Periodismo de guerra en Colombia. El fuego cruzado de la información

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Periodismo de guerra en Colombia


Consejo Superior 2006 - 2009 Sr. Jefferson Ocoró Presidente Dra. Blanca Janeth Montoya Vicepresidente Dr. Germán Valencia Valencia Secretario General

Universidad Santiago de Cali Dr. Hebert Celín Navas Rector Dra. Maria Nelsy Rodriguez Vicerrectora Dr. Diego García Zapata Director Seccional Palmira Dra. Beatríz Delgado Gerente Administrativo Dr. Carlos Alberto Henao Gerente Financiero Dr. Mauricio Morales Gerente de Bienestar Universitario Dr. Jairo Campaz Director General de Investigaciones Dr. Jorge Iván Bonilla. Asesor temático Universidad EAFIT Medellín

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Directora Editorial USC: C.S.Teresa Consuelo Cardona G. tereco@usc.edu.co Coordinador Editorial: C.S. José Julián Serrano Q. jjserrano@usc.edu.co Coordinador Producción: C.S. Óscar Ortega G. Diseño Gráfico y Diagramación: Publicista Sandra Tatiana Burgos D. stburgos@usc.edu.co Martha Isabel Tascón mitascon@usc.edu.co Corrector de Estilo: C.S. Luciano Rodríguez M. publica@usc.edu.co Trascripción de textos Mónica Lasprilla Buitrago

Editorial USC Calle 5 Carrera 62. Bloque 7 piso 2. PBX 5183000 Ext. 489. Fax 5183000 Ext. 496. web: www.usc.edu.co/editorial publica@usc.edu.co


Periodismo de guerra en Colombia EL DE

FUEGO CRUZADO LA INF ORMA CIÓN INFORMA ORMACIÓN

Ángela Parra Rivera Jason Calderón Bonilla


Autores: Ángela Parra R. Jason Calderón B. Dirección editorial: Teresa Consuelo Cardona Guerrero Ilustradores: Sandra Tatiana Burgos D. Coordinador editorial: José Julián Serrano Q. Título: "Periodismo de guerra en Colombia, el fuego cruzado de la información" Ciudad de edición: Cali, Colombia. Editor Universidad Santiago de Cali; abril de 2007. Número de páginas 112. ISBN 8303-06-0 Incluye índices, bibliografía y notas al pie de página

© Periodismo de Guerra en Colombia. El fuego cruzado de la información. 2007. Ángela Parra R. Jason Calderón C. ISBN 958-8303-06-0 Derechos Reservados: EDITORIAL UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI. Este libro no puede ser reproducido total ni parcialmente por ningún medio sin permiso escrito del editor. Impreso en Colombia Printed in Colombia


D EDICA T ORIA EDICAT

Dedico este libro, a mi madre por su humildad y dedicación al guiarme siempre por el camino del sendero y la lucha, a mi padre por su sabiduría y comprensión y por acompañarme no sólo en el proceso de mi formación académica sino en el largo camino de la vida. A mis hermanos Leonardo y Hugo, por siempre estar cuando más los necesito. A los reporteros a los que les debemos todo el conocimiento práctico de historias en el campo de batalla que ayudará a que futuras generaciones de comunicadores y periodistas tengan conocimiento de cómo ejercer el periodismo de guerra en Colombia. Ángela Parra R.

A Dios, quien permitió que pudiéramos llegar hasta el final del camino y entregar a ustedes este gran reportaje sobre uno de los temas que más me apasiona en la vida. También agradezco a mis padres, por confiar en mis sueños profesionales y hacer lo que existe para que pudieran cumplirse, a mi hermano por crecer a mi lado y recoger hoy juntos lo que cosechamos durante cada día de nuestras vidas. A mis colegas, quienes como yo, saben lo difícil que es ejercer éste, «el oficio mas hermoso del mundo» y quienes saben también la inmensa responsabilidad que tenemos de informar a todo un país con vocación, ética y preparación. Jason Calderón B.


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A GRADECIMIENTOS

Un inmenso agradecimiento a las organismos Cruz Roja Internacional, CICR, Oficina del Alto Comisionado para los derechos Humanos en Colombia, ONU, Fundación para la libertad de prensa, FLIP, Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, Reporteros sin Fronteras, Medios para la paz, Programa por la paz de la Compañía de Jesús, Universidad Javeriana. A la Universidad Santiago de Cali por sacar este trabajo periodístico a la luz pública y hacer posible que no se quede guardado en los anaqueles de una biblioteca. Y a los maestros Jorge Iván Bonilla, José Fernelly Domínguez, Pedro Pablo Aguilera y Luis Alfonso Mena, por creer en nosotros. Por último, a mí compañero de carrera, de tesis y de este sueño que hoy se hace realidad Jason Calderon Bonilla, gracias y mil gracias. Ángela Parra R.

A los docentes Jose Fernelly Domínguez, Pedro Pablo Aguilera y Luis Alfonso Mena, quienes insistentemente nos colaboraron en este proyecto y hoy lo multiplican entre sus aprendices… A Gildardo Arango, por ser parte de la historia que aquí les contamos y ejemplo para muchas de mis tareas periodísticas. Y por supuesto, a mi gran amiga Ángela, una hermana de corazón quien se volvió el complemento perfecto para que el desarrollo de este trabajo fuera un éxito. A todos, un millón de gracias… Jason CalderónB.

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T ABLA

DE CONTENIDO

Introducción

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Capítulo I: Las reglas de la guerra (DIH) no se respetan en las zonas de conflicto

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Capítulo II: Miedo

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Capítulo III: Cuando el director es el que manda

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Capítulo IV: Ser y estar preparados

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Capítulo V: Ética con las fuentes, la otra cara del periodismo en el conflicto

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Capítulo VI: Tomar partido o permanecer neutral

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Capítulo VII: Publicar o no publicar: Esa es la cuestión

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Capítulo VIII: Estrategias para moverse dentro del campo (Guia de sugerencias)

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Recomendaciones generales Qué evitar en zonas de conflicto

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Qué hacer en zonas de conflicto

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Cuidados en el oficio

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La reportería

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La publicación

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Para los medios de comunicación

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Para los periodistas en la zona

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Para los enviados especiales

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Para los directores y editores

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Para los reporteros gráficos y camarógrafos

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Alistando el equipaje

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Después de salir de una zona de conflicto

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Crónica de una periodista colombiana en Afganistán

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Tarjeta de identidad de periodista en Misión Profesional Peligrosa

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Bibliografía

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INTRODUCCIÓN

Comencemos por aclarar que este texto no da a conocer las verdades de los actores que participan dentro del conflicto armado en Colombia, sino la verdad de quienes la muestran y sirven de mediadores entre la sociedad y su realidad: los 'periodistas de guerra'. Día a día los periodistas de nuestro país se enfrentan a una realidad bastante preocupante, exponiéndose a diversos riesgos y peligros a la hora de ejercer su oficio en zonas de conflicto, cubriendo situaciones bélicas. El propósito inicial era trabajar con las experiencias vividas por periodistas que cubren y han cubierto el conflicto armado interno. Sin embargo, cuando llegamos a más de diez entrevistas, se hizo necesario nutrir el texto con teoría, autores y organizaciones especializadas en el tema. Además, enmarcamos el trabajo dentro de la normatividad existente sobre conflictos armados no internacionales (Artículo 3 del Protocolo II de la Convención de Ginebra, Cruz Roja y SIP) para determinar si en el contexto colombiano existe desconocimiento y falta de aplicación. De esta forma, este libro conjugará información práctica y teórica, con el fin de que los periodistas puedan enriquecer sus criterios individuales y ejercer con mayor conciencia su labor. Muchos son los riesgos y amenazas a los que se ve expuesta la vida de los 'periodistas de guerra': Pueden ser blanco de un francotirador, tropezar con una granada de mortero, pisar una mina olvidada, o encontrarse con una bala que aún no tenía destinatario. Éstos, consagrados en la búsqueda de noticias y en-


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trevistas, se mueven entre cadáveres y niños agonizantes, junto a ancianos olvidados por todos, incluso por la muerte, sin poder intervenir ni poder participar, pues lo único que se espera de ellos es que informen, que obtengan imágenes de prisa, para poder llegar a tiempo, para ser los primeros en ofrecer la última ofensiva o la primera batalla... Pero aún así, pese a la continua amenaza a que se ven expuestos, muchos de ellos vuelven una y otra vez a las zonas de conflicto, moviéndose por todo el globo en una procesión interminable al ritmo en que las guerras se desplazan por la Tierra. El caso de Colombia es uno de los ejemplos palpables. Por esto, el periodista que cubre un conflicto armado debe poseer criterios sólidos sobre su función frente a situaciones bélicas. Este texto expone algunas de las razones fundamentales. Una de las organizaciones que más interés y preocupación ha mostrado por el tema son las Naciones Unidas. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, ha mostrado su interés en concientizar al comunicador social acerca de la importancia de diferenciar muy bien los Derechos Humanos, que son los derechos que toda persona tiene para vivir con dignidad. Según Naciones Unidas, el periodista debe conocer criterios básicos de derechos para poder dar una adecuada información, por ejemplo distinguir entre términos como Derecho Penal, que es el conjunto de normas que cada Estado adopta para percibir determinadas conductas, y Código Penal, que rige con la constitución del Estado y que busca sancionar las conductas que van en contra de delitos contra la vida. En este sentido, la función de ser comunicador, divulgador y mediador en la sociedad en que se desenvuelve, le exige al periodista manejar el significado de términos propios de cada ciencia. "El periodista de guerra debe conocer toda la terminología jurídica y conocer el vocabulario especializado, porque está obligado a dar ante el público significados accesibles y sencillos de aquellos términos que puedan resultar extraños a la consideración del ciudadano común", afirma Mario Madrid Malo, Abogado y funcionario de las Naciones Unidas1.

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Pero, además del lenguaje, el periodista debe tener presente el enfoque y el énfasis que le da a la noticia. Por el modo actual de presentar los hechos, no hay pluralidad en la noticia. Según lo estipulado por las Naciones Unidas, todo periodista de guerra debe tener acceso a todas las fuentes posibles, a fin de no ver

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(1) Mario Madrid Malo. Abogado y funcionario de las Naciones Unidas en Colombia. Entrevista realizada en Cali, durante la capacitación para periodistas sobre DIH y Derechos Humanos. Marzo 15 de 2002 (10:00 am).


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sesgado su ejercicio periodístico. Por ejemplo, el periodista debe no sólo acudir a los militares, sino a las ONG´S, Gobierno, Organizaciones Internacionales, población, Iglesia; es decir, hacer una combinación de fuentes que permitan escribir una historia imparcial con una información basada en la pluralidad. De lo contrario, cuando la información que se da a conocer no está cimentada en los diversos actores sociales, es parcial y tendenciosa, puesto que la pluralidad -en teoría- es aquello que caracteriza a los medios de comunicación. Para nadie es oculto que existen medios de comunicación y comunicadores que adaptan la realidad, violentándola para acomodarla en el sartén que sus dirigentes manipulan según sus conveniencias. Es bastante obvio que han existido casos en los que se han sobrepasado los límites de la dignidad y la sensibilidad humana, inclusive llegando a un extremo de morbosidad que lejos de corresponder con un tratamiento ético de la información, lo que ha hecho es desprestigiar el ejercicio periodístico. Por otro lado, el periodista debe conocer de estrategia militar. En pleno combate se hace pertinente ubicar un punto en el cual estar a salvo, identificar de qué lado viene el fuego y hasta dónde mezclarse con las partes. Además, el periodista debe saber de primeros auxilios, porque constantemente está sometido a casos de heridas, quemaduras y hemorragias. "Un reportero tiene que ir equipado, saber que va aguantar hambre, peligros, frío, y hasta lo van a poder matar", asegura Ana Fernanda Valderrama, reportera de Agencia Reuters2. Por tanto, si un periodista entra a enfrentar una situación bélica sin conocer estos aspectos básicos, es muy posible que no sólo fracase en su oficio y desarrollo de su trabajo, sino que su vida estará mucho más expuesta. A ello se suma que los medios de comunicación no tienen tiempo para preparar a los periodistas que cubren la guerra, y esto constituye otra de las razones por la que hay que instruirlos en esta materia. "Parece que hoy en día es más importante ser amigo del director, aparecer en el lugar de la noticia, ser un periodista estrella, que tener tiempo para sentarse y pensar cómo se comunicará la noticia" dice Yamid Palacios, periodista de Caracol Televisión 3 (Bogotá). En este momento la mayoría de la gente que está cubriendo periodismo de guerra en Colombia no tiene la suficiente cultura general para enfrentar las rea(2) Ana Fernanda Valderrama. Reportera de Agencia Reuters. Conferencia presentada en Cali sobre corresponsalía de guerra. 9 de febrero de 2002. (3) Yamid Palacios. La entrevista fue realizada en Medellín el 10 de abril de 2002 (11:00 am), durante el VIII congreso nacional de estudiantes de comunicación social. En ese momento Palacios era reportero de Caracol en la ciudad de Medellín; actualmente se desempeña en este mismo medio como periodista en Bogotá.

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lidades de un conflicto. "Es una guerra y se puede percibir que el periodista normal que cubre el conflicto armado en Colombia no conoce el contexto, no posee un fundamento histórico que permita cualificar la información que está entregando. Además, carece de estrategia militar y de conocimiento sobre el conflicto que está trabajando. Falta mucha preparación y las universidades no están ayudando en eso, están pensando todavía en un ideal de periodismo para cualquier tipo de noticia, sin saber que la noticia de guerra es una noticia distinta, que debe recibir otro tratamiento", asegura Yamid Palacios4. Es por ello que argumentamos que el periodista debe prepararse adecuadamente, a fin de que se pueda desenvolver en medio del riesgo y tensión del conflicto. Debe conocer las reglas de la guerra. Debe documentarse a partir de las experiencias de otros y de materiales especializados que le ayuden a crear un panorama sobre el tema, puesto que las condiciones actuales del país hacen muy difícil que los periodistas puedan recibir cualquier tipo de capacitación o formación. Ellos, responsablemente deben informarse y buscar orientación en las organizaciones internacionales especializadas en Derecho Internacional Humanitario, DIH, como la Cruz Roja Internacional. Para ello, es apremiante recuperar testimonios de historias contadas por periodistas, reporteros gráficos y camarógrafos directamente involucrados en el conflicto. A partir de estas vivencias, conjugadas con información de algunos teóricos especializados en el tema, se puede construir un texto periodístico que aporte a los criterios personales del comunicador social en nuestro país.

(4) Idem.


CAPÍTULO 1 L AS

REGLAS DE LA GUERRA

( DIH)

NO SE RESPET RESPETAN AN EN LAS ZONAS DE CONFLICTO


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Un cálido sábado de julio 2003 viajamos al Macizo Colombiano para conocer la posición de los grupos alzados en armas sobre el trabajo que realizan los periodistas en zonas de conflicto. Sentíamos la obligación de consultar esta última fuente para completar el texto periodístico, es decir, realizar una entrevista final, arriesgada, pero que nos permitiera conocer la visión de todas las partes del conflicto armado colombiano para articular definitivamente el trabajo que hasta el momento habíamos adelantado. El punto de partida fue la ciudad de Cali (capital del Valle del Cauca) de la cual salimos hacia el departamento del Cauca, lugar donde se asientan con todo su esplendor la llanura litoral y el sector montañoso que comprende las cordilleras occidental y central de los Andes, conocido como el macizo colombiano. Este grupo de montañas es tan sólo una parte del variado y riquísimo relieve del que goza Colombia, un país con casi 40 millones de habitantes, dividido en cinco regiones: las exuberantes costas del Caribe y del Pacífico; la cordillera andina bifurcada por el valle del río Magdalena; los llanos orientales; y la selva que se extiende al sur hasta el río Amazonas, donde Colombia hace frontera con el Brasil. La capital de Colombia es Bogotá, una ciudad que alberga 6,4 millones de habitantes. Ahí, a pesar de la migración constante de personas de diversas razas y culturas, los blancos y mestizos componen gran parte de la población, mientras que en las fértiles planicies de la costa y en el valle del río Magdalena hay muchos negros y mulatos. La población indígena aún subsiste. Menos de dos millones de personas viven en la selva y en los llanos adyacentes, áreas que representan más de la mitad del territorio nacional. Esta parte del país carece de

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caminos y vías pavimentadas, por lo es un terreno poco explorado según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi. La mayoría de los habitantes son campesinos que han ido colonizando la selva y los llanos desde hace apenas unos cincuenta años. Alcanzar nuestro objetivo no era tan sencillo. Estábamos a poco más de 12 horas de las entrañas del macizo, donde hacen presencia varios frentes guerrilleros pertenecientes a los bloques más importantes del suroccidente del país: el frente de guerra 38 Manuel Vásquez Castaño del Ejército de Liberación Nacional ELN, y los frentes 8 y 60 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC1. Me acompañaba Giuliano, un hombre de 32 años, experto en normas internacionales y representante de una organización humanitaria, y Mauricio, un joven de 28 años, quien conducía un viejo jeep que nos adentró en las montañas de la bota caucana. Mientras el sol llegaba a la corona del cielo, avanzamos durante horas por veredas accidentadas y abruptas, lugares aislados e incomunicados, hacia el pueblo de San Sebastián, ubicado sobre la cima de una de las gruesas cordilleras que se enredan en el Macizo. Éramos tres personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario, DIH y sin embargo, al ir dejando atrás retenes de la policía y del ejército nos sentíamos los seres humanos más vulnerables del mundo y la tensión era cada vez mayor frente al peligro que corrían nuestras vidas. Fue entonces cuando sentimos que nos aproximábamos a ingresar en la 'boca del lobo'. Según el cuarto Convenio de Ginebra de 1949, en su Protocolo adicional II de 1977, mi condición de periodista en las montañas del Cauca me garantizaba protección general contra los peligros procedentes de operaciones militares, pues los periodistas que realizan una misión profesional peligrosa en zonas de conflicto armado son considerados personas civiles y protegidos como tales de conformidad con dichos convenios2.

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Mauricio, por su parte, estaba bajo su clara condición de persona civil y de igual forma lo protegía el DIH como población que no toma parte en hostilidades militares3. Por último estaba Giuliano, quien pertenecía a una organización hu-

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1 Ver mapas páginas 101 y 102 # 1, 2. Distribución geográfica en Colombia de las zonas donde operan los diferentes bloques y frentes guerrilleros de las FARC y el ELN. Fuente: Vicepresidencia de la República. Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH (2002). 2 IV Convenio de Ginebra de 1949 que protege a las personas civiles. Protocolo adicional II, que refuerza la protección debida a las víctimas de los conflictos armados no internacionales. 3 Corporación Medios para la Paz en Colombia. Para Desarmar la Palabra, Diccionario de Términos del Conflicto y de la Paz. 1999.


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manitaria internacional y, por ende, lo protegía el artículo 81 del Protocolo adicional I de Ginebra, que asegura que las partes en conflicto deben dar todas las facilidades a las actividades de la Cruz Roja y de otras organizaciones humanitarias, para que puedan desempeñar las tareas que se le atribuyen en los Convenios y en el Protocolo mencionado a fin de proporcionar protección y asistencia a las víctimas de los conflictos4. Ahí estábamos; inermes en medio del macizo colombiano, con la cara rucia del polvo recibido durante el viaje, recordando las letras del libro rojo sobre Derecho Internacional Humanitario que nos decían cuán protegidos estábamos, pero que en ese momento no nos podían defender. La Cruz Roja Internacional, CICR, creó el Protocolo II de 1977, adicional a los Convenios de Ginebra, para que se aplique en los conflictos armados sin carácter internacional o internos. En las normas del Protocolo II de 1977 se regula, con más detalle, el trato humano del cual deben gozar todas las personas protegidas. Los Estados, por su parte, lo adoptaron para complementar y desarrollar las normas mínimas aplicables en este tipo de conflictos armados. La pregunta es, ¿en realidad esto se cumple? En el artículo 3 al respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios. Pero el escenario es otro. "Cuando llegamos al pueblo, nos enteramos de que hacía algunos días las Autodefensas habían llegado y sacado de sus casas a campesinos, jóvenes y ancianos, dejando dentro de las viviendas sólo a los niños. Con lista en mano, a eso de las diez de la noche, se llevaron a ocho personas y las subieron a la montaña con el pretexto de que eran guerrilleros. Según los testimonios de los campesinos, durante toda la noche se escucharon los ruidos de las motosierras mientras descuartizaban a la gente viva, impidiendo que sus familiares subieran al sitio de la masacre; igual suerte corrieron los ocho que habían capturado: a uno por uno los iban matando ante la mirada amedrentada de los demás. Finalmente, las Autodefensas enterraron los cuerpos en lugares diferentes.

4 IV Convenio de Ginebra de 1949 que protege a las personas civiles. Protocolo adicional I, artículo 81. Actividades de la Cruz Roja y de otras organizaciones humanitarias.

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Al día siguiente el panorama no fue menos cruel: los familiares subieron en burro a desenterrarlos y regresaron trayendo consigo los bultos con las partes del cuerpo de sus hijos que estaban masacrados. "...No me impresionó ver los cuerpos mutilados sino el rostro de los padres y la familia... En ese instante, veía la trágica escena de los padres recuperando a sus hijos", recuerda Daniel Alfredo Cuassapud5, con la dureza de su voz, con la inexpresión de sus ojos, pero con ese halo de tristeza de un hombre que ve morir, de un hombre que vive de la muerte de otros. Conviene, así mismo, advertir que el artículo 13 asegura que tanto la población como las personas civiles gozarán de protección general contra los peligros procedentes de operaciones militares; y para hacer efectiva esta protección ninguno de los mencionados será objeto de ataque. Además, quedan prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la población civil. Sin embargo, dentro del contexto real, el juego no es tan limpio: Gildardo Arango, experiodista del Noticiero regional Noti 5, recuerda con nostalgia una anécdota que vivió el 30 de agosto cuando estuvo en Colombia Bill Clinton, ex presidente de Estados Unidos6: "Salimos rumbo a Miranda porque conocíamos de una toma guerrillera en ese sitio. Durante el camino, en la vereda 'El Llanito' entre Florida y Miranda nos encontramos a la guerrilla que estaba retirándose y al ejército persiguiéndola. En ese momento se armó la confrontación en plena vía, en un corregimiento con mucha población civil. Empezamos a grabar, mientras de lado y lado de la carretera la guerrilla y el ejército disparaban. En algunas casas se escondía el ejército, por lo cual las balas también iban hacia las viviendas y se lanzaban bombas entre unos y otros. El combate duró más o menos 45 minutos por encima de esas viviendas que, según el DIH, había que respetarlas".

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De igual forma, el Artículo 4, que trata sobre las garantías fundamentales del trato humano, asegura que los niños menores de 15 años no serán reclutados en las fuerzas o grupos armados y no se permitirá que participen en las hostilidades. Gildardo Arango, después de un largo silencio marcado por la reflexión, continúa su relato:

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5 Entrevista realizada el 5 de Marzo de 2002 (10:30 am), en las instalaciones del Noticiero Regional CVN. Daniel Alfredo Cuassapud, periodista de CVN Telepacífico. Fue también editor judicial en el noticiero Popular de Todelar en el año de 96 al 98. 6 Entrevista realizada el mes de Junio de 2003 (4:00 pm) en una heladería al sur de la ciudad. Gildardo Arango, ex periodista de Radio Net, noticiero 24 horas, noticiero regional Noti5 y realizador del programa Desaparecidos, del canal Telepacífico.


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"Lo peor sucedió minutos más tarde, cuando mi colega de RCN televisión Luz Estela Arroyave y yo estábamos debajo de una cama en el rincón de una vieja casa del sector esperando que el fuego cesara. Dos niños de 13 y 15 años, cayeron al suelo heridos por balas del ejército, muy cerca de donde nos encontrábamos. Inmediatamente fuimos hasta ellos porque queríamos ayudarlos. Eran en verdad niños guerrilleros, el niño se arrastraba y gritaba con mucho sentimiento -mi madre vive en Toribío, ¡por favor avísenle!- dejando ver en su rostro un inmenso miedo a morir en ese instante. La niña de 15 años estaba en muy mal estado, con un tiro a la altura del estómago. Se estaba desangrando"7. Además en el artículo 7, se estipula que todos los heridos, enfermos y náufragos, hayan tomado o no parte en el conflicto armado, serán respetados y protegidos. En toda circunstancia serán tratados humanamente y recibirán, en toda la medida de lo posible y en el plazo más breve, los cuidados médicos que exija su estado, sin hacer distinción alguna entre ellos que no esté basada en criterios médicos. "Nos encontrábamos impotentes ante los menores. Lo paradójico es que cinco minutos después también cayó herido uno de los conductores de un camión del ejército, y mientras a los niños nadie los atendía, este hombre sí fue recogido y trasladado inmediatamente al hospital. A uno le conmueve la desigualdad con los heridos del conflicto, la discriminación con los guerrilleros, que antes que nada son seres humanos y deben ser auxiliados por igual según las normas del DIH. Por eso afirmo, ahí todas las normas del DIH quedan sin validez y prima la ley de 'sálvese quién pueda'. En las horas de la tarde, para terminar esta historia, el ejército citó a una rueda de prensa para mostrar dos guerrilleros que habían sido dados de baja. Eran ellos, y mientras veía sus cuerpos recordaba el niño que me hablaba y la muchacha que estaba moribunda hace pocos instantes. Vaya Dios a saber que pasó", concluye Gildardo Arango, mientras su memoria nubla los ojos que tantas veces vieron morir mientras buscaba una noticia. Por su parte el artículo 5, afirma que las personas privadas de la libertad que estén heridas o enfermas serán respetadas y protegidas. De igual manera, recibirán alimentos, agua potable, disfrutarán garantías de salubridad e higiene y de protección contra los rigores del clima y los peligros del conflicto armado; serán autorizados a recibir socorros individuales o colectivos; podrán practicar su religión y, cuando así lo soliciten, recibir la asistencia espiritual de personas

7 Ídem.

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que ejerzan funciones religiosas, tales como capellanes. En caso de que deban trabajar, gozarán de condiciones de trabajo y garantías análogas a aquellas de que disfrute la población civil local. Una que sonríe irónicamente al escuchar del Derecho Internacional Humanitario aplicable en Colombia es Isabela Vernaza, Gerente de Procívica Televisión, secuestrada con su familia el día 30 de mayo del 99 en el secuestro múltiple de la Iglesia La María: "Cuando uno está secuestrado no existen reglas internacionales que valgan, pues nos están privando de la libertad y estamos expuestos a múltiples riesgos ambientales, como por ejemplo, que manteníamos en la orilla del río y a uno se lo podía llevar la corriente y nadie se daba cuenta. Caminábamos por precipicios y hubo gente que se cayó de sitios muy altos, además nos exponían a múltiples riesgos en cuanto a desnutrición, ya que sólo se tenía acceso a caletas esporádicamente donde estaba la comida (granos, pan, panela etc.)... Pasábamos hasta 36 horas sin comer...", concluye Isabela8, saturada de recuerdos ingratos que le han endurecido el alma. Esto obviamente también se aplica a los periodistas que cubren los hechos relacionados con un conflicto armado interno, como es el caso de Colombia, en el que sólo cuentan con la ya cuestionada "protección" que el Derecho Internacional Humanitario otorga a la generalidad de la población civil, según el cuarto Convenio de Ginebra de 1949, en su Protocolo adicional I de 1977 y en su Protocolo adicional II de 1977. Sobre el tema, Jorge Iván Bonilla Vélez está convencido de que "el periodismo no es ajeno a los avatares y las arbitrariedades de la guerra. Por el contrario, este se convierte en objeto de las disputas por definir el contexto y sus orientaciones... no sólo por la búsqueda, e incluso, imposición de afinidades selectivas que los diversos grupos sociales y enfoques en conflicto pretenden provocar al interior del campo periodístico, sino por las mismas 'definiciones' del acontecer social en la que los periodistas y los medios de comunicación están involucrados mediante la selección y organización de temas y problemas que aparecen como asuntos que merecen la atención pública"9.

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A este punto se refiere Wilson Barco, productor regional de Noticias RCN en el Valle del Cauca, asegurando que "a diferencia de los conflictos internaciona-

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8 Entrevista realizada por vía telefónica el 12 de enero de 2004 (2:00 pm). Isabela Vernaza, Gerente de Procívica Televisión, secuestrada con su familia el día 30 de mayo del 99 en el secuestro múltiple de la Iglesia La María, 9 Jorge Iván Bonilla. Comunicador Social-Periodista y Magíster en Comunicación. Director de la Maestría en Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.


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les, durante un combate del conflicto colombiano los actores armados muy poco piensan en la vida de los periodistas. Recuerdo cuando estuve cubriendo la guerra entre Perú y Ecuador, donde tocó disfrazarnos de nativos y arriesgarnos a entrar en la zona a espaldas del gobierno ecuatoriano, porque éste nos quería obligar a que nos pusiéramos uniformes oficiales y eso nos convertiría en corresponsales de guerra. Entonces nos escondimos y nos escapamos de manos del ejército y logramos llegar donde realmente se libraban las batallas identificándonos como prensa. Así pudimos ingresar al sitio y fuimos tratados de una forma diferente dentro del conflicto, como periodistas en misión profesional peligrosa. Sí disparaban alrededor nuestro, pero tanto unos como otros nos atrincheraban y nos protegían. Hasta nos consiguieron una lancha para salir del área. Pero aquí en Colombia es diferente, aquí porque se tiene el chaleco de RCN no puede pensar uno que lo van a proteger o a respetar los actores armados, por el contrario, debe uno en muchas ocasiones ocultar la identidad del medio"10. Lo anterior es apenas un infinitesimal destello de la cruda verdad que abofetea la realidad de nuestro país. Creemos que es tiempo de que las granadas y las balas sin dueño no golpeen en el blanco de los civiles. Es tiempo de que las balas no sigan silenciando la palabra del periodismo. Es tiempo que los actores del conflicto armado colombiano respeten la vida.

10 Entrevista realizada el 14 de enero de 2004 (9:00 pm) en el estudio de su casa. Wilson Barco, productor regional de Noticias RCN en el Valle del Cauca

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Llegar a San Sebastián no fue fácil. El camino fue largo, áspero y lleno de curvas. Nos encontramos con pueblos muy viejos, de tradicionales mercados de domingo en las plazas y llenos de anuncios políticos de quienes aspiraban a las alcaldías de los municipios de la región. Lo que sí sentíamos era que cada vez más nos adentrábamos en las fauces del macizo, mientras nos recompensaba el maravilloso paisaje montañoso a nuestro alrededor donde la llanura desaparecía por completo. Una vez estuvimos en San Sebastián, hicimos una parada para comer algo y comprar gasolina. Aunque habíamos recorrido un largo trayecto, teníamos que prepararnos para llegar a otros pueblos más lejanos y altos donde posiblemente encontraríamos a los líderes guerrilleros que necesitábamos entrevistar. No fue tarea fácil encontrar la gasolina, puesto que escaseaba en la región y, además, el precio era bastante exorbitante. Minutos después de aperarnos de combustible, nos encontrábamos de nuevo sobre la carretera atravesando más veredas y pueblos. Esta vez nos encontramos con gente poco amable, casi irreconocible; con el peso de la guerra sobre sus rostros; nos seguían con una mirada amenazante y de silencio que infundía un miedo indescriptible. En verdad, sentíamos que estábamos en otro mundo, a merced del destino; es decir, otra Colombia donde ya no hay ejército y los

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campesinos viven en casas de barro y no cultivan papa ni yuca, sino unas florecitas rojas de semillas ricas en aceite conocidas como amapola. Allí cualquier cosa nos podía pasar; sabíamos que estábamos siendo observados desde hace muchas horas, que nos dirigíamos hacia ellos, y teníamos miedo, el mismo miedo incierto, misterioso e infalible que siente cualquier periodista al entrar en una zona de conflicto.


CAPÍTULO 2 M IEDO


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"Hay muchas anécdotas que recuerdo que me han tocado cuando he ido al conflicto armado, pero la que más me ha marcado es una en Tambo, Cauca en el año 99. Estábamos como cinco carros de prensa y llegó un helicóptero que desde arriba comenzó a disparar sin mirar quién era quién, y también nos disparó a nosotros. Nosotros nos bajamos del carro y nos hicimos en un árbol grande que había allí. Lo más curioso era que no nos disparaban de arriba hacía abajo, sino que se pusieron casi al nivel de nosotros para dispararnos de frente. Ahí fue donde yo entendí cómo se siente estar en guerra en nuestro país, sin saber de dónde vienen las balas..." Así 'explotan' las palabras de Hans Vargas, periodista del diario El País, sin dejar de repetir que durante el cubrimiento del enfrentamiento en el Tambo, pudo haber perdido la vida en cualquier momento11. Como este reportero, son muchas las historias de hombres y mujeres que valientemente arriesgan su vida para cubrir noticias, que viven de la muerte de otros entre cadáveres y niños agonizantes, y que prefieren morir en nombre de mantener un rating, de informar, de obtener imágenes de prisa para llegar a tiempo y ser los primeros en ofrecer la última "Chiva", o sólo para escribir la historia de nuestro país. Pueden ser blanco de un francotirador, tropezar con una granada mortero, pisar una mina olvidada y ser olvidados para siempre. Suelen encontrarse con balas sin destinatarios o simplemente 'reventar' haciendo una entrevista.

11 Entrevista realizada en las instalaciones del diario el País. Cali-Valle, 12 de febrero de 2002. Hans Vargas, experiodista del diario El País y en la actualidad trabaja como periodista del periódico Occidente.

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"Lo que hicimos fue colocarnos en fila india por el tronco en el árbol y uno por uno salir a una casa. Yo me quedé de último, estaba tan asustado, que llegué de primero a tocar la puerta de esa casa y a rogar: -déjenos entrar, déjenos entrar, cuando un balazo cruzó en la ventana y 'pa´entro' todos. Había un helicóptero rodeando la casa y otro pequeñito que lo llamaban 'el mosquito' que también empezó a disparar. Quedamos a oscuras dentro de la vivienda, y volvió el helicóptero a disparar con ráfagas, que en la noche se ven rojas, como cuando la guerra del Golfo Pérsico", continúa relatando Hans Vargas12. La mayoría de periodistas de guerra coinciden en que la sensación del miedo es innegable, puesto que se trata de un sentimiento que va más allá de cualquier profesión, cuando se trata de poner en peligro la propia vida. Ana Fernanda Valderrama cuenta que una mañana, en medio de los bombardeos en Afganistán, empezó a sangrar por la nariz y los médicos le dijeron que se trataba de una reacción a todo el estrés y a la carga emocional. "Uno debe aprender a mirar la realidad tal como es. Yo me ponía a llorar con los niños refugiados que aguantaban hambre. Uno simplemente debe cerrar sus ojos, saber que está trabajando y olvidarse del miedo que lo agobie", concluye.

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Esta actitud es propia de la mayoría de las personas que deben arriesgar su vida en pro de su profesión. Así lo asegura el experiodista del noticiero regional Noti 5, Humberto Pupiales: "he tenido muchos miedos y sustos, pero uno tiene que cumplir una misión, y ese es el precio que debemos asumir quienes trabajamos informando lo que ocurre"14.

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12 Ídem. 13 Ana Fernanda Valderrama. Reportera de Agencia Reuters. Conferencia presentada en Cali sobre corresponsalía de guerra. 9 de febrero de 2002. 14 Entrevista realizada el 26 de febrero de 2002 dentro de una sala del Centro Médico Imbanaco. Humberto Pupiales, experiodista de Noti 5 y actualmente jefe de prensa del Centro Médico Imbanaco.


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Por fin abandonamos esos caseríos y pueblos 'aterradores', llegando a la cima de la cordillera. Una carretera larga y áspera sin pavimentar nos llevaría a Santa Rosa, uno de los pueblos más lejanos de la bota caucana. A lado y lado del camino encontramos partes de camiones y de camperos abandonadas, como si los vehículos hubiesen sido quemados o desarmados. Poco a poco fuimos quedando solos sobre la montaña. A escasos minutos el panorama se hizo muy agradable: árboles, arbustos y palmas únicas cubrían la cordillera. A lo largo una llanura atravesada por quebradas y riachuelos donde jugueteaban una manada de caballos. Todo esto atravesado por un arcoiris que mágicamente nacía de la tierra y se perdía entre las nubes. En ese instante pensamos en lo hermoso que es este país y, a la vez, lo difícil que es admirarlo en medio del conflicto armado. La tarde caía y continuamos nuestra ruta. Media hora más tarde, nos encontramos con una valla de metal roja y negra que decía 'Bienvenidos, vincúlate y trabaja por tu país: ELN'. La tensión del momento se vio reflejada en nuestros rostros, pues el conductor bajó la velocidad del jeep: estábamos a punto de ingresar al territorio de los guerrilleros.

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Los tres permanecimos en silencio, pues conocíamos muy bien a qué nos estábamos enfrentando. Y aunque en algún momento nos vimos tentados en dar marcha atrás y bajar a toda velocidad para evitar el peligro a que estábamos expuestos, sin embargo contábamos con la fortuna de poder decidir si queríamos ingresar a ese terreno y jugárnosla toda por la entrevista que en ese momento parecía insignificante frente a nuestras vidas. Por cierto, cosa muy distinta a la que viven los periodistas cuando a costa de cualquier precio tienen que cumplir con su informe, presionados por su director para llegar con una respuesta positiva porque de lo contrario podrían ser removidos de su puesto por ineficientes, pensando que seguramente otro periodista hará lo que sea por conseguir la noticia.


CAPÍTULO 3 C UANDO

EL DIRECTOR ES A EL QUE MAND MANDA


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Las órdenes que los directivos de los medios imparten a sus reporteros y corresponsales sin conocer bien la zona y las condiciones regionales del conflicto, constituye otro factor importante de riesgo para los periodistas. Muchas veces, estas órdenes se convierten (sobre todo para periodistas de televisión) en una presión excesiva sobre el reportero, obligándolo a exponerse a situaciones de peligro innecesarias. Existen casos de periodistas que han llegado a difundir información mentirosa por cumplir con las órdenes dadas por el jefe o por temor a perder su puesto. "Nosotros tenemos un temor reverencial hacia los jefes. Nunca les decimos: '...Eso no se puede hacer, lo que usted está diciendo no es así...' Nosotros nos dejamos 'mangonear' por ellos. Si el jefe quiere que haya un muerto entonces lo tenemos que crear así no exista. Más aún, si queremos que ese muerto sea de la guerrilla, así no sea, o de los paramilitares, así no sea, entonces lo tenemos que decir... Y tenemos que encontrar la persona que diga eso. Creo que en ese sentido necesitamos mucha formación y más en estas fuentes", manifestó un Periodista de prensa escrita de Bogotá15. "El día que iban a asesinar al periodista Raúl Venua, la Policía Metropolitana aseguró que el culpable era un agente de apellido Molina, quien había atacado a Venua, por eso el General ordenó su captura y lo iban a mostrar ante los medios. Sin embargo, por fuentes internas de la policía yo me enteré que Molina no tenía

15 Tomado del libro LA GUERRA: UNA AMENAZA PARA LA PRENSA. Investigación hecha por la corporación medios para la paz bajo la dirección de Patricia Gómez en el año 2003.

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nada que ver con el asesinato e inmediatamente fui donde mi director y le expliqué. Hizo un gesto amargo y desconfiado y me dijo que él le creía más a la policía que a mí, que tenía que trabajar la noticia de esa forma. Impotente, tuve que sacar el informe culpando a un inocente", dijo Héctor Molina, periodista del Noticiero CM& Nacional en el Valle del Cauca.16 A ello se suma que la comunicación entre directivos y periodistas, además de ser poco cordial y cargada de presiones y gritos, es bastante escasa, limitándose sólo a los consejos de redacción, donde no hay mucho tiempo para la discusión. "Yo me retiré del noticiero regional porque en la última época no aguantaba los maltratos a nivel verbal, como gritos e insultos. Incluso una vez el director intentó compararme con un animal. Había mucha displicencia en el consejo de redacción y presión para inflar las noticias y viajar a zonas de conflicto a buscar la guerra. Por eso tomé la decisión, porque creo que un periodista no debe someterse a tantas humillaciones y a tan mal ambiente de trabajo", agrega Héctor Molina17. De otra parte, los reporteros de las sedes principales gozan de ciertos privilegios por estar más cerca de sus jefes directos, mientras los corresponsales de las ciudades intermedias no son vistos con el mismo prestigio, y muchas veces sus jefes subestiman los riesgos que corren y las voces de alerta en caso de peligro.

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"La presión es una situación muy dura y se vive sobretodo en las corresponsalías. Lo pude conocer por los reemplazos que he estado haciendo en Caracol y también lo viví en 24 horas. Un director quiere que la noticia tenga las mejores imágenes, y que las mejores imágenes sean las suyas. Quieren las imágenes donde hay más disparos, las de mayor combate, las más intensas, donde hay corre-corre. Esa presión del director hace que uno esté más cerca del combate y exponga inclusive su vida. Para mí eso fue lo que ocurrió el día de los diputados en RCN, por el corresponsal buscar lo que quería RCN fue que dos personas del equipo perdieron la vida en Pichindé, que era alcanzar una imagen de los diputados en manos de los guerrilleros. Querían de igual forma, que se tuvieran las primeras imágenes de los liberados, eso hizo que los periodistas de RCN subieran más de lo permitido, aunque los helicópteros del ejército dispara-

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16 Entrevista realizada el 12 de Enero de 2004 (7:00pm), en la sala de prensa de la Policía Metropolitana de Cali. Héctor Molina, experiodista del Noticiero regional Noti5 y actualmente corresponsal del Noticiero CM& en el Valle del Cauca. 17 Ídem.


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ran sobre ellos. Finalmente se desencadenó la tragedia", asegura Gildardo Arango, experiodista de Noti 518. Al respecto, Yamit Palacios, corresponsal del Noticiero Caracol en Medellín, considera que "hoy es más importante aparecer en el lugar de la noticia, ser un periodista estrella, ser un periodista 'rambo', que tener tiempo para sentarse y pensar cómo digo esto, qué palabras uso para decir esto. No voy a usar nombres porque me puedo condenar yo mismo, pero esas "estrellitas" que hacen parte de un séquito que va detrás de los directores, son los que tienen una especie de aura para cubrir los más importantes temas del país aunque no lo hagan bien. Hablo específicamente de televisión porque en la prensa escrita y en radio existen mas bajos perfiles"19. En este sentido, la presión ejercida por los directores y dueños de comunicación desde Bogotá, es en parte la culpable de informaciones mal emitidas y de vidas de reporteros caídos en conflicto. De nuevo Palacios agita su memoria para evocar el día que cubrió una toma en San Carlos y debían ir, grabar y volver el mismo día20: "Se supone que uno tendría que temer a los actores armados, pero cuando te llaman a mitad de camino y te dicen que le tienes que recibir a Yamid, el terror ahora no son los grupos armados sino qué le voy a decir a el director. Entonces, en ese momento, piensa uno más que no lo vayan a 'fusilar' después del directo, que en los tipos estos que pueden estarnos apuntando en ese instante con un fusil", concluye el corresponsal. Sin embargo, no toda la culpa se le atribuye los jefes y directivos de los medios. Muchos periodistas aseguran que en parte ellos mismos tienen la culpa cuando toman la decisión de entrar en la línea de combate. "Cuando los periodistas vamos a cubrir la guerra lo que menos pensamos es en nuestra seguridad, nos dejamos llevar por la pasión del momento. Ningún periodista que haya cubierto el conflicto armado colombiano puede decir que no ha estado a punto de cometer excesos", asegura Héctor Molina, reportero del Noticiero CM& Nacional en el Valle del Cauca. "El día que mataron a Walter López, conductor del jeep de RCN y a Héctor Sandoval, el camarógrafo, no fue por presión de Bogotá. Los directivos no conocen dónde está el periodista, ni en qué terreno se está moviendo, entonces ni 18 Ibídem. Ver nota al pie # 6. 19 Yamid Palacios. La entrevista fue realizada en Medellín el 10 de abril de 2002 (11:00 am), durante el VIII congreso nacional de estudiantes de comunicación social. En ese momento Palacios era reportero de Caracol en la ciudad de Medellín; se desempeñó en este mismo medio como periodista en Bogotá. 20 Ídem.

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los jefes de redacción, ni los jefes de corresponsales, pueden ordenarle al periodista que se ponga la 'soga al cuello'. En ese momento Luz Estela Arroyave era la jefe del grupo, porque cuando un periodista va con su conductor y su camarógrafo es el que responde por la vida de los tres. Y el periodista debe tener el criterio suficiente para evitar dichas presiones. La decisión fue de ellos e incurrieron en un gravísimo error, se dejaron llevar por la guerra del rating, que es entre dos canales privados de la ciudad y por el rating nos pueden matar y si seguimos con el afán de llegar primero nos van matar", concluye Barco, tratando de olvidar por momentos esa sensación incierta que deja un inmenso vacío en el corazón de cualquier reportero, que hala manos, las mismas que después cogerán micrófonos y escribirán palabras: la muerte de dos colegas en la guerra21.

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21 Ibídem. Ver nota al pie # 10.


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Como si todos hubiéramos dado la orden al pie derecho de Mauricio que hundiera el acelerador, el carro se fue lentamente deslizando rumbo al estrecho camino que se proyectaba después de la valla de metal. Pronto notamos que un campero con vidrios oscuros y sin placas nos seguía, agitando de nuevo el palpitar de nuestros corazones. Giuliano nos quiso tranquilizar diciendo que eran conocidos. De repente el carro nos sobrepasó y nos hizo señas de que paráramos. Mauricio detuvo el carro y Giuliano se bajó a conversar con el conductor. Los vidrios delanteros se bajaron y se pudo ver que cuatro guerrilleros iban en el carro. Adelante iba un hombre viejo, gordo y uniformado. Lo acompañaba una mujer igualmente robusta, uniformada y con una pequeña bandera de Colombia en el hombro. Atrás iban dos guerrilleros rasos, uniformados y armados. Mauricio y yo contuvimos la respiración por un instante. En ese momento debíamos estar listos para lo que ocurriera.

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CAPÍTULO 4 S ER

TAR PREP Y ES EST PREPARADOS ARADOS


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La situación social que vive Colombia, un país de 42 millones de habitantes con una enorme diversidad geográfica y cultural, implica que todo periodista que desee informar sobre el conflicto armado, tiene que saber en qué terrenos se mueve, puesto que dicho conflicto no es uniforme. A diferencia de las guerras en otros países, en Colombia las amenazas a quién quiera informar libremente son de diversa índole y tienen matices en cada región. Por eso es tan importante que cuando un periodista vaya a cubrir un suceso en una determinada localidad, esté muy informado de cuáles son los riesgos específicos con que se puede encontrar allí. "Es que bajo los efectos de la adrenalina uno hace cosas que jamás se imaginó. Yo he llegado a creer que la adrenalina es un mecanismo de defensa,en ese momento nuestro instinto de supervivencia está al máximo y es por esto que los movimientos a veces parecen perfectos, nos ubicamos justo detrás de donde teníamos que hacerlo, en el punto de menos riesgo... Es algo inconsciente, porque todos nuestros sentidos están en función de la supervivencia. Sin embargo, esto a veces ha fallado" es el testimonio de un Periodista de un canal privado22. Por eso, una vez más enfatizamos que el periodista que cubre el conflicto armado, en especial en el caso de Colombia, debe estar capacitado en áreas que le permitan minimizar los riesgos del oficio. Muchos reporteros carecen de conocimientos al momento de reaccionar ante situaciones de alto riesgo, donde 22 Tomado del libro LA GUERRA: UNA AMENAZA PARA LA PRENSA. Investigación hecha por la corporación medios para la paz bajo la dirección de Patricia Gómez en el año 2003.

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se da una gran descarga de adrenalina combinada con el miedo a perder la vida y con la ansiedad de cumplir la misión periodística. Ana Fernanda Valderrama, periodista colombiana de la Agencia de Noticias Reuters, también guarda en su memoria el tibio recuerdo del cubrimiento que realizó para su agencia en Afganistán, después de lo ocurrido el 11 de septiembre en Nueva York23. Después de esta experiencia, que marcaría su vida para siempre, Valderrama aconseja a los reporteros de guerra llevar las cosas necesarias y básicas para un conflicto, saber que se va a aguantar hambre, peligros, frío, e incluso, estar preparado para morir, si es necesario. Como se puede ver, muchas son las exigencias requeridas por el ejercicio periodístico en el ámbito del cubrimiento de un conflicto armado. Por tanto, es de vital importancia que el periodista conozca sobre estrategias militares; ello permitirá que cuando se encuentre en medio de un combate, sea capaz de ubicar un punto en el cual logre estar a salvo, establecer de qué lado viene el fuego y hasta dónde debe mezclarse con las partes. Así mismo debe conocer qué hacer frente a una retención o secuestro y tener nociones sobre explosivos, minas antipersonales y armas de combate. Los conocimientos en primeros auxilios también forman parte de su formación integral. "Cuando amaneció, nos dirigimos al hospital a entrevistar a los heridos, y al comandante del puesto de policía y de un momento a otro se armó la balacera fuera de ahí. Los guerrilleros se habían devuelto y estaban otra vez en el casco urbano. A los 10 minutos el ejército hizo un cerco sobre el hospital para impedir el ingreso de la guerrilla a él. Uno del ejército nos dijo: "ustedes tienen que salir por esta parte, si no lo hacen de inmediato, vamos hacer un cerco sobre toda la población, y ustedes no van a poder salir". Salimos con los equipos y nos montamos en el carro", relata Humberto Pupiales24, mientras se enfrenta a su pasado y deduce que todo es diferente cuando "uno está preparado, pero sobretodo, cuando es preparado".

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Todo reportero, cuando se lanza a realizar un cubrimiento informativo, debe contar con unas herramientas básicas para realizar adecuadamente su trabajo: ello es, la preparación y el conocimiento de la información. La falta de criterio, conocimiento histórico, autocrítica y reflexión sobre el quehacer periodístico son factores que coadyuvan a aumentar los riesgos y peligros en el ejercicio profesional.

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23 Ver crónica. Página 99 . RECUADRO: Ana Fernanda Valderrama. Crónica de periodista colombiana en Afganistán. 24 Ibídem. Ver nota al pie # 14.


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En este sentido, Víctor Sampedro Blanco, Director del Departamento de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca de España, refiere que "las mejores obras, los mejores reportajes, los mejores libros de guerra son de las personas que se han quedado atrás, que han hecho investigación histórica, que ha ido a las fuentes del conflicto y que han hecho entrevistas seleccionadas. Y para eso se necesita preparación"25. En Colombia no existe un manual escrito específico para el cubrimiento del conflicto armado. En consecuencia, los reporteros y corresponsales se quejan de la falta de directrices claras para informar sobre la guerra. Pero algunos directores piensan que estas pautas no son tan indispensables, pues confían en el criterio de sus periodistas o creen que la orientación dada verbalmente es suficiente. Sin embargo, hay unos pocos directores que sí imparten instrucciones a sus reporteros sobre qué hacer y qué no hacer con una información sobre el conflicto, como por ejemplo: moderar el lenguaje de los textos (palabras menos guerreristas); presentar víctimas del conflicto; hacer énfasis en información confirmada; no convertirse en voceros de los actores armados y no publicar comunicados de ninguno de los grupos al margen de la ley. Jorge Iván Bonilla explica que conseguir el profesionalismo, a través de la preparación, no sólo se convierte en un camino para el rigor, la exactitud, la imparcialidad, el equilibrio y la objetividad, sino que tiene otra cara: informar sobre las imposiciones arbitrarias de los puntos de vista del "poder oculto", que no acepta un periodismo crítico, autónomo, imparcial e independiente26. Mario Madrid Malo, abogado y funcionario de las Naciones Unidas, asume una posición muy similar, al afirmar que "el periodista debe estar preparado. Debe conocer el significado de los términos propios de una ciencias porque tiene la función de ser comunicador, divulgador y mediador en la sociedad que se desenvuelve"27.

25 Víctor Sanpedro Blanco. Entrevista realizada en Medellín el 10 de abril de 2002 (10:00 am), durante el VIII Congreso Nacional de estudiantes de Comunicación Social. 26 Ibídem. Ver nota al pie # 9. 27 Mario Madrid Malo. Abogado y funcionario de las Naciones Unidas en Colombia. Entrevista realizada en Cali, durante la capacitación para periodistas sobre DIH y Derechos Humanos. Marzo 15 de 2002 (10:00 am).

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Giuliano cruzó algunas palabras con el guerrillero que manejaba el campero y luego levantó la mano para despedirlo; el campero continuó su camino y Giuliano regresó a nosotros para decirnos con un tono bastante seguro: -Ese era ballenato y su mujer. Inmediatamente suspiré y nuestro carro reanudó la marcha. -No hay problema, eso era lo que estaba esperando. Me preocupaba era que llevábamos más de diez horas de camino y no nos habíamos encontrado a la guerrilla. Tenemos vía libre hasta Santa Rosa- concluyó nuestro compañero. Efectivamente, nos habíamos cruzado con varios guerrilleros de las FARC y sus comandantes, que acababan de hacer mercado en el pueblo y se dirigían a sus campamentos. Para nuestra fortuna, Giuliano les había explicado muy profesionalmente la importancia de nuestra misión y ellos entendieron. Por fin, llegada la tarde Santa Rosa nos abrió sus brazos y nos mostró sus encantos: un parque central, una iglesia, un hospital y una pequeña casa que servía de restaurante y hotel. En medio de un clima templado y de habitantes que caminan por las calles entre los uniformados sin mayor preocupación, nos ubicamos en el hotel y, luego de cenar, decidimos salir a conversar con algunos guerrilleros del ELN que se encontraban en el parque.

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-Hola hermano, como va todo. Necesito que me haga un gran favor- dijo Giuliano a uno de ellos. - ¡Dígame!-, respondió el guerrillero. -Necesito ubicar al Viejo, dígale que si recuerda el mail, que el personal de la organización humanitaria y el periodista ya estamos aquí- aseguró Giuliano. -Pues está de buenas y de malas, porque el jefe sí está en el pueblo pero ha estado muy ocupado. Ahora mismo está en el hospital muy pendiente de la recuperación de unos compañeros que quedaron heridos durante el ataque que sufrimos ayer en nuestros campamentos por el avión fantasma. Yo de todas formas le digo- concluyó el eleno. Mientras agradecíamos la colaboración de los miembros del ELN, dos camionetas polarizadas y sin placas en las cuales viajaban guerrilleros de las FARC se paseaban por el lugar a toda velocidad y nunca se detuvieron. Pronto nos dimos cuenta que en algunos lugares del país las FARC y el ELN conviven en el mismo sitio y vigilan su territorio, pero con comportamientos muy diferentes; no obstante, cada grupo se respeta y en ocasiones de riesgo incluso se ayudan mutuamente. Finalmente el guerrillero al que habíamos encomendado la razón nos aseguró que El Viejo nos atendería esa noche, en unas cabañas de madera que se encuentran a pocos kilómetros del pueblo. Regresamos a la fonda y luego salimos a conocer el todo el lugar.

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Aunque Santa Rosa es una zona donde no hay presencia de la policía desde hace muchos años, encontramos que existen normas de convivencia entre la comunidad para controlar a los borrachos y a los ladrones los días de mercado. Nos llamó también la atención que la gente utiliza canecas de basura para reciclar y tienen relleno de basuras. Así, gracias a este abono natural, tienen cultivos orgánicos que les proveen alimentos en especial cuando la situación se pone "caliente" y se suelen bloquear las carreteras.

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Cuando llegó la noche partimos hacia las cabañas. Eran dos casitas de madera, lejanas, oscuras y un poco húmedas. Una vez más nos llamó la atención que el lugar, propiedad de los


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guerrilleros, también estaba rodeado con cultivos de diversas hortalizas. -Nosotros no somos como los farianos. Cultivamos lechuga, papa. No como ellos que sólo piensan en cultivar coca o amapola- Aclaró un guerrillero, al tiempo que nos autorizaba el ingreso a una de las cabañas. Luego de un rato, mientras conversábamos con los guerrilleros y degustábamos un plato de lentejas con huevos revueltos, uno de ellos gritó: -¡Ahí viene el jefe!Efectivamente, a los pocos minutos se detuvo una Toyota Hilux sin placas, donde venían los líderes guerrilleros. El primero en bajarse fue un hombre bajito, trigueño, armado hasta el cuello, conocido como El Indio; estratega por naturaleza, operativo en combate y con el peso de la guerra sobre sus hombros, los ojos de este hombre parecían dos volcanes de cuyos orificios emergía el rencor. Junto a él, un hombre alto, robusto, de tez blanca y ojos verdes, puso con decisión sus botas sobre el suelo. Era El Viejo; sus cincuenta años de edad apenas armonizaban con su larga y blanca barba. Un intelectual de nacimiento, ideólogo de la vieja guardia y reacio a los extraños. Así fue como conocimos a estos dos hombres, tal vez los más importantes en los bloques de ELN del suroccidente colombiano. Ahora nosotros estábamos frente a ellos, estrechando la mano de los "cabecillas" organizadores de retenciones, atentados y secuestros masivos en la carretera que de Cali conduce a Buenaventura. EL deseo de desembolsar el ramillete de preguntas que teníamos para estos legendarios hombres aumentaba nuestra ansiedad. Pero no fue nada fácil. Al principio la situación se puso tensa porque El Viejo y El Indio no querían ser entrevistados, argumentando que bien podríamos hablar con uno de los guerrilleros rasos que se encontraban afuera. Luego de mucha gestión lingüística de Giuliano, por fin logramos conseguir que nos respondieran las tan anheladas preguntas, al la luz de un par de velas que apenas lograba reflejar los recios semblantes de estos personajes.

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Horas más tarde, ya recostados en el colchón de un frío cuarto de la fonda y arropados con cálidas cobijas de lana, en nuestros rostros se empinaba la satisfacción. La grabación que ahora teníamos en esa cinta magnetofónica nos permitiría plasmar en el trabajo la posición de los diferentes actores del conflicto armado colombiano y entregar un informe equilibrado, como debía ser. Acostado, reflexionaba sobre una entrevista que hacía apenas 3 meses le había hecho a un Teniente Coronel de la tercera brigada en Cali quien se contradecía fuertemente con la versión que acababa de escuchar de la guerrilla.


CAPÍTULO 5 É TICA

CON LAS FUENTES ,

LA OTRA CARA DEL PERIODISMO EN EL CONFLICTO


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"Los medios están jugando un papel constante por defender intereses. ¿A este Presidente quién lo subió? los medios de comunicación. A través de los medios se satura de información a la población sobre la guerra, una guerra en donde se sataniza una parte del conflicto y no se analiza la otra parte. Esa saturación maximiza los horrores de la insurgencia y minimiza los errores del Estado, los errores de los paramilitares. Por ejemplo, supuestamente no ha habido acciones malas de los paramilitares, según ellos no violan los Derechos Humanos, pero si se engrandecen todos los errores que comete la insurgencia", dijo alias 'El Viejo', comandante del bloque suroccidental del ELN28. Diana Losada, representante de las Naciones Unidas, cuestiona que los reporteros deben consultar todas las fuentes posibles, sin estar sesgados. "Por ejemplo, el periodista debe no sólo acudir a los militares, sino a las ONG´S, Gobierno, Organizaciones Internacionales, población, Iglesia, en fin, hacer una combinación de fuentes que permitan escribir una historia imparcial con una información basada en la pluralidad. De lo contrario, cuando la pluralidad, que en teoría debería caracterizar a los medios de comunicación, no se cumple, cuando no se da a conocer la información que generan los diversos actores sociales, la información es parcial y tendenciosa"29.

28 Entrevista realizada en el macizo colombiano, en el mes de julio de 2003. Alias 'El Viejo', comandante del bloque suroccidental del ELN que opera en la zona. Inteligencia ideológica. 29 Diana Lozada. Entrevista realizada en las oficinas de las Naciones Unidas, Banco Aliadas durante la conferencia Periodismo y Derechos Humanos. 9 de Abril de 2003.

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Cuando en Colombia se comenzó a gestionar el proceso de la zona de distensión, se impuso una tendencia bastante cuestionada: especializar a los periodistas en una sola fuente armada. Así, no era raro encontrar en un noticiero al reportero que cubría FARC, ELN, militares o AUC. Fue una especialización que si bien en otras fuentes tiene y ha tenido sus ventajas, en el cubrimiento de orden público implicó graves consecuencias. Hubo periodistas estigmatizados ("ese es un 'para', ese un guerrillero"), o identificados como voceros o simpatizantes de la fuente que cubrían, y otros que llegaron a establecer relaciones afectivas con sus fuentes, más allá de los límites de una relación profesional. E incluso, hubo periodistas que reconocieron haber pactado acuerdos con sus fuentes para divulgar 'x' o 'y' información y garantizar así futuras 'chivas'. En últimas y sin querer, se involucró al periodista en la confrontación armada. "Conozco muchos casos en los que el conflicto se traslada a las salas de redacción. Por ejemplo, en RCN radio en Bogotá, el periodista Richard Lenis estaba con los guerrilleros y por su parte la periodista Astrid Legarda con los Paramilitares del Sur de Bolívar y constantemente se generaban conflictos entre ellos, discusiones porque el uno no confiaba en el otro. Cuando un periodista está tanto tiempo con los paramilitares o los guerrilleros conociendo tantas cosas, la mayoría piensa que tiene esa ideología y es complicado. Otro caso que recuerdo es el de Leonardo Quintero, de Caracol Radio, quien dice que nunca iría a una zona de guerrilla y se autoproclama fazio y amigo del Estado de Derecho. El papá fue oficial y quizá por su forma de pensar me dice que soy guerrillo, porque no estoy de acuerdo con la injusticia social ni con el gobierno de Uribe. Él me preguntaba que cómo era posible que yo me moviera en zonas guerrilleras sin que me pasara nada, y aunque yo le explicaba que es porque ellos conocen que el trabajo de uno es responsable y le permiten estar en esas zonas, él no me creía", cuenta Gildardo Arango, experiodista de Noti530. Por otro lado, como los grupos armados ilegales carecen de voceros autorizados, los periodistas -muchas veces- tienen que conformarse con verificar la información sólo con los civiles y las fuentes oficiales a su disposición (DAS, Policía, CTI entre otros) y esto conlleva, lógicamente, peligros y reclamos.

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"Muchas veces no me dejaron publicar cosas, como por ejemplo cuando unos indígenas fueron torturados por el ejército porque los acusaban de ser guerrilleros. El ejército para tratar de hacerles confesar algo sobre lo que aparentemente no tenían nada que ver, les introdujo agujas en las uñas, les cortó las

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30 Ibídem. Ver nota al pie # 6.


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manos y ellos nos mostraron las evidencias. Nosotros los grabamos, pero Noti 5 ese día salió diciendo que no había evidencia y eso se quedó 'enmuchilado'. Los directores por instrucción de los dueños de los medios y su relación con la oficialidad, están mucho de ese lado, entonces nos ponen a buscar siempre a alguna persona del ejército para que no se atente en nada contra la oficialidad y se incurre en imprecisiones por culpa de eso. La única fuente no debería ser la del ejército, también hay que escuchar a la gente, a las familias de los capturados que a veces quedan en libertad por falta de pruebas después de ser estigmatizados, es decir, hay que escuchar otras voces", asegura Gildardo Arango31. "Desde la insurgencia sabemos qué van a decir los periodistas acerca de nosotros. Cuando nos sentamos a mirar un informe de la televisión, radio o medio escrito, uno ve la posición de que el informe está sesgado. Sólo se muestra una parte, en muchos casos información contraria a lo que ha sucedido. Prácticamente uno lee o se mantiene informado para ver el grado de mentira que traen las noticias. Los medios nunca van a decir que hay militares muertos o heridos. Por ejemplo, en los últimos combates en el macizo hubo setenta bajas del ejército y cero de la guerrilla, ni un rasguñado. Pero el informe que pasaron ellos en los días de operación fue totalmente diferente. Lo que sucede es que los periodistas no tienen acceso a estas situaciones y si las logran registrar con la cámara pero no tienen la contra parte, no se les permite que lo saquen", afirmó alias 'El Indio', comandante operativo del bloque suroccidental del ELN32. A esto se suma que las fuentes oficiales no gozan de mucha credibilidad entre los periodistas. Muchos reporteros aseguran que tanto la Policía como el Ejército suelen acomodar resultados llenos de mentiras y contradicciones. Agregan que en diversas ocasiones dichas fuentes por publicar un "positivo" (es decir, presentar notas de reconocimiento sobre operativos exitosos) suministran informaciones falsas. "Hace 15 o 20 días los bandidos colocaron un retén ilegal en la carretera que va desde Santander de Quilichao y conduce a Popayán. Ese retén ilegal fue a partir de las 4:00 de la mañana y lo combatimos de forma oportuna con las tropas del ejército. En la parte de arriba, la parte montañosa, tuvimos algunos

31 Ídem. 32 Entrevista realizada en el macizo colombiano, en el mes de julio de 2003. Alias 'El Indio', comandante operativo del bloque suroccidental del ELN que interviene en la zona. Inteligencia estratégico-táctica.

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combates. En esos combates logramos liberar secuestrados, entre ellos ocho conductores de vehículos. Además logramos recuperar los vehículos, fue una acción de neutralización. Y queda uno preocupado porque desafortunadamente los periodistas no manejan bien la información y sale en los noticieros otra cosa. En ese combate hubo dos soldados muertos y la noticia titular fue "MUERTOS TRES MILITARES EN EL RETÉN DE LA GUERRILLA". Los medios lo que hicieron fue vender una mala imagen de las Fuerzas Militares y atentaron contra la legitimidad de la institución porque realmente esa no era la noticia. La noticia era que se había localizado un retén ilegal de los bandidos, liberados algunos secuestrados y recuperados vehículos", aseguró el Teniente Coronel Jaime Enrique Valero Castellanos, oficial de la Tercera Brigada en Cali33. Según algunos periodistas, otro problema espinoso que existe es que muchos integrantes de la policía y las fuerzas militares les exigen apoyo incondicional y total, pues los ven como si fueran empleados o integrantes de las Fuerzas Armadas y que incluso pretenden utilizarlos como agentes de inteligencia. "Hay que tener en cuenta que las Fuerzas Militares requieren el apoyo de la población civil, de los futuros periodistas, que tienen que prepararse para ganar la guerra. El periodismo se convierte en un nexo importante entre las Fuerzas Militares y la comunidad. El ejército necesita contrarrestar organizaciones narcoterroristas en nuestro país, pero es importante para las Fuerzas Militares la noticia bien informada, porque una noticia mal manejada atenta contra la institución, hace que la población civil pierda la credibilidad en el trabajo que hacen las Fuerzas Militares. Es importante que el periodista le coloque cuidado a la redacción de la noticia en los diferentes medios porque desdibuja la imagen de cualquier institución", anotó el Teniente Coronel Jaime Enrique Valero Castellanos, oficial de la Tercera Brigada en Cali34.

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En relación con este ambiente colmado de presiones y tensión, los reporteros de guerra recomiendan no comentar a alguna de las partes lo que habló con la otra. "Otro hecho que vivimos con la responsabilidad y la ética fue en Tulúa con los paramilitares; pensamos que era ejército porque nunca habíamos visto paras en el norte del Valle, pero cuando hablamos con ellos nos contaron que eran Autodefensas; llegamos al lugar e hicimos una entrevista al comandante Román que en la actualidad está muerto. Continuamos y el tipo nos dijo 'si de pronto ven a la guerrilla por ahí me avisan'. Por ahí a 3 kilómetros estaba el ELN con armas

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33 Entrevista realizada en el conversatorio 'Periodismo de Guerra' que se llevó a cabo el miércoles 26 de marzo en el auditorio Los Estudiantes de la Universidad Santiago de Cali. Teniente Coronel Jaime Enrique Valero Castellanos (Oficial de la tercera Brigada- Cali). 34 Ídem.


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y nos preguntaron '¿por ahí están los paracos?' Les dijimos 'no, el ejército está abajo'. Es muy peligroso que el periodista entre en el juego; sin embargo, estábamos con un conductor que prácticamente obligado tuvo que llevarlos a una tienda a traer mercado. Luego hicimos una entrevista con ellos -la noticia era en zona montañosa se libran combates y están a menos de dos kilómetros guerrilleros y paramilitares. Entonces el tipo de las Autodefensas me llamó al celular y me preguntó: '¿Se encontró con la guerrilla?' Y le dije: 'por ahí no hay nada'. Cuando en la noche salió la noticia se vió que a menos de 3 kilómetros estaban el ejército y la guerrilla, el tipo me llamó de una: 'Usted es la embarrada no' me lo dijo en un tono irónico pero con rabia. Le dije: 'pero por qué; la guerrilla está a menos de 3 kilómetros y nos pudo hacer matar'. Le contesté 'mi labor no es esa, mi labor es informar, contarle a la gente pero yo no puedo entrar en el juego ni a favor suyo ni a favor del otro'. Le dio como risa y colgó", dijo Gildardo Arango35. "Es muy berraco saber cuáles son auxiliadores por presión, cuáles son simpatizantes y cuáles son milicianos o guerrilleros. Hay que dudar más, hay que leer más, hay que indagar más en la realidad, porque nos estamos quedando solamente con la superficie de lo que vemos y escuchamos, no nos sumergimos suficientemente en la realidad", concluye Yamit Palacios36. Sin duda, las complejidades del ejercicio profesional explican la necesidad de una ética especializada, derivada de su deber fundamental de procurar el bien común, de proporcionarle a la comunidad los elementos para estar adecuadamente informada. Por ello es primordial que los emisores de la información indaguen en su papel como transformadores de la realidad. Para la Comisión de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) "aunque resulten discutibles como términos absolutos la verdad y la objetividad, es indispensable en el periodismo la buena fe. El contenido de la noticia o del comentario debe ser exacto en sus hechos y en su contexto" 37.

35 Ibídem. Ver nota al pie # 6. 36 Ibídem. Ver nota al pie # 19. 37 Punto 1, Artículo 1° - Información veraz y suficiente. Código de Ética y responsabilidad del periodista elaborado por la Comisión de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB), en Enero de 1990.

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Al otro día, Giuliano nos contó que mientras esperábamos la entrevista con los comandantes del ELN, consiguió hablar con algunos miembros de las FARC. Había logrado una cita con 'Caballo', un comandante guerrillero al mando de 'Ballenato', el cabecilla del frente de las FARC que nos habíamos encontrado en el camino. Tal y como lo habían acordado, a las 10:00 de la mañana llegó a la fonda una burbuja blanca polarizada, sin placas, escoltada por un jeep con varios guerrilleros de las FARC. Un hombre fornido, con un fusil AK47 colgado de su brazo derecho se bajó seguido de varios guerrilleros, entre ellos una mujer y un niño de unos cinco años. -Este es 'Caballo', muchachos- nos presentó Giuliano. Giuliano y 'Caballo' entraron juntos a una de las habitaciones de la fonda y conversaron por un largo rato. Mientras Mauricio y yo esperábamos, tuvimos unas impresiones paralelas que jamás se borrarán de nuestras mentes. Al salir de la fonda Mauricio observó cómo del jeep de las FARC dos guerrilleros pasaban a otro carro varios bultos de dinero, bultos de billetes de cincuenta mil pesos, que hacían parte de su cargamento.

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-Nunca había visto tanta plata en mi vida. Eran fajos de billetes con la cara de Jorge Isaacs apretujados en costales. Ojalá se les hubiera caído unito.- Dijo Mauricio durante repetidas oportunidades en el camino de regreso. Por mi parte, yo presenciaba cómo el niño de cinco años tomaba el arma que había dejado Caballo al pie de la puerta del cuarto y jugaba con ella a apuntarle a un perrito que había en el lugar. Como si no representara ningún peligro para el menor, la mujer guerrillera le alcahueteaba su juego. En ese instante Giuliano salió del cuarto disgustado con Caballo, quien rápidamente recogió sus cosas, se montó en la burbuja y arrancaron a toda velocidad. -No quiso hablar. Traté de hacer lo que pude; espero que con la entrevista que tienen les ayude para el trabajo- dijo Giuliano con una expresión un tanto extraña Ello nos hizo suponer que Giuliano no sólo había venido para acompañarnos sino a algo más que no había logrado. Sin embargo, nunca lo supimos ni se lo pudimos preguntar, limitándonos a saber que él era nuestra única guía y motor para llegar de nuevo a casa. -Vámonos inmediatamente para Cali, no sea que nos anochezca en el camino- agregó Giuliano.

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Antes de marcharnos visitamos el mercado del pueblo que ese día estaba en furor, para tomar algunas provisiones para el regreso. El retorno hacia Cali fue similar: camino áspero, polvo, sumado al cansancio nos acompañaba. A medida que avanzábamos, los militares empezaban a hacerse visibles y los retenes del ejército se hacían más intensos.

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Cuando pasamos por San Sebastián nos encontramos que en el pueblo se había organizado una competencia de ciclismo por todas sus calles, lo cual nos retrasaba el viaje. El evento estaba custodiado por soldados del ejército, quienes se habían ubicado en las entradas y salidas del pueblo. Al decirles que nos dejaran pasar, nos pidieron el "favorcito" de que lleváramos a uno de los soldados varios kilómetros aba-


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jo para que se encontrara con otra tropa, pues no había transporte por el evento deportivo. Aunque sabíamos de lo extremadamente peligroso que era transportar en nuestro vehículo a un actor del conflicto.Nos vimos obligados a llevarlo. En realidad nos producía temor saber que estábamos en terrenos protegidos por el ejército, que aún éramos observados por la guerrilla y sin querer queriendo, nos estábamos convirtiendo en un objetivo militar.

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CAPÍTULO 6 ¿T OMAR

ARTIDO TIDO O PAR

PERMANECER NEUTRAL ?


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"Cuando íbamos en unos 4 o 5 kilómetros después de la zona de combate, salió un muchacho con una camiseta negra y estaba herido. El conductor trató de parar, pero uno de los camarógrafos dijo: "No pare, hágale, hágale". El conductor respondió: "Pero es que está herido". "No importa" afirmó el camarógrafo. Me quedé mudo, estaba conmocionado. Sólo quería llegar rápido. La actitud del camarógrafo fue pertinente porque uno no sabe qué puede pasar", señala en sus recuerdos Humberto Pupiales38, abriendo, de esta forma, un debate alrededor de la práctica del ejercicio del periodismo en Colombia. Otra cuestión más que todo periodista debe conocer, es que en los conflictos armados de carácter interno como internacional, los reporteros que en cumplimiento de su trabajo deciden cargar o transportar a cualquiera de los combatientes o ingresar a sus instalaciones, de inmediato se convierten en sujetos de ataque, por considerarlos "cómplices". "Más adelante, un retén del ejército nos paró muy agresivos y nos hizo bajar. Nos empujaron- no nos trataron muy bien. Nos requisaron todo y les pregunté la razón por la cual nos trataban así, si ya sabían que pertenecíamos a un medio. Ellos contestaron que nosotros habíamos traído con nosotros a un guerrillero y que lo estábamos protegiendo- con binoculares nos estaban espiando y como vieron que el guerrillero se acercó, nos acusaron de que el guerrillero se había subido", finalizó Pupiales39.

38 Ibídem. Ver nota al pie # 14. 39 Ídem.

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"Un medio está para cubrir la información y contarle a la gente lo que pasa. Hay confusión de valores cuando se debe ayudar a los combatientes en zonas de conflicto. Por ejemplo nunca nos debemos transportar en vehículos del ejército ni transportar a guerrilleros, paramilitares, policías ni soldados. El DIH dice que se mantiene la neutralidad de los medios mientras no transporten a personas involucradas en el conflicto, lo dice la Cruz Roja Internacional", afirma Gildardo Arango40. Por otro lado, la utilización del transporte del Ejército o la policía para realizar reportajes o notas informativas constituye una de las prácticas más peligrosas, pero aún así muchos periodistas se valen de ella, afirmando que existen zonas donde sólo pueden entrar las fuentes oficiales; otros aseguran que es una consecuencia más de los recortes presupuestales que se han dado en los medios, debido a la crisis económica. "Lo que pasa es que hay unas regiones en las que es materialmente imposiblemente acceder por otros medios que no sean el transporte oficial y eso sí obliga a cargar con el hecho de que el que lo está transportando a uno se le vuelve fuente principal de lo que está cubriendo. Eso suele suceder con la información de orden público y creo que no es un problema esencialmente económico aunque algo de eso debe haber. Es un problema de posibilidad de acceso seguro en el lugar, de verdad que no lo había pensado y me parece que es un punto de reflexión muy importante, es una reflexión que hay que hacer". Expresó un director de televisión de Bogotá41. Hans Vargas, afirma que hay dos cosas que aprender: "No hacerse ni de un lado, ni del otro, y en general, ser muy cautelosos porque la mayoría están dispuestos a prestarse para el show. La neutralidad puede defenderse, abordando el vehículo de la empresa periodística"42.

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Asimismo, su compañero del diario El País, Aymer Álvarez, también defiende que "cuando uno se va a cubrir algo no se debe hacer al lado de las partes... sí estas al lado de la guerrilla te pueden matar los paras y sí te tienen los paras te pueden matar la guerrilla. Hay que buscar el punto neutro. No grabar, ni tomar la foto porque sí"43.

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40 Ibídem. Ver nota al pie # 6. 41 Tomado del libro LA GUERRA: UNA AMENAZA PARA LA PRENSA. Investigación hecha por la corporación medios para la paz bajo la dirección de Patricia Gómez en el año 2003. 42 Ibídem. Ver nota al pie # 11. 43 Entrevista realizada el 12 de febrero de 2002 (9:00 am) en las instalaciones del diario El País. Aymer Álvarez, reportero gráfico periódico El País, Cali.


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Por otro lado, la visión de todos los actores del conflicto armado colombiano coincide en que debe haber un respeto por los periodistas en zonas de alto riesgo, pero si los reporteros se sitúan en uno u otro equipo, en seguida se convierten en un blanco dentro del combate. "Periodista al lado de un militar es objetivo militar, porque el periodista no debe andar con personal armado dentro del conflicto. En ocasiones lo hacen para protegerse, pero antes, es mucho más peligroso. Es mejor que anden con la población que no está armada. Si el periodista cae en alguna confrontación por estar en un vehículo militar no es responsabilidad nuestra porque nosotros no aplicamos en enfrentamientos la ley de Descarte. En ese momento no se actúa porque los periodistas van allí. Se nos sale esa situación de control", asegura alias 'El Indio', comandante operativo del bloque suroccidental del ELN44. Como lo explicábamos en el capítulo anterior es muy común que este tipo de situaciones se presenten cuando el periodista establece otra clase de relaciones con su fuente y termina convirtiéndose en su gran simpatizante y relacionista público. Una práctica que a todas luces es de gran peligro en un enfrentamiento armado.

44 Ibídem. Ver nota al pie # 32.

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En el camino de regreso, la cortesía de transportar el soldado se convirtió en nuestra principal fuente de temor, pues ahora el peligro no sólo era encontrarnos con los guerrilleros (y que descubrieran que transportábamos un soldado), sino toparnos con las autodefensas y que nos tildaran de informantes de la guerrilla por la información que llevábamos en los cassettes. Para despistarlos, marcamos las cintas con rótulos que indicaban 'entrevista con los candidatos a las alcaldía de los municipios del Cauca' y 'reportaje sobre las basuras de Cali', y las escondimos dentro de las maletas. Para nuestra fortuna nunca aparecieron ni guerrilleros ni autodefensas, y dejamos al soldado en feliz término en una caseta con sus compañeros. Sin embargo, cual intrépidos piratas que retornan luego de haber hallado su tesoro, vigilábamos atentos el cofre que contenía la información, pues el dinero, la adrenalina y el tiempo que habíamos gastado, sólo valdría si esos cassettes llegaban sanos y salvos a Cali. Al encontrarnos con la carretera panamericana, ensombrecida por un oscuro atardecer, pensábamos sobre cómo íbamos a codificar la información de tal forma que no fuéramos a tener problemas con ninguno de los actores del conflicto. Por un momento sentimos la incertidumbre de publicar o no el informe y de qué forma.

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CAPÍTULO 7 ¿P UBLICAR

O

NO PUBLICAR ?

¡E SA

TIÓN! ES LA CUES CUESTIÓN


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Todo combatiente de una guerra anhela tener a la prensa de su lado, y se disgusta si esta no asume como propias sus acciones, si no retransmiten al pie de la letra sus ideales, y si en vez de enaltecer sus victorias centra las noticias en sus errores militares. En ocasiones es la prensa y los periodistas los que pierden el rumbo del oficio y se dejan llevar por caminos riesgosos. El único resultado de todo esto es la presión exagerada, la autocensura, las amenazas y, en el peor de los casos, el destierro de los periodistas a quienes no les queda otro camino que huir para salvar su vida. Daniel Alfredo Cuassapud afirma al respecto: "Las Autodefensas llegaron al Valle a mediados de agosto y julio del 98, y a los dos meses ya nos estaban amenazando a todos los periodistas porque no querían ver que entrevistáramos a comandantes guerrilleros"45. En este sentido, el camarógrafo y editor del noticiero Noti 5, Carlos Duque, expresa que desde el ejercicio de su función como camarógrafo ha recibido todo tipo de amenazas y ha sido víctima de diversos actos violentos. "Tanto las fuerzas autorizadas como las no autorizadas, me han intentado quitar la cámara. Muchas veces la policía quiere utilizar la fuerza para oprimir a las personas, en manifestaciones básicamente y no desean que esto quede grabado porque

45 Entrevista realizada el 5 de Marzo de 2002 (10:30 am), en las instalaciones del Noticiero Regional CVN. Daniel Alfredo Cuassapud, fue periodista de CVN Telepacífico. Fue también editor judicial en el noticiero Popular de Todelar en el año de 96 al 98.

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esto los puede perjudicar, entonces tratan de correrte, no dejarte grabar para hacer y deshacer"46. Recuerda la ocasión en que también fue amenazado por la guerrilla cuando se produjo la noticia del secuestro en la Iglesia La María, pues "ese día tuvimos que mostrar sólo las imágenes de las entrevistas. Ellos andaban con cámaras también, para tener constancia de quienes estábamos allí, para manejar su propio archivo". De esta forma, las amenazas que los profesionales de la comunicación reciben a la hora de transmitir una imagen o publicar una noticia, constituye uno de los principales peligros que deben enfrentar los "periodistas de guerra". Sobre el tema, el comunicador social, escritor y docente de la Universidad Javeriana de Bogotá, Jorge Bonilla Vélez, aclara que "una de las paradojas de la visibilidad opaca que produce la guerra consiste en que mientras las agendas informativas de los medios de comunicación buscan hacerla visible, los guerreros intentan, a toda costa, hacer invisibles sus acciones y decisiones (o al menos las que no les favorecen, o que favoreciéndoles no tienen por qué someter al "poder visible" del debate público)". "Hay ocasiones donde periodistas, sobretodo camarógrafos y reporteros gráficos de manera no muy responsable ejercen su labor. Por ejemplo en la batalla que estamos librando y por los efectos mismos de la 'guerra sucia' casi siempre nos cubrimos y tratamos de no dar cara a los medios, pero hay periodistas que de manera irresponsable nos graban y toca llamarles la atención y quitarles el rollo obviamente porque no pueden salir nuestros rostros en público. Y nos ha pasado varias veces, los periodistas han abusado de nuestra confianza en público, entregándole información al enemigo. En ese sentido están dando información que afectan no solamente nuestra integridad, sino también la de nuestras familias porque también las tenemos y las de nuestros amigos. Queremos que esas actitudes irresponsables de camarógrafos, reporteros y periodistas cambien para que no tengamos que ponerlos en su sitio", explicó alias 'El Viejo', comandante del bloque suroccidental del ELN47.

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Pero a pesar de lo infalible que pueden resultar dichas amenazas, algunos periodistas no se rinden y continúan luchando por defender su trabajo, tratando

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46 Entrevista realizada el 12 de febrero de 2003 (11:00 am) en las instalaciones del noticiero Noti5. Carlos Duque, camarógrafo y actualmente editor del Noticiero Noti5. 47 Ibídem. Ver nota al pie # 28.


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de evitar los riesgos que hace de esta profesión una de las más peligrosas en su ejercicio. "Si me llama cualquier medio para cubrir conflicto armado lo volvería a hacer pero con un enfoque social y con más responsabilidad. Lo que a uno le deja esa experiencia es imprimir un poquito más de sentido humano a las noticias, contextualizarlas. Que la noticia no se quede en el muerto ni en el número, sino contarle a la gente todo en historias, así cambiaría el contexto se enfocaría el aspecto humano. Muy rico el día que se acabe el conflicto y que la inauguración de una escuela vuelva a ser noticia, y el niño que baila, pero mientras tanto no se puede escapar a una realidad que nos correspondió históricamente", concluye Gildardo Arango48. Pero asimismo, hay quienes han decidido abandonar el ejercicio profesional o se han dedicado a otro énfasis de la comunicación para evitar que sus hijos se queden huérfanos y sin sustento. Humberto Pupiales, periodista de televisión que cambió los escenarios del enfrentamiento armado para dedicarse a la comunicación organizacional, extrae de entre el baúl de sus memorias de periodista, el recuerdo cuando decidió no cubrir más el conflicto colombiano49: "Me retire porque había cumplido un proceso, quería hacerlo, tenía una pasión desde que comencé como corresponsal en Pasto y pedí que me trasladarán al Cauca, pero había cumplido mi ciclo durante 10 años. Aprendí muchísimo tanto de la vida como del ejercicio del periodismo, pero luego uno sabe que tampoco tiene compensación, por decirlo así un buen salario, algo que justifique arriesgar la vida, por eso pasé a la parte de la comunicación organizacional y desde este ámbito sigo con los medios pero lo que hago es información de salud". Por su parte, Carlos Duque, al referirse a los intensos momentos en que se desempeñaba como camarógrafo, asegura que en este momento prefiere la vida a la noticia, pues "ahora estoy casado, tengo una bebé y quiero verla crecer. No vale la pena arriesgarse para tanto, al final de cuentas viene un abrazo, una felicitación y eso quedó en el olvido, si llegas a recibir un balazo o a ser víctima de la intolerancia de la gente, eso queda en la memoria de los que han padecido estos mismos hechos, el resto lo va a tomar como si nada y se va a perder con el tiempo"50.

48 Ibídem. Ver nota al pie # 6. 49 Ibídem. Ver nota al pie # 14. 50 Ibídem. Ver nota al pie # 46.

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Una vez descendimos las montañas caucanas, ya en la recta que de Santander conduce a la ciudad de Cali, la serenidad del ahora agotado suzuki armonizaba con el sentimiento de haber dejado atrás el peligro. Ya avanzada la noche, en medio del jolgorio, la salsa y los rumberos nocturnos típicos de un domingo caleño, ingresamos a la "sucursal del cielo". Por fin, el objetivo se había cumplido. Luego de un abrazo y de agradecer a la Providencia el habernos permitido regresar, nos despedimos con un fuerte apretón de manos con la exquisita sensación de haber cumplido nuestra peligrosa misión. Ahora, el preciado "tesoro", el eslabón que le hacía falta a este reportaje, finalmente se encontraba a salvo, esperando ser procesado.

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CAPÍTULO 8 E STRA TEGIAS TRATEGIAS

VERSE PARA MO MOVERSE

DENTRO DEL CAMPO

(G UÍA

DE SUGERENCIAS )

A CIONES RECOMEND RECOMENDA


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Como se puede apreciar en la amplitud de este trabajo, existen riesgos inherentes al ejercicio del periodismo en un país en conflicto. Sin embargo, muchos de ellos pueden minimizarse si se toman algunas precauciones, que van desde la forma como se consigue la información, pasando por la publicación de las noticias, el comportamiento ante situaciones de emergencia, hasta el manejo de los efectos que pueda tener la información publicada. Entonces, motivados por el espíritu implícito en cada una de las entrevistas y diálogos realizados en esta indagación, y esperando que este modesto trabajo contribuya a mejorar la labor de los comunicadores de nuestro país, les entregamos algunas sugerencias que concluimos de nuestra investigación.

Para periodistas y medios de comunicación Evaluar la posibilidad de que los periodistas que se desplazan a zonas de conflicto adquieran un equipo básico que contenga: kit de primeros auxilios, chaleco antibalas y casco (no camuflados y debidamente señalizados con la palabra "PRENSA"). Aquellos medios de comunicación que sean blanco de amenazas de los grupos armados ilegales deberían evaluar la posibilidad de quitar sus logos de los vehículos que transitan por zonas de conflicto y reemplazarlos por el genérico 'PRENSA'. Capacitar a los periodistas asignados al conflicto para que tengan conocimientos básicos sobre armas, balística, medidas de seguridad, primeros auxilios y guías de supervivencia.

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Estudiar la posibilidad de organizar un equipo interdisciplinario para evaluar y asistir moral y sicológicamente a los periodistas asignados a zonas de conflicto. Exigir una tarjeta de identidad según el modelo del anexo II del protocolo I, adicional a los convenios de Ginebra. Esta tarjeta, será expedida por el gobierno del Estado del que sean nacionales o en cuyo territorio resida, o en que se encuentre la agencia de prensa u órgano informativo que emplee sus servicios, acreditará la condición de periodista titular dentro del conflicto51. Crear canales de diálogo entre propietarios, directivos y periodistas, a través de los cuales se evalúe, permanentemente, todo lo relacionado con el ejercicio del periodismo. Redactar un código ético de autoregulación de los medios de comunicación frente a la información de guerra y paz, concertado entre propietarios de medios, directivos y periodistas. Redactar un acta de compromiso de los medios de comunicación frente a la paz, la población civil y las víctimas del conflicto armado. Reconocer al periodista como miembro activo de la sociedad civil que propende por una solución negociada del conflicto, y no como una simple y enajenada correa de transmisión informativa. Dignificar frente a la sociedad y humanizar al interior de los medios, el desprestigiado oficio de los periodistas. Replantear el concepto de "chiva" para desarrollar el trabajo informativo en un marco humanista. Desde el punto de vista del ejercicio del oficio, fomentar el trabajo de equipos compuestos por periodistas de distintos medios en las zonas de conflicto, de tal manera que se puedan maximizar recursos, garantizar la seguridad personal de los reporteros y darle mayor equilibrio a la información. Permitir las alianzas profesionales entre los periodistas regionales para que las fuentes no puedan adoptar una actitud discriminatoria o selectiva en la entrega de la información.

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Propiciar la contextualización de la información a través de un soporte investigativo y de la capacitación de los reporteros en temas relacionados con el

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51 Ver tarjeta de identidad de periodista en misión peligrosa. Modelo del anexo II del protocolo I, adicional a los convenios de Ginebra. Pág. 103


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conflicto, el Derecho Internacional Humanitario y el lenguaje periodístico. Sólo de esta manera el reportero podrá asumir a cabalidad su responsabilidad frente a la sociedad. Garantizar el desplazamiento de los corresponsales a la zonas de conflicto, de tal manera que corra por cuenta del medio de comunicación al cual representa y no como una cómplice dádiva de los actores del conflicto. Esta es una de las maneras de garantizar la neutralidad informativa. Fomentar una descentralización informativa que repose en la confianza de los directores, en los conocimientos y el trabajo de los periodistas regionales. Fortalecer los diferentes gremios periodísticos y crearlos donde no existan, para proponer una legislación que proteja las condiciones de vida del periodista y el libre ejercicio de la profesión.

Para directores y editores Confirmar la información de los corresponsales sobre el estado del orden público en zonas donde ocurrieron o estén sucediendo hechos de guerra, con los comandantes militares, autoridades de la región y pobladores. Establecer horarios de comunicación con los enviados especiales o los corresponsales en la zona, para que estén reportándose permanente a la sede: cada 30 minutos, cada hora, etc. Evitar al máximo perder el contacto telefónico con el enviado especial a la zona. Cuando los hechos hayan ocurrido de noche, esperar hasta el amanecer para iniciar el viaje al área de conflicto. Buscar alternativas de autoprotección como los viajes en grupo con otros medios de comunicación a zonas de conflicto.

Para camarógrafos Proponer un diálogo permanente con el periodista, el auxiliar -si es que lleva uno- y el conductor, antes de salir a la reportería de campo para saber qué se va hacer, los riesgos que se corren, las posibles salidas, vías alternas, lugares dónde ubicarse y las ideas para hacer mejor el trabajo de equipo.

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No ser blanco en un cruce de balas. Al primer disparo arrojarse al piso, descargar la cámara -si es del caso acostarla-, no apagarla y dejarla en un plano abierto. Estar atento al sonido de los disparos y los morteros. En medio del cruce de disparos abrir el plano de la cámara y no hacer zoom a los rostros de gentes armadas disparando. Apagar u ocultar el botón que avisa que la cámara está grabando en operativos nocturnos donde haya el riesgo de cruce de disparos. Ir lo más ligero de equipos a zonas de conflicto. Llevar lo básico: un micrófono, pilas y cargador, y el número de cassettes necesarios. Obviar trípode, luces y cables que no va a utilizar. Llevar la cámara en la mano en viajes aéreos. No echarla con el equipaje. No mostrar los rostros de personas que por su declaración a la cámara puedan resultar agredidas, amenazadas o asesinadas. Hacerles tomas de espalda, a contraluz, desenfocadas, de la sombra o de las manos y, si es del caso, pedir en la edición que se distorsione la voz. Recordarle al periodista cuando edite no olvide proteger la identidad de las personas que pidieron ser resguardadas. Si se encuentra con un enemigo de uno de los grupos armados que ha grabado y le ordenan visualizar las imágenes, lo mejor es no intentar engañarlo con supuestas razones técnicas de uso. Para evitar ese tipo de situaciones se recomienda cambiar el cassette de la cámara al finalizar la grabación, guardarlo y rotularlo con un nombre que no haga referencia del contenido. En el caso de las cámaras digitales y rollos fotográficos lo mejor es esconderlos.

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Se recomienda evitar la presencia de personas distintas al periodista mientras rueda imágenes vía microondas a la sede central del noticiero, sobre todo de informaciones riesgosas sobre el conflicto. Si no hay privacidad es mejor enviar el cassette por avión y rotularlo con un nombre que no haga relación con el contenido.

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RECOMENDACIONES GENERALES ¿Qué evitar en zonas de conflicto? Dejarse dominar por el afán noticioso y seguir los caminos de la guerra o las persecuciones en caliente por lugares desconocidos. Informar sobre movimientos de uno de los grupos armados ilegales que puedan servir de ventaja militar a sus enemigos o hacer pactos de cualquier tipo con guerrillas y autodefensas a cambio de noticias o para obtener garantías en zonas de conflicto. Vestirse con ropa de corte o diseño militar y portar armas o hacerse acompañar de gente armada. Cargar elementos que puedan generar confusión (esposas, prismáticos, etc.) y souvenirs de uno de los grupos armados ilegales. Portar documentos de identificación militar, de cursos realizados con la Fuerza Pública o credenciales de prensa de la Policía o el Ejército. Llevar encargos y recados a zonas de conflicto. Y encargarse de la distribución de boletines informativos y de la organización de ruedas de prensa de guerrillas y autodefensas. Mostrar miedo ante los grupos armados ilegales. Servir de mediador de secuestros. Aceptar sobornos o trabajos de empresas no periodísticas o agencias de inteligencia del Estado. Embriagarse. Transportar a miembros de la Fuerza Pública o de los grupos armados ilegales en los vehículos de la prensa. Pedirle a guerrilleros o a miembros de autodefensas que intervengan en los problemas personales entre colegas. Hacer parte e incitar a marchas, protestas o actividades proselitistas. Traspasar la frontera de unos de los combatientes ilegales con datos, fotografías, videos, grabaciones magnetofónicas y apuntes de libreta realizados en el terreno de sus enemigos o que se refiera a ellos. En retenes, entrevistas, charlas o encuentros ocasionales con los grupos armados ilegales, mostrarse amigable o dar a entender simpatía o animadversión por las causas de unos y otros. Aprovechar esos encuentros para hacerles reclamos y aceptar compromisos periodísticos que no puede cumplir.

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¿Qué hacer en zonas de conflicto? Poner en práctica, transformar cuando sea necesario y saber dar uso, de acuerdo con las circunstancias, a las sugerencias de autoprotección y las medidas de seguridad. Mantener siempre distancia con todas las fuentes del conflicto. Tener una buena condición física y sicológica. Moverse con rapidez en áreas donde los riesgos son altos, ser muy prudente en los desplazamientos y salir inmediatamente de la zona si es amenazado por algún grupo armado ilegal o que se comporte como tal. Identificarse siempre como periodistas y averiguar antes de entrar en zonas de conflicto cuáles son los grupos armados ilegales que operan y la manera como se comportan con la prensa. Confiar en su intuición.

CUIDADOS EN EL OFICIO La repor reporttería No mostrar interés abierto por detallar el equipo militar de los combatientes ni dibujar mapas que ubiquen sus posiciones o la manera en que están distribuidos sus campamentos. Memorizar la mayor cantidad de detalles, pero sin hacer grandes descripciones en la publicación. Difuminar los rostros de personas que puedan ser blanco de atentados por sus declaraciones o entrevistarlas de manera que le den la espalda a la cámara. De ser necesario, distorsionar la voz.

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No grabar sin el permiso del entrevistado ni ocultar grabadoras prendidas en conversaciones sueltas o en off the record.

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Evitar al máximo sustentar las noticias sobre el conflicto en fuentes anónimas. Buscar alternativas de información para contrastar los datos obtenidos. Ante hechos plenamente confirmados, hacerle preguntas directas y cerradas a las fuentes oficiales para evitar declaraciones evasivas o especulativas.


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No permitir presiones y defender siempre el derecho constitucional que tiene todo periodista en Colombia de reservar la identidad de sus fuentes de información y acudir -cuando sea necesario- a los mecanismos legales para acceder a la información pública. Tener en cuenta otras posibilidades menos riesgosas para entrevistarse con guerrillas y autodefensas: llamadas telefónicas o contactos vía internet.

La publicación Ser riguroso en la escritura de la publicación, en las atribuciones y declaraciones de las fuentes, en el lenguaje que utiliza y hasta en las descripciones de color (escenas, diálogos, ambientes, olores, colores, etc.). Utilizar el "Manual para Cubrir Guerra y Paz" y el diccionario "Para Desarmar la Palabra", de Medios para la Paz, en caso de dudas sobre términos y el lenguaje del conflicto. No presentar rostros ni nombres de menores de edad involucrados en temas relacionados con delitos, con el conflicto armado (incluidos los niños desmovilizados de las guerrillas y los grupos de autodefensa) o que hayan sido víctimas de terrorismo y secuestro. El mal manejo de este tipo de información puede conllevar a reclamos de sus parientes o demandas. Tener la actitud adecuada ante los reclamos de las fuentes por el manejo de la información. Ser cuidadoso en las respuestas a esos reclamos para evitar malas interpretaciones. Conocer los problemas legales en los que puede incurrir la prensa (injuria y calumnia) por atribuir hechos deshonrosos o delitos a personas. Evaluar si es pertinente que aparezca el nombre del periodista en la publicación, cuando se trata de noticias sobre el conflicto que sugieran algún riesgo. Reflexionar después del cubrimiento de un hecho de guerra sobre los riesgos innecesarios a los que se expuso y los errores que cometió. De ser necesario, recurrir a un colega con más experiencia para que lo escuche. Si se trata de un dilema ético acudir al defensor del lector de su medio o en la página en internet de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano www.fnpi.org. No referirse a los grupos armados como los califican sus enemigos.

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Para los medios de comunicación Evitar enviar a zonas de conflicto a periodistas sin experiencia en el cubrimiento de guerra. En caso de hacerlo, preparar y asignar a un periodista fogueado en otra área noticiosa y hacerlo acompañar de uno que conozca el tema. Rotar cada tanto tiempo de fuente a los periodistas asignados al cubrimiento del conflicto. Impedir que dentro de las salas de redacción se hagan señalamientos, juegos de palabras o chistes sobre los periodistas que cubren conflicto. Pues muchas veces lo que inicia como una broma puede terminar en riñas internas y, en el peor de los casos, en amenazas para los reporteros señalados. Mantener un diálogo permanente con los corresponsales y confiar en general en sus criterios. Garantizar y financiar el transporte de los periodistas que se desplazan a zonas de conflicto. Establecer mecanismos dentro del medio que permitan evaluar y solucionar los posibles errores en las informaciones tanto dentro del conflicto como en general. Ser solidarios y divulgar las agresiones a periodistas, las intimidaciones o los atentados a la libertad de prensa, así no sean del mismo medio. Evitar compartir, en general, informaciones periodísticas sobre el conflicto con cualquiera de los grupos armados ilegales o con la Fuerza Pública. Tanto periodistas como medios de comunicación deben evitar, en lo posible, entrevistas exclusivas con guerrillas y autodefensas y no acudir a citas en lugares remotos.

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Establecer alianzas con otros medios de comunicación en zonas donde es muy latente la disputa o cuando se agudizan las amenazas y presiones de los grupos armados ilegales o que se comportan de esa manera. En casos como estos se recomienda:

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- Procurar acudir en grupo a las entrevistas inevitables con los armados ilegales. - Realizar informaciones conjuntas, haciendo uso de un lenguaje escueto y neutro.


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- Advertir a guerrilleros y miembros de autodefensas que los medios de comunicación no están obligados, ni garantizan publicar las entrevistas que ellos concedan. - Emprender campañas conjuntas con otros medios de comunicación para dejar claro cuál es el papel de la prensa en el conflicto y, si es del caso, elaborar un manifiesto de principios y divulgarlos. - Incentivar el apoyo mutuo entre periodistas, sobre todo regionales. - Difundir las propuestas de autoprotección.

Para los periodistas en la zona Las siguientes son las recomendaciones propuestas para los corresponsales y periodistas en áreas de conflicto: No emprender viajes inesperados a zonas alteradas por el conflicto sin hablar antes con el editor o jefe inmediato. Establecer cuál es la situación real de una región donde hayan ocurrido hechos de guerra antes de emprender el viaje y coordinar con el editor o jefe inmediato un plan de trabajo. En las primeras horas de secuestro, no suministrar datos (económicos, políticos, ideológicos, etc.) que puedan poner en peligro la vida o la libertad de los retenidos. Confirmar la información sobre hechos de guerra o actos terroristas ante de señalar como autor a uno de los grupos armados ilegales. Hablar por teléfono con la misma precaución que lo haría si supiera que está intervenido. Establecer comunicaciones directas con los grupos armados ilegales y evitar mediadores para enviar o recibir mensajes o recados. Compartir información y denuncias con periodistas de medios nacionales, de otras ciudades o internacionales, cuando por amenaza o presión no se pueda publicar en la prensa local.

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Para los enviados especiales Aquí incluimos a los enviados de medios de comunicación nacionales y extranjeros. Incluso, aquellos reporteros que van a zonas de guerra por primera vez. Antes de salir Establecer contacto con personas de la zona a donde se dirige para conocer las condiciones de seguridad y saber de los grupos armados que circulan en la región: características, áreas de influencia, actitud frente a los medios, etc. Buscar información básica de la zona: condiciones del terreno, transporte, clima, sistemas de comunicación, alojamiento, precios, etc. No confiar en la información obtenida del lugar al que se dirige; es posible que la realidad haya cambiado. En caso de no conocer el área y de no haber hecho previamente citas con quienes desea entrevistar; lo mejor es apoyarse en periodistas de la zona y reporteros gráficos. Conseguir un mapa de la zona. Averiguar de antemano cuáles son las reacciones de los compañeros de viaje o del equipo de trabajo ante situaciones peligrosas. No confiar en las apariencias. Evitar generar sospechas en el momento de entrevistarse con cada actor armado legal o ilegal. Para ello podría organizar un itinerario de trabajo en el que se entreviste una sola vez con cada uno y no tenga que regresar a nuevas citas. Evaluar su condición física y lo que es capaz de realizar, para no excederse. En la zona " Moverse con rapidez, trazarse tiempos, no parar ni quedarse a dormir en el lugar.

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En trabajos de varios días, establecer un lugar de estadía que no represente riesgo y hacerse lo más visible posible, cosa que todos sepan que es periodista.

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En caso de desplazarse a lugares donde la disputa entre los grupos armados ilegales es muy latente y deba quedarse varios días, lo mejor es empezar el trabajo temprano y terminar antes de que anochezca, evitando rondas nocturnas, visita a bares o discotecas.


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Evaluar la posibilidad de que alguien (un contacto fiable) en la zona sepa de sus movimientos. Hacerle saber al editor o jefe dónde está a todo momento, proporcionarle números telefónicos a donde podrían llamarlo, contactos confiables que conocen de sus movimientos, cuáles serán los desplazamientos y cuándo planea regresar. Responder con seguridad, sin esconder nada y sin prepotencia a los enviados de la guerrilla o de las autodefensas que acostumbran abordar a los extraños en las paradas de los autobuses y en los desembarcaderos de ríos. En muchos casos el ingreso a las áreas de guerra depende de la actitud del reportero. Evaluar en qué momento es bueno decir generalidades sobre el trabajo que realiza en la zona y en qué momento es necesario ser mucho más específico, sobre todo si es abordado por los merodeadores de los grupos armados ilegales. En todo caso, no debe mentir o hacer creer que está allí para investigar hechos distintos de los que realmente está buscando. Cuando se viaja a una zona sin antes haber establecido el contacto o la cita con las fuentes principales de la investigación (jefes de autodefensas y comandantes guerrilleros) no es recomendable pedirle a los merodeadores que sirvan de puente. Lo mejor es esperar y, durante la reportería, lograr detectar cuáles podrían ser los enlaces para lograr tales citas. No olvidar que siempre en las zonas de conflicto hay muchos ojos siguiendo sus pasos. Reconocer rápidamente los territorios que cada actor armado tiene en la zona para saberse mover en los límites de cada uno. Una buena fórmula es entablar conversaciones con la gente del común que conoce la región, saberles preguntar por esas líneas imaginarias que marcan los territorios. Evaluar los riesgos de hacerse acompañar por alguien para entrar y salir en los terrenos de cada actor armado. Reconocer rápidamente en la zona los lugares con línea o acceso telefónico disponible. No movilizarse en vehículos de la Fuerza Pública y en caso de acompañarlos a patrullajes por zonas de conflicto evitar caminar junto al comandante del grupo militar.

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En caso de directos para la televisión o la radio mantener un lenguaje neutro durante la emisión. Recordar que el trabajo no termina al salir de la zona. Tanto los grupos armados ilegales como la gente del común estarán pendientes de la información. La seguridad de quien ayudó, los entrevistados y del corresponsal de la zona depende del manejo de la información, incluso para volver al sitio sin problemas. En viajes inesperados En caso de no haber hecho contactos previos antes de llegar a la zona, lo mejor es acudir a autoridades civiles, eclesiásticas y religiosas, miembros de organismos de socorro y a ONG´s para que ellos le den los datos básicos y las recomendaciones necesarias para moverse en el área. En caso de visitar una zona acompañado por alguien que conoce el área (baquiano, periodista, etc.), hablar antes con esa persona sobre los riesgos que encontrará en la región y acatar sus recomendaciones. Hacerse visible a los ojos de los grupos armados ilegales. Una forma de hacerlo es dejar ver la cámara fotográfica, la grabadora o libreta de apuntes. Si lleva chaleco de periodista, evitar quitárselo así haga mucho calor. Llevar en el maletín de viaje una tela blanca (similar a una bandera) bien sea para ponerla en el vehículo que se moviliza, o para acomodársela al cuerpo o a las cámaras, de ser necesario. De cómo moverse en la zona En zonas de disputa lo mejor es preguntarles a las personas con las que hizo contacto previo por aquellos vehículos en los que podría movilizarse sin ningún problema. Evite tomar el primer carro que encuentre o elegir alguno sólo por tener las mejores condiciones mecánicas para el terreno. En este tipo de zonas uno nunca sabe quién es el conductor, a quién le reporta o si es uno de los merodeadores de algún grupo armado ilegal.

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Llevar siempre la credencial del medio de comunicación y mantenerla a la mano.

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Dejar en claro que hablará con los distintos combatientes sobre el tema que está investigando, y advertir que no dará informaciones de ninguno de los lados para favorecer a una de las partes. En caso de que uno de los combatientes decida no hablar, no entrar en disputas o presionar por la información.


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Llevar consigo algunos de sus trabajos (recortes de periódico, revistas, libros, grabaciones) en caso de que los grupos armados ilegales soliciten referencias. No dar la sensación de que es alguien fácil de manipular, que tiene miedo o está inseguro.

Para los directores y editores No exigir exclusividad informativa en zonas de conflicto. En caso de duda, indagar sobre la manera como los corresponsales o enviados especiales consiguieron la información para detectar posibles errores o riesgos, si es el producto de presiones o de vínculos estrechos con alguno de los actores del conflicto. Ser prudente con el manejo de información filtrada por la Fuerza Pública y los grupos armados ilegales. Estar atento de periodistas que por causas de cercanía, amistad o empatía empiezan a sentir como propias las derrotas o victorias de la fuente asignada. Avisar a los corresponsales que en su región está un enviado especial del medio cubriendo un hecho de orden público, incluso en visitas relámpago. Comentar con los corresponsales sobre ediciones o cambios a las noticias elaboradas pro estos (relacionadas con el conflicto), para evitar distorsiones de la realidad, confusiones o errores que terminen en reclamos de la Fuerza Pública o los grupos armados ilegales hacia el periodista de la zona. Establecer mecanismos de seguridad antes de enviar equipos de trabajo a zonas donde hayan ocurrido o sucedan hechos de guerra.

os os gráf icos y camarógraf Para los repor camarógrafos eros gráficos reportter Evitar llegar primero que las autoridades y los organismos de socorro a lugares donde ocurrió un hecho de guerra, un acto de terrorismo, incluso a zonas en disputa. Tomarse el tiempo necesario para no quedar en medio del fuego cruzado o el estallido de bombas.

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Respetar los cordones de seguridad de la Fuerza Pública instalados luego de acciones terroristas o en zonas de conflicto y no buscar caminos alternos para meterse en los lugares restringidos. Tener en cuenta las advertencias cuando se impide el registro gráfico y en video, pero hacerle entender a quien esté al mando de la Fuerza Pública o del grupo armado ilegal sobre las razones de su trabajo. Nunca entrar en lugares donde hay alerta de bomba. Escuchar las recomendaciones de la Fuerza Pública, apagar el celular, esperar a que se desactiven las cargas y que den la orden de entrar. Cerciorarse con los expertos antes de hacer fotos o tomas de explosivos. Podrían ser trampas que se activan al momento de recibir luz. Evitar caminar hombro a hombro con los miembros de la Fuerza Pública que intentan llegar a zonas atacadas, en caminatas de inspección o cuando revisan caminos minados. De no haber otra posibilidad, no hacerse junto al comandante del operativo o a los oficiales. No hacer grabaciones ni registros fotográficos cuando las guerrillas y las autodefensas lo prohíban. No dejarse presionar de los periodistas con los que hace equipo para lograr tomas, pese a las restricciones o vedas impuestas por la Fuerza Pública o los grupos armados ilegales. Protegerse y ponerse a salvo de agresiones físicas, sin entrar en peleas o disputas. Ser solidario con los demás colegas y hacerle entender a los agresores cuál es su trabajo.

Alistando el equipaje

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Los periodistas que se desplacen a zonas de conflicto apartadas, rurales o selváticas, deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

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Qué llevar Los periodistas de radio y prensa que viajan a áreas donde no puedan comprar suministros básicos, deben llevar los siguientes elementos: dos grabadoras con la cantidad suficiente de pilas, cassettes, libretas y bolígrafos que pueda necesitar de acuerdo con el tiempo de estadía. Además de un radio


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transistor y audífonos, incluir: adaptadores de teléfono y de red eléctrica, mapas de la región y linterna pequeña. Tener claro cuales son las condiciones climáticas de la zona a donde se dirige, para saber el tipo de ropa que debe llevar. Documentos necesarios: credencial de periodista, pase de conducción, cédula de ciudadanía y el carnet del servicio de salud al que esté afiliado. Un kit básico de alimentación, por si se presenta el caso de quedar detenido en un retén o de vararse en un camino. Podría incluir cualquiera de las siguientes cosas o todas ellas: agua, un par de enlatados (atún, sardinas, salchichas, etc.), dulces, bebidas, pan o galletas y algunas frutas que no se descompongan rápidamente. Requerimientos de salud Hacerse un chequeo médico y conocer el estado de salud antes de partir. Una lista con su tipo de sangre, alergias, enfermedades o medicamentos formulados (preferiblemente el genérico) y llevar un par de gafas extra o lentes de contacto, si es que lo usa. En caso de que haya un herido saber su tipo de sangre y establecer posibles donantes. Si viaja a zonas selváticas o regiones como el Magdalena Medio, Putumayo y Amazonas, debe vacunarse contra: la fiebre amarilla, fiebre tifoidea y tétanos, se sugiere con la influenza. Las vacunas deben ser aplicadas 10 días antes de viajar a la zona, en una sola aplicación o por intervalos de un mes. La Cruz Roja Colombiana presta este servicio. Botiquín de primeros auxilios: -Analgésicos. -Jeringas y varias agujas. -Agua oxigenada y alcohol. -Gasa y venda. -Apósitos, cinta adhesiva y curas. -Manteca de cacao. -Repelente de insectos.

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Después de salir de una zona de conflicto Todos los civiles, incluidos los periodistas, que por motivos de su trabajo tienen que desplazarse a zonas de conflicto deben tener en cuenta que la tensión nerviosa puede menoscabar sus fuerzas. Por tal motivo, se recomienda mantener un buen estado físico y descansar lo necesario así el trabajo sea urgente.

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Qué hacer tras una crisis Aceptar los sentimientos de cada persona y la manera como los expresa. Hablar con personas cercanas sobre lo que vivió, sin ocultar los sentimientos que le producen. Escuchar a los demás. Realizar ejercicios físicos suaves alternados con respiración profunda. Mantenerse ocupado. No evadir el dolor acudiendo a drogas, bebidas alcohólicas o alucinógenos. Mantener su rutina de vida normal. Pensar en cosas que lo motiven y en aquellas que lo pueden ayudar. Descansar lo suficiente para recuperar fuerzas. Tomar alimentos balanceados. Tener en cuenta que los sueños y pensamientos sobre los eventos traumáticos son normales, por lo que no se recomienda combatirlos. Con el tiempo disminuyen y son menos dolorosos. Reducir la vulnerabilidad íntima es una decisión personal y está en las manos de cada uno.

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CRÓNICA DE UNA PERIODIS TA PERIODIST TÁN ANIS OMBIANA EN AFG COL ANISTÁN AFGANIS COLOMBIANA Ana Fernanda Valderrama Recuerdo que cuando hicimos la reunión con todos los de la agencia, y dijimos que queríamos ir a cubrir la guerra, todo el mundo se burló y nos tildaron de locas (a mi jefa a y a mi): "Ustedes son latinoamericanas, mujeres, ¿quién les ha dicho que ustedes pueden hacerlo?, las van a matar". Sin embargo nosotras seguimos con la idea y pese a que todo el mundo nos advertía del peligro, había algo como en la sangre que nos decía que debíamos estar allá. Finalmente terminamos en un avión hacía Pakistán. Durante el vuelo mi jefa y yo estábamos tranquilas, diciéndonos que nos iba a ir muy bien. Pero cuando aterrizamos y nos pidieron taparnos la cabeza, empezamos a darnos cuenta en lo que nos habíamos metido, y día a día fue toda una aventura. Después de ver caer las Torres Gemelas y ver en las calles de Washington a la gente asustada con un pánico impresionante, uno entra con una carga emocional muy grande. Y tengo que confesar que uno llega casi tomando partido, pensando que ellos son los malos de la película y que fueron ellos los que mata-

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ron a tanta gente; pero resulta que estábamos allí cubriendo ese evento en su territorio y teníamos que respetarlos. Por supuesto, éramos objetivo militar; teníamos todas las características para serlo: éramos occidentales y veníamos representando a un medio inglés. Los ingleses son aliados de la Guerra contra el Terrorismo, éramos mujeres y teníamos que enfrentar todas esas cosas. Al principio fue muy difícil aproximarse a la gente. Recuerdo que luego de los primeros informes que hicimos para ocho canales de América Latina, recibimos la llamada de una productora ejecutiva de uno de los canales que nos preguntaba por qué no salíamos en cámara vestidas como las mujeres afganas. Llena de rabia le respondí que yo no había ido ahí a hacer un show, sino a ser parte de la historia que estaba reportando, por lo que no tenía por qué salir disfrazada. Resulta que a los dos días me tocó tragarme mis palabras porque cubrir una manifestación en donde estaban los talibanes y la gente de Osama Ben Laden, realmente era imposible si uno no se vestía como ellos. Los hombres te pueden pegar e incluso hasta matar si estás mostrándote porque eso es considerado una ofensa. Era realidad resultaba bastante difícil acercarse a un fundamentalista para hacerle una pregunta. Se sentían ofendidos porque una mujer fuera periodista, pero poco a poco fuimos quitando las barreras, sobre todo la del miedo. Luego, aprovechando el sentimiento feminista, hicimos unas historias muy humanas con las refugiadas que estaban ubicabas en la frontera de Afganistán, y dijimos que las mujeres son las grandes víctimas de todo esto y tienen que ser escuchadas.

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Aunque más de una vez nos acercamos a la frontera con Afganistán con muchísimas ganas de pasarnos ilegalmente, la prudencia nos lo impidió, porque conocimos experiencias de varias periodistas que se disfrazaron y pasaron la frontera y, efectivamente, ellas fueron noticia mundial; los Talibanes se las llevaron y estuvieron presas en una cárcel en Kabul, pero periodísticamente eso no aportó nada a la misión de informar; es decir, no tuvo ninguna función periodística.

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EPÍL OGO EPÍLOGO "A lo largo de este libro se utiliza el término 'periodismo de guerra' para denominar el oficio que están realizando los periodistas colombianos sobre el conflicto armado. Hay que destacar que aquí se habla de un 'periodista de guerra' haciendo referencia no a un corresponsal de guerra, sino a un periodista en misión profesional peligrosa. A la luz del Derecho Internacional Humanitario, el corresponsal de guerra es un profesional de las comunicaciones y de la información que, en una guerra de carácter exclusivamente internacional, presta sus servicios a una de las fuerzas armadas que combaten e informa según la perspectiva de quienes comandan la tropa a la cual el corresponsal de guerra está adscrito. Este corresponsal de guerra puede servir a las fuerzas armadas como simple empleado civil, o puede ser un oficial o suboficial de la rama administrativa o de los servicios. En un conflicto armado de carácter internacional, un Corresponsal de Guerra goza del mismo estatuto de protección que los militares que quedan fuera de combate, tal como lo establece el Art.4º, numeral 4º del tercer Convenio de Ginebra de 1949. En consecuencia, ser corresponsal de guerra en un conflicto armado internacional equivale a ser soldado de las fuerzas armadas. El corresponsal de guerra lleva uniformes, insignias y equipo militar, sigue a las tropas, registra los hechos armados y prepara informes para que se divulguen según el interés de los comandantes y el gobierno al cuál pertenece la fuerza para la cual trabaja. Al corresponsal no se le debe herir o matar. Se le puede capturar y en este caso tendrá un estatuto de prisionero de guerra. En conclusión, los periodistas que deben trabajar como corresponsales de guerra, correrán los riesgos del campo de batalla, pero en caso de ser privados de la libertad, contarán con la protección equivalente a la que tienen derecho los prisioneros de guerra.

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Muy distinta es la situación de los periodistas que "free lance", sea como corresponsales o como enviados especiales por su medios viajan a los teatros de operaciones militares en misión profesional peligrosa. Para estos periodistas, que por razones de su trabajo deben cubrir hechos relacionados con un conflicto armado de carácter internacional, el artículo 79 del capítulo II del Protocolo I de 1977, establece, de manera clara, la condición de personas civiles. De igual forma, los periodistas de este tipo que cubren los hechos relacionados con un conflicto armado interno (tal es el caso colombiano) cuentan únicamente con la protección que el derecho internacional humanitario, DIH, otorga a la generalidad de la población civil, en el cuarto Convenio de Ginebra de 1949, en su Protocolo adicional I de 1977 y en su Protocolo adicional II de 1977.

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Esta última definición es la que cobija entonces a los periodistas de Colombia, quienes cumplen una misión profesional peligrosa cubriendo hechos relacionados con el conflicto armado interno de su país".

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BIBLIOGRAFÍA Manuales consultados: Para desarmar la palabra, diccionario de términos del conflicto y de la paz. Corporación Medios para la Paz en Colombia. Manual de autoprotección para periodistas en el conflicto colombiano. Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP. La guerra una amenaza para la prensa. Patricia Gómez. Corporación Medios Para la Paz. Resumen principales conclusiones. Septiembre 2003. Manual para la protección de la población civil. Protección a las personas civiles en el Derecho Internacional Humanitario. Comité Internacional de la Cruz Roja y Cruz Roja Colombiana. Reflexiones sobre: DIH y población civil. DIH, género y conflicto armado. Dirección General de Doctrina y Protección Cruz Roja Colombiana. Santafé de Bogotá, 1999. Ética periodística: Ética para periodistas. María Teresa Herrán y Javier Darío Restrepo. Manual de estilo de redacción del diario El País. Cali, 12 de agosto de 1996. Luis Alfonso Mena. Otros textos periodísticos: Las guerras del terrorismo. Herbin Hoyos Medina, reportero de guerra colombiano. Testigo de seis guerras. Javier Darío Restrepo. Crónicas de un corresponsal de guerra. Jorge Melgarejo. Las guerras en Colombia. Alma Guillermoprieto. Editorial Aguilar. 2000.

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Conflicto Armado Libros: Sociedad, cultura y violencia. Muñiz Sodré. Enciclopedia Latinoamericana de Sociocultura y Comunicación. De la Guerra. Karl Von Clauzewitz. Catecismo del periodismo de guerra. Arturo Pérez. Las trampas de la guerra. Periodismo y conflicto. Corporación Medios Para la paz. 2001. Serie periodismo, paz y guerra en Colombia. Comunicación, periodismo y guerra. Consensos y rupturas. Revista Signo y Pensamiento #40. Departamento de Comunicación - Facultad de Comunicación y Lenguaje Pontificia Universidad Javeriana. 2002. Guerra, violencia y terrorismo. Compilado por Alejo Vargas Velásquez. Seminario de Guerra. Universidad Nacional 1999. Colombia, conflicto armado, regiones, derechos humanos y DIH. 1999-2002. Vicepresidencia de La República de Colombia. Las mujeres en la guerra. Patricia Lara. Premio Planeta de Periodismo. 2000. Nos impusieron la violencia. Norberto Fuentes. Editorial Letras Cubanas. La Habana, Cuba, 1986. Propuestas humanitarias y poder ciudadano. Instituto de estudios para el desarrollo y la paz, INDEPAZ. 1998.

Artículos:

USC - Editorial

Instituto Internacional de Periodismo "José Martí" y el Club de Corresponsales de Guerra, de la Unión de Periodistas de Cuba. Boletín de prensa elaborado por el convocando al III Encuentro Mundial de Corresponsales de Guerra (7 al 11 de octubre de 2002).

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La protección de los periodistas en misión profesional peligrosa. 1983. Tomado de la revista Internacional de la Cruz Roja. Define la protección para los periodistas dentro de las normas del Derecho Internacional Humanitario. Por Hans Peter Gasser.


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De la utopía a la barbarie. Daniel Pécaut. Revista Semana, julio de 2002. Periodismo: Profesión peligro. Periódico El Tiempo. Viernes 3 de mayo de 2002. Apoyo a los periodistas. Diario El Tiempo-Sección Cali. Sábado 23 de mayo de 2002. Cuando uno sabe a lo que se expone. Néstor Raúl Bautista. Periódico El País, Cali miércoles 19 de noviembre de 2003. Debate a responsabilidad de la prensa frente al conflicto. Diario Occidente. Jueves 15 de mayo de 2003. Periodistas bajo el fuego. Por Lina María Herrera. Diario El País - Sección Nación Bogotá. Martes 11 de febrero de 2003. Alto riesgo. Revista Semana. Enero 27 de 2003. Comunicadores, al filo de la muerte. Por Alexandra Farfán. Periódico Tiempos del Mundo. Jueves 6 de febrero de 2003. Ante Celebración día del Periodista. Los periodistas ante la guerra. Por Luis Alfonso Mena. Periódico El País. Domingo 2 de febrero de 2003. Democracia y libertad de Prensa. Carta del defensor José Hernando Castro Caicedo. Periódico Su Defensor de la Defensoría del Pueblo para la divulgación de los Derechos Humanos. Junio / Octubre de 1997.

Códigos Éticos: Código de Ética y responsabilidad del periodista. Comisión de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB). Principios Internacionales de Ética Profesional de Periodismo (UNESCO). Código Internacional Profesional para el Ejercicio Seguro del Periodismo.

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xtos os de seguridad y normatividad: Text Los periodistas y la guerra. CICR. Realizado por Carlos Ríos Sierra. El documento se encuentra en el centro de documentación de la Cruz Roja Internacional en Popayán, Cauca. Carta sobre seguridad de los periodistas en zonas de conflicto y tensiones. Reporteros Sin Fronteras. Protección de los periodistas y de los medios de comunicación. CICR. Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de Agosto de 1949. Comité Internacional de la Cruz Roja, Ginebra 1977. Derecho Internacional Humanitario, aplicable en Colombia. Cruz Roja Internacional y Cruz Roja Colombiana. Compilación de Instrumentos Internacionales. Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Derecho Internacional Humanitario y Derecho Penal Internacional. Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Febrero 2002 Otros textos: Robinson, Mary. Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos sobre Colombia. Salvat, Biblioteca. Las noticias y la información. Enciclopedia de modelos de comunicación PAIDOS. 1999. Constitución Política de Colombia. 1999.

USC - Editorial

El punto de mira: violaciones del DIH, por Roy W.Gutman. Tomado de la Revista Internacional de Cruz Roja. No. 148 de 1998.

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Declaración del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ante el 59° período de sesiones de la Comisión de Derechos Humanos al Presentar su informe sobre Colombia. Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Abril de 2003.


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Informe Anual 2002 Reporteros Sin Fronteras. Los principios fundamentales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR. Ginebra, Suiza 1996. Relatorías: Bonilla, Jorge Iván. Ponencia Periodistas, Políticos y Guerreros, presentada en Medellín durante el VIII Congreso Nacional de Estudiantes de Comunicación Social. Agendas de información y comunicación, abril 9 al 12 de 2003. Valderrama, Ana Fernanda. Conferencia Corresponsales de Guerra, presentada en Cali durante un conversatorio organizado para los estudiantes de Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali. 9 de febrero de 2002. Márquez Gabriel García. Premio Nóbel de Literatura y presidente de la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, palabras presentadas ante la 52ª. Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, en Los Ángeles, EE.UU., octubre 7 de 1996. Morris, Holman. Ponencia presentada en Cali. Cátedra de Paz: papel del periodista y el cubrimiento de la guerra y la paz en Colombia. Septiembre 3 de 1998. Diplomado "Periodismo Responsable en el Conflicto Armado Colombiano". Organizadores Universidad Javeriana, Corporación Medios para la paz, Programa por la Paz de la Compañía de Jesús. Junio-Noviembre de 2003. Videos: El Periodista en tiempos de conflicto. Medidas de protección para misiones médicas. El periodista dentro del conflicto armado en el Valle del Cauca.

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