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historia
Decurso histórico del escudo tradicional de Torrelodones Desde mediados del siglo XIX1, la legislación permitía e incluso animaba a los concejos a que crearan un blasón que remorara con sus armas heráldicas las gestas pasadas, pero Torrelodones hasta 1979 no tuvo un escudo netamente propio. Los escudos como seña de identidad, impresos en papel, grabados en sellos, banderas o esculpidos en en obras de arte y propiedades, hablan de la pertenencia a ciertos personajes, familias, instituciones, pueblos y naciones y, también, validan y garantizan el contenido de los documentos. Hasta esa fecha, en nuestro papel y sellos oficiales, como otros muchos Ayuntamientos que aún no tenían escudo heráldico2, “se aprovechaba” el símbolo del Estado al que se añadía el nombre del municipio, generalmente debajo, en el caso de los documentos y en el interior de la orla cuando se trataba de sellos. Así podemos encontrarlo desde el siglo XIX, con las modificaciones que se
daban en cada cambio de régimen. Los escudos decimonónicos y hasta el primer tercio del siglo XX, llevan la corona real que, cuando llega la II República, cambia por una “murada” o “almenada”. En la etapa franquista vuelve a cambiar reinterpretando el escudo de armas de los Reyes Católicos con su popular águila de San Juan3. En cuanto al boceto inicial del escudo de 19794, se observa que es significativamente diferente del aprobado finalmente por la Academia de la Historia, en el que solamente se conservarían la Torre, emblema de la villa y parte del nombre del pueblo y el lodón, por el mismo motivo. Es una lástima que sustituyeran la corona ducal por la real, dado que Torrelodones era parte del ducado del Infantado y no una villa real. Afortunadamente los académicos incluyeron “la banda de oro engolada de dragantes”5, que resulta ser el único símbolo de nuestro escudo que nos vincula a la Casa del Infantado, a la que estuvimos ligados tantos siglos.