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Soneto a El Salvador

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EN UN SENTIR, SEÑOR

A El Salvador, queriendo con mi voz de tantos años, como volviendo a su Amor sin límite, renovado en su fiesta cada agosto

En un sentir, Señor, a lo sembrado, va el hombre en su trajín, hacia la siega, persiguiendo un fulgor, la dulce entrega de tu Amor en sus manos cosechado.

Los frutos de un agosto enamorado van en recogimiento de alma en brega, como un clamor de fuente que trasiega en plenitud el agua al otro lado.

La luz en resplandores vuelve a darse inmensa y como eterna, hasta quedarse en lumbre que cobija y da alegría.

Vuelve el hombre hacia Ti como vestido de fiesta y cal precisa, conmovido de La Roda filial que perseguía.

Manuel Cortijo Rodríguez

Nos Saludan

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