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LAS FIESTAS SIN TI

lla noche, todos los miembros de la Junta se vieron sorprendidos al ver a la Mahoma con tal atuendo. Hablando del que consideraba su equipo de fútbol, otro día en el que también había ganado un partido y que casualmente, hubo reunión de la Junta Central, acuñó todos los folios con el membrete del Real Madrid, y por si fuera poco, a parte de llevar su característico chandal de dicho club, ya que las sillas de la sala de juntas son muy muy bajas, se llevó hasta un cojín que tenía impreso el escudo del Real Madrid, que enseñó a todos los presentes esa noche, haciendo más hincapié en aquellos que eran fanáticos del Barça, como Antonio Martínez Vicente, en aquel momento Concejal de Fiestas con el que se sentaba codo con codo, quien casualmente, también es Moro Realista. Trabajador era un rato, pero bromista también.

Aunque su trabajo en la Casa Grande haya sido más que notable, su papel en la comparsa de Moros Realistas también fue muy importante, ya que aunque haya estado en muchas directivas, nunca dio un no por respuesta ante cualquier favor que se le pidiera, incluso cuando se enteraba de que algún socio de la comparsa quería darse de baja, persistía e insistía en que no lo hiciese. Llamadme loca, pero creo que es de los que de verdad pensaba que los realistas somos como una familia. Tanto trabajó por nuestra comparsa que en el año 1992 la escuadra de Abbasies le otorgó el premio al Realista Ejemplar. Diez años más tarde, la comparsa de Moros Viejos le concedió el premio “El Tito” por su labor realizada para las fiestas y dicho sea de paso, acudió al acto pensado que una de las personas que lo acompañaban iba a ser el premiado, y cuál fue su sorpresa cuando el galardón fue para él.

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La Fiesta ha perdido una gran persona, un gran trabajador y un gran amante de la misma, una persona que ha sacrificado parte de su valioso tiempo para dedicárselo a trabajar para nuestras fiestas de Moros y Cristianos. Ojalá podamos seguir contando con personas como Paco y como muchos más que continúan con esta labor.

Es por todo esto, que el título de este artículo que es en tu honor se llame “Enormemente agradecida”, porque después de todo el trabajo que has hecho por y para todos, la Fiesta debe de estar así, enormemente agradecida por haber contado con una persona íntegra y trabajadora como lo fuiste tú.

Querido papá:

Todavía no consigo creer la situación en la que me encuentro: ¡tener que contarte cómo han ido las fiestas!

Y es que el pasado mes de junio nos dejaste aquí, en la vida terrenal, para esperarnos en la “otra vida” y cuidarnos desde allá arriba (al menos, en eso confío).

Tras tu marcha, se me agolparon en la mente mil recuerdos, sentimientos, pensamientos… y cómo no, me planteé: “¿Y qué vamos a hacer en Fiestas sin ti? ¿Qué haremos en Fiestas?”

Pero inmediatamente, de alguna manera, tú mismo me diste la respuesta: “¡Pues salir, por supuesto!”.

Lo tuve claro desde el principio: un festero como tú no podía tener mejor homenaje de su familia que participar en las Fiestas, desfilando en

María Elena Conejero Amorós

nuestra comparsa, tu comparsa del alma, este año además con la incorporación de tu nieta, tal y como habíamos hablado hacía unos meses.

Y llegaron los días grandes… Sin duda, unas fiestas difíciles, duras, llenas de recuerdos donde el nudo en la garganta era casi constante. Una inmensa tristeza al ir a dejar a Borja y Almudena en la carroza y que tú no pudieses estar allí tal y como querías; tristeza al escuchar el pasodoble Nerva, que tanto nos gusta y tan buenos recuerdos nos trae, en la diana del día 6 desfilando por tu añorado barrio del Rabal; emoción en la procesión al escuchar sus características interpretaciones; y el día 9, que este año se cumplía el décimo aniversario de aquella llamada que recibimos anunciándonos que sería la Regidora para las Fiestas de 2008; o por la noche, en la lectura del acta de premios, cuando eras tú el que la leías como secretario de la Junta Central… Y así podría escribir un sinfín de momentos en los que te hemos echado mucho de menos y hemos notado enormemente tu ausencia.

Pero estoy orgullosa y satisfecha de haber salido por y para ti: a cada paso de nuestra querida marcha mora, cada vez que levantaba mi espada, cada aplauso que recibía, en cada gesto o mirada emocionada y cómplice de alguna persona conocida o algún amigo tuyo que al verme a mí, a la mamá, a mi hermano Francisco, a Rubén o a tus nietos Borja y Almudena, sentían (sentíamos) que de algún modo estabas presente, con nosotros.

Y es que somos lo que tú nos enseñaste: a vivir y a sentir las fiestas, a quererlas, a disfrutarlas, a trabajar por ellas… Y ese legado permanecerá en nosotros y tú con él.

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