COSECHA PROPIA
MI CALEIDOSCOPIO Gelines Alonso Baro
Gelines con el director de Cine, Carlos Amil, tras la charla, ”Lo corto o lo pego”, en agosto del 2016
R
ecuerdo con entusiasmo una actividad que realicé en mi colegio leonés cuando era pequeña. La señorita Camino nos propuso construir un caleidoscopio. Fue muy interesante para mí su elaboración: me divertí mucho, me hizo sentirme mayor y lo mejor fue que tuve que contar con la complicidad de mis hermanos. Me fascinó desde el principio aquel universo de formas y colores, mágico
a mis ojos infantiles, sobre todo por el hecho de que, dependiendo de un simple movimiento giratorio, las mismas cuentas de colores (atrapadas y reflejadas entre tres rectángulos de espejo) formaban distintas combinaciones. Daba igual las veces que lo girases, siempre aparecía algo nuevo, algo distinto, nada que ver con lo anterior… Eso mismo me ocurrió el 16 de agosto del año pasado, 2016. Bajé a una de las charlas de las jornadas culturales de mi pueblo, La Ercina. Una charla-proyección sobre los montajes de cine: “Lo corto o lo pego”, a cargo del cineasta Carlos Amil. Yo conozco a Carlos y su mujer desde hace tiempo, personas entrañables para mí, máxime cuando su suegro era un gran amigo de mi padre y mi familia. Carlos ya nos ha deleitado con su buen hacer otras veces, y he de decir que siempre me sorprende gratamente. Ese día argumentó cómo el montaje de una película podía encaminar al espectador hacia unas determinadas conclusiones, pero siempre distintas, según su elaboración. Proyectó el arranque de la película “El tercer hombre” del director Carol Reed, y en muy pocos minutos obtuvimos suficiente información sobre la trama de la película. Pero…para mi asombro, Carlos decidió demostrarnos cómo unos simples cambios en el montaje pueden variar el resultado. Cada vez que suprimía o potenciaba un personaje, toda la trama cambiaba y el rumbo de la película daba un giro inesperado y vertiginoso, por muy sutil que fuera ese cambio. Era como si la película se transformara en otra película, y luego en otra, y otra…Similares pero distintas…Parecidas y diferentes… Ese día Carlos giró varias veces su caleidoscopio particular…como aquella niña rubia lo hacía. 17 |27ª Revista “Peña el Castro”