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PhD. Alejandro Ochoa Arias

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Prólogo

Prólogo

Sistemas de actividades humanas, una visión cooperativa

MS. Ing. Bruno Jerardino Wiesenborn PhD. Alejandro Ochoa Arias

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1. Trabajo cooperativo

El sentido común (Geertz, 1999) observa al trabajo como aquella actividad ligada con acciones que realizamos, a cambio de una retribución (en su mayoría económica), para satisfacer en alguna medida nuestras necesidades. También podemos distinguir trabajos voluntarios o los ad-honorem. Por otro lado, podemos distinguir distintos tipos de trabajo, según sean los sentidos involucrados. Por ejemplo, podemos hablar de trabajo físico, cuando se trata de un obrero de la construcción o bien de un deportista profesional; o podemos hablar de un trabajo creativo si se trata de arquitectos o diseñadores. Y así siguiendo, podemos encontrar más distinciones como son el trabajo intelectual, que realizan ingenieros en los distintos ámbitos, así como también filósofos o científicos teóricos.

Por otra parte, los sistemas productivos, que usualmente se relacionan con la ingeniería industrial, establecen como núcleo central el “producto” y no los seres humanos. Así lo reconoce Araya (1990) en su trabajo de tesis:

Las relaciones de trabajo son acuerdos de producción en los que lo central es el producto, no los seres humanos que lo producen”. Esta afirmación enunciada por Maturana apunta al fundamento de los sistemas de actividad denotados como sistemas productivos. En estos sistemas las premisas básicas, que especifican la racionalidad de las relaciones entre los componentes que los conforman, apuntan a condicionar la conducta de ellos en base a los acuerdos de producción que se establezcan, que indudablemente se fundamentan en el producto. (p. 40)

Maturana (1988), por su parte, sostiene que sólo en la emoción del amor, esto es, la aceptación de un otro como legítimo otro en la convivencia, es posible fundar el fenómeno social humano. Toda sociedad que define sus relaciones en el sentido de negar los fundamentos del fenómeno social humano (el amor), desvirtúa este fenómeno y, al hacerlo se desintegra como tal, aun cuando sus miembros deban continuar interactuando porque no pueden separarse físicamente. Las relaciones de trabajo son acuerdos de producción en los que lo central es el producto, no los seres humanos que lo producen. Por ello, las relaciones

de trabajo, centradas en el producto, no son relaciones sociales y, precisamente, el reemplazo de los trabajadores (seres humanos) por máquinas es una muestra más de que el trabajo no es parte de las relaciones sociales que lo hacen posible.

Araya (1990) en su propuesta de una ontología constitutiva del trabajo critica duramente el discurso que tiene la ingeniería industrial clásica, centrada en los sistemas productivos, que interpreta gratuitamente toda acción colectiva como acción social. El trabajo, en este paradigma positivista, es concebido como fenómeno social y las organizaciones como sistemas sociales. Estos supuestos reducen lo social a lo colectivo y lo productivo a lo social. Así, el trabajo es interpretado por el enfoque clásico positivista desde un trasfondo físico-economicista.

En las antípodas de lo anterior, se encuentra el trabajo cooperativo, que es un tipo de trabajo en el que trabajar junto a otros es fundamental para cumplir un objetivo común. Es por ello que el cooperar, hace alusión a operar en conjunto con otros (co-operar). Esto no es posible hacerlo con máquinas, más bien podemos co-operar con otras personas por medio del uso de tecnología, pero no en reemplazo de ella. No parece razonable organizar una cooperación con una computadora. Luego, el trabajo cooperativo necesariamente involucra a seres humanos que pueden o no usar tecnología como amplificadores o reductores de variedad.

1.1. La cooperación

El CSCW1 puede considerarse como un total vuelco al paradigma tradicional de diseño de aplicaciones computacionales, al ser concebido como un esfuerzo por comprender la naturaleza y apoyar la organización del trabajo cooperativo, con el objeto de diseñar las TIC usando computadores para el apoyo a la gestión de las organizaciones.

El término cooperación según Schmidt (1993) tiene una amplia variedad de connotaciones, que va desde las nociones de alianzas de asociación (como el movimiento cooperativo), con un sentido de amistad y altruista, hasta el trabajo realmente en conjunto para llegar a la realización de un producto o servicio, sin tener en consideración si quienes intervienen en el trabajo son amigos o forman parte de una alianza colectiva u organizacional.

1 Para abordar el tema de la cooperación, hemos tomado como referencia el trabajo de investigación multidisciplinario realizado por el proyecto COMIC (del inglés Computer-based

Mechanisms of Interaction in CooperativeWork) que aborda los principios básicos, técnicas y teorías que apoyan los sistemas CSCW (www.comp.lancs.ac.uk/computing/research/cseg/ comic/). Este proyecto, coordinado por el prof. Tom Rodden, de la Universidad de Lancaster, en UK, se inició en septiembre 1992 para finalizar en agosto de 1995. Específicamente, de este trabajo hemos investigado principalmente el artículo de Schmidt, K. (1993).

En algunas áreas de investigación social como ciencias políticas, economía institucional y teoría organizacional, el término cooperación ha sido extensamente utilizado para denotar la formación de coaliciones entre actores con divergencia parcial de intereses y motivaciones.

Por lo tanto, el concepto cooperación no nos habilita para comprender toda la rica multiplicidad de interdependencias y reciprocidad entre actores que se produce en el trabajo cooperativo.

El término “trabajo cooperativo” tiene una larga historia en el área de las ciencias sociales, fue utilizado en el siglo xix como una designación general y neutra del trabajo que involucra varios actores. Posteriormente, Marx (1981) desarrolló el término definiéndolo como “múltiples individuos trabajando conscientemente juntos en el mismo proceso de producción”2 .

Esta definición se transformó en una buena base para el desarrollo del marco conceptual del CSCW, en la que aparece la noción de “interdependencia del trabajo”. En otras palabras, el trabajo cooperativo ocurre cuando se requieren múltiples actores para llevar a cabo un trabajo, lo que los hace mutuamente dependientes, debiéndose coordinar, integrar y articular las actividades individuales.

Esto lleva a analizar una característica importante del trabajo que es su carácter social. El trabajo puede ser visto como social3 considerando que, objeto y sujeto, el fin y los medios, los motivos y las necesidades, las herramientas y destrezas son intermediadas socialmente. La naturaleza social del trabajo no es una propiedad estática, se desarrolla históricamente. No obstante, pese a la naturaleza social del trabajo, este no es intrínsecamente cooperativo (en el sentido de requerir e involucrar múltiples actores que sean interdependientes en su trabajo).

Por otro lado, el trabajo cooperativo y las actividades individuales se vinculan inexorablemente. El trabajo cooperativo es llevado adelante por individuos, por lo que las actividades hechas por ellos están impregnadas por el trabajo cooperativo. En consecuencia, es trivial determinar cuándo una actividad dada es parte de una actividad cooperativa (Heath y Luff, 1992; Hughes, Randall y Shapiro, 1991).

2 “La forma del trabajo de muchos obreros coordinados y reunidos con arreglo a un plan en el mismo proceso de producción o en procesos de producción distintos, pero enlazados se llama cooperación” (Marx, 1981).

3 El término social lo estamos usando en el sentido de interacciones con otros seres humanos y no en el sentido discutido comenzada la sección 1.1. Araya (1990) es claro en señalar que las relaciones sociales son tal, en tanto y en cuanto media una dinámica relacional en que los otros, lo otro o uno mismo surgen como legítimos en la convivencia. Por tanto, el término social utilizado en este caso relaja esta condición (de red de coordinaciones de acciones en aceptación mutua) que define lo social para Maturana (1988).

Pero, si los actores no son mutuamente dependientes en su trabajo y, por tanto, no requieren coordinar e integrar sus actividades individuales, pueden no necesitar el apoyo de TIC y consecuentemente de Aplicaciones Computacionales Cooperativas (en adelante ACC). En tal caso, una ACC compartida no es más que un contenedor de recursos que permite, o no, al usuario dentro de sus intereses personales, proveer a otros de información relativa a sus actividades.

Es por estas razones que hay autores que han abandonado la noción de trabajo cooperativo como constituido por actividades interdependientes y más bien prefieren usar la noción de que el trabajo es de naturaleza social.

1.2. La naturaleza emergente del trabajo cooperativo

Según Schmidt (1993), podríamos decir que las relaciones del trabajo cooperativo se originan por las limitadas capacidades individuales de las personas, en otras palabras, el trabajo no sería logrado de otra forma, o por lo menos, no tan rápido o eficientemente si no fuese por la cooperación de varios actores.

El trabajo cooperativo, según Schmidt (1990), surge en respuesta a diferentes requerimientos que se traducen finalmente en las funciones genéricas, tales como aumento de la capacidad; diferenciación y combinación de especialidades; decisión crítica compartida, confrontación y combinación de perspectivas.

• Aumento de la capacidad Una organización de trabajo cooperativo puede aumentar las capacidades mecánicas y de procesamiento de información de los individuos, y de este modo, la cooperación de un grupo. Permite la realización de una tarea que habría sido impracticable para los actores trabajando individualmente.

• Diferenciación y combinación de especialidades. Una organización de trabajo cooperativo puede combinar múltiples especialidades basadas en distintos oficios y profesiones. En un elevado grado de trabajo cooperativo la asignación de diferentes tareas a diferentes actores es circunstancial y temporal (los actores pueden cambiar su designación a pedido). Por el contrario, la especialización basada en la técnica requiere de un apego exclusivo a un conjunto de procedimientos. Esto implica que, opuestamente a la contingente y reversible diferenciación de tareas que ocurren en una organización con elevados grados de cooperación, la especialización basada en la técnica se basa en un apego exclusivo a un determinado repertorio de procedimientos y métodos. El conocido pensamiento de Adam Smith (2009) y de Frederick Taylor (1981) se apoya en la especialización de la fuerza de trabajo en unas tareas simples a objeto de aumentar la destreza del trabajador. Sin embargo, podemos advertir que, un grupo de trabajo mientras más orientado está hacia una especialización basada en la técnica, más complejas son las redes de

cooperación que se necesitan para coordinar a los distintos especialistas. De alguna manera es lo que Marx (1981), en su época, sostuvo que no es posible concebir la cooperación como una agregación o una distribución temporal de las mismas funciones, sino más bien como la descomposición de una totalidad de funcionalidades en sus partes y, al mismo tiempo, en la unificación de estas en diferentes componentes. De aquí que la concepción en torno a la combinación de múltiples especialidades basadas en la técnica asuma el carácter de una “totalidad mecánica” en la cual los actores humanos son concebidos como una componente más.

• Decisión crítica compartida Una distribución del trabajo en forma cooperativa puede facilitar la aplicación de múltiples estrategias y heurísticas de solución a un problema dado y puede, así, asegurar decisiones relativamente balanceadas y “objetivas” en ambientes complejos. Al involucrar diferentes individuos en torno a una organización de trabajo cooperativo en ambientes complejos, convierte a dicha organización en territorio para las diferentes estrategias y tendencias en la toma de decisiones, donde los responsables de tomarlas subordinan la confiabilidad y la honradez de las contribuciones de sus colegas, a una evaluación critica (crítica en el sentido de eficiencia fines-medios). El acoplamiento en estos términos permite arribar a decisiones más robustas y equilibradas.

• Confrontación y combinación de perspectivas Una organización de trabajo cooperativo puede facilitar el manejo de múltiples perspectivas sobre un problema determinado como también, equiparar (haciendo de filtro de variedad con su medio) la multivariada naturaleza del espacio de trabajo. Una perspectiva, en este contexto es una conceptualización particular, local y temporal, del espacio de trabajo. Es decir, una reproducción conceptual de un conjunto acotado de notorias propiedades estructurales y funcionales del espacio de trabajo como son: los mecanismos generativos, leyes causales, taxonomías y un cuerpo de representaciones afines (modelos, notaciones, etcétera).

Para comprender los diversos y contradictorios aspectos del espacio de trabajo como un todo, la multivariada naturaleza del trabajo debe ser equiparada por una concomitante multiplicidad de perspectivas en aquella parte en que se produce la articulación cooperativa (Schmidt, 1990). El uso de múltiples perspectivas requiere frecuentemente de la articulación de los esfuerzos de múltiples agentes, cada uno atendiendo una perspectiva particular y, por consiguiente, absorbiendo un particular y localista mundo más pequeño.

El acoplamiento cooperativo debe articular (interrelacionar y recopilar), las perspectivas parciales y localistas, transformando y traduciendo la información de un nivel de conceptualización a otro y de un dominio de objetos a otro (Schmidt, 1990).

Debido a la interdependencia subyacente y constitutiva del trabajo cooperativo, cualquier esfuerzo cooperativo involucrará un conjunto de actividades secundarias de coordinación e integración de tales relaciones. Es decir, los actores, deben articular (dividir, asignar, coordinar, planear, etcétera) sus actividades personales. Las tareas deberán ser asignadas a diferentes miembros de la organización de trabajo cooperativo, es decir: qué actor debe hacer qué, cuándo y dónde.

Al comienzo, en el trabajo cooperativo, los participantes deben comprometerse en actividades que pueden ser, en cierto sentido, extrañas a las actividades que contribuyen directamente a dar forma al producto o servicio. Es decir, el trabajo cooperativo implica un sobreesfuerzo en términos de tiempo y recursos, que está justificado ya que los actores no podrían cumplir con ciertas tareas en forma individual.

En este aspecto, las organizaciones de trabajo cooperativo son formaciones transitorias, que emergen contingentemente para manejar requerimientos específicos, en respuesta a requerimientos dados por la situación actual y a los recursos técnicos y humanos disponibles, para disolverse nuevamente cuando no hay necesidad de múltiples actores y de esfuerzo de coordinación para manejar nuevas situaciones.

1.3. El carácter evolutivo del trabajo cooperativo

Como ya dijimos, el trabajo cooperativo expresado en términos de una distribución sistemática del trabajo en los procesos de producción, emerge en respuesta a la radical división del trabajo en la manufactura, lo que se inauguró con la revolución industrial. En efecto, la cooperación sistemática en la producción puede considerarse como la base del modo capitalista de producción.

A objeto de apoyar y facilitar la articulación de las actividades del trabajo que están distribuidas y dispersas, Schmidt (1993) sostiene que las organizaciones modernas necesitan el apoyo de avanzados sistemas de información. Esto se evidencia en los esfuerzos desarrollados en el área de la Manufactura Integrada por Computación (CIM) al componer formalmente funciones como son el diseño y proceso de planificación, mercadeo y planificación de producción, entre otros. También se expresa en los esfuerzos en el área de los sistemas de información para oficinas que buscan facilitar y mejorar el intercambio de información entre puntos distantes geográficamente y no tan tangibles como son los límites organizacionales. Comúnmente estos esfuerzos de estas distintas áreas son los temas explorados por el CSCW: ¿cómo pueden las aplicaciones computacionales asistir a la articulación de la cooperación en el desarrollo y ejercicio de la coordinación horizontal, control local, ajuste mutuo, crítica-debate y auto-organización? No obstante, la pregunta no es esta, el problema es más complejo;

es la pregunta por la flexibilidad organizacional y cómo esta se potencia a través de una consciencia cooperativa.

Toda vez que existan requerimientos específicos que generen la emergencia de una organización particular de trabajo cooperativo, los actores involucrados en él serán mutuamente dependientes en su trabajo.

La noción de dependencia mutua en el trabajo no se refiere a la interdependencia que se origina de la simple necesidad de tener que compartir algún recurso. Los actores que utilizan un mismo recurso sin duda deben coordinar sus actividades, pero para cada uno de ellos la existencia de los otros es mero estorbo y el trabajo de ellos casi no se ve afectado por el de los otros. Ser mutuamente dependientes en el trabajo significa que A confía en la calidad y el tiempo que tomará el trabajo de B y viceversa. B puede bajar su rendimiento en comparación con A, pero, en ese caso A, por su parte dependerá de B para recibir retroalimentación respecto a requerimientos, posibilidades, planificaciones, etcétera. En resumen, la dependencia mutua en el trabajo podría considerarse principalmente como una positiva interdependencia, aunque no necesariamente armónica. Thompson (1967), por ejemplo, define tres tipos de interdependencias:

• Interdependencia combinada. Es el tipo de interdependencia en la que las partes prestan una pequeña contribución al todo y cada una, además, es apoyada por el todo.

• Interdependencia secuencial. Las partes realizan contribuciones al todo, a la vez que este sostiene a las partes integrantes, lo que refleja un aspecto compartido en su interdependencia, pero, además, la interdependencia directa puede ser señalada exactamente entre ellos pudiéndose especificar un orden para la interdependencia.

• Interdependencia recíproca. En este tipo de interdependencia destaca que las salidas de unos se convierten en entradas para otros. Bajo estas condiciones de interdependencia, cada unidad involucrada es penetrada por otra. Se presentan aspectos compartidos y secuenciales, no obstante, el aspecto distintivo es la reciprocidad de la interdependencia donde cada unidad establece contingencia para la otra (Thompson, 1967).

En el contexto del entendimiento del trabajo cooperativo, estas clasificaciones de Thompson sobre la interdependencia tienen la falencia de estar centradas en organizaciones pensadas como máquinas y no en una organización con una concepción cooperativa (centrado en lo humano).

Así el concepto de interdependencia combinada se refiere a unidades que pertenecen a la misma empresa, conglomerado, holding, corporación, compañía, municipalidad, entre otros. Las unidades no interactúan por el trabajo que

realizan, sino, más bien, contribuyen financieramente al todo. De esta forma, el destino de cualquier unidad es depender, por cierto, del desempeño financiero de otras unidades y, por consiguiente, del desempeño financiero de las unidades como un todo, creando alto nivel de interdependencia, pero sólo en el sentido financiero.

La interdependencia secuencial está obviamente constituida por las actividades productivas de las unidades. La salida de A se convierte en entrada de B. Esto mismo es aplicable a la interdependencia combinada definida como la situación en que la salida de cada uno es la entrada para los otros.

Sin embargo, la diferencia entre interdependencia secuencial y recíproca no está del todo clara. Si bajo el concepto de entrada y salida entendemos flujos de material, componentes, productos y servicios, entonces podemos establecer una clara diferencia entre la interdependencia secuencial y recíproca. Si las salidas de las actividades de A (materiales, productos, etcétera) se convierten en entradas de las actividades de B, entonces, obviamente, B depende de A en términos de calidad, productividad y planificación. Pero, la interdependencia no es estrictamente unidireccional, A depende de B de otra forma, requiere retroalimentación. A y B dependen el uno del otro en su trabajo, pero de diferente manera. Luego la interdependencia recíproca se presenta cuando las unidades de trabajo dependen del desempeño de otras en términos de calidad, planificación, así como también de retroalimentación.

Con el objeto de ahondar en el entendimiento de estas interdependencias y el cómo ellas determinan prácticas cooperativas necesitamos entender el concepto de espacio de trabajo, es decir, la parte del mundo que es transformada o controlada por una forma de trabajo cooperativo.

1.4. El espacio de trabajo común

Al entrar en interacción de una forma cooperativa, Schmidt (1993) afirma que los actores comienzan cooperativa e interactivamente a transformar y controlar un conglomerado de objetos mutuamente interactuados y procesos. Por lo tanto, su interdependencia en el trabajo está compuesta por las interdependencias entre los objetos y procesos que constituyen el espacio de trabajo. De esta forma, todo trabajo cooperativo se basa en interacciones mediadas a través de cambios de estados del espacio común del trabajo.

El espacio de trabajo no es un objeto, es un constructo explicativo que nos ayudará a hacer las distinciones, conceptualizar y analizar la formación y articulación de las organizaciones de trabajo cooperativo.

1.4.1. Características del espacio de trabajo

A continuación, enunciamos una síntesis de las características del espacio de trabajo cooperativo:

1. El espacio de trabajo y la forma de trabajo cooperativo son mutuamente constitutivas y se delimitan una con otra. El espacio de trabajo es siempre el espacio de trabajo para una forma particular de trabajo cooperativo y las organizaciones de trabajo cooperativo están siempre limitadas y constituidas por la interdependencia de sus actividades, lo que determina el espacio de trabajo. 2. El espacio de trabajo involucra una amplia variedad de elementos y relaciones. El espacio de trabajo, abarca los objetos y procesos como también los sensores y efectores incluyendo también las más complejas herramientas y mecanismos de control que se han insertado entre los actores, los procesos y objetos. Adicionalmente, el espacio de trabajo puede abarcar un repertorio de recursos materiales y artefactos técnicos (bases de datos, inventarios, otros repositorios, infraestructura, edificios, entre otros) por medio de los cuales el proceso de producción es llevado adelante. 3. El proceso de producción se llevará a cabo en un ambiente de trabajo más amplio con restricciones y demandas operacionales específicas (comerciales, económicas, ambientales, obligaciones legales y restricciones). 4. En la actual concepción de división social del trabajo, la relación entre actor y objeto es un fenómeno recursivo dado que algunas relaciones actor-objeto pueden ser objetos para otros procesos de trabajo (por ejemplo: entrenamiento, intervención ergonómica). Además, del mismo modo, algunas formas de trabajo cooperativo son objetos de trabajo de otras formas de trabajo cooperativo (por ejemplo: administración, estudios etnográficos y sistemas de ingeniería). En la división social del trabajo, el espacio de trabajo para algunos grupos puede ser un conjunto de datos. Por ejemplo, un recuento sobre causas de muerte es el espacio común de trabajo de doctores, autoridades o del servicio médico legal que realiza las autopsias. 5. El límite y carácter del espacio de trabajo cambia dinámicamente. Por ejemplo, cuando un barco encuentra a otro barco durante su viaje, el espacio de trabajo de la tripulación básicamente, el mar y el barco, de pronto se expanden para incluir al otro barco.

El concepto de espacio de trabajo ha sido analizado bajo diferentes etiquetas por numerosos investigadores empíricos y teóricos. En realidad, también se suele utilizar el término campo de trabajo (field of work en inglés).

Charles Perrow (2009) prefiere utilizar el término “sistema”, en su estudio comparativo de ambientes de trabajo de alto riesgo y alta tecnología, de manera muy similar y en el mismo sentido que lo hemos tratado anteriormente. La única diferencia significativa es que Perrow se centra en las causas de los

sistemas accidentales, no en la formación y articulación de las formas del trabajo cooperativo.

De manera similar, en el enfoque de la Ingeniería Cognitiva, el diseño de los sistemas de apoyo a decisiones, Woods (1998) distingue diferentes complejidades para la resolución de problemas respecto a tres elementos básicos (el agente, la representación y el mundo). En su análisis, las dimensiones pertenecientes a la complejidad puesta por el mundo, Woods las divide en dos dimensiones, a saber: interacciones lineales y complejas; débil y fuertemente acopladas. Por otro lado, las propuestas por Perrow (2009) se dividen en cuatro: dinamismo, partes altamente acopladas, incertidumbre y riesgo.

El énfasis en el riesgo como una dimensión separada refleja la clase de dominios de la investigación de la ingeniería cognitiva desarrollada por Woods. Para nuestros propósitos, el riesgo puede verse como algo entre muchas demandas y restricciones puestas en el ambiente de trabajo. En el contexto del trabajo cooperativo, el efecto del riesgo es hacer el campo de trabajo más acoplado (dado que las acciones son irreversibles bajo restricciones de riesgo). La incertidumbre, por otro lado, es de significativa importancia para la formación y articulación de las formas del trabajo cooperativo.

Luego, el campo de trabajo de una organización de trabajo cooperativo particular puede ser caracterizado por las siguientes dimensiones:

• Complejidad estructural. Los miembros de una forma de trabajo cooperativo pueden interactuar a través y en relación con el espacio de trabajo caracterizado por diferentes grados de complejidad de interacción4. Cuando el espacio de trabajo abarca subsistemas que son objetos complejos5 por sí mismos, el trabajo cooperativo involucra múltiples representaciones y conceptualizaciones del dominio. Así, el proceso de toma de decisiones requiere emplear, y realizar transformaciones entre diferentes representaciones y conceptualizaciones6 .

4 “... cuando un mundo se compone de un gran número de partes altamente interconectadas, una falla puede tener múltiples consecuencias (producir múltiples disturbios), un disturbio puede ser producto de múltiples causas potenciales y puede tener múltiples organizaciones; luego, puede haber múltiples objetivos relevantes que competen a cada uno; en consecuencia, puede haber múltiples tareas por realizar que tienen distintos intervalos de tiempo. En resumen, las partes del mundo pueden ser objetos complejos por derecho propio” (Woods, 1998, p. 130).

5 Por objetos complejos nos referimos a una complejidad que no es independiente del observador, vale decir, en términos cibernéticos, la riqueza de la variedad del objeto no puede ser filtrada por la variedad del observador.

6 Estas las entendemos en términos de filtros de variedad.

• Complejidad temporal. Los miembros de una forma de trabajo cooperativo van a interactuar a través y en relación con el espacio de trabajo caracterizado por muchos o pocos comportamientos dinámicos o por muchos o pocos comportamientos fuertemente acoplados y por lo tanto es crítico el factor tiempo.

• Complejidad aperceptiva. Los miembros de una forma de trabajo cooperativo deben encarar una gran variedad de problemas en estado de apercepción7 (percibir, dar sentido a, interpretar) sobre el estado de situación en el espacio de trabajo, debido a, por ejemplo, ruido, sensores poco confiables, inferencia indirecta o directa de evidencia, por información engañosa o ambigua, etc.

Con el propósito de conceptuar y especificar los requerimientos que soportan el trabajo cooperativo, necesitamos hacer una distinción analítica fundamental entre:

a) actividades del trabajo cooperativo relacionadas con el estado del espacio de trabajo e interpuesto por cambios en ese mismo estado; b) actividades que se originan desde el hecho que el trabajo requiere e involucra múltiples agentes cuyas actividades individuales necesitan ser coordinadas, planificadas, medidas, integradas, etcétera, en palabras simples: articuladas. La diferencia, por lo tanto, entre cooperación y articulación son fundamentales en el CSCW.

1.4.2. La articulación del trabajo cooperativo

El concepto de trabajo de articulación fue desarrollado por Strauss, Gerson, Star y otros (Gerson y Star, 1986; Strauss, 1985; Strauss, 1988; Strauss, Faberhaugh, Suczek y Wiener, 1985) con el propósito de administrar los hechos que actores cooperativos, estando mutuamente dependientes en sus trabajos, deben articular (dividir, ubicar, coordinar, planificar, medir, interrelacionar, etc.) sus tareas individuales. Es decir, quién está haciendo qué, dónde, cuándo y cómo, con cuáles medios y bajo que restricciones. En palabras de Strauss (1985): “trabajo de articulación es un tipo superior de trabajo en cualquier división de labores, hecho por varios actores”8 .

Una muestra de las distintas dimensiones del trabajo de articulación podría ser la siguiente:

7 Es el nombre que recibe la percepción atenta, la percepción acompañada de consciencia (Ferrater Mora, 1994).

8 … a kind of supra-type of work in anydivision of labor, done by the variousactors (Strauss, 1985, p. 8).

• Articulación en términos de actores. Corresponde a los esfuerzos cooperativos de actuales o potenciales participantes cuyas actividades cooperativas requieren ser articuladas (de diferente forma, tales como: roles, trabajos individuales o colectivos, etc.).

• Articulación en términos de responsabilidades. Corresponde a las articulaciones que deben ser explicitadas (en inglés accountability) o registradas (tales como: obligaciones y compromisos).

• Articulación en términos de tareas. Corresponde a la articulación de intenciones operacionales para llegar a un objetivo común (metas a alcanzar, obligaciones y compromisos a concretar). Se ocupa en responder las preguntas por: ¿cuál es el problema?, ¿qué se debe hacer?, ¿quién debe hacerlo?, ¿debo hacerlo yo?, ¿qué acción es normalmente recomendada, de acuerdo al estado, en qué circunstancias, por quién, basado en qué información y qué criterio, estableciendo qué información?, ¿cuál es la relación habitual, recomendada, de acuerdo al estado entre tareas (procedimientos, workflow)?

• Articulación en términos de actividades9 . Corresponde a la articulación en términos de desplegar cursos de acciones con alguna finalidad. ¿Qué están haciendo los otros y por qué? ¿Qué es lo que ellos han hecho y qué va a hacer posteriormente?

• Articulación en términos de estructuras conceptuales Corresponde a la articulación en términos de relaciones entre categorías utilizadas dentro de comunidades específicas como planes estratégicos.

• Articulación en términos de recursos comunes. 1. Recursos de información: referidos a mostrar el estado actual y los posibles escenarios en los cuales se desarrollarán las acciones, se asocian a flujos de toma de decisión y flujos de conocimiento. 2. Recursos materiales: corresponde a los elementos sobre los cuales se operan transformaciones para la producción (materia prima, material de apoyo). 3. Recursos técnicos: están asociados a maquinarias, herramientas para el trabajo y en general, técnicas y tecnologías de producción y evaluación del desempeño.

9 El término actividades lo estamos utilizando para denotar un proceso y sólo en aquellos aspectos del proceso de trabajo que son respuestas a cómo se hace el trabajo. Por otro lado, el término tareas lo estamos utilizando en el sentido de denotar intencionalidad operacional respecto del cómo se hace el trabajo. Es decir, las tareas responden a la pregunta por el qué se hace.

4. Recursos de infraestructura: son los referidos a los elementos básicos para el desempeño de las tareas de producción y que son de naturaleza permanente al proceso de producción en un instante dado.

Además, el trabajo de articulación nunca es hecho en abstracto, siempre es hecho en relación con y en términos de un contexto más amplio:

• El estado del espacio de trabajo. • Las demandas y restricciones puestas por el ambiente de trabajo. • Los limites organizacionales.

Finalmente, el trabajo de articulación es, por cierto, realizado con dependencia a sistemas abstractos de referencia como son el tiempo y el espacio.

2. Trabajo cooperativo asistido por computador

Para ahondar más en el entendimiento del trabajo cooperativo asistido por computadores, vamos a tomar como ejemplo una de las más afamadas aplicaciones workflow basada en la ontología lenguaje-acción, en el contexto del CSCW de la década de los 90. Es así como podemos comparar el término “coordinación” o “conversación para la acción” (Winograd y Flores 1986) con el concepto de trabajo de articulación que provee numerosos beneficios en el contexto del CSCW:

1. El concepto de trabajo de articulación es más flexible que las connotaciones usualmente implicadas con el término “coordinación”. Trabajo de articulación implica más que mera planificación y ubicación de recursos. Sugiere, además, monitorear, ceder, resolver inconsistencias, mediar supuestos inconmensurables, opiniones, creencias (Ortega y Gasset, 1943) y mucho más. 2. El trabajo de articulación se refiere a la coordinación de actividades interdependientes distribuidas cuando múltiples actores están involucrados en un trabajo cooperativo. Esto no significa necesariamente que se incluya a la cooperación de “múltiples, actividades interdependientes” realizadas por sólo un actor, a diferencia de lo que sostiene Malone10 .

10 Malone y Crowston define coordinación como “el acto de administrar interdependencias entre actividades realizadas para cumplir una meta” y agregan “hemos llegado al convencimiento que los elementos esenciales de la coordinación enumerados más arriba surgen siempre como múltiples, actividades interdependientes que son ejecutadas para alcanzar una meta —incluso si tan sólo un actor es el que realiza todas ellas” (Malone y Crowston, 1990, p. 361). El gran problema con este enfoque es que no parece proveernos de un criterio para determinar el nivel en el cual se considera la coordinación; en principio, todos los procesos de un espacio de trabajo en cualquier nivel semántico son interdependientes y deben ser coordinados.

3. El trabajo de articulación está concebido con respecto a un contexto específico, esto es, en términos del estado de situación que ocurre dentro del espacio de trabajo. 4. El trabajo de articulación es concebido como el trabajo cooperativo de cara a situaciones inesperadas y contingentes.

En este sentido, el de la articulación, la metáfora “conversación para la acción” es insuficiente. La conceptualización de los “actos del habla” en redes de conversaciones, para la articulación del trabajo, desdeña o ignora la articulación de significados (conceptos, categorías, supuestos, creencias). Más aun, la crítica de Schmidt (1993) sobre el enfoque de “conversación para la acción” apunta a que en esta perspectiva el trabajo cooperativo es concebido como una abstracción de actividades genéricas de dominio-independiente. Efectivamente, esto significa que, este enfoque no da cuenta de, o no explicita el estado del espacio de trabajo y sus circunstancias. En otras palabras, la metáfora “conversación para la acción” provee una peculiar forma distante o desapegada de dar cuenta del trabajo de articulación que es difícil de reconocer en circunstancias del “mundo real”, excepto posiblemente, para organizaciones que se encandilan con las modas del management y confunden la organización real con el modelo.

La variedad de hechos en que se ven envueltos múltiples actores al realizar su trabajo introduce un elemento radical en la toma de decisiones distribuidas.

La contingencia que podemos encontrar en cualquier acción humana podría anular la mejor planificación o diseño. Suchman (1985) critica fuertemente la relación idealista, sostenida por las ciencias cognitivas, entre los planes y la acción. Sostener que los humanos siguen planes como los computadores ejecutan programas es un error conceptual que debe ser reparado con una adecuada teoría de la acción situada. La acción es infinitamente más rica en comparación con un plan y en ningún caso un plan por muy riguroso que sea puede agotarla. Es necesario, por lo tanto, un cambio paradigmático en el modo de ver la interacción entre el computador y las personas en ambientes de trabajo concretos. Suchman acuñó el término “acción situada” y fue rápidamente adoptado como elemento central al momento de diseñar aplicaciones cooperativas soportadas por computadoras.

El rol de los planes cambia radicalmente en el enfoque de acción situada. Para ser preciso, en el enfoque tradicional cognitivista los planes regulan la acción. La idea cognitivista plantea que si tenemos un “mapa riguroso” (un plan) de un cierto dominio de prácticas podremos movernos y tener acciones efectivas en ese ámbito. En cambio, en la teoría de la acción situada, los planes pasan a ser un recurso más para la acción en situaciones concretas. Por lo tanto, los planes no determinan uno a uno el curso de la acción. De esa manera, los seres humanos estamos siempre arrojados a encarnar nuestras habilidades interpretativas para relacionarnos con los planes y la acción. Incluso, si la situación lo requiere, en esta teoría los seres humanos pueden “inventar” cursos de acción

no previstos en la planificación original. Desde este punto de vista gastar tiempo en hacer un modelo formal que refleje el comportamiento social no sólo es una pérdida de tiempo, sino que es un claro impedimento para actuar efectivamente en un ámbito social. Sobre este aspecto Suchman (1985) sostiene que los seres humanos están especialmente equipados para dar soluciones a situaciones adhoc y reaccionar a las contingencias del trabajo. En efecto, la autora sostiene que cualquier formalización del trabajo podría imponer una rigidez innecesaria. Por esta misma razón, Suchman no comparte la idea de introducir aplicaciones que pretendan formalizar excesivamente y a priori las interacciones sociales. Más aun, ella sostiene en forma radical que “[...] el intento por llevar a cabo un objetivo, en el curso real de acciones situadas, es enormemente contingente”11 (Suchman, 1985, p. 28). En definitiva, los planes son artefactos simbólicos que una comunidad crea y usa para referenciar situaciones que se están desarrollando y que son en esencia concretas y contingentes y, por lo tanto, impredecibles (Clancey, 1995).

Desde otro punto de vista, el trabajo podría ser considerado como un fenómeno individual en la medida en que la fuerza de trabajo pasa a estar vinculada a los individuos y no puede separarse de ellos. Puede ser de Perogrullo, sin embargo, que un proceso de trabajo cooperativo, se lleva a cabo por individuos con intereses, motivaciones y perspectivas de mundo que los acompaña. Es debido a ello que formas cooperativas de trabajo pueden ser organizaciones parcialmente incongruentes, con conflictos de intereses, y no necesariamente un armónico sistema cooperativo.

En síntesis, el trabajo cooperativo es distribuido en el sentido que los actores son semi-autónomos en sus trabajos en términos de su contingencia, criterios, métodos, especialidades, perspectivas, heurísticas, intereses, motivaciones, entre otros.

Debido a la fuerte interdependencia del trabajo cooperativo es que en el CSCW se intenta apoyar con TIC, la administración de esta característica distribuida que es propia del trabajo cooperativo. Desde una perspectiva integral, por lo tanto, el trabajo de articulación se plantea como un conjunto de actividades necesarias para administrar la naturaleza distribuida del trabajo cooperativo.

Finalmente, la acción situada de Suchman (1985), que nos recuerda lo dicho por Heráclito “nadie se baña en el mismo río dos veces”, ya que toda acción es enormemente contingente, es para algunos autores, una exageración. Las contingencias pueden ser más o menos complejas con relación a, más o menos formales en términos de los efectos, ámbitos de influencia, etcétera o más o menos frecuentes. De tal suerte que, las diferentes contingencias van a afectar de manera diferente el resultado de la acción y la validez de los planes.

11 Traducción de [...] to accomplish some goal to the actual course of situated action is enormously contingent... (p. 28).

En efecto, el carácter distribuido del trabajo cooperativo varía dependiendo de numerosos factores. En definitiva, mientras más distribuidas estén las actividades de una organización de trabajo cooperativo, más complejo se torna la articulación de las actividades de esa organización.

3. Racionalidad cooperativa

Lo que logramos determinar ciertamente son un conjunto de distinciones que permiten observar, diseñar e intervenir el trabajo conjunto de muchos participantes, vale decir, participantes que interactúan unos con otros, que requieren coordinarse entre ellos, articular sus pedidos y compromisos, coordinarse en el uso de recursos comunes en distintos modos de interdependencias para lograr un objetivo común. Dicho objetivo es un producto o servicio destinado a un espacio social humano. En esto, el apoyo de TIC es ciertamente de gran ayuda, puesto que la cooperación requiere de filtros de variedad (amplificadores y reductores), ya que sin estos, se verían afectados la eficacia, eficiencia y efectividad del trabajo cooperativo.

Figura 1: representación pictográfica del acto del cooperar. Fuente: elaboración propia.

Notamos que esta noción de cooperación surge desde una razón instrumental, donde las TIC, desde esta perspectiva cumple una finalidad técnica. La razón instrumental se ocupa de la organización y el control de los medios, una vez que los fines han sido definidos. Por otro lado, hay una razón práctica que se

ocupa de la discusión de posibilidades referentes a los fines de la acción humana. Sin embargo, Fuenmayor y López-Garay (1991) sostienen que la razón práctica requiere de la razón instrumental y viceversa. De hecho, la razón práctica y la razón instrumental sólo adquieren pleno sentido cuando forman una unidad recursiva. De este modo, esta unidad recursiva de la razón, en lo concerniente a la acción constituye la razón práctica auténtica. Fuenmayor y López-Garay (1991) son enfáticos en señalar que:

[...] una razón práctica aislada, que se limita a discutir posibles fines sin prestar atención a las implicaciones de los posibles medios, puede llegar a contradecir su propia misión. A su vez, una razón instrumental aislada se reduce a un mero juego estratégico, dogmático y carente de sentido (en tanto no incluye una discusión de fines).

Hemos sintetizado, en la Figura 1, lo esencial de la cooperación, a saber participantes que forman un acoplamiento estructural con el conjunto de protagonistas que participan en relación a otros y en co-dependencia de actividades.

4. Consciencia cooperativa

La consciencia cooperativa es aquella donde la relación consciencia mundo se da y actúa como reflejo frente a los estímulos que resultan de interactuar con otros en la búsqueda de objetivos. Es por cierto una consciencia que posee una actividad reflexiva partiendo de los otros seres humanos que interactúan con el participante del trabajo colectivo y el resto de los recursos y medios que se perciben. Consciencia-mundo cooperativo tiene en cuenta principalmente la contribución para la realización de una tarea, y en esa medida, es instrumental al objetivo. Es una consciencia cooperativa que se propone rescatar las presentaciones que coloca ante ella la naturaleza propia del trabajo cooperativo / colectivo y el medio en general. Allí, en ese espacio de trabajo se reconoce a sí misma y se encuentra con otros participantes que interactúan unos con otros, articulan sus pedidos y compromisos, establecen coordinaciones conductuales consensuales de segundo orden para el uso de recursos comunes y con grados diferentes de interdependencias para lograr un objetivo común. De ello nos da cuenta la Figura 1 en la cual la cooperación es el objeto intencional de la consciencia, o dicho de otro modo, la cooperación es “lo que ha de hacerse presente”12 para realizar una transformación (Fuenmayor, 1991, pp. 449-472).

12 El “Objeto intencional” y “lo que ha de hacerse presente” son tratados con gran profundidad por Fuenmayor (1991) en la sección 2.1.3 en “The Self-Referential Structure of an Everyday-Living Situation: A Phenomenological Ontology for Interpretive Systemology”.

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