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Ayamonte y el intento de ser capital provincial. Ricardo Carro Gómez
Ayamonte y el intento de ser capital provincial
En los recuerdos de mi infancia, cuyo escenario fue el C.E.I.P. “Moreno y Chacón”, llegaron los primeros cantos de sirena sobre el hecho de que nuestra localidad optó a ser capital de la actual provincia de Huelva. Entonces, con la más ternura de un niño, soñabas con que hubiera sido así, por vivir en el punto más importante de tu reducido mundo. Don Jacinto, nuestro maestro, nos lo comentaba con gran pasión. Con la presente anécdota inicio este artículo, expresando mi más sincero agradecimiento por tal honor, en la publicación anual de nuestras fiestas patronales en el presente año de 2018.
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La importancia de Ayamonte a lo largo de la historia ha venido marcada por multitud de factores, como su localización geográfica en las relaciones socioeconómicas y/o políticas a lo largo de los distintos periodos de la historia. En el periodo que nos atañe, el siglo XIX de nuestro país se caracteriza por la inestabilidad que supuso los intentos del liberalismo por desbancar a las bases del Antiguo Régimen (prueba ineludible de que, dependiendo del contexto histórico, una tendencia puede ser revolucionaria o no). La inestabilidad reflejada en la Guerra de Independencia (1808-1814), los golpes militares, guerras carlistas y, en definitiva, el protagonismo de lo militar sobre lo político marcaría el periodo hasta la idealizada estabilidad que supuso la Restauración Borbónica (1874-1924).
La lucha por la capitalidad de la provincia se produciría entre nuestra localidad, Trigueros, Huelva y Moguer, teniendo su máximo punto culminante en el 1822. Por ello, nos encontramos en el periodo del Trienio Liberal (1820-1823), el cual supuso el levantamiento liberal del General Riego ante la “Restauración Absolutista” (1814-1820) regresando al trono Fernando VII tras la derrota del enemigo francés.
El desarrollo del Trienio Liberal en nuestra localidad es poco conocido, pues no se conocen aún enfrentamientos directos entre liberales y antiliberales. En cuanto a la vida cotidiana, existe una clara preocupación por la ordenación de la vida cotidiana, con una exhaustiva revisión anual y conocimiento público, en cuestiones tales como regular el orden público, la limpieza, las actividades comerciales, la conducta de la
juventud y el control de la población. Todo ello se refleja en la normativa establecida en 1821 compuesta de XXVI artículos. En estas normativas se observa la consideración de la educación como único elemento de transformación y progreso social. A su vez, observamos en 1821 una contracción económica en la actividad pesquera, eje económico fundamental. La misma era derivada por la captura incontrolada de la materia prima y la prohibición de pescar en la zona conocida como “Larache”, situada en las costas norteafricanas debido a los brotes de peste. La respuesta de las autoridades locales fue intentar continuar con dicha actividad, clave para Ayamonte. Respecto al ámbito demográfico, Ayamonte contaba en 1823 con 933 vecinos, reflejando su escaso potencial humano .
En estos momentos, Trigueros actuó como cabeza de partido judicial. A pesar del papel predominante de esta localidad, cayó en desestimación por la escasez de infraestructuras. Para Ayamonte, la elección del gobierno de basarse en la centralidad en el territorio supuso la derrota a sus aspiraciones. Por ello, será elegida Huelva como capital provincial, marcando a partir de este momento su desarrollo .
Más tarde, en 1833, durante la regencia de María Cristina (1830-1840) ante la minoría de edad de la futura Isabel II, se establecerá la división provincial de Javier de Burgos, Ministro de Fomento, tomando como referencia la propuesta del Trienio Liberal y fortaleciendo a la figura del cacique (clave en la parodia sufragista del periodo de la “Restauración”).
Como conclusión, Ayamonte optó con su candidatura a la capitalidad provincial pero su localización geográfica no satisfacía las ansias centralizadoras del Liberalismo del Siglo XIX, prueba de ello, es la institución de las Diputaciones como organismo intermediario con el Estado, y que aún permanecen.
Ricardo Carro Gómez Imágenes A.M.A. Fototeca Municipal Fondo Enrique Navarro Nieto