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ANTE EL MAR

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JUAN DRAGO

He aquí que el hombre, ahíto de rutina, llega a las puertas de su playa y se descalza, y respira a profundidad porque sabe que algo hondamente distinto inundará sus sentidos como una bendición.

Avanzando entre dunas un hálito de mar sube a sus labios. Se sabe bajo la bóveda del cielo estrenando sus huellas en la arena.

Atónito y solo ante las olas vuelve a prender la imagen de su universo. Podría cerrar los ojos y prolongar los brazos de la imaginación de un extenso viaje cósmico. Más ahora -animal cansado- abre los sentidos a su ámbito y otea el azul teológico de la mañana. Sorbe una brisa impregnada de algas mientras toca su espalda el pertinaz aliento de un sol en celo.

El hombre ante el mar es un misterio, un ánfora inundándose de luces oceánicas. O tal vez un testigo que ha perdido la voz, centineladel viento de un país sin generales. No sé lo que aguardan esos ojos tendidos en el mar; pero su imagen yo la ofrezco.

Foto. ANTONIO JESÚS PÉREZ MÁRQUEZ

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