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LA ACCIÓN SOCIAL, SEÑA DE IDENTIDAD DEL COFRADE

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José Antonio Abellán Jiménez / Delegado diocesano de acción Caritativa y social

La experiencia personal es el lugar por excelencia desde donde cada uno perfi la y da forma a su personalidad, y a la propia identidad. La experiencia es el enclave privilegiado donde cada uno aprende, se curte, se nutre y termina por sacar algunas conclusiones que en defi nitiva rigen el proyecto y el sentido personal de la propia vida. Hay que advertir también que las conclusiones adquiridas no son muchas, al contrario, son muy pocas, a las que uno llega. Y sin embargo, son las que dibujan y rigen la identidad personal. Después de la experiencia adquirida, para mí, una de esas pocas conclusiones de vida es esta: “Los necesitados son aquellos, con los que nadie quiere estar”.

“El Cofrade”

La sociedad es el refl ejo fi el de lo que es la persona: Nacemos y necesitamos mamar, hacer nuestras necesidades y dormir: Se desarrolla así en la persona “el Ministerio de Defensa”. Crecemos y necesitamos conocer y aprender: Nace pues en nosotros “el Ministerio de Educación”. Nos hacemos muchachejos y jovenzuelas y necesitamos encontrar nuestra propia y personal identidad: Surge entonces “el Ministerio del Interior”; la aceptación y formulación de mi propio yo. Para no vivir solo es evidente que necesitaremos relacionarnos con los demás, y así damos paso a la labor del “Ministerio de asuntos exteriores”, aportar e integrar mi propia identidad en el conjunto social con otros como dimensión indispensable de la vida, así que el fi n de toda persona es edifi car y edifi carse en la convivencia. De igual forma el fi n del conjunto social es edifi car la ciudad, la sociedad y la convivencia de los ciudadanos: Nace de esta forma “el Ministerio de la Vivienda”, “el Ministerio de trabajo y empleo”, “El Ministerio de igualdad o familia, el Ministerio de sanidad”…etc. La pregunta que me hago es: ¿Y la Iglesia? Como conjunto social y comunitario ¿Es el refl ejo fi el de lo que los bautizados son? ¿O más bien podemos decir que debería serlo? En la Iglesia, ocurre lo mismo. La Iglesia es el refl ejo fi el de lo que son cada una de las personas que la componen: Los bautizados. La Iglesia también tiene un “Ministerio de defensa”, nuestro Bautismo, en el que todos somos exorcizados contra todo mal y se nos da en posesión el Espíritu Santo, un Espíritu divino, que es el Amor, que nos previene y nos defi ende contra todo mal. Tiene un “Ministerio de educación”, que consiste en el aprendizaje, la formación o catequesis recibida continuamente, para ir adquiriendo la comprensión y el conocimiento sobre quien es verdaderamente, y la identifi cación cada vez más completa con quien la orienta y guía por el camino terrenal de su existencia. Tiene un “Ministerio del interior”, es su propia vida interna, es la identidad que fundamenta, forja y madura en el Amor a la Iglesia, y que constantemente bebe de la Eucaristía, la oración y de toda celebración y vida sacramental. “El Ministerio de asuntos exteriores” lo componen todos aquellos que ejercen algún ministerio, ejercen algún carisma, don o servicio hacia el resto del pueblo de Dios. Agentes de Pastoral se les llama. Son los catequistas, ministros de la Palabra o de la Eucaristía, lectores, acólitos, sacerdotes, administradores de la economía, consejeros, encargados de la limpieza, visitadores de enfermos, ejercitadores de la caridad, y un largo etc. Todos tienen un ministerio que pregona y da forma con los hechos, a los asuntos internos del ministerio del interior. Privilegiadamente el cofrade o hermano, es quien refl eja en el exterior, en el espacio público, en la calle, en la ciudad y en la sociedad la vida y la vivencia del ministerio del interior, es decir, de la vida familiar, interna y comu-

nitaria de la Iglesia; Y lo hace de forma artísticamente visible; con el fi n de servir, aportar e integrar el contenido fundamental de la vida comunitaria-eclesial, al resto del tejido social. Su fi nalidad, no es otra que ser testigo y aportar a la sociedad en general una opción de vida, basada en el amor de Dios por todos los hombres, que contribuye a la edifi cación y construcción más plena de la ciudad y la convivencia social; Y que lo experimenta como contenido irrenunciable de su identidad y de su ser “Cuerpo de Cristo” e “Imagen de la Ciudad Santa”.

“Acción caritativa y acción social”

Las Cofradías y Hermandades, pueden ser el ámbito y el contexto privilegiado para hacer de enlace entre la acción solidaria en el seno de la sociedad, uniéndola fuertemente a una vivencia coherente, autentica y modélica del ejercicio de la acción caritativa conforme a la identidad cristiana en el seno de la comunidad-eclesial. Si algo busca la sociedad hoy, son MODELOS SOCIALES de autenticidad y de coherencia. Y esos modelos van “modelando”, como el yugo suave del amor de Jesús, la vida social de un pueblo. Desde el pensamiento más agnóstico y ateo se predica que “La Caridad es vertical”, es decir, que la mano que da está siempre arriba, siempre por encima de la mano que recibe, a modo de entrega dictadora e inquisidora. Y que en cambio “La Solidaridad es horizontal”, es decir que se desarrolla entre iguales e implica un respeto e igualdad con el otro que va más allá del acto meramente caritativo. Si esto fuese así, me pregunto: El mundo de la Economía global, internacional o nacional ¿Es solidario? El mundo de la Política mundial, continental, o nacional ¿Es solidario? El mundo de la nueva voraz industria tecnológica ¿Es solidario? El mundo de la explotación de los recursos naturales ¿Es solidario? El mundo de la trata, tráfi co, y esclavitud de seres humanos ¿Es solidario? El mundo de la guerra comercial ¿Es solidario? El mundo de la cada vez más fl aca o nula convivencia ¿Es solidario? Y el mundo de la desconfi anza, incertidumbre y poca seguridad ¿Es solidario? He de afi rmar que NO. El hombre está incapacitado para ser solidario, horizontalmente, como de igual a igual. El hombre necesita, ser iluminado por una caridad vertical (no tiránica, sino santa) para ejercer a la vez una solidaridad horizontal. La recibimos de Jesucristo, Hijo de Dios santo, sin pecado. Ese que representamos llevándolo a hombros en nuestros pueblos y ciudades. El “homo solidarius” tiene fe en un mundo más justo. Lo apruebo y lo fi rmo porque es necesario y bueno, pero también añado que “el homo evangelicus” tiene también fe y la tiene puesta en Jesucristo, que no es dictador ni inquisidor, sino que por su Amor recibido de Dios-Padre, bajó y se hizo igual a mí, y aun viniendo de arriba no se pudo hacer más horizontal y solidario conmigo. Me dió la vida. Su propia Vida para que yo pueda acceder y subir a Él. Luego, concluyo: Como decía hacia el año 250 dC. San Cipriano en Cartago, y que sigue siendo vigente hoy con rabiosa actualidad: “NOSOTROS (los Cristianos bautizados), NO HABLAMOS DE COSAS SUBLIMES, NOSOTROS LAS PONEMOS EN PRÁCTICA”. No podremos ser modelos de nada, ni para nadie, si en el seno interno de la Cofradía o Hermandad, no somos testigos cualifi cados de la vida de fe, de esperanza y de Caridad, comunitaria y eclesial que procede de “Aquel que llevamos a hombros”. No seremos modelos coherentes, si no hemos cultivado, aprendido, y formado nuestra identidad personal y comunitaria interna como familia eclesial a imagen de “aquellos personajes y aquella Madre que fueron testigos directos de la pasión y el Amor Dios muerto en una cruz (vertical y horizontal)” que acaba iluminándonos. Y por supuesto, no podremos ser modelos coherentes para nadie, sino experimentamos a fl or de piel que “LOS NECESITADOS SON, CON LOS QUE NADIE QUIERE ESTAR”; Y nos reclaman y responsablemente hemos de entregar proximidad, acompañamiento, consuelo, ternura y amor, defensa de la justicia, fe, dosis de esperanza, y hasta que les pidamos perdón” y los pongamos en el primer puesto de atención. ¿Porqué? Porque Jesucristo así lo hizo. EN DEFINITIVA, SI DAMOS CLARA Y PROFUNDA IDENTIDAD Y VIVENCIA CRISTIANA A LOS ACTOS PÚBLICOS DE LA FE, Y DAMOS CONTENIDO CERCANO Y PRÓXIMO A TODO RECLAMO CARITATIVO, Y A TODA NECESIDAD HUMANA, PERSONAL, LABORAL, SOCIAL… EL MUNDO, QUE BUSCA MODELOS NOS IDENTIFICARÁ COMO UNA CUALIFICADA RESPUESTA A LA EDIFICACIÓN DE LA VIDA, DE LA CIUDAD Y DE LA SOCIEDAD, ES DECIR PARA LA EDIFICACIÓN DEL REINO DE DIOS, QUE ES LA CONVIVENCIA Y LA FRATERNIDAD.

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