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JOAN CARDONA
EL DÍA MÁS GRANDE
El regatista Joan Cardona llevó el gallardete del RCNP a lo más alto en aguas de la lejana isla de Enoshima. La única participación anterior del club en unos JJOO databa de México’68
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3 de agosto de 2021. El mayor hito de la historia del Real Club Náutico de Palma se escribe a 10.273 kilómetros de distancia, en aguas de Enoshima (Japón). Joan Cardona, un joven menorquín forjado en los equipos de regatas del RCNP, afronta los metros finales de la Medal Race de la clase Finn en los Juegos Olímpicos de Tokio. La prueba está siendo retransmitida en directo a través de una pantalla gigante instalada en la terraza del club con motivo de la Copa del Rey MAPFRE de vela. Numerosos socios y regatistas han madrugado para compartir lo que todos esperan sea un momento histórico. Pero la cosa no pinta bien. En Enoshima sopla poco viento. No son las mejores condiciones para Cardona, que navega retrasado. Las posiciones fluctúan constantemente en el tracking. Por si fuera poco, las locutoras de Teledeporte tienen problemas con el sonido (se les está colando otra retransmisión por el auricular) y no consiguen aclararse. La regata acaba de concluir en medio de una gran confusión. Cardona ha echado el resto en los metros finales y parece que ha conseguido remontar varias posiciones, pero nadie es capaz de confirmar si ha entrado en el podio. Caras de preocupación. La tensión es máxima.
Luis Pomar, jefe de prensa de la Real Federación Española de Vela, que ha estado siguiendo la regata en su teléfono móvil, adelanta la noticia “El tracking le da bronce, lo ha conseguido. Por los pelos; si no hay ninguna incidencia, tenéis a un medallista olímpico”. Segundos después llega la confirmación
oficial. Estalla el júbilo. Los entrenadores y compañeros de Cardona no pueden ocultar su emoción. Se escapa alguna lágrima. No es para menos: el RCNP, fundando en 1948, cuyos orígenes se remontan a la última década del siglo XIX, acaba de conseguir su primera presea en unos JJOO. La anterior participación se remonta a México’68, cuando Eugenio Jáudenes Agacino, Ángel Riveras y Manuel Baiget, representantes del club, tomaron parte en las pruebas de la clase Dragón a bordo la embarcación Deneb. Desde entonces ningún otro deportista del RCNP había logrado el pasaporte olímpico. La última medalla balear, el oro de Pepote Ballester en Atlanta (clase Tornado), databa de 1996, el siglo pasado. Entre 2000 y 2021, las Islas no habían vuelto a estar presentes en la competición deportiva más importante del planeta. Este es el contexto histórico que dimensiona en su justo lugar la gesta que acabamos de presenciar. Se puede decir sin ambages que el RCNP, en la figura de Joan Cardona, ha obtenido su mayor éxito deportivo en 73 años.
Joan Cardona, al que la asamblea del Real Club Náutico de Palma (RCNP) otorgó por aclamación la condición de socio de honor en diciembre de 2021, llegó al club procedente de su Menorca natal, donde dio sus primeros bordos en la clase Optimist bajo la disciplina del Club Marítimo de Mahón. La imposibilidad de compaginar su residencia en la isla vecina con su estancia en el centro de tecnificación ubicado en Palma le llevó a integrarse en el equipo de regatas del RCNP. Pronto los entrenadores del club se dieron cuenta de que aquel niño que había crecido demasiado para seguir compitiendo en Optimist tenía un talento innato para la vela. Pedro Marí, director técnico, recuerda aquella primera época en Mallorca: “Era un chavalín recién llegado a una isla donde no conocía apenas a nadie, sin sus padres y viviendo en una residencia. Pero enseguida se vio que era un luchador y que estaba llamado a conseguir grandes cosas; esta medalla es solo el principio”. Hugo Ramón, vocal de vela del RCNP, recuerda los tiempos en que fue entrenador de Cardona: “Joan llegó en un momento en el que queríamos cambiar el formato de entrenamientos. Formó equipo en Laser con Toni Salvà, Aina Bauzà y Ramiro Foguet. Creamos una estructura profesional trabajando como un equipo olímpico. Posteriormente se tomó la decisión, a todas luces acertada, de pasarle al Finn para que hiciera la campaña olímpica. La medalla, en cualquier caso, demuestra que mereció la pena el empeño del club por impulsar la formación y la competitividad de aquellos regatistas”. “Joan Cardona –añade Ramón– es un ganador nato, no quiere perder a nada, es muy inteligente y maduro y conozco a poca gente que tenga una visión de la regata como él, pero eso hay que saber amoldarlo y en este aspecto ha resultado muy importante el factor psicológico para ayudarle a alcanzar el máximo de su potencial”. La madurez de la que habla Hugo Ramón se hace patente en la gestión que Joan Cardona ha hecho del éxito. El mismo suele recordar, como prueba de lo efímera y caprichosa que es la fama, lo desapercibido que pasó el subcampeonato del mundo de Finn obtenido meses antes de la medalla en Tokio. Pero los JJOO son otra cosa. Sitúan al deportista premiado, sea cual sea la disciplina en la que compita, en el centro de la atención general. Se pasa de ser un personaje anónimo a una celebridad. Llegan los reconocimientos, los agasajos, los selfies, los homenajes con las autoridades… Todo eso ocurre durante un tiempo limitado, hasta que la realidad se impone de nuevo. Y esa realidad, cuando aún no ha transcurrido un año desde que Joan Cardona regresó con su medalla, es que hay unos nuevos JJOO en el horizonte y la embarcación en la que se había especializado, el Finn, ha caído del programa. Debe empezar de cero, en una clase, el ILCA, que abandonó hace casi cuatro años, donde sus competidores nacionales e internacionales están a un nivel superior, y que ya le ha exigido, entre otras cosas, perder 15 kilos de peso. Joan es realista, pero no pierde un ápice de su ambición: “Mi objetivo siempre es el podio, pero hay que tener los pies en el suelo. Con el cambio de clase es como si hubiera vuelto a la casilla de salida. El nivel en ILCA es muy alto. Tengo muchas cosas que mejorar para estar arriba, pero eso es algo que me motiva”.
