17 Mari no comentó con Basilio ni una sola palabra sobre lo dicho por Campillo del gasóleo, no quería mezclar las cuestiones comunitarias con la investigación policial de la muerte del perro. Él tampoco lo mencionó, pero sin duda, no le había pasado desapercibido. De camino a su oficina, comprendió la importancia de aclarar aquel punto. Campillo no parecía conocer de lo que estaba hablando pero, a ella, aquello le olía mal. Por ese motivo, lo primero que hizo fue llamar a la administradora. — Hola Piedad, necesito que me pases el teléfono de Gasóleos Lillo, ¿puede ser? — ¿Lillo?, no me suena. ¿Podría ser Gasóleos Lino? — preguntó la administradora, tras una pausa. — Podría ser, investiga un poco y me lo metes por el Wass, como siempre. — ¿Puedo preguntarte, para qué quieres contactar con esa gente? — Bueno… —Mari dudó—, me han hablado de ellos y quiero saber si puede ser interesante comprarles gasóleo; a lo mejor podemos ahorrarnos un dinerillo… — Si es Lino, no te lo recomiendo. — ¿Y eso? — Es un pirata. Le mandé echar una vez en una comunidad y tuvimos que cambiar los filtros de la caldera. — Pues, a mí me han hablado muy bien de él. — No te digo más que casi pierdo la comunidad por su culpa. Ten cuidado con él. 143