hija: Aurore). 4. Roland (º8-11-1950), ingeniero, x 4-12-1976 Marie Anne De Witte (ºRoeselare 26-6-1955). Tuvieron 3 hijos en Bruselas: Magali (º1980 x Antoine Hupin y tuvieron una hija: Elise), Julie (º1982 x Arnaud Goethals) y Cedric (º1991). 5. Ivan (º28-5-1952), director de marketing, x 18-3-1987 Eugenie Spechinsky (ºBruselas 17-1-1953) [tenía un hijo de una unión anterior: Nicolás Peuchot (º1982)]. Tuvieron una hija en Bruselas: Victoria (º1987). 6. Colette (º1-7-1955), licenciada en derecho y escribanía, jurista, x 9-7-1977 Francis De Raedt (Courtrai 5-2-1949), ingeniero. Tuvieron 3 hijos en Gante: Pierre (º1979), Valerie (º1981 x Simon Van Acker) y François (º1986). 7. Kristophe (º22-1-1960), abogado, x 25-2-1989 Françoise Verstraete (ºGante 25-9-1961). Tuvieron 3 hijos en Gante: Deborah (º1991), Tanguy (º1993) y Alison.

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21 BIOGRAFÍA

DEL AUTOR

Pedro OEYEN, nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1942, 6º hijo de 12 hermanos; sus padres fueron Alberto Oeyen e Yvonne Glorie. Se recibió de bachiller en el Colegio Marín e ingresó al Seminario Diocesano de San Isidro. La parte académica de sus estudios eclesiásticos fue cursada en las Facultades de Teología de la UCA y del Salvador, egresando de esta última como licenciado en teología. Realizó estudios posteriores en el Instituto Superior de Catequesis de Argentina, en el Latino Americano de Catequesis de Santiago de Chile y en el Instituto de Espiritualidad de la Universidad Gregoriana, en Roma. Ordenado sacerdote en San Isidro el 7 de diciembre de 1966, lo nombraron vicario parroquial en la Catedral, luego sucesivamente párroco en Ntra. Sra. de Lourdes en Beccar, encargado de Ntra. Sra. de la Unidad en Olivos y párroco de Santo Domingo de Guzmán en Acassuso. Por último, párroco de la Catedral durante 24 años, donde estuvo al frente del equipo encargado de su restauración; al cumplir 75 años presentó su renuncia y en la actualidad es párroco emérito. A lo largo de estos años también fue asesor, director pastoral, capellán y/o representante legal de varios colegios y del noviciado de las Misioneras Diocesanas, profesor de teología pastoral en el Seminario Diocesano, profesor y director de la Escuela Superior de Catequesis y rector del Instituto Superior de Cultura Religiosa, todos de San Isidro. Ocupó diversos cargos a nivel diocesano, entre ellos: decano zonal del presbiterio y luego coordinador de los Consejos presbiteral y pastoral, miembro del de asuntos económicos y del cuerpo de consultores, asesor del equipo de Pastoral Familiar, de las Mujeres de Acción Católica y director de la Junta de Catequesis. Fue secretario general y canciller, finalmente vicario general del Obispado de San Isidro durante 18 años. Delegado regional y miembro de la Junta Nacional de Catequesis, fue responsable nacional de la catequesis de adultos. Introdujo la catequesis familiar en Argentina y, siendo invitado por otras diócesis, recorrió gran parte del país explicando el método. Llegó a otras naciones, siendo también invitado por la Dirección de Catequesis de Roma. En dos oportunidades fue convocado como experto en catequesis para exponer ante la Asamblea General del Episcopado Argentino.

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Autor de numerosos libros, algunos en colaboración con otros; entre los más conocidos figuran: "Creciendo en la fe con nuestro hijo” (5 tomos, 43 reediciones, con 500.000 ejemplares vendidos); "Conociendo la biblia en familia” (6 tomos); "Revisando nuestra vida con el evangelio” (2 tomos); "Macumba y brujerías”(2 ediciones); “Biblia ilustrada para niños”; "La Catedral de San Isidro”; "Libro 2º de bautismos de San Isidro”; “La Hermandad de las ánimas en San Isidro”; “Honor mancillado, la pasión del cura Allievi”; “El celular de Dios”(3 reediciones); “La capilla y la capellanía de San Isidro tienen historia”; “Sangre en la Iglesia” y otra media docena de títulos. Publicó además numerosos artículos en “Criterio”, “Consudec”, “Didascalia”, “Pastores”, “Bienaventurados”, otras publicaciones especializadas en pastoral y la Revista del Instituto Histórico de San Isidro. PREMIOS

Y

MENCIONES

MÁS DESTACADAS

• En 1997 el Equipo Nacional de Catequesis de Adultos lo reconoció como “Pionero de la catequesis familiar” por sus 25 años de trabajos en el tema. • En 2000 el Instituto Superior de Catequesis de Argentina le otorgó un reconocimiento por sus notables aportes a la catequesis. • En 2006 el Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas lo nombró miembro correspondiente por sus aportes documentales. • En 2008 el Capítulo Argentino de la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias le otorgó, en conjunto con la Comisión Pro Restauración de la Catedral de San Isidro, el premio a la excelencia inmobiliaria en la categoría restauración y puesta en valor de un edificio de culto. • En 2009 el Instituto Histórico Municipal de San Isidro le otorgó el premio San Isidro Labrador por su importante aporte a la historiografía sanisidrense. • La Fundación San Isidro para la educación, las ciencias y las artes, le otorgó el premio San Isidro 2010 en mérito a su destacada acción cultural en beneficio de la comunidad.

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Pedro Oeyen Catedral de San Isidro Monseñor De Andrea 550 1642 San Isidro Provincia de Buenos Aires oeyenpedro@yahoo.com.ar (+54 11) 4743-0291 / 4743-4990 (Int. 7) Ediciones Verstraeten www.verstraeten.com.ar Jaramillo 2284, piso 1º 1429 Ciudad de Buenos Aires (+54 11) 4704-9003 Oeyen, Pedro Historia de mi familia : antepasados paternos / Pedro Oeyen. - 1a ed ilustrada. Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Xavier Verstraeten, 2019. 208 p. ; 30 x 24 cm. ISBN 978-987-98116-8-9 1. Genealogía. I. Título. CDD 929.2





Pedro Oeyen Catedral de San Isidro Monseñor De Andrea 550 1642 San Isidro Provincia de Buenos Aires oeyenpedro@yahoo.com.ar (+54 11) 4743-0291 / 4743-4990 (Int. 7) Ediciones Verstraeten Jaramillo 2284, piso 1º 1429 Ciudad de Buenos Aires (+54 11) 4704-9003 www.verstraeten.com.ar Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723 Argentina, Noviembre de 2019


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