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Mujeres centenarias montijanas

Nuestras mayores, qué gran tesoro…. Fuentes de sabiduría y enseñanzas en la andadura de la vida, dejándonos un rico legado emocional, histórico y cultural.

En las miradas de Ana Cortés González y Manuela González García captamos el reflejo de esas mujeres luchadoras y cargadas de experiencias; SON NUESTRAS MUJERES MONTIJANAS CENTENARIAS.

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Ana Cortés González nació el 27 de octubre del 1909 en Montijo, tuvo una vida intensa y llena de vivencias que duraron 108 años y 344 días. Siendo la persona más longeva de la historia de Montijo.Era hija de zapatero y su madre, ama de casa. Fue la segunda de seis hermanos.

Las circunstancias de la vida no le permitieron estudiar; la astucia y la pasión por la lectura hicieron que siendo jovencita una vecina suya, con posibilidades económicas, quisiera pagarle los estudios; pero su madre, siempre desde el amor hacia su hija, respondió: “que no tenían dinero para pagarles los vestidos con que tenía que ir a estudiar”.

Ana, tenía muy claro que si volviera a nacer sería profesora para poder transmitir a los pequeños todo aquello que tenían que saber.

Nunca se casó, ni tuvo hijos; se dedicó al cuidado de sus padres y de la casa, y con el tiempo convivió con sus hermanas. Cuando contaba con 95 años de edad, tanto ella como una de sus hermanas ingresaron en una residencia de mayores de Olivenza y con los años se trasladaron a la residencia Puente Real de Badajoz.

Supo lo que era vivir la I Y II Guerra Mundial, sufrir la Guerra Civil española y sus penurias.

La vida le iba pasando y poco a poco su corazón se iba apagando hasta que un 6 de octubre de 2018 dejó de latir.

Ana Cortés González

Otra centenaria es Manuela González García nació el 21 de octubre de 1918 en Montijo, y en la década de los 50 del siglo pasado marchó a Yecla a visitar a una hermana y pasar junto a ella una larga temporada. Allí conoció al que sería su marido, surgiendo “el chispazo” entre una montijana y un yeclano.

Desde entonces vivió en Yecla (Murcia), pero en su corazón siente día tras día por su localidad, por su Montijo.

En los veranos siempre venía junto a sus hijos a visitar la casa de sus padres, ubicada en la calle Esteban Amaya.

Desde la distancia sigue todo lo que sucede en el pueblo, con gran ilusión, si es bueno, y con tristeza si no lo es tanto; le encanta saber de su localidad…sus orígenes, en definitiva su esencia. Su frase siempre es “mi Montijo ya no voy a volver…”. Recuerda con gran añoranza la Plaza de España, la Iglesia de San Pedro, la calle Santa Ana y como no, su calle…

Ese amor por lo suyo, por sus raíces, por su localidad, siempre lo ha transmitido a sus hijos, a sus seres queridos…y lo sigue haciendo a sus casi 100 años.

Daniel Germán Delgado

Manuela González García

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