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Pórtico

Siempre serás bienvenido a este lugar

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La Roda en agosto huele a caramelo y algodón de azúcar. A almendras garrapiñadas, a chocolate recién hecho, a pollo asado, a gazpachos manchegos, a caldo de paella de concurso. La Roda en agosto suena a bocina de coche de choque, a “otro perrito piloto”, a Luminaria y jolgorio.

La Roda en agosto abre sus puertas a visitantes y turistas. A los de aquí y los de allá. Y vuelve a recibir con los brazos abiertos a los que un día se fueron buscando un futuro mejor o a los que llegan con ese mismo objetivo.

Empieza la Feria, nuestras Fiestas Mayores, en las que esta humilde villa manchega se dispone a lucir de nuevo más que sus mejores galas, su mejor sonrisa. Es tiempo de reencuentros, de peñas, de vaquillas y conciertos. Es tiempo luz y color. La Roda en agosto es la sonrisa de un niño que contempla impresionado el paseo ferial de la mano de su abuelo.

Es todo eso… pero es mucho más. Y hoy, desde este Pórtico que usted escucha en nuestra Pista Municipal o lee en nuestro eterno “Fallero”, no podemos dejar de recordar a los que este año nos dejaron. A los que se fueron en silencio tras toda una vida trabajando en y por La Roda. Y a los hombres y mujeres que siguen haciéndolo cada mañana: en casa, en el campo, en la fábrica, en el taller, en la obra, en la oficina, en la tienda, al volante o tras la barra de un bar siempre con su mejor sonrisa. Héroes anónimos que hacen grande a un pueblo y en esta semana debieran ser los verdaderos protagonistas. Como los que luchan por la vida y se agarran a ella como a un clavo ardiendo, los que pasan la Feria en una habitación de hospital, o los que ya no recuerdan ni siquiera su nombre.

La Roda son, ante todo, sus buenas gentes. Que pasan página, miran hacia delante y se ilusionan con un futuro mejor. Que durante esta semana abren las puertas de sus casas y acogen a familiares y amigos para mostrarles las bondades de su pueblo.

La Roda en agosto es ilusión. Y con esa ilusión damos el pistoletazo de salida a nuestras Fiestas Mayores, en las que profesionales y voluntarios velan día y noche por nuestra seguridad, y en las que todo un pueblo se dispone a disfrutar. Porque el corazón de La Roda late hoy con más fuerza que nunca. ¡Viva La Roda! ¡Viva la Feria!

Daniel Fernández Muñoz, Periodista

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