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Potencializando lo que el sismo mostró de nosotros

En las postulaciones internacionales intervienen numerosos elementos a calificar como la capacidad de respuesta, el trabajo en equipo y la reacción oportuna ante contingencias, atributos que los mexicanos demostramos y que hoy son reconocidos por el mundo, es así que debemos aprovechar estas virtudes expuestas y canalizarlas en acciones positivas.

Por: Eduardo Chaillo* CMP, CMM, CASE

En nuestras presentaciones o discursos para promover a México y atraer reuniones internacionales, después de los argumentos tradicionales en el mercado, solemos concluir que el mejor activo con el que contamos es nuestra gente. Durante los trágicos acontecimientos derivados del sismo del pasado 19 de septiembre, este concepto quedó corto frente a los enormes valores expuestos por los mexicanos.

La solidaridad mostrada ante el prójimo, la generosidad de quienes pusieron a la entera disposición de los necesitados negocios, agua, alimento, víveres, tiempo, esfuerzo; la resiliencia física y espiritual que quedó de manifiesto al no parar de ayudar por cansancio o tristeza; la unión, el trabajo en equipo y la capacidad de respuesta, son atributos positivos que propios y extraños destacaron de la sociedad mexicana durante este difícil trance.

Como lo han comentado varios amigos, ojalá que esta demostración de lo que somos en esencia, siga haciéndose presente en todo lo que emprendamos como sociedad. Los tomadores de decisiones en la industria de reuniones califican a la comunidad receptora a la hora de elegir una sede para congresos y convenciones; los organizadores no sólo requieren conectar con sus respectivos gremios o clientelas en el destino que visitan, sino que esperan que todos los involucrados en la operación local del evento trabajen en conjunto; buscan un engranaje perfecto de profesionales que, además de resolver sus requerimientos ofrezcan soluciones creativas, reaccionen oportunamente ante cambios o contingencias, se muestren entusiasmados de ser sus anfitriones y produzcan una experiencia enriquecedora para los participantes.

Al llevar su convención a un destino determinado, las asociaciones o corporativos incluyen, por lo general, actividades de responsabilidad social. Debemos aprovechar esta mentalidad para regresarles algo a las comunidades visitadas, canalizarla hacia actividades de reconstrucción de escuelas, hospitales y viviendas, o bien para involucrar a los asistentes en las aportaciones que se realizan a través de fideicomisos del sector empresarial; estoy seguro que participarían con mucho gusto.

Cuando se presentó la contingencia sanitaria por la influenza A (H1N1), recuerdo que varios grupos de epidemiólogos, infectólogos y médicos especialistas en ese tipo de virus, decidieron reunirse en varios destinos mexicanos. Además de la derrama económica que representaron dichos encuentros, los resultados académicos en diversas disciplinas fueron un legado para el país. Igualmente hoy deberíamos invitar a arquitectos, ingenieros en suelos, especialistas en reconstrucción de patrimonio o sismólogos (por nombrar algunas especialidades en este tipo de desastres) a reunirse en México.

LA INDUSTRIA DE REUNIONES (AHORA REPRESENTADA POR EL COMIR) SE MOSTRÓ ORGANIZADA PARA AYUDAR Y COMUNICAR AL MERCADO QUE ESTAMOS DE PIE, QUE LA INFRAESTRUCTURA PARA ALBERGAR CONGRESOS Y CONVENCIONES NO RESULTÓ AFECTADA CON LOS SISMOS, Y QUE LA MEJOR FORMA DE AYUDAR A ESTE PAÍS ES ORGANIZANDO EVENTOS.

*Ex director de la Unidad de Negocios del CPTM en EE UU, vicepresidente de ICCA, miembro del Consejo de DMAI y presidente del Comité Internacional del CMP. Actual director de Global Meetings & Tourism Specialists y de Maritz Global Events. eduardo.chaillo@gmail.com gmtspec.com

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