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Pintosysardas, Secundino Escudero
from Hacendera nº11
by editorialmic
Pintos y sardas
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SECUNDINO ESCUDERO FERNÁNDEZ Y FAUSTINO MARTÍNEZ
Einstein dijo que el tiempo es relativo. Parece difícil de demostrar, pero no es así. Y no lo es, porque no pasa el tiempo de la misma forma cuando el tiempo ha pasado. Y siendo así, pues se concluye que es relativo, con permiso de Albert. Faustino utilizó una expresión diferente, igual que yo, cuando pronunció “pintos y sardas”. En la conversación, en el bar de Samuel, entre otras cosas del pasado, nos deleitamos hablando de numerosos detalles asociados a tan curioso arte: melucas, cocos, gusarapas, cañas de bambú...Y por supuesto, no nos olvidamos de nuestros carretes: esos botes de tomate, aceitunas o similares que manejábamos con tanta destreza. Porque es así, los manejábamos con auténtica maestría. Las sardas eran un poco más delicadas, pero los pintos, ¡ay los pintos que espectáculo! Salían de todas las formas. Se tardaba más en poner el cebo que en pescarlos. Y los había por miles. No dábamos a basto. Los había en el río y en varios sitios más, pero ¿quién no fue a pescados a “La Caída” o al “Puente la Vía”? Las sardas no abundaban tanto. Faustino también pronunció “los escallos”. Eso era harina de otro costal, concluimos los dos con poco más que una mirada y un par de gestos.
El bar, especialmente el de tu pueblo, te permite el lujo de congelar el tiempo, el lugar, las sensaciones, etc., y entablar conversaciones que uno no tendría de otra forma. Estas conversaciones son vitales, porque a través de ellas socializamos e incluso a veces verbalizamos nuestros miedos, lo que permite a las personas despojarnos de ciertos lastres, y cuyo resultado fi nal es siempre un mayor otras cosas del pasado, nos deleitamos hablan- grado de libertad. do de numerosos detalles asociados a tan cu- Mi compañero de conversación me comenrioso arte: melucas, cocos, gusarapas, cañas ta que comienza una nueva etapa laboral en de bambú...Y por supuesto, no nos olvidamos de su pueblo, y en el mío. Espero y deseo que te nuestros carretes: esos botes de tomate, acei- vaya bien y que el tiempo no corra demasiado tunas o similares que manejábamos con tanta deprisa, aunque esto último no se si va a ser destreza. Porque es así, los manejábamos con posible, ni que vuelvan los pintos. Ni las sarauténtica maestría. das. Vale. Las sardas eran un poco más delicadas, pero los pintos, ¡ay los pintos que espectáculo! Salían de todas las formas. Se tardaba más en poner el cebo que en pescarlos. Y los había por miles. No dábamos a basto. Los había en el río y en varios sitios más, pero ¿quién no fue a pescados a “La Caída” o al “Puente la Vía”? Las sardas no abundaban tanto. Faustino también pronunció “los escallos”. Eso era harina de otro costal, concluimos los dos con poco más que una mirada y un par de gestos. grado de libertad. Mi compañero de conversación me comenta que comienza una nueva etapa laboral en su pueblo, y en el mío. Espero y deseo que te vaya bien y que el tiempo no corra demasiado deprisa, aunque esto último no se si va a ser posible, ni que vuelvan los pintos. Ni las sardas. Vale.