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Silvia Lozada. (Segunda parte

SILVIA LOZADA:

EJEMPLO DE UNA MUJER VISIONARIA QUE SE ATREVIÓ A SOÑAR (SEGUNDA PARTE) Por: Olivita de México

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Fotografía: Silvia Lozada

Amigos lectores, en mi anterior participación les compartí aspectos muy interesantes de la vida de Silvia Lozada Badillo, admirable mujer, usuaria de perro guía y actualmente directora de la Escuela de Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP, cuya creación es el resultado de la clara visión de una mente soñadora que se ha distinguido por su lucha incansable en favor de la inclusión, movilidad y autonomía de las personas con discapacidad visual de nuestro país.

También hice hincapié en el contexto lleno de adversidades en el que a Silvia Lozada le tocó crecer: un México con recurrentes crisis económicas, pero sobre todo la inexistencia de una cultura en pro de la diversidad, trato digno e igualdad de las personas ciegas y con otras discapacidades. Eran principios de la década de los ochenta cuando, en la escena internacional, las asociaciones civiles conformadas por dichas personas y sus familias se organizaron para luchar básicamente por la reivindicación de sus derechos humanos.

A pesar de los cambios que se daban en el mundo en materia de discapacidad, a la sociedad mexicana de aquellos tiempos, como lo afirma Silvia en una entrevista que le realicé el pasado 10 de febrero, “…poco le interesaban las necesidades de movilidad, seguridad e independencia de las personas ciegas, y mucho menos conocían el valioso trabajo que los perros guía, entrenados profesionalmente, son capaces de efectuar en beneficio de las personas ciegas y de baja visión, mejorando innegablemente su calidad de vida”.

Después de librar una ardua batalla, estos grupos lograron que se dejara de considerar a la discapacidad como un problema médico y de rehabilitación, caritativo o de dependencia, para darle un aspecto más humano. Este

Fotografía: Silvia Lozada trascendental cambio fue gracias a la persistencia de activistas y soñadores como nuestra protagonista quien, desde entonces, al igual que muchos luchadores sociales, alzó la voz para que la sociedad cambiara en sus actitudes respecto de cómo visualizar y tratar a las personas ciegas.

Incluso se atrevió a romper esquemas y, pese al sinfín de obstáculos que se le presentaron, ella no sucumbió ante sus ideales; así, en 1988 proyectó la edificación de la primera escuela de entrenamiento de perros Guía de México y de toda Latinoamérica, siendo su objetivo brindar a los ciegos que no podían viajar al extranjero en búsqueda de un perro lazarillo, la valiosa oportunidad de obtenerlo entrenado completamente en nuestro país.

Sin embargo, el camino para que México contara con su propia escuela de perros guía no fue nada fácil, sobre todo porque había que empezar por convencer a las autoridades, empresarios e, incluso, a los propios y potenciales usuarios quienes creían que este proyecto era demasiado ambicioso y que, por tanto, solamente podría llevarse a cabo en países del primer mundo, pero nunca en un país como el nuestro.

Afortunadamente en todo este proceso hubo personas como el esposo de Silvia, Carlos García Díaz, Administrador de Empresas de profesión, cuya fuerza y ánimo fueron determinantes para que Silvia continuara haciendo historia. Desde un principio su compañero de vida estuvo enamorado del proyecto y la animó para continuar insistiendo, pues siempre tuvo fe y la certeza de que algún día la escuela sería reconocida por la sociedad mexicana, ello la alentaba todos los días para seguir trabajando en favor de los usuarios de perros guía.

Además de la desconfianza hacia un proyecto de tal magnitud, Silvia tropezó con otros desafíos como la escasa información y difusión acerca del extraordinario trabajo que desempeñan los perros Guía; el desconocimiento del funcionar de escuelas en donde estos canes son entrenados de manera profesional; la inexistencia de instructores con la experiencia necesaria para graduar a los primeros binomios (usuario - perro Guía) y el más importante, cómo obtener los recursos para construir y mantener la escuela.

Lo anterior requería indudablemente de la visión, tenacidad, coraje y la fortaleza de una gran guerrera y, al mismo tiempo, de la sensibilidad de una usuaria de estos maravillosos canes. De ahí que su experiencia fue fundamental para que se hiciera una realidad el sueño de que México tuviera su propia escuela para entrenamiento de perros Guía.

Quizá muchos de ustedes se preguntarán ¿cómo dio comienzo este gran sueño? Todo inició en 1982. Ella era aún muy joven y estudiaba la preparatoria cuando tuvo la

oportunidad de viajar al norte de Estados Unidos en busca de su primer perro Guía, siendo febrero el mes en que la escuela Leader Dogs for the Blind, localizada en Rochester, Michigan, le donó a Duchess, una inquieta pero preciosa Pastor Alemán, que cambiaría su vida radicalmente al darle la seguridad e independencia que siempre había anhelado.

Le bastaron 26 días de entrenamiento en Leader Dogs para sentir la diferencia de caminar con el bastón blanco en comparación a ser guiada por su perra Guía. Durante el entrenamiento Silvia conoció al señor Carlos Gallusser, su instructor y quien fuera pieza clave para robustecer en ella el ideal de la creación de una escuela de perros Guía.

Al llegar a Ciudad de México inician su proceso de adaptación y Duchess proporciona a Silvia, además de fidelidad y cariño incondicionales, la seguridad y rapidez al caminar. Nunca antes había experimentado esa movilidad, sobre todo en un país como México, donde las ciudades se caracterizan por su falta de planeación y accesibilidad para que las personas con diferentes tipos de discapacidad puedan desplazarse sin dificultad alguna.

Y aun cuando Silvia cumplió su sueño de ser conducida por un perro Guía, paradójicamente se enfrentó a -según sus propias palabras-, “…un México en donde no existía artículo de ninguna ley que estableciera el acceso de los perros Guía, por lo mismo había que hablar con las personas que impedían el acceso a los transportes y lugares públicos: gerentes, policías, conductores de transporte, recepcionistas. Yo era consciente de eso incluso desde antes de ir por mi perrita, […] sabía que solamente hablando, hablando y hablando era la única forma como se lograría un cambio”.

Había que trabajar mucho para lograr una legislación que defendiera los derechos de libre acceso del binomio, pero también pensar a futuro y visualizar una escuela en donde se entrenara a los perros Guía, de acuerdo con las características de las calles de nuestro país, ofreciendo, al mismo tiempo, oportunidad de trabajo a entrenadores y demás personal de apoyo.

Fueron años de lucha, de tocar puertas, de convencer, gestionar, sensibilizar, informar y difundir, así como de educar a la sociedad mexicana en torno al tema de los perros Guía, enfatizando en los recursos que se invierten en su entrenamiento: instructores calificados, instalaciones adecuadas, salud, alimentación y cuidados del perro, así como alojar a los usuarios durante el curso de entrenamiento.

Lo anterior es un reflejo del constante activismo de esta admirable mujer, pues a pesar de que en nuestro país hace falta fortalecer una cultura de la donación, ha trabajado

Fotografía: Silvia Lozada

intensamente para que su escuela, desde su fundación hasta el día de hoy, haya graduado a 125 binomios en los diferentes estados de la República, incluso hay perros de la escuela de México trabajando en países como Chile, Costa Rica y Guatemala.

Finalmente, sería interminable reseñar en unos cuantos párrafos toda la obra de Silvia Lozada Badillo, quien a lo largo de su activismo ha sido galardonada con numerosos y merecidos premios. No obstante, puedo afirmar que a ella le gustaría más que la sociedad mexicana mostrara su solidaridad hacia las personas con discapacidad visual y usuarias de perros Guía, pues para Silvia es un privilegio y un deber servir a los demás, sobre todo cuando se trata de apoyar para que estas personas sean autónomas en todos los ámbitos de su vida.

Son muchos los binomios graduados de la escuela, e igual ha aumentado sus servicios para apoyar a los ciegos en su cotidianidad: en su rehabilitación, en ayuda psicológica, orientación y movilidad, en sus actividades de la vida diaria, en el aprendizaje de la tiflotecnología, en la escritura braille. Y haría todavía más en favor de los ciegos si recibiera mayor apoyo y donaciones de la sociedad.

Si te interesa contribuir para que una persona ciega pueda desplazarse de manera independiente y segura, no dejes de solidarizarte con la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos IAP. Tu contribución será determinante para que una persona ciega sea productiva con el apoyo de un perro Guía entrenado en México.

www.perrosguia.org.mx Correo electrónico: guiaparaciegos@perrosguia.org.mx Teléfono: 55 56 73 15 87

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