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Cometas y papalotes

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Adivinanzas

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Y SIGNIFICADOS

AEROPLANOS O AVIONES

Arrigo Coen Anitúa (†)

A Apenas en 1891 logró el hombre “volar”, empleando

el principio de las cometas (papalotes, en México) libres, artefactos que hoy conocemos como planeadores, porque “planean en el aire”, por otro nombre, aeroplanos, pero todavía sin propulsor mecánico. La voz papalote viene del náhuatl papálotl, ‘mariposa’, y no de “papelote”, como suponen los etimólogos de simy n ple oído, sólo porque tal juguete solía hacerse de papel. (Cuple oí riosa coincidencia: en latín, ‘mariposa’ se dice riosa coi papilio. Claro que en ambas lenguas infl uye la voz natural en ambas le pap, que da idea de “parpadeo” y del batir de las alas de esos insectos.) deo” y del batir

En español castizo (de En español ca casta, no de Castilla) la cometa se llama así por la cola o melena que la ayuda a mantenerse contra el viento. Toma este la cola o melena nombre, al igual que nombre, al igual el cometa, en masculino, pasando por el homófono (y homógrafo) en latín, del griego koméetes(y homógrafo) en , ‘cabelludo’, a su vez derivado de de kóme, ‘cabellera’. Al papalote lo llaman barrilete cuando es de forma kóme, ‘cabeller exagonal (¿o el lector prefi ere hexagonal?) y más alto que ancho. exagonal (¿o el le

Conque a fi nes del siglo antepasado el hombre logró “volar” en plaConque a fi ne neadores. Más tarde los construyó resistentes lo sufi ciente para colocarles neadores. Más tar un motor que los impulsara. Y así nació el aeroplano. Éste es el nombre ge-un motor que los nérico que se da a los aparatos más pesados que el aire, capaces de volar nérico que se da por medio de alas sobre las cuales se ejercen las fuerzas aerodinámicas originadas por la velocidad de propulsión. (El término aeroplano ya quedó sustituido, poco antes de 1914, por la palabra avión. Otro vocablo, que tiene casi el mismo signifi cado, es aeródino (en oposición a aeróstato); esta palabra en español no ha progresado y es una voz rara; está forjada con los elementos aer(o)-, ‘aire’, y din(o), ‘fuerza’.

Según el número de planos, es decir pares de semialas, el aparto era monoplano, biplano, sesquiplano (un par normal y otro de envergadura menor), triplano y hasta cuadri- o tetraplano.

Acerca de los orígenes de ala y de volar, no es necesario remontarse más allá del latín, y en español ya se hallaban en la obra de Gonzalo de Berceo (siglo XIII). Las voces aviación y avión no las tenía el latín, pero están acuñadas sobre la de esa lengua avis, ‘ave’, ‘pájaro’; la primera en 1863 y la segunda, más tarde, en 1890. Aviador, antes de signifi car ‘piloto de aeronave’, fue sinónimo de ‘aeroplano’; e hidroavión y avioneta nacieron ya entrado el siglo XX.

En México, a quien disfruta de una canonjía o sinecura se lo llama aviador. ¿Acaso porque sólo se presenta a cobrar, y ¡vuela!?

Por cierto, lo que hoy llamamos hidroavión, hasta poco después de la primera guerra mundial se llamó hidroplano, por estar dotado de fl otadores con objeto de poder posarse en el agua (del griego hydor, ‘agua’); pero el nombre lo heredó otro vehículo que nada tiene que ver con el vuelo: hidroplano, una “embarcación provista de aletas inclinadas que al marchar, por efecto de la reacción que el agua ejerce contra ellas, sostienen gran parte del peso del aparato, el cual alcanza de ordinario una velocidad muy superior a la de los otros buques” (DRAE).1

Avión, dijimos, fue derivada del latín avis, ‘ave’: del tronco latino au- proviene auca, que da ‘oca, ‘ganso; ‘oído’, de audito, y ‘oreja’, de aurícula, ‘orejita’, y el propio cultismo aurícula; ‘augur’, y ‘auspicio’, cuyo origen es la ‘observación de la conducta de ciertas aves’, referida a determinado acontecimiento (de ahí, inaugurar). Con estos términos quizás esté emparentado aura, el ‘viento suave’, cuyo antecesor es el latín aura, ‘viento’, no tan suave, el cual a su vez reconoce su fi lialidad del griego aura, ‘soplo’, de áoo, ‘yo soplo’. Posiblemente el griego aulos, una especie de fl auta, esté relacionado también.

Auriga es el ‘conductor de caballos’, animales relacionados con los vientos en algunos ciclos mitológicos tanto en la India como grecorromanos.

Pero no creemos que pase de ser una coincidencia el que en las Antillas se les llame auras, a los ‘zopilotes’, como en otros países se les nombra gallinazos (Argentina), galembos (Colombia), samuros (Venezuela), chulos (Perú) y carrancos (Paraguay). Este aura proviene de una lengua indígena, probablemente cubana. En nuestro país, se llama a los zopilotes nopos en Veracruz y ch’om en lengua maya.

1 Nota del editor. En realidad, el DRAE enmendó su de nición e incluye hoy, en su segunda acepción, la de hidroavión.

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