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Inmaculada, Patrona y Alcaldesa Perpetua
Queridos cofrades, estamos a punto de entrar en una fecha especialmente relevante para nuestro pueblo, nuestra Semana Santa. Si dejáramos volar nuestra imaginación y nos pusiéramos a pensar en el tiempo pasado, en nuestras vivencias, en nuestras emociones a lo largo de tantas Semana Santa vividas, en ese espacio tan determinado que conforman mi rincón tan personal, experimento que mi ser brota de nuevo al llegar estos días, y más aún al cumplir nuestra Semana Santa 125 años.
Si tenemos en cuenta nuestros orígenes, con tan pocos recursos, sería impensable en aquellos tiempos la Semana Santa actual, de la que hoy disfrutamos. Lo primero que se me viene a la mente, recordar aquellos años ochenta y por supuesto los interminables montajes, que muchas veces se utilizaba cualquier espacio, incluso se han montado en algún que otro cine de verano, pero lo principal es que pasábamos horas y horas, tardes enteras incluso alguna que otra madrugada, cortando latas para después pintarlas de purpurina y montarlas en el paso como jarras, también recuerdo aquellas morcillas que hacíamos con hilo y lentisco imitando lo que hoy en día son los friso, y para dar mayor esplendor al exorno del paso, las famosas cañas, muy utilizada en aquella fechas, donde les sacábamos puntas y en ella amarrábamos los claveles o cualquier flor que se adaptara, para después clavarlas en el lentisco, si te para a pensar por un momento, era un enorme trabajo, pero muy gratificante cuando por fin el paso estaba totalmente terminado. Quiero recordar por mi experiencia de Capataz, aquellos llamadores que eran simples martillos de madera, hoy en día se han sustituido por verdaderas obras de orfebrería, recuerdo
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también, aquellas Estaciones de Penitencia con el inaguantable viento que apagaba todas las velas, y que en ocasiones se sustituían las velas por bombillas alimentadas de una batería. También merece la pena recordar aquellos pasos con ruedas guiados por un volante interior, por aquellos años parecía inimaginables que en la actualidad sean cuadrillas de hermanos costaleros los que porten a nuestro querido Titulares, antiguamente algunas cuadrillas cobraban una cantidad por persona, que si no recuerdo mal era sobre ochocientas a mil de las antiguas pesetas, siempre había la picaresca de algunos que volvía a ponerse en la cola de nuevo para haber si cobraban dos veces, ¿aquellos tiempos?.
Con el paso de los años nuestra Semana Santa ha ido evolucionando, pero lo que nunca debemos perder es el compañerismo y la unidad entre Hermandades y ayudarnos los unos a los otros, independientemente a la Hermandad que pertenezca, para que nuestra Semana Santa siga creciendo, sin olvidar lo más importante la fe y la devoción por nuestro Titulares, Jesús y su Madre María Santísima en las distintas Advocaciones, que es lo que verdaderamente nos mantiene vivo, para poder seguir manifestando nuestra fe por las calles de nuestro pueblo y mantener viva nuestras tradiciones. No me gustaría finalizar sin desearos a todos una buena Semana Santa, llena de buenas vivencias y emociones y que el Santísimo Cristo y su bendita Madre, os protejan a todos.