P EDRO O EYEN
Historia de mi familia M
I S
P A D R E S
Y
H E R M A N O S
TOMO III
EDICIONES VERSTRAETEN
P EDRO O EYEN
Historia de mi familia M I S
P A D R E S
Y
TOMO III
H E R M A N O S
Dirección y Coordinación de la Investigación P EDRO O EYEN
Texto P EDRO O EYEN
Dirección de Arte y Diseño Gráfico X AVIER V ERSTRAETEN
Colaboración (Ilustración de la Sobrecubierta y Página 3) T INA B UGAN
Digitalización de Imágenes P EDRO O EYEN
Restauración Digital de Imágenes X AVIER V ERSTRAETEN
Impresión L ATINGRÁFICA
P UBLICADO
POR
E DICIONES V ERSTRAETEN , B UENOS A IRES
Todos los derechos reservados según convenciones internacionales de copyright. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida o utilizada, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo de la familia.
Hecho en depósito que marca la ley 11.723 Se imprimieron 99 ejemplares Argentina, Mayo de 2021 Primera edición
AGRADECIMIENTOS
Doy gracias a Dios que me dio la vida en el seno de una familia y depositó en mi corazón el deseo de investigar para conocer mejor sus raíces. Doy gracias a mis padres que pusieron todos sus esfuerzos en construir una gran familia y brindaron su amor a cada uno de sus miembros. Mi madre despertó en mí el interés por los antepasados conservando cartas, fotos y datos innumerables en su memoria prodigiosa. Aunque a mi padre la historia de los antepasados no le interesaba mayormente, me ayudó mucho traduciendo infinidad de documentos del flamenco al francés. Estoy sinceramente agradecido a mis hermanos y sobrinos que me alentaron en la tarea y aportaron comentarios, fotos y elementos que la enriquecieron. Agradezco a mis amigos, obispos, sacerdotes y laicos que me comprendieron y apoyaron en mis búsquedas y trabajos. Culminando este camino que abarcó 40 años de mi vida, he encontrado en Xavier Verstraeten un editor excepcional, que puso toda su capacidad al servicio de esta obra. Mi sincero agradecimiento. Gracias a estos y otros incontables aportes, hoy entrego este libro a mi familia y a todos los que se interesen en esta historia. Agradezco desde ya los comentarios que me hagan llegar.
Pedro Oeyen
ÍNDICE
1. Recuerdos de infancia de mi padre
12
2. Recuerdos de infancia de mi madre
18
3. Adolescencia y juventud de mi padre
28
4. Adolescencia y juventud de mi madre
34
5. Noviazgo y casamiento
40
6. Deciden emigrar
50
7. Dificultades iniciales
58
8. Primeros años en Argentina
66
9. La Segunda Guerra Mundial
74
10. Primeros años en San Andrés
82
11. Los últimos años en San Andrés
94
12. Regreso a Martínez
104
13. La vida en Martínez
114
14. Recuerdos de las vacaciones
126
15. Mudanza a Olivos
140
16. La vida en el dúplex
158
17. Los últimos años
170
18. Los testamentos
182
19. Mis hermanos y sus descendientes
186
20. Biografía del autor
202
10
PRESENTACIÓN
Mis padres tuvieron doce hijos, todos mis hermanos y hermanas se casaron y tuvieron en total 47 hijos, la mayor parte de ellos a su vez también formaron familias y hasta el presente ya nacieron 73 bisnietos. Es decir, que fueron fundadores de una numerosa descendencia. Al ir creciendo y distribuyéndose por todo el mundo, las distintas ramas pueden perder contacto entre sí y con su origen. Para evitar que esto ocurra escribí la historia de mi familia. Con este tercer tomo la doy por terminada. En los dos primeros presenté lo relacionado a los antepasados paternos y maternos. A ellos agregué, fuera de la colección otro relatando lo que significó emigrar, dejar la Bélgica natal, para venir a la Argentina. En él resumí la correspondencia intercambiada de 1937 a 1939 entre nuestro abuelo Oeyen y nuestro padre, cuando el primero ya estaba en Buenos Aires y el segundo aún en Amberes preparando la partida. En éste hablo de mis padres y hermanos a partir de la documentación que pude reunir y de mis recuerdos. La base del relato son las memorias de mis padres, grabadas en varios CD, que entregué a mis hermanos y sobrinos hace varios años. Mi madre grabó las suyas en 1995/96, cuando tenía 85 años; mi padre cuando tenía 92 y 93 años, entre 2000/02, con partes en francés y otras en castellano. Si bien algunos períodos estaban incompletos, ha quedado abundante documentación: cartas, notas, fotos, apuntes y múltiples documentos de los que he tomado los elementos más significativos para completar este libro. Obviamente es imposible consignar en un solo tomo todo lo que pasó en mi familia a lo largo de un siglo y me vi obligado a dejar cosas de lado o resumirlas. Con respecto a mis hermanos consigno anécdotas y fotos de la infancia, adolescencia y juventud, dejando la etapa adulta para que ellos o a sus hijos la completen y agreguen lo que se refiere a sus descendientes. No repito, salvo en algún caso puntual, lo que ya dije en los tomos anteriores en relación a mis abuelos, tíos y antepasados. Espero que estas páginas puedan ser útiles, especialmente para los que conocieron poco a mis padres o a alguno de mis hermanos.
El autor
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1 RECUERDOS
DE INFANCIA DE MI PADRE
Mi padre nació un año y medio antes que mi madre, en una ciudad diferente y no existía ningún vinculo entre ambas familias, por eso presento por separado el relato de ambos. El primero se detiene en sus antecedentes familiares (para más detalles ver el tomo 1). Y ambos padecieron las consecuencias de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Los antepasados
Tarjeta de aviso del nacimiento de mi padre. Se enviaba a los parientes y conocidos. 1908.
[Comienza el relato de mi padre]. Mi abuelo paterno [Joseph Oeyen, casado con María Christina Mertens] era un simple panadero, que había quitado su pueblo natal de Balen para establecerse en Amberes. La ciudad en aquel tiempo tenía unos 150.000 habitantes, era el gran puerto de Bélgica. En muy poco tiempo mi abuelo fue el panadero más importante de Amberes. Trabajaba mucho y todo lo que tenía en ahorros lo invertía en la zona Sur de la ciudad. Él pretendía que tarde o temprano esa zona, que estaba abandonada y tenía praderas con vacas, un día sería por lo menos tan importante si no más que el resto de la ciudad. Fue efectivamente así, lo que le permitió vender los campos que tenía alquilados para engorde de ganado, como terreno de construcción. Esto le dio plata y permitió que los hijos emprendiesen un negocio. Mi padre, Alberto Oeyen, había hechos estudios secundarios en Amberes. Luego fue inicialmente empleado en un taller para talla de diamantes y pasó después a establecerse con su hermano Ernest para importación de madera, sobre todo de roble. Esta fue una asociación que duró 25 años y en la cual los dos hermanos se entendían bastante bien. No así mi madre, Madeleine De Wulf, y su cuñada Stephanie Bollens, que mutuamente se detestaban con toda sinceridad. Recuerdo que mi tía decía: ¿Qué es uno cuando proviene de una familia con nueve hijos? Mi madre pertenecía a una familia con nueve hijos y contestaba: Entonces uno es un ser humano con dos piernas, dos brazos y una cabeza. Por su parte ella decía: Cuando uno se enriqueció haciendo salchichas, no es nada en realidad. Pero la tía no había hecho salchichas, sino que su padre era carnicero mayorista. Por parte, de mi madre, el bisabuelo Eugene De Wulf había construido un molino industrial. Mi abuelo León De Wulf era un hombre muy metido en política. Daba mucha más importancia al Partido Católico, del que era uno de los dirigentes, que a su tarea en el molino, pero su hermano Edmond hacía el trabajo y no tenía hijos. Vivían los dos en Brujas junto al Minnewater [Lago de amor].
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Había sido nombrado “échevin” de la ciudad de Brujas, que tiene un sistema de gobierno en el cual el Intendente tiene algunos ayudantes y da a cada uno una parte de los trabajos a ejecutar, con una independencia casi total. Él, por su parte, se ocupaba de los Tribunales de Comercio, de la Población y las Obras Públicas. Su gran obra fue el Canal de Brujas a Zeebrugge. Brujas había sido un puerto natural en los siglos XIII y XIV. Pero se llenó de arena y el mar se retiró a 13 kilómetros. Mi abuelo propuso y llegó a convencerlos que había que hacer un canal ancho, hasta el mar y que se restablecería el Puerto de Brujas. Nunca llegó a ser un puerto importante pero tuvo alguna actividad. Fue muy apreciado por este trabajo y el Rey de Bélgica le otorgó la condecoración de Comendador de la Orden del Rey Leopoldo I, que muy poca gente recibía. Primera infancia Yo nací en Amberes, Bélgica, en la Rue de Bom. Era una casa alquilada por mis padres, que se mudaron el mismo año en la Rue des Architectes [calle de los Arquitectos], en Amberes, al Nº 2. Esta casa fue comprada por ellos y la conservaron por lo menos hasta 1922. Nací el 9 de noviembre de 1908.
Mi padre en brazos de su madre el día de su bautismo. Ver el vestido que le pusieron. 1908.
Mi padre, vestido de nena, al cumplir un año . 1909.
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Mi padre era flamenco, hablaba corrientemente ese idioma y también francés, pero se sentía el origen flamenco. Mi madre, por su parte, estaba de un ambiente donde se conocía el flamenco, pero se hablaba habitualmente en francés. Resulta de esto que hablé únicamente francés hasta los tres o cuatro años. Y después el flamenco se asimiló, primero por las mucamas y después por la escuela, los amigos, etc. Este doble conocimiento de las lenguas me fue muy útil más tarde. Su nombre completo era Alberto José León Gerardo. El primero por su padre, el segundo por su abuelo paterno, el tercero por su abuelo materno y el último por San Gerardo, patrono de los matrimonios jóvenes, al que su madre tenía gran devoción. Nació en la casa de sus padres porque en esa época las mujeres no iban a sanatorios, sino que eran asistidas por parteras a domicilio. Al año siguiente nació su hermano León y en 1911 Régine después de lo cual su madre declaró que ya había cumplido con Dios, la patria y la familia, que podía dedicarse a la vida social, que era lo que más le gustaba. Mi padre con su hermano León, vestido de nena. 1911.
Mi padre y su hermano León, paseados por la niñera. Observar el cochecito, la elegancia de la niñera con su sombrero y a León, a quien vistieron de nena. 1910.
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De los hijos se encargaban las niñeras y su hermana Bertha (a la que llamaban Tatá), que fue a vivir con ellos. Esto trajo como consecuencia que se generó un fuerte vinculo afectivo entre Tatá y sus hijos, en especial con mi padre; en cambio, el trato con ella era más frío y distante. Con el paso de los años mejoró la relación con León y Régine, pero siempre se llevó mal con mi padre, que prosigue diciendo: La Guerra En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial que trajo como consecuencia que abandonamos la ciudad de Amberes, demasiado amenazada por las tropas alemanas, para refugiarnos en Brujas donde vivían mis abuelos maternos. Allí me contagié una enfermedad infantil, que me bloqueó en Brujas. Por su parte mis padres, ante el avance de las fuerzas alemanas, huyeron a Holanda y yo me quedé solo, con el abuelo y la tía Bertha en Brujas. Pasé ahí más o menos seis meses y después, con la tía, pasé a Holanda. Cruzamos la frontera sin dificultad y llegamos a La Haya donde estaban mis padres. Ellos estaban en una casa y yo fui con la tía Bertha a una granja donde me quedé por más o menos otro medio año y llevaba una vida campesina. Eran protestantes con un horario muy estricto de oraciones, durante las cuales teníamos que callarnos porque decía el dueño de casa que oraba para toda la familia, que aun los más chiquitos tenían que callarse ante la Palabra de Dios. A parte de esto, tuve la vida normal de un chico de cinco años. Es llamativo que su madre se fuera estando él enfermo y tuviera que quedarse con su abuelo y Tatá, así como que al llegar a Holanda no pudiera unirse a sus padres y hermanos, yendo a vivir con su tía a casa de extraños. Sin duda esto lo distanció aún más de ella. Finalmente pudo reunirse con ellos cuando su tía tuvo que volver a Bélgica para ayudar a su hermano Georges, que había quedado viudo con una hija pequeña, Georgette. A Tatá esta separación de los chicos, que había criado hasta ese momento, le costó muchísimo y escribía cartas desgarradoras como cuando llegó a la casa de su hermano: 27-8-1915. “Muy querida Madeleine: Ya estoy instalada en Couillet. En Amberes tuve bastante trabajo, lo que impidió pensar y estar triste. Pero ahora que estoy sola, ¡cómo siento el vacío y el aislamiento! ¡Qué dura es la separación de los queridos chicos! ¡Cuánto me faltan, mi querida Madeleine! Pienso en ellos continuamente. ¿Podré alguna vez acostumbrarme? Los retratos de mi muy querida pequeña Régine están expuestos en mi cuarto y cuando lloro demasiado, me parece que me infunden coraje. Es mi lugar predilecto, junto a mis retratos y recuerdos más queridos.
Tatá con mi padre y sus hermanos León y Régine. 1914.
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Y ustedes, mis queridos hermano y hermana a los que me siento muy unida, ¿cómo andan? Escribime seguido, mi querida Madeleine, hablame de ustedes dos, de Beber [Alberto], de Lolo [León], de mi querida pequeña ahijada [Régine]. A cada hora voy al buzón para mirar. Las noticias de ustedes me reconfortarán un poco y me ayudarán a dominar mi tristeza, que parece desesperación”. [Prosigue mi padre]. Después nos fuimos de esa granja y me reuní con mis padres. Hubo varias historias infantiles, una más cómica que la otra. Entre otras, una vez se rompió un pedazo de la cama de mi hermano. Mi padre lo tomó y dijo: Yo voy a arreglar este asunto. Fuimos paseando por una calle solitaria. Y entonces mi padre sacó de su bolsillo la pieza de fundición de la cama y la tiró al otro lado de la pared. Se elevó enseguida un grito espantoso: Ay, ay, ay, y tuvimos que correr para evitar complicaciones. Volvimos a casa y lo único que podíamos decir era: Ay, ay. Regreso a Bélgica ocupada por los alemanes Mi padre en la granja de Holanda donde se habían refugiado. 1915.
Quedamos en Holanda dos años, más o menos y después volvimos a Bélgica donde ya mi padre había vuelto. Allí, mientras estuvo ocupada por los alemanes, teníamos una vida con privaciones en las comidas y cosas por el estilo. Fuera de eso, todo era normal. Al principio yo no había estudiado nada todavía y mi madre dijo que ella iba a enseñarme. Y me enseñó efectivamente los primeros elementos. A ella le resultaba difícil esta tarea porque no tenía buena comunicación con su hijo y carecía de las nociones pedagógicas adecuadas. Al comentárselo a Tatá que aún vivía en lo de Georges, le daba consejos y se preocupaba especialmente por él:
Mi padre con su hermano León, hacia 1916.
17-9-1915. “¿Cómo andan los chicos muy queridos? Siempre pienso mucho en ellos y quisiera tanto que esta triste guerra terminara para ir a verlos y abrazarlos. ¡Qué feliz era junto a mis queridos mocosos, que consideraba como míos! ¡Y qué cruel es la separación! Esto me da mucha pena. Por eso, querida Madeleine, en cuanto tengas un poco de tiempo hablame de ellos, decime qué hacen, qué les interesa, si van mucho al mar. Pronto podré enviarles un libro o dos para enseñarles a leer a los niños y una pequeña gramática con las enseñanzas básicas, que les interesarán. Y si puedo conseguir el libro de lectura ‘Pequeñas historias para los que comienzan’, también lo agregaré. Bertha”. 7-10-1915: “¡Qué lástima que un chico tan inteligente se atrase! Pero yo persisto en la idea de que una vez que sepa leer y se disipe la primera aridez, se interesará mucho más. Haría falta que alguna persona
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muy preparada se encargue particularmente de él y que no lo trate con dureza por eso, que no lo hagan sufrir hiriendo sus sentimientos más delicados. Siento compasión por este pequeño niño, rezo especialmente por él. Creo que puedo decir que no hay corazón más interesado por él que el mío. Temo que se desmoralice. Es inteligente, comprende todo y lo toma a pecho fácilmente. Abrácenlo mucho de parte mía, así como a Lolo y a mi querida pequeña Régine. Estaré feliz cuando pueda volver a verlos. Bertha”. 29-11-1916: “Te escribo con respecto a Beber [Alberto]. Me decís que ya no escribe nada. Así es, Madeleine, la enseñanza en casa tiene ese aspecto defectuoso porque los chicos carecen de estímulo. En clase, todo les habla de estudio y ven cerca de ellos a sus compañeritos, que predican con el ejemplo. La fuerza del ejemplo es muy poderosa en un niño. El estudio es árido a la edad de Beber [tenía 8 años] y es posible que la tarea les sea facilitada por pequeños medios que uno no tiene en casa. En primer lugar, en clase la maestra sólo tiene eso en la cabeza. ¡Y cuánta paciencia puede tener! En cambio, la madre de familia, con todas sus ocupaciones, preocupaciones y cosas de su casa en la cabeza, ¿cómo querés que tenga las cualidades, que son sin embargo necesarias, para hacer que los niños trabajen? El resultado es que a los chicos no les gusta lo que se les enseña. Es lo que comprobamos con Georgette, que tiene sin embargo una maestra en casa y a quien yo llevo con suavidad para conservar una atmósfera de tranquilidad y dulzura. Porque forzar a un chico es provocar la rebeldía en él. Sin embargo, después de la guerra estamos de acuerdo en que vaya a la escuela. No importa si perdemos algunos meses. Sería una gran torpeza que ahora fuera a cosechar enfermedades cuando hacemos lo imposible para que esté bien de salud. Y además, no son los chicos que siendo jóvenes son más brillantes, los mejores más adelante. Tené paciencia con el chico, querida hermana, y obtendrás buenos resultados. Abrazalos mucho de parte mía. Bertha”.
Mi padre con sus hermanos León, Régine y Juan. 1920.
En 1919, al año siguiente de que terminara la guerra, nació Juan el último de sus hermanos. A diferencia de los mayores, este niño se convirtió en el mimado y preferido de su madre, que se ocupó personalmente de él y lo privilegió durante toda su vida.
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2 RECUERDOS
DE INFANCIA DE MI MADRE
A diferencia del relato de mi padre, que describe brevemente sus antecedentes familiares (los suyos se presentan en el tomo 2), mi madre describe en forma más extensa y detallada sus propias vivencias en este período. Su nombre completo era Yvonne Luisa Maria Cornelia Glorie. El primero lo eligieron sus padres, el segundo por su abuela materna, el tercero por su abuela paterna y el último por San Cornelio, que protege de las convulsiones y varias enfermedades más, al que la familia Glorie tenía mucha devoción. También ella nació en la casa de sus padres. Primera infancia Mi madre al cumplir nueve meses. 1911.
[Comienza el relato de mi madre]. Tengo en este momento 85 años y he pensado contar la historia de mi vida. Comenzó en Europa y actualmente vivo en Argentina. Nací en Brujas el 20 de mayo de 1910. La dirección era Potterierei [Muelle de la alfarería], que era un canal que pasaba delante de nuestra casa. Mis padres habían alquilado esa casa cuando se casaron. Era bastante grande y recuerdo ciertos detalles de antes de la guerra. Yo dormía en el 2º piso. Mis padres, Héctor Glorie y María Tytgadt, dormían en el primero. La costumbre era guardar el mejor cuarto para los invitados, que llamábamos "el cuarto de huéspedes", y por eso a nosotros, los chicos, nos ponían en el segundo con la mucama. Vivimos allí cuatro años, hasta la guerra de 1914, que nos hizo huir a Holanda, Inglaterra y finalmente a Francia. De antes de la guerra me acuerdo de la chica que trabajaba por horas que nos ayudaba y de Marie, que era nuestra mucama y que me enseñaba a limpiar. Hay fotos en las que aparezco con una escobita, un trapo para quitar el polvo, etc. Tuve dos hermanos, Paul que nació el 3 de septiembre de 1911 y André el 14 de marzo de 1914. Mis abuelos paternos, Arthur Glorie y Maria Rommens, vivían en Poperinge y mis abuelos maternos, Gustavus Tytgadt y Maria Louisa De Coster, en Maldegem y de vez en cuando íbamos a verlos. Viajábamos en tren, era realmente un gran viaje. Lo que recordaba de antes de la guerra era la casa de mis abuelos de Maldegem y el campanario de la iglesia, que era muy particular. De Poperinge no recordaba mucho. Estadía en Holanda El 4 de agosto de 1914 los alemanes invadieron Bélgica y la guerra estalló. Pero los belgas pararon a los alemanes a altura de Amberes.
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Estuvieron allí por espacio de un mes y medio, más o menos. En Bélgica estábamos convencidos de que en ese momento se iba a firmar un armisticio y que todo se acababa, por eso no estábamos para nada inquietos. Pero, de golpe, la línea de Amberes cedió y siguieron avanzando. Entonces fue el desbande. Todos tuvieron miedo y nos escapamos. Mi padre encontró un amigo que le prestó un carro grande tirado por caballos, para poder escaparse. Llegaron otros miembros de la familia y el carro se llenó completamente. Pusimos colchones en el piso para acostarnos sobre ellos. Todos nos íbamos a Holanda. En Ijzendijke había una tía de mi madre, que vivía allí con su marido. Sus hijos ya se habían ido. Como tenía una casa bastante grande, partimos hacia allá. Yo diría que fue un viaje muy épico. No era muy distante, sólo unos 20 kilómetros. Con dos caballos y un gran vehículo, del tipo que se empleaba en las ferreterías, absolutamente chato. Estábamos en él y no encontrábamos comida para los caballos, lo que molestaba mucho a papá, pero la gente le decía: ¿Cómo vamos a dar de comer a los caballos, si no tenemos alimento para la gente? Pero cuando llegamos a Ijzendijke estábamos en territorio holandés y ya no había problemas. La tía Rosalie De Coster-Sturm prestó su casa. Todos desembarcamos en ella; ocupábamos hasta el granero porque éramos muchos. Pero poco a poco nos repartimos. Los otros miembros de la familia alquilaron casas y quedamos solos con mamá, porque papá debía regresar. Ella también comenzó a pensar en mudarse porque no podíamos ocupar eternamente la casa de la tía. Alquilamos una pequeña casa, de la que me acuerdo perfectamente. Era una típica casita holandesa. Es decir que tenía una gran sala de estar. Alrededor de ella había unos nichos, que eran lugares para dormir. Así que en realidad dormíamos en la misma pieza en la que vivíamos. Yo no, dormía en el entrepiso con Marie, la mucama, había una habitación muy pequeña y me habían puesto allí. Vivimos allí tres o cuatro meses y después mamá encontró una casa mejor. Nos mudamos. Era una casa de verdad, que tenía un jardín con frutales y una huerta. Quedaba un poquito en las afueras del pueblo. Allí comenzaron a pensar en enviarme a la escuela. Para ocupar a Paul, él debía acompañarme. No era la costumbre que los chicos de tres años fueran a la escuela. No existían los Jardines de Infantes. Pero, en fin, me acompañaba y era muy buenito. Íbamos y volvíamos juntos. Había una prima que vivía allí y que muchas veces nos acompañaba: Germaine Sturm, nieta de tía Rosalie. En la escuela aprendí a tejer, era una de las ocupaciones principales y tejí un par de calcetines rojos, que estaban destinados a mi papá. Pero llegué a hacer sólo uno, el otro nunca se terminó.
Mi madre y su hermano Paul con su madre 1912.
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Plaza de Ijzendijke, pueblo holandés donde se refugiaron con su madre al comenzar la Primera Guerra Mundial. 1914.
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Permiso para que mi abuela fuera con sus hijos de Holanda a Francia, pasando por Inglaterra. (Es interesante la descripción física de mi abuela a los 29 años y con 1,67 m de altura: cabello y cejas castaño oscuro, ojos azules, frente amplia, nariz común, boca mediana, mentón redondo y rostro ovalado). 1915.
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Más o menos cuando llegó el mes de marzo, papá se comunicó con mamá y dijo que ella absolutamente debía ir a Francia porque el abuelo Glorie estaba solo allí y la abuela acababa de morir. Lo había puesto al cuidado de una religiosa y de una mucama: sor Lucie y la mucama se llamaba Martha. Lo cuidaban bien, pero estaba muy solo. Había alquilado una pequeña parte de un chalet, en la que el abuelo vivía. Pero para ir de Holanda a Francia, la única forma de llegar era por Inglaterra, porque Flandes estaba completamente ocupada por los alemanes, no había forma de pasar. Es así que mamá comenzó a prepararse para hacer ese largo viaje, que era muy difícil porque para llegar a Inglaterra había que tener los papeles para entrar en Francia. Ella tenía un bebe, André, al que aún le daba de mamar. Así que tenía que hacer todos esos trámites siempre con él. Maríe, la mucama, había huido con nosotros y la acompañaba a todos lados. Así fue cómo llegamos: primero tomamos el barco en Vlissingen hacia Southampton. Allí desembarcamos y fuimos a Londres, donde vivían unas amigas de mamá. Nos llevó a los chicos a lo de sus amigas y nos alojamos allí, en lo de los Lampe. Mamá hizo aproximadamente ocho días de trámites a fin de tener los papeles para entrar en Francia. Entonces nos fuimos a Dover. Allí tomamos el barco hacia Dieppe. En Dieppe papá nos esperaba, porque nos habíamos mantenido en comunicación. Estadía en Francia Él nos llevó a Berck Plage, donde estaba su padre. En el chalet que el abuelo ocupaba había lugar para nosotros. Así que fuimos a vivir
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Mis abuelos maternos, Héctor Glorie y Maria Tytgadt-Glorie, con mi madre y sus hermanos en Berck Plage, Francia. 1916.
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allí, se llamaba "Juana de Arco" y estaba dividido en algo así como cuatro o cinco departamentos. A mamá le parecía que no era muy cómodo porque había gente por todos lados y que era necesario encontrar una casa para nosotros. Entonces buscó y alquilamos un chalet en la calle Rotschild número 100. Estaba contenta allí porque era un chalet que estaba dividido en dos. Un lado podía servir para el abuelo, la mucama y la religiosa que lo cuidaba, y el otro era para nosotros. Lo mejor para refugiarse eran las playas, porque allí había muchas casas para alquilar fuera de la temporada. Como llegamos en el mes de marzo, era totalmente fuera de la temporada. La vida en Berck Plage se organizó de modo normal y vivimos allí durante tres años. Papá venía a vernos cada tres meses. Tenía dos o tres días de franco. No teníamos muchos contactos con él. Era representante del Ejército Belga ante los ingleses que ocupaban la región de Poperinge y sus alrededores, que era el frente de batalla. Y los belgas lo habían designado como su representante para defender sus derechos ante las destrucciones, etc. En Berck nosotros íbamos a la escuela, Paul y yo. A la escuela Sainte Catherine (Santa Catalina), dirigida por religiosas secularizadas. Para la alimentación estábamos bien porque teníamos el mar con todos sus productos, que podíamos conseguir: camarones, pescados... Íbamos nosotros mismos a pescarlos. Todos los meses papá recibía del ejército inglés una caja con todo tipo de provisiones: chocolate, fruta seca y cosas que no se podían conseguir en los comercios. Así que estábamos muy bien alimentados.
La Avenue Audry, de Riva Bella, Francia, en la que aparece el chalet que alquilaron mis abuelos maternos durante la última parte de la guerra (el cuarto de la izquierda, con el techo marcado con una cruz). El nombre de la calle estaba equivocado y fue corregido a mano. 1918.
Los zapatos eran lo más difícil de conseguir. Pero los franceses inventaron en ese momento lo que llamábamos los "clack-sabot" [suecos ruidosos]. Es decir, hechos con suelas de madera como suecos, pero con la parte superior en cuero. Eran como unas botitas. Cuando uno se paseaba con eso hacía un ruido infernal. Pero, en fin, no tenía importancia porque teníamos los pies secos, que era lo principal. Mamá iba de vez en cuando a París, porque allí se habían refugiado los Montaine [primos de ella]. El abuelo Montaine era farmacéutico y había puesto una farmacia; así tenían ingresos. Nos hicimos de amigos en Berck, los Baere, que vivían a una cuadra de nuestra casa. Yo era amiga de la hija, que se llamaba Ginette. La veía mucho porque era muy cerca. Marie la mucama que quedó con nosotros durante toda la guerra nos llevaba hasta allí y nos traía de vuelta. Ella no aprendió nunca francés porque le parecía demasiado difícil. Hice mi Primera Comunión mientras estábamos allí [se trata de la Comunión simple, que se hacía a los 7 u 8 años]. En determinado momento, papá vino a vernos y dijo que los "boches" [alemanotes]1 iban a hacer una ofensiva muy grande sobre el río Somme. Y los que vivían con él en Poperinge le habían dicho que había que tener cuidado, porque si llegaban a romper el frente del Somme, invadirían Berck. Y le aconsejaron que enviara su familia más lejos, a Normandía. Entretanto el abuelo Glorie había muerto. Entonces mamá comenzó a hacer todos los preparativos para que podamos irnos. Tenía unas amigas que vivían en Lisieux y les había escrito pidiendo que le ayudaran a encontrar en Normandía, una playa donde pudiéramos vivir. Respondieron que sí. Así que hizo todos los trámites necesarios para hacer el viaje a Lisieux. Allí, buscando, encontró una playa que se llamaba Riva Bella. En un momento dado hubo que partir. Es lo que pasa en las guerras: siempre hay que huir de un lado para otro. Uno nunca está seguro de nada. Es muy desagradable. 1
“Boches” era una forma despreciativa de referirse a los alemanes que ocupaban su país. Lo traduzco por “alemanotes”, para dar una idea de lo que significa, aunque no sea una traducción exacta.
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Mi madre (de rodillas, ver las flechas en la parte inferior) entre sus hermanos Paul (de pie) y André (sentado) en la playa de Riva Bella con amigos y conocidos. 1918.
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Riva Bella es una playa donde hay muchísima pesca. El mar se retira dos kilómetros cada día. Hay muy buena pesca, son los mejores pescados: turbeaux (pescado chato, muy rico), lenguados, etc. En fin, pescados muy finos y la pesca de camarones es muy abundante, son mucho más grandes que en Berck Plage. Nos gustaba mucho estar allí, porque en Normandía el clima es mucho más templado, hace más calor, no hay vientos fríos. Y está situado en la desembocadura del Sena, justo frente a Le Havre. En ese momento desplazaron a los jefes del ejército inglés a Sainte Adresse, porque en Poperinge la situación era muy peligrosa ya que los alemanes estaban demasiado cerca. Así es que papá vivía frente a nosotros y venía muy seguido. Se quedaba a veces durante ocho días. Pescaba mucho, lo poníamos en conserva para el invierno, salándolos. Teníamos una actividad enorme. Había muchos restos de barcos sobre la playa, madera que papá traía a casa y cortábamos en trozos para tener leña para el invierno. Mamá hacía excursiones en las granjas de los alrededores que tenían muchísima leche. Así que teníamos manteca, leche, de todo. Había que ir a buscarlo. En los campos había muchos champiñones porque la tierra es muy rica. Entonces íbamos a recogerlos por la mañana temprano antes de que el sol se levantara. Salíamos para buscarlos y papá los ponía en conserva. Teníamos una cantidad de champiñones. Todo el techo de la cocina estaba lleno de pescado seco, que estaba colgado. En fin, allí no íbamos a tener hambre. Pero, en el mes de noviembre, el 11 de noviembre, se declaró el armisticio. ¡La guerra había terminado! [Se emociona al recordarlo]. Inmediatamente papá comenzó a hacer preparativos porque debíamos regresar a Poperinge, a la casa de sus padres, que aún existía. Es cierto que le habían caído varias bombas, que había agujeros por todas
partes y llovía dentro. Pero eso no tenía importancia. Había que volver a Bélgica. Eso era absolutamente necesario, según lo que ellos pensaban, porque la guerra había terminado. Recuerdo el día del armisticio, era muy emocionante. [Vuelve a emocionarse]. Todo estaba embanderado, había banderas por todos lados. Fuimos al puerto porque en Riva Bella estábamos al lado de Ouistreham, que era un puerto pesquero bastante importante. Todos los barcos estaban embanderados. Fuimos a pasear hasta allí y después, en segundo término, hicimos un festín, porque criábamos conejos para tener carne. Matamos dos conejos para hacer un magnífico almuerzo. Nosotros no sabíamos porque éramos chicos. Tenía ocho años y medio. Paul también era chico. Pero Paul era el gran amigo de los conejos y era el único que sabía agarrarlos. Así que tuvo que agarrar a dos para preparar un puchero de conejo.
Plano del desembarco de las tropas aliadas en Normandía en 1944, publicado en La Nación (6-6-1994). Destaqué Ouistreham y Riva Bella, donde mi madre había vivido durante la Primera Guerra Mundial. .
Mi madre contaba que la casa era muy cómoda y dieron a los vecinos todas las provisiones acumuladas. Pero cuando llegaron a Poperinge, el pueblo de sus abuelos paternos, faltaban víveres, carbón para la calefacción y la casa estaba parcialmente destruida. Decía que, en su opinión, hubieran hecho mejor en quedarse un tiempo más en Francia antes de regresar. Regreso a Bélgica [Prosigue su relato]. En Poperinge a Paul y a mí nos enviaban al colegio. Había un colegio episcopal donde papá había sido siempre alumno y nos aceptaron. A mi juicio, no era un colegio muy bueno porque no estaba bien instalado. También allí habían caído bombas y a los chicos les enseñaban lo que podían. Regresábamos a casa a mediodía para almorzar y luego a la tarde había que volver a ir porque siempre había clase por la mañana y por la tarde. A las cinco estábamos en casa. Un buen día, mamá se dio cuenta que me rascaba muchísimo la cabeza. Entonces me examinó y yo tenía piojos. ¡Terrible! [Se ríe] ¿Qué es lo que había que hacer? Entonces untaron mi cabeza con kerosene y todos los días me la lavaban con jabón negro, después de ponerme kerosene durante un cuarto de hora, para matar esos sucios bichitos. Pudieron quitármelos, pero mi compañera de banco era la que los tenía. Era una condesa de Mont-Morency. Pero como ya no tenían ni un centavo, habían abierto un pequeño negocio de caramelos. De eso vivían ¡y eran muy sucios! Esa chica tenía toda la cabeza llena de piojos y me había contagiado. Entonces pidieron que me cambiaran de lugar. Cosa que hicieron y así eso se acabó. Estaba libre de ellos y todo andaba bien.
Postal de Ouistreham.
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Pero papá, que en realidad tenía su trabajo en Brujas porque era inspector de Aguas y Bosques, fue a ver qué pasaba y cuándo debía volver a trabajar. Le dijeron que cuanto antes pudiera regresar, mejor. Así que después de haber pasado tres o cuatro meses en Poperinge proyectamos hacer la gran mudanza. En cuanto a la casa de mis abuelos, papá quería venderla porque decía: Hay que hacer muchos trabajos para arreglarla. Es mejor venderla ahora, porque yo no puedo venir continuamente a Poperinge. Después de un tiempito, se vendió y comenzamos a organizar la mudanza. Pero como nos habían robado muchas de nuestras cosas en la mudanza de Riva Bella a Poperinge, papá dijo: Vamos a hacer otra cosa. Voy a alquilar un vagón entero y en él va a viajar uno de los guardias de Aguas y Bosques para impedir que nos saquen todo. Así lo hizo y todas las cajas fueron en ese vagón. Quisieron entrar dos veces a lo largo del camino, pero no pudieron hacerlo porque el guardia estaba armado y la mudanza llegó completa a Brujas. Habíamos tomado también todas las cosas que quedaban de mis abuelos. En la casa no quedaba nada. Pero papá, como había estado con el ejército en Poperinge durante bastante tiempo y conocía mucha gente, había mudado la mayor parte de las cosas a una granja. Sobre todo la cristalería, las porcelanas, los cuadros... En general los soldados no desvalijaban las granjas porque los paisanos seguían viviendo en ellas. No querían irse porque sabían que al volver no encontrarían nada. Fueron todas parcialmente bombardeadas y estaban bastante destruidas pero las cosas de mis abuelos estaban sanas. Las pusimos en el vagón y llegaron a Brujas. El viaje a Brujas se realizó sin inconvenientes. Cuando llegamos allí, papá se ocupó de los bultos. Mamá y nosotros nos fuimos a Maldegem. El tío Bertrand nos vino a buscar con un coche y en él hicimos el viaje hasta allí. Como nunca habíamos viajado en un coche tirado por caballos, para nosotros esto era realmente un acontecimiento importante. Conocimos a nuestros abuelos. Evidentemente no nos acordábamos de ellos de antes de la guerra. Y mamá volvió a ver a su hermano y a sus padres. Su hermano Bertrand se había casado durante la guerra. Pero lo había hecho con alguien de menor condición social porque había tenido una hijita con ella, que se llamaba Julienne De Roo, y esto no había caído bien a la familia. El abuelo Tytgadt, que era muy formal, quería absolutamente que se casara, pues era imposible que sus descendientes fueran hijos naturales. Como matrimonio se llevaron bien, pero siempre hubo esa gran diferencia social. Ella hablaba solamente flamenco y nunca quiso aprender francés. Era una chica muy linda, la hija del encargado de una taberna a la que el tío Bertrand iba habitualmente durante la guerra. El abuelo y la abuela Tytgadt estaban muy contentos de vernos y conocernos. Nos conocían de antes, de cuando éramos bebes.
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Mi madre con sus hermanos y las primas Diane Tytgadt y Elisabeth Roegiers en Maldegem. 1919.
Se alegraban de ver que la guerra había terminado y estábamos bien de salud y ellos también. Papá ya había ido antes. Fue muy rápido después de la guerra a Maldegem. Llegó allí en medio de la noche. Tuvo que despertarlos tirando cascotes en sus ventanas. Ya le había contado a mamá que sus padres estaban bien y que en la casa no había habido muchos destrozos. Había caído una bomba, pero no había estallado y entonces tío Bertrand la había llevado al medio del jardín y ¡aun estaba allí! Cuando papá llegó, dijo que era terriblemente imprudente, que debían llamar gente para que desactivara la bomba, porque cualquier día podía explotar. ¡Oh!, le dijo, hace tanto tiempo que está allí que no creo que vaya a explotar. ¡No tenían miedo de las bombas porque habían visto caer tantas! Nos quedamos unos quince días en Maldegem y después volvimos a Brujas para retomar la vida seria. Nos instalamos. La casa que ocupábamos era la que mis padres habían alquilado antes de la guerra. Al comienzo fuimos allí. Papá pensaba mudarse porque estaba situada del otro lado de un canal que utilizaban los barcos de carga. Entonces, cada vez que pasaba un barco, el puente giraba y debíamos esperar que volviera a estar en la dirección correcta. Llegábamos tarde a la escuela. Papá tenía dificultades con su trabajo, porque la gente que venía a verlo perdía a veces una hora esperando que el puente girara. Habitualmente había que esperar un cuarto de hora o veinte minutos, pero cuando pasaban varios barcos podía tardar más tiempo.
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3 ADOLESCENCIA
Y JUVENTUD DE MI PADRE
Estadía en el Seminario [Prosigue el relato de mi padre]. Después fui mandado a los jesuitas en Amberes donde hice tres años: dos años de primaria y uno de secundario. Yo me llevaba mal con mi madre y por esta razón decidieron alejarme de casa para evitar choques continuos. Me pusieron como interno en el Seminario de Basse-Wavre. Se trataba de un Seminario Menor donde los alumnos entraban a los 11 o 12 años y cursaban el secundario junto a la formación espiritual y religiosa, además del latín y el griego. La mayor parte de los que entraban no llegaban a ordenarse sacerdotes, muchos se iban al terminar el secundario y otros a lo largo de los siete años siguientes, que se cursaban en el Seminario Mayor. En la mayor parte de las diócesis del mundo ya no existen, sólo subsisten en las zonas rurales o muy pobres y en los países de misión, donde la mayor parte de los chicos no tienen posibilidades de ir al colegio. Estampa de la Primera Comunión Solemne y Confirmación de mi padre y su hermano León en el Colegio de Notre-Dame, de Amberes. La fecha está corregida porque se postergó. En esa época se tomaba una Primera Comunión en privado a los 7 u 8 años y otra solemne, junto a la Confirmación, a los 12 años. 1921.
El Seminario de Basse Wavre, que tenía dos sectores separados: el Menor y el Mayor.
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La diócesis de Malinas tenía dos seminarios: uno flamenco en Malinas y otro francés en Basse Wavre. Fui mandado a este último donde, claro, mi francés era muy útil y me permitió en cuanto al flamenco ser primero en todos los exámenes.
En el Seminario Menor representaban a veces obras de teatro; en este caso la acción se desarrollaba en la época de las cruzadas. Mi padre, de pie en el centro con anteojos, asumió uno de los papeles principales porque tenía buena memoria y le gustaba actuar. Hacia 1925.
Yo pasé allí cinco años, desde segundo año secundario hasta el final. Al final del primer año era mal alumno en los jesuitas. Pero en Basse Wavre muy rápidamente me puse al tanto de todo y fui un buen alumno. Puedo decir que un año terminé quinto de la clase y otro fui segundo. Aprendí bien latín, sin dificultades, no tanto griego que era una materia difícil para mí. Pero, en fin, esto pasó y llegué al último año. Entonces me preguntaron si quería seguir y ser sacerdote. Contesté que no, que yo quería casarme y tener hijos. Entonces el profesor me dijo: Estoy seguro que en este asunto hay mujer. Le contesté: Sí. Ah, dijo, ¿Quién es? ¿La conozco? Usted la conoce muy bien, le dije, es mi madre. ¿Oh? ¡No!, dijo. Absolutamente, yo no quiero que mi madre lo sea de un mal sacerdote. En fin, a los alumnos del seminario les gustaba mucho burlarse de los profesores y hacían pequeñas canciones. Me acuerdo de una: “Lastokfisk2” arrive la bouche pleine de salive, la pipe entre les dents. Ah, qu’il est épatant! Son nez attire l’orage, ses pieds sentent le fromage. Ah, qu’il est dégoûtant!
«Lastokfisk» llega la boca llena de saliva, la pipa entre los dientes. ¡Ah, es espectacular! Su nariz atrae las tormentas, sus pies huelen a queso. ¡Ah, qué asqueroso es!
El Seminario hacía dos veces por semana paseos y de vez en cuando había lo que se llamaba “el paseo grande”. Los paseos eran de dos horas y se iba en columnas de tres; nunca podíamos estar a dos y cuatro era demasiado, así que tenían que ser tres amigos que caminaban juntos. Los “paseos grandes” se hacían tres o cuatro veces por año para ir hasta Bruselas, a 25 km de distancia y volver a pie. Esto era muy cansador,
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Mi padre seminarista con sotana y sobrepelliz, hacia 1924.
Un apodo flamenco del que desconozco su significado.
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Mi padre (de pie, el 3º de la derecha) con sus compañeros y un profesor del Seminario. 1926.
únicamente en los tres últimos años. Me parece que era demasiado para chicos de esa edad. Llegaba exhausto. Estimo que el sistema de internado es injusto para los chicos. Se les priva de la vida de familia. Empecé en el Seminario y pedí varias veces a mis padres poder volver y seguir como externo. Claro, se negaron y me dijeron que mis estudios iban bien. Les propuse que estudiaría mal, pero sin resultado. Así que quedé hasta el final, o sea cinco años. Teníamos casi dos meses de vacaciones. En ese tiempo, cada año, iba a vivir con la tía Bertha y mi abuelo materno con quien residía; también hacíamos alguna excursión o cosa por el estilo en Alsacia o Lorena. Es notable que en sus vacaciones no volviera a casa de sus padres (probablemente para no estar en contacto con su madre), sino que fuera a la de su abuelo materno. Y una vez más aparece Tatá como la persona con la cual estaba a gusto. Prosigue el relato de mi padre: Estadía en Werba, Polonia Cuando terminé el seminario, mi padre me anunció que su socio el señor Potempa acababa de morir. Era un industrial alemán, poseedor de una fábrica de enchapados de madera en Koningsberg que se ocupaba también de la explotación y tala de árboles y de su transformación en tablas, que se vendían en Inglaterra, Francia, Bélgica, etc. Cada uno tenía 50% del capital. Por consiguiente yo debía ir a Polonia para ver qué pasaba hasta el momento en que hubiera un director que pudiese reemplazar al
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difunto. Tenía dos meses para aprender alemán en la Berlitz Schule y después viajaría a Werba, territorio fronterizo entre Polonia y Rusia. [Se pronuncia “Verba”, era parte de Polonia pero hoy en día pertenece a Ucrania]. Aprender alemán era relativamente fácil para mí que hablaba flamenco, pero en dos meses no se aprende un idioma. En fin, partí en octubre de 1926 hacia allá, donde podría festejar mis 18 años, solo, con alemanes y “mujiks” rusos. El viaje en tren demandaba cuatro días. Inicialmente AmberesBruselas, después Bruselas-Berlín, Berlín-Varsovia y por fin Varsovia-Werba. El “Tartak Werba” (significa “Aserradero Werba”) tenía una extensión de cuatro hectáreas a 50 metros de la estación y a ocho kilómetros del bosque que explotábamos. De allí se traían los troncos en carros en verano y la mayor parte en invierno, en trineos. La tala de los árboles y su transporte ocupaban de 100 a 500 hombres, pagados por metro cúbico cortado o transportado. Después en el aserradero se cargaban los troncos de los árboles de primera calidad para hacer enchapados de madera en Koningsberg. Las partes que tenían defectos eran cortadas en tablas, después también las ramas gruesas, con las que se hacía parquet o la parte superior de mesas en Werba. Esta mercadería era vendida por mi padre en Bélgica, Francia o Inglaterra. El aserradero empleaba un centenar de obreros, incluyendo los que cargaban la mercadería en vagones, que llegaban por un ramal ferroviario hasta el terreno reservado para este fin. En las cuatro hectáreas de terreno había también una casa con seis habitaciones para el director y para mí, hangares, una galería de secado artificial de la madera y la fábrica de la parte superior de mesas, en la que trabajaban un centenar de mujeres.
Mi padre en Werba con su perro-lobo “Mirra” junto a troncos aserrados. 1928.
Pasé allí seis años de mi vida: dos y medio antes de mi servicio militar y tres y medio después. Me había acostumbrado a la vida allí. Después de algunos meses de aprendizaje en las diferentes secciones de
Construyendo un galpón en Werba junto a pilas de maderas aserradas y secándose. 1928.
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la fábrica, había llegado a ser vicedirector y recibía un sueldo considerable. Mi padre había comprado la parte de su socio y se había fusionado con una firma de la concurrencia. Habían fundado una sociedad llamada “Siparbois”, en la que él era el administrador delegado. Yo tenía para mí dos caballos, que eran “demi-sang” [cruza de caballo de raza, “pura sangre”, con una yegua común o viceversa] y los utilizaba mucho para mis desplazamientos, siempre seguido por mi perro-lobo “Mirra”.
Mi padre con la pipa en la mano en Werba, Polonia, con personal directivo de la fábrica; varios tienen botas de montar. 1928.
Las autoridades civiles eran polacas, la gente del pueblo hablaban ruso, así como los sacerdotes ortodoxos que atendían la iglesia y gran parte de los operarios eran judíos, que hablaban idish. Por lo cual mi padre conocía algunas palabras polacas y rusas, que a veces nos repetía a nosotros riéndose (generalmente eran palabrotas, lo que hacía enojar a mi madre). El idish es un dialecto alemán y lo aprendió bastante bien, lo cual le permitió en Buenos Aires obtener rebajas cuando negociaba con comerciantes judíos, que creían que él pertenecía a la colectividad ya que hablaba su idioma. El servicio militar Después de dos años y medio, abandoné Werba para ir a hacer mi servicio militar en el 5º de Infantería, en Amberes. Eran doce meses de servicio.
Mi padre con sus compañeros de armas subidos a un tanque en Beverloo. 1929.
Página siguiente (arriba)
Mi padre sin gorra y con pipa en la mano, con sus compañeros subtenientes de reserva en Beverloo. 1932. Página siguiente (abajo)
Mi padre con uniforme de teniente de reserva. 1932.
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En esos tiempos de paz, el regimiento se componía de doce compañías, cada una de cien hombres más los oficiales y suboficiales de carrera encargados de la formación militar de los reclutas. En tiempo de guerra, cada regimiento tenía el triple de soldados, ya que el servicio militar duraba tres años y las compañías eran de 300 hombres cada una. El sistema exigía la formación de oficiales y suboficiales de reserva, que no podían ser tomados entre el personal de carrera del ejército. Por lo tanto, la formación de los oficiales de reserva exigía la existencia de una “compañía-escuela”, en la que participaban todos los reclutas que habían hecho estudios universitarios o secundarios completos. Por ser bachiller grecolatino fui a la compañía-escuela. Decidí que sería oficial de reserva y que me aplicaría del mejor modo posible. Sobre 146 alumnos, después de dos meses 76 éramos cabos y después de siete meses quedábamos 57 en carrera. Sólo los veinte primeros podían seguir los cursos para ser oficiales, yo fui 6º. Después de los doce meses terminé como ayudante, después de dos años fui subteniente y cuatro años más tarde teniente de reserva.
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4 ADOLESCENCIA
Y JUVENTUD DE MI MADRE
La vida en Brujas
Estampa de la Primera Comunión Solemne y Confirmación de mi madre. 1922.
[Prosigue el relato de mi madre]. Con respecto a nosotros, se ocuparon de enviarnos a la escuela. Me presentaron en el Colegio de las Damas de Saint André (San Andrés), donde mamá había sido pupila antes de su casamiento. Y los varones al Colegio Saint Louis (San Luis), que era un colegio episcopal. Con Paul esto no presentaba ninguna dificultad porque ya había ido al colegio. Pero André hacía unas escenas espantosas. No quería ir, así que al principio lo dejaron aún un año en casa. ¡Con los más jóvenes siempre es así, se los mima un poco más! Me aceptaron en el Saint André. Pero me pusieron en un curso más abajo que lo que correspondía porque tenía solamente certificados de estudios en francés [no en flamenco] y, sobre todo, hechos en Francia. Los programas eran diferentes en Bélgica. A mí me parecía que allí estaban más adelantados, pero decían que no. Entonces entré en 2º primaria porque el verano estaba casi terminado y era para pasar después a tercero. La mayor parte de las alumnas tenían mi edad, pero sin embargo había varias que eran más jóvenes. Claro que no tuve ninguna dificultad para adaptarme allí, porque me gustaba mucho ir a la escuela y no existía ningún problema. Y mis hermanos iban al Saint Louis. Después de varios meses de trabajo y de tratar de convencerlo, finalmente también pusieron a André en la escuela. Pero era épico, porque cada vez que salíamos para allá comenzaba a hacer escenas y llorar. Y mamá debía llevarlo por las calles de Brujas. ¡Con un pibe que lloraba, era como si fuésemos verdugos de ese pobre niño! Pero de todos modos había que decidirse. Después de muy poco tiempo, nos mudamos a 3 Rue des Chapeliers [calle de los sombrereros]. Mis padres alquilaron una casa que pertenecía al arquitecto Cauwe, cuya mujer era amiga de mamá, Lucie Van der Gothe. Alquilamos por nueve años y vivimos allí todo ese tiempo. Para ir al colegio debía ir por calle de los Sombrereros, el puente de los Españoles, la calle Española, la calle Flamenca, llegaba al Teatro y allí tomaba la calle Traversa, la Plaza Central, después la calle de las Lanas para llegar al mercado del Hilo, donde estaba el Saint André. Era más o menos un cuarto de hora caminando y corriendo podía hacerlo en diez minutos. Los varones tampoco estaban demasiado lejos del Saint Louis. Debía pasar el puente Español, pero no era un puente como el que había en el Quai de la Poterie (Muelle de la alfarería). Era un puente en ladrillos, hecho en lomo de burro. Era un viejo puente medieval y
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Primera Comunión Solemne y Confirmación de mi madre (2ª de la derecha) y sus compañeras en el Colegio. 1922.
allí se pasaba siempre. No había barcos que pasaban por allí, ni ninguna otra cosa. Entonces era muy simple, era como si estuviéramos en una calle común. La casa en la que vivíamos era parte de una antigua abadía de los agustinos. Porque en la época de la ocupación francesa, la ley Combes quitó todas las propiedades que pertenecían a las parroquias y a la órdenes religiosas. Por lo tanto, fue vendido y ocupado por particulares. Nuestra casa en la Rue des Chapeliers tenía piezas muy grandes, de más o menos seis metros por siete. El salón tenía esas medidas, también el escritorio de papá... Pero el resto no era tan grande. La cocina era más razonable y el hall de entrada no era tampoco demasiado grande. En la cocina había una vieja chimenea para leña, como las que se empleaban en la Edad Media, abiertas, muy grandes. Para modernizarla habían instalado una estufa a carbón de piedra. Nos gustaba mucho vivir allí. Tenía un jardín muy pequeño y a su alrededor los muros tenían casi diez metros de altura. Así que casi nunca había sol en ese jardín, sólo en un pequeño rincón, ya que las paredes eran demasiado altas. En esa casa había muchísimas lauchas porque justo al lado había un depósito de granos, que tenían los Cauwe porque criaban pollos. Como las paredes eran muy irregulares, las habían emparejado poniendo lonas, arpilleras sobre bastidores. Así que había una distancia que llegaba a veces hasta los 70 centímetros entre las paredes de ladrillos y las arpilleras. Y ese espacio estaba lleno de lauchas, se oía siempre como corrían. Mis padres, sobre todo mamá, ponía veneno y algunas morían. Teníamos siempre gatos, pero no alcanzaban a las lauchas que estaban detrás de la arpillera. Corrían por un lado y ellas por el otro. De vez en cuando había una en el patio y entonces, sí, la mataban. Estábamos tan acostumbrados que ya no las escuchábamos. Pero Paul les tenía miedo y de noche, cuando corrían en su cuarto detrás de las lonas, venía en mi cama.
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De chica yo era bastante alérgica y me resfriaba mucho, pero un día un médico me dijo que diariamente tenía que hacer ejercicios respiratorios. Los hice toda mi vida. Estadía en Inglaterra Cuando estaba en 4º primaria, Frida, la amiga de mamá, envió a su hija Olive a vivir en nuestra casa durante un año para que aprendiera francés. Iba al Saint André conmigo. Y cuando regresó a Inglaterra, yo la acompañé y pasé allí las vacaciones. Fueron dos meses, más o menos, que sirvieron también para aprender inglés. Aprendí bastante, pero evidentemente en tan poco tiempo no se puede conocer perfectamente un idioma. Como mamá lo hablaba muy bien, porque había estado pupila un año en Inglaterra, yo hablaba seguido con ella. Ya conocía a Frida, Hilda y Ruby, las tres hermanas Auban porque hicieron sus estudios en Maldegem en el mismo pensionado y colegio al que mamá iba. Era el colegio de las ursulinas. Su padre había quebrado queriendo vender unos médanos que había comprado para hacer una nueva playa, pero después la ruta no pasó por allí. Así había perdido todo lo que tenía. Entonces le pareció que era más barato enviarlas pupilas a Bélgica para que estudiaran. Y por eso éramos muy amigas de las dos chicas. Siguieron siendo siempre amigas, más tarde mis padres fueron allí, etc. También Paul estuvo allí para aprender inglés. Mientras estaba en Inglaterra, durante las vacaciones, fuimos un mes al mar, a una pequeña playa sobre el Támesis que se llamaba Eurnebeke. Esto era muy bueno para mí ya que me permitía ver algo distinto a Bélgica y la mentalidad en Inglaterra era muy diferente a la belga en ese momento. Después de eso, continué mis estudios en el Saint André y estuve allí nueve años. Esto no daba ningún título especial. Pero, en fin teníamos lo que esa época se llamaba "la educación" necesaria. Y para terminar me enviaron un año pupila a Bruselas. Y después de ese año de pensionado, me enviaron otra vez por cuatro meses a Inglaterra para completar mi inglés. Esto era la costumbre de esa época porque les parecía que los idiomas eran muy necesarios. Enfermedad de su madre
Arriba
Boletín de mi madre en el Colegio de las Damas de St. André de Brujas, con casi 9 de promedio. 1925-26.
Cuando tenía catorce años, mamá se contagió de tifus3. Estaba embarazada. Estuvo muy enferma. Papá condujo a los tres chicos a Maldegem, a lo de nuestros abuelos, porque es una enfermedad muy contagiosa. Tuvimos que quedarnos tres meses, había allí lindos frutales y todos estaban admirados de los frutos grandes que tenían en su jardín.
Abajo
Reverso del boletín de mi madre en el Colegio de las Damas de St. André de Brujas. Observar las excelentes calificaciones obtenidas. 1925-26.
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Era común que las casas de campo y las que tenían plantaciones no tuvieran baño, sino un excusado al fondo de terreno, que consistía en una casilla con un pozo donde se acumulaban los excrementos que luego se usaban como abono para la tierra. Lo que no sabían era que el tifus (fiebre tifoidea) y el cólera se propagaban de ese modo, especialmente si las frutas y verduras no eran hervidas o lavadas con mucho cuidado.
Yo justo había comenzado el primer año de la escuela media, que en esa época era en latín en el Saint André. Pero como falté los primeros meses, me dijeron que yo había faltado demasiado tiempo y que para no perder al año, debía abandonar el latín. Los varones no. Pudieron continuar sus estudios pasando algunos exámenes porque papá iba a buscar sus deberes al colegio y yo los ayudaba a hacerlos. De este modo, no perdieron demasiado y estaban al tanto. Después volvimos a Brujas y recomenzó la vida normal. Mamá había perdido su embarazo a causa del tifus y estaba muy, muy flaca. Y se le había caído todo el pelo, porque el tifus tiene ese efecto. Casi no se la reconocía pero papá estaba muy contento de ver que por fin estaba curada y la había salvado. Una religiosa la había cuidado durante toda su enfermedad. Un año más tarde, mamá estaba totalmente restablecida y esperaba nuevamente un hijo. Estaban muy contentos y en ese momento hablaban de ponerme pupila. Habían elegido Bruselas, donde había un convento de las religiosas de Saint André, en la avenida del Hipódromo. Después de haberme inscripto, fuimos a Brujas para despedirnos y decir que yo iba a ir allí por un año. La Madre Marie de Loyola era la rectora y nos contó que la hija de una de sus primas hermanas, que se llamaba Régine Oeyen, también iría a Bruselas. Estaba en la misma clase que yo, el 3er. año de la escuela media. Seguramente la conocería. Interna en Bruselas y nuevo viaje a Inglaterra Efectivamente, enseguida que llegué me informé, me dijeron quién era y nos hicimos amigas. Yo tenía un nuevo hermanito que había nacido. Jacques acababa de nacer, era muy pequeño y yo llevaba fotos al colegio.
Mi madre de rodillas, con uniforme escolar, el día en que se incorporó a la Congregación de la Inmaculada Concepción. 1925.
Izquierda
Mi madre con uniforme escolar y su hermano Jacques en sus rodillas. 1927. Derecha
Estampa de la Congregación de la Inmaculada Concepción, en la que figura mi madre como primera consejera siendo pupila en el Colegio de las Damas de St. André de Bruselas. 1927.
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Hablábamos mucho de Brujas, de su familia ya que su abuelo vivía allí, jugábamos juntas en el recreo... En fin nos conocíamos. Cuando llegaron las vacaciones, me invitó a su casa por quince días y allí conocí a su hermano Alberto, que luego fue mi marido. Cuando estaba en el pensionado, mamá no podía ir a verme muy seguido porque le daba de mamar a Jacques, vino una o dos veces. Pero papá venía a verme. Volvíamos a nuestras casas por tres días cada seis semanas y, fuera de eso, estábamos allí, pupilas. No era para nada desagradable, porque te trataban muy bien. Yo estaba contenta. En esa época me parecía que yo tenía piernas flacas; entonces para fortalecerlas, ofrecí despertar todos los días a mis compañeras. Me levantaba antes que ellas e iba por las escaleras tocando la campana. Al terminar el pensionado, fui a Inglaterra por cuatro meses, para perfeccionar mi inglés. Allí la vida era muy diferente porque los Lampe salían mucho. Eran miembros de un club, había baile todas las semanas, los viernes por la noche. No duraban mucho, íbamos a las nueve o a las diez y volvíamos a las dos de la mañana, porque a esa hora cerraban. Hacíamos largos paseos, me llevaron al zoológico y vi todos los animales que había. Hacíamos largas excursiones en autobús por toda la ciudad. Íbamos a pasear los domingos al Hyde Park. Eso era muy agradable. La vida después de terminar el secundario Mi madre con sus amigas después de terminar el colegio, hacia 1929.
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Después volví a Bélgica y comencé una vida de jovencita. Era miembro del "Centavito para el misionero", hacía colectas para las misiones e íbamos un día por semana a hacer ornamentos religiosos. Cosíamos toda la tarde. Eso se hacía en el Beguinage [un convento donde las religiosas vivían cada una en una casita independiente, dentro del ámbito de la clausura]. Veía a mis amigas, de vez en cuando a Régine y a Ginette Baere, que era la amiga francesa, que había conocido en Berck Plage. De vez en cuando iba allí para pasar ocho o diez días. No estudiábamos gran cosa en ese período después de haber terminado el colegio. Yo seguí unos cursos de puericultura y administración del hogar, otro de arquitectura y en París uno de corte y confección. Pero todo eso no nos daba ningún título. Cosía mucho, tejía, bordaba... No es que no estábamos ocupadas, pero no teníamos una ocupación que podría llamar "oficial". En mi época la mayor parte de las chicas jóvenes se quedaban en su casa. Había muy pocas que estudiaban. Me hubiera gustado mucho ir a la universidad de Gante, donde papá era profesor. Pero él no quería de ningún modo, porque decía que allí todas las chicas andan detrás de los varones. Y no quería eso para su hija, entonces no quedaba otra solución que quedarse en casa.
En esa época compró en cuotas la máquina de coser “Singer” que usó toda su vida. A diferencia de otras, que funcionaban con un pedal que se movía con los pies, ésta tenía una manivela del lado derecho que se manejaba con la mano. En sus documentos consta que al llegar a la adultez medía 1,63 m, que sus ojos y su pelo eran marrones.
Mi madre en pose de “mujer fatal”, hacia 1932.
Recibo de la última cuota de la máquina de coser Singer. 1933.
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5 NOVIAZGO
Y CASAMIENTO
Esta etapa y las siguientes fueron relatadas por los dos, me parece que vale la pena conservar ambos testimonios, que aunque repiten algunos temas, también agregan otros y se complementan. Relato del noviazgo hecho por mi padre Un mes antes de entrar en el ejército volví a Bélgica. Mi madre y Tatá se habían ido a Roma para ver al Papa y mi hermana Régine estaba a cargo de la casa en su ausencia. “A fin de aligerar esta pesada tarea”, Régine había invitado a su mejor amiga, Yvonne Glorie, para que la acompañara en Amberes. Durante ese mes hablé mucho con Yvonne y cuando fui nombrado sargento aspirante a oficial, siete meses más tarde, la volví a ver en Brujas durante las vacaciones del ejército. Y aproveché para pasear mucho con ella por los bosques, en las afueras de la ciudad. Finalmente le dije que quería casarme con ella y me aceptó como novio. Pero cuando los padres se enteraron de nuestra decisión hubo una protesta general. Papá Glorie dijo que su hija era demasiado joven para casarse (y yo también) y que debía tener por lo menos 23 años para hacerlo. Y papá Oeyen dijo a su hijo que un hombre inteligente no podía soñar en casarse antes de los 30 años y teniendo una situación económica asegurada.
Mis padres el día de su compromiso con André y Jacques Glorie en Brujas. 1930.
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Decidimos mantenernos en contacto por correspondencia y durante tres años intercambiamos numerosas cartas, estado ella en Brujas y yo en Werba. Después de un año y medio, habiendo terminado mi servicio militar y con un año de estadía en Werba, volví a Bélgica para gozar de mis vacaciones. Era la Semana Santa e íbamos siempre a Brujas para la reunión del Molino del abuelo De Wulf, que estaba constituido en sociedad en la que mi madre tenía acciones. Durante mi estadía en Brujas mi padre me acompañó siempre y me llevaba donde iba. Después de Pascua regresamos a Amberes y mi padre me dijo en el auto: Y bien, ¿la viste?, aludiendo evidentemente a Yvonne. Y yo le respondí tranquilamente: Sí, todos los días. Ah, ¿y dónde? ¡Estuvimos siempre juntos! A lo cual yo repliqué: ¿A qué hora te levantabas? A las nueve, ya que estábamos de vacaciones. A lo que respondí: Yo a las siete, para ir a la misa de siete y media en la iglesia a mitad de camino del Minnewater, donde vivía el abuelo De Wulf y la casa de los Glorie. ¡¡Nos hemos visto todos los días!! Después de esto las cosas se dulcificaron. Mis padres hablaron con los Glorie. Aceptaban nuestro noviazgo, podíamos vernos libremente y los Glorie me recibían como parte de la familia. Compré entonces con mis ahorros dos lotes de terreno en Vriesdonck, un suburbio de Amberes. Hicimos los planos para construir una casa; o mejor dicho, dos duplex, de los cuales uno sería para nosotros y el otro para alquilar (como inversión de Tatá). Pero con aberturas preparadas y vueltas a tapar en las paredes medianeras, para poder hacer un día de las dos partes una sola gran casa para la numerosa familia que habíamos decidido tener. Al año siguiente, durante mis vacaciones, celebramos nuestro compromiso oficial y el 20 de mayo de 1933, me casé con Yvonne. Como no tenían otro modo de comunicarse, durante los tres años del noviazgo a distancia, se escribían casi todos los días. Por muchos años conservaron esas cartas y las guardaban en un lugar que estuviera fuera del alcance de los chicos. Pero lamentablemente, cuando los hijos ya eran grandes, resolvieron quemarlas para que cuando ellos murieran “no se rieran de las pavadas que habían escrito”. Sólo sobrevivió de la hoguera la última, escrita por nuestro padre en la antevíspera de la boda, en la que se refiere a algunos preparativos: Amberes, 18 de mayo de 1933, a las 11,30: Muy querida Yvonne, acabo de recibir una llamada telefónica del tío Ernest Oeyen, que dice que le escribiste para preguntarle dónde había que buscar a Simone (su hija) para que estuviera en el cortejo. Hace ocho días él me había dicho que pensaba reservar una pieza en la pensión de la Rue St. Georges, donde se alojaría León. Yo le había dicho que se despreocupara, que me encargaría, ¡pero me olvidé! Le dije que seguramente las cartas se habían cruzado y que volvería a escribir. En fin, ya sabés que: 1º. Que este lío es culpa mía y nada más que mía. 2º. Que todos (Stappers y Oeyen) estarán a la 1 h en la Rue St. Georges, allí donde está León.
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Acaban de traer un caja de cubiertos de plata, un juego de cuchillo y tenedor para cortar la carne de Mit y Bertha Oeyen, una ensaladera Nº 3 de los Cornille y Claes, estas dos últimas piezas en el mismo estilo que los cubiertos. También una fuente de plata (por lo menos Christofle) de la Sra. de Schaeselters. Fuera de eso, nada. ¡Sólo faltan 48 h, Vonny! Te dejo rápido para no decir pavadas. Muchos besos y hasta mañana, bombón [en francés: chou, mi padre la llamaba así frecuentemente, también petit chou o cher chou]. Alberto. Relato del noviazgo hecho mi madre La señora Oeyen (mi futura suegra) y la tía Bertha, que yo conocía porque era de Brujas, querían ir a Roma para la beatificación de Don Bosco. Bertha de Wulf vivía en Brujas en ese momento, iba a la misma iglesia que yo. Nos veíamos en misa y de vez en cuando en el rezo de vísperas. Habían organizado un viaje de quince días. Y para que Régine no quedara sola en su casa, me habían invitado a que le hiciera compañía. Mamá y papá aceptaron y fui allí. Alberto justo hacía su servicio militar así que volvía todas las noches a su casa. En realidad fue entonces cuando nos conocimos.
Menú de la comida del día de su compromiso, escrito a mano por mi madre. 26 de abril de 1930.
Mis padres paseando por los bosques de St. André, cerca de Brujas, en compañía de Régine Oeyen. 1930.
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Después de haber estado allí juntos más o menos quince días, él vino a Brujas por tres o cuatro días y me pidió que nos casáramos. Mis padres estaban en Inglaterra, haciendo una visita a sus amigos ingleses. Y cuando volvieron les dije que Alberto me había pedido casarse conmigo, ¿qué les parecía? Me dijeron que tenían que informarse para saber quién era. Pero en realidad lo conocían porque papá había ido a la universidad con un tío de Alberto, Joseph De Wulf. Así que no eran desconocidos para ellos. Después de muy poco tiempo, estuvieron de acuerdo y nos pudimos poner de novios. Yo tenía entonces 20 años, Alberto tenía 21. Pero el señor Oeyen (mi futuro suegro) decía que no podíamos casarnos en ese momento, porque Alberto no ganaba bastante, estaba haciendo su servicio militar y después debía ir a Polonia para ocuparse de Tartag Werba. ¡Y bueno! Yo estaba de acuerdo y dije: No importa, vamos a esperar. Esperamos tres años, pero logramos casarnos. Y en realidad, cuando nos casamos, a mi suegro le parecía que éramos todavía muy jóvenes y que no teníamos muchos recursos, que hubiera sido mejor esperar un poco más. Pero estábamos cansados de esperar. Alberto nunca había gastado lo que ganaba. Había ahorrado todo. Y cuando nos pusimos de novios, buscó un terreno. Fuimos juntos a Vriesdonck, lo elegimos, lo compramos y él consiguió un arquitecto para hacer los planos y construir una casa. Teníamos mucho tiempo, ya que de todos modos no podíamos casarnos todavía. Construimos la casa, eso llevó su tiempo. ¡Era muy linda! Para mayor comodidad construimos dos casas, una al lado de la otra. La segunda era de la tía Bertha, que la construía por su cuenta porque así la alquilábamos y ella tendría ingresos. Nuestra idea era tener muchos hijos. Si construíamos dos casas, el día de mañana podríamos siempre anexar la segunda y con las dos hacer una sola. En fin, todo estaba previsto. Cuando se acabó el servicio militar, su padre envió a Alberto a Polonia por nueve meses, porque esperaba que así se le pasara esa locura de casarse. Pero cuando volvió, siguió construyendo su casa y mantuvo su idea. Se fue por segunda vez a Polonia por varios meses y después volvió, cuando ya habíamos fijado más o menos la fecha de nuestro casamiento. Nos casamos el 20 de mayo de 1933.
Mis padres jugando al tenis con Régine y Juan Oeyen. La crónica no consigna el resultado del partido. 1932.
Izquierda
Las paredes de la casa de Vriesdonck ya tienen un metro de altura. 18 de diciembre de 1932. Centro
Ya se puede apreciar la estructura exterior de la casa, pero faltan las tejas. Derecha
La casa es presentada a la familia, aunque faltan terminaciones y elementos en el interior. Abril de 1933.
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En su juventud, mi madre había dicho muchas veces que su ilusión era tener doce hijos. Como era muy devota de la Virgen, fueron en su viaje de bodas a Lourdes, Francia. Y le rogó a la Virgen poder tener hijos, agregando: Antes que no tener ninguno, prefiero tener doce. Como veremos más adelante, ¡Ella la escuchó! Fueron en tren y luego siguieron a las playas del norte de España. En un descuido durante el viaje, una valija llena de zapatos de mi madre voló por la ventanilla y no pudieron recuperarla. Decía que nunca volvió a tener tantos zapatos.
Menú del banquete de bodas de mis padres.
Izquierda
Mis padres saliendo de la casa de los Glorie el día del casamiento. Derecha
Mis padres saliendo de la iglesia de Cristo Rey, Brujas, después del casamiento. 20 de mayo de 1933.
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Primera página de la libreta de casamiento civil de mis padres.
Relato de mi padre del primer año de vida matrimonial Se había convenido que yo quedaría en Bélgica, donde “Siparbois” de Amberes me daría trabajo. Pero cuando volví del viaje de bodas, mi Padre me dijo: Tenemos absoluta necesidad de que vayas a Werba, etc., etc., etc. Yo rechacé el viaje: No pienso abandonar a mi mujer para ir allí, dije. Nadie piensa eso, me respondió, vas con Yvonne y se quedarán cinco o seis meses. Acepté entusiasmado y salimos para Werba. El viaje de cuatro días fue bueno y llegando tuve la sorpresa de ver que nadie nos esperaba en la estación, excepto el sereno nocturno, encargado de llevar nuestras valijas. Dijo que nos esperaban en la fábrica. Sólo había que caminar 50 metros y cuando llegamos a la puerta de entrada, todo el personal estaba reunido para recibirnos, encabezados por la banda de música y con un ramo de flores para Yvonne. Pero, en medio de los saludos de bienvenida, surgió una especie de discusión. Un vecino venía a reclamar por unas flores que habían robado de su jardín. ¿Quién se ocupó de las flores? dije. Seiko, me dijeron.
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Seiko era un aprendiz, prototipo del joven atorrante. Seiko, vení aquí. ¿Oíste lo que dijo el señor? Un minuto, dijo Seiko, un tercio de las flores son de él. ¿Y el resto?, le dije. Ah, el resto, una mitad viene del correo y la otra de la policía, respondió. ¡¡Fin de la escena!! La vida en Werba fue una prolongación del viaje de bodas y fue muy interesante para Yvonne. Pero a los cuatro meses estaba embarazada: esperábamos a Christian. Por consiguiente escribimos esta buena noticia a mis padres y les avisamos que volveríamos a Bélgica. En el regreso, Yvonne no se sentía bien y decidí hacer una parada de 24 horas en Berlín. Alemania era cara y había una depresión terrible. Desembarcamos bajo una lluvia torrencial y fuimos directamente al primer gran hotel, saliendo de la estación. El recepcionista nos recibió muy bien (yo hablaba evidentemente en alemán), pero los precios pedidos eran exorbitantes. Aquí es demasiado caro para nosotros, le dije a Yvonne en francés. Pero, señor, vamos a hacerle precios excepcionalmente baratos, me dijo en francés el empleado de la recepción. E hizo una rebaja del 50% sobre todos los precios, lo que nos permitió tener una habitación de gran lujo a mitad de precio, fruto del conocimiento de idiomas. Después de una cálida recepción por parte de la familia, la vida se organizó en Bélgica. Relato de mi madre del primer año de vida matrimonial Antes del casamiento arreglamos la casa que habíamos construido, trasladando allí todo lo que teníamos. Así la pusimos en condiciones. Pero no llegamos nunca a ocuparla porque, cuando volvimos del viaje de bodas, mi suegro decidió que era indispensable que fuésemos a Polonia ya que había problemas en la fábrica de Tartag Werba.
Chicos del pueblo de Werba vestidos con trajes típicos ucranios. 1933.
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Entonces Alberto dijo: ¡Todo esto está muy bien, pero yo estoy casado! Él le respondió: Sí, sí. Pero vas con tu mujer, no hay ningún problema. Entonces volvimos a mudar todas nuestras cosas al sótano de mi suegra, en la Rue Rouge (calle Roja), y nos fuimos a Polonia. Así conocí la fábrica. Conocí Varsovia y Berlín, porque se pasaba primero por Berlín. Después por Varsovia, de allí a Dubno y de Dubno a Werba. En esa época, era un viaje largo porque los horarios de los trenes no correspondían exactamente. En Varsovia nos quedamos más o menos medio día. Pero al final llegamos. Los obreros de la fábrica nos esperaban con música. En esa fábrica trabajaban muchos obreros. Después conocimos la gente del pueblo, que nos recibió con tortas y todo tipo de cosas. Nos instalamos en la casa que estaba pegada a la fábrica. En ella nos reservaban un dormitorio, lo cual en realidad era suficiente. El comedor lo compartíamos con Jutlevic, que era el director. Era un judío que se interesaba mucho por la fábrica. Estuvimos allí y nos quedamos más o menos tres meses, porque estaba embarazada y no me sentía bien. Entonces mi suegro dijo que podíamos volver a Bélgica y volvimos. Era interesante Werba. Me gustaba mucho verlo y conocerlo. Era una vida muy diferente. Cuando llegué a la Argentina le dije a Alberto: Esto se parece a Werba. Había muchas cosas que era iguales, el tipo de construcciones y de casas... No se parecía para nada a Bélgica, era mucho más parecido a América del Sur. Estábamos allí en medio del verano. Hacía calor porque tiene el clima "excesivo" de Europa Central. Era la época en que florecían las amapolas. Había muchísimas, campos enteros, ya que el grano lo utilizan para hacer, creo que, opio o algo parecido. Y había también mucho lúpulo. El lúpulo es una planta muy divertida porque crece tan rápido que cuando uno la mira, la ve crecer. Se la utiliza para hacer cerveza. En Werba la tierra era muy rica, muy buena. La fábrica era grande. Había muchos obreros. Era la época en que los judíos podían volver a Palestina en pequeños grupos. Entonces como entre ellos no había obreros, porque eran todos intelectuales, habían hecho lo que allí se llamaba los "galutzin". Es decir, que gente que tenía títulos universitarios, aprendían lo que era necesario para cultivar la tierra y hacer trabajos manuales. Y allí se entrenaban en eso. Tenían grandes campamentos en los que vivían y durante el día venían a trabajar a la fábrica. Cuando uno iba a sus campamentos, cantaban y bailaban. Se veía cómo vivían realmente. Y después de un cierto tiempo, una parte podía entrar en Palestina.
Aldeana de la región de Werba. 1933.
Después de esa estadía en Werba, regresamos a Bélgica. Nos instalamos en la casa que Alberto había construido. Volvimos a ponerla en condiciones y acabamos las pequeñas cosas que quedaban por hacer. Aun faltaban la escalera para el sótano y algunos pequeños detalles. Instalamos la caldera para la calefacción porque ya estábamos en setiembre y había que pensar en el invierno. Teníamos un fuego
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Mi madre en Werba junto a troncos aserrados. 1933.
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continuo en el comedor y, aparte de eso, teníamos calefacción central. Como la casa era nueva, era muy húmeda y eso daba mucho frío. Al principio fue difícil calentarla. Cuando la casa se secó, después de un invierno, ya no había ningún problema. Como no nos gustaba la idea de mudarnos, habíamos dicho: Nosotros vamos a tener nuestra casa y no nos vamos a mudar. Porque mis suegros se habían mudado muchas veces en su vida. Entonces, como hombre previsor, Alberto había construido dos chalets. Uno por cuenta de la tía Bertha, que se alquilaba, y otro para nosotros. Pensábamos, con el tiempo, hacer con los dos un solo chalet. Teníamos un gran jardín. Conseguimos muy fácilmente alquilar el chalet de al lado y nos hicimos amigos de esa gente. Era gente agradable.
Mi padre, con dinero que le prestó su padre, fundó una empresa llamada “Luxeco” [apócope de “Lujoso y económico”], en la cual hacían y vendían parquet, y la hizo crecer con éxito. Como complemento fabricaba cera para pisos en el sótano de su casa, que comercializaba con la marca “Cirantout” [“Encerando todo”]. El procedimiento era simple, pero peligroso. Consistía en calentar cera de abejas hasta que estuviera líquida y luego agregarle un diluyente tipo thinner, de alta volatilidad. Obviamente era necesario abrir todas las ventanas para que hubiera la mayor ventilación posible. ¡Es increíble que no haya hecho volar la casa en pedazos!
Mi abuelo paterno teniendo en sus brazos a su primer nieto, mi hermano Christian, poco después de que mis padres regresaran a Bélgica. 1934.
Arriba
Membrete de “Luxeco”, empresa que fabricaba parquet, fundada y dirigida por mi padre. 1934-39. Centro
La marca “Cirantout” fue registrada ante la Cámara de Comercio de Amberes. 1934. Abajo
Cuando mi padre comenzó a actuar comercialmente en Bélgica agregó a su nombre el calificativo de “Junior” o “Jr.”, para diferenciarse de su padre que se llamaba como él, vivía en la misma ciudad y actuaba también en el rubro maderero. 1934.
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6 DECIDEN
EMIGRAR
El tío Juan y su padre, embarcados para viajar a la Argentina. 1937.
Relato de los preparativos, hecho por mi padre En 1935, Hitler, el Führer alemán, recuperó militarmente las riberas del Rin. Era una región fronteriza entre Alemania por un lado, y por el otro Francia y Bélgica, que según el Tratado de Paz de 1919 debía permanecer desmilitarizada. Mi padre nos reunió a todos y dijo: -Esto significa la guerra a corto plazo. En 1914-18 por poco me muero y perdí casi todo lo que tenía. Yo me voy del país para siempre. Aquí hubo cinco guerras en 125 años. No se construye una familia para que cada 25 años sea diezmada. ¿Quién me acompaña? -¿Para ir adónde?- dijeron los hijos. -Allí donde la próxima guerra no nos pueda alcanzar directamente, a países neutrales, para establecernos allí. Propusimos Brasil (país demasiado caluroso), Chile (descartado por los terremotos), etc. Y finalmente la elección se detuvo sobre Argentina. En 1936, mi padre envió allí a su hombre de confianza y asociado, Friedmanis, un judío lituano [al que también llamaban Friedman], para juzgar la situación. Éste declaró que este país era un paraíso terrenal, y efectivamente había en ese momento un período de gran bienestar en Argentina. En 1937, mi padre partió con Juan para establecerse allí, dejándome la liquidación de sus negocios.
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La decisión de emigrar y la elección del país al cual irían no se hicieron en un día, sino se tomó a lo largo de dos años con muchas reuniones, que comenzaron antes de que Alemania ocupara las orillas del Rin porque el abuelo veía cómo ese país aumentaba su poderío militar. Después de que partió, entre mi padre y mi abuelo se estableció una abundante correspondencia, en la que se describen las dificultades que ambos tuvieron tanto para instalarse en Buenos Aires como para liquidar los negocios en Bélgica. Inesperadamente encontré en el altillo de la casa de mi padre 250 de esas cartas en el fondo de un baúl. En el libro titulado “Emigrar. Argentina, la tierra prometida” publiqué las partes más importantes, que describen la situación de ambos países, así como las tensiones y conflictos que se generaron o acrecentaron entre los miembros de la familia por tener que partir. [Prosigue mi padre]. En 1938 partió León, al año siguiente mi madre, cada uno por separado. Y en 1939, el 4 de mayo, me embarcaba con Yvonne y nuestros cinco hijos sobre el “Mar del Plata”, un barco para pasajeros y mercaderías. Venían con nosotros Hugo, Regina y Tatá (mi tía, hermana de mi madre), que había decidido acompañarnos porque amaba mucho a nuestros hijos. “No se pueden hacer tortillas sin romper huevos”, dice un refrán. Efectivamente fue así. Desde el comienzo del proyecto mi suegro se opuso, diciendo que no habría guerra o que si la había, sería lo mismo para todo el mundo. Por su parte, mi madre no quería de ningún modo dejar su país, su familia, sus amigas, etc. Por fin, Hugo y Regina preferían también quedarse en Bélgica, pero acompañarían si los demás partían. Relato de los preparativos, hecho por mi madre
Christian y Rose Marie. 1937.
Como en Europa la situación política no era buena, preveíamos toda clase de guerras. Veíamos que Hitler se estaba preparando. Cada día invadía más. Tomó Dantzig, tomó parte de Checoslovaquia... Siempre era la última cosa que tomaba, pero luego inventaba algo nuevo. Tomó las márgenes del Rin... Mi suegro ya había perdido mucho en la Primera Guerra Mundial, porque le habían robado toda su madera y no había podido trabajar durante toda la guerra. Entonces dijo: -Una vez, sí; pero dos veces, no. Yo no me quedo aquí. Estaba en Berlín cuando fue el incendio, creo que, del Reichstag. Y al volver a Bélgica, nos reunió y nos dijo: -Hijos míos, yo me voy. Venderé todo lo que tengo aquí y me voy. Pero, ¿a dónde? Entonces consideramos todos los países posibles. Todo lo que era inglés, pertenecía a Inglaterra e iba a entrar en el conflicto. Así que había que tomar países independientes. Y los únicos que verdaderamente eran independientes eran los de América del Sur.
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-¿Brasil? Ah, no, en Brasil hace demasiado calor. ¿Chile? No, hay terremotos. En fin, descartando todos los países; nos quedamos con Argentina porque la familia De Wulf tenía relaciones comerciales allí por el trigo, ya que tenían un molino. Conocían gente allí. Entonces mi suegro dijo a uno de sus empleados de confianza, Friedman, que fuera para ver cómo se presentaban las cosas y si era posible ir a vivir allí. Volvió encantado. Dijo que era un país fantástico, que había de todo, que todo el mundo era rico, todo el mundo estaba bien, la economía era perfecta, etc.
Mi padre en Vriesdonck pone su pipa en la boca de Christian, que aún usaba chupete. Mi madre protestaba y decía que no tenía que incitarlo a que fumara siendo tan chico. De hecho, Christian nunca fumó. 1935.
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Entonces dijimos: -Bueno, nos vamos a la Argentina. Comenzamos a leer libros sobre ella. Alberto se había procurado unos que describían un poco el país. En fin, estábamos de acuerdo, nos iríamos allí. Comenzamos a hacer los trámites para obtener los papeles, etc. Sobre todo mi suegro, ya que él se fue primero con Jean. Enseguida se fue León y después mi suegra. Y nosotros éramos los últimos, dos años después. Porque yo siempre estaba esperando bebes. Cuando se fue mi suegro, era justo antes del nacimiento de Francine. Y cuando Francine tenía seis meses, yo esperaba a Beatrice. Y no podíamos irnos porque en Argentina no dejaban entrar a las mujeres embarazadas. Entonces, había que esperar y hacer trámites. Mientras vivían allí tuvieron cinco hijos en cinco años y medio: Christian nació el 28 de marzo de 1934, Rose Marie el 30 de abril de 1935, Bernardo el 5 de agosto de 1936, Francine el 7 de octubre de 1937 y Beatrice el 8 de diciembre de 1938. Todos los hijos nacieron y fueron bautizados en el sanatorio ubicado en Hobokenstr. 3 de Amberes, pues ya no eran habituales los partos en las casas. No se consignan dificultades, salvo en el caso de Beatrice. Las dos últimas nacieron cuando mi abuelo ya vivía en Buenos Aires y mis padres estaban preparándose para emigrar. El último embarazo no estaba programado y retrasaba la partida.
La casa de Vriesdonck cuando mis padres partieron. Siempre lamentaron haberla dejado. Mi madre y mis hermanos mayores volvieron a visitarla años más tarde. 1939.
[Mi padre trató de disculparse ante mi abuelo y le escribió el 8 de junio de 1938]. Un último motivo de mi retraso, y sé que este motivo te causará pena, es que Yvonne espera su quinto hijo para año nuevo. Me dirás que estamos locos, que por lo menos deberíamos haber tenido más cuidado, etc. Todo esto es cierto, pero con nosotros, un accidente ocurre muy rápido; ahora ya está hecho y no hay nada que hacerle. No te aflijas demasiado por esta historia, papito [mon petit papa, trato familiar cariñoso que no era el habitual, ya que siempre le decía père, es decir, ‘padre’]. Pues, ¡qué importa tener un hijo más si los queremos mucho, somos felices juntos y nuestras necesidades no son muy grandes! Con tu apoyo y trabajando, seguramente lograremos salir adelante. Y si somos felices, esta tarea de criar mocosos es un objetivo tan respetable para gastar nuestra guita, como cualquier otro. El momento de este nacimiento es evidentemente poco feliz. Pero, en fin, hay que tomar las cosas como vienen. [El abuelo, contrariamente a lo que mi padre esperaba, no se mostró contrariado, al contrario, y le escribía el 24 de junio]. “En relación a tu viaje, contrariamente a lo que pensás, de todos los motivos
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Mi madre con Christian, Rose Marie y Bernardo en Vriesdonck. 1938.
que enumerás para justificar la postergación de tu partida, el que me dio menos pena es que Yvonne espera su quinto hijo. Si ustedes desean tener una familia numerosa y eso puede hacerlos felices, me parece que nadie tiene derecho reprochárselos. En cuanto a mí, amaré a todos mis nietos con el mismo amor, cualquiera fuera su número. ¡Estaría tan contento de volver a ver a los queridos chiquitos!” [Mi padre le escribió el 9 de diciembre]. Yvonne dio a luz ayer una niña de 3.500 k, después de 9 meses de embarazo (nuevamente nos hemos equivocado en todo un mes, del mismo modo que Dauwe [el obstetra], que pretende que con Yvonne no hay modo de saber las cosas en este punto). Se llamará Beatrice y será bautizada el domingo. [Y agregó el 14 de diciembre]. Yvonne y la pequeña Beatrice siguen bien. De todos modos Yvonne tendrá que usar una reposera y descansar cuando vuelva a Vriesdonck, ya que se presentaron algunas complicaciones. Obviamente no era fácil reposarse teniendo cuatro hijos chiquitos y una beba, pero Tatá, que había ido a vivir con ellos, la ayudaba. No constan cuáles fueron esas complicaciones, pero gracias Dios no tuvieron mayores consecuencias y después de un tiempo ya estaba bien. [Prosigue mi madre]. Pero llegamos al final de todas nuestras penurias. Hemos vivido cinco años en la casa de Vriesdonck. La vendimos con los muebles y más o menos todo lo que teníamos. La platería, la vajilla y esas cosas las pusimos en cajas y las trajimos con nosotros. Dejábamos todos los juguetes de los chicos, lo que yo lamentaba mucho porque tenían muchos. Habían recibido toda clase de autos, carros de panadería, muchos muy importantes... Pero no había modo de llevar eso con nosotros. Quedamos apegados a la casa de Vriesdonck porque representaba para Alberto muchos esfuerzos y las dos veces que yo volví a Bélgica la
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fui a visitar. Años más tarde, Christian fue y pidió a la gente que vivían dentro si podía visitarla, porque él había nacido en esa casa. Rose Marie y Tono también fueron a verla... Era realmente algo interesante, por más que la habíamos vendido y nos habíamos ido. Pero uno queda apegado por los recuerdos. El tiempo que pasamos en Vriesdonck fue muy feliz. Estábamos muy bien. Era totalmente en las afueras de la ciudad de Amberes, en medio de bosques, un barrio muy residencial que se había construido allí. Y al mismo tiempo había negocios, no estábamos muy lejos. Estábamos cerca de Brasschaat, más o menos diez minutos de tranvía. Y también estábamos cerca de Merksem, no era tampoco muy lejos. Cuando hablamos en Brujas de la posibilidad de irnos a Argentina con la familia, mi padre no estaba para nada de acuerdo. Decía que no había posibilidades de que en ese momento hubiera una nueva guerra. Que era ridículo irse y que así nos vería muy poco... En realidad no nos vio más. Para nosotros, irnos de Bélgica fue toda una historia. Yo esperaba a Beatrice y no querían darnos nuestros pasaportes antes de su nacimiento. Así que había que esperar. Nació el 8 de diciembre y Alberto fue inmediatamente para terminar de obtener nuestros pasaportes. Porque, no sé si lo conté anteriormente, cuando nos vinimos a Argentina, Tatá estaba tan triste de quedarse sola en Bélgica y de no estar más con Alberto, Régine y los chiquitos, que dijimos: -¿Por qué no venís con nosotros? Viajó con nosotros. Fue un poco difícil porque tenía 60 años. Y para entrar en Argentina no se podían tener 60 años, había que entrar antes. Ella tuvo que certificar que tenía suficiente dinero y que no recurriría al Estado de aquí. Pero tenía dinero, así que no hubo problemas. Tuvimos que entrar en Argentina con una "llamada". No se podía entrar aquí en esa época. Era necesario que los miembros de la familia escribieran, desde aquí, que querían que viniéramos. Entonces mi suegro tuvo que hacer todos esos trámites. Y los obtuvo pagando a un diputado. Así teníamos los papeles necesarios y podíamos partir. Relato del viaje hecho por mi padre
Permiso para subir a bordo de “Mar del Plata” el día de su partida, 4 de mayo de 1939.
La partida, el 4 de mayo de 1939, fue emotiva, con las despedidas a los padres y amigos. Pero una vez en alta mar, gozábamos del viaje y de la aventura. El “Mar del Plata” tenía 320 pasajeros, es decir, 300 de tercera clase y 20 de primera. Teníamos diez pasajes para nosotros en primera clase y estábamos todos muy bien con los chicos teniendo el 50% de esta categoría, es decir, de la cubierta superior. Para evitar que los más chicos hagan tonterías y caigan al agua, habíamos atado con una correa a Bernardo y Francine y los paseábamos por la cubierta. -Con una correa como perritos, decían los otros pasajeros. Sin embargo, esta opinión no nos molestaba para nada. El viaje en barco demandó 23 días, de los cuales 19 fueron de navegación y cuatro en las escalas. Hubo una fuerte tormenta durante el viaje y fuera de eso, hubo buen tiempo.
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Christian, Rose Marie, Bernardo y Francine a bordo del “Mar del Plata”. 1939.
Mi madre con Francine y Rose Marie, la tía Régine con Christian y Bernardo a bordo del “Mar del Plata”. 1939.
Relato del viaje hecho por mi madre Tomamos un barco, el "Mar del Plata". Teníamos lugares en él. ¡Viajamos en primera clase, porque en esa época considerábamos que no podíamos viajar en otro lugar que en primera clase! (Se ríe). Pero estábamos muy, muy bien sobre el barco. Hicimos un lindo viaje. Aunque la partida, evidentemente, fue un poco dramática. Pero tratamos de superar esa dificultad, porque me daba mucha tristeza la idea de irnos tan lejos y de no volver a ver a mis padres. [La partida no sólo le costaba a mi madre, sino también a sus padres. La abuela Glorie escribía en su primera carta el 12 de mayo de 1939]. “Ayer hizo ya una semana que navegan en pleno océano. Esperamos que este período no haya sido demasiado duro para todos. Ignoro cuándo les llegará esta primera carta, pero aprovechamos para desearles mucha felicidad con sus queridos hijos en esa segunda patria. Esperamos que tengan mucha suerte en todo sentido, ¡tanto con respecto a la salud, como en cuanto a lo económico! La partida nos dejó un gran vacío. Estábamos verdaderamente perdidos. La casa estaba tan silenciosa. Esos queridos chicos, al mismo tiempo que daban trabajo, ¡eran tan agradables!” [Prosigue mi madre]. Como la guerra no había comenzado, se viajaba con seguridad. No había submarinos que perseguían los barcos, ni nada por el estilo. Así que viajábamos seguros.
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Hicimos escala en las Canarias y después en Río de Janeiro, en Santos y llegamos a Buenos Aires. El viaje duró 23 días, lo que era muy rápido para la época. No había ningún problema a bordo, solamente había que cuidar que los chicos no cayeran al mar. Por eso los dos más chicos, Francine y Bernardo, llevaban un arnés y una correa. La gente decía que yo no tenía compasión de mis hijos, ya que los trataba como a perritos. Pero realmente no era cuestión de que fueran perritos, sino de que no se cayeran al mar. Porque los costados del barco estaban abiertos y como los chicos nunca se quedan tranquilos, sino que siempre quieren toquetear todo, era mucho más fácil si se los ataba con una correa. Beatrice sólo tenía cinco meses, así que no había problemas porque se quedaba en su cuna. Y a Christian se lo consideraba como un chico ya grande. Tenía cinco años y era juicioso, no hacía muchas travesuras. No era como Bernardo, que siempre tenía que tocar todo. Sobre el barco uno de los oficiales lo llamaba "Rasputín"4 porque nunca se quedaba quieto.
La tía Régine con Francine en brazos, mi madre con Bernardo, junto a Tatá, Christian acurrucado tapándose con su saco y el tío Hugo Lankens a bordo del “Mar del Plata”. 1939.
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Grigori Rasputín (1867-1917), seudomonje y predicador ruso, era consejero de la esposa del zar, sobre la que tenía gran influencia. Se le atribuyeron muchos embustes, delitos, orgías y borracheras. Fue asesinado por un sobrino del zar. En toda Europa se lo tuvo por un personaje nocivo y exótico. Tatá a veces nos llamaba ‘Rasputín’ cuando nos portábamos mal. (Nota de Christian).
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7 DIFICULTADES
INICIALES
Relato de la llegada a la Argentina hecho por mi padre A mi madre le había parecido divertido decir que le faltaba un dormitorio y que por consiguiente, Régine dormiría con Yvonne y que tenía un cajón de frutas como cuna para la pequeña Beatrice. Hugo y yo podíamos dormir en el comedor sobre la alfombra con una almohada para nuestras cabezas. Había dormido mal más de una vez en mi vida, pero esto fue un record. Quienes pongan esto en duda, sólo tienen que acostarse alguna vez sobre una alfombra con una almohada para sus cabezas. No sé si dormirán, pero de todos modos yo no pude pegar un ojo en toda la noche. Por eso, enseguida, a la mañana siguiente fui a ver un pequeño chalet que mi padre había reservado para nosotros. Pagué el depósito y el primer mes, y la misma noche partimos con Yvonne hacia Martínez. Tomábamos también con nosotros al bebé. Viajábamos solos, sin conocer el castellano y en un colectivo. Era un pequeño ómnibus que pasaba por Martínez. Pagué dos boletos hasta Martínez y partimos. Pero el tiempo pasaba y no veía nada que se pareciera al pueblo que había visto brevemente esa mañana. Cada tanto me levantaba de mi asiento y preguntaba al chofer: -¿Martínez?- y el contestaba: -Falta mucho. Yvonne preguntaba: -¿Cuándo llegamos?- y yo le contestaba: -No lo sé,
Mis padres paseando en Buenos Aires. 1939.
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estamos siempre en ‘Falta mucho’-. -‘Falta mucho’ me parece un gran suburbio, del que no salimos nunca- decía Yvonne. En fin, Martínez apareció después de una hora y fuimos a buscar el chalet. Recordaba la calle, pero había olvidado la numeración exacta. Entonces, íbamos caminando y nos deteníamos para probar la llave en una casa que parecía ser la que habíamos alquilado. Esto no funcionaba e íbamos más lejos. Nos seguía un sereno. Había querido hablar con nosotros, pero no lográbamos entendernos. En fin, logramos finalmente encontrar nuestro chalet, la puerta se abrió y entramos. Al día siguiente, los chicos y la tía Bertha llegaron y se reunieron con nosotros. El lechero se presentó con tres vacas y para mostrar que la leche era fresca, se puso a ordeñar una de las vacas, con gran regocijo de los chicos. Después vino el panadero, que para conquistarnos como clientes nos dio una bandeja llena de “masitas como regalo”. Los pibes decían con entusiasmo: -Nos dan pancitos gratis. Finalmente un tercer timbrazo y apareció un sucio piojoso que nos pidió algo tendiendo la mano. Como no comprendía bien, tuve que consultar mi diccionario. Había dicho algo como “lemón”, traducción: “limón”. Saqué un lindo limón y envié a Christian para que se lo entregue. Volvió diciendo: -No está contento. Efectivamente, el individuo estaba estableciendo nuestra genealogía por el lado materno. Por suerte, no entendía nada, pero el tono furioso de su voz me decidió para que no abriera nuevamente la puerta. Lo que quería era una “limosna” y comprendimos que era urgente que aprendiéramos castellano. Por su semejanza con el latín, para mí no fue difícil. Leyendo todos los días el diario y sobre todo gracias a los argentinos nativos, en seis semanas comprendía perfectamente el idioma y lograba explicarme. Para Yvonne y los chicos fue un poco más largo, pero también lo lograron. Ya en Bélgica habían comenzado a estudiar castellano con el método Linguaphone, por medio de discos. Durante el viaje prosiguieron con esto, pero al llegar a Buenos Aires se dieron cuenta que les faltaba práctica y vocabulario, pero lo fueron adquiriendo con el paso del tiempo. Mi madre decía que quienes más la ayudaron fueron las mucamas. Relato de la llegada a la Argentina hecho por mi madre Cuando llegamos a Buenos Aires, nos alojamos en el departamento de mis suegros. Evidentemente éramos muchos: nosotros cinco, además de Hugo, Régine y Tatá. Alberto y Hugo debían dormir sobre la alfombra en el comedor, ¡lo cual no era muy cómodo! ¡Sobre todo porque el barco era muy cómodo! A Tatá le habían dado una cama. Yo también estaba en una cama con tres chicos conmigo, en la misma cama. Y Beatrice estaba en una caja que mi suegra había arreglado como cuna. Nos quedamos allí... Mi suegro había alquilado un chalet para nosotros. Así que después de dos días fuimos a visitar el chalet. Nos consiguió camas, una mesa, sillas y fuimos a establecernos en nuestro chalet. Como había pocos muebles y comodidades, fuimos sólo con Christian, Rose Marie
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y Beatrice. Y los dos otros se quedaron con Tatá en lo de mis suegros. Pero ya era más fácil porque algunos se habían ido. La casa tenía bastante confort y no había problemas. Estaba situada en Martínez, en la calle Arenales 2289 esquina Juan José Passo. Aún hoy en día existe, pero actualmente es una peluquería. Allí nos quedamos unos meses y después compramos una casa en la calle San Juan 160 [hoy Mons. Larumbe]. También era grande y no estaba nada mal. Relato de los problemas hecho por mi madre
A poco de llegar a la Argentina, mi madre con mis hermanos mayores nacidos en Bélgica: Christian, Rose Marie, Bernardo, Francine y Beatrice. 1940.
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La Argentina y su clima nos gustaron. Llegamos en el mes de mayo y el clima era aún templado, aunque no tanto como creíamos. Porque yo había dado a mis mucamas en Bélgica todas mis prendas de lana y cuando llegué aquí tuve que ir a comprar un saquito, ya que por la noche y por la mañana estaba fresco. No había estufas en esa casa. Mi suegro nos prestó una estufita a kerosene con velas. Pero no sabíamos manejarla bien y se incendiaba de vez en cuando. Entonces Tatá la agarraba y tiraba todo afuera diciendo: -¡Este aparato del diablo! ¡Nos vamos a incendiar todos en la casa! Entonces mi suegra, a quien le parecía que debíamos tener calefacción, había comprado para nosotros una estufita con mecha. Y esto era bueno. La usamos durante años porque sobre ella se podía calentar agua y calentaba bien la habitación. Las estufas a vela eran muy buenas, pero nosotros éramos incapaces de utilizarlas. No le dábamos suficiente aire, no bombeábamos suficientemente y el kerosene venía en cantidad excesiva. Se incendiaba y había que ponerla afuera para no se quemara toda la casa. Después de unos meses, me di cuenta que esperaba familia. No conocíamos a ningún médico, pero mi suegro había sido atendido por un doctor Roberts, un alemán del Hospital Alemán. Entonces fui a verlo. Le pareció que sí, que yo esperaba familia. Pero que estaba anémica, debía cambiar de aire e ir a Córdoba para descansar, porque de otra manera iba a perder el bebé. Buscamos dónde ir, Alberto le pidió a Juan que me acompañara y fuimos a La Cumbre. Allí me quedé en la Hostería de Montiel. Allí estuve durante tres semanas en que todo andaba bien. Pero un día, había unos invitados en el hotel con los que nos reuníamos por la noche y me hicieron tomar muy poquito alcohol, licor. Bebí eso y después me enfermé, comencé a vomitar y me descompuse totalmente. Llamamos a un médico del lugar y me dijo que lo que me faltaba era calcio. Así que me dio inyecciones de calcio y me dejó en la cama. Pero cada día me sentía peor. Entonces hablé con la dueña del hotel y le expliqué lo que me pasaba. Y le dije: -Me parece que debería ver a un ginecólogo, porque no me siento nada bien. Entonces hizo venir de Córdoba al jefe de la Maternidad de esa ciudad, que era un hombre muy capaz, pero era negro. Cuando lo vi, me asusté un poco porque no estaba acostumbrada a tratar con negros. Era un hombre que sabía muy bien lo que hacía. Dijo que el bebé que yo llevaba dentro, estaba muerto y había que sacarlo. De lo contrario yo iba a tener una septicemia, lo cual era mucho más grave. Así que hizo traer una mesa de cocina, me puso sobre ella y me
operó allí, en ese mismo lugar. Se quedó todo el día para ver si no había complicaciones, pero todo terminó bien. Escribimos esto a Alberto, que tomó el tren y vino a verme. Estaba allí con Christian. Así que estando en cama era muy difícil para mí. Pero él se lo llevó. Vio que ya no había peligro y me dijo que en cuanto mejorara, volviera a casa. Así que me quedé aun quince días para reponerme y después volví a Buenos Aires. Guardé un buen recuerdo de la gente del hotel, que fueron realmente muy amables y muy atentos conmigo. Era fuera de estación. No había nadie en el hotel, sino solo una pareja de austríacos; justo aquellos que me habían dado la copita. No sé si es a causa de eso o de otra cosa, pero de todos modos había perdido el bebe y volvía a casa. Tatá estaba muy contenta de que yo estuviera de vuelta porque decía que para ella era difícil estar sola con los chicos. ¡Claro, tenía que cuidar a dos chiquitos! Pero Alberto también ayudaba. Tatá había quedado con las dos más chicas, Rose Marie y Bernardo habían ido a lo de la tía Régine. Al volver de Córdoba, también Christian fue allí. Mi madre les escribía el 23 de noviembre de 1939, cuando se estaba recuperando: Muy querida Régine: Recibí bien tu carta. Me gustó muchísimo leerla y saber que mis tres mayores están bien y se portan bien en tu casa. Alberto me da seguido noticias de ellos. ¿Recibiste las dos cartas que te escribí desde que estoy aquí? Yo estoy ahora mucho mejor y pienso volver pronto a Buenos Aires, a más tardar en los primeros días de diciembre. ¡Qué aventura este viaje a La Cumbre! Me parece que lo recordaré por mucho tiempo. Agradezco al Cielo que todo haya terminado bien, es lo esencial. Espero que no te canses demasiado con esos tres pibes. Querida, pensá también un poco en vos y cuidate mucho. Aquí en general hace buen tiempo, pero por la mañana y por la noche está fresco y algunos días hace frío. Hoy hemos tenido un verdadero día invernal. Salí esta mañana para tomar un poco de aire, pero envuelta en mi tapado de pieles con una gruesa bufanda sobre la cabeza. ¡Estoy segura que en Buenos Aires ya no son necesarios los tapados de pieles! Te dejo, querida Régine y te abrazo de todo corazón. Muchos saludos para Hugo. Yvonne. Muy queridos hijitos: Recibí muy bien la carta de ustedes. Y estoy muy contenta de que sean buenos en lo de la tía Régine. Sigan obedeciendo. Mamá también aprendió el castellano aquí, así que podremos hablarlo cuando nos reencontremos. Díganle a Régine que compre para Nanard [Bernardo] el pantalón que le parezca bien, no hace falta que sea como el de Herbert. Nanette [Rose Marie] estoy trabajando para vos. Estoy aquí tejiendo una enagua de lana para el próximo invierno. ¿Estás contenta? Papá me contó que estás haciendo un lindo trabajo con punto cruz. Y mi pequeño compañero de La Cumbre sin duda les contó muchas
Comienzo de la carta que mi madre dirigió a sus hijos cuando estaba en la Hostería de Montiel, en La Cumbre. 1939.
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cosas de las lindas montañas. Mi pequeño Nanard, ¡sin duda estás muy contento de dormir en lo del tío Hugo y la tía Régine! Adiós, mis muy queridos chicos, sigan siendo buenos como personas grandes. Recen bien sus oraciones todas las mañanas y noches. Muchos besos de Mamá para Kikí [Christian], Nanette y Nanard. Los abuelos Glorie querían siempre tener noticias, especialmente en los primeros tiempos. Esto se agravaba cada vez que había algún problema. Así que cuando nuestra madre fue a La Cumbre mi abuela escribía el 21de noviembre: “Es una gran alegría y un gran alivio que hayamos recibido esta mañana las cartas de Yvonne del 16 y 18 de octubre anunciándonos la razón por la que estaba tan cansada. Como la carta vía aérea de Alberto nos había llegado 15 días antes que esta, no sabíamos de qué se trataba y creíamos que quizás ella soportaba mal el clima (lo que habría sido peor). Preferimos saber que es un nuevo embarazo. Cuando hayan pasado los primeros meses eso irá mejor. Es una lástima que allí no haya un mejor servicio doméstico; si no, un hijo más o menos no es tan grave”. [Luego mi padre les escribió que había perdido el embarazo y la abuela contestó el 3 de diciembre]. “Acabamos de recibir la carta vía aérea de Alberto del 18 de noviembre, explicándonos todo lo que les pasó. Desconfiaba un poco del estado de Yvonne porque hace un tiempo que no teníamos noticias y habíamos recibido sólo una carta desde La Cumbre, cuando había prometido escribir todas las semanas. ¡Pobres hijos queridos, tener que pasar por todo eso tan lejos de nosotros! Esperamos que nuestra querida Yvonne se reponga totalmente, porque la interrupción de un embarazo es a veces peor que un parto. Suponemos que debieron hacerle un raspaje al útero ¿? Dicen que eso duele mucho ¿? ¿El médico la durmió o la anestesió? ¿Estuviste en un establecimiento especializado en este tema o tuviste que ser atendida en el hotel? ¿Qué atención tuviste? Sin duda te asustaste cuando tuviste la primera hemorragia, estando tan sola y lejos de tu querido marido. Me parece que los médicos de allí no tienen miedo al pedir sus honorarios. Si tienen muchos pacientes, con esa tarifa no deben trabajar mucho tiempo para volverse ricos… Esperamos que nos tengan al tanto del estado de salud de Yvonne, sin esconder nada, porque de otro modo uno desconfía”. [Luego mi madre les contó cómo había sido todo. La abuela respondió el 26 de diciembre]. “Con mucha alegría hemos recibido ayer las cartas de Yvonne vía aérea del 9 y 14 de diciembre. Estamos felices de enterarnos que nuestra querida hija anda muy bien. Es muy amable de parte de Régine tomar en su casa a los tres mayores, así podrás reponerte del todo mi querida Vontje [diminutivo cariñoso de Yvonne]. Nos asombramos al saber que habías vuelto a Martínez el 2 de diciembre, cuando Alberto nos había dicho que volverías el 10 de diciembre. Comprendo que tenías prisa por volver a estar nuevamente en tu casa. ¡¡¡Después de un período como el que tuviste en La Cumbre uno ya no ama la soledad de las montañas!!!” Según decía la abuela, parece que la factura del médico fue elevada. Pero valió la pena y se justificaba por haber
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tenido que viajar desde la ciudad de Córdoba y quedarse todo el día cuidándola. Un año más tarde, el 29 de diciembre de 1940, la abuela comentaba: -Estamos felices de saber que, por el momento, no estás embarazada, porque así habrás podido reponerte bien. Relato de los problemas hecho por mi padre Para los negocios, al principio fue un poco difícil y muy peligroso. Mi padre me había hecho entrar en una pequeña sociedad con el 50% del capital. La sociedad se llamaba “Esteban Buy y Cia. SRL.”. El otro 50% pertenecía a Buy y a un contador amigo suyo que se llamaba Caciamani. Ellos trabajaban desde hacía un año con él en los enchapados y la madera dura, y habían pagado siempre puntualmente las facturas. Después de ocho meses, habíamos hecho las puertas y ventanas de dos grandes edificios y al final nos debían aproximadamente doscientos mil pesos. El acta de constitución de la sociedad decía que todos los cheques debían ser endosados por mí y por Buy en conjunto en el momento de recibirlos y depositarlos. Un día Buy me dijo: -Voy a buscar los cheques a La Plata- y a la noche aún no había aparecido. A la mañana siguiente había desaparecido de su domicilio, donde me decían que se había quedado en La Plata porque los propietarios discutían el monto de los saldos que adeudaban. Yendo al banco, descubrí que los dos cheques habían sido entregados por los clientes a nombre de Buy y que él los había depositado en su cuenta particular. Después había vaciado su cuenta y se había ido del país con el dinero. Inicié una demanda judicial. Un abogado se presentó como defensor de Buy. El juez me citó para comparecer y me dijo: -Buy está en Montevideo con la plata. Evidentemente lo voy a condenar y dictaré sentencia favorable a su demanda, pero usted no recibirá ni un centavo porque los ladrones no pueden ser extraditados. Él ofrece entregar la cuarta parte de lo que se llevó, a cambio de la cancelación de la deuda. Finalmente recibí un tercio en lugar de la mitad y esto significó una gran pérdida para mí. Quedé solo para pagar a los acreedores y Buy se quedó en Montevideo con su compañero, que se reunió allí con él. Esto para decirles que los negocios en América del Sur son mucho más difíciles de lo que uno se imagina, porque es el paraíso de los ladrones y hay que ser muy prudente. Entonces comencé un negocio con un socio belga llamado Oscar Gastón De Maerschalk5 que hacía cajas de radio6 para las grandes firmas de Buenos Aires. Al principio, todo andaba bien. Después un día vi ante mí en la fábrica un montón de cajas preparadas. Pregunté al obrero que estaba junto a ellas: -¿Para quién son estas cajas? Me contestó:
Mi padre compró a Tiramonti & Cía. la fábrica de muebles provenzal y la transformó en una de muebles para niños. 1941.
Cómoda para niños hecha en la fábrica de mi padre.
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Había nacido en Bruselas el 6 de mayo de 1882, se había casado allí el 20 de junio de 1904 con Jeanne Catherine Sterckx (nacida allí el 21 de marzo de 1880). Su hijo Jean Marie Alexandre De Maerschalk, también había nacido allí el 22 de marzo de 1906. 6 Las radios en verdaderos muebles, aún las más chicas hechas con baquelita, porque funcionaban con lámparas y válvulas de gran tamaño que generaban mucho calor.
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Izquierda
Folleto de la fábrica de mi padre en la que se hacían muebles al laqué para niños. Los dibujos con los que se los adornaba eran hechos por mi madre, que afirmaba haber pintado más de diez mil. Derecha
Lista de precios y una nota que indica que “están sujetos variación sin previo aviso” quizás debido a la guerra. 1942.
-Para Peabody. Pero yo no tenía ningún pedido para esta firma en ese momento. El hijo de mi socio había recibido este pedido porque era nuestro viajante. El trabajo se hacía con nuestra madera, nuestras máquinas, obreros, etcétera y él cobraba las facturas para sí mismo. Eché al padre y al hijo, y continué solo.7 Mi padre también fue estafado por su socio, Salomón Friedmanis, que le reclamó 300.000 dólares para no denunciar que había entrado ilegalmente capitales en Argentina. Todo esto para decir que hay que ser muy desconfiado, sobre todo al principio, cuando recién se llega. Uno es la presa ideal para todos los estafadores, que abundan en Argentina. Cuando comenzó a actuar comercialmente tenía cuentas en el Banco de Londres, de Buenos Aires, con el que su padre trabajaba. Como ambos se llamaban Alberto Oeyen y se movían en el mismo ambiente, en el Banco le sugirieron que utilizara su segundo nombre para evitar confusiones.
Por consejo del Banco con el que trataba y para diferenciarse de su padre, adoptó en Argentina el nombre comercial de “A. José Oeyen”. 1941.
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7
La sociedad se había constituido el 20 de agosto de 1939, inicialmente entre él y el tío Juan Oeyen, con el nombre de “Oscar De Maerschalk y Compañía”. Luego mi padre compró la parte del tío Juan. La sociedad se disolvió en enero de 1941. Uno de los lotes de la fábrica quedó a nombre de este ex-socio, que se estableció en Tandil, mi padre volvió a verlo en febrero de 1955 para firmar la transferencia. Conservo esta documentación.
A partir de ese momento comenzó firmar “A. José Oeyen”. En Bélgica los parientes preguntaban por qué se había cambiado el nombre y en Argentina, como en el ambiente maderero había muchos judíos y él entendía idish, algunos suponían que su verdadero nombre era “Abraham José”. Se reía, no lo desmentía y aprovechaba para conseguir descuentos.
Curiosa tarjeta de la fábrica de muebles, que mi padre entregó a mi madre cuando nació Miguel. Al dorso escribió: “A mi querida mujer y colaboradora, para que pueda elegir la cuna de nuestro séptimo hijo”. 1946.
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8 PRIMEROS
AÑOS EN ARGENTINA
La casa de la calle Eduardo Costa 1824, Martínez. Relato de mi padre
Mi padre junto a su biblioteca en la casa de la calle San Juan. 1940.
Habíamos comprado un chalet en Martínez en la calle San Juan (hoy Mons. Larumbe), a dos cuadras de la Avenida Santa Fe. Como Yvonne sufría de fatigas a causa de un embarazo, el médico le prescribió un reposo obligatorio en la montaña, donde se fue con Christian. Así que yo paseaba a la pequeña Francine en su cochecito todas las mañanas. Un día en que lo hacía, me llamó la atención un enorme cartel rojo, sobre una casa situada en pleno centro de Martínez, que decía: “Se vende, con base retasada. $ 27.000”. Se trataba de una casa muy grande, con 600 metros cuadrados construidos, situada a 150 metros de la estación de Martínez, en pleno centro, con un jardín de 2.000 metros cuadrados, en Eduardo Costa 1824. Esto parecía increíble, pero cuando me informé, dijeron que había una hipoteca de 200.000 pesos sobre la propiedad a favor de un Banco norteamericano. Los negocios iban muy mal en ese momento. El Banco había hecho ejecutar la hipoteca. Puesta en remate público, la propiedad no había tenido comprador en $ 200.000. Bajando sucesivamente el precio de la base a 150.000, después a 100.000, 75.000, 50.000, etcétera y ahora en $ 27.000, nadie la quería. Asistí al remate con una base de $ 27.000. El juez había estipulado que era necesario un poco más. Como nadie ofrecía nada, yo ofrecí 27.000. -Es necesario de todas maneras más- dijo el rematador. -Bueno, 27.500, dije. Hay además $ 3.000 por las veredas que hubo que arreglarme respondió. -Y bueno, será entonces $ 30.500- repliqué yo. Y pagué el 10 % de seña, como es costumbre. Tuve que depositar la totalidad de los $ 30.500 en un plazo de cinco días, cosa que hice. El juez tardó catorce meses para aprobar la venta, pero finalmente lo hizo. ¡Creo que fue mejor negocio inmobiliario que hice en toda mi vida! Mi padre contaba que, extrañado por el valor tan bajo que fijaban para el remate, le pidió al casero poder entrar para ver la casa, recorrerla y evaluar el estado en que se encontraba. Él se lo permitió y lo acompañó en la recorrida. Si bien hacía tiempo que estaba deshabitada, el estado general era bastante bueno, aunque había bajo los pisos enormes hormigueros. Entonces mi padre, sospechando que podía existir algún problema oculto, le preguntó por qué nadie la había comprado en los remates anteriores. El hombre respondió:
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La casa de Eduardo Costa 1824, Martínez. Hacia 1940.
-Porque aquí hubo un crimen, una mujer fue asesinada y su fantasma aparece de noche. Mi padre le dijo: -A usted, que vive aquí, ¿no le hace nada? Él respondió: -No, a mí no. A lo cual agregó mi padre: -Entonces, si yo la compro, tampoco me hará nada a mí. Y dio por terminada la conversación. Cuando los hijos le preguntábamos si había podido comprobar la veracidad del relato, o si era un cuento que el casero había inventado para ahuyentar posibles compradores y quedarse allí instalado, mi padre decía que nunca había visto ningún fantasma, ni averiguado nada. Pero que cuando sacaron un hormiguero que había bajo el piso del living, habían encontrado unos huesos, que no sabían si eran humanos, y para evitar molestas investigaciones policiales, los habían tirado en un pozo enorme que había en el jardín junto al antiguo molino. Nunca supimos si esto era verdad o si mi padre lo decía para entretener nuestra imaginación infantil. Relato de mi madre Durante mi ausencia en Córdoba, Alberto había comprado la casa de Eduardo Costa 1824. Vendimos la casa de la calle San Juan. Perdimos un poco con esta venta; no mucho, pero algo. Después de un año, cuando nos dieron la posesión, fuimos a vivir a Eduardo Costa. Era una casa linda, bien grande, con un hermoso jardín, que tenía muchos árboles frutales. Por eso teníamos una cantidad de frutas: naranjas, mandarinas y además damascos. Había también kakis, nosotros no conocíamos eso, es una fruta muy blanda, cuando cae se estrella contra el piso, hace una gran mancha y es todo lo que queda de ella.
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Folleto del remate de la casa de Eduardo Costa 1824, en Martínez, facilitado por la arquitecta Marcela Fugardo, directora del Museo Municipal de San Isidro “Dr. Horacio Beccar Varela”. 1939.
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Por un error en el manejo del grabador, mi madre borró parte del relato. Pero como antes yo lo había escuchado, reconstruí lo que recordaba. Inicialmente completaba la descripción de la casa de la calle Eduardo Costa. En el jardín había también una pérgola con una parra que daba uvas, un gallinero, dos grandes palmeras y otros árboles, especialmente dos grandes cedros azules sobre el frente que daba a la calle. En una de las palmeras, la que daba sobre el costado de la cocina, vivía una enorme lechuza a la que llamábamos "Le grand rapace" (El gran depredador), porque se alimentaba con lauchas, ratones y otros animales pequeños. Sus agudos chillidos siempre llamaban la atención de los chicos y algunos le tenían miedo. La casa estaba hecha con bloques de cemento y tenía habitaciones muy grandes, con techos altos. En la planta baja había un hall de entrada, que era como un pasillo muy amplio, que dividía la casa en dos alas. De un lado estaba el living-comedor y del otro, el cuarto de estar y el escritorio de mi padre. Estaba rodeada con una galería cubierta y por ella se accedía la cocina y a un pequeño baño para el servicio. La escalera estaba en el fondo del hall, por ella se accedía a la planta alta. Allí había cuatro dormitorios, un gran hall, un pasillo y un baño grande. Por la parte exterior estaba rodeada por una terraza. Los dos frentes que daban a la calle tenían una gran reja de hierro. En el jardín, sobre el lado que daba a la calle Sarmiento, estaban las antiguas cabellerizas transformadas en garaje, que tenían una fosa para reparar los autos y unos cuartos que servían de depósito. Al fondo había otra edificación, de dos plantas, para el personal de servicio; se subía a la planta alta por el exterior con una escalera caracol de hierro.
La arquitecta Marcela Fugardo, directora del Museo Municipal de San Isidro “Dr. Horacio Beccar Varela”, encontró en el archivo un folleto del remate de esta casa, que originalmente se llamaba “La María Etelvina”8. Una de las familias pudientes de Buenos Aires la había edificado en las primeras décadas del siglo XX. Agradezco vivamente este aporte, que nos brinda el plano de la propiedad. La vida en Martínez. Primera etapa. Relato de mi madre Cuando uno cambia de país, como lo hicimos nosotros, y viene con una mentalidad totalmente diferente a la de Argentina, hay muchos inconvenientes para establecerse. Porque no se conoce la mentalidad, ni las costumbres, ni los barrios... No hay detalles conocidos. No se conoce a nadie, así que no se puede hablar con la gente o muy poco. Nos habíamos hecho amigas de la mamá de una compañera de clase de Rose Marie, la señora Gramola, la mamá de Silvana, que hablaba francés. Tatá era muy amiga y se quedaba charlando mucho tiempo con ella. Y a través de ella nos enterábamos un poco de una que otra cosa. Pero si no, casi nada... Es muy difícil. En fin, lo conseguimos. Evidentemente, después de un cierto tiempo, uno se acostumbra y aprende. Alberto, que hacía negocios, estaba mucho más al tanto de lo que pasaba. En la parte que falta en el relato de mi madre, explicaba cómo la vida en la casa de la calle Eduardo Costa se había organizado poco a poco, aunque no lograron tener mucho contacto con otras familias de la zona. Además de la barrera que imponía no hablar bien castellano, las casas tenían jardines grandes y los chicos jugaban en ellos, sin mayor contacto con los vecinos. Mis hermanos mayores sólo excepcionalmente iban a casa de algún compañero. En los colegios no se hacían reuniones de padres, ni actividades con las familias y la parroquia de Santa Teresita quedaba lejos. Este conjunto de circunstancias dificultaban la socialización y la integración de los nuevos que llegaban. A Christian lo enviaron al Colegio Acassuso [hoy Instituto Fátima] porque quedaba cerca. Pero cuando llegó el momento de hacer la Primera Comunión, les pareció que la formación religiosa que le habían dado era totalmente insuficiente. Entonces mi madre fue a consultar a los sacerdotes del Santísimo Sacramento, en Buenos Aires, ya que era una congregación de origen belga y varios hablaban francés. Le dijeron que el mejor colegio en esa zona era el Colegio Marín, dirigido por los Hermanos de La Salle, una
En el diario “El mundo”, de Buenos Aires, publicaron una foto del acto realizado en San Isidro en el que se inauguró la plaza y estatua en honor del P. José Luis Castiglia. Christian fue el encargado de colocar flores. 22 de abril de 1940.
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Hay una diferencia entre el valor que figura en este folleto y el que mencionan mis padres. Ignoro a qué se debe. ¿Son dos remates diferentes? ¿Habían rebajado el precio en la sala de remate? ¿Mis padres se equivocaron en la cantidad?
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Izquierda
Comenzaron las clases y las tres chicas con guardapolvo se preparan para ir al Colegio. 1942. Centro
Los cinco mayores en la hamaca. 1941. Derecha
Es hora de irse a dormir, Francine, Rose Marie, Bernardo y Beatrice en piyama. 1941.
Llegó el carnaval y los chicos se disfrazaron para ir a ver el corso. 1941.
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congregación de origen francés. Así fue como Christian y Bernardo fueron enviados allí, donde siguieron hasta completar sus estudios. Más tarde, también fueron los demás varones, salvo los más chicos. A Rose Marie la enviaron al Colegio Mallinckrodt, que quedaba a unas quince cuadras de nuestra casa. Estaba dirigido por una congregación de origen alemán. Después fueron también allí las otras chicas. A menudo mi madre las acompañaba en bicicleta, otras veces iban con Tatá. Viviendo en Martínez yo nací el 13 de julio de 1942 y luego Miguel, el 8 de enero de 1946. En ambos casos mi madre dio a luz en el Sanatorio de la Pequeña Compañía de María, en la Avenida Alvear 3576 de Buenos Aires, porque no había aún clínicas privadas en la zona. Fuimos bautizados en la parroquia Santa Teresita a la que habitualmente concurrían. A menudo mi madre iba allí en bicicleta. A veces, los domingos concurrían también a la
misa que se celebraba en el Colegio Acassuso o bien a la Capilla de las Siervas de María, en Pacheco y Libertador. Viviendo en Martínez perdió otros dos embarazos y otro más cuando ya estaban en San Andrés, pero ocurrieron naturalmente sin tantos problemas como cuando fue a Córdoba. Con lo cual, mi madre en total estuvo embarazada 16 veces. Mi nacimiento ocurrió durante la guerra, en un momento en que estaban cortadas las comunicaciones con Bélgica ocupada por los alemanes. Los abuelos Glorie se enteraron varios meses más tarde. Pero el conflicto había terminado cuando nació Miguel. El abuelo escribió el 15 de septiembre de 1945: -Esperamos y rezamos para que advenimiento del Nº 7 ocurra en las mejores condiciones y que esta nueva carga de familia no sea demasiada pesada para Yvonne. Cuando nació, les avisaron por telegrama. Al día siguiente mi abuela envió felicitaciones y preguntaba: -Querida Yvonne, ¿dónde fue el parto, en tu casa o es que allí hay un buen sanatorio? ¿Te cuidaron bien, tuviste buenas enfermeras, etc.? El abuelo añadió el 24 de enero de 1946: -Yvonne nos dijo muchas veces antes de su casamiento que “mejor 12 que ninguno”. Me parece que se encaminan corajudamente hacia la docena, ¡pero no se los deseo! La abuela había mencionado a menudo que varios parientes y amigos
Carnet de mi madre miembro de la Liga de Madres de la Parroquia de Santa Teresita, de Martínez. Hacia 1945.
Los seis mayores: Christian, Rose Marie, Bernardo, Francine, Beatriz y Pedro, recién nacido, en el jardín de la casa de Martínez. 1942.
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tenían familias numerosas, sin embargo parece que a ambos no les resultaba fácil aceptar que nuestra familia creciera.
Arriba
Mi padre hacia 1945. Abajo
Mi madre conmigo y Miguel en la puerta de la casa. 1946.
Pocos meses más tarde, Tatá se fue a Europa con la abuela Oeyen. Querían volver a ver a sus hermanos y recuperar parte del dinero que tenían en propiedades, acciones, etc. Partieron el 12 de julio de 1946 y regresaron el 11 de febrero siguiente. Como mi madre quedaba sola con todos los chicos, algunos fueron a vivir a lo de la tía Régine. Ella y su esposo, Hugo Lankens, vivían en Belgrano. Como no tenía hijos, también otras veces alguno pasó un tiempo en su casa. Especialmente Francine y Beatriz, que estuvieron durante períodos prolongados. Por eso llegaron a ir al colegio allí a uno de religiosas en la calle Cramer. Entre los varones, el que más tiempo pasó con ellos fue Bernardo, los otros íbamos a veces en verano. Esto era de gran ayuda para nuestra madre que, al tener tantos hijos, tenía mucho trabajo. Al mismo tiempo para la tía Régine era una ocupación y una compañía, sobre todo durante la guerra cuando el tío Hugo estaba en Inglaterra. En esa época, los abuelos Oeyen venían con cierta frecuencia a Martínez los fines de semana. Para Navidad o Año Nuevo íbamos a visitarlos a su departamento o nos encontrábamos con ellos en la casa de la tía Régine y del tío Hugo, en Belgrano. Pero una de las veces en que mi madre quedó embarazada, el abuelo dijo a mi padre: -Sos un inconsciente, vas a terminar matando a tu esposa y además, con tantos hijos, todos serán simples obreros. Mi padre le dijo que eso era de exclusiva incumbencia suya y de su esposa, que el abuelo no se metiera. Él se ofendió y desde entonces vino con menor frecuencia. La relación se hizo aun más distante y se terminó casi totalmente después de que mi abuelo le dijera en otra ocasión que, ya que tenía tantos hijos, porqué no le cedía alguno a Régine que no tenía ninguno. Mi padre respondió que los hijos no se regalaban y a partir de entonces ya no íbamos a pasar períodos largos a Belgrano.
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Tatá en Martínez con los siete mayores. 1947.
Reunión familiar en el jardín de Martínez. De pie: la abuela Oeyen, el tío Hugo Lankens y la tía Régine; sentados en sillas: el tío Juan Oeyen, Tatá, el abuelo Oeyen y mi madre; en el piso: Rose Marie, Beatrice, Bernardo, Pedro, Christian y Francine. 1945.
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9 LA
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
En los tomos anteriores de la historia familiar y en el libro “Emigrar. Argentina, la tierra prometida” presenté muchos datos y testimonios de lo que fue la Segunda Guerra Mundial y lo que significó para mi familia. Es inútil repetir eso aquí, pero resumo los datos principales. Síntesis histórica El 1º de septiembre de 1939, unos tres meses después de que mis padres llegaran a la Argentina, Alemania invadió Polonia. Francia y Gran Bretaña, que había firmado un tratado de amistad con esa nación, le declararon la guerra y comenzó la Segunda Guerra Mundial. Duró 6 años, fue el conflicto más sangriento de la historia de la humanidad, provocando entre 50 y 70 millones de muertes (entre ellos los judíos exterminados en campos de concentración), así como la destrucción de media Europa, medio Japón y daños en Asia, África y América del Norte. Inicialmente Bélgica se declaró ‘neutral’ y todos tenían esperanzas de verse librados del conflicto. Por las dudas, convocaron 600.000 hombres y los incorporaron a las fuerzas armadas. Pero su armamento y sus tácticas de guerra eran los que habían utilizado en la Primera Guerra Mundial, no los habían actualizado lo cual los colocaba en inferioridad de condiciones. El 10 de mayo de 1940, un año después de que nuestros padres partieran, Alemania invadió Bélgica y en 18 días aplastaron sus defensas. Murieron unos 6.000 soldados y 15.850 fueron heridos. El 28 de mayo el rey Leopoldo III firmó la rendición incondicional para evitar una matanza inútil y mayor. Unos 125.000 hombres, parte del ejército y también civiles, intentaron refugiarse en Inglaterra a través del puente marítimo que se estableció entre Dunkerque y Dover. Los aviones alemanes los ametrallaron y murieron muchos. Luego las tropas de Hitler invadieron Francia y entraron victoriosas en París el 14 de junio. Los alemanes no sólo pasaron por Bélgica, sino que se adueñaron del país. El gobierno de ocupación impuso a la población grandes restricciones a sus libertades, racionamiento en alimentación, combustible para la calefacción, medicamentos, vestidos y cosas de uso diario. Deportó 200.000 soldados belgas para trabajar como mano de obra
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forzada en las fábricas de Alemania. Oprimió al país llevándose dos tercios de los ingresos nacionales para financiar la invasión a Rusia, controló y censuró la correspondencia, los medios de comunicación, etc. Mientras la guerra se desarrollaba en otros frentes, Bélgica sufrió las consecuencias de las bombas alemanas (en especial las voladoras V1 y V2) que estaban destinadas a Gran Bretaña pero a veces caían en su territorio. Y también los bombardeos aliados que en lugar de alcanzar al enemigo afectaban a los habitantes de las ciudades, en especial de Amberes. El 6 de junio de 1944 los aliados desembarcaron en Normandía (Francia) para liberar a Europa del dominio alemán. El 25 de agosto entraron victoriosos en París y entre septiembre y octubre reconquistaron gran parte del territorio belga, incluyendo Brujas. La liberación total de Bélgica se completó en febrero siguiente. El 30 de abril de 1945 Hitler se suicidó y a la semana siguiente, el 7 de mayo, el Alto Mando alemán se rindió incondicionalmente. ¡Había terminado la guerra en Europa! Se calcula que a causa directa de la guerra murieron 88.000 belgas (76.000 militares y 12.000 civiles), 25.000 judíos fueron llevados a los campos de exterminio y se destruyó el 8% del producto bruto interno. Por falta de medicamentos y atención sanitaria, mala alimentación y calefacción, estrés por los bombardeos, etcétera, murieron además muchos civiles que no están incluidos en esa cifra. En los años de la posguerra vivieron todo tipo de dificultades. El país había quedado con la economía devastada, muchas fábricas y centros de producción en ruinas. Lentamente se fueron recuperando, pero pasaron por el bloqueo de las cuentas bancarias, devaluación, desocupación, etc. La familia que quedó en Bélgica Se vio envuelta en este torbellino y sufrió sus consecuencias. Varios parientes y amigos murieron, fueron llevados a campos de concentración o sufrieron importantes pérdidas materiales. En particular señalo los más cercanos: + Un sobrino de mi abuela Glorie (Albert Roegiers, hijo de Elvire Tytgadt) murió en el frente de batalla al producirse la invasión alemana. Un primo hermano de mi abuela paterna (Joseph Muylle, hijo de Mathilde De Wulf), que colaboraba con la Resistencia, fue arrestado y murió en un campo de concentración alemán. + Paul Glorie (hermano de mi madre), que había sido
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Tarjeta de la Nunciatura en la que avisaban a mi madre que le remitían una carta de sus padres al comienzo de la ocupación alemana en Bélgica, cuando se interrumpieron los envíos normales del correo. Noviembre de 1940. Abajo
Tarjeta postal que mi madre envió a sus padres. Como no podía llegarles por las vías normales, lo hizo “vía Japón” y tuvo que pasar por la censura alemana (ver el sello con la cruz esvástica nazi). Marzo de 1941.
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convocado como reservista, al producirse la invasión fue tomado prisionero y remitido a Alemania por más de seis meses. Luego, en setiembre de 1943 fue denunciado como miembro de la Resistencia (lo cual era mentira), lo llevaron a un campo de concentración donde estuvo unos 20 meses hasta que fue liberado por los aliados. Poco faltó para que muriera por las privaciones sufridas. + La casa de mis abuelos maternos fue gravemente afectada por las explosiones de las bombas que los alemanes al retirarse colocaron en los puentes de Brujas. La Facultad de Agronomía de Gante, que mi abuelo había construido y de la cual era decano, fue usada como hospital por los alemanes, luego por los canadienses y sufrió grandes destrozos. + Como fruto de las pésimas condiciones sanitarias, mala alimentación, falta de combustible para la calefacción y estrés provocado por los bombardeos se generaron o agravaron enfermedades. Así por ejemplo, Julienne Willems (prima de mi abuela materna) tuvo escorbuto9 y tuvieron que arrancarle todos los dientes. Murieron Clemence y Gustave Oeyen (hermanos de mi abuelo paterno), Jeanne, Louisa y Georges De Wulf (hermanos de mi abuela paterna), aunque la causa directa de estos dos últimos fue el cáncer. Los abuelos Glorie, que sufrieron todas las penurias de la guerra y posguerra, muchas veces reconocieron que nuestros padres habían acertado al irse antes de que estallaran las hostilidades. Relato de mi madre La guerra vino. Nos habíamos ido desde hacía cuatro meses de Bélgica, cuando la guerra estalló. Nos fuimos en el mes de mayo y la guerra comenzó en septiembre. Al principio, evidentemente, era hacia Francia y la línea Maginot10. Entraron en Bélgica sólo después de un año. Pero es igual, era muy malo, muy penoso. Hubo muchas muertes. Había bombardeos y los civiles se veían muy perjudicados en esta guerra. Huían y a lo largo de las rutas tiraban sobre ellos con aviones y mataban cantidades. Papá y mamá sobrevivieron. Siempre pudieron conseguir suficiente comida. Diane Tytgadt-Verkindere, la prima de Maldegem cuyo marido fabricaba galletitas, les daba todas las semanas un kilo de harina. Para el resto, papá iba hasta la granja de St. Laureins, para buscar provisiones. Cuando uno era dueño, tenía derecho a una pequeña parte de carne.
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Enfermedad producida por falta de vitamina C, que entre otras cosas produce úlceras en las encías y hemorragias. 10 Un conjunto de bunkers construidos por Francia en la frontera para impedir que los alemanes entraran en su territorio. No existían en la frontera con Bélgica, por lo cual los alemanes la sortearon entrando por este país.
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Con respecto a mis dos hermanos, Paul estaba en un campo de prisioneros. André, estuvo un tiempo al servicio del Estado Mayor alemán, en un castillo, cerca de Gantes. Era mozo y dice que lo trataron bastante bien y que tampoco le falto la comida. Pero vivían en una atmósfera de miedo. Siempre creían que iba a pasar algo, que iban a bombardear o enviarlos a Alemania... No vivían tranquilos. Parte faltante Luego contaba cómo habían vivido la guerra desde la Argentina. Aquí siempre hubo paz, pero estaban muy lejos de toda la familia que había quedado en Bélgica. Se seguían las noticias por los diarios y la radio. La televisión aun no se había inventado y era imposible hablar por teléfono. Las noticias directas de la familia eran escasas: el correo era censurado por los alemanes y por los aliados, por lo cual las cartas tardaban una enormidad. En los momentos más difíciles, la única comunicación fue a través de la Cruz Roja y del Vaticano; pero entre ir y volver el mensaje tardaba al menos seis meses y a veces mucho más. Como allá era muy complicado conseguir comida, desde Argentina les enviaban encomiendas con alimentos: chocolate, conservas, carne enlatada, fruta seca, biscochos, etc. También hacían de intermediarios para una prima que vivía en el Congo y no podía enviar nada directamente. Todo tardaba meses en llegar y a menudo se perdían cosas o alguien las robaba. Sus padres soportaron la guerra con entereza. De noche tenían que dormir en el sótano de la casa por temor a los bombardeos. Su padre, con la ayuda de André, tuvo que reconstruir parte del techo y algunas habitaciones de la casa, destruidas por las bombas alemanas.
Tarjeta postal que mi abuela materna envió a la madre. En el correo la direccionaron “vía España” y tuvo que pasar por la censura alemana y británica, que la sellaron. Tardó tres meses en llegar. Mayo de 1942.
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Cuando las comunicaciones se interrumpieron completamente, nuestros abuelos acudieron a la Cruz Roja Internacional, que permitía enviar 25 palabras con noticias estrictamente personales y familiares, para comunicarse con mis padres y el 20 de octubre de 1942 enviaron este mensaje: Hoy nos enteramos por Hugo feliz nacimiento pequeño Pedro [yo había nacido el 13 de julio, hacía más de tres meses]. Aquí todo el mundo bien de salud. Muchos besos de todos a todos.
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Su hermano André de vez en cuando podía volver a su casa o iba a casa de su novia en Zwijndrecht. Su hermano Jacques era aun muy joven y fue convocado por el ejército cuando la guerra había terminado. El tío Hugo Lankens, que había venido con ellos a Argentina, fue convocado y se fue a Inglaterra para cumplir con su deber. Estuvo allí la mayor parte de la guerra, sólo al final, fue trasladado a Francia y Bélgica. Siempre estuvo en tareas administrativas, nunca en el frente de combate. Cuando volvió lo condecoraron por su patriótica colaboración. El tío León Oeyen tenía una malformación cardíaca congénita y lo habían eximido de cualquier obligación militar. El tío Juan Oeyen fue convocado, pero obtuvo un certificado de discapacidad física extendido por un médico de la embajada belga del que era amigo y no tuvo que hacer la guerra. Concluía esta parte dando gracias a Dios porque Argentina era un país donde había paz, razón por la cual habían venido aquí. Y decía que muchas veces los que viven en él no saben apreciar lo magnífico que es este país.
Relato de mi padre La Segunda Guerra Mundial involucró a Bélgica en mayo de 1941. Entretanto yo había podido arreglar mi situación militar por medio de la embajada, para hacer algunas traducciones del alemán, etc. [Guardó este documento]. “24 de octubre de 1939. La Embajada de Bélgica en Buenos Aires certifica que OEYEN, Alberto José León Gerardo, nacido en Amberes el 11 de noviembre de 1908 [error: fue el 9 de noviembre], teniente de reserva, se encuentra actualmente en Buenos Aires y se presentó en esta oficina para que se constate su presencia en este lugar”. ¿Informante de los servicios de inteligencia? Al terminar la guerra le otorgaron una condecoración, pero él la devolvió. Siempre dijo que había sido un error, pero al final de su vida nos dio otra explicación. Afirmó que cuando fue a la embajada explicó que no quería volver a Bélgica para combatir, porque había venido a la Argentina para que el conflicto bélico no los alcanzara ni a él ni a su familia. Pero tampoco quería que lo declararan desertor por no acudir cuando el ejército lo convocara como teniente de reserva. Hablando con el embajador lograron una solución: colaboraría como informante del servicio de inteligencia y tendría que relacionarse con la comunidad alemana, ya que conocía el idioma, y comunicar periódicamente cualquier dato que pudiera servir a su país. Aceptó y trató de mantener contacto con algunos alemanes que conocía por sus negocios y los de su padre o por otros motivos. Participaba de algunas reuniones sociales como celebraciones de cumpleaños, aniversarios, etc. Escuchaba lo que conversaban, en particular lo referido a la guerra, y luego lo transmitía a un secretario de la embajada, que aparentemente tenía poca importancia pero que estaba en contacto con los servicios de inteligencia de Bélgica. No volvió a tener contacto con el embajador, ni con ningún otro personal diplomático. A lo largo de todo el conflicto, a su juicio, no fueron más que habladurías, chismes, comentarios que no parecían tener mayor importancia.
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El mensaje anterior tardó casi 15 meses en llegar a la Argentina. El 11 de enero de 1944 mi padre contestaba: Todos bien de salud. Recibimos carta mayo. Esperamos volver a verlos este año. El pequeño Pedro está muy bien de salud. Mil besos. No sabemos cuánto tardó en llegarles a mis abuelos.
Pero en una oportunidad hubo un dato que le pareció significativo. Conocía a la esposa del jefe de máquinas del acorazado “Admiral Graf Spee”, porque ella también había viajado en el “Mar del Plata” con ellos. Una vez le preguntó si sabía algo de su marido y ella dijo que lo vería pronto. Lo sabía porque a veces enviaba algún mensaje sólo para hacerle saber que estaba vivo, pero tenían un código en el que ciertas palabras tenían un significado especial. Por ejemplo, si mencionaba al tío Víctor, estaba hablando de sí mismo. Y en el último le había dicho: -Dentro de unas semanas te visitará el tío Víctor.
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Inmediatamente mi padre comunicó esto al mencionado secretario, quien le dijo que la información concordaba con otra fuente y que la enviaría al alto mando aliado. El acorazado “Graf Spee”
El acorazado de bolsillo “Admiral Graf Spee”, hundido en 1939, según una infografía publicada en La Nación el 6 de febrero de 2004, cuando se iniciaban tareas de rescate de sus restos.
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Era de la nave insignia de la flota de guerra alemana, dotada con elementos tecnológicos de avanzada y superiores a los que contaban otras naciones (radar, telémetro para dirigir el fuego de sus cañones, etc.). Desde el comienzo de la guerra se había transformado en la pesadilla de los barcos franceses y británicos. En dos meses y medio había hundido nueve mercantes (rescatando a la tripulación). En ese momento se creía que podía estar navegando en el Océano Índico o en el Atlántico Sur, buscando un puerto para reabastecerse de combustible y provisiones. El 13 de diciembre, cuando se dirigía hacia el puerto de Montevideo, fue avistado por tres naves de guerra británicas que lo estaban esperando. Se inició el combate, que luego recibió el nombre de “La batalla del Río de la Plata”. Infligió graves daños a sus enemigos, pero sufrió grandes desperfectos. Recibió unos 70 impactos que causaron la muerte de 36 tripulantes y heridas a más de 60, entre ellos el comandante Hans Langsdorff, alcanzado por metralla. A raíz de esto, se refugiaron en el puerto neutral de Montevideo, donde de acuerdo a las leyes internacionales podían permanecer sólo por 72 horas. Sepultaron con honores a los muertos y dejaron internados a los heridos más graves. Las reparaciones necesarias hubieran demandado varias semanas y no pudieron hacerlas. En esas condiciones era imposible regresar a su país o atravesar el Atlántico. Desde el alto mando alemán avisaron que habían recibido informaciones de que una importante flota aliada se dirigía hacia allá para cortarle el paso. Al no estar en condiciones de escapar ni de defenderse, para preservar a su tripulación y para que la nave no cayera en manos enemigas, el comandante decidió hundirla, destruyendo previamente todos los elementos tecnológicos importantes. Sacó la nave del puerto llevándola a aguas abiertas y la mandó a pique el 17 de diciembre. Toda la tripulación fue rescatada por un remolcador argentino, que la llevó a Buenos Aires.
Mi padre se enteró por sus contactos con esa mujer que el comandante se iba a suicidar y lo comunicó al secretario de la embajada. Así fue, estaba alojado en un hotel y el 20 de diciembre se vistió con su uniforme de gala, se acostó sobre la bandera de guerra de su barco y se pegó un tiro. El resto de la tripulación quedó confinada en Buenos Aires (mi padre les dio trabajo a algunos haciéndoles pintar la casa de Eduardo Costa 1824, recién comprada). Luego una parte de ellos se estableció en La Cumbrecita, Córdoba. Ignoro si lo que contó mi padre en su ancianidad sobre su participación en este hecho histórico es total o parcialmente cierto. Es imposible comprobarlo, pero mi padre no solía mentir, aunque a veces exageraba algunos detalles. En líneas generales lo considero verosímil, pues explicaría la razón por la que nunca lo convocaron, ni lo declararon desertor, sino que más adelante le dieron la baja normalmente cuando cumplió 45 años. Y también el motivo por el que le entregaron una condecoración, que él devolvió porque no quería dar a conocer esto en una época en que algunas personas pro nazis podrían tomar represalias, buscar venganza o perjudicarlo.
Recorrido hecho por el acorazado “Graf Spee”, según una infografía publicada en La Nación, 6 de febrero de 2004.
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Una de las últimas fotos del acorazado “Graf Spee” antes de hundirse en el Río de la Plata. Foto publicada en La Nación el 6 de febrero de 2004. Abajo
Entierro en Montevideo de los 36 marineros del acorazado “Graf Spee” muertos en combate. Foto publicada por La Nación, 6 de febrero de 2004.
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PRIMEROS
10 AÑOS EN SAN ANDRÉS
El trabajo de mi padre y la mudanza Después de algunos intentos de asociarse con otros en los que una y otra vez fue estafado, mi padre había adquirido una carpintería en San Andrés. En ella fabricó inicialmente cajas de radio, luego muebles finos y finalmente muebles para niños. Su presencia en la fábrica era permanente, por lo cual salía muy temprano de casa por la mañana y volvía por la noche. Ni a él ni a mi madre les gustaba que estuviera tanto tiempo fuera de casa. Por eso resolvieron alquilar algo cerca de la fábrica y, a su vez, dar en alquiler nuestra casa de Martínez a la fábrica de zapatillas de Olivero, nuestros vecinos. Esto motivó que nos mudáramos a San Andrés a la calle Ituzaingó 236, a una cuadra de su fábrica, que estaba sobre la Avenida Tres de Febrero 70, del Barrio Parque San Andrés. Este barrio, ubicado en el Partido de San Martín, junto al Golf Club, a pocas cuadras de la estación de ferrocarril, había nacido en 1923 y estaba formado por varias manzanas con 40 o 50 chalets importantes. La mayor parte de sus calles estaban asfaltadas, contaba con agua corriente, luz eléctrica y una capilla dedicada a la Virgen de la Merced, junto a la cual en 1939 construyeron un colegio homónimo atendido por las Hermanas Mercedarias.11 Mi padre sólo grabó unas pocas frases relacionadas con esta época y se perdió la mayor parte de las memorias de mi madre en lo que se refiere a nuestra estadía allí. Inserto las partes que subsistieron entre las que provienen de otras fuentes y mis recuerdos. La casa La de San Andrés era más algo chica que la de Eduardo Costa. Nuestros padres dormían en la planta baja, mientras que los hijos y Tatá lo hacíamos en la planta alta. Estaba edificada sobre un lote de terreno de unos 450 metros. En un sector del fondo teníamos gallinas que nos 11 Historia del Pueblo de San Andrés, testimonio de las Jornadas de Rescate del Memoria 2000 convocadas por la Biblioteca Popular “Maestro Diego Pombo” de San Andrés. Coordinadora: María del Carmen Redlich. Texto y Presentación: José V. Valdéz T. Ed. Mutual Universitaria. San Martín, 2000, págs. 24-25 y 34.
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daban huevos frescos, también a veces patos, conejos y algún pavo, como cuando vivíamos en Martínez. Al lado había otro terreno, que sólo tenía un pequeño galpón invadido por “ocupas”. Nos llamaba mucho la atención la vida que llevaba esa familia, a la que llamábamos "los intrusos". Era la primera vez que mi familia tomaba contacto directo con la forma en que viven tantos pobres en Argentina. Si bien en Bélgica los había, ninguno vivía en esas condiciones. Usaban un excusado como baño, que era una casilla de lata de un metro cuadrado con un pozo en la tierra. La basura y los desperdicios los tiraban en otro gran pozo al aire libre, a unos pocos metros de la vivienda. El fondo del terreno estaba abandonado, con yuyos de más un metro de altura. Todo esto provocaba malos olores, moscas, hormigas y todo tipo de insectos que llegaban hasta nuestra casa. Pero lo que más nos escandalizaba, sobre todo a Tatá, era la promiscuidad: que toda la familia durmiera en la misma pieza, solo separados por unas lonas que hacían las veces de cortinas. Ese mismo ambiente era también cocina, comedor y lugar de estar. Tatá decía: Viven como animales. Esta vecindad, de la que sólo nos separaba un alambrado, nos ponía también en contacto con sus gritos, peleas, discusiones e intimidades. Según nuestra madre, eran gente muy vulgar, se alegró cuando por fin pudieron desalojarlos después de un largo proceso judicial. Entonces limpiamos y utilizamos ese terreno y lo unimos al jardín. En esa época se incorporó a la fábrica de mi padre un carpintero italiano, llamado José Perín. Recién llegaba, había combatido en la guerra y emigró cansado de sufrir las
Nació Andrés y ya somos ocho. 1947.
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En San Bernardo en el frente del chalet “Anahí” nos reunimos los diez. Diciembre de 1951.
penurias de la posguerra. Como no tenía dónde vivir con su mujer, Victoria, y sus dos hijos, mi padre les cedió los cuartos del fondo de nuestra casa y una parte del gallinero, para que plantaran una huerta y criaran algunas gallinas. La convivencia cercana con ellos nos hizo conocer la mentalidad italiana, sus costumbres y comprender algo del idioma. Los chicos se relacionaron con nosotros. Me hice muy amigo del varón, llamado Lino, que tenía un año más que yo. Era mi mejor amigo. Después de un par de años, Perín reunió el dinero necesario para comprar un lote y construir una casa a varias cuadras de la nuestra y con el tiempo instaló su propia carpintería. Los veíamos de vez en cuanto. La hija, llamada Elena, con el tiempo se casó y tuvo hijos. Lino al terminar el primario ingresó al seminario de los sacramentinos y, aunque completó todos los estudios sacerdotales, nunca quiso ser ordenado porque no estaba seguro de su vocación. Siguió en esta congregación como hermano coadjutor, dando clases en el colegio. Después muchos años, salió y se casó. Los otros vecinos eran buena gente, con la cual teníamos trato normal. De un lado estaba una familia alemana que tenía dos hijos, un varón y una mujer, Anne y Rudolf, con la misma edad que Bernardo y Francine; con ellos nos hicimos amigos. Del otro, vivían dos solteronas con una mucama; eran maestras jubiladas que participaban mucho en la vida de la Capilla. Como no teníamos teléfono en nuestra casa, utilizábamos el de ella cuando había alguna urgencia. También teníamos buena relación con otros vecinos de enfrente o de nuestra manzana, como los Benielli (la viuda y las hijas del autor de la letra de la marcha de San Lorenzo, que había muerto en 1934), los Talento a quienes
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comprábamos miel que traían del campo en latas de 20 kilos, los Zulaica, que vivían a la vuelta de la esquina, etc. La salud y los hijos [De las memorias de mi madre]. En San Andrés aumentamos nuestra familia. Allí nacieron cinco hijos: Andrés, Myriam, Alberto, Pablito y Teresita. Siempre estuvimos muy contentos de todos los nacimientos y de ver que nuestra familia aumentaba. Hemos tenido también enfermedades y operaciones. Yo tuve hepatitis y cuando estaba curada, se contagió Rosa. Estuvo muy, muy mal, hubo que internarla en el Sanatorio de la Pequeña Compañía y estaba tan mal que hasta recibió la Extrema Unción. Pero gracias al doctor Roberts pasamos ese mal momento y volvió a ponerla en pie. Tenía un bolo fecal atascado, era absolutamente necesario que evacuara y le recetó aceite de ricino. Pero como vomitaba todo el tiempo, me parecía que eso nunca daría resultado. Le preguntó qué le gustaba, y ella respondió: Pomelos. Él le dijo: Está bien, tendrás una gran taza de pomelo. Así que le dio el aceite de ricino y después pudo beber toda su taza de pomelo. Vinieron para darle los sacramentos y estuvo ocupada con las velas, el cura, las oraciones, etc. Eso la impresionó y pudo conservar el aceite de ricino durante una hora. ¡Y con eso estaba salvada! Para salvarse o no cuando uno está enfermo, ¡a veces hace falta tan poca cosa! Hay varios que fueron operados mientras estábamos en San Andrés. Nunca fueron cosas muy graves, pero en definitiva fueron operaciones. A Bernardo y Miguel los operaron de hernia, a Beatriz y Pedro de los ojos. A Beatriz, queriendo buscar una escalera en lo de un vecino, Zulaica, se le cayó sobre el muslo el pilar que sostenía el portoncito de entrada. Tenía una lastimadura importante, tuvimos que llevarla de urgencia al Hospital de San Martín, donde la cuidaron muy bien. Después de haberla enyesado, la trajimos de vuelta a casa. Y con un poco de paciencia, se repuso. Pero le quedó una cicatriz porque el pilar era muy pesado, 16 ladrillos, y lo recibió de golpe sobre su pierna.
Nació Pablito y ya somos once, Christian había entrado al Seminario el año anterior y ya vestía sotana. 1953.
[Las cartas que recibía de la abuela Glorie nos brindan algunos detalles interesantes. Cuando se hizo la mudanza mi madre estaba embarazada. Le escribía el 9 de junio de 1947]. “Esperamos que ya estén plenamente acostumbrados en la nueva casa y que no se cansaron demasiado con la mudanza, sobre todo Yvonne con este nuevo embarazo. [Y el 27 de julio]. El momento se acerca lentamente, mi querida Yvonne, y esperamos que no tengas demasiadas molestias. Deseamos que tengas una hija para completar la familia. Las hijas se crían más fácilmente y además tienen la ventaja
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de que se las arreglan solas. Aquí las chicas tienen más oportunidades que los varones de conseguir una buena situación”.
Mi padre resolvió que debía sacarse una foto “oficial” con los doce hijos. Nos vestimos para la ocasión y fuimos a lo de un fotógrafo en San Martín, diciembre de 1954. Se publicó en la Revue des Dames de Saint André con un comentario muy elogioso en octubre de 1955.
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A pesar de estos deseos, ¡Andrés nació ochomesino el 7 de agosto y no fue mujer, ni fue el último! Los esfuerzos y el cansancio de la mudanza provocaron que rompiera bolsa. Así que tuvo de internarse urgentemente en el mismo sanatorio en que nacimos Miguel y yo (que después se mudó, lo asumió otra congregación y pasó a llamarse “Mater Dei”). En esa época no existían las ecografías y el Dr. Carlos Vollenweider, el mismo que la atendió siempre, resolvió provocar el parto, pensando que de otra manera el chico moriría. El hecho es que tenía doble bolsa (algo bastante raro) y la segunda, en la que estaba el chico, no estaba rota. Inútilmente se provocó un parto prematuro y el niño fue sacado con fórceps, lo que implicaba un sufrimiento enorme para la madre y el bebé. Pero después no surgieron otras complicaciones, mi madre volvió a casa y Andrés creció normalmente. [Al año siguiente mi madre nuevamente quedó embarazada. Cuando se lo comunicaron a la abuela, ella contestó el 26 de diciembre de 1948]. “Acabo recibir la carta en la que me anuncian el futuro nacimiento del N° 9. Que Dios los bendiga en su hogar, mis queridos hijos, a ustedes y a sus hijos, por su coraje, porque es una carga pesada. Cada hijo trae sus alegrías, pero también sus penas. Papá desde lo alto del cielo, donde seguramente está, cuidará de ustedes ya que en vida se preocupaba mucho por ustedes y sus queridos hijos”. [El 20 de mayo de 1949 añadía]. “Para el N° 9 les deseo una hija y espero que todo pase bien”. [El parto fue el 26 de mayo y parece que también nuestros padres querían que fuera mujer, ya que el 31 de mayo decía]. “Nuevamente, mis felicitaciones por el nacimiento de Myriam. Una vez más tienen lo que deseaban. ¡Seis varones habrían sido demasiado! Sobre todo si hay que asegurarle un porvenir a cada uno”. [Mi madre les escribía el 30 de mayo a Régine, que estaba a bordo del barco con el que volvían después de haber estado de vacaciones en Bélgica]. Nunca podrías adivinar desde dónde te escribo. Estoy en el Sanatorio de la Pequeña Compañía de María, donde tuve a mi pequeña Myriam. Ya ves que ella no quiso esperar tu retorno, la traviesa hizo su entrada en este mundo el 26 a las 6, 07 h y pesa 3 k. Está muy bien así como su madre. Las chicas están medio-pupilas en la Misericordia, los varones en el Marín y los más chicos con Tatá, que lamenta enormemente que no estés de vuelta. Pero qué querés, estas cosas no se pueden evitar.
Parece que el bebé está en fecha y es totalmente normal. Evidentemente no sé hacer las cuentas. Francine será la madrina y el Sr. Van Rey el padrino [un amigo de nuestro padre, que había venido a establecerse en Argentina]. El bautismo se hará el 12 de junio, fecha en que ustedes estarán aquí, de acuerdo a lo que dicen en la agencia”. [¡Y siguieron teniendo más hijos! Mi abuela decía el 10 de noviembre de 1950]. “Recibí muy bien la carta de Yvonne en la que me anunciaba la gran noticia del próximo nacimiento del hijo N° 10. Mis queridos hijos, los felicito de todo corazón. Ya no hay muchos que hacen sus deberes como ustedes, pero lamento todo el trabajo suplementario que esto les ocasiona. Felizmente el buen Dios es providente y los bendecirá en todos sus hijos. Lo principal es que se entiendan tan bien”. Mi madre comenzó a sentir lo primeros dolores mientras estaba haciendo merengues para un beneficio en la capilla; había que hacerlos lentamente con el horno a baja temperatura para que no se quemaran ni “desinflaran”. Aguantó hasta que estuvieran listos y luego llamó para que la llevaran al Sanatorio. Cuando se le contó al obstetra, él contestó: Señora, usted nunca va a tener partos rápidos por su contextura física. Ella exclamó: ¡Y me lo dicen con el décimo hijo! ¡Me hubieran avisado antes! [El 2 de diciembre de 1952 escribía]. “Mi querida Vontje, felicitaciones por el N° 11; pero recomponete rápido y no te canses demasiado, porque once dan mucho trabajo”. [Pablo nació el 29 de junio de 1953 y mi abuela escribía el 6 de julio]. “Espero que hayan recibido mi telegrama de felicitaciones para ustedes y Pablito. Deseo que mi querida Yvonne se restablezca pronto y que el bebé tenga excelente salud”. Durante el embarazo mi madre tuvo una importante inflamación del hígado y del páncreas. Estuvieron a punto de operarla, pero se curó gracias un estricto y prolongado régimen de comidas y reposo. Todo esto se reflejó en la correspondencia entre ella y mi abuela. Cuando le anunciaron que mi madre estaba nuevamente embarazada y que Tatá se iría a vivir sola, contestó el 27 de abril de 1954: “Pueden estar orgullosos de su hermosa familia, pero es muy cansador. Mi querida Yvonne, al casarte siempre dijiste que preferías tener doce hijos que no tener ninguno, y bueno, ¡estás en carrera! ¿Qué preferirías para tu doceavo, varón o nena? ¡Qué gran decisión tomó Tatá después de haber vivido tanto tiempo con ustedes! Sin duda estaba cansada, ya no es tan joven [tenía 76 ½ años]. Felizmente tenés las hijas mayores que pueden ayudarlos”.
¡Se completó la libreta de casamiento de mis padres con el nacimiento de Teresita! 1954.
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[En cada nacimiento mi padre le regalaba un enorme ramo de flores en el que siempre había rosas, que le encantaban a él, y esterlicias (también llamadas “ave del paraíso”), que le encantaban a mi madre. Con ellas iba cada vez una pequeña tarjeta con una frase]. [Para el nacimiento de Andrés]. Para mi querida mujer con todo mi amor. [Para el de Myriam]. Te quiero cada día más. [Para el de Alberto]. ¡Por la inauguración de la serie de dos números!! Con todo mi amor. [Para el de Pablo]. El corazón de los once hijos y del papá vuelan hacia Mami en este hermoso día. [Para el de Teresita]. Te quiero cada día más, hoy mucho más que ayer y mucho menos que mañana. La vida allí
El P. Rafael Cantilo después de estar en San Andrés fue enviado a Rosario (Santa Fe), donde construyó la parroquia, el colegio y el templo del Santísimo Sacramento. Foto publicada en el semanario católico “Esquiú” el 25 de noviembre de 1979.
Christian exhibe el barrilete que hizo con los colores de River Plate, en el que figuraban los años en que el club de sus amores había salido campeón. Hacia 1949.
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[Prosigue mi madre]. Vivimos once años en San Andrés. Estábamos muy contentos de nuestra estadía allí porque nos permitió conocer mucho mejor la Argentina. La gente era muy abierta, todos éramos de la Acción Católica, teníamos reuniones y así conocíamos a los vecinos. Mientras vivíamos en San Andrés, el sacerdote que atendía la Capilla desde 1946, era el padre Cantilo, el hijo del gobernador. Era un sacerdote muy apostólico, se hizo muy amigo de la familia y tuvo realmente influencia en ella. Después fue trasladado y murió en el año 1995. El tiempo en que mi familia vivió allí fue fundamental para que se insertara plenamente en nuestro país. Ya se había superado la barrera idiomática y todos hablaban castellano (Tatá lo entendía, pero siempre lo habló mal, intercalando palabras francesas “castellanizadas”). Pero, sobre todo, nos hicimos amigos de los vecinos, los chicos jugábamos y nos peleábamos con ellos. Aún hoy en día después de más de 60 años cuando mi familia se reúne, recordamos anécdotas, nombres y mil detalles de ese tiempo. Mis padres y los más grandes encontraron en las actividades de la capilla y sobre todo en la Acción Católica, un ámbito muy propicio para vincularse con otros y participar en la vida del barrio. Los más chicos andábamos en bicicleta y patines por las calles, los varones a veces entrábamos por debajo del alambrado al campo de golf para buscar pelotitas que se perdían entre los yuyos o sacar pescaditos de las lagunas (los guardias nos corrían y escapábamos). Jugábamos a las bolitas, figuritas, carreras de autitos o guerras con “coquitos” (semilla de los árboles que llamábamos “de café”, que en realidad se denominan miniotis palmata), lo cual a veces provocaba el enojo de algunos vecinos mayores, sobre todo cuando hacíamos mucho ruido a la hora de la siesta. Un día mi madre le comentó a una de ellas lo bueno que eran sus hijos y se
llevó una gran decepción cuando la otra le dijo que en realidad éramos “la piel de Judas”. En verdad no éramos lo uno ni lo otro, sino chicos normales, pero al ser varios se potenciaban nuestras virtudes y defectos. Uno de los problemas del barrio era que cuando llovía las calles se inundaban. En las esquinas había unos pequeños puentes giratorios que se colocaban para que la gente pudiera cruzarlas. En 1951 se iniciaron las tareas para entubar esas aguas y las que salían de las lagunas del Golf Club, así como asfaltar las calles por donde pasaban los caños. Las máquinas, las enormes zanjas y las montañas de tierra removida eran un gran motivo de atracción y lugar de juegos. Así como entrar en el entubamiento por el lado del Golf Club y recorrerlo cuando estuvo terminado. Myriam era amiga de las chicas de las familias vecinas y jugaban cosas más propias de ellas. Alberto, Pablo y Teresita tenían amigos de su edad. La familia pasó a ser conocida en el barrio y nos insertamos en la comunidad cristiana. Mi padre prestó unas piezas junto a las oficinas de la fábrica para hacer una salita de primeros auxilios y luego la sede de la Acción Católica y Cáritas, porque en la capilla no había salones y las religiosas no querían prestar las aulas del colegio. Integró varias comisiones, algunas en calidad de presidente.12 Siéndolo de los Hombres de Acción Católica, frecuentemente tenía a su cargo desarrollar un tema que luego era debatido por los integrantes del grupo. Como tenía la costumbre de escribir lo que iba a decir se han conservado varias de sus reflexiones, que nos ayudan a conocer su modo de pensar. Trascribo a continuación el texto de una de ellas: El oficio de padre. En la hora en la cual la sociedad vacila y busca confusamente formas nuevas, conviene verificar primero sus cimientos y reforzarlos si fuera necesario. Nuestros contemporáneos buscan a menudo remedios y reformas políticas. Es insuficiente. Creemos que la paternidad, base de la familia, lo es también de la sociedad. Creemos que sus fallas están en el origen de muchos males actuales de la sociedad. Hasta los católicos parecen a menudo desconocer la misión del padre. Es urgente reaccionar ante esta mentalidad. ¿Quién, si no es el padre, multiplica y forma a los grandes servidores de la patria? ¿Dónde puede un hombre, mejor que bajo la dirección de sus padres, iniciarse en las virtudes sociales? La sociedad de mañana será fuerte únicamente si los padres de hoy forman una generación con inteligencia y un corazón firme. Esta sociedad se encaminará desde ahora hacia un nuevo equilibrio si tiene padres verdaderos. Si ellos fallan, los valores fundamentales naufragan o toman proporciones caricaturescas: la autoridad se convierte en dictadura, la fuerza parece ser el valor supremo y hombres sin pasado 12
Myriam en el jardín de San Andrés, hacia 1953.
Teresita junto al portón de entrada del jardín de San Andrés, hacia 1956.
Historia del Pueblo de San Andrés, op. cit., p 33, 37 y 39-40.
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Andrés con sus catequistas y compañeros el día de su Primera Comunión. 8 de diciembre de 1953.
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ni porvenir hacen únicamente obras provisorias. Sólo los padres pueden transmitir plenamente el sentido de la autoridad, la obediencia, la responsabilidad, el bien común, porque estas realidades son vividas únicamente en su plenitud dentro de la familia. ¿Es un oficio ser padre? Un hombre es campesino, ingeniero o mecánico durante el día y cuando termina el trabajo suele ser padre por algunos instantes. Ser padre es una alegría y una misión, es también una responsabilidad, a veces desagradable. Es mucho más que un oficio, hace falta paciencia, aplicación, delicadeza, humildad y ambición para llegar a hacer que el niño al que se le ha dado vida llegue a ser un hombre. Pero también es un oficio, un oficio difícil, para el cual nos preparamos poco y para el que no hay aprendizajes. Un oficio importante que es posible compartir con otros trabajos, pero que los supera a todos y en el cual no hay jubilación ni renuncia. Ser padre es ante todo haber deseado a un hijo. Es una desgracia que tan pocos padres sean desde el punto de partida verdaderamente padres, en vez de víctimas del instinto o de un error de cálculo. Si la llegada de un hijo es considerada como una complicación inesperada, el padre corre el riesgo de quedar descalificado. ¡Cuánto mejor preparado para el oficio de padre estará el que rezó por la fecundidad de su unión y aceptó la finalidad que tiene el acto que llama a la vida! Él que rezó por su hijo antes de conocerlo, a su llegada tendrá el alma llena de cantos de agradecimiento porque ha mirado el
futuro y considerado el largo camino que va a recorrer. Con toda lucidez y conciencia ha medido sus fuerzas y posibilidades y ha pedido la bendición del Señor para la inmensa tarea que emprende. Cuando el hijo haya nacido, durante sus primeros años de vida esperará sólo de su madre ayuda y sostén. ¿Quedará sin empleo el amor del padre junto a su cuna? Seguro que no. Íbamos a la Capilla de Nuestra Señora de la Merced, que quedaba a tres cuadras de casa. Era atendida por sacerdotes sacramentinos, que venían del Colegio Eymard, donde tenían su seminario y quedaba a unas 25 o 30 cuadras. Después del padre Cantilo vinieron otros, los padres Comas, Alegre y Biale, pero ninguno tuvo tanta influencia en la comunidad y en mi familia como él. Allí nos prepararon para la Primera Comunión, pero Andrés y yo la hicimos en la plaza de San Martín, frente a la parroquia. El párroco quería que los chicos de todas las Capillas la hicieran el 8 de diciembre frente a su iglesia. Era una celebración multitudinaria donde la gente se insolaba y desmayaba, pero él quería que fuese así. Miguel la hizo en el Colegio Francisca Hué, al cual iba; Myriam y Alberto en la Capilla de Ntra. Sra. de la Merced el día de la fiesta patronal, el 24 de septiembre.
Reunión familiar en el jardín de San Andrés el día de la Primera Comunión de Myriam. Atrás de pie: tía Régine, tío Juan, Rose Marie, Bernardo, Beatriz y tío Hugo. Fila intermedia: Alberto (inclinado), Miguel, Pedro y Andrés. Sentados: Tatá, el abuelo Oeyen, Myriam, Francine y tío León. 24 de septiembre de 1956.
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Durante la guerra, los abuelos Glorie en sus cartas siempre lamentaban que mi madre estuviera tan lejos de ellos y cuando terminó insistían para que fuera a visitarlos con alguno de sus hijos. Esto era imposible por los sucesivos embarazos y nacimientos, así como por el costo y tiempo que demandarían un viaje en barco (la aviación comercial con pasajeros recién comenzaba, era muy cara y riesgosa). Pero después del nacimiento de Andrés comenzaron a organizar uno, lamentablemente mi madre contrajo hepatitis y luego Rose Marie se contagió, llegando a estar al borde de la muerte. Poco después mi madre quedó nuevamente embarazada y el viaje proyectado se pospuso. En esa misma época, detectaron un tumor en la cabeza su padre, que enfermó y murió al poco tiempo, el 23 de octubre de 1948, a los 67 años. Mi madre no volvió a verlo nunca más desde que partiera de Bélgica y esto fue un enorme dolor para ella. Luego se enfermó la abuela Oeyen. Todo su organismo estaba afectado por un conjunto de dolencias: diabetes, hipertensión, arteriosclerosis, exceso de peso, etc. No había forma de curarla, porque si arreglaban un problema se agravaban los demás. [Mi padre en sus memorias lo relata de este modo]. El 12 de agosto de 1949 murió mi madre. Ella finalmente había seguido a su esposo en Argentina en 1939. Pero no le gustaba América del Sur y no quiso nunca aprender el castellano. Es evidente que sin sus amigas de los “Crisantemos” con las que se reunía habitualmente, y sin su querida familia De Wulf, no sabiendo hablar castellano ni queriendo hacerlo, se había aburrido espantosamente los últimos once años de su vida. Pero no podíamos hacer nada: ¡¡No se puede cambiar de clima, idioma y costumbres sin poner un poco de buena voluntad!! Los colegios [Siguen las memorias de mi madre]. Mientras vivíamos en San Andrés, las chicas grandes iban al Colegio de la Misericordia, que estaba situado en la avenida Cabildo al 1300. De San Andrés tomaban el tren hasta Colegiales y de allí iban a pie. Los varones mayores iban al Colegio Marín. Era muy lejos. Iban con el colectivo 4 y era más o menos una hora de viaje. Hubo una época en la que Christian y Bernardo iban en bicicleta, pero en verano y por períodos cortos porque también era lejos. Debían ir muy rápido para hacerlo en 40 minutos. En esa época el camino no estaba tan transitado como ahora. Iban por Villa Ballester. No era un camino muy fácil, pero no había tanto tránsito como ahora. Actualmente hay tantos y tantos autos que no se puede ir por allí en bicicleta. En 1951, cuando Christian se recibió de bachiller, dijo que quería ser sacerdote. Alberto le dijo que lo pensara bien porque era una vocación con muchos compromisos. Pero perseveró en su idea e ingresó en
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el Seminario Menor de La Plata, porque primero debía estudiar latín. Después de un año allí, pasó al Seminario Mayor, donde estuvo varios años. Luego se fue a Roma para terminar sus estudios.
Al terminar mi primer día de clase me fueron a buscar mi padre, Rose Marie y Miguel al Colegio Ntra. Sra. de la Merced. Marzo 1948.
A medida que los menores comenzamos a ir a la escuela, lo hicimos en las de la zona: Nuestra Señora de la Merced, que quedaba a tres cuadras de casa y era atendido por las Hermanas Mercedarias y Francisca Hué, que estaba a unas 12 cuadras y lo atendía un Instituto Secular Femenino en formación (hoy en día se llama Colegio Agustiniano). Íbamos a pie. Mi madre y mis hermanas mayores a veces nos iban a buscar en bicicleta. Miguel y Andrés fueron luego por unos años al Colegio Santa Ana, de Villa Ballester, al que iban en tren. En los últimos años que estábamos en San Andrés, Miguel, Andrés y yo fuimos con Bernardo al Colegio Marín, de San Isidro.
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11 LOS
ÚLTIMOS AÑOS EN SAN ANDRÉS
La época peronista
LUTO OBLIGATORIO
Cuando murió Evita, durante los días de duelo nacional todos los empleados públicos de cualquier dependencia y jerarquía debían llevar obligatoriamente corbata y brazalete negro, signos de luto que eran habituales en esa época. Un vecino de San Andrés se negó a cumplir esta directiva porque poco antes había muerto su esposa y no le habían permitido usarlos en su horario de trabajo, dijo: Si no puedo llevar luto por mi esposa, tampoco lo voy a llevar porque se haya muerto la esposa del Presidente de la República. Fue severamente sancionado por sus superiores.
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Sobre Perón y sus mandatos presidenciales se han escrito miles de libros, a favor y en contra, con pormenorizados estudios y análisis, tanto políticos, como económicos y sociales. No pretendo polemizar con ellos, sólo ubicar la época y describir cómo lo hemos vivido en mi familia. A partir de 1943, con el apoyo del ejército, Perón intervino directamente en la conducción del país, inicialmente como Secretario de Trabajo, luego como Vicepresidente y finalmente como Presidente. Inspirado en las ideas de los socialistas y alentado por su mujer, Evita, cambió las leyes laborales: se crearon los convenios colectivos, los sindicatos cobraron mucha fuerza, los impuestos aumentaron, los obreros comenzaron a tener obras sociales, aguinaldo, jubilación, vacaciones pagas, etc. También impulsó la promoción de la mujer, implantó el voto femenino universal, ya que hasta ese momento las mujeres no votaban, ni participaban en la política. Ningún presidente anterior ni posterior construyó tantas escuelas y hospitales en el país. Obtuvo gran apoyo popular, al mismo tiempo que el rechazo de amplios sectores liberales y conservadores que controlaban la economía. El Cardenal Copello, arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, lo apoyó, así como numerosos obispos y sacerdotes porque parecía estar poniendo en práctica las enseñanzas de las encíclicas papales Rerum Novarum, de León XIII, y Quadragessimo Anno, Pio XI. Veían en esas medidas el mejor modo de evitar que los comunistas y socialistas dominaran los sindicatos, como había ocurrido en muchos países, y que desde allí se adueñaran del poder. Esos avances en el campo social no fueron acompañados por adecuadas medidas económicas. Quiso transformar un país agroexportador en una nación industrial (hasta ese momento aquí sólo se fabricaban galletitas, vinos y licores). Es innegable que con él comenzó la siderurgia, la petroquímica, la industria automotriz, textil, farmacéutica, etc. Pero al mismo tiempo combatió a los productores agrarios (mató la gallina de los huevos de oro) y dilapidó las reservas del Banco Central comprando los ferrocarriles a los ingleses. Cuando asumió el gobierno, Argentina figuraba entre las naciones más ricas del mundo, aunque esta riqueza estaba
concentrada en manos del gobierno y de unos pocos terratenientes, a quienes llamaba “la oligarquía”. Administró muy mal y llevó al país a una profunda crisis económica, a tal punto que en su segundo período presidencial había cortes de luz y se comía pan negro. Perón quería ser un líder al estilo de Hitler y Mussolini, aunque sin llegar a los mismos extremos. Comenzó por perseguir a políticos y sindicalistas opositores, cerrar diarios y radios críticas y rodearse de un pequeño grupo de obsecuentes, que le era absolutamente fiel, convocando a las masas populares para aparecer ante ellos como un líder carismático y único, la “Marcha peronista” es reflejo de esto. Reformó la Constitución para ser reelegido y en el segundo mandato sus errores en el ámbito económico, la insipiente persecución política y su personalismo lo llevaron a perder el apoyo de parte del ejército que se sumó a la oposición y a la Marina, que nunca lo apoyó. Progresivamente fue también perdiendo la adhesión eclesial cuando promovió que se “santificara” a Evita en vida, poniéndola como modelo en los libros escolares (cuando yo era chico, en las escuelas del Estado había libros de lectura para Primer Grado en los que se había reemplazado la clásica frase: “Mi mamá me ama” por “Evita me ama”), cosa que se acrecentó después de su muerte. Consciente de la irritación que se instalaba en la jerarquía eclesiástica, Perón la desafió abiertamente aprobando la ley del divorcio, totalmente rechazada por la Iglesia. Esto provocó la ruptura y muchos católicos se enrolaron en la oposición. Como en esa época no existía la televisión, Internet, ni las redes sociales, la difusión de las ideas se hacía a través de las radios y los diarios. Al no poder estos hablar abiertamente, comenzaron a circular “panfletos”, hojas de papel multicopiadas que se pasaban de mano en mano y contenían todo tipo de críticas, comentarios, acusaciones ciertas o falsas. Uno de los puntos preferidos era denunciar su enriquecimiento personal y el de su entorno, acusándolos de corrupción y robo. La fiesta de Corpus Christi, el 11 junio de 1955, y la tradicional procesión que se hacía en la Catedral de Buenos Aires, fueron la ocasión elegida para que la oposición se manifestara multitudinaria y masivamente. Perón y su entorno acusaron a los católicos de haber quemado la bandera nacional después la procesión (algo absolutamente falso) y expulsó del país al obispo auxiliar de Buenos y dos sacerdotes. El 16 de junio aviones de la Armada bombardearon Plaza de Mayo, provocando la muerte de algunos civiles, heridas a muchos más y daños en edificios públicos. Como represalia, Perón mandó incendiar varias de las más antiguas iglesias porteñas y la Curia de Buenos Aires (se perdieron para siempre infinidad de documentos de gran valor
HONRAS FÚNEBRES
El cuerpo de Evita fue embalsamado y ante él desfilaron cientos de miles de personas a lo largo de muchos días. Siguió siendo una figura emblemática para los peronistas y en 2002, al cumplirse el cincuentenario de su muerte, el Banco Central acuñó una moneda conmemorativa de 2 pesos.
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CONFUSIÓN POLICIAL
Después de la quema de las iglesias en Buenos Aires, los católicos temieron que en todo el país se desatara una persecución religiosa (cosa que nunca llegó a concretarse). En el frente de los salones que mi padre había prestado a la Acción Católica Argentina habían colocado el escudo de la institución, que tenía en la parte superior su sigla: ACA, con una cruz azul sobre un fondo gris. En esa época había cortes de luz y estaba prohibido iluminar vidrieras y carteles, pero por error seguían encendiendo cada noche el tubo fluorescente que iluminaba el escudo. Una noche paró un patrullero y preguntó quién era el responsable del lugar, dijeron que era mi padre. Fueron a mi casa y el oficial a cargo le dijo: Señor, no lo voy a sancionar porque se trata del Automóvil Club Argentino, pero por favor apague el cartel para que yo no tenga complicaciones con mis superiores. A mi padre se le aflojó el nudo que tenía en el estómago y con una amplia sonrisa aliviada le dijo: Muchas gracias, oficial, hoy mismo lo haré. El buen hombre no sabía diferenciar el Automóvil Club de la Acción Católica y eso evitó un conflicto.
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histórico y joyas del arte colonial). Encarceló a algunos obispos y sacerdotes, a raíz de lo cual todos los demás dejaron de usar la clásica sotana, que era su signo distintivo y se cerraron los seminarios. Mons. Plaza, obispo de Azul, lo excomulgó. Tres meses más tarde, el 16 de septiembre, se iniciaba la Revolución Libertadora que derrotó a Perón y el 23 asumía la presidencia del país el general Eduardo Lonardi, ante una Plaza de Mayo desbordante de gente que gritaba: No venimos por decreto, ni nos pagan el boleto. En su discurso declaró que no había “vencedores, ni vencidos”, pero en noviembre fue reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, que impuso un gobierno mucho más duro hacia los peronistas de lo proclamara su predecesor (que murió de cáncer pocos meses más tarde). Mi padre, que se había sentido perjudicado por los cambios en las leyes sociales, como fiel dirigente de la Acción Católica se enroló plenamente en el antiperonismo y también lo hicieron mis hermanos mayores. En mi casa, en el fondo de un viejo lavarropas en desuso, se escondían los panfletos y ellos se reunían con otros integrantes de la Acción Católica para ver cómo combatir las ideas y decisiones que provenían de la Casa Rosada, y cómo distribuir panfletos en la zona. Al cumplir 45 años, el ejército belga le dio la baja como teniente de reserva por haber pasado el límite de edad establecida. Habiendo terminado de este modo sus obligaciones con su país de origen, solicitó y obtuvo la ciudadanía argentina. Quería participar en las elecciones y en la vida del país en el que había decidido residir e instalar su familia. El 16 de junio de 1955, desde el jardín de nuestra casa se veían los aviones que bajaban en picada sobre la Plaza de Mayo. Chicos y grandes los mirábamos aunque estábamos muy lejos como para escuchar las bombas, ruidos y gritos, pero escuchábamos Radio Colonia, por la que se transmitían las noticias que no salían en las del país. Esa noche, después de la quema de las iglesias en Buenos Aires, los dirigentes de la Junta Parroquial y las religiosas del Colegio Ntra. Sra. de la Merced decidieron retirar el Santísimo Sacramento de la capilla, por temor a que fuera profanado en un ataque como el que habían sufrido las iglesias de la Capital. Mi padre, como presidente de la Acción Católica, fue el encargado de llevarlo a mi casa, donde estuvo guardado en un armario por varios días. Esto era algo absolutamente extraordinario, pues los laicos no podían tocar los cálices ni copones, y mucho menos llevar el Santísimo a su casa. Sólo se justificaba por una persecución religiosa, que era lo que temían que se desatara en el país. Al cerrarse el Seminario de La Plata, Christian volvió a
casa trayendo consigo a varios de sus compañeros, entre ellos a Emilio Bianchi di Cárcano, que muchos años más tarde sería obispo de Azul. Mi padre apoyó plenamente la Revolución Libertadora y estuvo con varios de sus hijos en la Plaza de Mayo cuando asumió Lonardi. Al día siguiente Christian se fue a Roma. El incendio de la fábrica Todas las medidas sociales implantadas por Perón afectaban directamente el funcionamiento de las empresas. Mi padre tenía en ese momento unos 15 o 20 operarios en la fábrica de muebles para niños. Las constantes modificaciones de las reglas de juego y los conflictos que se generaron con el personal, fueron desgastando la relación y lo llevaron a pensar en cambiar de actividad. Comenzó a invertir en el ámbito inmobiliario comprando algunos terrenos y casas viejas para reciclar, al mismo tiempo que buscaba desprenderse de la fábrica. Esto lo llevó a mudarse con su familia a San Andrés. Después de unos años comenzó a edificar en esos terrenos, en primer lugar en una gran parcela del jardín de la casa de Martínez, en la esquina de Eduardo Costa y Sarmiento, en la que construyó una serie de departamentos y dos locales. También logró alquilar la fábrica a un grupo judío, pero aparecieron dificultades con ellos, especialmente con respecto al atraso en los pagos. Aunque estaba contento por haberse sacado de encima la conducción de la misma, la solución encontrada no era plenamente satisfactoria. A pesar de eso, como la situación económica de mi familia pasaba por un momento de tranquilidad, pensaron que era bueno que Rose Marie, que terminaba el colegio secundario, realizara el viaje a Europa que tantas veces había sido pospuesto. Pero la noche del 6 de diciembre de 1955 estalló un incendio que destruyó totalmente la fábrica. Siempre sospecharon
Negocios y departamentos que mi padre edificó en la esquina de Sarmiento y Eduardo Costa, Martínez, hacia 1949.
Después del incendio, mi padre inspecciona los restos de lo que habían sido las oficinas de la fábrica. 6 de diciembre de 1955.
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que uno de los obreros, que había sido echado por quienes la conducían, se quiso vengar y provocó el desastre. Pero no se pudo probar. [Así lo relata mi madre]. Me habría gustado mucho que Rose Marie hiciera un viaje a Europa para conocer a mi mamá y a sus tíos de allá. Pero por desgracia, una noche, de golpe la fábrica se incendió y quedó totalmente destruida. Bernardo vino a despertarnos a Alberto y a mí, diciéndonos: Pasa algo raro. Parece que se quema la fábrica, porque desde mi cuarto se oyen ruidos. Entonces fuimos a ver y efectivamente la fábrica se incendiaba. Los bomberos vinieron, pero no había agua. Con camiones iban a buscarla, pero no pudieron apagarlo. En realidad se quemó toda la fábrica. Era un desastre para Alberto porque él percibía el alquiler en ese momento. Pero los inquilinos eran malos y no tenían al día el seguro, entonces no obtuvimos nada o muy poca cosa, y perdimos. Teníamos el terreno. Pero la fábrica en sí misma, ya no existía. Entonces Alberto dijo: Es absolutamente imposible hacer viajes ahora. Lo dejaremos para más adelante.
Después del incendio, los inquilinos inspeccionan los restos de lo que había sido el taller de la fábrica. 6 de diciembre de 1955.
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Tatá lo ayudó económicamente y también tante Julienne Willems. Consiguió becas parciales en los colegios de los hijos, hipotecó su casa y algunos terrenos y salió adelante. En realidad mi padre era un hombre que no tenía miedo ante los peligros y siempre confiaba en Dios, no se desalentaba ni deprimía ante las dificultades. Tuvo que enfrentar varias en su vida y nunca bajó los brazos, consciente de la necesidad de mantener la gran familia que había formado. Y tuvo a su lado una gran compañera, mi madre, que sabía encontrar la manera de “estirar” la plata de modo que alcanzara para cubrir las necesidades de todos. Priorizando la buena educación en colegios pagos y la mejor atención de la salud, ahorraba en los rubros restantes. Ella misma lavaba, planchaba, cosía y tejía gran parte de nuestra ropa, arreglando para los menores lo que les quedaba chico a los mayores. Hacía las compras, buscando siempre lo que se adecuaba a su presupuesto, aprovechando las ferias municipales, las liquidaciones y todas las ofertas. Cocinaba ella misma y por cierto todo era muy rico. Compraba frutas de descarte y hacía gran cantidad de excelentes dulces caseros, etc. Incluso en alguna época ayudó a mi padre en la fabricación de las cunas y camitas para los bebes, pintado los “muñecos” que colocaban en las cabeceras. Como siempre había que cuidar “el peso”, por largos períodos los hijos no recibíamos ninguna mensualidad para nuestros gastos, sino que debíamos ganarla haciendo trabajos de mantenimiento en la casa o el jardín. Eso nos fue enseñando que tener dinero supone trabajo, esfuerzo e iniciativas y que hay que administrarlo adecuadamente. Asimilando estas enseñanzas las chicas sabían
tejer, coser y cocinar; con Miguel y Andrés juntábamos vidrio y metal que luego negociábamos con los “botelleros” (precursores de los “cartoneros”, cuando estos no existían), hacíamos barriletes y soldaditos de plomo que vendíamos, etc. La parroquia Ntra. Sra. de Luján La parroquia de San Martín, llamada en esa época “de Jesús Amoroso”, comprendía un territorio enorme y muy poblado. La atención pastoral se daba por medio de varias capillas en las que se celebraba misa, pero no se hacían bautismos, ni casamientos y en varias la atención pastoral era muy limitada. Con el paso del tiempo se vio la necesidad de dividir el territorio, creando nuevas parroquias. En la zona de San Andrés en la que habitábamos, la única capilla era la de Ntra. Sra. de la Merced y aunque no tenía salones, a partir de la acción del P. Cantilo se había creado una comunidad eclesialmente muy activa. Las reuniones se hacían en las casas de familia y en los locales que prestaba mi padre. La gente pedía que se creara una parroquia, pero allí no era posible pues no había terreno en el que se pudiera construir la casa parroquial y las instalaciones necesarias. Se creó una Comisión y en la historia local consta lo siguiente: “Para completar las ideas de este esfuerzo comunitario por la fundación de la parroquia, iniciado por el padre Rafael Cantilo, debemos agregar que en 1953 tres miembros de la Acción Católica: Zulaica, Oeyen y Petrillo, mantienen entrevistas con el Golf Club de San Andrés y esta institución dona un terreno de media manzana al Arzobispado de La Plata. El párroco, P. Clovis Fernández, Zulaica, Oeyen y Petrillo viajan a La Plata, donde monseñor Solari acepta la donación. Poco después se realiza una importante reunión de las fuerzas católicas de San Andrés en la casa de la Sra. Pacheco de Mazzuchi, a la que asiste el R.P. Clovis Fernández y crea una Comisión Pro Templo, formada por Alberto Oeyen, Germán Zulaica, Elina Benielli y José Petrillo. Monseñor Plaza autoriza iniciar las obras cuando el padre Amadeo Gambín estaba a cargo de ella y el 21 de octubre de 1956 se bendice la piedra fundamental del templo, que se iniciará como una Vicaría con el propio padre Gambín. Posteriormente, los padres Agustinos Recoletos acuerdan radicarse en San Andrés y construirán la Parroquia de Luján y su Seminario, que son las instalaciones actualmente existentes, asimismo se hacen cargo de la capilla y del colegio Francisca Hué, que había pasado por distintas administraciones de otras órdenes sin éxito”.13 13
Credencial de mi padre como presidente de la Comisión Pro Templo Parroquial de la Villa Golf Club y Barrio Parque de San Andrés. 1953.
Momento en el que se coloca la piedra fundamental del templo parroquial de Ntra. Sra. de Luján, San Andrés, ante la mirada de autoridades y vecinos. A la derecha está mi padre. 21 de octubre de 1956.
Historia del Pueblo de San Andrés, op. cit., p 42 y 38.
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El terreno estaba ubicado del otro lado del Golf, en la calle Campos 547, lejos de nuestra casa, en un sector en el que, por iniciativa del P. Cantilo, una réplica de la imagen de la Virgen de Luján visitaba las casas desde 1947. Por eso se la puso como titular de la nueva parroquia. Mi padre era presidente de esa Comisión, pero en enero de 1958 presentó la renuncia porque se mudaba a Martínez
Arriba
El padre Gambín (a la izquierda) señala en el pergamino el lugar donde deben firmar las autoridades antes de la colocación de la piedra fundamental, lo acompaña un grupo de vecinos. 21 de octubre de 1956. Abajo
Mons. Miguel Raspanti, recientemente nombrado obispo de Morón, visitó la parroquia Ntra. Sra. de Luján en San Andrés que pertenecía a su diócesis. Mi padre y el P. Gambín están a su derecha. 1957.
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y lo nombraron Presidente Honorario. Habían conseguido el terreno y edificado en el fondo un gran salón multiuso donde se celebraba misa. La vivienda del P. Gambín estaba en la planta alta. Para acceder allí construyeron una amplia vereda y los chicos de la comunidad éramos los encargados de conseguir el dinero por medio de bonos, que equivalían a una baldosa. Mi hermano Andrés y yo ganamos un premio por ser los que más vendimos. Este sacerdote era de origen italiano y pertenecía al clero de Bahía Blanca, donde iba periódicamente en su poderosa moto de alta cilindrada. En diciembre de 1958 se reincorporó a su diócesis. Fue una lástima porque se había hecho querer en el barrio. En junio de 1961 volvió a San Andrés para celebrar sus Bodas de Plata Sacerdotales. Poco tiempo después, un verano en que había ido a pasar el día a la playa de Monte Hermoso con unos amigos, fue a nadar después de haber comido un abundante asado regado con buen vino; tuvo un calambre y se ahogó. Después los Agustinos Recoletos se hicieron cargo de la parroquia y construyeron el templo actual, que es totalmente diferente del que se había proyectado anteriormente, y junto a él un seminario para esa congregación. Los últimos años en San Andrés Al terminar el secundario, Rose Marie y Beatriz hicieron cursos de secretariado y consiguieron trabajo en oficinas, Francine estudió decoración de interiores y se quedó en casa para ayudar a mi madre, porque Tatá se había ido a vivir sola en Belgrano. Bernardo comenzó Agronomía, pero no le fue bien, luego estudió apicultura y fue a trabajar a un campo, pero no le gustaba. Rose Marie, Bernardo, Francine y Beatriz encontraron en la Acción Católica amigos con los que también se divertían y conocían gente en el barrio y en otras parroquias. En esa época los jóvenes no iban a boliches, sino que se reunían en las casas y allí organizaban fiestas de 15 o 20 personas en las que bailaban (los llamaban “asaltos” y cada uno llevaba algo para comer o tomar). [Mi madre relata el fruto de uno de esos bailes]. Rose Marie se había puesto de novia con Antonio Bugan mientras estábamos en San Andrés. Lo había conocido en lo de la familia Tomsin, en Florida, en un baile que habían organizado. En esa reunión Tono se había olvidado de pedirle a Rosa su dirección, etc. Pero sabía que estudiaba religión en el centro. Entonces fue a esperarla a la salida del Instituto de Cultura Superior Religiosa de la calle Rodríguez Peña, Buenos Aires. Después comenzaron a salir regularmente, se pusieron de novios. Mis padres pensaron en ir a vivir a San Andrés por dos o tres años, para liquidar la fábrica y volver a Martínez. Pero la liquidación demandó más tiempo y los cambios que se
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Arriba
Beatriz, Rose Marie y Francine fueron a pasar unos días a Mendoza. Enero de 1958. Página siguiente (arriba)
Estampa de la primera misa celebrada por Christian en la Parroquia de Ntra. Sra. de Luján, San Andrés. 2 de agosto de 1959. Página siguiente (abajo)
Tatá, Christian y tío Hugo fueron a pasear con las mellizas Bea y Minú. 1959.
introdujeron en ley de alquileres les impidieron durante once años recuperar la casa de Eduardo Costa, porque el gobierno peronista había "congelado" los alquileres. O sea, que cuando vencían los contratos no se podía subir el monto pactado inicialmente, ni desalojar al inquilino. Esto fue muy negativo para el país porque se dejó de edificar y de alquilar. Y a nosotros nos obligó a quedarnos en San Andrés más tiempo del previsto inicialmente. [Mi madre menciona en sus memorias la forma en que pudimos recuperar nuestra casa]. Pero el buen Dios siempre nos ayudó. Porque en ese momento salió una ley que decía que las casas que habían sido alquiladas a una fábrica y que los propietarios querían recuperarlas, podían hacerlo. Si ellos tenían una familia, una gran familia y la casa en la que vivían se había vuelto demasiado chica y un montón de condiciones como esas, podían iniciar un juicio para recuperarla. Alberto tenía un muy buen abogado. Comenzamos a hacer los trámites y aproximadamente después de dos años ganamos el juicio. Y Olivero, que había alquilado nuestra casa de la calle Eduardo Costa tuvo que irse. En cuanto nos devolvieron la casa, retornamos allí, lo que facilitaba mucho las cosas para Alberto. Al principio mantuvimos algunos contactos con los amigos que teníamos en San Andrés, luego los vínculos se fueron
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diluyendo y sólo ocasionalmente volvían mi padre o uno de mis hermanos, algún vecino nos visitaba o lo encontrábamos en alguna reunión. Christian celebró una misa en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján el 2 de agosto de 1959, al volver al país poco después de que lo ordenaran. Yo también celebré una en la Capilla Ntra. Sra. de la Merced después de mi ordenación y además, también fui el 24 de septiembre de 2000 para entronizar la imagen de la Virgen de la Merced en la plaza Las Heras, detrás de la Capilla.14 Cuando volvíamos, mil recuerdos acudían a nuestra mente al recorrer esas calles que, a pesar de los cambios que se producían por el paso del tiempo, seguían siendo muy parecidas a lo que habíamos conocido.
14
Historia del Pueblo de San Andrés, op. cit., p 50 a.
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12 REGRESO
A
MARTÍNEZ
Recuperamos la casa El 1º de enero de 1958 los Olivero nos devolvieron la casa de Eduardo Costa 1824, Martínez. Por más de diez años la había usado como depósito de las zapatillas que fabricaban y la habían dejado en un estado lamentable, imposible de ser habitada, no había luz, ni agua, tenía vidrios rotos, puertas y ventanas que cerraban mal, etc. Mi padre resolvió que inmediatamente fuésemos a vivir allí Bernardo, que había vuelto del campo y abandonado la apicultura, y yo, que había terminado 3er. año de secundario sin llevarme materias a examen. Él tenía 21 años y yo 15. Nuestra tarea era impedir que extraños ocupen la casa o roben cualquier cosa y al mismo tiempo, controlar que los obreros contratados la arreglaran. Había albañiles, electricistas, plomeros, pintores, etc. Debíamos comprar los materiales, ver que entregaran bien los pedidos y que cada uno hiciera lo que se le había indicado, etc. Mi padre venía casi todos los días, controlaba lo que se había hecho, daba las indicaciones necesarias y nos entregaba plata para las compras y sueldos. Yo llevaba el control de los gastos y manejaba la caja, así aprendí algunas nociones contables. Nos habíamos mudado con lo elemental para vestirnos y vivir. Nos acomodamos en una de las piezas de la planta alta que estaba un poco mejor, allí dormíamos, nos iluminábamos de noche con un farol “Sol de noche” y cocinábamos en un calentador. Sacábamos agua en baldes de la única canilla que funcionaba y estaba en el jardín, así nos higienizábamos como podíamos. Bernardo había vivido en el campo solo por varios meses y sabía cocinar lo elemental: fideos, bifes o huevos fritos. Yo tuve que aprender todo. A veces mirábamos con envidia el asadito del mediodía que comían los obreros y que alguna vez compartieron. Teníamos con nosotros a Max, un perro de la calle que había llegado a nuestra casa en San Andrés herido en una pata. Lo habíamos curado e incorporado a la vida familiar, a pesar de las protestas de nuestra madre que decía tener suficiente trabajo con sus hijos como para tener que cuidar de un perro. Le prometimos que nosotros nos encargaríamos de él y accedió. Tenía su cucha en el jardín.
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Andrés, Miguel y Pedro jugando con su perro “Max” en el jardín de San Andrés. 1957.
En Martínez de día a veces lo atábamos afuera para que no molestara a los obreros y por noche lo dejábamos suelto dentro de la casa, en la planta baja, para que nos protegiera y aunque no era muy valiente, sus ladridos nos avisaran si alguien entraba. Una noche nos despertamos oyendo ruidos extraños. Era como si alguien golpeara tratando de entrar en la casa, pero Max no ladraba, sólo gemía de vez en cuanto. Nos asustamos mucho, encendimos el farol y con múltiples precauciones bajamos la escalera. A mitad de camino lo encontramos. Había metido la cabeza en un hueco entre dos tablas y no podía sacarla. Aliviados lo liberamos y seguimos durmiendo. Cuando comenzaron las clases, una parte de la casa estaba habitable y algunos miembros de la familia se mudaron. En uno de esos viajes llevamos a Max de vuelta a San Andrés, pero una noche se escapó y ya no pudimos encontrarlo. Las Bodas de Plata y viaje de mi madre a Europa El 20 de mayo, con la familia nuevamente reunida festejamos las Bodas de Plata de mis padres, con una misa en la Parroquia de Santa Teresita y un almuerzo en casa. Recibieron un telegrama de la Secretaría de Estado del Vaticano: “Su Santidad feliz motivo Bodas Plata Matrimoniales Alberto Oeyen - Ivonne Glorie otórgales con paternales votos pedida bendición apostólica extensiva familia. Dellacqua Sustituto”. Mi madre había proyectado muchas veces viajar a Bélgica para ver a sus padres y hermanos, pero por distintos motivos siempre debió postergarlo. No pudo hacerlo antes de la muerte de su padre, pero esperaba volver a ver a su
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madre. Como estaba prevista la ordenación sacerdotal de Christian en Roma para octubre de ese año, pensó que era una buena oportunidad para verla. Lo relató así:
Telegrama enviado por la Santa Sede a mis padres por su Bodas de Plata Matrimoniales.
Llegando a Martínez festejamos nuestros 25 años de matrimonio, nuestras Bodas de Plata. Nos sentíamos muy viejos entonces (se sonríe). Pero después se nos pasó. Más tarde nos sentíamos mucho más jóvenes (vuelve a sonreírse). Luego me fui a Europa. Antes de irme, cuando se hizo el proyecto del viaje, mamá aun vivía. Pero, desgraciadamente, cuando llegué allí ella acababa de morir, el 25 de enero anterior. Así que nunca volví a ver ni a mi padre, ni a mi madre. Tenía a mis hermanos que vivían en Europa. Los visité a los tres. Llegué a Europa el mismo año en el mes de agosto. Evidentemente fue muy triste no ver más a mamá. Pero en esas cosas no hay nada que hacerle. Es el buen Dios que decide la hora de nuestra muerte. Mi estadía en Europa me permitió ocuparme de la sucesión de mis padres. Entonces pude enviar a Alberto la plata de la herencia mientras yo estaba allí. Y era el momento en que Christian debía ser ordenado sacerdote en Roma. Así que, aproveché el viaje, después André y Simone me llevaron allí. Hicimos el viaje en auto, fue muy interesante. Asistieron conmigo a la ordenación. Aprovechamos para visitar Roma. Christian había hecho un curso para conocer bien los monumentos. Por eso, nos llevaba por todas partes y podía dar todas las explicaciones. Era muy interesante. Estaba allí en el Colegio Pío Latino Americano, que ya no existe, lo mudaron. Mi madre viajó en el buque “Claude Bernard”, de los “Chargeurs Réunis” y durante el viaje envió varias tarjetas. También mi padre le escribió varias cartas y se conservan cuatro. Transcribo parte de esta correspondencia: Río de Janeiro. Querido Pablito, te mando la foto del barco a vos que te gustaría ser capitán. Espero que Teresita haya recibido la carta desde Santos. No me voy a olvidar de tu tren a cuerda. Espero que te portes muy bien y que tomes mucha leche del “Lecherito cumplidor”. Grandes besos. Mamita. Vigo. Querido Albertito, te felicito por las buenas notas que tuviste en la escuela. Me falta poco para llegar. Espero que siempre te portes bien. Está bastante fresco y tuve que ponerme el abrigo para ir a cubierta. Muchos besos. Mamá. 27 de agosto. A bordo. Queridos hijos, ya falta poco para llegar. Estamos en este momento en el Golfo de Vizcaya y el barco se mueve bastante. Muchos pasajeros bajaron en Vigo, por lo cual hay más lugar. Ya casi terminé de armar mis valijas, sólo me faltan los vestidos y el
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salto de cama. Estaré muy contenta de ver a Christian. Muchos besos a todos. Yvonne. Llegó al puerto de Le Havre, Francia, el 28 de agosto, donde fue a esperarla su hermano André con su familia, y después la llevaron a su casa. También estaba Christian, al que no veía desde 1955. El 30 de agosto, él lo relató de esta manera en una carta a mi padre: “El barco llegó como estaba previsto, ayer por la mañana. Éramos cinco sobre el muelle: el tío André, la tía Simone, Patrick, Freddy y yo. Cuando llegué, el barco sólo estaba a pocos metros. Freddy corrió a mi encuentro y me mostró dónde estaba Mami, que saludaba con la mano. Pasó una hora antes de que pudiéramos subir al barco, pero hablamos desde el comienzo porque permitían que nos acercáramos hasta el borde del muelle. No puedo explicarte los abrazos, etcétera, etcétera, pero seguro que te los imaginás. El viaje en auto fue excelente, aunque hacía algo de calor (¡para Bélgica!, es decir 29º), lo que molestaba un poco a todos, ¡salvo a los ‘representantes de Argentina’, que lo sobrellevaban sin problemas! Pero estuvimos contentos cuando llegamos por la noche a Brujas, donde toda la familia se había reunido. Por la mañana recibimos la visita de otros parientes, la tía Julia De Wulf, Thérèse De Wulf y sus hijos, los Monteyne, etc. Le di la comunión a Mami esta mañana en la iglesia del Christ Roi [donde mis padres se habían casado]. Creo que fue muy emocionante para ambos”15. [Mi padre también escribía ese mismo día] Querida Yvonne, querido Christian, estoy muy feliz de saber por el telegrama que llegó hoy, que se reunieron. Aquí todo anda bien, la gran novedad es que Bernardo se va a trabajar a Bariloche. El lunes pasado les escribió una larga carta, que llevó él mismo al correo, pero fue tan vivo que puso la dirección de Brujas. Trabajará como ayudante del ingeniero Bezozzi para completar la construcción de 42 km de ruta. Esto demandará ocho meses, durante los cuales probablemente no podrá volver a casa (en mi opinión, ese es el punto negativo). Al comienzo ganará $ 2.200 y tendrá aumentos si su trabajo es satisfactorio, hasta llegar a $ 4.500 después de ocho meses si quiere continuar y hacer otra ruta en Mendoza. A la larga puede llegar a ganar $ 7.000 como jefe de obra. Bezozzi promete enseñarle todo lo que pueda y llevarlo a pescar y cazar los domingos, enseñarle a manejar coches, etc. El otro punto negro (sobre todo a su edad) es que en general los domingos estará lejos de las iglesias. A pesar de todo, me parece que lo mejor es dejarlo tentar suerte. Si aguanta, le hará un bien enorme; y si no, habrá visto Bariloche y estará de vuelta en quince días o un mes. Tendrá alojamiento, la comida es compartida con los demás. Se lleva la cama de Pepé [Pedro] y por supuesto me encargaré de que se lleve todo lo necesario.
Mi madre viajó en el “Claude Bernard” cuando fue a Europa en 1958.
15 En esa época sólo los sacerdotes y diáconos podían distribuir la comunión, no existían ministros laicos.
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Otra novedad es que el sacerdote jesuita que celebró la misa de compromiso de Nanette [Rose Marie] acaba de ser condenado por la Conferencia Episcopal Argentina por los escritos que publicó con respecto a la ley de divorcio. Los obispos refutan sus argumentos con una larga carta pastoral que salió en todos los diarios.
En la ordenación de Christian en Roma, Mons. Samoré le impone las manos. 26 de octubre de 1958.
Con respecto a los cigarros te escribiré en la próxima carta, lo mismo que por las cuentas de Kikí [Christian], porque Francine debe llevar la carta al correo y de otro modo la llevaría el lunes, con 48 h de demora. Pienso mucho en ustedes dos, pero no me aflijo demasiado por no estar con ustedes; realmente creo que hice bien en quedarme. Muchos besos a los dos, los quiero. Alberto. [El 14 de septiembre repitió noticias de la anterior porque hubo una huelga de nueve días en el correo16 y tenía miedo de que las cartas se hubieran perdido, y agregaba otras]. Mi muy querida mujercita, Bea trabaja en la Sucesión Mommaerts, en las oficinas del centro, con un horario de 12 a 19 h y un salario de $ 2.000. Está muy contenta. Hugo se lo consiguió porque tiene influencia allí. Botte [Beatriz] cree que tiene capitales allí porque lo que escondieron del fisco está en la caja de seguridad de Hugo y él da y recibe los fondos. Josefa más o menos perdió el reclamo judicial que hacía. Pero como podía apelar, finalmente llegamos a un acuerdo. Se va el 8 de diciembre y recibe $ 3.500 (de los cuales, $ 1.500 se los lleva su abogado).17 Pedro fue a un retiro espiritual y volvió planteándose la vocación. Después de una discusión (amable, por supuesto), lo envié a que hablara con el P. Moreno, a quien conocí el 15 de agosto. A Pedro le parecía que era la persona indicada, pues va a su misa los domingos. El padre dice que estudiará el asunto. Ya veremos. Los novios están bien, pero Antonio sigue en punto muerto. Su padre está aún en Europa. Pienso mucho en vos, mi amor, y cuento los días que faltan para tu regreso. No tengo cartas tuyas, pero no hay nada que hacer con esta desgraciada huelga. Pienso también seguido en mi querido hijo mayor, que tan pronto será sacerdote. Rezo seguido por él. Hace unos diez días la Aeronáutica se rebeló, también hubo lío en la Marina, pero el gobierno ganó la partida. Entre los que fueron arrestados figura el yerno de Benielli (comodoro González), que perdió su puesto. En fin esto es provisorio porque seguramente habrá otros intentos. En este momento el conflicto es muy fuerte con respecto a la “enseñanza libre”. 16 Frondizi había asumido la presidencia de la Argentina el 1º de mayo de ese año y enfrentaba los primeros problemas con los sindicatos peronistas y las fuerzas armadas. 17 Era antiguamente mucama en nuestra casa y se había quedado con su familia en las piezas que estaban junto al garaje. El marido era obrero portuario y tenía gallos de riña. Reclamaban una gran indemnización para irse.
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Espero que esta carta te llegue. Te abrazo con todo mi corazón y también a Christian. Alberto. La ordenación de Christian A lo largo de 45 días mi madre estuvo en Bélgica y visitó a todos los familiares y amigos, a los que no veía desde hacía casi 20 años. A mediados de octubre partió en coche con André y Simone, pasando por Alemania y Austria, para llegar al norte de Italia y de allí a Roma. Fue un viaje tranquilo, de unos ocho días, parando en las ciudades y lugares que querían visitar, como Augsburgo, Venecia, Siena, Florencia y Asís. Llegaron a Roma algunos días antes de la ordenación, que tuvo lugar el 26 de octubre.18 Se quedó allí unos días, luego emprendió con Christian el regreso en tren hasta Génova, donde se embarcó en el “Bretagne”, de Navifrance, y llegó a Buenos Aires el 2 de diciembre. Trajo regalos para todos y muchas cosas que provenían de la casa de sus padres: cuadros, vajilla de porcelana, cristalería, cubiertos de plata, etc. En esos cuatro meses nos escribió muchas veces, aunque se conservan sólo algunas tarjetas y una carta, de las que transcribo algunos párrafos:
Mi madre con André Glorie y Simone Dirix-Glorie paseando en góndola por los canales de Venecia. 1958.
6 de septiembre. Querido Alberto, mañana vamos a Brujas para repartirnos los muebles. En el consulado de Amberes nos dijeron que podíamos entrar en Argentina recuerdos de familia que provenían de la sucesión sin pagar derechos. Averiguá vos también allá, si te parece que sería muy complicado, no llevaría casi nada. Esta tarde vamos a Maldegem y al cementerio [donde estaban enterrados sus padres]. Fuimos el 4 a pasar la tarde en lo de Ginette Baere, que estaba muy contenta de volver a verme y de conocer a Christian. Estaré en Brujas hasta el 16 o 17 de septiembre. Ayer recibí muy bien tu carta del 30 de agosto y la de los chicos.
18 Fue ordenado por Mons. Antonio Samoré (1905-1983), que estaba en la Secretaría de Estado del Vaticano a cargo de los asuntos de América Latina. En 1978, siendo cardenal, el papa Juan Pablo II le encargó la mediación entre Argentina y Chile por el conflicto del Canal Beagle, que estuvo a punto de provocar una guerra entre ambos países. Con paciencia y habilidad diplomática llevó la gestión a buen puerto y en 1984, poco después de su muerte, se firmó el acuerdo de paz entre ambas naciones. Uno de los pasos fronterizos (ex Paso Puyehue) lleva su nombre en memoria suya.
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Con respecto a Bernardo estoy totalmente de acuerdo con vos. ¿Conocés al ingeniero Bezozzi? Christian dice que conoció un Bezozzi en el Marín. Responderé la carta de los chicos desde Brujas. Decile a Francine que yo compraba el cacao en el negocio que vende el té, cerca de la oficina de Nanette [Rose Marie]. Suelto se llama “cacao amargo”. Que Francine compre medias de lana si no tiene tiempo para tejerlas. Desde que llegué la temperatura oscila entre 20 y 30º, importé el sol de Argentina. Parece que hasta ahora sólo había llovido. Compré un conjunto gris para la ordenación de Christian, que me costó 2.150 francos. Compré también una cinta para tu máquina de escribir, porque me fue casi imposible leer tu carta. Muchos besos para vos y los chicos. Yvonne. Bruselas. Querido Andrés, la tía Simone, tu madrina, te manda conmigo un muy lindo regalo, que se llama View Master. Es un aparato que se parece en grande a lo que la señora de Bugan regaló a Totón [Alberto], pero se cambian las vistas, que son en relieve. Es muy lindo y creo que te va a gustar. Hay de todo en la exposición de Bruselas y te voy a comprar las fotos de Roma. Muchos besos de Mami y hasta pronto. Bruselas. Querido Pedro, pienso muy seguido en todos ustedes y sueño todas las noches con Martínez. No he vuelto a ver al tío Juan. Alquiló un auto en Alemania por 5.800 francos y durante tres meses hará turismo por Europa. Hasta pronto, muchos besos. Mamá. 21 de octubre. Queridos Alberto y Myriam, llegué a Rivas, sobre el Lago de Garda. No pudimos pasar por los Dolomitas. Treinta kilómetros antes dimos media vuelta porque nevaba demasiado fuerte, no veíamos nada y la ruta estaba resbaladiza. Entonces el tío André decidió ir por el Lago de Garda, que es magnífico y que tiene muy buen clima. Grandes besos y hasta pronto. Mamá. Vaticano. Queridos Andrés y Miguel, ésta es la foto del nuevo Papa cuando apareció por primera vez en el balcón de la Basílica de San Pedro. Yo estaba en la Plaza con Christian, André y Simone. Vimos la fumata bianca, fue muy emocionante.19 En Roma compré tres pares más de medias de nylon para Mimí [Miguel]. Muchos, muchos besos. Mami. Invitación que le dieron a mi madre para asistir en la Basílica de San Pedro a la misa con la que comenzó el cónclave para elegir al papa Juan XXIII. Estuvieron presentes todos los cardenales. 1958.
[Mi padre escribía el 4 de noviembre] Querida Yvonne, estamos sin noticias tuyas y de Christian desde la carta del 23 de octubre dirigida a Rose Marie. Sin embargo, espero que todo ande bien y que este atraso se deba únicamente a las emociones por la ordenación de Christian y a la elección del Papa, así como a otros acontecimientos romanos. Aquí todo anda bien y la salud de todos es buena. Esta semana no hay ningún acontecimiento importante que haya que destacar. Esta es la última carta que te mando a Europa. Hoy iré a Navifrance para averiguar las escalas del “Bretagne” y pronto podré decir realmente que cada día que pasa nos acerca un poco más.
19 El 9 de octubre de 1958 murió Pío XII y el 28 del mismo mes fue elegido Juan XXIII, que luego convocó e inauguró el Concilio Vaticano II, cuyo objetivo fundamental fue actualizar la vida de la Iglesia y modernizarla para que respondiera mejor a los desafíos del mundo actual.
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Con respecto a los cigarros, como dije anteriormente, comprá una caja de “Suerdick”, preferentemente cigarros de color “claro” (está indicado en la caja). Aquí cada cigarro cuesta $ 15 o 16. Nunca me dijiste lo que costaban las piedras preciosas compradas en Río de Janeiro. Si realmente valen la pena, comprá un juego de lindas piedras. Eso viene bien. Sin más por el momento, te abrazo con todo mi corazón así como a Christian. Alberto. La Parroquia de Fátima [Luego prosigue mi madre el relato de sus memorias]. Cuando volvimos a Martínez, dependíamos aún de la parroquia de Santa Teresita. Pero en ese momento el padre Moreno comenzó una campaña para hacer una nueva parroquia, la de Fátima y hacía colectas para juntar el dinero para construir una iglesia, la que existe actualmente. Esto demandó tiempo, pero logró hacerla con todo lo necesario. En la película de la inauguración del templo en 1959, los dos monaguillos son Miguel y Andrés. Tienen la película en Fátima, yo no la tengo, no conseguí una copia. La incorporación de mi familia a la realidad argentina, que se había iniciado en San Andrés, se completó en esta segunda etapa vivida en Martínez. Los colegios fueron un factor de integración y varios de mis hermanos se hicieron amigos de sus compañeros pero, para casi todos los que aún vivían en casa, el mayor factor de inserción fue la parroquia de Fátima y su párroco. El P. Fidel Horacio Moreno (1918-2006) había comenzado a actuar en la zona en 1949 como capellán de las Siervas de María, en Pacheco y Libertador. Despertó entre los vecinos el deseo de tener allí una parroquia, que fue creada en 1956. Fue el primer párroco y la condujo hasta 1994, en que lo nombraron emérito. Su proyecto, que ya anticipaba varias de las líneas del Concilio Vaticano II, no era sólo construir un templo con múltiples instalaciones anexas, sino formar una verdadera comunidad. Así lo explicó mi madre en la publicación que se hizo en 1964, con motivo del primer lustro de la bendición de la iglesia. Trascribo algunos párrafos:
El P. Moreno controla cómo suben los scouts al camión que los llevará a un campamento. Hacia 1960.
La Parroquia Ntra. Sra. de Fátima, en Martínez. (Foto del libro Fátima…, op. cit., tapa).
“La parroquia y el espíritu conciliar. Sin temor podemos decir que la Parroquia de Fátima se adhirió al movimiento de renovación y ‘retorno a las fuentes’, que tuvo su feliz conclusión en las decisiones del Concilio Vaticano II con la promulgación de la reforma litúrgica. ¿Cómo participó Fátima del gran movimiento reformador? Primero con su templo,
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Mi madre descubre la placa en la que figura el nombre de mi padre como miembro de la Comisión que adquirió el Colegio Acassuso para transformarlo en Instituto Fátima. 1962.
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expresión del nuevo espíritu. La iglesia para el pueblo, ‘Dios que vive entre los hombres’. El altar central desarrolla la idea de la comunidad parroquial reunida alrededor del altar y unida con su Dios, la tienda central que domina ese altar refuerza la idea y es al mismo tiempo una manifestación real de lo efímero de nuestro paso por la tierra. No hay en nuestro templo nada superfluo, la sencillez de la arquitectura facilita el recogimiento al mismo tiempo que la unión de los fieles en la oración. Todas las iniciativas de renovación en la administración de los sacramentos encontraron pronto eco en Fátima; la ofrenda eucarística, el bautismo en castellano, el casamiento sencillo y litúrgico. Se hizo siempre un real esfuerzo para que lo ritual fuera claro y comprensible a los fieles. Toda la actividad desarrollada por la parroquia durante este lustro está compenetrada del espíritu evangélico comunitario. Nuestro párroco, con visión renovadora, no escatimó esfuerzo para tratar de realizar este ideal, que es una comunidad parroquial. ¿Se llegó a sentir en comunión teniendo por meta el bien común? Tendremos que usar el termómetro del amor al prójimo para poder contestar ese interrogante. Nuestro ámbito parroquial tropieza con muchas dificultades, en parte propias de la época que hacen difícil la vida comunitaria. El esfuerzo constante de unión entre las distintas entidades apostólicas desarrolló, diríamos, una base de comunidad en la cual se quiere integrar a toda la feligresía. Favorecen ese anhelo las misas comunitarias, las clases abiertas, las reuniones de camaradería de la juventud, los tés en casas de familia dedicados a las señoras, las comidas efectuadas en varias ocasiones, etcétera.
Haciendo suyas las palabras de Cristo, Pablo VI recalcó el deber pastoral por excelencia diciendo: ‘Id y enseñad’. La adquisición del colegio da a la parroquia la oportunidad de cumplir ese mandato, formando los cristianos de mañana y, dado las particularidades de nuestro medio, preparando dirigentes responsables cualquiera sea el camino que Dios les depare. Graves responsabilidades que necesitan el esfuerzo, no solamente del rector, del directorio y del cuerpo docente, sino de toda la parroquia, apoyando la obra, interesándose por ella, alentando a aquellos que sacrifican hasta la salud en magna tarea. Pero el deber de enseñar no se limitó al Colegio. La feligresía en general tuvo la oportunidad de ampliar sus conocimientos religiosos y su criterio asistiendo a las pláticas, conferencias, mesas redondas, debates, diálogos, etc. ¿Quién no recuerda las numerosas personalidades a las que se invitó a hablar en Fátima? No importa si queda mucho por realizar, estamos llenos de esperanza en el porvenir. El Concilio nos contagió su optimismo, el amor al prójimo es nuestra única arma y es la única capaz de vencer. Sea nuestro lema: Que todos sean uno”.20 Mis padres apreciaban al P Moreno, lo consultaban y él venía a casa. También se incorporaron activamente a la comunidad por medio de la Acción Católica en la que fueron dirigentes, la Junta Parroquial y la Comisión para adquirir el Colegio Acassuso, que cambió su nombre y pasó a llamarse Instituto Educacional Fátima. Pablo hizo su Primera Comunión en la parroquia y Teresita en el Colegio Mallinckodt, al que iba. Entre otras actividades parroquiales promovió la creación de un Grupo Scout, que funcionó por muchos años y por el que pasaron centenares de niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Yo fui uno de los primeros jefes de tropa y la mayor parte de mis hermanos lo integraron. Entre 1962 y 1965 se realizó en Roma el Concilio Vaticano II para adaptar la Iglesia a los desafíos del mundo actual. Los cambios que introdujo fueron muy grandes. Mi madre adhirió plenamente y participaba en cursos y charlas. Mi padre también los apoyaba, pero no iba tanto a los cursos.
Certificado de afiliación del Grupo Ntra. Sra. de Fátima a la Unión de Scouts Católicos. 1967.
20 Este artículo se publicó inicialmente en un folleto y luego en el libro Fátima, fruto de la fe y el esfuerzo de la comunidad, editado por la Comisión de amigos de Fátima, Martínez, 2002, págs. 73 y 74. En ambos casos omitieron el lema final y en el primero habían colocado el nombre de mi madre allí, lo cual resultaba absurdo y provocó su enojo.
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13 LA
VIDA EN MARTÍNEZ
Varios acontecimientos Prosiguen las memorias de mi madre recordando los casamientos. Para hacer la fiesta no se alquilaban salones, de modo que después de la iglesia a la que se invitaba a todos los parientes, amigos y conocidos, iban a la casa del novio o de la novia sólo los familiares y amigos más íntimos. Para el primer casamiento cuya fiesta fue en casa de mis padres, se presentó a último momento un problema inesperado. Estaban colocando los caños de gas natural en el barrio y había zanjas en todas las veredas, de modo que los invitados tuvieron que franquearlas para poder entrar. Fiesta del casamiento de Rose Marie y Antonio Bugan en nuestra casa. Greta Bugan (hermana de Tono), Rose Marie, Tono, su madre, mi madre y una amiga. 24 de enero de 1959.
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[De sus memorias] En Martínez comenzaron los casamientos. Primero tuvimos el de Rose Marie con Antonio Bugan (Tono) el 24 de enero de 1959 y después de esto, al año siguiente, el de Francine con Pablo Zizzi el 10 de diciembre de 1960. Después hubo una buena pausa sin casamientos.
La mayor parte de mis hermanos se incorporaron a la comunidad a través de los scouts de Fátima. Cuando entré al Seminario le dejé mi lugar a Bernardo, que regresó de Bariloche. Luego fue Jefe del Grupo por muchos años, le gustaba esto y es un ámbito en el que aún es recordado; su sucesor fue Míster Lovey, el marido de Myriam. También mis hermanas fueron jefas de los lobatos. Las actividades propias del escoutismo, los campamentos, las misiones y servicios realizados en varios lugares del interior del país, ocuparon por muchos años un lugar muy importante en la vida de mis hermanos y hermanas. Además de la formación específica en los valores y técnicas propios del movimiento, allí se establecieron vínculos de amistad que perduran en varios casos hasta el día de hoy. Además Myriam y Bernardo encontraron entre sus filas a la persona de la cual se enamoraron y luego se casaron. En 1961, andando en bicicleta por el jardín, Pablo se cayó y se rompió el fémur. Llamaron a un médico de la zona, el Dr. Ocampo, quien resolvió atenderlo en la casa de mis padres. Lo puso en la cama, en la pierna colocó un clavo unido a una soga que llevaba contrapesos y la mantenía elevada para que las dos partes del hueso se ubicaran en su sitio y soldaran. Estuvo en esa posición varios meses, el fémur se unió, pero entonces detectó que había además un tumor en el hueso, que probablemente había provocado la fractura. Este médico había atendido heridos en la guerra civil española y propuso amputarle la pierna, como había hecho muchas veces en España. Llevaron a Pablo a un especialista, el Dr. Mejía, quien dijo que era indispensable operarlo. Si lo hubieran hecho desde el comienzo, se habrían ahorrado todo el sufrimiento e inmovilización anteriores. Lo internaron en el Sanatorio Mater Dei, extrajeron el tumor (que era benigno), sacaron un trozo de la cadera y se lo injertaron en reemplazo de la parte enferma. Nuevamente tuvo un largo tiempo de reposo antes de volver a caminar y le quedó un gran callo óseo, que por su tamaño corría el riesgo de quebrarse. Nunca pudo jugar
Francine y Pablo Zizzi el día en que se casaron, Martínez, 10 de diciembre de 1960.
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al fútbol o al rugby y por ese motivo fue eximido del servicio militar obligatorio. [En esa época murió mi abuelo, mi padre lo menciona en sus memorias] Mi padre se había acostumbrado bastante bien al país. Comprendía todo lo que le decían, pero hablaba abominablemente mal. Contrariamente a mi madre, conocía mucha gente y hacía negocios. Por lo tanto, estaba ocupado e interesado en lo que hacía. Murió el 5 de noviembre de 1960, once años después de mi madre, es decir, a los 80 años. [Pocos meses después, el 20 de junio de 1961, también moría su hermano León]. Aunque hoy en día parezca increíble, en esa época no existían los celulares y tener teléfono en una casa era algo excepcional. Desde que mis padres llegaron a la Argentina en 1939 nunca lo tuvieron (aunque había uno en la fábrica). Cuando se vendía o alquilaba una propiedad, su valor aumentaba considerablemente si tenía línea telefónica y en la escritura se dejaba constancia de su transferencia. Un feligrés de Fátima, el Ing. Enrique Bacca, ofreció recomendarlos ante el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier General Manuel Alemán, quien a su vez también lo hizo al Ministro de Comunicaciones. Gracias a estos importantes contactos, el 7 de septiembre de 1960, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones otorgaba una línea a mi familia, lo que permitió que estuviéramos conectados con el mundo. ¡Fue necesario llegar hasta el Ministro de Comunicaciones de la Nación para lograrlo! En esos años los visitó el primer pariente que pasó por Buenos Aires, André Gibon, yerno de una prima de mi padre, Simone Oeyen casada con Jules Stappers. Era oficial de marina mercante y trabajaba en la Compañía Marítima Belga. Tatá vuelve a casa [Las memorias de mi madre prosiguen] En abril de 1954, mientras vivíamos aun en San Andrés, Tatá se fue a un departamento de la calle Moldes, en Belgrano. Porque mi suegro y Régine pensaban que era demasiado cansador para ella estar con tantos chicos. Sobre todo porque llegaron un día en que Alberto y yo habíamos salido y Tatá se había quedado sola a cargo de ellos. Cuando vivíamos en Martínez, después de más de siete años, nos parecía que no era prudente que a su edad [83 años] estuviera tan sola porque podía tener un accidente y que sería mucho mejor que volviera con nosotros. En realidad, una vez se había caído de las escaleras y había quedado en muy mal estado, Beatriz fue a vivir un mes con ella y se repuso. Se lo propusimos. Viviría en las piezas que había en el fondo, no
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debería ocuparse de los chicos, pero tendría su compañía, tendría el jardín con sol, etc. En septiembre de 1961 volvió porque ya no quería estar en Belgrano, pues vivía bastante lejos de lo de Régine. Le gustaba mucho estar con nosotros porque los chicos estaban allí. Se interesaba por sus noviazgos, sus amigos... Era su vida. Siempre le gustaron los chicos. Ayudó mucho también, porque sin Tatá no sé lo que habría sido de mí. Era muy difícil hacerlo todo, totalmente sola. Pero ella estaba siempre allí para dar una mano.
Tatá anciana en el jardín de Martínez, donde le gustaba estar leyendo al sol, hacia 1966.
Viviendo con mi familia, cuando tenía unos 85 años se cayó y se rompió la cabeza del fémur. Nuevamente consultaron al Dr. Mejía, quien dijo que a su edad el hueso no podría soldarse por sí mismo. Era indispensable operarla y colocar un clavo que uniera las partes, si no se hacía moriría por gangrena. La operación era riesgosa por las condiciones de la paciente y no era seguro que lograra su objetivo, porque sufría de descalcificación, pero era lo único que podía hacerse. Ella y mis padres aceptaron la propuesta y la operación fue exitosa, así como su restablecimiento. Después de un tiempo en cama, luego en silla de ruedas, además de un período de rehabilitación, volvió a caminar normalmente. Llevaba su bastón en la mano por indicación médica pero no lo usaba. Unos años más tarde, a comienzos de 1965, la visitó su sobrina Georgette De Wulf, la única de su familia que vino a verla y estuvo un mes en Buenos Aires, alojándose en lo de su prima Régine Oeyen. [Prosigue mi madre] Los varones, uno después del otro se recibieron todos de bachiller. En el Colegio Marín, Andrés y Pedro. En el Colegio Acassuso, Miguel, que no había continuado en el Marín pero
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queríamos que se recibiera. Eso era lo principal, porque Alberto no quería de ninguna manera que sus hijos no fueran bachilleres. Decía que era lo mínimo. Las chicas iban al Mallinckrodt, generalmente caminando. Myriam era la encargada de cuidar que Teresita no tuviera un accidente y solía agarrarla por el cuello para cruzar las vías o la Avenida Santa Fe. Hoy en día se ríen al recordarlo y Teresita le dice que tuvo que hacer años de terapia y kinesiología para superar esa situación de opresión (¡¡¡!!!). Un mal negocio Después del incendio y destrucción de la fábrica de San Andrés, mi padre quiso diversificar sus inversiones. Además de seguir con algunas actividades en el rubro inmobiliario, decidió ingresar en el mercado financiero. Desde hacía varios años su hermano Juan prestaba dinero a concesionarias de autos para el financiamiento de los clientes con interés libremente pactado entre las partes. Esto se hacía por medio de una “prenda”, especie de hipoteca que se inscribía en un registro oficial. El comprador no podía embargar el coche ni venderlo sin haber pagado las deudas allí inscriptas. Si dejaba de pagar las cuotas, rápidamente la justicia secuestraba la unidad. Era una inversión legal y segura. A mi tío le iba bien y se lo había contado muchas veces a mi padre, que algunas veces se asoció con él. Pero, en contra de la opinión de su hermano, mi padre vio que para las motos se pagaban mayores tasas de interés e hizo contrato con algunas concesionarias de la ciudad de Buenos Aires, en especial con Motos San Juan, de Av. San Juan 2359, de Raúl Nicolás Paolini, a quien le entregó unos tres millones de pesos. Al principio todo iba bien, pero a partir de febrero de 1963 esta agencia se fue atrasando en los pagos, cambiaba un documento por otro, etc. Esto generó innumerables discusiones y conflictos hasta que le entregó como pago varias motos, casi todas usadas y 773 documentos de 138 acreedores diferentes, por un monto total de $ 2.336.263. Mi padre logró cobrar varios y vender las motos nuevas y casi todas las usadas por intermedio de una agencia en Villa Bosch, regaló algunas a mis hermanos y quedaron de remanente otras parcialmente desarmadas, que no servían para nada. Le encargó a mi hermano Miguel cobrar parte de los documentos dándole una comisión. Lo logró en varios casos, en otros a veces el domicilio estaba en una villa de emergencia y el deudor no fue ubicado, o bien les habían robado el vehículo y no querían pagar. Pero lo más triste era cuando los padres decían que su hijo se había matado con la moto y no querían ni oír hablar de ella y ni de la deuda.
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En definitiva fue un pésimo negocio, perdió al menos el 25% de su dinero, probablemente más, y se hizo mucha mala sangre. Hasta el fin de sus días conservó 190 documentos incobrables en un portafolio, en el fondo de un placar. Para mis hermanos tener varias motos en casa se transformó en un magnífico campo de entretenimiento y juegos. Las arreglaban y salían a pegar vueltas a toda velocidad con sus amigos por las calles del barrio. A veces se cayeron y estropearon una moto en buen estado, también hubieron quejas de los vecinos, etc. Pero aún hoy después de más de 50 años recuerdan con nostalgia sus proezas y esos años “fierreros”. Christian se casa y Rose Marie se va a Brasil Cuando Christian terminó sus estudios en Roma y rindió el examen de licenciatura, volvió a la Argentina por tres meses en 1959. Luego regresó allí para hacer el doctorado en teología. Un verano, en un período de descanso, conoció a Ursina Löns y se enamoraron. Habló con su obispo, Mons. Raspanti, quien le aconsejó terminar su tesis y volver a la Argentina al menos por un año, para tener experiencia de lo que significaba lo pastoral en la vida sacerdotal. Él aceptó el consejo y se doctoró. En enero de 1962 volvió, fue canciller del Obispado de Morón y vicario parroquial en esa Catedral, pero siguió siempre en contacto con ella. En abril de 1963 comunicó a todos su decisión. Partió para Europa y se casaron el 1º de agosto de 1964. Esto afectó profundamente a mi familia. A raíz de esto, nuestro padre renunció a los cargos de presidente de los hombres de Acción Católica y vice de la Junta Parroquial de Fátima, aunque siguió yendo allí a misa e integrando un grupo de matrimonios de habla francesa que se reunía en las casas. [Así lo relata mi madre] En esa época, nuestra gran pena fue que Christian nos dijo que se volvía a Europa porque quería cambiar de Iglesia. Conocía una chica con la que se quería casar y en Roma no se lo permitían. Entonces iría allí para cambiar de Iglesia y poder casarse con Ursina. Se fue. Primero estuvo con los luteranos, pero decía que no podía hacerse luterano porque había demasiadas diferencias con su religión. Luego fue a lo de los viejos católicos, que tenían los mismos principios que nosotros, pero permitían el casamiento de los sacerdotes y una o dos cosas más. En fin, no pudimos impedirlo. Tratamos de que comprendiera, pero no había nada que hacer, tenía eso en la cabeza y se quedó con esa idea e hizo su cambio a los viejos católicos.
Casamiento de Christian y Ursina Löns, Herford, Alemania, 1º de agosto de 1964.
Participación del casamiento de Christian y Ursina.
En octubre de 1963, Rose Marie y Tono, que habían vivido un tiempo con nosotros mientras construían su casa en
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Rose Marie y Antonio Bugan parten en barco con su familia para establecerse en Sao Paulo, Brasil. De pie: Bernardo, Tono y dos amigos suyos. Sentados: mi madre, tío Hugo Lankens, Alberto, Pablo, Mano, Cecilia Bugan y yo. Octubre de 1963.
San Andrés, resolvieron irse a Brasil. El Sr. Bugan, que había inventado y patentado un procedimiento para el hierro que se utilizaba en el hormigón armado gracias al cual se necesitaba menos hierro para obtener los mismos o mejores resultados. Una acería de Piracicaba, en el Estado de Sao Paulo, había adquirido el derecho de utilizarlo pagando un canon al inventor, que vivía en Roma en ese momento. Como él no podía controlarlo, pidió a Tono que se instalara en Brasil y lo hiciera. Con la partida de Rose Marie, su marido y sus tres hijos pequeños, mi madre revivió su propia partida de Bélgica. Fue un momento emocionalmente muy duro y se refleja en la foto que tomaron a bordo del barco en que partían. Bernardo y el negocio de “Fiesta” Al volver de Bariloche, Bernardo trabajó unos años con el tío Juan Oeyen en el negocio los préstamos. Pero en 1965 el tío abandonó esta actividad, resolviendo mudarse a Mar del Plata, donde compró una casa. Entonces mis padres le ofrecieron a Bernardo ayuda para que instalara un negocio de alquiler de artículos para fiestas en los cuartos que estaban en nuestra casa junto al garaje, sobre la calle Sarmiento. Le pusieron el nombre de “Fiesta”. Algunos vecinos se quejaron por pensaban que allí se harían fiestas que perturbarían la tranquilidad del barrio, pero luego se tranquilizaron al ver que no era así. Compraron vajilla, cubiertos, vasos, sillas, mesas, toldos y postes para cubrir patios y jardines, etc. Al principio, mi madre lo ayudó a repartir volantes con publicidad por la
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zona y mi padre lo asesoró en la parte comercial. Como se acostumbraba hacer los casamientos y otras reuniones en las casas de familia, consiguieron clientela, a pesar de que existían en la zona otros comercios dedicados al mismo rubro. Pero también surgieron problemas porque a veces él no entregaba todo en perfectas condiciones o devolvían el material sucio y en mal estado. Fácilmente se irritaba y enojaba, lo que hacía más difícil la relación con los clientes, a pesar de lo cual el negocio funcionó por varios años. La conscripción En Argentina todos los varones cuando cumplían veinte años debían hacer el servicio militar, llamado conscripción o colimba. Cada año se hacía un sorteo a partir del número de documento de los candidatos. Los que sacaban números bajos quedaban exceptuados y los que tenían los números más altos eran destinados a la Marina, donde el servicio era de dos años. Los demás lo hacían en el Ejército o la Aeronáutica por un año. Yo fui exceptuado por ser seminarista y Pablo por la operación del fémur y sus consecuencias. Yo la hubiera hecho en el Ejército y él en la Marina. Alberto tuvo número bajo. Pero existía la posibilidad de anticiparla, enrolándose en la Policía Federal por un año. Miguel y Andrés eligieron esta opción y después del período de entrenamiento, gracias a un contacto fueron destinados al Comando Radioeléctrico. Desde allí se conectaban con todos los patrulleros y comisarías, además de recibir las denuncias y reclamos de particulares. Miguel dice que fue un año donde aprendió muchas cosas y está contento de haberlo hecho, aunque luego se enteró que hubiera sido exceptuado por sacar número bajo. Andrés estaba de guardia en el turno de noche, lo que le permitió cursar las dos materias fundamentales del segundo año de ingeniería, con lo cual no se atrasó en sus estudios. De no hacerla allí, le hubiera tocado la Marina y perdía dos años.
Miguel, en el jardín de Martínez, con uniforme policial cuando hacía la conscripción. 1965.
El incendio de la fábrica de Olivero Hacia 1965 se incendió la fábrica de zapatillas de Olivero, empresa que durante diez años había alquilado nuestra casa como depósito. Estaba pegada al fondo de nuestro jardín, junto a la edificación de dos plantas que antiguamente había sido habitada por el personal de servicio. En ese momento vivía allí Tatá y en otro cuarto mi madre planchaba. Dicen que el fuego comenzó en un camión que estaba allí estacionado y muy rápidamente se extendió a toda
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la fábrica adquiriendo proporciones muy alarmantes ya que tenían material altamente inflamable: bidones con solvente, caucho, telas, etc. Vinieron los bomberos, dieron por perdida la fábrica y se preocuparon por impedir que el fuego se propagara a las propiedades vecinas. Arrojaron mucha agua al lugar donde estaban enterrados los tanques de combustible para camiones, que si estallaban harían volar en pedazos toda la manzana. Nuestra casa estaba alejada del fuego, pero no los cuartos del fondo. Además el viento llevaba calor, chispas y cenizas encendidas hacia el gran cedro azul, árbol con mucha resina que podía fácilmente inflamarse y poner en peligro la casa. Toda mi familia se alarmó muchísimo. Mi madre estaba cocinando pollos para un beneficio en la Parroquia de Fátima. En ese momento llegó el P. Moreno, con ella se pusieron a rezar ante la imagen de la Virgen y el viento cambió de orientación. Los bomberos, con vecinos y curiosos que se cercaron, sacaron afuera los muebles de Tatá y las cosas que había en los cuartos contiguos. Cuando el incendio fue dominado, notó que le habían robado algunas alhajas y recuerdos. Nunca supimos quién se los había llevado y ella lo lamentó mucho. Nunca falta alguno que se aprovecha de la desgracia ajena. Todas las casas vecinas se salvaron, pero la fábrica quedó totalmente destruida. Por varios años estuvo abandonada y ratas de gran tamaño se instalaron allí. Mis hermanos lograron cazar algunas con un rifle 22 desde la ventana de la planta alta de los cuartos del fondo. Luego esos terrenos se vendieron y construyeron edificios. Mi madre viaja a Brasil Mi madre no quería que a Rose Marie le pasara lo mismo que a ella y aunque ellos habían venido a la Argentina, resolvió ir unos días a Brasil para ayudarla por el nacimiento de su quinta hija. Mi padre le escribió una carta: Martínez, 8 de septiembre de 1966. Recibimos bien el aviso del nacimiento de Cristina, que fue enviado a la oficina de Bea. Odette me llamó por teléfono hacia las 10,30 h. Había abierto el telegrama por error, etc. Comuniqué la novedad a Tatá, Francine y también a los chicos que están aquí. Consulté a Pedro, que aceptó con alegría ser padrino. Supongo que les escribirá a Rose Marie y Tono. Felicitá, por favor, de mi parte a los felices padres y deciles que me asocio plenamente a su felicidad. Aquí las cosas van bastante bien, salvo por los gastos, en que gastaron $ 9.000 en cinco días. Protesté por los excesos abusivos y… pagué para cubrir el déficit. Fuera de eso, la casa funciona bastante bien. Despierto a todo el mundo con bastante éxito, salvo Miguel, que se levanta solo, ¡felizmente!
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Desde aquí, alquilé el chalet “La Pinta”, como ya sabés. Fuera de eso, nada. Con respecto a los demás asuntos, tampoco nada, fuera de que algunos preguntan, etc. Divertite mucho, descansá y volvé dispuesta a retomar el gobierno de la casa con mano firme. Muchos besos a todos los brasileros y una porción especial para vos. Alberto. Ordenación de Pedro, casamiento de Bernardo y Beatriz [Prosiguen las memorias de mi madre] Cuando Pedro había terminado su bachillerato nos dijo que quería ser sacerdote y entrar en el Seminario de San Isidro. Entró y fue ordenado sacerdote después de siete años, el 7 de diciembre de 1966. Monseñor Aguirre hizo ese Seminario y Pedro siempre estuvo muy a favor de la mentalidad que tenían allí. Era mucho más libre que los otros, daban mucha más importancia a la familia, al contacto con las parroquias, etc. Comenzó sus estudios académicos en el Seminario de Devoto, donde iba todos los días y siguió con los jesuitas en San Miguel. Tatá vivía todavía cuando fue ordenado. Para ella era verdaderamente una felicidad muy grande porque siempre tuvo debilidad por Pedro. Decía que era débil, pequeño y que había que cuidarlo mucho. Cuando supo que iba hacerse sacerdote y luego fue ordenado, estaba realmente muy contenta. Pedro después fue nombrado primero Canciller y luego Vicario General. Y actualmente, en 1995, es párroco de la Catedral de San Isidro, donde había sido vicario enseguida después de su ordenación. Después se casó Bernardo con Estela Viñuales el 15 de marzo de 1968. Y entre tanto Beatriz se había ido a París, donde se casó con Jean Claude Rabbat el 27 de mayo de 1967. Nos envió fotos de su casamiento. El tío Jacques estaba presente y Christian también. Esto con respecto a nuestra parte, fuera de ello evidentemente estaban allí los Rabbat. Yo no pude ir, no era posible; no hacía mucho que yo había hecho un viaje a Europa y no podía viajar todo el tiempo porque aún quedaban muchos chicos en casa.
Mons. Antonio María Aguirre me impone las manos al ordenarme sacerdote. Acompañan seminaristas y sacerdotes, entre ellos Jorge Casaretto y Justo O. Laguna. San Isidro, 7 de diciembre de 1966.
Deciden mudarse Llegó un momento, después de unos diez años, en que construyeron edificios alrededor de nuestra casa. Y desde allí, la gente miraba nuestro jardín. Esto no era realmente muy agradable porque lo que decíamos se escuchaba en todo el barrio, ya que tenían las ventanas hacia nuestro lado. Entonces pensamos con Alberto que era mejor vender la casa y comprar algo más práctico o que no estuviera situado entre edificios. En ese momento había gente que buscaba terrenos para construir, así que la vendimos y buscamos otra en el barrio. Tatá murió justo antes de nuestra mudanza, ocho días antes, el 22 de agosto de 1968.
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Casamiento de Bernardo y Estela Viñuales, en la Parroquia de Santa María de La Lucila. A la izquierda, mi padres; a la derecha los padres Viñuales; yo presido, 15 de marzo de 1968.
Si no, no hubiera sido muy cómodo para ella, porque sólo había una pequeña habitación para darle. Casamiento de Beatriz y Jean Claude Rabbat, Paris, el 27 de mayo de 1967.
Antes de irse, mis padres contrataron una empresa para vender los muebles, cuadros y adornos que no se llevaban. Los rematadores añadieron otros elementos para atraer más candidatos. Los que compraron la casa de Martínez la tiraron abajo con sus dependencias y construyeron edificios de departamentos. Lo único que sobrevivió fue el cedro azul, pero lo mutilaron cortándole unas ramas y perdió parte de su belleza y grandiosidad. Recuerdos de Teresita Años más tarde, el 14 de junio de 1998, Teresita escribió unos versos en memoria de los años en que vivió allí: “Miro hacia atrás en el tiempo y leo montones de recuerdos en el libro de mi vida: Eduardo Costa 1824, el helado caserón, Martínez. Las flores de la glicina llorando sobre el patio, las moras sangrando nuestra ropa, mi abnegada madre, cerca del limonero, no podía sacar con kerosene los piojos de mi lacio pelo. Ver el cielo de tormenta desde la galería, a la tarde, con paciencia, Tatá la Biblia nos leía, mientras el hombre de la bolsa desde el cuarto de juegos asustaba a Cecilia, si en caprichos reincidía.
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Lana de colchón lavada, terror al ‘kapok’;21 buscar los anteojos que Mami olvidaba. Se incendió Olivero, la gente corría y los pollos del cura Moreno en el horno se cocían. Las heladas sábanas como cartón se quebraban, el resfrío eterno, rodillas rotas por no saber patinar, y ese jueguito de té detrás del sillón de Papá, ese mismo que los Reyes me trajeron para Navidad… Mi muñeca que camina fue a la peluquería y su cabello ondulado no creció jamás de nuevo. Mezclas mágicas con restos de champú, tardes de hamaca roja vendiendo pasajes con boletos viejos a quien viajar quería. Murió el abuelo, medias, zapatos nuevos; yo tranquila, todos lloran. ¡Él está en el cielo! Accidente en la calle por subir un cordón, bicicleta rota, la cara se me hincha [llamamos a la Dra.] Silvana Gramola.
Aviso aparecido en el diario La Nación del remate de muebles y objetos varios en nuestra casa de Eduardo Costa 1824, Martínez. Septiembre de 1968.
Carnaval y disfraces, fiesta de los scouts el barrio conmocionado saludando a Papá de cocinero, furioso porque lo reconocieron, con antifaz y anteojos puestos, la puerta de calle, él seguía abriendo. Vencen los impuestos: malhumor. El desorden era total y la manija de la ventana en posición vertical. Días inolvidables, en Fátima mes de María y los volantes de Bernardo de noche con Mami repartía. Prohibido reírse Papi se quemó, episodio de domingo. Mesa puesta, copas de cristal, buen vino, papas fritas, carne al horno, mandarinas al final. Leños en el hogar, sillones dados vuelta, Papá se volvió a enojar. Mucha gente: el Búho, Oscar Costa, los chicos se mataban. Hepatitis: años de cama, tostadas con dulce de batata. En verano ping-pong, sopa de frutas, ¡la televisión! Tita Merello, Lolita Torres… ¿Quién escucha la corneta de La Panificación? Qué segura me sentía en mi infancia querida, las cartas de Europa Mamá las presentía, lavar mil platos, hacer una compra, hornear una torta, no hay discusión, era alegría”.
21 Kapok= la lana apelmazada forma grandes grumos, que hacen duro, irregular e incómodo el colchón.
Catálogo del remate de 823 muebles y objetos en nuestra casa; una parte provenía de ella y otros fueron agregados por la firma rematadora. Por error señalaron que el nombre de la calle era Eduardo Acosta, en lugar de Eduardo Costa. Septiembre de 1968.
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14 RECUERDOS
DE LAS VACACIONES
Los primeros años Al llegar a la Argentina mi familia pasaba las vacaciones en casa. No era tan común que la gente veraneara y los problemas iniciales demandaron toda la energía de mis padres. Además, con varios chicos no era fácil pensar en viajar e ir a algún lugar para pasar unos días. En la primera etapa en que vivían en Martínez, a veces Tatá llevaba a los más grandes al Río. Eran unas quince cuadras que hacían caminando, bajando por la calle Pacheco hasta la playa. Los chicos podían bañarse, jugar y pescar algún pequeño bagre, boga o tararira. El agua aún no estaba contaminada, pero las toscas a veces tenían puntas o bordes filosos que podían lastimar los pies. Había que tener cuidado. En San Andrés en verano a veces íbamos a pasar el día al Club Alemán en José León Suarez, un lugar tranquilo y familiar. Tenían enormes piletas, una pista de remo y grandes quinchos con mesas y bancos donde podíamos comer. Mis padres habían comprado un lote en Parquemar con la intención de edificar allí un chalet. Fueron con sus tres hijos mayores y Andrés por unos días a Miramar para verlo y conocer la zona. Francine y Beatriz habían ido con el tío Hugo y la tía Régine a Atlántida, en Uruguay.
Andando en bote en el Club Alemán de José León Suarez. En uno, tía Régine con Rose Marie, Christian y Beatriz; en el otro, mi madre con Bernardo y Francine, hacia 1948.
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Miramar [Luego mi madre les escribía]. San Andrés, 14 de marzo de 1948. Muy queridas hijitas: Las cartas que ustedes enviaron nos gustaron mucho. Nuestro viaje a Miramar fue un verdadero éxito, nos divertimos mucho. Fuimos con Christian, Rose Marie, Bernardo y Andrés. Este último se portó muy bien, fue a pasear todo el día con nosotros, le gustaba mucho el aire de allá, a nosotros nos dejó encantados. El mar es muy lindo, azul como el cielo, la arena magnífica, para los grandes las barrancas fueron una ocasión para hacer ascensiones peligrosas. Salimos de Constitución el viernes a las 23,30 h con el ómnibus Cóndor de lujo. Uno viaja muy cómodamente porque el respaldo se mueve con una palanca y permite dormir casi acostado. Dos veces durante la noche paramos para tomar café. Llegamos a las 8 h a Miramar, a tiempo para desayunar. No nos sentimos cansados y fuimos enseguida a pasear hasta nuestro terreno. Es lindísimo, muy alto, uno de los mejores de Parquemar. A una cuadra hay diez chalets, los únicos de Parquemar, son muy lujosos, uno de ellos es del Sr. Zavalía, padre de uno de los alumnos del Colegio Marín. Nosotros estamos a cuatro cuadras de la ruta pavimentada a Mar del Plata, después hay que cruzar unos médanos y se llega a una hermosa playa de fina arena. Todos quedamos encantados con esta compra y cuando tengamos nuestro chalet allá me parece que vamos a divertirnos mucho. Los grandes se bañaron tres veces en el mar, yo una porque el tiempo no estaba muy bueno, había mucho viento y una tarde llovió, pero los chicos se divirtieron jugando a las cartas con otro chico del hotel. Estuvimos en el Palace Hotel, a una cuadra de la rambla, la cocina era muy buena y los dormitorios amplios. Les mandamos una tarjeta postal, así como a la tía y al tío. Espero que la hayan recibido. Hicimos muchos paseos, más lindos el uno que el otro. Con mucho pesar nos fuimos el lunes a las 22 h para llegar a Buenos Aires a las 6,30 h, bien cansados pero contentos. A la vuelta nos tocó un ómnibus viejo que nos hizo saltar y nos dejó como leche cuajada, pero parece que el año que viene todos los ómnibus van a ser de lujo, y esos son una maravilla. Todo lo que ustedes contaron sobre Atlántida nos interesó mucho y nos encanta que se diviertan tanto. Aprovechen el aire y el sol, cuando Francine vuelva vamos a hacer ver el chichón. Pedrito comienza las clases mañana, lo mismo que Bernardo. A Rose Marie le hay dado un lugar en el Colegio de la Misericordia, pero no va a estudiar inglés porque la Hermana dijo que tenía demasiado para estudiar. Muchos grandes besos de su Mamá.
Vista de los chalets y edificios de Miramar en 1949.
Los ocho hermanos en la playa de Miramar: Andrés, Miguel, Pedro, Beatriz, Francine, Bernardo, Rose Marie y Christian. Enero de 1949.
Cuando Rose Marie se repuso de su hepatitis fue con nuestros padres y conmigo a Mar del Plata por unos días y aprovecharon
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para alquilar un chalet para las vacaciones siguientes. Así fue como toda la familia veraneó por primera vez en Miramar. Había allí tres chalets en la calle 8 que llevaban los nombres de las carabelas de Colón, mi padre alquiló “La Pinta” para el verano de 1948-49. [La tía Régine le escribía desde allí a su marido el 24 de noviembre de 1948]. “Llegamos bien a Miramar después de un viaje excelente. Yvonne y todos los chicos nos esperaban. Todos tienen un magnífico aspecto y se divierten en grande. Telefoneá por favor a Alberto para decirle que llegamos bien y también a mi padre. Muchos besos de todos”. (Firman) Beatrice, Rose Marie, Francine, Régine, Christian, Michel, Andrés, Bernardo, Pedrito e Yvonne.
Rose Marie, Francine, Pedro y Miguel en Miramar, enero de 1949.
[Luego fue mi padre por unos días. El 9 de diciembre volvió a San Andrés y al llegar le escribía a mi madre]. “Querida Yvonne: Después de un viaje sin problemas (salvo que cambié el asiento 8, que es detestable, por el 23) llegué a Buenos Aires y encontré todo en orden. En el Cóndor saqué pasaje para el miércoles 15 a las 23,30 h y llegaré a Miramar el jueves 16 a las 8 h. Aquí no hay pan y hace un calor húmedo espantoso. Tengo muchas esperanzas de que nuestra situación cambie radicalmente, un grupo retomaría mi empresa sin el edificio, que yo les alquilaría (eventualmente podrían comprarlo más adelante). Rezá para que esto se haga, sería tan lindo que no me atrevo a creerlo. Muchos besos a todos nuestros queridos hijos y en particular para vos. Alberto. PD: Hugo y Régine salen el 14 a las 23,30 h y llegan allá el 15 a las 8 h”. Estando allí se dieron cuenta que teniendo una familia con muchos chicos no era conveniente edificar un chalet en el terreno comprado en Parquemar. La urbanización no prosperó y no había allí negocios para aprovisionarse, era necesario ir a Miramar, que estaba a unas 15 cuadras y no tenían coche. Para ir a la playa había que caminar cuatro cuadras, cruzar una ruta pavimentada con mucho tránsito y peligrosa, además de atravesar una zona de médanos que la aislaba totalmente de las casas. Miramar también tenía demasiado tránsito. Decidieron cambiar y buscar otro lugar, así fue que en febrero de 1950 eligieron Mar de Ajó y fuimos al Hotel “La Salteña”, de Antonio Maxit. Mar de Ajó [Desde allí escribió mi madre]. Muy querido maridito, hace ya 26 h que llegamos al mar. Conocés el viaje hasta Las Armas, porque se va por la ruta a Mar del Plata. Luego hasta Madariaga se va por una ruta nueva (muy mala) que tiene 16 km todavía en construcción.
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Después de esto hay 71 km que me recordaron los mejores tiempos en Polonia. Periódicamente uno es lanzado hasta el techo y tres o cuatro veces estuvimos a punto de volcar. Y cuando se llega, la ropa de viaje está casi como si con ella se hubiera limpiado la cocina y luego uno se hubiera pasado las manos por la cara. Al llegar la impresión fue muy desfavorable, pero ahora nos hemos reconciliado plenamente. La playa es magnífica, como La Panne (Bélgica), pero el mar se retira un poco menos. Hay dunas magníficas y el agua es como la de Francia, es decir un poco más azulada que en Bélgica. Las olas son menos fuertes que en Miramar. Muchos andan por la playa con caballos, que alquilan. También se alquilan carritos que tienen ruedas de auto y son tirados por caballos. Hay un avión que hace vuelos recreativos. Los autos circulan libremente por la playa. Los particulares que vienen con sus autos van hasta San Clemente del Tuyú y después siguen por la playa hasta aquí. De este modo el viaje es mucho más corto, ya que el micro “Solmar” hace un desvío de 121 km. Saqué pasajes para volver el sábado 18 a las 15,30 h, es el último colectivo que sale de aquí así que desgraciadamente no estaremos juntos mucho tiempo. Hay aquí un médico y una farmacia, tres almacenes, una tienda, el correo, un negocio con artículos para hombres, un lugar para tomar un copetín, un poco de todo. Hay mucha gente y el público es pasable, muchos extranjeros, se oye hablar bastante inglés y francés, el dueño del hotel es un francés. En el hotel, uno de los tres más importantes (otro es “La Margarita”), los cuartos son muy sencillos, pero limpios y el baño, que nos impresionó muy mal, está compuesto por una ducha, un inodoro y un pequeño lavatorio. Es como el Palace, un viejo hotel al que le cambiaron la fachada. Los cuartos del nuevo edificio (10), parece que son buenos. Pero ya nos hemos acostumbrado bastante y no nos parece tan malo como al principio. La sala de estar y el comedor son bastante buenos y la comida también. El desayuno y la merienda se componen de pancitos con manteca y dulce, y se puede elegir café con leche o té. Para la cena hemos tenido sopa con queso, bifes tiernos con lechuga, tortilla de cebolla y ensalada de frutas. A mediodía, a elección, fiambres con tomates o sopa alsaciana, carne con arroz (muy rico), porotos con salchichas (dudoso) y pedí que lo reemplazaran por tallarines con manteca para Pepé [Pedro], Kikí [Christian] y Bobotte [Beatrice], como postre frutas: una pera y uvas. No hay variedad, es un menú fijo pero hasta ahora es muy satisfactorio. El servicio es muy amable y correcto. El Sr. Martín me dijo que si queríamos quedarnos en marzo, ¡tiene mejores cuartos a $ 20! Él se encargará de llevar mi carta a Buenos Aires. No teníamos reservación en el hotel y faltó poco para que nos quedáramos sin cuartos, porque la carta expreso que nos había enviado,
Mi madre con Christian, Rose Marie y Bernardo en Mar de Ajó, febrero de 1950.
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así como otras para dos matrimonios, habrían llegado después de que nosotros desembarcamos. El correo es horriblemente lento. Aún no me bañé en el mar porque me indispuse en el autobús (lo que me da mucha tranquilidad). Habría que decirle a Nanette [Rose Marie] que traiga la salida de baño de Kiki. Vos no podrás ir a la playa sin short y las chicas no podrán andar a caballo sin pantalones largos. Tratá ser más vivo que yo y traé anteojos de sol. Kiki quisiera su línea para pescar. Hay una iglesia y sólo misa los domingos a las 8 y a las 9 h. El hotel está bien en el centro, a una o dos cuadras de todo (iglesia, correo, negocios) y cuando uno pasea hay muchos chalets, los nuevos son de clase media y los viejos son chicos. Circulan muchos jeeps y cantidad de Buick, Dodge, Chevrolet. A 500 m del hotel hay un parque para acampar donde instalan grupitos de carpas, algunas son muy grandes. Los camiones pesados circulan por la playa sin ningún inconveniente (para ellos). Esta mañana hicimos un gran paseo y vimos el faro de Punta Médanos. Miles de grandes besos y no te aflijas, los chicos están encantados y Kiki come como un ogro. Otro beso de tu mujercita. Yvonne. PD. Miles de besos para todos los que se quedaron en casa y un beso especial para Nanette, pienso mucho en ella. Envío una carta a Régine, al abuelo Oeyen, a mi madre y a Juan. Es imposible ir a Pinamar, el camino es demasiado malo. Aquí no hay lujos en la toilette, vestidos de playa a mediodía y a la noche, no se usan trajes. Estamos terminando nuestro segundo día y todo anda muy bien, los chicos encontraron grandes caracoles. 11 de febrero. Querido Alberto. El 10 por la noche recibí muy bien tu carta por “Solmar”, pero era muy tarde como para que te contestara el mismo día. Tengo un cuarto para nosotros dos para el 16 y el 17. Las tres chicas y Pepé deberán dormir juntos y los dos varones en otro cuarto. Estamos muy conformes aquí, la gente del hotel es muy amable y el público es variado. Paseamos mucho. Compré unas paletas con las que juegan en la arena, la pelota no está prohibida aquí. Tuve una insolación que me hizo sufrir mucho, pero ahora ya acabó. ¡Me compré un short! En el baño no hay manoplas para lavarse. Que las chicas traigan una toalla para salir del baño. Hay muy buenos vinos, yo me compré un “Bonaparte” ($ 4,50) y “Trapiche viejo” (a $ 6). Dicen que es el hotel que anda mejor en este lugar. Tiene una organización familiar, el padre se encarga de la cocina, los hijos son mozos, la hija está en la administración y las primas son mucamas. Pedrito es el gran amigo de los dueños del hotel, cuyos padres son franceses. Estuve muy contenta de leer tu carta y anhelo verte. Muchos grandes besos para los chicos y Tatá. PS. Hay otra compañía de ómnibus, el “Río de la Plata” (cuesta $ 18 o $ 20), que sale de Constitución y tarda una hora menos para hacer el viaje, nueve horas en lugar de diez, va por San Clemente. El Sr. Martín viajó de este modo. ¿Recibiste la carta que te envié por su intermedio? Espero que sí porque te daba todos los detalles sobre Mar de Ajó.
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Existe una excursión para seis personas por $ 70 para ir a Pinamar por la playa. Pero nos pareció muy caro. Christian, Bernardo y Pepé hicieron una vuelta en avión, $ 25 para los tres; no había lugar para Bea y espera que vengan Nanette y Bouboule [Francine] para acompañarla. Un beso muy grande. Yvonne. PD. Hubo un corte de luz y por tres días estuvimos con velas. Hoy llueve. Las calles de Mar de Ajó en esa época eran de arena sobre la que se tiraba paja y juncos, las veredas eran incompletas y desparejas, algunas muy altas, otras bajas y faltaban en muchos lugares, junto a varias de ellas había palenques para atar los caballos. Era muy parecido al Far West. San Bernardo Mi padre fue un día caminando por la playa hacia el norte, porque le habían comentado que edificaban una playa nueva llamada “San Bernardo” y que era muy linda. Quedó enamorado del lugar, era un ambiente familiar, donde había muy poca gente pero contaba con un mercado en el que se podía adquirir todo lo necesario. Además tenía una enorme ventaja: las calles principales estaban asfaltadas, arboladas y eran planas. La construía una compañía privada fundada en 1942 por diez socios, cinco hermanos Chiozza con algunos amigos y conocidos, que habían comprado a la familia Duhau 191 hectáreas frente al mar. Comenzaron a urbanizarlas en seguida y fueron bendecidas el 4 de enero de 1944 por Mons. Germiniano Esorto, obispo auxiliar de La Plata, lo acompañaba un joven sacerdote llamado Fidel Horacio Moreno, el mismo que luego fue párroco de Ntra. Sra. de Fátima, en Martínez.22 A partir de 1951 a menudo fuimos a veranear allí.
Pedro, Myriam, Andrés y Miguel sobre la topadora con la que se aplanaban los médanos y se hacían las calles. San Bernardo, hacia 1952.
22 Ver Chiozza, Teresa Elisa. San Bernardo. Un poco de historia, WS Ediciones, Lanús Este, 1993.
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El chalet “Anahí” en la calle Mensajerías entre la Av. Costanera (inexistente en esa época) y Mendoza (hoy Juan Carlos Chiozza), San Bernardo, 1952.
[Siguen las memorias de mi madre] Entonces íbamos allí regularmente de vacaciones, ya que San Bernardo nos gustaba mucho porque era una playa que se parecía a las playas belgas: una playa con dunas y grandes playas planas. Las olas no eran demasiado fuertes. Y como el pueblo estaba asfaltado, para mí era una gran facilidad. Porque como siempre estaba con cochecitos de bebes, en la arena era muy difícil andar. En cambio, cuando las calles estaban asfaltadas era muy fácil. Teníamos la impresión de llegar a la civilización cuando llegábamos a San Bernardo. El viaje era largo y muchas veces malo porque las rutas de acceso eran de tierra y no estaban en buen estado. Debíamos pasar a través de los campos, abrir las tranqueras, pasar el colectivo, volver a cerrar las tranqueras y otra vez... Existían senderos que estaban hechos, pero no había realmente una ruta. Tuvimos toda clase de episodios, a veces más o menos divertidos. Nos pasó que nos quedamos sobre la ruta porque llovía tanto que no podíamos seguir. Entonces la gente compraba una oveja en algún lado, hacíamos un asado y nos quedábamos a comer. Después dormíamos en el colectivo y al día siguiente seguíamos. Era realmente una aventura viajar hasta allí. Pero teníamos vacaciones muy buenas. El chalet “Anahí” En los primeros años alquilábamos un chalet llamado “Anahí” para todo el verano. Como no tenía suficientes camas y accesorios para nuestra numerosa familia, alquilábamos un camión y lo llenábamos con todo lo necesario. En varias oportunidades también los miembros de la familia viajamos en medio de la carga. Los chicos nos divertíamos mucho porque era una verdadera aventura.
Croquis de la planta del chalet “Anahí”, hecho por Bernardo en 1952.
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El pueblo contaba con una pequeña usina eléctrica que proveía la luz por un par de horas por la mañana, para lavar o planchar, y otro tanto por la noche; luego nos iluminábamos con faroles “Sol de noche” y velas. No había tendido de gas, ni garrafas, se usaba kerosene. El agua era de pozo, que se extraía con un bombeador y cuando se rompía a cada uno le tocaba dar manualmente 50 bombazos para llenar el tanque. No había cloacas. En los primeros años era imposible hablar por teléfono, luego se instaló la telefónica en la calle Esquiú, donde había que hacer horas de cola para poder hablar. Cada año contábamos cuántos nuevos chalets se construían, pues al principio no había ni uno por manzana. Venía un chico a caballo con tarros de leche suelta, hasta que uno de nosotros se enfermó y luego siempre usábamos leche “Nido” en polvo. Existía también una capilla, pero al principio no se celebraba misa allí, sino que íbamos caminando o en bicicleta hasta Mar de Ajó, eran cinco kilómetros de ida y otro tanto de vuelta. Se hacían por la playa. Para la Nochebuena mi madre hacía unos panes dulces espectaculares y con mis hermanos armábamos el pesebre. Íbamos a Misa de Gallo a las 24 h caminando y cantando villancicos en francés por la playa con nuestros padres y Tatá. Pescábamos con cañas o líneas desde la orilla y a veces con medio mundos desde el muelle de Mar de Ajó. Jugábamos en la playa, que era muy amplia y en la que no había más que una o dos familias por cuadra, en los médanos, los tamariscos, los árboles o en casa. Si llovía o había mal tiempo, hacíamos rompecabezas, jugábamos a las cartas, a la ruleta o al ajedrez. A mi madre le encantaba el scrabel y toda una temporada lo jugábamos después del almuerzo. Después de las lluvias mi padre nos llevaba a recolectar champiñones bajo los pinos, conocía muy bien cuáles eran comestibles y nunca nos enfermamos al consumirlos. También con él juntábamos flores de aromo y plumerillos para adornar la casa.
Arriba
Las fiestas patronales se celebraban con muchas actividades: misa, procesión, competencias deportivas, etc. En la carrera de bicicletas para hombres vemos a Bernardo listo para largar (el último a la derecha). San Bernardo, hacia 1954. Página anterior (abajo centro)
Pedro, Miguel y Andrés jugando en el médano donde hoy está la Av. Costanera, cerca del chalet de nuestro vecino el Sr. Martini, San Bernardo, hacia 1952. Miguel a caballo en la playa de San Bernardo, hacia 1956.
Caballos y excursiones Al principio a veces alquilábamos caballos, luego mis hermanos se hicieron amigos de gente de la zona, que los dejaban andar en los suyos. Otras veces se los sacaban a escondidas. También compraron algunos al comenzar la temporada y los vendían cuando se iban.
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El yate Fortuna I de la Armada Argentina varó en las playas de Punta Médanos el 1º de marzo de 1957 mientras participaba en la regata Buenos Aires – Mar del Plata. Al llegar la pleamar, con la ayuda de varios remolcadores que se distinguen en la foto, logró zafar y volver a puerto para ser reparado.
Por fin, compraron una yegua llamada “La Porota” y la tuvieron por varios años; cuando se iban la dejaban al dueño original para que la cuidara durante el invierno. Una vez quedó preñada en ese período y tuvo una hermosa potranca, “Tormenta”, pero unos vecinos tránsfugas la robaron y se la comieron en un asado. Mis hermanos tienen mil anécdotas sobre esta yegua (que también fue robada por esos vecinos que la vendieron a un frigorífico para que fuera transformada en fiambre). Al principio, casi todos los años hacíamos una gran caminata hasta el faro de Punta Médanos, donde había cementerios de grandes caracoles, que juntábamos. También en varios lugares había restos de barcos que en distintas épocas habían naufragado. Cerca del faro el más impactante era el de “Anna”, de Hamburgo, cuyo enorme casco de hierro oxidado, casi entero, estaba en los médanos a unos 400 m del mar. Había zarpado en el puerto de Amberes y encalló el 1º de julio de 1891; lamentablemente fue desguazado por los dueños del campo, la familia Rosas Cobo, en 1964/65. La mayor parte de esos restos ya no existen, fueron desguazados o tragados por el mar y la arena. Pero aún emerge entre las olas frente a la calle Rivadavia, en Costa Azul, la caldera del “Mar del Sur”, que encalló allí el 9 de noviembre de 1924 y luego sufrió un incendio.23 “Las golondrinas” El alma, que mantenía unida la Compañía que fundó San Bernardo y se encargaba de su dirección, era Juan Carlos Chiozza, el mayor de los hermanos, que murió el 27 de marzo de 1953. La sociedad se disolvió en 1958 y remataron la casa de la administración, ubicada en Chiozza y Hernandarias, en la que vivía Ángel, uno de los hermanos que no era socio, pero que se había encargado de llevar adelante todos los trabajos para construir el balneario.
Restos de la caldera del “Mar del Sur”. Foto tomada en 1985 y publicada en La fantasía del naufragio, op. cit. p. 129.
Mi padre asistió al remate porque quería comprarla, pero había decidido no hacerlo si Ángel se presentaba. Al constatar su ausencia, pujó hasta conseguirlo. Sólo un hombre joven se mantuvo hasta el final subiendo siempre el precio. Luego mi padre se enteró que era el yerno de Ángel y lamentó no haberlo sabido antes, porque le hubiera dejado la casa. Andrés había ido con mi padre y recuerda que al terminar el remate fueron a firmar los papeles y pagar. En ese momento les entregaron un cuadro con la imagen del chalet, que llevaron a casa. Al mostrárselo a mi madre y explicarle que lo habían comprado, se emocionó mucho porque 23 Ver Pisani, Adriana Silvia Cristina, La fantasía del Naufragio, historia de los barcos hundidos en las playas del Tuyú, edición propia, CABA, 6ª edición, 2006.
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El chalet de la administración de la empresa fundadora de San Bernardo, construido en 1949 y comprado por mi padre en 1959, que lo bautizó como “Las golondrinas”.
Volante del remate del chalet de la administración de San Bernardo. amaba ese chalet y San Bernardo. Todos los chicos que estaban en casa se unieron a la emoción y alegría. Luego le cambiaron el nombre, lo bautizaron “Las golondrinas” y pasábamos allí todo el verano. Dejábamos allí muchas cosas durante el invierno, por lo cual ir en verano ya no era una mudanza. Pero al llegar había inflar las gomas de las bicicletas, emparchar las pinchadas, limpiar los vidrios y la casa, etc. Todos colaborábamos para mantenerla, pintarla y ponerla en condiciones. Como quedaba lejos del centro comercial, al principio, ir a hacer las compras con el changuito era todo un trabajo. Durante muchos años mi familia veraneó en ese chalet. Al poblarse más, se instalaron negocios cerca y también conocimos otras familias que veraneaban allí, nos hicimos amigos de los chicos y chicas, jugábamos con ellos. Luego lo dividieron en dos, poniéndole el nombre de “Las gaviotas” a la segunda parte, para poder alquilarlo. [En sus memorias mi madre dijo muy sencillamente]. Cuando mis padres murieron, con el dinero de la sucesión, compramos "Las golondrinas". [A menudo mis padres y mis hermanos escribían cartas sobre la marcha de las obras o los materiales que necesitaban y también para describir los trabajos que habían realizado en nuestro chalet y los otros. Así, por ejemplo, lo hacía mi padre el 2 de diciembre de 1963]. Querida Yvonne: Después de un viaje más bien desagradable, bajo la lluvia, llegamos aquí con la carga aparentemente intacta. Digo ‘aparentemente’ porque ayer al poner la heladera Siam en marcha, descubrí que hacía un ruido infernal. El resto está bien. (Iré mañana a Mar de Ajó para enviar la heladera por Silmar). También llegaron bien los chicos con la mucama. Salvo Totón [Alberto] que insulta todo el tiempo y se pelea continuamente, todo va bien. La muchacha limpió los pisos y repasó los muebles. Con respecto a la limpieza, puso buena voluntad pero los días que estuvo aquí fueron insuficientes para que todo quede terminado. Falta limpiar las ventanas y las persianas.
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Hay manchas de humedad en el chalet, posteriores a noviembre, una grande en la pared sobre la chimenea y otra en el dormitorio de los matrimonios jóvenes (sobre la ventana). El jardín está bien y ¡tus geranios florecen! En cuanto a los alquileres, no vino nadie esta semana y ya comenzaba a desesperarme cuando esta mañana vino mi amigo Salvadores. Después de saludos iniciales, me explicó que quería alquilar febrero y marzo, pero yo le dije: Es imposible en marzo para el chalet grande. Volverá el jueves con su mujer. [Siguen informes sobre las obras, los alquileres y el costo de vida en San Bernardo, etc.]. Tuvimos una serie de días fríos y calurosos, radiantes y lluviosos (¡tiempo loco!) como en Buenos Aires en noviembre. Espero volver a verte, sólo falta una semana de soledad y luego ¡podremos por fin reencontrarnos! Adiós, mi mujercita, muchos besos de tu marido que te ama. Inversiones y trabajos
Mons. Enrique Rau, obispo de Mar del Plata, visitó San Bernardo. Mi padre está en el extremo izquierdo. Hacia 1960.
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San Bernardo fue no solo el lugar donde pasamos todo el verano durante muchos años, divirtiéndonos en grande, sino que además mi padre fue invirtiendo dinero allí. Inicialmente compró algunos lotes, luego con la ayuda de Miguel construyó chalets y edificios de departamentos que vendía o alquilaba. Poco a poco dejó todas sus actividades comerciales en Buenos Aires para concentrar su trabajo allí.
Antonio Bugan (Tono) en San Bernardo. Marzo de 1962.
Teresita en la playa junto a los tamariscos, hacia 1972.
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Una vez que el P. Moreno fue a San Bernardo y se alojó en nuestra casa, visitó a Pedro Chiozza y le recordó que él había estado cuando se bendijo la playa. En memoria de lo cual consiguió que le donara un terreno para edificar allí algo para que las mucamas de su parroquia pudieran veranear. Luego le pidió a mi padre que se encargara de la obra, el arquitecto fue Luis María Bianchi. [Prosigue mi madre] Veíamos bastante al padre Moreno y obtuvo en San Bernardo un terreno de la familia Chiozza, sobre el cual quería construir una casa de veraneo para los scouts, para las mucamas, para que la gente de su parroquia pudiera ir allí a veranear sin gastar mucha plata. Alberto fue el encargado de construirla, lo que por supuesto hizo. Existe aun, todavía hay gente que va regularmente allí para pasar sus vacaciones. Pasó por momentos de euforia, donde iba mucha gente. Y pasó por momentos muy bajos, donde ya no iba casi nadie porque estaba mal cuidada. Pero por el momento, los que están adentro la cuidan muy bien y las familias pueden pasar allí unos días a un precio muy ventajoso. Varios de mis hermanos, cuando crecieron y se casaron, tuvieron allí chalets o departamentos para veranear, que luego los vendieron porque San había cambiado mucho, ya no era una playa tranquila y familiar. Al disolverse la Sociedad que lo había fundado y que prohibía la construcción de edificios altos, el lugar pasó a depender del Municipio, que los autorizó. Para colmo, no puso límites al lugar en el que podían hacerlo. Esto llevó a que sobre la Av. Costanera se levantara una serie de torres, que modificaron los vientos y el alcance de las mareas. La playa se redujo considerablemente, casi desaparecieron las almejas. La mayor cantidad de gente aumentó la circulación, la contaminación y los ruidos, que se prolongan hasta altas horas de la noche. Se levantaron boliches en la avenida de acceso y los jóvenes salen de allí alcoholizados en horas de la madrugada haciendo toda clase de desmanes. Todo este conjunto de cosas hizo que mis hermanos y sus familias buscaran otros lugares para descansar y veranear. Algunos habían hecho inversiones, edificaron o trabajaron por un tiempo allí, en especial Alberto que puso una parrilla y restaurante en lo que había sido el chalet familiar, “Las golondrinas”, que funcionó por unos cuantos años. Pero, sin dudas, Miguel merece una mención especial ya que hizo de San Bernardo su lugar en el mundo. Tuvo allí todo tipo de negocios y actividades comerciales, como un almacén, una inmobiliaria, una empresa constructora,
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una heladería, una pizzería, un local bailable para adultos llamado “L’Eté”, un quiosco, compró y edificó chalets y departamentos que alquilaba o vendía, etc. Desde hace muchos años se incorporó a la cooperativa “Cesop”, que brinda servicios públicos en la zona: luz, teléfono, agua corriente, red cloacal, gas, conexión con internet, tendido de redes, bacheo de calles, etc. Su actuación en esta sociedad fue realmente destacada y en la actualidad es su presidente y CEO.
Francine en San Bernardo con Pablo Zizzi y sus hijos Marina, Carlos y Marcelo. 1965.
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15 MUDANZA
A OLIVOS
La casa
Plano de la casa de Mariano Moreno 1573. Olivos.
Mi madre nadando en la pileta de Mariano Moreno 1573, Olivos. Hacia 1969.
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[Siguen las memorias de mi madre]. Cuando decidimos irnos de la casa de Eduardo Costa 1824, Martínez, encontramos otra en la calle Mariano Moreno 1573, Olivos. No era la que estábamos buscando, ni era del lado de la avenida hacia el río como hubiéramos querido. Pero estaba muy bien acabada y tenía una gran pileta. Nos enamoramos de ella, al menos yo. Estaba muy contenta de tener una pileta, poder nadar y los varones también. Habían prometido que iban a ayudar a limpiarla, así que no había problemas. La compramos y nos mudamos. Para nosotros, el espacio era abundante. Había tres grandes dormitorios arriba. Alberto y yo tomamos una pieza de abajo como dormitorio. Había un escritorio para él, un living comedor grande, cocina, ante cocina y además un comedor diario. Así que había mucho lugar. Aún teníamos seis hijos en casa, los otros estaban todos casados. Así que había dos cuartos para los varones, uno para las chicas y uno para nosotros. Evidentemente, cambiamos completamente de vecindario, pero a dos cuadras de nuestra casa había una Capilla donde estaban los padres asuncionistas. Era su seminario y allí podíamos ir a misa los domingos. A parte de eso, estaba el P. Storni que tenía una iglesia
Andrés, Pablo, mi padre, yo, Miguel y Alberto en la casa de Mariano Moreno, hacia 1969.
muy cerca, estaba Nuestra Señora de la Paz... Bajo ese aspecto, teníamos absolutamente todo lo necesario. La Capilla Ntra. Sra. de la Unidad La dirigía el P. Jorge Adur, que también era el superior del seminario. Él asumió en esos años un compromiso político cada vez más radicalizado con el peronismo revolucionario.24 Influyó fuertemente en sus seminaristas, muchos se fueron (sólo quedaron tres de los 16 que había en un comienzo), otros se comprometieron con los movimientos guerrilleros, varios murieron. También ocurrió lo mismo en la comunidad. En ese período mis padres iban habitualmente a otras iglesias de la zona. Los asuncionistas se fueron a fines de 1975, al año siguiente se hizo cargo de la Capilla el P. Jorge Schoeffer, que tenía una línea eclesial y política totalmente opuesta a la anterior. A partir de 1977 yo asumí la atención pastoral del lugar hasta 1986, luego siguieron diferentes sacerdotes de la diócesis de San Isidro. Mis padres volvieron a integrarse en 1976. Mi padre fue miembro del Consejo de Asuntos Económicos y mi madre participó en los grupos de Mujeres de Acción Católica y de la Tercera Edad, pero se dedicó con mayor empeño a la catequesis para las madres de los chicos que se preparaban para la Primera Comunión. En 1974 había estudiado un año en la Escuela de Catequesis de San Isidro y esta tarea la entusiasmaba. Quiso abandonarla al cumplir 80 años y la fueron a buscar para que siguiera, pero unos años más tarde dejó cuando se dio
24 Ver Oeyen, Pedro, Sangre en la Iglesia, PPC Argentina, Buenos Aires, 2014. Un capítulo se refiere a su actuación: El cura montonero, págs. 263-268.
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cuenta que las integrantes de su grupo ya no tenían la edad de sus hijas, sino de sus nietas. La Capilla y la catequesis fueron los instrumentos por medio de los cuales ella se integró al barrio. Mi padre socializaba menos y por eso no se integró nunca del todo. La mayor parte de mis hermanos siguió en contacto con los amigos que tenían en la parroquia de Fátima a través de los scouts, mientras estuvieron solteros y vivieron con mis padres. Los colegios y casamientos [Prosigue mi madre]. En cuanto a las chicas, Teresita aún iba al colegio y de los varones quedaban Pablito y Alberto. Todos los demás ya se habían recibido. Ellos iban al Colegio de Fátima y ella al Mallinckrodt, que no estaba lejos. Andrés se recibió de ingeniero y Pablito también. Myriam hizo estudios de maestra jardinera y Teresita fue un año y medio a Europa para aprender alemán cuando había terminado sus estudios secundarios. Estuvo en lo que Christian durante ese tiempo y hablaba bien el alemán. Evidentemente no lo usa mucho ahora, pero siempre es una ventaja conocer idiomas. En Mariano Moreno, los que quedaban en casa se casaron todos, uno después del otro a lo largo de varios años. Miguel se casó con Inés Suares el 18 de diciembre de 1970 y se fueron a vivir a San Bernardo. Myriam con Mauricio Lovey (Mister) el 2 de abril de 1971. Andrés con María Cristina Bianchi Etcheberry el 14 de mayo de 1972 y a partir de julio de 1976 se establecieron en Asunción (Paraguay). Alberto con Alicia Lombardo el 21 de febrero de 1975. Teresita con Nicolás (Nicky) Colonna el 4 de agosto de 1979. Pablo con Susana Ghidara el 11 de julio de 1981. Viajes y noticias familiares El casamiento de Miguel e Inés Suares. 18 de diciembre de 1970.
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Llegando casi al final de la grabación de sus memorias, mi madre fue operada de un tumor en el colon y sufrió dos paros cardíacos. Cuando se repuso terminó la tarea, pero para acortarla omitió muchos detalles de este período y de los siguientes. Para completar el relato transcribo otros documentos. Mis padres hicieron varios viajes y solían enviar tarjetas. Pero además mi madre también escribía habitualmente dirigiéndose a los hijos que estaban lejos, tanto los que se habían establecido en otros países, como los que viajaban por tiempos breves. A mi padre no le gustaba escribir, leía siempre sus cartas, las firmaba junto a ella y excepcionalmente añadía una frase. Estas cartas tenían a menudo un estilo casi telegráfico, pero si reuniésemos toda la correspondencia que recibieron mis hermanos se podría hacer una cronología muy detallada de los sucesos familiares. Transcribo algunas
intercalándolas entre las de los viajes para que sea más fácil conocer la historia familiar. Mi madre volvió a ir a Brasil, pero esta vez con mi padre. Fueron y volvieron en barco, el “Giulio Cesare”, de la Compañía Italmar. Partieron de Buenos Aires hacia Santos el 17 de junio de 1969 y regresaron el 4 de julio. Desde allá enviaron una tarjeta a la familia y otra para mí el 27 de junio, con contenidos similares: Rose Marie, Andresito y Cristinita estaban en Santos para esperarnos. Llovía y el viaje a Sao Paulo se hizo en medio de una densa nube, pero desde entonces está lindo y el sol nos acompaña. Nuestro viaje sigue muy bien. Fuimos a Cerro Negro, Lindoia y ahora estamos en Poços de Caldas, parece que Albertito fue a Cerro Negro, vimos muchos pueblitos muy pintorescos. Me curé de la gripe y ahora me siento muy bien. Llevamos los tres más chicos, los mayores y Tono se quedaron en Sao Paulo, sus vacaciones comenzarán el 29 de junio. Feliz onomástico para Pedro y Pablo, feliz cumpleaños para Pablito. Besos a todos. Mami. Papá. [Yo estaba en Chile participando en el Seminario Latinoamericano de Catequesis y mi madre me escribió dos cartas]. 26 de octubre de 1971. Estuvimos muy contentos de recibir tus noticias y saber que no tuviste problemas en el viaje, ni al llegar allá. Aquí todo anda bien. Myriam se muda este fin de semana a Bouchardo 2190, Olivos, y Bernardo también, a Vidal 2048, Buenos Aires. Papá y yo nos vamos a San Bernardo y Alberto volvió porque tiene la revisación médica el 15 de noviembre. Pablo rindió ayer su primer examen y dice que le “fue bien”. La señora de Viñuales está muy enferma, tiene nuevamente problemas con su asma y el corazón falló ya varias veces, tienen que inyectarle adrenalina. Está permanentemente con suero en el Sanatorio San Lucas. Últimamente no tenemos noticias ni de Bea, ni de Rose Marie, ni de Christian. Cristina Bianchi está en Salta hasta el miércoles próximo con el Instituto de Inmigración. Los chicos dijeron que te escribirían, pero me anticipé porque a veces sus proyectos se atrasan y no quiero que estés de vuelta sin haber recibido noticias de nosotros. La tía Régine dijo que prefería que vos celebres la misa por su padre y que no importa si lo hacés a tu regreso. El 23 de octubre era el aniversario de la muerte de mi papá, te ruego que reces una misa por él y mi mamá. Están trabajando para terminar la segunda mitad de “Las Golondrinas” y ya alquilé la primera mitad en mi último viaje. Muchos besos de todos y hasta pronto. Tu mamá Yvonne. 9 de noviembre de 1971. Sólo unas palabras para decirte que aquí todo va bien. Mister nos dijo que le avisaste que volvías el 17 de noviembre. Esperamos que te haya gustado el viaje al Sur. Pablo cree que deberá repetir Física aunque no tiene la nota, porque se equivocó en un problema. Si es necesario puede presentarse nuevamente el 19 de noviembre. La madre de Estela va mejor y hoy o mañana se va a Córdoba para consultar a un especialista de asma que la trató anteriormente.
El casamiento de Myriam y Mauricio (Míster) Lovey. 2 de abril de 1971.
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Myriam y Bernardo están en sus nuevas casas. Bernardo trabaja como un condenado y espero que no se enferme. Pablo y Francine están bien y van a San Bernardo este fin de semana para ver la construcción de su chalet. Alberto, Pablo y Teresita limpiaron la pileta y esta semana la van a pintar. La pintura ya está en casa. Esperando volver a verte pronto, muchos besos de todos. Tu mamá Yvonne. PD. Christian por fin mandó noticias suyas. Todo anda bien por allá, prepara su tesis y se mudará a Bonn en el mes de abril próximo.
El casamiento de Andrés y María Cristina Bianchi Etcheberry. 14 de mayo de 1972.
El casamiento de Alberto y Alicia Lombardo. 21 de febrero de 1975.
También querían conocer el país en el que habían decidido vivir y contrataron una excursión en micro por once días al norte argentino, con escalas en Tucumán, Jujuy, Humahuaca, Salta, Cafayate, Valles Calchaquíes, Santiago del Estero y las Termas de Río Hondo. Escribían: 30 de abril de 1973. Queridos Pablo y Alberto: Hemos hecho un muy buen viaje hasta Tucumán, con cielo cubierto pero casi sin lluvias. Ayer visitamos Tucumán y el Hotel San Javier en el cerro Aconquija. Por la noche fuimos al casino después de haber comido en “El rey de las empanadas”. Hoy seguimos hacia Jujuy, el cielo sigue cubierto. Muchos besos de su mamá, Yvonne. Alberto. Humahuaca. Querido Pedro: Estamos haciendo un viaje muy lindo, no me arrepiento para nada de haberlo emprendido, aunque las distancias entre los diferentes puntos de interés son realmente muy grandes. Nos alojamos en el California en Tucumán, que es un muy buen hotel. Visitamos un montón de iglesias, Papá está encantado con el púlpito de la de Jujuy. Hasta pronto, muchos besos. Tu mamá, Yvonne. [Myriam añade el recuerdo de su primer parto]. “Rosario nació el 6 de agosto de 1973 y al salir del Sanatorio Mami me recibió en Mariano Moreno hasta que se cumplió la primera semana y después me dijo que ya era hora de volver a mi casa (ja, ja)”. [Yo estaba de vacaciones en el Sur y mi madre escribió]. 12 de febrero de 1974. Estuvimos muy felices de recibir tus noticias y saber que estás bien. Respondo en nombre de la “querida familia”, que es “fiaca” para escribir. Aquí todo anda bien, salvo el tiempo, que es lluvioso como si estuviésemos en otoño. Volvimos de la costa el 2 de febrero, Miguel vendió su negocio. Teresita se quedó allí ocho días para estar con Carlos, en este momento está en Buenos Aires. Pablito recibió la convocatoria para presentarse en la Armada y debe ir el 15 de febrero a las 7 de la mañana. Mañana Rosita, Teresita y Pablo van a ver “Hollyday on Ice” en el Luna Park. Rosita vuelve el 22 de febrero a Sao Paulo. Myriam cerró su Jardín en febrero porque tenía sólo cuatro alumnos. Así es mejor porque tiene por lo menos un mes de vacaciones.
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Adiós, querido Pedro, muchos cariños de todos nosotros y un beso muy afectuoso de tu mamá Yvonne. Segundo viaje a Europa y crisis en Argentina [Prosiguen las memorias de mi madre] Al principio de nuestra estadía en Mariano Moreno fui a Europa. Beatriz y Christian ya estaban establecidos allí y estuve en sus casas. Conocí a Ursina un poco mejor, porque había venido una vez en Argentina [en febrero de 1971] pero no la había conocido mucho. Vi también la casa que Christian acababa de comprar con un crédito. Es bastante grande y está en Siegburg. Pude volver a ver en Bélgica a mis tres hermanos: Jacques, Paul y André. Jacques murió poco después [el 23 de abril de 1979]. Fumaba enormemente y realmente murió a consecuencia de eso, tuvo una hemorragia por un problema cardíaco [ruptura de un aneurisma de aorta]. Este viaje fue muy importante para ella, pero coincidió con un momento crítico de nuestra historia nacional. Perón había muerto el 1º de julio de 1974 sin poder controlar los movimientos guerrilleros que azolaban el país (Montoneros, ERP, FAR, FAP, etc.). Su sucesora fue su esposa, María Estela Martínez, conocida como Isabelita, sobre la que José López Rega, adicto a ciencias esotéricas, tenía una enorme influencia. Ella fue absolutamente incapaz de manejar la situación, que se convirtió en un caos político, económico y social. Su frágil salud se resintió y estuvo varias veces internada en sanatorios por largos períodos, siendo reemplazada interinamente por Ítalo Luder. Las fuerzas armadas, que fueron autorizadas por ella a “aniquilar la guerrilla”, se hicieron cargo del gobierno y la destituyeron el 24 de marzo de 1976, instaurando el llamado “Proceso”. En 21 meses de gobierno ella tuvo cuatro ministros de economía. El tercero, Celestino Rodrigo, el 4 de junio de 1975, dos días después de asumir, decretó un violento ajuste económico que duplicó los precios y se recuerda como “Rodrigazo”, con una devaluación comercial del 61% y financiera del 50%. Al finalizar su ciclo, que duró pocos meses, la inflación anual había llegado al 777% y el aumento nominal de precios al 183%, había desabastecimiento de productos esenciales como alimentos, combustibles, insumos para el transporte, etc. Por primera vez en la historia, la CGT hizo una huelga general a un gobierno peronista. Mi madre voló por Lan Chile, en un vuelo charter de Schwaben International, al día siguiente del “Rodrigazo”. En casa quedaban mi padre con Pablo y Teresita, los demás ya nos habíamos ido; a ellos se dirigen las cartas. Durante el viaje envió muchas, tenemos también dos que le escribió mi padre. A menudo reflejan la situación del país y de
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Europa, además de las noticias familiares. Es imposible trascribirlas íntegramente, pero destaco las partes principales. Llegada y estadía en Alemania 6 de junio, a bordo del avión: Son las cuatro de la mañana (hora argentina) y el sol brilla. Está lindo aquí a 10.000 m de altura, pero no se ve la tierra ni el mar porque está nublado. Haremos escala en Río, Madrid y Frankfurt, donde me espera Christian. 9 de junio: En el viaje vi las montañas de Tenerife, los Pirineos y los Alpes, fue muy lindo. Los chicos y Ursina me esperaban en Siegburg y se rompen todo para atenderme, la casa es muy linda, terminada con mucho gusto y confortable. Los chicos crecieron mucho [desde que estuvieron en Argentina] y son muy amables. Hoy le escribo a André para avisarle que llegaré allí el 19. Christian me llevará a Colonia, donde tomaré un tren expreso a Bruselas, lamentablemente no hay un directo a Amberes. Hace un tiempo magnífico, entre 16 y 27 grados y desde que llegué tengo el sol argentino en mi bolsillo. 12 de junio. Aquí toda la familia sigue el régimen vegetariano, del que participo. No es feo, ¡es especial! Los domingos comen carne, pero Christian no. Fui con Ursina y los chicos al museo de las ruinas romanas de Colonia, que aparecieron a raíz de los bombardeos. Hay magníficos mosaicos que estaban en las casas y sepulcros, también objetos de vidrio muy refinados, magníficas vasijas, joyas de oro y plata, etc. Siegburg tiene una abadía muy vieja, del siglo X, construida con grandes piedras sobre un cerro y domina toda la ciudad, la visité con Vonny. Los chicos hablan a menudo de Teresita [estuvo allí en 1973] y tienen ganas de ir a la Argentina, pero su padre les dice: “más adelante”. 13 de junio. Muy querido Pablo: Te paso los precios y especificaciones de las calculadoras para que me indiques cuál querés. Espero que en casa no tengan demasiado trabajo y puedan arreglárselas. Para mí fue una gran alegría volver a ver a Christian y a su familia, visité la universidad, su oficina y las salas que ocupa, que están muy bien instaladas. Después me paseé tres horas por Bonn mientras él daba clase, pero por desgracia todas las iglesias estaban cerradas, parece que es porque roban las obras de arte. Estadía en Bélgica 21 de junio. Estoy en Zwijndrecht, ayer fui a ver a Juan Oeyen [había estado muy grave] y tengo el placer de anunciarte que su estado de salud mejoró mucho, está vivo gracias a la operación que le hicieron. Le salvaron casi por completo el pulmón enfermo. Evidentemente envejeció mucho. Espera a su mujer con impaciencia, pero no sabe a ciencia cierta si vendrá. En cuanto al pago de los gastos del sanatorio, me dijo que se las arregla y que le dan facilidades. El martes próximo deja la clínica e irá por un mes a un departamento que es de Jules y Simone Stappers. Me dijo que si cambia el régimen político en Argentina, es posible que regrese, pero con el gobierno de “Pepón”, jamás. Por mi parte creo que esto es lo que hará finalmente. En lo de André y Simone todo anda muy bien y me recibieron con los brazos abiertos y hacen lo imposible para agradar a su hermana
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Mi madre y sus hermanos Paul, Jacques y André. 1975.
mayor. Patrick se casa en el mes de octubre y Freddy el año próximo en la misma época. 25 de junio. Recibí tu carta y estoy muy contenta de saber que todos andan bien. Aquí todos están con buena salud y cada uno con una situación bastante próspera en los negocios. Ahora estoy en lo de Jacques, Ghislaine me lleva por todas partes. Paul se convirtió en un experto en antigüedades y conoce mucho acerca de los peltres. En Bélgica todo eso vale mucho, dice que sería un buen negocio comprar en Argentina algunos realmente antiguos y venderlos en Bélgica; podrían haber grandes ganancias. Él va a los pueblitos del interior y a Normandía y logra buenos resultados. Piensa seguir trabajando en el negocio hasta septiembre de 1976 y luego dedicarse a las antigüedades. [A su regreso, mi padre le envió varias tallas religiosas de la época colonial, pero él no logró venderlas a buen precio y abandonaron el proyecto]. Mañana voy a Amberes para ver a Fabienne y conocer a Thierry. Olvidaba decirte que Juan salió del sanatorio y me dijo que Elsa llega hoy. Me fui contenta de Amberes. Creo que es un asunto terminado. No tuve tiempo de ver a Jules y Simone Stappers, les escribiré. Me parece que en Bélgica la vida es más cara que en Alemania y me dicen que en París es aún más cara. Mis hermanos se hicieron cargo de todos los gastos hasta ahora, así que gasté muy poco. 4 de julio. Querido marido: Recibí la numerosa correspondencia del 25 de junio. Aquí llegan noticias de lo que pasa en Argentina en este momento, pero son tan malas que se me hace un nudo en la garganta cuando las oigo: aumentos de precios, huelgas y la Sra. de Perón que ya no puede manejar a nadie. Cuidate mucho. Las cartas de los chicos me alegraron mucho, le contesto a cada uno algunas palabras. Estoy en lo de Paul en este momento. Todos se rompen todo por mí. Ayer me llevaron a Zwevegem a lo de Paula van Hoorebeke. Estaba Charles Lepère y pasaron una película del tiempo en que estuvieron en Argentina, fue muy divertido.
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Mi madre y sus cuñadas Yetta Goethals, Ghislaine Boucquillon y Simone Dirix. Le decían que era increíble que a los 65 años y habiendo tenido 12 hijos estuviera tan bien, ella contestaba: Tener muchos hijos no te envejece, sino que te mantiene joven por más tiempo. 1975.
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El último fin de semana estuve en lo de los Cauwe [también estuvieron en Argentina y Jacques era padrino de Alberto] y me llevaron a navegar por el Escalda, tienen un barco magnífico y dormimos a bordo. El tiempo no era muy bueno y eso seguramente no te hubiera gustado, nos inclinábamos a veces tanto que las pequeñas olas pasaban sobre la cubierta. Me divertí mucho. [Sigue describiendo la visita a varios lugares y a todos los parientes y conocidos como Diane Tytgadt en Maldegem, Maria Huys, Marie Claire Donck, Ginette Baere, los Deckmyn, etc.]. Cuando estaba en lo de Jacques y Ghislaine, fuimos a Amberes para ver el departamento de Fabienne. Era un día muy lindo y almorzamos en la Place Verte, que actualmente es peatonal; está llena de flores, cafés y restaurantes. Después fuimos al museo de la ciudad, ¡que ninguno conocía! Al menos ahora conozco los tesoros de tu ciudad natal. A todos lados donde voy me preguntan cómo estás y te mandan muchos saludos. Aquí duermo en la pieza que tenía cuando era joven. ¡Cuántos recuerdos y tu imagen que sigue flotando en el aire para mí! El Minnewater está muy lindo, vi la casa de tu abuelo De Wulf y la casa de tu tío, que se convirtió en un lindo hotel. La iluminación de la ciudad es muy artística. 7 de julio. Acabo de recibir tu carta y estoy muy triste por todos los problemas que tienen allá. Rezaré mucho para que todo se solucione. Pobre Albertito, es fundamental que no se desanime, aquí también es difícil para los jóvenes. Ayer estuve en lo de “petit” León De Wulf, el menor de sus hijos trabaja como mozo en un restaurante. Dice que es “por ahora”, tiene 18 años y acaba de terminar el secundario.
André Glorie perdió varios millones de francos en el asunto de los camiones de Patrick, que ahora es empleado de una empresa. Jacques Glorie y Ghislaine piensan venir a la Argentina el año próximo (1976) en noviembre o diciembre. Quizás “petit” León y Thérèse también vengan porque tienen grandes rebajas en Sabena [línea aérea belga], donde trabajan dos de sus hijas. [Estos proyectos nunca se concretaron]. Mi próxima carta será desde París. Felicitaciones para Pablito por sus logros y su carta en francés. Muchos saludos a todos y a cada uno en particular. Tu mujercita, Yvonne. Estadía en París 15 de julio. Estoy en París desde el sábado pasado, encontré a todos con buena salud y Beatrice estaba muy contenta de verme. Patrick me dijo: Te reconozco abuelita de Argentina, porque le habían mostrado muchas fotos mías. El hotel que Beatrice reservó para mí es bastante pasable y está muy cerca de su casa. Tengo un cuarto con cama simple, un lavatorio y un bidet, el WC está en el pasillo. Cuesta 30 francos con desayuno incluido. Me quedo aquí hasta el 23 de julio y pienso hacer la excusión a Versalles, Fontainebleau y quizás Chartres. Hoy Beatrice me guió por el centro, ya vi el Arco de Triunfo, los Campos Elíseos y también los bosques de St. Germain-en-laye. Beatrice vive cerca de la Basílica du Sacre Coeur y la visitamos con los chicos. Jean Claude trabaja con las estampillas los domingos y jueves, tiene un stand en el Carré Marigny. Lo fui a ver, es uno grande y lindo. Tiene muchísimo material, el negocio es próspero y los dos están muy contentos. Creo que la pareja anda bien por ahora y parecen estar contentos, las vacaciones en España les hicieron muchísimo bien. Piensan quedarse todavía un par de años allí donde viven y después establecerse en las afueras. En Bélgica hay un lujo y una abundancia increíbles, todo está limpio y prolijo, aunque en Bruselas hay muchos árabes y negros (y más judíos que en Argentina). Viajé sentada en primera clase en el tren de Bruselas a París, en el que la mayoría eran negros y árabes, era muy raro. Beatrice me esperaba con la Sra. de Rabbat y los chicos, y un señor muy amable me ayudó con las valijas. Paul y Yetta me dieron como regalo de casamiento para Alberto 160 francos franceses y quisieran saber cómo los van a utilizar. Me gustaría mucho que les escribieran para agradecerles. Casi no me atrevo a pensar en la Argentina porque mi corazón se llena de angustia pensando en lo que pasa allá. La ciudad de París da la impresión de estar sucia y no es solo una impresión, hay mal olor en más de un lugar. Un montón de gente duerme en los bancos de las plazas y come en las veredas. Cuando uno llega de Bélgica te impacta, pero mis hermanos me habían prevenido. En los barrios elegantes la cosa es mejor. Beatrice estaba muy contenta con los regalos e irá respondiendo de a poco. Decile a los chicos que pienso mucho en cada uno de ellos, pero que me disculpen por no escribirles. 23 de julio. Hoy voy a Versalles y a Malmaison. Pasado mañana parto hacia Bonn. Estoy muy contenta de haber pasado unos días con
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Beatrice y su familia. Los chicos son muy buenos y en general se portan bien, son muy despiertos para su edad y bien desarrollados físicamente. Su departamento es muy chico, pero Beatrice los saca al menos tres veces por semana a los bosques, ya que hay muchos en los alrededores de París, todos muy lindos. Querida Teresita: Muchas gracias por tu linda carta. ¡Qué lástima que la Argentina sea un bodrio! Aquí hablan mucho de vos y no tuve tiempo de ver todo lo que vos viste. Besos. Mami. Nuevamente en Alemania
Paseando por París en pleno verano, mi madre se quedó mirando a una modelo que posaba con ropa de invierno. En septiembre publicaron su foto en la revista de modas “Marie Claire”. 1975.
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30 de julio. Aquí estoy de vuelta en Siegburg. Hice un muy buen viaje de París a Colonia, donde Christian me esperaba con el auto. La peste son las valijas, tengo dos y un bolso, y no puedo llevarlas sola. Por eso necesito siempre que algún señor simpático me dé una mano. ¡Hasta ahora lo logré! Para mi retorno en Argentina, Christian propuso que la víspera durmiera en su casa. De este modo me llevaría a Frankfurt para embarcarme. Porque con el alemán me las arreglo para entenderme con los chicos y hacer alguna compra, pero me pierdo con el papeleo porque entiendo sólo la mitad de las indicaciones. Beatrice lamentaba mucho mi partida, pero estuvo muy feliz de que la visitara, creo que le hizo mucho bien. El 12 de agosto Christian me llevará en auto a Brujas a lo de Paul. Ursina y los chicos acompañarán y se quedarán tres días en Brujas para saludar a la familia. El 16 me voy a Duinbergen, donde me quedo hasta el 26, para volver a lo que Christian, dormir allí y salir para Frankfurt. Ahora verdaderamente falta poco para mi regreso. Aquí se habla casi todos los días en los diarios de la Argentina, de la “Presidenta enferma en un país enfermo”. Hasta pronto mi querido marido, hasta el placer de volver a verte pronto, te abrazo con todo mi corazón. Yvonne. 30 de julio. Querido Pablito: Busqué en París el compás con balestrín a jeringa, pero nadie sabía lo que era. Me dijeron que fuera a la Universidad a preguntar, pero como quedaba del otro lado de la ciudad, no pude ir. En Bonn buscamos con Christian, con el mismo resultado. Te mando algunos folletos de compases por si te interesan, pero verás que algunos son muy caros. Si alguno te interesa, escribile a Christian para que lo compre y me lo entregue. Tengo tu Hewlett Packard y Christian envió la garantía con tu nombre para que tengas cobertura en Argentina por un año. Trataré de conseguir un folleto con explicaciones en castellano. 5 de agosto. Estoy muy feliz por la venta del chalecito, porque te dará más liquidez, lo que es importante en tiempos tan difíciles. Felicitaciones a Alberto por sus éxitos como vendedor. El ‘arte de vender’ es un patrimonio internacional. Uno se las arregla en cualquier lado cuando es un buen vendedor. Esta es también la opinión de Jean Claude, que dice le llevó seis o siete años llegar a ser un buen vendedor de estampillas. Dice: Yo sabía vender estampillas, pero no era un buen vendedor.
El correo es muy irregular, tu última carta me llegó en cinco días, la anterior en nueve. Esto se debe a que en Alemania no trabajan los sábados y domingos. ¿Es cierto que confiscan los dólares y marcos cuando uno llega a la Argentina? Por las dudas llevaré el dinero del Sr. Lovey ‘encima’ mío. Aquí hay un artículo sobre la economía en Argentina en el que dicen que hay una quiebra total, que un taxi cuesta tres dólares por 15 minutos de viaje y que los brasileros vacían la Argentina de los artículos de lana y cuero, que por culpa de las huelgas las fábricas perdieron el 25% de su producción y que los obreros ya no tienen plata para comprar carne. Espero que sea un poco exagerado. Faltan 20 días para mi partida. Preguntá en Schwaben la hora de la llegada del vuelo de Lan Chile 173, que parte de Frankfurt el 27 de agosto a las 16 y 55 h. Noticias de Argentina [Mi padre respondió a esta carta]. La Lucila, 12 de agosto. Mi muy querida mujer: Recibo al mismo tiempo tus cartas del 30 de julio y 5 de agosto. En primer lugar las noticias de aquí. Tengo el placer de anunciarte que probablemente serás abuela por 23ª vez en marzo próximo, ¡de Estela y Bernardo!! Están muy contentos, visité su departamento, que está muy bien. Bernardo estuvo una semana en Salta para conocer el bosque de su suegro. Está en el Valle de Ledesma (a 5 km de Tilcara por vía aérea, te acordás de Tilcara cuando fuimos a Humahuaca), el clima es tropical, 8.500 hectáreas de tierra excelente con árboles magníficos. La ruta está casi terminada. Parece que allí hay una fortuna para los hijos. Robaron el camión del padre de Alicia. Están consternados y buscan por todos lados, evidentemente en vano. Entre tanto Alberto sigue vendiendo muy bien su papel y da la mitad de la ganancia a su suegro, que hace el reparto con su auto. Ganan cada uno por lo menos un millón por mes. Pero Lombardo está decidido a comprar un nuevo camión (que cuesta 60 millones) en cuanto cobre el seguro (14 millones). Venderá unos terrenos que tiene y sacará un crédito. El sábado pasado hubo una nueva devaluación y recién el lunes próximo cobraremos la mayor parte del chalet, ¡¡15% de pérdida!! Pero no me aflijo demasiado porque estamos entre los que están mejor en medio del desastre. ¡Hoy el gobierno cambió su gabinete ministerial por cuarta vez en un mes y el ministro de economía por tercera vez!!! En este momento el dólar libre está en 8.500 pesos y el marco a $ 3.500. El dólar turístico oficial, que vos tuviste a $ 2.500 está a $ 6.000. El taxi no cuesta ni tres dólares por 15 minutos (salvo los vivos que se aprovechan de los brasileros). Estos compran de todo muy barato, es verdad que la producción bajó un 25% pero habiendo bajado la carne, los obreros la comen como todo el mundo. Lo peor es el aumento formidable de todo y por los aumentos de sueldos (¡Alicia gana $ 600.000 en cada uno de sus dos trabajos!), hay una terrible iliquidez. Della Penna paga a sus obreros con una semana
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de atraso porque le faltan 2.200 millones (leíste bien, dos mil doscientos millones) para poder “cumplir” [Andrés y Pablo Zizzi trabajaban allí]. Averigüé la hora de tu llegada y muchos estaremos en Ezeiza para recibirte. Con respecto a los dólares, es cierto que al llegar a veces revisan (como cuando te fuiste) y obligan a entregar los dólares, pagándolos al cambio oficial. Los chicos van a San Bernardo con unos amigos para el 15 de agosto. Yo me quedo en casa para cobrar los $ 14.000.000 del chalet y “cambiarlos”. Myriam no tiene suerte: hace un mes se le fue la mucama, la reemplazó con una chica de 14 años para cuidar a Rosarito, pero el domingo desapareció (probablemente se fue con un novio), así que está de nuevo sola y no sabe cómo cuidar a su hija. En fin, sigue buscando y consigue alguna que otra ayuda. Felizmente sólo faltan 16 días, francamente es más que necesario que regreses. Muchos besos de todos y sobre todo de tu marido. PD: Sabés, ¡ya hice tres veces dulce de naranjas! Últimas cartas [De mi madre]. 10 de agosto. Estoy terminando mi estadía en Alemania, encantada de haber conocido la casa de Christian y a sus hijos. Markus mejoró mucho, ya no es agresivo como antes, me llevo bien con él y habla como un grande. Vonny es muy caprichosa, me parece que todavía va dar mucho trabajo. Por desgracia Christian no puede llevarme a Brujas porque los chicos se enfermaron. Markus tiene un poco de otitis y Vonny un gran resfrío. Ya están casi curados, pero Christian tiene miedo de hacer el viaje si los chicos no están totalmente bien. Por lo tanto iré en tren, pero dejo parte de mis valijas, lo que facilita las cosas; las tomaré cuando vuelva. Hace muchísimo calor en Europa, desde que estoy en Siegburg la temperatura no bajó de 30º, por lo cual hicimos pocas excursiones en estos últimos tiempos. La madre de Ursina hubiera querido venir para conocerme, pero tiene miedo del calor para hacer el viaje. De Herford a Siegburg hay 400 km. Sé que Marie Muylle estuvo presa en Siegburg durante la guerra de 1914-18. Vi la cárcel, que actualmente es un correccional. Esta mañana fui con Christian a una misa cantada en latín aquí en la abadía benedictina de San Miguel. Fue fundada en el siglo XI y domina toda la ciudad. [Mi padre contestó]. 20 de agosto. Mi muy querida mujer: Recibí tu carta del 10. ¡Qué lástima que Christian no pudo llevarte a Brujas, eso te hubiera facilitado muchas cosas! Aquí no hay novedades importantes. De todos modos te iremos a buscar a Ezeiza. Tené cuidado con los marcos (¡dividilos en partes y escondelos bien!). Descuento los días con entusiasmo. Hasta pronto, muchos besos de todos a todos y sobre todo para vos de tu marido. [De mi madre]. 12 de agosto. Esperé para enviar esta carta por si había alguna novedad, pero no pasó nada. Tomaré el tren a las 5 en Colonia hacia Brujas, Christian me llevará a Colonia. Los chicos fueron ayer al médico y ya están casi curados. El calor aflojó un poco por una tormenta. Toda la familia lo lamenta, pero yo estoy contenta de que haya un poco menos de calor.
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La vida continúa [Myriam añade el recuerdo de su segundo parto]. “Fernando nació el 9 de noviembre de 1975, día del cumple de Papi, y fuimos temprano a dejar a Rosario en su casa, y le lleve un montón de empanadas que me habían sobrado del cumple de Mister, que habíamos festejado la noche anterior. Ella estaba en la vereda, me deseó que tuviera un buen parto y fue tan rápido que casi lo tengo en el auto. Nació a los 5 minutos de llegar al sanatorio. No tuvieron tiempo de darme un cuarto ni de cambiarme la ropa, me llevaron directo y lo atajaron, literalmente”. De diciembre de 1976 a marzo de 1977 estuvo en Argentina Catherine Glorie, la primera de la familia de mi madre que vino. La mayor parte del tiempo estuvo en casa de mis padres, pero también fue a Misiones y Paraguay con Teresita, luego hizo un tour a Puerto Madryn y Esquel. Volvió encantada a Bélgica y recomendó mucho a sus padres y hermanos que vinieran, pero los primeros nunca lo hicieron y los segundos demoraron varios años en concretarlo. En 1977 fueron a Paraguay para ver a Andrés y su familia. Aprovecharon el viaje de ida para conocer el Noreste Argentino y lo hicieron en ómnibus, pasando por el túnel subfluvial de Santa Fe a Paraná, Corrientes, Misiones y luego a Asunción. [Mi madre escribió]. 30 de mayo de 1977. Queridos Pablo y Teresita: Hasta ahora hicimos muy buen viaje. Llegamos a Puerto Iguazú con dos horas de atraso por la niebla, pero pudimos hacer la excursión a las cataratas del lado argentino por la tarde. La excursión por el lado brasilero fue bárbara, ¡con 32º! Tuvimos dos días de sol. El viaje a Asunción se hizo con lluvia, pero llegamos bien a las 18,30 h del domingo y después salió el sol. Aquí todos están bien. Después de visitar las ruinas jesuíticas del lado paraguayo, Andrés y Cristina propusieron llevarnos a Posadas el 9 de junio para visitar las de San Ignacio. Llegaremos a Buenos Aires en avión el viernes 10 a la tardecita. Hasta pronto, besos. Mami. PD. Si hay gente que viene a pagar, los recibos están hechos, Myriam sabe.
En la Catedral de Asunción (Paraguay), Andrés y Cristina con Mariana en brazos, junto a Catherine Glorie. 1977.
[Al año siguiente fueron nuevamente a Brasil y mandaron una tarjeta a los hijos]. Sao Paulo, 17 de julio de 1978. Nuestro viaje fue una odisea. Salimos de Buenos Aires a las 8,50 PM, a las 10,30 PM estábamos en Foz de Iguazú y a las 11,30 PM en Campiñas (el aeropuerto de Sao Paulo cierra a las l0,30 PM. De Campiñas (Viracopos) fuimos en autobús a Sao Paulo, donde llegamos a las 2,00 de la mañana. Felizmente Rose Marie y Tono estaban esperándonos heroicamente y nos llevaron a Itapecerica, donde llegamos a las 3,00 de la mañana. ¡Olvidaba decir que habían dejado nuestro equipaje en Ezeiza! Estábamos furiosos. Aquí todo el mundo anda bien. Itapecerica es muy linda y la casa está casi terminada.
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Mis padres con Teresita y Nicolás (Nicky) Colonna el día en que se casaron, 4 de agosto de 1979.
El casamiento de Pablo y Susana Ghidara. 11 de julio de 1981.
[Cuando participé en Puebla, México, en la Asamblea General del Celam mi madre escribió dos cartas]. 28 de enero de 1979. Ayer, 27 de enero, nació Francisco en lo de Myriam, un varón grande de 4 kilos, se hizo desear ya que lo esperaban para el 20. Myriam fue tres veces al sanatorio y siempre la mandaban de vuelta. ¡Estaba desesperada! Pero, por fin nació a las 21,50 h. Estamos muy felices y Myriam está muy bien. Acabamos de llegar del sanatorio. Seguimos con mucho interés la visita del Papa a América Latina, y con Papi analizamos todas las fotos, ¡pero no aparecés en ninguna! A Alicia se le murió la tía Antonia, de Gálvez, el mismo día en que nació Francisco. El entierro creo que se hará al día siguiente. Vimos a Régine en lo de Myriam. Envejeció y adelgazó, pero parece que el médico dijo que en este momento estaba bien. Deberá verlo periódicamente. A Alicia le dijeron que el parto sería el 7 de marzo, el día que volvés. De modo que podrás ver dos sobrinos más cuando vuelvas. Mañana a mediodía Papi y yo nos vamos a San Bernardo hasta el viernes 2. [Iban por cuatro o cinco días para recibir los chalets alquilados en enero y entregarlos a los inquilinos de febrero]. Pablito y Cristina estaban muy contentos de haberte visto en el Aeropuerto. Recibimos carta de Rose Marie y nos dice que Rosita llegó bien. Pero por desgracia, cuando fue al colegio a buscar sus notas, le dijeron que debía rendir todas las materias antes del 2 de febrero por sus ausencias en Educación Física. ¡Qué gracioso, dice Rose Marie! Hasta pronto, querido Pedro, te abrazamos de todo corazón y pensamos mucho en vos. Mami. 13 de febrero de 1979. Recibimos muy bien tu postal de Lima y estoy muy feliz que Ian Leuridan te haya recibido bien. Andrés está aquí en este momento, toma quince días de vacaciones y vuelve a Casado a fines de febrero. Cristina vuelve a principios de marzo. Aquí todo sigue su ritmo normal, fuera de que empieza a hacer mucho calor. Estamos vaciando la pileta con Alberto. Pablo se fue a Brasil el sábado 10 por la mañana y regresa el 25. Teresita y Nicky están por unos días en San Bernardo y luego irán a Mar del Plata a lo de sus padres. Myriam está muy bien, en la primera semana tuvo algunos inconvenientes por haber retomado demasiado pronto sus tareas. El padre Franzini nos dijo que recibió una postal tuya desde Bogotá. Miro siempre la televisión para ver si te veo, pero hasta ahora, nada. Muchos besos de todos y buen viaje a Estados Unidos. Mami. En mayo de 1979 fueron por unos días a Montevideo, Uruguay. Al volver, durante varios meses Tono Bugan vivió con ellos. La empresa en la que trabajaba lo había enviado a Buenos Aires para hacer los cálculos para el proyecto de un embalse sobre el río Uruguay.
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El 30 de agosto de 1982, mi padre aprovechó que Andresito Bugan, Beby, vino a la Argentina para enviarle una carta a Rose Marie, de la que tenemos el borrador: Estuvimos muy felices de tener a Andresito, que nos puso al tanto de las novedades en la familia brasilera. Aquí todo va bien. Esta mañana Teresita tuvo un hijo, que se llamará Nicolás, todo anduvo muy bien, la madre y el hijo están bien, Nicky y Teresita están encantados de tener un varón. Hay otra novedad: Mami y yo hemos decidido construir un lindo departamento sobre el garaje y el terreno que está junto a él. Después de nuestras Bodas de Oro, esperamos mudarnos allí y alquilar la casa, que con su jardín, pileta, garaje y demás, son demasiado grandes para nosotros y tienen muchos problemas de mantenimiento, etc. Esto nos exigirá un gran esfuerzo financiero y estaríamos felices si fuera posible que ustedes nos devolvieran a principios del año próximo la mitad del dinero que les prestamos. Recuerden que cuando les prestamos la plata para sacarlos de apuro, ustedes dijeron en todo momento que podrían devolverla. Vean, por favor, si pueden solucionar su problema de otra manera. [Mi padre prestaba habitualmente dinero a sus hijos ante cualquier necesidad]. Hablando de otra cosa, Mami y yo hemos pensado regalarles el pasaje para uno de los chicos cuando vengan para Pascua. Hemos pensado mucho en Rose Marie en el día de hoy [era Santa Rosa de Lima] y le deseamos muchas felicidades. Feliz cumpleaños también a Cecilia. Mami envía lana para ella, una crema para Rose Marie y alfajores para toda la familia. Las Bodas de Oro En 1983 se celebraron las Bodas de Oro de mis padres. Para ellos lo más importante era que toda la familia estuviera presente. Beatriz con todos los suyos habían vuelto a la Argentina el 6 de septiembre de 1980 para establecerse definitivamente aquí, pero para los demás que vivían en el extranjero o en el interior fue necesario organizar sus traslados y alojamientos. Para que todos pudieran asistir, el festejo no se hizo el 20 de mayo sino el día de Pascua, 11 de abril. Estuvimos los doce hijos, los once yernos y nueras, 35 nietos y la tía Régine, hermana de mi padre. Yo presidí la misa de acción de gracias, que se celebró en la Capilla Ntra. Sra. de la Unidad. El almuerzo posterior nos reunió a todos en el jardín de Mariano Moreno 1573, Olivos. En esa ocasión, mi padre pronunció este discurso, entre corchetes agrego las frases que había escrito en un borrador y que omitió en la redacción final. Aunque no le gustaba improvisar y por eso preparaba cuidadosamente lo que
Mis padres en sus Bodas de Oro. 1983.
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Los 12 hijos presentes para celebrar las Bodas de Oro de mis padres: Christian, Rose Marie, Bernardo, Francine, Beatriz, Pedro, Miguel, Andrés, Myriam, Alberto, Pablo y Teresita. Hacía 20 años que no estaban todos juntos. 1983.
iba a decir, es posible que al pronunciarlo haya agregado o quitado algo:
Los 11 yernos y nueras presentes para celebrar las Bodas de Oro de mis padres, fue la primera vez estuvieron todos juntos: Ursina Löns, Antonio Bugan, Estela Viñuales, Pablo Zizzi, Jean Claude Rabbat, Inés Suares, Cristina Bianchi, Mauricio Lovey, Alicia Lombardo, Susana Ghidara y Nicolás Colonna. 1983.
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[¿Ya vieron un hombre en apuros? ¡Mírenme a mí! En su sermón, Pedro dijo (o se han dicho) tantas cosas lindas sobre nosotros que francamente no sé qué más decir. De todo esto hay una cosa segura: es que nos hemos amado y seguimos amándonos mucho, como también amamos muchísimo a nuestros hijos y nietos]. Queridos hijos y nietos: Hace 53 años, un lindo domingo de Pascua, un joven y una chica fueron a pasear en los bosques de St. André, cerca de Brujas. Se declararon el uno al otro que se amaban y convinieron casarse. Después de tres años (porque hubo que conquistar la felicidad) llegaron al matrimonio. Y hoy, medio siglo más tarde, estamos reunidos para rememorar ese acontecimiento familiar y festejar sus consecuencias. Sus consecuencias son ustedes, nuestros hijos y nietos, y la vista de esta linda asamblea hace saltar nuestros corazones de orgullo y alegría. Para nuestras bodas de oro ustedes nos dieron una linda heladera y muchos regalos más, que les agradecemos muchísimo. Pero ningún regalo vale tanto para nosotros como verlos reunidos a todos en este día alrededor nuestro. [Al contemplarlos me vinieron a la memoria las palabras del poeta Horacio, escritas hace veinte siglos: No voy a morir del todo porque he levantado un monumento más sólido que el bronce, que ni el tiempo ni la herrumbre pueden destruir].
Agradecemos al Señor, que bendijo nuestra unión y permite al sembrador ver la cosecha al fin de la jornada. Queridos hijos, hemos sido felices y terminamos nuestra vida en paz, deseando sinceramente que cada uno de ustedes alcance la misma felicidad. [Les voy a dar la receta de nuestra felicidad: hemos amado de veras. Porque el amor verdadero (y aquí hablo principalmente para la media docena de nietos que tienen proyectos matrimoniales) no consiste en buscarse a sí mismo en el otro, sino en buscar incondicionalmente el bien y la felicidad del amado]. Ahora vamos a hacer un brindis, pero no a la salud de los abuelos, que gracias a Dios es buena todavía, sino por las generaciones presentes y futuras de los Oeyen y de los que se casaron con ellos. Vamos a mirar el presente y el futuro, que son la prolongación del pasado. Los invito a levantar su copa con esta intención.
Toda la familia reunida para celebrar las Bodas de Oro de mis padres. 1983.
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16 LA
VIDA EN EL DÚPLEX
[Prosiguen las memorias de mi madre]. Después del casamiento de Pablo, nos pareció a Alberto y a mí que nos sobraba lugar, que esa casa era muy grande. Entonces pensamos en construir un dúplex sobre el garaje, con entrada por Mariano Moreno 1587, y alquilar la casa para tener un mayor ingreso por el capital invertido. El dúplex era mucho más lo que buscábamos. Tenía un living comedor grande, una cocina con comedor diario, nuestro dormitorio y un baño. Y en el segundo piso teníamos un cuarto para huéspedes, con su baño. Había una linda terraza en el segundo piso. En fin, era muy agradable vivir allí. LA MONEDA EN ARGENTINA
Un breve esquema para entender los cambios en la denominación de la moneda argentina y su valor. En 1881 se dejó de usar la denominación de “real” heredada de la época colonial y se creó el “peso moneda nacional” ($ m/n), que se usó durante 89 años. En 1970 se devaluó la moneda, le sacaron dos ceros y comenzó a llamarse “peso ley 18188” ($ 1 ley = $ 100 m/n), que se usó durante 13 años. En 1983, se devaluó la moneda, le sacaron cuatro ceros y comenzó a llamarse “peso argentino” ($ 1 argentino = $ 10.000 ley), que se usó durante dos años. En 1985, nuevamente se devaluó la moneda, le sacaron tres ceros y comenzó a llamarse “austral” (1 austral = $ 1.000 argentinos), que se usó durante seis años. En 1991, se devaluó otra vez, le sacaron tres ceros y volvió a llamarse “peso” ($ 1 = 1.000 australes). Valor y denominación que están actualmente en uso. Esto significa que de 1970 a 1991, a lo largo de 21 años, le sacaron a nuestra moneda doce ceros de tal modo que un peso actual equivale a $ 1.000.000.000.000 m/n. Claro que con un peso actual no se puede comprar lo que se compraba con el que estaba vigente en 1970.
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Viajes y noticias varias Para completar este período añado parte de las cartas, así como otros recuerdos. Mis padres fueron otra vez a Brasil en enero de 1984 para los festejos de las Bodas de Plata de Rose Marie y Tono, desde allí me escribieron: Aquí todo va bien, el viaje y la estadía. Fuimos el sábado y domingo a Itapecerica y tuvimos una verdadera tormenta tropical: viento, lluvia torrencial y al cabo de una hora estaba lindo. Hace mucho calor pero hasta ahora la única lluvia fue la de Itapecerica. Como regalo Rose Marie eligió una heladera con freezer marca Brastemp de 440 libras. Papá completó la cantidad y ella está muy contenta, se la entregan el 24. Tono vuelve el viernes a mediodía hasta el lunes o martes, está en Montevideo por siete u ocho meses. Volvemos el 26 a las 16 h. Muchos besos de todos. Mami. En febrero alquilaron la casa de Mariano Moreno 1573 a Juan José Vicino, que luego resultó un mal pagador, mi padre inició una demanda judicial en su contra y por orden del juez logró desalojarlo en abril de 1986 y cobrar parte de lo adeudado. En marzo de 1984, mi padre mandó un audio a Christian junto a toda la familia, del que tenemos un borrador: ¡Feliz cumpleaños Christian! Después de todo lo que dijo tu madre, incluyendo sus ejercicios de alemán, me siento un poco escaso de novedades para contarte. Por sobre todo, no te aflijas por el número 50. Nunca tenemos una edad distinta de la que sentimos [tachó lo siguiente: ‘y nunca nadie pudo envejecerse o rejuvenecerse haciéndose mala sangre’]. Tu anciano padre es testigo de eso. Actualmente tenemos una vida muy movida y la mitad del tiempo estamos viajando. Fuimos a Brasil en enero, dos veces a San Bernardo
en febrero, una en marzo y volvemos a ir mañana por una semana. En mayo iremos a Asunción, Paraguay, etc. Nuestra salud es buena esperamos que también todos ustedes estén bien. Mami habla de viajar a Europa, pero eso queda bastante lejos para nosotros que somos unos ‘venerables ancianos’. Fuera de broma me cuesta un poco ese viaje. Aquí se habla mucho de la crisis en Argentina, pero tus hermanos y hermanas se las arreglan bien. También nosotros, pero como decía el que se caía del 9º piso al pasar por el primero: Por ahora todo va bien. Veremos cómo termina esto. Cuando mi padre tenía 75 años, en agosto de 1984, vimos que se agitaba al caminar, se quedaba sin aire y fatigaba. Lo llevé al Instituto del Corazón, ya que conocía a su director el Dr. Giménez de Paz. Le diagnosticó insuficiencia cardíaca leve, que había provocado un leve edema de pulmón y un pre-infarto, lo medicó y mandó a hacer reposo por dos o tres semanas. Se repuso y durante más de veinte años fue atendido por este médico. Poco después mi madre comenzó a atenderse también con él, pues desde su último parto, hacía 30 años, que no se hacía un chequeo a fondo. [Estando yo en San Bernardo, mi madre me escribió]. 16 de febrero de 1985. Esperamos que disfrutes de muy buenas vacaciones. Aquí todo bien. Papi está bien e irá al médico en marzo. Por favor, entregá la carta de Alberto y las felicitaciones por el cumple de Sofía y Ana Inés, así como a Alejandro en lo de Alberto. Juampi y Santi Zizzi corren la regata de surf en Punta del Este la semana que viene, Pablo los acompaña. Iremos a San Bernardo por unos días el 4 de marzo.
Cerro Tronador, que mis padres fueron a ver el 14 de febrero de 1986.
Andrés y su familia dejaron Asunción y se establecieron por unos años en Puerto Casado en junio de 1978 para volver luego a Asunción. En mayo de 1985 mis padres los visitaron, aunque no tengo cartas de ese viaje. Pocos meses más tarde Andrés y los suyos volvieron a la Argentina y compraron una casa en San Isidro, unos años más tarde volvieron a establecerse por un segundo período en Paraguay. Una reflexión sobre el matrimonio [Hacia 1985, Bernardo y Estela hicieron un retiro para matrimonios organizado por el Movimiento Familiar Cristiano. Mi padre les mandó una carta]. Queridos hijos: Al hacer ustedes el Encuentro Conyugal, quiero hacerles llegar nuestra palabra de aliento. El día de su casamiento se dieron mutuamente el sacramento del amor, sin el cual el matrimonio no puede ser otra cosa que una asociación de egoísmos, que lleva en sí su condenación.
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LA HIPERINFLACIÓN
En los últimos 80 años fueron muy pocos los períodos en que no hubo inflación en Argentina, a veces fue leve, moderada o alta, pero en 1989-90 alcanzó proporciones descomunales y se llamó “hiperinflación”. El total acumulado en 1989 fue de 3.079% (con picos en mayo, junio y julio) y en 1990 de 2.314% (con picos en enero, febrero y marzo). Varias veces a lo largo de un día cambiaban los precios, cada uno cobraba lo que quería, era imposible comparar, si te daban un precio tenías que aceptarlo porque si volvías más tarde ya había aumentado o faltaba lo que querías. Hubo desabastecimiento, huelgas, cierre de fábricas, empresas y negocios, estallidos sociales, asalto a supermercados, manifestaciones, etc. Esta situación llevó a Alfonsín a adelantar las elecciones presidenciales de octubre a mayo de 1989 y a renunciar, entregando en julio el gobierno a Menem que las había ganado por amplia mayoría. Este logró estabilizar la economía recién en 1991 con el plan de la “convertibilidad” con el cual un peso equivalía a un dólar americano, bajo la conducción de Domingo Cavallo como Ministro de Economía. Unos años más tarde este plan estalló en pedazos, bajo el gobierno de De la Rúa, culminando con la crisis de diciembre de 2001, en la que se generó un caos económico y social que lo llevó a renunciar. Se cerraron los Bancos, congelaron las cuentas, el gobierno incautó los dólares depositados por particulares, se devaluó el peso, las provincias emitieron sus propias monedas, muchas empresas quebraron, hubo asaltos a supermercados, huelgas, manifestaciones y desmanes, etc.
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Con la autoridad que nos dan 50 años de vida conyugal feliz, les aseguramos que, por el contrario, el amor real de los esposos les da la felicidad y la paz en el hogar, cosa indispensable para la felicidad de los hijos. La Iglesia, no solamente por inspiración divina, sino también como fruto de veinte siglos de experiencia, hace cantar el domingo un cántico que dice: Si quieres ser feliz, ama, y todo cambiará. De veras, si uno piensa únicamente en la felicidad del otro, ambos serán felices porque el amor llama al amor. Sabemos que el camino de la vida le presenta a cada mortal días malos, pero para luchar contra ellos ustedes serán dos, el uno para el otro. San Francisco de Asís, uno de los grandes santos de la Edad Media, lo describe muy bien en la famosa oración: Oh, Maestro, que no busque tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar. Porque es dando como uno recibe, es olvidándose como uno encuentra, es perdonando como uno es perdonado. Hijos nuestros, ámense y serán felices y no permitan que terceros se entrometan entre ustedes para empañar su amor. Hagan de la vida matrimonial una fortaleza en la cual sólo ustedes dos y sus hijos, fruto de su amor, tengan refugio. Si llegan a realizar esto, serán muy felices ambos, como nosotros dos lo fuimos durante nuestra vida matrimonial. Es lo que de todo corazón les desean sus padres. Alberto. Yvonne. Noticias familiares Del 9 al 16 de febrero de 1986 mis padres decidieron seguir conociendo nuestro país y fueron a Bariloche, pero no tengo cartas que hayan escrito en esos días porque yo estaba allí y nos encontramos personalmente. En julio de ese año yo me fui a Europa e Israel por siete meses para visitar la familia y hacer cursos de actualización, mandé muchas cartas y tarjetas postales y mis padres me escribieron 22 contando los mil detalles de la vida familiar y comunitaria, así como la situación del país, que prácticamente son una crónica de esos meses. Por su extensión, no puedo trascribirlas íntegramente, pero tomo las partes que me parecen más significativas. [Esta y las siguientes las escribió mi madre]. 19 de julio de 1986. Tenemos la alegría de anunciarte que la casa se alquiló a la familia Müller, un matrimonio con un hijo de 13 años. La señora da cursos de pastelería y organiza reuniones los sábados y domingos para degustar sus exquisiteces. Son descendientes de alemanes y tienen dos hijos casados, un varón y una mujer de 24 y 26 años, son consuegros de los Sackmann de San Isidro. Papá está muy contento y firmó ayer el contrato por 900 australes, creemos que serán buenos inquilinos. Tomarán posesión el 1º de agosto. Mañana vienen a casa para almorzar Pablo, Francine y toda su familia, también Marina y José. Marina comenzó un negocio para confeccionar ropa de bebé, Francine la ayuda, tienen muchísimos pedidos. Albertito y Alicia están en Coronda, Bernardo y Estela en Santa Fe.
31 de julio. Acabamos de recibir tu tarjeta desde Jerusalén y tu carta desde París. Estamos muy contentos de saber que te va bien en todo. Se lo comuniqué a la comunidad de la Capilla de la Unidad, todos preguntan por vos y mandan saludos. En la familia todos andan bien, pero en lo de Pablito la pequeña Francine tiene una fea gripe y Susana está muy inquieta. El médico dice que no deben preocuparse y que mejorará pronto. 11 de agosto. Le robaron el auto a Pablo Zizzi. Dos mocosos armados con unos revólveres se lo sacaron delante de la fábrica, junto a su reloj y la plata que tenía consigo (no era gran cosa). ¡Dice que tener un revolver apuntándole a la sien es una sensación horrible! Está asegurado, pero perderá plata, comprará algún usado y estará dos meses sin coche. Albertito vendió el Fairlane por su cuenta porque había estado seis semanas en la agencia sin ningún resultado. Recuperó el dinero invertido. Papi y yo vamos a ir a Brasil para el casamiento de Cecilia y André Sobanski el 18 de octubre, junto a Francine, Miguel, Andrés, Myriam y Pablito, con sus maridos y mujeres. La familia va a estar bien representada. La tía Régine volvió encantada de su viaje a Estados Unidos y al Caribe. Tuvo buen tiempo. Pasales las noticias a los tíos y tías de Bélgica, les escribiré más adelante.
Estando en Roma tuve el primer encuentro personal con Juan Pablo II después de una audiencia general en la Plaza San Pedro, Roma. 15 de octubre 1986.
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Mis padres siempre colaboraron con las obras de la Iglesia, entre ellas el Seminario donde me formaron.
Andrés organizó una fiesta el 5 de agosto por los 50 años de Bernardo. Lamentamos tu ausencia. Estaban todos los hermanos y hermanas Oeyen y Viñuales. 18 de agosto. El sábado Papi y yo hemos ido a lo que era nuestra casa, que se transformó en una ‘Casa de té’. Estuvo muy bien servido y creemos que van a mantenerla en muy buenas condiciones. Era el primer día que abrían. Todos los que viajan a Brasil están haciendo preparativos. Francine y Pablo irán ocho días antes del casamiento para hacer un tour que terminará en Sao Paulo. Pablito, Susana y nosotros llegaremos la víspera, luego el lunes se irán a Río y nosotros todavía no sabemos qué haremos. El grupo de los tres matrimonios van a Sao Paulo el 10 de octubre, alquilan un auto para ir a Río y a las playas y volver para el casamiento. Rose Marie escribió diciendo que Cecilia y André habían comprado un departamento de tres ambientes en Morumbí, están muy contentos y lo van amoblando. No es un barrio de primera, pero si la fortuna les sonríe, podrán mudarse más adelante. Mano y Claudia compraron un terreno de más de 1.000 metros cuadrados, ya lo escrituraron y van a construir. Así que allá también les picó el bichito de la casa propia. Encontraron el auto que le habían robado a Pablo Zizzi, pero como tenía seguro sólo contra robo, tiene gastos por 1.000 australes de chapa y pintura. Entre tanto había comprado un viejo Ford por 3.000 australes y se lo va a dejar a Francine y Marcelo. Parece que ahora reencuentran los autos robados porque su aseguradora está formada por policías retirados que se dedican a buscarlos. Nacimiento la primera bisnieta y otras noticias [Esta carta es de mi padre]. 31 de agosto: Tengo el agrado de anunciarte que sos tío abuelo desde el 26 del corriente, de una nena llamada Mercedes. El parto no venía y tuvieron que hacer una cesárea. Entonces vieron que el cordón umbilical estaba atado al brazo de la nena, que pesa 3,600 k. La madre y ella están bien. Te escribo en vez de Mami para variar el placer. Mami está bien. Hemos pintado nuestro dúplex por afuera con Recuplast, creo que ahora ya no pasará la humedad. También hicimos un par de cambios por dentro, cuestión ocupar un poco a ‘los viejos’. Myriam, por su parte, transforma su jardincito en patio, primer paso para las transformaciones que proyecta. Bernardo levanta paredes alrededor de la terraza de su casa para hacer un solario. Nos alegra mucho saber que progresa el árbol genealógico, es una ocasión única para aclarar muchas cosas. De salud creo que sigo bien, voy a ver al Dr. Giménez de Paz en el mes de septiembre. [Ésta y las siguientes fueron escritas por mi madre]. 6 de septiembre. Muchas gracias por el libro de Adegem, Maldegem y Middelburg que me enviaste, que me gustó muchísimo y me recuerda muchas cosas
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de mi infancia. Tiene fotos de mi madre, mi abuelo, el tío Bertrand y una cantidad de detalles sobre la vida de nuestros antepasados. Por ejemplo, que la bandera de la fanfarria de Santa Cecilia fue bordada por mi bisabuela Ida Haelewyck. Lástima que esté en flamenco y que sólo Papi y yo lo comprendamos. Para tu regreso pienso traducir las partes que se refieren a la familia. Le escribí una carta a Diane Tytgadt para agradecerle. Ya hice veinte fotocopias de tu carta que resume tu viaje a Tierra Santa porque tus hermanos y hermanos querían guardar esta carta como recuerdo. Albertito cambió su Volkswagen Gacel por un Renault 18 modelo 1983 y está muy contento porque se libra de las cuotas, que habían aumentado mucho por la inflación. Pablito sigue con su negocio de gas y está a punto de comprar un segundo camión. Actualmente el dólar vale 121 australes y la inflación del mes pasado fue del 9,5%, lo cual ya es inquietante. En fin, esperemos que todo se arregle. ¿Cómo anda mi hermano Paul? Tengo la impresión que su salud no es muy buena, aunque nadie me dijo nada al respecto. Mañana Patrick Rabbat cumple 16 años. Beatrice sigue arreglando el departamento y espera la conexión de gas para ocuparlo, probablemente la harían a principios de noviembre. 22 de septiembre. Lamentamos los problemas que tuviste al llegar a Roma, felizmente todo se arregló. Pablito te escribió para anunciarte que será papá por segunda vez, Susana espera para el mes de mayo
Las cuatro generaciones: mis padres (bisabuelos por primera vez), Pablo Zizzi y Francine (abuelos por primera vez), José O’Connor y Marina Zizzi (padres primerizos) con Mercedes en brazos. 1987.
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próximo, se siente bien y no tiene demasiadas molestias, que espera pasarán antes del viaje a Brasil. Sábado próximo bautizan a Mercedes O’Connor en la Catedral a las 5.00 PM, los bisabuelos hemos sido invitados, así como los abuelos y los hermanos y hermanas de Marina y José. Es lo máximo que puedo invitar, dice Marina, porque mi casa no da para más. Martes pasado nos invitaron a lo de Miguel para festejar los 15 años de Magdalena, pasamos una velada muy agradable. Miguel reformó la piecita al lado de la cocina para Magdalena, quedó muy bien y ella está muy contenta. Bernardo tiene muchas dificultades con Fátima, que sale muchísimo y tiene malas notas en el colegio, donde ya tuvo que ser reincorporada y esperan que no tenga que repetir tercer año. La salud de Verónica va mejor, en cuanto a que no tiene dolores, pero toma muchísimos remedios ¡y tiene sarampión en este momento! 28 de septiembre. Ayer fuimos al bautismo de Mercedes en la Catedral de San Isidro. Conocimos la casa de Marina, que está muy bien arreglada y el barrio es mejor de lo que creíamos. Recibimos noticias de Christian, justo yo le había escrito y nuestras cartas se cruzaron. En general todo va bien en su casa. Ursina sufre de reumatismo y Markus prepara su examen de ingreso a la Facultad de Medicina. Yvonne está enamorada de un francés que conoció en las vacaciones, pero como vive a 1.300 km, Christian dice: ¡Veremos! 6 de octubre. La semana pasada fuimos al médico e hicimos todos los análisis. Papi está muy bien, su colesterol está en 210 (al principio estaba en 260). Yo me hice revisar, tengo la presión un poco alta (17), pero el resto está bien. El médico me prohibió la sal y me dijo que volviera en diciembre para ver si eso se normalizó. Casamiento de Cecilia Bugan y otras noticias
Hotel Toriba, en Campos do Jordâo, Brasil, donde se alojaron mis padres, Rose Marie y Tono. 1986.
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[Tarjeta postal desde Brasil]. 24 de octubre. Después del casamiento de Cecilia, que fue bárbaro, la ceremonia religiosa muy comunitaria y la fiesta muy concurrida en un muy lindo salón, Rosa y Antonio nos llevaron a pegar una vuelta por Campos de Jordâo. Es un lugar precioso, que se llama la Suiza brasilera, nos gusta mucho. En la tarjeta está la vista de nuestro hotel, la pieza de la esquina es la nuestra y al lado la de Tono y Rosa. Está rodeado de un parque precioso, muy florido, donde encuentro muchas flores que había en nuestro jardín en Vriesdonck. 10 de noviembre. Muchas gracias por tu llamada telefónica, fue una verdadera emoción oír tu voz y Papi estaba muy contento de oírte. Recibimos las fotos de tu entrevista con Juan Pablo II, que son magníficas. Ayer tuvimos reunión en lo de Francine, todos tus hermanos y hermanas las vieron. Entregué al P. Adrián, a las Hermanas y a la gente de la comunidad las que les estaban dedicadas. Nuestro viaje a Brasil fue excelente y la familia estuvo muy bien representada. Rosa y Tono habían alquilado un gran salón para la fiesta y hubo unas 250 personas. La celebración en la iglesia fue preparada por André Sobanski,
que tiene ideas muy particulares. Dirigió una pequeña alocución a los fieles en la que explicó la felicidad de poder realizar su amor en el matrimonio. Fue en portugués, por lo cual no lo entendí, pero Rosa y Tono me lo explicaron. Los casó el asesor del movimiento juvenil, no hubo misa pero todo el mundo comulgó. Después fuimos con ellos unos días a Campos de Jordâo y Ubatuba. Las playas brasileras son muy lindas pero el sol es muy fuerte y le molestaba a Papá. Entre ambos lugares, pasamos por el inmenso Santuario de Ntra. Sra. de Aparecida. 19 de noviembre. Nos llegó toda la correspondencia que enviaste por intermedio del cardenal Aramburu. Felizmente estarás de vuelta cuando el Papa viaje a la Argentina, ¡si no serías capaz de utilizarlo también como cartero! Miguel y Ricardo Alvarez alquilaron un local en Martínez, sobre la calle Eduardo Costa, que era una verdulería cuando vivíamos allí. Van a poner una heladería Massera, parece que eso anda bien. El tío de Ricardo la atenderá en verano. ¡Supongo que saben lo que hacen! Del 24 al 30 de diciembre vendrá Rosita Bugan a la Argentina para presentar a su novio, Nabih. Se alojarán en lo Pablo Zizzi, donde estarán con gente de su edad. Compramos un kilo de yerba y se la daremos a Monseñor Mejía para que te lo lleve. Esperamos que no sea un abuso de confianza. 26 de noviembre. Acabamos de recibir la historia de la familia que mandaste por Mons. Mejía. Muchas gracias, es un gran trabajo, pero muy interesante [era un borrador del libro que luego fotocopié y encuaderné para entregar a mis padres, hermanos y algunos parientes con el título: “Oeyen-Glorie. 500 de historia de una familia”]. Ya estamos llegando a fin de año, las clases terminan y Rosarito rindió los exámenes para entrar en primer año. Tuvimos mucha suerte
Mis padres paseando en Brasil con Rose Marie. 1986.
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Poco antes de celebrar los 20 años de mi ordenación sacerdotal en Roma, tuve un segundo encuentro personal con Juan Pablo II. Después de haber concelebrado con él, junto a un grupo de sacerdotes en su capilla privada, nos saludó a cada uno y nos regaló un rosario. 1986.
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con nuestro viaje a Brasil, en pocos días el costo de vida se duplicó allí. Esperemos que los que viven allí puedan arreglárselas a pesar de todas las medidas que tomó el gobierno. Vivimos realmente tiempos muy difíciles. [El mismo día mi padre escribió]. Con mucha alegría me enteré que regresás el próximo 12 de marzo. Aquí me dijeron que actualmente el avión de Asunción sale siempre con dos horas de atraso. De todos modos, estaremos allí para recibirte. Tal como lo suponías los festejos por mi cumpleaños fueron muy lindos y en lo de Francine. Y la vida sigue su curso normal. Siempre se dijo que los pueblos sin historia son los más felices. Felicitaciones por el aniversario de tu ordenación sacerdotal el 7 de diciembre. Ese día nosotros estaremos en San Bernardo, donde pasaremos unos diez días de vacaciones (para variar). Allí rezaremos por vos yendo a misa (si es que la hay). [Nuevamente mi madre escribió]. 5 de diciembre. Fuimos a lo del Dr. Giménez de Paz esta semana. Papi está muy bien y mi presión bajó un poco (esta vez 16-9 en lugar de 17-10 de la vez anterior). Yo uso muy poca sal y casi suprimí el vino (tomo sólo el domingo). Me siento muy bien. Juampi Zizzi es el representante de Argentina en` las competencias sudamericanas de windsurf en Chile. Se llevó tres materias y Francine va a contratar un profesor particular para que las pase. En lo de Beatrice todos aprobaron, pero como Anne Marie está floja en inglés, durante el verano seguirá unos cursos en la Academia Pitman. El único que tiene verdaderamente problemas es Bernardo con Fátima. 19 de diciembre. Albertito ya se fue con su familia a San Bernardo y abre el restaurante el 20 de diciembre. Miguel pasa la Navidad aquí y abre “L’Eté” el 28. Francine reunirá toda la familia en su casa el día de Navidad a mediodía. En Nochebuena iremos a misa y después cenaremos con Andrés, Cristina y sus hijos. Rosita Bugan y Nabih estarán lo de los Zizzi. Como reciben dólares a precio oficial, con la diferencia que consiguen al cambiarlos, prácticamente cubren el costo del viaje. Compraron un departamento en 30 cuotas y piensan casarse cuando todo esté pagado, en 1989. Rosa nos dijo que Mano y Claudia casi terminaron la casa y piensan casarse el 21 de febrero. Estela fue operada, Bernardo nos dijo que ella se siente bien, esperemos que no tenga que sufrir otra operación más importante. Juampi salió tercero y ganó la medalla de bronce en Chile y está muy contento. Piensa dedicarse a eso, pero tendrá una interrupción ya que en marzo comienza su servicio militar. La tía Régine viene seguido a leer tus cartas y se interesa en tu viaje. Pablito alquiló su chalet en San Bernardo para enero y él va a ir en febrero. Estuvieron para el fin de semana del 8 de diciembre y su hija Francine estaba encantada con el mar y el chalet, decía que “porque tiene patio”.
21 de diciembre. Aprovecho el ofrecimiento de Mons. Laguna para agregar unos párrafos. Tus cartas nos gustaron mucho, así como tu acción de gracias en el aniversario de tu ordenación. Es muy cierto que cuando uno se entrega a Dios, él nos ayuda a lo largo de todo el camino. Fátima aprobó cinco materias y dos medio aprobadas, le quedan tres para marzo y espera lograrlo. Verónica aprobó dos de las tres materias que rindió para hacer quinto año libre y le faltan dos que rendirá antes de Navidad. 6 de enero de 1987. Tendrás trabajo a tu regreso porque se anuncia otro nacimiento en lo de Teresita para fines de agosto. ¡Todo el mundo se entusiasmó al mismo tiempo! Susana para mayo, Cristina a principios de julio y ahora Teresita. Está muy contenta porque realmente querían un tercer hijo. Bernardo y Estela están muy contentos con su terraza y nosotros, con sus hermanos y hermanas les regalamos una “Pelopincho” para los más chiquitos, lo cual es una gran solución, dice Estela. Y después de que bendijiste la nueva planta de agua potable en Florida, tienen agua en abundancia. Christian llamó para Navidad anunciando que llegan en avión el 23 de marzo y se quedan hasta el 23 de abril. Así podremos celebrar la Pascua todos juntos. Para sus vacaciones Myriam alquiló en Valeria del Mar y Andrés en Cariló, ambos en febrero. Pablito en este momento renguea porque se torció mal el pie, el 21 de diciembre, en San Bernardo, persiguiendo a su hija que se escapaba. 12 de enero. Muchas gracias por tu atención al desearnos feliz Navidad por teléfono. Nosotros también rezamos por vos ese día. Me parece que toda la familia siguió la misa de Nochebuena del Papa por TV y Miguel buscaba para ver si te veía. Nuestros inquilinos vecinos están de vacaciones hasta el 17 de enero, así que aquí hay una calma absoluta. Hizo mucho calor, hasta 35,6º, pero ahora bajó un poco, con máximas de 30 o 31º. En la costa hay mucha gente, pero gastan menos que en años anteriores.
Primeros pasos de mi madre después de la isquemia, Beatriz la alienta y mi padre observa. Febrero de 1987.
Mi madre tuvo un ACV [La siguiente carta la escribía mi padre] 24 de enero. Tengo que darte malas noticias. Mami tuvo un pequeño ACV [accidente cerebro-vascular] el pasado domingo 18. Al principio no se daba cuenta, pero tenía dificultades en la pierna derecha al caminar; después perdió fuerza en el brazo derecho. Fuimos entonces a lo del Dr. Giménez de Paz, que diagnosticó un pequeño derrame cerebral y nos envió a lo de un neurólogo, el Dr. Albín, de San Isidro. Él confirmó el diagnóstico y dijo que había que hacer una tomografía computada. La hicimos y el resultado fue muy bueno según Giménez de Paz, porque no hay una obstrucción primaria, sino sólo una secundaria y no hay “derrame”. Me aseguran en todos lados que Mami se recuperará bien y que no hay riesgo grave.
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Los doce hermanos reunidos en la casa de Pablo y Susana Ghidara antes del festejo por la recuperación de mi madre. Abril de 1987.
Está en casa y toma medicamentos principalmente para disolver la obstrucción. Hay que ayudarla a caminar, habla menos claramente y por el momento no puede escribir. Te describo las cosas exactamente como son para que sepas de qué se trata y no te imagines cosas falsas. Sobre todo no tenés que volver, ni hablar por teléfono. Lo repito: de acuerdo a lo que dicen los médicos, el caso no es grave, pero es un aviso. Te escribiré en los próximos días para estés al corriente de lo que pasa. Llamé por teléfono a Francine varias veces para ver cómo andaba mi madre, quien me confirmó lo que mi padre había escrito, añadiendo que a veces tenía signos de cierta confusión mental. Por ejemplo, les hablaba en francés a los yernos y nueras que no lo entendían (¡alguno creía que le tomaba el pelo!) y en castellano a los hijos, que dominaban ambos idiomas. Adelanté mi regreso y llegué el 14 de febrero. Ella evolucionó favorablemente, recuperó casi su vida normal y sólo le quedó una levísima dificultad en la pierna derecha, por lo cual le costaba un poco subir escaleras, a veces tropezaba en la calle, en algunas ocasiones se cayó y su letra comenzó a ser un poco vacilante, nunca fue la de antes. Sin embargo, pudo recibir a Christian y Ursina. En Pascua vinieron también Rose Marie y Tono, por lo cual hicimos un festejo con todos mis hermanos y cuñados en lo de Francine y Pablo Zizzi, solo faltaban algunos nietos. Festejó al año siguiente sus Bodas de Esmeralda (55 años de casados) y los 80 años de mi padre, y los suyos en 1990.
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La última vez que estuvieron reunidos con mis padres los once yernos y nueras, en el festejo por la recuperación de mi madre. De pie: Nicolás Colonna, Jean Claude Rabbat, Antonio Bugan, mis padres, Mauricio Lovey y Pablo Zizzi. Sentadas: Ursina Löns, Alicia Lombardo, Estela Viñuales, Susana Ghidara, Inés Suares y Cristina Bianchi, en la casa de Francine y Pablo Zizzi. 1987.
Poco después se enteró de la muerte de su hermano Paul, en una clínica en Brujas, el 15 de agosto de 1990. A pesar de que tuvieron algunos problemas con su salud, se repusieron y volvieron a viajar periódicamente a San Bernardo e incluso fueron a Brasil del 9 al 22 de noviembre de 1989 para el casamiento de Andrés Bugan y para estar con Rose Marie y su familia. Kristaan Mennens (primo de la rama Oeyen) y su primera esposa estuvieron en Buenos Aires en octubre de 1990 y se alojaron unos días en el segundo piso del departamento, luego fueron a lo de la tía Régine. La señora de Müller enfermó de cáncer y ya no pudo atender la “casa de té” que había instalado en nuestra casa familiar. De común acuerdo con mi padre, en abril de 1987, rescindieron el contrato de alquiler y en julio se firmó un nuevo contrato por dos años con Carlos Ferri, que cumplió con lo pactado y se retiró en agosto de 1989. Inmediatamente después la alquilaron a Raúl Armendáriz y su familia. Pero resultaron pésimos inquilinos y dejaron de pagar. Nuestro padre inició una demanda judicial contra ellos, que hicieron todo lo posible por prolongar la posesión lo más posible. Nuestro padre logró la orden de desalojo, que se hizo efectiva en noviembre de 1991. Se fueron antes de que los echara el oficial de justicia, sin saldar lo adeudado y dejando impagas muchas facturas de servicios públicos.
Kristiaan Mennens con su primera esposa, Anne De Cat, en casa de mis padres con Pablo, Susana y sus hijos Camila, Felipe y Clara. 1990.
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17 LOS
ÚLTIMOS AÑOS
La nueva casa [De las memorias de mi madre] No tuvimos mucha suerte con los inquilinos. Con los primeros más o menos nos pudimos arreglar. El último que tuvimos no pagó durante dos años y con un juicio logramos deshacernos de él. Pero, después de estar dos años sin que nos pagaran, Alberto se cansó de alquilar la casa. Entonces la pusimos en venta, pero no logramos que alguien comprara sólo la casa. Todos querían tenerla con nuestro dúplex y el garaje. Al final, encontramos un interesado y vendimos en 1992. Lamentábamos un poco dejarla, pero encontramos otra en la calle San Lorenzo 2841, Martínez, que era práctica para nosotros porque no tenía planta alta. Como yo ya caminaba difícilmente, con todo en planta baja era mucho más fácil. De este modo termina su relato. Pero para completar lo ocurrido después tenemos varias cartas, además de los recuerdos y testimonios de sus hijos. Mi madre trataba de mantener contacto con los que estaban lejos, tanto hijos como nietos, y se interesaba por lo que les pasaba, por eso el tema central era la familia. 7 de diciembre de 1992. Querido Markus: Fue una gran alegría recibir tu carta del 14 de octubre. Nuestras sinceras felicitaciones por tus brillantes notas en los exámenes, esperamos que las prácticas sean exitosas. No te contesté antes porque la mudanza nos dio mucho trabajo y llevó mucho tiempo. Ahora estamos casi instalados. Nos gusta la casa, es de planta baja y tiene un lindo patio que nos da aire y sol. La otra no existe más, hacen siete dúplex en su lugar. Los diarios argentinos dan bastantes noticias de Alemania. Patrick Rabbat hará un viaje a Europa durante el mes de enero y quince días de febrero, tiene la intención de ir a saludarte; termina tercer año de ingeniería con muy buenas notas y le faltan otros tres años más. Santiago Zizzi estudia también ingeniería y le cuesta un poco más. Estamos esperando el nacimiento de tres bisnietos, uno en lo de Antonio Bugan y otro en lo de Rosita, los dos para enero. El tercero en lo de Marina Zizzi, tiene dos nenas y espera tener un varón. En Argentina la situación económica está mejor, pero la gente se queja por los sueldos bajos, la inflación y la falta de trabajo. Magdalena Oeyen hará un viaje por Portugal y España, espera llegar hasta Bélgica. En Pascua de 1993 tendremos la fiesta de los 60 años de casados,
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estás invitado, por supuesto. Esperamos que nuestra salud siga bien, a fin de mes vamos a San Bernardo por los dos meses de calor. Pedro se va de vacaciones a Chile. Tu abuela, Yvonne.
Gran reunión familiar para festejar las Bodas de Diamante de mis padres. 1993.
Las Bodas de Diamante El 11 de abril de 1993, domingo de Pascua, mis padres festejaron sus Bodas de Diamante, 60 años de matrimonio, y organizaron un gran encuentro familiar. Alquilaron una mansión con un lindo parque, la “Villa San José”, en Pacheco 1450, Martínez. Se sacaron numerosas fotos y se hizo un video. Fue un día memorable. La familia había aumentado con casamientos y nacimientos. Vinieron los que estaban en Brasil y otros, pero algunos no pudieron asistir (estuvieron también algunos novios y la tía Régine Oeyen-Lankens). En total fuimos 76, incluyendo a los niños y bebes. Faltaron por distintas causas Christian y su familia (4 personas), Mano y Beby Bugan con sus familias (5), Valentina Zizzi, su esposo (2), Fátima Oeyen y Jean Claude Rabbat (que se había separado de Beatriz). Tina Bugan en Argentina [Ese año mi madre escribía varias cartas]. 5 de octubre de 1993. Queridos Tono y Rose Marie: Nuestro más sentido pésame por la muerte de tu querido padre. Unimos nuestras oraciones a las de ustedes por su eterno descanso.
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Esperamos a Rose Marie este sábado y estaremos muy felices de tenerla unos días con nosotros [venía para ver cómo andaba su hija Tina y estar unos días con nuestros padres]. [Parte final de una carta escrita para Markus el 29 de noviembre de 1993, falta el resto]. Te mando la foto de Pedro con Cristina Bugan. Ella está en Argentina. Vive alternativamente con sus tíos Pablo Oeyen y Francine, estuvo un mes con nosotros. Esperamos que pueda superar la muerte de su novio. También sigue clases para bailar tango. El abuelo se une a mí para desearte una santa Navidad y un feliz Año Nuevo, así como a tu novia. Un abrazo de todos, tu abuela Yvonne, Alberto. ¡Estoy muy feliz de tener un nieto médico! Diciembre de 1993. Queridos Mano, Claudia y Nicolás: Sus abuelos les desean una feliz y santa Navidad, así como formulan votos para un feliz y próspero Año Nuevo. Esperamos que esta carta los encuentre a todos con buena salud, siempre nos gusta tener noticias de ustedes. Rose Marie estuvo con nosotros una semana a principios de noviembre para ver a Tina, que está bien y contenta con su trabajo en una editorial, donde le enseñaron el manejo de una computadora Mackintosh. Le costó un poco al principio, pero ahora dice que la domina. Aquí todos bien, luchando porque no tenemos inflación pero la recesión frena los negocios. Pedro va a viajar a Europa a fin de mayo, probablemente los vaya a visitar. ¡Feliz cumpleaños a Nicolás! Diciembre de 1993. Querida Ghislaine: Feliz y santa Navidad, felicidad y prosperidad en 1994 para toda la familia. Aquí todo continúa su ritmo normal, la salud es buena y la familia sigue agrandándose. En lo de los jóvenes matrimonios de Carlos Alberto y Marcelo Zizzi esperan un heredero para marzo o abril. Christian y Ursina vienen de visita dentro de quince días hasta el 10 de enero de 1994. Nosotros pensamos pasar las vacaciones en San Bernardo como siempre, para evitar los calores de Buenos Aires. Esperamos que estas líneas te encuentren con buena salud, así como a todos los tuyos.
Mi madre en el patio de su casa con Tina Bugan, que estuvo en Argentina por más de un año. 1994.
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En 1993/94, Tina Bugan vivió más de un año en Argentina. Mis padres habían puesto todos sus bienes a nombre de sus hijos para evitar gastos sucesorios cuando se murieran. Por eso, mi padre le dio una carta cuando viajó a Brasil: Martínez, 15 de julio de 1994. Querida Rose Marie: Encontrarás aquí adjunto un reconocimiento de tu parte de que las sumas invertidas en hipotecas a nombre tuyo en Argentina son en realidad mías. Por supuesto que no se trata de una desconfianza de mi parte, sino de una regla general para todas las sumas que puse a nombre de mis hijos para facilitar las cosas en caso de que Mami o yo nos muramos. Después de firmarlo, te ruego que me lo reenvíes por medio de Tina. Aquí todo va bien y no hay novedades dignas de ser mencionadas. Por supuesto que le dejo a Tina la tarea de ponerlos al tanto de todas las novedades que le conciernen a ella. Un gran beso de todos nosotros para vos y los tuyos. Tu padre, Alberto. PD: Nuestras calurosas felicitaciones para ustedes y los felices padres por el nacimiento del bebe de Cecilia.
Otros acontecimientos [Mi madre escribió]. 12 de septiembre de 1994. Querida Vonny: Con el abuelo te felicitamos de todo corazón con motivo de tu cumpleaños. Esperamos que estés bien y que puedas seguir con todas tus actividades. Pedro nos contó que estás muy bien instalada. Aquí todo bien. Están llegando los bisnietos, este año nació Martina en lo de Carlos Alberto Zizzi y Candelaria en lo de Marcelo. En lo de Cecilia Bugan, en Brasil, la segunda es Ana Beatriz. Marina Zizzi espera el Nº 4, tiene tres nenas, Mercedes, Belén y Victoria. Así que cuando vengas por aquí te costará conocer la nueva familia. Diciembre de 1994. Querida Yvonne: Todos juntos te deseamos una muy feliz Navidad y un próspero año nuevo. Estamos muy contentos de saber que tenés un buen trabajo. Aquí la familia sigue creciendo. Marina Zizzi espera su Nº 4 para febrero, Rosita Bugan el tercero para mayo y Valentina Zizzi su primer bebé para junio. Esperamos que les vaya bien a todas. Gracias Dios todos estamos bien de salud. Pedro nos dio noticias tuyas después de su viaje, nos acordamos mucho de cuando viniste a la Argentina. Mis padres siempre dieron mucha importancia al crecimiento de la familia, cada vez que se anunciaba un casamiento o un nacimiento, se alegraban y se apuraban a contarlo a todos. En junio de 1995 hubo una novedad absoluta en esta materia, Valentina Zizzi y Roberto Agüero tuvieron trillizos y en junio de 1996 André (Beby) Bugan y Catarina Paloczy repitieron la proeza, aumentando bruscamente el número de bisnietos. Poco antes mi madre se enteraba de la muerte de su hermano André, el 21 abril de 1994, en una clínica en Sint Niklaas, Bélgica. Esto le dio mucha pena, ya que era el último de sus hermanos que aún vivía. Decía: Soy la mayor y seré la última en morir.
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Los trillizos hijos de Valentina Zizzi y Roberto Agüero. 1996. Abajo
Los trillizos hijos de Catarina Paloczy y Beby Bugan. 1997.
Mi padre con Patrick Glorie, su mujer Monique Van Rossom y sus hijos Nathalie, Mathieu y Bernard la primera vez que estuvieron en Argentina. 1995.
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A fines de 1995 Patrick Glorie con su esposa Monique Van Rossom y sus hijos nos visitaron y se alojaron en el Seminario de San Isidro. Participaron en la Misa de Nochebuena en la plaza y luego cenaron en la Catedral, con la presencia de Mons. Jorge Casaretto. Al mediodía siguiente mis padres organizaron un gran asado y encuentro familiar, con la presencia de 78 miembros, para lo cual alquilaron una residencia en Elortondo 1830, Beccar, frente a la casa que fuera de Victoria Ocampo. La salud comienza a declinar [Carta de mi madre]. Diciembre de 1996. Queridos Valentina y Roberto: Los abuelos les desean una muy feliz Navidad y Año Nuevo a ustedes y a los chicos. Esperamos que gocen de buena salud. Nos vamos de vacaciones a San Bernardo el jueves próximo para escapar del calor, porque este año se presenta muy caluroso. El 5 de marzo llega Christian para pasar un mes con nosotros, va a hacer una película con el casamiento de Markus. El 8 de febrero se casa Verónica, pero nosotros no podremos volver porque los viajes son muy difíciles para mí. La salud es buena por ahora, esperemos seguir así. Mi padre había conocido a un comerciante marroquí en la Feria de las Naciones que funcionaba en San Bernardo. El hombre se sentía muy solo y las ventas no habían sido según sus expectativas y, como hablaban francés, se había establecido una buena comunicación entre ambos. Más adelante le escribió una carta: Martínez, 31 de julio de 1997. Sr. Hassan Jakha, Casablanca, Marruecos. Querido señor: Su carta y la foto adjunta me dieron mucho placer. Por desgracia no pude contestarle inmediatamente pues estaba internado en terapia intensiva porque había tenido un infarto. Me repuse lentamente y actualmente estoy más o menos como antes. Espero que usted vuelva a la Argentina este año y que sea posible que retomemos nuestra interesante conversación. Entre tanto lo saludo afectuosamente. [Mi madre escribió esta carta, pero volvió al remitente]. 31 de diciembre de 1997. Queridos Markus y Gaby: Muchas gracias por las felicitaciones de Navidad y Año Nuevo que nos mandaron por teléfono por medio de Christian. Les deseamos lo mismo de todo corazón. Esperamos que ustedes estén bien, así como el pequeño Julián. Este año nosotros no vamos a veranear porque yo me siento mejor en Buenos Aires. El día de Pascua de 1998 vamos a festejar nuestros 65 años de casados e invitamos a toda la familia. Comenzaremos con una misa en la Catedral de San Isidro y después alquilamos un salón para servir un asado. Los invitamos de todo corazón. Aquí toda la familia está bien, así como todos los de Brasil. Disculpen mi letra, que es bastante mala. Les mandamos un beso muy grande a los tres y hasta pronto. Tu abuela, Yvonne. El 6 de junio de julio de 1998 el médico le puso a mi padre un Holter para controlar el ritmo cardíaco a lo largo de 24 174
horas y le indicó que debía anotar sus actividades señalando la hora. Lo hizo agregando algunas reflexiones: 14,30: Salgo de la Clínica del Corazón. 15,00: Llego a casa. 15,36: Almuerzo. ¡Me gustó! 15,55: Siesta. 17,22: Despertar, me levanto (¡he dormido!). El aparato es un estorbo para vestirme. 17,40: ¡El té! 18,12: Cerramos la casa. 18,27: Voy al baño. 18,37: Vuelta al comedor. El aparato es un invento diabólico, molesta. 18,55: Voy al living para ver la TV (noticioso). 20,00: Fin de la TV. Vuelta al comedor. 20,30: Cena. Lectura. 22,20: A dormir. [De 0,50 a 3,00 AM: Me quedo despierto]. 06,40: Despertar. Me sacan una muestra de sangre para el análisis. 07,10: Me visto, voy al baño, desayuno. 08,00: Leo el diario. 10,10: Recibo visitas, charla. 13,00: Almuerzo. 14,00: Fin.
La bendición papal por los 65 años de matrimonio de mis padres.1998.
Los 65 años de casados En 1998 celebraron sus 65 años de casados el día de Pascua, 12 de abril, e imprimieron invitaciones que repartieron en la familia y a los amigos. En ese momento ya tenían 101 descendientes: 12 hijos, 11 yernos y nueras, 47 nietos, 11 nietos políticos y 20 bisnietos. Pero varios no pudieron asistir a la misa ni a la fiesta, para la que alquilaron el salón Good Manners, en Fleming 2510, Martínez. En cambio, estuvieron Patrick Glorie y su esposa Monique Van Rossom, que vinieron especialmente y les regalaron una bandeja de plata. También vino la tía Régine y algunos novios de los nietos, en total éramos 86 personas. [Previamente le escribí al Nuncio Apostólico pidiendo una bendición papal especial para la ocasión. La envió con una foto del Papa y el siguiente texto]. “Santo Padre Juan Pablo II a los queridos esposos Alberto Oeyen e Yvonne Glorie de Oeyen. En el día de la celebración de su 65º aniversario de matrimonio les envía un cordial saludo y les desea continua felicidad, mientras los encomienda en sus 175
oraciones para que en su hogar, fundamentado en la fe, reine siempre el amor mutuo y la confianza en Dios y se dé testimonio de los valores evangélicos. Con estos fervientes deseos el Santo Padre les imparte la implorada Bendición Apostólica extensiva a hijos, nietos, bisnietos, demás familiares, amigos y participantes de la misa jubilar”.
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Todos los que estuvieron en el festejo por los 65 años de matrimonio de mis padres. 1998. Abajo
Patrick Glorie, mi madre, mi padre y Monique Van Rossom – Glorie en el festejo de los 65 años de matrimonio de mis padres. 1998.
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[También le escribí a la Reina Fabiola, viuda de Balduino, rey de los belgas, por los que sentían especial admiración y cariño. Su secretario envió una foto de ella con una carta]. “La Reina Fabiola se entera con alegría que ustedes celebran el 65º aniversario de su casamiento. Su majestad los felicita efusivamente. Les envía muy cordialmente la foto adjunta con sus mejores votos de felicidad y salud”. [Mis padres le contestaron]. 29 de abril de 1998. Con emoción y profunda gratitud hemos recibido las afectuosas felicitaciones de Su Majestad la Reina Fabiola con ocasión de nuestros 65 años de matrimonio, con la foto de Su Majestad, que nos gustó mucho. Le rogamos que transmita estos sentimientos a Su Majestad la Reina Fabiola. Visitas de familiares y festejos [Mi madre escribió a comienzos de junio de 1998]. Querido Mano: Feliz cumpleaños y mucha suerte te desean tus abuelos. Te mando esta foto tomada con ocasión de nuestros 65 años de casados. No conocés a todo el mundo, pero está toda tu familia. Te mando también una foto de tus abuelos, así nos verás bien viejitos. Esperamos que te vaya bien en Alemania Y que la salud de tu familia sea buena. Christian vendrá por los 90 años de Papi y nos traerá noticias de allá. Un beso grande para vos, Claudia y Nicolás.
Los doce hermanos reunidos para festejar los 90 años de mi padre; hacía once años que no estábamos todos juntos. 1998.
Ese festejo se hizo el 9 de noviembre en el salón Good Manners, en Fleming 2510, Martínez, con 60 miembros de la familia, entre ellos los 12 hijos, que hacía varios años que no lograban coincidir en alguna fecha. Isabel, la hija menor de Bernardo y Estela, hizo unos versos titulados “El patriarca”, que leyó en esa ocasión: Tribu nómade formaste, en Bélgica comenzaste, sólo allí con cinco hijos para Argentina emigraste. Bien te recibió la tierra y entonces siete hijos más decidiste traer al mundo sin voltear hacia atrás.
que se llama: la de Oeyen y es heterogénea masa. Pues así es como la veo yo: la veo masa pues está unida; y heterogénea por tener variadas forma de vida.
Sé que pides constantemente que nazca un Oeyen varón, Tres generaciones ya llevan, para seguir la descendencia abuelo, tu apellido, que empezaste con Yvonne. y están por allí en el mundo en países esparcidos. Seguro que al ser un niño no imaginaste jamás Algunos allá en Europa, que ocho décadas después otros quedaron acá, estaríamos acá. y hoy están todos reunidos aquí para festejar. Festejando nuestra existencia que no sería sin ti. Noventa años tiene Entonces te digo gracias: el patriarca de esta raza, gracias porque estoy aquí.
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Mis padres y sus doce hijos reunidos para festejar los 90 años de mi padre. 1998.
[Mi madre escribió]. 18 de junio de 1998. Queridos Patrick y Monique Glorie: Muchas gracias por la carta de ustedes y todas las buenas noticias. Es con mucho placer que recibiremos todas las visitas [habían anunciado que vendría parte de la familia belga]. En los meses de febrero y marzo son las vacaciones y hay menos gente en Buenos Aires. Nosotros no podremos reunir a todos los hijos como cuando ustedes vinieron en diciembre. En marzo están todos aquí, pero quizás no les conviene el mes de marzo. A principios de ese mes está muy lindo como para hacer un viaje, eligieron una buena época. Lo que nos interesa es conocer la fecha exacta. Alberto y yo, dado nuestra edad avanzada pensamos quedarnos en Buenos Aires. Nuestra salud es buena en este momento. Christian vendrá en octubre para festejar los 90 años de Alberto. Estamos muy contentos de saber que en lo de François y Catherine todo se arregló y les deseamos mucha felicidad. [El arreglo duró poco y luego se separaron definitivamente]. En febrero de 1999 estuvieron Ghislaine Boucquillon con su hija Fabienne Glorie, su marido Thierry Dirix y su hija Vanessa. Con ellos vinieron también Freddy Glorie con su esposa Anne Agneessens y su hija Olivia. Mi madre con casi 89 años ya oía mal, estaba en silla de ruedas y a veces se perdía, sin embargo, se emocionó mucho al verlos, estar con ellos y despedirse. Por ser verano varios miembros de la familia no estaban en Buenos Aires y los que vivían en el exterior no pudieron venir. Sin embargo, los demás nos reunimos a comer en la casa de Pablo y Susana y luego para un asado en la
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misma residencia de Elortondo 1830, Beccar, frente a la casa que fuera de Victoria Ocampo, en la que nos habíamos reunido cuando Patrick y Monique vinieron por primera vez y organizamos algunas salidas o paseos para que conocieran la ciudad.25 [Freddy Glorie festejó en Bélgica sus 50 años y les mandó una invitación, mi padre respondió en nombre de los dos]. Martínez, 25 de julio de 1999. Querido Freddy: Recibimos con placer tu amable invitación para que asistamos a la fiesta por tus 50 años y te lo agradecemos. Por desgracia nuestra edad avanzada (¡sólo faltan unos años para que tengamos el doble de tus 50 años!), nos impiden pensar en hacer un viaje tan grande. De todos modos, podés estar seguro que ese día Yvonne y yo estaremos de todo corazón cerca de tuyo y de tu familia, que se reunirán para agasajarte. Anticipadamente te enviamos nuestras felicitaciones para ese gran día y un beso para vos y tus seres queridos. En agosto y septiembre de 1999 Cedric Oeyen (nieto de Totó, primo de nuestro padre) estuvo en Argentina y se alojó en lo de Andrés y Cristina. El 20 de mayo de 2000 mi madre cumplió 90 años y a pesar de sus limitaciones físicas, lo festejó con una misa en la Capilla Ntra. Sra. de la Unidad y una fiesta en el salón Good Manners, en Fleming 2510, Martínez. No fue posible reunir a toda la familia, pero 83 estuvimos presentes, entre ellos los doce hijos. En un momento dado mi padre tuvo un bajón de presión, tuvo que ser atendido por Adriana Roa y luego por un servicio de emergencia, pero se recuperó y la fiesta pudo terminar con tranquilidad. Fue la última vez que organizaron un festejo con gran participación de hijos y nietos.
De pie, estoy yo con Ghislaine Boucquillon, Thierry Dirix, Freddy Glorie, Anne Agneesens – Glorie y Fabienne Glorie – Dirix, en casa de mis padres, junto a ellos. 1999.
Mayores: Una amiga (de espaldas), Alejandro (hijo de Alberto y Alicia), Cedric, Alberto y Luis Bianchi (hermano de Cristina). Menores: María Laura, Katty y Matías (hijos de Andrés y Cristina), junto a dos hijos de Luis Bianchi. Martínez, 1999.
Declinación y muerte La salud de mis padres a lo largo de sus últimos años fue declinando progresivamente, ambos tuvieron infartos por los que estuvieron en terapia intensiva. Mi madre también estuvo en ella a raíz de una operación en la que tuvo dos paros cardíacos, cuando le extirparon
25 Después la muerte de mis padres también estuvieron en Argentina: Freddy Glorie con su esposa en diciembre de 2016 y Bernard Glorie con su esposa en 2019. Además vinieron y tomaron contacto de mi familia Hubert Reyntjens (pariente lejano de la rama Glorie) y Pierre Philippe Hendrickx (hijo del segundo esposo de Ghislaine Boucquillon) con su esposa Cristina Rossi.
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Mis padres con sus doce hijos reunidos para festejar los 90 años de mi madre. 2000. Página siguiente (abajo)
Mis padres con los nietos y bisnietos que participaron en la fiesta por los 90 años de mi madre. 2000.
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un tumor en el colon. También se cayó en la calle y se rompió la muñeca, luego en su casa se fisuró la cadera, por lo cual tuvo que comenzar a usar silla de ruedas. A partir de ese momento su deterioro se aceleró mucho y después de festejar sus 90 años quedó postrada en la cama, se alimentaba por sonda naso-gástrica y casi no hablaba. Luego fue necesario conectar la sonda directamente al estómago. Beatriz venía todos los días para acompañarla y ayudar al personal que la atendía. Fue perdiendo conexión con la realidad y a veces no conocía ni a sus hijos, al único que siempre reconoció fue a mi padre. Varias veces tuvo que ser internada por neumonías. No se quejaba de dolores, pero fue un largo calvario de tres años que padeció ella y toda la familia. Ya no se organizaron grandes reuniones familiares y los aniversarios se festejaban en casa de mis padres o de alguno de mis hermanos. Murió en la Clínica Olivos, Vicente López, el 2 de junio de 2003 a los 93 años de edad y fue sepultada en la bóveda familiar en el cementerio de Olivos. Trece días antes habíamos celebrado su cumpleaños y sus 70 años de casados, junto a su cama en su casa con un grupo reducido de hijos y nietos. A mi padre lo operaron de la próstata, tuvo algunas internaciones y varios cuadros de deshidratación, de los que se recuperó bien. Su declinación fue mucho más
lenta, por mucho tiempo estuvo en buenas condiciones físicas y no tuvo trastornos cognitivos importantes. Pero en los últimos años sólo salía de su casa si alguno de los hijos lo iba a buscar. Murió en el Sanatorio de la Trinidad, San Isidro, el 15 de enero de 2006, a los 97 años de edad y fue sepultado en el cementerio de Olivos. Le sobrevivió su hermana Régine, que llegó a cumplir 100 años y murió en Buenos Aires el 28 de noviembre de 2011 y también fue sepultada en Olivos. A pesar del dolor que le provocó a mi madre no volver a ver a sus padres y estar lejos de sus hermanos, ella siempre habló bien de la Argentina. Decía que los que se quejan no saben lo que significa tener paz, un clima extraordinario y vivir en un país que no discrimina a los extranjeros. Mis padres nunca se arrepintieron de haber dejado Europa para establecerse aquí. Amaban este país, su gente con una mentalidad mucho más abierta que la belga, las múltiples oportunidades que brinda a los que quieren estudiar o trabajar. Protestaban contra los malos gobiernos, los políticos y la inestabilidad económica, pero decían que en Bélgica nunca hubieran podido tener y criar una familia tan numerosa, que fue siempre el objetivo de sus vidas.
Mis padres con los yernos y nueras que participaron del festejo de los 90 años de mi madre: Adriana Roa, Inés Suares, Pablo Zizzi, Cristina Bianchi, Mauricio Lovey, Alicia Lombardo, Estela Viñuales, Susana Ghidara y Antonio Bugan. 2000.
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18 LOS
TESTAMENTOS
A menudo las sucesiones son motivo de conflictos en las familias. Mis padres siempre quisieron evitarlo y lo explicitaron al escribir sus testamentos. Excluyendo las partes formales referidas al nombramiento de los albaceas, detalles legales, etcétera, éste es el texto. Testamento de mi madre Éste es mi testamento. Declaro por la presente que es mi voluntad que todos mis bienes sean distribuidos entre mi esposo, si me sobrevive, y mis doce hijos, según establece la ley. Sin embargo, lego el quinto del que puedo disponer de acuerdo con la ley a mi esposo Alberto José León Gerardo Oeyen, como muestra de cariño y afecto, agradeciéndole toda una vida dedicada al bienestar mío y de nuestra familia. Quiero que mis alhajas sean repartidas entre mis cinco hijas en partes iguales, lo que falta me fue robado.26 Soy católica romana y quiero ser enterrada con misa de cuerpo presente, con la mayor sencillez. No quiero que se gaste en flores, para que la suma que ello representa sea entregada al Cottolengo de Victoria, Obra de Don Orione. Agradezco a Dios haber tenido doce hijos sanos. Queridos hijos, cuiden mucho a su papá, ámense los unos a los otros, amen a Dios sobre todas las cosas, sean felices en sus hogares y Pedro en su sacerdocio, espero encontrarlos a todos en la eternidad. A mis nueras, yernos, nietos y bisnietos les deseo mucha felicidad en esta vida, que sean buenos cristianos. Dios que puede todo, siempre los va a ayudar y desde arriba siempre rezaré por ustedes. Siendo estas mis últimas voluntades, firmo la presente en Olivos, provincia de Buenos Aires, el 2 del mes de enero de 1992. Yvonne Glorie de Oeyen. Testamento de mi padre Esto es mi testamento. Declaro por la presente no tener ascendientes en vida, ni hijos naturales. Deseo que mis bienes sean repartidos entre mi esposa, Yvonne Louisa María Cornelia Glorie de Oeyen, y mis doce hijos legítimos en la proporción establecida por la ley. Sin embargo, dejo el usufructo de la totalidad de lo que pueda disponer libremente según la ley a mi esposa. Creo hacer así un acto de justicia, dándole una última muestra de afecto, en vista del cariño y 26
Se trata del anillo de compromiso, de platino con un gran brillante, que le habían robado hacía años en la calle con el típico “cuento del tío”.
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desinterés que ha demostrado durante el curso de nuestro matrimonio y de los innumerables sacrificios hechos para la crianza y educación de nuestros hijos. Espero que ellos aplaudan esta decisión. Después de la desaparición de mi esposa, lo que quedara de mis bienes y fue dado en usufructo a ella, se repartirá en partes iguales entre mis doce hijos. He nacido y vivido como católico romano y deseo ser sepultado según los ritos de mi religión. Declaro que deseo que se dé la mayor sencillez al acto de mi sepelio y que después de mi muerte la familia se mantenga unida, evitando discordias y rivalidades. Hijos míos no me olviden en sus oraciones. Siendo estas mis últimas voluntades, firmo el presente testamento en Olivos, Provincia de Buenos Aires, a los tres días del mes de julio de mil novecientos ochenta y siete. Alberto José Oeyen.
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Avisos fúnebres de la muerte de mi madre, publicados en La Nación el 3 de junio de 2003. Abajo
Avisos fúnebres de la muerte de mi padre, publicados en La Nación el 16 de enero de 2006.
Carta que mi padre dejó junto a su testamento. [Es el último mensaje que quiso dejar a su familia y fue escrito 25 años antes de su muerte]. Adjunto esta carta a mi testamento, mis queridos hijos, considerando que los consejos que les voy a dar no tienen nada que ver con la parte jurídica de mi sucesión, pero son tan necesarios, o más, que la plata que les pueda dejar. Primero y ante todo, es mi deseo formal que mi sucesión sea arreglada entre su madre y ustedes sin pleitos ni peleas. Que Mami sea siempre el árbitro de sus discusiones. Recuerden el consejo: “que los hermanos sean unidos, es la ley primera”. Deseo que sean únicamente mis hijos e hijas que intervengan en los arreglos de la sucesión, descartando a mis nueras y yernos. Entre doce será ya bastante difícil entenderse, sin necesidad de duplicar la cantidad de opiniones. Amen, respeten y ayuden a su madre por todo lo que le quede de vida. Ella siempre dio lo mejor de sí misma para ustedes. Es justo, frente a mi desaparición, que ella pueda contar irrestrictamente con todos y cada uno de ustedes. Que mi desaparición sea, para cada uno, un toque de atención: la vida más larga es en realidad muy corta y pasa volando. Examinen como organizaron su vida y lo que convendría cambiar, para utilizar la parte que les queda lo mejor posible. Sean veraces consigo mismos. No digo que esté bien engañar al prójimo, pero engañarse a sí mismo es de todas maneras tonto y malo (y esto lo hacen muchos). Que la religión y la familia sean las bases sobre las cuales edifiquen su vida. No hagan de la plata el fin único de su vida. La plata es trabajo acumulado y como tal da seguridad, bienestar y poder (si se trata de grandes fortunas). Es una buena servidora. Pero si uno somete su vida únicamente a la conquista de la fortuna, no será más que el esclavo de su propia ambición; y se someterá, él y los suyos, a privaciones innecesarias. No tengan miedo de tener hijos. La paternidad o maternidad exigen sacrificios, pero traen aparejadas la ayuda divina y satisfacciones grandes. Y al final de una vida, uno siente que no vivió totalmente en vano.
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Eduquen a sus hijos con severidad. Desde que el mundo existe, los niños mimados y consentidos, nunca dieron hombres y mujeres de valor. Los otros, si. No olviden tampoco que la educación de los hijos depende ante todo del acuerdo y ejemplo de los padres. No lamenten mucho mi desaparición: he cumplido con mi misión. En este mundo tuve mi parte de felicidad (y de desgracias, a veces, también). Tengo fe en la otra vida, en la cual espero, gracias a la misericordia de mi Salvador, gozar de la felicidad eterna. Voy a reunirme con los que en la cadena de la generaciones me precedieron y los espero con Mamita un día allá. Su padre que los ama mucho. Alberto Oeyen, 27 de febrero de 1980 en Olivos. [Cuando hizo la última redacción de su testamento, en julio de 1987, agregó lo siguiente]. La carta adjunta fue escrita hace siete años, pero desde entonces mis ideas no han cambiado. Por lo tanto conserva todo su valor. A pedido de algunos de ustedes, agrego simplemente que posteriormente, como lo saben, puse mis propiedades a nombre de ustedes, en dos grupos, no para beneficiar a alguno, sino para evitarles una sucesión muy costosa. Por lo tanto, después de las desapariciones de Mami y mía, se repartirán el valor de los muebles, accesorios y dinero por partes iguales. Deseo absolutamente que el arreglo de las cuentas se haga entre los doce, excluyendo formalmente a los yernos y nueras, que no tienen voz en el asunto. Con respecto a los inmuebles, después de cada venta se repartirán todo el neto de lo que produzcan por partes iguales entre los doce hijos. Ahora en los umbrales de la eternidad, mi último deseo es que no destruyan la unidad y el espíritu de familia. Ámense, ayúdense como hermanos y hermanas. Serán fuertes estando unidos. El padre de ustedes que los ama, Alberto. A pesar de que preveían lo contrario, la primera que murió fue mi madre. Después de su muerte convocamos a una reunión para el 7 de noviembre de ese año, de modo que estuviéramos presentes los doce hijos. Todos se comprometieron a venir y sacaron los pasajes, pero poco antes Christian tuvo un problema en la columna vertebral y decidió suspender su viaje. A pesar de su ausencia, la reunión se hizo en la casa de mi hermano Andrés. Rezamos por ella y leímos el testamento y decidimos por unanimidad aceptarlo en todas sus partes, haciendo realidad el deseo de mi madre de que mantuviéramos la unidad familiar entre los hermanos y cuidáramos con dedicación y cariño a nuestro padre. Y por lo tanto, no revisamos ninguna de las decisiones que tuvieron en vida, ni discutimos cuánto habían ayudado a uno u otro hijo dándoles dinero o bienes, sino que buscamos repartir equitativamente lo que quedaba. Decidimos que la casa donde vivía nuestro padre, con todos sus muebles y demás objetos, permaneciera sin
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cambios mientras él viviera. Se distribuyeron las joyas y objetos personales de mi madre entre mis hermanas, y el resto fue entregado al Cottolengo de Don Orione de Victoria. Mi padre había vendido todas sus propiedades inmuebles, menos la casa en la que vivía (que estaba a nombre de seis hijos). Tenía parte del dinero en el Banco y el resto lo había prestado a varios de sus hijos. Establecimos con claridad lo que cada uno había recibido, determinando cuánto debían devolver los que habían recibido más de lo que les correspondía como herencia. De acuerdo a las disposiciones legales y lo dispuesto en el testamento, el 60% correspondía a mi padre y el 40% restante debía ser repartido en partes iguales a los doce hijos, correspondiéndole a cada uno el 3,33% del monto total. Luego se comunicó lo resuelto a mi padre y a mi hermano Christian, que prestaron su conformidad.
La última vez que nos encontramos los doce hermanos en San Isidro, con motivo de la sucesión de mis padres. Marzo de 2006.
Convocamos a los hermanos para hacer otra reunión en marzo de ese año, poco después de la muerte de mi padre y todos pudieron estar. Se hizo en San Isidro, en las oficinas de la empresa de mi hermano Pablo, donde había reunido todos los elementos más valiosos, haciéndolos tasar. Rezamos por mis padres, leímos el testamento y las cartas que lo acompañaban, aceptando todas sus partes. Algunos comentaron que sus esposas o maridos se habían sentido molestos por la alusión a que no intervinieran en la sucesión, pero todos entendimos que lo indicado era razonable. Mantuvimos el criterio anterior de no revisar el pasado y logramos total acuerdo sobre la forma de distribuir los bienes restantes de un modo equitativo, así que cada uno se llevó lo que le correspondía o devolvió lo que tenía de más. Afortunadamente la casa de mis padres se vendió en esos días, por lo cual también pudimos distribuir el dinero. Varios se llevaron libros y los que ninguno quiso se donaron a la Biblioteca Pública de San Isidro; los efectos personales que nadie se llevó se entregaron al Hogar Marín. Fue la última vez que los doce hermanos estuvimos juntos y cuatro años más tarde moría Bernardo, el primero de todos.
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19 MIS
HERMANOS Y SUS DESCENDIENTES
A lo largo del libro he mencionado fechas y acontecimientos relacionados con los miembros de mi familia. En este último capítulo presento un resumen de los datos principales, dejándoles a ellos la tarea de escribir sus biografías o la historia de cada rama. Hay varios nietos y bisnietos de mis padres que viven en pareja, pero incorporé sólo los datos de aquellos que tuvieron descendencia. En total se consignan doce hijos, doce yernos o nueras, 47 nietos, de los cuales 37 se casaron, hay también 8 parejas con descendencia, tuvieron 74 bisnietos y se incluyen tres personas conexas. Hasta ahora sólo una bisnieta se casó pero aún no tuvo hijos. En total 196 personas integran este elenco familiar. Mi padre, ALBERTO OEYEN, nació en Amberes, Bélgica, el 9 de noviembre de 1908 y murió en San Isidro (BA) el 15 de enero de 2006, se casó en Brujas, Bélgica, 20 de mayo de 1933 con YVONNE GLORIE, que nació allí el 20 de mayo de 1910 y murió en Vicente López (BA) en 2 de junio de 2003. Tuvieron doce hijos, adjunto una foto de cada uno de ellos con sus esposos, esposas e hijos: 1. CHRISTIAN OEYEN. Nació en Amberes, Bélgica, el 28 de marzo de 1934, vino con mis padres a la Argentina en 1939, terminado el secundario entró al Seminario de La Plata; en 1955 se fue a Roma para completar sus estudios y allí fue ordenado sacerdote el 26 de octubre de 1958. Habiendo obtenido el doctorado en teología, volvió a la Argentina
Christian, Ursina y sus hijos Markus e Yvonne con mis padres en sus Bodas de Oro. 1983.
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en 1962 y al cabo de un año regresó a Europa pues quería casarse con Ursina Löns, alemana, fonoaudióloga, nacida en Berlín el 23 de febrero de 1931. Como en la Iglesia Católica no le permitieron hacerlo y seguir ejerciendo el sacerdocio, se incorporó a la Iglesia Vetero Católica y contrajeron matrimonio el 1º de agosto de 1964 en Herford, Alemania. Fue auxiliar de cátedra en la Universidad de Bonn, después párroco en Constanza, para volver luego a Bonn y asumir la cátedra de teología hasta que se jubiló. Compraron una casa y se establecieron en Siegburg, un pueblo cercano. Tuvieron dos hijos: a. Markus Oeyen, nació en Bonn el 14 de abril de 1965 y es médico. Se casó en primeras nupcias en Berlín el 8 de junio de 1996 con Gabriele Merkel, nacida en Berlín el 26 de febrero de 1966. Tuvieron dos hijos (x) y se separaron en 2007. Él se volvió a casar en Bonn, donde vive, el 6 de octubre de 2016 con Dorotea Neuman, nacida en Alemania 13 de enero de 1975 y tuvieron mellizos (xx): I. Julián Oeyen (x), nació en Plymouth, Gran Bretaña, el 4 de octubre de 1997. II. Adrián Oeyen (x), nació en Bonn el 27 de agosto de 2002. III. Valeria Oeyen (xx), nació en Bonn el 21 de marzo de 2016. IV. Fabián Oeyen (xx), nació en Bonn el 21 de marzo de 2016. b. Yvonne Oeyen, nació en Friedrischshafen, Alemania, el 17 de septiembre de 1968, es licenciada en administración de empresas, tuvo cargos ejecutivos en importantes empresas y se estableció en Bruselas, Bélgica. Estuvo varias veces en pareja, pero nunca se casó; con Frederic Suber, belga, tuvieron un hijo y luego se separaron: I. Martín Suber, nació en Bruselas en 3 de febrero de 2006. 2. ROSE MARIE OEYEN. Nació en Amberes el 30 de abril de 1935, vino con mis padres a la Argentina en 1939, es secretaria bilingüe, traductora juramentada, licenciada en administración de empresas con especialización en relaciones internacionales y trabajó en diversas empresas, se casó el Olivos (BA) el 24 de enero de 1959 con Antonio Bugan (Tono), ingeniero, eslovaco, nacido en Praga el 11 de enero de 1933. Especializado en estructuras de hormigón armado de gran porte, trabajó muchos años en firmas dedicadas a la construcción de diques, puentes, etcétera, hizo el cálculo de la estructura y dirigió la construcción la catedral de Campo Limpo, Sao Paulo, iglesia sin columnas y con capacidad para 600 personas sentadas. Él murió por problemas cardíacos que se agravaron después de la muerte por coronavirus de su hijo Estevao, en Sao Paulo el 29 de octubre de 2020. Tuvieron tres hijos en Argentina y luego se establecieron en Brasil, donde nacieron otros tres: a. María Cecilia Bugan, nació en Buenos Aires el 25 de febrero de 1960 y se casó en Sao Paulo el 18 de octubre de 1986 con André Sobanski, ingeniero, nacido allí el 13 de marzo de 1961. Tuvieron dos hijos y varios años más tarde se separaron: I. Gabriel Sobanski, nació en Sao Paulo el 31 de enero de 1992. II. Ana Beatriz Sobanski, nació en Sao Paulo el 13 de julio de 1994.
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Rose Marie, Antonio y sus hijos Rosita y Estevao (de pie), Cecilia, Tina y Mano (en cuclillas) con mis padres en sus Bodas de Oro. 1983.
b. Antonio Bugan (Mano), nació en Buenos Aires el 13 de junio de 1961, es técnico en programación y se casó en Sao Paulo el 7 de marzo de 1987 con Claudia Buchholtz, secretaria, nacida allí el 10 de octubre de 1963, se establecieron en Alemania, tuvieron dos hijos y se divorciaron en 2006. Él se casó nuevamente en Frankfurt el 30 de octubre de 2009 con Susana Furhmann, nacida allí el 30 de octubre de 1955 y no tuvieron hijos. I. Nicholas Bugan, nació en Bad Soden el 31 de diciembre de 1992. II. Ana Laura Bugan, nació en Bad Soden el 25 de agosto de 2000. c. Rosa María Bugan (Rosita), nació en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1962, es ingeniera y licenciada en administración de empresa, se casó en Sao Paulo el 20 de octubre de 1990 con Nabih Debs, ingeniero, nacido en Cambará, Brasil, el 17 de abril de 1962. Tuvieron tres hijos y varios años más tarde se divorciaron: I. Karina Debs, nació en Sao Paulo el 15 de septiembre de 1991. II. Ricardo Debs, nació en Sao Paulo el 4 de enero de 1993. III. Tiago Debs, nació en Sao Paulo el 9 de mayo de 1995. d. André Bugan (Beby), nació en Sao Paulo el 14 de mayo de 1965, es comerciante y se casó allí el 11 de noviembre de 1989 con Catarina Paloczy, nacida en Guarulhos, Brasil, el 28 de diciembre de 1965. Tuvieron trillizos y se separaron en 1999:
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I. Artur Bugan, nació en Sao Paulo el 24 de junio de 1996. II. Matías Bugan, nació en Sao Paulo el 24 de junio de 1996. Varios paros cardíacos le provocaron una lesión cerebral por la que tiene discapacidad ambulatoria. III. Isabella Bugan, nació en Sao Paulo el 24 de junio de 1996. e. Cristina Bugan (Tina), nació en Sao Paulo el 5 de septiembre de 1966, es licenciada en diseño gráfico y se casó allí el 8 de julio de 2000 con Milton de Oliveira, docente, nacido en Santa Cruz do Rio Pardo, Brasil, el 10 de abril de 1947. No tuvieron hijos. f. Estevao Bugan, nació en Sao Paulo el 4 de enero de 1968, murió allí víctima de la pandemia de Covid 19 el 17 de septiembre de 2020. Se había casado allí el 23 de octubre de 1999 con Marcia Mayumi, jueza penal, nacida allí el 22 de noviembre de 1969 (era divorciada y tenía una hija: Gabriela Pereira da Silva, nacida allí el 11 de agosto de 1997). Tuvieron dos hijos y años más tarde se separaron: I. Isadora Bugan, nacida en Sao Paulo el 24 de enero de 2001. II. Eduardo Bugan, nacido en Sao Paulo el 29 de enero de 2002. 3. BERNARDO OEYEN. Nació en Amberes el 5 de agosto de 1936, vino con mis padres a la Argentina en 1939, era técnico constructor, trabajó en varios lugares pero muchos años en la parte administrativa de la Comisión Nacional de Energía Atómica y murió a causa de derrames cerebrales en El Talar (BA) el 1º de febrero de 2010. Se había casado en Martínez el 15 de marzo de 1968 con Estela Viñuales, secretaria, nacida en Bahía Blanca (BA) el 18 de julio de 1945 y que murió de cáncer en Lopez Camelo (BA) el 21 de febrero de 2017. Tuvieron cinco hijos y al final de su vida estaban separados de hecho porque ella decidió adoptar un niño (Damián, nacido en Colón [Entre Ríos] el 12 de junio de 1996,
Bernardo, Estela, sus hijos Agustín, Verónica, Ángela, Fátima e Isabel con mis padres cuando celebramos la recuperación de mi madre. 1987.
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que murió por la ruptura de un aneurisma en Buenos Aires el 14 de octubre de 2015). a. Verónica Oeyen, nació en Buenos Aires el 24 de noviembre de 1969 y se casó en Villa Adelina (BA) el 8 de febrero de 1997 con Alejandro Ferster, nacido en Buenos Aires el 23 de octubre de 1966. Tienen un campo con cabañas que alquilan a turistas en Colón (ER) y adoptaron una hija: I. María Trinidad Ferster, nació Buenos Aires el 15 de agosto de 2001. b. Fátima Oeyen, nació en Buenos Aires el 26 de enero de 1971, fue religiosa en una congregación en formación, llamada Misioneras de Cristo Resucitado, luego salió y se licenció en ciencias de la educación. No se casó. c. Agustín Oeyen, nació en Buenos Aires el 24 de octubre de 1977, estudió periodismo, pero tiene una bicicletería. No se casó. d. Ángela Oeyen, nació en Buenos Aires el 11 de noviembre de 1982, es chef y tiene un emprendimiento culinario. No se casó. e. Isabel Oeyen, nació en Buenos Aires el 13 de septiembre de 1985, es sicóloga pero se dedica al comercio. No se casó. 4. FRANCINE OEYEN, nació en Amberes el 7 de octubre de 1937, vino con mis padres a la Argentina en 1939 y murió en forma imprevista de un paro cardíaco en Beccar (BA) el 15 de septiembre de 2020. Se casó en Martínez el 10 de diciembre de 1960 con Pablo Zizzi, industrial, italiano, nacido en Brindisi el 31 de agosto de 1931. Tuvieron seis hijos: a. Marina Zizzi, nació en Buenos Aires el 15 de septiembre de 1961, se dedica al comercio y se casó en Martínez el 7 de junio de 1985 con José O’Connor, despachante de aduana, que nació en San Fernando (BA) el 10 de diciembre de 1951
Francine, Pablo y su familia cuando celebramos la recuperación de mi madre. De pie: Carlos, Juampi, Santiago y Marcelo. Sentados: José O’Connor, Marina (su esposa), su hija Mercedes (en brazos de Francine) y Valentina. 1987.
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y murió de cáncer en Vicente López (BA) el 3 de marzo de 2013. Tuvieron cuatro hijos y años más tarde se separaron: I. Mercedes O’Connor, nació en Buenos Aires el 26 de agosto de 1986 y se casó en San Isidro el 29 de agosto de 2015 con Santiago Martínez Sarrasague, nacido en Buenos Aires el 30 de mayo de 1984. II. Belén O’Connor, nació en Buenos Aires el 30 de marzo de 1990. III. Victoria O’Connor, nació en Buenos Aires el 25 de febrero de 1993. IV. Marcos O’Connor, nació en Buenos Aires el 24 de febrero de 1995. b. Carlos Zizzi, nació en Buenos Aires el 11 de diciembre de 1962, es agente de seguros, se casó en Martínez el 2 de noviembre de 1991 con Teresa Sabatté, nacida en Buenos Aires el 5 de octubre de 1965, tuvieron una hija y en 1997 se divorciaron. Él se volvió a casar en Buenos Aires el 16 de septiembre de 2006 con Andrea Israel, abogada, uruguaya, nacida en Montevideo el 30 de mayo de 1966 y no tuvieron hijos. I. Martina Zizzi, nació en Buenos Aires el 7 de abril de 1994 y es médica. c. Marcelo Zizzi, nació en Buenos Aires el 5 de febrero de 1964, empresario, se casó en San Isidro el 9 de marzo de 1991 con Luján Sourigues, que tiene una inmobiliaria y nació en Lomas de Zamora (BA) el 10 de mayo de 1966 y tuvieron tres hijas: I. Candelaria Zizzi, nació en Buenos Aires el 19 de mayo de 1994. II. Delfina Zizzi, nació en Buenos Aires el 6 de junio de 1996. III. Catalina Zizzi, nació en Buenos Aires el 19 de noviembre de 1999. d. Valentina Zizzi, nació en Buenos Aires el 1º de abril de 1966, es maestra y se casó en San Isidro el 11 de mayo de 1990 con Roberto Agüero, abogado, nacido en Luján el 25 de abril de 1964. Tienen una fábrica y negocio de chocolate, helados y tortas en Mendoza. Tuvieron trillizos y luego otro hijo: I. Ignacio Agüero, nació en Mendoza el 10 de junio de 1995. II. Guadalupe Agüero, nació en Mendoza el 10 de junio de 1995. III. Rocío Agüero, nació en Mendoza el 10 de junio de 1995. IV. Facundo Agüero, nació en Mendoza el 21 de mayo de 2000. e. Juan Pablo, nació en Buenos Aires el 25 de abril de 1968, vende artículos de náutica, se casó en San Isidro el 5 de diciembre de 2001 con Florencia Satriani, nacida en Buenos Aires el 18 de julio de 1982. Tenían un hijo y poco después se divorciaron:
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I.
Joaquín Zizzi, nació en Buenos Aires el 3 de agosto de 2001. f. Santiago Zizzi, nació en Buenos Aires el 1º de julio de 1971, construye veleros y se casó en San Isidro el 9 de junio de 2000 con María Mercedes Muguerza, bioquímica, nacida en Mar del Plata (BA) el 3 de agosto de 1969. Tuvieron dos hijos: I. Sofía Zizzi, nació en Florida (BA) el 22 de enero de 2002. II. Francisco Zizzi, nació en Buenos Aires el 15 de mayo de 2004. 5. BEATRIZ OEYEN. Nació en Amberes el 8 de diciembre de 1938 y vino con mis padres a la Argentina en 1939, fue secretaria, se casó en París, Francia, el 27 de mayo de 1967 con Jean Claude Rabbat, nacido allí el 31 de marzo de 1934, comerciante de estampillas. Vivieron trece años allí, donde tuvieron tres hijos; a partir de 1980 se establecieron en Argentina donde ella tuvo comercios del rubro alimenticio y después de varios años se separaron. Él murió de cáncer en Buenos Aires el 16 de noviembre de 2002. a. Patrick Rabbat, nació en París el 7 de septiembre de 1970, vino a la Argentina con sus padres, es ingeniero; luego se estableció en España y se casó en Castelldefels, Barcelona, el 17 de junio de 2017 con Ana María Varela, colombiana, nacida en Cali el 25 de febrero de 1987. No tuvieron hijos y poco después se separaron. b. Anne Marie Rabbat, nació en París el 7 de noviembre de 1972, vino a la Argentina con sus padres y se casó en San Isidro el 20 de abril de 2002 con Pablo Battista, ingeniero, nacido en San Fernando (BA) el 28 de octubre de 1969. Tuvieron dos hijos:
Beatriz y Jean Claude con sus hijos Anne Marie, Stéphane y Patrick cuando celebramos la recuperación de mi madre. 1987.
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Estoy con mis padres en el festejo de sus 60 años de matrimonio. 1993.
I.
Lucas Battista, nació en San Isidro el 25 de julio de 2005. II. Micaela Battista, nació en San Isidro el 29 de junio de 2007. c. Stéphane Rabbat, nació en París el 26 de febrero de 1980, es ingeniero,vino a la Argentina con sus padres, luego se estableció en España y se casó en Madrid el 15 de mayo de 2010 con Beatriz Garrido, nacida allí el 27 de febrero de 1978. Tuvieron dos hijos: I. Adriana Rabbat, nació en Madrid el 10 de mayo de 2012. II. Eric Rabbat, nació en Madrid el 8 de julio de 2016. 6. PEDRO OEYEN. Nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1942, es sacerdote y autor de este libro, ver su biografía al final. 7. MIGUEL OEYEN. Nació en Buenos Aires el 8 de enero de 1946, se estableció en San Bernardo (BA), se dedicó al comercio y a la construcción por varios años, para entrar luego en Cesop (la Cooperativa de Servicios local) de la que es presidente, se casó en San Isidro el 18 de diciembre de 1970 con Inés Suares, nacida en Buenos Aires el 12 de noviembre de 1947, tuvieron tres hijas y se separaron en 1991. Él se volvió a casar en Mar de Ajó (BA) el 16 de abril de 2004 con Adriana Roa, médica, nacida en Buenos Aires el 10 de abril de 1954 y no tuvieron hijos. a. Magdalena Oeyen, nació en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1971, se unió a Gustavo Rozas, nacido en Buenos Aires el 17 de enero de 1968, tuvieron dos hijos y luego se separaron.
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Miguel e Inés con sus hijas Anita, Magdalena y Sofía en los 60 años de matrimonio de mis padres. 1993.
I.
El casamiento de Miguel con Adriana Roa. 2004.
Catalina Rozas, nació muerta en Buenos Aires el 2 de noviembre de 2002. II. Felipe Rozas, nació en Buenos Aires el 22 de octubre de 2003. b. Sofía Oeyen, nació en Buenos Aires el 23 de febrero de 1977, se casó en San Isidro el 14 de octubre de 2000 con Fabián Soler, nacido en Buenos Aires el 4 de abril de 1968, tuvieron dos hijos (x) y se separaron. Ella luego se unió con Sebastián Collangelo, nacido en Buenos Aires el 16 de agosto de 1981 y tuvieron dos hijas (xx): I. Joaquín Soler (x), nació en San Isidro el 14 de octubre de 2003. II. Violeta Soler (x), nació en Martínez el 7 de febrero de 2009. III. Valentina Collangelo (xx), nació en San Isidro el 16 de mayo de 2014. IV. Lola Collangelo (xx), nació en San Isidro el 14 de mayo de 2017. c. Ana Inés Oeyen, nació en Buenos Aires el 27 de febrero de 1982, es diseñadora de indumentaria, se casó en San Isidro el 1º de mayo de 2015 con Eduardo Gómez D’Hers, administrador de empresas, nacido en Buenos Aires el 1º de julio de 1983 y tuvieron dos hijas: I. Juana Gómez D’Hers, nació en Martínez el 28 de octubre de 2017. II. Paloma Gómez D’Hers, nació en Martínez el 27 de marzo de 2021 8. ANDRÉS OEYEN. Nació en Buenos Aires el 7 de agosto de 1947, es ingeniero, trabajó muchos años en una empresa taninera en Paraguay, actualmente tiene campos allí y se dedica a la ganadería, se casó en
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Andrés y Cristina con sus hijos Katerine, Mariana, Matías y María Laura en los 60 años de matrimonio de mis padres. 1993.
Martínez el 14 de mayo de 1972 con María Cristina Bianchi Etcheberry, nacida en Buenos Aires 1ª de noviembre de 1949. Tuvieron cinco hijos y desde hace un tiempo están separados. a. Mariana Oeyen, nació en Florida (BA) el 24 de marzo de 1975, es licenciada en Ciencias Políticas y tiene un doctorado en Demografía, vive en pareja con Jan Kislo en Oberá (Misiones) y trabaja en la Universidad de Posadas. No tuvieron hijos. b. Katerine Oeyen, nació en Asunción, Paraguay, el 11 de septiembre de 1977, es licenciada en filosofía y tiene una empresa de jardinería, se casó en San Isidro el 23 de marzo de 2013 con Conrado García Rodríguez, nacido en San Isidro el 25 de enero de 1979 y que murió de cáncer en Buenos Aires el 3 de septiembre de 2015. Tuvieron mellizas prematuras antes de casarse y un hijo después: I. Federica García Rodríguez, nació y murió en Buenos Aires el 4 de septiembre de 2011. II. Cayetana García Rodríguez, nació en Buenos Aires el 4 de septiembre de 2011 y murió allí el 4 de octubre de 2011. III. Hilario García Rodríguez, nació en Buenos Aires el 26 de diciembre de 2013. c. Andrés Oeyen, nació prematuro en Buenos Aires el 29 de junio de 1980 y allí murió el 23 de julio de 1980. d. María Laura Oeyen, nació en Buenos Aires el 19 de enero de 1984 y se casó en San Isidro el 3 de noviembre de 2017 con Andrés Gerson, nacido en Buenos Aires el 16 de mayo de 1982. Tuvieron una hija: I. Jacinta Gerson, nació en Martínez el 14 de junio de 2019.
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e. Matías Oeyen, nació en Buenos Aires el 9 de julio de 1987, es ingeniero y trabaja en México. 9. MYRIAM OEYEN. Nació en Buenos Aires el 26 de mayo de 1949, fue maestra jardinera y actualmente es counselor, se casó en San Isidro el 2 de abril de 1971 con Mauricio Lovey (Míster), nacido en Buenos Aires el 31 de octubre de 1944 y licenciado en administración de empresas. Tuvieron cinco hijos: a. María del Rosario Lovey nació en Florida (BA) el 6 de agosto de 1973, es licenciada kinesióloga fisiatra, consultora en decodificación bioemocional, profesora de hatha yoga y reikista, se casó en Olivos (BA) el 6 de febrero de 1998 con Juan Martín Burolleau, nacido en Buenos Aires el 26 de octubre de 1968, es profesor de educación física y biología. Tuvieron tres hijos y se separaron en 2017: I. Catalina Burolleau, nació en Florida (BA) el 9 de febrero de 2003. II. Sofía Burolleau, nació en Florida el 11 de abril de 2005. III. Felipe Burolleau, nació en Florida el 24 de octubre de 2009. b. Fernando Lovey, nació en Florida (BA) el 9 de noviembre de 1975 es técnico en administración hotelera y técnico superior en comercialización, se casó en San Isidro el 12 de febrero de 2005 con Marina Fitzner, licenciada kinesióloga fisiatra, especializada en terapia cráneo-sacra y RPG (rehabilitación postural global), es alemana, nacida en Frankfurt el 30 de abril de 1976. Viven en San Carlos de Bariloche y tuvieron tres hijos: I. Ian Lovey, nació y murió en Buenos Aires el 4 de julio de 2007. II. Olivia Lovey, nació en Buenos Aires el 5 de noviembre de 2009.
Myriam, Míster y su familia en el festejo de los 90 años de mi madre. De pie: Fernando, Juan, Pedro y Francisco. Sentados: Rosario y Juan Burolleau, su esposo. 2000.
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III. Bastián Lovey, nació en Bariloche el 17 de diciembre de 2015. c. Francisco Lovey, nació en Buenos Aires el 27 de de enero de 1979, es licenciado en administración de empresas y se casó en San Isidro el 16 de febrero de 2007 con María Florencia García, agente de turismo, nacida en San Isidro el 7 de abril de 1979. Tuvieron tres hijos: I. Tobías Lovey, nació en San Isidro el 24 de noviembre de 2009. II. Simón Lovey, nació en San Isidro el 14 de mayo de 2013. III. Emilio Lovey, nació en Buenos Aires el 15 de septiembre de 2015. d. Juan Martín Lovey, nació en Buenos Aires el 21 de mayo de 1982, es ingeniero industrial con una maestría en administración de negocios de la Universidad Austral y se casó en San Isidro el 5 de enero de 2019 con Luciana Sandoval, licenciada en relaciones internacionales y empresaria, nacida en Junín (BA) el 23 de junio de 1983. Tuvieron un hijo: I. Tomás Lovey, nació en Buenos Aires el 27 de julio de 2019. e. Pedro Andrés Lovey, nació en Buenos Aires el 25 de junio de 1984, es comerciante y tuvo una hija sin casarse con Bárbara Larrauri, de la que luego se distanció, había nacido en Vicente López (BA) el 14 de julio de 1987: I. Juana Lovey, nació en Martínez el 25 de febrero de 2011. 10. ALBERTO OEYEN. Nació en Buenos Aires el 21 de abril de 1951 fue comerciante e incursionó en varios rubros: fue mayorista en papel, tuvo un restaurante, construyó casas y vendió autos, se casó en Beccar (BA) el 21 de febrero de 1975 con Alicia Lombardo, maestra jardinera, nacida en Gálvez (Santa Fe) el 24 de enero de 1951. Tuvieron cinco hijos: a. Sebastián Oeyen, nació en Buenos Aires el 7 de mayo de 1976, es diseñador industrial recibido en la UBA y se unió con Florencia Ducel, sicóloga y jefa de recursos humanos en IBM, nacida en Buenos Aires el 2 de noviembre de 1976. Tuvieron dos hijas: I. Avril Oeyen, nació en Buenos Aires el 24 de mayo de 2006. II. Francisca Oeyen, nació en Martínez el 2 de enero de 2010. b. Alejandro Oeyen, nació en Buenos Aires el 26 de febrero de 1979, es ingeniero industrial recibido en la UBA. Tuvo un hijo (x) sin casarse con Romina Waigd, nacida en La Matanza (BA) el 19 de julio de 1981, luego se casó en San Isidro el 9 de febrero de 2008 con Carla Villagra, nacida en San Fernando (BA) el 9 de junio de 1982. Tuvieron dos hijos (xx) y luego se separaron: I. Marcos Oeyen (x), nació en Morón (BA) el 6 de febrero de 2002.
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Alberto, Alicia y su familia: Alejandro, Florencia, Sebastián con su novia, Ignacio y Federico con mis padres al festejar sus 65 años de matrimonio. 1998.
II.
Felipe Oeyen (xx), nació y murió en San Miguel (BA) el 1º de agosto de 2008. III. Vicente Oeyen (xx), nació en San Isidro el 7 de diciembre de 2009. c. Florencia Oeyen, nació en Buenos Aires el 11 de noviembre de 1981, es bioquímica recibida en la UBA y se casó en San Isidro el 3 de mayo de 2011 con Carlos Corgo, oficial maquinista naval superior, nacido en San Fernando (BA) el 28 de marzo de 1977. Tuvieron dos hijos: I. Santiago Corgo, nació en Martínez el 31 de enero de 2012. II. Catalina Corgo, nació en San Isidro el 20 de enero de 2017. d. Ignacio Oeyen, nació en Buenos Aires el 29 de agosto de 1983, es licenciado en marketing y se recibió en la ORT, se casó en Banfield (BA) el 17 de enero de 2009 con Ana María Conosciuto, nacida en Ramos Mejía (BA) el 6 de septiembre de 1968 y se separaron sin haber tenido hijos. Él se unió luego a María Carolina Godoy, contadora, trabaja en el Banco Hipotecario como gerente de un sector, nacida en Buenos Aires el 23 de junio de 1979 y tuvieron un hijo: I. Benjamín Oeyen, nació en Buenos Aires el 22 de febrero de 2019. e. Federico Oeyen, nació en Buenos Aires el 18 de septiembre de 1990, estudió tres años de diseño industrial, inventó y patentó tableros de dibujo portátiles que se retro iluminan, los comercializa con productos afines.
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Pablo, Susana y sus hijos Francine, Felipe, Clara y Camila en los 90 años de mi madre. 2000.
11. PABLO OEYEN. Nació en Buenos Aires el 29 de junio de 1953, es ingeniero industrial de UBA, especializado en Gases de Petróleo en la Escuela de Energía de la Universidad de Oxford, empresario, fundador y presidente de 10 sociedades, se casó en Olivos (BA) el 11 de julio de 1981 con Susana Ghidara, profesora de Bellas Artes en la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredon, nacida en Rosario (Santa Fe) el 23 de enero de 1957. Tuvieron cuatro hijos: a. Francine Oeyen, nació en Buenos Aires el 25 de agosto de 1984, es licenciada en Bellas Artes del IUNA, realizó un master en diseño en la Universidad Central Saint Martin, Londres, hoy diseña joyas y se casó en San Isidro el 7 de mayo de 2011 con Sebastián Welisiejko, licenciado en economía de la UBA, realizó estudios de postgrado en la Universidad de Sussex finalizando un master en economías en desarrollo, nacido en Quilmes (BA) el 27 de noviembre de 1982, fue en Argentina Secretario Nacional de Integración Urbana, hoy trabaja en una ONG británica desde Buenos Aires. Tuvieron dos hijos: I. Boris Welisiejko, nació en Londres, Gran Bretaña, el 4 de octubre de 2016. II. Eloisa Welisiejko, nació en Martínez (BA) el 1º de junio de 2020. b. Camila Oeyen, nació en Buenos Aires el 18 de mayo de 1987, es licenciada en Literatura Inglesa en la Universidad del Salvador y se diplomó como intérprete en la Escuela Mc Donougth, trabaja como intérprete internacional y se casó en San Isidro el 8 de marzo de 2014 con Matías Sorondo,
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abogado que hizo un postgrado en derecho laboral, nació en General Villegas (BA) el 14 de abril de 1983, es gerente de recursos humanos en Loreal. Tuvieron una hija: I. Carmen Sorondo, nació en Martínez el 30 de agosto de 2018. c. Felipe Oeyen, nació en Buenos Aires el 24 de febrero de 1989, es arquitecto de la UBA e hizo un master en Diseño Arquitectónico en Londres. d. Clara Oeyen, nació en Buenos Aires el 30 de mayo de 1990, es licenciada en letras de la UBA, hizo un master en edición en Londres, trabaja para María Campbel, como agente literaria en Londres y se casó en San Isidro el 23 de abril de 2016 con Kevin Grut, ingeniero industrial ITBA que hizo un master en administración de empresas (MBA) en la London Bussines School, Londres, es gerente de desarrollo de nuevos negocios en Vodaphone, Londres, nació en Buenos Aires el 27 de mayo de 1989. 12. TERESITA OEYEN. Nació en Buenos Aires el 6 de octubre de 1954 es secretaria bilingüe, se recibió de corredor inmobiliario y administradora de consorcios, estudió francés e inglés durante 16 años, actualmente trabaja como administradora de un complejo de oficinas y se casó en Olivos el 4 de agosto de 1979 con Nicolás Colonna, licenciado en administración de empresas y sicólogo, nacido en Buenos Aires el 15 de julio de 1953. Tuvieron tres hijos y se divorciaron en el año 2000: a. María José Colonna, nació en Buenos Aires el 28 de junio de 1980, es egresada del Instituto Nacional de Arte dramático, se especializó en teatro musical infantil, produce y actúa en
Teresita, Nicky y sus hijos María José, Nicolás y Juan con mis padres al festejar sus 65 años de matrimonio. 1998.
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una compañía de teatro infantil llamada “Ligeros de equipaje”, se unió con Hernán Vallaza, sicólogo, nacido en Buenos Aires el 18 de mayo de 1973 y tuvieron un hijo: I. Julián Vallaza, nació en Buenos Aires el 20 de abril de 2013. b. Nicolás Colonna, nació en Buenos Aires el 30 de agosto de 1982, es licenciado en sistemas, trabaja al frente de una unidad de negocio para una empresa irlandesa de sistemas y se casó en Buenos Aires el 15 de agosto de 2013 con Carla Tabella, licenciada en recursos humanos, nacida en Chacabuco (BA) el 19 de noviembre de 1982. Tuvieron dos hijas: I. Sofía Colonna, nació en Buenos Aires el 17 de febrero de 2016. II. Emilia Colonna, nació en Buenos Aires el 24 de octubre de 2018. c. Juan Manuel Colonna, nació en Buenos Aires el 8 de agosto de 1987, es baterista profesional, enseña batería y es baterista en la banda de rock de “Juanse y su banda”.
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20 BIOGRAFÍA
DEL AUTOR
Pedro OEYEN nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1942, sexto hijo de 12 hermanos; sus padres fueron Alberto Oeyen e Yvonne Glorie. Se recibió de bachiller en el Colegio Marín e ingresó al Seminario Diocesano de San Isidro. La parte académica de sus estudios eclesiásticos fue cursada en las Facultades de Teología de la UCA y del Salvador, egresando de esta última como licenciado en teología. Realizó estudios posteriores en el Instituto Superior de Catequesis de Argentina, en el Latino Americano de Catequesis de Santiago de Chile y en el Instituto de Espiritualidad de la Universidad Gregoriana, en Roma. Ordenado sacerdote en San Isidro el 7 de diciembre de 1966, lo nombraron vicario parroquial de la Catedral, luego sucesivamente párroco de Ntra. Sra. de Lourdes en Beccar, encargado de la Capilla de Ntra. Sra. de la Unidad en Olivos y párroco de Santo Domingo de Guzmán en Acassuso. Por último, párroco de la Catedral durante 24 años, donde estuvo al frente del equipo encargado de su restauración; al cumplir 75 años presentó su renuncia y en la actualidad es párroco emérito. A lo largo de estos años también fue asesor, director pastoral, capellán y/o representante legal de varios colegios y del noviciado de las Misioneras Diocesanas, profesor de teología pastoral en el Seminario Diocesano, profesor y director de la Escuela Superior de Catequesis y rector del Instituto Superior de Cultura Religiosa, todos de San Isidro. Ocupó diversos cargos a nivel diocesano, entre ellos: decano zonal del presbiterio y luego coordinador de los Consejos Presbiteral y Pastoral, miembro del de Asuntos Económicos y del Cuerpo de Consultores, asesor del equipo de Pastoral Familiar, de las Mujeres de Acción Católica y director de la Junta de Catequesis. Fue secretario general y canciller, finalmente vicario general del Obispado de San Isidro durante 18 años. Delegado regional y miembro de la Junta Nacional de Catequesis, fue responsable nacional de la catequesis de adultos. Introdujo la catequesis familiar en Argentina y siendo invitado por otras diócesis recorrió gran parte del país explicando el método. Llegó a otras naciones, siendo también invitado por la Dirección de Catequesis de Roma. En dos oportunidades fue convocado como experto en catequesis para exponer ante la Asamblea General del Episcopado Argentino.
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Autor de numerosos libros, algunos en colaboración con otras personas; entre los más conocidos figuran: "Creciendo en la fe con nuestro hijo” (5 tomos, 43 reediciones, con 500.000 ejemplares vendidos); "Conociendo la biblia en familia” (6 tomos); "Revisando nuestra vida con el evangelio” (2 tomos); "Macumba y brujerías”(2 ediciones); “Biblia ilustrada para niños”; "La Catedral de San Isidro”; "Libro 2º de bautismos de San Isidro”; “La Hermandad de las ánimas en San Isidro”; “Honor mancillado, la pasión del cura Allievi”; “El celular de Dios”(3 reediciones); “La capilla y la capellanía de San Isidro tienen historia”; “Sangre en la Iglesia” y otra media docena de títulos. Publicó además numerosos artículos en “Criterio”, “Consudec”, “Didascalia”, “Pastores”, “Bienaventurados” y otras publicaciones especializadas en pastoral, así como en la Revista del Instituto Histórico de San Isidro. En los últimos años publicó los dos primeros tomos de la “Historia de mi familia”, sobre los antepasados paternos y maternos. a los que se agrega este tercero y otro complementario, titulado “Emigrar. Argentina, la tierra prometida”. Premios y menciones más destacadas • En 1997 el Equipo Nacional de Catequesis de Adultos lo reconoció como “Pionero de la catequesis familiar” por sus 25 años de trabajos en el tema. • En 2000 el Instituto Superior de Catequesis de Argentina le otorgó un reconocimiento por sus notables aportes a la catequesis. • En 2006 el Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas lo nombró miembro correspondiente por sus aportes documentales. • En 2008 el Capítulo Argentino de la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias le otorgó, en conjunto con la Comisión Pro Restauración de la Catedral de San Isidro, el premio a la excelencia inmobiliaria en la categoría restauración y puesta en valor de un edificio de culto. • En 2009 el Instituto Histórico Municipal de San Isidro le otorgó el premio San Isidro Labrador por su importante aporte a la historiografía local. • La Fundación San Isidro para la educación, las ciencias y las artes, le otorgó el premio San Isidro 2010 en mérito a su destacada acción cultural en beneficio de la comunidad.
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Pedro Oeyen Catedral de San Isidro Monseñor De Andrea 550 1642 San Isidro Provincia de Buenos Aires oeyenpedro@yahoo.com.ar (+54 11) 4743-0291 / 4743-4990 (Int. 7) Ediciones Verstraeten www.verstraeten.com.ar Jaramillo 2284, piso 1º 1429 Ciudad de Buenos Aires (+54 11) 4704-9003 Oeyen, Pedro Historia de mi familia : mis padres y hermanos / Pedro Oeyen. - 1a ed ilustrada. Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Xavier Verstraeten, 2021. 204 p. ; 30 x 24 cm. ISBN 978-987-47865-1-7 1. Genealogía. 2. Historia de Familias. I. Título. CDD 929.2