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Cuarentena o vuelta al origen (Carolina Rodríguez Gutiérrez
from Hacendera nº9 - 2020
by editorialmic
¿CUARENTENA O VUELTA AL ORIGEN?
CAROLINA RODRÍGUEZ GUTIÉRREZ
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Cada vez que me preguntaban qué tal la cuarentena, al margen de la tragedia y el drama que rodea esta situación, respondía: estoy bien. “Todos en casa gozan de buena salud y, sobre todo, están ocupados”, pensaba. Porque si algo siempre le he escuchado a mi abuela es que “hacer, siempre hay algo que hacer”.
En mi caso y como siempre hago, redacté una lista. Una de esas listas necesarias, entretenidas y originales para las que siempre te falta tiempo, pero no ganas. Primeramente, decidí refl exionar sobre mí misma y mi futuro. Nunca viene mal parar en seco nuestro día a día y hacer un poco de autocrítica, ¿no?
Entre tanto, mi madre me dijo un día: “oye, ¿pero tú no querías aprender a coser?”. Entonces pensé “otro punto para la lista”, así que algunos días, tras el trabajo, me ponía con ella en el salón mientras teníamos algún magacín de fondo, o lo que cuadrara, porque ya estaba uno harto de escuchar noticias y más, malas. Primero un botón, luego hilvanar, sobrehilar, coser a puntada para adelante, coser una bastilla…Muy larga es la lista, pero muy corto el tiempo en el que tardaba en torcerme. Cuando por fi n conseguía enderezar la fi la un buen rato, siempre le hacía una foto
rápida y se la enviaba a mi tía, que de esto entiende un rato. Ella siempre me alentaba a seguir intentándolo hasta hacerlo completamente bien, una regla aplicable a todos los aspectos de la vida.
Aprender a poner el huerto tampoco estaba entre los puntos de mi lista, pero entonces también pensé: “¿por qué no? A fin de cuentas, en una hecatombe como la que estamos viviendo manejar el Facebook no me va a dar de comer, pero en cambio saber poner unas lechugas o unos tomates igual me saca de más de un apuro”. Porque como decía mi bisabuelo Víctor: “yo no lo veré, pero quién sabe lo que llegaréis a ver vosotros”. Nunca le faltó razón. Sin mucha complicación, pero con mucha constancia pusimos el huerto con un poco de todo. Hoy los tomates ya están a punto.
Decían por la televisión que se agotaba la harina en los supermercados. En algunos incluso racionaban la cantidad que podías comprar. “No más de dos kilos por persona” decía una cajera en las noticias. Porque si a algún lugar nos devolvió la cuarentena, es a nuestro origen repostero. A rescatar la receta de bizcocho de Yogur de toda la vida, que antes hacía tu madre o tu abuela, pero que ahora ya estrenas tu. Mira que yo no he sido muy de dulces, pero desde que me puse, diría que ya controlo bastante más y eso que tampoco aparecía en mi lista. También aprendes a valorar que a veces menos es más y que no necesitamos tanto, ¿verdad?
Volver a escribir. Tan viejo, tan antiguo, que siempre funciona. Volver a escribir. Tan viejo, tan antiguo, que siempre funciona. Para centrarse un poco y ordenar los pensamientos, diría yo. Pero también para recordar y dejarse un poco llevar por lo que a veces tiene que aflorar con palabras y no nos sale de ‘ viva voz’.
Para centrarse un poco y ordenar los pensamientos, diría yo. Pero también para recordar y dejarse un poco llevar por lo que a veces tiene que aflorar con palabras y no nos sale de ‘viva voz’.
Ahora bien, dejando a un lado estos pasatiempos que hicieron mas llevaderos la extraña situación que estamos viviendo, si nos ponemos serios y buscamos respuestas, en realidad no las tenemos. Las cosas cambian rápido y tratamos de adaptarnos a esta nueva normalidad con la mayor celeridad posible, como si fuera una cuenta atrás hacia lo desconocido, ahora más que nunca, hacia un futuro muy borroso.
Seguramente habréis escuchado la sabia frase que dice: “éramos felices y no lo sabíamos”. Pero igual tenemos poco por lo que quejarnos, igual deberíamos agradecer que seguimos vivos y siendo felices, pero de otra manera. De momento, disfrutamos de los pequeños encuentros, no nos falta alimento que llevar a la boca, nos alegramos al escuchar que gente que nos importa se recupera y de saber que hay luz al final del túnel, pero sobre todo, nos aferramos a las enseñanzas de antes, a lo seguro, a lo que ya sabemos que funciona. Por fin nos damos cuenta de que lo antiguo también nos enseña cosas nuevas en tiempos de incertidumbre. Ahora reivindicamos el origen y volvemos a esos rincones de España, llamados pueblos, de los que antes renegábamos y a los que en estos instantes ansiamos llegar. Y nos hacemos esta rotunda pregunta, ¿nos quedamos?