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Saluda del Sr Obispo de la Diócesis de Cádiz y Ceuta Saluda del Delegado Episcopal para la HH
Queridos amigos y hermanos cofrades:
Entramos en este tiempo santo de la Cuaresma que culmina con la Semana Santa y con el Triduo Pascual. El Señor nos ofrece a través de su Santa Iglesia una oportunidad de gracia singular. En la pedagogía de la liturgia y en las devociones que se proponen Dios hace una llamada fuerte al cristiano para acrecentar la fe haciendo suyos los sentimientos del Salvador, y, de este modo, hacer la voluntad del Padre amándole sobre todas las cosas y ofreciendo la vida por amor como servicio a los demás. He de invitaros, por tanto, a vivir intensamente estos días en comunión de fe con toda la Iglesia. Quiero con esta oportunidad agradecer a todas las hermandades su inestimable ayuda. Vuestro esfuerzo en la preparación y participación en los actos programados es un servicio valioso a toda la comunidad y un gran apostolado, especialmente en este Año Jubilar que celebramos y que tantos bienes nos augura. Los hermanos mayores unidos en el Consejo Local en estrecha colaboración con las Juntas de Gobierno y los devotos hacéis posible el camino por el que la gracia de Dios puede transitar y llegar a cada uno. Os invito, pues, a aprovechar los bienes de este Año Jubilar peregrinando a la Catedral y acudiendo frecuentemente al sacramento de la confesión y a la Santa Misa. Contemplemos en estos días pausadamente el amor apasionado de Dios y que sea su ejemplo el estímulo para nuestra caridad. Que la pasión visible en las procesiones y en el arte de nuestra tierra se haga realidad en cada uno de nosotros. El recuerdo de Cristo, impresionante en cada paso, nos permite rememorar la historia para orar, meditar y agradecer. El que “por nosotros descendió del cielo” y “se hizo hombre”, tambien “por nosotros” se entregó a la muerte y resucitó. Hemos de saborear este “pro nobis” característico de nuestra profesión de fe para descubrir el secreto divino de Jesús que murió a causa nuestra, en lugar nuestro y por nosotros. El “escándalo de la Cruz”, que es el camino del triunfo y de la victoria de Cristo, transforma desde entonces nuestra vida en una doxología personal y comunitaria proclamada con los labios y con el testimonio de nuestras obras: “por Cristo, con El y en El”. Os invito a vivir con profundidad la Cuaresma y la Pascua del Señor para que el servicio generoso que nos prestáis a todos transmita la profundidad de la fe de la Iglesia, cargada de sentido contemplativo y de adoración, de oración de intercesión y súplica a quien ha dado la vida para interceder eternamente por nosotros, y de la experiencia oblativa del amor para ofrecer la vida entera como servicio, pues por amor infinito El dio su vida para nuestra salvación. Acoged a los pobres y, particularmente, a los emigrantes para que perciban en la celebración publica de los misterios de nuestra fe la fuente de la misericordia que encuentran en nuestra acogida. Os bendigo con especial afecto
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