Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 5.01.2013
Origen de la genealogía dominicana Página 4
Civilización
del espectáculo de Mario Vargas Llosa
Todo lo que el ser humano comienza, termina. La globalización, neoliberalismo o libre circulación de mercancías a escala planetaria y su correlato ideológico llamado civilización del espectáculo, o mejor dicho, la cultura frívola o “light”, también llegará a su fin un día. Página 3
Eterno retorno
de lo mismo
Una vez al año el poder nos concede un leve respiro, una tregua festiva tan sólo para volver a oprimirnos y a engañarnos con la ilusión de democracia y prosperidad. Después, la vida cotidiana retoma su curso y vuelve a llenarse de monotonía y de absurdo. Página 7
PEDRO SOSA
RAMÓN CÁCERES “Yo no fui trujillista”
Pág 5
Fotografía dominicana a través de Fotogrupo Desde su fundación, el 17 de octubre de 1977 -en reunión celebrada en la casa de Freddy Ginebra-, Fotogrupo ha jugado un papel de primer orden en el desarrollo de la fotografía artística en la República Dominicana. Página 8
HOY
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Sábado 5 de enero de 2013
Zona Areíto Areito
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Camilo José Cela (Escritor y Premio Nobel español) La posibilidad de entendimiento crece o mengua en función del auge o la desnutrición de otra posibilidad condicionadora, la de la comunicación
Un poema de
Pedro Caro (1946-2012) CON PLOMO Y ARBOL CANTANDO Con la sonora pulsación del árbol, Con el fragor terrible de los vientos, Con el sabor salado de la espuma Yo resucito el timbre de tu verbo Para decir canción Y mar Y patria nuestra. De lleno en el dintel Purísimo del pueblo. De lleno con el rifle de Manolo Y el grito clamoroso del obrero. De lleno Con el trigo de los libres Que se hace pan en las entrañas de los pueblos. De lleno con las manos repartidas Traslado a nuestro sitio tu jilguero. Ernesto Che Guevara Guerrillero, Tu limpia carabina de palabras Hizo un hueco en la noche de mi patria. Tu antorcha sideral De libro y fuego Fundió la pasta amarga del veneno. Tu claro sustantivo americano Deshizo en mil pedazos la negrura Del rubio mercenario en nuestra América. No. No hay duda Comandante, Tu alfabeto, Tu voto palpitante de soldado Se nutre en los salitres del desierto. Se nutre en las colonias del silencio Con aires de argentino y de cubano. No hay duda, Camarada, Que en las aguas del río tutelar De nuestro pueblo Habrá un horario nuevo de horizontes Sin cárceles Ni grilletes Ni oligarcas. La gran amanecida de los hombres Te lleva en sus fulgores. Sabemos Que en los lechos del sueño campesino Estas completo, Que en cada amanecer del explotado Despierta tu recuerdo, Que en toda la neblina de los muelles Descansan las amarras de tu cuerpo. Sabemos Que en cada desayuno encarcelado Lo endulzan las esencias de tu acero, Que en toda geografía ensombrecida Se yergue el gran mensaje de tu incendio, que en todo polvorín de amor y lucha estas con el machete de Maceo. No hay duda, Comandante, No hay duda, guerrillero, Que junto a la almohada del rebelde Se acuesta el infinito de tu cielo.
LA HISTORIA/Fuente: Portal de Bibliofilo Enmascarado
1931
NACIÓ EL 5 DE ENERO. Umberto Eco, escritor y filósofo italiano. Entre sus obras más conocidas se encuentra “El nombre de la rosa”. _
1936
FALLECIÓ EL 5 DE ENERO. Ramón José Simón Valle Peña, conocido como Ramón Mª del Valle-Inclán, escritor español considerado uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX. Entre sus obras más conocidas figuran “Tirano Banderas”, “Divinas Palabras” o “Luces de bohemia”.
1883
NACIÓ EL 6 DE ENERO. Kahlil Gibran, poeta, novelista, pintor, y filósofo libanés, uno de los mayores representantes del arte del mundo árabe, aunque muchas de sus obras fueron escritas en inglés, pues vivió más de veinte años en Estados Unidos. Entre sus obras más importantes están “El Profeta” y “Jesús, el Hijo del Hombre”.
1986
MURIÓ EL 7 DE ENERO. Juan Rulfo, escritor mexicano, uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX, que pertenecieron al movimiento literario denominado “realismo mágico”, autor de numerosos cuentos y de una sola pero popular novela, “Pedro Páramo”.
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1906
NACIÓ EL 9 DE ENERO. Simone de Beauvoir, escritora y filósofa existencialista francesa. Su novela “El segundo sexo” es una obra fundacional del feminismo.
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Aporte
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La transitoria “Civilización del espectáculo”de
Mario Vargas Llosa
DIÓGENES CÉSPEDES
T
odo lo que el ser humano comienza, termina. La globalización, neoliberalismo o libre circulación de mercancías a escala planetaria y su correlato ideológico llamado civilización del espectáculo, o mejor dicho, la cultura frívola o “light”, también llegará a su fin un día. Es una ley de la dialéctica con dominante que todo lo que comienza, acaba, pero es un historicismo racionalista el creer que es para mejor, ese otro nombre del progreso, y si es para peor, se cae en el otro término del binarismo, el atraso, la decadencia, la declinación o el destino. En la historia de la humanidad no hay progreso ni atraso, sino lucha objetiva de los seres humanos por alcanzar rápidamente y al menor costo sus intereses, para cuyo logro se trazan estrategias y apuestas. En ese afán por lograr sus metas, los sujetos se encuentran frontalmente con los mismos intereses de otros sujetos por lograr las suyas, sea en el ámbito individual o colectivo. Es la guerra, la cual implica un escenario, un tipo de organización social y un conjunto de normas y leyes que la definen y limitan. La guerra individual o colectiva es inseparable de su técnica y su tecnología. El libro de Vargas Llosa es un análisis del discurso de esa guerra. O sea, de la ideología que acompaña a la práctica y la teoría de la civilización del espectáculo como sistema de creencias de la globalización o neoliberalismo a escala planetaria. Vargas Llosa lo que intenta es analizar los sentidos del discurso ideológico que racionaliza y justifica el sistema económico, político y social neoliberal implantado a escala planetaria. ¿Con cuál teoría del signo, del lenguaje, del discurso y del sentido analiza Vargas Llosa ese discurso ideológico del neoliberalismo global? Con ninguna teoría. Él opera como lo hicieron anteriormente T. S. Eliot para el período de entreguerras en su ensayo de 1948 “Notas sobre la definición de cultura” (Londres: Faber y Faber, 1962) y George Steiner para la etapa de la posguerra mundial en su libro “El castillo de Barba Azul. Notas sobre la redefinición de cultura”, de 1971 (una respuesta a Eliot) y como lo hacen para nuestra contemporaneidad tres obras en las que el novelista hispano-peruano se funda: Guy Debord (“La société du spectacle”. París: Gallimard, Folio, 1992. 1ª ed. 1967. Hay traducción española en Amazon); Gilles Lipovetsky y Jean Serroy con su libro “La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorientada” (Barcelona: Anagrama, Argumentos, 2010) y de Fréderic Martel, “Cultura Mainstream. Cómo nacen los fenómenos de masas” (París: Flammarion, 2010. Traducción española: Barcelona: Taurus, 2011 y Anagrama-Argentina, 2010 y también en Amazon). El autor de “La casa verde” se plantea un
objetivo modesto al escribir su libro: “Este pequeño ensayo no aspira a abultar el elevado número de interpretaciones sobre la cultura contemporánea, sólo a dejar constancia de la metamorfosis que ha experimentado lo que se entendía aún por cultura cuando mi generación entró a la escuela o a la universidad y la abigarrada materia que la ha sustituido, una adulteración que parece haberse realizado con facilidad, en la aquiescencia general.” (P.13) Sin embargo, el sentido de la historia con su noción implícita de decadencia, apocaliptismo o castrofismo está incluido en Vargas Llosa desde el inicio de su obra: “la cultura, en el sentido que tradicionalmente se ha dado a este vocablo, está en nuestros días a punto de desaparecer. Y acaso haya desaparecido ya, discretamente vaciada de su contenido y éste reemplazado por otro, que desnaturaliza el que tuvo.” (“La civilización del espectáculo”. México: Alfaguara, 2012, p.13). Debido a las apuestas que comporta, semejante implícito enrumba la obra de Vargas Llosa al abultamiento que dice querer evitar: “quisiera pasar revista, aunque sea somera, a algunos de los ensayos que en las últimas décadas abordaron este asunto desde perspectivas varias, provocando a veces debates de alto vuelo intelectual y político. (…) todos ellos tienen un denominador común pues coinciden en que la cultura atraviesa una crisis profunda y ha entrado en decadencia.” (Pp. 13-14) La sola mención de los vocablos “crisis” y “decadencia” bastan para inscribir la obra de Vargas Llosa en el racionalismo historicista de la metafísica del signo que en Occidente se ha movido siempre, y fundamentalmente desde Hegel, Husserl, Marx, Heidegger y Spengler entre el progreso y la decadencia. En medio de los dos términos: el de “crisis”, que no es otra cosa que la desorientación política del sentido, como lo han demostrado RandolphStarn y Henri Meschonnic. Del primero, véase “Métamorphosesd’unenotion. Les historiens et la «crise»” (revista Communications n.° 25 (Seuil, París 1976: 4-18) y del segundo, un texto de 1978, “Ni Marx ni el marxismo poseen teoría del lenguaje”, recogido en el libro “Langage, historie une mêmethéorie (Lagrasse, Francia: Verdier, 2012, pp. 312-13): “La crisis y la crisis del concepto de crisis son también una crisis de lo inteligible, de la racionalidad, un entredicho del discurso. Una crisis del sentido, a través de toda la crisis del sentido de la historia. (…) El discurso enloquece las orientaciones del sentido.” (P.313). Eliot también ceba su metafísica del signo con la inclusión del término decadencia, el cual debilita la eficacia de su discurso y la del de Vargas Llosa. Pero este último le reconoce al ensayo de Eliot “una crítica penetrante del
sistema cultural de su tiempo” (p. 14). Como no soy progresista ni decadente, ni optimista ni pesimista, puedo reivindicar el concepto de “alta cultura” de Eliot y otros pensadores sin pizca de aristocratismo o absolutismo político. Las grandes obras artísticas y literarias de todos los tiempos pertenecen a la alta cultura, por su valor rítmico –significación o sentidos nuevos políticamente orientados en contra de las ideologías de época–. Las obras que no poseen estas características pertenecen al ámbito cultural de las ideologías y repiten las significaciones artísticas y los sentidos literarios ya hechos por otros artistas o escritores. Son obras como. Hechas o escritas como, con las fórmulas con que otros las produjeron en el pasado o en el presente. Son artificios, retórica ya hecha. Esa es la diferencia entre obras de alta cultura y obras sin valor. Estas últimas pertenecen igualmente a los autores de clase alta, media y baja. Son discursos sin creatividad, repeticiones que copian únicamente el código de la lengua o la semiótica. A esta carencia de valor no le atribuyo ningún sentido peyorativo. Estas obras y todos los productos que carecen de valor artístico o literario forman parte del arsenal de objetos de la cultura de masas para consumo de todas las clases sociales. A fin de que se aprecie que el concepto de “alta cultura” que reivindico no tiene nada que ver con elitismo o aristocratismo de una minoría privilegiada en razón de su “clase social” o su condición de riqueza económica, pongo por ejemplo el caso de Cervantes o Shakespeare, dos pobretones, pero que pertenecen a la minoría selecta de los representantes de la alta cultura de su país y del universo debido a la inscripción del ritmo y el sentido de sus obras en contra de las ideologías de su tiempo. Creo no exagerar si afirmo que el 90 por ciento de los escritores y artistas que han renovado las prácticas artísticas y literarias de su época han pertenecido, o pertenecen, a la clase media o baja. E incluso cuando un gran artista o escritor de valor ha pertenecido o pertenece a las clases dominantes de su país, sus obras, a través de la significación o los sentidos, se han inscrito, o se inscriben, en contra de las ideas reinantes en su época, lo cual le ha valido enormes sinsabores y problemas. Los poderes políticos y los sistemas sociales solamente reconocen y premian a los escritores que escriben como. O a los artistas que repiten los códigos semióticos de su tiempo.
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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Julio González
Origen de la Genealogía Dominicana
(1 de 7)
E
n el año 1959, el prolífico historiador Emilio Rodríguez Demorizi publicó la no muy conocida obra “Familias hispanoamericanas”, en la cual aporta abundante y variada documentación sobre los primeros apellidos llegados a la isla Hispaniola, como, Colón, Bastidas, Ovando, Dávila y Caballero, entre muchos otros, así como su incidencia en los primeros años de la conquista y colonización de América. Igualmente, Rodríguez Demorizi nos ofrece una relación documental sobre apellidos extendidos ya en nuestra isla y que posteriormente pasaron a otros territorios del continente donde jugaron papeles de preponderancia. Por considerarlo de interés, reproducimos en siete entregas fragmentos de la introducción de la referida obra. “Fue el ilustre maestro de la historia colonial de Santo Domingo, Fray Cipriano de Utrera, el primero en consagrarse entre nosotros a los estudios genealógicos, en receso desde su aciago fallecimiento. Ello nos ha movido, pues, a reemprender la faena del doctísimo investigador, aun sea con estos ligeros apuntes y documentos acerca de familias dominicanas, o mejor dicho hispanoamericanas, empezando por la del Descubridor del Nuevo Mundo, cuyos descendientes, los hijos de Diego Colón, fueron nativos de La Española. Desde los albores de la villa de Santo Domingo, por el 1502, hubo en ella hogares de distinción como el de Rodrigo de Bastidas, pero fue en 1509, con la llegada de Diego Colón y la Virreina María de Toledo y de su Corte, mozas casaderas, cuando empezó propiamente la familia dominicana. En esa misma época se inició, al margen de los “linajes ilustres de varones descendientes de grandes capitanes”, uno de los primeros problemas de la genealogía hispanoamericana: el derivado del mestizaje, la unión del español y del indio y luego del africano, y las diversas uniones producidas entre esos tres elementos raciales. No pocas familias de ilustre linaje, honra y prez de la Colonia, poseyeron escudo de armas, algunos de los cuales se conservan todavía como lejanas reliquias de abolengos oscuramente democratizados. Entre esas familias se cuentan las de Bastidas, Fernández de Oviedo, Fernández de Fuenmayor, Dávila, Caballero, Pimentel, Serrano, Fernández de Castro, Coca, Pérez, Caro, Vega, Lara, Nieto, Garay, Heredia, Campusano, Mieses, Aybar, Jover, Camarena, Monasterios, Solano, Bardecí, de la Concha, Paredes, Quesada, Maldonado, Ovalle, Benavides, Mosquera, del Monte, de la Rocha, Landeche, Coronado, Leoz y Echálaz, Angulo, Palomares, Frómesta y Villoria.”
Instituto Dominicano de Genealogía
Encuentros
HOY
MU-KIEN ADRIANA SANG
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Regalos de
Vida “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: 'Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará a mi pueblo Israel'. Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; Y enviándolos a Belén, dijo: Id allá, y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Ellos, habiendo oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes, oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”. Mateo 2:1-12
¿
Por qué los Reyes llevaron estos extraños regalos al niño Dios recién nacido? ¿Tendrían significación especial? ¿Por qué oro, incienso y mirra? Busqué respuestas. El oro es el símbolo de la realeza. Era incuestionable, Jesús era y es el Rey celestial. Su reino no es de este mundo (cf Jn 18,36). La realeza de Cristo se ejerce “atrayendo a sí a todos los hombres por su muerte y su resurrección” (Catecismo 786). El incienso nos lleva necesariamente a la divinidad, porque Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre. Y la mirra se utilizaba en aquellos tiempos para embalsamar a los cadáveres, para recordarnos, que tres décadas después, Jesús moriría por la salvación de todos. Era pues, signo de la humanidad del Señor, que compartió con nosotros sin dudarlo un instante. Aprovecho el día de la celebración de los Santos Reyes y sus particulares regalos al niño Dios para hacer los míos. Acepto con alegría y resignación todos y cada uno de los regalos que he recibido de la vida. Acepto el regalo de vivir, de estar viva, porque puedo disfrutar la naturaleza con todos sus matices: el viento frío de la lluvia; el calor de sol y sus rayos; la maravilla del amanecer, porque alienta y anima a iniciar el día; el anochecer porque el inicio de la oscuridad nos obliga a
detener la marcha cotidiana. Acepto el regalo de mis virtudes. Ellas hacen más ligera la marcha. Acepto el regalo de mis defectos. Ellos me hacen sentir humana, finita, falible...Acepto el regalo de mis equivocaciones, porque al saberme capaz de errar y reconocer que he errado, me obliga a hacerme humilde para disculparme ante los que he ofendido. Acepto el regalo de mis amigos, incluso de los que me han engañado, ofendido o maltratado. Sortear mi vida con esa familia elegida, me obliga a conocer la condición humana en todas sus dimensiones. Acepto el hermoso regalo de mi familia, nuclear y ampliada. Con ellos comparto ilusiones, alegrías, dolor y tristeza. Sus hombros y sus brazos me acogen en mis momentos de debilidad. Porque en la risa y el llanto hemos conocido juntos la verdadera y profunda dimensión del amor. Quiero hoy también invitarte a ofrecer algunos regalos. Te pido que te regales la aceptación de ser como eres, con la confianza de que somos únicos en el universo, pero que nos debemos a una comunidad a la que pertenecemos. Regálate y regala sonrisas todos y cada uno de los días que te quedan por vivir. Decide ser feliz porque sí, porque el mero hecho de respirar, de ver, de caminar, de tocar, de disfrutar el milagro cotidiano de la naturaleza, es un regalo del cielo que no debemos desperdiciar con rencores, rabias sin sentido y envidias y celos que sólo nos llevan al camino de la amargura. Regala a los tuyos los besos y abrazos cotidianos. Diles de forma espontánea que los amas, que son parte importante de tu vida. Es la mejor manera de aligerar la carga en la tarea de caminar por el camino, a veces abrupto, de la vida. Regálate caricias a tu corazón. Es la mejor manera de construir un escudo invencible para sortear adecuadamente los obstáculos que aparecerán, aunque no quieras. En fin, deseo que te regales la decisión de ser feliz, aunque llegue la enfermedad, el dolor y la muerte. Ser feliz es una decisión, y nada más. Te recuerdo que el oro, el incienso y la mirra que los Reyes Magos, que vinieron del Oriente, y que llevaron como regalo al niño Dios, tienen significados importantes. Esos singulares regalos eran reiteraciones del mandato divino que tenía el pequeño Jesús mientras estuviese con nosotros. Recordemos siempre que el compromiso por el bien de la humanidad, que los sueños por un mundo más humano y solidario sólo se harán realidad cuando nos comprometamos sinceramente. Son regalos que debemos cultivar hoy y siempre.
mu-kiensang@hotmail.com mu-kiensang@pucmm.edu.do
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HOY
Viaje por la historia
PEDRO SOSA
Matilde y Ramón Cáceres junto a sus hijos Claudia, Ramón (Mon) y Ana Isabel.
RAMÓN CÁCERES “Yo no fui trujillista”
ÁNGELA PEÑA
L
leva el poder en la sangre y llegó hasta el Palacio Nacional como miembro de un Triunvirato del que es único sobreviviente. Pero esa fue su experiencia más frustratoria aunque contradice todos los males que le atribuyen a ese efímero gobierno derrocado. Años antes, formó parte de un activo grupo de destacados miembros de la oligarquía, o de la derecha, o de la rancia aristocracia nacional que se movía “como Pedro por su casa” en la embajada norteamericana, en el Departamento de Estado, entre senadores, comunicadores y otros influyentes profesionales de Washington buscando apoyo para instalar en el país un gobierno “democrático” cuando Trujillo, y después, para sacar a Ramfis y sus parientes. Aunque su abuelo Manuel de Jesús Troncoso de la Concha llegó a “Presidente” de la República designado por el dictador, y otros parientes se desempeñaron como secretarios de Estado y gobernadores del Banco Central durante la llamada “Era”, afirma que no disfrutó de privilegios ni simpatizaba con el régimen. La historia, sin embargo, ha bautizado a ese antepasado como un gobernante “títere”, “gomígrafo”, calificativos que juzga inapropiados. “Mi familia hablaba mal de Trujillo en la intimidad, éramos antitrujillistas y mi abuelo se cuidaba de no incluirnos, pero sufría, murió del sufrimiento. No era títere, era un hombre de mucho carácter, se opuso al Concordato, al cambio de nombre de la ciudad capital, al monumento a la Paz, de Santiago”, argumenta. Cuenta que Mario Fermín le cuestionó por qué se negaba a los homenajes al “jefe”. Fue integrante del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, de oposición a la tiranía, sufrió prisión en La Victoria y en La 40 donde fue torturado hasta casi perder un ojo, contraer paludismo, enflaquecer y ser golpeado a latigazos que convirtieron su espalda en surcos de llagas que obligó al Gobierno a enviar al doctor Charles Dunlop a curarlo. Pero le acusan de trujillista porque antes de declararse desafecto fue paje del reinado de Angelita. “No fui trujillista, era el producto de una época en que uno no se podía sustraer de esa realidad”, alega. Añade que al certamen lo integró su tío “Cucho” Álvarez y en tono de broma comenta: “Modestia aparte, yo tengo un apellido, un apellido sonoro, yo era un nombre”. Reitera que su padre, Marino E. Cáceres, “votó anulando las elecciones de 1930” y confiesa que su supuesto trujillismo solamente lo mencionaba un periódico, “Cachafú”, “que estaba contra Tapia (otro triunviro) y contra mí”. Yo te voy a buscar a Leandro Guzmán para que te diga los golpes que me dieron en La 40”, exclama.
Ramón Cáceres y los también triunviros Manuel Enrique Tavares y Donald Reid.
Reid Cabral, Ramón Cáceres y el nuncio Emanuelle Clarizio.
Por eso se relaciona con izquierdistas, y habiendo sido directivo prominente de la Unión Cívica Patriótica, cruzaba al local del 1J4 a reunirse con Manolo Tavárez Justo de quien revela actuaciones impresionantes y cuyo asesinato le indignó sobremanera. Dice “que las revoluciones vienen de gente pensante”, que “los pobres no han hecho revoluciones” cuando se le indica que muchos de los integrantes del 14 de Junio eran burgueses, hijos de estrechos colaboradores del régimen. Ramón Cáceres Troncoso, que el pasado 26 de diciembre cumplió 82 años, forma con Antonio Imbert el dúo de supervivientes de los miembros del Consejo de Estado de 1962. Protagonista y actor de los sucesos políticos de trascendencia ocurridos desde 1960 hasta 1964, aceptó por primera vez ser entrevistado sobre su vida y sus actuaciones. Al contarlos siente en ocasiones agrado y adorna con ocurrencias y anécdotas los pasajes de ese agitado periodo pero a veces se incomoda hasta golpear la mesa y pensar que le ha subido la presión. Grabar sus testimonios se tomó largas sesiones en el afamado “Bufete Cáceres-Troncoso”, del que es presidente. Su dulce esposa María Matilde le acompañó un día pero sus hijos Ana Isabel, Claudia y Ramón (Mon), estuvieron casi siempre escuchando sus relatos al igual que su hermano Manuel Altagracia (Memé).
Don Ramón es el patriarca al que admiran y respetan. Memé prácticamente le pide permiso para opinar. “Él es el hermano mayor”, justifica. Antes de tratarlo, parecía hostil, impenetrable. Su animadversión hacia los periodistas para evitar polémicas produce esa impresión. Pero es afable en extremo. El Gobierno de su abuelo Mon, que defiende con la misma pasión con la que condena el asesinato, es un tema obligado como el crimen contra el bisabuelo Manuel Altagracia Cáceres en el que se explaya, revelando autores materiales e intelectuales, como Alejandro Angulo Guridi y Cesáreo Guillermo. Descarga a Lilís, acusado por la tradición. Estos dos, Troncoso de la Concha y Héctor García Godoy son sus parientes que alcanzaron el poder pues Manuel Altagracia, para ellos, fue una especie de presidente electo. Sigue trabajando pese a que sufrió un infarto en 1976 que le mantuvo hospitalizado un mes en Nueva York y a pesar de una dolorosa hernia discal aún sin operar. Defiende a personajes cuestionados, cuenta históricas reuniones con Balaguer, como la del 18 de noviembre de 1961 cuando le pidió interceder por la vida de los héroes presos en la “Hacienda María”, y otras de su gestión al caer Trujillo. Sus asilos y exilios, misiones, algunas equivocadas actuaciones de sus amigos norteamericanos, la junta de Rodríguez Echavarría, el contragolpe de Wessin, los sucesos del parque Independencia, el Golpe de Estado contra Bosch, las guerrillas de 1963, el asesinato de “Manolo” en Manaclas, la renuncia de Emilio de los Santos, los errores del Triunvirato, las aspiraciones presidencias de Donald Reid, sus escondites cuando fue derrocado el Triunvirato y hasta el disgusto que le causó un marine “cabrón, canalla y salvaje” que lo recibió groseramente, son tópicos que trata con pormenores increíbles. Gianni Vicini, Luis y Marullo Amiama, Rafael Molina Morillo, Hugo Tolentino, José Cordero Michel, Rafael Francisco Bonnelly, Wenceslao Vega, Antonio Viñas Cáceres, Mario Mathis Ricart, Jordi Brossa, Miguel Feris, Luis Gómez Pérez, Tomasina Cabral, Juan Isidro Jiménez, José Antonio Bonilla Atiles, Billy, Robby y Charlie Reid, Luis Manuel Baquero, Arnulfo Soto, Federico Henríquez Gratereaux, Rafael Alburquerque, Arturo Morales Carrión, Alfredo Lebrón, Arturo Calventi, Ángel Severo Cabral, Manuel Enrique Tavares, Ramón Ernesto Bonetti, Antonio García Vásquez, Frank Peynado Velásquez, Belisario Peguero, José Antonio y Marinita Caro y algunos norteamericanos, entre otros, surgen en sus pláticas. Su gestión en el Triunvirato la resume como “un recuerdo horrible, triste, que me catapultó fuera de la política para siempre”.
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Sábado 5 de enero de 2013
Literatura
HOY
Una gran novela llamada Libertad C omo ocurre con la mayoría de los textos importantes en todas las épocas, la novela Libertad, de Jonathan Franzen, creó controversias al momento de su aparición; nació en una cuna de elogios, pero también ha recibido críticas despiadadas de parte de algunos críticos y opinantes. Sin embargo, la mayoría de los comentarios la elogian, y los lectores la han convertido en un fenómeno de lectoría en todo el mundo, incluso en España fue seleccionada por los lectores como la mejor novela el año pasado y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le dedicó un amplio comentario en una de sus alocuciones radiales. De entrada, las obras que vienen catapultadas por esas campañas mediáticas, por ese gran padrinazgo de críticos y mercado, suelen causar resquemor en los lectores avezados, en aquellos que se forman un juicio de una obra solo después de haberla leído. Pero en ese caso su fama y fortuna están más que justificadas, a pesar de las voces disonantes.
Algunas estocadas en el ego de Franzen. “Porque eso es lo que ocurre con Libertad, una novela escrita magistralmente que se convierte en una nadería, en una sucesión intrascendente de acontecimientos mínimos e insustanciales”. Este juicio forma parte de una larga y ácida crítica, al mejor estilo de Giovanni Di Pietro, que lanzan a Libertad en un blog llamado El Lector Herido. Pero ese aserto entra en una gran contradicción, porque dice: una novela magistralmente escrita. Y si está magistralmente escrita su autor ha logrado lo más difícil de este arte: escribir magistralmente. Además, cuando un autor logra escribir magistralmente sobre banalidades no hay más remedio que admitir que ese sujeto es eso, un maestro. Según Norman Walser, que tiene un blog de temas literarios, Libertad “Es una gran mierda de novela. Aburrida y sin sustancia”. Acontece que en algunos casos a la novela se le ha sobreestimado su valor, y se pretende que un género literario se convierta en la panacea que cura todos los males del alma humana. Nada más equivocado, porque una novela no es más que una historia bien contada, y la buena literatura eso es lo que hace: contar historias humanas con un alto poder de persuasión, al punto que cuando el lector se adentra en sus páginas tiene la sensación de que los hechos que le cuentan sucedieron así o pudieron suceder así, no importa que se trate de novelas fantásticas como La Metamorfosis, de Kafka, o de Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Qué nos cuenta Libertad. Jonathan Franzen intenta realizar un fresco, un retrato de la clase media estadounidense contemporánea tomando como microcosmo a varias generaciones de una misma familia. Los personajes, las situaciones que refiere abarcan desde los ochenta hasta nuestros días. Sus principales personajes viven las amarguras, las dichas, los vaivenes, las pesadillas y los sueños de la clase más numerosa en esa sociedad. Y Franzen lo logra de manera inmejorable.
un hombre que ante todo quería mantener a flote un matrimonio disfuncional. Patty Berglund, esposa de Walter, es una deportista en su juventud y luego un ama de casa que padece los peores traumas de que adolecen muchos matrimonios. Hija de una política muy importante de New York, es la mujer insatisfecha, que recurre al alcohol para intentar darle sentido a su existencia. Joey es el hijo de Walter y Patty. Es un personaje que en principio aparece como una sombra de los otros, pero luego toma fuerza y termina siendo uno de los personajes más queridos-odiados de la novela. Está el músico Richard Katz, un hombre que no encuentra su lugar en el mundo, el compañero de cuarto de Walter en la universidad, con quien Patty tiene una aventura que le cuesta la ruptura de su matrimonio con Walter.
Los temas de Libertad. Las grandes novelas Personajes muy bien elaborados. Los nove- tratan, casi todas, los mismos temas. En este
LUIS R. SANTOS
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listas de alcurnia son aquellos que logran hacer perfiles humanos a sus personajes que en todo momento transmiten la percepción de que esos sujetos creados a partir de signos gráficos son reales, de carne y hueso. En Libertad tenemos a Walter Berglund, el que podría ser considerado el personaje principal, un hombre entrando en los albores de la primera madurez que sufre las vicisitudes de un padre de familia que no ha conseguido que su vástago se parezca a él, a pesar de que desde un principio se propuso que fuera una especie de álter ego suyo. Es un idealista amante del conservacionismo que al final termina siendo aplastado por los grandes intereses que explotan los recursos naturales para hacer fortunas. Es un hombre apegado a valores tradicionales, como la amistad, y su mejor amigo, compañero de la universidad, termina yéndose a la cama con su esposa. Es
caso esa cotidianidad que abruma a una clase media obligada a producir mucho dinero, a ser exitosa, a pensar en un retiro dorado, a amar y ser amada, a vivir los avatares de la política exterior estadounidense, a ser un paradigma en las empresas. La política, el conservacionismo, el engaño, el perdón, la reconciliación, la crítica al sistema y a personajes como Bush y Dick Chiney marcan las casi setecientas páginas de Libertad.
Técnicas literarias en Libertad. Una de las características más memorables de este texto es el manejo magistral del tiempo. Franzen da cátedra de cómo se rompe el espacio temporal en la novela. Se mueve del pasado al presente, del presente al pasado sin que el lector lo note. Igual acontece con los narradores. El narrador es uno de los puntales
más importantes en una novela; y dependiendo del talento del escritor a la hora de elegir quién cuenta la historia logrará altos o bajos niveles de persuasión o verosimilitud, lo que hace que una obra sea un adefesio o una buena novela. Franzen hace una mezcla de puntos de vista del narrador y su novela a veces luce decimonónica y en otras ocasiones es moderna e incluso posmoderna.
Escuela para escritores. Libertad enseña al escritor qué es una novela, sin datos escondidos, sin artificios para sorprender, sin un lenguaje ampuloso o rebuscado. Incluso, Franzen se permite momentos de un fulgurante humor. Sus diálogos a veces alcanzan elevadísimas cotas de calidad y dramatismo, y eso debe aprenderse en textos como Libertad. Es cierto que al principio su lectura es un tanto pesada, pero cuando se le toma el gusto mejora con cada página. Libertad es una fuente en que todo escritor debería abrevar, si aspira a crear una buena novela. Es una obra que hace que uno se intimide a la hora de escribir, pero al mismo tiempo inspira, motiva, no importa que algunas voces hayan acusado a Franzen de cursi, anodino, aburrido e incluso de pésimo escritor. Las debilidades que tiene esta novela no hacen más que confirmar la teoría de que la obra perfecta no existe, aunque algunas se acerquen a ella, como Libertad.
AREÍTO
HOY
Aporte
Sábado 5 de enero de 2013
TODOS LOS AÑOS EL AÑO
FIDEL MUNNIGH
T
odos los años es el eterno retorno de lo mismo. Pasada la tregua navideña, nos sorprende la resaca de enero. Despertamos de un breve sueño a esta realidad agobiante. El poder de turno nos promete un futuro mejor. Volvemos a enfrentar los retos del diario vivir, a cargar el pesado fardo de nuestras preocupaciones cotidianas. Para la gran mayoría de la gente, de lo que se trata es de sobrevivir. Mientras, nuestra existencia se diluye en pequeños actos banales. Porque todos los años son siempre el mismo año, infinitamente vacío, intrascendente y vulgar. Una vez al año el poder nos concede un leve respiro, una tregua festiva tan sólo para volver a oprimirnos y a engañarnos con la ilusión de democracia y prosperidad. Después, la vida cotidiana retoma su curso y vuelve a llenarse de monotonía y de absurdo. No quiero incurrir aquí en el lugar común filosófico de que las Navidades han perdido su sentido originario. Desde que tengo uso de razón siempre han sido lo que hoy son: una fecha para comprar muchas cosas y para el jolgorio colectivo. Basta tener la suerte de salir alguna vez del país y pasar las fiestas en cualquier otro lugar para comprobar que en todas partes es lo mismo. Es cierto: las fiestas se han desacralizado. La sociedad de consumo las ha vaciado de significado, pues ella es la absoluta falta de sentido a fuerza de darle un falso sentido a todo. Entonces todo se vacía de sentido, también nuestros actos y gestos. Pocas cosas resultan tan falsas y artificiales como el saludo de año nuevo. Cargado del peso de la costumbre, es ya un abrazo despojado de calor y de sinceridad. Esa noche, gente que jamás has visto o que apenas te conoce, se acerca para felicitarte y darte un abrazo dictado más por el uso que por la alegría de compartir. Me ha tocado vivirlo, dentro y fuera de la isla. En Praga, en la plaza de la Ciudad Vieja, la multitud se congregaba para esperar el nuevo año. Borrachos alemanes y tímidos checos, los mismos que en todo el año ape-
nas reparaban en ti y no eran capaces de dirigirte la palabra, de pronto, como impulsados por un ánimo irrefrenable, te abrazaban efusivamente y te deseaban un feliz año. En el puente de Colonia, los alemanes bebían champaña y tiraban las botellas vacías al suelo, y luego se abrazaban unos a otros en un amplio gesto de “fraternidad”. La felicitación de año nuevo es ya algo anónimo, rutinario y convencional. Nietzsche dice en uno de sus aforismos que de lo que se trata es de saber qué se quiere y que se quiere. Habría que empezar cada año con una meditación acerca de lo que somos y no somos y de lo que queremos y no queremos ser. Los dominicanos hemos venido perdiendo muchos valores. Me temo que una de esas pérdidas sea la capacidad de reflexión y diálogo, si es que alguna vez la tuvimos. Somos cualquier cosa menos seres sensatos y reflexivos. No aprendemos de los errores. No conversamos: gritamos, y quien más alto grita piensa que tiene la razón. Gritamos, en lugar de mejorar nuestros argumentos. No escuchamos al otro. Hemos convertido la conversación amena en un aburrido monólogo. Cuando dos personas hablan, hacen como que se escuchan entre sí, pero cada una habla de sí y para sí. Nuestro interlocutor no es un sujeto sino un recipiente de nuestras infinitas vanidades. Hemos olvidado decir gracias y pedir disculpas. Nos hemos vuelto groseros, maleducados y agresivos hasta lo insoportable. Nuestra ignorancia es tan atrevida como insufrible. Creemos que lo sabemos todo y no sabemos absolutamente nada. Somos seres exaltados, rabiosos, soberbios. Tenemos un consuelo: sin duda no somos mejores que ayer, pero tampoco peores que mañana. Nacemos, vivimos y morimos desordenadamente. Hemos erigido el desorden institucional en norma de conducta, en forma de vida. A algunos no nos gusta para nada ese estado de cosas, pero nos vamos acostumbrando a él. Nuestras instituciones no funcionan porque prácticamente no existen, y un Estado moderno no puede funcionar sin instituciones. De un lado, hay como un re-
godeo, una complacencia en el caos; del otro, un deseo vago -más que una firme voluntad- de orden (así sea de un mínimo de orden) que haga posible la vida civilizada. Quizá no haya mejor imagen del caos que la que nos ofrece el tránsito vehicular en Santo Domingo: es el caos perfecto, inmejorable. Luego el ruido, un ruido endiablado que un día de estos nos dejará sordos a todos. “La isla está llena de sonidos”, escribe Shakespeare en su comedia “La Tempestad”. La isla está llena de ruidos, tendríamos que decir, de ruidos ensordecedores, de vulgar vocinglería, de estrépito de bocinas al mediodía, de músicas estruendosas. Somos un pueblo bullanguero, que ama la música y el baile. Pronto seremos un pueblo escandaloso y chillón, que grita en vez de hablar y prefiere el ruido al sonido y la música suaves. Por todas partes impera un ruido furioso, un ruidoso furor, pero no el de aquel idiota que monologa mientras relata en su mente la decadencia de su familia, sino el de un perfecto normal que ya no es capaz de dialogar. Lo peor de todo es la incertidumbre: aún no sabemos quiénes somos, ni hacia dónde vamos.
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AREÍTO
Sábado 5 de enero de 2013
Arte Contemporáneo
HOY
AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
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FOTOGRUPO
¡35 años de fructífera labor y difusión constante de la fotografía dominicana!
A
ntes de pasar balance o proceder a cualquier tipo de revisión del calendario expositivo y de los principales acontecimientos culturales del año que acaba de finalizar, creo sería justo registrar en este espacio de Areíto uno de los acontecimientos artísticos y culturales más trascendente del 2012 en Santo Domingo. Me refiero a la “Exposición Colectiva del 35 Aniversario” de Fotogrupo, presentada durante todo el mes de noviembre en las salas Paul Giudicelli y Wifredo García de Casa de Teatro. Curada con esmero, lucidez y admirable precisión por la reconocida escritora e historiadora del arte dominicano Jeannette Miller, dicha exposición incluyó la participación de 61 fotógrafos y una selección de más de cien imágenes fotográficas a color y blanco/negro. El resultado: una muestra espectacular que nos ha permitido confrontar nuevamente los profundos cimientos de la práctica artística fotográfica en la República Dominicana, así como los niveles sublimados de elaboración estética y metafórica que adquieren la naturaleza, el sentido de la tierra, la interracialidad, el ritmo -la cadencia energética popular-, las diversas y distintas expresiones culturales, así como la misma consciencia nacional a través de la imagen producida por nuestros creadores visuales mediante el uso intenso del dispositivo tecnológico. Antes que felicitar a los organizadores y protagonistas de Fotogrupo por materializar con esta muestra extraordinaria uno de los momentos de máximo esplendor de la fotografía artística dominicana contemporánea, se impone advertir el amplio dominio del asunto, la pericia y la claridad del enfoque curatorial con que Jeannette Miller ha procedido a la hora de la selección de artistas e imágenes, plasmando una propuesta expositiva capaz de contextualizar y transparentar la marca eminentemente identitaria de la producción fotográfica dominicana de la actualidad. Y no habría por qué esperar otro tipo de resultado. Sólo bastaría con echar una mirada a la lista de expositores para advertir las bases de la profusión productiva y la diversidad de convicciones discursivas que Jeannette Miller ha sabido conjugar en una muestra tan significativa y memorable como el mismo acontecimiento o motivo de su celebración: Wifredo García, Wie Chiang, Luis Nova, Vicente Tolentino, Quilvio Cabral, Pierre David, Pablo Morel, Pablo Bonnelly, Manuel Pujols, Mariano Hernández, José Ramón Andújar, José Thomas, Juan de los Santos, Juan Guzmán, Lázaro Guzmán, Miguel Cruz, Miguel Peralta, Camilo Yaryura, Carlos Roedán, Humberto Arvelo, Jesús Rodríguez, José Alfredo Victoria, Osvaldo Carbucia, Maritza Alvarez, Scarlet Victoria, Angela Caba, José Antigua, Rafael Sánchez Cernuda, Héctor Placeres y Reyes Vélez. En su ensayo para el catálogo de esta rigurosa entrega expositiva de Fotogrupo, Jeannette Miller observa que: “En esta exposición que conmemora sus treinta y cinco años de vida, podemos apreciar planteamientos tan disímiles como son las interioridades de los seres humanos. Hombre, paisaje y hábitat son tratados desde el naturalismo costumbrista que definió la producción de los años setenta, hasta el realismo pop, el surrealismo y el expresionismo, presentes en los más jóvenes. Un aspecto a destacar en esta selección de imágenes es el manejo compositivo de los fotógrafos que se han incluido en la muestra, muchos de ellos arquitectos y por lo tanto, poseedores de un enfoque y un encuadre que en algunos casos podrían ser calificados de impecables”. Jeannette Miller resalta de inmediato que: “La presencia del color en el paisaje, en la flora y en las costumbres populares de nuestro país, cobra nuevos lineamientos con los recursos de la tecnología digital que permite al profesional aumentar y disminuir tonos, lo que en muchos casos le ayuda a obtener “poemas visuales”. Asimismo, tomas hechas en otros países por fotógrafos de nacionalidad extranjera -miembros de Fotogruponos aseguran el carácter internacional que ha ido tomando este colectivo”... Asimismo, en la muestra de los 35 años de Fotogrupo también destacaban las imágenes de Víctor Durán, Tulio Martí, Sandra Ga-
Juan de los Santos. Amanecer en la cordillera.
Osvaldo Carbucia. La vieja casona.
Pablo Bonnelly. Escondida.
rip, Rosa Rivera, Rodolfo Henrique, Ricardo Batista, Rafael Bello Camacho, Pedro Farías Nardi, Pascual Núñez, José Antonio Arias, José Báez, José Díaz, José Miguel Pereira, Antonio F. Cernuda, Antonio Oviedo, César Pinedo, Eusebio García, Felipe Cabrera, Félix Lara, Fer Figheras, Francisco Fortunato, Francisco Trujillo, Héctor Febles, Héctor Vilorio, Augusto Valdivia, Leandro Montes, Luis Veras, María José García, Mariojosé Angeles, Nelson Guzmán y Amanda Tatiana Forteza. Desde su fundación, el 17 de octubre de 1977 -en reunión celebrada en la casa de Freddy Ginebra-, Fotogrupo ha jugado un papel de primer orden en el desarrollo de la fotografía artística en la República Dominicana. Entre sus miembros fundadores encontramos personalidades fundamentales como Wifredo García José, Manuel Pujols, Ciprián Ramírez, César Rivera, José Alfredo Victoria, Camilo Yaryura, José Ramón Andújar, Humberto Arvelo, Danilo Bobadilla, Miguel Coronado, Wie Chiang, Guarocuya Féliz, Mariano Hernández, Rafael Miranda y Luis Nova. En el artículo 2 de sus estatutos, Fotogrupo se define como “una sociedad no lucrativa, apolítica y no confesional, formada libremente por personas amantes de la fotografía artística, y tiene como único fin la práctica, divulgación y desarrollo del arte fotográfico en la República Dominicana mediante la celebración de exposiciones, charlas, concursos, publicaciones, cursos de enseñanza, giras y todo aquello que tienda a un incremento de la afición a la fotografía artística en República Dominicana”. Su primera Junta Directiva fue integrada
por Wifredo García, José Ramón Andújar, Hugo Beras, Danilo Bobadilla, Freddy Ginebra, Patricio Quiñones y María Rosa de Roedán. El 21 de febrero de 1979 eligieron una nueva directiva, integrada por Wifredo García, Ramón Gutiérrez, Mariano Hernández, Danilo Bobadilla, María Rosa de Roedán y Carlos Roedán. El 26 de noviembre de 1981, publican sus estatutos y hacen efectiva su incorporación legal bajo el nombre de Fotogrupo, Inc. En 1988, Fotogrupo se incorpora como miembro y representante de la Federation Internationale de l’art Photographique (FIAP) con sede en París, Francia, abriendo así un proceso de ampliación de sus relaciones que le ha permitido desarrollar un diálogo constante y una fructífera labor de difusión de la fotografía dominicana en el plano internacional. Desde su fundación y durante estos treinta y cinco años, Casa de Teatro ha sido su sede y Freddy Ginebra su principal auspiciador. Entre sus actividades didácticas y de divulgación permanente destacan los cursos de iniciación a la fotografía, exposiciones de fotógrafos nacionales e internacionales, la creación de otros grupos fotográficos, tales como “Fotogrupo Santiago”, “Fotogrupo 23”, “Fotogrupo NY” y publicaciones de libros de algunos de sus miembros, así como intercambios con instituciones artísticas y culturales nacionales e internacionales. Tres miembros proactivos y destacados de la actual directiva de Fotogrupo han tenido la responsabilidad organizativa de la celebración expositiva de sus 35 años: Rafael Sánchez Cernuda, José -Chelo- Antigua y Manuel Pujols. ¡Congratulaciones!...