LOS JUEGOS III
LA NAVAJA Ezequiel Ferreras Cruz
U
tensilio cortante, con la hoja movible, de modo que se puede doblar sobre el mango y quedar con el filo escondido en una ranura de éste o entre las dos piezas o cachas que lo forman. (Dic. María Moliner). Es posible que el título de este nuevo capítulo dedicado a los juegos os haya sorprendido. Enseguida trataré de aclararlo y nos pondremos de acuerdo. En la clasificación de los juegos lo encuadraba dentro de los de lanzamiento y puntería. Pero a medida que vayáis leyendo os daréis cuenta que la parte dedicada al juego es menor que la dedicada a las posibilidades y usos que este precioso instrumento ofrecía al chico o chaval de desarrollo, destreza y desenvolvimiento en su quehacer diario. Para un guaje de pueblo, sobre todo si eras hijo de labrador, la navaja 20 |27ª Revista “Peña el Castro”
era el objeto más valioso e importante que levaba en el bolso. Utensilio que iba mejorando y creciendo con la edad de su propietario. Me cuesta mucho comprender por qué los niños actuales deben evitar su utilización bajo pretexto de un mal uso que a nadie de los que conozco se le pasó entonces por la cabeza. Al contrario, la pericia en su manejo y la gran cantidad de posibilidades que permitía, desarrollaban extraordinariamente la habilidad de las manos en coordinación con la vista y el tacto del mozuelo. Llegando a requerir grandes dosis de concentración y precisión cuando se trataba de construir juguetes y demás tipos de artefactos para competir con los demás. Llegados a este punto, me permitiré recordarles las palabras que dedi-
qué al sistema social y educativo de niños y niñas en el número anterior por el que, a las niñas, generalmente, no se les permitía la posesión ni el uso de la navaja. Una navaja manejada con alguna habilidad, era el mejor pasatiempo cuando te hallabas solo cuidando animales (especialmente vacas) o en los ratos perdidos o de asueto. Podías cortar y preparar todo tipo de palos y varas, aguzar los pinchos, cortar juncos para fabricar los gatos de pelea, cortar y tallar horquetas para los ramales, así como cortar las gomas a medida, hacer los agujeros de la soleta y seccionar el bramante con que atarlas. Hacer pitos y flautas con las ramas verdes de las paleras, fabricar barquichuelos para probarlos en las charcas, tallar muñecos con figura humana o animal, cortar todo tipo de ramas (especialmente de piorno)