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Los músicos de Bremen

LOS MÚSICOSde Bremen

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Los hermanos Grimm (Wilhelm y Jacob) fueron dos escritores alemanes que vivieron entre los siglos XVIII y XIX. Juntos coleccionaron y publicaron cuentos que provenían de relatos orales.

Para compartir con los más pequeños de la casa, os traemos un popular cuento de los Hermanos Grimm. Especialmente dirigido a niñas y niños a partir de los tres años, tiene por valores el trabajo en equipo y la superación.

Había una vez un campesino que tenía un burro. Durante mucho tiempo le había servido para llevar los sacos de trigo al molino, pero el animal se empezó a hacer viejo e inservible y el amo pensó en deshacerse de él. El burro no era tonto y, como sabía de las intenciones de su dueño, una noche se escapó rumbo a Bremen para tratar de hacerse músico, ya que el animal sabía tocar la guitarra.

En su camino, se encontró con un perro cazador que, agotado, jadeaba de cansancio.

–¿Todo bien, amigo? –preguntó el burro.

–Sí, sí, tranquilo. Huyo de mi amo, que quiere matarme porque soy viejo y ya no le sirvo para ir de caza.

–¿Por qué no te vienes conmigo? Voy camino de Bremen, donde pienso ganarme la vida como músico. Juntos, tú y yo, podríamos formar un dúo…, tú podrías tocar el tambor. ¿Qué te parece?

El burro convenció al perro y juntos continuaron su camino. Al poco, se encontraron con un gato con muy mala cara.

–¿Qué te pasa, minino? –preguntó el burro.

–Que no tengo a dónde ir. Mi ama ha tratado de ahogarme porque estoy viejo y ya no cazo ratones y me paso el día tirado junto al fuego. –¿Y por qué no te unes a nosotros dos? Vamos a Bremen, podemos formar un trío musical.

–El gato dijo que no sabía mucho de música, pero como no se le ocurría nada mejor, aceptó y se unió al burro y al perro. Más adelante, se encontraron con un gallo que gritaba con todas sus fuerzas.

–¿Por qué gritas gallo? –dijo el burro.

–Porque ya soy viejo y antes de que me ponga más duro, mi ama quiere echarme a la cazuela esta noche.

–Anda, vente con nosotros. Tienes buena voz, vamos a Bremen y eres perfecto para, junto a nosotros, formar una banda de música.

Los cuatro animales caminaron todo lo que pudieron pero Bremen estaba demasiado lejos. Caía ya la tarde y no sabían donde pasar la noche, cuando al otro lado del bosque vieron luz en una casa y decidieron acercarse. Por una de las ventanas vieron cómo, dentro, un grupo de ladrones estaba a punto de darse un gran festín de comida y con el

hambre que nuestros cuatro amigos tenían, decidieron que había que hacer algo para echar de la casa a los ladrones.

Entonces, el burro se colocó junto a la ventana, el perro se subió encima del burro, el gato encima del perro y el gallo encima de la cabeza del gato. Así, unos encima de otros, empezaron a rebuznar, ladrar, maullar y cantar con toda su alma. Rompieron incluso la ventana y armaron tal estruendo que los ladrones huyeron creyendo que se trataba de algún fantasma.

Los animales cenaron y comieron hasta que ya no pudieron más. Luego se echaron a dormir. El burro eligió el estiércol de la cuadra, el perro se fue detrás de la puerta, el gato prefirió las cenizas del hogar y el gallo se subió encima de una viga.

A media noche, uno de los ladrones, viendo a lo lejos que la casa parecía en calma se armó de valor y decidió volver a ella.

Pero cuando llegó, la casa estaba a oscuras, confundió los ojos del gato con las brasas del hogar, acercó una cerilla y el gato se tiró a él arañándole toda la cara, fue hacia la puerta y el perro le arreó un mordisco en una pierna, salió corriendo fuera de la casa y se cayó de lleno en el estercolero. Por si fuera poco, el burro le dio una coz en todo el culo. Justo en ese momento, el gallo se arrojó desde la viga sobre él, le clavó sus espolones en los hombros y le picó repetidamente en toda la cabeza. Luego se puso a cantar a toda voz: ¡Kikirikí! El ladrón salió corriendo todo lo rápido que pudieron sus pies y cuando llegó junto a sus compañeros, les contó todo lo sucedido:

–¡En esa casa hay una bruja con los ojos brillantes que me ha zaleado la cara, detrás de la puerta un hombre me ha clavado un cuchillo en la pierna, y afuera, en un pantano nauseabundo, un monstruo me ha golpeado con un terrible mazo! Y encima del tejado, un juez me ha clavado varias agujas en el cuerpo y en la cabeza mientras gritaba: ¡traedme al ladrón aquí!

Tras esto, los ladrones, que huyeron despavoridos, no volvieron a pisar por allí y los cuatro animales, finalmente, consiguieron llegar hasta Bremen para hacerse músicos. Hoy en día, el burro, el perro, el gato y el gallo, viven felices en aquella casa del bosque. Los cuatro juntos son conocidos en el mundo entero como “Los Músicos de Bremen”.

Y colorín colorado, este cuento para todas las niñas y niños de Miajadas, ha terminado.

Este cuento de los hermanos Grimm nos muestra el valor de la superación, a través de cuatro animales que, sabiéndose viejos para lo que antes servían, no pierden la esperanza de volver a ser útiles y se embarcan en un viaje a Bremen. El cuento nos habla también del valor del trabajo en equipo porque, gracias a su colaboración conjunta, lograrán cumplir su objetivo de expulsar a los ladrones de la casa.

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