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De levante a Poniente: Migraciones de almerienses al litoral onubense. Rafael Cáceres Feria

De Levante a Poniente:

Migraciones de almerienses al litoral onubense

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Los más de 500 kilómetros que distan entre los dos extremos de Andalucía separan dos zonas que durante siglos, a pesar de estar integradas en la misma región, se han dado la espalda. La falta de vertebración territorial de la comunidad autónoma andaluza hace que esta distancia se perciba como si fuese aún mayor. Todavía hoy día es más fácil para un almeriense desplazarse a Madrid que a Huelva. Por eso, sorprende que justo en el extremo más occidental de Andalucía, en Ayamonte, encontremos una población, Punta del Moral, habitada por descendientes de pescadores almerienses. Para explicar esta migración, desde el litoral de Almería a Huelva, hay que tener presente el importante papel que ha jugado la mar facilitando unas relaciones que las malas comunicaciones terrestres dificultaban. Mucho antes de la construcción de la autovía A-92, la mar unió poblaciones situadas en la costa andaluza, desde la desembocadura del río Guadiana hasta Cala Cerrada, en el límite entre Almería y Murcia. Se tiene constancia que, por estas aguas, desde tiempos prehistóricos, se ha producido un constante trasvase de gentes de un lado a otro de Andalucía.

La fundación de Punta del Moral es un ejemplo de estos desplazamientos poblacionales; está ligada a la migración de pescadores de Andalucía Oriental a finales del siglo XIX. Para entender este movimiento de población es necesario analizar la diferente evolución económica que experimentaron las costas almeriense y onubense en esa época. En el litoral de Almería, hasta la primera mitad del siglo XIX, el crecimiento de la minería de las sierras de Gádor y Almagrera, y la expansión del cultivo de uva de mesa para la exportación generaron una enorme actividad laboral. Los pescadores combinarán su trabajo en la mar con la carga y descarga de minerales y de uva. Sin embargo, a finales del XIX, el desarrollo del ferrocarril favorecerá a los puertos de Almería y Águilas en detrimento del resto de las poblaciones costeras. El decaimiento de la extracción de mineral, la plaga de filoxera y la sobrepoblación terminarán generando una fuerte crisis económica en la provincia que empujará a miles almerienses a la emigración. Mientras que en otras zonas de España la pesca comenzaba a industrializarse, en Almería este proceso fue más tardío y continuaba teniendo un carácter artesanal (trasmallo, sardinal, el palangre…). Los pescadores del levante se asentarán en otras zonas de Andalucía y también en las playas del Oranesado, en las costas de Argelia. Un punto de atracción será el litoral onubense

donde, desde mediados del siglo XIX, la pesca vivía un momento de expansión. Aprovechando esta coyuntura favorable, algunos armadores ampliaron sus negocios a la salazón de sardinas y, a finales de ese siglo, se produce el surgimiento de la industria conservera. Ayamonte e Isla Cristina quedaron convertidos en puertos especializado en la pesca para el suministro del sector salazonero y conservero. La captura de sardinas con galeones y tarrafas, y de atunes mediante almadrabas demandaban una gran cantidad de mano de obra, por lo que fue necesario contratar a trabajadores procedente de otras zonas (Portugal, Galicia…). Entre la población que con este fin llega a Ayamonte se encuentran una serie de familias procedentes de la costa de Almería. Si bien en el padrón de 1878 ya había inscritos algunos almerienses, será a principios del siglo XX cuando lleguen masivamente. En 1910 encontramos en Ayamonte trabajadores de Sorbas, Cabo de Gata, Dalias, Mojacar, Almería y, sobre todo, de Carboneras, además de algunos malagueños. Esta población se instala en Canela, un asentamiento, al otro lado del estero del Guadiana, donde los armadores de las grandes embarcaciones levantaron una serie instalaciones para los pertrechos y el personal de los galeones. Pero donde la concentración de almerienses será mayor es en Punta del Moral, en las playas situadas cerca de la desembocadura del río Carreras. En esta zona habrá un predominio de portugueses y gentes del levante, especialmente de Adra, Carbonera y Garrucha. Al otro lado de la ría, ya en la localidad de Isla Cristina, surgirá otro pequeño poblado marinero con predominio de levantinos, la denominada Punta del Caimán. Llama la atención que a pesar de que estos pescadores proceder de pueblos distintos, sus apellidos se repiten, lo que parece indicar que existían lazos familiares entre ellos. Que no se trata de migraciones estacionales lo podemos ver por sus continuidades en el tiempo y, también, porque ya no son solo hombres los que vienen sino familias enteras. Las mujeres jugaban un papel fundamental en la supervivencia de la unidad doméstica ya que eran las encargadas de buscar en la playa parte del alimento diario. Punta del Moral se consolidará y la población almeriense terminará integrando en Ayamonte, aunque manteniendo algunos de los rasgos culturales de su tierra de origen.

Los almerienses son solo una parte del sustrato humano de este pueblo, compuesto por gentes de muy diversa procedencia: malagueños, gaditanos, catalanes, gallegos, portugueses, africanos… y los que siguen llegando, que han hecho de Ayamonte lo que es: un pueblo mestizo.

Rafael Cáceres Feria Antropólogo Imágenes A.M.A. Fototeca Municipal Fondo Enrique Navarro Nieto

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