Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
El ritmo en la música popular
www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 12.05.2012
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FÉLIX DE LA CRUZ
Cincuenta años de economía y política en una crónica Págs 4-5
Defiende papel de historiadores
Pintura de Joaquín Rosario
Bogaert, un apellido de Bélgica
La historiadora Mu-Kien Sang continúa sus reflexiones sobre el discurso y la historia, a partir de lo expuesto por el lingüista Andrés L. Mateo. La columnista contrasta las palabras con los hechos legados.
Amable López Meléndez se acerca al joven pintor Joaquín Rosario, de quien dice que su caso le llama la atención desde hace más de una década. “Durante este tiempo he estado bien atento a su trayectoria”. Página8
La cápsula genealógica de esta semana sigue el itinerario local del ingeniero belga Luis Bogaert, quien se estableció en el país en 1893. Hizo vida activa en Puerto Plata y en Santiago, y fue semilla de una distinguida familia. Página6
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HOY
AREÍTO
Sábado 12 de mayo de 2012
Zona Areíto Areito
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Milán Kundera (novelista, ensayista y músico checo) La vida es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir. LA GUÍA
CARMEN IMBERT BRUGAL
El mercado del honor
LIBROS
OCÉANOS DE TINTA Y PAPEL
Joseph Goebbels
H
ubo un tiempo feliz en la comarca. Era fácil identificar tirios y troyanos, Montesco y Capuleto. Existía una especie de cada género, como si se tratara del Arca de Noé. Un médico, un poeta, un ladrón, un voyerista, un delator, un espía, una casa de lenocinio, un difamador. Con un fotuto inmenso, el difamador, esparcía la injuria. La hiel de sus palabras teñía de amarillo la honra de cualquiera que disintiera o discutiera su catecismo. Su verbo acíbar pretendía la destrucción de aterrados e inermes aldeanos que no sabían cómo enfrentar la deshonra. Las personas más aguerridas se atrevieron y supieron colocarlo adentro de la sentina construida por él para que sus miasmas lo sofocaran. Mientras se ahoga con sus excrecencias uno, otros imitan el atroz estilo. Para desdicha de la comarca, el modelo se reprodujo. El hombre triunfó. El honor es moneda de cobre que la circunstancia devalúa. Estar alerta de nada ha valido porque el ataque proviene de la misma especie. Como lombriz se multiplicó el difamador. Atrás quedan los aforismos y la resignación cristiana. Vale más aquello de miente, difama, que algo queda. No hay antídoto para el veneno. La cobra, sin tener que morder, escupe y su saliva es letal. Inocula el veneno comoquiera. Y es que cambió el concepto de honor y lealtad. Pedestre la humildad del decoro, la satisfacción que provee una vida digna sin los frívolos abalorios que capitalizan el honor, para colocarlo en el mercado. Frágil la decencia sin patrimonio o prebenda adecuada. Sin fasto no hay parapeto para atajar la infamia o disfrutarla.
Se devaluó el honor de tanto cotizarlo entre taninos, habanos y guitarras. El buen nombre está detrás del Crianza y en las quintas, en la oportunidad de bienestar. Desde esas poltronas cambian el mundo y pisotean nombres. La honorabilidad está en las cosas. Saborea foie gras y viste de Prada, aspira esencias de sándalos en altares conocidos. Es una marca, tiene apostadores y mercaderes. La primera puja la hace cualquier mandarín local para acechar, mientras mira el océano, el decurso de la injuria. Total, nada pierden. Deshonrar divierte, duele e inhabilita. La injuria es saeta que decapita. Ya no es la comadre que cruza temprano con la taza de café y dice: ¿supiste? Ni el caballero que murmura, es tu amiga pero… ahora el latiguillo es latigazo que se difunde en segundos, es una frase maleva que destruye. Más certera que el disparo. Una convicción malsana que arrebata, estupra, depreda. Sí, algo cambió en la comarca. Hay decenas de difamadores acordonando afectos y candidez, empero, continúa invariable el descreimiento en las instituciones, en la validez de una querella. Porque, subjetividad y lamento aparte, se trata de una infracción prevista en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en decenas de convenios y tratados y en la Constitución de la República. Toda persona tiene derecho al honor, al buen nombre, a la propia imagen, a la integridad, a la reputación. La inmunidad parlamentaria y del tribunal, se ha extendido al agravio de tertulia sin posibilidad de enmienda, sentencia ni absolución. La reyerta electoral ha expuesto el bies de calzones hasta la desfachatez. Y el bochorno a nadie ruboriza.
Este libro, presentado como una historia de la navegación y el desarrollo marítimo de la República Dominicana, es, en realidad, una enciclopedia del tema marítimo. Su autor es el conocido escritor Miguel Reyes Sánchez. El libro ganó el Premio E. León Jimenes, entregado en la recién terminada Feria Internacional del Libro. La obra consta de 367 páginas, con un despliegue de ilustraciones y una edición de lujo. En los anexos tiene un importante glosario de términos marítimos, portuarios y aduaneros. Está prologado por el historiador Juan Daniel Balcácer. Fue impreso en España. _ ____________________________________________________________________
REFLEXIONES EN TINTA Un texto hermoso, de poesías y dibujos. Su autor es Antonio Gonzales Duche, un peruano distinguido, artista por los cuatro costados, quien ha convivido con los dominicanos durante 25 años, casi la mitad de su vida. Este libro, “Reflexiones en tinta”, es de poesías ilustradas con 62 elocuentes dibujos del autor, o es de dibujos aderezados con unos poemas de raigambre existencial. El texto, de 131 páginas, fue impreso en Punto Visual, en Santo Domingo. Tiene presentaciones de Eugenio Pérez Montás, de Olivier Batista Lemaire y de Abigaíl Peralta. El arquitecto Pérez Montás expresa en sus reflexiones, refiriéndose a Gonzales Duche, que “primero fue restaurador, iluminado por el rigor y la paciencia de los claustros. Después se convirtió en pintor de oficio y de academia. Ahora es poeta...” _ ____________________________________________________________________________
EL ISLAM: SU IMPORTANCIA Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS La Universidad del Caribe puso en circulación su cuaderno diplomático número cinco, dedicado a conocer los elementos básicos del islam, una religión que nació en Medio Oriente pero que gana cada vez más seguidores en todo el mundo. El autor de este cuaderno es el doctor Iván Ernesto Gatón, un experto en temas internacionales y estudioso consagrado del Medio Oriente. El doctor Gatón también es profesor de la Universidad del Caribe. El objetvo de esta publicación es introducir a los lectores en los elementos básicos del Islam y de la civilización islamista. Hace la diferencia entre árabes y musulmantes. El cuaderno ofrece una cronología desde el nacimiento de Mahona hasta el 2003.
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LETRAS DE AMÉRICA 1 El Gobierno dominicano acaba de publicar los últimos libros que completan la colección de 28 tomos titulada Obra y Apuntes de Max Henríquez Ureña. Un trabajo extraordinario que se llevó a cabo bajo el cuidado editorial del Ministerio de Cultura. Estos libros son como minas culturales donde se conoce parte de la sabiduría, la erudición y la diversidad de temas que ocuparon la atención de ese extraordinario intelectual que fue don Max Henríquez Ureña, hijo de la eximia poetisa Salomé Ureña de Henríquez y del patriota Francisco Henríquez y Carvajal. Teatro, cartas, música, temas internacionales, gramática, crítica literaria, educación, poesía, historia dominicana e historia de Cuba, son de los temas que el lector encontrará en esta joya de las letras.
LA HISTORIA/Fuente: Portal Bibliófilo Enmascarado
1891
1856
1875
1950
El 13 de mayo nació Mihail Bulgakov, novelista y dramaturgo ruso de la primera mitad del siglo XX. Su obra más conocida es la novela “El maestro y Margarita”. El 14 de mayo nació José Santos Chocano Gastañodi, poeta modernista peruano, conocido también con el seudónimo de “El Cantor de América”. El 14 de mayo murió August Strindberg, uno de los dramaturgos más importantes de Suecia. Una de sus obras más conocidas es “La señorita Julia”.
1912
El 15 de mayo nace L. Frank Baum, escritor estadounidense de libros para niños. Su cuento más popular es “El Maravilloso Mago de Oz”. El 15 de mayo nace Ana Rossetti, poetisa y novelista italo-española que ha cultivado varios géneros literarios, desde la novela erótica, con “Alevosías”, Premio La Sonrisa Vertical 1991, hasta poesía, con “Devocionario”, Premio Internacional de Poesía Rey Juan Carlos 1985. También ha publicado “Los devaneos de Erato”, “Un baúl lleno de piratas” o “El Club de las chicas Robinson” , y la novela policiaca “El botón de oro”.
1886
El 15 de mayo fallece Emily Dickinson, importante poetisa estadounidense creadora de una lírica personal que trata con una gran inteligencia temas universales como el amor, la muerte y la inmortalidad. El 16 de mayo nace Arturo Uslar Pietri, periodista, escritor, y político venezolano, uno de los intelectuales más importantes de su país del siglo XX. Escritor muy prolífico y ampliamente galardonado, entre otros tiene en su haber el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 1990 y el Rómulo Gallegos 1991.
1906
Aporte
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HOY
El ritmo en la música popular
DIÓGENES CÉSPEDES
E
l vocalismo revelado en “Mañanitas de San Juan” (también interpretada por Fernando Casado) no solamente está presente en la música popular, sino también el consonantismo, ya que ambos son parte de la prosodia de un texto verbal y constituyen la memoria inconsciente del valor de la obra, la cual, en este caso específico está compuesta de voz, melodía y discurso. En cuanto se refiere a la música popular, es muy difícil encontrar en una pieza del género que sea, una transformación simultánea y cabal de los tres componentes: voz, melodía y texto lingüístico, en razón de que la música popular no tiene como objetivo principal el cambio de ideologías musical, textual e interpretativa, sino, al contrario, el mantenimiento de estas prácticas y, por lo tanto, las variaciones sufridas por una pieza musical popular acontecen dentro de ese mismo estatus quo. La estrategia de la música popular es divertir y entretener, no el trabajo artístico en vista a la instauración de un valor nuevo, como es el caso de la llamada música clásica o del bel canto. Por ejemplo, el vocalismo en e/a, acentuadas, o a veces inacentuadas, está presente en una canción como “Lulú”, de apenas dos estrofas de cuatro versos cada una, interpretada por Antonio Mesa, y de la autoría del malogrado Raudo Saldaña: “Dicen que tienen tus ojos/reflejos de tempestad/relámpagos que iluminan/hacen las sombras temblar”. En esta primera estrofa, el cantante Mesa no enfatiza la última sílaba acentuada DÍ, de dicen, sino la primera, cÉn, porque esta va directamente a repercutirse en flÉ, acentuada, de reflejos y en las cuatro E inacentuadas de tempestad, relámpagos y que. El remate de la sílaba acentuada tÁd, de tempestad, va al encuentro de la a inacentuada de iluminan y de las acentuadas de relámpagos, hacen y temblar, pero realzadas por los grupos consonánticos BRas/BLar, de sombras y temblar. La segunda y última estrofa dice: “Pero al fijarlos en mí/con lánguida vaguedad/miro en tus ojos al cielo/ y en él mi dicha brillar”. La conciencia rítmica del compositor no suelta el ritmo y las sílabas jÁr, de fijarlos; lÁn, de lánguida y dÁd, de vaguedad, fuertemente acentuadas, obligan al cantante Mesa a vocalizar con energía lo que el poeta popular escribió. Pero cuando creíamos que el primer verso de la primera estrofa quedaría suelto en banda, he aquí que la memoria del compositor inventa el tercer verso de la última estrofa con un pasmoso paralelismo rítmico donde MÍro rima internamente con el lejano DÍcen y “en tus ojos” reproduce el sintagma “tienen tus ojos”, dos complementos, uno verbal y el otro prepositivo. Este es un ejemplo de uso del ritmo poético en la canción popular, pero en la obra literaria su uso, como procedimiento, es masivo y se suma al otro valor que consiste en orientar políticamente el sentido en contra del Poder, sus instancias y las ideologías de época. Como se ve en las dos estrofas de Saldaña, la orientación política de su texto no es la del poema, sino la reproducción de una ideología del amor pasional que el bardo ha encontrado en su sociedad. Ejemplarizada dicha ideología por los dos últimos versos de la estrofa final: “miro en tus ojos al cielo/y en él mi dicha brillar”. No ha olvidado el compositor el ritmo de “hacen las sombras temblar, ni “con lánguida vaguedad” y remata el todo con “mi dicha brillÁr”. Igual sonoridad se encuentra en el bolero “Amorosa”, de Salvador Sturla, al cual lo salva el consonantismo de los últimos cuatro versos y la sonoridad en /u/ del verso “el dulce rumor”, el cual halla eco más adelante en una mímesis de las carantoñas de alcoba: “TernÚras, arrÚllos/promesas, mUrmÚllos”. Pero el remate del bolero que alerta el oído, sin importar quien lo cante –Rafael Colón, Lucía Félix o Adalgisa Pantaleón– son estos grupos consonánticos formados por PR, BR, DR, TR dos veces seguido y FR en un contexto tan pequeño: “SiemPRe que BRille la aurora/enTRe TRinos de alonDRas,/sí, encenderemos la llama/de amor en la FRonda”.
Al igual que en “Lulú”, el bolero de Sturla tiene la misma función instrumental: reproducir la ideología del amor pasional. ¿Por qué las letras del arte popular no pueden transgredir la ideología de época? Lo he explicado antes en mis escritos sobre el bolero: la función del arte popular es entretener, divertir. Si traspasa esta frontera, se convierte en poema y los oyentes y bailadores románticos no tolerarían esta intrusión, pues buscan, al divertirse, que las letras de las canciones, boleros, merengues, etc., les confirmen lo que ya saben acerca del amor, la historia o la épica popular. El vocalismo y el consonantismo, al formar parte del ritmo, pueden encontrarse incluso en una obra musical de propaganda política como es, por ejemplo, el merengue “San Cristóbal”, con letra y música de Antonio Morel, cuyo texto completo dice así: “Salve San Cristóbal/cuna de Trujillo/de ese gran caudillo/jefe de la nación//Sus mujeres son/las más lindas flores/ellas son primores/de gracia y encanto//En sus playas bellas/en sus verdes prados/Trujillo que viva/Trujillo alabado.//” El procedimiento rítmico es igual que el señalado para “Lulú” y “Amorosa”. Memoria del vocalismo y refuerzo del consonantismo. Las aes de SÁlve, SÁn y la inacentuada de CristóbAl, se repercuten en grÁn y nAción y en las sílabas acentuadas de grÁcia y encÁnto. Pero tienen estas sílabas acentuadas el mismo efecto rítmico en plÁyas bellAs, en prÁdos, vÍvA y la triple a de alabÁdo. Las rimas finales de CristÓbal, naciÓn, flÓres y primÓres, no por ser forzadas disminuyen su efecto sonoro de repercusión de la estrategia propagandística. Por su cercanía en el espectro tímbrico, estas oes encuentran las sílabas acentuadas de cÚna y las inacentuadas TrUjÍllo, caudillo, las acentuadas de JÍ tres veces, así como las acentuadas de lÍndas y vÍva. Hay que contar además con los tres eslóganes que el cantante vomita en medio de la música: ¡Viva el Jefe!, ¡Trujillo el grande! y ¡Qué gobiernazo! Después de grabado este merengue, no hubo fiesta amenizada por orquesta o conjunto que no lo incluyera en su repertorio al inicio o al final de la celebración.
Los procedimientos rítmicos en el arte popular tienen por finalidad dotar a la pieza de una inconsciente labor de eternidad en el tiempo, sin importar el género. Para finalizar con estos ejemplos que ayudarán a los que deseen incursionar en la analítica de la música popular, examinaré brevemente el aguinaldo “El martiniqueño”, original de la orquesta de Luis Alberti y su cantante Arcadio –Pipí Franco–, aunque Vinicio Franco intentó, sin el éxito de Pipí, remedar el ritmo, melodía y voz de esta composición que, según me expresa Arístides Incháustegui, fue de la autoría, en las letras, de un músico apodado el Cojo Suárez, quien realizaba gira por las islas caribeñas, entre ellas Martinica. El hijo del autor, el médico Papito Suárez, residente en Puerto Rico, podría arrojar luz sobre el nombre de su padre y sobre el origen de este aguinaldo, el cual ha permanecido como un misterio en la cultura musical popular dominicana. No hay época navideña donde no se lo escuche. Está en YouTube. Alguien, reconocedor de su valor popular, lo subió. Es difícil encontrarlo, incluso entre coleccionistas. La última vez que fue grabado, si no yerro, fue en un CD del periódico El Siglo, junto a un grupo de villancicos, canciones navideñas y aguinaldos. Su letra dice así: “Yo soy el martiniqueño/y quiero ver mover tu cintura/bailando el martiniqueño/con salero y con sabrosura.//¡Qué contenta está/esa mulata con su bailar!/¡qué contenta está/cuando suenan este cantar!//¡Ay, qué bailar tan bien/el que lleva esa mujer!/¡Ay, qué caliente va/el meneo de sus pies!//¡Que contagioso, este ritmo loco y sensual/y hasta mí, nena, me dan deseos/de yo bailar”.
El análisis rítmico en la próxima entrega.
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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/Por Edwin Espinal
Inmigrantes y adelantos tecnológicos
Encuentros
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MU-KIEN SANG
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Hospital San Rafael en Santiago
(4 de 7)
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l ingeniero Luis Bogaert desarrolló a partir de su establecimiento definitivo en el país en 1893 su primer gran proyecto, una finca de café de más de 20,000 matas en las lomas de Jacagua en Santiago, entre La Cumbre y las cabeceras de los arroyos San Francisco y Jacagua. En Santiago diseñó los planos del hospital San Rafael y del trazado original del parque Colón, inaugurado en 1897, y construyó el Palacio Consistorial, antigua sede del Ayuntamiento, también inaugurado en 1897. Fue regidor, ingeniero municipal, cónsul de Bélgica en Santiago y miembro de las logias Restauración de Puerto Plata y Nuevo Mundo No.5 de Santiago. En Mao fue pionero del riego aplicado científicamente en la siembra del arroz, fomentando la hacienda Bogaert, una gran finca que fue reconocida a nivel nacional como plantación arrocera. Murió en El Hatico, Mao, el 26 de marzo de 1935. Había nacido el 10 de julio de 1866 en Saint Josse-Ten-Noode, Bruselas, Bélgica. Una calle del barrio Pueblo Nuevo en Santiago lleva su nombre, así como también el hospital público del municipio de Mao. El canal de riego de la sección La Herradura del municipio de Santiago se llama en su honor Musié Bogaert. El Ing. Luis Bogaert resulta ser abuelo, entre otros, del sacerdote y político Rogelio Delgado Bogaert (1927-1993), de la exgobernadora de la provincia Valverde, Fineta Bogaert Vda. Orse; del médico Huberto Bogaert Díaz (1927-2001), fundador del Instituto Dermatológico y Cirugía de la Piel; del ingeniero Luis Crouch Bogaert (n. 1926), fundador de la Asociación para el Desarrollo, Inc. (Apedi); del ingeniero hidráulico Ramón Antonio Delgado Bogaert (Tom) y autor de la obra “Musié Bogaert, un ingeniero belga flamenco al servicio de la República Dominicana”; del senador, diputado y exsíndico de Santiago José de Jesús (Ucho) Álvarez Bogaert (1933-1984); del Ing. Luis Mauricio Bogaert Álvarez (f. 1969), exministro de Obras Públicas, diputado y funcionario diplomático, y del exministro de Agricultura y Finanzas y economista Fernando Álvarez Bogaert (1941), así como bisabuelo de los empresarios Ewald Theodore (Teddy) Heinsen Bogaert (n. 1954) y Franklin (n. 1955) y Guillermo León Herbert (1960).
Instituto Dominicano de Genealogía
Oficio con difuntos ( 2) La historiografía (es decir “historia” y escritura) lleva inscrita en su nombre propio la paradoja -y casi siempre el oxímoron- de la relación de dos términos antinómicos: lo real y el discurso. Su trabajo es unirlos, y en las partes en que esa unión no puede ni pensarse, hacer como si los uniera....¿Qué alianza existe entre la escritura y la historia? Ya era fundamental en la concepción judeocristiana de las Escrituras. De aquí se sigue el papel desempeñado por esta arqueología religiosa en la elaboración moderna de la historiografía que ha transformado los términos y el tipo mismo de la relación pasada, para darle una figura de fabricación y ya no de lectura o interpretación. Desde ese punto de vista, el nuevo examen de la operatividad historiográfica desemboca, por una parte, en un problema político (los procedimientos propios de un “hacer historia” nos remiten a una manera de hacer la historia), y por otra parte, en la cuestión del sujeto (el cuerpo y la palabra enunciadora), cuestión rechazada a la zona de la ficción o al silencio por la ley de una escritura científica. Michel de Certeau, “La escritura de la historia”.
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n la entrega de la semana pasada, hacía referencia al discurso pronunciado por Andrés L. Mateo cuando ingresó a la Academia Dominicana de la Lengua como miembro de Número. Sostiene en este interesante ensayo que “palabra a palabra el historiador va construyendo los hechos en el acto mismo que los ha pronunciado. Se hace la historia, pero también se narra, y narrarla es un acto de prestidigitación.... El habla del historiador irrumpe por ese minúsculo desgarrón por donde se nos escapa lo que hacemos y decimos, soldando sus nudos de coherencia, su inserción en lo real. Ella es así, se le pide que revele y oculte, proyectando desde los acontecimientos todo el armazón del saber, y el poder, que su discurso de la verdad dice poseer”. Me puso a pensar el amigo Andrés. Al terminar de leer su discurso, corrí hacia mi biblioteca a buscar algunas respuestas. Localicé los libros de Jacques Le Goff, Ruggiero Romano, Joseph Fontana, Pierre Vilar y Claudio Sánchez Albornoz, entre otros grandes historiadores. Recordé uno de mis primeros libros de teoría histórica. “La escritura de la historia”, de Michel de Certeau, fue una de las grandes lecturas que marcaron mi vida como joven historiadora. Este hermoso, y profundo, trabajo plantea una reflexión interesante sobre los diferentes laberintos y dramas que tiene que vivir el historiador al intentar describir, a través del lenguaje escrito, los hechos del pasado. Señala que uno de los laberintos es la ideología que identifica sin proponérselo al que escribe. ¿Cómo sustraerse de ella? ¿Cómo establecer la objetividad si somos incapaces de sustraernos de lo que pensamos y sentimos? Más aún, me pregunto yo, ¿puede ser alguien completamente objetivo, cuando sabemos que estamos sometidos al imperativo de nuestras creencias y valores? De Certeau afirma en su obra que la historia vive en un estado intermedio y “con esta tensión interna, nervio de la explicación histórica, debemos relacionar otro aspecto no menos sorprendente de las investigaciones actuales: la confrontación de un método interpretativo con su otro... la evidencia”. El autor asegura que la historia tiene límites que relativizan su discurso. Plantea que la historia trabaja sobre el límite y se sitúa y compara con otros discursos, obligándola a plantear “la discursividad en su relación con un eliminado, a medir los resultados en función de objetos que se le escapa; pero también a establecer continuidades al aislar las series, a precisar métodos al distinguir los distintos objetos que se captan en un mismo hecho, a revisar y a comparar las periodizaciones diferentes que hacen diversos tipos de análisis”. El saber, dice el intelectual, es algo dudoso, hecho singular que permite a su vez el progreso de la ciencia como una revisión perpetua de los contenidos, profundizando en unos, tachando, borrando y olvidando otros. Hace un tiempo, cuando Encuentros se publicaba en la desaparecida revista Rumbo, escribí que la objetividad de la ciencia era bastante subjetiva, y en el caso de las ciencias sociales, ser completamente objetivo era una tarea casi imposible. La historia no escapa a esta realidad. El discurso, como dice Andrés, está plagado de simbolismos que se relativizan con el sistema de valores y creencias. La verdad histórica se construye sobre las huellas dejadas por otros seres humanos que vivían los dramas de su tiempo y nos legaron lo que quisieron. Pero el pasado existió, porque hay evidencias, testimonios, rastros de que durante miles de años millones de seres humanos han transitado por la tierra a través del tiempo. Lo que hablamos, lo que escribimos, lo que pensamos, lo
que sabemos, lo bueno y lo malo que heredamos como sociedad es el producto de los que llegaron primero que nosotros y construyeron este legado, a veces doloroso y otras heroico. La diferencia del relato histórico es que la invención es limitada y no permitida. En la literatura todo puede ser producto de la imaginación, pero, sin lugar a dudas, se alimenta de la realidad. El realismo mágico de los novelistas latinoamericanos se alimentó de las tragedias y fantasmas de una sociedad inhumana e injusta. “Yo el Supremo”, de Roa Bastos; “El reino de este mundo” de Alejo Carpentier; o “El señor presidente” de Miguel Ángel Asturias y “La fiesta del chivo” de Mario Vargas Llosa, son obras de la literatura latinoamericana que se alimentaron de las dictaduras de los sangrientos y autoritarios caudillos que parieron nuestros países. Sí, es cierto, la historia para intentar describir el pasado, para construir su narración, tiene que recurrir a las evidencias históricas que dejaron otros. Sí, es cierto, la historia tiene que caminar por senderos peligrosos, al intentar descubrir y describir hechos que no han visto ni han vivido los historiadores que la escriben. Sí es cierto, el historiador tiene el riesgo de definir y asumir como verdad elementos parciales, al tener que concluir sobre la base de trozos inconexos de evidencias. Pero alguien tiene que conocer el pasado. Alguien tiene que asumir la responsabilidad, con todos los peligros que supone, de buscar explicaciones al presente, al hoy, que pronto será ayer y se convertirá en historia. Pido a los que han definido el estudio del lenguaje, escrito y hablado, como su oficio, que nos presten sus palabras, sus discursos, sus símbolos y signos para mirar hacia atrás. Gracias a la historia, sabemos de la grandeza de Grecia y de sus grandes pensadores como Sócrates, Aristóteles y Platón. Gracias a la historia se han conocido los genocidios de los asesinos que se impusieron por la fuerza, como Hitler, Mussolini, Franco o Trujillo. Gracias a los que, como detectives del pasado, y cuales forenses de los difuntos, hurgaron en los rastros y evidencias, y rescataron del olvido a los héroes y heroínas que lucharon, se sacrificaron y construyeron las grandes transformaciones de la historia. Préstennos sus palabras para seguir escudriñando el pasado. Préstennos sus palabras que solo queremos hacer un viaje al ayer para entender este presente heredado. Los historiadores, en modo alguno, como ningún otro científico, de las mal llamadas ciencias duras y puras, pretenden tener la verdad absoluta, simplemente tratamos de describir los sucesos ocurridos en un tiempo y un espacio determinado, con la certeza de que nuestras conclusiones son relativas y los instrumentos disponibles también. Además, ¿quién tiene la verdad? ¿Los literatos y lingüistas? No, no lo creo.
mu-kiensang@hotmail.com
AREร TO
Sรกbado 12 de mayo de 2012
HOY
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Arte Contemporáneo
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1. “Para una mágica armonía”. Acrílica sobre tela
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2. “Etapa lunar”. Acrílica sobre tela.
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3. “El Toro y la Luna”. Acrílica sobre tela.
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4. “Silla para un sueno”. Acrílica sobre tela.
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5. “Acordes de Ilusión”. Acrílica sobre tela.
Joaquín Rosario ¡Entre la poesía y reflexión por los caminos de la libertad!
AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
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n estos “tristes trópicos”, el milagro y las maravillas cotidianas iluminan el presente. Y no urge ya la necesidad de ser “vidente”, al decir de Rimbau, para internarnos en las entrañas de la tierra (al ritmo frenético de la cadencia energética, la sensualidad, la desobediencia o la risotada popular) y reconocer la dicha de registrar historias, presencias, signos, acontecimientos o aportes artísticos y culturales identitarios verdaderamente espléndidos en revelaciones y lecciones espirituales. La especulación viene a cuento pues, al igual que anteriores generaciones, en el contexto de las artes plásticas y visuales dominicanas de la última década destaca una camada de jóvenes artistas excepcionalmente talentosos cuya procedencia social y sus complejas implicaciones renueva la constante del asombro cotidiano al mismo tiempo que confirma la poética y preciosa revelación de que “todo acto o voz genial viene del pueblo” (César Vallejo). Y así como entre las personalidades emblemáticas del siglo XX estalla el milagro en los casos de artistas nacidos en las profundidades del paisaje insular, tales como Jaime Colson (Tubagua), Eligio Pichardo (Cotuí), Paul Giudicelli (San Pedro de Macorís), Plutarco Andújar (Monte Cristi), Gaspar Mario Cruz (San Francisco de Macorís) y Alberto Ulloa ( Altamira), por solo citar algunos, entre nuestros creadores visuales de mayor proyección en la primera década del siglo XXI se impone consignar a Manuel Toribio (Navarrete), Rosalba Hernández y José Demetrio Peña (Dajabón), Yuly Monción (Santiago Rodríguez), Dustin Muñoz, Joel Gonell y Joaquín Rosario (Loma de Cabrera). El caso de Joaquín Rosario (1971) me llama especialmente la atención desde hace más de una década. Durante este tiempo he estado bien atento a su trayectoria, tanto en el aspecto de su participación en numerosas exposiciones colectivas, bienales y concursos nacionales como en lo que tiene que ver con sus búsquedas estéticas y expresivas. Sin embargo, esta es la primera vez que me decido a registrar frontalmente su presencia. Y no ha sido con intención de omitir una propuesta y unos resultados que, definitivamente, enriquecen el panorama de la pintura dominicana de la actualidad, sino por el respeto que me ganan sus convicciones y su personalidad siempre reconcentrada en el oficio de taller.
Durante sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, Joaquín Rosario fue un estudiante distinguido por profesores de dibujo y composición de la talla de Amable Sterling, Freddy Javier, Gaspar Mario Cruz y José Ramón Rotellini. Rosario inicia su relación con el arte en su pueblo natal, Loma de Cabrera, cuando, en su adolescencia, ya acompañaba a su padre y a su amigo Quilvio, con quienes practica intensamente los géneros del paisaje y el retrato al aire libre. En 1986, a la edad de 17 años, se traslada a la ciudad de Santo Domingo y se instala donde su tía, en el sector de Arroyo Hondo. En sus inicios, aunque ya vendía bastante en el mercado nacional, Joaquín Rosario pinta principalmente retratos, paisajes, marinas y bodegones al estilo del admirado maestro dominicano Mariano Eckert. Desde su niñez, Joaquín Rosario ha estado interesado en la música. Estudió piano en la Academia DINA y también realizó estudios de armonía con la jazzista peruana Ania Paz. Esta relación con la música podría ser la clave para advertir la evocadora carga simbólica que retienen la guitarra, el violín, la flauta y los distintos instrumentos musicales que adquieren presencia reiterada en sus sensibles, transparentes y efusivas superficies pictóricas. Asimismo, en sus pinturas recientes, Joaquín Rosario nos deja ver una habilidad creativa excepcional a la hora de expresar sensaciones, movimientos, variaciones rítmicas, armónicas o juegos de “matices sonoros” y cromáticos. En la búsqueda de unos niveles sublimados de libertad expresiva, como si procediera a la manera de un jazzista apasionado, el joven pintor dominicano también hace alarde de una extraordinaria capacidad de improvisación, materializando unos espacios pictóricos de fascinante gestualidad y unos resortes líricos ciertamente conmovedores. Los signos de la naturaleza, el espacio-tiempo, el sentido de la tierra, la memoria, los sueños, los sentimientos, las sensaciones, el inconsciente y la reflexión sobre los vestigios de la sociorrealidad, traspasan los contenidos objetivos de la obra pictórica de Joaquín Rosario. Pero, en esta obra de factura delicada estalla una gestualidad rotundamente abstraccionista que nos hace pensar en la importancia que el artista concede al propio proceso creador. “Muchas de mis obras hablan sobre distintos momentos, situaciones y experiencias
En síntesis Joaquín Rosario
ha realizado estudios especializados en técnica de la pintura y arte contemporáneo en talleres y distintas instituciones culturales de la República Dominicana. Entre sus participaciones colectivas destacan: 2006: “Dominican Painting”, The Puerto Rican Family Institute, Jersey City, EEUU; Feria ART MIAMI, Miami, FL, Estados Unidos (2005); XVI Concurso Eduardo León Jimenes (1996); Tercera Bienal Internacional Novosibirsk de Artes Gráficas Modernas, Moscú, Rusia; “Premio Pintura de las Américas”, Casa de Teatro, Santo Domingo. Fue seleccionado por la Secretaría de Relaciones Exteriores para la exposición itinerante (Boston, Miami, New York, Montreal), Bienal Paleta de Níquel, Bonao; XVIII Concurso Eduardo León Jimenes (2002); Bienal Nacional de Artes Visuales. Es miembro del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (Codap) y de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos (AIAP). Declarado Hijo Distinguido de la Ciudad por el cabildo de Loma de Cabrera.
que han marcado mi vida”… El reloj (solo con las manecillas, sin hora específica), los números, las siluetas fugitivas de los objetos y la individualidad; las fachadas y espacios arquitectónicos; los signos maquinales y las marcas del trasiego colectivo en el espacio urbano de la posmodernidad, operan como cifras especulares en la poética pictórica de Joaquín Rosario. En sus obras recientes, el recurso de la espontaneidad y la improvisación conduce hacia la desaparición de lo temático o referencial, dando paso a una plenitud expresiva que profetiza el potencial incontrastable y trascendente de su propuesta pictórica.
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