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Más sabias, más seguras, más libres

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Gracejo andaluz

Gracejo andaluz

Más sabias, más seguras, mas libres Nunca antes se amó tanto

Todos los actos que los hombres realizamos a lo largo de nuestra vida tienen como fin último ganar atractivo ante las mujeres. Esta actitud debe seguir siendo cierta en la madurez, ya que el amor en esta etapa de la vida es el mejor del mundo (al menos, del mundo que llevo descubierto hasta ahora) porque te puedes permitir el lujo de visitar una hermosa ciudad con una radiante mujer de la mano y sentir que el tiempo que no estáis en la cama también es algo gratificante y sugestivo. Es un período en el que la pareja acumula una sabiduría sexual que se traduce en un cúmulo de sensaciones que incentivan el desafío amoroso.

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Conozco hombres y mujeres en torno a los 70 años, algunos más jóvenes, otros más maduros, que siguen haciendo el amor todo lo que pueden, que siguen disfrutando con el cortejo amoroso, conquistando, añorando, desesperando, quemándose en las ascuas de la pasión. Es precisamente a esa edad cuando la pareja está más motivada para nuevos encuentros eróticos, para investigar con su pareja o incluso para redescubrirse

Lamentablemente aun quedan hombres que llegados a cierta edad, contemplan el sexo como a los toros: desde la barrera. De ese tipo de hombres los hay que, de vez en cuando si han bebido lo suficiente o les importa todo muy poco, se atreven a saltar y van de espontáneos por el ruedo de las conquistas. Solo consiguen fracasar. Luego están los que observan en silencio el panorama, toman notas y leen. De ahí no pasan. Y no pueden faltar los profesionales de la televisión; esos a los que no les mueves de allí ni con agua caliente. Los que se pegan a la pantalla como si fueran un gancho para el bolso y a veces sólo sirven para eso.

Estos hombres han olvidado que es gracias al amor como la pareja logra el prodigio de hacerse eterna. No, desde luego inmortales, pero sí que decirle a alguien “te amo” es decirle “no morirás”. Es precisamente hoy cuando la pareja se constituye en lo más íntimo y cercano en un mundo que se conecta a distancia y sin profundidad.

Es cierto que en la madurez el sexo no puede ser igual que a los 30, cuando fuimos una hoguera sexual, pero mantenemos las brasas y la imaginación para seguir viendo que una mujer desnuda y en lo oscuro tiene una claridad deslumbrante.

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