Editorial Aurora
Caracas, 2023
Edición y diseño
Francisco Guacarán V.
Revisión
Cristina Vargas B.
Diagramación
Alejandro Díaz M.
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Mucho se ha exaltado, en justicia, la genialidad de los coautores de la doctrina del comunismo científico, Carlos Marxi y Federico Engelsii, pero a veces al punto de que pareciera que dicho talento fue dado por una conjunción estelar única, irrepetible, cuasimágica; sin embargo, el análisis de la vida y del método de trabajo de estos hombres demuestra cuán alejada de la realidad es esa valoración idólatra.
La dedicación de Engels al estudio sistemático de la realidad histórica y de su época, el interés por saciar su curiosidad sobre amplias y diversas ramas de la ciencia, la política y la cultura a través de metódicas, planificadas y profundas investigaciones, dan cuenta del camino recorrido para poder alcanzar la elevada talla de cientificidad que logró en su praxis revolucionaria.
Así es como Engels nos legó una inmensa obra científica –tanto en sus colaboraciones con Marx como en solitario–, puesta al servicio de armar intelectualmente al proletariado, en aras de fortalecer su combate contra la explotación asalariada capitalista.
El texto que ofrecemos a los lectores es del referencial libro Cómo estudiaban Marx, Engels y sus discípulos, traducción al español publicada en 1945 por la Editorial Calomino (La Plata, Argeni Tréveris, 5 de mayo de 1818 - Londres, 14 de marzo de 1883. ii Barmen, 28 de noviembre de 1820 - Londres, 5 de agosto de 1895.
tina), al que adicionamos un apéndice con selección de escritos de Engels y puntuales comentarios acerca de su obra.
Finalmente, llamamos la atención sobre algunos detalles formales que se verán a lo largo de los textos. En primer lugar, las cursivas y los paréntesis pertenecen al original, mientras que los corchetes denotan adiciones y supresiones hechas por esta Editorial. En segundo lugar, se conservaron las notas del autor al pie de página –indicando con un asterisco (*) a las que se les actualizaron la fuente y la cita respectiva–, y las incorporadas especialmente para esta publicación se marcaron como notas de la Editorial (N. de la Edit.). En tercer lugar, agregamos intertítulos para facilitar la lectura y estudio del material.
Federico Engels, el gran revolucionario proletario y amigo de [Carlos] Marx, supo como éste acumular conocimientos, enriquecer su memoria con el “conocimiento de todos los valores creados por la humanidad”1. Marx no se cansaba de admirar los vastos conocimientos de Engels llamándolo verdadera enciclopedia. Pero es sabido que Engels, lo mismo que Marx, a pesar de poseer una magnífica memoria, nunca se confiaba en ella; poseía un enorme archivo con sus manuscritos, extractos de periódicos y toda clase de notas y resúmenes, y lo tenía todo dispuesto en un orden ejemplar, repasándolo de tiempo en tiempo como hacía Marx, y sistematizando sus materiales.
Todos los amigos de Engels recalcan en sus memorias su extraordinaria meticulosidad en todos los procesos de su trabajo. “En sus dos grandes y claras habitaciones de trabajo –escribe P. Lafargue2 –, cuyas paredes estaban cubiertas por armarios de libros, no se veía en el suelo ni un trozo de papel, y los libros, con excepción de alguna decena
1 Lenin, Obras completas, t. 25, pág. 407.
2 Paul Lafargue (Santiago de Cuba, Cuba, 1842 - Draveil, Francia, 1911). Médico y revolucionario socialista. Dirigente de la Asociación Internacional de los Trabajadores, conocida como la Primera Internacional, donde conoció a Carlos Marx y a su hija Laura, con quien se casó en 1868. Participó en la revolución de la Comuna de París (1871). Fue uno de los fundadores del Partido Obrero Francés (1879). Algunas de sus obras son El derecho a la pereza (1880), Idealismo y materialismo en la concepción de la historia (1895), El socialismo y la conquista de los poderes públicos (1899) (N. de la Edit.)
de ellos puestos sobre la mesa de trabajo, se hallaban en sus correspondientes lugares. El aspecto del local se asemejaba más a una sala de espera que al cuarto de trabajo de un sabio”3 .
Engels cultivó desde su juventud la costumbre de planificar rigurosamente todas sus actividades, siendo severo consigo mismo en el comienzo y terminación puntuales de cada uno de sus trabajos, no permitiéndose salirse ni un ápice de los plazos fijados.
En los primeros trabajos de Engels podemos aprender cómo se debe proceder con cada trabajo teórico. Desde este punto de vista presenta un gran interés la obra de Engels La situación de la clase obrera en Inglaterra, publicada en el año 1845. Lenin consideraba este libro del joven Engels como “una de las mejores obras de la literatura socialista internacional.”4
En El Capital5, Marx se refiere repetidas veces a este trabajo de investigación de Engels. En una de las notas del primer tomo de El Capital, Marx dice que, comparando este trabajo de Engels con los informes oficiales aparecidos 18 o 20 años después, se ve lo admirablemente que Engels describió hasta en sus más mínimos detalles la situación de la clase obrera: el cuadro está hecho con tal maestría que los datos posteriores no han podido añadir nada sustancial.
3 P. Lafargue, Carlos Marx y Federico Engels, pág. 46.
4 Lenin, Obras completas, t. 17, pág. 31.
5 La obra más referencial de Marx, cuyo primer tomo vio la luz en septiembre de 1867, aunque continuó modificándolo para nuevas ediciones en alemán y en traducciones. Después de la muerte de Marx, Engels preparó para la imprenta y publicó el segundo y el tercer tomo, en 1885 y 1894, respectivamente (N. de la Edit.)
El trabajo preliminar para su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra, Engels lo comenzó a los 22 años, en 1842, cuando vivía en Manchester. Desde entonces y a lo largo de veintiún meses Engels estudió escrupulosamente la situación de los obreros en Inglaterra. En el llamamiento a la clase obrera de Gran Bretaña, insertado a guisa6 de prólogo en su libro7, Engels cuenta cómo trabajó en la preparación del mismo. Estudió absolutamente toda la literatura precedente sobre la materia, analizando detallada y críticamente los diversos documentos oficiales y extraoficiales que pudo hallar. Pero los datos extraídos de los libros y documentos no le satisficieron: los consideraba tan sólo como un conocimiento abstracto de la materia. Engels quería ver a los obreros en sus propias casas, en su vida cotidiana, observar personalmente su lucha contra los opresores. Y así lo hizo.
La experiencia personal, y el contacto directo con los obreros fue la base de su estudio. Engels estudió la realidad viva, conoció a muchos obreros, conversó con ellos sobre su situación y sus necesidades. En una serie de grandes y pequeñas ciudades estudió el estado de las viviendas, de las casas y de los barrios en los cuales vivían los obreros, inspeccionó y describió detalladamente las condiciones de existencia de muchas familias obreras, su salario, su alimentación y vestido. Engels enumera en su libro una serie de ciudades
que visitó repetidas veces, describiendo del modo más detallado todo lo que en ellas vio y escuchó. De un modo particularmente minucioso estudió y describió la ciudad de Manchester, donde él vivió, considerando la situación de la clase obrera de allí como más o menos típica de los grandes centros. En sus visitas a los barrios obreros, Engels hizo incluso unos dibujos de la disposición de las casas obreras y de algunas calles, dibujos que fueron después incluidos en el libro.
Sus observaciones personales, descritas con todo género de detalles, las completó con los hechos y datos extraídos de los libros y documentos. Esta forma concreta de estudiar y trasladar al papel todo lo que vio, escuchó y leyó le dio la posibilidad de descubrir el cuadro horrible de la miseria de los obreros ingleses, que llenó de asombro al mundo.
Engels veía todo lo estudiado por él con los ojos del revolucionario consagrado sin reservas a la causa de los obreros. En el proletariado vio a la clase cuyas condiciones de vida y de lucha por sí misma despiertan en él la conciencia de sus intereses y de su opresión. Vio en la clase obrera la poderosa fuerza llamada a realizar el socialismo, y ya entonces sabía firmemente que el único camino que puede llevar a la clase obrera a la victoria es la fusión del movimiento obrero con el socialismo. En esto, precisamente, vio Lenin el principal mérito de Engels como autor de La situación de la clase obrera en Inglaterra.
Engels, como Marx, sentía un profundo desprecio por la gente que aborda la teoría de una manera superficial, diletante8, y no se aplica a enriquecer sus conocimientos, obligación de todo verdadero revolucionario proletario. En el prólogo a La guerra campesina en Alemania9, en 187410, Engels escribe que “el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie”, y reclama de los socialistas “instruirse cada vez más en todas las cuestiones teóricas”11 .
Lo mismo que Marx, Engels se distinguía por la severidad con que ante todo planteaba sus exigencias para consigo mismo. El conocimiento de su magnífica vida nos enseña el verdadero camino que conduce a la conquista de la ciencia. Para comprender el método de trabajo de Engels es muy importante conocer cómo estudió el arte militar. Esta materia fue para Engels, durante toda su vida, una de las que más fuerte atracción ejerciera sobre él. Pero Engels no se ocupó de la ciencia militar guiado por un interés puramente científico. Subrayaba de continuo la gran importancia práctica que para el movimiento revolucionario del proletariado internacional tiene el arte militar, y, habiéndolo estu-
8 «Que cultiva una actividad de manera superficial o esporádica.», Real Academia Española, idem (N. de la Edit.)
9 Obra escrita por Engels en Londres en 1850, publicada ese mismo año en los números 5 y 6 de la Nueva Gaceta Renana. Revista de política y economía, dirigida por Marx (N. de la Edit.)
10 Para la tercera edición, publicada en 1875 (N. de la Edit.)
11 *C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. 2, p. 180, Editorial Progreso, 1976.
diado a la perfección, fue el primero en ponerlo al servicio del proletariado.
Engels comenzó a estudiar el arte militar en 1851, en Manchester, donde, por el estado de las bibliotecas en aquel tiempo, le costaba un trabajo ímprobo12 obtener los libros que precisaba para esta clase de estudios.
En la carta dirigida a Weydemeyer13 el 19 de junio de 1851, Engels pide le indique las fuentes en las cuales podría encontrar las informaciones necesarias, y enumera aquellas que precisa en primer término:
Lo que necesito ante todo son libros por los cuales, de una parte, pueda formarme una idea de la situación general actual de ciertas ramas del arte militar, y de otra, conocer las diferencias entre los diversos ejércitos modernos; por ejemplo, yo desearía conocer las diferentes construcciones de cañones de campaña y otras cosas semejantes; la organización y las diferentes unidades que forman una división, un cuerpo de ejército, etc. Desearía obtener, especialmente, toda la información posible sobre la organización de los ejércitos, el abastecimiento, la sanidad y todo lo necesario para el equipamiento de cualquier ejército.14
Todos estos detalles los necesitaba Engels, según dice en esta carta, “para comprender y apreciar exactamente los hechos militares-históricos”,
12 «Dicho del trabajo o de un esfuerzo: Intenso, realizado con enorme aplicación.», Real Academia Española, idem (N. de la Edit.)
13 Joseph Weydemeyer (1818-1866). Oficial prusiano de artillería y escritor. Fue miembro de la Liga de los Comunistas, combatió en la revolución de 1848-1849 en Alemania y colaboró en varios periódicos socialistas. Amigo personal y compañero de luchas de Marx y Engels. Emigró a EEUU en 1851, donde ejerció el periodismo y participó en la guerra civil (1861-1865) como coronel de un regimiento del ejército del Norte (N. de la Edit.)
14 Marx y Engels, Obras completas, t. 25, pág. 98.
subrayando que para él era importante “el conocimiento de las cosas prácticas existentes en la realidad y no los sistemas o las invenciones de genios ignorados”.
Engels determinó, como vemos, ante todo, obtener los conocimientos elementales necesarios en las diferentes ramas del arte militar. Estudió la táctica elemental, la fortificación, comenzando con el sistema Vauban15 y terminando con los sistemas modernos de fortines aislados y la historia general de la ciencia militar. “…Después –escribe Engels– necesito conocer profundamente la artillería…”
Por lo que antecede se ve el método que Engels siguió en el estudio del arte militar, método fundado ante todo en el conocimiento hasta en sus más mínimos detalles técnicos de los hechos concretos que se relacionan con el objeto del estudio. Engels tiene, además, un concepto claro sobre el fin que persigue con esta acumulación de conocimientos, sabe seleccionar los detalles, separar lo esencial de lo menos importante, y, finalmente, como siempre, aplica al estudio de la ciencia militar la rigurosa sistematización y planificación del trabajo. “La autoinstrucción, practicada de un modo general, es un absurdo”, escribe Engels, refiriéndose, naturalmente, al estudio sin orden y sin sistema. Para conseguir resultados positivos es preciso estudiar de una manera sistemática,
15 El método de Vauban, para el ejército sitiador, giraba en torno al sistema de tres trincheras paralelas, conectadas por zapas en zig-zag para evitar que el defensor hiciera fuego de enfilada sobre estas líneas de comunicación. Toma su nombre del Marqués de Vauban, Sébastien Le Prestre (1633-1707), destacado estratega e ingeniero militar francés, quien también diseñó fortificaciones y sus sistemas de defensa (N. de la Edit.)
Como Marx, Engels consideró absolutamente necesario estudiar la literatura que le era útil en los idiomas originales y no en las traducciones. El estudio de las lenguas extranjeras lo estimó siempre como una exigencia de la lucha revolucionaria. En este sentido es significativa la carta de Engels a Marx del 18 de marzo de 1852, en la cual explica por qué se dedicó al estudio de las lenguas eslavas y especialmente del ruso. “En la próxima revolución –escribe Engels–, por lo menos uno de los dos conoceremos el idioma, la historia, la literatura y las peculiaridades de las instituciones sociales de aquellos pueblos, con los cuales, precisamente, habrá que entrar pronto en conflicto. Propiamente hablando, Bakunin16 consiguió algo únicamente gracias a que nadie conocía la lengua rusa.”17
Conocer el enemigo en todos sus aspectos, esta exigencia se la imponían a sí mismo Marx y Engels, imponiéndosela al mismo tiempo a cada revolucionario proletario. En aquel entonces, cuando Engels escribía esta carta, ese enemigo era el gendarme de Europa, la Rusia zarista.
Engels conocía a la perfección todos los idiomas europeos, incluso los antiguos, (el latín y el
16 Mijaíl A. Bakunin (1814-1876). Teórico y revolucionario ruso, participante de la revolución de 1848-1849 en Alemania. Uno de los ideólogos del anarquismo. En la Primera Internacional actuó como enemigo rabioso del marxismo; expulsado de ésta en el Congreso de La Haya de 1872 por su actividad escisionista (N. de la Edit.)
17 Marx y Engels, Obras completas, t. 21, pág. 342.
griego). Estudió además algunos dialectos e idiomas orientales. “Un emigrado de la Comuna –escribe Paul Lafargue–, bromeando con motivo de la propiedad de Engels de tartamudear en los momentos de emoción, dijo en cierta ocasión: ‘Engels tartamudea en veinte idiomas”18 .
Es sumamente importante para nosotros conocer cómo Engels estudiaba los idiomas. En ello se ve ante todo el método profundamente dialéctico en el estudio de las cuestiones que le interesaban, método que se aprecia invariablemente en cada trabajo de los fundadores del marxismoleninismo. Cualquiera que fuese la cuestión que Engels se proponía estudiar, tanto si se trataba de escribir un artículo como de orientarse en los acontecimientos en curso y tener una idea absolutamente clara de los mismos, no se limitaba a leer simplemente sino que la estudiaba a fondo, y en el idioma original, completando los conocimientos adquiridos en los libros con su experiencia personal, con el estudio de la realidad concreta, penetrando profundamente en las raíces históricas de los fenómenos estudiados.
Así, al ocuparse en 1853, en relación con la guerra de Crimea19, de la cuestión del Oriente, Engels estudió en detalle la historia de todas las nacionalidades del Oriente, su economía, su cultura, sus condiciones de existencia, y a este fin se
18 P. Lafargue, Carlos Marx y Federico Engels
19 Conflicto armado ocurrido entre 1853 y 1856. Las fuerzas beligerantes fueron: el Imperio ruso junto al Reino de Grecia contra una coalición formada por el Imperio otomano, Francia, Reino Unido y el Reino de Cerdeña. El Imperio ruso se había adueñado de la península de Crimea, ante la debilidad del Imperio otomano por conservarla; esta situación alertó al Reino Unido y Francia quienes querían evitar que el zar Nicolás I expandiera las fronteras rusas hacia el oeste (N. de la Edit.)
dedicó como a una tarea especial al aprendizaje de los idiomas orientales. En 1864, cuando estalló la guerra entre Dinamarca y Prusia, Engels se trasladó a Schleswig y Holstein (provincias entonces en litigio entre Dinamarca y Prusia), observando atentamente en los diferentes puntos de estas provincias en qué idiomas hablaba la población. En la carta del 2 de noviembre de 1864, dirigida a Marx, Engels describe sus observaciones, diciendo:
La relación entre los idiomas y las nacionalidades es muy original. En Flensburgo, donde, según datos daneses, especialmente la parte del litoral es danesa, todos los chicos que en masa juegan en el puerto hablan en un dialecto de Alemania del sur. En cambio, hacia el norte de Flensburgo el idioma que habla el pueblo es el danés, es decir, un dialecto del sur de Dinamarca, del cual no entiendo ni una palabra casi. En Sundeved, los campesinos en las tabernas hablaban distintos idiomas, el danés, el alemán y el alemán del sur, mientras que en Sonderburg, donde yo me dirigía a la gente en danés, siempre recibía la respuesta en alemán.20
“Últimamente me ocupé algo de la filología21 y arqueología22 frisio-jutlandesa y escandinava”, comunicaba Engels a Marx en esta misma carta.
Al estudiar cualquier idioma, Engels estudiaba al mismo tiempo el pueblo cuyo idioma
aprendía: su economía, la historia de su cultura, su literatura, su origen y su historia concreta.
20 Marx y Engels, Obras completas, t. 22, págs. 204-205.
21 «Ciencia que estudia las culturas tal como se manifiestan en su lengua y en su literatura, principalmente a través de los textos escritos.», Real Academia Española, idem (N. de la Edit.)
22 «Ciencia que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la antigüedad, especialmente a través de sus restos.», Real Academia Española, idem (N. de la Edit.)
Marx el 15 de julio de 1865–, las epopeyas heroicas alemanas, el derecho frisio antiguo, etc. En cuanto domine esto un poco, me dedicaré seriamente al idioma noruego antiguo. Su poesía es extraordinariamente difícil en virtud de su intencionada nebulosidad y de la abundancia de nombres mitológicos y estoy viendo que es inútil estudiarla a la ligera; en el momento oportuno tendré que dedicar exclusivamente a esto cuatro semanas, pero cuando esté menos ocupado”24 .
En el estudio de las lenguas extranjeras, Engels tendía siempre a no olvidar ninguna de las aprendidas anteriormente y a conocer el idioma a la perfección. Es sabido lo fácilmente que se olvidan los idiomas extranjeros, si se deja de practicarlos de una manera regular. A pesar de su intensa actividad revolucionaria y su múltiple trabajo científico, no teniendo, se sobreentiende, ninguna posibilidad de dedicarse a todos los idiomas al mismo tiempo, Engels siempre encontraba un modo para refrescar en su memoria uno u otro idioma volviendo a estudiarlo de nuevo. Insistía una y otra vez en el mismo idioma, restando para este fin tres o cuatro semanas de su tiempo extremadamente limitado, hasta llegar a dominarlo como su idioma materno, el alemán.
Este excelente conocimiento de los idiomas extranjeros que poseían tanto Marx como Engels
23 Hermanos Grimm: Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859). Filólogos, investigadores y folcloristas alemanes, autores de más de 200 cuentos producto de un arduo trabajo de transcripción, sistematización y compilación de relatos orales populares. Entre sus obras se encuentran La cenicienta, El príncipe rana, Hansel y Gretel, Rapunzel, Rumpelstiltskin (N. de la Edit.)
24 Marx y Engels, Obras completas, t. 23, pág. 292.
tuvo una importancia enorme en la creación de la Primera Internacional y en la organización del trabajo de sus secciones en diferentes países, prestando al movimiento revolucionario internacional un inapreciable servicio.
La íntima amistad de Marx y Engels, su ininterrumpida comunidad espiritual, la recíproca influencia que el uno ejercía sobre el otro, la constante ayuda y apoyo mutuos tuvieron una importancia excepcional en la vida y en el trabajo de ambos.
Al respecto, escribe Lenin:
Las leyendas de la antigüedad nos ofrecen conmovedores ejemplos de amistad. El proletariado europeo puede decir que su ciencia fue creada por dos sabios y luchadores cuyas relaciones mutuas superan a todas las leyendas antiguas más emocionantes sobre la amistad humana. Engels siempre, y en general con toda justicia, se posponía a Marx. “Al lado de Marx –escribió en una ocasión a un viejo amigo suyo– me correspondió el papel de segundo violín”25. Su cariño a Marx, mientras éste vivió, y su veneración a la memoria del amigo muerto fueron infinitos. Engels, luchador riguroso y pensador severo, era hombre de una gran ternura.26
En los comienzos de su amistad, viviendo juntos en París y en Bruselas, elaboraron ambos la teoría revolucionaria creada por ellos y escribie-
25 Carta de Engels a Johann F. Becker, del 15 de octubre de 1884. Becker (18091886) fue militante del movimiento obrero alemán, participante activo en la revolución de 1848-1849, uno de los organizadores de la Primera Internacional, amigo y compañero de luchas de Marx y Engels (N. de la Edit.)
26 *Lenin, Obras completas, t. 2, pp. 12-13, Editorial Progreso, Moscú, 1981.
La ideología alemana28, en los cuales sentaron ya los fundamentos de su doctrina. Más tarde, viviendo y trabajando en diferentes ciudades, seguían manteniendo por medio de correspondencia o de entrevistas personales una estrecha relación entre sí.
La correspondencia de Marx y Engels nos demuestra cuán fecundo fue para ambos este mutuo intercambio. Se consultaban sus opiniones respecto a los trabajos y nuevos descubrimientos, decidían y fundamentaban en sus cartas las cuestiones surgidas a ambos en el proceso del trabajo, compartiendo sus pensamientos. Marx y Engels se prestaban mutuamente una gran ayuda, compartiendo sus conocimientos, resumiendo a veces en las cartas artículos enteros para conocer sobre ellos sus respectivas opiniones.
En la época en que Engels trabajaba activamente en Manchester, estudiando principalmente la ciencia militar, Marx pasaba en Londres los días y las noches en la elaboración de su teoría económica. Engels tenía plena conciencia de la extraordinaria importancia de esta obra de Marx. Se avino a tener que aceptar un trabajo terriblemente desagradable de oficinista en la firma de
27 Obra filosófica escrita en 1844 por Marx y Engels, en la que someten a una crítica implacable el idealismo de Hegel y las concepciones de los «jóvenes hegelianos», al mismo tiempo que desarrollan las bases del materialismo dialéctico e histórico (N. de la Edit.)
28 Obra filosófica de Marx y Engels, escrita entre 1845 y 1846, en la que desarrollan las ideas plasmadas en La Sagrada Familia y exponen las claves de la concepción materialista de la historia: las formaciones socioeconómicas, las fuerzas productivas, la relación entre el ser social y conciencia social, entre otras (N. de la Edit.)
la que era accionista su padre. Engels odiaba este trabajo del comercio, al que llamaba maldito y de perros, a pesar de lo cual lo aceptó con el único fin de ayudar económicamente a Marx que atravesaba una situación material increíblemente difícil. Engels no sólo ayudaba a Marx con dinero; frecuentemente le escribía los artículos, hacía por él las traducciones o cualquier otro trabajo, facilitando así el trabajo de Marx. Después de la muerte de Marx, Engels, en el año 1887, refiriéndose a esto escribió:
A consecuencia de la división del trabajo que existía entre Marx y yo, me tocó defender nuestras opiniones en la prensa periódica, lo que, en particular, significaba luchar contra las ideas opuestas, a fin de que Marx tuviera tiempo de acabar su gran obra principal.29
Engels prestó también a Marx una enorme ayuda en la elaboración de su teoría económica. Marx estaba muy interesado en que cada uno de sus descubrimientos científicos fuera atentamente estudiado por Engels y discutido por ambos. “Tu reciente descubrimiento económico –escribió Engels a Marx el 12 de febrero de 1851– es actualmente para mí materia de las más serias investigaciones. Hoy no tengo tiempo de detenerme en ello detalladamente, pero a mí me parece completamente acertado. Sin embargo, con las cifras no se puede bromear; por eso estudio cuidadosamente esta historia”30 .
29
*C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. 2, p. 317, Editorial Progreso, Moscú, 1976.
30 Marx y Engels, Obras completas, t. 21, pág. 149-150.
“
Me alegra mucho que tú estés satisfecho de ello”, escribe Marx a Engels con motivo de uno de sus juicios.
A su vez, Engels se dirigía frecuentemente a Marx para aconsejarse, compartiendo con él sus opiniones sobre la literatura y sobre los acontecimientos políticos. El trabajo teórico de Engels en Manchester es extraordinariamente dificultado por la pobreza de las bibliotecas. A veces se veía obligado durante semanas enteras a “correr en vano” en busca del libro necesario, perdiendo mucho tiempo para hallar la información sobre una u otra cuestión especial. Marx ayudaba constantemente a Engels en su trabajo, recogiendo para él en la biblioteca del Museo Británico las notas necesarias. Conseguía libros para Engels y, hurgando a veces durante días enteros, buscaba con el afán propio de él las informaciones que le hacían falta a su amigo.
Marx prestó también una gran ayuda a Engels en la preparación de una de sus mejores obras, el Anti-Dühring31 . Engels leyó a Marx todo el manuscrito antes de ser enviado a la imprenta. El décimo capítulo, referente a la Economía Política (“De la Historia crítica”), fue íntegramente escrito por Marx, según refirió Engels mismo a los lectores en el prólogo a la segunda edición de este libro. “La colaboración de Marx se explica porque
31 Obra de Engels escrita durante 1876-1878, difundida inicialmente por entregas y publicada en forma de libro, en agosto de 1878, con el título La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring, en la que critica los postulados oportunistas y pequeñoburgueses del filósofo alemán. Engels analiza los asuntos claves de la filosofía y las ciencias naturales, y sistematiza las tesis fundamentales del marxismo: el materialismo dialéctico e histórico, la crítica a la economía política capitalista y la teoría del comunismo científico. Esta obra ha sido clave para el desarrollo del movimiento comunista internacional (N. de la Edit.)
camente en cuestiones científicas especiales.
En el año 1870, cuando Engels consiguió al fin liberarse del maldito comercio, se instaló en Londres, a diez minutos de camino de la casa donde habitaba Marx.
Cuenta Paul Lafargue:
Cada día, alrededor de la una de la tarde, Engels se dirigía a casa de Marx, y si hacía buen tiempo y Marx estaba dispuesto, iban a pasear juntos al campo de Hampstead. Cuando no era posible pasear por las razones que fuese, conversaban durante una o dos horas en el gabinete de trabajo de Marx, paseándose por la habitación cada uno en diferente diagonal. Recuerdo vivamente ahora una de las discusiones sobre la cuestión de los albigenses33, la cual se prolongó por espacio de varios días. Marx estudiaba entonces el papel de los mercaderes judíos y cristianos en la Edad Media. En los intervalos de la discusión cada uno meditaba separadamente las cuestiones discutidas para llegar a una conclusión común. Valoraban tan altamente el uno al otro que ninguna crítica de sus ideas y trabajos tenía para ellos tanta importancia como este intercambio de opiniones. Marx no cesaba de admirar la universalidad de conocimientos de Engels, su sorprendente agilidad mental, gracias a lo cual con extraordinaria facilidad pasaba de una materia a otra, mientras que Engels, por su parte, se maravillaba de la potencia de análisis y síntesis de Marx.34
33 Integrantes de una comunidad religiosa que floreció en los siglos XII y XIII en la ciudad de Albi, en el sur de Francia, y se propagó en varias ciudades europeas. Su concepción dualista y combinación con elementos doctrinales distintos al cristianismo les hacía críticos a la jerarquía católica (N. de la Edit.)
Muchas veces, antes y después de la muerte de Marx, se refirió Engels a la superioridad de Marx, a su genio. “Marx supera tanto a todos nosotros con su genio –escribe en una de sus cartas, en 188135 –, con su casi excesiva escrupulosidad científica, con su portentoso saber, que si cualquiera se atreviese a criticar sus descubrimientos saldría malparado”36 .
En sus cartas y prólogos a las obras hechas conjuntamente con Marx y en sus intervenciones después de la muerte de Marx, Engels subraya constantemente que el mérito principal en la creación de la teoría revolucionaria del socialismo científico le pertenece a Marx. En su folleto Ludwig Feuerbach37, publicado en 1888, Engels escribió:
Permítaseme aquí un pequeño comentario personal. Últimamente, se ha aludido con insistencia a mi participación en esta teoría; no puedo, pues, por menos de decir aquí algunas palabras para poner en claro este punto. Que antes y durante los cuarenta años de mi colaboración con Marx tuve una cierta parte independiente en la fundamentación, y sobre todo en la elaboración de la teoría, es cosa que ni yo mismo puedo negar. Pero la parte más considerable de las principales ideas directrices, particularmente en el terreno económico e histórico, y en especial su formulación nítida y definitiva, corresponden a Marx. Lo que yo aporté –si se
35 Carta de Engels a Eduard Bernstein, 25 de octubre de 1881. Bernstein (18501932) fue un activista político socialdemócrata alemán, inicialmente colaborador de Marx y Engels, más tarde se dedicó a desarrollar sus ideas revisionistas sobre el marxismo. Se conoce como padre de la socialdemocracia reformista (N. de la Edit.)
36 Marx y Engels, Obras completas, t. 27, pág. 158.
37 Escrito a inicios de 1886 y publicado con el título: Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (N. de la Edit.)
exceptúa, todo lo más, dos o tres ramas especiales–pudo haberlo aportado también Marx aun sin mí. En cambio, yo no hubiera conseguido jamás lo que Marx alcanzó. Marx tenía más talla, veía más lejos, atalayaba más y con mayor rapidez que todos nosotros juntos. Marx era un genio; nosotros, los demás, a lo sumo, hombres de talento. Sin él la teoría no sería hoy, ni con mucho, lo que es. Por eso ostenta legítimamente su nombre.
AA las clases obreras de Gran Bretaña1 ¡Trabajadores! vosotros dedico una obra en la que he intentado describir a mis compatriotas alemanes un cuadro fiel de vuestras condiciones de vida, de vuestras penas y de vuestras luchas, de vuestras esperanzas y de vuestras perspectivas. He vivido bastante tiempo entre vosotros, de modo que estoy bien informado de vuestras condiciones de vida; he prestado la mayor atención a fin de conocerlas bien; he estudiado los diferentes documentos, oficiales y no oficiales, que me ha sido posible obtener; este procedimiento no me ha satisfecho enteramente; no es solamente un conocimiento abstracto de mi asunto lo que me importaba, yo quería veros en vuestros hogares, observaros en vuestra existencia cotidiana, hablaros de vuestras condiciones de vida y de vuestros sufrimientos, ser testigo de vuestras luchas contra el poder social y político de vuestros opresores. He aquí cómo he procedido: he renunciado a la sociedad y a los banquetes, al vino y al champán de la clase media, he consagrado mis horas de ocio casi exclusivamente al trato con simples obreros; me siento a la vez contento y orgulloso de haber obrado de esa manera. Contento, porque de ese modo he vivido muchas horas alegres, mientras al mismo tiempo conocía vuestra verdadera existencia –muchas horas que de otra
1 Dedicatoria escrita en inglés, que encabeza su obra La situación de la clase obrera en Inglaterra. En una carta a Marx del 19 de noviembre de 1844, Engels explica que desea “publicarla aparte y dirigirla a los jefes de los partidos políticos, a los literatos y a los miembros del Parlamento”. Esta dedicatoria figura, en inglés, en las ediciones alemanas de 1845 y 1892, pero no aparece en las ediciones norteamericana e inglesa de 1887 y 1892.
manera hubieran sido derrochadas en charlas convencionales y en ceremonias reguladas por una fastidiosa etiqueta–; orgulloso, porque así he tenido la ocasión de hacer justicia a una clase oprimida y calumniada a la cual, pese a todas sus faltas y todas las desventajas de su situación, sólo alguien que tuviera el alma de un mercachifle inglés podría rehusar su estima; orgulloso asimismo porque de ese modo he estado en el caso de ahorrar al pueblo inglés el desprecio creciente que ha sido, en el continente, la consecuencia ineluctable de la política brutalmente egoísta de vuestra clase media actualmente en el poder, y, muy simplemente, de la entrada en escena de esta clase.
Gracias a las amplias oportunidades que he tenido de observar al mismo tiempo a la clase media, vuestra adversaria, he llegado muy pronto a la conclusión de que tenéis razón, toda la razón, de no esperar de ella ninguna ayuda. Sus intereses y los vuestros son diametralmente opuestos, aunque trate sin cesar de afirmar lo contrario y quiera haceros creer que siente por vuestra suerte la mayor simpatía. Sus actos desmienten sus palabras. Yo espero haber aportado suficientes pruebas de que la clase media –pese a todo lo que se complace en afirmar– no persigue otro fin en realidad que el de enriquecerse por vuestro trabajo, mientras pueda vender el producto del mismo, y de dejaros morir de hambre, desde el momento en que ya no pueda sacar más provecho de este comercio indirecto de carne humana. ¿Qué han hecho ellos para demostrar que os desean el bien, como ellos dicen? ¿Han prestado jamás la menor atención a vuestros sufrimientos? ¿Jamás han hecho otra cosa que consentir en los gastos que implican media docena de comisiones de investigación cuyos
voluminosos informes son condenados a dormir eternamente debajo de montones de expedientes olvidados en los anaqueles del Home Office2? ¿Jamás han revelado sus modernos Libros Azules las verdaderas condiciones de vida de los “libres ciudadanos británicos”? En absoluto. Estas son cosas de las cuales prefieren no hablar. Ellos han dejado a un extranjero la tarea de informar al mundo civilizado sobre la situación deshonrosa en que sois obligados a vivir. Extranjero para ellos, pero yo espero que no para vosotros. Puede ser que mi inglés no sea puro; pero abrigo la esperanza de que, a pesar de todo, resulte un inglés claro.
Ningún obrero en Inglaterra –ni tampoco en Francia, dicho sea de paso– jamás me ha considerado extranjero. Siento la mayor satisfacción al ver que estáis exentos de esa funesta maldición que es la estrechez nacional y la suficiencia nacional y que no es otra cosa a fin de cuentas que un egoísmo en gran escala; he notado vuestra simpatía por cualquiera que consagre honradamente sus fuerzas al progreso humano, ya se trate de un inglés o no –vuestra admiración por todo lo que es noble y bueno, ya sea producto de vuestro suelo natal o no–; he hallado que sois mucho más que miembros de una nación aislada, que sólo desearían ser ingleses; he comprobado que sois hombres, miembros de la gran familia internacional de la humanidad, que habéis reconocido que vuestros intereses y aquellos de todo el género humano son idénticos; y es a este título de miembros de la familia “una e indivisible” que constituye la humanidad, a este título “de seres humanos” en el sentido más pleno del término, que yo saludo –yo y muchos
otros en el continente– vuestro progreso en todos los campos y os deseamos un éxito rápido. ¡Y ante todo por el camino que habéis elegido! Muchas pruebas os esperan aún; manteneos firme, no os desalentéis, vuestro éxito es seguro y cada paso adelante, por la vía que tenéis que recorrer, servirá nuestra causa común, ¡la causa de la humanidad!
Federico Engels Barmen (Prusia renana), 15 de marzo de 1845.3
Marx y Engels siempre consideraron de gran importancia los asuntos relacionados con la guerra; por eso, a menudo se ocuparon de problemas militares. Prueba de ello lo constituye también el siguiente pasaje de la carta de Engels a Marx del 7 de enero de 1858:
Entre otras cosas, estoy leyendo lo que escribió [Karl von] Clausewitz [1780-1831] sobre la guerra.
Extraña manera de filosofar, pero muy buena en su especialidad. A la pregunta de si la guerra debe llamarse arte o ciencia, responde que la guerra se parece más al comercio. El combate es a la guerra lo que el pago al contado es al comercio, pues por raro que sea el caso en que pueda necesitarse que ocurra, todo está dirigido hacia él y eventualmente debe tener lugar de todas maneras y ser decisivo.4
Engels publicó en el periódico burgués Pall Mall
3 F. Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, Publicaciones MIA, 2019, pp. 2-4 (N. de la Edit.)
4 C. Marx y F. Engels, Correspondencia, Editorial Cartago, Buenos Aires, 1973, p. 89 (N. de la Edit.)