Reportaje
El Punto Limpio de La Solana recicla casi de todo.
Punto Limpio, un cajón de sastre para (casi) todo Aurelio Maroto
A
l llegar al Punto Limpio de La Solana, uno se da cuenta del trasiego que tiene. A media mañana de un día normal comprobamos un ir y venir constante, un trajín de vecinos que acuden a llevar de todo, o a llevárselo, si les dejan. Es el centro neurálgico del reciclaje local, más allá de los contenedores callejeros, y la ciudadanía, en general, lo tiene ubicado y conoce su utilidad, aunque todavía son muchos los que ignoran su existencia. Tampoco faltan quienes, conociéndolo, ‘pasan’ de usarlo y tiran sus desechos en cualquier sitio. La realidad es que el Punto Limpio es el gran contenedor municipal, un cajón de sastre donde cabe de todo, o casi. GACETA se ha dado una vuelta por allí y ha comprobado, in situ, su ajetreo. Tras el confinamiento, muchos se deshicieron de ‘trastos’ caseros. “Todas las semanas
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sacamos varios contenedores y pedimos que los vacíen constantemente”, nos dice un encargado. Cartones, maderas, plásticos, vidrios, ropa usada, juguetes, pequeños muebles y algo de chatarra se acumulan a diario. Ya no se recoge aceite de motor o latas de pintura, pero sí el aceite doméstico, sobre todo tras la retirada de los contenedores urbanos.
Recogida a domicilio Mientras tanto, un equipo de empleados municipales se dedica a la recogida gratuita a domicilio. Lavadoras, frigoríficos o televisores son algunos de los electrodomésticos más comunes. Por otra parte, la proliferación de obras y el derribo de casas también acumulan los escombros, que igualmente deben ir al Punto Limpio. La ciudadanía va conociendo qué es y cómo funciona, pero muchos todavía no saben muy bien lo que se puede y no se puede llevar. Por ejemplo, los restos de poda y la maleza
de un solar también tienen hueco allí. Sin embargo, no se admiten neumáticos, medicamentos o insecticidas, entre otros. Tampoco basura orgánica.
En busca de ‘gangas’ prohibidas Nadie está autorizado para sacar nada del Punto Limpio, aunque no siempre ha sido así. Cada vez que hemos ido por allí había alguien a la espera de coger esto o aquello. Es cierto que hay objetos inocuos cuya retirada no supondría, en principio, ningún problema, como pequeños muebles para restaurar o cosas parecidas. Pero hemos podido ver a ciudadanos llevarse aparatos tan poco ‘inocentes’ como un frigorífico, por ejemplo. Para corregir esa irregularidad, el Ayuntamiento ha decidido que todos los aparatos electrodomésticos, electrónicos y similares se recogen a domicilio, sin posibilidad de llevarlos como sucedía hasta ahora.
Gaceta de La Solana