Martes 16 de noviembre a miércoles 15 de diciembre de 2021
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–Pregúntale: esa luz que se apaga ¿es un imperio o una luciérnaga? –expresó Borges–. Si puedes, hazlo en la lengua de los reyes, en inglés. –Naaa, ponle “Chiquillaaa” –dijo Rulfo, que traía una cara como si hubiera cruzado Comala de rodillas, y abundó–: luego le dices “tienes los ojos azucarados” y “los cachetitos sabor a du-
Al final, mejor escribí este cuento, porque eso de pedir consejo a otros escritores termina siempre en tragedia o en borrachera.
pachecobenjas@gmail.com *Es periodista, quien gusta de practicar la literatura y la fotografía. Ha sido reconocido en certámenes de poesía, cuento y ensayo
De la imagen primitiva a la obra de arte Por Francisco Moreno*
Foto: Vanessa Rodríguez Magaña
India con hojas frescas y razno”. Siempre me funciosemillas de cannabis. Res- nó con Clarita. pondí que únicamente tenía agua de Jamaica. –¡Yo hablo del amor en el sentido más alto de la –Merde –comentó por palabra. La redignificación lo bajo. Recordé que tenía del hombre, la desenajenavino del Valle de Guada- ción del propio ser humano! lupe y me miró como si le –volvió a gritar Revueltas. hubieran dado el Nobel de Literatura a Carlos Fuen–No, dile que quieres entes, en lugar suyo. Rulfo, trar en sus aguas, ahogarte que quién sabe qué hongo a medias y, en un cerrar de se habría metido, miraba al ojos, encontrarte arriba, en techo. Decía: “Hacia tantos lo alto del vértigo, misterioaños que no alzaba la cara, samente suspendido para que me olvidé del cielo”. Re- caer después como una pievueltas lo volvió a empujar dra –sugirió Paz. y sólo así terminaron ambos sentados en los demás silloYo escribía todo esto con nes. Nunca supe de dónde letra horrible en mi diario, sacó cacahuates japoneses, tratando de seguirles el supongo que los traía en su paso. saco. –Dile que esta mano, la La combinación de perso- que escribe, es la que algunalidades era demasiado ex- na vez tocaba su cabellera plosiva, así que decidí entrar –enfatizó Borges. en materia. –¡Chiquillaaa! –seguía –Ehm… Quiero escribirle necio Rulfo–, que le ponuna carta a... ¿Qué me reco- gas chiquillaaa. Luego le miendan? –consulté. dices que te pusiste a meSilencio. dir el tamaño de tu cariño y que dio 685 kilómetros Revueltas, como si termi- por la carretera. nara de atravesar unos densos muros de agua, fue el Los demás lo miraron con primero en responder. De extrañeza, pero la mente de un salto, se posó en el sillón Rulfo ya andaba, como el y afirmó: viento, rascando otras techumbres lejanas. –Muy bien: todo acto de creación es un acto de amor. Huelga decir que aquello terminó en borrachera. El –Dile que el amor es un viaje al Oxxo con los esjuego, una creación perpe- critores merece su propia tua –indicó Paz. historia.
U
n mapa inscrito sobre papel señala coordenadas extrañas. Está sembrado de signos amorfos, símbolos que guían la mirada a rutas inciertas. Cartografía que encripta un saber destinado sólo para aquellos que abren los ojos sin amarras ni razonamientos. Las imágenes primitivas que desarrolló el Homo sapiens surgen de la necedad y la zozobra, la representación como tabla de salvación, espejo de sí mismo, liberación del ser. No hay necesidad de datar cuándo empezamos a arrojar fuera de nuestra caverna personal lo que observamos y sentimos, aquello que experimentamos; nada determina el lindero entre la imaginación y la realidad, pues los primeros pictogramas son una necesidad inconsciente que satisface y extenúa la angustia para descubrir que la vida es un rayo poderoso, un amanecer efímero, una nube diluida, un parpadeo matutino. Buscamos sobrevivir y trascender. En nuestra corta estancia desde que utilizamos la razón para explicar, saber y descubrir, el conocimiento maduró las circunvoluciones del cerebro, y la huella genética que nos demanda mostrarnos únicos y diferentes allanó la habilidad para crear a través de líneas, formas, color, luz e imágenes que hacen de nosotros una pléyade de existencia, un universo propio. Estamos y somos, no solos, sí con el otro como reflejo y testigo de nuestra presencia. No hay necesidad de descifrar las obras de arte, sí de contemplarlas. La mano de quien las creó filtra sus emociones y sentimientos cuando las observamos. De la figuración a la mancha, del color a la luz, las obras de arte tejidas en lienzos, madera, papel, bronce, mármol o piedra resguardan señales que nos permiten navegar en el mar de nuestra historia, la nada y el todo que nos circunde. Un dibujo que nace de las manos de una niña, la belleza de un rostro que sobrevive al Vesubio, un paisaje con iluminación mortecina, una piedra que adquiere significado, la geometría silvestre de la naturaleza, el color y la forma por sí mismos. La necesidad de representar la vida brota cual impulso por explicarnos, por encontrarnos.
grabado o una escultura posee un estigma que nos confronta de manera sencilla para leernos en una narración provocativa, sugerente, nunca limitante, abierta para que en ella quepan los significados que satisfagan ansias diminutas, expectativas grandilocuentes; una pintura es una ventana, una ventana es un horizonte. Cada uno mira la distancia según el ánimo le embargue, acorde la mirada al temperamento, mancuerna que nos regala esa posibilidad de ver la belleza en lo simple, la complejidad clara; somos aduanas que permitimos el paso de aquello que nos nutre, extasía o confunde. Quizá debemos hacer un alto y hurgar en métodos más humildes. Uno puede posarse frente a una pintura y no pensar, dejar que la mente flote y el espíritu que ata nuestra existencia al aliento huela el pigmento, sienta la pincelada, se sorprenda de la mácula y recorra con los ojos cada contorno, sombra, volumen y en una lánguida y eterna pausa del tiempo atrape esa señal que el artista imprimió en ella. Quizá lo sienta, quizá no, no hay juez que dicte sentencia, sólo hay posibilidades para tocar el alma. Las obras de arte son libros, cartografías por descifrar, mapas que guardan rutas para conquistar vírgenes océanos.
franciscomorenovaluador@gmail.com
*Posee estudios superiores en Letras Hispánicas y Artes Visuales. Crítico de arte, escritor y editor. Es perito valuador certificado de arte, museógrafo y curador. Tiene más de 30 años de experiencia en el sector cultural, con especialidad en Una obra de arte, sea una pintura, un artes visuales