Alicante Museo Arqueologico MARQ Arquelologia y Museos 2020

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Alicante, 2020

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ISSN: 1885-3145




Edita: MARQ Museo Arqueológico de Alicante Diputación de Alicante 2020

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ISSN: 1885-3145 Depósito Legal: A-705-2005

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Consejo Asesor: Lorenzo Abad Casal (Universidad de Alicante) Gonzalo Aranda Jiménez (Universidad de Granada) Rafael Azuar Ruíz (MARQ. Museo Arqueológico de Alicante) Enrique Baquedano Pérez (Museo Arqueológico Regional de Madrid) Joan Bernabeu Aubán (Universidad de Valencia) Primitiva Bueno Ramírez (Universidad de Alcalá de Henares) Carolina Doménech Belda (Universidad de Alicante) Antonio Espinosa Ruiz (Vila-museu) Mauro S. Hernández Pérez (Universidad de Alicante) Bertila Galván Santos (Universidad de La Laguna) Alberto García Porras (Universidad de Granada) Sonia Gutiérrez Lloret (Universidad de Alicante) Joaquim Juan Cabanilles (Museo de Prehistoria de Valencia) Alberto J. Lorrio Alvarado (Universidad de Alicante) Carmen Marcos Alonso (Museo Arqueológico Nacional) Bernat Martí Oliver (Museo de Prehistoria de Valencia) Rafael Martínez Valle (Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de Bienes Culturales)

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Evaluadores externos: Lorenzo Abad Casal, Gonzalo Aranda Jiménez, Joan Bernabeu Aubán, Carolina Doménech Belda, Mauro S. Hernández Pérez, Sonia Gutiérrez Lloret, Bernat Martí Oliver, Rafael Martínez Valle, Gabriel Martínez Fernández, José Miguel Noguera Celdrán, Vicente Llul Santiago, Manuel H. Olcina Doménech, Arturo Oliver Foix, Albert Ribera Lacomba, Pere Pau Ripollés Alegre, Roberto Risch, Manuel Rojo Guerra, Pierre Rouillard, Gonzalo Ruiz Zapatero, Gabriel García Atiénzar, Francisco Javier Jover Maestre, Robert Chapman, Oswaldo Arteaga, Vicente Salva- tierra Cuenca, Consuelo Mata Parreño, Jesús Moratalla Jávega, Cruces Blázquez Cerrato, Alberto García Porras, Maria Antonia Martínez Núñez, Patrice Cressier, Pablo Rodríguez Navarro, Virginia Barciela González, An- gel Morillo Cerdán, Joaquim Juan Cabanilles, Gabriel Martínez Fernández, Germán Delibes de Castro, Palmira Torregrosa Jiménez, Trinidad Tortosa Rocamora, Juan Antonio Cámara Serrano, Ignacio Soriano Llopis, Jorge A. Soler Díaz, Alberto J. Lorrio Alvarado, Teresa Orozco Köhler, Jose L. Menéndez Fueyo, Juan A, López Padilla, Ernst Pernicka, Salvador Rovira Llorens, Joaquín Lomba Maurandi, Alejandra García García, Mónica Ruiz Alonso, Carmen Martínez Varea, Teresa Ximénez de Embún, Sergi Selma Castell, Javier Martí Oltra, Josep Vicent Lerma Alegría.

MARQ. Arqueología y Museos es una publicación periódica con carácter anual, destinada a la difusión de contenidos científicos originales relacio- nados con la arqueología, museografía y museología de ámbito provincial, nacional e internacional. MARQ. Arqueología y Museos utiliza un sistema de doble ciego para la evaluación de los originales, que se realiza por al menos dos evaluadores externos. MARQ. Arqueología y Museos se intercambia por cualquier publicación sobre Prehistoria, Arqueología y Museografía/ museología de España y de otros países de la Unión Europea. Los intercambios se solicitarán a la dirección de la revista. MARQ, Archaeology and Museums is a regular yearly publication to promote the dissemination of original scientific contents on archaeology, mu- seography and museology at provincial, national and international level. MARQ Archeology and Museums uses peer review system for the evaluation of the originals, which is carried out by at least two external evaluators. MARQ Archeology and Museums is exchanged for any publication on Prehistory, Archeology and Museography / museology of Spain and other countries of the European Union. The exchanges will be requested to the address of the magazine. Portada: Jarro de maiólica italiana. Taller de Faenza (Italia). Finales del siglo XV. Excavaciones de la calle Virgen de Belén (Alicante). C.S. 15057.


Sumario

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ISSN: 1885-3145

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7-15 Reutilización y arquitectura. A propósito del reuso de materiales en la edificación prehistórica de la península ibérica

María Pastor Quiles

17-39 El tractament funerari diferencial dels infants d’un any o menors a la península ibèrica en la protohistòria

Neus Anton Espí

41-67

69-80

l torso del Guerrero de Monforte del Cid (Alicante) y otros fragmentos E de esculturas halladas en la necrópolis ibérica de Camino del Río Francisco Andrés Molina Mas

n conjunto defensivo andalusí en la Ŷibāl Balansiya. Resultados U preliminares de la muralla sureste del Castellar d´Alcoi (Alicante)

Germán Pérez Botí

81-96 Epigrafía Taifa Balear

Carmen Barceló

97-113 El Museo Provincial de Alicante y su ocupación durante la Guerra Civil Española por el Servicio de Recuperación y Defensa del Patrimonio Artístico Nacional

Santiago Olcina Lagos

Noticiario arqueológico 2019

116-130 Proyectos de investigación del Museo Arqueológico de Alicante. 2019

MARQ. Actividades 2019

132-143

Memoria de actividades 2019

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REUTILIZACIÓN Y ARQUITECTURA. A PROPÓSITO DEL REUSO DE MATERIALES EN LA EDIFICACIÓN PREHISTÓRICA...

Reutilización y arquitectura. A propósito del reuso de materiales en la edificación prehistórica de la península ibérica Reutilisation and architecture. Regarding the reuse of materials in prehistoric building practices of the Iberian Peninsula María Pastor Quiles*

Resumen La reutilización de materias primas y artefactos se ha practicado por las comunidades humanas desde tiempos paleolíticos. En el ámbito de la arquitectura, la reutilización puede aplicarse a los espacios −reuso de un edificio o de partes del mismo− y a los materiales. Con este artículo pretendemos contribuir a visibilizar la extensión y la importancia de las prácticas de reempleo de materiales en el ámbito de la construcción en la Prehistoria reciente de la península ibérica. Palabras clave Prehistoria reciente, arqueología, etnoarqueología, técnicas constructivas, desechos Abstract The reutilization of raw materials and artifacts has been carried out by human communities since Palaeolithic times. In the realm of architecture, reutilization can be applied to spaces −reuse of a building or parts of it− and materials. With this paper we aim to contribute to make visible the extension and importance of the reuse practices of materials in building activities during the Late Prehistory in the Iberian Peninsula. Keywords Late Prehistory, archaeology, ethnoarchaeology, construction techniques, waste

1. INTRODUCCIÓN Reutilizar implica volver a dar un uso a un elemento, con la misma o con diferente función a la que desempeñaba, sin modificar su forma o aplicando una transformación menor. La reutilización de materias primas y artefactos se ha practicado por las comunidades humanas desde el Paleolítico (por ejemplo, Vaquero et al. 2012). Es una de las estrategias desarrolladas históricamente por las comunidades humanas en torno a los residuos generados, junto a su vertido, su quema y su reducción mediante un consumo menor de las materias que se convertirán en residuos (Rathje y Murphy 2002: 33), pudiendo utilizarse varias de estas estrategias a la vez. La estrategia de la reutilización está presente hasta la actualidad en la máxima ecologista de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. En el ámbito de la arquitectura, la reutilización puede aplicarse a los espacios −reempleo o reuso de un edificio o de estancias o partes del mismo− y a los materiales utilizados para

construir, vertiente en la que nos centraremos en este texto, en lo referente a la Prehistoria reciente de la península ibérica. La cuestión de la reutilización arquitectónica posee una gran relevancia histórica y es también un elemento clave en el ámbito constructivo en la actualidad. Diferentes investigaciones (Soria et al. 2007; Soria y Guerrero 2016; entre otros), incluyendo los congresos internacionales ReUSO (Mora et al. 2013), abordan la reutilización del patrimonio construido, centrándose principalmente en este reempleo de los espacios edificados. En cuanto a los materiales, son diversos los trabajos en la última década que abordan el estudio de los abundantes residuos generados en la construcción y que plantean alternativas en cuanto a su reempleo y reciclaje (por ejemplo, Cuello y Arrauth 2019). La reutilización de materiales constructivos y de otros elementos incorporados a las edificaciones es una práctica identificada y estudiada a lo largo de la Historia, con

(*) Institut Català d'Arqueologia Clàssica. mpastor@icac.cat. ORCID id: 0000-0001-6112-6422.

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Figura 1. a. Resto constructivo de la Edad del Bronce argárico recuperado en Laderas del Castillo (Callosa de Segura, Alicante). b. Detalle del fragmento en el que se observa la presencia de restos de revestimiento incorporados a la mezcla de barro. c. Elemento constructivo argárico de barro de Caramoro I (Elche, Alicante), con otro resto constructivo de barro endurecido en su matriz. d. Vistas de detalle de este resto mediante microscopio digital.

un especial reconocimiento en época tardoantigua y en los primeros siglos de la Edad Media (Caballero y Sánchez 1990; Domingo 2009; Utrero y Sastre 2012). Asimismo, es muy habitual en la autoconstrucción en diversos contextos geográficos y por parte de sociedades distintas (Correas 2013; Tung 2013: 74; Navarro y Navarro 2016: 58). Aunque en el estudio de las comunidades humanas prehistóricas la reutilización, en términos generales, es una cuestión visible y tenida en cuenta, incluido el reuso de los espacios construidos (Lorrio y Montero 2004; García 2005; entre otros), la reutilización de materiales con fines arquitectónicos ha sido poco abordada para este periodo por la bibliografía arqueológica peninsular. Con este artículo pretendemos contribuir a visibilizar la extensión y la importancia de estas prácticas de reempleo de la materialidad integrada en las actividades constructivas durante la Prehistoria reciente de este territorio.

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2. LOS MATERIALES REUTILIZADOS. EVIDENCIAS EN LA PREHISTORIA RECIENTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA Desde la arqueología y la etnoarqueología se documenta la reutilización de materiales de construcción de todo tipo, fundamentalmente los obtenidos y elaborados a partir de recursos naturales, como bloques y lajas de piedra (Seeden 1985: 293; González Ruibal 2003: 418), elementos de madera (McIntosh 1974: 163; Corrales et al. 2011: 88; Peinetti 2016: 280) o incluso paja que ya había sido empleada para construir (Daich y Palacios 2011: 105), reutilizados de unas construcciones a otras. La reutilización de elementos constructivos de madera − como postes, vigas o listones−, obtenidos de edificaciones y reempleados en otras nuevas, es una práctica ampliamente señalada y documentada en trabajos etnográficos y etnoarqueológicos (Rapoport 1969: 105; Cameron y Tomka 1993: 47; Kelly et al. 2005: 412). En este sentido, el reaprovechamiento de materiales lígneos y vegetales en nuevas actividades cons-


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Figura 2. a. Fragmento constructivo calcolítico de Les Moreres (Crevillente, Alicante) con huellas negativas de elementos vegetales, añadidos al barro a modo de estabilizante. b. Resto de barro de la Edad del Bronce en cuyo interior se conservan excrementos de ovicaprinos carbonizados, recuperado en Cabezo del Polovar (Villena, Alicante).

tructivas se ha planteado en el enclave de la Edad del Bronce argárico de Barranco de la Viuda (Lorca, Murcia), ante la ausencia de restos de estas partes estructurales en los derrumbes (Medina y Sánchez 2016: 36). El barro empleado como material constructivo también puede ser reutilizable y volver a usarse para construir después de triturarlo y humedecerlo (Minke 2001: 17). Así, en el asentamiento neolítico de Piana di Curinga (Calabria, Italia), ha sido propuesto que las estructuras de barro deterioradas habrían podido ser incendiadas intencionalmente con el objetivo de endurecer el material constructivo y poder almacenar los fragmentos de barro en el asentamiento, de manera que no se disgregasen y pudiesen ser reintegrados en la construcción de nuevas estructuras (Shaffer 1993: 62). Es frecuente que el barro, al igual que otros materiales como la piedra o distintos sedimentos antrópicos, se reaprovechen en actividades de adecuación del terreno y del espacio disponible para construir, en nivelaciones, aterrazamientos y plataformas, de lo que es un muy buen ejemplo el asentamiento argárico de Laderas del Castillo (Callosa de Segura, Alicante) (López et al. 2017). Además del reuso de la tierra obtenida de estructuras macizas o edificadas con otras técnicas, también para elaborar nuevos materiales constructivos (Pastor 2017: 74), se constata la reutilización de elementos de tierra como adobes (Barada et al. 2011: 73) y fragmentos de revestimientos, reaprovechados en la elaboración de otros nuevos (Matthews 2005: 141; Brysbaert 2008: 112-118; Villaseñor 2010: 70). En diferentes asentamientos argáricos se han encontrado evidencias de este fenómeno, de restos térreos reintegrados en nuevas actividades constructivas. Al reempleo de materiales y sedimentos constructivos de la fase I de Cabezo Pardo (San Isidro/Granja de

Rocamora, Alicante) (López 2014: 123) en las edificaciones del período sucesivo (Martínez et al. 2014: 373), se une que tanto en Laderas del Castillo (Callosa de Segura, Alicante) (López et al. 2017) como en Caramoro I (Elche, Alicante) (Jover et al. 2019) se han identificado fragmentos constructivos integrados en la matriz de barro de otros nuevos (Pastor et al. 2018: 89; Pastor 2019: 348). En el interior de uno de los restos constructivos de barro hallados en Laderas del Castillo, que cuenta con una superficie alisada y revestida, puede observarse al menos un resto de revestimiento (Figura 1a y b), que habría quedado incorporado como resultado de la elaboración de una nueva mezcla de barro para construir. Y en un elemento constructivo de Caramoro I se ha identificado a su vez otro fragmento más pequeño y endurecido (Figura 1c y d), con una cara alisada e improntas, posiblemente de carrizo. La reutilización de material constructivo de fases constructivas anteriores en estructuras nuevas se ha documentado también en la Ereta del Pedregal (Navarrés, Valencia) (Juan 1994), en Cabezo Redondo (Villena, Alicante) (Hernández et al. 2016: 51) o para elaborar estructuras de barro amasado en diversos asentamientos de finales de la Prehistoria reciente del sur de la actual Francia (De Chazelles 2005: 36). En las mezclas de barro utilizadas para construir se suelen documentar agregados sedimentarios, así como residuos sólidos, que pueden sugerir la incorporación y reutilización, en nuevas mezclas, de sedimentos que procedan de la limpieza de espacios de hábitat y de trabajo, de estructuras de combustión o de áreas de desecho, pudiendo ocurrir que la preparación del barro se haya llevado a cabo en lugares como éstos últimos. Entre los materiales que pueden estar presentes en los morteros constructivos y derivarse de otras actividades

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Figura 3. a. Resto de molino o moledera integrado en un calzo de poste en el espacio C del asentamiento argárico de Caramoro I (Elche, Alicante). b. Fragmento de molino reutilizado como mampuesto en uno de los muros de la Edad del Bronce del área central del Cabezo del Polovar (Villena, Alicante) (Fotografías de Francisco Javier Jover Maestre).

humanas, de producción o consumo, se encuentran vegetales carbonizados, restos líticos, huesos, malacofauna o cerámica, así como los materiales constructivos de tierra reutilizados. En algunos casos se ha apuntado que no se trataría simplemente de inclusiones accidentales, sino que habrían podido ser añadidos de forma intencional y cumplirían una función constructiva (Schiffer, 1987: 111-112; Ammerman et al. 1988: 127). Desde la Prehistoria se utilizan y reutilizan como materiales de construcción estos recursos naturales obtenidos en el entorno –piedra, vegetales y madera, tierra−, así como los residuos de la actividad humana cotidiana −ceniza y otros sedimentos de desecho−, incluidas las prácticas económicas principales, como la agricultura y la ganadería –paja, estiércol−. El aprovechamiento de estos desechos en las prácticas constructivas supone a su vez una salida para dichos elementos. La paja, cortada o triturada, es una materia vegetal utilizada de forma amplia y transversal en la estabilización de las mezclas de barro (Figura 2a), destinadas a construir, levantar estructuras de equipamiento doméstico o elaborar elementos muebles. Entre los usos a los que se destina el aprovechamiento del estiércol se encuentra también la estabilización de los morteros de barro, aspecto sobre el que se ha profundizado todavía muy poco para el ámbito de la Prehistoria peninsular, pero sobre el que se conocen algunos indicios (Jover et al. 2016: 56-57; Pastor 2016: 31-32) (Figura 2b). Por otra parte, es importante considerar la reutilización como materiales constructivos de productos y artefactos que no estaban originalmente destinados a la arquitectura −uso secundario (Schiffer 1987)−, sino a otras actividades y que cumplían funciones muy diferentes pero que, una vez descartados para el que era su uso principal, son reutilizados como materiales con los que edificar. En época contemporánea, destacan como ejemplo de ello los abundantes envases de metal, vidrio

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y plástico o los neumáticos, reempleados en la arquitectura. En contextos prehistóricos, estos desechos reutilizados para construir son los molinos y otros elementos de piedra pulida y la cerámica, e incluso pudieron emplearse las pesas de telar de barro (por ejemplo Medina 2003: 156; Basso 2018: 206). Algunos de estos materiales pudieron ser obtenidos de contextos arqueológicos mediante el reclamo (Jover 1998-1999: 16). La durabilidad que suelen presentar la mayor parte de los elementos de piedra facilita su reincorporación como material constructivo en otras estructuras, así como con otros usos. La reutilización de materiales pétreos es una práctica habitual documentada en el ámbito peninsular en la Prehistoria reciente, incorporándose, por ejemplo, molinos de piedra en alzados y también en otras partes estructurales construidas con mampostería, como calzos de poste (Figura 3), bancos o cerrando estructuras de actividad, como las destinadas a la combustión (Jover 2014: 171; Medina y Sánchez 2016: 43, Lám. 2). Esta práctica se ha observado en muy distintos asentamientos, sobre todo a partir de la Edad del Bronce, como Barranco Tuerto (Villena, Alicante) (Jover y López 2009: 276), así como en los argáricos de Peñalosa (Baños de la Encina, Jaén) (Moreno 2010: 445) o Pic de Les Moreres (Crevillente, Alicante) (González Prats 1983: 52). También se ha señalado en El Negret (Agost, Alicante), datado en el Bronce tardío y final (Barciela et al. 2012: 106, 108), en Acinipo (Ronda, Málaga) (Gallardo 2007: 126), del Bronce final, o en las construcciones de la primera Edad de Hierro del Puig Roig del Roget (Masroig, Tarragona) (Genera 1995: 32). Además, los molinos y molederas no son los únicos instrumentos de piedra que se reutilizan e incorporan a construcciones (Jover 2014: 147). Por su parte, se conocen múltiples ejemplos de reutilización de fragmentos cerámicos en actividades constructivas en contextos prehistóricos, como en los asentamientos calcolíti-


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Figura 4. a. Cobertura del borde de una techumbre mediante restos de cerámica en Işiklar, Turquía (Blum 2003: 146, Fig. 162). b. Muro construido con vasijas unidas con barro en Nagada, Egipto (Correas 2013: 73, Fig. 5).

cos de Fuente Lirio (Muñopepe, Ávila) (Fabián 2003) y El Soto (Valdezate, Burgos) (Palomino et al. 1998), en pavimentos y paredes de estructuras de actividad respectivamente, al igual que en otros yacimientos del entorno (Fernández 2013: 104). En el asentamiento de la Edad del Bronce de Los Torojones (Morcuera, Soria), se habrían reutilizado restos de cerámica para contribuir a la sujeción de un poste en el interior del calzo (Fernández 2013: 85). El uso de restos de cerámica reutilizados dispuestos a modo de base de una estructura de combustión se documenta asimismo en Barranco de la Viuda (Lorca, Murcia) (Medina y Sánchez 2016: 45, Lám. 3). Esta práctica se observaría sobre todo en momentos más avanzados de la Prehistoria reciente, como en los hornos del Bronce final e inicios de la Edad del Hierro de Las Camas (Villaverde, Madrid), donde también se utilizaron fragmentos cerámicos para calzar los postes de las edificaciones (Urbina et al. 2007: 50-51). El uso frecuente de fragmentos de cerámica para configurar la solera

de estructuras de combustión se observa en contextos de la Edad del Hierro como Barranc de Gàfols (Ginestar, Tarragona) (Belarte 1993: 124, 137, Fig. 18) o La Fonteta (Guardamar, Alicante) (González Prats 1999: 16), documentándose también en cronologías posteriores. Así, la cerámica es un producto artesanal susceptible de haber sido reintegrado con frecuencia en las actividades constructivas, pudiendo utilizarse los recipientes para conformar alzados y cercados, uniéndolos con mortero de barro (Correas 2013: 73, Fig. 5) (Figura 4b), o incorporando fragmentos en el interior de muros de bajareque, para aumentar el aislamiento térmico de la estructura (Van Lengen 1991: 138).

3. REFLEXIONES FINALES La reutilización, tanto de espacios construidos como de materiales, puede llegar a deberse a motivos de carácter simbólico,

Figura 5. a. Dolmen reutilizado como acceso a un recinto para el ganado en Penedono, Portugal (González Miguel 2014: 255, Fig. 06). b. Fuste de columna reutilizado en una construcción tardoantigua cerca del teatro de Tarraco (Domingo 2009: 836, Fig. 4).

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al significado atribuido a los mismos (Soria y Guerrero 2016: 129) y a cuestiones de apropiación o de conexión (Domingo 2009: 800) entre los diferentes momentos constructivos a los que corresponde el material reutilizado. Se ha señalado que este tipo de razones estarían detrás, en parte, de las reutilizaciones documentadas en estatuas-menhir (Fábrega et al. 2011), así como en monumentos megalíticos neolíticos durante épocas posteriores, desde la Prehistoria a época contemporánea (Figura 5a) (Álvarez 2006; González Miguel 2014; entre otros). No obstante, por lo general las prácticas de reutilización se interpretan en términos económicos, como respuesta a una necesidad y a limitaciones que puedan existir en cuanto a los recursos y espacios disponibles, pero también pueden serlo en cuanto a los procesos tecnológicos. Así, la reutilización de piezas antiguas de piedra cilíndricas (Figura 5b), en época tardoantigua y altomedieval, se ha asociado a una incapacidad técnica para fabricarlas en determinados contextos peninsulares (Utrero y Sastre 2012: 321). El reempleo de materiales permite generalmente ahorrar materias primas y recursos de distinto tipo, así como aprovechar los desechos, sean éstos o no derivados de las actividades constructivas −escombros−. Así, la reutilización se vincula asimismo con el aprovechamiento racional de los recursos existentes −las edificaciones o los materiales con los que han sido levantadas−, en relación con la noción de sostenibilidad (Soria et al. 2007; Soria y Guerrero 2016: 143). El reempleo de materiales puede responder a una lógica de aprovechamiento de los desechos generados dentro y fuera del ámbito de la edificación. Estas prácticas contribuirían a una suerte de “economía circular” (Pearce y Turner 1990) en términos actuales, en la que “el valor de los productos y materiales se mantiene durante el mayor tiempo posible; los residuos y el uso de recursos se reducen (…), y los recursos se conservan dentro de la economía cuando un producto ha llegado al final de su vida útil, con el fin de volverlos a utilizar repetidamente” (CONAMA 2018: 6). Esta tendencia a la reutilización de materiales enlaza con la formulada racionalidad de la economía campesina, aplicable por lo general a las comunidades de la Prehistoria reciente peninsular y que se orienta a la necesidad de asegurar la reproducción de los grupos domésticos, tratando de evitar el agotamiento de los recursos del medio natural y transformado (Toledo 1993: 209210; Jover et al. 2020). En cualquier caso, las prácticas de reutilización de diversos materiales y sustancias juegan un papel fundamental en las actividades productivas de muchos grupos humanos, teniendo una importante presencia en el ámbito de la construcción a lo largo de la Historia, ámbito donde se reutilizan materiales constructivos, pero también otros elementos que no se concibieron inicialmente para formar parte de edificaciones. La reutilización ha de entenderse así en muchos casos como parte de la tecnología constructiva (Utrero y Sastre 2012), de los procesos de trabajo implicados en la edificación. La reuti-

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lización es extensible al conjunto de los materiales constructivos y a otros muchos que pueden utilizarse para construir. Está presente en las obras nuevas, las ampliaciones y remodelaciones del espacio y en la búsqueda del aislamiento en las estructuras, acciones para las que pueden emplearse materiales de todo el espectro mencionado, desde la piedra, la tierra, hasta fragmentos cerámicos reutilizados. Además, la reutilización de materiales es una de las formas en las que las sociedades mantienen elementos en uso y los integran en otras estructuras y espacios lo que, como ya señaló Schiffer (1987: 28), influye de manera muy importante en el registro arqueológico. El concepto de Garbage Archaeology (Rathje y Murphy 2002) se refiere al estudio de las sociedades a través de sus desechos y está enfocado a la época actual, pero sin duda la arqueología es también, en este sentido, basurología −garbology− en lo que se refiere a múltiples contextos geográficos y temporales desde la Prehistoria. El registro en estudio está nutrido por los residuos, en buena parte constructivos, de los grupos humanos y mediado por cómo estos grupos gestionan la materialidad, qué usos dan a los materiales y cuándo dejan de dárselos, determinando que puedan considerarse o no, bajo nuestra perspectiva actual, como basura.

AGRADECIMIENTOS Queremos dar las gracias a los directores y directoras de las excavaciones arqueológicas de las que proceden las piezas de barro incluidas en este artículo por hacer posible que hayamos podido llevar a cabo su estudio. Este trabajo ha sido realizado dentro del proyecto “Espacios sociales y espacios de frontera durante el Calcolítico y la Edad del Bronce en el Levante de la península ibérica” (HAR2016-76586-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad de España.

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EL TRACTAMENT FUNERARI DIFERENCIAL DELS INFANTS D’UN ANY O MENORS A LA PENÍNSULA IBÈRICA...

El tractament funerari diferencial dels infants d’un any o menors a la península ibèrica en la protohistòria The differential funeral treatment of children aged one year or younger in the iberian peninsula in protohistory Neus Anton Espí*

Resum: Amb aquest treball realitzem un estudi sobre el tractament funerari diferencial dels infants d’un any o menors respecte de la resta de la població a la cultura ibèrica. L’objectiu és poder trobar regularitats o patrons a partir de l’anàlisi de les característiques dels enterraments -tipologia, llocs d’enterrament, aixovar, edat dels individus, etc.-, pertanyents a diversos jaciments ibèrics situats al sud i franja est peninsulars i datats entre els segles VII i I aC, i a partir d’aquestes poder extraure conclusions que ens permeten esclarir aquesta qüestió. Paraules clau: Infants, cultura ibèrica, enterraments, tractament funerari diferencial, protohistòria. Abstract: This study approaches the differential funeral treatment of children aged one year or younger, as related to the rest of age groups within the Iberian culture. It intends to find patterns by analyzing the characteristics of burials –types, burial sites, grave goods, age of individuals, etc.– within a concrete framework: Iberian sites located in the south and east of the Iberian Peninsula, dated between the 7th and 1st centuries BC. Based on these findings, conclusions will be drawn in order to clarify and fully explain the field of study. K eywords: Children, Iberian culture, burials, differential funeral treatment, protohistory.

1. INTRODUCCIÓ A la cultura ibèrica, així com a altres cultures del Mediterrani antic, a l’hora d’analitzar els enterraments dels infants trobem una clara diferenciació marcada per l’edat dels difunts. Al voltant de l’any de vida generalment els enterraments dels infants ibèrics presenten les mateixes característiques que els enterraments dels adults -encara que amb una estructura i un aixovar més senzills-. No obstant això, els enterraments dels infants d’un any o menors presenten diverses peculiaritats respecte de la resta de la població, hi ha un predomini de les inhumacions sobre les incineracions -al contrari que ocorre amb els individus majors- (Fernández 2008: 206; Subirà i Molist 2008: 375), i hi ha major variabilitat tipològica en el seu ritual funerari, el que porta a pensar en la inexistència d’una normativa per als seus enterraments. Per això l’objectiu d’aquest treball és realitzar un estudi que ens ajude a com-

prendre els motius d’aquest tractament funerari diferencial, així com tractar de descobrir possibles pautes que ens permeten explicar el fenomen. Al llarg de la història antiga s’ha considerat que la mortalitat infantil era molt elevada, sobretot en els primers anys de vida, i més encara durant el primer any, quan els infants són més vulnerables. Les causes d’aquesta mortalitat podien ser diverses: els parts prematurs, la immaduresa dels infants els impediria sobreviure la majoria de les voltes; les complicacions durant l’embaràs o el part, on també solia morir la mare, fins i tot en el cas que durant el part sols morís la mare i l’infant estigués sa, aquest podia morir els dies següents per la falta d’alimentació i cures; les infeccions associades als parts o al moment de l’eixida de les dents; les males praxis; la major indefensió contra les malalties;

(*) neusantonespi19@gmail.com

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els accidents; els infanticidis -aquests no tenien per què ser de mort violenta, es podia deixar morir l’infant per desatenció, inanició, abandó o exposició1, etc.-; la desnutrició, si la mare no tenia prou llet l’infant podia morir de fam, o si es quedava embarassada prompte, els germans podien competir per la llet i acabaria morint el més dèbil; etc. (Chapa 2003: 119; De Miguel 2010: 147-148; Sánchez i Alarcón 2012: 88; Gutiérrez i Pernil 2013: passim). Així i tot, a pesar de l’elevat percentatge de restes que haurien d’haver-se trobat el seu nombre és escàs, i açò unit a les carències a l’hora de documentar els enterraments que sí que s’han descobert -desconeixença de l’edat dels individus, de la ubicació de la tomba, de les seues característiques, la seua cronologia, etc.-, dificulta enormement la investigació de la qüestió referent als enterraments dels infants d’un any o menors, així com l’observació de regularitats que puguen explicar el fenomen.

2. PRESENTACIÓ DE DADES Per a realitzar aquest article hem analitzat els trets característics d’una àmplia mostra d’enterraments d’infants d’un any o menors trobats a jaciments de la cultura ibèrica situats al sud i franja est peninsulars i datats entre els segles VII i I aC (Figura 1). Aquests trets són: la ubicació geogràfica de l’enter-

rament, la cronologia, el nombre d’individus per tomba, l’edat i el sexe dels individus enterrats, el tipus de tomba, la ubicació d’aquesta i l’aixovar. Tanmateix, hem de dir que al nostre estudi no hem pogut incloure tots els enterraments trobats degut a la falta d’informació a l’hora de recopilar les seues dades. Alguns enterraments no s’han pogut incloure per la falta de la datació de les tombes o per desconeixença de l’edat dels individus, ja que s’utilitzen termes genèrics per a descriure’ls, com ocorre a Cabezo Lucero -Alacant- o la necròpolis de Tutugi -Granada-(Aranegui et al. 1993: passim). I altres no els hem pogut incloure per la desconeixença de la seua ubicació al jaciment o el tipus de tomba, ja que es mencionen conjuntament a les memòries arqueològiques i sense donar els detalls de cada tomba -El Palomar, Terol, amb vint enterraments infantils no descrits (Gusi 1992: 253)-. També hem exclòs els jaciments amb circumstàncies estranyes sobre les quals es continuen discutint diverses hipòtesis, com el Tossal de les Basses -Alacant-, on es trobaren quatre pous amb vora un centenar d’individus de diverses edats, dels quals la majoria són bebés, junt amb restes de diversos animals (De Miguel 2010: 145-146). Per això tractarem d’extraure les nostres conclusions a partir dels enterraments dels quals hem pogut obtenir una informació més completa.

RELACIÓ DELS JACIMENTS ESTUDIATS Nº

Jaciment

Localització

Cronologia

Tipus d’enterrament

Font

1

Molí d’Espígol

Tornabous, Lleida

2/2 IV - 1/2 III aC

2 inhumacions en fossa

2

Els Vilars

VIII - IV aC

3

VIII - VII aC

4 inhumacions en fossa (6 individus) 1 inhumació en fossa

4

Tossal de les Tenalles Els Estinclells

III - II aC

1 inhumació en fossa

5

L’Illa d’en Reixac

Arbeca, Lleida Sidamon, Lleida Verdú, Lleida Ullastret, Girona

V - III aC

8 inhumacions en fossa (9 individus)

6

Sant Andreu

2/2 IV - 1/2 III aC

2 inhumacions en fossa

1/2 III aC

1 inhumació en fossa (2 individus) 6 inhumacions en fossa (9 individus)

Cura 1989: 177-179; Mercadal i Fernández 1989: passim; Moneo 2003: 237; Gusi i Muriel 2008: 280 Agustí et al. 2000: passim; Moneo 2003: passim; Gusi et al. 2008: 272 Garcés et al. 1993: passim; Gusi et al. 2008: 282 Muriel 2006: passim; Gusi et al. 2008: 275-276 Moneo 2003: 239; Agustí, Martín i Pons 2008: passim; Gusi et al. 2008: 280 Moneo 2003: 239; Agustí et al. 2008: passim; Gusi et al. 2008: 281 Agustí et al. 2008: passim; Gusi et al. 2008: 280 Barberá et al. 1960-1961: passim; Gusi et al. 2008: 282

7 8 9

Ullastret, Girona Mas Castellar Pontós, Girona Turó de Can Olivé Cerdanyola, Barcelona Penya del Moro

IV - II aC 3/3 V - 1/2 IV aC

Sant Just Desvern, Barcelona

4 inhumacions en fossa

Barberà et al. 1989: passim; Gusi et al. 2008: 281

1 Aquests podien estar motivats per circumstàncies familiars i/o econòmiques -il·legitimitat dels infants, incapacitat per a fer-se càrrec d’ells, discapacitats o malformacions, preferència d’un sexe sobre l’altre, etc.-, motius religiosos -sacrificis-, socials -regulador demogràfic-, etc.

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EL TRACTAMENT FUNERARI DIFERENCIAL DELS INFANTS D’UN ANY O MENORS A LA PENÍNSULA IBÈRICA...

RELACIÓ DELS JACIMENTS ESTUDIATS Nº

Jaciment

Localització

Cronologia

Tipus d’enterrament

Font

10

Darró

III - II aC

4 inhumacions en fossa

Agustí et al. 2008: passim; Gusi et al. 2008: 280

11

Camp Maurí

III - II aC

4 inhumacions en fossa

Moneo 2003: 239; Gusi et al. 2008: 280

12

Camp de les Lloses

Vilanova i La Geltú, Barcelona La ValldanBerga, Barcelona Tona, Barcelona

2/2 II aC - 1/2 I dC

13

Turó dels Dos Pins

11 inhumacions en fossa Álvarez et al. 2000: passim; Gusi et al. 2008: 280; Afonso et al. 2019: passim 1 inhumació en fossa García 1993: passim; Gusi et al. 1 incineració en urna 2008: 281; De Miguel 2010:142

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21 22

23 24 25 26 27 28 29

Cabrera de Mar, Barcelona Sant Miquel Olèrdola, d’Olèrdola Barcelona Puig Castellar Santa Coloma de Gramanet, Barcelona Torre Roja Caldes de Montbui, Barcelona Moleta del Remei Alcanar, Tarragona Alorda Park Calafell, Tarragona Coll del Moro Gandesa, Tarragona Los Castellazos Mediana de Aragón, Saragossa Salduie Saragossa Castillejo de la La Puebla de Romana Híjar, Terol Piuró del Mazaleón, Barranco Fondo Terol El Tarratrato Alcañiz, Terol Alto Chacón La Muela, Terol San Antonio de Terol Calaceite Puig de la Nau Benicarló, Castelló Puig de la Vinaròs, Misericòrdia Castelló Sant Josep Vall d’Uixó, Castelló

2/2 III - II aC

2/2 IV - 1/2 II aC V - IV aC

10 inhumacions en fossa Gusi et al. 2008: 282; Subirà et al. (11 individus) 2008: passim 6 inhumacions en fossa Clavell et al. 2007: passim; Gusi et al. 2008: 281

IV - I aC

5 inhumacions en fossa (6 individus)

Gusi et al. 2008: 282; Fortó i Maese 2009-2010: 127-128

VII - 1/2 III aC

4 inhumacions en fossa (8 individus) 1 inhumació en fossa

Gracia et al. 1989: passim; Gusi et al. 2008: 280 Moneo 2003: 212-214; Gusi et al. 2008: 279 Agustí et al. 2008: 127; Gusi et al. 2008: 280 Moneo 2003: 237; Gusi et al. 2008: 280

V - IV aC VI - V aC III - II aC

1 inhumació en fossa (3 individus) 1 inhumació en fossa

III - I aC III - 1/2 II aC

1 inhumació en fossa 4 inhumacions en fossa

Gusi et al. 2008: passim Beltrán 1976-1978: passim; Moneo 2003: 236

V - IV aC

1 inhumació en fossa

IV aC

1 inhumació en fossa

V - II aC

1 inhumació en fossa

V - III aC

4 inhumacions en fossa

VII - V aC

7 inhumacions en fossa (9 individus) 2 inhumacions en fossa (3 individus) 1 inhumació en fossa 1 inhumació en urna

Moneo 2003: 237; Gusi et al. 2008: 281 Moneo 2003: 237; Gusi et al. 2008: 282 Moneo 2003: 236; Gusi et al. 2008: 279 Gusi 1992: 253; Moneo 2003: 236237; Gusi et al. 2008: 282 Moneo 2003: 235-236; Chapa 2008: passim; Gusi et al. 2008: 281 Moneo 2003: 236; Gusi et al. 2008: 281 Gusi 1992: 253; Gusi et al. 2008: 282

VI aC V aC

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RELACIÓ DELS JACIMENTS ESTUDIATS Nº

Jaciment

Localització

Cronologia

Tipus d’enterrament

Font

30

Les Forques

III - I aC

1 inhumació en urna

Gusi 1992: 254; Gusi et al. 2008: 282

31

Montmirà

V - III aC

2 inhumacions en fossa

32

La Escudilla

Borriol, Castelló Alcora, Castelló Zucaina, Castelló

VI - 1/2 V aC

13 inhumacions en urna (28 individus)

33

Los Cabañiles

Zucaina, Castelló

VI - 1/2 V aC

6 inhumacions en urna (9 individus)

34

Estrets-Racó de Rata

Vilafamés, Castelló

III - 1/2 I aC

2 inhumacions en fossa (3 individus)

35

1 inhumació en fossa

VII - VI aC

1 incineració en urna

37

Bassa del Mas

VI - V aC

1 incineració en urna

38

Castellet de Bernabé

Catellfort, Castelló Forcall, Castelló Santa Magdalena de Polpís, Castelló Llíria, València

VII aC

36

La Lloma Comuna Sant Joaquim

Grangel, Ulloa i Giménez 1991: passim, Gusi et al. 2008: 284 Piqueras, Plasencia i Pallarés 1989: passim; Gusi 1994: passim; Gusi 1992: passim; Gusi et al. 2008: 280 Gusi 1992: passim ; Moneo 2003: 235; Falomir i Muriel 2006: passim; Gusi et al. 2008: 279 Barrachina i Llorens 1996: passim; Majó 1996: passim; Moneo 2003: 235; Gusi et al. 2008: 280 Gusi et al. 2008: 280

1/2 IV aC

6 inhumacions en fossa 6 inhumacions en urna

39

La Seña

IV aC

2 inhumacions en fossa (3 individus)

Guérin et al. 1989: passim; Guérin 2003: passim; Chapa 2008: passim; Gusi et al. 2008: 280 Guérin i Martínez 1987-1988: passim; Gusi et al. 2008: 282

V - II aC

1 inhumació en fossa

Gusi et al. 2008: 282

VII - IV aC

4 inhumació en fossa (6 individus) 3 inhumació en urna 3 inhumacions en fossa (4 individus) 1 inhumació en fossa 1 inhumació en urna 1 inhumació en urna

Guérin et al. 1987-1988: passim; Gusi et al. 2008: 282; Mata 2019: passim Gusi et al. 2008: 280; Lorrio et al. 2010: passim Bonet 1995: 491-493; Gusi et al. 2008: 282 Gusi et al. 2008: 281

1 inhumació en fossa 2 inhumacions en urna (3 individus) 1 incineració en urna 7 inhumacions en urna

Gómez-Bellard i De Miguel 1996: passim; De Miguel 2005: 331; Gusi et al. 2008: 281

40 41

42 43 44 45

20

Villar del Arzobispo, València Puntal dels Llops Olocau, València Los Villares Caudete de las Fuentes, València El Molón Camporrobles, València Tossal de Sant Llíria, Miquel València Plaza del Castillo Requena, València La Serreta Alcoi, Alacant

46

L’Alcúdia

47

La Picola

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Elx, Alacant Santa Pola, Alacant

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II aC V - IV aC VIII - VII aC IV - I aC

III - II aC 1/2 V - 1/4 IV aC

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1 inhumació en fossa (3 individus)

Gusi et al. 2008: 281; Agustí et al. 2010: passim Oliver 2016: passim

Ramos, 1989, passim; De Miguel 2005: 331; Gusi et al. 2008: 279 Badie et al. 2000: passim; De Miguel 2005: 331; Gusi et al. 2008: 281


EL TRACTAMENT FUNERARI DIFERENCIAL DELS INFANTS D’UN ANY O MENORS A LA PENÍNSULA IBÈRICA...

RELACIÓ DELS JACIMENTS ESTUDIATS Nº

Jaciment

Localització

Cronologia

Tipus d’enterrament

Font

48

Cabezo Lucero

V aC

1 incineració en urna

Aranegui 1993: 65; De Miguel 2005: passim; Gusi et al. 2008: 281

49

San Antón

V - IV aC

1 inhumació en urna

50

La Illeta dels Banyets El Cigarralejo

Guardamar del Segura, Alacant Orihuela, Alacant El Campello, Alacant Mula, Múrcia

IV aC

1 inhumació en fossa

De Miguel 2005: 333; Gusi et al. 2008: 282 Olcina, Martínez i Sala 2009: 229

V - III aC

2 inhumacions en fossa 5 inhumacions en urna 1 incineració en urna 5 inhumacions en fossa (8 individus) 1 inhumació en fossa

51

52 53 54 55 56 57

58

Coimbra del Barranco Ancho Cabezo del Tío Pío Necròpolis de Tutugi Cerro del Santuario Castellones de Céal Palomar de Pintado

59

Los Villares de Hoya Gonzalo Pozo Moro

60

La Coronilla

Jumilla, Múrcia Archena, Múrcia Galera, Granada Baza, Granada Hinojares, Jaén Villafranca de los Caballeros, Toledo Albacete Chichilla, Albacete Chera-Prados Redondos, Guadalajara

IV - III aC IV aC VI - III aC V - IV aC

1 inhumació en fossa 2 inhumacions en urna 4 inhumacions en fossa

IV - III/II aC

1 inhumació en fossa

III aC

3 inhumacions en fossa

VI - IV aC

3 incineracions en urna

V aC

1 incineració en urna

II - I aC

1 inhumació en fossa

Gusi 1992: 256; Chapa 2001-2002: passim; Gusi et al. 2008: 281 Chapa 2001-2002: passim; Gusi et al. 2008: 281 Gusi et al. 2008: 279 Cabré i Motos 1920, passim Caballero et al. 2013: passim Chapa 2003: 119; Gusi et al. 2008: 281 Ruiz, Carrobles i Pereira 2003: passim Blánquez 1990: passim; Chapa 20012002: passim Gusi 1992: 242; Alcalá-Zamora 2003: passim; Gusi et al. 2008: 281 Gusi et al. 2008: 280

Figura 1: Mapa amb la distribució dels jaciments estudiats. La numeració dels jaciments es correspon amb la numeració de la taula anterior.

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3. CARACTERÍSTIQUES DELS ENTERRAMENTS Com ja hem mencionat existia una àmplia diversitat quant a la forma d’enterrar als infants d’un any o menors, així com en la ubicació, l’acompanyament, el nombre d’individus o les característiques de l’enterrament. I a continuació tractarem de fer una síntesi sobre aquests aspectes, per a poder extraure algunes conclusions.

3.1. Edat i sexe dels individus A l’hora d’identificar les edats exactes d’aquests individus existeixen molts problemes, i a més l’ús de termes genèrics o termes més amplis com “nadó” o “lactant” en les memòries d’excavació dificulta encara més l’estudi d’aquests infants, i per tant poder detectar diferències de tractament depenent de la seua edat. Així i tot s’hi poden establir algunes diferenciacions: els fetus o individus no nats són els

individus amb una edat delimitada entre les huit setmanes de gestació fins al moment del part; els perinatals són individus amb una edat compresa entre les vint-i-huit setmanes de gestació fins una setmana després del part -a causa de les dificultats per a diferenciar fetus de perinatals, ja que les seues definicions es solapen, en aquest treball ens referirem a aquests com fetus/perinatals-; els neonatals, o nounats, són els individus amb fins un mes de vida després del part; i els postnatals són els individus ja nascuts fins a un any de vida -en aquesta definició també s’inclourien els neonatals, no obstant, els diferenciarem de la resta de postnatals per a tractar d’apreciar possibles diferenciacions en el tractament a aquesta edat-. El percentatge més gran d’individus es troba entre els fetus i els neonatals, encara que açò pot deures a l’ús com a genèric de les paraules, o al fet que efectivament hi hagués un major nombre d’individus amb aquestes edats (Gusi et al., 2008, 290).

Figura 2: Inhumació en fossa d’un neonatal a la necròpolis de Palomar de Pintado -Toledo, s. III aC-. La fossa es troba al costat de les tombes d’incineració de dos adults i un infant (Ruiz, Carrobles i Pereira 2003: 127-128).

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Figura 3: Inhumació en urna d’un postnatal -entre cinc i set mesos d’edat- del Castellet de Bernabé -València, primera meitat del s. IV aC-. La tomba anava coberta per una pedra calcària que sobreeixia del nivell del sòl (Guérin et al. 1989: passim).

Respecte al sexe dels individus, les dificultats per a identificar el gènere a edats tan primerenques són molt elevades, per això en la majoria de casos aquest no està determinat, impedint-nos observar possibles diferències en el tractament dels infants d’un any o menors degudes al seu sexe. Així i tot, al jaciment del Camp de les Lloses -Barcelona-, es realitzà un estudi sobre el sexe dels infants menors d’un any trobats tant en espais domèstics com en espais de treball, i es comprovà que nou dels onze individus eren de sexe femení. Açò podria indicar una predilecció pel sexe femení a l’hora d’enterrar els infants a l’espai d’hàbitat, pot ser deguda a l’associació de les dones a la llar, o com a al·lusió a la seua funció reproductora, com una demanda de fertilitat per a la casa o perquè pot ser aquesta funció els donava major valor respecte dels infants de sexe masculí -també es podria pensar en l’infanticidi de xiquetes, però aquestes van morir de causes naturals- (Afonso et al. 2019: passim). No obstant això, es tracta d’una mostra molt reduïda per a poder aplicar-la a tot el territori ibèric, podria tractar-se d’una peculiaritat del jaciment o de la regió on es troba, o podria tractar-se d’un desfavor per a les xiquetes, aquestes eren enterrades a l’àmbit de la llar mentre els xiquets eren acceptats a la necròpolis. Seria necessari una anàlisi

molt més amplia per a poder comprovar si realment existien diferències en el tractament funerari segons el sexe dels infants d’aquesta franja d’edat.

3.2. Tipologia dels enterraments En època ibèrica existien tres tipus d’enterraments possibles per als bebés: inhumacions en fossa (Figura 2), inhumacions en urna (Figura 3) o incineracions en urna, i aquests podien ser enterraments primaris o secundaris (Gràfica 1). Els cossos solen aparéixer col·locats en posició fetal -decúbit lateral- i els enterraments -tant en fossa com en urnaes troben al costat dels murs d’un angle de l’estança -zones amb menys trànsit, i per tant més protegides-; baix el sòl o el paviment, els murs, les escales, els bancs correguts, la llar, etc.; als llindars dels espais -tant a l’exterior com en l’interior-; etc. Fins i tot, s’han trobat enterraments a forns metal·lúrgics, com la tomba d’un neonatal al Camp de les Lloses -Barcelona- (Álvarez et al. 2000: 278-279), o a antigues cubetes per a xafar raïm, com la tomba de dos perinatals a El Molón -València- (Gracia et al. 1989: 144-145; Gusi 1992: passim; Lorrio et al. 2010: 239-240). En alguns casos els enterraments apareixen coberts per capes de cal, lloses o pedres. A Els Estinclells -Lleida- es

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Gràfica 1: Percentatges dels tipus d’enterraments i de les edats dels infants en cada un al llarg de tota la cronologia ibèrica (Elaboració pròpia). En aquesta i en les següents gràfiques el terme “Edat no identificada” fa referència a aquells individus dels quals es desconeix la seua edat exacta, però que es sap que tenen un any o menys.

trobà la tomba d’un fetus o perinatal envoltada per pedres formant una pseudocista (Figura 4) (Muriel 2006: passim); a l’Illa d’en Reixac -Girona- es trobà un postnatal enterrat en un receptacle elaborat amb fragments ceràmics (Figura 5) (Agustí et al. 2008: 119); i al Camp de les Lloses -Barcelonaes trobà un fetus/perinatal gitat sobre un llit de fragments de ceràmica delimitat per pedres (Álvarez et al. 2000: 278). En altres casos els enterraments estan senyalitzats, com ocorre a les tombes d’un infant d’entre cinc a set mesos i d’un fetus/perinatal al Castellet de Bernabé -València- cobertes per unes pedres calcàries que sobreeixien del nivell d’ús del sòl, o la tomba d’un fetus/perinatal a aquest mateix jaciment coberta per un adob que sobreeixia del nivell d’ús del sòl (Figura 6) (Gracia et al. 1989: 144-145; Gusi 1992: passim). A banda, les tombes podien contenir un sol individu -el més general- o més d’un. En aquest cas si els individus tenen la mateixa edat, moltes voltes se’ls sol identificar com a bessons o trigèsims. Encara que, no tindria per què tractar-se d’aquest fet i podria tractar-se d’una reutilització del

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lloc d’enterrament i per tant ser enterraments successius en el temps d’individus de la mateixa edat.

3.3. Lloc d’enterrament En les estances on estan els enterraments també hi ha molta diversitat. S’han trobat infants d’un any o menors en espais domèstics, espais cultuals, espais de treball, magatzems, espais defensius i necròpolis (Gràfica 2 i 3). Com podem observar a les gràfiques següents, i com explicarem amb més detall més endavant, hi ha una preponderància a quasi tots els grups d’edat i a totes les etapes cronològiques de la cultura ibèrica d’enterraments als espais domèstics -els postnatals predominen a les necròpolis-, mentre que als magatzems o espais defensius a penes s’han trobat individus. Un altre aspecte que podem destacar és la preferència per les inhumacions en fossa als espais domèstics, de les inhumacions en urna als espais cultuals -encara que amb no molta diferència respecte de les inhumacions en fossa-, i de l’aparició d’incineracions únicament a les necròpolis.


EL TRACTAMENT FUNERARI DIFERENCIAL DELS INFANTS D’UN ANY O MENORS A LA PENÍNSULA IBÈRICA...

Figura 4: Inhumació d’un fetus/perinatal a Els Estincllells -Lleida, ss. III-II aC-. La tomba estava envoltada per dos pedres grans, formant la pseudocista, i coberta per una llosa (Muriel 2006: 54-55).

Figura 5: Inhumació d’un postnatal a l’Illa d’en reixac -Girona, s. IV aC-. L’infant es trobava envoltat per fragments ceràmics d’una gran gerra formant un receptacle (Agustí et al. 2008: 135).

Figura 6: Enterrament en urna d’un fetus/perinatal al Castellet de Bernabé -València, primera meitat del s. IV aC-. Sobre la tomba es trobà un adob que sobreeixia del nivell d’ús del sòl i que podria fer la funció de senyalització d’aquesta (Guérin et al. 1987-1988: 234).

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Gràfica 2: Percentatges dels llocs d’enterraments i dels individus en cada un al llarg de tota la cronologia ibèrica (Elaboració pròpia).

Gràfica 3: Distribució dels tipus i llocs d’enterrament segons la seua cronologia (Elaboració pròpia).

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Figura 7: Elements de l’aixovar d’una tomba infantil del Castellet de Bernabé -València, s. IV aC-, entre els que observem una piqueta i una campaneta en miniatura de bronze, un objecte de bronze i fusta no identificat, una caragola marina amb una perforació per a ser penjada, un aret o arracada de bronze i fragments d’una turmellera de ferro (Guérin et al. 1989: 68). Es tracta de l’aixovar de la tomba que hem mostrat anteriorment com a exemple d’inhumació en urna

3.4. Aixovar Entre les peces que formen part dels aixovars dels infants d’un any o menors hi ha moltes semblances amb els dels infants majors. Trobem peces ceràmiques, objectes d’adorn o protecció, restes de cereals, fusaioles, objectes de metall -sembla que el ferro tenia un caràcter protector en l’antiguitat, i els objectes d’aquest metall podrien anar orientats a aquest fi-, restes d’animals, elements marins com caragoles o petxines, etc. En el cas de les petxines, aquestes podien ser ofrenes alimentàries, joguets, elements decoratius, o amulets de protecció, ja que en moltes cultures la petxina és un atribut de la deessa mare o la deessa de la fertilitat, encarregada de protegir als més menuts (Figura 7) (Gusi 1992: passim; Muriel i Playà 2008: passim; Lorrio et al. 2010: 247). Segons diversos autors els infants començarien a rebre aixovar a partir dels sis o set mesos, quan sembla que hi ha un canvi en la consideració dels infants i aquests comencen a tindre accés a les necròpolis. Perquè els aixovars defineixen qui era el difunt en vida, i en les societats antigues com més xicotet fos un infant menys consideració tindria dins del seu grup, per tant no podrien tindre cap aixovar fins que se’ls comencés

a donar identitat pròpia, i sembla que açò s’iniciaria al voltant dels sis mesos -moment en el qual comencen a eixir les dents i podrien produir-se rituals de pas- (Guérin 2003: 332; Dedet 2008: 161; Gusi et al. 2008: 273; Lorrio et al. 2010: 245-246). Això no obstant, entre els individus estudiats amb aixovar apareixen infants tant majors com menors de sis mesos, i es troben tant a les necròpolis com als espais d’hàbitat. Per tant, sembla que aquesta premissa no acabaria de complir-se, i que la presència o absència d’aixovar no seria un indicador clar de l’acceptació d’un infant en la comunitat, sinó que aquesta progressiva integració potser la marcarien els mateixos objectes de l’aixovar. Com és el cas dels elements d’adorn -collars, penjolls, etc.-, hem pogut observar com a partir dels sis mesos augmenta considerablement la presència d’aquests elements als aixovars. Aquest factor sí que podria indicar un canvi de consideració en els més menuts, ja que se’ls està proporcionant elements que contribueixen en el procés de creació d’una identitat pròpia i que podien servir com a elements de protecció2. Açò podria enllaçar amb la idea que aquells qui encara no havien sigut admesos a la comunitat era inútil protegir-los -pot ser degut a l’elevada mortalitat en aquest període, la població

2 Aquesta pràctica era comuna en el Mediterrani antic, i fins i tot hui en dia es continuen col·locant objectes contra el mal d’ull -com els llaços rojos- en els carrets dels bebés, la roba o el cap.

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ja havia acceptat aquest fet i no se’ls incloïa a la comunitat fins que passava un determinat temps des del naixement3- (Guérin et al. 1989: 67-68; Dedet 2012: passim). A Grècia si l’infant passava de les Amphidromies -cerimònia on es mostrava l’infant a la família com a mostra d’acceptació per part del pare- però no arribava a les Anthesteria -festival de primavera on als xiquets/es de tres anys se’ls regalava coses-, el sentiment de pena era major i se’ls enterrava amb aixovar, entre els objectes del qual es poden trobar biberons o els joguets o útils que els hagueren regalat en aquesta festa si hi hagueren arribat (Quesada 1991: 82). En el cas dels ibers podrien existir festivitats -o rituals de pas- similars a aquestes i la presència o absència d’aixovar podria deures a la supervivència de l’infant fins a aquestes o no.

4. ORÍGENS I PERDURABILITAT DEL FENOMEN L’enterrament dels infants d’un any o menors als espais d’hàbitat és un costum molt estés en la cultura ibèrica -zona catalana-valenciana fins Múrcia, entrant per la Vall de l’Ebre i cap al sud de França- (Agustí et al. 2008: 117; Lorrio et al. 2010: 203), però, no és una pràctica exclusiva d’aquesta cultura, sinó que sembla que es remuntaria fins a finals de l’edat del bronze i principis de l’edat del ferro, quan l’arribada d’un nou ritual funerari -portat per la cultura dels camps d’urnes- consistent en la incineració del difunt, provocà que l’antic ritual d’inhumació quedés relegat als infants més xicotets. Els ibers adoptarien aquesta pràctica junt amb influències gregues i fenícies i crearien la seua pròpia versió, igual que passà amb altres cultures contemporànies, com els celtes4 -vacceus, vetons-, celtibers, romans5, fenici-púnics, etc. (Gusi 1970: 67-68; Gracia et al. 1989: 150-151; Gusi 1992: 256-258; Armendáriz i De Miguel 2006: 40-42; Gusi et al. 2008: passim; Rueda et al. 2008: 474). Però aquesta pràctica no només es localitza a l’antiguitat, sinó que en èpoques posteriors es seguí reproduint, a l’edat mitjana s’han trobat exemples tant en contextos cristians com musulmans, i al segle XX es seguien enterrant infants a les cases o als seus voltants tant a les zones rurals com les urbanes (Fernández 2008: passim; De Miguel 2010: passim). L’explicació de la prolongació del fenomen podria estar en el fet que era preferible ocultar als nadons morts prematura-

Figura 8: Exvot de bronze d’un bebé amb el cos completament embenat -tret de la cara i els peus-, les incisions en zig-zag simularien els plecs de l’embenatge, Collado de los Jardines, Jaén, ss. IV-II aC (Foto: CERES)

ment abans que la societat conegués la seua existència, ja que era considerat com un fracàs o un mal auguri que devia ser ràpidament superat. A Jaén si un embaràs de pocs mesos fracassava, els fetus eren enterrats en les cases o en les quadres per a no cridar l’atenció de la comunitat, però si l’embaràs estava més desenvolupat i era conegut per la societat, en cas de la pèrdua del bebé s’havia de fer un enterrament ritualitzat i públic (Chapa 2003: 120-121; Fernández 2008: 207). I al País Basc, fins a principis del segle XX era comú enterrar els nadons no batejats als voltants de la casa6, dins d’aquesta o en horts domèstics7, espais considerats com a sagrats per a la família, i destinats al culte dels avantpassats. En aquest cas l’explicació de la continuació de la pràctica radicaria en el desinterés de l’Església pels

3 L’elevada mortalitat provocà que la població visqués amb aquest fet d’una forma normalitzada, i condicionà la seua resposta emocional (Chapa 2003: 121). 4 Trobem exemples als jaciments de La Hoya i Atxa, Alava; Las Eretas, Alto de la Cruz i Fitero, Navarra; Libia, La Rioja; etc. (Gusi 1970: 70; Beltrán 1976-1978: 312; Fernández 2008: 200-201; Sánchez et al. 2012: 140). 5 A Roma la llei de les XII Taules prohibí al s. V aC els enterraments baix les cases, tanmateix, sí que permetia l’enterrament dels nadons (Sevilla 2012: 211). 6 “Exte”, banda de terra que envoltava la casa, on queien les aigües pluvials, i on s’enterrava als avantpassats. Els infants s’enterraven en el costat esquerre de la “exte” (Gusi et al. 2008: 312). 7 Exemples: La Rioja alabesa, i Zugarramurdi, Garde i Artajona, Navarra. També podien ser enterrats en zones especials dels cementeris per als no batejats (Fernández 2008: 206).

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no batejats. També era costum que els infants nascuts morts o morts sense batejar, no foren enterrats en taüts, sinó envoltats amb panys o en caixes rudimentàries, pràctica que podria donar-se en el món iber si els xiquets/es morien abans de ser acceptats per la comunitat, i que serviria com un element més de diferenciació, però que és molt difícil de rastrejar (Gusi 1970: 68; Fernández 2008: 206; Gusi et al. 2008: 312; De Miguel 2010: 140). Es pensa que possiblement els ibers seguiren el costum d’embenar als nadons com feien els grecs i els romans -i com s’ha fet en algunes regions fins al segle XX-, per evitar que es feren mal i tindre’ls millor controlats (Chapa 2003: 126). Per tant és possible que a l’hora d’enterrar-los ho feren amb aquests mateixos panys (Figura 8).

5. EXPLICACIÓ DEL FENOMEN Existeixen diverses teories per a explicar aquest fenomen en època ibèrica, que van des dels qui consideren que es tracta de sacrificis rituals, fins als qui consideren que davant la impossibilitat d’enterrar a aquests infants en les necròpolis perquè encara no formaven part de la comunitat, els enterraven a les cases, l’espai sagrat de la família.

5.1. OFRENES RITUALS Comencem per aquelles teories que consideren als infants -sacrificats o no- com a part d’un ritual. Moltes cultures de l’antiguitat atribuïen propietats divines als infants perquè es pensava que la seua immaduresa i innocència els feien estar més prop de les divinitats, i per tant es considerava que simbolitzaven la puresa. Aquest factor els faria idonis per a rituals de diferents tipus, fundacionals, propiciatoris, de fertilitat, de restitució, etc., depenent de la funció de l’estança on s’enterraren8 (Gusi 1992: 243; Lorrio et al. 2010: 252). En el cas dels rituals fundacionals la funció dels infants seria com a esperits protectors i podrien ser enterrats als fonaments de les noves edificacions perquè el seu esperit les protegís i assegurés la cimentació de l’edifici, o es podrien enterrar en el moment de canvi de funció d’una estança, per a propiciar bons auguris a aquesta nova funció. En aquest segon cas es tractaria de rituals de principi i fi, de clausura d’una activitat i de principi d’una nova (DeMause 1982: passim; Gusi et al. 2008: 299; Lorrio et al. 2010: 252)9. Trobem exemples a Castellet de Bernabé -València-, on estances que eren magatzems i almàsseres, passaren a convertir-se en tallers metal·lúrgics (Guérin et al. 1989: 71-74).

Figura 9: Adoberia del jaciment de Sant Miquel d’Olèrdola -segona meitat del s. IV aC - primera meitat del s. II aC- on es trobaren les inhumacions en fossa de cinc infants, tots ells d’una edat inferior als tres mesos. Es pensa que pot ser els dos infants que foren enterrats junts -OL-2000-8245 i OL-2000-8246eren dues bessones, ja que moriren a la mateixa edat i foren enterrades al mateix temps (Subirà et al. 2008: 369-371).

En relació amb aquests enterraments propiciatoris també estarien els enterraments als espais de treball o de magatzem, on el que es buscaria seria obtenir bons auguris i la protecció de les divinitats en el desenvolupament d’aquestes activitats (Lorrio et al. 2010: 252-253). Respecte a aquests espais també es pensa que les activitats que ací es realitzaven van poder estar controlades per l’elit del poblat, al tindre un major nivell de complexitat, per això els infants trobats podrien pertànyer a la classe privilegiada i el seu enterrament a aquests llocs seria un privilegi exclusiu de la seua classe social. De fet, la majoria dels enterraments en espais de treball es corresponen amb el període cronològic que va des del segle IV aC fins al segle III aC, moment en què es produeix l’auge de poder de l’aristocràcia ibèrica. Exemples d’enterraments a espais de treball els trobem a Sant Miquel d’Olèrdola -Barcelona-, on es trobaren

8 Aquests sacrificis propiciatoris, que no tenen per què ser humans, es troben presents a moltes religions d’arreu del món i de diverses èpoques, i serveixen com a ofrenes a la Mare Terra, a canvi d’una bona collita, protecció per a la nova llar o ofici, etc. (Gusi et al. 2008: passim). 9 Quan hi ha diversos enterraments en una mateixa habitació no tots tindrien perquè servir com a ofrenes per a rituals fundacionals, sinó que els seus enterraments es podrien deure a motius diferents (Subirà et al. 2008: 378).

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Figura 10: Estat del Tofet de Cartago, o Tofet de Salambó, l’any 2007 (De GIRAUD Patrick - Treball propi, CC BY-SA 2.5, https:// commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2070805).

restes d’onze nadons a unes construccions identificades com una tintoreria o adoberia i un taller de metal·lúrgia i datades entre mitjans del s. IV i inicis del s. II aC (Figura 9) (Gusi et al. 2008: 299; Subirà et al. 2008: passim). En el cas dels rituals de fertilitat o restitució la utilització d’infants podria deures al desig d’obtenir bones collites, o es podria estar fent l’entrega d’un fill/a mort prematurament o sacrificat, per a obtenir un fill/a millor -es podria pretendre intercanviar un fill/a malalt per un sa, o un xiquet per una xiqueta, perquè es considera que els xiquets serien més valorats, però a edats tan primerenques és molt difícil conéixer el sexe del bebé a través de les restes òssies i seria difícil confirmar aquesta hipòtesi- (Gusi et al. 2008: 296). És a dir, s’estaria demanant una nova vida -humana o vegetal- a canvi d’una que acaba de nàixer i, per tant, més pura. A Grècia es dedicaven els individus morts en nàixer a la deessa Afrodita Urania per a propiciar la fertilitat (Lorrio et al. 2010: 250), així doncs, en el cas dels ibers podria donar-se un fenomen similar.

5.1.1. Sacrificis o mort natural? Un altre punt de debat radica en el fet de si el que trobem són sacrificis d’infants vius per a obtenir el favor propiciatori de les divinitats, fos per a protegir la casa o per obtenir bones collites, o en realitat el que es feia era utilitzar els infants que havien mort per causes naturals com a ofrenes rituals (Gusi 1992: 242).

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Hi ha diverses teories per a tractar d’explicar aquest fet. Una d’aquestes teories parla de la possible existència d’una influència fenici-púnica, entre els qui existia el costum de sacrificar infants incinerant-los en nom dels seus déus per a obtenir el seu favor. Aquesta pràctica, anomenada molk, seria d’origen cananeu i s’estendria per Fenícia i Israel, però prendria major força a Cartago, on sembla que es sacrificarien els fills primogènits de les famílies de classe alta en moments de necessitat per a l’Estat. Alguns autors consideren que serien morts naturals que rebrien un tracte diferencial tant en el ritual funerari com en el lloc d’enterrament, els tofets (Figura 10). Aquests s’identificarien com a necròpolis exclusivament infantils on els infants més menuts morts s’oferirien als déus a canvi d’algun favor, i sols en moments d’extrema necessitat podrien arribar a sacrificar-los. Aquesta idea es basaria en la baixa edat dels individus, l’escassetat d’infants en les necròpolis, la variabilitat dels ritus, el fet que els autors clàssics que els mencionen no ho han vist directament -a més que es tracta de grecs i romans, enemics dels fenici-púnics, i podrien deformar els fets en el seu favor-, etc. També es pensa que aquests sacrificis podrien servir com a mecanisme regulador de la demografia en moments de crisi (Guerrero 1989: 201; Gusi et al. 2008: 295-296; Marín 2014: 99-100). Malgrat això, els infants ibers trobats baix les construccions estan inhumats i no incinerats, i en la cultura fenici-púnica el foc era necessari per a purificar el cos sacrificat, a més, la majoria de construccions on s’han trobat bebés enterrats


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semblen més vivendes que llocs religiosos o de necròpolis com els tofets. A banda del fet que és difícil que en les zones tan allunyades de les colònies fenici-púniques on s’han trobat les inhumacions haguera pogut arrelar amb tanta força un costum cultural estrangera, seria necessària una forta aculturació de la població ibera perquè açò passés (Gracia et al. 1989: 148; Gusi et al. 2008: passim). És més, en el període cronològic on s’ha trobat un major nombre d’enterraments infantils baix les cases la influencia fenici-púnica no era molt elevada. En canvi quan aquesta puja el nombre de tombes d’aquest tipus trobades és menor. I en altres zones de colonització fenícia la població autòctona de les regions no seguí el costum de sacrificar als infants (Gracia et al. 1989: passim). Encara que cap una mínima possibilitat de que sí que es tracte del sacrifici ritual fenici-púnic, però readaptat per la cultura ibera, per això hi ha diferències entre un i altre. O, com ja hem dit, pot ser que en lloc de sacrificar infants per als seus rituals s’utilitzaren xiquets/es ja morts de forma natural per a aconseguir aquesta fi. En aquest darrer cas s’hauria de tindre en compte el fet que potser no sempre disposaven d’infants morts de forma natural per als seus rituals. Quan açò passava podrien realitzar-se sacrificis per tal d’obtenir infants per realitzar els rituals, o podrien utilitzar-se infants morts prèviament desenterrant-los i tornant-los a enterrar de nou en el lloc desitjat. Aquest fet el podrien indicar els enterraments secundaris que s’han trobat, encara que aquesta no seria l’única explicació per a aquest tipus d’enterraments, podrien deixar els cossos en algun lloc perquè es descarnaren i després arreplegar els ossos i enterrar-los en altre lloc, o podria tractar-se de remocions, reduccions, reutilitzacions o destruccions de les tombes (Subirà et al. 2008: 280). Al món grecoromà sembla que la pràctica dels sacrificis va poder existir, i els infants sacrificats es situarien als edificis significatius com els ports comercials, els graners -molt importants per a les societats agrícoles-, els edificis militars, religiosos, etc. Tanmateix, aquesta pràctica no era molt corrent a aquestes cultures, i fins i tot l’arribaren a considerar pròpia dels bàrbars, ja que en les cultures dels celtes, gals, escandinaus, egipcis, moabites, israelites, etc., sí que existia aquest costum (DeMause 1982: 51-52; Gisbert i Senti 1989: 96; Sevilla 2012: passim). Davant d’aquest fet cap la possibilitat de que a la cultura ibèrica també es practiqués el sacrifici en determinades situacions, ja fos perquè formava part de la seua pròpia cultura o per influències exteriors. També es pensa que en alguns casos els infants podrien ser substituïts per animals -la majoria joves i ovicàprids-, ja

que en molts espais d’hàbitat s’han trobat restes d’animals als fonaments i baix dels paviments, pròxims o baix dels murs -iguals que les dels infants- i aquestes s’han interpretat com a sacrificis fundacionals o propiciatoris10. Tenim exemples a Molí d’Espígol -Lleida-, Sant Andreu -Girona-, Penya del Moro -Barcelona-, El Palomar -Terol-, El Tarratrato -Terol-, Sant Josep -Castelló-, Camp de les Lloses -Barcelona-, etc. (Barrial 1989: passim; Guerrero 1989: 202; Guérin et al. 1989: 69-70; Oliver i Gómez 1989: passim; Gusi 1994: 108; Chapa 2003: 120; Agustí et al. 2008: 120; Gusi et al. 2008: 295; Lorrio et al. 2010: 248). Per a alguns autors les similituds entre els enterraments dels infants i els dels animals podria estar indicant que ambdós eren equiparables, si s’estaven realitzant sacrificis similars d’animals i infants tal volta era perquè els dos estaven al mateix nivell, llevant la condició d’humans als infants11 (Guérin 2003: 331-332). No obstant això, també s’ha considerat que a pesar de les seues semblances els enterraments d’animals i els d’infants no tindrien per què estar relacionats, els animals no tindrien per què ser substituts dels infants en un mateix ritual, sinó que podria tractar-se de rituals diferents que responen a necessitats diferents, sense cap mena de relació (Gusi et al. 2008: 262).

5.2. Exclusió de la comunitat Per altra banda tenim les teories que apunten al fet que els infants d’aquestes edats eren enterrats als espais d’hàbitat i no a les necròpolis com la resta de la població, perquè encara no havien sigut acceptats dins d’aquesta, no havien tingut temps de crear-se un lloc dins de la societat, ni havien passat pels rituals necessaris per a aconseguir-ho, i per tant no hi tenien cabuda a les necròpolis. A Roma en teoria no es posava nom als nadons fins al huité dia després del part si era xiqueta o al nové si era xiquet12 -eren els dies lustricus, i es tardava tan precisament perquè els dies més crítics per als infants eren els primers i molts no sobrevivien- (López Gregoris 2014: 76). A Grècia no es posava el nom fins al desé dia, igual que passava al món visigot -esperaven a comprovar la viabilitat de l’infant-, les tombes del tofet de Cartago no tenien nom, pot ser perquè encara no en tenien, per als hebreus la imposició del nom, així com la circumcisió, eren necessàries per a ser acceptat en la comunitat, i, com ja hem dit, la religió cristiana no permetia que els infants que no estigueren batejats s’enterraren al cementeri (Guérin et al. 1987-1988: 248; Connolly i Dodge 1998: 32; Gusi et al. 2008: 306). Pot ser, al món ibèric es donava un fenomen similar i les cerimònies d’acceptació o d’imposició del nom no es realitzaven fins que s’asseguraven

10 En alguns casos s’han trobat en la mateixa estança enterraments infantils i enterraments d’animals. 11 Al món fenici-púnic també es pensa que va poder existir aquesta substitució de víctimes als sacrificis. 12 Hi havia excepcions, hi ha epitafis d’infants de tres o quatre dies amb praenomen (Guillén 1977: 188).

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que l’infant tenia més possibilitats de sobreviure, i aquells qui no arribaven fins a aquestes cerimònies no podien ser enterrats a la necròpolis.

5.2.1. Ritual funerari domèstic o familiar Davant d’aquesta impossibilitat d’enterrar-los a les necròpolis es crearia un ritual funerari diferent, específic per a nadons o infants molt menuts morts de forma natural, on el lloc més triat per a enterrar-los serien els espais domèstics per a poder mantenir-los a prop -al costat dels pares i no a un espai on estarien sols- i donar-los una major protecció. Perquè les cases a les cultures de l’antiguitat eren els espais sacres de la família, el lloc on es venerava als avantpassats, i on es vetllava pel benestar de la família, tant dels vius com dels morts -que seguien formant part de la comunitat-, per tant, on es podria protegir millor als infants. Que les tombes apareguen prop de llars o altars domèstics, com ocorre a Darró -Barcelona-, Torre Roja -Barcelona-, El Tarratrato -Terol-, o Castellet de Bernabé -València-, també podria estar indicant que es buscava el caràcter sacre de les cases a l’hora d’enterrar els infants en aquestes13 (Lorrio et al. 2010: 248-249; Sevilla 2012: 211; Bérard 2016: passim). Els romans i els grecs també enterraven als infants al costat de la llar domèstica, ja que aquesta simbolitzava l’espai sagrat de la casa i la família, i açò serviria per a preservar la unitat del conjunt familiar (Gracia et al. 1989: 149; Maluquer, Gracia i Munilla 1990: 128). A més, els espais domèstics serien l’opció més econòmica i senzilla a l’hora d’enterrar als infants, eren llocs amb fàcil accés on es podria enterrar el bebé de forma ràpida i sense necessitat de grans funerals (Bérard 2016: passim). Si tenim en compte l’elevada mortalitat infantil que hi devia haver en els primers mesos de vida sembla lògic que els pares triaren l’opció més econòmica per als seus enterraments -tot açò no significa que la mort de l’infant fóra indiferent per als pares, cosa que demostren les cures preses en els seus enterraments, el que ens mostra l’afecte dels pares pels infants i la tristesa que sentien per la seua pèrdua-. En aquest tipus de contextos el ritual funerari dels infants seria de tipus domèstic o familiar, de caràcter més íntim i reservat i, possiblement, sols hi participaria l’àmbit familiar i no tota la comunitat. De fet, com ja hem dit, una de les principals diferències entre els enterraments infantils i els dels adults, és la falta de participació de la ciutat en els funerals dels pri-

mers, perquè en certa manera a la ciutat no li afecta la seua pèrdua, li és indiferent -aquesta participació seria progressiva a mesura que s’anés creixent- (Gusi et al. 2008: passim). Açò explicaria per què als espais domèstics o vivendes es troben un nombre reduït d’individus per estança, però al mateix temps es corresponen amb el tipus d’espai més utilitzat amb diferència. De fet, com ja hem mencionat i com podem observar a les diferents gràfiques presents en aquest treball, la pràctica d’enterrament més comú per als infants d’un any o menors en quasi totes les regions de la península Ibèrica amb població ibèrica14 i durant tot el període cronològic d’aquesta cultura -sobretot entre el s. IV aC i el s. III aC-, és la inhumació en fossa en espais domèstics (Fernández 2008: 206; Subirà et al. 2008: 375).

5.2.2. Predomini de la inhumació sobre la incineració La preponderància de la inhumació sobre la incineració podria deures al desig de retornar simbòlicament els infants al si matern per al seu renaixement, com ocorria a Grècia o a altres cultures de l’antiguitat i de l’actualitat -hi ha tribus africanes que encara tenen aquestes creences-. Es pensava que si es posaven en contacte els cossos dels infants amb la terra, aquests retornaven al si matern de la mare tel·lúrica15, on rebien un nou alé de vida que els permetria renàixer. És a dir, a través del desig de reencarnació de l’infant mort el que es buscava era fertilitat per a la família, el naixement d’un nou infant (Gracia et al. 1989: 149; Maluquer et al. 1990: 129; Muriel 2006: 54; Fernández 2008: 207; Gusi et al. 2008: 297). S’ha considerat que els infants accedirien a la incineració o cremació en el moment del deslletament, al voltant dels dos o tres anys, quan tenien major independència respecte de les mares o nodrisses. Però s’han trobat individus menors incinerats, per això també es pensa que pot ser els ibers també aplicaven la norma de la qual parla Plini, que indica que es podien incinerar els infants als quals ja els havien eixit les dents -majors de sis o set mesos-, perquè si s’incineraven els infants als quals encara no els havien eixit les dents, es corria el risc de quedar-se sense res per enterrar i l’infant no podria retornar a la Mare Terra (Sevilla 2012: 208). Això no obstant, hi ha casos d’infants incinerats menors a l’edat indicada, per tant aquesta norma no es seguiria al cent per cent. És cert que en el cas dels fetus o perinatal de Turó dels Dos Pins -Barcelona- l’infant va acompanyat d’una dona, i podria tractar-se de la incineració d’una dona embarassada,

13 A Grècia el ritual d’acceptació de l’infant en la comunitat -les Amfidromies- consistia precisament en el fet que el pare donés voltes al voltant del foc domèstic amb el nadó en braços (Golden 1993: passim; Gutiérrez et al. 2008: passim). 14 A la regió de Contestània s’han trobat més inhumacions en urna a l’espai domèstic, encara que amb no molta diferència respecte del nombre inhumacions en fossa. 15 Aquesta es correspondria amb la deessa mare, la deessa de la fertilitat, tant de les persones com de la natura, i per tant relacionada amb el món agrícola -base de les societats del passat-, on perquè els camps donen fruit és necessari plantar la llavor a la terra. L’origen de les creences de la reencarnació o renaixement dels infants si se’ls retornava al si de la deessa mare enterrant-los en la terra, podria estar relacionat amb aquest fet, ja que moltes de les creences religioses de les cultures de l’antiguitat estan relacionades o naixen al món agrícola.

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Figura 11: Inhumació d’un neonatal protegida per adobs i pedres i trobada al costat de la pira funerària d’una dona a la necròpolis de Castellones de Céal -s. IV - III/II aC- (Chapa 2003: 119).

però en altres casos com el de Cabezo Lucero -Alacant- el fetus/perinatal incinerat està acompanyat per un altre infant i un possible home adult, per tant no podria tractar-se de la incineració d’una dona embarassada, sinó que l’infant va accedir al ritual d’incineració per altres motius (Aranegui 1993: 65; Chapa 2003: 120; De Miguel 2010: 145).

5.2.3. Enterraments a les necròpolis Quant als enterraments en les necròpolis, com ja hem dit, els infants d’un any o menors també podien ser enterrats en aquestes, tant en inhumació en fossa, com en inhumació en urna, com en incineració -aquest és l’únic espai on trobem incineracions-, les tombes podien estar senyalitzades o no, ser individuals o múltiples, juntament amb adults o en solitari, etc. A causa de la seua suposada exclusió de la comunitat, infants tan menuts no tindrien cabuda a les necròpolis, sembla que fins als sis mesos almenys -encara que hi ha excepcions-, el que podria estar indicant un canvi en el seu ritual funerari marcat per l’edat que podria reflectir un canvi de consideració dins de la comunitat. És més, encara que és molt difícil precisar les edats en les restes incinerades d’individus tan xicotets, sembla que els infants de sis mesos són el grup d’edat entre els menors d’un any amb major percentatge d’incineracions, el que també podria estar indicant-nos aquest canvi de con-

sideració. Però aquesta inclusió podria deures a factors diferents de la seua consideració social dins del grup. Segons alguns autors la ubicació de nadons -inhumats- en les necròpolis podria deures al canvi que es produí en el s. IV aC, quan l’estructura familiar comença a guanyar força i l’aristocràcia pren el control de la terra i els mitjans de producció. Açò donarà importància a la transmissió hereditària, i per tant a la descendència, sobretot de les classes altes. Per això per a donar-los reconeixement social, i distingir-los de la resta de la societat, fins i tot als infants més xicotets de l’aristocràcia se’ls concedirà el dret de ser enterrats als cementeris. És a dir, segons aquesta teoria les tombes infantils a les necròpolis pertanyerien sols a la classe social privilegiada, i no a tots els grups socials (Chapa 2001-2002: 166). Així observem com el canvi en els patrons ideològics està motivat per les transformacions sociopolítiques i econòmiques i determinat per les seues manifestacions territorials (Gusi et al. 2008: 264; Rueda et al. 2008: 475-476). La transmissió hereditària de la posició social també podria vindre marcada per la presència de rics aixovars en tombes d’infants tan menuts (Nájera et al. 2010: 74). Altrament, com ja hem dit, en moltes de les tombes els infants anaven acompanyats per altres individus majors, i la seua presència en tombes col·lectives o familiars podria deures al fet que acabem de comentar. Quan la unitat familiar pren

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Figura 12: Planta general de la construcció de La Escudilla -s. VI - primera meitat del s. V aC- (Gusi 1989: 23).

importància a partir dels ss. IV i III aC els infants tan menuts tenen cabuda a aquests llocs perquè se’ls dóna importància com a membres del grup familiar (Rueda et al. 2008: 479). Respecte als enterraments a les necròpolis juntament amb dones podem trobar tres explicacions, la mare va poder morir embarassada abans de donar a llum, mare i nadó van poder morir durant el part, o després del part van poder morir en un espai de temps molt breu i ser enterrats junts16 -en aquest cas a través de la mare el nadó rebria el dret de ser enterrat a la necròpolis (Rueda et al. 2008: 475)-. La posició del nadó pot indicar-nos quina de les tres possibilitats podria ser, malgrat això, els ossos poden estar remoguts, col·locats segons rituals, etc., i és molt difícil calcular l’edat exacta dels nadons, el que també ajudaria a saber si havien nascut o no (De Miguel 2010: passim). Exemples d’açò en trobem a la necròpolis de Castellones de Céal -Jaén- on es trobà la inhumació d’un nadó protegit per pedres i adobs (Figura 11), al costat de les restes d’una pira funerària d’una dona jove. És a dir, l’adult fou incinerat mentre que el nadó fou inhumat. Per altra banda a la necròpolis de Turó dels Dos Pins -Barcelona- es trobaren a una tomba restes òssies cremades d’una dona jove i d’un bebé.

En aquest cas el bebé podria ser un fetus que no havia nascut encara, per això estava incinerat i amb els ossos de la dona (Chapa 2003: 119-120; Sánchez 2005-2006: 142-143). Però també hi ha casos on els nadons eren incinerats i enterrats en tombes pròpies, com ocorre als jaciments de Pozo Moro -Albacete-, Sant Joaquim -Castelló-, Bassa del Mas -Castelló-, La Serreta -Alacant-17 o Los Villares de Hoya Gonzalo -Albacete-. Tret de l’enterrament de La Serreta, la resta s’han identificat com a majors de sis mesos.

5. 3. Nombre d’individus per estança La quantitat d’individus en un mateix espai també ens aporta dades sobre aquest fenomen. Mentre que als espais domèstics hi ha un reduït nombre d’individus per estança, a alguns espais identificats com a sacres el nombre d’individus per estança és molt major -i hi ha un predomini de les inhumacions en urna-. Açò podria explicar-se en el primer cas per la mortaldat pròpia de la unitat familiar -i per tant natural-18 (Gusi 1992: 245), i el segon per la pervivència del caràcter sacre del lloc al llarg del temps, el que faria que s’enterraren infants durant més temps,

16 Algunes teories apunten que pot ser la mort de l’infant era provocada perquè al morir la mare la comunitat no podia fer-se càrrec d’aquest (Ruiz i San Nicolás 2000: 106). 17 En aquest cas en la tomba hi ha dos urnes, una amb la incineració d’una dona jove, i l’altra amb la incineració d’un fetus/perinatal. 18 En aquests casos quan es troben diversos individus en una mateixa estança pot tractar-se d’enterraments diacrònics realitzats en un ampli període de temps (Subirà et al. 2008: 378).

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ja siga com a ofrenes d’un ritual, per la cerca del caràcter sacre del lloc per a protegir als infants, o perquè es tracta d’espais funeraris específics per a ells, creats precisament perquè no tenien cabuda a la necròpolis de la comunitat (Gracia et al. 1989: 146; Subirà et al. 2008: 375). Aquest podria ser el cas de La Escudilla -Castelló-, on aparegué una construcció amb 28 infants inhumats en urnes. La seua morfologia sembla indicar que podria tractar-se d’un temple amb dos recintes annexos, i la presència d’un monòlit de pedra situat entre la llar central i la porta d’accés d’una de les estances, així com l’abundància de bebés fan pensar que potser es tractava d’un recinte específic per a enterrar-los, exclusiu per a ells, on el monòlit serviria com a betil o estela funerària (Figura 12). Com ja hem mencionat, a la cultura fenici-púnica existien àrees funeràries on sols s’han trobat infants, encara que aquestes estaven a cel descobert. A Mallorca també s’han trobat recintes similars a l’aire lliure exclusivament amb enterraments infantils en urna -Marina Gran de Ses Salines i Cas Santamarier-, pertanyents al període de la cultura talaiòtica. Però a diferència dels fenici-púnics, els infants talaiòtics apareixen inhumats i no incinerats. En aquest darrer cas es considera que el recinte devia ser un lloc especial on es realitzarien rituals o sacrificis amb alguns infants, perquè al contrari que ocorre en altres cultures sembla que en la talaiòtica tots els grups d’edats tenien cabuda a les necròpolis -on rebien el mateix tractament, inhumacions en fossa, taüt o urna de ceràmica, aquests sols per als infants més xicotets-, fins i tot els més menuts, per això un espai com aquest no podria interpretar-se com una necròpolis específica per a infants, sinó que devia tindre un caràcter més cultual (Guerrero 1989: passim). També s’ha considerat que els enterraments de l’edifici de La Escudilla podrien ser sacrificis anuals realitzats a l’inici del cicle agrícola i destinats a propiciar bones collites. Aquesta teoria es basaria en la presència d’un molí en l’estança H-2 al costat d’una de les tombes, i l’abundància d’enterraments estaria mostrant la pervivència del caràcter sacre del lloc (Gusi 1970: 66; Gusi 1992: 248; Gusi 1994: 113; Chapa 2001-2002: passim; Chapa 2003: 120). O, com ja hem comentat, en lloc de formar part d’un ritual com a ofrenes pot ser els infants eren enterrats a aquest espai, o a qualsevol altre identificat com a religiós, per les característiques protectores que si li atribuirien a un lloc sagrat, per això seria tan escollit per a enterrar als infants i hi hauria tantes tombes -encara que en altres espais religiosos el nombre de tombes no és tan elevat- (Guérin et al. 1987-1988: 250).

5.4. Escassetat de troballes Com ja hem mencionat abans, un aspecte que desconcerta prou als investigadors és la poca quantitat d’individus trobats tenint en compte l’elevada mortalitat que devia haver-hi en aquest període de la vida. Per a diversos autors aquest fet podria estar relacionat amb el seu tractament funerari, ja que per a alguns l’escassetat d’individus trobats podria deures al fet que solament ens trobem davant dels enterraments de bebés pertanyents a la classe acomodada. Açò explicaria per què hi ha un nombre baix d’enterraments descoberts, quan el que es pensa és que degué haver-hi una mortalitat infantil molt alta. No obstant això, la variabilitat de rituals podria indicar just el contrari, que els infants trobats són de diferents grups socials -cosa que podria vindre marcada per la riquesa dels seus aixovars-, i que cada grup tenia la seua forma d’enterrar-los. Però aquesta és una afirmació que de moment no es pot confirmar. També podria donar-se el cas del fet que sols s’enterraren els primogènits de cada família, per això no quedaria reflectida la suposada mortalitat infantil en la quantitat d’enterraments trobats. I la presència de més d’un individu en una estança en llocs d’hàbitat es deuria al fet que no es tractaria d’enterraments simultanis, sinó separats per llargs períodes de temps, i per tant, pertanyents a diferents generacions o famílies. Una altra explicació la trobaríem en la seua poca rellevància social, el que els llevaria el dret de ser enterrats a les necròpolis, o fins i tot el dret de ser enterrats. Encara que aquesta poca rellevància social no implica que els pares no sentiren la seua pèrdua, i davant la impossibilitat d’enterrar-los a les necròpolis buscaren altres alternatives, com les seues cases, un lloc familiar i sagrat, on poder protegir-los, i fora de l’esfera pública en la qual encara no estaven inclosos, com ja hem mencionat (Gracia et al. 1989: 140; Chapa 2003: 12-133; Fernández 2008: 207; Gusi et al. 2008: 311). Aquesta exclusió podria explicar-se pel fet que per a una comunitat d’aquest període és més dramàtica la mort d’un adult que la d’un nadó, perquè els primers són més útils i productius per a aquesta comunitat19. En canvi, si el mort és un infant, encara que és greu perquè constitueixen el futur de la seua societat, no és tan greu com la mort d’un adult, perquè infants se’n poden tindre més, i per a arribar a l’edat adulta i de major productivitat fa falta molt d’esforç i treball, per això la mort d’un adult suposa una gran pèrdua. A més, si la mortalitat infantil era tan alta com es suposa, la seua mort era un risc assumit per la comunitat. A Roma es crearen lleis per a regular el dol dels infants, Numa Pompili prohibí guardar el dol pels menors de tres anys, i passada aquesta edat es guardaria un mes de dol per any vis-

19 La infància és una construcció social condicionada pel seu context i època, i la consideració actual de la infància, on es col·loca el benestar individual dels infants per davant del seu deure social, naix als segles XVII i XVIII. A les societats antigues les persones no eren vistes com a ens individuals, sinó com a part d’un col·lectiu dins del qual havien de complir una funció, havien de resultar útils per a les seues societats. Per això encara que els infants eren necessària per a la supervivència de la cultura i la societat, tenien una consideració negativa que aniria millorant a mesura que foren més útils per a les seues comunitats.

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cut per l’infant fins als deu anys, és a dir, com a molt es podia guardar dol per un infant durant deu mesos. Les mostres de dolor eren majors, i millor acceptades, com major fos l’infant i més integrat estigués en la societat, com més persona fos considerat, major era la pèrdua (Chapa 2003: 121; Sevilla 2012: 208). Aquesta regulació es creà molt possiblement per la baixa consideració dels infants dins de la comunitat i per l’elevada mortalitat d’aquests. Per aquest motiu es suposa que l’enterrament d’un infant seria de caràcter més afectiu i d’àmbit familiar, que social, perquè per a la societat no suposaven una greu pèrdua (Chapa 2001-2002: passim). I com que no és d’interés per a la comunitat aquesta mort, el seu enterrament no tindria cabuda a les necròpolis, espai funerari dels membres morts de la comunitat. Per contra els infants més majors, on ja s’hagués invertit treball i esforços, sí que suposarien una major pèrdua i afectarien la comunitat, per això tenien accés a les necròpolis.

6. CONCLUSIONS Podem observar com els menors d’un any, i sobretot els menors de sis mesos, no haurien d’estar al mateix nivell que la resta d’infants, cosa que es dedueix pel seu tractament funerari diferent. Hi ha un canvi evident en la consideració dels infants als sis mesos aproximadament, ja que a partir d’aquesta edat s’inclou als infants a les necròpolis -tret de determinades excepcions-, lloc d’enterrament de la comunitat, el que ens està indicant una major acceptació dels infants dins de la comunitat i per tant una major concessió de drets. A més, als seus aixovars augmenta, respecte als d’infants menors, l’aparició de peces d’adorn que poden interpretar-se com a amulets protectors, el que podria indicar una major preocupació per protegir-los, pot ser perquè a aquesta edat tenien majors possibilitats de sobreviure. En el cas dels infants menors d’un any la mortalitat podria ser tan alta que es tractés d’un tema normalitzat en la societat i per això els infants podrien ser enterrats en qualsevol lloc, des de les vivendes familiars, a femers o el camp -llocs on és més difícil identificar les seues restes des d’un punt de vista arqueològic-. A primera vista podria no entendre’s perquè hi ha un tall a aquesta edat, perquè no ocorre com en l’adolescència on el canvi és més visible, però sí que hi ha certs canvis biològics. Als sis mesos aproximadament és el moment en el qual comencen a eixir les dents, un moment també delicat per a aquests perquè durant aquest procés són més propensos a les infeccions per dur-se contínuament les mans i els objectes a la boca, i superar aquesta etapa delicada potser era un fet important per a les seues comunitats (Sánchez et al., 2012, 88). Respecte a la variabilitat tipològica dels seus enterraments podem extraure altres conclusions, com ara la possible existència no únicament d’un sol tipus de ritual funerari per a aquestes, sinó de diversos. La multiplicitat de tipus d’enterra-

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ment, que varien en el lloc on es dipositaven, la disposició, les característiques, la quantitat d’individus per tomba, etc., podria estar mostrant diversos rituals utilitzats per a enterrar als infants d’aquestes edats, inclús aquells rituals que es pareixen molt podrien estar motivats per causes molt diferents (Barrial 1989: 17; Oliver et al. 1989: 59). Aquests motius podrien variar a diversos nivells. Geogràfic, cada zona podria presentar particularitats pròpies, als jaciments de les regions de Bastetània i Contestània s’han trobat un major nombre d’enterraments a necròpolis que a la resta del territori dels ibers. Religiós, la utilització exclusiva d’infants menors d’un any com a ofrenes en determinats rituals podria explicar el seu tractament funerari diferent, però no tots els enterraments d’aquests infants tindrien perquè formar part d’un ritual religiós, o pot ser si tenien una consideració diferent en vida al Més Enllà també la tenien, i açò exigia que tingueren un ritual funerari diferent. Social, per una banda la mort d’individus de forma tan prematura podria causar un impacte psicològic afectiu en les societats, el que podria causar la creació d’un ritual funerari diferent per a ells -pot ser per a seguir mantenint als individus tan xicotets prop de la família i poder seguir protegint-los-, però per altra banda la baixa consideració dels infants dins de les seues comunitats també hauria de jugar un paper important en aquesta diferenciació, si ho comparem amb altres cultures, els infants de tots els grups d’edat sofrien aquesta baixa consideració, però els primers mesos de vida són els de major dependència respecte dels adults, potser açò els feia tindre el valor social més baix i per tant tindre un tractament funerari diferent. Econòmic, els enterraments comportaven certes despeses que les famílies preferien estalviar-se amb infants tan menuts perquè en morien molts, per la seua baixa consideració o valor social, etc. Cronològic, d’una època a una altra els motius per a diferenciar els enterraments dels més menuts poden variar molt. Per raons de sexe, potser ens trobem amb individus d’un sol sexe, però les dificultats per a conéixer el sexe en edats tan primerenques no ens permet saber-ho. Les influències externes, depenent de la cultura de la qual els arribaren influències, i del seu major o menor grau d’incidència, els ritus i les seues motivacions podien variar (Gusi 1992: passim; Chapa 2008: 628; Gusi et al. 2008: passim). L’únic que podem assegurar amb fermesa, tant per a la societat ibèrica com per a altres societats contemporànies, és que existia una clara diferenciació en el ritual funerari dels infants d’un any o menors -encara que açò podria reduir-se als infants als quals encara no els havien eixit les dents-, marginant-los de l’espai d’enterrament comunitari, les necròpolis -tret d’algunes excepcions-. Constituint per tant un camp molt interessant per a desenvolupar investigacions que omplin els buits d’informació que tenim i que ens ajuden a conéixer millor aquest aspecte de la cultura ibera.


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7. AGRAÏMENTS Aquest article és una adaptació del Treball Fi de Màster “Arqueologia de la Infància. Estudi de la infància ibera a través de les restes arqueològiques de diversos jaciments de la península Ibèrica”, defensat el curs 2017-2018 a la Universitat d’Alacant i tutoritzat per la professora Feliciana Sala Sellés.

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El torso del Guerrero de Monforte del Cid (Alicante) y otros fragmentos de esculturas halladas en la necrópolis ibérica de Camino del Río The torso of the Warrior of Monforte del Cid (Alicante) and other fragments of sculptures found in the Iberian necropolis of Camino del Río Francisco Andrés Molina Mas *

RESUMEN La excavación arqueológica del yacimiento de Camino del Río (Monforte del Cid, Alicante) ha permitido conocer, por fin, la ubicación de la necrópolis de época ibérica a la que pertenecen el pilar-estela y las esculturas de toro halladas a principios de la década de los 70 del siglo pasado en El Arenero, a 500 m al Oeste. Además, en ella se encontraron nuevos fragmentos escultóricos tallados sobre caliza de la cantera local de El Ferriol, entre los que destaca el torso de un guerrero, una mano, un friso con palmetas y varios trozos de toros. Esas esculturas y las piezas de ajuar encontradas en los loculi datan la necrópolis entre finales del siglo VI y el último cuarto del siglo V a.C. PALABRAS CLAVE Monforte del Cid, necrópolis ibérica, loculi, escultura, cantera El Ferriol. ABSTRACT The archaeological excavation of the Camino del Río site (Monforte del Cid, Alicante) has finally revealed the location of the Iberian period necropolis to which the pillar-stela and the bull sculptures found at the beginning of the 70s of the last century in El Arenero, 500 m to the west. In addition, new sculptural fragments were found carved on limestone from the local quarry of El Ferriol, among which a warrior’s torso, a hand, a frieze with palmettes and several pieces of bulls stand out. Those sculptures and the trousseau found in the loculi date the necropolis between the end of the 6th century and the last quarter of the 5th century BC. KEYWORDS Monforte del Cid, Iberian necropolis, loculi, sculpture, quarry El Ferriol.

Entre diciembre de 2007 y junio de 2010 se llevó a cabo una actuación arqueológica1, promovida por el Ayuntamiento de Monforte del Cid, para determinar si la parcela objeto de la intervención debía ser catalogada como zona arqueológica y así conocer y prevenir la posible incidencia de la futura reactivación del cultivo de viñedo en ella, lo que conllevaría una profunda remoción de la tierra. En total se realizaron hasta 38 sondeos mecánicos en diferentes períodos de tiempo, además

de la excavación manual en extensión de seis zonas donde los resultados de los sondeos fueron positivos (Fig. 1): · Zona 1. Superficie de 82.81 m² en el espacio existente entre los Sondeos 1 y 4. · Zona 2. Superficie de 20.83 m² en el extremo oriental del Sondeo 5. · Zona 3. Superficie de 165.10 m² abarcando los dos tercios occidentales de los Sondeos 27 y 28 hasta alcanzar el extremo meridional del Sondeo 20.

(*) C/ Mediterráneo, nº 2 - 2ºF. 03330 Crevillent (Alicante). fmolinamas@hotmail.com 1 La actuación arqueológica contó con la pertinente autorización de la Direcció General de Patrimoni Cultural Valencià: Expte. 2007/0392-A. Directores: Francisco Andrés Molina Mas y José Ramón Ortega Pérez. El equipo de ARPA Patrimonio estuvo formado por el primero de los directores, como arqueólogo de campo; Antonio Martínez Castelló, Rafael Zumalabe Lozano y Pedro Abarca Hernández para la topografía, dibujo de campo y digitalización de planos; Francisco Andrés Molina Mas para la elaboración de las secciones estratigráficas; Inmaculada Reina Gómez y Francisco Andrés Molina Mas para el inventario, catalogación y fotografía del material mueble; Rosa María López Martínez para el dibujo del material mueble; Francisco Andrés Molina Mas para la digitalización de los dibujos del material mueble; más seis operarios especializados en arqueología.

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Figura 1. Localización de la necrópolis de Camino del Río respecto a otros yacimientos arqueológicos citados y la cantera de El Ferriol (Fuente imagen aérea: TerraMetrics-Google Earth).

· Zona 4. Superficie de 129.39 m² en el espacio existente entre los Sondeos 16 y 17 alcanzando el tramo central del Sondeo 15. · Zona 5. Superficie de 57.85 m² en torno al Sondeo 13. · Zona 6. Superficie de 128.40 m² en torno al Sondeo 9. El objetivo de esta colaboración es poner de manifiesto los ámbitos y contextos cronológicos en los que fueron hallados los fragmentos escultóricos, además de su interpretación y

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la divulgación del resultado del análisis y caracterización de los materiales pétreos utilizados en la manufactura de seis de ellos. Asimismo, se presentan las cremaciones localizadas en su entorno inmediato y otras estructuras cercanas. Por ello, nos centraremos en las Zonas 1 a 4, dejando al margen los hallazgos de la Zona 5, con restos de dos construcciones de época ibero-romana arrasadas y de escasa entidad; y de la Zona 6, donde se documentaron seis fosas –tres circulares y tres agujeros de poste


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Figura 2. Vista general de la parcela desde el Noreste tras finalizar la fase de sondeos.

ovalados, equidistantes y alineados de Este a Oeste–, junto con una zanja relativamente estrecha que discurre al Norte de ellas, conjunto que interpretamos como un asentamiento calcolítico.

1. HALLAZGOS ANTERIORES La parcela estudiada se localiza junto al Camino del Río, a 2 km al Sur del casco urbano, delimitada al Este por dicho camino, al Oeste y al Norte por parcelas con cultivo de viñedo y al Sur por la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Novelda y Monforte. En el momento de la intervención, el terreno no presentaba ningún cultivo en activo y su superficie estaba totalmente aplanada (Fig. 2). Este entorno, junto con La Agualeja de Monforte del Cid y El Campet de Novelda, éste en la ribera contraria del río Vinalopó, tiene una importante tradición arqueológica en cuanto a hallazgos se refiere, descubrimientos que acontecieron por distintos motivos desde los años 70 del siglo pasado (Molina 2015: 89-91). Unos de los más relevantes se dieron entre los años 1972 y 1974, cuando los frecuentes trabajos de extracción de arenas y piedras en la zona conocida como El Arenero, junto a la margen izquierda del río y a unos 500 m al Oeste de nuestra parcela, sacaron a la luz varios toros y el conocido como pilar-estela de Monforte del Cid de época ibérica (Llobregat y Ribelles 1978; Chapa 1980: 211-218; Almagro y Ramos 1986; Castelo 1995: 204207, 240, fig. 62, 324, 339, fig. 95f y g, 378; Prados 2007), elementos simbólicos que, como es sabido, presidían las tumbas aristocráticas, estando enraizados en las civilizaciones del mar Egeo como transmisores de fecundidad, fertilidad y protección en el viaje al más allá. A estos se unieron, en

septiembre de 1987, otras estructuras fechadas en el mismo período cultural y a escasos 200 m al Norte de las esculturas de El Arenero. A causa de la remoción de tierras se pusieron al descubierto unos enlosados y concentraciones de cenizas, por lo que la Conselleria de Cultura encargó a Elia Alberola y Lorenzo Abad una excavación de urgencia en la que documentaron, bajo un estrato romano altoimperial arrasado por un tractor, un enlosado o empedrado tumular y nueve manchas cenicientas fechadas entre el siglo V y el I a.C. que relacionaron con un área ritual funeraria por su cercanía a El Arenero, aunque no hallaron restos humanos quemados (Abad y Alberola 1990; Abad y Sala 1992: 158; Abad, Sala y Alberola 1995-97). Mucho más reciente, entre 2006 y 2009, es el hallazgo de varias piezas escultóricas fragmentadas de época ibérica en la parcela contigua a la que es objeto de nuestro estudio, donde se realizaron las obras para la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Novelda y Monforte. Se trata de esculturas con un origen funerario, aunque se localizaron incompletas y fragmentadas formando parte de un posible témenos o fontana sagrada de planta rectangular datado entre mediados de los siglos II y I a.C. (Segura y Moratalla 2009; Moratalla 2000-2015). Entre las piezas escultóricas destaca un toro mitrado y las piernas de dos figuras humanas en un mismo bloque, piezas que fechan en el siglo V a.C. y que debieron estar instaladas también en los monumentos funerarios de la necrópolis.

2. NUESTROS HALLAZGOS POR ZONAS La parcela presentaba una superficie bastante plana, sin ningún desnivel destacable, con una cota de inicio que se sitúa en torno

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Figura 3. Zona 1: 1-Agrupaciones de bloques y diferentes UUEE en el momento de iniciar su excavación; 2-UE 4008 en el momento de iniciar su excavación; 3-Detalle de la estructura escalonada UE 4403; 4-Fin de la excavación de la fosa UE 4401.

a los 199 m s/n/m y que sólo en el extremo occidental desciende entre 20 y 40 cm. Nos encontramos, en primer lugar, ante un estrato superficial de relleno vegetal de unos 20 cm de espesor en el tercio oriental, que aumenta hasta los 2.10 m en la esquina suroeste, debido a que el extremo occidental de la parcela se terraplenó para salvar la diferencia de profundidad de esa zona por la existencia de un bancal anterior a una cota inferior –UE 16002 en Zona 4 (Fig. 17, A-A’ a M-M’, y Fig. 19, A-A’)–, creando la superficie de la parcela actual que presentaba un cultivo de viña americana abandonado. Por su parte, el terreno geológico subyacente sí presenta un importante desnivel hacia el Suroeste, con una diferencia de cota documentada de 1.75 m desde la esquina noreste hasta la esquina suroeste de la parcela. Este nivel de terraza fluvial del curso medio del río Vinalopó se desarrolló a lo largo del Holoceno superior, formando parte de la llanura sedimentaria de Monforte del Cid que ha sido objeto de un profundo estudio geomorfológico (Ferrer 2018). La excavación realizada reveló una estratigrafía bastante sencilla y con más potencia en la mitad oeste de la parcela, zona en la que los restos perduraron bajo la protección de un estrato superficial de mayor espesor que en el resto del área intervenida. Los estratos de terraplén superficiales utilizados para el cultivo

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cubrían tanto a los rellenos arqueológicos como a la mayoría de las estructuras. Tan sólo se conservaba una superposición de tres estratos arqueológicos en la esquina suroeste de la parcela, área de excavación denominada Zona 4, mientras que, por lo general, en el resto de zonas excavadas manualmente, las UUEE arqueológicas documentadas estaban cubiertas por el terraplén de cultivo y cubrían directamente al substrato geológico.

2.1. Zona 1 En esta superficie excavada en el espacio existente entre los Sondeos 1 y 4, se documentó en primer lugar una gran concentración de bloques –UE 4002– en un área más o menos cuadrangular de unos 12 m². Alrededor de ella aparecían también otras agrupaciones de bloques pero de menores dimensiones, dos de tendencia circular –UUEE 4004 y 4006– y una alineación de escaso desarrollo horizontal –UE 4402– con dirección SE-NO (Fig. 3.1). Tras la excavación y retirada de todos los bloques pudimos comprobar que se trataba tan sólo del estrato superior que rellenaba la fosa UE 4401, estructura negativa excavada en el substrato geológico de planta cuadrangular


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Figura 4. Zona 1: Planta y sección estratigráfica.

irregular, con los lados curvos, fondo plano y paredes ligeramente rectas salientes (Fig. 3.4). Bajo ese estrato UE 4002 se documentó otro de características totalmente diferentes, la UE 4008 (Fig. 3.2), asociado a la UE 4403, una peculiar estructura escalonada creada con tres losas que parece ser el tramo inferior del acceso a la fosa UE 4401 (Fig. 3.3). No creemos en la posibilidad de que la ordenada disposición de estas losas sea fruto de un vertido casual o que fuera debido al derrumbe de una estructura vertical. Tanto la fosa como la estructura escalonada se encuentran a escasa profundidad y aparecen arrasadas, por lo que pensamos que no conservan su desarrollo vertical (Fig. 4). El estrato UE 4008, compuesto principalmente por arcillas y arenas grisáceas, es el relleno inferior de la fosa

UE 4401, mientras que el relleno de bloques UE 4002 sería el estrato de amortización que anularía tanto la fosa como su acceso escalonado. En cuanto al resto de acumulaciones y agrupaciones de bloques, las UUEE 4004 y 4006 ni rellenaban ni cubrían a ninguna estructura negativa, sino que bajo ellas aparecía un nuevo estrato de relleno –UUEE 4005=4007–; mientras que la alineación de piedras UE 4402 no presentaba ninguna cara definida, en ella se apoyaba el estrato de relleno UE 4009 y estaba en contacto directo con el substrato geológico (Fig. 4). Los materiales cerámicos que se recuperaron entre los bloques UE 4002, bajo ellos en la UE 4008 y en el resto de estratos de relleno adyacentes, pertenecen exclusivamente

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Figura 5. Zona 2: 1-Estructura UE 5401 tras finalizar su excavación; 2-Detalle de la pared suroeste de la estructura UE 5401.

Figura 6. Zona 2: Planta y sección estratigráfica.

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Figura 7. Zona 3: 1-Vista general en el momento de iniciar la excavación manual; 2-UE 27002 en proceso de excavación, con las concentraciones de material en su lado oriental e indicando la posición de los fragmentos escultóricos E7 (pezuñas de toro sobre plinto) y E10 (palmetas seriadas). También se pueden observar las marcas de arado.

a época ibérica2 –siglo IV a.C.–, sin intrusiones de épocas posteriores, lo que marcaría el momento de abandono de la estructura UE 4401. Hay que destacar que, junto con el abundante material cerámico, también se halló entre los bloques que formaban parte de la UE 4002, parte de una piedra de molino y un fragmento de unos 15 cm de moldura sencilla de caliza, escalonada y parcialmente quemada3.

2.2. Zona 2 En esta ampliación realizada en el extremo oriental del Sondeo 5, se documentó una única estructura a unos 40/50 cm de profundidad. Se trata de la UE 5401, una fosa recortada en el substrato geológico de paredes forradas con grandes bloques tomados con barro (Fig. 5.1), facetados y bien presentados al interior, entre cuyas juntas se encajaron de forma precisa pequeños cantos y guijarros, dando un aspecto de gran consistencia (Fig. 5.2). La construcción semienterrada resultante, a modo de balsa o estanque con unas dimensiones de 4.35 m de largo, 2.06 m de ancho y 0.82 m de alto, presenta una planta rectangular con las esquinas redondeadas y, aparentemente, con tendencia a abovedarse, aunque desconocemos su desarrollo vertical completo al estar arrasada por los trabajos agrícolas. En su interior no se halló ninguna acumulación de grandes bloques que indicara derrumbe, tan sólo se documentaron dos estratos de relleno –UUEE 5002 y 5003 (Fig. 6)– que contenían algunas piedras de mediano y pequeño tamaño junto a frag-

mentos cerámicos, una pequeña hebilla rectangular de bronce y algo de fauna, todo ello de nuevo fechado en el siglo IV a.C., fecha que debemos anotar como terminus ante quem para conocer el período de uso de la citada construcción.

2.3. Zona 3 Esta tercera superficie de excavación, situada en su mayor parte en torno a los Sondeos 27 y 28, abarcando los dos tercios occidentales de esos sondeos hasta alcanzar el extremo meridional del Sondeo 20, se planteó en gran medida por el hallazgo en el extremo occidental del Sondeo 27 de un fragmento de plinto o pedestal de caliza del que arrancan las dos pezuñas traseras de un toro erguido (Fig. 7.1). Tras la limpieza manual de la superficie alcanzada con la excavación mecánica en extensión, se localizaron las UUEE 27002, 27003 y 27004 a una profundidad de unos 40/60 cm, observándose una gran acumulación de recipientes cerámicos fragmentados, vertidos en una extensa área y a una misma cota, principalmente en el lado oriental de la UE 27002 que rellena la fosa UE 27402 (Fig. 7.2). Además de esas piezas cerámicas, se recuperaron 35 fragmentos de esculturas funerarias (3 asociadas a la UE 27003 y el resto a la UE 27002), restos de fauna, de objetos de hierro y bloques calizos, todo ello fechado entre el último cuarto del siglo V y los inicios del siglo IV a.C. Las piezas cerámicas recuperadas en la UE 27002 (Fig. 20.1-8) abarcan casi toda la tipología cerámica de producción

2 Respecto a los recipientes que presentan decoración pintada, principalmente platos de borde ligeramente reentrante, hay que apuntar que, tanto en esta Zona 1 como en las restantes, los motivos decorativos plasmados se encuadran en el estilo geométrico simple, en sus variantes A y B, establecido por E. Verdú para la necrópolis de La Albufereta (Verdú 2014: 944, cuadro 3.39), la cual se ubica a los pies del Tossal de Manises y al Sureste del cerro donde se encuentra el poblado ibérico del Tossal de les Basses, en el lado contrario del barranco de la Albufereta. 3 Este elemento arquitectónico no se ha incluido en el recuento general de fragmentos escultóricos asociados a la necrópolis por no hallarse ninguna pieza más de este tipo en la Zona 1. En el resto de zonas donde sí han aparecido restos de construcciones funerarias, éstas siempre iban acompañadas de trozos de figuras de animales o humanas y nunca con signos de haberse visto afectadas por el fuego. De todos modos, esta circunstancia tampoco se debe tomar como un indicio fehaciente de su no pertenencia a la necrópolis.

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ibérica –ánforas, tinajas, tinajillas, ollas, jarras, toneles, lebetes, enócoes, botellas, cuencos, caliciformes, platos, páteras, tarritos y botellitas–, siendo escasísima la presencia de vasos importados, con algún posible fragmento de ánforas púnicas procedentes del estrecho peninsular y pocas producciones griegas de barniz negro ático, tratándose de restos muy fragmentados y de escaso tamaño que dificultan su identificación tipológica. Entre ellos parece existir algún fragmento de copa tipo Cástulo, del último cuarto del siglo V a.C., que, además, se acompañan de producciones locales que realizan sus propias interpretaciones de otros vasos griegos, adecuándolos a sus gustos y necesidades, como un fragmento de pie de crátera y un cuenco/copa para beber, sin pie y con umbo muy pronunciado en el fondo (Fig. 20.2), que sería una curiosa y es-

tilizada versión de los modelos 518-526 del Ágora de Atenas identificados como phialai, con una cronología que abarca el último cuarto del siglo VI y todo el siglo V a.C. (Sparkes y Talcott 1970; Adroher 1993: 123). De estos modelos existen otras imitaciones, por ejemplo, en el yacimiento de La Serreta de Alcoy (Alicante), decorados y descritos como “platos con ombligo central”, que se relacionaron con la producción campaniense Lamb. 63 (Aranegui 1970: 112, fig. 4.2130, 117) y que pertenecerían al tipo A.VI.6 de Mata y Bonet (1992: 140, 169, fig. 24.4); y también en entornos arqueológicos más alejados como Ullastret (Gerona), donde se cuenta con un amplio repertorio de este tipo de “cuencos hemisféricos y fondo umbilicado” (Codina et al. 2017: 158, 159, fig. 5.22-27). A todos estos materiales hay que añadir el hallazgo de una fusayola acéfala y

Figura 8. Zona 3: Diferentes vistas de las pezuñas del toro sobre plinto (E7).

Figura 9. Zona 3: Diferentes vistas de las palmetas seriadas (E10).

Figura 10. Zona 3: 1-Hallazgo de los fragmentos escultóricos E8 y E17 en la UE 27003; 2-Detalle de la columnilla (E8+E17).

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Figura 11. Zona 3: Planta y secciones estratigráficas. En la planta se indica la dispersión de los 35 fragmentos escultóricos hallados.

bicónica (Fig. 20.7), un pondus troncopiramidal (Fig. 20.6) y una típica fíbula anular hispánica de bronce del Tipo 4b de Cuadrado (Fig. 20.10), con puente de navecilla y muelle de charnela, datada desde el siglo V hasta inicios del siglo IV a.C. (Cuadrado 1957: 45, 46 y 65). En cuanto a los fragmentos escultóricos de caliza, por lo general se trata de pequeños trozos de partes de animales y de elementos arquitectónicos4, aunque en ocasiones nos en-

contramos ante fracciones de figuras o monumentos difíciles de identificar. Entre todo ello destaca el citado plinto o pedestal con las pezuñas traseras de un toro erguido en actitud de marcha –E7–, por estar la pezuña de su cuarto trasero izquierdo más retrasada (Fig. 8); y el extremo izquierdo de una pieza rectangular, fracturada en sus lados inferior y derecho, con un altorrelieve de medias palmetas seriadas finamente talladas con restos de pigmento rojo que, inicialmente, interpretamos como una acrote-

4 Patas: E2, E5, E9, E12, E13, E14, E19, E22, E23, E26, E27 y E32; Pezuñas: E7, E15; Hocico: E24; Elementos arquitectónicos: E1, E16, E18, E20, E21, E25, E28, E30, E31 y E35 (Fig. 11).

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ra –E10–, pero su profundidad, estructura y composición recuerdan más a la decoración de un friso (Fig. 9). Igualmente, debió ornamentar el remate de la plataforma sobre la que se instalaría la escena o figura escultórica principal. Por otro lado, dos de los tres fragmentos escultóricos hallados en la UE 27003 pertenecen a una pequeña columna –E8+E17 (Fig. 10.1)–, que representa varios tentáculos adheridos a un fuste contorneado en espiral, creado con surcos helicoidales (Fig. 10.2), idénticos a tres de los encontradas en la UE 27002 –E18, E21 y E28–; a los que se les unen otras dos columnillas que muestran una variante en la elaboración del fuste, conformado por entre 4 y 5 líneas verticales de trenzado simple que entrecruza de forma holgada dos cordones de sección casi semiesférica –E1 y E16–. Tras la excavación de las diferentes UUEE localizadas en esta Zona 3, pudimos comprobar que, mientras que la UE 27004 parece colmatar una pequeña depresión natural más o menos circular del substrato geológico, las UUEE 27002 y 27003 rellenan dos posibles fosas –UUEE 27402 y 27401 respectivamente– creadas recortando el substrato geológico UE 27005 de forma intencionada, siendo la UE 27401 de un tamaño mucho menor (Fig. 11). La UE 27401 se pudo documentar en su totalidad, por lo que pudimos ver su planta ovalada completa con unas dimensiones de 1.97 m de longitud, 1.65 m de anchura y 0.22 m de profundidad. Mientras que, por el contrario, la fosa UE 27402 de mayores dimensiones se desarrollaba hacia el Noroeste más allá de los límites de la excavación, no habiéndose podido excavar en toda su extensión. La parte documentada de esta fosa, también de tendencia ovalada, presentaba una longitud máxima de 13.46 m y una anchura de 8.89 m, conservando una profundidad máxima en su parte central de 0.46 m.

2.4. Zona 4 Esta última área de excavación que vamos a presentar es la que se encuentra en la esquina suroeste de la parcela, abarcando en su mayor parte el espacio existente entre los Sondeos 16 y 17, alcanzando por el Oeste el Sondeo 15. Aquí es donde se hallaron los primeros huesos humanos quemados en relación a varios loculi de la necrópolis de época ibérica, área de enterramientos cuya existencia se conjeturaba pero que hasta el momento no se había corroborado con este tipo de hallazgos. Con posterioridad a esos restos de época ibérica, los cuales trataremos en conjunto más adelante, hay que citar que en la mitad occidental de esta Zona 4 se depositó el estrato más reciente –UE 16003– que va aumentando su grosor según se desarrolla hacia el Oeste (Fig. 12.1, 15 y 17). Este relleno, de gran desarrollo horizontal y que se encuentra bajo los estratos de terraplén superficiales a una profundidad media de 1.20 m, colmata un amplio espacio en cuya mitad occidental ya asomaba parcialmente el muro UE 16101, espacio en el que, además, en torno a ese muro UE 16101 y bajo esa UE 16003, se

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documentaron otros dos rellenos –UUEE 16006 y 16007 (Fig. 12.2)–. En todos estos estratos se hallaron materiales cerámicos del período romano republicano fechados entre mediados del siglo II y principios del siglo I a.C., por lo que es en ese marco cronológico en el que encuadramos el muro UE 16101 y posiblemente también la agrupación de bloques UE 16011 que se encuentra junto al extremo noreste de dicho muro (Fig. 12.1-3). Es en esas UUEE, que se ubican en una zona deprimida y alargada del substrato geológico, donde aparecieron fragmentadas y reutilizadas varias de las piezas escultóricas funerarias de época ibérica más destacadas. El muro UE 16101 se fabricó utilizando una mampostería muy irregular y nos ha llegado sin caras definidas (Fig. 12.3). Conserva una longitud de 5.25 m, con un trazado NNO-SSE también irregular, ligeramente curvado y sin conexión con otras estructuras. Los bloques y cantos que conforman el muro se asientan sobre una zona en la que el substrato geológico UE 16024 presenta un cambio de rasante, por lo que parece delimitar un espacio más profundo que se encuentra al Oeste –¿interior?–. En cuanto a esas piezas escultóricas fragmentadas que aparecieron reutilizadas o vertidas (Fig. 15), hay que destacar, por encima del resto, el torso de un guerrero –E36– (Fig. 12.4 y 13) que se colocó en el extremo septentrional del muro UE 161015. Se trata del fragmento de una figura humana desde el cuello a la cintura y sin brazos, en cuyo pecho se observan abundantes marcas de un cincel utilizado para regularizar esa superficie que estaría en contacto con otra piedra del muro. Este fragmento de escultura nos permite observar diversos detalles de la vestimenta y el armamento de un guerrero ibérico. La prenda interior, pintada en rojo6 con óxido de hierro –quizá extraído del cinabrio o la hematita–, es una túnica corta con la escotadura del cuello en forma de pico, delante y atrás, que se ciñe a la cintura con un cinto ancho. Este cinturón también sujeta el tahalí que discurre desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda, al que iría sujeta la anilla de suspensión para la vaina de la falcata. Por detrás vemos que el tahalí se superpone a dos bandas anchas, posiblemente de lana por sus bordes sinuosos, que se colocan a modo de chaleco y cruzados en la espalda como protectores. Del hombro derecho arrancan los pliegues pinzados de una capa –sagum– que iría sujeta a la túnica interior con una fíbula y que se desarrolla por la espalda, parte en la que los pliegues se suavizan ensanchándose en oblicuo, cubriendo en parte el tahalí, y donde aparecen varios trazos pintados también en rojo, destacando una cenefa con 5 Entre los bloques de ese mismo muro, en su tercio meridional, se halló también un fragmento escultórico perteneciente a una de las extremidades de un cuadrúpedo –E37– (Fig. 12.3 y 15) y un pequeño fragmento de hueso humano quemado. 6 Los restos de pigmento sólo se conservan en la espalda del torso, zona que por su posición en el muro no quedó expuesta y se mantuvo en contacto con el estrato subyacente UE 16011.


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Figura 12. Zona 4: 1-UUEE 16003 y 16011 en el momento de iniciar su excavación manual; 2-UUEE 16006 y 16007 en el momento de iniciar su excavación manual. En ambas imágenes se indica la posición de los fragmentos escultóricos E36 (torso guerrero), E38 (basamento o plinto) y E39 (mano); 3-UUEE 16011 y 16101, indicando la posición de los fragmentos escultóricos E36 (torso guerrero), E37 (extremidad cuadrúpedo), E38 (basamento o plinto), E39 (mano) y E41 (capa). A la derecha también se observa el relleno UE 16009 del loculus UE 16405, que estaba cubierto por la UE 16007; 4-Detalles del torso del guerrero (E36) incorporado en el muro UE 16101 y sobre el estrato de relleno UE 16011; 5-Detalles de la mano (E39) en la UE 16011.

un esbozo de grecas7 (Fig. 13.2). De ella llaman la atención sus trazos poco precisos y algo erróneos, por lo que parece que fue creada con prisas y/o por la mano de un pintor no experimentado, no siendo la representación de un motivo decorativo acorde con la elevada técnica de la talla escultórica. Por lo que respecta a la posición y la acción que transmite la escultura, si se atiende a la curvatura del lado derecho de la cintura, donde se observa el protector de lana que proviene del hombro izquierdo, un tramo de la túnica corta y sobre ella el cinto que la ceñía, ésta parece indicar que el cuerpo estaría arqueado hacia ese lado y con el brazo izquierdo un poco erguido, por lo que su posición sería de defensa y quizá sosteniendo el escudo con ese brazo. El guerrero, desprovisto de disco coraza, cogería con la mano derecha la empuñadura de la falcata, aunque en esa zona, en el extremo inferior de la

figura, sólo se identifica el tramo superior curvo de su posible vaina y también posiblemente el arranque de la empuñadura de la falcata todavía envainada. La alteración superficial que ha sufrido la escultura por el cincelado repetitivo, impide reconocer otro elemento que se superpone a lo que identificamos como parte de la empuñadura de la falcata y que se desarrolla paralelo al tahalí. Por otro lado, formando parte de la UE 16011, la acumulación de bloques y cantos que se desarrolla bajo las UUEE 16006 y 16101, se encontraba en su superficie un fragmento de un posible basamento o plinto escalonado –E38– (Fig. 12.1-3) y la mano derecha de una figura humana de grandes dimensiones –E39– (Fig. 12.1-3, 12.5 y 14.1-2) que, sin duda, pertenecería a una escultura de mayores proporciones que la del torso del guerrero. La mano se esculpió con un anillo en el dedo

7 Este motivo decorativo nos fue revelado gracias al gran trabajo llevado a cabo por el personal del laboratorio de restauración del MARQ, Silvia Roca Alberola y Elena Santamaría Albertos, que trató ésta y otras piezas de la excavación que pueden disfrutarse en el IBERO-Museo de Historia de la Villa de Monforte del Cid.

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Figura 13. Zona 4: 1-Vistas frontal y trasera del torso del guerrero (E36), tras su extracción del muro UE 16101; 2-Vista trasera del torso tras ser restaurado (Imagen cedida por el Archivo del MARQ, Museo Arqueológico Provincial de Alicante).

anular y cogiendo algún objeto entre los dedos índice y corazón que permanece adherido a la palma de la mano, por estar cerrado el puño, y que provoca el encorvado de la muñeca. También, en esa misma UE 16011 pero a mayor profundidad, se halló un posible fragmento de una de las extremidades de un cuadrúpedo –E408– y el fragmento de una capa –E41– (Fig. 12.3 y 14.3-4), que casi con toda seguridad pertenece a la misma escena escultórica del torso del guerrero –se encontraban a escasamente 1.5 m de distancia–, hecho avalado por el resultado análogo del análisis de las muestras tomadas de ambas piezas por Ch. Montenat y que más adelante trataremos. El nuevo trozo de la capa presenta unas ondulaciones muy suaves, por lo que sería de su tramo inferior, sobre las que se trazaron cuatro líneas rojas paralelas y en oblicuo respecto a las ondas. Por la disposición de estos trazos no creemos que se trate de motivos decorativos de la capa, como sí ocurría con el esbozo de grecas que en ese caso se desarrollan perpendiculares a las ondas. En este caso pensamos que quizá sea un detalle más de realismo, al querer plasmar con esas líneas rojas restos de sangre que discurren sobre la capa por gravedad, en diferente dirección que sus suaves pliegues, aunque no verticalmente–. En su lado contrario, gran parte de la superficie interior lisa de la capa conserva restos de pigmento azul, el denominado Azul Egipcio (Fig. 14.4), que indicaría que esa parte también sería visible, aumentando la complejidad de esta talla de bulto redondo. Las UUEE 16003 y 16007 antes citadas en relación al muro UE 16101 (Fig. 12.1-2), cubrían en parte diferentes estratos y 8 Este fragmento escultórico no aparece reflejado en la Fig. 15 porque se encontraba bajo el extremo septentrional del muro UE 16101.

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estructuras de época ibérica, ya dentro del contexto de la necrópolis que ocupa gran parte de los lados oriental y occidental de la Zona 4. Uno de estos estratos es la UE 16008, un relleno de planta irregular y con un desarrollo horizontal considerable que se documentó en el tercio occidental, concretamente en la ampliación del Sondeo 16 hacia el Suroeste hasta alcanzar el Sondeo 15, y que continúa hacia el Sureste más allá de los límites de la excavación (Fig. 16.1). Esta UE 16008, compuesta principalmente de arenas de color marrón grisáceo, colmata una zona deprimida del substrato geológico, con desnivel hacia el Sureste, y se superpone total o parcialmente a cuatro –UUEE 16405, 16407, 16408 y 16409– de los siete enterramientos en fosa o loculus que se han documentado en esta zona. Lo destacado de este estrato es la gran cantidad de pequeños fragmentos de huesos humanos quemados que contenía, a los que se suman los restos de adobes también quemados, una anillo cerrado de plata semirrefinada, en cuya elaboración se utilizó dicho metal pero con un alto porcentaje de plomo (Fig. 20. 14), y fragmentos de piezas de bronce, hierro y vidrio. Entre los abundantes restos de bronce hay que destacar un anillo y una pequeña fíbula anular hispánica del Tipo 2a de Cuadrado (Fig. 20.13), con puente de timbal y muelle de charnela, de cronología similar o quizá algo más antigua que las del Tipo 4b (Cuadrado 1975: 43 y 61), hallándose también fragmentos de agujas de otras fíbulas mayores, fragmentos de otros anillos y pequeñas láminas. Las piezas y fragmentos de piezas de vidrio son más escasas, destacando dos cuentas de collar esféricas de pasta vítrea azul, modeladas sobre varilla (Fig. 20.18), y una base y tres pequeños fragmentos de cuerpo de pequeños recipientes modelados sobre núcleo de arena (Fig. 20.17 y 20.19-


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Figura 14. Zona 4: 1-Detalle del hallazgo de la mano (E39) en la UE 16011; 2-Vista lateral de la mano (E39); 3-Detalle del hallazgo del fragmento de capa (E41) en la UE 16011; 4-Vistas frontal y trasera del fragmento de capa (E41), con su supuesta orientación, tras ser restaurada (Imagen cedida por el Archivo del MARQ, Museo Arqueológico Provincial de Alicante).

Figura 15. Zona 4: Planta y sección estratigráfica del muro UE 16101. En la planta se indica la dispersión de los fragmentos escultóricos hallados.

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Figura 16. Zona 4: 1-UE 16008 en el momento de iniciar su excavación manual; 2- UUEE 16019, 16020, 16021 y 16022, rellenos de los loculi UUEE 16405, 16406, 16407 y 16408, en el momento de iniciar su excavación manual. Se indica la posición del fragmento escultórico E42 (esquirla de piedra caliza con restos de pintura roja); 3-UUEE 16405, 16406, 16407, 16408 y 16409 tras finalizar su excavación; 4-Detalle de los fragmentos de adobes hallados durante el proceso de excavación de la UE 16022, relleno del loculus UE 16407.

21). Estas piezas de vidrio azulado fechadas principalmente entre el siglo VI e inicios del siglo IV a.C. y con origen en el Mediterráneo oriental (Carreras 2008: 64-67; Ferrari 2008: 2427), se inspiran en formas de la cerámica griega, como anforiscos, aríbalos o enócoes, y están decoradas con hilos amarillos aplicados horizontalmente y en zigzag. La presencia de este tipo de recipientes tan delicados suele estar directamente relacionada con el individuo enterrado, atribuyéndole una alta carga de notoriedad por su origen foráneo, siendo usados muy probablemente durante la fase de combustión de la pira funeraria, vertiéndose en ella su contenido y depositándose finalmente en el loculus (Verdú 2014: 1596), aunque también cabe la posibilidad de que pudieran ser arrojados a la pira una vez finalizada esa parte del ritual y recogidos algunos de sus trozos junto con otros elementos de adorno/ajuar y los restos óseos quemados del difunto, de ahí que en muchos casos suelan aparecer únicamente fragmentos aislados. Independientemente de que determinados objetos se destruyeran junto con el cadáver, manteniendo esa íntima relación hasta el últim

momento, la causa esencial de esta práctica hay que buscarla también en la creencia, plasmada en las fuentes literarias antiguas (Herodoto, V, 92), de que en el tránsito al Más Allá todo lo destruido vuelve a ser útil, por lo que la persona sólo iba a poder utilizar en el otro mundo lo que en éste hubiera sido inutilizado junto a sus restos quemados. En relación directa con esa UE 16008, tanto bajo ella como cercanas a ella al Este y al Oeste, se documentaron los siete primeros enterramientos de época ibérica –UUEE 16403 a 16409 (Fig. 17)–. Son pequeñas fosas o loculi9 excavadas en el substrato geológico, con orientación ONO-ESE y O-E tanto individualmente como de forma conjunta, de planta ovalada y más o menos alargadas (Fig. 16.2 y 16.3). Este conjunto de enterramientos ocupa un área de 32 m² y sólo en un caso la construcción de uno de los loculi afectó a otro ya construido con anterioridad, en concreto la fosa de mayores dimensiones UE 16409 fue seccionada en su extremo oriental por la UE 16407. Esa fosa de mayores dimensiones alcanza los 2.95 m de longitud y 1.15 m de ancho, aunque la gran mayoría de los

9 Siempre nos encontramos ante este tipo de deposiciones secundarias, en ningún caso se puede plantear la opción de que alguna de las estructuras de enterramiento halladas sea un ustrinum, ya que no existen evidencias de combustiones, como pueden ser la singular coloración de la tierra rubefactada o las grandes concentraciones de cenizas y carbones desmenuzados que nos indiquen la existencia de una pira funeraria.

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Figura 17. Zona 4: Planta y secciones estratigráficas de los loculi hallados en la mitad occidental. En la planta se indica la posición del fragmento escultórico E42 (esquirla de piedra caliza con restos de pintura roja).

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loculi miden entre 0.92 y 1.14 m de largo, entre 0.55 y 0.89 m de ancho y su profundidad conservada oscila entre 0.11 y 0.35 m. Una vez excavado el interior de los loculi se pudo comprobar que se trata de enterramientos nada ostentosos, muy humildes. Ninguno de ellos presentaba urna cineraria, tan sólo contenían por lo general pequeños fragmentos de bronce, pertenecientes mayoritariamente a agujas de fíbulas, y dos reducidos trozos de hierro10. Si acaso, cabe destacar que en la UE 16020 –relleno del loculus UE 16408– apareció una fusayola junto a un fragmento de otro pequeño recipiente de vidrio similar a los hallados en la UE 16008, y el hallazgo sobre la UE 16022 –relleno del loculus UE 16407– de una pequeña esquirla de piedra caliza que conserva restos de pintura roja –E4211– (Fig. 16.2 y 17). Cronológicamente, sólo el fragmento de ese pequeño contenedor de vidrio azulado decorado con hilos amarillos recuperado en la UE 16020, fecha el conjunto de enterramientos entre el siglo VI e inicios del siglo IV a.C., aunque, como veremos en el último apartado, nos decantamos por enmarcarlo en su rango cronológico más antiguo. En cuanto a la presencia de restos humanos quemados en el interior de los loculi, hay que decir que no todos ellos los conservaban y que, además, cuando sí estaban presentes era en una cantidad muy exigua12. Asimismo, hay que resaltar que no se ha documentado ningún tipo de cubierta en los loculi, siendo sólo destacable la presencia de pequeños grumos de cal/yeso en la superficie de sus rellenos, entremezclados con arcillas y arenas grises y marrones, además de restos de carbones, cenizas, algunos bloques y fragmentos de adobes quemados en el interior (Fig. 16.2 y 16.4). La escasez o casi inexistencia de ajuares y también de restos humanos en los diferentes loculi, junto con las profundas alteraciones postdeposicionales que sufrieron, hecho muy evidente tras comprobar que las cubiertas de adobes, cal/yeso y bloques nos han llegado formando parte de los rellenos de los loculi, revelan que las tumbas fueron destruidas y/o expoliadas durante el período ibérico reciente o incluso durante el ibérico pleno. Ese acontecimiento también explica el hallazgo de tantos trozos de huesos humanos quemados –hasta 26–, y fragmentos de piezas de bronce –20–, hierro –5– y vidrio –7– en la citada UE 16008, estrato de deposición antrópica posterior a la creación de los loculi.

Esa misma secuencia estratigráfica documentada en el tercio occidental de la Zona 4 se repite en su mitad oriental. La UE 16003 se solapa al extremo suroeste de la UE. 16005 (Fig. 12.1 y 18.1), relleno cubierto en gran parte por los estratos de terraplén superficiales, que colmata una gran superficie alargada e irregular con dirección SO-NE y que se desarrolla hacia el Noreste más allá de los límites de la excavación. Bajo él encontramos de nuevo varios enterramientos junto a otras fosas cuyos rellenos ya afloraban en su superficie –UUEE 16004 y 16015 (Fig. 18.1)–. Lo primero a resaltar es que, a diferencia de la UE 16008, la UE 16005 sí contenía una cantidad considerable de material cerámico de época ibérica disperso y con un alto grado de fragmentación. Asimismo, en esta UE 16005 no se han hallado restos de piezas, como fíbulas o recipientes de vidrio, que pudieran haber formado parte de ajuares; aunque, por el contrario, sí se localizaron en su superficie dos pequeños fragmentos escultóricos pertenecientes a las extremidades de un cuadrúpedo –E43 y E44– (Fig. 18.1), siendo el primero de ellos parte de una pequeña pezuña. En cuanto a los rellenos UUEE 16004 y 16015 (Fig. 18.1), de las fosas UUEE 16401 y 16402 respectivamente (Fig. 18.4), que afloraban en la superficie de la UE 16005, hay que destacar que el primero de ellos se compone principalmente de cantos y fragmentos cerámicos muy concentrados acumulados dentro de una fosa alargada, de tendencia ovalada y con los lados curvos13; mientras que en el caso del segundo –UE 16015–, que rellena una pequeña fosa ovalada14, su componente principal son los grandes bloques y los fragmentos cerámicos son más escasos. Teniendo en cuenta la posición cercana de estas fosas respecto a los loculi que aparecen también cubiertas por la UE 16005, las cuales describiremos a continuación, cabe pensar que se trate de posibles depósitos rituales. Los tres enterramientos identificados en la mitad oriental de la Zona 4 –UUEE 16411, 16412 y 16413– se instalaron dentro de la gran zanja alargada UE 16410, con orientación SO-NE, creada recortando el substrato geológico UE 16024. Esta zanja, que presenta unos contornos algo irregulares, se desarrolla hacia el Noreste más allá de los límites de la excavación, por lo que las dimensiones documentadas son 12.83 m de largo, 2.62 m de anchura máxima y 0.15 m de profundidad, a la que se le añadiría la propia de las fosas de enterramiento que se crearon dentro de ella (Fig. 18.4 y 19). Esas fosas UUEE 16411, 16412 y 16413, las cuales se ciñen de forma más o menos ajustada a los laterales de la zanja UE 16410,

10 Todos los objetos y los restos humanos quemados que se hallaron en el interior de los loculi fueron situados topográficamente de forma individual para su posterior estudio en profundidad que, en el caso de los restos humanos, sigue pendiente. 11 No contemplamos la posibilidad de que ese pequeño fragmento escultórico formara parte del relleno del loculus UE 16407, sino que debe su posición a la formación del depósito UE 16008. 12 UE 16403: sin restos humanos; UE 16404: sin restos humanos; UE 16405: 1 frag. de hueso humano; UE 16406: sin restos humanos; UE 16407: 2 frag. de huesos humanos; UE 16408: 7 frag. de huesos humanos; UE 16409: 1 frag. de hueso humano. 13 La fosa UE 16401 (Fig. 18.4 y 19), con orientación OSO-ENE, tiene una longitud de 1.95 m, una anchura máxima de 0.80 m y una profundidad máxima que no supera los 0.13 m. 14 La fosa UE 16402 (Fig. 18.4 y 19), con orientación OSO-ENE, tiene una longitud de 0.86 m, una anchura máxima de 0.52 m y una profundidad máxima que no supera los 0.11 m.

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Figura 18. Zona 4: 1-UUEE 16004, 16005 y 16015 en el momento de iniciar su excavación manual. Se indica la posición de los fragmentos escultóricos E43 (pezuña) y E44 (pata); 2-UUEE 16012, 16013 y 16014, rellenos del loculus UE 16411, en el momento de iniciar su excavación manual. Se indica la posición del fragmento escultórico E46; 3-UUEE 16016, 16017 y 16018, rellenos de los loculi UUEE 16412 y 16413, en el momento de iniciar su excavación manual. Se indica la posición del fragmento escultórico E47; 4-Zanja UE 16410 y loculi UUEE 16411, 16412 y 16413 tras finalizar su excavación.

presentan también unos contornos muy sinuosos con paredes abiertas y fondos muy variables, por lo general planos o cóncavos pero con diferentes profundidades. En cuanto a sus dimensiones, sus longitudes oscilan entre los 4.35 m de la UE 16413 y los 2.73 m de la UE 16412, la anchura máxima se encuentra entre los 1.09 m de la UE 16413 y los 0.89 m de la UE 16411, mientras que la profundidad máxima es también la de la UE 16413, alcanzando los 0.25 m, y la profundidad mínima registrada es de 0.19 m en la UE 16412. Estas fosas no presentaban cubierta de adobes o piedra, y tampoco en su entorno se han hallado ninguno de estos materiales constructivos en la cantidad suficiente como para pensar que la cubierta estaba realizada con ese tipo de material y que fue destruida con posterioridad. En la UE 16005 que colmataba tanto la zanja como los enterramientos, se encontraron algunos pequeños trozos de adobes quemados, pero nos inclinamos por la idea de que es esa misma capa UE 16005, compuesta de arcillas y arenas marrones compactas, la que actuaría como cubierta.

Es indudable que estas fosas de enterramiento son muy diferentes a los loculi antes descritos que fueron documentados en el lado occidental de esta misma Zona 4, no sólo por su orientación, que varía unos 45º, sino por la disposición y aparente ordenación de las tumbas dentro de un espacio restringido, siendo todo ello indicativo de una diferencia cronológica entre ambas agrupaciones de tumbas. Sí se repite la ausencia de urna cineraria, pero, en cambio, las UUEE 16012, 16013, 16014, 16016, 16017 y 16018 (Fig. 18.2-3) que rellenan estos enterramientos conservaban más fragmentos cerámicos, más ajuares y muchos más restos de huesos humanos quemados15. Además, lo que más llama la atención es la disposición de los restos dentro de fosas alargadas e irregulares excavadas dentro de una zanja común, lo que nos lleva a interpretar este conjunto de estructuras negativas como un enterramiento colectivo16. Esta hipótesis puede verse reforzada también por el modo en el que parecen haberse cavado

15 UE 16012: 3 frag. de huesos humanos; UE 16013: 22 frag. de huesos humanos; UE 16014: 21 frag. de huesos humanos; UE 16016: 15 frag. de huesos humanos; UE 16017: 2 frag. de huesos humanos; UE 16018: 15 frag. de huesos humanos. 16 Quizá se trate de tumbas familiares, aunque para poder confirmarlo sería necesario llevar a cabo un estudio osteoarqueológico y paleogenético de los restos humanos.

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Figura 19. Zona 4: Planta y secciones estratigráficas de los loculi hallados en la mitad oriental. En la planta se indica la dispersión de los fragmentos escultóricos hallados.

y rellenado las fosas, con una afectando a otra –UE 16412 a UE 16413–, depositando los restos de forma sucesiva apoyándose unos en otros, y llegando incluso a solaparse en una misma fosa dos estratos –UUEE 16016 y 16017 en UE 16412– y en otra tres –UUEE 16012, 16013 y 16014 en UE 16411– (Fig. 19, A-A’). Entre las piezas cerámicas recuperadas en los rellenos de

esas fosas de enterramiento se han identificado mayoritariamente, aunque fragmentadas e incompletas, ejemplares de platos, lebetes, tinajillas, tinajas y ollas, todas ellas de producciones locales; y entre todos ello hay que mencionar especialmente un pequeño plato de cerámica gris17 con borde en ala del tipo Sala P3 (Fig. 20.9) de la UE 16017, que nos llevaría a fechar inicialmente el conjunto en el período ibérico antiguo (Sala 1994:

17 El ejemplar hallado está fabricado con la pasta tipo 1 de las identificadas por F. Sala en el yacimiento de El Oral (San Fulgencio, Alicante), con un barro gris muy depurado, la superficie exterior alisada y el núcleo con una tonalidad más clara (Sala 1994: 130).

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128, fig. 11, 130). Son escasos los objetos de pasta vítrea, con tan sólo cinco cuentas de collar y la mayoría muy deterioradas; y todavía más las de plata semirrefinada, ya que únicamente se ha hallado un anillo sencillo de sección circular cerrado en la UE 16014 (Fig. 20.11), muy similar al de la UE 16008. Los objetos de bronce hallados son también pocos pero significativos, destacando algunos fragmentos de arcos y agujas de fíbula, un posible pendiente de bronce ovalado de sección rectangular (Fig. 20.16), dos pequeños tubos ligeramente cónicos, probablemente utilizados como cuentas de collar (Fig. 20.15), y un colgante fitomorfo (Fig. 20.12). Respecto a esta última pieza, hemos encontrado paralelos elaborados con otros materiales, como la cornalina, en yacimientos calcolíticos de Córdoba (Martín et al. 2005) y en contextos prefenicios de Cádiz (Martín 2004: 10), pero también en contextos de finales del siglo VI e inicios del V a.C., apareciendo ese mismo tipo de colgante formando parte del Tesoro de Ébora (Mata 1973: 354-355, figs. 261-262), haciendo siempre referencia en esos casos a su origen oriental mediterráneo y a su aparición en contextos funerarios de la I Edad del Hierro en el Sur peninsular (Gomes 2018: 66). Se trata de un pequeño adorno, posiblemente portado como amuleto, representando una cariópside de loto que, si se observa en su posición funcional como colgante, se asemeja a una botella de cuerpo ovoide, con pie marcado y perforación en su extremo contrario. Nuestro ejemplar recuerda mucho a los objetos que cuelgan de las ínfulas de la Dama de Elche, colgantes en posición invertida al nuestro y a escala superior que vienen siendo descritos como anforillas por su parecido tipológico. Finalmente hay que citar también el hallazgo de tres trozos de sílex en las UUEE 16013, 16016 y 16017, dentado en el primer caso; y de tres pequeños fragmentos de esculturas de piedra caliza en las UUEE 16013, 16014 y 16017 –E45, E46 y E47–, de los que sólo del primero podemos decir que se trata de un fragmento de pata (Fig. 18.2, 18.3 y 19). La incorporación de este tipo de piezas en las tumbas debe ser un acto intencionado, como el de cualquier otro tipo de ofrenda, buscando un efecto positivo para con el difunto.

3. REFLEXIONES FINALES Inicialmente, hay que hacer alusión a los restos arqueológicos que se encuadran en época ibero-romana, no sólo en la excavación en extensión de las Zonas 4 y 5, sino también en los Sondeos 1 y 2 –éste situado a escasos 4 m al Noreste del primero, alineado con él–, . En estos sondeos no se hallaron estructuras, sólo estratos de deposición antrópica que se situaban entre el terraplén superficial de cultivo y el substrato geológico subyacente. Estos rellenos, que únicamente contenían fragmentos cerámicos, deben de relacionarse con los espacios exteriores adyacentes al posible témenos o fontana litúrgica de planta rectangular que citábamos al inicio, datado entre mediados del siglo II a.C. y mitad del siglo I a.C. (Segura

y Moratalla, 2009: 33-34), construcción hallada en el camino contiguo al Sur, a escasa distancia de esos sondeos. En cuanto a los hallazgos de la Zona 4 adscritos a esta época, destaca el muro UE 16101, en el que aparece reutilizado el torso del guerrero y al que se le asocian los rellenos UUEE 16003, 16006, 16007 y 16011, que son los que han aportado unos pocos fragmentos cerámicos, pero suficientes para datarlo también en ese mismo período romano republicano. En cuanto a su funcionalidad, existen varios factores que dificultan su interpretación, tales como su escaso desarrollo tanto horizontal como vertical, su posición aislada, sin conexión con otras estructuras, y las características del material hallado – escaso y muy fragmentado– en la UE 16007 que rellenaría su supuesto espacio interior al Oeste; aunque, dados los antecedentes del yacimiento, cabe pensar que podría haber formado parte de otra construcción de carácter religioso o ritual. Centrándonos ya en la época ibérica, desconocemos a ciencia cierta la finalidad y uso tanto de la fosa UE 4401 de la Zona 1 como de la construcción semienterrada UE 5401 de la Zona 2, aunque, teniendo en cuenta el carácter sacro del yacimiento, se le podría otorgar un uso religioso o litúrgico como parte de las diferentes celebraciones funerarias y rituales que se realizarían en honor a los difuntos en el área de necrópolis. Ambas construcciones se amortizan en el siglo IV a.C., por lo que, como veremos más adelante, deben ser algo posteriores a los loculi hallados en la Zona 4. En el caso concreto de esa construcción semienterrada UE 5401, similar a una pequeña cisterna, estanque o balsa, descartamos que en origen se tratara de una estructura funeraria directamente relacionada con el cuerpo del difunto –ustrinum, bustum o loculus–, ya que no se halló ningún fragmento de hueso humano quemado ni concentraciones de carbones, cenizas o recipientes cerámicos más o menos completos y/o fragmentados que pudiéramos relacionar con el ajuar del difunto o con el banquete funerario celebrado en su honor. Por lo que respecta a los hallazgos de la Zona 3, teniendo en cuenta la gran cantidad de piezas cerámicas, casi completas pero muy fragmentadas, halladas en la UE 27002 y su proximidad a la cisterna o balsa UE 5401 de la Zona 2, a la que le queremos atribuir una funcionalidad ritual, consideramos la posibilidad de que esta concentración de recipientes cerámicos de diferente funcionalidad, que además habrían sido destruidos muy probablemente de forma intencionada, se puede relacionar con la celebración de un banquete funerario o silicernium, en el que también se verían involucrados varios fragmentos escultóricos. El registro material recuperado en esta fosa casi sin colmatar de tierra, donde el material estuvo expuesto a los agentes climáticos, parece estar bien datado entre el último cuarto del siglo V y los inicios del IV a.C., no apareciendo piezas que se adscriban exclusivamente a momentos muy avanzados de ese siglo. Junto al amplio repertorio cerámico de origen local descrito anteriormente, que in-

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Figura 20. Zona 3: 1-Caliciforme (Mata/Bonet A.III.4.3); 2-Cuenco/copa imitación phiale (Mata/Bonet A.VI.6); 3 y 4-Tarritos (Mata/Bonet A.IV.5.2); 5-Tonel (Mata/Bonet B.7.4); 6-Pondus (Mata/Bonet A.V.7.1); 7-Fusayola (Mata/Bonet A.V.8.1.5); 8-Ollita (Mata/Bonet B.1.2). Zona 4: 9-Plato (Sala P3). Zona 3: 10-Fíbula de bronce (Cuadrado 4b). Zona 4: 11 y 14-Anillos cerrados de plata semirrefinada; 12-Colgante de bronce fitomorfo; 13-Fíbula de bronce (Cuadrado 2a); 15-Tubito cónico de bronce; 16-Posible pendiente de bronce; 17-Fíbula de bronce; 18-Cuenta de collar de pasta vítrea azul; 17-Base de posible enócoe de pasta vítrea; 19, 20 y 21-Cuerpos de posibles anforiscos, enócoes y/o aríbalos.

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cluye alguna imitación de crátera y de cuenco/copa tipo phiale (Fig. 20.2), también se hallaron algunos posibles fragmentos de ánforas púnicas procedentes del estrecho peninsular, fechadas en la segunda mitad del siglo V a.C., y un reducidísimo y muy fragmentado grupo de piezas áticas de barniz negro, escasez que parece ser algo repetitiva en yacimientos de la misma época (Tendero 2005: 307) y que se invierte en la primera mitad del siglo IV a.C., cuando las cerámicas griegas pasan a ser más abundantes (Rouillard 1991: 117-126; Rodríguez 2019: 75 y 84). Cabe recordar también la citada fíbula anular hispánica hallada en este mismo contexto, fechada entre el siglo V e inicios del IV a.C. –Tipo 4b (Cuadrado 1957: 45, 46 y 65)–, un objeto muy abundante en el sureste peninsular para el que contamos con ejemplos cercanos pertenecientes a ambientes funerarios como los de El Molar en San Fulgencio (Alicante) (Monraval 1992: 87-91; Peña 2003: 86, fig. 25), Cabezo Lucero en Guardamar del Segura (Alicante) (Llobregat 1992: 42; Aranegui et al. 1994), la de La Albufereta de Alicante (Verdú 2014: 1313-1326) y la del Tossal de les Basses18, situada a 500 m al NNO de la anterior (Rosser y Fuentes 2007: 97). Volviendo a la cuestión de la presencia de fragmentos de esculturas en varios puntos del yacimiento, tanto en ese posible silicernium de la Zona 3, como formando parte de las UUEE 16005, 16011, 16013, 16014, 16017, 16022 y 16101 de la Zona 4, indudablemente son nuevos ejemplos de imágenes de culto destruidas, siendo un fenómeno muy frecuente y ampliamente documentado en muchas necrópolis a finales del siglo V a.C. No es nuestro objeto entrar a valorar las causas de esta destrucción y desacralización de las imágenes asociadas a los monumentos funerarios de la aristocracia militar regente, tema ya muy manido y del que, por el momento, poco más se puede decir (Blanco 1987; Rouillard et al. 1992: 17 y 18; Chapa 1993; Talavera 2001). En el actual estado de la cuestión, entendemos que sigue siendo difícil determinar de manera fehaciente si fue un proceso iconoclasta, como consecuencia de diversos cambios y transformaciones globales a nivel social, económico, político y religioso, todos ellos ámbitos de la vida controlados por esa élite social; o si, por el contrario,

simplemente se debe en ocasiones al abandono y el desmoronamiento natural de los monumentos, sin olvidar que también se utilizarían como “canteras” para el acopio de elementos de construcción ya trabajados. Tampoco hay que desechar la idea de que existan varias causas para un mismo efecto. En nuestro caso, sí hay que advertir que en contextos ibéricos del tránsito del siglo V al IV a.C. –Zona 3–, sólo se han hallado fragmentos de esculturas zoomorfas, cronología que nos marca un terminus ante quem para datar esas imágenes; mientras que en las UUEE 16011 y l6101 de época ibero-romana –Zona 4– es donde aparecieron restos de esculturas humanas, por lo que este tipo de representaciones deben ser posteriores a las animalísticas. El ejemplo más significativo es el del torso del guerrero, en el cual las roturas principales en el cuello, brazos y cintura son claramente intencionadas y podrían estar relacionadas simplemente con el hecho de su reutilización en un muro19. Hay que recordar también que las tumbas documentadas en el lado occidental de la Zona 4 parecen haber sido alteradas y/o expoliadas en época ibérica o ibero-romana, hecho evidenciado por el hallazgo de muchos trozos de huesos humanos quemados y fragmentos de piezas de bronce y vidrio en la UE 16008 que las cubre. Dejando a un lado ese episodio destructivo y centrándonos en la figura del guerrero como parte del ornato de un monumento funerario distinguido, debemos destacar que su particular posición, desarrollada más arriba, nos revela una escena de monomaquia, una lucha cuerpo a cuerpo entre dos guerreros que pudo narrar un episodio bélico similar al que trasmiten los hallados en el Cerrillo Blanco de Porcuna de Jaén (González 1987; Negueruela 1990), o quizá estaría enfrentado a una animal mitológico como un grifo o a un felino. En ella se muestra el ropaje y la panoplia de un militar íbero, a través de una escena que rememoraría una lucha heroica o mítica de la que sería protagonista el héroe militar allí enterrado, tal vez haciendo referencia a las numerosas disputas que tuvieron lugar entre los diferentes territorios políticos u oppida gobernados por esa aristocracia ibérica. La elevada calidad técnica de las tallas queda suficiente-

18 En este caso formaba parte del ajuar introducido en un pequeño loculus circular que, junto con una manilla de escudo y un soliferreum acompañaban a una tinajilla utilizada como urna (Rosser y Fuentes 2007: 45 y 97). 19 En el entorno de necrópolis cercanas, como la del Tossal de les Basses de Alicante, también se han dado reutilizaciones de piezas escultóricas en construcciones posteriores. Conocemos de primera mano, por ser un yacimiento excavado por nosotros, el hallazgo de una figura completa de un toro echado incorporada en uno de los muros de una villa de época altoimperial (Rosser y Fuentes 2007: 50, 52 y 93), localizada junto a la vertiente occidental del poblado ibérico del Tossal de les Basses, con el que se vincula la necrópolis, y a escasos 200 m al Sur de un enterramiento en túmulo que se cita más adelante (nota 22). En el mismo yacimiento se recuperaron otras piezas escultóricas, en esos casos fragmentadas, como la mandíbula inferior de un león (Rosser y Fuentes 2007: 51 y 100) formando parte de un vertido de época ibérica plena que se depositó también junto a la vertiente occidental del cerro (a escasa distancia al Sur de la villa); una pezuña de caballo (Rosser y Fuentes 2007: 99), también formando parte de un vertido de época ibérica plena, pero a 280 m al OSO del poblado; un hocico de cérvido (Rosser y Fuentes 2007: 98) en un estrato de época romana a escasos 40 m al SO del túmulo; un fragmento de capitel con voluta y hojas (Rosser y Fuentes 2007: 99) incorporado en una construcción de época ibero-romana a 50 m al SO del túmulo; otro hocico de animal indeterminado entre los bloques de la cubierta de una tumba tardorromana, localizada en la misma zona que las dos piezas anteriores; y una posible garra de león hallada entre las piedras de un muro de época tardorrepublicana, que se encontraba a 110 m al SO del túmulo. Esta proliferación de restos escultóricos monumentales en piedra no se da en el entorno cercano de la necrópolis vecina de La Albufereta, localizada a unos 500 m al SSE de la del Tossal de les Basses, hecho que se atribuye en parte a una fechas de uso algo más tardía (Verdú 2014: 264, 1515).

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mente definida en el posible friso ya citado, con medias palmetas seriadas y un labrado de las hojas más esmerado que otras halladas en la necrópolis de Cabezo Lucero (Llobregat 1992: 32, fig. 28, y 33, fig. 29 y 30; Olcina y Ramón 2009: 121), pero similar a una también del mismo yacimiento (Llobregat 1992: 32, fig. 27); a lo que se le unen los toques de realismo que, por ejemplo, vemos en el modelado con detalle anatómico de la unión de las dos clavículas en la base de la garganta del torso del guerrero y en las pezuñas traseras del toro erguido sobre plinto, figura animal con un consabido simbolismo, presente en casi la totalidad de las necrópolis ibéricas del Sureste peninsular. Para detallar las características de esta última pieza hemos hecho uso, como no podía ser de otra manera, de la caracterización que hace T. Chapa sobre esta figura animal en su Tesis Doctoral (Chapa 1980: 795-851), por lo que debemos centrarnos en la representación apuntada de las pezuñas, la separación de las uñas y la parte baja del espolón trasero indicado, para clasificar nuestro toro como del Tipo A, que engloba las representaciones más realistas y, en este caso, de raíces griegas. Estas singularidades de la pezuña lo emparentan con dos ejemplares de la provincia de Albacete: Caudete 2 (Chapa 1980: 285-287, fig. 4.43, lám. XXXIII) y Hoya de Santa Ana de Chinchilla (Chapa 1980: 307308, lám. XLII.1); y en menor medida con una pieza del Tossal de la Cala (Benidorm, Alicante), ya que en este caso las pezuñas son redondeadas (Chapa 1980: 229-232, fig. 4.28.2, lám. XXII). El ejemplar de Caudete carece de contexto arqueológico, más allá de su pertenencia a una necrópolis ibérica (Chapa 1980: 833), y el del Tossal de la Cala tampoco ofrece una datación firme, obtenida sólo de una antigua intervención llevada a cabo por M. Tarradell en la que se fecha la pieza con anterioridad al siglo III a.C. (Chapa 1980: 832; Tarradell 1985); siendo los restos escultóricos de la Hoya de Santa Ana, los más semejantes a nuestro ejemplar, los que sí parecen ofrecer una cronología más fiable a partir de mediados del siglo V y hasta los inicios del siglo IV a.C. (Chapa 1980: 833, 834 y 837). Recientemente, se ha publicado una revisión de los materiales hallados en las 324 tumbas de la Hoya de Santa Ana (Martínez 2016) excavadas por J. Sánchez en los años 40 del siglo pasado (Sánchez 1943 y 1947), en la que se vincula esa pezuña de toro con la sepultura 62, una “cremación con estructura tumular y escultura” que la autora fecha grosso modo entre los siglos V y IV a.C. (Martínez 2016: 33, 178 y 230). También existen paralelismos en otras representaciones escultóricas. Cabe resaltar, por ejemplo, un pequeño detalle que hermana el torso de guerrero del Camino del Río con otros dos de La Alcudia de Elche, como es la escotadura del cuello de la túnica corta interior en forma de pico por ambos lados (Castelo 1995: 196, A-67 y 232, fig. 54c; Sala 2007: 68, fig. 12), confirmando un rasgo de la vestimenta de estos personajes

heroicos que, en el caso de La Alcudia, apuntan a una datación no anterior a finales del siglo V a.C. (Sala 2007: 70). Asimismo, la mano hallada en la UE 16011 se asemeja a piezas encontradas en la necrópolis de El Cigarralejo (Mula, Murcia), algunas de las cuales también presentan anillos en los dedos y sostienen algún objeto o figura (Castelo 1995: 162, fig. 36), lo que puede llevar a pensar que se trate nuevamente de una escena bélica o de lucha. En cuanto a otras piezas de menor entidad, existen varios fragmentos de elementos cilíndricos hallados en las UUEE 27002 y 27003 de la Zona 3, que se interpretan como fustes de pequeñas columnas contorneadas en espiral, a las que en un caso se adhieren unos tentáculos, de las que existen algunos ejemplos similares en las necrópolis del Llano de la Consolación (Montealegre del Castillo, Albacete) (Castelo 1995: 79, fig. 5a-c), El Cigarralejo (Castelo 1995: 156, fig. 30ac) y, mucho más parecidas, en Cabezo Lucero (Castelo 1995: 245, fig. 67b-c), descritas como columnitas decoradas con surcos helicoidales. Una observación más detallada de nuestros ejemplares hace que nos planteemos la posibilidad de que ese elemento helicoidal sea en realidad el cuerpo de una serpiente enroscada, dando una forma ofídica a la columnilla, y que los tentáculos superiores puedan corresponder a una medusa. No podemos evitar imaginar que la gran mano hallada pudiera pertenecer al héroe Perseo sosteniendo la cabeza de la gorgona Medusa –motivo que aparece en algunas cerámicas griegas de figuras rojas sujetándola con la mano derecha y con un escudo en la izquierda– y que la parte inferior del cuello cortado llegara a fusionarse con los tentáculos y el cuerpo de la serpiente enroscada modelados en la columnilla ofídica, la cual sustentaría esa parte separada del cuerpo principal, relacionando este ideal conjunto escultórico con ese mito helénico, aunque somos conscientes de lo arriesgado que resulta esta interpretación combinada de esos dos fragmentos escultóricos y su representación en una necrópolis ibérica. Todos esos detalles de manufactura parecen revelar la mano de algunos maestros escultores venidos de Grecia que podrían estar pagados por reyezuelos, héroes locales o príncipes, para esculpir imágenes que colocarían en sus monumentos funerarios, utilizando piedra caliza local que trabajarían en un taller de carácter posiblemente regional. Afortunadamente, contamos con el análisis de las muestras tomadas de seis esculturas en julio de 2010, llevado a cabo por Ch. Montenat, concretamente el pedestal con las pezuñas del toro –E7–, de las palmetas –E10– y la columnilla contorneada en espiral con tentáculos –E8+E17– de la Zona 3; y del guerrero –E1–, de su capa –E5– y la mano –E4– de la Zona 4, con un resultado muy esclarecedor. Las tres piezas analizadas de la Zona 3 y la mano de la Zona 4 se esculpieron sobre calizas20 de microfacies de

20 Según el estudio de C. Montenat, está base de piedra caliza, por lo general bastante oscura, se componía de numerosos foraminíferos planctónicos y bioclastos (en particular, equínidos), con pequeños granos de cuarzo dispersos.

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El Ferriol, cantera localizada en la sierra de Elche, mientras que el guerrero y la capa mostraron una misma caliza21 de microfacies diferente a las anteriores y no evidenciada en El Ferriol, aunque Ch. Montenat adujo que existe una facies análoga en las mismas capas que El Ferriol –Mioceno medio– pero en un punto cercano más al Este, donde existen otros frentes de cantera, quizá haciendo referencia a los sectores de Peligros y Les Canteres (Moratalla et al. 2014: 293, fig. 1). Con todo, Ch. Montenat concluye que la materia prima utilizada es autóctona y proveniente de dos puntos de extracción que se encuentran al Este del actual pantano de Elche, lugar donde se encuentra la cantera de El Ferriol, a poco más de 5 km al SSE de la necrópolis de Camino del Río y a 8.5 km al Norte de La Alcudia (Fig. 1). En esta zona de monte ilicitano se venía desarrollando desde 2007 un proyecto de investigación multidisciplinar (Moratalla et al. 2014; Costa et al. 2018), a raíz del hallazgo en 2005 de tres esbozos de esculturas ibéricas al pie de una de las canteras (Gagnaison et al. 2007a), que permitió identificar una cantidad considerable de puntos de extracción fechados desde época ibérica hasta época moderna, proveyendo de materia prima tanto al yacimiento de La Alcudia (Gagnaison et al. 2007b), como a edificios emblemáticos de la actual ciudad de Elche (Spairani-Berrio et al. 2016). Las tumbas principales, no localizadas, que estuvieron coronadas por las esculturas halladas y que sin ninguna duda destacarían en el paisaje de la necrópolis, serían un elemento aglutinador en torno a las cuales se construirían otros enterramientos de mucho menor rango, simples hoyos –loculi– donde se introducen los restos quemados del difunto, sin urna, con escasísimo ajuar o sin él, tal y como se ha comprobado en la excavación de la Zona 4. Los diez enterramientos documentados –UUEE 16403-16409 en el lado occidental y 16411-16413 en el lado oriental– son ejemplos de este tipo de tumbas menores nada ostentosas y humildes, que se situarían en torno a una tumba de un personaje de mayor rango social, buscando así un nexo unión con la estirpe aristocrática gobernante. Este procedimiento se repite en todas las necrópolis ibéricas, aunque en nuestro caso es muy probable que la tumba o tumbas principales no se conserven a causa de la actividad destructiva percibida y el expolio. Este patrón de enterramientos lo encontramos, por ejemplo, en la de la necrópolis del Tossal de les Basses de Alicante excavada por nosotros en 2004, donde

alrededor de un túmulo principal22 fechado entre mediados del siglo VI y mediados del V a.C., se situaron hasta 11 tumbas de mucha menor entidad (Rosser y Fuentes 2007: 38-39), todas sin urna, a excepción de una que estaba adosada al túmulo –quizá por compartir un vínculo directo–, y con ajuares compuestos por pequeños objetos metálicos fragmentados, similares a los hallados en los loculi de Camino del Río, y también con cubiertas de adobes, que en nuestro caso aparecieron, como ya se ha dicho, revueltos y fragmentados en el interior de las fosas de enterramiento del lado occidental de la Zona 4. Todas esas necrópolis que se han venido citando más arriba fechan su origen entre los siglos VI y V a.C., datación genérica que asumimos para nuestro caso por los paralelismos descritos y a la que le sumamos la de varias piezas, como el citado colgante fitomorfo (Fig. 20.12); los fragmentos de pequeños recipientes de vidrio (Fig. 20.17 y 20.19-21), con paralelos en necrópolis cercanas, como en el Punto 49 de Cabezo Lucero (Llobregat 1992: 44, fig. 72; Aranegui et al. 1993: 220, fig. 58.1, lám. 172), en un enterramiento sin confirmar de la necrópolis de La Abufereta (Verdú 2014: 1589, 1590) y en la Incineración 10 de El Puntal de Salinas (Alicante) (Sala y Hernández 1998: 230, 231, fig. 11.9 y 11.10); los anillos cerrados de plata plúmbea (Fig. 20.11 y 20.14), idénticos23 a un ejemplar de la necrópolis de El Molar (Monraval 1992: 108, fig. 159; Peña 2003: 99, fig. 31.144); y las posibles cuentas de collar cónicas de bronce (Fig. 20.15), del mismo tipo que las halladas también en El Molar (Monraval 1992: 103, fig. 137-144; Peña 200324: 93, fig. 29.125-132) y, otra vez, en la Incineración 10 de El Puntal de Salinas (Sala y Hernández 1998: 230, 231, fig. 11.23). Desgraciadamente, a diferencia de estas necrópolis cercanas a la de Camino del Río, no hallamos vajilla de barniz negro ático asociada a los loculi, la cual nos hubiera podido aportar algo más de información cronológica, ausencia que debe estar relacionada con la baja incidencia del comercio de cerámica ática en nuestras tierras durante gran parte del siglo V a.C. – tendencia que se revertiría sobre todo en el tránsito al siglo IV a.C. (Rouillard 1991: 117-126; Rodríguez 2019: 75 y 84)–, y, quizá también, con la predominancia indígena de la sociedad allí enterrada, una de las variables que afectarían a la asimilación, consumo y uso doméstico y/o funerario de estas producciones cerámicas foráneas. Tomando en consideración todas las referencias cronoló-

21 En este caso, C. Montenat, observa una caliza con un grano más grueso, con grandes bioclastos (moluscos, briozoos y restos de equínidos), pelloides marrones, nummulites reelaborados, bastantes foraminíferos planctónicos y pequeños granos de cuarzo dispersos. 22 Este túmulo, construido a 230 m al NO del poblado del Tossal de les Basses, también nos llegó expoliado, no sólo el propio loculus central enmarcado en una cista cuadrada de adobes, sino también gran parte de los elementos pétreos que lo conformaban. 23 Existe otro ejemplar muy similar en materia, forma y tamaño en la necrópolis ibérica de La Albufereta, identificado como AL-299, aunque se trata de una pieza sin contexto (Verdú 2014: 1506, fig. 3.978, 2190). 24 En esta revisión en profundidad de las excavaciones llevadas a cabo en la necrópolis de El Molar en 1928 y 1929, el autor hace referencia a varias interpretaciones sobre estos pequeños objetos cónicos de bronce aparecidos en otros yacimientos, en las que creen ver en ellos pequeños regatones o protectores para los orificios de las pesas de telar.

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gicas de las que disponemos, podríamos situar la necrópolis primigenia de Camino del Río dentro de un marco temporal más ajustado, entre finales del siglo VI y mediados del siglo V a.C. Esta datación también vendría avalada por la escasez de ajuar con la que fueron enterrados los difuntos, característica propia de las necrópolis de período ibérico antiguo (Abad y Sala 1992: 159), teniendo como paralelos más cercanos, por su morfometría, la cubierta, la ausencia de urnas en su interior y la escasez y tipología de los ajuares, los citados loculi de la necrópolis del Tossal de les Basses (Rosser y Fuentes 2007: 38-39) y los de El Molar, donde también se localizaron sepulturas en hoyo simples y sin urnas (Monraval 1992: 14; Peña 2003: 24-25 y 48-49). Asimismo, estas fechas de inicio de los enterramientos, hacen plausible que algunas de las esculturas se labraran en el período inicial de actividad del taller Elche-Alicante, circunstancia que se enmarca cronológicamente entre finales del siglo VI e inicios del siglo V a.C. (León 1998: 158). Por el contrario, no debemos olvidar que también se hallaron fragmentos escultóricos, aunque nada significativos, en el interior de varios de los loculi documentados en el lado oriental de la Zona 4 –UUEE 16013, 16014 y 16017–, circunstancia que, si tomamos como referencia el período cronológico en el que acontece ese episodio destructivo de figuras, nos permite precisar la datación del plato con borde en ala de cerámica gris del tipo Sala P3 (Fig. 20.9) hallado en la UE 16017, ajustándola al último cuarto de siglo V a.C., momento en el que su producción ya estaría en declive (Sala 1994: 132) –de ahí, quizás, la escasísima presencia de este tipo de producción en el global del material cerámico recuperado–. Ello justificaría la ya comentada diferente orientación de los enterramientos, variando unos 45º los del lado oriental respecto a los del occidental, siendo éstos últimos los de mayor antigüedad25 y adscribiendo los orientales a una segunda fase de la necrópolis, cuando se desplazan hacia el E sólo unos 4 m y modifican por completo la morfometría de los loculi, que pasan a ser fosas alargadas tipo zanja. El esperado y deseado hallazgo en un futuro de algunas de las construcciones funerarias más antiguas, de las que únicamente nos han llegado las esculturas fragmentadas formando parte de depósitos, quizá rituales –UE 27002–, en el relleno de tumbas menores o incorporadas en muros posteriores como elementos de construcción reutilizados, quizá podría favorecer la datación de la necrópolis originaria de manera aún más precisa. Por el momento, resulta significativo y satisfactorio conocer, por fin, la ubicación de

parte de la necrópolis de época ibérica a la que pertenecen el pilar-estela y las esculturas de toros halladas en El Arenero, a 500 m al Oeste de la parcela excavada. En conjunto, el resultado de la excavación en extensión de las Zonas 1, 2, 3 y 4 descritas, nos proporcionó hallazgos notables, tanto en lo referente a restos constructivos, como a nivel de materiales muebles. Todo ello pone claramente de manifiesto que es en el cuadrante suroeste de la parcela intervenida donde se focaliza el área de necrópolis, mientras que la ubicación del poblado al que estaría asociada sigue sin poderse confirmar. Centrándonos en el camino o ruta natural que se desarrollaría junto a la margen izquierda del río Vinalopó, que es donde debió establecerse este asentamiento principal –sin descartar la posibilidad de que se encuentre al otro lado del río–, nos encontramos ante un primer candidato, el amplio territorio conocido como La Agualeja, ya citado en nuestro primer apartado. Se trata de un espacio que ha sido muy expoliado, profusamente prospectado, pero poco intervenido arqueológicamente y que, sin duda, en un futuro podría dar más señales sobre su entidad. En el entorno de La Agualeja, a unos 800 m al NO de la necrópolis, llevamos a cabo en 1995 una excavación en la que se documentaron niveles de ocupación de época ibérica fechados entre la segunda mitad del siglo V y el siglo IV a.C. (Molina 2015: 93, 103 y 104), con presencia de cerámica importada de origen griego, pero sin relación con restos constructivos. Ya fuera de esta zona, otras noticias más antiguas hablan de un asentamiento del siglo IV a.C. en el área del Castillo de Monforte del Cid (Llobregat 1972: 113), en el propio casco urbano del municipio y donde actualmente se encuentra la Iglesia de Ntra. Sra. de las Nieves, a 2 km al NNO de nuestra excavación en el Camino del Río. Otras dos opciones conocidas y cercanas entre ellas son los yacimientos arqueológicos del Castillo del Río y Los Altos de Jaime, ambos pertenecientes al término municipal de Aspe (Alicante), a 2 km al SSE de la necrópolis y situados sobre cerros en la misma margen izquierda del río Vinalopó. El Castillo del Río y su entorno fue prospectado en la década de los 70 del siglo pasado por E. Llobregat, A. González y J. P. Imperio, hallando diferentes tipos de cerámica ibérica común y de cocina local junto a algunos fragmentos de cerámica ática de barniz negro que fecharon en el siglo V a.C. (González 1975), aunque otro investigador ya mostró sus dudas sobre si esos materiales más antiguos proceden de la parte alta del castillo (García 2008: 93 y 94). Más recientemente, J. Moratalla abogaba por un asentamiento ibérico de 0.5 ha en ese punto del cerro y con cierto ran-

25 Es conveniente volver a recordar, como ya se indicaba en la nota 11, que el hallazgo sobre la superficie de la UE 16022 –no formando parte del relleno interior del loculus UE 16407– de una pequeña esquirla de piedra caliza con restos de pintura roja, es debido al proceso de deposición de la UE 16008 que se le superpone, por lo que no se debe utilizar para alterar la cronología más antigua de esa agrupación de loculi que se encuentran bajo esa UE.

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go, por su emplazamiento estratégico y económicamente favorable, aunque opinaba sobre la necesidad de revisar los materiales cerámicos obtenidos en viejas actuaciones y realizar nuevas excavaciones en el enclave (Moratalla 2015: 115), para así poder determinar si se conservan estructuras del siglo V a.C. o si, por el contrario, todo ello se encuentra arrasado por las construcciones posteriores pertenecientes al asentamiento de época almohade excavado por R. Azuar (Azuar 1994). Por su parte, en Los Altos de Jaime, a 450 m al Este del anterior yacimiento, J. R. García halló materiales cerámicos en la ladera noroeste y algunas alineaciones de piedras que pueden marcar estancias, así como los restos de una posible muralla de 150 m de largo, derruida y expoliada, que discurre por el perímetro sur de la parte más alta del cerro, adscribiendo a este asentamiento los materiales del siglo V a.C. procedentes de aquellas prospecciones antiguas (García 2008: 90-94, fig. 44 y 45, 151). Por su parte, J. Moratalla discrepa, tanto de la interpretación como muralla de esa construcción derruida, como de su datación definitiva en época ibérica, ya que este investigador advierte también la presencia en superficie de restos cerámicos de época moderna que, al igual que los ibéricos, son escasos actualmente, siendo necesario, como casi siempre, la realización de una intervención arqueológica para resolver las dudas en uno u otro sentido (Moratalla 2015: 116 y 117). En definitiva, y sin querer entrar a valorar esas opiniones contrarias sobre la ubicación y entidad de los asentamientos de época ibérica en el entorno del Castillo de Río, parece que la necrópolis de Camino del Río seguirá algún tiempo huérfana dentro de la Contestania Ibérica, aparentemente en tierra de nadie, a medio camino y distante de los oppida dominantes al Norte y al Sur del Valle del Vinalopó, como son El Monastil de Elda y La Alcudia de Elche, a 15.8 km al NNO y 13.6 km al SSE respectivamente. Como hemos visto, en el estado actual de la investigación, sólo parecen existir asentamientos menores, más o menos cercanos a la necrópolis, que por el momento carecen de categoría suficiente como para otorgarles el papel de núcleos principales, amurallados, urbanizados, ordenados socialmente y estructuradores del territorio inmediato y de los grupos de población satélites. En contraposición a ello, la necrópolis de Camino del Río sí muestra un linaje regente en su imaginario escultórico y tumbas de personas de menor rango, grupos sociales que deben haber convivido en una misma comunidad plenamente organizada.

AGRADECIMIENTOS Quiero aprovechar estas líneas para agradecer al geológo Christian Montenat la realización del análisis materialográfico de láminas delgadas tomadas de varias esculturas en julio de 2010, y a Pierre Rouillard, por el interés mostrado en su día en este tema y por ponernos en contacto con dicho geólogo.

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Un conjunto defensivo andalusí en la Ŷibāl Balansiya. Resultados preliminares de la muralla sureste del Castellar d´Alcoi (Alicante). An Andalusian defensive ensemble in the Ŷibāl Balansiya. Preliminary results of the southeast wall of Castellar d´Alcoi (Alicante). Germán Pérez Botí

RESUMEN: Presentamos los trabajos arqueológicos, llevados a cabo durante las campañas de excavación de 2016 y 2019 en el Sector 2 del Castellar d'Alcoi (Alicante), enmarcados en el proyecto “El hîṣn islámico del Castellar d´Alcoi”. Los resultados de las intervenciones han sacado a la luz un conjunto defensivo de finales del siglo X y principios del siglo XI. PALABRAS CLAVE: poblado fortificado en altura, muralla, califal, arquitectura defensiva andalusí ABSTRAC: This paper presents the results of the excavations carried out during the 2016 and 2019 campaigns at Sector 2 site of Castellar de Alcoy (Alcoy, Alicante), which were part of the project “El hîṣn islàmic del Castellar d’Alcoi”. The results of these excavations have unearthed a defensive complex dated between the end of the 10th and the beginning of the 11th century. KEY WORDS: fortified hilltop, wall, Umayyad caliphate, military architecture

1. INTRODUCCIÓN El yacimiento del Castellar d´Alcoi se sitúa en las estribaciones sudoccidentales de la sierra de Mariola, a 840 m de altura (fig.1). Se trata de un cerro amesetado de pronunciada pendiente (fig.2), protegido en sus extremos norte y sur por dos grandes alineaciones naturales de rocas inaccesibles que dejan en su interior una amplia plataforma en la que se sitúa el asentamiento arqueológico con una superficie aproximada de 1,5 ha, prácticamente inexpugnable. Éste se ubica en la confluencia del río Barxell y Polop, tributarios del río Serpis, que forman el paso natural entre la Foia de Alcoi y el altiplano de la partida de Polop, estratégico corredor de comunicaciones que permite la conexión con la Foia de Castalla y el Alto Vinalopó. Se trata, por tanto, de un importante enclave de control de las tierras de la montaña alicantina y del camino natural hacia el interior de la Meseta a través del corredor Beneixama-Villena. El objetivo principal del presente trabajo es dar a conocer el origen del conjunto fortificado, su morfología y desarrollo constructivo; así como la posible función del poblado dentro de la problemática historiográfica de ocupación y fortificación de

ciertos enclaves relacionados con el proceso de islamización (Azuar, 1989, 2016; Gutiérrez, 1996) en la provincia de Alicante.

2. DESCRIPCIÓN DE LOS TRABAJOS ARQUEOLÓGICOS Y CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS DE LA MURALLA SURESTE Desde el año 2016 se están llevando a cabo una serie de intervenciones arqueológicas en el yacimiento del Castellar d´Alcoi impulsadas por el Museu Arqueològic Municipal Camilo Visedo Moltó d´Alcoi en el marco del proyecto denominado “El hîṣn islámico del Castellar d’Alcoi”. Durante estos años se ha tratado de identificar y evaluar la secuencia estratigráfica y el potencial arqueológico de su subsuelo en diferentes zonas del asentamiento. Asimismo, se ha intentado corroborar si existe continuidad o ruptura ocupacional entre el mundo tardorromano y el islámico; así como constatar su organización urbanística a partir de la exhumación e identificación de nuevas estructuras murarías del poblado.

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Figura 1: Situación del Castellar d´Alcoi.

Figura 2: Vista panorámica del Castellar d´Alcoi.

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Figura 3: Planimetría provisional del Castellar d´Alcoi 2019.

En los años 60 del siglo pasado, se realizaron una serie de intervenciones arqueológicas en las que se dio a conocer parte de las distintas estructuras murarías asociadas a unidades habitacionales y aljibes en la denominada cima como en la muralla sureste de la cual sólo se documentaron unos pocos metros (fig. 3). Los trabajos arqueológicos de los últimos años nos han permitido exhumar y delimitar en su totalidad la muralla sureste; destacando por su buen estado de conservación (fig. 4). En el área de actuación se han distinguido dos zonas, el Sector 2A y el Sector 2B (fig. 5). Respecto al primero, en un estudio anterior dimos a conocer parte de la estructura defensiva, los diferentes ambientes documentados; así como una propuesta de adscripción cronológica (Pérez Botí, 2018) en base a los resultados preliminares de las primeras campañas. Mientras el Sector 2B, excavado en estos dos últimos años, nos ha facilitado nuevos datos que nos permiten concretar las propias características técnicas, constructivas y cronológicas de este conjunto fortificado, que a continuación presentamos. En primer lugar, dicha estructura defensiva se adapta perfectamente al fuerte desnivel y a las irregularidades del terreno (fig. 6). Presenta una longitud, de norte a sur, de 80 m; así como una anchura aproximada de 1 m en todo su desarrollo. En algunos tramos se ha conservado hasta 1,50 m de su alzado, del cual perduran hasta siete a ocho hiladas en la mayoría del trazado.

En segundo lugar, la propia pendiente ha provocado una fuerte erosión, que en estos momentos es difícil conocer la altura total de la muralla, aunque la excavación y delimitación de la longitud del propio derrumbe de ésta en el Sector 2B nos permite aproximarnos a los 4-5 m de altura (fig. 7). Asimismo, formando de la obra original, se han exhumado, adosados y articulados a la muralla, tres contrafuertes (I, II y III) de planta semicircular, que jalonan la muralla sureste y que distan entre ellos prácticamente la misma distancia y semejantes dimensiones entre ellas (2,55 m de ancho x 0,40 m de profundidad) (fig. 8). Respecto a la funcionalidad de éstos reside como refuerzo de las cargas y tensiones proporcionadas por el nivel de regularización del poblado sobre la muralla. Junto a la propia muralla sureste, destaca la presencia de un muro transversal (10 de longitud x 2 m de ancho x 1 m de alto) que se adosa también a la parte interior de la muralla en la mitad de su trazado; y concretamente, en el mismo lugar donde se localiza el contrafuerte II. Igualmente, siguiendo la misma dirección del muro transversal, documentamos un aljibe de grandes dimensiones, cuyas paredes se adosan a éste. Es decir, tanto la construcción del muro como la del contrafuerte II, se trata de una solución constructiva y arquitectónica para contrarrestar las fuerzas que ejercería todo el conjunto constructivo del aljibe (fig. 9).

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Figura 4: Ortofoto de la muralla sureste.

Figura 5: Planimetría de la muralla sureste (Sector 2A y 2B).

Figura 6: Planimetría y alzado de la muralla sureste.

Y, en tercer lugar, la fábrica del conjunto defensivo (muralla, muro transversal y contrafuertes), se caracteriza por el empleo de mampostería trabada con mortero de cal, en la que destacan piedras de tamaño mediano y grande en el tramo inferior; y dispuestas de forma oblicua en hiladas formando un opus pseudospicatum en gran parte de la fortificación (fig. 10). Aunque como consecuencia de la fuerte inclinación y erosión provocada por su abandono y el paso del tiempo en algunos tramos no se constata,

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sobre todo en las hiladas superiores. Asimismo, tanto en los contrafuertes como en gran parte de la pared exterior de la propia muralla aparecen revocadas con cal. Por otra parte, un dato importante para tener en cuenta es la inexistencia de cualquier tipo de tapial asociado a alguna estructura muraría doméstica como pública en toda el área de derrumbe y amortización del complejo fortificado, ni tampoco depósitos arcillosos que correspondieran a éste. Por lo tan-


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to, es mucho más probable que la construcción del alzado de toda la defensa se realizara en mampostería mediante hiladas con mortero de cal. Como ya hemos mencionado en anteriores trabajos (Pérez Botí et alii, 2020), toda la fábrica del conjunto defensivo denota una obra compacta y totalmente planificada. Desde el punto de vista estratigráfico, tanto la muralla, el muro transversal como los contrafuertes están cubiertos por un estrato superficial; y otro de colmatación proporcionado por la ruina de las distintas estructuras murarías, de entre 0,40 m y 0,90 m de espesor, caracterizado por la presencia de piedras de tamaño pequeño y grande. En algunas zonas del recorrido destacan concentraciones de gravas que cubren en parte las estructuras defensivas y que interpretamos como procesos de deposición como arrastre de los sedimentos de la parte alta y la descomposición de la roca formada por conglomerado de piedra mediana (fig. 9). Asimismo, prácticamente todo el conjunto defensivo se asienta directamente sobre la propia roca madre, aunque en algunas zonas de contacto aparecen tierras rojizas entre las estructuras y ésta, que interpretamos como una pequeña nivelación puntual. Respecto al material arqueológico documentado en la fase de colmatación y ruina, presenta una amplia cronología, desde cerámicas de segunda mitad del siglo X hasta el primer tercio del siglo XIII. Incluso en algunos tramos se ha detectado una clara estratigrafía inversa, donde los materiales tardoalmohades se localizan en la parte inferior mezclados con otros más antiguos; y éstos en posición superficial. Esta característica es propia de algunas zonas del yacimiento provocada por su fuerte desnivel; y, por tanto, el consiguiente arrastre de materiales recientes desde la parte superior del poblado, última zona que se habitó a lo largo de la primera mitad del siglo XIII (Pérez Botí, 2011).

3. LA ADSCRIPCIÓN CRONOLÓGICA DEL CONJUNTO DEFENSIVO A PARTIR DE LA TÉCNICA CONSTRUCTIVA Y SECUENCIA ESTRATIGRÁFICAL A lo largo de las líneas anteriores hemos descrito las principales características técnicas y constructivas proporcionadas durante el proceso de excavación; falta por contestar a unas de las principales preguntas: ¿Cuándo se construyó este complejo defensivo? Desde el punto de vista constructivo y técnico, tanto la muralla como los muros adosados a ésta, se caracterizan, como ya hemos comentado en líneas anteriores, por la disposición de la mampostería en hiladas de tendencia oblicua y que recuerda a las documentadas en el complejo del Ribāt de Guardamar (Azuar, 2004), o las halladas en la propia ciudad de Mur-

Figura 7: Imágenes del proceso de excavación en el sector 2B.

Figura 8: Contrafuertes semicirculares.

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Figura 9: Planta y sección del aljibe, muro transversal y contrafuerte II.

Figura 10: Selección de opus pseudospicatum de los muros de los ambientes y de la muralla sureste.

cia (Navarro y Jiménez, 2011: 94) en contextos de la segunda mitad del siglo X y primera mitad del XI. En el caso del empleo del mortero de cal conocemos paralelos en la parte más alta del Castellar d´Elx, (Gutiérrez et alii, 2015: 165); en el Castell de Cullera (Rosselló, 2006: 9); así como del Ribāt de Guardamar (Azuar, 2004) que nos remiten a contextos de finales del siglo X y principios del siglo XI. Junto a la documentación constructiva, las últimas campañas de excavación llevadas a cabo durante estos años en el Sector 2A nos han permitido obtener nuevos datos estratigráficos, y por lo tanto, cronológicos que aportan mayor documentación para poder contestar a la pregunta planteada. Por una parte, el Sondeo I llevado a cabo en el 2017, cuyos principales objetivos eran identificar el potencial arqueológico,

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posibles estructuras anteriores, corroborar empíricamente la existencia de continuidad o ruptura ocupacional en el Sector 2A; así como conocer el proceso de construcción y cronología de la muralla sureste. El Sondeo I proporcionó un potente nivel de regularización en el que se distingue la presencia de materiales residuales antiguos muy fragmentados (cerámica a mano, platos y ánforas ibéricas; como ARS tardías) junto a formas claramente andalusíes (ollas valencianas, jarritas y jarras decoradas con filetes horizontales o bandas reticuladas en óxido de hierro como la base de una tinaja a mano) (Pérez Botí, 2018: 98) (fig. 11). Por otra, la ampliación del área de excavación en el Sector 2A nos permite conocer mejor el proceso constructivo del poblado y, por tanto, el contexto cronológico de la muralla su-


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reste. En este sector se han exhumado estructuras murarías transversales y paralelas a ésta, conformando cuatro ambientes I, II, III y IV (fig. 12). Todas las unidades murarías presentan una anchura de 0,45-0,47 m y están realizadas en mampostería irregular mediante hiladas trabadas en barro. Posiblemente la mayoría de ellas revestidas de cal, ya que se han hallado restos en la cara interna en uno de ellos y en los niveles de derrumbe del ambiente III (fig. 13). Las excavaciones en el interior de todos ambientes revelan la existencia de una fase de abandono y colmatación, caracterizada por la abundancia de ataifores vidriados en verde y manganeso; manganeso sobre melado; y en menor número, en verde sobre blanco en disposición radial idénticos a los hallados en la ciudad de Valencia (Armengol, 2018: 105) o Castillo de Cullera (Rosselló, 2006: 16, 19, fig. 8). Además se han documentado jarritas decoradas con filetes horizontales en óxido de hierro propias de las registradas en el contexto A del alfar de la calle Curtidores-Filet de Fora, fechado en la segunda mitad del siglo X y la primera mitad del siglo XI (Azuar y Menéndez, 1999: 687) y en El Castellar d´Elx (Gutiérrez et alii, 2015: 170); junto a las típicas ollas valencianas y cazuelas tanto a mano y/o torneta como a torno con su característico raspado en la superficie del cuerpo, que denotan una cronología de la primera mitad del siglo X. (fig. 14 y 15). La actuación arqueológica en el ambiente IV nos ha permitido contrastar la secuencia estratigráfica documentada con el sondeo I, realizado entre los ambientes I y II. En el ambiente IV, junto a la fase de abandono y colmatación, se han distinguido fragmentos de pavimento de cal de la propia estancia. Por debajo de éste y de las bases de los muros se constata claramente el mismo registro arqueológico documentado en el son-

Figura 11: Sección y materiales preislámicos e islámicos del sondeo I en el Sector 2A.

Figura 12: Planta y ambientes I, II, III y IV del Sector 2A.

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Figura 13: Nivel de derrumbe donde se observa el enlucido de la pared del ambiente III y enlucido de cal del ambiente IV.

Figura 14:Cerámica de servicio (ataifores, jarritas/os, candiles de piquera) del contexto de abandono y colmatación de los ambientes del Sector 2A

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deo I. Es decir, se evidencian materiales residuales antiguos junto a escasos fragmentos de origen andalusí. Aunque en el caso del ambiente IV, se documentan estructuras murarías de tendencia semicircular que se asientan sobre la roca madre, que en estos momentos de la investigación desconocemos su adscripción cronológica (fig. 16). Por lo tanto, el registro estratigráfico de los ambientes, y en concreto, el ambiente IV junto al sondeo I nos permiten conocer el proceso de construcción del poblado, así como aproximarnos al contexto cronológico de la muralla sureste. En estos momentos de la investigación distinguimos cuatro fases constructivas claramente diferenciadas de época andalusí en base a la secuencia estratigráfica y al registro material de las últimas actuaciones arqueológicas. La primera, relacionada con la construcción de la propia muralla sureste. La segunda, determinada por la nivelación constructiva del terreno documentada en el sondeo I y ambiente IV (cerámicas preislámicas en deposición secundaria asociadas a las islámicas), y que de forma evidente descansa sobre la muralla y cubre las estructuras semicirculares; y en otros casos, a la propia roca madre. La tercera fase, corresponde a la construcción de las unidades murarías de los ambientes que siguen el mismo patrón y fábrica. Y finalmente, la cuarta, en la que se ha registrado el proceso de abandono y colmatación de las distintas estancias documentadas. De esta manera, técnicas constructivas y secuencia estratigráfica obtenidas muestran una cierta coherencia y objetivi-


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Figura 15: Cerámica de cocina (ollas, cazuelas y marmitas) del contexto de abandono y colmatación de los ambientes del Sector 2A.

Figura 16: Ambiente IV. Fase I (estructuras islámicas) y Fase II (estructuras semicirculares preislámicas).

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Figura 17: Planimetría del Sant Antoni de Oliva (1) y Fortí de la Almiserat (Pego) (2 y 3) (Bazzana, 1992). Segunda mitad del siglo X y principios del siglo XI.

dad que nos permite contextualizar, desde el punto de vista temporal, la construcción del conjunto defensivo entre la segunda mitad del siglo X y la primera mitad del siglo XI dentro de la problemática histórica de la consolidación del Estado califal en las tierras septentrionales e interiores de la provincia de Alicante.

4. EL CONJUNTO DEFENSIVO Y SU CONTEXTUALIZACIÓN. UNA NUEVA LECTURA El Castellar d´Alcoi ha sido un referente desde los inicios de la investigación arqueológica andalusí en la Comunidad Valenciana (Guichard 2001; Bazzana, 1992). En concreto, R. Azuar, en su trabajo Denia Islámica (1989) dedicaba un apartado al estudio de una parte de los materiales de las excavaciones realizadas en los años 60 del siglo pasado; así como planteaba su origen y contextualización dentro del proceso de islamización de la montaña alicantina. Según R. Azuar, el Castellar d´Alcoi, junto a otros poblados como el Tossal del Moro (Benilloba) o El Sompo (Cocentaina) forman parte de una serie de asentamientos ubicados en el interior de la provincia de Alicante; en concreto, alrededor de la cuenca alta del río Serpis a media altura sobre elevaciones naturales; y en los cuales pueden hallarse materiales preislámicos. La función principal de estos núcleos «responde a la necesidad de controlar las vías naturales de paso, buscando una defensa e inaccesibilidad de su altura» (Azuar, 1989: 411). El registro cerámico andalusí de estos enclaves corresponde «a una serie de cerámicas cuyo denominador común» es la ausencia de vidriado y decoraciones simples pintadas en óxido de

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hierro a base de filetes horizontales, triángulos reticulados y flores de loto entre metopas; cuya cronología de éstas no puede retrotraerse más allá de finales del siglo X y primera mitad del siglo X. Pero por otro parte, la presencia de cerámicas vidriadas policromadas en estos yacimientos situaba su origen en la primera mitad del siglo XI; que posteriormente, en una síntesis reciente del proceso de islamización en el Sharq al-Andalus consideraba, en el caso del Castellar d´Alcoi plenamente Taifa (Azuar, 2000; 2016). En la misma línea, S. Gutiérrez (1996) definía el Castellar d´Alcoi como un poblado en altura fortificado, «construido sobre un sustrato material de época tardorromana, en los umbrales del siglo X, en el contexto poblacional resultante de la desestructuración de las redes de asentamientos en altura con posterioridad a la fitna» (Gutiérrez et al, 2015: 175). En el caso del Castellar d´Alcoi, su origen se acercaría a la segunda mitad del siglo X, aunque no descartamos una presencia andalusí a finales del siglo IX y principios del siglo XI en base al registro cerámico estudiado (Pérez Botí, 2008; 2013-14; 2015). En este contexto interpretativo, J. Torró (1998), establece una propuesta de secuencialización y seriación tipológica de las fortificaciones presentes en las tierras de la Ŷibāl Balansiya en base a datos topográficos, cerámicos, textuales y constructivos. En concreto, distingue cuatro grupos. En el caso que nos ocupa, diferencia entre fortines estatales de la época califal (c. 930-1000) y castillos de la época taifal (siglo XI). Respecto al primer grupo, que no representaría más de un 10%, plantea la escasa presencia de estas fortificaciones y «cuya construcción debe atribuirse a una iniciativa estatal o dinástica»; así como un origen relacionado con las campa-


UN CONJUNTO DEFENSIVO ANDALUSÍ EN LA ŶIBĀL BALANSIYA

ñas militares de los años 924-929, cuyos referentes se encuentra en el Fortí de Almiserat y Sant Antoni de Oliva. Estas dos fortificaciones califales presentan una perduración efímera que no rebasarían el siglo XI. Aunque no descarta que este proceso de implantación de la fiscalidad estatal «debió de acompañarse, en alguna medida, de centros fortificados estables». Junto a éstos, el Castillo de Cocentaina formaría parte de este grupo en base al registro cerámico y un lienzo de muralla. El segundo grupo de fortificaciones que J. Torró (1998: 401-402) distingue son aquellas que se contextualizan en el siglo XI y establece ocho criterios o rasgos de distinción. Estos asentamientos, de pequeño tamaño (800-1000 m2) se localizan sobre cumbres absolutas, alejados de las zonas de cultivo, topografía irregular con fuertes pendientes y desniveles interiores. Además, dos espacios bien diferenciados: una zona superior (celoquia) y otra inferior, que como afirma el autor, a veces no existe. Otras características que argumenta son cierres de muralla incompletos y bastante sencillos; así como la ausencia aparente de construcciones interiores y la presencia de cerámicas en verde y manganeso. Por lo que se refiere al conjunto defensivo del Castellar d´Alcoi, en estos momentos de la investigación desconocemos paralelos con la misma técnica de fábrica próximos a su área. Existen ciertas similitudes formales con los enclaves costeros del Fortí de Almiserat (Pego) (Bazzana, 1990; 1992: 285) y Sant Antoni de Oliva (Bazzana et ali, 1981) con la misma adscripción cronológica en base a los materiales recuperados. Aunque la fábrica no se asemeja a la del Castellar d´Alcoi; ya que los conjuntos defensivos están realizados en piedra seca o algunos tramos en barro (Azuar, 2016: 38-40); sí hay ciertas analogías constructivas, como el empleo de cubos semicirculares en los extremos y rectangulares en los tramos mediales; y plantas de tendencia rectangular (fig. 17). Estos pequeños enclaves en altura y fortificados se vinculan con la política de consolidación del Estado califal durante la segunda mitad del siglo X (Azuar, 1994: 85; 2010; 2016: 41). Por lo tanto, la lectura de las propias características del complejo fortificado del Castellar d´Alcoi: planta; construcción, fábrica, estratigrafía y material arqueológico nos sugieren un origen en la segunda mitad del siglo X, perviviendo durante prácticamente todo el siglo XI, como confirma el registro cerámico. Por otra parte, los propios criterios de clasificación establecidos por J. Torró (1998) para las fortificaciones propias del siglo XI, difieren, en general, de las características topográficas, conjuntos constructivos y su superficie. Otras se asemejan, como la presencia de cerámicas en verde y manganeso o la distinción de dos zonas. En el caso de las producciones policromadas, en estos momentos, la investigación no permite diferenciar y concretar claramente su adscripción cronológica en el área valenciana, excepto las producciones de Denia y Valencia, de las que algunas propias del Castellar d´Alcoi no se asemejan a éstas. Posiblemen-

te estemos ante una atomización de los centros productores que en gran parte desconocemos. Existen muchos interrogantes, como el origen de las producciones y su distribución; al igual que ocurre en otras cerámicas halladas en el yacimiento de larga perduración, y que remitimos a las recientes publicaciones (Pérez Botí, 2008; 2013-14; 2015). Por otra parte, actualmente, El Castellar d´Alcoi, es el único yacimiento andalusí alicantino con una secuencia estratigráfica amplia que nos permite caracterizar y constatar asentamientos fortificados de origen tardocalifal; y que posiblemente difieren de la perspectiva teórica mencionada en líneas anteriores (Azuar, 1989 y Torró, 1998). Por último, el objetivo principal en este trabajo ha sido aportar una nueva visión a la problemática sobre el origen de las fortificaciones, sobre todo en el contexto histórico de finales del siglo X y principios del XI en una época de importantes cambios políticos que afectaran a la estructuración territorial de estas tierras. Somos conscientes que estamos ante resultados preliminares, pero todo parece indicar que en estos momentos de la investigación es difícil establecer indicadores generales a partir del registro cerámico de superficie, como a través de las técnicas constructivas visibles actualmente. Posiblemente, las técnicas constructivas fueran semejantes en algunos aspectos, o distintas y adaptadas a las necesidades estratégicas y funcionales de cada asentamiento fortificado en un mismo contexto histórico o de transición.

AGRADECIMIETOS Los trabajos han sido autorizados por la Dirección General de Cultura (2016/0241-A SS.TTA-2016-176) y ha tenido el soporte económico del Ayuntamiento de Alcoi y logístico del Museu d´Alcoi.

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EPIGRAFÍA TAIFA BALEAR

Epigrafía Taifa Balear Arabic Epigraphy in The Balearic Islands (11th Century) Carmen Barceló

RESUMEN: Las inscripciones que se estudian han aparecido en diversos puntos de las islas en el territorio que gobernó la taifa medieval islámica de Denia. El epígrafe de la mayor parte de estas lápidas ha sido interpretado y editado, pero ha parecido oportuno abordar de nuevo ese material porque las noticias que todas esas piedras proporcionan ayudan a un mejor conocimiento del pasado islámico de Baleares en el siglo XI y por extensión de la Península. Era indispensable emprender nuevamente su análisis para aportar otra luz que en el futuro ayude a esclarecer las influencias políticas, sociales y religiosas en el conjunto de la zona oriental de la península y permitan reflexionar sobre las prácticas seguidas en relación con los rituales de la muerte. PALABRAS CLAVE: Epitafios. Islam. Siglo XI. Denia. al-Andalus. ABSTRACT : The inscriptions studied here have been found in different points of the Balearic Islands, a territory that was ruled in medieval times by the Islamic taifa of Denia. The inscriptions of most of these tombstones have been interpreted and edited, but it has seemed appropriate to study again this material because the news which all these stones provide can help to better understand the Islamic past of the region during the eleventh century and by extension that of the Peninsula. It was essential to carry on a new analysis in order to give some light to the political, social and religious influences throughout the eastern part of the Iberian Peninsula and to consider the practices related to the rituals of death. KEY WORDS: Epitaphs. Islam. 11th century. Denia. al-Andalus.

1. INTRODUCCIÓN.1 La historia de las islas peninsulares orientales (Fig. 1) está en relación directa con su devenir casi independiente. Si se compara con el resto de las tierras de al-Andalus, la subordinación al poder centralizado omeya comenzó en época tardía (Kirchner, Moll, 2006); teniendo esto en cuenta, es en parte un misterio el modo como desde el principio del siglo XI y sobre todo durante más de la mitad de esa centuria pasó a estar bajo el gobierno de Denia, ciudad que desde 2013 ha celebrado el milenario del inicio de la taifa con actividades diversas, entre otras la edición de algunos estudios. Desde finales del siglo XIX aquella Taifa ha venido despertando el interés de numerosos historiadores, de quienes cabe citar por más conocidos a Roque Chabàs, Michele Amari, Miguel Castell, Mikel de Epalza y Miquel Barceló. Son muchos los estudios que analizan los principales datos arqueológicos, cronísticos y documentales sobre su evolución histórica. Los considerados «clásicos» y los más recientes expresan variadas

opiniones o discuten y valoran las interpretaciones formuladas en relación a los eventos acaecidos en ella de carácter político, militar o simplemente socio-cultural; el lector puede completar los datos esbozados aquí con las informaciones de esos trabajos (Sarnelli, 1964; Rosselló, 1968; Rubiera, 1985; Guichard, Soravia, 2005; Gisbert, 2007; 2011; Bruce, 2013; Azuar, 1989; 2013; 2018; Barceló, 2016; Franco, Gisbert, 2019). La proclamación en estas tierras levantinas de un nuevo califa no resulta un enigma para los historiadores del siglo XI, que han resuelto el asunto situando en Denia una de las sedes con parte de la flota califal omeya; situación que incluye la etapa anterior de los ‘āmiríes, cuando la ciudad estaba bajo administración de uno de los mawlà que les representaba en la zona enviados desde la capital. Los estudios que se ocupan de la Taifa remarcan su autonomía en los primeros años del siglo XI, mientras la capital de al-Andalus, tras la descomposición del control ejercido por los sucesores de Almanzor, se sumía en una secuencia de batallas entre aspirantes al título

1 El sistema de transliteración de los nombres árabes es el de las revistas del CSIC Al-Andalus. y Al-Qanṭara.

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Figura 1. Mapa. Baleares, islas y principales centros citados.

de califa, con el ulterior desconcierto después de las medidas que adoptó al-Mahdī (Rubiera, 1985; Bruce, 2013). Se conformó así un territorio, de extensión hasta ahora poco definida, presidido por ‘Abd Allāh, miembro de la familia Omeya. Gracias a Ibn Ḥazm e Ibn Ḥayyān (Hārūn, 1977: 114-115; ‘Abbās, 1979: IV/2, 117) se puede afirmar con total certeza que al-Mu‘ayṭī no fue su laqab honorífico (dato que no transmiten los cronistas árabes); responde en realidad al patronímico Ibn Mu‘ayṭ por el que se le conocía en Córdoba y que remonta a su ancestro, el omeya Abān b. ‘Amr, de sobrenombre “el de la calva” (abū mu‘ayṭ). Le encumbró Muŷāhid, delegado de los ‘āmiríes en la zona, quien también le destituyó. Este gulām, al que sucedió su hijo ‘Alī, fue en los inicios del siglo V de la hégira único gobernante de hecho en esta parte relevante de la costa levantina continental. Adoptó el título honorífico al-Muwaffaq bi-llāh, retomando el waffaqa-hu Allāh que se dirigía de forma protocolaria al ḥāŷib de los Omeya en Córdoba (Barceló, 2013: 180-182). Denia fue desde 1013 el centro de poder del nuevo régimen, que extendería su control sobre las islas orientales y parte de las actuales provincias de Albacete, Alicante, Valencia y Murcia, hasta el nacimiento del río Segura en la sierra de su nombre y Baeza, perdida para Granada a mediados del siglo XI (Bruce, 2013: 90-96). El dominio ejercido sobre las Baleares se detuvo con la entrega de la capital de la Taifa a los

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señores del Aragón hūdí; a partir de 1076 las Islas siguieron adelante bajo el mando de dos mawlà libres de sumisiones: al-Murtaḍà y Mubaššir. El asalto pisano-catalán de 508/1114 llevó a las Baleares a depender del imperio almorávide. Este sucinto relato histórico es el marco del largo espacio temporal abordado aquí para analizar los escasos vestigios epigráficos, todos conocidos y relevantes por su contenido, aunque sean inscripciones de texto exclusivamente funerario.

1. LA ESTELA MORTUORIA EN AL-ANDALUS. La mayor parte de los epígrafes sobre piedra que aún se conservan de al-Andalus son epitafios de hombres, mujeres y niños. Por desgracia, en demasiados casos se trata de pequeños fragmentos de losas y sus medidas aproximadas de 350 x 200 mm revelan algo habitual en otras épocas: el destrozo de la lápida para reutilizar los pedazos en la fábrica de muros en campos de labor o pavimentos y paredes de viviendas. Por el poco interés que despiertan, ya que aportan solo un nombre, alguna jaculatoria o una fecha en el mejor de los casos (Rosselló, 1988: 162), este tipo de documento suele ser silenciado en los estudios sobre el Islam del pasado medieval peninsular; tal vez supongan sus autores que son noticias de poco provecho para sus historias.


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Así se manifestó en 1909 el coleccionista Antonio Vives en relación a Mallorca: “Por dos veces se han encontrado en la ciudad de Palma enterramientos árabes de los que se han sacado varios trozos de monumentos sepulcrales, algunos con inscripción; pero, por desgracia, en casi todos ellos no se ve más que fórmulas y leyendas coránicas, faltando nombres y fechas, única cosa de cierto interés en esa clase de documentos. Pero no por carecer de interés epigráfico dejan de tener alguno: pues dichos restos acusan formas artísticas muy originales” (VIVES, 1909: 362). La mayor parte de las leyendas editadas de Baleares pertenece a la categoría funeraria (Ríos, 1896: 369-380; Lévi-Provençal, 1931: 89 núm. 90; Busquets, 1933; 1952; RCEA, V: 15 n.º 1631; Mañà, 1953; Rosselló, 1975; Rosselló, 1985: 54-58; Barceló, 2006; 2010). Su carácter fragmentario y el sitio de hallazgo prueban el saqueo de este material que hicieron en los espacios fúnebres los afincados en las islas y algunos foráneos. La ausencia casi generalizada en excavaciones de losas escritas viene a ratificar para algunos investigadores la opinión de que los ulemas desaprobaban que se colocaran inscripciones en las tumbas (Fierro, 2000: 155156) y ello redunda en esa visión global, unitaria y atemporal del islam que tanto agrada a los occidentales. La ley religiosa, desde casi sus inicios en vida de Mahoma, dicta el ritual islámico que se ha de seguir en el entierro e inhumación de una persona y los ulemas recogen la doctrina acerca de la preparación del cadáver, las oraciones que se han de rezar antes, durante y después de la inhumación, la manera en que se debe depositar y cómo se debe hacer la tumba, con fosa (laḥd) sin holgura (šaqq) con el fin de que el cadáver quede depositado de costado. Sin embargo estos datos nada aportan sobre las influencias ejercidas por los usos practicados en otras zonas de prestigio, ni arrojan luz respecto a las costumbres locales que después de la implantación del Islam siguieron los pueblos conquistados, con arraigo a veces en épocas arcaicas. De todas aquellas variantes son testimonio las fosas que se han ido descubriendo en las intervenciones arqueológicas, muchas más en espacios urbanos (León, 2009) que rurales. Dictámenes jurídicos de sabios ulemas medievales están recogidos como respuestas a las consultas sobre casos puntuales sobre los que no había doctrina; los hay también referidos a cementerios, fosas y tumbas (Fierro, 2000). Se han dado a conocer los que recogió el magrebí al-Wanšarīsī (m. 914/1505), que cubre un amplio espectro cronológico y espacial (Ḥaŷŷī, 1981). Ahí se incluye la posibilidad de señalar la fosa (qabr) con piedras, o con maderas u otro tipo de obra y de edificar un panteón o una mezquita sobre la tierra virgen de una necrópolis; esto es, antes de que se haya practicado una sepultura, pues censuran que se edifique encima de los enterramientos, sobre todo si la obra impide realizar el tránsito entre los sepulcros y durante la visita a

las tumbas (ziyārat al-qubūr), una práctica que la Tradición (ḥadīṯ) recomienda y con ella todas las escuelas islámicas (Ḥaŷŷī, 1981: XI, 152; EI2 s.v. ziyāra; Quasem, 1983: 173). Estas disposiciones aportan a la arqueología la perspectiva de poder determinar una fecha post quem dentro de los muros que encierren uno o varios sepulcros (Barceló, 1998: 36-41). No obstante, a pesar de una primera prohibición atribuida a Mahoma y posteriores reticencias de ciertos ulemas, muy pronto se documenta entre los Omeyas de Oriente el uso del mausoleo, con y sin cúpula (qubba), para personas importantes y en al-Andalus, desde época muy temprana, hubo edificios mortuorios (cubiertos o no) en cuyo interior se fijaban las estelas a la pared (Barceló, 1998: 31-72). Esto se deduce del relato de crónicas, de indicios arqueológicos, de los orificios en los ángulos de la lápida y por cubrir la leyenda toda la superficie de la losa (Barceló, 2018: 11). A los efectos del tema que centra este trabajo, ulemas del occidente medieval islámico, en particular de la escuela de Mālik (oficial en al-Andalus), admiten que se coloque una inscripción (kitāba) en el lugar donde es sepultado el cadáver de una persona musulmana. Según argumentan, de esa manera se puede identificar el lugar en el que está enterrado el familiar o el fallecido sobre cuyo sepulcro rezarán y recitarán el Corán (Ḥaŷŷī, 1981: XI, 318-319). Esto explica el abundante número de ejemplares que han llegado hasta hoy. No obstante, en Baleares solo dos de sus inscripciones pertenecen de forma indudable al largo período que interesa aquí, pues –como afirma su editor último– casi todas “carecen de fecha” y su data “resulta bastante problemática e incierta”, ya que “debe hacerse de acuerdo con los caracteres externos” (Rosselló, 1975: 12). En al-Andalus se hicieron modificaciones en los signos del estilo cúfico de manera lenta, pues los cambios nunca se produjeron antes de transcurrido medio siglo o –según épocas– entre unos treinta o cuarenta años, aunque en las estelas y lápidas de tamaño estándar la altura media del signo alif andalusí se mantuvo entre los 30 y los 37 mm (Barceló, 1998: 118). Por esa razón el método de examen y comparación crítica de los alifatos y las fórmulas presentes en un epitafio, a partir del orden en que aparecen las frases y textos religiosos, consiente reconstruir las medidas de la caja de escritura y en consecuencia, restituir el texto perdido aunque quede un pedazo solo. Al mismo tiempo, con estos datos se pueden llegar a conocer las divergencias de los epitafios en las distintas taifas andalusíes y ayudar así a determinar su extensión. Es lo que se ha tratado de ensayar en este trabajo. Mientras, las excavaciones arqueológicas van descubriendo la modalidad de fosa usada para enterrar a los muertos, el tipo de tumba, la cubrición y otras obras detectadas en cementerios de al-Andalus y datadas en períodos históricos diferentes.

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2. EL EPITAFIO BALEAR EN EL SIGLO X.2 Las inscripciones de las Islas datadas en la etapa califal dadas a conocer son solo tres. 1. Formentera. Se halló cerca de Es Ca Marí. Estuvo en poder de D. Rolf Suanberg y ahora está depositada en el MAEF. Es una piedra de arenisca, rectangular (A 435 x L 290 x G 110 mm). Las ocho líneas con letra de estilo cúfico en relieve, que ocupan los dos tercios de la losa (A 230 x L 183 mm), tienen un marco algo grueso por arriba y el lado derecho (32, 75 mm); los primeros renglones están algo borrosos y el último no llega al lado izquierdo. La altura media de alif es de 30 mm. El epígrafe, que se ha leído solo en parte (Rosselló, 1975: 48 n.º 36 XIXb; Rosselló, 1985: 57 n.º 5 lám. n.º 5), dice:

“| En nombre de Dios, el Clemente, el Mise|ricordioso. Esta es la tumba de Maḥmūd (?) hi|jo de ‘A[bd] Allāh b. Muḥammad [...]|lā [¡Sea la misericordia de Dios] con él, Su perdón y | Su favor! Falleció el domingo | en el primer día del último rabī‘ | en el año sesenta y dos y | trescientos (= 09.01.973)”. No está muy clara la grafía del nombre del finado al final de la l. 2. Tal vez se trate de Maḥmūd, onomástico frecuente y muy conocido. Es de todo punto inviable encontrar algún dato en las fuentes escritas sobre este personaje, cuyo ancestro se llamó con un ism que acababa en lā y es difícil restituir. La jaculatoria por el difunto es una alusión a Q IX, 21 que se muestra con una versión similar en epitafios egipcios del siglo IX (Ory, 1972: n.º 2 y 3) y aparece en Almería en 345/956 (Ocaña, 1964: n.º 4).

tada más cercana al inicio de la taifa balear (Fig. 2). Su propietario la donó a la colección del que fuera ministro de Hacienda, D. Teodoro A. Ládico y Font (1825-1912), pero se ignora su paradero actual (Rosselló, 1975: 18 n.º 7). El epígrafe se grabó sobre una piedra arenisca, blanda y quebradiza, con forma irregular ovalada (A 480 x L 230 mm), con un rebaje de la losa que alcanza hasta unos 100 mm del suelo que adorna una sierra de seis dientes. De tamaño similar a la losa de Formentera (Cf. § II.1), tiene al igual que aquella ocho líneas de escritura incisa (A 280 x 210 mm), dentro de una caja señalizada arriba y abajo mediante cuatro ranuras onduladas, grabadas con punzón. La altura media de alif pudo tener unos 28 mm. Eduardo Saavedra (1829-1912) leyó la inscripción con ayuda “de un calco” que reprodujo Vives (1909: 2, f. 254). Al parecer la inscripción decía lo siguiente:

“| En el nombre de Dios, | el Clemente, el Misericordioso. | Esta es la tumba de la madre de Hišām b. | Naṣr al-Ḥumaydī. Falleció ella | el lunes, en la mitad de ŷumādà | última, en el año ochenta y uno | y trescientos (= 28.09.991) ¡La misericordia

2 y 3. Mallorca. El Museu de Mallorca guarda dos inscripciones descubiertas en la isla. Es conocida la de Manacor, del año 357/968, también con letra cúfica en relieve (Lévi-Provençal, 1931: 89; Fuster, 1966: lám. VIIa; Rosselló, 1975: 40-41 n.º 27). La otra, hallada en Randa (Algaida), rota en tres trozos de diferente tamaño, no conserva la fecha del óbito (Busquets, 1935; Rosselló, 1975: 41-42 n.º 28). 4. Menorca. Una lápida, encontrada en 1875 en el predio Son Toni Martí del término de Ciutadella, es la inscripción da2 Los símbolos usados en el texto son: l. línea, A altura, D diámetro, L latitud, G grosor, Q Corán; en la edición árabe: 1| n.º e inicio de línea; [ ] texto árabe suplido; [...] signos árabes perdidos o no reconocidos; ( ) anotación o equivalencia de fecha islámica; (?) duda del ed.; en cursiva, mes del calendario islámico. La traducción se incluye entre “ ”; entre « » la del Corán según la versión de Julio Cortés (1980).

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Figura 2. Isla de Menorca. Estela de Ciutadella, 381/991 (Dibujo apud Vives, 1909: 2, 254).


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de Dios | sea con ella, Su perdón y el fav|or Suyo! ¡Amén «Señor del universo» (Q passim)!” Los elementos del epitafio adoptan el mismo orden que se ve en otros posteriores (Barceló, 1998: 83-85) y siguen las pautas de los hallados en la Península del califato de al-Ḥakam II y Hišām II. Cabe recordar que las estelas de provincias se estructuran en ese período con la oración inicial (basmala en árabe), la frase «esta es la tumba (hādā qabr)», el nombre y filiación del muerto, «falleció» (tuwuffiya), precedido o seguido de una oración por el difunto y la šahāda (término técnico árabe del testimonio de fe), fecha (feria, mes y año) y jaculatoria final (Barceló, 2004: 179-180). Cuatro lápidas cordobesas del año 401/1011 citan la fórmula larga de fe en el islam y dos acaban con la oración “¡Amén, «Señor del universo»!” (Labarta, alii, 1995: n.º 2, 3), al igual que otra de la misma procedencia pero datada en 432/1040 (RCEA, VII, n.º 2479). Las propuestas de Saavedra (Vives, 1909: 2, 368) son poco acordes a los signos. En la l. 3, de acuerdo con el dibujo y el espacio disponible en la piedra, he corregido su sugerencia onomástica Muntaṣir al-‘Abdarī por la de Naṣr al-Ḥumaydī, nisba usada en Baleares. 5. Mallorca. En Son Peretó (Manacor), un lugar importante por sus restos de una basílica tardo-antigua, apareció “un fragmento de lápida funeraria árabe”. El conocido arabista balear Jaume Busquets interpretó el texto y lo dató por el carácter de la letra a finales del siglo X (Ferrer, 1955: 3). Años después se publicó una fotografía de un fragmento, precisando que se había hallado en el predio Bellver en 1947 y que la piedra era mármol, pero sin dar sus medidas (Fuster, 1966: 35). Su editor último, que aporta estos datos bibliográficos, pudo determinar que se trataba de la misma losa, tenía bordes rotos, forma irregular y llevaba grabados cuatro renglones de escritura cúfica de carácter espontáneo, incisa y con algún diacrítico (Rosselló, 1975: 44-45 n.º 30). Se desconoce su paradero, siendo probable que la pieza pasara a manos de algún particular. Gracias a las lecturas de Busquets y Rosselló, conocedores de la lengua árabe y de su manifestación epigráfica balear, se puede reconstruir parte de su texto, pese a la mala calidad de la reproducción (Fuster, 1966: lám. VIIb). Se desarrolla en cuatro líneas, con restos de una quinta de la que solo se vería el cuerpo superior de unas pocas letras.

“| [En el nombre de Dios, el Clemente, el Mise|ricor]dioso. No hay más divinidad que Dios. Ma[ho]ma es el envia|[do de

Di]os. Esta es la tumba de Muḥammad b. H[...] | [...] y Su favor [...] | [... ... ...]”. En cuanto a la técnica del grabado, el relieve suele ser la norma en las estelas califales de provincias sobre mármol, pues el porcentaje de su uso en al-Andalus es tres veces superior al de las realizadas incisas (Barceló, 2004: 178). Sorprende en esta pieza que, si la materia es mármol, su epígrafe no se trabajara en resalto ya que en esta clase de piedra jaspe lo que suele hallarse inciso son grafitos (Labarta, Barceló, 2019). El orden de elementos del epitafio no se ajusta al seguido en el siglo X y hay que rechazar con Rosselló la propuesta de Busquets de esa fecha, basada solo en la letra (Rosselló, 1975: n.º 30). La leyenda del tahlīl (l. 2) se ve en cinco losas de la etapa de Muŷāhid (Barceló, 2016: 41-45). Por la poca calidad de la imagen de la inscripción no hay certeza en esa datación entre 1010 y 1044 pues faltaría confirmar que figuraba la plegaria final, usual en esas fechas.

3. GOBIERNO DE MUŶĀHID (r. 400-436/1010-1044). Pertenecen a la etapa de formación y consolidación de la Taifa cuatro estelas que muestran la nueva imagen que divulgó su patrono, emancipado de Córdoba. Alejado del modelo de la capital de al-Andalus, la estructura del epitafio en esta taifa difiere de la formulación del período omeya. Ahora se deja fuera el enunciado más extenso del credo islámico empleado en Córdoba y tierras de otras zonas peninsulares. Según el nuevo patrón, después de basmala, sigue tahlīl (también llamado šahādatayn) que –como se ha visto antes– es una enunciación simple del credo islámico (Barceló, 1990: 48). Hay suficientes ejemplos en la taifa de Denia del nuevo modelo de epitafio (Barceló, 2016) para sospechar que en las estelas de Baleares que no lo conserven también estaban presentes. En la etapa ‘āmirí y a lo largo del siglo XI se consolida en Baleares la plegaria a favor del difunto, ya usada –como se ha visto– en las estelas del siglo X: raḥmatu-llāh ‘alay-hi wa-maġfiratu-hu wa-riḍwānu-hu (Barceló, 1990: 47). A la llegada del siglo XI, en la taifa de Denia –casi en exclusiva– epitafios procedentes de los alrededores de Borriana, tierras alicantinas y zona de la sierra de Segura datados de 1011 a 1084 recogen la plegaria amīn rabb al-‘ālamīn para concluir el texto (Lévi-Provençal, 1931: n.º 154; Barceló, 1998: n.º 10, 18, 21, 23, 27, 29, 31); en otras zonas solo la ofrece una cordobesa de 432/1040 (Lévi-Provençal, 1931: n.º 20). El nuevo formulario de tiempos de Muŷāhid continúa hasta la llegada de la dinastía de los Hūd de Aragón a mediados de la centuria y distingue a la Taifa de las circundantes y coetáneas (Barceló, 2016). En el último cuarto del siglo XI, bajo el dominio de los fatà independientes en Baleares, el protocolo de los epitafios sufre una nueva formulación y los caracteres árabes adoptan nuevas formas, como se verá luego. En la Taifa, además, no se mantuvo el estilo cúfico omeya, sino que se adop-

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tó otro que se distingue en tierras alicantinas por la técnica del vaciado, ya que allí se graba en relieve, y además por el diseño de los signos 9, 10, 13, 15 y 16, cuyas características se observan en las Islas, claramente ajenos al austero estilo califal (Barceló, 2005: 75; 2016: 40-45). Por otra parte, la modalidad de Denia influyó en inscripciones de la taifa de Valencia en época más tardía (Barceló, 1998: lám. XI, XXXVIII, XXXIX; 2006: 75). Quede dicho que en la época taifa la norma en las inscripciones de las Baleares será la talla de la letra incisa, en estilo cúfico simple; por eso no se mencionará en adelante, salvo que la inscripción esté en relieve. Se debe adelantar además que en las lápidas de Mallorca del período independiente, al final del siglo XI, se vuelve a encontrar labra en relieve. Los epígrafes que se pueden atribuir al primer gobierno en el siglo XI son:

Figura 3. Isla de Formentera. Trozo de inscripción, 408/1017 (Can Rita, La Mola) (apud Rosselló, 1975, lám. 18b).

1. Formentera. En los años cincuenta del siglo XX podía verse solo la mitad inferior de la piedra arenisca (Fig. 3). Lleva grabada una inscripción (A 330 x L 280 mm) de la que queda oculta la parte superior por la capa de material que cubre el aljibe donde apareció, en Can Rita (La Mola), al norte de la isla (Mañà, 1953: 9; Rosselló, 1975: 46 n.º 33; Rosselló, 1985: 54 n.º 2; Barceló, 2016: 42-43 § 1.2). Las cuatro líneas revelaron el epitafio de un hombre, en el que se puede restituir parte de la rogativa por el difunto antes del primer renglón (aquí l. 0). El epígrafe decía:

feria y mes se conservan; estos datos llevan a cualquier domingo comprendido entre el primer día y el 27 de septiembre del año 1017. Es probable que en el formulario funerario insular se hubiera producido el cambio antes indicado y la estela comenzara con los cuatro elementos habituales en la Taifa: basmala, tahlīl, «esta es la tumba» y nombre del difunto, que son las partes perdidas; seguían los datos conservados: una plegaria y la fecha.

“| [... ¡Sea con él la misericordia de Dios, Su perdón] | y Su favor! Falleció | el domingo, en el mes del | último rabī‘ (día 6, 13, 20 o 27), en el año och[o] | y cuatrocientos (= 1, 8, 15 o 22.09.1017).” Su primer editor, que confiesa haber recibido de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas la lectura que publica del epígrafe (Mañà, 1953: 9), acepta como fecha de esta lápida el año 405/1015. Esa hipótesis se puso en relación con el paso de las islas orientales a poder de Muŷāhid en ramadán del año 404 de la hégira, o sea marzo de 1015 (Rosselló, 1985: 54). Con todo, la lectura de la unidad del año (ṯamān) se ha sugerido por la presencia de alif al final de l. 3 (Barceló, 2016: 43)3 lo que hace imposible aceptar la anterior propuesta de jams ‘cinco’; además, por el formato de la lápida no tendría cabida el trazo del signo 6f. Se puede afinar algo más, pues

2. Formentera. El MAEF guarda una estela de arenisca, piedra más o menos dura pero fácil de trabajar, que se conoce en las islas por marès (N.º Inv. 4978), pero está en muy mal estado (Fig. 4). Fue donada por D. José Guasch Juan. Se descubrió a 25 cm bajo tierra en Can Batllet (Porto-salè), al noroeste de la isla. Es de formato rectangular (A 390 x L 315 x G 60 mm), con evidencia de fractura en el lateral izquierdo y al pie. Sus caracteres son de hechura tosca. La altura media de alif oscila entre 20 y 27 mm. Se grabaron ocho líneas, aunque quedan solo siete incompletas, con rotura en el pie y dañados los finales del lado izquierdo (Rosselló, 1975: 46-47 n.º 34 lám. XVIIIc; Rosselló, 1985: 55 n.º 3 lám. 3). La inscripción ofrece el siguiente texto:

3 Por una errata en esta publicación figura el año 1015 como equivalente del 408 de la hégira.

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lló (1975: 47; Rosselló, 1985: 55). Por otro lado, la lección de la unidad (l. 7) tanto puede hacerse del año ‘seis’ (sitt) como del ‘siete’ (sab‘), aunque aún faltaría por determinar la decena, lo que por ahora resulta de todo punto imposible. El escribano hizo uso de la scriptio defectiva en >rḍwnh< por riḍwānu-hu (l. 6) y del habitual >ṣl< por ṣallà (l. 2). El nombre del mes, escrito al-muḥarram con artículo, era frecuente en la datación de los epitafios de al-Andalus, como se ha indicado hace mucho tiempo (Lévi-Provençal, 1931: xxii, nota 1c). Respecto al nombre del difunto, se debe rechazar la propuesta Talīṭ o Yalīṭ, porque la Onomástica árabe no recoge ni uno ni otro. Podría tratarse de Balīṭ o de su hipocorístico Bulayṭ. El topónimo Ballet (hoy Batllet), lugar donde se halló la lápida, deriva del nombre de un colono Batlet del siglo XVIII. Sería un disparate tener la tentación de relacionarlo con el onomástico árabe aquí propuesto para el difunto.

Figura 4. Formentera. Can Batllet (Porto-salè), epitafio de Balīṭ b. Ibrāhīm (apud Mañà, 1953).

3. Eivissa. En 1985 la familia Ribas-Tur donó al Museo Arqueológico de Ibiza (actual MAEF) un fragmento de piedra arenisca (Fig. 5). Apareció en S’Hort de sa Plana (Sant Jordi). Solo queda una línea de escritura, bien trazada y última del epitafio; tampoco llega hasta el lado izquierdo (Cf. § II.1). Perteneció a la parte inferior de una losa rectangular (A 292 x L 380 x G 100 mm). La altura de alif es de 34 mm; el borde exterior derecho que hace de marco mide 45 mm (Rosselló, 1985: 60 n.º 8, lám. VIII). La línea dice:

“| [... y cua]|trocientos”. Como ya se ha señalado, después de la anualidad no se incluye ninguna plegaria de cierre para el epitafio, lo que me lleva a lanzar la hipótesis de la datación de este fragmento en la etapa del gobierno de Muŷāhid. Aun a riesgo de cometer un error, la tipología de los caracteres árabes, en concreto del signo 9 en posición final (con cabeza en forma de v), me sugiere que posiblemente se grabó entre los años de la hégira 402-410, esto es entre 1012 y 1020 de la era cristiana. Figura 5. Isla de Ibiza. Resto de losa de S’Hort de sa Plana, 402-410/1012-1020 (Sant Jordi) (apud Rosselló, 1985, n.º 8).

“| En el nombre de Dios, el Cle[mente, el Misericordioso.] | ¡Bendiga Dios a Ma[homa y] | le salve con salvación completa! Es[ta es la tumba de] | Balīṭ b. Ibrāhīm (?) [al-...]|w.y ¡Sea la misericordia de Dios [con él, el perd]|ón Suyo y Su favor! Falle[ció...] | al-muḥarram en el año sei[s (?)] | [y ... y cuatrocientos].” Se ha considerado que la más que dudosa lectura ‘tres’ (ṯalāṯa) sería la fecha del epígrafe, o sea 403/1012-1013, antes del principio de la taifa de Denia en las Baleares (Mañà, 1953: 9). Pero es una hipótesis sin fundamento como señaló Rosse-

4. Menorca. El fragmento de lápida sepulcral se halló formando parte del enlosado de la cocina de la hacienda de Beniaumaia (Alayor), propiedad de D. Emilio Linares y García, quien permitió que el cronista Hernández Sanz (1863-1949) hiciera un calco. Éste lo remitió en 1889 a Emil Hübner, conocido epigrafista alemán, quien lo envió a Ginebra (Suiza) para que opinara Max van Berchem, uno de los especialistas más reconocidos entonces y ahora en la interpretación de inscripciones árabes. Aunque no pudo elucidar el epígrafe de tres líneas, consideró que podría fecharse entre los siglos IV-V de la hégira. En 1890 Linares y García la donó al Museo del Ateneo de Maó (Hernández, 1908: 163-165; Vives, 1909: 2/2 , 369-370 f. 255) y se guarda ahora en el Museu de dicha ciudad (Rosselló, 1975: 45 n.º 31).

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Figura 7. Alayor, Menorca. Lápida de Son Seguí, 43?/1038-1048 (Dibujo apud Vives, 1909: 2, 256).

Figura 6. Alayor, Menorca. Losa de Beniaumaia, 421/1030 (Dibujo apud Vives, 1909: 2, 255).

El epígrafe se grabó sobre una piedra caliza compacta, de grano muy fino (A 500 x L 400 mm). Está rota en su parte superior (Fig. 6). Enmarca un texto árabe de unos ocho renglones una faja circular en relieve, abierta en el centro de la parte inferior y encerrada en un cuadrado rehundido. Al pie se aprecia la figura incisa de un rectángulo central y dos círculos, uno a su derecha y otro a su izquierda, con una estrella de ocho puntas en hueco. Su mal estado ha impedido interpretar la inscripción que “no puede leerse en absoluto debido al desgaste sufrido” (Rosselló, 1975: 45, n.º 31). En el dibujo es posible descifrar lo siguiente:

“| Esta es la tumba de [... ...] | ¡Sea la misericordia de D[i]os [con] él, [Su perdón y el fa]|vor Suyo! [Fa]lleció el | lu[n]es [a tr] es noches de šawwāl del año | u[n]o y vein|te y cua|t[ro]cientos (= 04.10.1030) ¡Amén! ”. El decorado de la losa resulta único entre las conocidas de al-Andalus. Pudo ser un tipo autóctono menorquín, pues hasta el momento no se ha documentado ninguna otra con

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esta característica: inscripción en un círculo (imposible decidir el aspecto por la parte de arriba) inscrito en un cuadrado y adornado al pie. Estrella de ocho puntas aparece sobre una de las caras de una lápida cordobesa de pizarra de 432/1040 (Lévi-Provençal, 1931: n.º 21 lám. VII; RCEA, VII, n.º 2479); pero en otras latitudes se ven de seis puntas, como una conservada en Malta (Grassi, 1989: 31, 57 n.º 16 lám. XIV). Los únicos paralelos que he hallado a este tipo de distribución y adorno del epitafio son antiguas estelas funerarias de la comunidad hebrea de Oujda (Marruecos) que todavía se veían a principios del siglo XX (Bourrilly, Laoust, 1927: 89, lám. xxxv, fig. 67). No se puede rechazar la idea de que el epitafio balear perteneciera a algún judío pues esta comunidad hebráica estaría ya arabizada.

4. GOBIERNO DE ‘ALĪ B. MUŶĀHID (r. 436-468/1044-1076). Los epitafios de este período coinciden en mantener casi sin alteraciones el orden de los elementos de la etapa anterior: basmala, profesión de fe (tahlīl), «esta es la tumba», nombre, «falleció», «¡sea con él la misericordia de Dios, Su perdón y Su favor!», fecha completa (feria, día, mes, año) y la plegaria de cierre «¡Amén, Señor del universo!» que, aunque alguna vez pueda faltar, delata que el territorio donde se descubra una inscripción que la lleve podría pertenecer a Denia, como ha quedado señalado arriba (Cf. § II.5). Desde la capital se difundió por el territorio un modelo de letra caracterizada hace tiempo (Barceló, 1998: 169), cuyo signo alif oscila entre 25 y 30 mm. La consolidación de la Taifa bajo el mando de ‘Alī, hijo de Muŷāhid, hizo posible la mejor arabización y una islamización de sus súbditos de mayor extensión, al tiempo que aumentaba la costumbre de enterrar con epitafios. En esta etapa, a pesar de ser fortuitos los ha-


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Figura 8. Formentera. Parte de epígrafe, 441/1050 (Can Constantí) (apud ROSSELLÓ, 1975, lám. 19a).

Figura 9. Formentera. Lápida de Can Rita, 440-465/1048-1073 (La Mola) (apud ROSSELLÓ, 1975, lám. 20).

llazgos, el volumen de los descubiertos en aquellas tierras de la taifa asciende, como mínimo, a dieciséis, de los cuales tres han aparecido en Baleares.

taifa de Denia por una influencia externa, tal vez siguiendo el ejemplo de Kairouan (Túnez), centro religioso de importancia donde para indicar la tumba se usaron desde mediados del siglo X columnas decoradas así y en cuyo interior se labraba el texto funerario (Zbiss, 1977: n.º 11; Barceló, 2016: 66). Su influencia también se aprecia en las piezas publicadas de la producción epigráfica que conservan Sicilia y Nápoles (Gabrieli, 1971). Quizás sintieron la influencia del potente califato fatimí asentado en Egipto, como evidencian algunas inscripciones de la primera mitad del siglo XI (RCEA, VII, passim). No obstante, los primeros ejemplos se ven en estelas del Yemen datadas en el siglo X (Schneider, 1979: n.º 1, lám. I).

1. Menorca. La lápida se descubrió al desmontar una pared en el predio de Son Seguí (Alayor) en el año 1907 (Hernández Sanz, 1908: 163-165). La piedra pertenecía a la parte inferior de la estela (Fig. 7), estaba partida en dos fragmentos y tenía forma rectangular (A 360 x L 420 x G 130 mm). Su epígrafe “de trazos irregulares y borrados” estaba inserto en un círculo imperfecto (D 23 cm), dejando a cada lado unos 100 mm; la altura del alif se puede calcular en unos 25 mm. Se desconoce su actual paradero, aunque consta que fue propiedad de Don Emilio Linares y García (Vives, 1909: 2/2, 369-370 f. 256), un coleccionista que tuvo también en su poder la inscripción de Beniaumaia (Cf. aquí § III.4). El texto no había sido interpretado (Rosselló, 1975: 18, n.º 6). Aunque el dibujo de la pieza (única imagen conservada) sea poco fiel, se distingue parte de la inscripción que quedaba dentro del círculo y en la que propongo leer, con bastante reserva:

2. Formentera. Según el editor, la lápida apareció en Can Constantí, grabada al parecer sobre arenisca (Fig. 8). Era propiedad de D. Constantino Costa (Rosselló, 1975: n.º 35 lám. XIXa). Es un fragmento del lateral derecho de una losa de formato rectangular (A 150 x L 140 x G 70 mm). En tan escaso espacio se aprecia una ligera incisión vertical (L 5 mm) que hace las veces de marco (Rosselló, 1985: 56 n.º 4). La altura media de alif es 26 mm. A pesar de que la cara que muestra el texto inciso ha sufrido algunos desperfectos, es posible restituir la inscripción:

“| [Falleció ... en el año ... ] | y cuatrocientos treinta (= 03.10.1038-15.06.1048) | ¡Se apiade de él Dios, «Señor del uni|verso» (Q passim)”. Hay que recordar que el campo epigráfico colocado en el interior de un arco ciego de herradura quizás se instalara en la

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“| y [...] ¡Sea la mi[sericordia de Dios con él,] | Su perdón [y Su favor! Fal]|leció el do[mingo ... ... de] | ḏu-l-qa‘d[a, que es del año] | uno y cua[renta y cua]|tro cientos] (= 01-29.04.1050).” Cabe reseñar las formas abreviadas >ḏ< en el nombre del mes lunar (l. 4) y en ’ḥd por iḥdà (l. 5) de la unidad del año. Se puede restituir en la l. 4 el relativo funcional con preposición que está documentado en el siglo XI en inscripciones levantinas (Barceló, 1998: 111); también es posible restablecer la feria de la semana como domingo, pues de otro modo no sería posible incluir el día del mes. Es la primera inscripción de esta centuria, hallada en Baleares, en la que se observan estas grafías. Para fijar la fecha se ha recurrido a la paleografía. Hay un trazo característico de la década de los años cincuenta en este territorio que se ve en mīm final (signo 13), con apéndice curvo ascendente hasta adoptar la forma llamada «cuello de cisne» (Cf. § IV.3). 3. Formentera. Hallada en Can Rita, el mismo lugar de la isla que otra pieza analizada antes (Cf. aquí § III.1), solo queda el ángulo superior derecho de la losa de arenisca, sin datos sobre sus medidas (Fig. 9). Se desarrolla el epígrafe en tres líneas grabadas con esmero; la l. 4 casi se perdió por efecto de un golpe. La inscripción ha sido leída (Rosselló, 1975: 48-48 n.º 37 lám. XX). El texto se puede rehacer de este modo: Figura 10. Beas del Segura (Jaén). Inscripción de 457/1065 (Dibujo apud LABARTA, 1990).

“| En el nombre de Dios [el Clemente, el Misericordioso.] | Esta es la tumba de ‘Abd [...] | ¡Sea la misericordia de Dios con [él, el perdón Suyo | y Su [fav]o[r!] [Falleció...].” Sorprende la similitud del formulario de la inscripción y sus caracteres con los que exhibe otra estela descubierta en Beas de Segura (Fig. 10), aunque en ésta no figura “esta es la tumba” sino “falleció”, como ocurre en epitafios de ambiente rural (Barceló, 1990: 46). Esta población jiennense se halla a poca distancia del castillo de Segura de la Sierra, fortaleza que con su área de control se sabe hace tiempo que estuvo primero en manos del rebelde Ibn Rufayl, alzado en 435/1043-44; quedó luego, al dominar los hudíes la Taifa (468/1076), bajo el mando de Sirāŷ al-dawla (m. 469/1077), uno de los hijos de ‘Alī, pasando después a Suhayl, un mawlà de la familia de los ‘āmiríes de Denia que la puso en venta en 1084 (Rubiera, 1985: 108-109). La lápida de Beas, que apareció completa, ofrece el epitafio de Abū-sḥāq [sic] b. ‘Āmir, fallecido el miércoles 3 de šawwāl de 457/ 3 de marzo de 1065 (Labarta, 1990: 131-132 n.º 15). Su formulario coincide con esta estela insular y con otras tres peninsulares: una, también en cúfico inciso, del castillo de Al-

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balat (Cabanes) junto a la costa y muy cerca de Oropesa (Castellón); y dos halladas en Denia (?) y Biar (Alicante), grabadas en relieve (Barceló, 1998: n.º 18, n.º 22 y n.º 21). Además, el trazado de los signos cúficos en el presente ejemplar es similar al de otros cuatro epígrafes. Tienen todos un diseño común de sus signos 5 y 13 que se caracterizan, frente a otros alifatos de taifas, por el remate final en «cuello de cisne», rasgo que los asemeja al cúfico practicado en los inicios del siglo XI en Ifrīqiya, Sicilia y Malta (Roi, et alii, I, 1950: lám. 26-28; Grassi, 1989: 66). Cinco lápidas peninsulares coinciden en el desarrollo del epitafio, el estilo gráfico empleado y en su cronología en fechas cercanas: 441/1050 (Formentera), 449/1057 (Denia?), 453/1061 (Albalat), 457/1065 (Beas) y 45?/1058-1068 (Biar). Esto permite sugerir para este fragmento de estela un arco temporal entre 440 y 465 de la hégira, o sea 1048 y 1073.

5. BALEARES INDEPENDIENTE (r. 468-507/1076-1114) El período de los últimos gobernadores de las islas comienza con un hombre que algunos cronistas árabes llaman al-Aġlab, a quien ‘Alī Iqbāl al-dawla puso al frente de la admi-


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En las dos únicas piezas isleñas que se conservan de esta etapa se puede seguir este sencillo protocolo; ambas están grabadas en relieve y una de ellas tiene un extraordinario valor histórico. La ornamentación usada en ambas losas es peculiar. En al-Andalus su estilo identifica, en especial, a la producción epigráfica almorávide. En uno de estos dos epitafios aparece el arco simbólico sostenido por columnas a ambos costados de la lápida, aunque todavía no documenta la triple faja epigrafiada exterior, tan repetida en mármoles de Almería de dicho período (Ocaña, 1964: passim). La otra pieza prueba, además, el uso en Baleares del sanām o túmulo,4 un prisma de sección triangular o curvo, que descansa sobre una de sus caras rectangulares, hechura de la que hay tempranos testimonios de Almería en 452/1060 (Ocaña, 1964: n.º 19) y que, antes del siglo XI, solo documentan en occidente Ifrīqiya, Sicilia y Malta, formando parte del complejo entramado de los cenotafios (Roi, alii, 1950-1958; Gabrieli, 1971; Grassi, 1989). Lévi-Provençal (1931: passim), a falta de mejor término francés para referirse a estas piedras prismáticas o semicilíndricas, a veces de perfil compuesto, con forma de sarcófago tumular, que apoyan sobre una de sus caras largas, usó el dialectal mḳābrīya, transcripción de una voz que alude a una losa “de los cementerios” o una piedra “cementerial”. Divulgada por Torres Balbás (1957: 140-142, 154), la palabra marroquí se ha consagrado indebidamente en la bibliografía de historia del arte y de arqueología, escrita a menudo con grafías irreconocibles. Figura 11. Epitafio de al-Murtaḍà de Mallorca, 486/1094 (Dibujo de C. Barceló).

nistración balear, y más tarde sigue con su hijo ‘Abd Allāh b. Aġlab. Cuando al ser anexionada a los aragoneses se suprime la taifa de Denia (468/1076), se proclama este Abū Muḥammad ‘Abd Allāh amīr independiente en fecha incierta (r. 468?486/1076-1094) y toma el laqab honorífico de al-Murtaḍà. Le sucede Mubaššir b. Sulaymān, un fatà suyo que adopta el título de Nāṣir al-dawla (r. 486-507/1094-1114), que muere durante el ataque de pisanos y catalanes y es reemplazado por Abū-lRabī‘ Sulaymān b. Lubbūn que en abril de 1115 fue apresado y llevado a Pisa (Rosselló, 1968: 49-64). Entre 1050 y 1100, la estructura de los textos funerarios de al-Andalus sigue este orden: basmala, Q XXXV, 5, «falleció» (o hādā qabr); nombre o título del difunto; oración a su favor; fecha del óbito; otra oración (o šahāda) que cierra generalmente el epitafio, sola o seguida a veces de la fórmula religiosa final amīn rabb al-‘ālamīn (Barceló, 1990: 44-50; Barceló, 1998: 83-85).

A la etapa independiente balear pertenecen las inscripciones siguientes: 1. Mallorca. La ciudad italiana de Pisa conserva en la iglesia de San Sisto el epitafio, algo perjudicado en el lateral izquierdo, del gobernante de Mallorca al-Murtaḍà (r. 1076-1094). Llegó a la ciudad italiana como presa de guerra tras el asalto a la isla en 1114 (Barceló, 2006; 2010). Desde el punto de vista ornamental su lauda consta de dos zonas de medida exacta (A 380 arriba + 380 mm), como en lápidas de al-Andalus de los siglos XI-XII (Fig. 11). La estela muestra arco de herradura apoyado sobre dos pequeñas columnas de las que solo conserva una con basa, fuste, cimacio y capitel. La basa tiene cuatro molduritas, levemente salientes. El fuste, esbelto, admite la altura de cinco líneas. El collarino, con sogueado en relieve, separa el fuste de un capitel de doble voluta, sin astrágalo, tal vez de orden corintio como los de flor de acanto liso de ejemplares de Toledo, Zaragoza, Granada y Almería (Marinetto, 1990: lám. 1ef, 2ac, 3acef), con cimacio diminuto.

4 Sanām ‘saliente’ alude entre los árabes de al-Andalus a la “chepa” o “joroba” que semeja el túmulo sobre la obra del sepulcro (Barceló, 1998: 63-64).

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El paralelo más cercano a la estela mallorquina es el epitafio de una hija del gobernador almorávide (al-amīr) en Córdoba (496/1103). Ofrece la lápida andaluza un arco ciego sostenido por dos columnitas y enmarcado por tres fajas con epigrafía. Las columnas tienen basa rectangular amplia y al pie cinco aros, ligeramente salientes, con sogueado en el central. El fuste es corto (sin llegar a 3 l. de alto) y el capitel tiene por collarino dos anillos (el superior sogueado) y abundantes detalles propios del orden corintio, con tres hojas de acanto lisas de las que salen dos volutas (Lévi-Provençal, 1931: n.º 24 lám. VIII; Ocaña, 1983: lám. VIII). En epitafios del siglo XII de la ciudad de Almería el arco no se apoya en columnitas adosadas (Ocaña, 1964: lám. XIV-XLV). Sobre la lápida balear el tallista realzó trece listeles (A 5 mm), dando al texto catorce líneas de escritura (A 45-50 mm, menos la última). En losas de al-Andalus se ven a menudo combinaciones de listeles y renglones de los mismos anchos y con el mismo propósito, sobre todo en la primera mitad del siglo XII (Lévi-Provençal, 1931: lám. XII, XVIIIa, XXXIIIa; Barceló, 1998: 183 fig. XI). Dentro del epígrafe, entre las líneas de escritura (l. 1-8, 10), aparecen varios motivos de adorno. Se puede hablar de discos, círculos y decoración floral; además, se ven frutos y ramas con hojas o palmetas, bilobuladas y trilobuladas, realizadas con la técnica de la incisión en relieve dentro de la séptima y última líneas, así como en dos de las enjutas del arco; círculos y discos parecen avellanas y algunas hojas están nervadas. La inclusión de hojas, discos o círculos es bastante común y recurrente en estelas de al-Andalus de los siglos XI al XIII, pero las más cercanas a la losa balear son, en particular, epitafios de la taifa de Denia (Barceló, 1998: fig. X-XIIa-d) y una estela de Almería de 488/1095 (Ocaña, 1964: n.º 234 lám. Xb). El epitafio, restituido en su integridad (Barceló, 2006; 2013), dice:

“| En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso. | «¡Hombres! ¡Lo que promete Dios es verdad! | ¡Que la vida de

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Figura 12. Alifato de Mallorca de 486/1094 (Dibujo de C. Barceló).

acá no os engañe! ¡Que no [enga]|ñe a vosotros acerca de Dios el Engañador!» (Q XXXV, 5). Falleció el príncipe [al-Mur]|taḍà ¡Dios haga resplandecer su rostro! Abī [sic] Muḥammad [‘Abd] | Allāh b. Aglab en la mañana entrada del sábado, | a catorce noches | quedantes (día 16) de ḏū-l-ḥiŷŷa en el a[ño] | ochenta y seis [y cuatrocientos] (= 07.01.1094).| Había nacido [el jueves], | a cinco noches quedantes (día 24) del [último rabī‘], | en el año cuaren[ta] y ocho [y cuatro]| cientos (= 11.07.1056) ¡Tenga misericordia Dio[s de él y de los que pidan mise]|ricordia por [él ¡Amén, «Señor del universo»!].” La inscripción permite determinar los años de gobierno de este personaje, como ya se ha señalado (Barceló, 2010: 288289, 291). 2. Mallorca. Proceden de la ciudad de Palma dos fragmentos hallados con otros trozos de lápidas al hacer obras, entre 1881 y 1882, en la huerta de la «Casa del Temple», lugar que se sitúa en la zona que el Repartiment del siglo XIII llama Almudayna de Gomera (Ríos, 1896: 370; Bab, 1908: lám. VII, VIII). Pasó a poder de la Societat Arqueològica Luliana, que la expuso en su museo (N.º Inv. 1409) antes de cederla en depósito al de Mallorca (N.º Inv. 9122). Son dos trozos de piedra arenisca, de un túmulo (sanām) único (A 485 x L 600 x G 212 mm), con sección o base de triángulo isósceles sobre zócalo (A 65 x L 212 mm). La inscripción discurre por la pared ataludada del cuerpo superior (A 48 mm), a 96 mm del vértice y grabada en relieve dentro de una faja señalada con un filete (5 mm), hecho por una doble incisión, que hace de marco trapezoidal (Fig. 13). Otro epígrafe corre por la base (A 30 mm). Los caracteres son cúficos, con alifato idéntico al empleado en el epitafio de al-Murtaḍà y análogos puntos y adornos de pequeñas palmetas dobles y botones florales en el campo epigráfico (Fig. 12). La altura media del signo alif es de 38 mm arriba y de 26 mm


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en la base (proporcionalidad 1:2). La lectura del epígrafe se hizo hace tiempo, atribuyendo su data al siglo XII (RÍOS, 1896: 373-374 n.º VI), mientras que la última edición lo sitúa en el siglo XI, en la “época de dependencia dianesa” (Rosselló, 1975: 32 n.º 20). Este túmulo cubriría la sepultura a lo largo. Es probable que a la cabecera hubiera una estela rectangular con el epitafio de la persona enterrada en la tumba o ese epígrafe se grabara sobre la losa base de descanso de esta pieza tumularia. Pertenece por tanto a la estructura compleja del sepulcro que se estaba practicando en tierras norteafricanas y cuyo influjo pudo actuar sobre la capital de la taifa balear. En el túmulo de sección triangular la rotura afecta al otro frente y a los dos laterales. El texto comienza en el testero corto, sigue por el lateral izquierdo, se interrumpe y finaliza en el lado derecho.

Figura 13. Isla de Mallorca. Túmulo de Almudayna (Palma) (Dibujo de C. Barceló).

“| En el nombre de Dios, | el Clemente, el Misericordioso. «Dios es Quien mejor cu[ida y es la Suma Misericordia» (Q XII, 64)] | «¡Hombres! | ¡Lo que Dios promete es verdad! ¡Que la vi] da de acá [no os engañe! ¡Que no enga]ñe a vosotros el Engañador acerca de Dios» (Q XXXV, 5).” Otro texto se desarrolla incompleto en la base rectangular. Iniciaba en el frontal y el costado derecho desaparecidos por la fractura; sigue ahora por ese lateral, por el otro frente y por el lado contiguo hasta enlazar con el otro fragmento ahora perdido.

“| [«¡Dios! No hay más dios que Él, el Viviente, el Subsistente. Ni la somnolencia ni el sueño se apoderan de Él. Suyo es lo que hay en los ci]elos y lo que hay en la tierra ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con su permiso? Conoce su pasado y el futuro de el[los mientras que ellos no abarcan nada de Su ciencia, excepto lo que Él quiere]» (Q II, 255).” Las selección de los versículos coránicos no debió ser casual. De manera casi general en epitafios de al-Andalus, la aleya Q XXXV, 5 está presente durante la segunda mitad del

siglo XI (Barceló, 1990: 45,b; 1998: 84). Q II, 256, más conocida por «aleya del Trono», aparece en Damasco en el cenotafio de una señora, datado en 439/1048 (De Lorey, Wiet, 1921: 225 lám.XXVII, 1). La recoge una lápida del año 449/1057 de la taifa dianense; fuera de ella, concurre en un sanām de Almería, donde –como en el balear– no consta el epitafio sino solo citas coránicas; este versículo está grabado igualmente en el reborde inferior de la piedra, que se data por sus signos en la segunda década del siglo VI de la hégira, esto es entre 1126 y 1135 (Ocaña, 1964: n.º 43 lám. XIXa). El formato de los caracteres cúficos, los adornos y el texto coránico elegido llevan a datar la inscripción en la etapa final de la taifa balear, tal vez en momentos anteriores a la incursión italo-catalana. Por otro lado, sus dimensiones delatan un tipo propio isleño, alejado de la producción almeriense, pues el sanām es más alto y ancho que los andaluces (Barceló, 1998: 70). Su forma se asemeja a túmulos de las comunidades hebreas de Marrakes y Fez (Bourrilly, Laoust, 1926: 70-71, 83, lám. xxxv, fig. 62, 63).

6. LÁPIDAS DESAPARECIDAS La pérdida de algunas inscripciones halladas en los siglos XIX y XX se ha debido casi siempre a que ciertas personas las recogieron, sin facilitar a los especialistas su estudio de detalle ni entregarles algún tipo de reproducción, y al morir los familiares se deshicieron de ellas y no siempre de forma apro-

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piada. Poca o nula información se obtendrá de ellas si no es por voluntad expresa de sus dueños. Por otra parte resulta imposible conocer el tenor de los epígrafes árabes cuyo paradero se ignora y determinar su cronología con la sola información publicada en noticias breves; es incluso difícil proponer a esas lápidas identificaciones con piezas halladas en fechas recientes. Con todo, una búsqueda en la bibliografía más antigua aporta mención a inscripciones cuyo actual paradero se desconoce y de las que no se puede averiguar si pertenecieron al período estudiado aquí, pero se ofrecen los datos obtenidos por su interés para estudiar la desafección hacia la Epigrafía árabe y documentar lo que pudo haber sido y no fue. Nada se puede decir con seguridad sobre el contenido o la fecha de aquellas lápidas, ni es posible determinar la data ni el lugar exacto de los hallazgos de la mayor parte de ellas. 1. Formentera. Al publicar la lápida del aljibe de Can Rita (Cf. aquí § III.1), señala Mañà que en el mismo término de La Mola (pero en Can Simonet) se descubrió una necrópolis árabe “con varias lápidas”; también aparecieron “dos monolitos” que pasaron a manos de D. Juan Román en 1909, aunque desconocía su paradero cuando escribió el artículo (Mañà, 1953: 9). Una pudo ser la que se estudió arriba (Cf. aquí § IV.3). En la misma isla se ha descubierto parte del asa (A 198 x L 108 mm) de un objeto de cerámica que conserva grabada una pequeña inscripción donde se ha leído el hipotético onomástico “[I]bn al-faqīh” (Ferrer, alii, 2015: 334, fig. 2 y 3). 2. Ibiza. En diciembre del año 1908 se descubrieron en la isla de Ibiza “unas lápidas con caracteres arabigos” que estaban –al parecer– en manos de particulares, aspecto que se deduce del comentario del informador, quien añade que “ni las conocemos ni estamos autorizados para dar más detalles” (Vives, 1909: I, 370). Hasta donde me ha sido posible averiguar no existe reproducción de ninguna de ellas y desconozco cuántas eran o el paradero actual. 3. Menorca. En época de Vives (1909: 367) se conservaban en la isla “algunas lápidas, en general, en muy mal estado”. Tal vez se refiriera a alguna de las que dan noticia otros autores, como la de una, localizada en una de las torres del Castell de Santa Àgueda (Ferreries), en la clave del arco de acceso. A ella se refiere el gobernador inglés de la isla al final del siglo XVIII. Escribe que “es sensible no se pueda leer una inscripción de caractéres Arabes, de la qual se ven todavia algunos rasgos al rededor de la portada de la torre” (Armstrong, 1781: 100, 273; Hernández, 1908: 162; Vives, 1909: 368). Imposible determinar la cronología de este epígrafe perdido del que no he logrado hallar reproducción. Entristece recorrer la lista de lápidas desaparecidas, completas o fragmentadas, pero cuando se dispone de dibujos o

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fotografías esos materiales permiten leerlas y recuperar parte de la información que sus inscripciones ofrecían. Así ocurre con los dibujos que se hicieron de trozos de lápidas árabes recogidas en Menorca (Vives, 1909). El contenido de los diseños de esos letreros figura ahora aquí en el repertorio de las piezas conocidas (§ II.4, III.3 y IV.1).

7. CONCLUSIONES La Epigrafía estudiada aquí pone en la pista de tres aspectos importantes de la etapa islámica de las islas Baleares, en concreto de la funeraria ‒que es la única conservada de la época taifa. Se comprueba: - La población campesina quiso enterrar a sus parientes y vecinos señalando su tumba con un epitafio que sirviera de memoria. Aunque los hallazgos se produzcan de forma fortuita y por tanto aleatoria, apuntan a la existencia en determinadas áreas de al-Andalus durante el siglo XI de una clara preferencia por las inscripciones, tal vez por estar sus moradores más o mejor arabizados. Este sería el caso en la taifa de Denia, con un volumen de piezas muy cercano a cuarenta, número que acredita también con creces la ciudad de Toledo en esta época. Si obviamos el tema de la reutilización de la piedra de las estelas, queda todavía sin respuesta la cuestión de por qué en un cementerio urbano, como lo fue Palma, solo unas pocas lápidas llevaron escritura. - Se constatan muchos casos de inscripciones baleares que aparecen en puntos que en la actualidad no guardan huellas de haber tenido población. En tierras levantinas se pueden citar los casos de las estelas castellonenses de Culla, Cabanes y Benassal (1011) o la valenciana de Moixent (950), por ejemplo (Barceló, 1998: n.º 13, 10, 11, 4). Éstas comparten con otras, como las aquí analizadas, haberse hallado “arando” en tierras de labor, obrando en una masía o una casa de campo, en puntos donde no hay más indicios de hábitat, si bien –en el mejor de los casos– se ha visto un resto de muro o de huesos humanos. Serían, tal vez, inscripciones asociadas a la familia asentada con los suyos en tierras muertas que trataba de explotar para obtener su posesión. A ese mismo ámbito pertenecerían otras descubiertas en despoblados similares al de las inscripciones que se han analizado aquí. - Es una información segura sobre la extensión del territorio de la taifa de Denia, de cuya amplitud apenas se obtiene detalle con los pocos y escasos datos de las fuentes escritas árabes medievales. Nada dicen sobre su expansión a mediados del siglo XI al otro lado del macizo montañoso que separa ahora la provincia de Valencia de la alicantina, aunque se encuentre parecido con sus inscripciones, en concreto la antes estudiada hallada en Formentera y una lápida de Albalat (Cabanes, Castellón) que podría mostrar que la taifa de Denia penetró en el límite de Valencia con Tarragona. En cuanto a la zona murciana y sur de las tierras albaceteñas solo se ha hallado un fragmento en los confines de la sierra de Segura;


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en el resto de la zona no han aparecido materiales epigráficos de la etapa taifa. - La datación ante quem de los poblados en los que se han encontrado estas piedras, talladas con signos árabes casi todas durante el siglo XI bajo el gobierno de la taifa de Denia y Baleares. Han mostrado inscripciones hasta ahora en la provincia de Alicante: Agres, Alcoi, Alcosser de Planes, L’Almiserà (La Vila Joiosa), Benidorm, Benilloba, Benirrama (la Vall de Gallinera), Biar, el Castellar (Alcoi), Costurera (Balones), Denia, Elx, Gorga, Oliva, Oriola, Penàguila, Castell de Pop (Tàrbena) y La Vall de la Jovada (la Vall d’Alcalà). En la provincia de Castellón: Albalat (Cabanes). En la de Jaén: Beas del Segura. En el territorio Balear, en Menorca: Ciutadella, Beniaumaia y Son Seguí (Alayor); en Formentera: Can Batllet (Porto-salè), Can Constantí, Es Ca Marí y Can Rita (La Mola); en Ibiza: S’Hort de sa Plana (Sant Jordi) y en Mallorca: Palma y Manacor. - En las islas Baleares los cambios que evidencian las inscripciones conservadas, producidos en la selección del modelo de escritura y las variaciones en la elección del epitafio, dependen en gran medida del período de mandato de sus gobernantes. Es un hecho que aquí ha quedado demostrado y que equipara su evolución al resto de las taifas de al-Andalus, aunque aún sea preciso un análisis más profundo en otros territorios. Ese futuro estudio aportará tal vez otra información suplementaria para conocer las transformaciones que tuvieron lugar en al-Andalus en relación con la muerte antes de la irrupción de las dinastías norteafricanas.

SIGLAS USADAS IEEI : Instituto Egipcio de Estudios Islámicos en Madrid. MAEF : Museu Arqueològic d’Eivissa i Formentera.

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EL MUSEO PROVINCIAL DE ALICANTE Y SU OCUPACIÓN DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA...

El Museo Provincial de Alicante y su ocupación durante la Guerra Civil Española por el Servicio de Recuperación y Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. The Provincial Museum of Alicante and its ocupation during the Spanish Civil War by the Service of Recovery and Defence of the National Artistic Heritage. Santiago Olcina Lagos* RESUMEN: Durante la Guerra Civil Española y primeros años del Franquismo el Museo Provincial de Alicante estuvo ocupado por el Servicio de Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional. Una entidad creada por el Ministerio de Educación Nacional con la finalidad de recuperar y devolver el patrimonio incautado por la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico del bando republicano. En el presente artículo se realiza una aproximación al desarrollo y la dimensión de este acontecimiento gracias a la documentación que dicho Servicio generó. PALABRAS CLAVE: Museo Provincial, Guerra Civil Española, gestión del patrimonio, historia de los museos. ABSTRACT: During the Spanish Civil War and the first years of the Franco regime the Provincial Museum of Alicante was occupied by the Service of Recovery and Defence of the National Artistic Heritage. An entity created by the Ministry of National Education with the aim of recovering and returning the heritage confiscated by the Artistic Heritage Confiscation and Preservation Board of the republican side. In this paper an approximation to the development and dimension of this event is made thanks to the documentation generated by this Service. KEY-WORDS: Provincial Museum, Spanish Civil War, heritage management, history of museums.

1. INTRODUCCIÓN Tanto la Guerra Civil Española como los primeros años del Franquismo suponen uno de los episodios más complejos en la historia de la conservación y la protección del patrimonio histórico. Los problemas de gestión y dispersión del patrimonio, heredados por el Gobierno de la Segunda República (expolio, exportaciones, mercado negro, etc.), pusieron en tela de juicio las medidas que hasta ese momento ordenaron la protección de bienes culturales. Los desmanes iniciados en los primeros meses de guerra obligaron a los dos bandos enfrentados a legislar de manera ininterrumpida y con carácter extraordinario en torno a la contención del patrimonio histórico. Pero también en torno a la salvaguarda y la recuperación de obras de arte, edificios y objetos que corrían riesgo de ser destruidos. Sin embargo, la materialización efectiva de todas las medidas se produjo gracias a la sensibilidad y la de-

dicación de muchos de los profesionales que ejercieron su labor en estas organizaciones. Y a los cuales es necesario rendir tributo por haber sabido gestionar la tutela de unos objetos que, en la mayoría de los casos, han llegado hasta nuestros días.

2. LA PROTECCIÓN Y CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO HACIA 1936 Desde la Ley de 7 de julio de 1911 por la que se regularon las excavaciones arqueológicas y su reglamento provisional de 1 de marzo de 1912 se experimentó un aumento exponencial de medidas, atribuciones y organismos destinados a la ordenación y gestión del patrimonio histórico en nuestro país1. La supresión del Ministerio de Fomento y la creación del Ministerio de Instrucción

* Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH), Universidad de Alicante. santiago.olcina@ua.es 1 Ley disponiendo se entiendan por excavaciones, á los efectos de esta Ley, las remociones deliberadas y metódicas de terrenos, respecto á los cuales existan indicios de yacimientos arqueológicos, ya sean restos de construcciones ó ya antigüedades. Gaceta de Madrid, 08/07/1911, nº 189, pp. 95-96.

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Pública y Bellas Artes centralizó todas las competencias directas y políticas oficiales en materia de protección del patrimonio en un único organismo ministerial2. Tras su creación el 18 de abril de 1900 se establecieron paulatinamente en él instituciones como la Inspección General de Monumentos, la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, la Junta de Patronato para la protección, conservación y acrecentamiento del Tesoro artístico-nacional y las Comisiones Provinciales de Monumentos de España3. Copando todas ellas diferentes líneas de gestión del patrimonio histórico-artístico y ayudando a especializar las labores de conservación y protección de una manera «estable y profesional» (García Fernández, 2007: 58). Pero también se articularon disposiciones como los Reales Decretos de 16 de febrero de 1922 y de 9 de enero de 1923 sobre exportación de objetos artísticos y enajenación de obras o el Real Decreto-Ley de 9 de agosto de 1926 sobre protección, conservación y acrecentamiento de la riqueza artística, como ejemplos de todo ello4. El avance administrativo y tutelar conseguido también aumentó significativamente muchos de estos aspectos tras la promulgación de la Segunda República5. La primera de estas medidas fue la Constitución de 1931. En ella se dedicó un artículo a la defensa del patrimonio en el que se especificó la pertenencia común de las obras de arte del territorio español, así como la titularidad y la protección final de todas estas frente a procesos de exportación y/o enajenación6. Una disposición jurídica que terminó por cumplimentar su base con la Ley relativa al Patrimonio Artístico Nacional7, recogiendo y unificando todo el aparato legislativo anterior en un marco capaz de dar protección jurídica a la salvaguarda, la conservación y la restauración del patrimonio (López Trujillo, 2006: 386). El compendio se mantuvo vigente durante la Guerra Civil, y reguló entre otros, tres aspectos clave:

el concepto de Patrimonio Histórico-Artístico Nacional, su organización administrativa y consultiva, y sus diferentes niveles de protección. Sin embargo, el enfrentamiento de dos aparatos legislativos de diferente ideología actuando al mismo tiempo hizo que se crearan nuevos y homólogos organismos destinados a la protección del patrimonio (Gráfico 1 y Tabla 1). Tras el golpe de Estado, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en acuerdo con el Consejo de Ministros republicano decretó el 23 de julio de 1936 la primera disposición. «Con carácter de emergencia» (Cabañas Bravo, 2009: 186) se crearon las Juntas de Incautación y Protección del Tesoro Artístico8. Unas organizaciones que tenían como misión principal intervenir «con amplias facultades cuantos objetos de arte o históricos y científicos […][se encontrasen] en los Palacios ocupados, adoptando aquellas medidas […][para] su mejor conservación e instalación y traslado provisionalmente [sic][…] a los Museos, Archivos o Bibliotecas del Estado». La situación de urgencia y escasa operatividad obligó a disponer el 1 de agosto de 1936 un nuevo decreto, ampliando el círculo de actuación de las Juntas de Incautación más allá «de los bienes del denominado patrimonio de la República» (Díaz Fraile, 2009: 539) y de los palacios situados en Madrid al resto de zonas del territorio ocupado. Así como a «la incautación o conservación, en nombre del Estado, de todas las obras, muebles o inmuebles, de interés artístico, histórico o bibliográfico, que en razón de anormales circunstancias presentes ofrezcan, a su juicio, peligro de ruina, pérdida o deterioro»9. El gobierno republicano legítimo, por tanto, había adquirido con la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico todas las competencias de protección de patrimonio artístico español mientras durase el conflicto bélico. Al menos en las zonas en las que pudiera actuar con garantías en el frente.

Real decreto aprobando el Reglamento provisional para la aplicación de la Ley de 7 de Julio de 1911, que estableció las reglas á que han de someterse las excavaciones artísticas y científicas, y la conservación de las ruinas y antigüedades. Gaceta de Madrid, 05/03/1912, nº 65, pp. 671-673. 2 Real decreto suprimiendo el Ministerio de Fomento y creando en su lugar los de Instrucción pública y Obras públicas. Gaceta de Madrid, 19/04/1900, nº 109, pp-316-317. 3 En detrimento de estas nuevas instituciones, las Comisiones Provinciales de Monumentos de España sufrieron una disminución de sus funciones. Sin embargo, en lo que respecta a la provincia de Alicante la Comisión Provincial de Monumentos fue una pieza activa fundamental en el siglo XX para grandes temas de interés patrimonial, como lo fueron la creación del Museo Provincial o el impulso de las primeras excavaciones arqueológicas (Llobregat Conesa, 1988; Soler Díaz, 2000; Olcina Lagos, 2017). 4 Real decreto de 16 de febrero de 1922 relativo a la exportación de objetos artísticos y a la creación de Comisiones de Valoración de referidos objetos. Gaceta de Madrid, 19/02/1922, nº 50, pp. 763-764. Real decreto relativo a la enajenación válida de las obras artísticas, históricas o arqueológicas de que sean poseedoras las Iglesias, Catedrales, Colegiatas, Parroquias, Filiales, Monasterios, Ermitas y demás edificios de carácter religioso. Gaceta de Madrid, 10/01/1923, nº 10, pp. 126-127. Real decreto-ley relativo al Tesoro Artístico Arqueológico Nacional. Gaceta de Madrid, 15/08/1926, nº 227, pp. 1026-1031. 5 De especial importancia fue la contribución relacionada con el uso de la fotografía para la elaboración documental de catálogos e inventarios (González Reyero, 2007). 6 Constitución de la República Española. Gaceta de Madrid, 10/12/1931, nº 344, pp. 1578-1588. 7 Ley de 13 de mayo de 1933 relativa al Patrimonio Artístico Nacional. Gaceta de Madrid, 25/05/1933, nº 145, pp. 1393-1399. 8 Decreto disponiendo se constituya un Junta, en relación inmediata con el Director general de Bellas Artes, encargada de intervenir con amplias facultades cuantos objetos de arte o históricos y científicos se encuentren en los Palacios ocupados. Gaceta de Madrid, 25/07/1936, nº 207, p.834. 9 Decreto disponiendo que la Junta creada por Decreto de 23 de Julio del presente año se denominará de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico. Gaceta de Madrid, 02/08/1936, nº 215, p. 999.

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Gráfico 1. Desarrollo legislativo relativo a la protección del Patrimonio Histórico durante la Guerra Civil y primeros años del Franquismo.

12

10

8

Gobierno de la Nación Gobierno de la República

6

4

2

0

1936

1937

1938

1939

1940

1941

1942

Tabla 1. Desarrollo legislativo relativo a la protección del Patrimonio Histórico durante la Guerra Civil y primeros años del Franquismo.

LEY10

EMISOR

CONTENIDO

Decreto de 23 de julio de 1936

Gobierno de la República

Decreto de 1 de agosto de 1936

Gobierno de la República

Decreto de 23 de septiembre de 1936

Gobierno de la República

Decreto de 6 de diciembre de 1936 Orden de 23 de diciembre de 1936 Decreto de 9 de enero de 1937

Gobierno de la Nación Gobierno de la Nación Gobierno de la República

Decreto disponiendo se constituya un Junta, en relación inmediata con el Director general de Bellas Artes, encargada de intervenir con amplias facultades cuantos objetos de arte o históricos y científicos se encuentren en los Palacios ocupados Decreto disponiendo que la Junta creada por Decreto de 23 de Julio del presente año se denominará de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico Decreto creando una Caja general de Reparaciones de daños derivados de la guerra civil, con cargo a la responsabilidad civil de los que han tenido participación directa o indirecta en el movimiento rebelde Decreto regulando la compra-venta de objetos de valor artístico e histórico

Orden de 15 de enero de 1937

Gobierno de la Nación Gobierno de la República Gobierno de la República Gobierno de la Nación

Ley de 1 de febrero de 1937 Decreto de 16 de febrero de 1937 Orden de 19 de febrero de 1937

Orden dictando reglas para la aplicación del Decreto núm. 95, sobre objetos de valor artístico o histórico Decreto concediendo plena autorización a la Dirección general de Bellas Artes en este Ministerio para ordenar y ejecutar cuanto se refiere a la incautación, defensa y custodia de monumentos y objetos de valor artístico y de importancia para el Tesoro Artístico Nacional Orden dictando reglas para organización de un servicio de vanguardia que lleve a cabo el salvamento del patrimonio artístico nacional Ampliación de facultades de incautación, protección, evacuación y defensa del Patrimonio Artístico Nacional Decreto creando un Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico con los fines que se expresan Orden dictando normas complementarias para el rescate de objetos que constituyen el Tesoro Artístico e Histórico

10 En la presente tabla no se han contabilizado aquellas normas relacionadas con la asimilación militar de personajes que formaron parte de estas Juntas y Servicios, así como remuneraciones, distintivos o nombramientos y ceses personales, mostrando aquellas que afectaron exclusivamente a su organización y funcionamiento.

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LEY10

EMISOR

CONTENIDO

Orden de 5 de abril de 1937

Gobierno de la República

Orden de 5 de abril de 1937

Gobierno de la República

Orden creando la Junta Central del Tesoro Artístico, dependiente del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, y cuyas facultades y misión a realizar se establecen Orden señalando las atribuciones y actividades del Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, creado por Decreto-ley de 16 de Febrero último Nombrando una Junta Delegada de incautación, protección y salvamento del Tesoro Artístico en Alicante y su provincia, integrada por los señores que se citan Resolviendo se constituya en Orihuela (Alicante) una Subjunta delegada de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, con el número de Vocales que se estima necesarios para el mejor cumplimiento de la misión que se le confia, etc Ampliando la Junta delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Alicante, en la forma que se indica Orden dictando normas sobre recogida de obras de arte

Disposición 17 de mayo de 1937 Gobierno de la República Disposición de 23 de septiembre de 1937

Gobierno de la República

Disposición 19 de noviembre de 1937 Orden de 27 de noviembre de 1937 Circular de 28 de enero de 1938

Gobierno de la República Ministerio de la Nación Gobierno de la Nación Gobierno de la Nación Gobierno de la Nación Gobierno de la Nación Gobierno de la Nación

Ley de 30 de enero de 1938 Decreto de 22 de abril de 1938 Decreto de 26 de abril de 1938 Orden de 11 de junio de 1938

Orden de 16 de junio de 1938 Circular de 2 de julio de 1938 Orden de 9 de agosto de 1938

Gobierno de la Nación Gobierno de la Nación Gobierno de la Nación

Orden de 12 de agosto de 1938

Gobierno de la Nación

Orden de 19 de noviembre de 1938

Gobierno de la Nación

Decreto de 19 de marzo de 1939 Gobierno de la República Decreto de 19 de marzo de 1939 Gobierno de la República Decreto de 19 de marzo de 1939 Gobierno de la República Orden de 31 de mayo de 1939 Gobierno de la Nación

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Circular a los Presidentes de las Juntas de Cultura Histórica y del Tesoro Artístico Ley organizando la Administración Central del Estado (y creando la Jefatura Nacional de Bellas Artes) Decreto creando el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional Decreto creando la Delegación del Estado para Recuperación de Documentos Orden dictando las normas de organización y funcionamiento del Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones dependientes de este Departamento Orden constituyendo las Comisiones de Zona que se indican, del Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones Circular disponiendo quede constituído el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional en la forma que se determina Orden disponiendo normas reglamentando el funcionamiento de las Comisarias de Zona del Servicio de Defensa del Patrimonio Artistico Nacional Orden dictando normas reglamentarias relativas a los Agentes de Recuperación de Vanguardia que han de actuar bajo la Dirección de las Comisarias de Zona del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Orden disponiendo se designen Comisarios de Zona, suplentes, en las del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional creadas por Decreto de 25 de abril del año actual Decreto disponiendo la disolución de la Junta Central del Tesoro Artístico Nacional, pasando a depender de la Dirección general de Bellas Artes todas sus atribuciones y servicios Decreto disponiendo la prohibición de entregar los objetos que custodian las extintas Juntas Decreto disponiendo el envío de la relación nominal de cuantas personas componen las extintas Juntas Orden sobre devolución a entidades y particulares de los elementos y conjuntos rescatados por el Servicio Militar de Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional


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LEY10

EMISOR

CONTENIDO

Orden de 11 de enero de 1940

Gobierno de la Nación

Orden de 8 de marzo de 1940

Gobierno de la Nación

Orden de 22 de abril de 1940

Gobierno de la Nación

Decreto de 7 de mayo de 1942

Gobierno de la Nación

Orden fijando normas para que en plazo no lejano pueda Liquidarse el Servicio de Recuperación Artística, reintegrando al de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional a las funciones únicas que le son propias Orden dividiendo el territorio nacional en siete Zonas, a los efectos del Servicio del Tesoro Artístico, designación de Arquitectos-conservadores de Monumentos y anulando todos los carnets, oficios, volantes, etc., de agentes de Recuperación de Obras de Arte Orden por la que se rectifica el texto del apartado tercero de la de 8 de marzo último, referente a la distribución de Zonas del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Decreto de 7 de mayo de 1942 por el que se desmilitariza al personal afecto al Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional.

3. EL SERVICIO DE RECUPERACIÓN Y DEFENSA DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO NACIONAL En la retaguardia rebelde las primeras medidas de protección del patrimonio histórico en peligro se legislaron a finales de 1936. El 6 de diciembre de ese mismo año el gobierno militar creó las Juntas de Cultura Histórica y del Tesoro Artístico con el fin de evitar la venta y exportación de objetos que podrían llevarse a cabo tras «los constantes asaltos y despojos de elementos extremistas»11. La estructura organizativa de este organismo tuvo competencias territoriales de carácter provincial. Se crearon Juntas de Cultura Histórica y del Tesoro Artístico en todas las provincias de España con encargo de «recoger datos e informes para redactar el inventario gráfico, bibliográfico, artístico, arqueológico y documental de cuantos edificios monumentales, objetos de arte, archivos históricos y administrativos y Bibliotecas, han desparecido o han sufrido daños considerables». Se ocuparon, por tanto, de elaborar un inventario de todo el patrimonio rescatado en zonas de retaguardia y ocupadas militarmente por ellos. Y en los que se utilizó la documentación fotográfica como forma de certificar su estado, haciendo especial hincapié en la en la procedencia del mismo para su posterior devolución. Las Juntas estuvieron presididas «por el Sr. Gobernador y de ella […][formaron] parte el Presidente de la Diputación, un representante del Obispado, un arquitecto nombrado por la Comisión Provincial de Monumentos, un Catedrático de Historia de la Universidad […], el Inspector Jefe de Primera Enseñanza, el Archivero de Hacienda, el Bibliotecario y el Director del Museo Arqueológico o de Bellas Artes», y el lugar de destino de todos estos objetos fue el Museo, el Archivo o la Biblioteca de la capital de la provincia. Una actividad que

apenas duró un par de meses. El 14 de enero de 1937 la Comisión de Cultura y Enseñanza de la Junta Técnica del Estado Español sublevado decretó la creación del Servicio Artístico de Vanguardia. Un organismo dotado, en principio, «con [una] mayor movilidad en el desempeño de su cometido […][que complementó] la labor de dichas Juntas en lo que respecta a las zonas de vanguardia»12. En la práctica de sus primeros años, el Servicio Artístico de Vanguardia o Servicio de Recuperación Artística actuó de manera desigual en todo el territorio español por haber sido un cuerpo militarizado de retaguardia, haber sufrido la instrumentalización política de su normativa y haber estado subordinado a las actuaciones de la Junta de Incautación. Pero también por haber carecido de medios económicos, logísticos y materiales para el correcto desempeño de sus tareas (Alted Vigil, 2009: 99-101; Díaz Fraile, 2009: 548; Rodríguez Peinado, 2009: 571; Saavedra Arias, 2016: 98). Sin embargo, el avance de estas medidas le permitió convivir simultáneamente con las Juntas de Cultura Histórica y Tesoro Artístico, rescatando y centralizando en un mismo espacio cuantos objetos pudieron recoger de las Juntas de Incautación del Tesoro Artístico, así como de otras instituciones y situaciones de carácter particular. Con los primeros resultados de estos trabajos y con un horizonte bélico favorable para el gobierno militar, el Ministerio de Educación Nacional reorganizó con mayor detenimiento los servicios relacionados con la incautación de bienes artísticos, corrigiendo y reparando así «algunos errores y deficiencias» producidos por la inmediatez y urgencia del conflicto. El 23 de abril de 1938 esta cartera ministerial decretó la creación del Servicio de Recuperación del Patrimonio Artístico

11 Decreto núm. 95.- Regulando la compra-venta de objetos de valor artístico e histórico. Boletín Oficial del Estado, 09/12/1936, nº 51, p. 355. 12 Orden dictando reglas para organización de un servicio de vanguardia que lleve a cabo el salvamento del patrimonio artístico nacional. Boletín Oficial del Estado, 20/01/1937, nº 92, p. 162.

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Nacional13. «En consonancia con la reorganización del nuevo estado» (Díaz Fraile, 2009: 546) el Servicio de Recuperación fue la primera medida de protección, conservación y recuperación del patrimonio histórico creada durante el conflicto que sobrevivió a su combatividad legislativa. En ella se aglutinaron todas las competencias que hasta entonces habían formado parte de los organismos homólogos creados por ambos gobiernos. Su estructura de gestión organizativa fue piramidal. Con una Comisaría Central dependiente de la Jefatura Nacional de Bellas Artes y del Ministerio de Educación Nacional, y una serie de Comisarías de Zona que actuaron como elemento aglutinador de varias provincias españolas. Y con un Comisa-

rio de Zona como encargado de dirigir y planear los equipos, e informar a la Comisaría General de todo lo que ocurría en su ámbito de competencia14. A este respecto los equipos de trabajo estaban formados por Agentes de Recuperación y Asesores Auxiliares de Recuperación, voluntarios sin retribución económica por parte del Ministerio, pero sí con la supuesta provisión logística y material de su Comisaría de Zona para la realización de las tareas. Además, debido a las particularidades del contexto, tanto en lo bélico como en lo ideológico, los trabajos compartieron dos tipos de instrucción: una técnica, relacionada con la gestión del patrimonio histórico, y otra de carácter militar adherida al Reglamento de las Columnas de Orden y Policía de Ocupación.

Tabla 2. Relación de personajes y cargos pertenecientes a la Junta de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de la provincia de Alicante.

CARGO

NOMBRE

DESTINO

Consejero de Cultura

Millá Santos, Rafael

Provincia de Alicante

Vocal

Bañuls Martínez, Daniel

Alicante

Vocal

Blanca, Antonio

Alicante

Vocal

Caamaño Díaz, Carmen

Alicante

Vocal

Huidobro Viñas, Carlos

Alicante

Vocal

López Cortón y Gutiérrez del Arroyo, Enrique

Alicante

Vocal

López González, Miguel

Alicante

Vocal

Rodríguez Orgaz, Alfredo 15

Alicante

Vocal

García Soriano, Justo

Orihuela

Tabla 3. Relación de personajes y cargos pertenecientes al Servicio de Defensa y Protección del Patrimonio Artístico Nacional en la Zona de Levante (provincia de Alicante).

CARGO

NOMBRE

DESTINO

Comisario de Zona

Muguruza, José María

Zona de Levante

Ayudante de Recuperación

Bañuls Martínez, Daniel

Zona de Levante - Alicante

Ayudante de Recuperación

Carratalá Figueras, Francisco

Zona de Levante - Alicante

Ayudante de Recuperación

Durá Lafuente, Ambrosio

Zona de Levante - Alicante

Ayudante de Recuperación

Galvañ López, Vicente

Zona de Levante - Almoradí

Ayudante de Recuperación

Marco Santana, Francisco

Zona de Levante - Alicante

Ayudante de Recuperación

Martínez Vidal, Salvador

Zona de Levante - Alicante

Ayudante de Recuperación

Puig Moltó, Antonio

Zona de Levante - Jijona

Ayudante de Recuperación

Segura, Eduardo

Zona de Levante – Alcoy

Ayudante de Recuperación

Vidal Tur, Enrique

Zona de Levante - Alicante

Agente de Recuperación Delegado Provincial

Vidal Tur, Gonzalo

Zona de Levante - Alicante

13 Decreto creando el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Boletín Oficial del Estado, 23/04/1938, nº 549, pp. 6920-6922. 14 La provincia de Alicante estuvo enmarcada en la conocida como Zona de Levante, junto a Valencia, Castellón o Barcelona, entre otras; y con José María Muguruza como Comisario de Zona y Comisario General del Servicio de Recuperación. 15 Aunque en la documentación manejada no aparece, sabemos, gracias a los datos ofrecidos por Rabanal, Vázquez y Villareal (2009: 392), de su participación como miembro vocal de la Junta Delegada del Tesoro Artístico de Alicante.

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Figura 1. ¡Hay que conservar para el pueblo el Tesoro Artístico e Histórico de Alicante!. El Día: diario de información defensor de los intereses de Alicante y su provincia (19 de agosto de 1936). Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Figura 2. Entrega de varios objetos. El luchador: diario republicano (8 de agosto de 1936). Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Una vez recogidos, almacenados y clasificados los objetos en sus respectivas Comisarías de Zona, se llevaría a cabo la devolución de los mismos a particulares y entidades. El personal autorizado por el organismo debía avisar al propietario. Una vez este se personase en las dependencias del Servicio, se levantaría un acta de devolución y se cerraría el expediente, previo pago de las tasas pertinentes por la recuperación y el cuidado de sus objetos. Sin embargo, la imposibilidad de poder

hacer frente al abono de las tasas y la huida de muchos particulares fuera del país por la guerra hizo que el Ministerio de Educación Nacional dictase dos años después de este decreto una orden en la que se fijaron normas para los propietarios que, «desposeídos de objetos de su pertenencia, no han acudido con la debida presteza a recabar sus derechos, o de los que, habiéndolo hecho, no ejercitan los que se les concedieron con la diligencia necesaria»16. La metodología dictada sirvió de avi-

16 Orden fijando normas para que en plazo no lejano pueda Liquidarse el Servicio de Recuperación Artística, reintegrando al de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional a las funciones únicas que le son propias. Boletín Oficial del Estado, 13/01/1940, nº13, pp. 268-287.

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so para los dueños de las obras. Se les notificó y se estableció un plazo de ocho días una vez recibido el aviso para recoger los objetos. Transcurrido ese período se cargaría una peseta diaria en concepto de almacenaje al precio ya fijado para su retirada. Si pasados treinta días desde el primer aviso los propietarios no se hubieran hecho cargo de ellos, estos pasarían a ser propiedad del Estado. Para los objetos cuyo expediente de devolución no se hubo iniciado por desconocer su procedencia y titularidad, se elaboraron exposiciones públicas con duración no menor a un mes para que sus propietarios (comunidades religiosas, instituciones civiles, particulares, etc.) pudiesen reconocerlos y comenzar con el proceso de incoación del expediente. Sobre la misma línea que para los expedientes anteriores, aquellos objetos que no fueron reclamados como propios pasaron a formar parte del Estado y se entregaron a museos, archivos y bibliotecas en calidad de depósito. Si bien la mayoría de los objetos incautados por el Servicio de Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional fueron devueltos a sus organismos de origen y a sus propietarios, hubo gran cantidad de objetos incautados por otras instituciones y agrupaciones obreras pertenecientes al bando republicano «que nunca pudieron ser identificados y pasaron a formar parte, en su mayoría, de las colecciones de los museos estatales» y provinciales (Díaz Fraile, 2009: 551).

4. EL MUSEO PROVINCIAL DE ALICANTE Y SU OCUPACIÓN POR EL SERVICIO DE RECUPERACIÓN Y DEFENSA DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO NACIONAL El proceso de incautación y salvaguarda de obras de arte durante la Guerra Civil en la provincia de Alicante comenzó el 16 de agosto de 1936. Momento en que el Consejo de Cultura a través de su Consejería creó la Junta Delegada de Incautación, Protección y Conservación del Tesoro Artístico, exigiendo que «todo lo incautado en las distintas localidades de la provincia fuese trasladado al Museo Provincial» (Llobregat Conesa, 1989: 25). De este primer año no tenemos constancia

documental de carácter oficial que nos dé información sobre las gestiones realizadas por la citada junta, ni siquiera de los miembros pertenecientes a ella. Únicamente algunas referencias puntuales de los trabajos que realizó Gastón Castelló Bravo para salvaguardar muchas de las obras existentes en la provincia y depositadas en los diferentes refugios antiaéreos de la ciudad, como miembro de esta organización y como Conservador del Museo Provincial17. Sin embargo el 24 de mayo de 1937 se publicó en la Gaceta de Madrid una disposición en la que se anulaba «cualquier nombramiento hecho con anterioridad […] en relación con la incautación, protección y salvamento del Tesoro Artístico en Alicante y su provincia» y en la que sí aparecen por primera vez de forma oficial los nombres de los comisionados18. Sabemos que el Presidente de la Junta fue el Consejero de Cultura del Consejo Provincial de Alicante, Rafael Millá Santos, y los vocales encargados, Miguel López González, Antonio Blanca, Daniel Bañuls, Carmen Caamaño Díaz y Justo García Soriano. Y que debido al gran volumen de objetos que debieron manejar estos personajes, entre el 2 de diciembre de ese mismo año y el 3 de enero de 1938 se reforzaron los trabajos de la organización con las designaciones de Enrique López Cortón y Gutiérrez del Arroyo, y Carlos Huidobro Viñas como vocales, ambos pertenecientes al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos del Estado. Del mismo modo se consideró la propuesta de la Junta Central del Tesoro Artístico que, «teniendo en cuenta la necesidad cada día más sentida en Orihuela (Alicante) de contar con un organismo propio para la mejor custodia, defensa y conservación de su caudal artístico», constituyó meses después una Subjunta Delegada en Orihuela con Vicente García Soriano al frente (Tabla 2)19. Al igual que ocurrió con la Junta presentada en 1936, el conocimiento relativo a la Junta de Incautación de la ciudad de Alicante para este primer período de protección republicana también es muy escaso. Hay constancia documental de que esta fue legislada y normativizada como cualquier otra Junta Delegada, pero su actuación tuvo un impacto menor

17 Momento antes del conflicto el Museo Provincial seguía inmerso en tareas de inventario y catalogación de piezas arqueológicas que le llegaban de las excavaciones que tenía proyectadas la Comisión Provincial de Monumentos de Alicante, así como en la adquisición de cuadros y objetos de particulares para continuar con el acrecentamiento de sus fondos (Llobregat Conesa, 1989: 25-26; Roca de Togores Muñoz, 2006: 160-161). 18 Nombrando una Junta Delegada de incautación, protección y salvamento del Tesoro Artístico en Alicante y su provincia, integrada por los señores que se citan. Gaceta de la República. 17/05/1937, nº 144, p. 886-887. 19 Resolviendo se constituya en Orihuela (Alicante) una Subjunta delegada de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, con el número de Vocales que se estima necesarios para el mejor cumplimiento de la misión que se le confía, etc. Gaceta de la República. 23/09/1937, nº. 273, p. 1288. Una decisión que debió ser adoptada por cuestiones de conservación del abundante patrimonio histórico-artístico existente en la localidad alicantina. Hay que tener en cuenta que hasta 1833 la ciudad de Orihuela fue la caput diocesi de su jurisdicción, y tras la Desamortización de Mendizábal todos los bienes que en ella (y en la provincia) se albergaron fueron trasladados al Convento de Santo Domingo, reconvertido en el primer Museo de Pinturas y Biblioteca Provincial de Alicante por la Comisión Provincial de Monumentos (Olcina Lagos, 2019: 317-335). Además, hasta el estallido de la Guerra y la creación de la Subjunta, Orihuela ya contaba con varios museos y gabinetes en la ciudad, por lo que el volumen patrimonial custodiado en Orihuela supuso un conjunto en sí mismo lo suficientemente importante y vulnerable como para poder haberse visto expuesto a cualquier tipo de amenaza durante su traslado e inventariado. No obstante, esta Subjunta también realizó labores de incautación por diferentes puntos del S de Alicante, como Dolores o Benferri, existiendo, por parte del bando republicano y de forma simultánea en la provincia, dos organizaciones encargadas de proteger el patrimonio de los avatares del conflicto (Cecilia Espinosa, Ruiz Ángel, 2018: 117-136).

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Figura 3. Libreta de gastos e ingresos de la Delegación para la Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional. Archivo de la Diputación Provincial de Alicante.

en comparación al del resto de sus homólogas en territorio español y provincial. La creación de la Subjunta oriolana focalizó durante estos dos primeros años de conflicto parte de la labor de incautación y protección del patrimonio20. No obstante, esta situación no implicó que la junta alicantina no generase ningún tipo de actividad. A tenor de la documentación manejada para las incautaciones realizadas por el Servicio del Recuperación del bando sublevado, las gestiones de la Junta de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico de Alicante sí tuvieron trascendencia en el territorio. Especialmente con objetos de arte sacro procedentes en su mayoría de instituciones religiosas. A pesar de que la provincia quedase alejada de los principales frentes de guerra durante parte del conflicto, lo que haría suponer que la labor de las Juntas de Incautación debió ser mucho más fructífera, y su producción documental

mucho más abundante, las primeras noticias sobre las que se tiene constancia de los trabajos de este organismo son de principios de 1938. Fundamentalmente se generaron actas de entrega en depósito21, ya fuese por incautación o por cesión. Como la de una serie de lotes entre los que se encontraron un «misal romano», una «alfombra moderna» o «dos candeleros de metal blanco procedentes del Ayuntamiento»22. También documentación relativa al desarrollo de este proceso. Como una nota manuscrita en enero de 1937 por Joaquín de Rojas Sellés, primer director del Museo Provincial de Alicante (Roca de Togores Muñoz, 2006), en la que realizó un inventario de diversos objetos. Algunos fueron cedidos en ese momento a la Junta. Otros ya se encontraban en las dependencias del museo, en donde ya se guardaba material y utensilios de restauración pictórica y arqueológica en las salas dedicadas a la exposición perma-

20 Véase nota anterior. 21 Archivo de la Diputación Provincial de Alicante (en adelante, A. D. P. A.). Fondo General. Relaciones de objetos entregados en depósito y recuperados por el Servicio Militar de Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional. GE-16700/5. 22 La mayoría de los objetos incautados por ambos organismos fueron de carácter religioso (arte decorativo de tipo suntuario, en su mayoría) y pictórico-escultórico (lienzos y tallas), y pertenecieron a particulares, parroquias e iglesias, y corporaciones municipales.

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nente, el despacho de J. de Rojas o las torres y las escaleras del edificio de la Diputación. Tanto para la Junta de Incautación como para el Servicio Artístico de Vanguardia y el Servicio de Recuperación, el principal lugar de custodia y conservación de todas estas piezas durante el transcurso bélico fue el palacio de la Diputación Provincial de Alicante y sus instalaciones acondicionadas como Museo Provincial. Fue precisamente este argumento el que debió servir a ambas organizaciones para fijar su destino en este espacio. No existía en la provincia de Alicante un lugar con características tan favorecedoras para la protección del patrimonio, a nivel de cercanía a posibles vías de evacuación y de centralidad local, como la del Palacio Provincial. Y por existir ya, precisamente, una colección de objetos artísticos y una infraestructura adaptada a su conservación23. También se convirtieron en depósitos de piezas artísticos varios edificios de la comarca durante el mes de junio de 1939. El 17 de junio el Instituto Nacional de Segunda Enseñanza pasó a ser almacén de objetos y libros recuperados, y el 18 de junio en la finca “La Concepción” se instalaron los objetos pertenecientes a la jurisdicción de San Juan, Santa Faz y Muchamiel. Igualmente se propuso el edificio nº5 de la calle Pascual Pérez, perteneciente al concejal republicano Pascual Ors Pérez. Cuya localización, cercana a la Diputación de Alicante mediante la Avenida del General Mola, permitió evacuar y trasladar objetos de manera eficiente24. A este respecto se desprende de los libros de registro de entrada y salida25, y de ingresos y gastos del Servicio26, que el Museo Provincial pasó a convertirse en depósito y sede del Servicio de Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional de Alicante entre abril y mayo de 1939 (Figura 3). Esto significó que a partir de este momento todos los objetos requisados en depósito por las juntas republicanas (artísticos, arqueológicos, documentales…) lo estaban aho-

ra del servicio franquista y todos formaron parte de las gestiones de la nueva organización. El encargado principal de Alicante fue Gonzalo Vidal Tur, presbítero afín ideológicamente al Régimen y capellán del Ejército, y por aquél entonces archivero encargado en la Diputación Provincial (Tabla 3)27. A él el Ministerio de Educación Nacional envío, al igual que hizo con todos los demás Agentes de Recuperación de la provincia, una circular en la que se señalaban aspectos relacionados con la metodología que debían seguir para llevar a cabo las tareas de confiscación y conservación de bienes28.

INSTRUCCIONES QUE URGENTEMENTE HA DE PRACTICAR EN ALICANTE Y SU PROVINCIA DON GONZALO VIDAL TUR, AGENTE DEL SERVICIO MILITAR DE RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO NACIONAL EN LA ZONA DE LEVANTE. 1.- Visitar la Capital y pueblos de la provincia investigando las obras de arte desaparecidas con cuantos detalles estén relacionados con la desaparición de las mismas. 2.- Recuperar con la cooperación de las autoridades militares y civiles cuantas obras de arte estén a su alcance. 3-. Lo propio verificará en los objetos de culto, material científico y pedagógico y bibliotecas y archivos que peligren, procurando precintar aquellos cuyo transporte al depósito general ofrezca serias dificultades. 4.- Recorrer cuanto fue zona roja en las provincias de Almería, Jaén, Córdoba y Granada donde existen valores artísticos desaparecidos de la provincia de Alicante según informes que obran en la Jefatura Nacional. 5.- Redactar una memoria de servicios haciendo resaltar las obras de arte desaparecidas y no recuperadas indicando detalles de la desaparición, autor si se cono-

23 En cualquier caso que ya existiera un recinto museístico con sótanos propios también trajo complicaciones a la hora de almacenar correctamente los objetos que fueron llegando al consistorio provincial. Teniendo en cuenta que previa a la llegada de estos objetos los almacenes del Museo Provincial ya estaban ocupados por otras piezas y que durante el conflicto posiblemente muchos de los enseres de la Diputación Provincial también fueron trasladados allí, el espacio operativo del que disponía el Servicio era escaso. Es por ello que se habilitaron las salas de exposición del Museo Provincial como depósito, y sus expositores como lugares de almacenaje, desplazando las piezas en ellos expuestas y acomodando por todas las dependencias del mismo objetos de diferentes procedencia, materia y naturaleza. 24 La necesidad de buscar nuevos espacios en donde poder seguir almacenando las piezas rescatadas respondió, indudablemente, al avance de la guerra en el territorio alicantino. Durante las fechas en las que estos edificios fueron puestos a disposición del Servicio, la ciudad de Alicante ya estaba sitiada por milicias falangistas y su gobierno había sido traspasado hacía un par de meses. Por lo que sus actuaciones en materia de requisa y recuperación del patrimonio histórico-artístico aumentaron significativamente, pudiendo desplegar sobre el territorio toda su capacidad operativa. Más todavía cuando la provincia, y en especial la ciudad de Alicante, había sido zona de retaguardia republicana desde los primeros instantes del estallido del conflicto. 25 A. D. P. A. Fondo General. Registro de Entrada en el Servicio del Tesoro Artístico. GE – 18488/2. 26 A. D. P. A. Fondo General. Libreta de gastos e ingresos de la Delegación para la Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional. GE – 34069/5. 27 Aunque las tareas de búsqueda y traslado de piezas se habían realizado desde que la provincia fue sitiada por las tropas militares franquistas, el cumplimiento oficial del reglamento no se hizo efectivo hasta que este fue nombrado como Agente del Servicio. 28 A. D. P. A. Fondo General. Instrucciones del Ministerio de Educación Nacional para la recuperación del Patrimonio Artístico Nacional en la Zona de Levante. GE – 14855/4.

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ce, estado de la misma, etc. Esta memoria se enviará a la Jefatura Nacional de estos servicios militares. 6.- Publicar notas en prensa y radio ordenando la devolución de los objetos indicados a recuperar y encareciendo las correspondientes denuncias de los obstinados en la no devolución. 7.- Recabar de las autoridades militares y civiles los medios de ayudas necesarios para el fiel cumplimiento de todos estos servicios. A los depósitos de materiales ya existentes se unieron objetos procedentes de depósitos de Ayuntamientos, como el de Sanet y Negrals con manuscritos del siglo XVIII de temática variada. De colecciones particulares, como las recuperadas en la finca “Terol” de El Campello y propiedad de Rafael Altamira con todos los libros de su biblioteca particular y que todavía se encontraban en dicho edificio29. O de colecciones de procedencia desconocida para los miembros del Servicio. Como la encontrada en la fábrica de los Servicios Aéreos de Fabricación (SAF-15) de Villafranqueza, con medallones con inscripciones religiosas, anillos y monedas del siglo XIX incautadas por los ejércitos republicanos y abandonados tras su ocupación por soldados de la aviación rebelde30. Sin embargo, el fondo de colecciones más importante tras el existente en el Museo Provincial fue el trasladado allí por el Archivo del Ayuntamiento de Alicante, y que previamente también había sido depósito de material31. En él se custodiaron durante la guerra todas las piezas procedentes del Monasterio de la Santa Faz y de la Iglesia de Santa María, entre las que destacaron una magnífica tabla al óleo del siglo XV, doseles, estelas de damasco y más de 200 objetos bibliográficos entre pergaminos, códices y manuscritos. La carta que el archivero remitió está fechada el 10 de mayo de 1939 y en ella detalló las diferentes gestiones que había realizado tras su nombramiento como encargado responsable y la situación en la que el Museo Provincial se encontraba tras su llegada. Destacó «la exposición de algunas armas antiguas, algunos lienzos y tablas con ornamentos

y objetos de culto y cierta cantidad de libros procedentes de templos y de domicilios particulares» rescatados por las Juntas de Incautación, las «denuncias de obstinados en la no devolución» de muchas de estas piezas, y los lugares que visitó y «que solían contener objetos a recuperar […] como templos, museos, colegios y alguna que otra casa particular»32. Un documento cuyo contenido es de gran interés para el conocimiento del estado del patrimonio histórico en los momentos inmediatamente posteriores al conflicto en la provincia de Alicante de manos de uno de los encargados de su gestión. Y que nos permite conocer en detalle el estado de ruina de muchos de estos lugares y objetos, y trazar los vaivenes que muchos de estos sufrieron tras su recuperación: traslados, exposiciones, recuperaciones… Como la pérdida de la mitad de una «tabla de 2 metros policromada de autor desconocido y del siglo XVI» que representaba a La Inmaculada y que se encontró en la Iglesia de Santa María de Alicante. O la desaparición de dos tablas atribuidas a Bartolomé Esteban Murillo y a José de Ribera de la Colegiata de Santo Domingo de Orihuela. Al igual que ocurrió con la subdelegación oriolana perteneciente a la Junta de Incautación republicana, el Servicio de Recuperación franquista también creó en Alcoy una delegación propia con sede en su matadero municipal. Con Eduardo Segura como responsable de estas gestiones se confiscaron para su devolución objetos de la ciudad de Alcoy y de la comarca de l’Alcoià (Figura 4). Sin embargo a tenor de la correspondencia consultada la tramitación parece que no se efectuó correctamente. No se siguió con el procedimiento administrativo estipulado por la ley. No se levantaron actas de devolución durante las gestiones, tampoco se hizo nota de lo recaudado ni se resolvieron todos los expedientes. Además, que todo lo allí almacenado procediera de diferentes puntos de la provincia y no estuviera correctamente clasificado, ni en su llegada ni en los momentos posteriores al depósito, tampoco ayudó al desempeño de las tareas. Ya que mientras se gestionaba todo lo anterior paralelamente se fueron trasladando muchas piezas al depósito principal de Alicante.

29 A. D. P. A. Fondo General. Correspondencia de la Delegación para la Recuperación del Patrimonio Artístico Nacional. GE – 34069/7. La incautación de la biblioteca de Rafael Altamira suscitó desconfianza entre los organismos oficiales sitos en Madrid. Tanto el Director General de Bellas Artes del Ministerio de Educación Nacional, el Marqués de Lozoya, como la Dirección General de Arquitectura pidieron informes al Servicio de Recuperación de Alicante sobre todo lo realizado en su finca. Desde Alicante, Gonzalo Vidal expuso que «precisamente por tratarse de D. Rafael Altamira [las actuaciones se han hecho][…] con mayor escrupulosidad, si cabe, […] por tratarse de persona de relieve aunque de dudosa actuación para con el Nuevo Régimen». 30 Archivo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (en adelante, A. I. P. C. E.). Archivo de la Guerra. Inventario de objetos de plata encontrados en las oficinas de los Servicios Aéreos de Fabricación en el Rinconet (Alicante). SRA_3722. 31 A. D. P. A. Fondo General. Relaciones de objetos entregados en depósito y recuperados… 32 En una de estas visitas se propuso trasladar a Alicante todas las piezas que formaron parte del Museo Nacional de Orihuela. En palabras del apoderado provincial, «cree este Servicio que en próxima y repetida visita a esta población podrá encontrar y concretar el hallazgo de objetos de extraordinario valor artístico en un Museo que en dicha población montaron las autoridades rojas; dicho Museo lo agregaré a estos servicios militares de recuperación después de quedar convenientemente custodiado y garantizado en espera de órdenes superiores».

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Figura 4. Mapa de la provincia de Alicante con distribución de depósitos y municipios con objetos recuperados por el Servicio. Elaborado por Rocío Sanz Serrano.

Figura 5. Nota informativa sobre el proceso de acopio y devolución de piezas por parte del Servicio de Defensa y Protección del Patrimonio Artístico Nacional en la Zona de Levante (provincia de Alicante). Archivo de la Diputación Provincial de Alicante.

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Figura 6. Acta de devolución de piezas por parte del Servicio de Defensa y Protección del Patrimonio Artístico Nacional en la Zona de Levante (provincia de Alicante) a los responsables eclesiásticos de Cox. Archivo de la Diputación Provincial de Alicante.


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La notificación a los propietarios de piezas en depósito se empezó a realizar durante la segunda mitad de 1939, pese al incidente de la subdelegación alcoyana. La mayoría de todas estas fueron devueltas. Especialmente las que pertenecieron a corporaciones civiles y religiosas, tanto por disponibilidad para realizar la gestión como por el volumen patrimonial custodiado en los depósitos del Museo Provincial. Tal y como se expresó en el articulado de las Órdenes de 31 de mayo de 1939 y 11 de enero de 1940, los propietarios tuvieron 10 días desde la comunicación para recoger los objetos, a partir de los cuales se cobraron 10 pesetas por día en concepto de depósito. Y transcurrido el mes los objetos no reclamados pasaron a ser titularidad del Estado (Figuras 5 y 6). Si bien la documentación administrativa (circulares, expedientes y actas de devolución) ponen de manifiesto el completo desempeño en las funciones de retirada y devolución de objetos, la libreta de gastos e ingresos de la delegación alicantina nos ha permitido conocer el tiempo que transcurrió desde el aviso a los propietarios hasta su restitución. Y por tanto la demora de muchos de ellos y el momento en el que el Museo Provincial quedó liberado por el Servicio. La mayoría de los interesados recogieron los objetos de su propiedad antes del cumplimiento del mes en que les llegó la notificación, pagando algunos entre 100 y 150 pesetas de media. La devolución supuso para las instalaciones del Museo Provincial y del Palacio de la Diputación descargar parte del volumen físico que hasta entonces habían ocupado las oficinas, las salas de exposición y los depósitos ad hoc de la organización. De esta manera, el 13 de febrero de 1940 se notificó al Presidente de la Diputación Provincial, Ángel Noguer, el desalojo y la no utilización de las dependencias del Museo Provincial por haber finalizado con todos sus requerimientos. Con la desocupación oficial del Museo Provincial por parte del Servicio de Recuperación el espacio volvió a retomar de forma interna, gradual y paulatina algunas de sus atribuciones. Los desastres que los bombardeos de la Guerra Civil no provocaron en el Palacio Provincial y sus inmediaciones sí lo hicieron en el tejido humano del Museo Provincial y de la Comisión Provincial de Monumentos de Alicante como encargada y directora de este espacio. Aunque la documentación asociada a este proceso y la información bibliográfica generada a partir de él son confusas, sabemos que la sustitución de José Belda Domínguez por Joaquín de Rojas trajo consigo la actividad al mismo, retomándose las labores de inventario y catalogación de todas las piezas que habían sobrevivido al conflicto y a la ocupación de aquella organización. No obstante, que la liberación de los depósitos del Museo Provincial se hiciera con carácter oficial a principios de

1940 no quiso decir que la actividad del Servicio alicantino se diese por finalizada. Ni que tampoco todos los objetos fuesen devueltos a sus propietarios. Al menos durante el tiempo que estuvieron custodiados en el Palacio. Se tiene noticias de correspondencia existente entre la Diputación Provincial de Alicante y el Servicio hasta 1944. Muchas de ellas relativas a la búsqueda de objetos requisados por la organización y cuyo paradero era desconocido. Algunas formuladas a título institucional (obispados, parroquias, asociaciones o ayuntamientos, en su mayoría), como la petición de búsqueda de una cruz gótica de piedra de finales del siglo XVII y desaparecida en Denia. Y otras a título personal, como la del Marqués de Lozoya relativa a un conjunto de joyas familiares. Los objetos que no pudieron ser devueltos por cuestiones relacionadas con sus propietarios se trasladaron a Madrid y se cedieron para su exposición pública a algunos de los museos de la capital, cuyos depósitos también funcionaron como custodios de las piezas durante y después de la guerra. Ejemplo de ello fueron las propias dependencias de la Comisaría General del Servicio, el Museo del Prado y el Museo Arqueológico Nacional. Se han podido consultar expedientes de devolución de bienes de estos espacios a su lugar de origen entre 1939 y 1942. Como los de la parroquia de Muchamiel y del Museo de Alcoy con la entrega de grandes lotes de objetos de culto y pictóricos fechados por el Servicio de Recuperación entre el siglo XV y XX33. En este último espacio, por Orden Ministerial de 20 de agosto de 1940 se realizó una exposición en las salas de Arqueología Americana que organizó la Comisaría General del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional con muchos de los objetos que no habían podido ser devueltos. La muestra estuvo dirigida por Joaquín María de Navascués, Inspector General de Museos Arqueológicos, y fue titulada “Exposición de Orfebrería y Ropas de Culto (Arte español de los siglos XV al XIX)”. En ella se realizó un recorrido por este tipo de arte sacro desde los Reyes Católicos hasta Isabel II a través de 9 salas del museo y sirvió para que muchos reclamantes (especialmente instituciones religiosas) pudieran tramitar la restitución de sus bienes. En lo relativo a la provincia de Alicante hubo una pieza almacenada en los depósitos del Museo Arqueológico Nacional que formó parte de esta exhibición. Se trata de una custodia de pie del siglo XVI que perteneció a la parroquia de Callosa de Segura y que durante el conflicto fue trasladada a unos depósitos de Cartagena34. Dentro de la muestra estuvo expuesta en la sala III, “Época de Felipe II (1566 a 1580)”, inventariada con el número 63 y descrita como «gran nudo ar-

33 A. I. P. C. E. Archivo de la Guerra. Expediente de devolución de la iglesia de Muchamiel (Alicante), SRA_1570. A. I. P. C. E. Archivo de la Guerra. Expediente de devolución del Museo de Alcoy (Alicante), SRA_0010. 34 Un hecho que pone de manifiesto que el traslado de piezas durante el conflicto no se circunscribió territorialmente solo a los depósitos de carácter comarcal o provincial de cada región. Sino también a depósitos situados en otros territorios de la geografía española.

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Figura 7. Expediente de devolución a la parroquia de Callosa de Segura. Archivo del Instituto del Patrimonio Cultural de España.

Figura 8. Ficha descriptiva de la custodia perteneciente a la parroquia de Callosa de Segura. Archivo del Museo Arqueológico Nacional.

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quitectónico de cruz procesional con figuras, cartelas y cañón de columna, en el estilo de Cuenca […] Hacia 1570-80» según Emilio Camps y Cazorla, conservador del Museo y encargado de la parte de orfebrería del catálogo35. Gracias a esto el objeto pudo ser reconocido y devuelto dos años después a la parroquia callosina el 12 de mayo de 1942 (Figuras 7 y 8)36.

5. OTRAS ACTUACIONES DEL SERVICIO DE RECUPERACIÓN Y DEFENSA DEL PATRIMONIO ARTÍSTICO NACIONAL EN ALICANTE El Servicio de Recuperación y Defensa del Patrimonio Artístico Nacional con delegación en Alicante realizó otro tipo de labores en materia de protección y conservación de bienes culturales. La más importante de todas ellas fue la emisión de circulares a los gobernadores civiles de la provincia con el fin de conocer el estado de los edificios monumentales y las posibles consecuencias que la guerra habría ocasionado sobre ellos. Y elaborar así un proyecto provincial de restauración. El 28 de abril de 1939 el Comisario General del Servicio solicitó un informe a la delegación alicantina sobre «el estado en que se encuentran los Monumentos Nacionales y Obras arquitectónicas de esta provincia»37. Fueron Gonzalo Vidal Tur y Miguel López González, arquitecto municipal y miembro de la Junta de Incautación republicana este último, los encargados de detallar el estado y los daños ocasionados en muchos de los edificios religiosos38. En él se hizo especial hincapié en los destrozos producidos en los Monumentos Nacionales de la provincia, como la Iglesia Parroquial de Jávea y la Iglesia de Santiago de Villena. Y en los monumentos no protegidos por la jurisdicción vigente y que igualmente sufrieron importantes estragos, como lo fueron la mayoría mayoría de las iglesias parroquiales y palacios diseminados por los municipios y poblaciones de la provincia. Como el informe relativo a la Iglesia de Villajoyosa o el del Palacio de los Marqueses de Dos Aguas de Onil. La información que trasladaron los dirigentes políticos sirvió de base para la elaboración de un proyecto de restauración monumental que llevó a cabo el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones, y la Dirección General de Arquitectura tras el cese final del Servicio de Recuperación y Defensa. Y fue, además, una de las primeras medidas de gran enver-

gadura relacionadas con la gestión del patrimonio histórico en la provincia de Alicante tras la Guerra Civil.

AGRADECIMIENTOS Este trabajo se ha realizado en el marco de un proyecto de investigación con contrato FPU del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia del Conocimiento de la Universidad de Alicante, y perteneciente al grupo de investigación “Arqueología y Patrimonio Histórico”.

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MARQ. Noticiario arqueológico 2019


NOTICIARIO ARQUEOLÓGICO. LOS PROYECTOS CIENTÍFICOS DEL MARQ

Proyecto de estudio de la prehistoria en la Marina Alta. La Cova del Randero (Pedreguer). Campaña 2019 Directores: Jorge A. Soler Díaz, Consuelo Roca de Togores Muñoz y Elisa Domènech Faus

Entre el 19 de agosto y el 14 de septiembre de 2019 se realizaron los trabajos arqueológicos en el yacimiento de la Cova del Randero de Pedreguer, siendo la decimotercera intervención autorizada por la Conselleria de Cultura, con expediente 2019/0294A, y que forma parte del plan de excavaciones arqueológicas ordinarias del MARQ. La dirección del proyecto en lo referente al periodo Neolítico corre a cargo de Jorge A. Soler Díaz y Consuelo Roca de Togores Muñoz y en lo que respecta al Paleolítico recae sobre Elisa Domènech Faus. El equipo científico pluridisciplinar se compone de especialistas en sedimentología y geomorfología -Carlos Ferrer García-, carpología –Guillem Pérez Jordá-, arqueozoología -Pilar Iborra Eres- y antropología -Consuelo Roca de Togores Muñoz y Susana Gómez González-. La coordinación de los trabajos de campo ha sido desarrollada por Laura Sirvent Cañada y el procesado de datos por Silvia Martínez Amorós. Los trabajos topográficos y fotogramétricos de la cavidad fueron realizados por Rafael Zumalabe Lozano, y las tareas del inventario y dibujo fotográfico de los materiales hallados la empresa ALEBUS Patrimonio Arqueológico. En esta campaña han participado un total de 17 voluntarios entre estudiantes y licenciados de las Universidades de León, Complutense de Madrid, Autónoma de Barcelona, Valencia, Murcia y Alicante, que han colaborado en todas las tareas de la excavación, con el fin de conocer y formarse en los trabajos arqueológicos tanto in situ como en laboratorio. Como en anteriores campañas la excavación se realiza a través de un convenio suscrito entre la Diputación de Alicante y el Ayuntamiento de Pedreguer, contribuyendo este último con la aportación del alojamiento para el equipo durante el periodo de excavación, así como la asistencia de dos operarios, un grupo electrógeno y el combustible para generar iluminación en la cueva.

Los trabajos arqueológicos durante esta campaña se han centrado en tres áreas de la cavidad: 1. En el sector de la Sala de la Entrada donde se documentaron los niveles paleolíticos, que se continúan la excavación con el objetivo de conocer mejor el nivel correspondiente al Magdaleniense Antiguo. 2. La excavación en la parte septentrional de la Sala Interior en los siguientes ámbitos descritos desde la entrada al fondo, al objeto de comprender mejor la espacialidad del ámbito durante el Neolítico Medio: - 2.1. Perfil septentrional de la Sala Interior (PSSI) - 2.2. Área comprendida entre la huella de poste hallada en campañas anteriores y la oquedad septentrional de la Sala. - 2.3. Área comprendida entre la Estalactita E5 y la entrada de la Galería de la Sala Interior B (GSI-B). - 2.4. Área denominada Ensanche Septentrional de la Sala Interior (ESSI) que queda por debajo de la cornisa que afecta el desarrollo longitudinal de la Sala. 3. La continuación de la excavación de la Galería de la Sala Interior A (GSI-A), anteriormente denominada GISI, con el fin de finalizar los trabajos de los niveles del Neolítico Medio en este ámbito. 4. La documentación fotogramétrica de la nueva Galería de la Sala Interior B (GSI-B), previa a la intervención arqueológica que se acometerá en 2020. 1. TRABAJOS EN LA SALA DE LA ENTRADA Se excavan los niveles paleolíticos en un sector, que se amplía en esta campaña, quedando aproximadamente en unos 3.20 x 1.80 m, con el objetivo homogeneizar todos los sectores abiertos y excavados durante las campañas anteriores y continuar

a

b Figura1a y b. Localización del cerramiento antrópico de la GSI-B a base de piedras planas dispuestas en horizontal, visto desde la GSI-A, Perfil Noroeste, inmediato a la Estalactita E 5. Detalle.

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hallado en el basurero de la Galería de la Sala Interior A, sirviendo como indicador cronológico para vincular la gestión del basurero, el gran vaso cerámico hallado in situ en la campaña de 2014 y la huella de poste. En el área comprendida entre la Estalactita E5 y la entrada de la Galería de la Sala Interior B se evidencia el cierre antrópico de dicha galería mediante un enorme clasto encajado y superpuesto a los niveles propios del Neolítico Medio, que cubre el acceso a la GSI-B. En el área denominada Ensanche Septentrional de la Sala Interior (ESSI) se determinan los niveles de sedimento suelto marrón-grisáceo con piedras, característicos del Neolítico Final, testimonio del aprovechamiento de las oquedades y grietas en las paredes como lugar de enterramiento, y en el que se determinan huesos humanos de entidad (mandíbula, vértebras, clavícula, húmero, cúbito y radio) asociados a cerámica lisa.

Figura 2. Vista general del área septentrional de la Galería de la Sala Interior A en proceso de excavación de los niveles asociados al Neolítico Medio.

con la comprobación de la secuencia paleolítica del yacimiento. La UE 606 fue datada en el año 2017, ofreciendo una cronología, en combinación con los datos que ofrecen los restos arqueológicos, que sitúa esta unidad dentro del Magdaleniense Inferior, caracterizado por un conjunto industrial microlítico, en el que también aparecen piezas retocadas de mayor tamaño como buriles, raspadores y denticulados y núcleos de lascas. Entre los restos faunísticos encontrados puede identificarse de forma genérica la presencia de cabra y de ciervo, entre una gran cantidad de fragmentos de hueso de lepóridos. 2. TRABAJOS EN LA SALA INTERIOR Los trabajos se han centrado en conocer las unidades sedimentarias del área septentrional de la Sala Interior en distintos ámbitos, con la finalidad de advertir los diferentes usos durante el Neolítico Medio. Todos los resultados corroboran el uso de este espacio durante el Neolítico Medio y también durante el Neolítico Final-Calcolítico, en correlación material y sedimentológica a la ya documentada en otras zonas de la cueva. Es de destacar, en niveles propios del Neolítico Medio del hallazgo de un pequeño hoyo que contenía el esqueleto casi completo de un cáprido joven, mostrándose algunas partes en conexión anatómica, y destacando la ausencia de partes completas del animal (tres patas y la parte central de la columna). Este hoyo se relaciona con el descubierto en la campaña anterior que albergaba una selección de partes anatómicas de una oveja joven, con marcas que denotan un procesado del esqueleto, así como con aquél descubierto en la campaña de 2014, en el que se determinó un esqueleto casi completo de un suido infantil. Se interpretan como un conjunto cerrado, “paquete de carne”, mecanismo de conservación para consumo propio. En el registro material destaca la documentación de cerámica esgrafiada y peinada, así como el hallazgo de macroutillaje, un molino y dos fragmentos de moletas. En el área comprendida entre la huella de poste hallada en campañas anteriores y la oquedad septentrional de la Sala destaca la documentación de cerámicas esgrafiadas, señalándose que uno de los fragmentos es del mismo vaso cerámico que el

3. TRABAJOS EN LA GALERÍA DE LA SALA INTERIOR A (GSI-A) Las tareas se centran fundamentalmente en terminar las zonas de excavación abiertas en la campaña anterior, situadas en el lateral septentrional, por donde se pretende acceder a la GSI-B que se desarrolla en paralelo con respecto a ésta. Como ya se documentó, el material recuperado es característico del Neolítico Final (uso funerario), cerámicas lisas y escasa aparición de huesos humanos, introduciendo la incógnita de la gestión funeraria, sin descartar un traslado de las osamentas por los mismos grupos que hicieron de la cavidad un lugar de enterramiento. En su perfil Noroeste se documenta un lecho de piedras que constituye el cono de acceso que da a la Galería de la Sala Interior B, cuya composición resulta ser antrópica, por resultar planas y disponerse en seco. También se determina la fase correspondiente al Neolítico Postcardial, en el que se el empleó este ámbito como basurero, relacionado con el área habitacional de la cueva, evidenciado por la gran cantidad de restos de fauna, en especial de piezas de animales medianos como ovicápridos y suidos, así como fragmentos cerámicos esgrafiados, peinados y con decoración impresa. 4. FOTOGRAMETRÍA DE LA GALERÍA DE LA SALA INTERIOR B (GSI-B) La GSI-B se desarrolla al norte de la estalactita E5, discurriendo en paralelo a la GSI-A. En esta campaña se accede por primera vez a su interior, comprobando la existencia de una cata previa, probablemente desarrollada en los años setenta del s. XX. Se documenta fotográficamente y se realiza un estudio de fotogrametría previo a la intervención arqueológica que se realizará en la campaña siguiente. La entrada de aproximadamente 70 cm de ancho x 40 cm de alto presenta una pendiente considerable, descendiendo por una rampa en forma de cono, conformada por piedras trabadas por un manto litológico. En su acceso se evidencia un cierre artificial de la galería durante el Neolítico Final y su posible uso como cámara funeraria. Las dimensiones de la misma son de 10 m de largo, 2,20 m de ancho y 0,80 m de alto. El sedimento en superficie es marrón-grisáceo, documentándose algún pequeño fragmento de hueso humano, lo que podría asociarse a los niveles del Neolítico Final-Calcolítico, niveles que se corroborarán en la excavación de la próxima campaña arqueológica.

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El proceso histórico en el II milenio ANE en el Bajo Segura y Bajo Vinalopó. Laderas del Castillo (Callosa de Segura, Alicante) Directores: Juan A. López Padilla y Fco. Javier Jover Maestre Equipo técnico: Sergio Martínez Monleón, María Pastor Quiles, Ricardo Basso Rial y Adela Sánchez Lardiés

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La campaña anual de excavaciones llevada a cabo en 2019 en el yacimiento argárico de Laderas del Castillo se inició el 23 de septiembre, apenas una semana después de la importante tromba de agua que entre los días 12 y 13 de septiembre anegara gran parte de la Vega Baja del Segura, provocando graves inundaciones que llegaron incluso a aislar por carretera varios municipios de la comarca. El yacimiento, emplazado en una ladera de pronunciada pendiente en la parte sudoriental de la sierra de Callosa de Segura, difícilmente pudo quedar al margen de los estragos ocasionados por la arrollada. Aunque al comenzar los trabajos buena parte de los escombros acumulados en las calles del cercano barrio de El Salitre, a pie mismo del yacimiento, habían sido ya evacuados, las noticias y las fotografías tomadas pocos días después de la tormenta hacían abrigar los peores augurios. Estos se confirmaron el primer día, al comprobar que la arrollada no sólo había movido y desplazado los plásticos de protección con los que se había

cubierto el área de excavación al finalizar la campaña anterior, sino que los procesos de arrastre sedimentario ocasionados por las fuertes lluvias ocasionaron la desaparición parcial del perfil occidental y la acumulación de cerca de una tonelada de tierra procedente de zonas más elevadas de la ladera. El panorama en este sentido era, pues, desolador (Fig. 1). Así las cosas, la primera semana de trabajos tuvo que estar completamente dedicada a evacuar los acopios y trasladarlos de forma ordenada fuera de la zona abierta, y a aguardar a que muchas partes del área de excavación consiguieran secarse, tal era el grado de humedad que conservaban aún, después de transcurrida más de una semana desde la tromba. Los trabajos puramente arqueológicos pudieron iniciarse finalmente el lunes 30 de septiembre. Ante la imposibilidad de continuar trabajando con garantías en la parte meridional del sector 1 debido al peligro de derrumbamiento de los perfiles y a la grave afectación de los estratos arqueológicos por

Figura 1: Derrumbes de los perfiles en el Sector 1 del yacimiento, a causa de las lluvias torrenciales del 12 -13 de septiembre.

Figura 2: Vista del área excavada en el Sector 1 desde el norte. En primer término, los restos de paredes y pavimiento del CE-K.

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Figura 3: Molinos y fragmentos de un recipiente de cerámica localizados sobre el pavimento del CE-K.

Figura 4: Perfil occidental del Sector 1, con la secuencia de pavimentaciones y rellenos documentados en el CE-K.

la acción erosiva de la arrollada, la actividad arqueológica se concentró en la excavación de los estratos inferiores del CE-K y profundizar en el sondeo abierto al este, bajo el pavimento 11029 y por debajo del muro-terraza 12014. En el primer caso, el objetivo era alcanzar, al menos, el nivel de pavimento infrapuesto al piso 11051, excavado en la campaña anterior. Este pavimento correspondía a un momento de uso bien definido del CE-K, del que solo ha podido registrarse el límite oriental, marcado por el muro de aterrazamiento –UE 12001- dispuesto en dirección aproximadamente norte-sur (Fig. 2). Bajo la capa de nivelación de este piso, sin embargo, comenzó a detectarse un momento de uso anterior, correspondiente a esta misma unidad habitacional, registrado como pavimento 11062. Junto a los restos muy disgregados, pero vagamente reconocibles de la base de un banco de barro y mampuestos –UE 12027- ya documentado en niveles de uso posteriores, se localizaron algunas vasijas fragmentadas y aplastadas contra el suelo y, junto a una de ellas, un conjunto de dos molederas de conglomerado calcáreo (Fig. 3). De entre el abundante material de relleno dispuesto para la preparación de este piso, compuesto por un grueso paquete de piedras pequeñas y numerosos fragmentos de cerámica y fauna, se obtuvo una datación radiocarbónica –Beta-540767– que permite situar claramente dicho preparado en torno a 2000 cal BC, en fecha muy cercana al abandono de último nivel de uso registrado en esta vivienda –UE 11065– también datado por radiocarbono –Beta-540768– en torno al cambio de milenio. En lo que se refiere a la actuación en el área abierta al este del muro de aterrazamiento 12001, los trabajos consistieron en la excavación de los estratos infrapuestos al pavimento 11029, documentado en la campaña de 2017 y que hasta este

momento se especuló con la posibilidad de que correspondiese al primer nivel de uso del CE-L. Sin embargo, la lectura del perfil estratigráfico apuntaba en otra dirección, señalando la precedencia del pavimento 11029 con respecto al muro de aterrazamiento 12014, que fijaba el límite oriental del edificio L. Para obtener una documentación lo más amplia posible, se decidió desmontar la parte del muro de aterrazamiento que sobresalía del perfil, lo que posibilitó comprobar que, efectivamente, éste se asentaba sobre una estrecha fosa de cimentación –UE 12033– rellena de sedimento arcilloso y material arqueológico –UE 11058– que cortaba claramente el piso 11029. La excavación al este del muro también permitió comprobar que este suelo encontraba su continuación más allá de la fosa de cimentación, al igual que el nivel de rellenos infrayacente, que descansaba ya sobre el último nivel de uso –UE 11061– del CE-M, ya asociado estratigráficamente al muro 12015, asentado sobre el suelo geológico. El radiocarbono ha permitido fijar la construcción de este nivel de suelo en torno a 2150 cal BC, gracias a las dataciones Beta-540771 (3750 ± 30 BP) y Beta-540772 (3750 ± 30 BP), mientras que la construcción del muro de aterrazamiento posterior 12014 se habría llevado a cabo en torno a 2050 cal BC, según la datación Beta-540770. La secuencia estratigráfica obtenida hasta el momento en el yacimiento (Fig. 4) permite establecer para Laderas del Castillo una ocupación muy antigua del emplazamiento, que la hace contemporánea de los enclaves argáricos de la cuenca de Vera y del valle del Guadalentín, considerados el “área nuclear” en la que se gestó y dio sus primeros pasos la sociedad de El Argar. Los resultados de estas últimas campañas ofrecen ahora indicios suficientes como para considerar también la inclusión de la Vega Baja del Segura y el Bajo Vinalopó en dicho espacio social inicial.

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Excavación del camino de acceso a las ciudades antiguas del Tossal de Manises (Sector A). Fase II (2019) Directores: Manuel Olcina Doménech, Antonio Guilabert Mas y Eva Tendero Porras

Dentro del Plan General de Investigación del Tossal de Manises 2018-2021, se llevó a cabo la campaña de excavaciones de 2019, inserta en el Plan Provincial de Excavaciones de la Excma. Diputación Provincial de Alicante. El Sector A se localiza en la vertiente septentrional del yacimiento arqueológico del Tossal de Manises (La Albufereta, Alicante), presentando construcciones domésticas, defensivas y viarias. La zona de la intervención quedó constreñida desde 2018 al espacio entre la Puerta Oriental al S, la calle de la Puerta Oriental al O, la Domus de la Puerta Oriental al N y el trazado de la muralla curva datado en el arranque de la segunda mitad del siglo I a.C., con un área total de actuación de 126,63 m2 (Fig. 1). Esta se distribuyó en tres grandes espacios cuya excavación se unificó entre los días 1 de julio y 2 de agosto de 2019. Las excavaciones llevadas a cabo en 1967, localizadas en el Área II de la intervención, ya habían sacado a la luz buena parte de las estructuras que se encontraban musealizadas, complementadas con los sondeos practicados en la Puerta Oriental durante las labores de musealización de 1992-1994, sumándose los restos que vieron la luz durante la actuación arqueológica de 1995 en la Domus de la Puerta Oriental, dentro del plan denominado «Lucentum. Propuesta de viabilidad para la apertura pública del yacimiento arqueológico (Tossal de Manises), Alicante» cuya dirección asumieron E. Llobregat, M. Olcina, R. Pérez y J. Meneses. Los resultados obtenidos en la Fase I del actual Plan General de Actuación del Tossal de Manises 2018-2021, desarrollada en 2018, nos proporcionaron datos relevantes en cuanto la frecuentación tardía del enclave –que alcanzaría fechas comprendidas hasta el siglo V d.C.–, la extinción de la forma urbana lucentina –documentada en el siglo III d.C.–, la potente reforma urbana experimentada por el sector hacia época flavia –con la construcción de una serie de estancias cuyo límite OSO supuso el nuevo y definitivo trazado de la calle de la Puerta Oriental, tal y como la conocíamos hasta que comenzamos los trabajos de excavación de la Fase I de este proyecto, antecedida por la construcción de una taberna de planta rectangular –de la que únicamente se ha conservado su característico umbral de acceso y el cierre OSO de la misma, constituido por muros de sillería–, la construcción de una cloaca –que desvió las escorrentías de aguas pluviales que bajaban desde la cima del cerro, conduciéndolas a través de una atarjea previa en la muralla curva–, el trazado original urbano de

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la zona –donde comenzó a vislumbrarse la trayectoria de los sucesivos accesos urbanos del recién creado municipio– y la planta casi completa de la muralla curva, constatándose que asentaba directamente sobre la roca en los tramos visibles y que se disponía en paralelo al trazado del camino que la antecede cronológicamente. Los objetivos planteados para la presente fase de intervención se resumen en: a) una vez alcanzados los niveles previos al diseño de la muralla curva, intentar conocer en extensión lo que supuso esta área, abierta y extramuros, en contraposición con su inclusión intramuros –desde el arranque de la segunda mitad del siglo I a.C., mediante la construcción de la muralla curva, la Torre X y el Bastión de la Puerta Oriental–; b) identificar la manera en la que la urbanización de este espacio, desde época augustea, afectó al complejo arquitectónico militar, puesto que entonces perdía su carácter eminentemente defensivo en pro del urbano, observándose elementos de carácter constructivo como la monumentalización de la Puerta Oriental de acceso al yacimiento, ya en las primeras décadas del siglo I d.C.; c) recuperar la máxima información acerca de la fase flavia del yacimiento, cuando se documenta una ligera reactivación del urbanismo municipal tras cierto estancamiento detectado desde los principados de Tiberio y Claudio y d) recabar más datos sobre el proceso de desmembración urbana –identificada en otros puntos del yacimiento– desde los albores del siglo II d.C. hasta su tránsito a la Tardoantigüedad, intentando conocer en toda su amplitud el modelo evolutivo del Tossal de Manises. El desmonte de aquellos elementos de la musealización del Área III –con la retirada de gravas y el desmantelamiento de la arqueta de recogida de aguas pluviales de la zona a excavar y de la Torre X– fueron los primeros trabajos que realizamos en la zona, ante la necesidad de unificar las estratigrafías de los tres sectores definidos en el área. Estratigráficamente lo más moderno que documentamos en esta parte de la excavación fueron dos pequeñas fosas con material contemporáneo, que posiblemente podamos poner en relación con alguna actuación furtiva de carácter puntual en las cercanías del punto de unión entre la muralla curva y la Torre X. Tras ello se procedió al desmonte de las estructuras que nos impedían continuar con la excavación de un modo coherente y unificado, suponiendo además su conservación un riesgo para el desarrollo de los trabajos


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por los posibles desprendimientos. Se desmantelaron así las estructuras que en 2018 quedaron inconexas y descontextualizadas con respecto a los niveles estratigráficos en el Área II de excavación, así como el muro que separaba esta zona con respecto a la III circundantes –previa documentación exhaustiva–. Al desmontar estas estructuras, la totalidad del área a excavar –comprendida ahora por las tres áreas de actuación delimitadas en 2018– quedó unificada en cuanto a la estratigrafía horizontal. La secuencia excavada a lo largo de las áreas II y III durante 2019 nos muestra una superposición constante de pavimentos, de mayor o menor espesor, de mejor o peor calidad, de composiciones más duraderas o efímeras. Ante cualquier desperfecto en el firme, el problema se resolverá, salvo puntuales excepciones en las áreas II y III y no tanto en la I, con la pavimentación completa de la calle. Ello refleja el nivel de importancia que tendría el mantenimiento de esta vía en condiciones óptimas en este momento, reforzada también por la sucesión de «pies de amigo» protegiendo la cimentación interna de la muralla curva, derivadas de la necesidad de garantizar un acceso practicable por el punto que, tradicionalmente y a lo largo de las distintas fases del yacimiento, se priorizó como acceso a los distintos enclaves documentados sobre el cerro. A su vez se identificó un paulatino desplazamiento de los niveles de tránsito hacia el S, de modo que el camino de acceso que motivó la creación de la muralla curva y sus elementos complementarios –Bastión y Torre X– con el paso del tiempo fue alejándose de la cara interna de la muralla, especialmente tras la fundación del albañal excavado en 2018, aproximándose al trazado de la calle de la Puerta Oriental de época flavia que definitivamente lo fijó en el espacio.

Una vez excavada esta prolífica sucesión de pavimentos, la superficie de intervención evidenció la presencia de roca en la mayor parte del espacio (Fig. 2), sobre todo localizada a ambos lados del trazado curvo de la prístina calle de la Puerta Oriental –es decir, en la zona aledaña a la muralla curva y en el interior de la forma arqueada que iba tomando la vía–, documentándose en toda el área de excavación el recorte en la roca de la calle, llegando a encajarse 60 cm en ella. Los restos de los pavimentos más antiguos obliteraron por completo sendas carriladas rehundidas en la roca, disponiéndose los más recientes hacia el S hasta colmatar totalmente la vaguada entallada en la roca que constituyó el trazado prístino del acceso. En ninguna de las áreas excavadas en la presente campaña se han localizado sobre el sustrato rocoso restos de la denominada capa negra o natural, estrato que sí pudimos identificar en los trabajos de 2018 al final del tramo curvo cuando encara la dirección OSO, es decir, hacia la calle del Foro, donde apreciamos sobre esta unidad no antrópica la construcción de parte de la muralla curva. En los trabajos desarrollados en esta Fase II, en cambio, hemos podido observar cómo el tramo final de este lienzo murario tan característico –junto a la Torre X– estaba construido directamente sobre el estrato rocoso, estando la parte central de la misma –ubicada dentro del Área II– sobre paquetes que nivelan la superficie, cuya excavación se acometerá en la Fase III planteada para el año 2020. Tras la excavación, el personal de mantenimiento y restauración del yacimiento se ha hecho cargo de la conservación de la zona, especialmente ante los episodios de D.A.N.A. sufridos desde el mes de agosto de 2019, supervisando la conservación de estructuras y facilitando el drenaje del área excavada, un aspecto este ya contemplado en el plan de consolidación definitivo y de puesta en valor del área intervenida.

Figura 1: Sector A, zona de intervención con el aspecto presentado tras la intervención de 2018.

Figura 2: Aspecto presentado por la zona de excavación al final de la intervención de 2019, con el camino excavado, apreciándose su recorte sobre la roca.

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Illeta dels Banyets. Estudio del Barrio suroeste del asentamiento púnico. Campaña 2019 Directores: Manuel Olcina Doménech y Adoración Martínez Carmona

La campaña de excavación de 2019, constituye la primera fase del Plan General de Investigación “Estudio del Barrio suroeste del asentamiento púnico de la Illeta dels Banyets”, financiado por el Plan de Excavaciones del MARQ, Museo Arqueológico de Alicante. A diferencia de las campañas anteriores, centradas en completar el sistema viario y su evolución, durante los próximos cuatro años, el objetivo de la investigación será el conocimiento de las estructuras arquitectónicas situadas entre las calles 3 y 4, que conforman una manzana en el suroeste del yacimiento. El desarrollo de la excavación tuvo lugar entre los días 1 y 31 de julio con la participación de tres operarios expertos en arqueología de la empresa Estrats S.L. y de los arqueólogos Enric Verdú Parra y José Luis Martínez Boix. Los trabajos se han centrado en 5 departamentos, los denominados Ib 53 a 57. La parte posterior de todos ellos forman el límite por el flanco derecho de la calle 4, estrecho callejón que partiendo de la vía longitudinal o calle 3 se dirigía hacia el litoral. Las fachadas de Ib 55, 56 y 57 abrían sus puertas a lo que parece ser una gran explanada o espacio abierto, hecho que confirmaremos en las siguientes campañas. Los departamentos Ib 53 y 54 presentan grandes similitudes entre sí, aunque también suficientes diferencias para aconsejar que fueran tratados de manera independiente. Ambos están construidos con tres muros paralelos que dejan entre sí dos estrechos pasillos de anchura variable, pero que no supera los 0,6 m. Recuerda el modelo constructivo del almacén con el suelo elevado, pero de menor tamaño. Estos departamentos están situados uno a continuación del otro, guardando entre ambos un espacio de reserva de unos 25 cm. La línea del paramento exterior de los muros perimetrales coincide perfectamente, mientras que el muro central está construido con menos cuidado. Estratigráficamente también se comportan de manera similar, al estar los pasillos rellenos, en ambos casos, con una sucesión de capas de arcilla intercaladas con otras de piedra bien encajadas. Las principales diferencias estriban en la morfología de los aparejos constructivos; Ib 54 emplearon rocas calizas propias del lugar, mientras que Ib 53 utilizaron para edificar lajas de calcarenita, semejantes a las usadas en la construcción del Lagar de la Casa del Cura, y a la “piedra de Campello” que actualmente se sigue extrayendo en las canteras del Cabeçó d’Or. Además su uso fue diacrónico, y no llegaron a coincidir durante toda la vida útil del poblado. La estratigrafía de la calle 4 reveló que uno de los muros perimetrales de Ib 54 sufrió un derrumbe en una fecha temprana, sobre uno de los primeros pavimentos de la calle, y no se volvió a reconstruir, mientras que Ib 53 estuvo en uso hasta el final del hábitat protohistórico.

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El departamento Ib 55 está situado a continuación de Ib 54. Es un espacio casi cuadrangular, ligeramente irregular en el ángulo de sus esquinas que le confiere un aspecto ligeramente romboidal. Su espacio interior es reducido, pues la pared de mayor tamaño tiene unos tres metros de longitud, mientras que la menor se sitúa en torno a los dos metros y medio. Este departamento, destruido de forma traumática por causa del fuego, conserva vestigios de todos los elementos constructivos y ha proporcionado restos de su equipamiento interno. El techo estaba construido mediante un sistema de vigas de pino silvestre, principalmente, cubiertas con carrizo y un entramado de plantas de pequeño calibre como el belcho, las fabáceas, las monocotiledóneas (incluyendo el carrizo), el romero y el aladierno-labiérnago, recubiertas con una argamasa de arcilla en la que han dejado su impronta. Sobre este techo se encontraba un segundo piso o una terraza utilizada para el almacenaje de ánforas. A ella se accedería mediante una escalera de madera situada en la esquina sur del departamento, donde se ha localizado su basamento constituido por una plataforma de arcilla cuadrangular de un metro de anchura, libre de restos de techumbre, material cerámico o equipamiento doméstico. Adosada a la pared nordeste, en la parte central, apareció una pequeña plataforma, construida con adobes y con uno de sus laterales revestido con piedras. Las paredes de la estancia estaban cubiertas con un grueso enlucido formado por argamasa de arcilla que engloba cantos rodados. Todo el departamento, salvo el espacio interpretado como base de escalera estaba repleto de materiales con

Figura 1.: Vista general del área de intervención de la campaña de excavación de 2019


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Figura 2.: Departamento Ib 55 durante el proceso de excavación.

Figura 3.: Departamento Ib 56 durante la excavación

cronologías compatibles con el s. IV a. C y la primera mitad del III a. C. Los restos cerámicos han sido muy abundantes, destacando las ánforas locales e importadas de la zona púnico ebusitana o del área del estrecho principalmente. También aparecen cerámicas áticas, barniz negro púnico así como alguna jarra, mortero y cerámica de cocina de la misma filiación; cerámicas ibéricas pintadas, barniz rojo ibérico, comunes y de cocina locales. También se han encontrado fusayolas y pesas de red. La materia orgánica recuperada ha sido muy abundante destacando unos listones de madera, uno de ellos con un clavo clavado, que parecen pertenecer a una ventana, o a algún mueble. También se han recuperado restos de madera carbonizada de carrascas-coscojas, enebro, fresno, higuera, almez y taray, junto con grandes trozos de corcho que no parecen corresponder a tapaderas, sino que tienen adherido argamasas por lo que parece haber sido empleado como material de construcción. Además se han recuperado restos de ictiofauna y malacofauna marina y terrestre. El material metálico también ha sido muy importante, estando compuesto por un ponderal, anzuelos, agujas de red y clavos de bronce; y de hierro, más clavos, vástagos y lo que parece ser una llave. En la última fase de uso, el umbral del departamento fue tapiado y se colocó un muro longitudinal que impedía el acceso. Falta por precisar si en el momento de su construcción el departamento ya había colapsado por el incendio o si se trata de un refuerzo del muro y el acceso se producía a través de la terraza. A continuación de este departamento se localiza Ib 56, un amplio espacio rectangular al que también se accede desde la explanada central mediante una amplia puerta. En esta ocasión, la estratigrafía estaba profundamente alterada y había sido objeto de múltiples rebuscas de clandestinos y se han documentado múltiples fosas que se van cortando sucesivamente. An sólo se ha localizado estratigrafía intacta en algunas zonas cercanas a los muros, siendo la parte central del departamento la más alterada. Aún así se han podido constatar tres niveles de pavimentación

que denotan la existencia de tres fases de uso correlativas. Como equipamientos se ha localizado un amplio banco que recorre dos muros haciendo esquina. La parte inferior del banco estaba construida mediante mampuestos de piedra, mientras que la superior era de adobes. Una canalización atraviesa el departamento en diagonal, conduciendo las aguas desde la explanada hasta la calle 4 a través de una atarjea que atraviesa el muro posterior de este departamento. Por último se ha documentado la existencia de una plataforma circular de adobes semejante a la del departamento VIIIA2 del yacimiento de El Oral. Este departamento comunica con Ib 57 que es un departamento rectangular de reducidas dimensiones, que al igual que el anterior tenía su estratigrafía alterada, aunque en esta ocasión no habían llegado tan profundamente. Sobre el zócalo de mampuestos del muro medianero se conserva la capa de regularización previa al alzado de adobes, lo que indica que su altura es la misma que tenía cuando estaba operativo. Adosado a este mismo muro se conserva parte de un banco de mampostería bastante ancho. Se conservan restos de tres pavimentaciones, una de ellas construida con cal, y el último de estos suelos presenta signos de haber sufrido un incendio, lo que también se refleja en los mampuestos de los zócalos. Este mismo nivel de incendio también se ha podido constatar en el último nivel del departamento Ib 56, y en la zona del umbral entre las dos dependencias. Aunque las alteraciones estratigráficas nos impiden llegar a conclusiones más concretas, todos los elementos apuntan a que no pertenecen a un contexto doméstico, sino que su funcionalidad debe de estar relacionada con una actividad productiva, posiblemente ligada a la conservación de pescado. Tras la excavación, entre el 1 de octubre y el 18 de noviembre del mismo año, se ha realizado una consolidación de las estructuras arquitectónicas y una musealización inicial a cargo de la empresa de J.M. Valer S.L., con los que se ha conseguido incluirlas dentro del itinerario museístico del yacimiento.

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Excavació arqueològica portada a terme l’any 2019 al jaciment de Borratxina (Mutxamel) Directores: Anna Garcia Barrachina y Julio J. Ramón Sánchez

Durant el mes de setembre de 2019 tingué lloc la segona campanya d’intervenció arqueològica al jaciment de Borratxina (terme municipal de Mutxamel), localitzat per prospecció entre els anys 2002 i 2006 i que es troba a prop del barranc del Juncaret i de l’àrea per on discorre l’aqüeducte romà conegut com “la séquia dels enamorats”. La intervenció autoritzada per la Conselleria d’Educació, Investigació, Cultura i Esport tenia com a número d’expedient el SSTT: A-2017/562 (2019/0309 A) i es desenvolupà a l’esmentat jaciment. El jaciment de Borratxina es troba ubicat en torn a una elevació flanquejada per dos torrents i ha sigut tallat per un canal contemporani on aflora mineral d’ocre. No sembla estar amenaçat per futures construccions o abancalaments, ja que la parcel·la no és objecte en l’actualitat d’explotació agrícola. Únicament hem d’apuntar que la zona superior està travessada, i per tant alterada, pel canal de Villena (construït en el segle XX) mentre que la inferior es troba situada a la vora de la carretera de la Torreta. Aquesta última zona sí que és susceptible de patir probables ampliacions de la carretera i d’altres camins veïnals. A més als voltants trobem nombrosos enderrocs i la zona ha sigut utilitzada com a abocador i fins i tot en l’actualitat continua sent-ho de manera esporàdica. Figura 1: Vista general de la intervenció

Figura 2: Plànol catastral de la partida Borratxina on s’inscriu la intervenció.

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Figura 3: Tombes documentades en la campanya desenvolupada l’any 2018

Figura 4: En color marró clar s'aprecien les rases d'ús agrícola abans de ser excavades.

En la primera campanya (desenvolupada en 2018) documentàrem dues tombes de cronologia indeterminada, per la qual cosa l’objectiu per a 2019 era ampliar al voltant seu mitjançant una excavació en extensió per tal de localitzar més restes. La campanya realitzada l’any 2019 s’ha centrat en la part mitjana de l’elevació, on es localitzen concentracions puntuals de ceràmica romana amb cronologia alt-imperial (segle I dC), on hi ha potència de terra i on vam descobrir les dues tombes en l’anomenat com a Sondeig 3, al voltant del qual obrírem en extensió un àrea aproximada de 250 metres quadrats. La campanya de l’any 2019 aportà escassos fragments de ceràmica romana molt trencada i de ceràmica moderna i no ha documentat cap tipus de nivell anterior a l’època moderna-contemporània. Podem adscriure la cronologia de la ceràmica antiga des d’època augustea i durant el segle I d.C. Ni en la campanya de 2018 ni en la de 2019 s’han documentat vernissos negres, la qual cosa ens porta ja a finals del segle I a.C. Sí que tenim constatades sigil·lates itàliques i gàl·liques i també àmfores que ens confirmen la data abans proposada.

En la campanya de l’any 2019, davall del nivell superficial i sobre els nivells culturalment estèrils únicament hem documentat, justament uns metres més al sud de les dues tombes conegudes, un total de 14 rases de planta rectangular distribuïdes en 5 fileres paral·leles entre elles. Les mesures de les rases oscil·len entre 84 i 124 centímetres de llargària, 54 i 80 centímetres d’amplària i 5 i 33 centímetres de fondària, estan alineades amb orientació SW-NE i practicades sobre els nivells geològics. La distància entre les rases de cada filera oscil·la entre 80 i 100 centímetres i l’existent entre una filera i una altra està entre els 128 i els 140 centímetres. Hem d’interpretar aquestes rases com a destinades a un aprofitament agrícola d’època moderna i contemporània. Les rases estaven reblides amb terra vegetal i alguna contenia algun fragment de ceràmica romana i de ceràmica vidriada moderna. Una volta finalitzats els treballs es senyalitzaren i cobriren novament les sepultures així com també les rases d’ús agrícola amb una capa de fibra geotèxtil. Tot el sector excavat fou cobert de terra tal i com havia demanat el propietari del terreny.

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El proceso histórico en época Emiral (ss. VIII-IX d.C.) en la Vega Baja del Segura. El Cabezo del Molino (Rojales, Alicante). Campaña 2019 Directores: Mª Teresa Ximénez de Embún Sánchez y Juan Antonio López Padilla.

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La segunda campaña de excavaciones en el yacimiento del Cabezo del Molino, localizado en la ladera oriental de la Sierra de la Bernarda -junto al río Segura en su paso por la localidad de Rojales-, y que tuvo lugar entre mediados de septiembre y principios de octubre de 2019, nos ha deparado una serie de importantes hallazgos en relación tanto a su ocupación Altomedieval, como de primera Época Islámica. Aunque el Proyecto: El Cabezo del Molino (Rojales, Alicante) “El proceso histórico en época Emiral (ss. VIII-IX d.C.) en la Vega Baja del Segura”, incluido en el Plan de Excavaciones de la Diputación de Alicante, se inicia con el objetivo de estudiar cómo fue el proceso formativo de la sociedad andalusí, los tempranos hallazgos de una necrópolis de cronología tardía, supusieron una ampliación de nuestra perspectiva investigadora, dado que nos encontrábamos ante un conjunto arqueológico con varias y sucesivas fases de ocupación de diferentes épocas históricas. Al presentar el yacimiento mayor complejidad de la esperada y para poder determinar cuál iba a ser nuestra estrategia en relación a los trabajos en campo, durante el mes de julio de 2019, y como parte de la campaña de ese año, se llevó a cabo en el yacimiento una prospección geofísica encargada a la Unidad de Geodetección del Patrimonio Histórico de la Universidad de Cá-

diz. La intención de dicha prospección era doble, al buscar tanto la delimitación de la extensión que podía alcanzar el área de enterramientos tardíos, como el poder determinar dónde serían detectadas algunas estructuras soterradas, en este caso, relacionadas con actividades las artesanales, domésticas o industriales, que explicaran la presencia de densas áreas de vertidos. Las exploraciones realizadas con la geodetección se dividieron en dos grandes zonas, en relación a los sondeos existentes, y a siete exploraciones longitudinales en las laderas norte, noreste y este, con el fin de documentar aquí estructuras asociadas a canalizaciones, si es que éstas existían. Los prometedores resultaros confirmaron la presencia de una gran necrópolis Altomedieval que ocupaba la práctica totalidad de la explanada del cerro, así como importantes bolsas de vertidos concentradas en la bajante del extremo noreste de la sierra, es decir, en la ladera del cerro más cercana al río. Tras los sondeos de la Universidad de Cádiz, las intervenciones de la campaña 2019 se centraron en la continuidad documental de los Sectores I y II del yacimiento. Así las tareas de excavación del Sector I, localizado en el extremo sureste, se plantearon como una actividad de continuidad de lo ya iniciado en la campaña de 2018, con una ampliación del sector de varios metros a lo largo

Figura 1: Personal de la Universidad de Cádiz realizando las tareas de geodetección en el yacimiento.

Figura 2: Perspectiva general del Sector I, área con la mayor concentración de fosas de inhumación.

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Figura 3: Proceso de documentación de los vertederos localizados en el Sector II del yacimiento.

y ancho. Durante los trabajos de campo se localizaron y se excavaron un total de siete sepulturas, denominas T4, T5, T6, T7, T8, T9 y T10, todas ellas apreciables tras la retirada de la capa vegetal, aunque prácticamente imperceptibles con los estratos de pinocha superficiales. Aunque fueron documentadas siete fosas no todas ellas contaban con restos de inhumaciones en su interior, lo que vino a confirmar la visualización un proceso de traslado y agrupación familiar realizado a lo largo del amplio periodo de uso de la necrópolis. Por su parte, en el denominado Sector II del Cabezo del Molino, allí donde, a día de hoy, se ha localizado la mayor concentración de restos cerámicos en superficie y donde en la década de los años 90 se realizó un sondeo por parte de la arqueóloga Pilar Bevià, se continuó con la documentación del área de vertidos hallándose numerosas concentraciones de material cerámico y de tipo constructivo, pertenecientes en su mayoría tanto a época tardía como a los primeros siglos tras la llegada del mundo islámico. Al haberse realizado -con anterioridad-, la prospección geofísica en la zona, y habiéndose detectado en ésta una serie de fosas en la ladera oriental del cerro -que de alguna manera parecían coincidir con importantes concentraciones de materiales-, a lo largo de la campaña 2019, se realizó –además- un sondeo de tipo longitudinal coincidente con uno de los proyectos mencionados. En dicho sondeo se detectaron una secuencia de fosas irregulares, en algunos casos entrecortadas, rellenas de gran cantidad de material arqueológico y que llegaban a alcanzar más de dos metros de profundidad.

EL CABEZO DEL MOLINO: UNA NECRÓPOLIS ENTRE EL MUNDO TARDÍO Y LA ALTA EDAD MEDIA El área de enterramientos localizada en el Cabezo del Molino se corresponde, a día de hoy, con una necrópolis situada en el tránsito entre la Antigüedad tardía y la Alta Edad Media, perteneciente

a una población cuya presencia se advierte fehacientemente por primera vez en Vega Baja del Segura. Según las dataciones de radiocarbono -realizadas durante estos dos últimos años-, la horquilla cronológica que presenta esta fase del yacimiento va desde finales del s. V a inicios del s.VII, sin apenas sobrepasar la primera década de esta última centuria. Históricamente nos situamos ante un periodo con escasas evidencias arqueológicas y pocas referencias textuales, del que sólo sabemos que, nuestra área de estudio, quedó bajo el dominio -o influencia- de la Spania de Justiniano. El conjunto funerario documentado en el Cabezo del Molino se presenta homogéneo, en su mayoría a base de fosas simples excavadas sobre la duna fósil, un rebaje semi-antropomorfo interior y una cubierta doble de lajas recortadas, sellada con barro y adobes. Según la caracterización antropológica realizada por la Dra. Susana Gómez González, este grupo de población presenta un dimorfismo sexual muy marcado, con individuos de tamaños muy considerables y gran robustez –tanto femeninos como masculinos-, frente otro conjunto de población mucho más menuda y grácil. A día de hoy, no se han encontrado patologías destacadas, a excepción de importantes marcas de desgaste en parte de la dentición estudiada, debido en parte, a que nos encontramos en las fases iniciales del proyecto, no contando aún con datos especialmente relevantes.

EL CABEZO DEL MOLINO: UN ÁREA DE VERTIDOS Sabemos, gracias a los resultados obtenidos en esta campaña, que una parte importante del Sector II, se corresponde con un área de vertidos que parece estar activa en diferentes momentos y fases de uso del yacimiento. Debido a la superposición detectada en las fosas, podemos determinar que muchas de ellas fueron excavadas en sucesivas ocasiones, sin que se aprecie respeto entre ellas. El material arqueológico aquí hallado se encuentra muy fragmentado y aunque parece muy diverso, en realidad, tipológicamente hablando, está representado por muy pocas y extrañas formas, que apenas nos aportan información sobre el tipo de actividad que pudo generar semejante residuo. Dentro de este amplio conjunto, la presencia de material romano tardío, se relaciona principalmente con restos de material constructivo, aunque de forma muy puntual también se han hallado algunos restos de terra sigillata, como algunos bordes de Hayes 99 o Hayes 103 y las lucernas Hayes Tipo II, con decoraciones cristianas. Dicho material constructivo, creemos que este perteneció a alguna instalación industrial antigua, la cual pudo ser reutilizada o destruida en época emiral. En cuanto al material medieval, destacar que éste es el más abundante, y que, dentro de este conjunto, será el arcaduz el que cuente con una mayor representación. El resto de los materiales pertenecen a marmitas, jarros y ollas, todos ellos de adscripción antigua, que cronológicamente se encuentran entre mediados del s.VIII y finales del s.IX, no superando esta centuria.

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Fortificación y poder feudal en el reino de Valencia (ss. XIIIXIV): el sector oeste de las murallas de la pobla medieval de Ifach (Calp, Alicante). Campaña 2019 Director: Dr. Jose Luis Menéndez Fueyo Director Técnico: Joaquín Pina Mira Responsables de área: Raquel Pérez Serrano, Marta Torres Cortés Director conservación preventiva: Rafael Pérez Jiménez Responsable de seguridad y salud: Ferrán VilaplanaVilaplana Ejecución trabajos conservación preventiva: Construhogar La Foia S.L.

Figura 1: Panorámica del yacimiento arqueológico de la Pobla de Ifach. Archivo Gráfico MARQ.

La campaña arqueológica de 2019 en la Pobla medieval de Ifach supuso la continuación de los trabajos iniciados en la nueva área de investigación arqueológica abierta en 2018. Recordemos que las últimas actuaciones realizadas en los años 2015, 2016, 2017 y 2018, con el descubrimiento del sistema de ingreso, la Domus Lauria (Edificio 6) y la Torre 7, mostraban que estábamos llegando al límite noroeste de la pobla y que la tendencia del recinto amurallado era comenzar su ascenso por el frente oeste hasta la base del Peñón de Ifach, cuyos restos documentamos en la prospección del año 2005 (Figura 1). Ahora, con el conocimiento que disponemos del área norte, ha sido más sencillo acceder al frente oeste, un sector que se ha visto parcialmente afectado por las construcciones contemporáneas, en concreto, por la reconstrucción del actual Centro de Interpretación del Parque Natural en los años 80 del siglo XX. Sin embargo, hay un amplio sector en el extremo noroeste que se ha mantenidolibre de construcciones y permite intervenciones arqueológicas

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donde deben aparecer los restos del recinto amurallado de la pobla medieval en excelentes condiciones de conservación. El nuevo espacio de trabajo se sitúa en el lateral oeste de la actual zona del parking para el personal del Parque Natural del Penyal d'Ifac. Es un área aterrazada y abancalada, libre de elementos o mobiliario del Parque donde en la campaña de 2018 localizamos uno de los bastiones defensivos de la muralla en la campaña arqueológica del año 2017 al que denominamos Torre 7. Ahora, la continuación y ampliación de los trabajos en esta nueva zona permitirá obtener más información sobre el sistema constructivo del recinto amurallado de la pobla medieval, documentar la posible existencia intramuros de espacios de función doméstica o de carácter colectivo, así como ofrecer nuevas áreas para la futura conservación preventiva de los restos documentados en la pobla en el transcurso de los trabajosarqueológicos. Su investigación y futura puesta en valor al integrarlo en el Plan de Conservación Preventiva permi-


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tirá añadirlo al resto de estructuras consolidadas y dispuestas para su futura musealización y apertura al público. El espacio propuesto se enmarca en el proyecto que lleva por título esta aportación para el noticiario -Fortificación y poder feudal en el Reino de Valencia (ss. XIII-XIV): El sector oeste de las murallas de la pobla medieval de Ifach (Calp, Alicante)- y que tiene una duración de cuatro anualidades (2019-2022). En esta propuesta de intervención se plantea actuar en un amplio espacio de casi 1.000 m2, con unas dimensiones aproximadas de 50 metros de longitud y 20 metros de anchura. Los trabajos de este año 2019 han seguido el patrón marcado en la solicitud de aprobación del Plan de Investigación elevado a la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano de la Consellería de Cultura, Educación y Deportes de la Generalitat Valenciana, donde propusimos un plan de actuación que ha afectado a unos 55 m2, donde un equipo de formado por 36 voluntarios/as han actuado durante los meses de julio y agosto de 2019 siguiendo unos objetivos centrados, por una parte, en ampliar la zona de trabajo establecida en la campaña de 2018 y por otro, en continuar las labores de conservación preventiva en el lienzo de la Muralla Norte y su conexión con la Torre 2. LA PROSPECCIÓN GEOFÍSICA DEL SECTOR OESTE Además, como complemento a las labores de documentación en el yacimiento se ha iniciado una colaboración científica con la Unidad de Georreferenciación del Patrimonio Histórico de la Universidad de Cádiz (UCA), que se encuentra integrada en el Instituto de Investigación Vitivinícola y Agroalimentaria (IVAGRO) principal la investigación geofísica del Patrimonio Histórico-Arqueológico relacionado con el ámbito rural y la explotación del territorio siendo su objetivo principal. El equipo, dirigido por el Dr. Lázaro Lagóstena Barrios, planificó un barrido que afectó a las zonas del merendero, aparcamiento y el sector de la muralla oeste que era el objetivo de la campaña. Para estas zonas se empleó un equipo RIS Hi-Mod 1A con GNSS tipo Stream X y un GPR con dos antenas lo que permitía realizar la prospección con dos frecuencias centrales distintas de forma simultánea (200 MHz y 600 MHz) (Figura 2). Los resultados preliminares han sido muy prometedores al demostrar que existen múltiples alteraciones en el subsuelo, algunas de las cuales están asociadas a construcciones modernas o contemporáneas como lo son las losas de hormigón con refuerzo de malla metálica existentes en las zonas de merendero y el aparcamiento. No obstante, por debajo de estos niveles de alteración antrópica se aprecia la existencia de otro tipo de eventos que pudieran estar vinculados a restos arqueológicos o a otro tipo de elementos existentes en el subsuelo. EL DESCUBRIMIENTO DE LA PUERTA DEL OESTE La ampliación de la zona de trabajo realizada en el año 2018 ha ofrecido una gran novedad para la investigación del yacimiento: el descubrimiento de una segunda puerta de ingreso a la ciudad

Figura 2: Trabajos de prospección geofísica en el merendero del Parque Natural a cargo del equipo de la Unidad de Georreferenciación del Patrimonio Histórico de la Universidad de Cádiz (UCA). Archivo Gráfico MARQ.

medieval que hemos bautizado con el nombre de la Puerta del Oeste. El acceso que habíamos localizado en los momentos finales de la campaña de 2018 y que habíamos asociado a un edificio extramuros del enclave, se ha convertido en una entrada desde el exterior con la Torre 7 como baluarte defensivo. Se trata, no obstante, de un sistema de ingreso más sencillo que el documento en la Puerta del Norte, compuesto exclusivamente de dos puertas. La primera se sitúa adosada a la cara externa de la torre y tiene 1,80 metros de anchura que, junto con la muralla como tope, habilita un espacio en codo que forma parte de un edificio de una longitud de 9 metros y una anchura de 3,10 metros. Este espacio de tránsito finaliza en una segunda puerta, habilitada en el paramento de la muralla, con una anchura de 1,60 metros y una pequeña escalinata que ayuda a salvar el desnivel y acceder al interior de la pobla (Figura 3). Se trata de un acceso realizado en sillería con restos de la presencia de quicialeras a ambos lados, de las que sólo conservamos un fragmento de una de ellas y la huella en el mortero de la otra. El derrumbe que la colmataba -UE 5010, ha aportado gran número de material cerámico y restos de un derrumbe de sillares, que parece apuntar a la existencia de un vano de sillería (Figura 4). Como sucede con cualquier hallazgo de esta naturaleza, su descubrimiento ha abierto numerosos interrogantes en la investigación de Ifach que aún deben ser resueltos. Desde luego, su descubrimiento plantea como hipótesis la necesidad de los pobladores de acceder a las terrazas superiores donde creemos que se localizan los espacios domésticos y residen-

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Figura 4: Trabajos de consolidación preventiva en la muralla norte. MARQÁrea de Arquitectura. Archivo Gráfico MARQ.

Figura 3: Planta de los restos de la Puerta del Oeste. Planimetría: Jose Gabriel Gómez Carrasco. Archivo Gráfico MARQ.

ciales de la ciudad, estructuras que, a día de hoy, aún no han sido localizadas en las excavaciones, pero que la prospección geofísica puede que haya comenzado a descubrir. LOS TRABAJOS DE CONSERVACIÓN PREVENTIVA EN LA MURALLA NORTE Además, y en paralelo a los trabajos arqueológicos de investigación, la Diputación de Alicante, a través del Área de Arquitectura, continua en esta campaña con los trabajos de trabajos de conservación preventiva en el yacimiento, dirigidos nuevamente por el Director del Área, el arquitecto Rafael Pérez Jiménez, que se han centrado, fundamentalmente en la consolidación y reintegración volumétrica de un pequeño tramo del recinto amurallado situado entre la Torre de Guardia y la Torre 2, completando así un perímetro lineal consolidado de más de 35 metros de longitud. Todos estos trabajos, así como los desarrollados desde hace 5 años en el yacimiento, componen el cuerpo previo de intervenciones que permitirá la próxima redacción del necesario Plan Director de la Pobla de Ifach que permita acometer la puesta en valor y musealización de los restos de este excepcional yacimiento medieval en un futuro próximo.

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El área de trabajo se centró en el extradós de la muralla, concretamente en el tramo donde se pretendía finalizar la consolidación del tramo del lienzo norte situado entre las Torres 2 y 3, cuya mayor parte fue objeto de actuaciones entre los años 2015 y 2018. La excavación previa a la intervención también ha permitido documentar el basamento de la esquina noroeste de Torre 2 que hasta el momento no se había exhumado, lo que ha facilitado completar la planimetría de la torre (Figura 5). En este sentido hemos de señalar que se ha conservado la impronta del mortero del sillar de dicha esquina, dado que según hemos podido comprobar en varias torres las esquinas exteriores de las mismas se construyen en sillería, con el objeto de dar mayor solidez y resistencia a la obra. La excavación en este punto también ha servido para comprobar que la torre se asienta directamente sobre la roca del terreno. Continuando con esta interpretación, los estratos excavados este año parecen corresponder de igual modo con un común objetivo de nivelación y adaptación del terreno para la construcción y mantenimiento de la muralla. Como hemos visto, las irregularidades de terreno son resueltas, como en el caso de una gran grieta (UE 2562), que muestra cómo se realiza una colmatación del espacio entre rocas para llegar al mismo nivel de partida y así crear una base de asentamiento homogénea tanto para la construcción de la muralla como el nivel de paso exterior (Figura 6). Por tanto, poder documentar cómo los constructores de la pobla resolvieron el condicionamiento topográfico de partida para generar un nivel de asentamiento de la muralla y las torres que jalonan este tramo de la misma ha sido la principal aportación de la excavación realizada en este sector con vistas a su consolidación preventiva.


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MEMORIA DE ACTIVIDADES DEL MARQ-MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ALICANTE AÑO 2019 El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante es una veterana institución museística de la provincia de Alicante -creada en 1932, bajo titularidad de Diputación Provincial desde su transmisión por el Estado en 1985- al servicio de la sociedad. El Museo contribuye al conocimiento, contextualización y disfrute público de nuestro pasado y del pasado de la Humanidad mediante la preservación, estudio y divulgación de su Colección y de los yacimientos arqueológicos del Tossal de Manises/Lucentum y La Illeta dels Banyets. Asimismo, desarrolla un ambicioso plan de investigación arqueológica en la provincia y un esmerado programa expositivo de ámbito local, nacional e internacional y la difusión científica y su divulgación a la sociedad. El MARQ se esfuerza también, como museo provincial, en la cooperación con los ayuntamientos y museos locales, así como instituciones y entidades, académicas y culturales, de la provincia. Especialmente significativas y fructíferas para la labor del Museo son la colaboración con el Área de Arquitectura de la Diputación de Alicante y con la Fundación de la Comunidad Valenciana MARQ. La estrecha cooperación entre el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y el Área de Arquitectura se inicia en los años 90 del siglo pasado, con objeto de recuperar para la investigación y disfrute público dos emblemáticos yacimientos de la Diputación de Alicante vinculados a la historia del MARQ: el yacimiento púnico-romano de El Tossal de Manises/Lucentum y La Illeta dels Banyets, de El Campello. Nacía así una línea de actuación de la Diputación de Alicante que generó una red de sitios arqueológicos y monumentos en la provincia transformados en activos culturales y turísticos a disposición de quienes visitan nuestras tierras: el Santuario de Arte rupestre de Pla de Petracos y la Torre de Almudaina. Una colaboración que vela por la conservación y puesta en valor de los restos arquitectónicos exhumados en los yacimientos arqueológicos de la provincia que el MARQ investiga, y en la documentación y puesta en valor algunas de las fortificaciones de época medieval más significativas de la provincia de Alicante, como los Castillos de Perputxent y Planes. No menos destacada y necesaria es la colaboración de la Fundación de la Comunidad Valenciana MARQ, desde su constitución en 2001. Una entidad cultural sin ánimo de lucro que brinda al MARQ-Museo Arqueológico de Alicante patrocinio, colaboración y cooperación para la realización de las funciones del Museo: la Atención al público visitante, la Didáctica, la página web www.marqalicante.com, y la implementación del Programa de Exposiciones Temporales del MARQ, entre otros servicios. Una encomiable labor que contribuye a la proyección pública y al respaldo social de la actividad del MARQ.

1. LA PROYECCIÓN INTERNACIONAL DEL MARQ SE AMPLÍA CON SU PRIMERA ITINERANCIA EN EL MUSEO NACIONAL DE IRÁN EN TEHERÁN Si por algo ha destacado el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante es por su sólida apuesta por traer hasta la ciudad de Alicante colecciones y exposiciones de máxima calidad y rango internacional que faciliten y enriquezcan el conocimiento y la comprensión del contexto cultural y cronológico de la herencia

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patrimonial histórico-arqueológica alicantina que custodia y preserva. Sus colaboraciones con museos de todo el mundo como el British Museum de Londres, el Hermitage de San Petersburgo, el Louvre de París, Nationalmuseet de Dinamarca O Museo Nacional de Irán son hitos históricos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y constatan el nivel de las actividades y programas desarrollados por el espacio alicantino. Un programa dirigido a un público que acoge siempre con entusiasmo las nuevas propuestas que se plantean ya que, de otra forma, sería muy difícil que la sociedad alicantina pudiera disfrutar de piezas emblemáticas de la historia universal sin tener que desplazarse. Alcanzar metas de esta complejidad sólo puede ser resultado del gran trabajo realizado por los equipos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, así como de sus conocimientos, profesionalidad y máximo rigor.

Figura 1: Cartel anunciador de la exposición Alicante. Tesoros del MARQ, en el Museo Nacional de Irán, en Teherán.

Sin embargo, durante el año 2019, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante ha traspasado los límites físicos de su edificio para realizar su primera exposición fuera de territorio nacional y convirtiéndose en el primer museo español en exponer sus colecciones en Irán. En concreto, ha sido con la muestra Alicante. Tesoros del MARQ. Alicante / Tresors of Archaeological Museum of Alicante, que ha tenido lugar en el MNI Museo Nacional de Irán en la ciudad de Teherán entre el 21 de septiembre de 2019 al 29 de junio de 2020 (Fig. 1). La muestra, promovida y patrocinada por la Fundación de la C.V. MARQ, fue inaugurada en el Museo Nacional de Irán por el Vicepresidente de la República Islámica de Irán y D. Eduardo López Busquets, Embajador de España en esa nación. Alicante. Tesoros del MARQ es la primera de un museo español en territorio iraní y la quinta de un museo europeo, tras el British Museum (1972), el Museo Capitolino del Vaticano (2015), el Louvre (2018) y el Drents Museum (2019), institución que también ha colaborado en la producción de esta muestra. Alicante. Tesoros del MARQ nació con el objetivo de construir puentes de encuentro y de diálogo entre la cultura alicantina e iraní, siendo una contraprestación a la exposición Irán. Cuna de Civilizaciones, que tuvo lugar en las salas temporales del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante entre los meses de marzo a septiembre de 2019. Sólo en museos como el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y el MNI Museo Nacional de Irán, encontraremos esos


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necesarios espacios de diálogo, de encuentro, de paz y conocimiento, y también de disfrute y curiosidad, en dónde se viven experiencias únicas alcance de todos, sin distinción de género, raza, religión, capacidades o nivel de estudios. Alicante, Tesoros del MARQ ha reafirmado al MARQ-Museo Arqueológico de Alicante como un referente internacional, capaz de facilitar el conocimiento y la compresión de antiguas piezas, muestras y/o civilizaciones haciéndolas comprensibles y próximas al individuo del mundo actual. El contrato entre la Fundación de la C.V. MARQ y el Museo Nacional de Irán (MNI) suscrito el pasado 23 de enero de 2019, comprometía a un intercambio expositivo consistente en la exhibición en el MARQ de la muestra del MNI y la posterior exposición en la sede del Museo en Teherán de la muestra con las piezas del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante. Bajo el comisariado del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y contando como coordinadores con su director, Manuel Olcina y los conservadores del museo, Rafael Azuar y Jorge Soler, así como la totalidad de la plantilla de técnicos arqueólogos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y de la Fundación de la C.V. MARQ, en apenas cuatro meses, se propuso y se puso a punto una cuidada selección de piezas para su exportación temporal, en cumplimiento del convenio de colaboración vigente entre la Diputación de Alicante y la entidad cultural, confirmado con el decreto nº 6402/2019 de la Vicepresidenta 2º y Diputada de Cultura de la Diputación de Alicante, por el cual se aceptaba y trasladaba al MARQ Museo Arqueológico de Alicante la solicitud de la Fundación de la C.V. MARQ de una cesión temporal de piezas para este fin. Las 283 piezas seleccionadas por el equipo técnico para la exposición Alicante. Tesoros del MARQ mostraban la presencia de las civilizaciones que han poblado el arco mediterráneo desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna. La colección se distribuyó en tres bloques temáticos: el primero comprendía desde el Paleolítico hasta la Edad del Bronce; el segundo abarcaba desde la Edad del Hierro, los Fenicios, los periodos íbero y romano y la cultura Medieval. El tercero y último estaba dedicado a la Edad Moderna y Contemporánea y en ella se incluyeron documentos facsímiles del Archivo de Simancas que revelaban las relaciones diplomáticas entre la España de los Austrias y la dinastía safaví. A inicios de septiembre de 2019, las piezas fueron trasladadas hasta las dependencias del museo iraní en la ciudad de Teherán, donde una expedición técnica formada por los arqueólogos Juan Antonio López Padilla, Teresa Ximénez de Embún y Consuelo Roca de Togores Muñoz junto con la restauradora Silvia Roca Alberola, realizaron la revisión y apertura de las cajas, la manipulación de los objetos y el montaje de las piezas en el área de Exposiciones Temporales que el MNI-Museo Nacional de Irán dispone en el Museo Nacional de Arte Islámico en Teherán, cumpliendo con todos los protocolos y requisitos normativos exigidos para este tipo de producciones expositivas en el extranjero. El 21 de septiembre de 2019 se procedió a la inauguración de la muestra por una nutrida representación del Ministerio de Patrimonio Cultural, Artesanía y Turismo de Irán, encabezada por el propio ministro, Ali Asghar Moonesan, a quien acompañaban el viceministro de Patrimonio Cultural, Mohammad Hassan Tale-

bian, el director general de Museos y patrimonio, el Dr. Karegar y el director del MNI Museo Nacional de Irán, Jebrael Nokandeh y con la presencia destacada del Embajador de España en la República Islámica de Irán, Eduardo López Busquets acompañado por el Director del MARQ, Manuel Olcina, el responsable de Exposiciones del MARQ, Jorge Soler y Jose Alberto Cortés, Director-Gerente de la Fundación de la C.V. MARQ. Además, como parte de los acuerdos obtenidos con el MNI Museo Nacional de Irán, ha sido editado un catálogo que se ha convertido en el primer libro de arqueología española que ha sido traducido al farsí. La presentación oficial tuvo lugar durante las conferencias que la delegación del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y la Fundación de la C.V. MARQ impartieron en Teherán a inicios del mes de diciembre de 2019 y que generó una gran expectación en los medios de comunicación iraníes. El ciclo de ponencias fue organizado por el Ministerio de Patrimonio Cultural, Artesanía y Turismo de Irán, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España a través de su embajada en Irán, el MNI, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, la Fundación de la C.V. MARQ y la Universidad de Alicante (Fig. 4). En el transcurso de las jornadas, han impartido charlas Jorge Soler, responsable de Exposiciones y Difusión del museo alicantino, el arqueólogo del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante José Luis Menéndez, José Alberto Cortés, Director Gerente de la Fundación de la C.V. MARQ, José Cutillas, director del seminario de Iranología de la Universidad de Alicante, Rafael Pérez, director del Área de Arquitectura de la Diputación y Luis Pablo Martínez, inspector de Patrimonio Mueble en el Servicio Territorial de Cultura en Alicante de la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano de la Consellería de Educación, Cultura y Deportes de la Generalitat Valenciana (Fig. 2).

Fig. 2: Asistentes al seminario sobre arqueología y patrimonio de Alicante celebrado en el MNI-Museo Nacional en Teherán en diciembre de 2019. Archivo gráfico MARQ

2. EL MARQ AMPLIA LA COLABORACIÓN CON EL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL CON LA EXPOSICIÓN LAS ARTES DEL METAL EN AL-ANDALUS La historia y la trayectoria del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante está indivisiblemente unida a la investigación lo que le ha permitido situarse entre los museos que más y mejor invierte en su programa de excavaciones, publicaciones y colaboraciones con otras instituciones científicas del país. Su reciente integración en el Patronato del Museo Arqueológico Nacional (MAN) a través de su Director, Manuel H. Olcina Do-

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menech, ha significado un importante reconocimiento a la proyección social, cultural y científica del Museo. Fruto de su incorporación al patronato del MAN son las colaboraciones producidas entre ambos museos para consolidar sus programas y proyectos expositivos. De esta manera, en 2018, se inauguró la muestra El poder del pasado: 150 años de arqueología española, con motivo del 150 aniversario de su creación, reuniendo un idéntico número de piezas arqueológicas de toda España, pertenecientes a 64 museos. En 2019, el MARQ y el MAN han consolidado sus relaciones con la producción de la exposición Las artes del metal en al-Ándalus, comisariada por Sergio Vidal Álvarez, actual Conservador Jefe de Antigüedades Medievales del MAN y que cuenta con la participación en el comité científico de Rafael Azuar Ruiz, Jefe de la Unidad de Excavaciones y Colecciones del MARQ, quien publicó el conjunto de bronces del siglo XI d.C. hallado en la ciudad de Denia, procedentes de la zona de Cesarea (Palestina) del que se muestran nueve piezas en la exposición: cuencos, cazos, candelabros, lámparas, esencieros y contrapesos de balanza. El entonces Ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, y el Director General de Bellas Artes, Román Fernández-Baca, inauguraron esta exposición el pasado 17 de diciembre de 2019, acompañados por la Vicepresidenta 1ª y Diputada de Cultura de la Diputación de Alicante, Julia Parra Aparicio, el Director del MAN, Andrés Carretero, el Apoderado General de Acción Cultural Española, Eduardo Fernández, y el Director del MARQ, Manuel Olcina (Fig. 3). La exposición permanecerá en el Museo Arqueológico Nacional hasta el 14 de septiembre de 2020, siendo posteriormente trasladada a Alicante para ser expuesta en las salas temporales del MARQ.

4. EL DIRECTOR DEL MARQ INGRESA EN EL INSTITUTO ARQUEOLÓGICO ALEMÁN En el mes de diciembre de 2019, el Director del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, Manuel H. Olcina Domenech fue nombrado Miembro correspondiente del Instituto Arqueológico Alemán de España, considerado uno de los centros de investigación más importantes de Europa. El Instituto Arqueológico Alemán es el órgano más importante de Alemania en el ámbito de la investigación arqueológica internacional y pertenece al campo de actividades del Ministerio de Asuntos Exteriores germano. Bajo su amparo, más de 250 científicos realizan investigaciones en el campo de la arqueología y disciplinas afines, cuyos trabajos se recogen en numerosas publicaciones especializadas. El instituto también organiza congresos, coloquios, exposiciones y otras actividades con vocación internacional, que no sólo sirven al interés científico y divulgativo de la ciencia alemana, sino que también constituyen la puerta de acceso a la herencia cultural de otros países y facilita las condiciones necesarias para el intercambio de conocimientos. La directora de la institución, cuya presencia en España se remonta al año 1943, Dirce Marzoli, entregó personalmente al Director del MARQ, el título que le acredita como un integrante más de esta prestigiosa entidad, en presencia del embajador de Alemania en España, Wolfgang Dold (Fig. 4). Cabe recordar que una delegación de arqueólogos alemanes pertenecientes a este organismo celebró el pasado mes de septiembre en el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante una reunión científica para analizar las recientes investigaciones en los estudios sobre la producción de metal, especialmente la aparición de la siderurgia. Los participantes visitaron también los yacimientos del Tossal de Manises-Lucentum y La Illeta dels Banyets, que integran el patrimonio arqueológico de la Diputación de Alicante.

Fig. 3: Acto de inauguración de la exposición Las Artes del Metal en al-Ándalus en el salón de acto del Museo Arqueológico Nacional en diciembre de 2019. Archivo gráfico MARQ

3. EL MARQ, MEDALLA AL MÉRITO DE LAS BELLAS ARTES El pasado mes de noviembre de 2019, le ha sido concedida al MARQ la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, la más alta distinción de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. La institución valenciana, que cuenta con más de 250 años de tradición, trasladó al Presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón Guixot y a su Director, Manuel H. Olcina Domenech, el acuerdo de la Academia por el que se hará entrega al Museo, el próximo 2020, de esta distinción por la excelente programación, organización museográfica y proyección social del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, constituido como uno de los mayores referentes culturales de la Comunidad Valenciana.

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Fig. 4: Acto de nombramiento como miembro correspondiente del Instituto Arqueológico Alemán de Madrid del Director de MARQ.

5. EL MARQ, UN MUSEO CON UNA GESTIÓN DE CALIDAD El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante cubre los ámbitos que definen la actividad museística de un museo: el fomento, la investigación, conservación, exhibición y difusión del patrimonio que custodia, tendiendo al equilibrio entre todos ellos. Como museo provincial, se proyecta hacia el territorio de la provincia de Alicante, cooperando con los museos locales y


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otras instituciones y entidades académicas y culturales (Fundación de la C.V. MARQ, universidades, asociaciones, grupos de investigación de carácter nacional). Plenamente comprometido con la calidad de sus servicios al ciudadano, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante somete a evaluación la capacidad de lograr y aumentar la satisfacción de nuestros clientes, internos y externos, siguiendo las directrices establecidas por la Diputación de Alicante en su Política Integrada de Calidad y Prevención de Riesgos Laborales. Las certificaciones en la norma ISO:9001 del Sistema de Gestión de la Calidad del MARQ se inician en 2005, y tras 13 años sin observar disconformidad alguna, las auditorías externas a cargo de importantes empresas del sector como AENOR y, desde 2010, SGS Ibérica, verifican la adecuada implantación y cumplimiento de los requisitos aplicables de la norma de referencia, este 2019 la UNE-EN ISO 9001:2015 “Sistemas de gestión de la calidad”. 6. EL MARQ Y LA GESTIÓN DE SUS COLECCIONES La trayectoria adquirida por el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante desde su inauguración en 2002, mostrada en los reconocimientos que cada año se reproducen y alcanzando casi todos los foros nacionales e internacionales no nacen de un impulso momentáneo. Nacen de la ilusión, dedicación y rigor que desprenden todos sus proyectos y propuestas. Una labor que se sustenta en el estudio, conservación y difusión de su enorme conjunto de colecciones, integradas por su legado fundacional, adquisiciones, hallazgos, donaciones y fondos procedentes de las excavaciones que, por ley, tienen asignado su depósito en el Museo. Todo este enorme registro material que el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante atesora, está gestionado por las diferentes unidades que integran la estructura del museo y que desarrollan una intensa actividad encaminada al conocimiento, conservación y puesta en valor del Patrimonio arqueológico de la Provincia. Desde la Gestión, Inventario, Catalogación, Conservación Preventiva y Restauración de sus fondos arqueológicos, así como el archivo técnico de sus fondos documentales, a la difusión científica y divulgación de las colecciones y la investigación que la explica y complementa. A las tareas propias de cada departamento se suma una serie de actividades transversales que abarcan, entre otras, desde la investigación sobre los contextos de la colección a la formación y docencia científica y técnica. Sus miembros realizan asistencias técnicas, colaboran en el montaje y catálogo de las exposiciones, atienden investigadores, becarios en formación y alumnos en prácticas, junto a visitas especiales, y participan en la confección de proyectos de mejora de infraestructuras y dotaciones técnicas. Año tras año, estas colecciones se potencian e incrementan con nuevos fondos aportados por su plan anual de investigación arqueológica, generando un fondo con centenares de miles de piezas provenientes de más de 250 yacimientos y 25.139 fichas de objetos catalogados como colección de referencia que, a día de hoy, son el gran motor de funcionamiento del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante. La Gestión de la Colección del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante contempla el registro de los ingresos y salidas de

Fig. 5: Trabajos de revisión y montaje de las piezas del MARQ para la exposición Las Artes del Metal en al-Ándalus en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. Archivo gráfico MARQ

piezas, de su ubicación y movimientos, la catalogación de las mismas y las actuaciones y registro de consolidación y restauración necesarias, tanto en las salas de exposición como en los lugares de almacenaje. Otra importante actividad que se gestiona es la visita y consulta de los investigadores y la asistencia a la formación de alumnos universitarios, para lo que el MARQ pone a su disposición un Almacén Visitable, con 9.000 piezas expuestas en la actualidad. Los diversos departamentos de la Unidad de Colecciones colaboraron también en las tareas de preparación, conservación, revisión y exhibición de los materiales expuestos en las propuestas expositivas llevadas a cabo por el MARQ, como la exposición Ídolos. Miradas milenarias. En 2019, se ha registrado un total de 173 movimientos que se corresponden con 16 salidas de piezas, 34 ingresos de materiales arqueológicos y 123 movimientos internos. En el primero de los casos, las salidas están justificadas para formar parte, por un lado, de exposiciones temporales de otros museos como ocurrió con la cesión temporal de 9 piezas del conjunto de bronces islámicos de Denia para su exposición temporal Las Artes del metal en Al-Andalus en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid (Fig. 5) o la cesión temporal de la Dama de Elche realizada por el escultor valenciano Ignacio Pinazo, que forma parte de la Colección Fondo Histórico, al MAHE-Museu Arqueològic i d’Història d’Elx, ya que la reproducción de la Dama de Elche, realizada en 2003, dentro del Proyecto DUPLE y que se hallaba en el museo ilicitano, debía viajar hasta Teherán integrando la colección de piezas cedidas por el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, para la muestra Alicante. Tesoros del MARQ en las salas del MNI-Museo Nacional de Irán en Teherán. En otras ocasiones, las salidas han estado relacionadas con la realización de analíticas, como el envío de muestras de diferentes yacimientos pertenecientes al Plan Anual de Excavaciones del MARQ a, entre otras instituciones, a la empresa Beta Analitic (Florida, USA), al Departamento de Agroquímica y Bioquímica de la

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Universidad de Alicante (UA), a la Universidad de Orleans (Francia), al Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC) de Barcelona o al Institut Valencià de Conservació y Recuperació de Béns Culturals (IVACOR) de Castellón. En cuanto a los ingresos de materiales, se han registrado 34 entradas de materiales arqueológicos procedentes de las campañas del Plan Anual de Excavaciones del Museo, así como de los depósitos de diversas intervenciones arqueológicas efectuadas en la provincia de Alicante y cuyos depósitos fueron autorizados por la Consellería de Cultura. La gestión de estos fondos también ha incluido la revisión y normalización de los materiales arqueológicos de yacimientos existentes en los fondos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante como ocurrió en 2019 en el caso de los yacimientos de Peña Negra, Les Moreres, Pic de les Moreres y El Castellar, todo ubicados en el municipio de Crevillent. Por último, los movimientos internos han ido en aumento, sobre todo en los meses de junio a septiembre de 2019, debido principalmente a la selección y preparación de las 283 piezas arqueológicas que el MARQ-Museo Arqueológico ha seleccionado para su exposición en la muestra Alicante. Tesoros del MARQ en las salas del MNI-Museo Nacional de Teherán. El inventario y catalogación de fondos es una de las destacadas actividades de un museo, para la que el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante ha desarrollado un Catálogo Sistemático normalizado y digitalizado de las piezas de la Colección, con documentación e imagen, que es sistemáticamente incrementado, mantenido y revisado para su actualización y estandarización, en aras de facilitar las búsquedas sobre elementos de la Colección, con una media de 550 fichas de catalogación anuales. Por otra parte, los fondos documentales están disponibles para consultas y peticiones, tanto para el trabajo en el Museo como para investigadores externos, donde se han atendido hasta 140 peticiones durante este año 2019. El período de mayor actividad se sitúa en los meses de marzo a junio, donde se incrementa la presencia de investigadores externos para el estudio de los materiales de las excavaciones de la Pobla medieval de Ifach (Calp), Castillo de Tibi, Peña Negra (Crevillent), Cova d’En Pardo (Planes), Cova de Les Cendres (Teulada), Benàmer (Muro d’Alcoi), Laderas del Castillo (Callosa del Segura), Castillo de Perputxent (L’Orxa) y Cova del Randero, fundamentalmente. 6.1. La Colección Numismática La Colección Numismática del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, por su relevancia, se gestiona independientemente del resto de la Colección. Su registro, inventario y catalogación se introducen en el Catálogo Numismático y posteriormente ingresan también al Catálogo Sistemático del museo. Durante 2019 ingresaron en el MARQ 22 monedas pertenecientes a la colección donada por la familia Rafael Durá Aldeguer que se suman al amplísimo registro monetal existente en el Fondo Numismático. Además, han continuado las labores de mejora y renovación de la documentación del resto del Fondo Numismático. Durante este año 2019, se han realizado estos trabajos con un doble objetivo. Por una parte, se ha trabajado para tener incorporada la colección numismática al Catálogo Sistemático

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del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, traspasándose las fichas de 501 monedas desde la base de datos Catálogo Monetario a la base de datos del Catálogo Sistemático. Por otra parte, se ha estado trabajando en ordenar las colecciones numismáticas del MARQ según su adscripción cronocultural, desde las monedas más antiguas hasta las monedas de la dinastía julio-claudia y desde las monedas acuñadas entre la conquista feudal y Felipe V. En 2019 se han reubicado 501 monedas y se han homogenizado sus fichas. 6.2. Archivo Documental Técnico Asimismo, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante custodia en el Archivo Documental Técnico, los fondos documentales técnicos relacionados con la colección arqueológica (informes, memorias, planos, imágenes). Desde que, en el año 2007, el Archivo Técnico se incorpora al Sistema de Gestión de Calidad del Museo, su principal cometido ha sido la custodia, inventario, catalogación y digitalización de los fondos documentales, un enorme fondo integrado por miles de fotografías, planos y documentos que testimonian la larga trayectoria de investigación del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, destacando el Fondo de Figueras Pacheco o el Legado Documental de E. A. Llobregat. Durante el año 2019, se han realizado un total de 4.244 digitalizaciones, con un promedio de 354 digitalizaciones al mes, así como se han indexado un total de 2.287 fichas que muestran un promedio mensual de 190 fichas. Corresponde también al Archivo Documental técnico atender la consulta interna y externa de la documentación que custodia y, entre otras tareas, gestionar y analizar las Encuestas de público visitante del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante. 6.3. Laboratorio de Restauración Si son importantes las colecciones, las instalaciones que las albergan y custodian y el equipo que las gestiona, es aún más importante disponer de un Área de Restauración muy bien equipada. Las líneas de actuación del Laboratorio siguen varios programas de conservación preventiva y restauración, con sus correspondientes intervenciones sobre las piezas en mal estado. Durante el año 2019, los programas de Restauración de piezas del Gabinete de Colecciones, Fondo Numismático y piezas para Exposiciones Temporales, donde se ha actuado sobre 152 piezas arqueológicas. También se ha realizado un atento seguimiento del estado de conservación y de adecuación/reemplazo de embalajes de las placas de vidrio, negativos antiguos y láminas históricas, del Archivo Documental Técnico, donde se han revisado 360 piezas en esta anualidad. 7. EL MARQ, UN MUSEO ABIERTO AL MUNDO Aparte del hito histórico que ha supuesto el montaje de una exposición íntegramente formada y producida con piezas y contenidos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, su apuesta por traer hasta la ciudad de Alicante colecciones y exposiciones de máxima calidad y rango internacional que faciliten y enriquezcan el conocimiento y la comprensión del contexto cultural y cronológico de la herencia patrimonial histórico-arqueológica alicantina que custodia y preserva siguen siendo durante el año 2019 en santo y seña de esta institución museística. Sus colaboraciones con museos de todo el mundo son cono-


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cidas y constatan el nivel y calidad de las actividades y programas desarrollados por el espacio museístico alicantino en los últimos años. Recordemos que el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y la provincia de Alicante ha tenido el privilegio de disfrutar de muestras tan emblemáticas como La Belleza del Cuerpo (2009), El Enigma de la Momia (2010), Ermitage, Tesoros de la Arqueología Rusa en el MARQ (2011), El Tesoro de los Bárbaros (2012), El Reino de la Sal (2013), Vikingos. Guerreros del Norte. Gigantes del Mar (2016), Mayas, El Enigma de las ciudades perdidas (2017) o ahora Irán, Cuna de Civilizaciones en 2019. Buena parte de estas muestras han salido de las gestiones realizadas por el MARQ dentro de la European Exhibition Network (EEN), que se constituyó en junio de 2011 en la ciudad austriaca de Linz, y está formada por un grupo de museos europeos de ámbito histórico-arqueológico. La EEN es una plataforma técnica cuyo objetivo es impulsar proyectos de cooperación en el intercambio de exposiciones, compartiendo más allá de sus costes, transporte, seguro, comisariado, etc. nuevas ideas y lenguajes entre las distintas instituciones que lo integran y sus respectivos públicos. La presencia del MARQ en la plataforma EEN sirve para conocer de primera mano proyectos de exposición, algunos de los cuales reúnen condiciones para ser incluidos en el Programa de exposiciones temporales del Museo. La pertenencia a esta Red facilita al Museo el acceso a exposiciones de carácter internacional a la vez que lo sitúa en el panorama museístico europeo. La 11ª reunión de la plataforma se realizó en junio de 2019 en el Moesgaard Museum de Aarhus (Dinamarca), donde el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante ha presentado Ídolos. Miradas Milenarias con una intervención de su comisario y Jefe de la Unidad de Exposiciones del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, Jorge A. Soler Díaz, quien ultima los detalles de esta muestra que se prepara en colaboración con el MAR-Museo Arqueológico Regional de Madrid para el primer semestre de 2020. Este tipo de eventos y reuniones amplían notablemente la red de contactos y la proyección internacional del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, que se ve reforzada con las visitas de personajes ilustres como el Sr. Marc Calcoen, embajador de Bélgica en España o todos aquellos que participaron en los diferentes actos científicos con motivo de la exposición Irán, Cuna de Civilizaciones, como el profesor Rudi Matthee, de la Universidad de Delaware (USA), Fereidoun Biglari, subdirector para Asuntos Culturales del MNI-Museo Nacional de Irán, Kamyar Abdi de la Universidad de Michigan (USA), Karam Mirzaei, doctor en Investigaciones de Arte de la Escuela de Arte de la Universidad de Shahed (Irán) o el mismísimo embajador español en la República islámica de Irán, Eduardo López Busquets, quien ofreció una conferencia sobre las estrechas relaciones mantenidas entre España e Irán entre los siglos XVI y XVII. Pero la principal visita del 2019 tiene relación con el futuro inmediato del programa expositivo del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y la muestra Los Guerreros de Xi’an. Guardianes Eternos del Primer Emperador se celebrará en próximas fechas en las salas del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante. Para realizar una inspección técnica y de los sistemas de seguridad del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y avanzar en los detalles del proyecto expositivo que permitirá traer los Guerreros de Xi’an a Alicante, en 2019 se desplazó una delegación desde

China encabezada por la Sra. Zhang Xiao Ying, responsable del Centro de Promoción del Patrimonio Cultural de Shaanxi, y Wen Jun, subdirectora del Museo Nacional de Historia de Shaanxi, junto a los responsables de seguridad y exposiciones del Museo del Mausoleo del Primer Emperador Quin en Xi’an, donde reposan los míticos e inmortales guerreros del ejército funerario de terracota, reconocido en 1987 como Patrimonio de la Humanidad. Para reforzar la presencia de la delegación china en el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, también tuvimos la ocasión de recibir al Embajador de la República Popular China en España, Lyu Fan, quien realizó una visita de carácter privado al museo alicantino, acompañado de su esposa. 8. EL MARQ Y EL PATRIMONIO ARQUEOLOGICO ALICANTINO El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante fomenta e investiga el patrimonio histórico arqueológico y contribuye a su conocimiento y contextualización a escala local, nacional e internacional. Comprometido con el fomento del patrimonio cultural alicantino y su disfrute público, el museo desarrolla una investigación sistemática en dos yacimientos vinculados tradicionalmente a la investigación del Museo, y bajo titularidad de la Diputación de Alicante: El Tossal de Manises/Lucentum y La Illeta dels Banyets de El Campello. Dos parques arqueológicos que, con la cooperación del Área de Arquitectura de la Diputación de Alicante y de la Fundación de la C.V. MARQ, acercan la investigación arqueológica in situ a la sociedad. Esta colaboración ha consolidado como recursos turístico culturales, también, las pinturas del Santuario Rupestre de Pla de Petracos (con el Ayuntamiento de Castell de Castells) y la Torre de Almudaina. El MARQ desarrolla además una importante actividad arqueológica que se muestra desarrollada en el Noticiario de las Excavaciones Arqueológicas del MARQ y que es el fruto del compromiso de la Diputación de Alicante con la misión y funciones del Museo para el conocimiento y fomento del patrimonio histórico-arqueológico de la provincia de Alicante, que implementa a través del Plan Anual de Excavaciones Arqueológicas. Un amplio programa de investigación que cubre desde la Prehistoria a las épocas Ibérica y Romana, la Edad Media -islámica y cristiana- y un ambicioso proyecto de Arqueología subacuática: la Carta arqueológica del Patrimonio cultural subacuático de la provincia. 8.1. PARQUES ARQUEOLÓGICOS Y MUSEOS DE SITIO 8.1.1. TOSSAL DE MANISES/LUCENTUM Después de la firma de la cesión gratuita de la titularidad a la Diputación de Alicante firmada el pasado 15 de junio de 2017, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante ha proseguido su acción coordinada con el Área de Arquitectura de la Diputación Provincial, dotando al yacimiento de un ambicioso plan de investigación, recuperación y puesta en valor del yacimiento que, gracias a la sensibilidad de los gobiernos provinciales, ha permitido actuaciones sistemáticas de investigación arqueológica, preservación y musealización. Los esfuerzos conjuntos han convertido el Tossal de Manises, y en especial la excepcionalmente bien conservada ciudad romana de Lucentum, en uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Comunidad Valenciana.

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En este año 2019, la estrategia de investigación se ha orientado hacia la excavación del camino de acceso del Tossal de Manises (Sector A, Fase II), que ha permitido recuperar definitivamente el camino en el acceso a la ciudad en tiempos púnicos. Además, se ha revisado y actualizado la información de las bases de datos del yacimiento, elemento indispensable para la buena gestión de los datos arqueológicos, añadiendo aquellos elementos relacionados con las fases IV-1A y VI del yacimiento. También se ha procedido a preparar la memoria científica de la campaña de excavación de 2018, «Excavación del camino de acceso a las ciudades antiguas del Tossal de Manises. Fase I». Los Proyectos I+D+i, son también muy importantes, ya que han facilitado la participación del yacimiento en diferentes proyectos de investigación, desarrollo e innovación con otros colegas e instituciones. En este periodo, se ha continuado con la tramitación y aprobación del proyecto de I+D HAR2015-64386C4-2-P (2016-2019) «Perduración, reutilización y transformación en Carthago Nova, Valentia y Lucentum», en el marco del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2013-2016 promovido por la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación del Gobierno de España. En cuanto a divulgación, se ha reeditado las IV Jornadas de Recreación Histórica Lucentum, que se realizan con el objetivo de acercar esta ciudad romana, origen de Alicante, a todos nuestros visitantes, contribuyendo a la puesta en valor en valor el yacimiento. Hasta 1.510 participantes han podido disfrutar de la recreación de la vida cotidiana en una ciudad romana tales como el despertar de un magistrado, la higiene diaria, la Salutatio de los clientes a su patrono, ceremonias religiosas y toma de auspicios, desfiles militares, luchas de gladiadores, etc. Todo ello en el magnífico escenario que se genera, años tras año, gracias a continua labor de investigación, preservación y puesta en valor de este destacado yacimiento alicantino de la Diputación de Alicante. 8.1.2. ILLETA DELS BANYETS (EL CAMPELLO, ALICANTE) La Illeta dels Banyets fue declarada paisaje cultural de España e integrada en la publicación 100 Paisajes Culturales De España, editada por el IPCE Instituto del Patrimonio Cultural de España, dentro del marco del Plan Nacional del Paisaje Cultural. Dentro del Plan anual de excavaciones del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante para 2019, se acometió la excavación del Barrio Suroeste del asentamiento púnico, en concreto la Fase I del Sector J. También se concluyó la memoria científica de la IV campaña de excavación del Barrio Suroeste llevada a cabo desde noviembre 2017 a marzo de 2018 que fue entregada al Servicio de patrimonio arqueológico, etnológico e histórico de la Consellería de Educación, Investigación, Cultura y Deporte de la Comunidad Valenciana. En cuanto a la difusión, durante 2019 se han modificado las visitas teatralizadas que se realizan en La Illeta gracias al convenio por la promoción turística del yacimiento firmado por el Ayuntamiento de El Campello y la Fundación de la C.V. MARQ. Par ello se ha llevado a cabo la revisión del nuevo guión propuesto por la compañía de teatro Espacio Inspira, que cuenta con un nuevo recorrido y nuevos personajes. Las primeras representaciones de

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esta obra se realizaron con motivo de la asamblea de la UNDEF celebrada en El Campello los días 3 y 4 de marzo. En el apartado de difusión cultural, el yacimiento ha participado en dos programas de la cadena autonómica ÀPUNT: en el mes de enero acompañamos a Miquel Gil y Carles Dènia, cantantes y presentadores del programa de Bambant per casa en su visita al yacimiento. En marzo participamos en el rodaje de un reportaje de Alexandra Blanquer Boluda para el programa À punt directe. En el apartado museográfico se ha procedido al cambio de los paneles de la caseta de los guías lo que ha implicado un nuevo diseño del panel oeste, con la inclusión del nombre del yacimiento en el punto más visible. También se ha modificado el panel sur, rehaciéndolo para incluir las estructuras exhumadas con la campaña de excavación de 2017-18 y aportando los nuevos itinerarios. También se ha procedido a la renovación de los carteles botánicos que por acción de las radiaciones solares y su exposición a la intemperie se encontraban muy deteriorados. 8.2. EL MARQ Y EL ÁREA DE ARQUITECTURA DE LA DIPUTACIÓN DE ALICANTE El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y el Área de Arquitectura colaboran en diferentes planos de actuación, desde el mantenimiento y mejora de las instalaciones museísticas al diseño expositivo de las muestras temporales, pasando por la consolidación, restauración y puesta en valor de los yacimientos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y de los restos arquitectónicos aflorados en las actuaciones arqueológicas del Plan Anual de Excavaciones del museo que lo requieren y permiten. El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante también proporciona asistencia técnica al Área de Arquitectura para sus intervenciones de recuperación y puesta en valor de monumentos arquitectónicos del patrimonio histórico-cultural de la Provincia de Alicante que lo necesitan. 6.2.1 EL PROYECTO DE REHABILITACIÓN, CONSERVACIÓN Y PUESTA EN VALOR DEL CASTILLO DE PERPUTXENT (L’ORXA) El Museo colabora desde el año 2009 con el Área de Arquitectura de la Diputación de Alicante en la documentación histórico-arqueológica del Castillo de Perputxent. La fortaleza, una de las más notables de la provincia, adquirida por la Diputación de Alicante en el año 2009, tiene origen islámico pasando en 1289 a la Orden del Hospital y posteriormente a la orden de Montesa, donde se convirtió a partir de 1321 en su encomienda más septentrional, configurándose a partir de entonces su actual fisonomía. Las actuaciones en esta fortificación, declarada Bien de Interés Cultural en 1999, forman parte del plan de la institución provincial para la recuperación y consolidación del patrimonio arqueológico y arquitectónico de la provincia, que persigue consolidar enclaves estratégicos y de gran valor natural o histórico para hacerlos accesibles al público. Para su investigación y consolidación estructural se han llevado a cabo, entre otras, tareas de documentación de la fortaleza y su entorno, excavaciones arqueológicas, la consolidación de las construcciones para su documentación, la limpieza y el desescombro de los sectores o la reconstrucción volumétrica de los edificios y estructuras.


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Durante el año 2019, se ha ejecutado la primera parte de la Fase II, centrada en documentar con metodología arqueológica el interior de la denominada Torre de los Almohadillados, así como el sector noroeste del Patio de Armas, con el objetivo de preparar las tareas de puesta en valor de ambos sectores que se acometerán durante la segunda parte de esta Fase II de intervenciones. Sin contar la actuación realizada en el año 2016 en la barbacana del castillo, esta intervención es la primera que documenta los niveles arqueológicos que colmatan el interior de la fortificación, un hito en la historia de la investigación de esta fortaleza tan importante. Los resultados obtenidos han sido muy importantes, ya que, por un lado, se ha recuperado el pavimento original de la torre y dos aspilleras que se encontraban cegadas por los derrumbes caídos en el interior de la torre. Por otro lado, en el exterior se han documentado varias estancias que se disponían en el Patio de Armas correspondientes al último momento de ocupación del castillo situado en la mitad del siglo XV. Las excavaciones han recuperado un importante registro material, que ahora se encuentra en estudio, en el que destacamos dos fragmentos de parteluz de un gran ventanal cuya ubicación aún nos es desconocida. 8.2.2. LOS TRABAJOS DE EMERGENCIA Y RECONSTRUCCIÓN DE LA MURALLA DEL CASTILLO DE PLANES Durante 2017 y parte de 2018, la Diputación de Alicante realizó un proyecto de recuperación de emergencia para recuperar un tramo de la muralla de 35 metros de longitud que se vino abajo durante el temporal de lluvias del pasado año 2017 y reforzar los tramos situados sobre las casas del pueblo, para prevenir incidentes. Los trabajos de este año 2019 se han centrado en la redacción del Proyecto de Actuación de urgencia en la estabilización estructural de los sectores de la Torre Norte y Acceso del Castillo de Planes (Nº 812REF.: P-05-18) que permitirá finalizar el proceso de recuperación del frente norte y mejorar su acceso para permitir visitas a la fortificación en un futuro próximo. 8.2.3. I SEMINARIO DE FORTIFICACIONES DE ALICANTE La creciente actividad arqueológica y arquitectónica emprendida en los últimos años en una gran parte de los castillos y fortificaciones de Alicante, ha permitido la organización por parte del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y del Área de Arquitectura de la Diputación de Alicante del I Seminario de Fortificaciones de Alicante en el Salón de Actos del museo alicantino (Fig. 12). El seminario, coordinado por el arqueólogo del MARQ, Jose Luis Menéndez y el Director del Área de Arquitectura de la Diputación de Alicante, Rafael Pérez Jiménez, reunieron, durante dos días de mes de octubre, a reconocidos arqueólogos y arquitectos que presentaron una veintena de proyectos de intervención en diferentes fortificaciones del territorio provincial, dejando patente la necesaria dualidad de la de ambos profesionales en los proyectos como agentes principales en los planes de intervención de este tipo de monumentos. En este sentido, la Diputación de Alicante lideraba las propuestas presentadas en este seminario con varios proyectos realizados y ejecutados, así como otros que se encuentran actualmente en fase de ejecución, encaminados a preservar y conservar este legado histórico. La Torre de la Almudai-

Fig. 6: Cartel anunciador del I Seminario de fortificaciones celebrado en el MARQ en octubre de 2019.

na, La Torre de Les Maçanes o la Torre Vernet, en Penàguila, son algunos de los ejemplos de estas intervenciones en el patrimonio fortificado de la provincia, junto al Castell de Perputxent, en L’Orxa o el Castell de Planes. Por otra parte, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante está desarrollando un papel fundamental en cuanto a la promoción de la investigación y la conservación de yacimientos arqueológicos, como es el caso de la Pobla Medieval de Ifach, en Calp, incluido en el Plan Anual de Excavaciones cuyas inversiones y descubrimientos permiten incorporar nuevos ejemplos al ya denso mapa de castillos y fortificaciones que atesora Alicante. 9. EL MARQ, UN MUSEO PARA EL PÚBLICO El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante recibe su mayor impulso y refrendo en la participación del público. En 2019, han sido 190.206 visitantes, casi veinte mil más que en 2018, los que ha visitado las salas y exposiciones del museo alicantino. Del total de visitantes, 166.006 corresponden al museo, que contempla un aumento de 30.023 personas respecto a 2018, mientras que los yacimientos y monumentos que se integran en la red de gestión del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante alcanzaron también excelentes registros, con las 9.365 visitas al yacimiento de Lucentum, las 12.255 en la Illeta dels Banyets, las 1.312personas en los abrigos de arte rupestre del Pla de Petracos y 1.268 visitante en la Torre de la Almudaina. Estas cifras, puestas en relación con los registros publicados por el Ministerio de Cultura, respecto de las visitas a los museos de la red estatal en 2019, situarían al MARQ-Museo Arqueológico de Alicante entre los diez primeros del país de los de arqueología. Para conocer la opinión del público y mejorar los servicios prestados el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante ha desarrollado, incluido en su Sistema de Gestión de la Calidad, un estudio de satisfacción mediante encuestas voluntarias de los usuarios, a través de la plataforma web Evalnova Consulting. Los 1.026 visitantes que las cumplimentaron en 2018 manifestaban un alto grado de satisfacción. Como apreciado re-

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sultó el Museo por los usuarios de la plataforma web TripAdvisor. es, que este año lo destacó como cuarto destino recomendado al visitar Alicante y el 5º mejor museo entre los 245 de la Comunidad Valenciana. Este es el séptimo año que venimos realizando este análisis que ofrece una media de puntuación de 8,6 sobre 10 entre enero y diciembre de 2019, una décima más que la puntuación media obtenida en 2018. Como resultado de la participación, se ha respondido un total de 10.994 preguntas frente a las 12.987 preguntas de 2018. La evolución de la puntuación por parámetros de las Instalaciones y los Servicios del MARQ en este año 2019 se limita a una franja situada entre 8,35 en los Servicios del mes de junio, como nota más baja, y el 9,27 de las Instalaciones del mes de noviembre, como nota más alta. En cuanto a Instalaciones, el intervalo ha oscilado entre el 8,4 de abril y el mencionado 9,27 de noviembre; en Servicios, las notas han oscilado entre la ya aludida de 8,35 de junio y la de 8,9 de noviembre. Los parámetros más destacados han sido la Limpieza y adecuación de las salas (9,3), dato que se repite una y otra vez, y los Montajes expositivos de las salas (9,1). Los menos considerados por el público, nuestros Servicios de publicaciones (8,3), servicio del cual es conocido su uso discontinuo entre el público visitante, y la Señalización de los itinerarios de salas (8,3). En cuanto al programa expositivo llevado a cabo en 2019, destacan las muestras temporales Rupestre. Los Primeros Santuarios e Irán. Cuna de Civilizaciones, esta última con datos por encima de los 100.000 visitantes, lo que evidencia, además, el atractivo turístico-cultural del centro museístico alicantino. A la hora de analizar el papel de dinamizador cultural que representa el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, otro dato es la afluencia a las exposiciones de producción propia en otras sedes, dentro y fuera de la provincia. Así, la propuesta Guardianes de Piedra. Castillos de Alicante, expuesta en el museo de Historia de la Villa de Monforte del Cid hasta el próximo mes de marzo, ha superado ya las 5.000 visitas. En este apartado debemos incluir las visitas a la muestra Alicante. Tesoros del MARQ que se exhibe en el MNI-Museo Nacional de Irán en Teherán y que, desde que el pasado 22 de septiembre abrió sus puertas al público, ha sido visitada por 16.577 personas. Por otra parte, el Club Llumiq ha alcanzado la cifra de 13.715 inscritos y en la pasada campaña de Navidad 473 pequeños disfrutaron del Teatro infantil y los talleres didácticos. Cabe destacar que el interés por el MARQ se extiende más allá de nuestras fronteras, como revelan los datos referidos a las visitas a la web, que rozan los 154.000 usuarios -frente a los 135.158 de 2018-, con un incremento del 14%. Asimismo, han sido 572.285 las páginas vistas desde un total de 140 países distintos. Entre la procedencia de estas visitas destacan las de México, Estados Unidos, Argentina, Reino Unido, Colombia y Francia, aunque en términos comparativos con 2018, los usuarios que más han crecido en número de consultas proceden de Irán (235%), Pakistán, Japón, Grecia, Ucrania y Estados Unidos, estos cinco últimos con incrementos por encima del 150%. A lo largo de 2019, en las redes sociales vinculadas al museo destacan los 21.470 seguidores de Facebook -respecto de los 18.958 que lo hicieron en 2018- y los 17.701 en Twitter –frente a los 16.636 de 2018-, situándose en 7.656 los seguidores en la cuenta de Instagram –con 5.478 en 2018-.

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10. EL MARQ Y LA DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 10.1. Biblioteca Relacionada evidentemente con la investigación está la Biblioteca del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, que actualmente alcanza los 48.256 volúmenes, que la convierten en una de las mejores de su especialidad en la Comunidad Valenciana. Supera incluso el número de volúmenes de algún museo estatal, como el Museo Nacional de Arte Romano (Mérida) o el Museo de América (Madrid). En el año 2019, se han catalogado 1.313 catalogaciones correspondientes a nuevos ingresos, al vaciado de artículos, tanto de congresos de arqueología como de publicaciones periódicas y a los ejemplares que componen la Biblioteca E.A. Llobregat. La Biblioteca del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante tiene entre sus objetivos fundamentales ofrecer apoyo al estudio y la investigación, facilitando a sus usuarios el acceso a la información bibliográfica y documental de los fondos propios que gestiona. Dicha finalidad se enmarca dentro de las actividades del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante dirigidas a la conservación, investigación y difusión del patrimonio arqueológico. En la actualidad atiende a varios centenares de usuarios y recibe intercambio de unas 400 entidades científicas y especializadas de España, resto de Europa y América. La Biblioteca acomete el inventario y catalogación de las publicaciones, atiende los préstamos a lectores (ya cerca de un millar de altas de usuarios). Desde su apertura en 2006, cerca de un centenar de alumnos han accedido en ella a formación práctica. 10.2. PUBLICACIONES La labor de difusión científica y divulgación del patrimonio que el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante conserva y exhibe, se canaliza a través de la publicación de catálogos y monografías de sus fondos (Ley 4/1998 de Patrimonio Cultural Valenciano, Tit. IV, Art. 68.2 y Orden de 6 de febrero de 1991. Art. 3), que dan a conocer los trabajos de investigación arqueológica y museográfica y de catalogación de fondos y divulgación. En la actualidad el Museo ha editado un centenar de títulos en varias series: Catálogo de Fondos del Marq, Excavaciones Arqueológicas, Mayor, Trabajos de Arqueología, Varia y Actas de Congresos y Jornadas. Además, el Museo edita una revista propia MARQ. Arqueología y Museos, de la cual lleva editados 11 números y uno monográfico. Parte esencial de la edición de las publicaciones del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante se distribuye entre el Museo (ediciones técnicas y científicas) y la Fundación de la C.V. MARQ (ediciones divulgativas), si bien corresponde al MARQ-Museo Arqueológico de Alicante la coordinación y revisión de las publicaciones de la Fundación (básicamente en los catálogos de exposiciones). Para desarrollar esta función, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante desarrolla una serie de líneas editoriales, que han ido incrementando al paso de los años para dar respuesta a necesidades de difusión científica y divulgación de trabajos, tanto los generados por su equipo técnico como por investigadores externos, sobre museografía, la colección, investigación y preservación de yacimientos arqueológicos y, en general, temas relevantes del Patrimonio arqueológico de Alicante y la labor museística. En este año 2019, han sido programadas la publicación de las actas de las III Jornadas Internacionales de Arqueología de Al-Andalus, dedicadas a la arqueología de Al-Andalus almorávide, coordi-


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nadas por Rafael Azuar Ruiz y el volumen nº 14 de la Serie Mayor del MARQ, titulado El Tossal de Manises-Lucentum. De los Barca a los Omeya, coordinado por Manuel H. Olcina Domenech. 10.3. Reuniones científicas Indisolublemente unida a la investigación está la celebración de reuniones científicas en forma de Congresos, seminarios, coloquios, jornadas, etc., de temática arqueológica o museográfica y ámbito nacional e internacional, donde especialistas de instituciones universitarias, centros de investigación, instituciones museísticas, así como doctores e investigadores especializados, han colaborado con el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante en la difusión científica del Patrimonio Arqueológico. Organizadas por el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, en solitario o con otras instituciones científicas o técnicas, hasta la fecha se ha realizado cerca de una cincuentena de reuniones, además de un buen número de conferencias que versan sobre el patrimonio que custodia el museo alicantino, su contextualización en el ámbito nacional e internacional o sobre los contenidos de las exposiciones temporales del Museo. En este año 2019, se han realizado en el Salón de Actos del MARQ varias conferencias como la impartida por parte de la profesora Rosalía Rodríguez Lopez de la Universidad de Almería con el título La violencia contra las mujeres en la antigua Roma o el ya mencionado ciclo de conferencias dedicado a las ción Irán, Cuna de Civilizaciones. También se han realizado reuniones científicas de enorme repercusión, como la organizada por el Instituto Arqueológico Alemán, dedicadas a analizar las recientes investigaciones en los estudios sobre la producción de metal, especialmente la aparición de la siderurgia; la VII reunión del Late Roman Coarse Ware (LRCW), celebrada en Valencia y Riba-roja del Turia del 15 al 18 de octubre y cuya jornada extraordinaria se celebró en el Salón de Actos del MARQ y en el yacimiento de Lucentum; el III Congreso Internacional organizado por la Confederación de la Comunidad Valenciana de la SEEC-Sociedad Española de Estudios Clásicos bajo el título Mare Nostrum: En las Orillas del Tiempo y el Espacio, celebrado en Alicante los días 21 y 22 de noviembre; el ya mencio-

Fig. 7: Cartel anunciador del VI Congreso de Arqueología Medieval (CAME) de España y Portugal celebrado en el MARQ en octubre de 2019.

nado I Seminario de fortificaciones: los castillos de Alicante, ante sus proyectos de intervención o el VI Congreso de Arqueología Medieval (Fig. 14), donde se presentaron 70 ponencias centradas en mostrar las novedades que están aportando las últimas excavaciones, investigaciones y los recientes descubrimientos sobre arqueología medieval en España y Portugal. El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante presentó en sus sesiones los avances en sus proyectos en el Cabezo del Molino (Rojales) por parte de Mª Teresa Ximénez de Embún Sánchez y en el Castillo de Perputxent (L’Orxa) a cargo de Jose Luis Menéndez y su equipo. Asimismo, la difusión científica también ha tenido lugar fuera de los muros del Museo, cuando diferentes miembros del equipo científico del MARQ se desplazaron los días 26 al 28 de junio de 2019 a la ciudad de Mérida (Badajoz) para participar en el congreso internacional EXEMPLUM ET SPOLIA. La reutilización arquitectónica en la transformación del paisaje urbano de las ciudades históricas, donde presentaron una comunicación sobre la transformación de Lucentum de municipio romano a cantera. 10.4. Exposiciones En cuanto a la difusión, ésta comprende la destinada al gran público visitante, a la generalidad de la sociedad, que se concreta fundamentalmente en un programa de exposiciones temporales de carácter provincial, nacional e internacional, que ha dado enorme prestigio al MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y que es desarrollado con la participación activa de la Unidad de Exposiciones y Difusión del MARQ y del equipo técnico del museo, con la colaboración y patrocinio de la Fundación de la C.V. MARQ y de otros profesionales de la arquitectura y el diseño. Este programa ha permitido conocer y disfrutar de más de 150 exposiciones desde el año 2004, trayendo hasta la ciudad de Alicante importantes colecciones de la arqueología local, nacional e internacional que representan significativas manifestaciones culturales del pasado de la Humanidad. El programa de 2019 se inició con la exposición Irán, cuna de civilizaciones, considerada como la gran apuesta expositiva del año, gracias al acuerdo existente entre Fundación de la C.V. MARQ y el MNI- Museo Nacional de Irán, en el que también participaban la ICTHO-Organización del Patrimonio Cultural, Artesanía y Turismo de Irán y el Drents Museum de Assen (Holanda). La muestra estuvo expuesta desde el 14 de marzo al 1 de septiembre de 2019, ocupando las salas I, II y III del Área de Exposiciones Temporales del MARQ, siendo comisariada por el equipo científico del MNI-Museo Nacional de Irán dirigido por su director, Jebrael Nokandeh, el director adjunto Fereidoun Bigliari y la responsable de exposiciones Nina Rezaie, siendo diseñada por el gabinete de Rosa María Ibiza Fernández, bajo el patrocinio de la Fundación Asisa y la Fundación Cajamurcia. Como colofón expositivo a este año dedicado a la cultura iraní, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y la Fundación de la C.V MARQ, en colaboración con la Universidad de Alicante, produjeron en la sala noble de la Biblioteca del museo alicantino la muestra España e Irán en la época de los grandes Imperios, comisariada por José Cutillas Ferrer, profesor de Iranología de la Universidad de Alicante y el técnico del MARQ, Jose Luis Menéndez Fueyo. Apoyada en documentos facsímiles del Archivo General de Simancas, la exposición pasa revista a las relaciones establecidas durante el siglo XVII entre la España de los Austrias y la Persia dominada por

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la Dinastía Safaví, que generó una sólida alianza en la mutua lucha contra el poder otomano.

Fig. 8: Detalle de la exposición España e Irán en la época de los grandes Imperios ubicada en el pasillo de acceso a la sala noble de la Biblioteca del MARQ.

10.5. Exposiciones itinerantes Por otra parte, la producción expositiva se incrementa con el programa de exposiciones itinerantes, que continúan su recorrido por el territorio provincial. Estas muestras son de pequeño formato y permiten trasladar algún aspecto histórico, arqueológico o patrimonial a las poblaciones de la provincia de Alicante con un montaje ágil y sencillo y con un diseño que mantiene los criterios de calidad del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante. Durante el año 2019, ha continuado su peregrinaje la exposición Guardianes de Piedra. Los Castillos de Alicante, comisariada por Jose Luis Menéndez Fueyo, quien recaló en noviembre en la sala de exposiciones del Ibero. Museo de Historia de la Villa de Monforte del Cid. 11. EL MARQ Y EL COMPROMISO CON LA FORMACIÓN Aparte de la estrategia de difusión del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, dirigida a todos los sectores sociales, el museo tiene un especial cuidado con la formación científica y técnica de los profesionales, poniendo a disposición de alumnos y licenciados su experiencia en materia de conservación, investigación y difusión del patrimonio, tanto a través de cursos formativos como de prácticas y becas de formación. Respecto a estas últimas, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante ofertó nuevamente en este año 2019 ocho becas de formación, aprobando la convocatoria en sesión ordinaria de la Junta de Gobierno de la Diputación de Alicante, cuyo extracto se publica en el BOP Boletín Oficial de la Provincia, en las modalidades de Museografía y Museología (4 becas), Biblioteconomía (2 becas) y Restauración de Patrimonio Arqueológico (2 becas). En esta misma línea de formación, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante también es una plataforma de la que se valen los alumnos universitarios para completar su formación, sirviéndose no solamente de los fondos arqueológicos sino también de la dinámica de los distintos departamentos que cubren la intensa labor museística. Durante el período 2019 se ha tutorizado a 4 alumnos en prácticas procedentes del Grado de Humanidades, Grado de Historia y Máster de Arqueología y Gestión del Patrimonio de la Universidad de Alicante. De notable importancia también es la colaboración con la formación de estudiantes universitarios, donde el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante colabora asistiendo y participando en la realización de prácticas en todos los departamentos del Museo y,

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sobre todo en el Máster de Arqueología Profesional y Gestión Integral del Patrimonio que organiza el Departamento de Prehistoria, Arqueología, Historia Antigua, Filología Griega y Filología Latina de la Universidad de Alicante quienes realizan varias de sus actividades en el Gabinete de Colecciones, lo que les posibilita el contacto directo con los fondos arqueológicos, así como actividades prácticas en el Tossal de Manises/Lucentum y en la Illeta dels Banyets. En el periodo 2019 se ha impartido este Master en el Museo a un total de 27 alumnos. También tienen alumnos y licenciados universitarios una consolidada oportunidad de formación en la práctica arqueológica a través de la participación voluntaria en los diversos proyectos del Plan Anual de Excavaciones del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, que este año 2019 ha contado con un total de 75 voluntarios. Finalmente, no olvidamos la formación del profesorado y en esta línea se han organizado decenas de cursos, en los que la mayoría de los profesores son los arqueólogos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, procurándoles la información sobre las novedades en la investigación histórica y arqueológica, además de la que se presenta en las exposiciones internacionales. El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante colabora en la formación docente con el Centro de Formación del Profesorado del Departamento de Didáctica y Accesibilidad de la Fundación de la C.V. MARQ, que dispone del reconocimiento oficial como centro formador por parte de la Consellería de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana. En algunos de los cursos y jornadas formativas la docencia corre a cargo, principalmente, del personal técnico del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante. Estos cursos tienen como objetivo contribuir a la formación de los docentes en los contenidos de la Exposición Permanente, las Exposiciones Temporales del Museo y los Parques Arqueológicos, que facilitan la comprensión de las etapas históricas en las diferentes etapas de aprendizaje: Educación Infantil, Especial, Primaria y Secundaria. El MARQ, sus fondos y sus recursos, pueden jugar como una excelente herramienta didáctica complementaria de la actividad docente. Un medio de educación no reglada, con fuerte presencia de nuevas tecnologías al servicio de una mejor comprensión de los contenidos. En el año 2019, se ha realizado el curso Guardianes de Piedra. Los Castillos de Alicante, que ha girado fundamentalmente en torno al estado y estudio de las fortificaciones del territorio alicantino. Asimismo, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante está comprometido en desarrollar y mejorar el acceso universal al patrimonio histórico arqueológico alicantino. La difusión al público visitante y a los profesionales es una de las principales funciones del museo. En cuanto a la educación de escolares de primaria y secundaria, la Unidad de Didáctica y Accesibilidad de la Fundación de la C.V. MARQ se ocupa de la programación y contenidos de actividades (visitas, talleres, juegos, etc..) para escolares y alumnos, tanto en periodo lectivo como vacacional (Semana Santa, verano y Navidad) y celebraciones especiales. Durante el período lectivo, un total de 3.290 escolares han participado en las actividades organizadas por la Unidad de Didáctica y Accesibilidad de la Fundación, a través de distintas actividades como AMARQdrina una pieza, Los Cuentos del MARQ, Un MARQ de números o la Nit Europea de la Investigación. Durante el período no lectivo, 10.000 participantes han compartido la programación centrada en los yacimientos del MARQ y en las exposiciones temporales como


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Irán, Cuna de Civilizaciones pero, sobre todo, en el Día Internacional de los Museos (DIM), dedicado este año a Los museos como ejes culturales: El futuro de la tradición. Asimismo, la campaña Veranea en el Marq ha estado centrada en la exposición Irán, Cuna de Civilizaciones con la iniciativa Arte de Ida y Vuelta, en la que el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y MACA-Museo de Arte Contemporáneo de Alicante han realizado el taller Decorando un Palacio Persa, en el que los alumnos tuvieron la oportunidad de reproducir un relieve de cerámica vidriada con la figura de un soldado de la guardia personal del rey, equipado con una lanza, arco y flechas. También se ocupa, en colaboración con los técnicos del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, de la confección de guías didácticas y accesibles sobre la exposición permanente y sobre las exposiciones temporales. De este modo, se llevan a cabo múltiples iniciativas en el museo y yacimientos, que comprenden desde el público infantil, que se integra en el Club Llumiq, el club de amigos de la mascota del MARQ, hasta secundaria, con talleres, publicaciones y programas educativos en los que han participado 240.000 escolares en los últimos diez años, con el concurso de 600 colegios e institutos. 12. EL MARQ, UN MUSEO PARA TODOS En cuanto a la accesibilidad y difusión hacia colectivos de personas discapacitadas encaminadas a procurar la plena integración y disfrute de las actividades del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, éste, juntamente con la Fundación de la C.V. MARQ, ha desarrollado programas en colaboración con la ONCE-Organización Nacional de Ciegos de España para discapacitados visuales, realizando guías en braille y elementos táctiles en las exposiciones. En este sentido, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante ha sido galardonado por la ONCE con el premio 2019 a la inclusión por el trabajo desempeñado en lograr la accesibilidad de sus exposiciones temporales para las personas ciegas o con problemas graves de visión. Entre las acciones realizadas para conseguir exposiciones accesibles para las personas ciegas destacan, entre otras, el Plano Táctil de las tres salas temporales; la distribución de las vitrinas, su altura y los recorridos de sala de tal forma que permitan las visitas con perro guía, bastón, o silla de ruedas; reproducciones en 3D de las piezas más representativas; recursos sensoriales utilizando olores y perfumes principalmente, para señalar los distintos ámbitos y contenidos expositivos; y los códigos QR para acceder a la información en audio. Asimismo, con apoyo ministerial y de la Universidad de Alicante se desarrolló el proyecto Un museo para todos para la realización de guías multimedia dirigidas a personas con discapacidad auditiva. Asimismo, se ha renovado el convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Alicante y el Ayuntamiento de El Campello, destinado a facilitar la accesibilidad al museo al colectivo de personas en riesgo de exclusión social en el que ha incluido por primera vez la visita a los parques arqueológicos del Tossal de Manises y la Illeta dels Banyets. De esta manera, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante amplía y mejora la accesibilidad de sus instalaciones culturales ya que considera el acceso a la cultura como un pilar fundamental de la inclusión social. Gracias a este acuerdo, las personas atendidas en los Servicios Sociales Municipales podrán participar en visitas guiadas, tanto al museo como a los yacimientos de Tossal de Manises, Lucentum, en Alicante y la Illeta dels Banyets, en El Campello.

Asimismo, este colectivo tendrá la oportunidad de llevar a cabo actividades y talleres que tienen como objetivo propiciar el conocimiento de la historia a través de los vestigios arqueológicos que encierran las salas del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y sus enclaves. Además, el MARQ-Museo Arqueológico de Alicante colabora a través de este proyecto con asociaciones alicantinas que atienden a personas con disfuncionalidad como ONCE, FESORD, APESOA, ASOCIDE C.V., Asociación VIDA LIBRE, APSA, ASPALI o la Asociación Alicantina Síndrome de Down, convirtiéndose en un referente en materia de accesibilidad. El MARQ-Museo Arqueológico de Alicante colabora desinteresadamente en la programación para la accesibilidad, no solamente en el ámbito del museo y los parques arqueológicos, sino en proyectos desarrollados por la Fundación de la C.V. MARQ en otros ámbitos, como Un Hospital de Cuento un programa para la atención a niños largamente ingresados en el Hospital General de Alicante; Museo y Memoria contra el Alzheimer, Vive el MARQ, MARQ+65 o el programa de formación que implementa con los internos de la prisión de Fontcalent de Alicante. Un total de 2.127 personas han participado en estas actividades con una amplia participación en el Día de la Discapacidad 2019. Fruto de esta importante apuesta por la total accesibilidad de todos los colectivos al museo alicantino ha sido la entrega del Premio Afante 2019 por parte de la Asociación de Familiares y Amigos de Enfermos de Alzheimer de Alicante (AFA Alicante) en agradecimiento a la estrecha colaboración mantenida por ambas instituciones desde 2016. 13. EL MARQ, UN MUSEO EN CONSTANTE MEJORA Para garantizar la modernización y sostenibilidad del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante, los presupuestos del museo contemplan una considerable inversión para la mejora y mantenimiento del inmueble y sus dotaciones, que ha ascendido durante el año 2019 a un total de 449.050,82 €. Entre todas ellas, destaca la Obra acondicionamiento y mejora de las salas de exposiciones temporales del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante que supondrá un salto cualitativo muy importante para el desarrollo de los programas expositivos del museo en un futuro próximo. También han sido importantes las obras de sustitución de la instalación de iluminación de zonas técnicas del sótano del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante y la construcción de pasarelas técnicas para mantenimiento de los techos de las salas donde se alberga la colección permanente. Asimismo, se ha acometido la instalación de 6 video proyectores y 6 unidades reproductoras de video para sala romana y 4 proyectores para salas temáticas de arqueología subacuática y arqueología urbana. En el apartado de adquisiciones, se ha comprado una escalera triple 9P para el yacimiento de la Illeta del Banyets, nuevos equipos de seguridad, un armario desecador para el laboratorio de Restauración y dos niveles ópticos para excavaciones del museo. En el apartado de mobiliario, se ha adquirido diverso material de oficina para el área técnica del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante. También se ha hecho una importante inversión en la renovación de los equipos informáticos del museo, con el suministro de nuevos ordenadores que han mejorado la capacidad de trabajo de las unidades técnicas del MARQ-Museo Arqueológico de Alicante.

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