Historias de nuestra Feria (27)
La feria
anterior a la guerra
Luis Fernando Ramírez Madrid DIRECTOR DEL ARCHIVO MUNICIPAL
La feria anterior a la guerra
La proximidad de las fiestas, nos hacen sentirnos bien. Cuando llegan las Ferias, el júbilo, el bullicio y la alegría reinan por todas partes en Puertollano y los ciudadanos utilizan sus mejores galas para acudir a la cita que tiene con ella. Nos acercamos deseosos a contemplar y sumergirnos en las Ferias de nuestra ciudad, en esos conjuntos llenos de color que consiguen que nuestra vista se encandile y goce con el espectáculo de los giros que dan los aparatos, con las tonalidades de los decorados, con las figuras grotescas que anuncian las diversas facetas del espectáculo estático o simplemente escuchan el revoltijo de música y armonía que existe en el recinto ferial. El recinto ferial y sus paseos se convierten en un continuo ir y venir de ciudadanos que hacen difícil la contemplación de sus atracciones y la ocupación de sus tenderetes y otros lugares de distracción, mientras beben lo que las Ferias tienen de licor y disfrutan y viven sus Ferias. Durante unos días la ciudad, se olvidará de las preocupaciones del trabajo cotidiano y vivirá su contento, demostrando a quienes vengan de fuera su sana alegría.
Para las Ferias de este año, la vuelta al pasado la haré por la última feria antes de que diera comienzo la guerra civil, la época más dolorosa y triste de toda la historia. Por entonces, Puertollano tenía casi 20.000 habitantes, de ellos 9.870 eran mujeres y hombres 253 menos. Había más nacimientos que muertes, 7 de cada 10 personas no sabían leer ni escribir, había más matrimonios por cada mil habitantes que hoy en día, se utilizaban el centro telefónico y el servicio telegráfico, la esperanza de vida era de 50 años y la vida, como siempre, estaba por las nubes (el pan que era fundamental, costaba 52 céntimos, y garbanzos, lentejas y judías, pasaban de la peseta). Tres meses antes, el Frente Popular había resultado vencedor en las elecciones y tres meses después, la ciudad tenía ambiente de guerra con la población movilizada.
Las casetas y puestos de aquella feria
Las Ferias son parte de la realidad histórica de nuestra ciudad y ocupan un lugar destacado en su actividad y ocio, aunque solo les quede su carácter festivo y desapareciera el componente mercantil que tenían antes de que llegaran las mejoras de las comunicaciones y la aparición de centros comerciales. En la feria que daba entrada a la Guerra Civil, en Puertollano predominaba lo económico sobre lo festivo. Lo pone de manifiesto el hecho de que en el Real de la Feria, había muchísimas casetas y puestos al aire que conformaban un auténtico mercado y donde se podían adquirir productos de todo tipo: loza, carteras y petacas, tijeras, juguetes, confitura, sartenes, confetis, cacharros, romanas, cencerros, bisutería, que los consumidores de la localidad tenía la oportunidad de conseguir a mejor precio, debido a la competencia establecida entre puestos cuyos precios no podían ser vigilados por las autoridades locales, al ser libres totalmente. Aumentó extraordinariamente el número de puestos con navajas (14). A pocos metros de distancia de las casetas anteriores, colocados frente a la calle Alameda, estaban los puestos de dulces y almendras garrapiñadas, turrones, gambas, cocos, caramelos, y helados (uno de los 4 fue el de Vicente Morán). El resto de la Feria, se acomodaba en lo que hoy es El Bosque. En
PUERTOLLANOFERIAMAYO2017
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