Areíto
Zona de la Cultura y de las ideas
www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 13.04.2013
Reflexiones sobre la monarquía
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QUEREMOS TANTO a Arturo Rodríguez Página 5
Imposición histórica de la cultura taína “La fabricación del casave estaba encomendada a las mujeres, y cuenta Casas que se juntaban muchas para rallar las raíces de yuca, i solían cantar ‘cierto canto que tenía mui buena tonada’”Página 8
Bernardo: Jóvenes deben
JOSÉ A. ALMÁNZAR
trabajar con dedicación y pasión
Proyección de su narrativa
Las facetas y vivencias de Bernardo Vega en estos 75 años alcanzan para una enciclopedia. Llega a esa edad, dice, “conforme conmigo mismo, con mi vida, mi familia, mis amigos, mi trabajo y con mis aportes a la sociedad”. Página 3
José Alcántara Almánzar toma el cuento modélico de Bosch y lo despliega hacia la ciudad y sus alrededores, sin alejarse de autores de la generación precedente como Miguel Alfonseca y René del Risco y Marcio Veloz Maggiolo...Página 6
HOY
AREÍTO
Sábado 13 de abril de 2013
Zona Areíto Areito
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Isabel Allende Llona (Novelista chilena) Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate del proceso.
Paul Johnson
¡Qué mala es la envidia!
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n Londres, los medios han estado echando espuma por la boca a causa del hecho de que al alto ejecutivo medio de las 100 empresas principales de Gran Bretaña se le paga 127 veces más que al empleado medio. Tan alto salario ha sido ampliamente denunciado como "excesivo", con líderes empresariales uniéndose al rasgar de vestiduras. Tal indignación está mal concebida y carece de base. Si una remuneración 127 veces la del empleado medio está mal, ¿cuál es la correcta? ¿100 veces? ¿50? ¿20? ¿2 veces? ¿Quién tiene que decirlo? El mercado determina estas cosas. Si no te gustan las decisiones de mercado, la alternativa es el control salarial, con burócratas fijando las escalas. ¿Quién quiere eso? ¿Y cuando ha funcionado, si es que lo ha hecho? El salario se entiende mejor en términos de poder adquisitivo o capacidad relativa para vivir bien. Como tal, a lo largo de la historia siempre han existido enormes diferencias. En Inglaterra, la declaración fue la primera vez en la historia que se llevó a cabo un recuento de los activos particulares en un país. Revela un vacío sin fondo entre los nobles, abades (cerca de 100 hombres) y cardenales en la cúspide de la sociedad, y los siervos al final. La relación era probablemente de 1000 a 1 ó más. Sin embargo, estos hombres de economía saneada eran obligados a suministrar a la corona lo que se denominaba el servicio de caballero, una cifra específica de hombres armados y montados, entrenados para la batalla y obligados a servir a la corona durante 40 a 60 días al año. El número de hombres suministrada así se determinaba según las extensiones de tierras que poseía el noble o el miembro del clero. Este sistema llevó a incontables conflictos entre el rico y la corona, que en ocasiones alimentaban rebeliones. El rico afirmaba que estaba siendo "arruinado" por el impuesto. Un ejemplo de una verdad universal: hay contratiempos ocultos de ser verdaderamente rico. Durante el Renacimiento, el gerente del Banco Médici de Florencia tenía sin duda unos ingresos que al menos eran 1000 veces el poder adquisitivo de un campesino italiano medio. Para defender sus ganancias, el banquero tenía que participar en la cara política civil, construir casas urbanas similares a fuertes y villas campestres fortificadas, y mantener un enorme contingente de hombres armados a caballo. Además, se esperaba que dedicase enormes sumas de dinero a la gloria de Dios y el esplendor de su familia, construyendo y dotando a iglesias o capillas privadas en catedrales y embelleciéndolas con altares creados por los más importantes pintores flamencos o de la Toscana de la época. Este mecenazgo artístico era altamente competitivo y caro. Un banquero florentino pagaba bastante para hacer que un pintor como Hans Memling, en Brujas, hiciese un
trabajo en varios grandes lienzos (de 9 pies de ancho) y después transportarlos a Amberes, enviarlos a Italia por mar y transportarlos por tierra a Florencia, donde, una vez allí, necesitaban 10 porteadores solamente para atravesar la ciudad. En cada una de las épocas, los ricos han tenido obligaciones insalvables con respecto a su riqueza. Acabo de leer la biografía de Andrew Mellon, el empresario y banquero de Pittsburgh que fundó algunas de las mayores empresas de América y después sirvió durante 11 años (1921-32) como Secretario de Hacienda, que firma David Cannadine. Durante los últimos años de su larga vida, Mellon fue recompensado por su servicio público siendo procesado por una imaginaria evasión fiscal por el Presidente Franklin D. Roosevelt; un hombre que, aunque receptor durante su vida de un salario no ganado, parece que creía de algún modo que generar riqueza es inmoral. Mellon parece haber gastado poco de su riqueza en autoindulgencias de algún tipo. En su lugar la utilizarla para comprar obras de arte que eventualmente vendía a la nación para fundar la gloriosa Galería Nacional de Arte de Washington, D.C. No creo que la gente que gana salarios medios tenga tanta envidia del rico como suponen los comentaristas de los medios. El tipo de comparación por la que la gente se preocupa es que sus ingresos y sus activos sean mayores que los de sus padres y que sus hijos lo hagan mejor aún de lo que ellos lo hicieron. Tal progreso ciertamente está teniendo lugar, especialmente en países como Estados Unidos o Gran Bretaña, que gestionan economías de mercado relativamente libres. En el número del 2 de octubre de Forbes descubrí que en 5 años desde el ataque contra las Torres Gemelas, el PIB de América se ha incrementado en 3 trillones
de dólares. Solamente este incremento es equivalente a grandes rasgos a toda la producción entera de la economía mundial de más rápido crecimiento, China. Claramente, cifras significativas en millones de americanos llegan a fin de mes mejor que antes. Siendo ése el caso, las sumas astronómicas ganadas por unos cuantos en Wall Street tienen poca importancia. Según veo, una gran riqueza trae más preocupaciones que felicidad: varias casas distintas que mantener y proteger de ladrones, discusiones con el servicio, el terror a un litigio de divorcio y la lucha por la custodia de los hijos, así como el miedo a que la riqueza y todos sus adornos se desvanezcan como oro de palo. Por supuesto, las enormes diferencias entre países plantean verdaderos problemas. Los ingresos medios en los países más ricos pueden alcanzar fácilmente las 100 veces los de los países más pobres. Esto no importaría mucho si los países verdaderamente pobres estuvieran mejorando poco a poco. Pero, a causa del mal gobierno y las guerras internas, estos países son cada vez más pobres, tanto en términos relativos como absolutos. Al mismo tiempo, China y la India (en tiempos dos de los países más pobres del mundo) están dando pasos de gigante hacia la abundancia, recaudando cada año decenas de millones de sus ciudadanos en los círculos iluminados de la buena vida. En su momento creo que las áreas del mundo verdaderamente miserables aprenderán más de la experiencia India-China de lo que nunca han sido capaces de absorber de Occidente. El ex pobre puede enseñar al aún pobre. Adopto una opinión optimista sobre estos asuntos.
La envidia es una emoción enfermiza y autodestructiva. En economía también es profundamente perniciosa.
LA HISTORIA/Fuente: Portal Bibliófilo Enmascarado
1871
NACIÓ EL 13 DE ABRIL. Enrique González Martínez, Poeta mexicano, considerado uno de los siete “Dioses Mayores” de la lírica mexicana. Miembro numerario de la Academia Mexicana de las Letras. _
1906
NACIÓ EL 13 DE ABRIL. Samuel Beckett, escritor irlandés, premio Nobel en 1969. Sus obras más importantes son “Final de partida” y “Esperando a Godot”.
2000
MURIÓ EL 13 DE ABRIL. Giorgio Bassani, narrador, poeta y ensayista italiano famoso por sus “Novelas de Ferrara”, localidad en la que pasó su infancia. Perseguido por ser judío en la época de Mussolini, tuvo que publicar por ello bajo seudónimo para esquivar las leyes raciales.
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1986
FALLECIÓ EL 14 DE ABRIL. Simone de Beauvoir, escritora y filósofa existencialista francesa. Su novela “El segundo sexo” es una obra fundacional del feminismo.
1843
NACIÓ EL 15 DE ABRIL. Henry James, novelista y crítico estadounidense, autor de obras como “Los papeles de Aspern” y “Otra vuelta de tuerca”.
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1938
MURIÓ EL 15 DE ABRIL. César Vallejo, poeta peruano, una de las figuras de mayor relieve dentro del vanguardismo hispánico. Es autor de “España, aparta de mí este cáliz”, conmovedora visión de la guerra de España
Viaje por la Historia
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B e r n a rdo Jóvenes deben trabajar con dedicación y pasión
Bernardo Vega, sus libros y archivos personales.
Soledad Álvarez, esposa de Bernardo Vega, Mario Vargas Llosa, Julia Álvarez y Bernardo Vega.
ÁNGELA PEÑA/ A.PENA@.COM.DO
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omo embajador en Washington acompañó a Leonel Fernández a una conferencia en Miami en la que el gobernante se reunió con René Préval. “Fue la primera vez que un presidente democrático dominicano abrazaba a un haitiano desde que Horacio Vásquez lo hizo en 1929”. Bernardo Vega habla de su experiencia diplomática. Cuenta que el congreso norteamericano era controlado por los republicanos por lo que “había leyes que no beneficiaban al país, como el tema migratorio”, pero el principal punto en su agenda fue tratar de atraer inversiones extranjeras a la República. Logró, además, que el presidente Bill Clinton recibiera a Fernández a través de un cabildeo con Oscar de la Renta que diseñaba y confeccionaba las ropas a las primeras damas de la Casa Blanca. “Como en los tiempos de Versalles el que peinaba a las reinas tenía mucha influencia, De la Renta también. Eso mortificó mucho al Departamento de Estado porque los gobernantes de Centroamérica querían ver a Clinton y no lo conseguían”, refiere Vega. Otra de sus conquistas fue la inclusión de Fernández en un viaje de Clinton a América Latina pese a que los norteamericanos lo ha-
Eduardo Latorre, Leonel Fernández, Max Puig, entre otros.
Leonel Fernández en su primer gobierno, junto a Jaime David Fernández y Danilo Medina.
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bían destinado a Barbados con los presidentes del Caricom y Haití. “Tuve que hacer todo un memorándum al Consejo Nacional de Seguridad explicando por qué nosotros teníamos más afinidad con Centroamérica”, expresa. En Costa Rica, agrega, Clinton conoció a Leonel y manifestó en voz alta: “¡Tiene que haber algo bueno en nuestra política migratoria porque este señor es Presidente y tiene tarjeta verde! ¿Usted la usa?”. Clinton y Fernández, narra, “hicieron gran empatía”. Entre muchos otros éxitos de Vega como embajador en Washington estuvo la creación de la Mesa Redonda Domínico-Americana, de cabildeo político frente al Congreso norteamericano de dominicanos de origen con derecho al voto, la celebración por primera vez en Chicago de la conmemoración de la Independencia el 27 de Febrero de 1999, con la comunidad dominicana y encuentros con intelectuales de la diáspora. Viudo, añorando su terruño, necesitado de un cambio en su estilo de vida, regresó ese año a Santo Domingo y fue designado asesor de la Comisión Negociadora Domínico-Haitiana y miembro de la Comisión Consultiva de la cancillería. Considera que el gobierno de Leonel Fernández de 1996 fue el mejor porque “tuvo personalidades como Eduardo Latorre, hizo una reforma importante de semiprivatización de la electricidad, las empresas de Corde, los ingenios del CEA; no hubo mucha corrupción y sí poco endeudamiento externo”. “Del 2004 en adelante creció la corrupción, el endeudamiento externo y el aumento de la nómina pública, tres factores muy negativos”, afirmó. “Final del sendero”. El buzo, nadador, arqueólogo, encuestador, economista, ejecutivo de medios, historiador, diplomático, no descansa. Casi todos los fines de semana se traslada a diferentes zonas del país a convivir con especies marinas como experimentó en Australia, los mares Rojo y Pacífico. Porque el trabajo cotidiano le absorbe. Madruga, revisa sus correos electrónicos, la prensa digital y la impresa, va a la Fundación Dominicana de Desarrollo que no solo auspicia la publicación de sus libros sino de otros autores como Carlos Esteban Deive, Marcio Veloz Maggiolo, Guillermo Piña Contreras, José Alcántara, Hugo Tolentino Dipp, Harry Hoetink, Bruce J. Calder, entre otros. Acude a la redacción de “La Lupa sin Trabas”, repasa el contenido, asigna temas, se ocupa de asuntos administrativos, escribe el editorial, hace entrevistas y reportajes. La casa es también oficina, biblioteca, museo, depósito. El que en abril de 1998 fue considerado presidenciable junto a otras figuras entre las que estaba Danilo Medina, no delega la organización de sus archivos personales. En su despacho apenas hay espacio para llegar hasta el escritorio por las cajas que conservan papeles ya clasificados por asuntos. Muestra orgulloso su patrimonio, complacido por el feliz término de una obra, entusiasmado por la que prepara. Sus facetas y vivencias en estos 75 años alcanzan para una enciclopedia. Llega a esa edad, dice, “conforme conmigo mismo, con mi vida, mi familia, mis amigos, mi trabajo y con mis aportes a la sociedad. Consciente de que camino hacia el final del sendero, y de los conflictos que surgen cuando desaparece un historiador o coleccionista sobre qué hacer con sus archivos o piezas, he dispuesto de ellos en vida en la forma que a mi entender beneficia más a la cultura del país”. “Todos mis documentos sobre historia dominicana, casi doscientas mil páginas, que busqué y reproduje de archivos dominicanos, americanos e ingleses, ya están disponibles gratuitamente en Internet en cualquier lugar del mundo donde exista ese servicio. Sólo hay que buscar en la página del Archivo General de la Nación donde se encuentra la colección y donde los documentos aparecen por nombres de personas y por temas. El que otro los use y publique, cuando yo mismo esté pensando utilizarlos, no me preocupa. Lo importante es que estén disponibles para todos”. Donó su colección de arqueología al Centro León y no puede donar ahora la biblioteca “pues sería equivalente a quedarme ciego”, significa. “Estoy orgulloso de mis 14 años en el Banco Central desde asesor, miembro de la Junta Monetaria y finalmente gobernador. Durante mis funciones como embajador ante la Casa Blanca llevaba un diario que luego publiqué por lo que el lector podrá juzgar mis actuaciones”, revela. Añade que piensa seguir escribiendo, ya sea en la revista que dirige “o entregando nuevos libros, cuatro de los cuales ya están bastante adelantados”. Recomienda a la juventud “trabajar con dedicación y pasión en lo que se haya decidido hacer, ser productivos, dejar huellas, contribuir a que nuestra sociedad sea mejor”.
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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Edwin Espinal
Agustín Franco de Medina, genearca santiaguero (3 de 3)
Encuentros
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Instituto Dominicano de Genealogía
MU-KIEN ADRIANA SANG
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omán Franco Bidó, otro de los hijos naturales de Franco de Medina, fue igualmente militar y defendió la plaza de Santiago durante la batalla contra los haitianos el 30 de marzo de 1844. Casó con Ana Apolinaria Pérez Roex, a quien se le atribuye haber bordado la primera bandera dominicana izada en Santiago en 1844. Sus hijos fueron Fernando, María Dolores, Agustín, esposo de María del Carmen Fabelo; Teresa, Elvira, Pedro, casado con Adriana Pichardo Román; Ana Rita y Agustina Franco Bidó Pérez. Los hijos de Agustín, aunque les correspondía la combinación patronímica Franco-Fabelo, asumieron los apellidos Franco Bidó. Ellos fueron Amelia, José Emilio, Otilia, esposa de Zoilo Rodríguez; Pedro María, Sergia, casada con Pedro María Garrido; Augusto, ya referido como esposo de su pariente María Adelaida Franco Tavares; América, esposa de Pedro María Espaillat; Ulises, destacado munícipe y esposo de Cristina Olavarrieta y Otilia Fondeur; Agustín, esposo de Emilia Deschamps; Leopoldo, cónyuge de Carmen Garris; Dolores, esposa de Rafael Tomás Hernández; Pablo, casado con Micaela Santoni; María del Carmen; Amado, fundador del primer museo de la ciudad y esposo de Adela Quezada y Hortensia Cruzado; y Roselia Franco Bidó, esposa de Eusebio Pons Rodríguez. De esta línea descienden el poeta Tomás Hernández Franco, el sociólogo Frank Marino Hernández, el ingeniero Orlando Franco Batlle, Román Franco Fondeur, primer director del Archivo Histórico de Santiago; el abogado José Ramón Vega Franco y los reconocidos corredores de seguros Moisés Franco Llenas y Nelson Franco Diep. Teresa Franco Quiñones, la otra hija natural de Franco de Medina, fue esposa de Manuel Aquilino Román Leguisamón, siendo madre de Dolores, Miguel Alejo, esposo de Eugenia Ramón Grullón Guzmán, y Baldomera Román Franco, casada con Domingo Antonio Rodríguez. De los Román Grullón, Eugenia Cristiana casó con Leonidas Ricardo; Juan Ramón con Marina Díaz; Miguel Alejo con Dolores Ricardo; Victoria con Pedro Pablo Dobal; Teresa fue esposa de Eduardo Noguerol, y Dolores Román Grullón casó con Luis Bogaert, tronco de esta familia en el país. De esta línea descienden Juan Miguel Román Díaz, combatiente constitucionalista, muerto en el asalto al Palacio Nacional en 1965; el historiador Carlos Dobal Márquez, la modelo Tania Imbert Mata, Víctor Elvin Viñas Román, exsecretario de las Fuerzas Armadas; el sacerdote y político Rogelio Delgado Bogaert, el médico Huberto Bogaert Díaz, fundador del Instituto Dermatológico y Cirugía de la Piel; el ingeniero Luis Crouch Bogaert, fundador de la Asociación para el Desarrollo, Inc. (Apedi); el senador, diputado y exsíndico de Santiago José de Jesús (Ucho) Álvarez Bogaert; el exministro de Agricultura y Finanzas y economista Fernando Álvarez Bogaert, y los empresarios Ewald Theodore (Teddy) Heinsen Bogaert y Franklin y Guillermo León Herbert. Como puede verse, extensísimo y variadísimo es el árbol genealógico que tiene como tronco a Agustín Franco de Medina, el cual integra consanguíneamente a numerosas figuras del acontecer nacional, que con toda seguridad desconocen ser parientes.
Reflexiones sobre la monarquía. Las bases de sustentación
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l género humano es por sí mismo, y no en virtud de otro, sólo si gobierna un Monarca, pues sólo entonces pueden rectificarse los regímenes políticos desviados -es decir, las democracias, las oligarquías y las tiranías-, que lo someten a servidumbre como podremos observar si recorremos el mundo y vemos que gobiernan reyes, aristócratas, a quienes llamamos «los nobles», y pueblos celadores de la libertad. Porque siendo el Monarca quien más ama a los hombres, como ya se ha dicho, quiere que todos lleguen a ser buenos, cosa que no puede darse con gobernantes inmorales.... Estos regímenes políticos rectos fomentan con rectitud la libertad, es decir, el que los hombres vivan por sí mismos. En efecto, no son los ciudadanos para los cónsules, ni los pueblos para el rey, sino al contrario, los cónsules para los ciudadanos y el rey para su pueblo; porque, del mismo modo que no se hace el gobierno para las leyes, sino más bien estas para aquél, así también los que viven de acuerdo con la ley no se ordenan al legislador, sino que más bien es éste el que está en función de aquéllos, como lo afirma también el Filósofo en los tratados que nos ha dejado sobre esta materia.... Con esto queda claro también que, aunque el cónsul o el rey sean señores de los demás en razón de los medios, son sus servidores en razón del fin; y sobre todo el Monarca, que, sin lugar a duda, ha de ser tenido por servidor de todos. Puede comprenderse ahora que el Monarca es necesario por el fin que tiene preestablecido en la creación de las leyes. Por consiguiente, el género humano, bajo el Monarca, goza del estado óptimo; de donde se concluye que la Monarquía es necesaria para bien del mundo. Dante Alighieri, Monarquía, Libro XII Dante Alighieri, nacido en Florencia en 1265, fue uno de los grandes del pensamiento medieval, dedicó su vida a buscar nuevos caminos del pensar. Algunos autores lo consideran como el maestro clave en el proceso de transición del pensamiento medieval al renacentista. La Divina Comedia, considerada como la obra maestra de la literatura italiana y universal, marcó un antes y un después. Con su complejidad expositiva y su crítica al andamiaje político e ideológico de la Edad Media, fue tan contundente en sus planteamientos que trajo como consecuencia el inicio de la ruptura con el oscurantismo. Dante, además de poeta y escritor, fue un pensador comprometido, por eso no dudó nunca en participar activamente en las luchas políticas de su época. Fue defensor apasionado de la unidad italiana. Una de sus obras políticas cumbre fue sin lugar a dudas, el tratado Monarquía, escrito en 1310. Esta pequeña y condensada obra contiene sus ideas políticas. Defendió con pasión la separación de la Iglesia y el Estado. La obra causó gran impacto cuando apareció. Desde entonces ha sido sistemáticamente publicada en diferentes épocas. Una de las más interesantes es la que contiene un estudio preliminar de dos especialistas en historia medieval, Laureano Robles Carcedo y Luis Frayle Delgado [i]. Sostienen que esta obra fue políticamente la más influyente de todos sus libros. La Italia del siglo XIV estaba en ebullición. Los conflictos políticos creaban un estado de inestabilidad. En las palabras de los especialistas: Probablemente movido a escribirla, hacia 1313, en el cerco infructuoso que Enrique VII de Luxemburgo somete a la ciudad de Florencia, Dante quiere contribuir a erradicar la anarquía imperante de su época, en Italia y, concretamente, en su ciudad florentina.... Dante se muestra aquí como un intelectual a caballo entre la escolástica y el florecimiento de un estilo nuevo.[ii] Gonzalo Montenegro, en un artículo titulado “Dante y su pensamiento político” [iii] sostiene que en toda la obra de Dante hay un trasfondo claro: su ataque a la Iglesia Romana, como puede verse en La Divina Comedia, y, por supuesto, en su obra política cumbre, La Monarquía. Desde las primeras páginas del libro se evidencia el duro ataque contra el Derecho Decretal que el papado ponía en sus acciones políticas. Nos dice el
autor: “Este precepto actúa sobre la base de que la historia de decretos, formulados principalmente en Bulas Papales, sirva para justificar el poder temporal de la Iglesia Romana.” [iv] La posición de Dante a la Iglesia Romana es un certero golpe a la estructura social de Medioevo y las ideas políticas que defendían. Dos instituciones, como afirma certeramente Montenegro, eran las claves del poder: el Papado y el Imperio. Ambas tenían prerrogativas muy parecidas, que era la gracia divina: “En efecto, el conflicto teórico que enfrentó a ambas instituciones estuvo en buena medida expresado en términos de relación de la autoridad con la gracia divina; esto es sin desconocer...los factores materiales en que también se expresó el conflicto (guerras, conspiraciones, excomuniones...)[v] La Monarquía europea, dispersa en diversos reinos, y el Papa se autoproclamaban elegidos por la divinidad. Esta prerrogativa que cada uno se atribuía para sí provocó rencillas y tensiones. Dante apostó a la monarquía y por eso escribe esta pequeña obra que provocó escándalo en la sociedad de su época. Y por supuesto, se ganó el descontento de la Iglesia Católica. Un elemento interesante que se ha evidenciado en la historia de la humanidad es que los detentores del poder político, ya sea en las sociedades primitivas, o las sociedades de la esclavitud, o en el feudalismo, se legitimaba en la trascendencia. Los dioses, de las sociedades politeístas o monoteístas, eran los que designaban a los “elegidos”. Así pues, esos seres privilegiados por la supuesta elección sobrenatural podían actuar como quisieran porque su legalidad y legitimidad provenían de la providencia. Cuando se iniciaba el resquebrajamiento de la sociedad medieval, y aparecieron ideas que contrastaban con el oscurantismo prevaleciente, se inició el enfrentamiento entre lo viejo-nuevo. Comenzó la crisis Iglesia-Monarquía. Dante, como vimos, apostó al poder terrenal, la Monarquía. El sentido de sobrevivencia hizo que ambos poderes encontraran el equilibrio y dividieran sus espacios de influencia. El Papa se quedó con la representación suprema en materia religiosa y los reyes se autoproclamaron como los elegidos para el poder terrenal. La Monarquía europea sobre todo, supo y ha sabido sobrevivir a las constantes crisis económicas, políticas y culturales que se sucedieron en Europa a través de los siglos. Los últimos sucesos acontecidos en las monarquías de España, Holanda, Inglaterra y Bélgica han motivado mi reflexión. Sobre este tema volveremos en la próxima entrega. sangbenmukien@gmail.com mu-kiensang@pucmm.edu.do @MuKienAdriana
Aporte
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Sábado 13 de abril de 2013
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Queremos tanto a
Arturo
(tres años después)
FIDEL MUNNIGH
E
mpiezo a creer que debe tratarse de una maldad, de una conspiración secreta, de un acto de sabotaje, porque no sé cómo llamarle de otro modo ni encuentro otra explicación posible. No acabamos de enterrar a uno y ya se nos muere el otro. He visto partir a tantos que me da pánico. Primero fue Humberto y años después Enriquillo, y luego Luis y Blas y ahora Arturo, y Villegas que se nos muere, y no sé cuántos otros que no recuerdo. Nos vamos quedando solos, irremediablemente solos en esta media isla, sin poetas, sin escritores, sin artistas, sin gente buena, sin amigos, sin los viejos colegas, sin referentes, solos y vacíos en medio de esta modernidad ruidosa y tardía. El tiempo lo devora todo y la muerte siempre nos gana la última partida. La noticia de la muerte repentina, inesperada, de Arturo Rodríguez Fernández me ha dejado sin aliento. Y trae inevitablemente a mi memoria el recuerdo de principios de los años ochenta, aquella maravillosa década de mi despertar al mundo, de mi juventud perdida, cuando éramos colegas de oficio. Yo hacía mis pinitos en la crítica de cine en la prensa local, y él y Armando Almánzar, ya veteranos, saludaron mi entrada a ese mundo que era el suyo. Le recuerdo en su cinema Lumiére, el antiguo cine Elite, primero en la avenida Pasteur y luego en la avenida Independencia; le recuerdo organizando y dirigiendo las tertulias del cine-club Lumiére, que él fundó, los sábados por la mañana, mostrándonos las buenas películas de su colección personal, enseñándonos a ver y apreciar el buen cine de todas las épocas. Tiempo después abandoné la actividad crítica para dedicarme a otros proyectos de vida y estudios, y sólo volví a ella muy ocasionalmente, mientras Arturo continuaba en lo suyo, fiel a su único amor de siempre, activo y entusiasta, dedicado por entero a la pasión de su vida. Hablando de cine, siempre de cine, casi exclusivamente de cine, cine por los cuatro costados, cine por boca, ojo y nariz, cine las veinticuatro horas del día, y sólo a veces también de teatro y literatura. Era un cinéfilo empedernido, un comentarista constante, un amante eterno de la pantalla grande, un talento crítico y narrativo. A veces me parecía frívolo y trivial, porque en esa época yo era muy pretencioso, pero hoy debo reconocer que tal vez nadie en este país haya visto y conocido más cine que él, ni puesto más pasión en el comentario y la crónica, ni amado tanto cada detalle de la cinematografía: temas, argumentos, géneros, historias, anécdotas, vidas privadas de las estrellas. Por eso, que el cine siga y Arturo haya muerto me parece una ironía y un absurdo colosal. El cine sin Arturo. Arturo sin el cine. Arturo dirigiendo su cine-fórum, Arturo publicando sus reseñas cinematográficas en los periódicos, Arturo escribiendo cuentos formidables, Arturo montando obras de teatro y ensayando otros géneros, Arturo manejando su videoclub en Galerías de Naco de la avenida Tiradentes. Yo leí atento sus libros de cuentos, “La búsqueda de los desencuentros”, “Subir como una marea”, sus relatos de claro influjo cortazariano premiados en los concursos literarios de Casa de Teatro. Leí su novela experimental “Mutanville”, un libraco rarísimo, tipo tabloide, que se me deshojaba en las manos mientras lo leía, un libro que se devoraba a sí mismo, autofágico, en realidad una novela colectiva, un texto polifónico es-
Arturo Rodríguez Fernández
crito a múltiples voces, completado por otros escritores amigos y por el azorado lector, la historia del Gordo y su mujer. Hace algún tiempo José Alcántara Almánzar me pidió cortésmente que escribiera para una página institucional unas líneas sobre “El sabor de las hormigas”, el último libro de cuentos de Arturo Rodríguez Fernández, publicado por el Banco Central. Es curioso: la ilustración de la cubierta del libro es un cuadro de José García Cordero, “Noche roja”, que por años decora la entrada a la Secretaría del Banco, donde laboro. A José le debo una disculpa por mi omisión. Por razones que no acierto a explicarme fui posponiendo una y otra vez la respuesta a su petición. Ahora siento que es tarde, demasiado tarde, y un sentimiento cercano a la culpa me acosa. Ahora no sirve de nada porque Arturo no verá mi reseña de su libro, ni sabrá que sus cuentos me gustaron; no verá más películas, ni las comentará en el periódico o la radio, ni escribirá más relatos. Sus párpados se han cerrado para siempre, y ahora junto a su
ataúd, frente a sus restos mortales, ya no sé qué guarda su fina retina cinematográfica, qué quedará guardado allá en el fondo de su extraordinaria memoria visual, que es la memoria del arte del siglo veinte, y sólo deseo que en el Cielo haya butacas y salas de cine para que él, agnóstico, esté allí sentado frente a la pantalla y de pronto se apaguen las luces y se descorran las cortinas y se encienda la magia, la linterna mágica, y salgan imágenes jamás vistas de otro mundo, de películas jamás filmadas, y se divierta y goce de lo lindo y sea feliz, inmensamente feliz porque el cine es eterno y no conoce la muerte, como Dios.
(Arturo Rodríguez Fernández, escritor y crítico de cine, murió el 16 de abril de 2010 en Santo Domingo)
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Literatura
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MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN
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La proyección de la narrativa de
José A. Almánzar C uando hablamos de una obra literaria generalmente nos enfocamos en los valores lingüísticos, semióticos, discursivos o estéticos que la informan. También contextualizamos la propuesta artística dentro del desarrollo de la cultura: muchas veces de la cultura nacional, como conjunto de prácticas que se hace en el tiempo y que sirve como gran acto en el que se despliega o se instala el Ser o nuestra forma de estar en el mundo. Cada uno de estos presupuestos están basados en una teoría sobre el lenguaje que es parte de las reflexiones que sobre el arte se han venido discutiendo en Occidente durante aproximadamente siglo y medio. Las teorías son diversas. En nuestra expresión se encuentran ellas como si construyéramos o des-construyéramos el mapa sígnico y discursivo de lo que somos o aspiramos a ser. Un aspecto que casi nunca tocamos es la relación que ha tenido la obra literaria de un autor determinado como valor de circulación, como apreciación de otros lectores. Aunque sabemos que pertenecemos a esa otredad, no la acabamos sino que la iniciamos o continuamos. Y esto es lo que me propongo en las líneas que siguen. Luego de establecer un canon de la narrativa de José Alcántara Almánzar debo pasar a señalar cómo la obra de este importante autor se ha difundido y se ha leído fuera de su medio cultural. Son muchas las ediciones que han tenido los cuentos de este ensayista y narrador. Para muestra presento la siguiente lista de sus publicaciones en el exterior, con traducciones a distintos idiomas, como el alemán, al que fue vertido su cuento “El muertico”, bajo el título “Das tote Kind”, y que apareció en la antología Den Tod sterben und das Leben. Dominikanische Erzählungen der Gegewart. Hereausgegeben von Frauke Gewecke. Frankfurt am Main, Verveuert Verlag. Alemania Oriental, págs. 100-111, en 1989. En francés apareció su cuento “Ruidos”, bajo el título de “Bruits” en la obra De la Seine au Camú. Un siècle des nouvelles dominicaines, selección y prólogo de René Rodríguez Soriano, traducido por André Charland, y publicado en Santo Domingo por Ediciones de la Secretaría de Estado de Cultura en marzo de 2009, páginas 111-122. Pero es en inglés donde ha sido vertida una mayor cantidad de sus relatos, como “La insólita Irene” traducida como “My Singular Irene”, que apareció en la revista Callaloo 12 (1), págs. 74-78, de The Johns Hopkins University Press, Baltimore, MD, en 1989; mientras que “Lulú o la metamorfosis” fue traducido como “Lulu or the Metamorphosis”, en Remaking a Lost Harmony. Stories from the Hispanic Caribbean editado por la estudiosa de Juan Bosch Margarita Fernández-Olmos y Lizabeth Paravisini-Gerbert, publicado en New York por la editorial White Pine, págs. 93-101 en 1995. También el cuento “Viajeros” como “Travelers”, apareció en Latin American Literature and Arts. Edición de la Americas Society número 52, págs. 53-57, de 1996. El cuento “La obsesión de Eva” también fue publicado más tarde como “Eva’s Obsession”, en la revista Callaloo número 23, págs. 923-929, en el verano de 2000 junto a “Tentaciones” como “Temptations”, Callaloo 23, págs.930-935, del mismo año y el cuento “Con papá en casa de madame Sophie” como “With Dad at Madame Sophie’s”, “El zurdo” como “Lefty”; “En alta mar” como “On the High Seas”, págs. 952; “Él y ella al final de la tarde”, como “He and She at the End of an Afternoon”, págs. 955-959, con motive de la salida extraordinaria de la referida revista en su aniversario vigésimo quinto en 2001 junto a “La insólita Irene” como “My Singular Irene”, páginas 3-10. Además el cuento “Lulú y la metamorfosis” fue traducido con el título de “Lulu or the Metamorphosis” y publicado en Our Caribbean. A Gathering of Lesbian and Gay Writing from the Antilles; editado y prologado por Thomas Glave, de la editorial Duke University, Durham, London en 2008 y aparece en las páginas 13-20. También el cuento de Alcántara Almánzar “Rumbo al mar” fue traducido por Luis Guz-
José Alcántara Almánzar
mán Valerio y publicado en la Revista Sargaso en 2009 en las páginas 17-20, bajo el título “Seward Bound”. Un cuento fue traducido al islandés, “La insólita Irene”, como “Hin ótrúlega Irene” y aparece en la antología de Erla Erklendsdóttir og Kristín Gudrún Jónsdóttir, Svo Fagurgrænar og friósamar. Háskólaútgáfan. Reykjavík, Islandia en el 2008, págs. 81-86 y 326-332. Finalmente fueron traducidos al italiano los cuentos “En alta mar” y “Presagios”, como “In alto mare” y “Presagi” y publicados en la revista L’immaginazione, número 162 de noviembre de 1999, mientras que los cuentos “La insólita Irene” (“L’insolita Irene”), “En alta mar” (“In alto mare”) y “Lulú o la metamorfosis” (“Lulú o la metamorfosi”) aparecen en I cactus non temono il vento. Racconti da Santo Domingo, una selección del profesor Danilo Manera de la Universidad de Milán para la editorial de Giangiacomo Feltrinelli en 2000, publicados en las páginas 167-174, 175, 176-186. Otros cuentos de Alcántara Almánzar han aparecido en español en el extranjero. No los vamos a enumerar aquí para no agotar la paciencia del amable lector. La obra de José Alcántara Almánzar ha sido objeto de estudio en varias universidades fuera de la República Dominicana, como la tesis de la doctora Nívea de Lourdes Torres en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y Caribe titulada El enigma de las máscaras: la narrativa de José Alcántara Almánzar publicada por Editorial Isla Negra en 2002. Este estudio de 345 páginas constituye una excelente aproximación a partir de un método que une las formas narratológicas, el esquema actancial de Mieke Bal, y el análisis temático-semántico de lo grotesco y lo maravilloso, unido a una visión de la obra narrativa como neorrealismo social y neorrealismo psicológico. Esta obra acierta en contextualizar la escritura de narrador y crítico literario dentro
de una amplia corriente neorrealista de la literatura hispanoamericana. Se podría postular que la obra de Alcántara se caracteriza por un trabajo de la escritura que no abandona la representación de las dificultades de la gente de abajo, lo que se manifiesta en el tema de la pobreza, la persecución política y el papel que juega la mujer en la sociedad. Temas que el narrador trabaja con maestría y dentro de las técnicas y estilos narrativos que van desde la escritura de ur-tipo de Juan Bosch y Horacio Quiroga hasta las técnicas usadas por los autores del llamado Boom latinoamericano. En el tema del neorrealismo social, más allá del realismo social de Juan Bosch y los escritores de las décadas de 1930 y 1940, como José Luis González y Emilio S. Belaval, en Puerto Rico, y Jorge Onelio Cardoso, en Cuba, realiza Almánzar un despliegue inusitado de significados producidos por narradores en primera y tercera persona mediante un lenguaje sencillo que no imita la coloquialidad del hablante, pero que no deja de recuperar un habla dominicanista de fuertes rasgos populares. José Alcántara Almánzar toma el cuento modélico de Bosch y lo despliega hacia la ciudad y sus alrededores, sin alejarse de autores de la generación precedente como Miguel Alfonseca y René del Risco y Marcio Veloz Maggiolo, autores que como él han buscado desvelar ante los ojos de los lectores una relación nueva entre el tiempo y el espacio, cronotopo que se abre en la década del sesenta en la cultura dominicana.
AREÍTO
Sábado 13 de abril de 2013
HOY
Aporte
calor. Pero cuando una sociedad ignora algo tan trascendente para su desarrollo integral es a los actores de la cultura y principalmente a las autoridades oficiales que les corresponde levantar la voz y los puños para reclamar la atención debida al tema.
La Feria del Libro Durante las discusiones del equipo técnico de cultura que trabajó en la campaña del hoy presidente Danilo Medina se planteó la necesidad de reorientar a la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo y reducir su tamaño. Tengo entendido que las actuales autoridades del Ministerio de Cultura se encaminan en esta dirección y esta feria será más del libro que una feria del espectáculo y las muchedumbres. Pienso que la Feria del Libro no ha tenido un gran impacto en el libro y la lectura porque se ha limitado a ser un evento en el que se invierten sumas millonarias y no se ha acompañado con campañas masivas de promoción del libro y la lectura. El fallido Plan Quinquenal del Libro y la Lectura fue un intento que se quedó en papeles, y el plan que ha anunciado el Ministerio de Educación conjuntamente con el de Cultura no logrará un despertar en los dominicanos respecto al libro. Sustento esta apreciación en el hecho de que en una sociedad que no está motivada en torno a la lectura es necesario hacer proyectos de mayor calado y envergadura. La lectura, un componente de la formación cultural clásica, hay que vendérsela a esta sociedad tal como se le ha vendido la idea de que la educación es la base del desarrollo. Hay que recordarles a los dominicanos que educación y cultura son procesos siameses; que la cultura es parte elemental de la educación; que la cultura no es un lujo de engreídos y seres que se creen superiores. El libro y la cultura en sentido general necesitan una movilización permanente de sus protagonistas; pero necesita ante todo que el Estado asuma el rol que le corresponde como responsable de todas las políticas públicas que buscan elevar la condición humana de los dominicanos.
El libro en los tiempos de Facebook y otros artilugios
En torno al libro y
la Feria LUIS R. SANTOS
E
n varios círculos, intelectuales, políticos y en medios de comunicación, he planteado la necesidad de que el Estado, a través del Ministerio de Cultura, establezca un subsidio a las librerías más tradicionales del país, porque corren el riesgo de desaparecer. Son muchas las que han cerrado y otras subsisten a duras penas, sus dueños endeudándose, aferrados a sus pequeños negocios con la esperanza de que las cosas mejoren. Ha habido intentos para ayudar al sector del libro; esto es a las editoriales, distribuidoras y librerías, por medio de la Ley del Libro y de Bibliotecas, principalmente. Pero sabemos que nuestro país está dotado de todas las leyes habidas y por haber; el problema radica en que no se aplican, que al paso de los días se convierten en letra muerta y hay que tener una voluntad muy fuerte para vivir peleándose con muchos sectores para lograr la aplicación de las partes fundamentales de cualquier ley. Con la Ley del Libro y Bibliotecas no ha sucedido algo distinto a lo acontecido con otras. Cuando he hecho mi planteamiento en torno al subsidio a las librerías algunas personas se han reído en mi cara, otras me han dicho que soy un iluso. Y yo les he recordado que en este país el Estado bota al zafacón más de mil quinientos millones de dólares para subsidiar la energía eléctrica para beneficiar a clientes que se la roban pudién-
dola pagar, y a clientes que la reciben gratis porque no los obligan a pagarla. Aquí subsidiamos al Metro, a la Caasd, a los productores agropecuarios, a los empresarios del desorden del transporte, a empresas extranjeras, incluida la Barrick Gold. Y algunos se asombran y tildan de insensatez un subsidio a las librerías, que no pasaría de diez millones de pesos anuales. La pasada semana la ministra de cultura francesa, Aurélie Filipetti, anunció un plan para proteger las librerías independientes. “Hace falta mantener el equilibrio entre los actores de la cadena del libro. Si esa red se desintegra, la economía de la edición en su totalidad estará en peligro”, aseguró. Y para evitar ese desastre informó que el gobierno galo destinará 5 millones de euros para la creación de un fondo de apoyo a las librerías con problemas de tesorería y aumentará de 4 a 7 millones las subvenciones al gremio de librerías que gestiona la asociación ADELC. Se toman estas medidas, apuntó Filipetti, para evitar que Francia “corra la misma suerte que Estados Unidos” donde prolifera el cierre de librerías y cada vez hay más obstáculos para la creación y la edición. Los libreros franceses han aplaudido la medida. Muchos argumentarán que República Dominicana no es Francia y tienen razón. Aquí la cultura es vista por las élites como un gasto innecesario y al 99 por ciento de la población este tema no le produce ni frío ni
A veces medito acerca de lo que está pasando con los niños, adolescentes y jóvenes adultos respecto al uso que están dando a las tecnologías que compiten con el libro y otros componentes esenciales de la cultura, y el pesimismo abruma. No hay maneras de que estas generaciones quieran dedicar una o dos horas semanales a la lectura. Están sumergidos en su mundo virtual y no quieren salir de éste. Por eso es que insisto en la necesidad de grandes planes de promoción de la lectura en que se involucren las escuelas, las iglesias, los colegios privados, las universidades, las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, los ayuntamientos, llamados a jugar un papel de primer orden en materia cultural, las familias, todo bajo la égida de la institución llamada a comandar todos los esfuerzos en este sentido, el Ministerio de Cultura, que tiene que ser capaz de convertirse en el motor, en el líder que señale el camino, que trace las pautas. Si no le ponemos atención a este problema seguiremos abonando el terreno para seguir engrosando esta sociedad discapacitada mentalmente que tenemos. Si no le damos ahora la importancia que el tema amerita dentro de unos años los esfuerzos tendrán que ser titánicos y la inversión de recursos cuantiosa. Si aspiramos a tener en un futuro no muy lejano una sociedad más equilibrada en materia económica no podemos perder de vista estos temas que tienen que ver con eso que nos engrandece y nos hace estar mejor preparados para asumir los cambios y retos, que cada día son más rápidos y enormes. Como iluso, aspiro a que en un tiempo prudente en cada parque municipal haya una caseta dedicada a la venta de libros. Estoy convencido de que si apareciera financiamiento a través de la llamada banca solidaria muchos serían los interesados en instalarlas y convertirse en pequeños empresarios. Aspiro a que en cada parada del Metro haya un kiosko dedicado a la venta de libros. Pero el Ministerio de Cultura debe crear las condiciones para que estos libros les lleguen a estos centros de venta a precios asequibles para los posibles adquirientes. Aspiro a que el Estado le entregue un juego de libros a cada alfabetizado a través del plan de alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, para que continúen entrenándose. Y estoy convencido de que cuando el libro salga del terrible anonimato a que lo hemos condenado, cuando lo exhibamos, mucha gente empezará a mirarlo no como un objeto extraño sino como algo cercano y suyo.
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AREÍTO
Sábado 13 de abril de 2013
Aporte
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La imposición histórica de la cultura taína De este Güiro-amargo o Guayo… se hace el instrumento músico-rústico explicado en la voz Calabazo, que también denominan Güiro o Güiro-Calabazo. (Pichardo, “Diccionario… ).
P
or la reveladora afirmación de Pichardo, de que el nombre de Guayo, palabra taína que explica la acción harto conocida de guayar, denominaba también el objeto-fruto de que se hacía (Güiro), podríamos deducir un suceso antecedente a la idea de hacer de este elemento un objeto para hacer música, escondido en los lejanos ancestros y que en algún momento y por alguna razón o suceso especial, el evento mismo le bautizara con este nombre. Es obvio que así le llamaban los taínos desde antes de la llegada de los colonizadores españoles, quienes usaron el vocablo “calabazo” para identificarle. De las posteriores inserciones africanas no se registra, hasta hoy, ninguna voz idiomática con que los negros le identificaran que no haya sido, precisamente, los mismos vocablos de los aborígenes: güiro y guayo, lo cual los hace excluyentes y descarta la posibilidad del origen africano, aunque es posible que se conociera de su existencia en tan amplio continente como objeto de diferente experiencia y uso entre algunas de sus numerosas subculturas tribales. Sin embargo, la lógica nos lleva a asumir que si la cultura de nuestras africanías hubiesen sido quienes aportaran el instrumento que los taínos identificaban como “güiro” o “guayo”, partiendo de lo que ha sido la incidencia de la vigorosa imposición de su cultura instrumental y musical en todos los lugares donde penetraron en el continente, debió haberse impuesto el denominador africano y no el de una raza y cultura desaparecida en el proceso hace cinco siglos.
“Guayo—Aparato para rallar la yuca usado por los indios. (“Indigenismos”, p. 733).
FERNANDO CASADO
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En una inobjetable referencia de doña Flérida de Nolasco en sus “Vibraciones del tiempo” aparece con gráfica elocuencia lo que hubo de ser desde los primeros tiempos esclavistas la natural fusión de culturas aborigen-africana, entramada en el contexto de la cultura dominante española. Esto fue vertebrando y espesando la sustancia cultural e idiosincrásica del ser criollo, expresión que perduró en este ejemplo que lo evidencia, hasta el extremo de ser preservada en sus detalles en el tiempo, y teatralmente representada como expresión viva para ser recreada en nuestras fiestas de pueblo, notándose, aun en la época en que se recoge el dato, 1747, a más de dos siglos y medio del descubrimiento, absoluta carencia de rastros de referencias sobre nombre africano alguno para el guayo o para el acto rítmico y sonoro del guayar, elemento fundamental que impregnaba de vida el canto aborigen, y donde el mismo constituía la materia integral y entusiasmante del ritual en la fiesta de las fábricas del casabe. Ritualidad que los negros, necesaria y lógicamente, tuvieron forzados a aprender, y luego, enfrentando su trágico destino con instintivo escapismo de supervivencia y dolorosa nostalgia, adaptaron e integraron a su nueva vida, aportando sus instrumentales de tradición africana, convertidos en expresiones de factura local de creatividad improvisada, construidos utilizando los elementos que el medio aportara; adulterando, consciente o inconscientemente, sus perdidos conceptos rítmicos y sus lejanas sonoridades, así como sus cantos “al modo de Guinea”, partiendo de que, para aquellos grupos esclavos “minas” amparados, estas eran novedades y experiencias vírgenes, desconocidas en sus lugares de origen. Doña Flérida valida la incisión aborigen sobre la importación africana cuando dice: “En este documento puede observarse la conjunción de una tradición indígena: la factura del cazabe, y una negra; el canto ‘al modo de Guinea’. En cuanto a los atabales, pertenecen a ambas tradiciones”. Aquellos “cantos” no existen… Como ese casabe, otros rasgos de excepción, histórica, genética y culturalmente asumidos, marcan, distinguen y fortalecen una cultura de iden-
tidad que perdura. Es este denominador común lo que nos ha unido y transformado en entes que sienten y piensan en función de un mismo pueblo, comprometidos desde mucho más allá de un mismo origen histórico. No precisamente partiendo del injerto colonizador español, sino del pueblo trascendente y valeroso, que por siglos respirara y conformara nuestra herencia sobre los vientres tranquilos de esta tierra, cuando aun la huella europea no había lastimado el nervio colonizador de nuestra historia.
“Atabal” es instrumento músico “ESPAÑOL”, no puede corresponder, científica y culturalmente “a ambas tradiciones”. Con el uso pasaría a nominar algunos grupos de tambores africanoides: “Atabal: una membrana tensada sobre un recipiente semiesférico, predecesor del timbal. Solía acompañar a las trompas en manifestaciones musicales de tipo bélico o heráldico”. “Canuto” es la flautilla de caña-brava. Las Casas, comentando la visita de Anacaona y Bohechío a la nave del Adelantado, deja claro a qué cultura pertenecían aquella “flautilla”, y el “tamborino” “de un calabazo con dos pieles de jutía”: “llegados como dicen los marineros a bordo, que es justo a la carabela, comenzaron a tañer un tamborino y la flauta y otros instrumentos que allí llevaban, y era maravilla como se alegraban”. El cuadro transpira una vitalidad sudorosa en parte y nos deja imaginar una plástica de colores brillantes y soleados, de responsorios, tambores y ritmos afiebrados de “criollez” de los negros angoleños de Los Minas, mezclados como las tonalidades que matizaron el origen; la plaza rodeada de mozas rosadas y morenas hermosas en trajes de época y sombrillas, caballeros de bastón y leontina rodeando en el paseo las rutas de
adoquines en la ciudad adornada de luces, hasta la plaza contigua al Convento de monjas de Regina Angelorum, quienes desde sus balcones alfombraban el camino arrojando al paseo puñados de flores, mientras volaban las campanas revoloteando como palomas sobre la vieja ciudad. El guiño y la sonrisa amorosa detrás del abanico y la ciudad alegre y coqueta cerrando los portones del anochecer de romántica poesía y serenatas madrugadoras de enamorados: “Aquí terminaba dicha calle con un Arco, que por ser del gremio de los labradores estaba vestido de verdes ramos de arraiján y laurel, esmaltado de diferentes frutas con tan grande arte, que aportaba lucimiento con todos los demás Arcos triunfales, sin embargo de estar adornados (los otros) de preciosas telas, pinturas, espejos y otras alhajas de oro, plata y cristal, y geroglíficos de diferentes alusiones. Y por más excesivo signo de este gremio, se figuraba (se representaba a lo vivo) en una plazoleta inmediata una estancia de agricultura con sementeras y todos sus artributos, y muchos negros: unos pacotando o raspando yucas, otros guayándolas, y otros tocando atabales y canutos, y todos ellos cantando al modo de Guinea, como se practica en las estancias de esta Isla cuando se fabrica el cazabe”. (Vibraciones del...p. 60-1). Nuestras mujeres aborígenes utilizaban el sonido raspador del guayar como base rítmica en el ritual al rallar la yuca. Sobre ese ritmo guayador cantaban y acompasaban sus cantos responsorios en conjunto: “La fabricación del casave estaba encomendada a las mujeres, y cuenta Casas que se juntaban muchas para rallar las raíces de yuca, i solían cantar ‘cierto canto que tenía mui buena tonada’” (“Indigenismos”, E. Tejera, 368). Es la similitud de ese peculiar sonido al guayar la yuca en el ritual del casabe, lo que lleva a identificarlo con el raspado del güiro, que ya conocían y utilizaban en sus fiestas y rituales, por lo que devienen en llamar con el nombre de guayo al güiro, al que los españoles llamaron a su vez “calabazo”.