Un Mar de historias Dalí

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Un mar de historias

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Dalí

Texto

Jordi Nopca Ilustraciones

Albert Arrayás

Dalí



V

emos un hombre repeinado, de mi-

rada penetrante y con un bigote de-

moníaco. Sobre la imagen de este

¿Ha hecho alguna cosa que sea suscepti-

ble de ocupar la portada de un diario? Sí.

¿Su actividad tiene relación con alguna

desconocido aparecen impresas unas letras

práctica deportiva? ¡Sí!

ren definirlo con una palabra en inglés:

blico ríe.)

que le tapan por completo la cara y que quieARTIST. La imagen es en blanco y negro

—estamos en el año 1950—, y cuando la cámara se retira, mientras escuchamos una ráfaga de

aplausos, comprobamos que el hombre está en un plató de televisión, en medio de un concurso norteamericano. El desconocido es la estrella

y sólo puede responder «sí» o «no» a los cuatro concursantes que preguntan con los ojos tapa-

(Ahora sí, una parte importante del pú¿Su trabajo requiere el uso de las manos? Sí. (El público aún ríe más.)

¿Lo que escribe es divertido? Sí y no. (El público no puede parar de reír.)

Tres minutos después, una mujer se atre-

ve a pronunciar en voz alta su sospecha. ¿Usted es… el señor Salvador Dalí? Sí.

Las risas son sustituidas por aplausos

dos: el objetivo es llegar a descubrir quién es.

enérgicos. Dalí es pintor, es una estrella, es

¿Pertenece al mundo de las artes? Sí.

se transforma en oro o en dinero, es el rey

¿Ha actuado alguna vez? Sí. ¿Es un líder? Sí.

(Se escucha con disimulo alguna carcaja-

da esporádica entre el público.)

escritor, es un personaje. Todo lo que él hace Midas de la genialidad.


Salvador Dalí nació en 1904 en Figueres,

El talento de Dalí comenzó a crecer en la

hijo de Salvador, un notario estricto y prag-

Escuela de Dibujo de Figueres. Entre sus

maría a seguir el inseguro camino de la

Juan Núñez, que le inculcó la necesidad de

mático, y Felipa, que tiempo después le ani-

creación artística. La familia Dalí visitaba a menudo a los vecinos del piso de abajo, que

maestros estaban el pintor Ramon Pitxot y dominar el dibujo.

—La pintura no se ha hecho exclusiva-

tenían un salón recargado de objetos. Aquel

mente con ideas —le decía—. La pintura se

rría llevar más adelante: barroca, lujosa y lle-

Por eso se fue a Madrid poco después de

salón representaba la vida que Salvador que-

ha hecho y se hace con las manos.

na de anécdotas. Jugaba con su hermana

cumplir dieciocho años. En el examen de in-

ma del hermano que había muerto nueve

sometió a los profesores a una pequeña

Anna Maria y con el otro Salvador, el fantasmeses antes de su nacimiento.

greso en la Real Academia de San Fernando


provocación, les entregó un dibujo mucho

de estos dos mundos —el diurno y el noc-

consiguió aprobar, y durante sus años de es-

que partiría del realismo para, después de

más pequeño del que le pedían. Así y todo, tada en Madrid —en una habitación de la Residencia de Estudiantes— se haría amigo

del poeta Federico García Lorca, del cineasta

turno— iba fabricando un estilo pictórico algún experimento cubista, aterrizar en el planeta extraño y misterioso del surrealismo.

Imaginaos un corazón que palpita y del

Luis Buñuel y de un hombre que sería una

cual salen piedras, caras, una mano de es-

tres años, José «Pepín» Bello. Dalí, que en la

rrealismo. Pensad en una chica que tiene

eterna promesa hasta su muerte a los ciento Real Academia se comportaba como un tí-

mido e inexpresivo actor de cine mudo, cuando salía se convertía en un chico mu-

cho más simpático y entusiasta. La mezcla

tatua y la cabeza de un pájaro: eso es el su«las rodillas de humo»: eso también es su-

rrealismo. Y en un reloj blando colgado de la rama de un árbol. Sur-realismo. Superar el realismo.


En su juventud, Dalí gritaba:

—¡Hemos de pintar nuestros sueños!

Los suyos tenían un paisaje común, el

del Alt Empordà. La playa y la bahía de

Cadaqués. Portlligat. Los cielos limpios después de unas horas de tramontana.

El ambiente de la ciudad de París, que visi-

tó por primera vez con veintidós años, ayudó a la transformación del estilo daliniano. Sus poemas alucinados donde los peces eran

perseguidos por una esférica uva dieron

paso a perturbadoras imágenes pintadas. Dalí se comenzaba a multiplicar: escribió el

guion, con Luis Buñuel, de Un perro andaluz, aquella película donde el mundo va hacién-

dose más y más extraño y que comienza con una navaja de afeitar acercándose al ojo de una mujer. Es una imagen monstruosa y

maldita. Los pensamientos secretos y los deseos ocultos inundan la colaboración de Buñuel y Dalí, son un homenaje a una de las

corrientes de pensamiento más reveladoras

y controvertidas de la época: el psicoanálisis de Sigmund Freud.


Entonces, un día de verano de 1929, apa-

El padre de Dalí no se tomó muy bien que

rece Gala, que fascinó a Dalí desde que se

su hijo tuviera relaciones con una mujer ca-

con su marido, el poeta Paul Éluard, y su

del pintor fue un dibujo en blanco y negro

instaló en el hotel Miramar de Cadaqués

hija Cécile. El artista se enamoró de aquella mujer que tenía diez años más que él y le

cambiaría la vida. La incorporó rápidamente a su pintura: el amor quedaba escenifi-

cado en figuras con los ojos cerrados, vísceras rojas y constelaciones de rocas, donde los relojes blandos hacían compañía a leones e insectos.

sada. Una de las provocaciones más grandes donde, sobre el perfil recortado de Jesús, se podía leer: «A veces escupo, porque me da la

gana, sobre el retrato de mi madre». El nota-

rio Dalí, viudo desde hacía casi una década, se tomó aquella obra como una provocación imperdonable.


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