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Medina de Rioseco y Sevilla, dos ciudades hermanas
Corre el año 1510. Fadrique II Enríquez de Velasco, cuarto almirante de Castilla, mora en su palacio de Medina de Rioseco, donde se ha hecho rodear de todo un sequito de humanistas. Entre sus responsabilidades se encuentra la veinticuatría del Ayuntamiento de Sevilla, ciudad en la que se beneficia de las jabonerías y de parte del preciado diezmo del aceite. Más de quinientos años después, una comitiva de Medina de Rioseco viajó en octubre de 2016 a Sevilla para firmar el acuerdo de hermanamiento, que vino a sellar las relaciones que ambas ciudades han tenido a lo largo de la historia, en la que los caminos de la capital de la Giralda se han cruzado con la de la torre de Santa María. El hermanamiento se firmaba el 7 de octubre en el solemne Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla. Los alcaldes, el sevillano Juan Espadas y el riosecano Artemio Domínguez, tenían el honor de pasar a la historia al unir a dos ciudades que la historia había hecho coincidir durante más de cinco siglos. La jornada tenía el mejor inicio con la misa en la Capilla Real de la Catedral sevillana que oficiaba el cardenal riosecano fray Carlos Amigo para bendecir el hermanamiento, y que contó con las músicas interpretadas por el canónigo-organista, José Enrique Ayarra. Todo ocurría a escasos metros del féretro de Fernando III el Santo y de la sepultura de Fadrique de Castilla, quien da comienzo a la familia de los Enríquez, Almirantes de Castilla, vínculo principal de Sevilla con Rioseco. En los actos para conmemorar la histórica unión tuvo una importancia especial el concierto que ofreció el pianista riosecano Diego Fernández Magdaleno, Premio Nacional de Música, en el inigualable marco del Palacio de los Marqueses de la Algaba, uno de los mejores exponentes del arte mudéjar civil en la ciudad de Sevilla y, desde 2013, Centro de Arte Mudéjar. El recital se tituló Sevilla y sueño, que da nombre también a la obra del compositor vallisoletano Francisco García Álvarez, que se estrenó en un recital que finalizó con la interpretación de “La Lágrima”.
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Además, la visita a Sevilla sirvió para la promoción turística de Medina de Rioseco con la instalación de tres exposiciones: “Semana Santa en Medina de Rioseco” en la Antigua Abacería de San Lorenzo; “Los lugares de una leyenda” con fotografías de Fernando Fradejas sobre los recursos turísticos; y “La Capilla de las Maravillas” con imágenes de Jesús Ubal sobre la Capilla de los Benavente. Sin duda la relación entre Rioseco y Sevilla se ha intensificado en los últimos años gracias a la persona del cardenal riosecano fray Carlos Amigo, quien, tras casi 30 años como arzobispo en la sede hispalense, ha sido el mejor embajador de la Ciudad de los Almirantes en la capital sevillana.