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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 8.06.2013

Los niños de Hincha en la genealogía

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Problemas de la escritura

de la novela dominicana

A fines de la dictadura, Antonio Fernández Spencer orienta a un grupo de novelistas…Marcio Veloz Maggiolo (“El buen ladrón”(1960) y “Judas”), Carlos Esteban Deive (“Magdalena”, 1962) y Ramón Emilio Reyes (“Testimonio”, 1961). Página 5

En el laberinto de la fama

y la cultura como espectáculo A partir del Renacimiento, la fama ha sido representada como figura de doncella con alas de águila y tocando su trompeta. Algunos la ven sentada sobre varios escudos o portando la palma del triunfo...Página 8

Fafa Taveras Rosario, entre

INFLUENCIAS Y VALORES DE LA

CULTURA VISUAL

los fichados Página 6

La periodista Angela Peña continúa su serie de reportajes sobre las fichas levantadas por la Policía a los izquierdistas sobresalientes de los años sesenta y setenta. Página 3


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Zona Areíto Areito

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German Arciniegas (periodista y ensayista colombiano) “Fue América la que salvó a Europa; les dimos tanto o más de lo que recibimos. Nuestros alimentos los salvaron de la hambruna y la creciente economía de la que se jacta la Unión Europea está cimentada en el oro robado al continente americano” LA GUÍA

Manuel Mora Serrano

LIBROS

UN NUEVO POETA EN PIMENTEL

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ace muchos años que no presentaba un nuevo poema de alguien de mi pueblo. Lejos están los días en los cuales en los periódicos y revistas nacionales presenté a Francisco Nolasco Cordero, mi compañero de promoción de los años cincuenta; a Elpidio Guillén Peña, a Román Núñez, a Octavio Chupani García, o las citas a Mendy López, mi hija Taiana Mora Ramis, Freddy Ortiz Landrón, Rafael Achécar Chupani, Héctor Polanco Pérez, Osvaldo Cepeda y Cepeda, Pelegrín Ubaldo Cepeda, Fernando Valdez, Nandoka, Fernando de Castro Pérez y Rafael Mejía Amparo. Lejos están los días de tertulias, misas líricas profanas, responsos líricos con la asistencia de Freddy Gatón Arce y de lo más granado de la literatura nacional. Sin embargo, en ese solar de nuestros amores, ha surgido un todavía joven poeta llamado José Miguel García nacido en la entrada urbana del pueblo en 1975, el último discípulo de Nolasco Cordero, cuya biografía está iniciando a escribir, pero que poco a poco ha ido buscando su voz y su estilo, pudiendo manifestar que al fin ha llegado el esperado poeta que aguardábamos. José Miguel estudió en la escuela Agustín Fernández Pérez, inició la secundaria en el Liceo Agustín Bonilla, la concluyó en el Seminario de Santiago en ciencias y letras y al darse cuenta de que su vocación no era la de sacerdote, siguió sus estudios hasta graduarse de licenciado en filosofía y letras en la UASD. Actualmente es profesor de Español en su primer Liceo y es profesor ayudante en el CURNE, San Francisco de Macorís, y concluye su maestría. Ha publicado varios opúsculos, entre ellos los poemarios Paz y Fuego, Versos sin cadenas, El vendaval en la noche, una Antología y la noveleta Pétalos. Los poemas que acompañan su presentación nacional han sido acogidos favorablemente por la opinión de críticos y escritores nacionales Elpidio Guillén Peña, Rafael Achécar Chupani, Freddy Ortiz Landrón e internacionales como los profesores de la Universidad de Puerto Rico Giovanni Di Pietro y Roberto Fernández Valledor. Manifiesta entre sus lecturas a escritores tan disímiles como Gustavo Adolfo Bécquer, Federico García Lorca, Salomé Ureña de Henríquez, Rubén Darío, André Bretón, Domingo Moreno Jimenes, Pedro Mir, Manuel del Cabral, Franklin Mieses Burgos, Gabriel García Márquez, José Mármol y Francisco Nolasco Cordero. Que el lector juzgue, porque mientras tanto, los pimenteleños estamos celebrando el surgimiento de este poeta pleno de sensibilidad y hallazgos felices.

POEMAS DE JOSÉ MIGUEL GARCÍA RUTINA Me abandono a una ventana Y de frente la pared fría… Soy inconmovible como tronco seco, He perdido la costumbre de la esperanza, Es fácil abandonarse y no querer, ni pretender, Ser lo mismo y no ser.

Este es un libro fabuloso. “¿Me hablas a mí? La retórica de Aristóteles a Obama” es el libro que todo político, abogado, periodista y predicador debe leer. Los grandes recursos de la retórica y los ejemplos de grandes persuadores como Marco Tulio Cicerón, Abraham

Lincoln, Churchill, Hitler, Martin Luther King y el presidente Barack Obama. Publicación de Taurus, Prisa Ediciones.

Desvivir Solamente estar. Quedarse hecho razón sin vanidad, Un matador de motivos O sombra que solo se deshilacha… Es tan fácil presentir el final de las cosas amadas Pero no el tiempo del amargo dolor. Solo el frío que pasa Que nace y vuelve a la pared, Pero yo de aquí me he ido… Tal vez después volvamos a estar juntos La pared, la ventana y este acabando de mí.

NO HE VISTO AMANECER EN TUS OJOS Yo que no he visto el amanecer en tus ojos Que no soy más que un paréntesis abandonado Insisto en cruzar otro camino, Probablemente el tuyo, En cambio tú no sabes de mí No sabes absolutamente nada, Más allá de los breves momentos Los besos perdidos por tus mejillas Y las buenas palabras, fáciles de olvidar.

Joseph E. Stiglitz es un clásico viviente de la Economía. Tiene un bien ganado prestigio como Premio Nobel de Economía 2001, profesor de las más importantes universidades norteamericanas, vicepresidente del Banco Mundial y asesor del presidente Bill Clinton. Pero su mejor fama le viene por haber ayudado al mundo a comprender, en un lenguaje accesible y con ejemplos de la cotidianidad, la lógica de la economía y, sobre todo, los resultados deletéreos de la doctrina del libre mercado. Este texto, “El precio de la desigualdad”, va en la misma línea. Es una publicación de Taurus, Prisa Ediciones.

El doctor José Rafael Vargas, un conocido periodista que ahora es Senador de la República, y el Ministerio de Cultura acaban de entregar a la sociedad este libro, “Pensar Alto”, una recopilación de textos escritos por ese gran trabajador de la cultura dominicana que fue el doctor Julio Jaime Julia Guzmán, un mocano distinguidísimo. Se trata de una obra importante. El doctor Vargas expresa, en dos textos incluidos en el libro, el gran amor y admiración que profesaba por este intelectual incansable. Don Julio publicó 24 libros y dejó 13 listos para publicación y 15 en preparación.

Este es un libro que los historiadores de la Conquista y de la Colonización de América leerán con particular interés y gusto. Es una obra de un historiador francés, Christian Duverger, y está escrita con la donosura con que suelen escribir los franceses. De lo que se trata es determinar quién escribió una obra tan completa como “Historia verdadera de la conquista de la nueva España”. Porque era imposible que fuera un desconocido y anónimo como el soldado Bernar Díaz del Castillo. Después de un examen minucioso de texto y circunstancias, Duverger concluye que su autor fue Hernán Cortés. “Crónica de la eternidad” es una publicación de Taurus.

Basilio Belliard es un joven y talentoso profesor universitario, crítico de arte, poeta y escritor de ensayos. Basilio también es un entusiasta promotor de la cultura. Nos llega de esa estirpe de intelectuales consagrados que Moca ha ofrendado generosamente al país. Su último libro, “El imperio de la intuición”, es una colección de ensayos literarios y entrevistas a figuras sobresalientes del fascinante mundo de la creación literaria. Estos escritos de Basilio, 29 en total, permiten al lector tener una aproximación adecuada a importantes momentos contemporáneos de las letras dominicanas. El libro es de la colección del Banco Central.

Pero tú Que sé yo…tú Cuánto amas A media luz De cara al sol O solo oscuridad, Si naciste en las fuentes mágicas, tú sabores, tú verdades. Y ese alguien que te abre y te cierra Las puertas, los telares, y el mar rojo, Oh ese alguien con su suerte Y qué voy a saber yo Si no sé de tus ojos Ni de tu piel bienoliente, Solo este asalto al ras Que se cruza por tus caminos.

LA HISTORIA/Fuente: Portal del Bibliófilo Enmascarado

1873

NACIÓ EL 8 DE JUNIO. José Augusto Trinidad Martínez Ruiz (Azorín),literato español, novelista, ensayista y de ser el crítico literario español más importante de su tiempo. Su libro más celebrado es El Escritor.

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1903

NACIÓ EL 8 DE JUNIO. Marguerite Yourcenar,escritora belga que debe su fama, principalmente, a dos grandes novelas biográfico-históricas de gran resonancia “Memorias de Adriano” y “Opus nigrum”, pero cuya obra se extiende más allá de estos dos libros.

1843

NACIÓ EL 9 DE JUNIO. Bertha Kinský,baronesa von Suttner, narradora y pacifista austríaca. Autora de la novela “¡Abajo las armas!”, un clásico del movimiento pacifista internacional. Premio Nobel de la Paz 1905. _

1898

NACIÓ EL 9 DE JUNIO. Curzio Malaparte Falconi,de nombre real Kurt Erich Suckert, periodista, dramaturgo, escritor italiano de relato corto, autor de “Kaputt”, considerada una de sus mejores obras.

1923

NACIÓ EL 9 DE JUNIO. Torcuato Luca de Tena, periodista y novelista español. Sus novelas de mayor éxito son “Edad prohibida” y “Los renglones torcidos de Dios”. Con “La mujer de otro“ ganó el premio Planeta en 1961.

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1933

NACIÓ EL 9 DE JUNIO. Vicente Leñero, novelista, periodista y dramaturgo mexicano, autor de numerosos libros, historias y obras de teatro. Algunas de sus mejores obras son, “Los albañiles”, “Pueblo rechazado” y “El juicio”. También colaboró en algún guión cinematográfico como “El crimen del Padre Amaro”, una de las más taquilleras películas mexicanas”.


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Viaje por la Historia

Fafa Taveras Rosario, entre los fichados

ÁNGELA PEÑA/ A.PENA@.COM.DO

HOY

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ive en Santiago, padre de uno de los principales dirigentes de la Fuerza de la Revolución. Era un militante de los seguidores de Onelio Espaillat y Lorenzo Vargas, alias “El Sombrerero”. Es la breve referencia que se ha logrado de Octavio Antonio Gómez Hernández, “Barberito”. Porque muchos de los revolucionarios que aparecen en el expediente policial de 1967 no han seguido activos en la política ni en otras actividades públicas. Gómez era entonces del Movimiento Popular Dominicano, según el reporte. Dice que nació en Valverde el 19 de enero de 1926, que usaba bigotes y tenía “pelo castaño, abundante, terminado en punta sobre la frente”. El parentesco entre camaradas era común. Hay padres e hijos, tíos y sobrinos, primos, y hermanos como José María Pantaleón Bujosa Mieses, “Chino”, y Sagrada María Bujosa Mieses, “Sonia, Sonia López y María Bujón”. Al “Chino” es fácil encontrarlo por la zona colonial, leer sus escritos, deleitarse con sus fotografías. Fue miembro del Comité Central de Fragua y de la FED y estuvo preso en más de una ocasión durante los 12 Años. Tras la salida de Balaguer en 1978 ejerció el periodismo y fue presidente del Colegio Dominicano de Periodistas. También trabajó en el Ayuntamiento del Distrito Nacional. Este ex miembro del Comité Central del 1J4 fundó el “Catorce de Junio Socialista”, que preside. El reporte lo presenta color “blanco, pálido”, nacido el 27 de julio de 1942, de orejas “muy salientes”, ojos “castaños, pequeños” y de profesión agente vendedor. Agrega que “visitó Puerto Rico, Cuba, Alemania Oriental, Checoslovaquia, Roma y Estados Unidos”. Bujosa ahora usa variados y finos sombreros y dicen que es asiduo en las fiestas del grupo “Bonyé”. Sagrada se integró a la dirección del 14 de Junio al regresar de la China en 1966. Vivió en La Vega y Santiago orientando comités de allí y pueblos aledaños. Un año después de la preparación de estas fichas donde aparece casi igual a como luce ahora, excepto la melena, regresó a Santo Domingo a colaborar con Amaury Germán Aristy y Virgilio Perdomo Pérez que llegaron desde Cuba. En 1969 casó con Germán, a quien conoció estando en la Unión de Estudiantes Revolucionarios. Procrearon una hija, Amarilys. A la muerte del cónyuge, en los sucesos de enero de 1972, decidió retirarse de la política pero en 1973 fue sorprendida por

Toribio Peña Jáquez anunciándole la llegada de Caamaño y sus guerrilleros, lo que la obligó a ocultarse. En 1975 contrajo matrimonio con Mario Velázquez Morales, procedente de los llamados “Corecatos”, padre de sus hijas Paola y Alejandra, y colaboró con organizaciones de izquierda. Fue miembro del Partido Socialista, de efímera existencia. Hoy está dedicada a reconstruir la vida de esos movimientos, dirige la Fundación Amaury Germán Aristy y co-produce con Carmen Imbert el programa “Memorias para la historia”. Tiene tres nietos. Néstor Eddy del Prado Villalón, primo de Cayetano Rodríguez del Prado, era un tierno adolescente cuando prepararon estas fichas en las que anotan que era del MPD y que nació el 10 de septiembre de 1943. Fue muy activo transportando material para el equipo militar de ese grupo y era responsable de la edición del periódico, se informó. Cayó preso en la guerra de abril, y en los 12 Años fue encerrado en una “celda inmunda” de la policía. En la actualidad ejerce su profesión de ingeniero de sistemas. Un “cuadro profesional” del MPD en esa época fue Juan Manuel Rivera Cruz, de seudónimo “Julián”, quien regresó “de Cuba” el 21 de junio de 1967, se consigna. Hoy es comerciante, retirado de la vida pública, vive en la zona de Monte Plata, cerca de Los Haitises, comunicaron viejos militantes. Eligio Antonio Blanco Peña, “El Pay” para la izquierda y “Sergio Eligio, Checho y Blanco” para la policía, es uno de los dirigentes de más edad del 14 de Junio que todavía trabaja. Noticias sin confirmar afirman que es asesor de seguridad de un ex funcionario. Miembro del Buró Militar y del Buró Central de la agrupación, nació el 22 de noviembre de 1929 en Moca, se anotó en el documento que le da oficio de mecánico. Fue muy diligente en el adiestramiento a campesinos. Le apresaron en diferentes ocasiones. Estuvo entre los fundadores del Club Mauricio Báez. Otras fuentes dicen que está retirado. Si los apuntes en su ficha son exactos, tendrá 84 años.

Amenazada y fugitiva. Porque se ha observado que las fichas tienen inexactitudes no solo en nombres sino en fechas. Amín Abel Hasbún “no pudo haber nacido en 1948” aclararon cuando se publicó que fue asesinado a los 22 años. El cálculo se hizo comparando el supuesto nacimiento con el de su

asesinato en 1970. Otro error se advierte en la identidad de José Ernesto Oviedo Landestoy al que pusieron “Julio” y “La gorda y José Antonio Ramírez V.” como pseudónimos. De él parece que no pudieron recabar mayores informaciones pues no consignan ni siquiera su militancia en el 14 de Junio del que fue representante en Francia. También está entre los fundadores de la “Línea Roja” de esa organización. Estuvo breve tiempo en prisión. Después que el país entró en un periodo de libertades políticas, Oviedo Landestoy ha sido regidor por el Partido de los Trabajadores Dominicanos, PTD; ministro consejero de la embajada dominicana en Brasil y en la actualidad es embajador para los asuntos de Mercosur con asiento en la Cancillería. Fue muy criticado por compañeros revolucionarios cuando declaró: “Mi corazón está con la izquierda, pero mi estómago está con la derecha”, al ser juramentado como miembro del PLD en el segundo mandato de Leonel Fernández. “El gordo Oviedo”, como le llaman sus amigos, es en su tiempo libre asiduo contertulio de peñas políticas. Impresiona su dominio de la historia del 14 de Junio, de la que es gran expositor. Rafael Francisco Taveras Rosario, “Fafa, Raúl”, es uno de los de más activismo político de los izquierdistas de este informe que lo presenta como secretario general del MPD, entrenado en guerra de guerrillas en Cuba. Pero eso era en 1967. El dinámico marxista ha transitado diferentes otras rutas y militado en otras parcelas. Reporta este documento que nació en “San José de Salcedo” el 21 de noviembre de 1938. Fue de los fundadores del 14 de Junio en 1960 por lo que sufrió torturas en La 40. Se destacó en la guerra de abril luchando en el bando constitucionalista y en 1966 pasó realmente al MPD. Durante casi todos los 12 Años estuvo tras las rejas. Después del balaguerato fue diputado en varios periodos. Fundó el “Núcleo Comunista de los Trabajadores”, “Concertación Democrática” y el “Bloque Socialista” hasta llegar a pertenecer al Partido Revolucionario Dominicano. Fue funcionario en el gobierno de Hipólito Mejía y hoy su actividad pública más conocida es la de comentarista político radial. Quedan otros hombres y mujeres de esa “extrema izquierda” amenazada y fugitiva.

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Julio González

LOS NIÑOS DE HINCHA

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H

acia finales del siglo XVII, la Corona española decidió reforzar y consolidar su presencia en el centro de la isla para evitar el avance de los colonos franceses que ocupaban el norte y la franja occidental de lo que hoy es Haití. Para tales fines, se fundaron una serie de comunidades pobladas con inmigrantes españoles, traídos en su gran mayoría de las Islas Canarias. Los nuevos asentamientos se denominaron: San Miguel de la Atalaya, San Rafael de la Angostura, Las Caobas, Bánica y Nuestra Señora de la Concepción de Hincha. De esas comunidades, hoy sólo Bánica es parte de la República Dominicana. Estas poblaciones tenían como sustento productivo el ganado, el cual comercializaban con sus vecinos franceses. De ellas, la más importante era Hincha. Fue fundada hacia 1704 teniendo un relativo crecimiento y desarrollo. Para 1760 su población estaba constituida por 472 familias, las cuales sumaban un total de 3,092 habitantes. Con el devenir de los años, en 1791 se produjo la rebelión de los esclavos en la colonia francesa de Saint Domingue, y en 1804 su independencia del colonizador francés. Esos hechos determinaron que los habitantes de Hincha, al igual que los de otras comunidades de la zona, huyeran a la parte oriental de la isla. Gracias a la preservación de los libros de bautismo de Hincha (1782-1894) en el Arzobispado de Santo Domingo, podemos determinar una buena parte de los últimos niños nacidos en Hincha. Estos niños, ancestros de una parte considerable de los dominicanos, en una especie de diáspora, huyeron con sus padres a lugares como Dajabón, Santiago, Moca, La Vega, San José de las Matas, San José de los Llanos, Higüey, El Seybo, Azua, Baní y Santo Domingo. Parte considerable de esos niños fueron: Del matrimonio de Joseph María Andújar y Petrona Fragoso nacieron: Hilaria (1785), Ramona (1786), Juan (1788), Jacinta (1790) e Inés Andújar Fragoso (1793). Esta familia se asentó en Baní. De esta familia descienden los Perelló de Baní y Santiago, así como los Franco y los Álvarez también de Santiago. Del matrimonio de Pedro Andújar Franco y Manuela Reyes Guzmán nacieron: Juliana (1783), Petrona (1784) y Tomasa Andújar Reyes (1786). Igualmente se mudaron a Baní. Del matrimonio de Pedro Arencibo y Manuela de la Cruz nacieron: Santiago (1782), Francisco (1785), Gabriel (1788) y Justa Arencibo de la Cruz (1790). Del matrimonio de Manuel Aybar y Josefa Perdomo nacieron: Joaquín Joseph (1791) y Bernardo Miguel Aybar Perdomo (1793). Se mudaron a Baní donde formaron familia con los Pimentel y los Heredia.

Instituto Dominicano de Genealogía

Encuentros

HOY

MU-KIEN ADRIANA SANG

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ITINERARIO INTELECTUAL Las novelas que impactaron mi mundo Se podría decir que, letra a letra, palabra a palabra, página a página, libro a libro, he venido, sucesivamente, implantando en el hombre que fui los personajes que creé. Considero que sin ellos no sería la persona que hoy soy, sin ellos tal vez mi vida no hubiese logrado ser más que un esbozo impreciso, una promesa como tantas otras que de promesa no consiguieron pasar, la existencia de alguien que tal vez pudiese haber sido y no llegó a ser. Ahora soy capaz de ver con claridad quiénes fueron mis maestros de vida, los que más intensamente me enseñaron el duro oficio de vivir, esas decenas de personajes de novela y de teatro...hechos de papel y de tinta, esa gente que yo creía que iba guiando de acuerdo con mis conveniencias de narrador... Fragmento del discurso de recepción del Nobel de Literatura de José de Saramago, 1998 Algunas veces me pregunté si en países como el mío, con escasos lectores y tantos pobres, analfabetos e injusticias, donde la cultura era privilegio de tan pocos, escribir no era un lujo.... Creo que hice lo justo, pues, si para que la literatura florezca en una sociedad fuera requisito alcanzar primero la alta cultura, la libertad, la prosperidad y la justicia, ella no hubiera existido nunca... gracias a la literatura, a las conciencias que formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al desencanto de lo real con que volvemos del viaje a una bella fantasía, la civilización es ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a humanizar la vida con sus fábulas. Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida... Elogio de la lectura y la ficción. Discurso de Mario Vargas Llosa en la aceptación del Premio Nobel de Literatura en 2010

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unto a la poesía, la novela entró a mi vida, casi sin darme cuenta. Creo que me identificaba con las historias que inventaban los novelistas. Me fascinaba ver la capacidad de entretejer dramas existenciales de seres disímiles, absurdos a veces, como el universo creativo de sus autores. Durante mi adolescencia creo que leí todas las novelas de Hermann Hesse. La primera fue El lobo estepario, le siguieron Bajo las ruedas, Narcizo y Goldmundo, Demian, Sidharta y Juego de abalorios. Me encantaba la poesía de su prosa, su infinita preocupación por la condición humana y por el derrotero tomado por la civilización occidental, que nos estaba, está, convirtiendo en animales casi irracionales. Me encantaba su éxtasis ante el milagro de la naturaleza, pero sobre todo amaba su forma de escribir. Creo que ha sido el autor que más impacto tuvo en mi vida durante mis primeros veinte años de vida. Descubrí la fascinación que produce en mí las ideas articuladas con hermosura expositiva. En la década de los 70 se produjo el boom de la literatura latinoamericana. El llamado realismo mágico llenó las estanterías de las librerías del mundo con insólitas historias, nacidas de la realidad contradictoria y resistente a transformarse de los campos y ciudades de cada pueblo del continente latino. Dos nombres destacaron en este proceso: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Ellos se convirtieron en los dueños de la nueva literatura de América Latina. Había ingresado a la universidad y creía tener el mundo a mis pies. Era rebelde, maniquea, con la prepotencia juvenil del que piensa que todo lo sabe. Me decanté por García Márquez. Irracionalmente tracé una línea divisoria imaginaria, y durante muchos años me olvidé de Vargas Llosa. ¡Qué ignorante y qué inmadurez tenía entonces! Asumiendo las poses esnobista de entonces, me alineé con los de “avanzada”. Y todo aquel que fuera considerado conservador era enviado al destierro. Hace unos años escribí uno de mis Encuentros haciéndome una autocrítica. Reconocía el valor literario e intelectual del último latinoamericano galardonado con el máximo galardón de la literatura. Recordaba entonces que el primer libro de Vargas Llosa que leí fue “Como pez en el agua”, una especie de autobiografía política y literaria. Me encantó, y me avergoncé de haber sido tan obtusa. He leído algunas de sus novelas, no todas. La fiesta del chivo, su historia sobre Trujillo, acogida y criticada por el público dominicano, me gustó, tanto, que la he puesto como lectura obligada a mis estudiantes. Recientemente leí su obra La so-

ciedad del espectáculo, un manojo de reflexiones que comparto plenamente. Durante mis primeros años universitarios era una lectora voraz, demasiado quizás, de las novelas de García Márquez. Por supuesto que comencé con Cien años de soledad, y al leerla me pareció que Macondo era este pequeño país nuestro. Le siguieron, Crónica de una muerte anunciada, que me encantó porque te mantenía en vilo a pesar de que sabías el final de la historia. El otoño del patriarca me hizo pensar en esa pléyade de patriarcas nuestros, que se piensan dueños del mundo. El amor en los tiempos de cólera me fascinó por la complejidad de la historia. Me encantó El Náufrago. Creo que leí a García Márquez con demasiada avidez. Quería estar “al día”. Pero pienso hoy, treinta años después, que no tenía tiempo de asimilar todo lo que leía. El afán era tan grande, que no había espacio de pensar, de escudriñar y de discernir. ¡Ay juventud, divino tesoro en bruto! Durante mis años en Francia, intentando conocer la cultura y sicología de los franceses, leí algunas de las novelas clásicas, como Los Miserables, de Víctor Hugo. Pero fueron las novelas críticas del socialismo real las que impactaron mi conciencia, como El cero y el infinito, de Arthur Koestler, la que más me conmocionó. Este pequeño libro, escrito en lenguaje más que conmovedor, era una crítica mordaz a la represión de Stalin en la Unión Soviética. Me sorprendió saber pocos años después que él y su esposa se habían suicidado, cansados y desilusionados quizás de ver el curso de su obra revolucionaria convertida en un imperio guerrerista más. Habían destruido su utopía. En 1980, cuando apareció la gran novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, fui a buscarla. Me atrapó, tanto, que todavía la exijo como lectura a mis estudiantes de Historia de las Ideas Políticas. Mi pasión por las novelas ha continuado. Ahora soy más selectiva, más sensata, eso creo. Mi amiga querida Ada Wiscovich es una de mis mejores proveedoras del material. Gracias a ella conocí las novelas de Noah Gordon. Inicié con el El Rabino, que no me impactó tanto. Pero luego leí la trilogía de los Cole. Inicié con El Médico, luego con Chamán y la última de la trilogía, La doctora Cole. Leí también El último judío, que no me impactó. Leí su última novela, La Bodega, una historia del mundo del vino y la enología que tampoco me gustó. No ha vuelto a escribir, dice que está muy viejito. Confieso que cuando José de Saramago ganó el Nobel de Literatura no lo conocía. Al escuchar su nombre, busqué de inmediato algunas de sus obras. Había venido al país La Caverna, que devoré con fruición y me hizo enamorarme de ese nonagenario desconocido que tenía un mundo interior tan amplio y crítico. Después leí Ensayo sobre la ceguera, que es una crítica demoledora a la condición humana. Le siguió Ensayo sobre la lucidez, que me encantó. Y me casé por varios años con Saramago hasta que me cansé. Su pensamiento profundo seguirá presente en aquellos seres que amamos la humanidad y no aceptamos imposiciones absurdas de una sociedad vacía y sin alma. En la próxima entrega hablaré de algunas mujeres novelistas que también impactaron mi mundo. ¡Nos vemos!

mu-kiensang@pucmm.edu.do sangbemukien@gmail.com @MuKienAdriana El Blog de Mu-Kien, Alma y razón, https://www.blogger.com/home


MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN

Literatura

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Problemas de la escritura de la novela

Dominicana 1940-1960

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l ciclo novelístico que va de 1940 a 1960 parece ser de menor calidad que el anterior. En él aparecen las obras de Rafael Damirón (“Revolución”, 1942; “La cacica”, 1944), un novelista que no acaba de convencer, porque su obra estuvo más centrada en la propaganda que realizó la dictadura. También debemos mencionar las obras de Marrero de Muné “Caña dulce” (1957) y “Troeya” (1949) de Ana Virginia Peña de Bordas, que no han concitado una atención definitiva de la crítica. Podríamos decir que es la mujer novelista de este período y muestra la decadencia de la participación de la mujer en la narrativa de largo aliento. Sobresale Sanz Lajara con una novela buena: “Caonex”, también de corte trujillista, y que muestra al mejor escritor del periodo. En segundo lugar hay que destacar la presencia de Lacay Polanco, autor único con “La mujer de agua” y “En su niebla”. “Juan mientras la ciudad crecía” (1960), de Carlos Federico Pérez; “Trementina, clerén y bongó” (1943), de Julio González Herrera, son obras de las cuales se ha escrito poco y han quedado fuera del canon. También en este interregno Moscoso Puello publica “Navarijo” (1956), una novela de cierto interés por el mundo que busca revivir: una familia bajo las dictaduras de Lilís y Trujillo. Entre Sanz Lajara y Lacay Polanco tenemos a dos escritores singulares. Ambos son dos estilistas; el manejo del lenguaje es extraordinario en sus novelas y cuentos. En Sanz Lajara esta posibilidad está fuertemente asociada a la creación de personajes, espacios virtuales...una narrativa de la negritud; es un escritor que va más allá de nuestras fronteras. En Lacay, “La mujer de agua” (1949), el lenguaje poético está siempre en movimiento y es él el autor que mejor capta la estética de la posguerra, la influencia de la literatura española del éxodo y el llanto, como la llamara León Felipe. La nota lamentable es que ninguno de estos escritores desarrolló toda su potencialidad en el arte de novelar. Si Sanz Lajara tuvo logros en “Caonex” (1949) y en sus cuentos (“El candado”, 1959), Lacay Polanco se queda en el lenguaje, en la experimentación de “enfant terrible”, de poeta maldito de “En su niebla”, (1950). Pero no hay un más allá. La dictadura y la ausencia de un mundo editorial importante yugularon esta narrativa. Se escribe para alguien y desde cierta libertad. Esta no existía y los lectores eran muy pocos. Debo decir que 1940-1960 es el periodo de mayor represión de la dictadura; de mayor expresión política. De grandes actividades guerrilleras. Muchos de los jóvenes se inmolaron en las montañas. Parecería que la política tuvo más que ver con la expresión que el arte literario. La posguerra, el reordenamiento de la economía, dieron a un Trujillo modernizante y empresario cañero; en el sátrapa la imagen del hacendado se convierte en la nación como hacienda de la familia Trujillo. La cartilla trujillista muestra el nivel de adoctrinamiento que tomó la educación. Se desmanteló la escuela hostosiana; propagandistas trujillistas como Balaguer y Ramón Emilio Jiménez tomaron el control de la Secretaría de Educación. No he encontrado más de una edición de las novelas fundamentales. “Enriquillo”, “Over”, “La Mañosa”, se quedaron con una sola edición. Para la educación se publicó una versión parcial de “Enriquillo”, no tengo noticias de otras publicaciones hasta que Julio Postigo comenzó su colección en 1949, pero las novelas fundamentales aparecieron en esa colección en este orden: publicación en el siguiente orden: número 10. “La sangre” (1955); 20. “Baní...” (1962); 21. “Judas, El buen ladrón”; 26. “Over”; 36. “La Mañosa”. La idea de que alguna literatura pudo servir significativamente al régimen, alguna obra de ficción, es para mí una falacia. Mientras esto ocurría, se publicaba en Cuba (La Verónica) en 1940 la segunda edición, revisada y corregida por el autor de “La Mañosa”. Bosch hace una poda de su estilo eliminando los elementos modernistas de su prosa. (Bosch, Juan: “La Mañosa”, estudio, cronología, notas y variantes de Guillermo Piña-Contreras, 2004); y en Chile el editor Ercilla publicó las obras de Requena, “Cementerio sin cruces” (1949) y “Camino de

Marcio Veloz Maggiolo

Profesor Juan Bosch

Carlos Esteban Deive

Ramón Emilio Reyes

fuego” (1941) la primera puede ser estudiada como una obra propagandística que le costó la vida al autor. Solo Bosch y Requena realizaron una obra estimable desde la narrativa en el exilio. A fines de la dictadura, Antonio Fernández Spencer orienta a un grupo de novelistas, con una visión estética muy particular. Ellos van a producir, lo que ha llamado Giovanni Di Pietro “La novela bíblica”. Marcio Veloz Maggiolo (“El buen ladrón”(1960) y “Judas”), Carlos Esteban Deive (“Magdalena”, 1962) y Ramón Emilio Reyes (“Testimonio”, 1961). En los prólogos que escribió Fernández Spencer a estas obras se nota una influencia de las preocupaciones que había expresado José Ortega y Gasset sobre la novela del siglo XX y una poética más cercana a la filosofía, como fue la poética existencialista de la posguerra. Entonces se leía mucho a Ortega en Santo Domingo y la literatura francesa era de gran estimación sobre todo la obra de Camus y Sartre. Con Fernández Spencer, los nuevos creadores consiguen a un editor profesional, un teórico que orientará su arte. La novela bíblica se inserta en lo que se estaba haciendo en Europa. Da un salto cualitativo. Spencer postula el nacimiento de un nuevo arte. Un arte del hombre frente al mundo, un arte universal, vitalista. Spencer postulaba una nueva narrativa en un mundo en que estaba a punto de terminar la dictadura de Trujillo y el orbe daría cambios fundamentales con la Revolución cubana y el movimiento de la contracultura norteamericana. En ese mismo punto definitorio, la narrativa latinoamericana era descubierta por los editores catalanes (Seix y Barral). Y comenzaron a aparecer nuevos narradores como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y se publicaron a otros como Borges, Carpentier, y Onetti y Cortázar que ya venía realizando otra novelística. Se desarrolla esta nueva narrativa dentro de las cuatro cimas de la narrativa del siglo veinte (“El Ulises” de James Joyce, “A la búsqueda del tiempo perdido”, de Marcel Proust; el irracionalismo de “La metamorfosis” “El

castillo” de Kafka, y el mundo alucinante del sur estadounidense con la obra de Faulkner. La novelística del llamado boom latinoamericano toma elementos muy importantes que tienen que ver con el vanguardismo europeo. Aparece una nueva forma de representar la realidad en la obra con el perspectivismo de William James en la filosofía, Henry James en la teoría literaria y con sus novelas. El tema del tiempo irrumpe en la filosofía de Bergson y los cambios en la perspectiva y la relación tiempo y espacio en la física de Einstein motivaron mudanzas en la manera de presentar la historia. Atrás había quedado la novela de aventura, la novela de acción, atrás había quedado el sociologismo de la literatura social rusa... el mundo buscaba una nueva forma de representar la realidad. El novelista busca a un lector más activo y hasta escribe para la nueva crítica literaria que trasciende fronteras en un mundo convulsionado y de grandes movimientos intelectuales unidos a los movimientos sociales del siglo XX.

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AREÍTO

Sábado 8 de junio de 2013

Aporte

HOY

INFLUENCIAS Y VALORES DE LA

CULTURA VISUAL

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PLINIO CHAHÍN

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a experiencia humana en la era de la globalización está cargada de imágenes. La experiencia visual es más importante que la simple creencia que tenemos de las cosas y el reflejo de su entorno. La imagen visual no es un simple componente de la vida cotidiana, sino que es la vida misma, en todo su esplendor y derrota. Esta llamada globalización de la imagen no significa, sin embargo, que debemos conocer todo lo que vemos. Hay grabaciones o registros del hecho visual que automatizan la percepción. “Ver no significa creer”. El acto de ver puede ser manipulado para hacernos creer un hecho o una experiencia específica o determinada. Estas reflexiones sobre la experiencia icónica se conocen, modernamente, como “cultura visual”, la cual define los acontecimientos visuales en los que el consumidor busca la información, el significado o placer conectados con tecnología visual. Asimismo, esta cultura visual abarca desde la pintura al óleo hasta la televisión, la Internet, entre otros medios de comunicación de masas. La cultura visual, como acontecimiento de la posmodernidad, se puede definir, de acuerdo al análisis de Nicholas Mirzoeff, como la crisis provocada por la idea de modernidad, vincula a la genealogía de la vida cotidiana, la cual implica al consumidor como al productor de imágenes. Con la aparición de la cultura visual se produce la denominada “teoría de la imagen”, la cual ha venido a aportar un avance a los estudios gráficos del mundo o la globalización de la cultura occidental, cuestionando con ello la preeminencia de lo gráfico sobre lo meramente visual, dándole así una mayor participación al espectador en el acto de percibir un objeto visual. Este modo de ver o percibir puede ser alterado o manipulado por el productor de imágenes, generando un sentido de trampantojo en el espectador, es decir, una ilusión o engaño. La dinámica de los estudios visuales depende de la vida cotidiana, pues los mismos están vinculados al ser, en permanente evolución y cambio. En la posmodernidad, lo virtual ha puesto patas arriba el concepto de realidad, creando una crisis en la semántica visual, debido al uso abiertamente democrático de la Internet, la informática, la pantalla interactiva, la multimedia. Estas nuevas tecnologías despiertan desconfianza en razón de sus efectos destructores no sólo sobre el ecosistema, sino también sobre el mismo ser humano en sus relaciones con el cuerpo, la experiencia sensible y los demás. Así, varios autores sostienen que Internet es un peligro para el vínculo social, en la medida en que, en el ciberespacio, los individuos se comunican continuamente, pero se ven cada vez menos. Enclaustrados por las nuevas tecnologías, se quedan en su casa como crisálidas insularizadas. Al mismo tiempo, mientras el cuerpo deja de ser el asidero real de la vida, se forma un universo descorporeizado, desrealizado: el de las pantallas y los contactos informáticos. El universo altotecnológico aparece así como una máquina de desocializar y desencarnar los placeres que destruye tanto el mundo sensible como las relaciones humanas tangibles. A lo que hay que añadir las aprensiones derivadas de las posibilidades de vigilancia sin precedentes que ofrece la tecnología de las telecomunicaciones, como lo demuestran la multiplicación de las cámaras de videovigilancia en las ciudades y la cantidad incalculable de datos que obtienen los consumidores gracias a la red. La cultura occidental ha sido, históricamente, hostil a la cultura visual, que tiene sus orígenes filosóficos en Platón, quien califica como malos a los objetos de la realidad, porque la imagen es una inevitable torsión o copia de la apariencia original. Todo lo cual ha provocado, modernamente, una terrible desconfianza hacia el placer visual, desde la crítica despiadada a la televisión hecha por Pierre Bouirdeu, hasta la crítica de Fredic Jameson, quien califica a la televisión de pornográfica, pues nos hace ver el mundo como un cuerpo desnudo y cruel. Las imágenes visuales tienen éxito o fracasan en la medida que podemos interpretarlas como expresión del signo visual. El signo visual, como representación icónica, es

un acto individual de discurso, que proviene del sistema lingüístico, y que hace posible el acto de lectura de lo visual. Longino vincula esta experiencia de percepción a lo sublime. Lo sublime es la experiencia placentera de lo doloroso o aterrador, al momento de producirse la percepción de un objeto visual. Para Kant, lo sublime es una experiencia que mezcla la satisfacción con el horror, dando origen a lo ético por encima de lo estético. De ahí que lo sublime, como producto creativo de la cultura, es un elemento fundamental para lograr una mejor compresión y mayor desarrollo de la experiencia visual. La cultural visual no puede separarse de su contexto histórico, pues la capacidad de visualizar la cultura de una sociedad casi significa lo mismo que comprenderla. La cultura, por tanto, es el lugar en que las personas definen su identidad, y eso cambia con las necesidades que tienen las personas en el marco de las comunidades a las que estas pertenecen. La cultura, sin embargo, debe expresar todo el universo fractal y diverso y no lineal de todas las sociedades. De ahí que la cultura visual, como expresión social de una época, es multicultural y diversa, reflejando lo local mediante actividades globales y fragmentadas de sus habitantes. Este es el papel de la cultura en la cultura visual: intentar cambiar constantemente ante las nuevas realidades del mundo o la vida cotidiana del hombre posmoderno. Pero ¿existe realmente la posibilidad de descubrir algo en el ciberespacio? Internet no hace más que estimular un espacio men-

tal libre, un espacio de libertad y descubrimiento. De hecho, sólo ofrece un espacio desmultiplicado, aunque convencional, donde el operador interactúa con elementos conocidos, sitios establecidos, códigos instituidos. Más allá de esos parámetros de investigación no existe nada. En cambio, el hecho de que la identidad sea la de la red y nunca la de los individuos, el hecho de que la prioridad se dé a la red más que a los protagonistas de la red, conlleva, como ha dicho Jean Baudrillard, “la posibilidad de disimularse en ella, de desaparecer en el espacio impalpable de lo virtual y no estar localizable en ningún lugar, ni siquiera para uno mismo, lo cual resuelve todos los problemas de alteridad”. La red nos da todo, pero de manera sutil nos escamotea al mismo tiempo todo. Lo que sucede es que la relación con el progreso se ha vuelto ambivalente, oscila entre la mitificación y el desencanto, el terror y la esperanza: no es la idea de progreso lo que ha fracasado, sino su dogmatización religiosa. En la era posmoderna, el horizonte de la tecnociencia se ha borrado; por perder la claridad de la que partió, se ha vuelto insegura y problemática.


Literatura

AREÍTO

Sábado 8 de junio de 2013

HOY

Jan Neruda y los días tranquilos en Malá Strana

FIDEL MUNNIGH

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a literatura, ocupación solitaria y excluyente, conoce historias de pequeños hurtos y de préstamos afortunados. Pablo Neruda, el gran poeta chileno, cuyo verdadero nombre era Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, tomó prestado su apellido literario de un escritor y poeta checo del siglo XIX: Jan Neruda. Curiosamente, el destino le ha deparado mayor celebridad al deudor que al acreedor. Jan Neruda nació en Praga en 1834 y murió allí en 1891. Fue redactor y director de varios órganos periodísticos. Estuvo ligado a las luchas políticas del llamado “resurgimiento checo”, que fue un gran movimiento intelectual y artístico de reafirmación de la identidad y los valores nacionales del pueblo checo frente a la dominación extranjera (durante siglos, el territorio de Bohemia estuvo sometido a la monarquía austrohúngara). Como Pablo, Jan Neruda fue también poeta, pero su principal aporte a la literatura está en la narrativa breve. Escribió con lirismo y suave acento local hermosos cuentos sobre la vida praguense en el siglo XIX. Se le considera precursor de su compatriota Franz Kafka. Su obra maestra y más conocida es “Cuentos de la Malá Strana” (en checo “Malostransképovídky”), de 1878. Malá Strana es uno de los barrios más antiguos y hermosos de Praga. Junto con Staré Mesto (Ciudad Vieja), forma parte del casco histórico de la ciudad, y su arquitectura resalta por la belleza singular y la quieta armonía. Allí se yergue la barroca iglesia de san Nicolás. La calle donde nació Neruda, que hoy lleva su nombre (Nerudova Ulice), es una hermosa calle empinada, empedrada de adoquines, con faroles y casas típicas de rojizos tejados y chimeneas. Caminando cuesta arriba se llega al Hradcanyo Castillo de Praga, sede de los antiguos reyes checos y del presidente de la república. “Cuentos de la Malá Strana” es una colección de once cuentos ambientados en el barrio natal de Neruda. La mayoría de los cuentos son relatos breves, salvo tres de ellos: “La misa de San Wenceslao”, “¿Cómo fue que el 20 de agosto de 1849, a las doce y media de la tarde, no se derrumbó Austria?” y “Figuritas”, el cuento más largo, que es el embrión de una novela corta. Los relatos son episodios de sus recuerdos de infancia y adolescencia en aquella Malá Strana que le vio nacer y en cuyas calles creció y descubrió su vocación de escritor. Están narrados en primera persona, por un personaje omnisciente, niño o adolescente. Pero el verdadero protagonista del libro es el barrio: la Malá Strana, con su aroma de blancas lilas y de nata sabrosa –como la recuerda Neruda-, con sus personajes pintorescos y extravagantes, con sus tranquilas calles y su atmósfera única. Todo el libro es un homenaje al barrio, celebración y elogio de esa Malá Strana, poética y apacible, parte vital de aquella Praga dorada que fascina al visitante. En todos sus cuentos, Neruda recrea los lugares recurrentes de su infancia: la iglesia de san Nicolás, la calle de Ujezd, la puerta de Strahov, el parque de Waldstein, la colina de Petrin, la plaza de Loreto, el Hradcany, la catedral de san Vito, las fondas y tabernas de su tiempo. Neruda es el historiador y cronista de la Malá Strana. Pero no es el historiador académico, objetivo y riguroso, sino el “otro” historiador; el escritor de vivencias, de pequeñas historias simples y cotidianas, el cronista del barrio y sus tradiciones, de la vida y suerte de tantos seres inolvidables, entrañables, que poblaron su infancia y se fijaron para siempre en su memoria y su obra. El cuento que abre el libro, por ejemplo, “El señor Rysanek y el señor Schlegl”, es un relato antológico. Es la historia de una vieja enemistad que termina en reconciliación. Dos señores mayores, Rysanek y Schlegl, frecuentan durante años la misma taberna. Sin dirigirse la palabra se sientan en los extremos opuestos de la misma mesa ante una jarra de cerveza. Son metódicos y puntuales, y realizan su visita diaria como si se tratase de un rito. Ambos se odian profundamente. Se puede adivinar el motivo de ese odio: una mujer, que se interpuso entre estos hombres

y los enemistó. La mujer, esposa de uno de ellos, hace años que ha muerto, pero el rencor mutuo persiste. Neruda relata esta historia con honda humanidad. Otro cuento, “¿Cómo fue que el 20 de agosto de 1849, a las doce y media de la tarde, no se derrumbó Austria?”, relata una aventura de infancia. Un pequeño grupo de niños praguenses sueña con derrumbar el viejo imperio austriaco, que por entonces dominaba al país checo. Planean tomar por asalto las fortalezas y matar a sus soldados. Para tal fin necesitan comprar pólvora y confían este encargo a un vendedor. Un sentimiento de candor infantil recorre todo el relato. En los “Cuentos…” desfila una pequeña galería de figuras estrafalarias que son también tipos universales: el honrado mendigo caído en desgracia, la solterona, la plañidera, el misántropo, el viejo excéntrico que guarda un “secreto tesoro”, el vendedor ambulante, los estudiantes bohemios…Neruda no premia ni castiga a sus personajes. Al igual que Chejov, simplemente los retrata como son, o mejor, como los recuerda. El estilo de Neruda es directo y sencillo. En sus “Cuentos…” no hay rupturas sintácticas o morfológicas. Los relatos tienen una estructura tradicional y carecen de grandes pretensiones formales. Y, sin embargo, hay en ellos limpieza de lenguaje y pleno conocimiento del oficio de narrador. Neruda es un escritor romántico que intenta recuperar por obra del lenguaje poético la memoria de un tiempo feliz: el tiempo de la infancia, su infancia. Recrea episodios de una Praga decimonónica de la que apenas queda ya rastro, inmovilizada en la ficción. Al leer los “Cuentos” uno no puede impedirse pensar por momentos en una obra posterior: “Dublineses”, de James Joyce. Creo

que podría hallarse notables semejanzas entre ambos textos, tanto por la temática como por el estilo. En ambos hay un color local, nunca excesivo, y un tono personal, autobiográfico, siempre grácil y jovial, jocoso a ratos. En cierto modo, Neruda viene a ser el Joyce de los praguenses. Los “Cuentos” están escritos con pulcritud, gracia y elegancia, con mucho amor, con mucho humor, pero sobre todo con romántica ingenuidad. He leído y releído estos “Cuentos de la Malá Strana” con placer y amor inmensos por Praga y por su escritor Jan Neruda, y no he podido impedirme el grato recuerdo de aquellos rincones de la Malá Strana que durante años frecuenté hasta la fatiga en largas noches de invierno y cálidas tardes de verano.

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HOY

AREÍTO

Sábado 8 de junio de 2013

Arte Contemporáneo

El arte y los artistas contemporáneos

En el laberinto de la fama y la cultura

como espectáculo Puppy. Escultura de flores de Jeff Koons. Museo Guggenheim de Bilbao.

Jesús Desangles. Expectantes. Acrílica sobre tela.

Dionisio Blanco. Sembradores como vasos comunicantes. Acrílica sobre tela.

Pintura de Fernando Botero.

E

AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ

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l significado de la “Fama” experimenta un proceso de progresiva “incertidumbre” como resultado de la inminente y espectacular “liquidez” o transparencia que proclama el folclore de la posmodernidad: el simulacro cultural y existencial de la cotidianidad que se consuma a la “velocidad de liberación” a través de las invisibles, omnipresentes, globalizantes y fragmentarias redes del hipermundo. En las mitologías y la literatura greco-latinas, Fama o “la voz pública” es mensajera de Júpiter (padre de la luz, de dioses y de hombres). Y, precisamente, en “La Eneida”, el poeta romano Publio Virgilio Marón (70-19 a.C.), la describe como figura monstruosa, engendrada por la Tierra después de Ceo y Encélado, dotada de numerosos, ojos, bocas, lenguas, oídos y terribles alas que le permiten volar con extraordinaria rapidez. Para Virgilio, Fama jamás duerme; es un monstruo nocturno que ocupa el centro del mundo y “vive en un palacio sonoro, con mil aberturas por las que penetran las voces, rodeándose de la credulidad, el error, la falsa alegría, el terror, la sedición y los falsos rumores”. En el día, se mantiene vigilante desde los techos y las torres de la ciudad al mismo tiempo que exhibe su asombrosa capacidad de receptividad y contradicción, representando las fuerzas incontrolables de la publicidad, la verdad y la mentira. A partir del Renacimiento, la fama ha sido representada como figura de doncella con alas de águila y tocando su trompeta. Algunos artistas la han representado sentada sobre varios escudos o portando la palma del triunfo, atribuyéndole al concepto un toque belicista. Desde los umbrales de la modernidad, la fama se relaciona con la noción y el proyecto de la vida en sociedad como eterna prueba. Como concurso, juego infinito o perpetuo desafío en el que uno o varios de los “competidores” tienen que ganar: sobresalir, destacarse, obtener reconocimiento y distinción social. Entonces, sólo los otros actuarían como “jueces autorizados” para decidir y proclamar quién es quién. En el campo del arte y la cultura asistimos

Dionisio Blanco

al hecho frecuente y cotidiano del enrarecimiento y la insanidad del “aire” a causa de algunas miserias espirituales como el odio, la envidia y la discordia entre los unos y los otros. Pero, en el caso de los artistas plásticos y visuales contemporáneos, ¿cuál es la fórmula para obtener el éxito? ¿Quién y cómo se lo concede? ¿Cómo “calibrar” la fama y el prestigio de un artista de nuestro tiempo? ¿Es el reconocimiento una garantía del aumento de la cotización y la demanda de su obra? En un presente tan “líquido” e inflamable como el de la multiplicación de los medios y la revolución digital, estas cuestiones adquieren vigencia y nuevos intereses, pues los conceptos de originalidad, copia, autoría o apropiación, devienen trastocados para siempre. Sólo habría que repasar la historia del arte y la cultura visual de la modernidad para observar, en situaciones y contextos específicos, el “boleo” de la fama y el mismo estado de “precariedad” que, circunstancialmente, influye sensiblemente en la reputación de grandes genios como Miguel Ángel, Caravaggio, El Greco, Goya, William Blake, Picasso o Modigliani. Esto quiere decir sencillamente que los creadores paradigmáticos del arte moderno no fueron siempre tal cosa. Personalidades y obras de artistas -ayer y hoy célebres- a nivel global como Vincent van Gogh (1853-1890), Wassily Kandinsky (1866-1944), Piet Mondrian (1872-1944) y Marcel Duchamp (1887-1968), jamás tuvieron en vida ni fama ni mercado ni dinero. En

tiempos más recientes, artistas de reconocida fama como el colombiano Fernando Botero y el brasileiro Romero Brito, son altamente valorados por los amantes del arte y los coleccionistas, pero muy poco por la crítica o los grandes museos, mientras que algunos bien cotizados, con gran presencia en los medios y en los espacios de resonancia del arte contemporáneo como Wifredo Lam, Roberto Matta, Jean Michel Basquiat, Antoni Tapies, Keith Haring (1958-1990), Jeff Koons (1955) o Damien Hirst (1965), son ampliamente estimados y analizados por los historiadores, curadores y especialistas. Ya a nivel local, si procediéramos a una encuesta para confeccionar la lista de los 10 pintores vivos dominicanos más famosos de la actualidad, es seguro que dicha lista estaría encabezada por artistas como Dionisio Blanco, Guillo Pérez, Elsa Núñez, Iván Tovar, Ramón Oviedo y Jesús Desangles, entre otros, creadores de universos visuales e imágenes emblemáticas de nuestra idiosincrasia y de nuestras riquezas naturales, culturales y espirituales. Imaginarios e imágenes que también ponen de manifiesto los más depurados niveles de elaboración simbólica con que se expresa nuestra consciencia identitaria a través del arte. Aunque la reflexión y los debates que intentan desvelar las mitologías de la fama y del éxito, al mismo tiempo especulan sobre las mutaciones del gusto y los criterios estético-filosóficos en el proceso de reconocimiento social del arte y los artistas, hay que admitir que, hasta ahora, este tema no ha sido estudiado a profundidad. Sin embargo, sabemos que los valores estéticos son relativos, que sufren mutaciones en el tiempo y que se pueden comprender mediante la reflexión detenida y el análisis trandisciplinar. Esto implica el estudio de una serie de indicadores claves como el mismo contexto geográfico y sociocultural de su operatividad, la cotización del producto artístico en el mercado, las exposiciones en los espacios de resonancia, las publicaciones, los niveles de difusión de la obra y la personalidad a través de los “mass media” y las reseñas críticas en los medios especializados.


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