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Siguiendo la Pista

CRÓNICA DE UNA EXPOSICIÓN EN LA NUEVA NORMALIDAD

Por: Lupita Murrieta

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Dicen que todos estamos en el mismo barco, pero no es así, estamos en la misma tempestad, algunos protegidos y la mayoría en una crisis desesperante. Nunca imaginamos que la pandemia por Covid-19 duraría tanto, trayendo consigo desempleo, falta de ingresos, afectando a una parte del gremio canófilo debido a la cancelación de diversas actividades consideradas como no esenciales, olvidándonos de que en cada una ellas hay un sector laboral, para el que es su única fuente de ingresos. Por lo que al saber que diversas actividades iniciarían para apoyar la reapertura económica, surgió la idea de plantear la posibilidad de realizar Cholollan 2020, con la firme intención de apoyar a los manejadores profesionales, regresarles un poco de lo que ellos nos dan a los clubes cada año.

Sabedores de que el realizar nuestra exposición conllevaba un gran reto y muchas críticas, decidimos continuar enviando nuestro proyecto a la Federación Canófila Mexicana AC, solicitando la autorización para realizarla en el municipio de Huaquechula, Puebla, en “La Rinconada de los Cuatro Secretos”, a 30 minutos de la capital poblana, lugar que permitiría guardar toda la distancia posible, por contar con 60 mil metros cuadrados de superficie, aislados de la urbe.

Así mismo, informamos los protocolos que se implementarían para salvaguardar la salud, elaborados de la mano de profesionales y expertos en la materia, los cuales se convirtieron en nuestra prioridad, decidiendo no escatimar gastos para estas medidas.

Gracias a la confianza de la Federación Canófila Mexicana AC, continuamos con la tarea de acudir con las autoridades correspondientes para presentar nuestro proyecto. Afortunadamente obtuvimos la autorización para realizar nuestro evento con un aforo reducido y a puerta cerrada, sin visitantes. Entre menos personas asistieran el riesgo sería menor. Al contar con las autorizaciones oficiales iniciamos la elaboración de lineamientos y procedimientos; tuvimos muchas adversidades, diferentes opiniones, pero no nos detuvimos, continuamos.

Fotografías: Club Cholollan

Fotografías: Club Cholollan

Para mí, las cosas se pueden hacer si se investiga, se reglamenta y se supervisa.

En una exposición canina en la nueva normalidad tendrían que implementarse procedimientos diferentes, desde evitar prácticas comunes como entrar y salir del recinto, hasta crear una pre-antepista (previa a la antepista, por supuesto), controlar el número de manejadores dentro de pista, siempre evitando aglomeraciones, desinfectar mesa y rampas antes de cada ejemplar. La distancia entre áreas de arreglo fue mayor a la común (mínimo tres metros), por lo que algunas áreas de arreglo estaban a una distancia considerable de las pistas; pero en nuestro país no estamos acostumbrados a esas distancias y para la mayoría eso no importaba porque es meramente banal; el caso es que después de cinco meses regresábamos a una exposición, volvíamos a las pistas, a trabajar, a tener un ingreso que ya no podía esperar, estar lejos era lo de menos; implementamos horarios, apoyamos para que nadie quedara ausente, la entrega de moñas y premiación de grupo se manejó de forma diferente, para que el contacto físico fuera el menor.

Como lo mencioné anteriormente, nuestra prioridad fue siempre salvaguardar la salud implementando un protocolo general. Antes de la apertura se desinfectaron todas las instalaciones, incluidos los dormitorios; al ingresar se sometió a los participantes a la toma de temperatura, aplicación de gel antibacterial, desinfección de calzado, aspersión de cuerpo completo y desinfección de vehículos por dentro y por fuera a través de termonebulización; las áreas comunes se desinfectaban constantemente. Todo lo anterior se hizo con productos que cumplían con las certificaciones solicitadas y con una durabilidad en superficies de ocho días, no tóxicos y amigables con la naturaleza.

Al paso de los días comprobamos la efectividad de este protocolo, ninguno de los asistentes presentó un síntoma y menos un contagio, de lo cual nos sentimos muy satisfechos. Agradecemos a los profesionales de Protección Civil, al doctor Jorge Luis Lerin y a Carlos Sánchez Miñón, mil gracias por su colaboración tan profesional.

Una exposición canina en estos tiempos conlleva más gastos de los que comúnmente se realizan, pero el presupuesto nos dio oportunidad de obsequiar cubrebocas profesionales KN95 a los asistentes y adquirir una máquina profesional para las desinfecciones.

No quiero dejar como desapercibida la conducta anticanófila de un mínimo porcentaje de asistentes, que no quisieron adaptarse, trataron de no respetar reglas, se empeñaron en tratar de perjudicar el evento y viene a mi mente una reflexión muy sonada en estos momentos: “Esta pandemia saca lo mejor y lo peor de nosotros, mostrando lo que tenemos en nuestro interior”.

En lo personal siempre respeté las opiniones encontradas del evento, a mí, si algo no me gusta, simplemente no soy parte de ello y ya, así de sencillo.

Sabemos que no descubrimos el hilo negro, que estuvimos de cierta forma incómodos, pero el fin -como se mencionó en múltiples ocasiones- era meramente que los manejadores pudieran laborar, hay cosas que mejorar, pero puedo decir de forma personal que me siento muy satisfecha con los resultados de la misma, nos atrevimos y demostramos que sí se puede.

No puedo dejar pasar por alto una mención muy especial a los señores jueces, Laura André, Armando Rosas, Germán Otero y Elizardo Valadéz, a los secretarios de Juez, Jesús y Dulce María Cruz, quienes son los que dentro de una exposición canina tienen mayor contacto con las personas, para ellos mi reconocimiento y (*) eterno agradecimiento.

Agradezco a la mayoría de los participantes; demostraron el significado de lo que es ponerse la camiseta, con hechos no con palabras, respetando las reglas, apoyando en todo momento, esto nos demostró que unidos fue posible. Mi más inmensa gratitud a todos los que directa o indirectamente contribuyeron para que fuera posible, al equipo de trabajo detrás de CHOLOLLAN 2020: Carlos A. Ocón, mi cómplice en todo momento. Omar y Tomás Almanza, gracias por siempre estar al pie del cañón. Andrea Mota, muchas gracias por tu invaluable apoyo; a mi querido amigo tras bambalinas, gracias por tus exigencias, tu tolerancia y consejos nos impulsaron a hacer las cosas lo mejor posible, me demostraste lo que es amar de verdad a la canofilia.

Gracias a la Federación Canófila Mexicana AC, por confiar en nosotros y permitirnos realizar la primera exposición canina después del inicio de la pandemia, no sólo en México, sino en toda América Latina, todo un honor haber tenido el privilegio de que CHOLOLLAN 2020, fuera parte de esta reapertura canófila, sin duda una historia que muchos al paso del tiempo contaremos y diremos “YO ESTUVE AHÍ”.

Siempre orgullosa de la canofilia mexicana, porque lo hecho en MÉXICO está bien hecho.

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