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“Una feria de verdad o una velada. Un solo día que para barullo con uno basta”. Año 1985

“Una Feria de verdad o una Velada. Un solo día que para barullo con uno basta”. Año 1895

“La Unión”, esa afortunada sociedad, célebre por sus hermosos bailes. Organizó uno la noche de la Virgen y otro la siguiente, dignos por todos conceptos de figurar entre los más animados

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M. García Cienfuegos

Cronista Oficial de Montijo

En el decimonónico 1895 se produjo en la isla de Cuba el ‘Grito de Baire’, por José Martí, líder independentista cubano, quien seguido por mambises atacaron a las tropas españolas, comenzando la Guerra de Cuba. Martín la llamó la ‘Guerra Necesaria’. La insurrección les condujo a la independencia. Tiempo en el que doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, esposa de Alfonso XII, ejercía la regencia hasta la mayoría de edad de su hijo, el rey Alfonso XIII.

Antonio Cánovas del Castillo y Práxedes Mateos Sagasta se alternaban en el Gobierno de los dos principales partidos: conservador y liberal. Sistema por el que deseaban poner fin a la inestabilidad política que arrastraba el país desde hacía décadas. Aunque este modelo político en un principio terminó con la inestabilidad crónica y con los pronunciamientos militares, a la larga supuso la perpetuación de un sistema nada democrático. El turnismo en el gobierno de la nación se hizo presente en las instituciones nacionales, provinciales y locales. Así, en 1895 ocuparon la presidencia de la Diputación Provincial de Badajoz, Ventura Fernández Blanco y Balsera, liberal, natural de Malpartida de la Serena, y Celestino Albarrán García-Marqués, político conservador y natural de la ciudad de Badajoz. Montijo no fue una excepción, siendo nombrado alcalde hasta el mes de junio, el conservador Antonio Mateo Pinilla, dando el relevo al liberal, Francisco Alonso Llinás, que lo haría en el bienio 1895-1897.

MONTIJO EN 1895

Cuando faltaba poco para que se acabara el siglo XIX, ciento cincuenta y seis familias pobres figuraban inscritas en el listado de la Beneficencia. Los braceros, faltos de trabajo, eran empleados a costa del municipio en el arreglo de las entradas y calles de la población, siendo socorridos los de avanzada edad y

Plaza de la Constitución, hoy de España, comienzos del s. XX. Cedida por Juan José Delgado Rico

enfermos. El mes de febrero trajo malos temporales, acordándose recargar las cuotas de la contribución territorial con el dieciséis por ciento, justificándose la subida para atenciones municipales. Era recaudador de impuestos Modesto Capilla Villares. El día de las Candelas y el Domingo de Piñata se daban bailes públicos en la Panera del Pósito. Doña Luisa Martínez era nombraba auxiliar interina de la escuela pública de niñas. El Ayuntamiento obsequiaba a los jefes, oficiales y tropa de los Regimientos Castilla y Baleares a su paso por la estación de ferrocarril, de operaciones a la isla de Cuba1 .

La Corporación acordaba, el 1/IX/1895, que “la velada que se acostumbra hacer en esta población en los días siete, ocho y nueve del que rige con motivo de la festividad de Nuestra Señora de Barbaño se instalen en la Plaza de la Constitución, excepto los puestos de bebidas alcohólicas y espirituosas que se colocarán en la Plaza del Conde”2. No era la primera vez que los puestos de bebidas alcohólicas y espirituosas se instalaban en la Plaza del Conde3 .

QUE LAS TRANSACCIONES ATRAIGAN A LOS FORASTEROS

En los últimos días de agosto y primeros de septiembre la compañía cómico-lírica del señor Chust, actuaba en Puebla de la Calzada, poniendo en escena tres piezas tituladas: ‘Jacinto’, ‘Sálvese quien pueda’ y el ‘Lucero del alba’. El cuadro de actores estuvo formado por: Chust, Carrasco y Sánchez O’ferrall y las señoritas Pinedo y Carmen Cortés4 .

Esta compañía, días después, actuaba en Montijo con motivo de la Feria, representando en sus primeros días: ‘La Chiclanera’, ‘Sálvese el que pueda’ y ‘La Calandria’. Señalaba la crónica que, “en los primeros días, la entrada ha sido floja; pero tenemos la seguridad que el público sabrá apreciar las buenas condiciones de la compañía y llenará el teatro todas las noches”5 .

En ese número de “La Cotorra”, bajo el titular “Impresiones” se ofrecía una opinión de lo que debería ser la Feria de Montijo. Vayamos al texto: “Yo que vería con

1 Archivo Municipal de Montijo (AMM). Registro de Actas de Sesiones, año 1895, fols. 126-142

2 Ibid. fol. 90

3 En 1887, siendo alcalde el farmacéutico Hipólito Gragera García, se colocaron estos puestos en ella; cobrándose una peseta y cincuenta céntimos por cada metro de terreno ocupado. AMM. Registros de Actas de Sesiones (1886-1888), fol. 93. Aún no se había edificado la Plaza de Abastos, su solar se llamó popularmente la Plazuela de las Cocheras. Se construyó en los comienzos de la II República.

4 Información ofrecida por el semanario montijano “La Cotorra”, dirigido por Juan Antonio Codes Rodríguez. Núm. 33, 1/IX/1895. “La Cotorra” tuvo su administración en la calle Mérida núm. 42, el número suelto costaba diez céntimos y la suscripción anual tres pesetas.

5 Cf. “La Cotorra”, núm. 34. La compañía del señor Chust siguió actuando en Montijo hasta el mes de octubre con las obras ‘El paño de lágrimas’ y ‘Los carboneros’, anunciando que se proponía pasar entre Montijo y Puebla de la Calzada la temporada de invierno. Cf. “La Cotorra”, núm. 38, 13/X/1895.

HISTORIA

gusto en nuestra población una verdadera feria donde las transacciones de ganados atrajesen buen número de forasteros y proporcionara utilidades positivas a granjeros y comerciantes, detesto ese ridículo mercado de chirimbolos que hace gastarse muchos cientos de duros en trastos inútiles. Bueno, que se celebrara el día de la Virgen; pero ese día solo, que para barullo con un día basta; mas ya por este año no tiene remedio; veremos si los señores del Ayuntamiento estudian en el próximo asunto y se deciden por una Feria de verdad o una velada”.

DE UN BAILE AL CIELO HAY UNA CORTÍSIMA DISTANCIA

Y continuaba “La Cotorra” en su cotorreo hablando sobre la feria: “La Unión”, esa afortunada sociedad, célebre por sus hermosos bailes. Organizó uno la noche de la Virgen y otro la siguiente, dignos por todos conceptos de figurar entre los más animados. Sabido es que nuestras bellas paisanas prestan con sus multiplicados encantos irresistibles atractivos, y si a esto se agrega el primoroso grupo de forasteras que también asistieron dando mayor realce a tan espléndidas fiestas, podrá formarse aproximada idea del brillante golpe de vista que presentaba el amplio salón de Fernando Mantellés”.

“El temor de cometer alguna omisión involuntaria me decide a no publicar los nombres de las jóvenes montijanas, de las que diré solamente que vi allí todas las que he visto otras veces, y de las forasteras recuerdo a varias señoritas de Lobón, Villafranca de los Barros, Puebla de la Calzada, Mérida y Calamonte. La señorita María Martín, de Villafranca, cantó con gran sentimiento y exquisito gusto unas malagueñas que fueron muy aplaudidas, y bailó con su graciosa hermana Antolina una jota, derroche de gracia y elegancia”.

“Los artesanos bailaron, proseguía el artículo de “La Cotorra”, en el salón de Diego Fernández; tuve el sentimiento de no poder tomar allí las notas indispensables; pero en cambio escuché de labios de un chico que tiene muy buen gusto, que allí reinaron una y otra noche el entusiasmo y el orden; que había mujeres hermosísimas, y que, de un baile de estos al cielo, hay solo una cortísima distancia”.

Los más jóvenes entretenían sus ocios formándose en el gusto musical en la Banda Infantil que dirigía Antonio Guisado y Andrés Garay, junto a la Sociedad Infantil de Manuel González Romero.

CONFITERÍA “LA SELECTA”

Durante el verano, la salud pública en general fue inmejorable, al no padecer la población ninguna epidemia: Destacándose como enfermedades predominantes, las agudas del aparato digestivo, gastro-enteritis catarrales, cólicos y disentería, fiebres gástricas simples y otras graves de carácter infeccioso o tíficas. Las enfermedades infantiles predominantes eran las gastro-enteritis, propias de la dentición, siendo en esta edad donde se dan mayor número de defunciones. Las noticias decían que se diagnosticaban casos de intermitentes palúdicas, que en el otoño se hacían tenaces y graves. No eran propicios los partes que llegaban de Cuba, aduciendo a un temporal de aguas que se dejaba sentir en la isla caribeña, haciendo imposible las operaciones de combate. El vómito negro

hacía estragos. Tampoco desde el archipiélago filipino la información era favorable, pues una carta llegada a Montijo daba cuenta de haber muerto gloriosamente en la batalla de Marahuit el soldado de artillería y paisano nuestro Manuel Torres Macarro, era el mes de julio.

En prevención del estado higiénico-sanitario de la villa se prohibía echar en los albañales aguas que saliesen a la vía pública; las sobrantes de la limpieza, debían se regadas en forma que no dejasen charcos en las calles. Los estiércoles y pajazas no podían colocarse en las inmediaciones de la población, y sí en los sitios denominados “Alberca de los Bueyes” y “Ejido de los Mártires”.

Los montijanos paladeaban los sabores con los productos de la sociedad Ramas y Durán que vendían selectos chocolates de Rufino Carralero. La confitería “La Selecta”, en la calle Hernán Cortés, de Francisco García, esposo de María Núñez Quintana, la Preciada, acababa de recibir un excelente surtido en mazapanes, almendras, turrones, objetos de capricho, propios para regalo y todo lo concerniente al ramo de la confitería. Delicias que siguió María la Preciada, su hijo Paco, que también fue organista, y su nieto, Paco el dulcero.

“La Cotorra”, informaba que en breve iba a cantar su primera misa el joven seminarista Diego Bautista Guzmán, luego sacerdote en la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de Torremayor. Contrastando con la renuncia pública a la iglesia católica que había hecho el sastre Bernabé Rodríguez Mesa, republicano y fracmason, tremendamente solidario con los más vulnerables, declarándose de ideas librepensadoras6. Gabriela Musot Rodríguez daba cuenta de la apertura de un taller de confección en la calle de Mérida, donde se hacían encargos de ajuares para novias, canastillas para recién nacidos y gorras para bautizo, a precios convencionales. La Agencia de Transporte de José Prieto, con domicilio social en la calle López de Ayala, acercaba a los viajeros y mercancías a la estación de ferrocarril; contando con un carro para conducir a los bañistas al río Guadiana por cincuenta céntimos el viaje de ida y vuelta.

LA MUJER ES LA QUE ENSEÑÓ AL HOMBRE A TRABAJAR Y SUFRIR

Las familias con probada solvencia económica y social solían pasar unos días de descanso en las ciudades portuguesas de Figueira da Foz y Caldas de Rainha, y otras tomaban las aguas benefactoras del balneario de Panticosa (Huesca)6 .

Los precios de los cereales se cifraban en 35 reales para el trigo, 17 para la cebada, 26 para las habas, 10 reales para la avena y 70 reales para los garbanzos blandos. Acordaban los ediles montijanos, en aquellos días del gobierno liberal cambiar los rótulos de las calles de Cárcel, Acinco, Papas y Porras, por los de

6 Fue corresponsal del periódico republicano “La Región Extremeña”.

Bravo Murillo, Hernán Cortés, López de Ayala y Macías de Porras.

Fallecieron en 1895, entre otras personalidades Jose Checa, maestro de instrucción primaria; el notario Teodoro Corchero Escobar, que fue sustituido por el que fue notario de La Zarza, Manuel Eladio Ferrer; y el cura párroco Santiago Delgado Villamañán7 .

Cuando la Feria había pasado, el 22 de septiembre dedicaba “La Cotorra”, en su número 35, unos comentarios sobre ‘La Mujer’ para decir que: “Soltera, es una flor; casada, una semilla; viuda, una planta descuidada; monja, un hongo medicinal; solterona, una enredadera. Como soltera, es un problema; como casada, un efecto; como viuda, una tentación; como hija, un premio; como hermana, una causa; como madre, un ángel; como amante, un lujo; como suegra, un demonio; como madrastra, un infierno. La mujer para el hombre es el trabajo y la aspiración; el valor y la fuerza; el honor y la fortuna; el pensamiento y el alma. La mujer es la que enseñó al hombre a trabajar y a sufrir; a pensar y a lograr; a crecer, a vivir y morir resignado con la suerte que le cupo en el planeta tierra”. Acabando con esta rotundidad: “Ahora bien; el que quiera saber más de la mujer, que se lo pregunte a ellas mismas”. Así pensaban en el tiempo finisecular del diecinueve. El semanario “La Cotorra”, en su ironía, terminaba 1895, antes de desaparecer, con esta noticia: “El domingo último no celebró sesión nuestro Ayuntamiento por haber tenido que cumplir el deber sagrado de dar gracias a la Santísima Virgen de la Concepción, que ha intercedido para que tan felizmente hayan dado solución a los problemas que acaban de resolver”. Dos años después, en el mes de abril, se autoriza, tras el informe favorable de la Comisión de Policía urbana y rural, a la Sociedad Jorge Díez Madroñero y Cía., la instalación de la red conductora de la luz eléctrica en la población, con la colocación de postes y palomillas.

Tomada del semanario “La Cotorra”, año 1895

7 Estas noticias y las que preceden están tomadas de “La Cotorra” en los números de septiembre a diciembre.

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