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~ De todo un poco ~
LA BOLSA
Por Paqui González
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Lo único imposible, es aquello que no intentas La forma de vivir había cambiado, el uso de aquel ajuar que con tanto cariño fue haciendo para montar su nido de amor. Fueron muchas horas robadas al sueño, donde primorosamente bordó sus iniciales adornadas con flores y pájaros sobre sábanas de hilo, manteles y alguna que otra bolsa para el pan. Mi abuela se dirigió a aquel cajón donde guardaba celosamente prendas de cama y manteles preciosamente bordados que hacía tiempo no usaba, al abrirlo, un suave olor a naftalina y a rosa inundo toda la estancia. Allí estaba su preciosa “bolsa”, la había bordado a punto de cruz y tenía un panadero metiendo la hogaza de pan en el horno sobre su pala de madera…. Los colores estaban un poco apagados por el uso y el tiempo. La cogió con el cariño que se toma algo muy preciado, la acarició y desdobló con cuidado acercándola a sus labios para besarla, aún le pareció oler aquel pan recién hecho que cada día compraba. El panadero llegaba puntual a su casa bien temprano. Entonces lo guardaba en su bolsa hasta la hora de comer. Cuando todos llegaban del trabajo y se sentaban a la mesa para almorzar, ella sacaba aquel pan y repartía con amor a los suyos. Fueron momentos dulces ver todo cuanto guardaba en aquel cajón, me maravillaba ver cada puntada sobre aquellas prendas hechas con tanto cariño, que
quizás las hizo al calor de la chimenea en las tardes de invierno, o al frescor de la tarde en los calurosos días de verano con su biznaga en el pelo mientras esperaba a su enamorado. Con ella en sus manos se dirigió a mí diciendo: todo cuanto hay aquí lo he conservado para ti, cuídalo como hice yo, porque está hecho con mucho amor. Hay que usar las cosas que nos da la naturaleza como el hilo, para hacer estas maravillas que pasan de madres a hijas. ¡Cuántos años habían pasado y cuanto había cambiado la forma de vivir! Siempre con prisas comprando en cualquier tienda o súper y guardando la compra en esas bolsas de plástico que luego al llegar a casa se desechan sin darle ninguna importancia. La época del consumo y el plástico, ha rebasado todas las perspectivas; todo es usar y tirar, sin pararnos a pensar que el plástico nos destruirá. Hay islas de plástico que inundan nuestros océanos, y montañas de basuras como continentes En nosotros está la solución, usemos la tela como hacía mi abuela, y el barro y la cerámica para nuestros utensilios de cada día. Reciclemos las cosas que ya no usamos dándoles una nueva utilidad. El papel y el cristal. Y entre todos, conseguiremos un mundo mejor para vivir. Paqui González